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Arthur - Moeller - Van - Den - Bruck - Bases para Un Conservadurismo Revolucionario PDF
Arthur - Moeller - Van - Den - Bruck - Bases para Un Conservadurismo Revolucionario PDF
Revolucionario
Por Lucian Tudor
Traducción por Sebastián Vera.
Círculo de Investigaciones PanCriollistas – 14 de Julio de 2015
Arthur Moeller van den Bruck fue uno de los más importantes, tal vez la figura más importante,
de lo que se conoce como la “Revolución Conservadora” de principios del siglo XX en
Alemania. Su influencia sobre el pensamiento conservador nacional alemán, a pesar de sus
limitaciones, es profundo y duradero, y continua hasta el día de hoy. De hecho, puede haber algo
de verdad en la mística declaración hecha por su esposa: “En el intento de responder la pregunta
de quién fue Moeller van den Bruck, estás realmente hablando de una pregunta al destino de
Alemania.”[1] Fue Moeller van den Bruck quien definió esencialmente la idea clave del
conservadurismo revolucionario, una línea de pensamiento que haría eco a través de la historia
alemana y llevaría incluso su influencia a un nivel internacional. Un examen de su vida y de su
pensamiento filosófico es un examen de una de esas grandes fuerzas en el reino de las ideas que
mueven a las naciones, y es por su valor intelectual que nuestro objetivo es realizar un examen
tan sucinto.
El Tercer Imperio
En 1922, Moeller, junto con sus dos amigos Heinrich von Gleichen y Max Hildebert Boehm,
publicó una colección de sus artículos en forma de un libro titulado Die Neue Front (“El Nuevo
Frente”), que pretendía ser un manifiesto para jóvenes conservadores.[19] Un año más tarde, sin
embargo, Moeller publicaría su propio manifiesto, Das Dritte Reich (traducido al inglés como
“El Tercer Imperio de Alemania”), aunque cabe señalar que el término Reich significa “Imperio”
en el sentido de un “reino” o un “dominio”, no de un Estado imperialista), que contenía la
exposición más completa de su cosmovisión.[20]
El libro comienza con una declaración del ideal del Tercer Imperio que Alemania tenía el
potencial para establecer, dando la advertencia de que Alemania debía adoptar una “mentalidad
política”. En el primer capítulo discutió la Revolución Alemana de 1918 que estableció la
República de Weimar, declarando que esta revolución introdujo ideas políticas no-alemanas que
fueron impuestas por las potencias extranjeras de Francia e Inglaterra, y que debían ser superadas
por una revolución nueva, conservadora y nacionalista.
Aquí Moeller también repitió su concepto de “pueblos jóvenes” y “pueblos viejos,” haciendo
hincapié en que las naciones inglesa y francesa eran “viejas”, pero sagaces y experimentadas
políticamente, mientras que Alemania era “joven” y vigorosa, pero se había comportado de
manera inexperta e impetuosa. Para levantar a Alemania de la derrota en la que se la había
colocado, sus líderes necesitarían precaución y experiencia política.
Para que Alemania pudiera salir de la situación de derrota en la que la colocaron sus líderes,
estos necesitarían actuar con precaución y experiencia política. Moeller advirtió que si los
dirigentes alemanes no podían manejar la situación política “con el máximo cuidado y habilidad”
y con sabiduría, “el intento [de Alemania] terminará por sumergirnos una vez más en la
impotencia, en la desintegración, en una no-existencia que va a durar esta vez no por décadas
sino por siglos.”[21]
Las partes que suceden a “El Tercer Imperio de Alemania” examinan las cuatro típicos tipos
ideológicos – revolucionario, liberal, reaccionario y conservador – en Alemania, junto a sus ideas
y actitudes esenciales.
Liberalismo y Democracia
El liberalismo fue atacado por Moeller por considerarlo una fuerza negativa que debía ser
eliminada completamente y que era el principal enemigo tanto de la Izquierda revolucionaria y la
Derecha conservadora. Moeller pensaba que el liberalismo está esencialmente basado en el
individualismo, lo que significa no sólo la idea de que el individuo tiene valor sino que consiste
en una especie de egoísmo que se niega a reconocer algo por encima del individuo y que incluso
pone total valor al interés propio. “Los liberales dicen hacer todo lo que hacen por el bien de la
gente; pero destruyen el sentido de comunidad que debe unir a los hombres excepcionales con el
pueblo del que surgen.”[31]
Así, el liberalismo es una fuerza degenerativa que debilita a las naciones y atomiza la sociedad;
es una ideología tolerada sólo por naciones que ya no tienen un sentido de unidad o “instinto de
Estado.” Los liberales por lo tanto no tienen sentido de responsabilidad hacia su nación, siendo
indiferentes a su pasado y su futuro, buscando sólo ventaja personal. El poder desintegrante de
esta ideología es obvio: “Su sueño [el de los liberales] es la gran Internacional, en la que las
diferencias entre pueblos y lenguas, razas y culturas serán destruidas.”[32]
Moeller llegó a la conclusión de que el liberalismo había creado una forma de Estado – la
República – en la que la vieja aristocracia fue reemplazada por un “estrato peligroso,
irresponsable, despiadado, intermedio” de políticos corruptos guiados únicamente por su propio
interés. Moeller sostuvo incluso que los liberales no tenían una idea adecuada de libertad:
“libertad significa para él [el liberal] simplemente un campo de acción para su propio egoísmo, y
esto lo asegura mediante los dispositivos políticos que ha elaborado con ese propósito: el
parlamentarismo y la así llamada democracia.”[33]
En lugar del concepto liberal-republicano de democracia, Moeller ofreció una nueva idea: “La
cuestión de la democracia no es la cuestión de la república” sino más bien algo que surge cuando
la gente “toma participación en la determinación de su propio destino”.[34] Los alemanes habían
sido originalmente un pueblo democrático en tiempos antiguos, lo que no tenía nada que ver con
derechos teóricos o incluso con votar, sino que con el vínculo de patrimonio y la ejecución por
parte del monarca de la voluntad del pueblo.
Por lo tanto, incluso una monarquía fuerte podía ser una democracia. Sin embargo, Moeller creía
que la vieja monarquía del Segundo Reich había perdido contacto con el pueblo y que un nuevo
tipo de Estado monárquico debía entrar en vigor, “una democracia con un líder –no el
parlamentarismo”.[35] Este líder aboliría el mandato de los partidos e instituiría un sistema en el
cual los líderes “se sentirían uno con la nación” y “identificarían el destino de la nación con el
suyo propio.”[36]
Reaccionarios y Conservadores
Reaccionarios y conservadores a menudo se consideran como lo sinónimos, pero Moeller
enfatizó que existen importantes diferencias entre los dos grupos. Esencialmente un reaccionario
es alguien que cree en una total restitución de las formas pasadas. Es decir, busca revertir la
historia y traer de vuelta todas las prácticas antiguas, independientemente de si son realmente
buenas o malas, porque cree que todo lo del pasado era bueno. Moeller así distingue al
reaccionario de los conservadores:
La visión de la historia que tiene el reaccionario es superficial así como la del
conservador es profunda. El reaccionario ve el mundo como lo ha conocido, mientras que
el conservador lo ve como ha sido y siempre será. Distingue lo transitorio de lo eterno.
Lo que ha sido nunca podrá ser de nuevo exactamente de la misma forma. Pero lo que el
mundo ha dado a luz puede ser dado a luz de nuevo.[37]
Lo que esto quiere decir es que mientras un reaccionario busca revivir totalmente las formas del
pasado, los conservadores entienden cómo funciona realmente el mundo. Las sociedades
evolucionan y por lo tanto, cambian algunos valores y tradiciones, pero al mismo tiempo ciertas
tradiciones y valores no cambian o no deben cambiar. El conservador intenta preservar los
valores y costumbres que son buenas para la nación o son eternas en la naturaleza mientras
simultáneamente acepta nuevos valores y prácticas cuando son útiles para la nación o cuando se
reemplazan valores y prácticas viejas que, en efecto, eran negativas. Por lo tanto,
Él [el conservador] no tiene ambiciones de ver al mundo como un museo; lo prefiere
como un taller, donde puede crear cosas que sirvan como nuevos cimientos. Su
pensamiento difiere de los revolucionarios en el sentido que no confía en las cosas que
fueron engendradas apresuradamente en el caos de la agitación; las cosas tienen un valor
para él sólo cuando poseen cierta estabilidad. Los valores estables nacen de la
tradición.[38]
¿Qué, entonces, es un “revolucionario conservador” o “conservador revolucionario”. En muchos
sentidos, la definición de Moeller de conservador es básicamente equivalente a conservador
revolucionario; quien valora lo que es eterno o bueno, dejando atrás lo que ya no es sostenible o
está mal. Sin embargo, estrictamente hablando, para Moeller el conservador revolucionario es un
conservador que combina ideas conservadoras y revolucionarias para el beneficio de la nación.
Moeller escribió que el “pensamiento conservador revolucionario” es el “único que en una época
de agitación garantiza la continuidad de la historia y la preserva de igual forma de la reacción y
del caos.”[39] Por lo tanto, es un desarrollo necesario que reconoce y reconcilia “todas las
antítesis históricamente vivas entre nosotros,” refiriéndose a la reconciliación de ideas
aparentemente contradictorias como el socialismo y el nacionalismo conservador.[40]
Influencia y muerte
La gran visión de Moeller para el futuro del nacionalismo alemán y el conservadurismo tuvo
mucha influencia entre los grupos de extrema Derecha en Alemania y fue fundamental en el
desarrollo de “conservadurismo revolucionario”. Sin embargo, su influencia más prominente fue
en el movimiento nacionalsocialista de Hitler, incluso al punto de que de Moeller a menudo se
dice que es un precursor del nacionalsocialismo.
Aunque el término “Tercer Reich” no se originó con él, fue él quien lo popularizó durante la
República de Weimar y fue la fuente de la cual los nacionalsocialistas lo adoptaron. Además, el
concepto de Moeller de un líder que se identifica con la nación, el concepto de un “socialismo
nacional”, su anti-liberalismo y su creencia en la importancia de la nacionalidad llevan a una
relación obvia con nacionalsocialismo de Hitler.
Sin embargo, estas ideas no son exclusivas de Moeller o de Hitler y de hecho son anteriores a
ambos. También existen diferencias llamativas entre Hitler y la cosmovisión de Moeller. Este
último no compartía el anti-eslavismo de Hitler o su particular punto de vista racial y, a pesar del
hecho de que consideraba a los judíos como un problema cultural en Europa, sus actitudes contra
ellos eran muy leves en comparación a Hitler.
Cuando Hitler visitó el Club Junio en 1922 y tuvo una discusión con Moeller, este creía que si
bien Hitler claramente estaba luchando por los intereses alemanes, no tenía las cualidades
personales necesarias: “Hitler fue arruinado por su primitivismo proletario. No entendía cómo
dar a su socialismo nacional cualquier base intelectual. Era la pasión encarnada, pero totalmente
sin sentido de la proporción o medida.”[46] Según Otto Strasser, otro asociado de Moeller, Hitler
tampoco entendía la frase de Moeller que rezaba “Éramos teutones, somos alemanes, seremos
europeos,” lo que significaba que Alemania debía convertirse en “un miembro de la gran familia
europea”.[47] A pesar de todo, Hitler aún admiraba a Moeller y una copia firmada de su Das
Dritte Reich fue encontrada en el búnker de Hitler en 1945.[48] El resultado fue que Moeller se
convirtió en una figura paradójica, admirada tanto por partidarios y adversarios de Hitler,
simultáneamente.
Ya por el año 1925, Moeller comenzó a desesperarse por la situación política en Alemania y por
varios acontecimientos negativos. Él no tenía ninguna confianza en las fuerzas políticas de
Derecha que surgieron y se ha sugerido también que temía que los nacionalsocialistas abusaran o
distorsionaran sus ideas. A medida que se retiraba del activismo político, Moeller se volvió más
solitario y depresivo, siendo finalmente golpeado por un ataque de nervios, tras lo cual se suicidó
el 30 de mayo de 1925.[49] Pero al dejar este mundo, Moeller van den Brick dejó como legado
su imponente visión:
El nacionalismo alemán lucha por el imperio posible…. No estamos pensando en la
Europa de hoy que es muy indigna como para tener cualquier valor. Estamos pensando en
la Europa de ayer y lo que puede ser rescatado para mañana. Estamos pensando en la
Alemania de todos los tiempos, la Alemania con un pasado de dos mil años, la Alemania
de un eterno presente que habita en el espíritu, pero que debe asegurarse en la realidad y
esto puede sólo hacerse políticamente…. El mono y el tigre en el hombre están
amenazando. La sombra de África cae sobre en Europa. Es nuestro deber ser guardianes
en el umbral de los valores.[50]
[1] Lucy Moeller van den Bruck citada en Fritz Stern, The Politics of Cultural Despair (Berkeley
& Los Angeles: University of California Press, 1974), 184
[2] Gerhard Krebs, “Moeller Van Den Bruck: Inventor of the ‘Third Reich,’” The American
Political Science Review 35, nº 6 (Diciembre, 1941): 1085–86.
[3] Klemens von Klemperer, Germany’s New Conservatism: Its History and Dilemma in the
Twentieth Century (Princeton: Princeton University Press, 1968), 154–55.
[4] Arthur Moeller van den Bruck, Die Deutschen, 8 vols. (Minden, Westphalia: J. C. C. Bruns,
1910).
[5] Krebs, “Moeller Van Den Bruck,” 1093.
[6] Kemperer, Germany’s New Conservatism, 155–56.
[7] Ibid., 156.
[8] Arthur Moeller van den Bruck, Der preussische Stil (Munich, 1916), 202. Citado en
Klemperer, Germany’s New Conservatism, 156.
[9] Arthur Moeller van den Bruck, Das Recht der Jungen Völker (Munich: R. Piper & Co.,
1919).
[10] Moeller citado en Krebs, “Moeller Van Den Bruck,” 1093.
[11] Klemperer, Germany’s New Conservatism, 158–59.
[12] Alain de Benoist, “Arthur Moeller van den Bruck,” Elementos: Revista de Metapolítica para
una Civilización Europea no. 15 (11 Junio 2011): 29-30, 46.
http://issuu.com/sebastianjlorenz/docs/elementos_n__15.
[13] Ibid.
[14] Klemperer, Germany’s New Conservatism, 103.
[15] Benoist, “Arthur Moeller van den Bruck,” 40-41.
[16] Moeller, Das Recht der Jungen Völker, pp. 11–39. Citado en Zoltan Michael Szaz, “The
Ideological Precursors of National Socialism,” The Western Political Quarterly 16, no. 4
(Diciembre, 1963): 942.
[17] Moeller citado en Stern, Politics of Cultural Despair, 239.
[18] Benoist, “Arthur Moeller van den Bruck,” 30, 40-42.
[19] Klemperer, Germany’s New Conservatism, 232, y Krebs, “Moeller Van Den Bruck,” 1087.
[20] Arthur Moeller van den Bruck, Germany’s Third Empire (New York: Howard Fertig, 1971).
Hacemos referencia a una edición más antigua de este trabajo, pero debe tenerse en cuenta que
una nueva edición con bibliografía ampliada ha sido publicada recientemente por Arktos Media
(Londres, 2012).
[21] Ibid., 24.
[22] Ibid., 223.
[23] Ibid., 212.
[24] Ibid., 55.
[25] Ibid., 43.
[26] Ibid., 76.
[27] Ibid., 60, 74, 160.
[28] Ver Oswald Spengler, Selected Essays (Chicago: Gateway/Henry Regnery, 1967) y Werner
Sombart, Economic Life in the Modern Age (New Brunswick, NJ, y Londres: Transaction
Publishers, 2001).
[29] Moeller, Germany’s Third Empire, 160–62.
[30] Ibid., 161.
[31] Ibid., 90.
[32] Ibid.
[33] Ibid., 110.
[34] Ibid., 132.
[35] Ibid., 133.
[36] Ibid., 227.
[37] Ibid., 181.
[38] Ibid., 223.
[39] Ibid., 192.
[40] Ibid., 254.
[41] Ibid., 245.
[42] Ibid., 245.
[43] Ver Max Hildebert Boehm, Das eigenständige Volk (Göttingen: Vandenhoek & Ruprecht,
1932).
[44] Moeller, Germany’s Third Empire, 248.
[45] Ibid., 264.
[46] Moeller citado en Stern, Politics of Cultural Despair, 238.
[47] Otto Strasser, Hitler and I (Boston: Houghton Mifflin Co., 1940), 27 & 207.
[48] Thomas Grumke, “Arthur Moeller van den Bruck, Arthur (1876-1925),” en World Fascism:
A Historical Encyclopedia, vol. 1, editada por Cyprian Blamires y Paul Jackson (Santa Barbara,
CA: ABC-CLIO, 2006), 431.
[49] Stern, Politics of Cultural Despair, 266 y Benoist, “Arthur Moeller van den Bruck,” 57-58.
[50] Moeller, Germany’s Third Empire, 264.