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El entorno cultural, religioso y social egipcio

mesopotámico en el libro de Génesis en la era


patriarcal

Rvdo. Isaías Narváez Santos


ICDC en Puerto Rico
Marzo/2011
I. El entorno cultural, religioso y social mesopotámico en Génesis

A. Mesopotamia

Génesis es el libro de los orígenes y uno de los que se traza en él es el de la historia


de la nación hebrea tomando como modelo al patriarca Abraham. A Abraham se le ubica
históricamente cerca el año 1950 a.C.

Antes de iniciarse con Génesis una explicación o teoría sobre la creación, el


hombre, el cosmos y otros temas ya en la literatura mesopotámica y egipcia se
explicaban en mitos, cuentos y fábulas todos esos conceptos y otras creencias.

Hay que señalar que la teoría más aceptada sobre el inicio de la historia y la
civilización es la aparición de la escritura. Con este descubrimiento el hombre separó el
gran y extenso período de la pre-historia de aquel en que se puede hablar de una
humanidad civilizada.

Las dos civilizaciones a las que se les adjudica o se les relaciona con el origen de la
civilización son Egipto al norte de África y Sumeria en Mesopotamia, hoy llamada Iraq.
Estas dos civilizaciones se desarrollaron alrededor de ríos importantes. El nombre de
Mesopotamia, traducido del griego optamos o al español significa: “Ciudad ente dos ríos”
(meso: medio, potamós: río”) Esos ríos fueron y son aún el Tigris y el Éufrates en
Mesopotamia y el Nilo en Egipto.

El río Nilo fue tan importante en la civilización egipcia que el gran historiador
griego, Herodoto haciendo referencia a él dijo: “Egipto es el Nilo y el Nilo es Egipto”. Se
sabe lo valiosa que eran las inundaciones egipcias para el cultivo y siembra de la tierra
especialmente en el Bajo Egipto.

Franceses e ingleses tuvieron acceso a Egipto una vez accesaron estas tierras en
ocasiones de invasiones y guerras. Al francés Champollion, se debe el descubrimiento de
los jeroglíficos o primera escritura en símbolos de la civilización egipcia. Ya para
comienzos del siglo XIX, se empezaron a traducir los mismos para obtener la información
que nos llevó al conocimiento de diferentes rasgos y características de esa civilización.

Después de la Primera Guerra Mundial arqueólogos ingleses lograron hallazgos


valiosos en Irak o Mesopotamia. Entre ellos Howard Carter para el 1922 descubrió la
tumba de Akhén-atón (Iknaton) o Tutankamon, el rey que murió a los 18 años de edad.
A este, se le vinculó con el monoteísmo solar egipcio al prohibir la adoración a otros
dioses, enfatizando como único dios para rendirle adoración a Atón o el “disco solar”.
Los ingleses descubren en ciudades mesopotámicas la antigua escritura en tabletas de
barro conocida como “cuneiforme” o de cuña y miles de tabletas de barro con esta
escritura fueron traducidas. Se mencionan entre ellas, miles en cuyo contenido había
leyes sociales de familia que regían a la civilización de entonces en Harán, Mesopotamia.
Esta era la ciudad en que vivían Abraham y Saraí, y su esclava Agar, antes de este
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emigrar a la tierra de Canaán. Ur de los Caldeos era la tierra donde había nacido
Abraham, pero fue de Harán de donde salió a los setenta y cinco años cuando Dios lo
llamó, ya que Tare su padre se había mudado a esta ciudad.

Esas tabletas de barro, que contienen las leyes de familia y herencia de los
escribas hurrianos de Harán, aparecerán en algunos capítulos de Génesis, de los cuales
haremos mención. De esta manera, la primera influencia de la tierra mesopotámica se
hará analizado segmentos de la era patriarcal en algunos capítulos del libro.
Posteriormente se dieron dos intervenciones, pero estas de tipo militar. Dos ciudades
importantes de la región marcaron el destino del pueblo judío cambiando el curso de su
historia. Asiria, con su capital Nínive en su proceso de expansión y dominio culmina en
el 721 a.C. destruyendo el Reino del Norte de Palestina. Una vez se dividieron las doce
tribus con Jeroboan I se formaron dos reinos. Israel al norte, con diez tribus y Judá al
sur con dos. La capital de Israel al norte era Samaria y con esta invasión desaparecen el
año 721 a.C. Casi un siglo y medio después Jerusalén es sitiada y atacada por
Nabucodonosor, rey de Babilonia y para el 586 a.C. son llevados cautivos a ese lugar.
(Salmo 137, Jeremías 25:9).

Posteriormente, se inicia con Ciro el Grande, el período persa y surge la gran


diáspora o dispersión en la que la mayoría de los judíos liberados del cautiverio por Ciro,
se ubicaron en otras ciudades fuera de su tierra.

B. La era patriarcal en Génesis y el contexto cultural, social y religioso


mesopotámico

La primera etapa en la formación histórica del pueblo hebreo fue la patriarcal.


Esta comienza a narrarse con el llamado que le hizo Dios a Abraham según Génesis XII.
Tomemos en cuenta que quien escucha y obedece la voz de Dios es un adorador de falsos
dioses junto a su familia. Oír a un Dios que no se veía y del cual no se tenía imagen,
para hacer lo que ese Dios misterioso pedía era una gran decisión y conllevaba un gran
reto. Por eso la acción de Abraham se la denominó un acto de fe. (Hebreos 11:8)

El patriarca era como el jefe de una tribu en la que tenía criados a su disposición.
Se nos descubre en Génesis XII a un Abraham, poseedor de muchos bienes al salir de
Harán hacia Canaán. Una de las características de esta época es la carencia de
sacerdocio y oficios sacerdotales en la tribu. El patriarca era el propio sacerdote de la
familia. Por eso en la aparición que Dios le hizo en Siquem, una vez le prometió la
descendencia el levantó el primer altar a Jehová al cual llamó: “Bet-el o casa de Dios”.

Entre los siervos que Abraham tenía el mayordomo de su casa era el damasceno
Eliezer. En Génesis 15: 1-3 vemos, cómo en las palabras que Abraham dirige a Dios, al
declarar no tener un hijo heredero se refleja una de las leyes sobre familia y herencia de
los escribas hurrianos de su tierra. Si por causa de esterilidad una pareja no podía tener
un hijo que le sirviera de heredero el patriarca podía convertir en heredero a un esclavo
nacido en su casa. En este caso Abraham podía hacer de Eliezer su hijo adoptivo para
que los cuidara y velara por ellos hasta la vejez. Una vez fallecían el hijo adoptivo o
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esclavo heredaría sus propiedades. Fue cuando Abraham pensaba poner en práctica
esta ley hurriana que Dios le hizo la promesa de Isaac. Noten que este era el plan que
tenía Labán con Jacob, de convertirlo en hijo adoptivo casándolo con una de sus hijas.
En el caso de Labán, las mujeres no heredaban aunque fueran sus hijas.

En Génesis se ve claramente como Saraí apela a las leyes de su tierra cuando le


solicita a Abraham, que por ser ella estéril se llegue a su sierva para que esta le dé hijos.
Las leyes en Harán, tierra de Abraham y Saraí, autorizaban a la esposa a pedirle al
marido que engendrara a su esclava para tener un hijo de ella como heredero.

Se deben señalar aquí varias cosas, ya Abraham había recibido una revelación de
Dios de que le daría un hijo. Tal vez la solicitud que le hace Saraí la pudo haber visto
como el medio que Dios utilizaría. En segundo lugar es Saraí quien toma la decisión
porque la esclava le pertenecía a ella y no a la pareja. El padre de Saraí como había
hecho Labán con sus hijos le compró a Agar a quien se la vendió para que sirviese a su
hijo aun después de casada. Según las leyes de la tierra de Saraí y Abraham, la esposa
podía pedirle al marido que la embarazara sin que la sierva se pudiera negar. Abraham
no podía dar ese paso sin el consentimiento de Saraí.

Noten un poco mas adelante, cuando ya Agar está embarazada, que al surgir un
conflicto entre ambas, al Saraí querellarse ante Abraham por la situación, este le dijo que
la resolviera ella porque era su sierva y estaba en sus manos.

La otra ley de Harán que aplica en los relatos de Abraham y Saraí aparece en
Génesis Capítulo XXI después del nacimiento de Isaac. Si Ismael nació cuando Abraham
tenía 86 años e Isaac cuando tenía cien, ya Ismael estaba en la edad de la herencia. A
partir de Génesis 21: 8-10 se nos narra otro conflicto en el que se atribuye a Ismael
rechazar a Isaac con la mirada. Agar sabe que su hijo fue fruto de una solicitud de su
señora para darle un heredero a Abraham. En las leyes de herencia en Harán, la tierra
de los patriarcas se estipulaba, que si en el transcurso de su vida a la pareja legal le
venía un hijo, la dueña de la esclava tenía la opción de liberar a la esclava con su hijo
para que no heredara con el suyo. Eso es lo que se refleja en las palabras de Saraí en
XXI: 10. Noten que aunque esta decisión le provocó dolor a Abraham era Saraí la que
mandaba sobre Agar. Este hecho provoca la separación paterno filial de Abraham e
Ismael en Génesis, no así en el Corán donde la misma continúa.

Vamos notando que todavía no hay un Moisés en escena con un pacto y unas leyes
porque le faltan siglos por llegar. Por eso Génesis no se puede leer con la mentalidad de
las leyes sinaíticas. Al redactar el libro y ubicarlo en esta época hay que basarlo en las
leyes, costumbres y tradiciones en la era patriarcal. Notamos como un material de
contexto nos resulta valioso para entender unos capítulos de Génesis como los ya
señalados.

En el caso de hijos gemelos la primogenitura aplicaba al primero que nacía, en este


caso Esaú. Era importante que el padre confirmase la misma con su bendición hacia el

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hijo que la recibía. Génesis 27 narra como entre Rebecca y Jacob se gestó el fraude para
engañar a Isaac que era ciego y así el preferido de la madre recibir su bendición.

Según la ley una vez el padre otorgaba ese reconocimiento y bendición sobre un
hijo no podía hacerlo sobre ningún otro. Eso explica por qué Isaac, no pudo darle la
bendición a Esaú, una vez había bendecido a Jacob y le reafirmó el sello de la misma en
XXVIII: 1.

También en las leyes hurrianas de Harán se aplicaban principios de las mismas


cuando un padre tenía que dar una hija en matrimonio mediante una dote o tarea
efectuada por quien la pretendía. Los relatos en la casa de Labán, hermano de Rebeca y
tío de Jacob nos ilustran sobre esto. Rebeca logra que Jacob se refugie en Harán en la
casa de su hermano, (Génesis 27: 43) cuando huía de la ira de Esaú ante el robo de la
primogenitura.

Labán tenía dos hijas, Lea la mayor y Raquel la menor. Desde el comienzo, Jacob
se enamoró de Raquel quien era hermosa, no así Lea según Génesis 29: 16-18. Labán
percibió la oportunidad de convertir a Jacob en su hijo adoptivo casándolo con una de
sus hijas pero por las leyes de su tierra no podía entregar la menor antes que la mayor.
Conociendo la ley fragua el plan y concuerda con Jacob que le trabaje siete años, que era
lo requerido para entregarle a Raquel, la que no podía ser por la ley. En ese entonces las
mujeres se entregaban cubiertas y después de la boda se les quitaba el velo al día
siguiente. Esto explica porque Jacob no se percató del fraude. Lea se había convertido
en un problema para Labán ante la belleza de Raquel.

Al sentirse engañado, para recibir a Raquel, una vez tenía a Lea Jacob trabajó por
siete años más, pero ya a la semana de estar con Lea, la mayor, se le podía ofrecer la
otra trabajando siete adicionales. (Génesis 29: 25-30) Las siervas de Lea y Raquel, Zilpá
y Bilha fueron entregadas con sus hijas porque habían sido compradas como Agar en el
caso de Saraí, para servirles a sus señoras.

Notarán en el capítulo XXX, como viendo Raquel que Lea por su fertilidad daba
hijos a Jacob lo que ella no podía hacer por su esterilidad solicita a Jacob que se llegue a
su sierva para que le dé hijos. Lo mismo hizo Lea, con Zilpá su sierva al dejar de dar a
luz por un tiempo. Noten, como según Saraí siguiendo las leyes de Harán, le pidió a este
que engendrara a Agar, Raquel y Lea confirman esto al pedirle a Jacob que haga lo
mismo con sus siervas. (Génesis 30:1-13)

Si se desconoce esta información sobre estas leyes mesopotámicas no se haría fácil


hacerse un juicio moral correcto sobre estos relatos. Aquí los protagonistas no actúan
pensando que violan las leyes, sino que las ponen en práctica.

En un relato final sobre Labán, Jacob y sus hijas se pone en evidencia otra de esas
leyes que se traducen en tradición y costumbre en la tierra de Abraham. Jacob según
Génesis XXX hurdió unas tretas para vengarse de lo que Labán le había hecho.
Concertó con Labán trabajar en su rebaño y apacentar sus ovejas. Las tretas
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ampliamente explicadas en el capítulo le permitieron separar las ovejas y corderos más
fuertes de los más débiles dejando a Labán las más débiles. Hizo riquezas y huyó de
Labán. Raquel según Génesis 31:19 hurtó los ídolos de su padre a los que se les
llamaba “los lares”, o dioses protectores del hogar.

Estos ídolos eran muy importantes en las casas de los ciudadanos y el hurto de los
mismos por Raquel refleja el aspecto legal al que haré referencia. Labán era idólatra, en
Harán no se adoraba a Dios, por tal razón también lo eran Lea y Raquel, al llegar Jacob.
Raquel conocía una ley de herencia en su tierra relacionada con los ídolos. En esta ley
se señalaba, que si en el tiempo de duración del matrimonio le nacía un hijo a un
matrimonio donde solo había mujeres, este sería el heredero, pero la herencia se
otorgaría a la casa donde estuvieran los lares. En este caso los ídolos o dioses
protectores de la casa los tenía Raquel y esto le acreditaba la herencia a la casa de
Jacob. Esto explica el afán y la ansiedad que tenía Labán ante la desaparición de los
lares o ídolos. Primero, su hogar quedaba sin protección y luego sin herencia aunque le
naciera un varón. (Génesis 31:30-35)

Deseo hacer mención del evento más significativo a la vez que doloroso en la vida
de Abraham, el sacrificio de Isaac. Se preguntarán ustedes que tiene que ver este
sacrificio con la tierra pagana e idólatra de Abraham y su familia. De niño se me dio una
errónea interpretación del objetivo principal por el cual Dios sometió a Abraham a tan
dedicada prueba. Se nos enseñó que fue para probar su fe. Me quedé insatisfecho con
esa respuesta, ya que ponía en tela de juicio el conocimiento perfecto que en su
presciencia y omnisciencia tiene Dios del ser humano según el Salmo 139.

Al tener conocimiento de las leyes mesopotámicas sobre la familia y leer sobre los
sacrificios que se harían a veces de hijos, principalmente primogénitos pude aclarar mis
dudas. Si Isaac hubiese nacido en Harán, sin Abraham haber conocido al Dios que lo
llamó y le hizo la promesa, el cuadro del sacrificio hubiese cambiado. Esa obediencia
que Abraham demostró ante Dios ante tan delicada demanda refleja el grado de sumisión
y obediencia que le tenían los mesopotámicos a sus dioses en lo que se les demandase.
Abraham sabía de esos sacrificios y cómo se consumaban y concluían en su tierra.

Ya Dios conocía la fe de Abraham y que también le obedecería en la ejecución del


sacrificio como lo hubiera hecho ante los dioses de su Tierra. La prueba conllevaba para
Dios un objetivo que Abraham no conocía y la revelación de unos atributos divinos en el
Dios en quien había creído y que tenía que conocer. Isaac representaba su futuro y ya él
había sacrificado su pasado por obedecer la voz de ese Dios no conocido. Esta no era
para Dios una prueba de perdida en el caso de Abraham sino de afirmación de fe y de un
conocimiento del Dios verdadero por el que sacrificó su pasado y estaba dispuesto a
sacrificar su futuro.

En su tierra el cuchillo hubiese degollado a Isaac y no hubiese aparecido un


cordero. Abraham confirmó con la prueba de Isaac, la más difícil a la que se hubiese
tenido que enfrentar, tal vez en su tierra, que el Dios por quién tomó la decisión era el
único y verdadero. Que le demostraría su amor, justicia y bondad durante toda su vida
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y sobre todo que es fiel a su palabra. Esta prueba era necesaria para afirmar a Abraham
en su decisión y su fe no para que Dios probara que tenía fe.
En Mesopotamia, en siglos posteriores cercanos al cautiverio, durante y después
del mismo se descubren relatos en forma de mitos, cuentos y leyendas que tienen
elementos comunes a los de Génesis. Mencionaremos ligeramente algunos de ellos y las
enseñanzas esenciales que nos transmiten que en alguna manera podían reflejar la
misma un parecido con relatos del texto bíblico. La forma de la narrativa en poemas,
mitos o cuentos será diferente a la del texto bíblico de Génesis. Sumeria, Acadía y
Babilonia fueron las principales ciudades de Mesopotamia donde se originaron esas
variedades de mitos, fábulas y cuentos. En la siguiente lista hacemos referencia no a
todos sino, a algunos de ellos que en su temática pueden tener alguna enseñanza
paralela a los relatos de Génesis.

1. Enki y Ninhursag
2. Dumuzi y Enkimdu
3. Atra – Hasis
4. Epica de Gilgamesh
5. Otros

También apareció entre los sumerios un relato sobre el “motivo de Job” compuesto
por sabios de la Academia Sumeria de Edubba. Hay una extensa obra que registra los
mitos, leyendas, poemas y cuentos de estas culturas del Cercano Oriente. El título del
libro es: “Ancient Near Eastern texts”, editado por James B. Pritchard.

Gilgamesh aparece tanto entre los mitos de Sumeria y en la Academia. No es una


épica o mito del diluvio aunque en la tableta once lo menciona antes que en nuestra
Biblia. En Gilgamesh se busca la respuesta a la interrogante de la vida después de la
muerte. Contrario al mito de Osiris egipcio en el que se enfatiza la resurrección y la vida
tras la muerte, la épica de Gilgamesh tiene un final fatalista. A este le mataron su mejor
amigo, quien lo defendió de un monstruo que la diosa Ishtar, celosa por estar enamorada
de él y este no hiciera caso del amor de ella, le envió tal criatura para matarlo. Enkidu,
su mejor amigo murió ante sus ojos y este comenzó a buscar la respuesta a la vida
después de la muerte. Llegó ante la presencia del llamado héroe del diluvio en la versión
Sumeria y Acadia, Utnapishtin, el llamado Noé babilónico.

Cuando este le preguntó a Utnapishtin sobre la inmortalidad éste le indicó que en


las profundidades del mar encontraría una planta de la inmortalidad, la tomara para
hacerse inmortal. Una vez Gilgamesh descendió a las profundidades del mar la encontró
y la tomó en sus manos. No contaba con una serpiente marina que se la arrebató. El
relato termina con la fatal conclusión que no había vida después de la muerte.

Noten respecto a ideas como evolucionaron las dos grandes civilizaciones alrededor
de las cuales se desarrolló por varios siglos la historia de Israel. En el contexto hebreo
notamos que en alguna etapa de su historia su pensamiento sobre la vida después de la
muerte se tornó fatalista. Tal vez esto surgió en momentos en que estuvieron mas
íntimamente ligados a la historia y literatura de la nación.
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Recuerden que David no es el autor de todos los Salmos, ya que en muchos se
hace referencia a datos, situaciones y pensamientos posteriores a su época. Algunos
Salmos que reflejan ese sentimiento fatalista ante la vida futura, reflejan que el miedo a
la muerte se basaba, en que esta cortaba al adorador su comunión con su Creador. Lo
más que ansiaba el adorador era estar en comunión con su Dios. (Salmo 88:3-5) (Salmo
6:5)

Enki y Ninhursag ha sido entre los mitos sumerios el mejor conservado. Contiene
un número de interesantes paralelos basados en los motivos en la historia o relato del
paraíso que se da en los capítulos II y III de Génesis. En este mito la acción de la
historia ocurre en un lugar llamado Dilmun al que se describe como una tierra o ciudad.
El lugar es puro, limpio y brillante y en él no hay enfermedad ni muerte y es gobernado
por el dios Sumerio del agua llamado Enki. Había en él mucha agua dulce, cosechas,
fincas, era como el puerto o desembarcadero de la tierra.

El mito consistía en que Enki embarazó a la diosa Ninhursag, “la madre de la


tierra quien dio a luz nueve días después del embarazo a Ninmu, sin dolor ni esfuerzo.
Luego este embarazó a su hija, que de la misma manera que su madre dio a luz a su
nieta Ninkurra. Acto seguido preñó a su nieta a la diosa Uttu. Cuando iba a hacer lo
mismo con su biznieta intervino la diosa Ninhursag y le prohibió la relación con el dios
hasta que él no le trajese como regalo unos pepinos, manzanas y uvas. Enki las obtuvo
de un jardinero que podía representar en el mito a una deidad menor. Enki se las llevó a
Uttu la biznieta como regalo y esta las recibió y cohabitaron en una relación. De esta
relación no nació nadie. Ninhursag uso el semen de Enki para germinar diferentes
plantas, ocho en total, de diferentes frutos. Enki al ver las plantas cometió el pecado lo
que se llamó el pecado de la semilla. Las probó para determinar su destino. Su
mensajero el dios Isimud arrancó las plantas y se las entregó y él se las comió una a
una. Airado por este acto la diosa Ninhursag, quien se sentía responsable de la
aparición a la existencia de ellas le amonestó que hasta que él muriese ella apartaría de
él los ojos de la vida. Inmediatamente desapareció de su lado.

Lo que implica el mito es que siendo Ninhursag la diosa madre de la tierra tenía
que ser respetada por Enki. Que al este comer las plantas que ella mandó a sembrar
usando el semen de Enki, ella era la única que tenía la responsabilidad de dar vida a
esas plantas. Al comer de ellas Enki la privó de ese derecho y por su acto de
desobediencia lo privó de la vida eterna.

La forma en que se narra en la Biblia el pecado de Adán y Eva conceptualmente


contiene una desobediencia que genera muerte. De un árbol al que se le denomina
“árbol de la vida” no se podía comer y el desobedecer esta orden conllevaba castigos. El
simbolismo en las imágenes de los mitos siempre proyecta la idea de lo que se quiere
enseñar. Debe tomarse en cuenta que aunque en este mito Sumerio se plasma la idea de
una desobediencia a una diosa suprema como era la Tierra en esa cultura, el relato
bíblico se plantea en una dimensión más amplia. Solo hay un Dios cuyos secretos el
hombre conocerá por su revelación y no por adentrarse en sus conocimientos.
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Había algo vedado al hombre en el árbol de la vida como lo había en las plantas de
la diosa. Era un deber y un derecho de la diosa en el mito pagano que el hombre no
podía invadir. Enki en su estado primigenio era un dios, y los dioses no morían. Su
acción le privó del derecho a no morir y la muerte fue la sentencia de su castigo.

También en el relato bíblico del paraíso se desobedeció, en este caso al ceder a la


tentación de querer ser igual a Dios.

Entre las composiciones poéticas de Sumeria aparece también el poema de


Dumuzi y Enkimdu. Se conoce como la disputa entre el dios-pastor y el dios-agricultor.
Se describe como el motivo de Abel-Caín.

Se basa en una gran serie de disputas entre estos personajes que podían ser
dioses, semidioses o dos reyes. Cada uno intenta convencer al otro de su superioridad
magnificando o resaltando sus virtudes y logros ignorando o pasando por alto las de su
oponente. La disputa parece terminar en una reconciliación o en un acuerdo pacífico y
no en un asesinato como en el caso de Caín y Abel.

En el caso de este mito Sumerio, el dios agricultor, que no era usualmente una
persona mansa o pacífica rehúsa reñir o disputar contra su oponente por el primer lugar.
La actitud agresiva de su oponente podía reflejar un sentimiento de inferioridad y
frustración. Dumuzí era el dios-pastor. Este había sido rechazado por la diosa Inanna,
quien favoreció al dios agricultor. Por eso Dumuzi se ve obligado a enumerar
detalladamente sus cualidades superiores y desatar una lucha con un rival pacífico y
amoroso.

El contenido del poema podía resumirse ligeramente. El dios Utu, hermano de la


diosa Inana le pide a esta que se convierta en la esposa del dios pastor Dumuzi. Inanna
lo rechaza señalando que ella prefiere al dios-agricultor, Enkimdu. En un largo discurso
del pastor este le detalla a Inanna sus cualidades supeiores. El dios agricultor se alegra
por el discurso de su compañero pensando que el discurso cambiará la mente de Inanna.
Después, Dumuzi, el dios pastor se encuentra con el agricultor, que lo que desea es su
bienestar y entabla una lucha contra él. El agricultor rehusa la batalla y acuerda
permitirle al pastor que su rebaño coma y descanse en su territorio. El pastor ya
apaciguado invita al agricultor a su boda como uno de sus amigos. Como regalo
Enkimdu ofreció llevarle a él y a Inanna algunos productos elegidos de su finca.

Noten que en el relato de Caín y Abel, el agricultor, hombre y no dios es Abel. Este
es el que agrada a Dios con su ofrenda. No olviden que la nación hebrea era una pastoril
y no agrícola, no así la región de Sumeria. Era obvio que al redactar el relato bíblico,
Abel saliese favorecido. En el mito sumerio no hay asesinato.

El texto del poema de Dumuzi y Enkimdu se reconstruyó en tres tabletas de barro


asignándole la fecha de la primera mitad del segundo milenio a.C.

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El mito babilónico “Atrahasis” así como la tableta XI del poema de Gilgamesh
tratan del diluvio. Atrahasis es también, como el Noé bíblico que se salva en un arca
junto a su familia y las parejas de animales. Es una épica sobre la historia babilónica de
la humanidad que incluye el diluvio.

Añado a estos mitos que también entre los mitos acadios había una épica de la
creación que trata sobre la lucha entre el orden cósmico y el caos. La épica se compone
de siete tabletas cuyo nombre acadio es “enuma elis”, o el muy alto o poderoso. Se
recitaba con mucha solemnidad en el cuarto día del festival del nuevo año. La mayoría
de los expertos le asigna como fecha a la épica el primer período de la Babilonia antigua
a saber, la primera parte del segundo milenio.

La narrativa del poema destaca el caos existente en el universo donde nada tenía
nombre y todo estaba desordenado. Se mencionan dioses sin nombres porque en el
enfoque de esta épica se sigue la creencia politeísta de la región y se nombran varios de
sus dioses y diosas: Anu, Apsu, Tiamat, etc. Este relato se encuentra en el libro
“Ancient Near Eastern Texts, págs. 60-74 en las que se relata el contenido de cada una
de las tabletas, siente en total. La asociación con Génesis se hace solamente para
obtener el criterio similar de una tierra desordenada y vacía, pero dos formas diferentes
de concebir la creación. En el área de Mesopotamia, Tierra, Luna, Sol, Estrella son
deidades. En Génesis son elementos creados por la palabra de Dios.

Lo que se debe tener claro es que estos mitos, poemas, cuentos, etc., precedieron
a los relatos bíblicos pero sirvieron de base a Génesis para que se produjeran los relatos
que explican entre otras cosas: la creación, el diluvio, Caín y Abel, el paraíso, etc.

No se interprete que los relatos mencionados en esta cultura fueron copiados por
el escritor o escritores de Génesis sin originalidad alguna. Entendemos que hacía falta
una visión religiosa diferente en el Medio Oriente a las que se venían dando en diferentes
formas literarias.

Gracias a esa aportación hebrea se pudo lograr una visión Monoteística de la


creación y de la historia que evolucionado por etapas nos permitió en Jesús la palabra y
revelación de Dios en la historia.

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