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Oswald Spengler (Blankenburg, 29 de mayo de 1880-Múnich, 8 de mayo de 1936) fue un

filósofo e historiador alemán, cuyos intereses incluían las matemáticas, la ciencia


y el arte y las relaciones de éstas con su teoría orgánica de la historia. Es
recordado principalmente por La decadencia de Occidente (Der Untergang des
Abendlandes), publicada en dos volúmenes, en 1918 y 1922 respectivamente, que
analiza la historia mundial. El modelo histórico de Spengler postula que las
culturas y civilizaciones humanas son similares a las entidades biológicas, cada
una con una esperanza de vida limitada y un ciclo de vida predecible y
determinístico.

Spengler predijo que alrededor del año 2000 la Civilización occidental entraría en
el estado de emergencia previo a la muerte, lo que haría necesaria la aparición del
cesarismo (la omnipotencia extraconstitucional, y por tanto antidemocrática, de la
rama ejecutiva del gobierno central) durante doscientos años, antes del colapso
final de la civilización occidental.

De ideología nacionalista, antidemocrática y un prominente miembro del movimiento


revolucionario conservador alemán de entreguerras, criticó en consecuencia al
nazismo debido a sus elementos racialistas excesivos. Veía a Benito Mussolini, así
como a grandes emprendedores industriales como el magnate minero Cecil Rhodes, como
ejemplos de los césares inminentes de la cultura occidental, a pesar de su fuerte
crítica a las aventuras imperiales de Mussolini.3

Predijo además varios acontecimientos importantes de su época,4 e influyó


notablemente a otros historiadores como Franz Borkenau5 y, especialmente, al
británico Arnold J. Toynbee,6 y otros sucesores, incluyendo a Francis Parker
Yockey, Carroll Quigley, and Samuel P. Huntington. John Calvert describe que la
crítica de Spengler a occidente es popular entre los islamistas.7

Índice
1 Biografía
2 Pensamiento
3 Influencia y actualidad
4 Obras
5 Notas y referencias
6 Enlaces externos
Biografía
Hijo de Bernhard Spengler y de Pauline Grantzow, fue el mayor de cuatro hermanos y
pasó una infancia marcada por las cefaleas y las crisis de ansiedad.8 En 1891, la
familia dejó Blankenburg para instalarse en Halle, donde Spengler frecuentó las
clases de latín de la Fundación Francke. Como consideraba la educación normal
anquilosante procuró formarse como un autodidacta[cita requerida] y se examinó de
bachillerato en 1899. Descartado del servicio militar por insuficiencia cardiaca,
estudió matemáticas, ciencias naturales y filosofía en las universidades de Halle,
Múnich y Berlín. Se doctoró en filosofía con la tesis Fundamentos metafísicos de la
filosofía de Heráclito (Die metaphysische Grundgedanke der Heraklitischen
Philosophie) bajo la dirección de Alois Riegl; esta tesis, rechazada en primera
instancia en 1903,9 fue finalmente presentada en Halle el 6 de abril de 1904. Ese
mismo año empezó a trabajar como profesor de ciencias en un instituto por concurso.
En su disertación para este puesto, El desarrollo de los órganos de la vista entre
las principales especies animales (Die Entwicklung des Sehorgans bei den
Hauptstufen des Tierreiches), anuncia una constante de su pensamiento, expresa en
sus obras El hombre y la técnica (Der Mensch und die Technik, 1931) y en sus
Cuestiones sobre los orígenes (Urfragen) póstumas. Fundamentalmente, su imaginario
está marcado, al margen de por el pietismo de la Fundación Francke y de su
formación científica, por el darwinismo de Ernst Haeckel, el ficcionalismo de Hans
Vaihinger (Filosofía del "como si...") y, sobre todo, por la crítica de la cultura
ejercida por Friedrich Nietzsche, reducida a las claves «decadencia» y «voluntad de
poder» (por no mencionar su veneración por la obra de Goethe, que colocará durante
toda su vida en la cumbre de la cultura occidental).10

Tras un año de seminario profesional, ejerció como profesor interino antes de


obtener en 1908 una plaza de profesor titular en Hamburgo. Pero la enseñanza no le
convencía: «La simple visión de los muros del instituto provocaba en mí una
depresión nerviosa». Una pequeña herencia a la muerte de su madre permitió a
Spengler retirarse de la enseñanza y establecerse a partir de 1911 en Múnich como
escritor a tiempo completo. Allí colaboró en diversos periódicos11 mientras
trabajaba en la redacción del ensayo La decadencia de Occidente. Bosquejo de una
morfología de la historia universal, por el que es generalmente recordado.12
Apareció en dos volúmenes (1918 y 1922) y le valió una celebridad inmediata
desencadenando debates y polémicas sin fin tanto en medios científicos como
literarios.13 Entre las fuentes de inspiración de este libro el propio autor
menciona la crisis de Agadir (primero de julio de 1911), en el curso de la cual la
cañonera Pantera fue enviada por el estado mayor alemán al puerto de Agadir en
Marruecos; las bravuconadas de los militares se saldaron al final con un fiasco
diplomático para Alemania. Spengler vio en este hecho la señal de que el mundo
marchaba hacia una guerra mundial y una señal de crisis para Alemania. La filosofía
política de Spengler está enteramente poseída por la idea de que Occidente se
encuentra abocado a una lucha sin piedad por el dominio del mundo. Entre 1914 y
1917, Spengler escribió dos cartas abiertas no fechadas de las que no quedan sino
fragmentos. Una a Guillermo II, otra a la nobleza alemana. Al emperador Guillermo
II le aboga por una reconciliación entre conservadores y socialistas, entre los
cuales él puede "cerrar el istmo" para mayor beneficio del «Imperium Germanicum»:
en esto se muestra favorable al régimen parlamentario. En cuanto a la nobleza, la
invita a seleccionar a sus mejores naturalezas para la educación y la disciplina.14

Con la caída de Alemania en 1918, Spengler se vuelve un adversario declarado de la


democracia y expone estas convicciones en sus manifiestos Prusianismo y socialismo
(1919) o La regeneración del Imperio Alemán (1924). Spengler llama a la dictadura a
que ponga fin a la República de Weimar y afronte con éxito los grandes problemas de
la política interior y exterior, en especial en la era de la guerra de
aniquilación.15 (cf. Decadencia de Occidente, III, tabla «correspondencias de
épocas políticas»). Sus ideas tuvieron gran influencia en el Movimiento
Revolucionario Conservador de Alemania. Desde este punto de vista, Hitler no le
parece reunir las cualidades requeridas16: la actitud de Spengler hacia los nazis
fluctuará largamente, antes de que rechace todo acuerdo con la República de Weimar.
Cuenta entre sus amigos con los industriales Paul Reusch y Albert Vögler, que le
ayudan financieramente, así como del poeta Adolf Weigel (que usaba el seudónimo de
Droem Ernst), con el que visitó Praga.

En los años veinte dirigió los Archivos Nietzsche e intentó entrar en política.17
En 1922, con el empresario periodístico Nikolaus Cossmann, el universitario
nacionalista Martin Spahn y el industrial Albert Vögler ya mencionado, intentó
mantener un cartel nacionalista, pero la empresa se vino abajo por falta de
subsidios.

El 14 de junio de 1933 Spengler fue propuesto para ocupar una plaza en la


Universidad de Leipzig, pero lo rehusó como ya había rehusado el que le ofrecieron
en la de Gotinga en 1919. Se reencontró con Adolfo Hitler en Bayreuth el 25 de
julio siguiente. En su Años decisivos, aparecido en Alemania el 18 de agosto de
1933, Spengler toma distancia clara con el canciller del Reich y el nacional-
socialismo elogiando sin embargo el fascismo a la manera de Benito Mussolini. En el
historicismo de Spengler, el Duce es parangón del cesarismo, el prototipo del César
que se levantará del Occidente en ruinas para reinar en la Era de la civilización
avanzada por analogía a los césares de la antigüedad. No obstante su admiración
inicial, la actitud delirante de Mussolini terminó exasperando a Spengler.18 El
libro fue sin embargo autorizado por la censura del III Reich, no sin una breve
campaña de prensa en contra orquestada por Joseph Goebbels, quien buscaba sobre
todo reconciliarse con Spengler. Sólo cuando este se negó a redactar un artículo
(para la prensa) apoyando a los nazis en las inminentes elecciones, se le censuró
por completo.1920 Los ideólogos conservadores que apoyaron a los fascistas contra
la República de Weimar detentaban una ideología que ellos no podían asumir. La
ruptura definitiva de Spengler con los nazis vino a consecuencia del golpe interno
contra la SA que sirvió de pretexto a Hitler para eliminar físicamente a Ernst Röhm
en la Noche de los cuchillos largos el 30 de junio de 1934. Gregor Strasser, uno de
los amigos políticos de Spengler, fue una de las víctimas, pero fue el asesinato
del crítico musical Willi Schmid,21 confundido por las SS con el oficial SA Wilhelm
Schmidt,22 lo que soliviantó más a Spengler, quien compuso su elogio fúnebre (poema
«A la memoria de Willi Schmid», publicado en 1935 en la antología Reden und
Aufsätze), una señal de coraje y audacia en esas circunstancias.

En sus últimos años Spengler se consagró al inventario de las cuestiones


científicas en las cuales las grandes civilizaciones se enfrentaron como partes
integrantes de una historia universal. Paralelamente escribió bajo el acrónimo
«DiG» (Deutschland in Gefahr, «Alemania en peligro»), notas para el segundo tomo de
los Años decisivos, en los cuales terminó de rendir cuentas contra el nacional-
socialismo y el bolchevismo, doctrina que había designado ya como el más grande de
todos los fraudes políticos. Reafirmó sin embargo su admiración por Mussolini. En
octubre de 1935 se retiró de sus funciones de administrador del Archivo Nietzsche
para denunciar la nueva interpretación de la obra del filósofo por la propaganda
nazi. Murió en la noche del 7 al 8 de mayo de 1936 de ataque cardiaco en su
apartamento muniqués. Su muerte prematura dio crédito a la hipótesis de un
asesinato político.23 Está sepultado en el Cementerio Norte de Múnich (sección 125,
lote número 2).

Pensamiento

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acreditada.
Este aviso fue puesto el 19 de enero de 2017.

Der Untergang des Abendlandes


En su ensayo La decadencia de Occidente (1.er volumen 1918 y 2º volumen 1923)
pretendía llevar a cabo un estudio de las formas subyacentes a los acontecimientos
concretos, de la macroestructura dentro de la cual fluyen todos los acontecimientos
históricos particulares. Spengler presentaba la historia universal como un conjunto
de culturas (Antigua o Apolínea, Egipcia, India, Babilónica, China, Mexicana,
Occidental o Fáustica) que se desarrollaban independientemente unas de otras —como
cuerpos individuales— pasando a través de un ciclo vital compuesto por cuatro
etapas: Juventud, Crecimiento, Florecimiento y Decadencia, como el ciclo vital de
un ser vivo, que tiene un comienzo y un fin determinados.24 Además, cada una de las
etapas que conformaban el ciclo vital de una cultura presentaba, según el esquema
spengleriano, una serie de rasgos distintivos que se manifestaban en todas las
culturas por igual enmarcando los acontecimientos particulares. Con base en este
esquema y aplicando un método que él llamó la “morfología comparativa de las
culturas”, Spengler proclamó que la cultura Occidental se encontraba en su etapa
final, es decir, la decadencia, y afirmó que era posible predecir los hechos por
venir en la historia del Occidente.

Spengler toma de la tradición romántica de Goethe y Nietzsche (también


Schopenhauer) la afirmación del ser originario como vida. Todo es esencialmente ser
"orgánico": la naturaleza, el individuo y, primordialmente, la historia. Este ser
originario no se conoce a través de la reflexión o el entendimiento, sino a través
de la experiencia intima, la vivencia (acercándose a San Agustín y alejándose de
Kant). El ser de la vida es el tiempo y su expresión el "destino", tanto individual
como colectivo. El organismo vivo de la historia es la cultura, que en su madurar
se torna civilización que camina ya hacia su destino final: la muerte.

Frente a este idealismo y romanticismo, Spengler opone un realismo y materialismo


que integra en su visión. El ser de la vida es puro "producir" que al realizarse
deviene "lo producido". La naturaleza, y el espacio como su intima categoría, es la
superficie donde se realiza y se hace efectivo el ser interior y profundo de la
vida. Este ser exterior es justamente el que conoce la racionalidad científica,
aplicando el método matemático capaz de desentrañar la ley causal. Así, en la
propia historia también encontramos "naturaleza": los hechos, el acontecer, los
objetos, la cronología, son todos ellos fenómenos históricos "muertos", mecánicos.
Bajo esta superficie es donde se encuentra la estructura de la vida que puede
llevarnos a la comprensión de cualquier cultura.

Caricatura de Spengler por Rudolf Grossmann (1922).


Los pares de categorías de la filosofía de Spengler son: historia/naturaleza;
tiempo/espacio; producir/lo producido; interior/exterior; destino/causalidad;
etc... Debemos tomar las primeras categorías de estas dualidades como las
fundamentales y originarias, siendo las segundas solo derivadas y explicadas por
las otras.

Es Spengler un filósofo de corte idealista, donde el individuo tiene siempre una


importancia mayor que el grupo o la clase. Asimismo, no siendo racional e
igualitario el acceso al conocimiento, afirma cierto elitismo del saber, donde solo
los grandes genios acceden al valor de la vida, superando el miedo a la muerte y
afrontando el propio destino. Además, junto a un romanticismo excesivo se muestra
un realismo que justifica lo fáctico desde lo ideológico; belicismo, grandeza de
Alemania, etc... A pesar de ello, Spengler maneja con gran originalidad múltiples y
amplios datos del conjunto de la historia que resultan fundamentales en su esfuerzo
por enlazarlos y comprenderlos intrínsecamente.

Spengler, gran experto en la filosofía de Heráclito, basa su idea del isomorfismo


en los estudios naturalistas de Goethe. A partir de ellos concibe un orden natural
intrínseco a cualquier sistema dado, orden que debe cumplir obligatoriamente a lo
largo de su desarrollo y manifestación. Como este orden o forma es generalizable a
todos los niveles de la realidad, la cumplen desde las plantas en su crecimiento
hasta las civilizaciones, pasando por el Cosmos mismo. Es así como acuña el
concepto de "isomorfismo" aplicado al ámbito de la realidad social y la historia.

Como conclusión a su estudio de Heráclito, Spengler sostiene que la vida humana y


la historia de la humanidad son una lucha constante entre la estabilidad y la
movilidad, entre estados y procesos.

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