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Facultad de Lengua y Literatura Hispanoamericana

Estética y Literatura
Lic. Joel Dávila Gutiérrez

Inmersión Narrativa
Azur Ciro Campos Juárez

De entrada: ¿Qué es la Inmersión Narrativa?

Es curioso, cómo todos, en algún momento, hemos experimentado la sensación de

transportarnos a una dimensión ficticia cuando leemos o vemos una película. Es decir, nos

adentramos a la trama y los lineamientos físicos, del mundo real, dejan de funcionar mientras

somos un personaje más dentro de la diégesis o nos convertimos en un narrador omnisciente.

Precisamente es de eso cuando hablamos de Inmersión Narrativa. En pocas palabras, se trata de

“perderse en la historia”. Un fenómeno habitual que suele ser estudiado, en principio, más por

psicólogos o médicos psiquiatras. Sin embargo, dicho objeto de estudio puede ser ampliamente

descrito por otras ciencias de carácter humano.

En sí, la mesa llevada a cabo el día viernes veintidós del mes de noviembre de éste año, en la

facultad de Filosofía y Letras, es un claro ejemplo de como la Filosofía pone en marcha sus

preceptos para poder entender algo común que ocurre todo el tiempo.

Una, entre tantas teorías, se titula de transportación. La cual se sustenta en la función

imaginativa puesta en funcionamiento a través del mecanismo cognitivo. El sujeto sale de la

realidad, logra una cercanía con los eventos narrados y provoca respuestas emocionales en su

sistema. La transportación es un flujo, una ilusión estética, la transgresión de la no ficción con lo

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ficcional. No obstante, este principio no logra explicar la dimensión filosófica, en su totalidad, tal

cual lo fija el nuevo enfoque expuesto en la mesa.

Para ello, fue necesario recurrir a la atención; eje principal, de un nuevo enfoque que plantea

una comprensión de distintas teorías que explican la Inmersión Narrativa.

Antes de olvidarse de la situación actual, de creer que lo que vemos es verdad, ocurre una

combinación del deseo con la imaginación. El deseo, entonces, provoca que el sujeto priorice su

atención a la narrativa (lo ficticio) y no a las demás acciones que le rodean (lo real). De tal manera

que la teoría de transportación, exagera un poco el proceso cognitivo; pues, los sentidos reaccionan

a una narrativa, que ocurre dentro de lo real pero enfocando la atención.

Es necesario acotar que sí hay personas que sufren de dicha creencia: “del vivir lo que

contemplan”. Para ello me remito a Madame Bobary, obra que se me viene a la mente pero que

nunca fue mencionada dentro de la ponencia. Según lo expuesto, eso se trata de una inmersión de

grado extremo; una conducta patológica. Por lo cual, existe una tabla para diseccionar el fenómeno,

en grados psicológicos: el primer grado, la imaginación; el segundo, la inmersión; y el tercero, la

creencia.

Dicho lo anterior, la atención se trata de un filtro. Es un estado mental. No somos capaces de

poner atención a todo, pues nuestros recursos perceptivos están limitados; por lo cual, es necesario

signarlos selectivamente. Entre más dividamos nuestra intención a prestar atención menos ocurre

el proceso de inmersión.

Para dar un ejemplo de ello, podríamos recordar la experiencia de acudir a una sala de cine. Sí

al lado tenemos a un bebé que llora constantemente, los sentidos son irrumpidos y el enfoque a la

cinta disminuye al prestar atención de lo que ocurre con el bebé. En consecuencia, pudiere suceder

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que no logremos encaminar toda nuestra atención a la película para experimentar un proceso de

inmersión.

Por lo cual, la atención, en la mayoría de los casos, se trata de una decisión. Ésta, afecta al

receptor, en sus emociones o en sus sentidos pero no se trata de un delirio. De ahí que al preguntarle

a otras personas sobre sus experiencias ante una misma película o libro, su respuesta varía en

muchos casos por la atención que decidió enfocar a la cinta. Es así que deben de ocurrir

mecanismos estéticos que la atraigan. Refiriéndonos al séptimo arte, para ello, es muy importante

el sonido incidental o la musica de fondo; en aras de reunir la atención del público.

Por último, me parece preciso que la atención sea más estudiada por nosotros los que

estudiamos la critica y la analicemos como un factor fenomenológico a la hora de dictar nuestra

percepción de un hecho narrativo. Entonces, se cubriría un factor siempre presente en la recepción

pero que por personales preferimos omitir.

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