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ENSAYO

MANAS, BUDDHI Y
ESPIRITUALIDAD

Leyder Lasprilla Barreto

10/5/2019
Leyder Lasprilla

“Leer es una ayuda. Aquellos que han

entrado en el campo del intelecto y que están determinados a

a saber el cómo y el porqué de las cosas,

encontrarán finalmente el camino”.

Kirpal Singh

“No se puede

padecer mayor mal que el de

odiar los razonamientos”.

Platón

“La felicidad es un subproducto

de la verdad, pero la gente afanosamente busca

la felicidad huyendo de la verdad”.

Osho

“El hombre dominado

por la superstición no admite que

haya otras formas de mirar las cosas que no sea

la suya…”.

Ch. W. Leadbeater

“Cuando hay claridad el

camino se hace más fácil de recorrer”.

Luis Enrique Sanjuan

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Leyder Lasprilla

Introducción

El hombre y el kósmos están estructurados de la misma manera1. No por casualidad las tradiciones
orientales manifiestan que el hombre es un microkósmos. Tanto en el uno como en el otro encontramos
el reino físico o fisiosfera, el reino vital o biosfera, el reino mental o noosfera, y el reino espiritual o
teosfera2.

Cada reino en el hombre consta de un ojo o instrumento perceptivo que le permite registrar los
referentes reales que están en su mismo horizonte fenomenológico (como enseña Ken Wilber en sus
obras). Esta es la razón por la cual el hombre puede vivencialmente llegar a saber absolutamente todo
sobre el kósmos, pues él mismo tiene en su haber lo que busca saber. Así, como tiene fisiosfera y
biosfera, puede saber sobre la fisiosfera y la biosfera del universo; como tiene noosfera y teosfera,
puede saber sobre la noosfera y la teosfera del mismo.

Uno de los problemas más grandes que han tenido los “prosélitos” de los diferentes senderos
espirituales ha sido el de no aceptar, como ayuda, las cartografías noosféricas de las realidades
teosféricas3, pues todos ellos abogan por la trascendencia de la mente y muchos olvidan que trascender
es superar incluyendo, por lo que si bien es necesario ir más allá de la mente para ver a Dios, la mente
como tal no se pierde y, en cambio, sí que se refina en su proceder y se purifica en su naturaleza (es
bien sabido que cuando el sujeto alcanza Trikuti, hace de su mente un holón perfecto). Esta es la razón
por la cual nunca se ha visto a un ser realizado espiritualmente con liliputiensia4 y coproencefalia5. A
mayor altura espiritual, mayor inteligencia debe haber. El acercamiento a Dios es un acercamiento a
la perfección; por lo tanto, en ese proceso se estimulan las virtudes y se destruyen los vicios, no al
revés. La brutalidad es un vicio, la inteligencia es una virtud6; ipso facto, es inconcebible una
espiritualidad con brutalidad.

El presente ensayo tiene como finalidad mostrar qué es lo que realmente se busca en la meditación
lograr con la noosfera para que no se siga confundiendo la trascendencia de la mente en la realización
espiritual con la atrofia de la misma (que de espiritual no tiene nada), ya que abundan los iniciados
que al padecer esta confusión no evolucionan, sino que involucionan en su capacidad para discernir la

1
Además de que el hombre es también una parte del kósmos.
2
La fisiosfera engloba el reino físico o Pinda y el reino etérico (que es el reino en donde están las fuerzas o interacciones
fundamentales de la naturaleza física, como el electromagnetismo, según Julian Johnson). La biosfera es el plano astral o
Anda (primer plano). La noosfera es el plano causal o Brahmanda (segundo plano). La teosfera subsume el plano
supracausal o Daswan Dwar (tercer plano), la zona negra o Maha Sunna, plano del túnel giratorio de luz o Bhanwar Gupha
(cuarto plano), Sat Lok o Sach Khand (quinto plano), Alak Lok (sexto plano), Agam Lok (séptimo plano) y, por último,
Anami Lok (octavo plano).
3
“… Al igual que todos en cualquier camino, la mente necesita un mapa que la vaya guiando y que la ayuda a encontrar
la ruta a seguir”, expresó Jorge Duque Linares.
4
Contexto cognitivo reducido o continente consciencial estrecho. Mente de pollo.
5
Información basura en la cabeza.
6
Remito al lector al ensayo La brutalidad, escrito en equipo con el sargento Ismael Enrique De Aguas Lasprilla y disponible
gratuitamente en la Internet.
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realidad de la ilusión. Esta es una de las causas por la cuales, en vez de verlos con mayor inteligencia
(que sería lo esperado al estar más cerca de Dios), se los ve cada día con menos presencia de la misma
(de manera preocupante), escudándose en que como la mente debe ser trascendida no hay que perder
el tiempo en ella nutriéndola con estudio. Lo que se constituye en una justificación para ejercer la
pereza mental, ya que mientras la consciencia espiritual 7no esté realizada, los conocimientos sobre el
camino son necesarios y se constituyen en excelentes catalizadores del proceso8.

Desarrollo

La mente o noosfera consta de varios instrumentos o facultades para su operar en los cuatro mundos
inferiores (causal, astral, etérico y físico). Dos de dichos instrumentos son claves para comprender qué
es a lo que realmente apuntan todos los Maestros de los diferentes senderos espirituales cuando dicen
que hay que aquietar la mente para llegar a Dios. Estos son manas y buddhi9.

La palabra manas deviene del sánscrito man, que significa pensar. Pensar es producir pensamientos.
Los pensamientos son los diferentes entes que están en el espacio noosférico de un individuo
(imágenes, símbolos, conceptos, etc.). De acuerdo con la teosofía, manas es una parte de la mente muy
cercana al plano astral (kama lok), de ahí que esté en constante actividad y sea denominada por ella
mente animal. Manas es el conjunto de lo que en Occidente conocemos como imaginación y mente
discursiva, esas facultades de reproducir mentalmente todo lo que percibimos y de crear
(deliberadamente o no) lo que no percibimos10.

7
De ella dice Param Sant Rajinder Singh Ji Majarah: “La consciencia espiritual es en realidad la omniconsciencia. Es el
conocimiento de todo lo que puede ser conocido. Es como conectarse a una red maestra de computadores en la cual se
encuentra programado todo el conocimiento. Por medio de la meditación logramos acceso a esta fuente infinita de
sabiduría”.
8
Por ello escribió Swami Sri Yukteswar Giri: “Únicamente cuando el viajero ha llegado al final de su viaje puede prescindir
de sus mapas e itinerarios”.
9
Los otros instrumentos son indriyas, ahamkara y chitta.
10
Las personas con una clara preponderancia en la actividad de su manas son afines a la ό (dóxa) socrática, de ahí
que manejen nociones y no conceptos sobre las realidades de su interés. Viven apegadas a la especulación, a las creencias
sin sustentación racional y son totalmente inconscientes de las enacciones que llevan a cabo para decir lo que dicen. Por
ello, carecen de la posibilidad de dialogar y, cuando debaten, hacen caso omiso del proceder gnoseológico de sus
argumentaciones y de las del prójimo, apoltronándose, ante la falta de argumentos, por carecer de los estudios y las
investigaciones pertinentes, en ataques ad hominem y en el cliché desgastado que dice “Tú tienes tus creencias y yo
tengo las mías…. Cada loco con su tema”. Son sujetos ajenos al proceder epistémico (que tanto defendió Platón), lo que
los hace extraños al establecimiento de la dirección kósmica wilberiana en todo cuanto dicen. Cuando abordan la historia
de algo, lo hacen desconociendo que esta se construye consultando el mayor número de fuentes posibles, clasificando
las mismas según su grado de importancia, y no sobre la base de pocas fuentes sin tener en cuenta la procedencia de las
mismas (de ahí su falta de precisión para narrar los hechos). En política, son populistas poblacionales (operan con
ideologías y no entienden las dinámicas del poder); en derecho, exégetas (se apegan a la literalidad de la ley,
desconociendo la hermenéutica de la misma); en ciencias, dogmáticos (operan con creencias y no sobre la base de
investigaciones); y en espiritualidad, supersticiosos (hacen de la espiritualidad una religión). Son interlocutores de mucha
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El significante buddhi deriva del vocablo sánscrito budh, que significa luz, discernimiento o
inteligencia. Discernir es iluminar para salir de la confusión11. Inteligencia es la capacidad para
resolver problemas y develar misterios. Buddhi12 es el instrumento de la noosfera que discierne sobre
lo que genera manas y lo ordena13. Es el equivalente de lo que en Occidente se denomina razón14 y
esta es la facultad de organizar los pensamientos15.

En el proceso meditativo lo primero que se busca es poner la mente en blanco; es decir, aquietar manas:
ese “mico” que jamás deja de producir pensamientos y que hace a las personas, mientras repiten su
simram, ver en el ojo de su mente cualquier clase de locuras16. La meditación es un proceso que busca,
entre otras cosas, poner bajo total control a manas, para que deje de estar malgastando toda la energía
del sujeto17.

Una vez se “pone en cintura” la imaginación, la razón se queda sin elementos para organizar y deja de
operar también. Sin embargo, con la meditación, buddhi va transformándose o pasando de estructuras
cognoscitivas inferiores a superiores. De ahí que el avance meditativo se acompañe de un incremento
en el discernimiento. No por casualidad el mejor discernimiento está en los seres de máxima
realización espiritual. De esta forma, un “meditador” asiduo entregado al veganismo que muestre
cada vez más dificultades de discernimiento, a todo nivel, es un farsante. No se puede comprender
cómo el vehículo de perfeccionamiento por antonomasia que conduce al alma hacia Dios genere
embrutecimiento. Esto nada más lo puede concebir un imbécil18. Y la espiritualidad no tiene
absolutamente nada que ver con la imbecilidad.

Ahora se puede entender mejor el hecho de que cuando un iniciado en un sendero espiritual (misterios
del más allá) pretende dar cátedra en un Satsang o por fuera de él aduciendo, ante preguntas de alto
calibre intelectual, sobre las cartografías que han dejado los Maestros, que en estas últimas no hay

pobreza discursiva de los que, para salud de uno, es mejor alejarse. Lo peor de todo es que normalmente se consideran
personas sensatas e inteligentes y, cuanta más edad tienen, peor es la situación, pues tienden a confundir cronología con
sabiduría y conocimientos.
11
Donde hay confusión hay desconocimiento e ignorancia. La confusión no es una virtud.
12
Dice el avatar Sathya Sai Baba: 1) “… El intelecto o buddhi es la más importante de las vestiduras que lleva el hombre”
y 2) “El buddhi o intelecto tiene la capacidad de tomar decisiones… Sin la intervención del buddhi no podríamos resolver
ninguno de los problemas que surjan en nuestra vida.
El Bhagavad Gita dice que el buddhi puede captar aquello que está más allá del alcance de los sentidos… De ahí que sea
de importancia suprema para el hombre”.
13
No por casualidad dijo Sai Baba: “Tan pronto como surja un pensamiento no deberemos apresurarnos a actuar, sino
deberemos someterlo al escrutinio del intelecto (buddhi) y llegar a una decisión correcta. Solo después de esto habríamos
de llevar el pensamiento a la acción”.
14
Existen diferentes niveles en la razón. Buddhi va desde el preoperacional de Piaget hasta la razón intuitiva del maestro
Aurobindo, pasando por la razón integral de Ken Wilber.
15
Los individuos con un buddhi desarrollado en detrimento de su manas, hacen todo lo contrario de lo dicho en la nota
al pie número 9.
16
Da tristeza ver a muchos practicantes de meditación desconocer los instrumentos de la mente ordinaria y qué es lo
que hace el simram sobre su mente, precisamente, como se verá más adelante, por satanizar el intelecto y privilegiar la
pereza sobre el estudio acerca de lo que han dicho los Maestros de la espiritualidad.
17
En neurociencia cognitiva se denomina ruido mental a toda esta inquietud que manas mantiene constantemente en
nuestra noosfera.
18
Imbécil es aquel sujeto que necesita apoyo de otro para pensar porque le es imposible hacerlo solo con claridad.
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precisión semántica posible por la naturaleza misma de los referentes reales de los mundos sutiles, lo
que está diciendo realmente es: “Mi buddhi está atrofiado, pero no soy capaz de reconocerlo en público
y por ello prefiero mejor decir que las cosas espirituales en sí mismas no se pueden definir claramente,
además de que me siento muy bien en esa atrofia racional” (zona de confort oligofrénica)19.

Es muy común ver a estos pseudoasesores repitiendo a diestra y siniestra que no hay que meterle “tanta
mente” al sendero espiritual en el que uno se encuentre, estimulando la superstición, para que así no
les pregunten por muchos asuntos que no pueden discernir por falta de estudio y su charlatanería no se
ponga al descubierto, pues charlatán es el que usa palabras que desconoce o aborda temas que no
maneja, y esto es precisamente lo que hacen estos pseudoasesores: dar cátedra de lo que su buddhi no
discierne20.

Sin darse cuenta, con su errado proceder, estos individuos (que de espirituales no tienen ni un cabello)
promueven una espiritualidad apalancada en la atrofia de buddhi; una espiritualidad sustentada en el
abandono del razonamiento para entender los mapas del camino; una espiritualidad supersticiosa; una
espiritualidad de la brutalidad; una espiritualidad de la involución ¡Un absurdo total y un irrespeto a la
inteligencia de los Santos!

Un Satsang en el que los iniciados se reúnan a leer libros de los Maestros sin que haya un conocimiento
cabal de esas cartografías descriptivas y prescriptivas utilizadas por parte de uno o más sujetos, es un
Satsang en el que la noosfera de los asistentes se llena de confusión; la razón involuciona; buddhi se
atrofia. Con el agravante de que se piensa estar avanzando en el camino. Reuniones de este tipo en el
que el orientador o los orientadores no están cualificados intelectualmente para responder las preguntas
o hacer transposiciones didácticas de los contenidos abordados, son reuniones en donde la oscuridad
hace presencia y el final no podrá ser el mejor. Si bien los Maestros derraman su Gracia sobre sus
iniciados, a estos corresponde poner de su parte para avanzar, dejando atrás la zona de confort (zona
neurotermodinámicamente animal). Si el orientador no está a la altura para orientar, es mejor que deje
de hacerlo. La charlatanería es antiética y la espiritualidad solo es posible sobre la base de la ética21.

No es casual, por ello, ver a mucha gente escasa de lóbulos frontales22, a pesar de sus estudios
superiores, metida en los senderos espirituales que se promueven con esta deformidad; así no
abandonan nunca su pereza mental teniendo con qué justificarla, pues “como la mente hay que dejarla

19
Quien no puede definir, explicar y ejemplificar lo que dice conocer o saber, no conoce sobre el tema y mucho menos
lo sabe. El sujeto que así opera es un completo farsante, pues funciona con base en la dóxa y se presenta como si operara
desde la epistéme o la sophía. “El que sabe penetra el objeto…”, dijo Osho, y no da vueltas alrededor de él (como hacen
los conversadores).
20
“El conocimiento intelectual es una buena cosa en sí misma. Es una pluma más en el aderezo de un adepto práctico”,
expresó el Maestro Kirpal Singh.
21
“A menos que observemos una vida ética, no habrá progreso espiritual” y “La vida ética es un prerrequisito para el
progreso interno”, escribió el Maestro Darshan Singh.
22
Los lóbulos frontales son el sustrato biológico que permite la práctica de la meditación. Así mismo, son la plataforma
fisiosférica del razonamiento. Por lo tanto, con el avance meditativo, al fortalecerse los lóbulos frontales, el razonamiento
(buddhi) también se verá optimizado (no desmejorado).
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atrás en el camino es mejor atrofiarla”. Esto fácilmente podría llamarse la espiritualidad de la


burralidad.

El estudio de todo lo que mejore el proceder de buddhi debe ser bienvenido, ya que de lo contrario se
desarrolla superstición, y sin discernimiento no puede avanzarse en ningún camino23. Si un iniciado
puede hacer lo que hacía el maestro Paramahansa Yogananda24 o lo que hizo el Param Sant Shamas-
i-Trabriz cuando se acercó por primera vez a Jalaluddin Rumi25, se puede muy fácilmente entender
que no estudie para pulir su discernimiento, ya que habrá despertado la conciencia espiritual que todo
lo sabe. Pero si no lo puede hacer y tiene con qué hacerse de una buena biblioteca, es un perezoso
intelectual al que le gusta asumir protagonismos sobre temas espirituales que no conoce (charlatán)26.
Y el hacer esto es una falta de respeto con los interlocutores y una burla a todo el trabajo interno
realizado por los Maestros de la espiritualidad para llegar a donde han llegado.

Cuando la superstición se apodera de los “prosélitos”, como desafortunadamente sucede en la mayoría


de los casos, lo superficial se toma por esencial, la espiritualidad se reduce a religión27 y la
organización mental de la información, por la que tanto abogó Buda en su énfasis sobre la base racional
de las tesis espirituales28, brilla por su ausencia29. Dicen una cosa, luego salen con otra que contradice
a la primera y después dicen otra que no armoniza ni con la primera ni con la segunda, a lo que
normalmente responden diciendo que la espiritualidad no es lógica, para disfrazar su falta de síntesis
en las tesis contrarias antes expuestas (como lo exige la lógica taoísta o dialéctica). Se les nota muy
fácilmente que su “espiritualidad” es más un asunto de afectividad (biosfera) y creencias (manas) que

23
Por eso dijo Leadbeater: “De aquellos que aspiran a obtener progreso oculto se espera que cultiven la cualidad del
buddhi…”
24
Escribió Yogananda: 1) “Leo muy poco, porque no me es necesario. A penas comienzo a leer una pocas páginas de un
libro, sé, por sus vibraciones, toda la verdad que contiene” y 2) “Cuando miro un libro, veo que la verdad allí contenida,
sea cual sea, ya me fue revelada por Dios. Todo pensamiento y toda verdad procede del Espíritu; si comulgas con Él
recibirás su sabiduría directamente”.
25
Sant Darshan Singh al respecto escribió: “En Kuniya, pueblo persa, un famoso filósofo se sentó cerca de una charca y
se puso a leer algunos manuscritos. El gran mistico sufí, Shamas-i-Tabriz, fue hacia él y al verlo consagrado en el estudio,
señalando los manuscritos, preguntó: ‘¿Qué es esto?’. El erudito, mirando al desaliñado visitante, comentó: ‘Es un
conocimiento que está más allá de la comprensión del iletrado’. Tabriz, levantando el volumen, lo arrojó al agua.
Escandalizado y lleno de angustia, el filósofo gritó: ‘¡Tosco dervish! ¿Qué has hecho? Por tu acto irreflexivo el mundo ha
perdido un tesoro de conocimiento’. Tabriz, introduciendo la mano en la charca, sacó el manuscrito seco e intacto.
Sorprendido, el erudito exclamó: ‘¿Qué es esto?’ Tabriz sonrió y dijo: ‘Es un conocimiento que nace del éxtasis y el cual,
está más allá de la comprensión del erudito’. Fue así como el gran sufí Jalaluddin Rumi conoció a su Maestro, y de maulvi
(hombre de erudición) fue transformado en maulana (sabio)”.
26
“Para merecer el nombre de hombres debemos modelar nuestra mente para configurarla de manera que le
corresponda a un hombre y no a una bestia”, acota Sai Baba.
27
Abundan los iniciados en los senderos espirituales que viven dicho sendero como una religión más. No se diferencian
en nada de un testigo de Jehová, un católico o un evangélico. Hacen de la espiritualidad, como regalo de Dios que es, una
pérdida de tiempo (una religión).
28
“El señor Buda dijo que la única base sólida para creer una cosa es que esté de acuerdo con la razón…”, escribió Annie
Besant.
29
Racionalidad no es cientificismo, ni mucho menos materialismo. Estas son formas de dogmatismo. Son modos de una
razón enferma. No sana. Racionalidad es proceder organizado en concordancia con los criterios de validez asociados a
cada referente real según su estatus ontológico o, mejor todavía, su dirección kósmica (como establece la Postmetafísica
integral wilberiana). Este proceder organizado puede ser lógico formal (aristotélico) o lógico dialéctico (hegeliano),
analítico (cartesiano) o sintético (kantiano) según sea menester.
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de discernimiento (buddhi) y vivencia del despertar del ojo del espíritu (teosfera)30. De ahí el hecho
de que se fastidien con preguntas que deriven de un buddhi fortalecido, de unos lóbulos frontales
enriquecidos por el estudio y la práctica meditativa31. Esto los pone al descubierto y hace temblar su
ahamkara, motivo por el cual se resisten a ser interrogados en público.

Son los iniciados supersticiosos los que reducen la espiritualidad a la atrofia de buddhi, al
vegetarianismo forzado y a la mojigatería. Con lo primero se apoltronan en la flojera intelectual,
satanizando o catalogando de antiespiritual al que puede hacerles preguntas que ponen al descubierto
su falso conocimiento. Con lo segundo reducen a un asunto de fuerza de voluntad el extenso y doloroso
proceso de transformación moral que va del egocentrismo al gaiocentrismo32. Y, con lo tercero,
reducen la pureza de corazón, que tanto pregonó Jesús como requisito para ver a Dios, al vicio de la
hipocresía33.

Todo esto no es más que el intento de realizar el Espíritu a través del proceso imposible de saltarse los
niveles del desarrollo consciencial pertinentes que hacen posible la actualización de la espiritualidad,
verticalmente hablando34, ya que horizontalmente es otra la dinámica35. Este fenómeno fue
denominado por el psicólogo transpersonal John Welwood bypass espiritual36.

Los individuos que padecen este mal psicológico tienen una marcada tendencia al dogmatismo. No
escuchan razones. Están cerrados a nuevos descubrimientos. Carecen de la capacidad para nutrirse de
lo que dicen otros senderos espirituales de gran envergadura37. Por ello, si son seguidores de Sant

30
“En suma, el público no quiere saber sino creer”, escribió el astrofísico Peter Coles.
31
“Las personas que no leen o meditan… no adquieren una comprensión profunda de las cosas”, dijo el maestro
Yogananda.
32
Esto queda corroborado por el hecho de que muchos que no comen carne animal por exigencias del sendero espiritual
se dan permiso para comer queso, un alimento que por la industrialización de la producción y distribución de los lácteos
genera ignominiosos padecimientos a las reses. Otros comen productos que contienen huevo, como la mayonesa y
algunas galletas, o grasa animal, como la mayoría de los chocolates. Si de verdad se abstuviesen de ingerir productos de
origen animal porque han desarrollado la compasión gaiocéntrica (ver a Dios y a sí mismos en la naturaleza), jamás se
darían estos permisos. Pero, bueno, así procede el farsante y desubicado.
33
No por casualidad en estos senderos abundan los que gustan de averiguar, mediante chismorreo o intromisión, cual
competencia de niños escolares, si el otro no se violenta (reprime su ira), si ya dejó las carnes en su dieta y si todavía les
“pierde tiempo a los libros”. Sin embargo, prácticamente a nadie se ve enarbolando la bandera de la castidad, verdadero
signo de realización espiritual. Inhibir (alienar) el deseo de insultar o comer cerdo a las finas hierbas es mucho pero mucho
más fácil que ponerle trabas a la gratificación del deseo sexual.
34
Al respecto expresó el Maestro Darshan: “El crecimiento es doloroso y no hay atajos posibles” y Osho manifestó:
“Crecer es doloroso porque has estado evitando mil dolores en tu vida; evitarlos los aumenta y al final tendrás que
enfrentarlos todos”. Los niveles del desarrollo no se pueden saltar. El orden de sucesión, como decía Jean Piaget, es
inalterable. Lo que sí puede hacerse es acelerarse mediante el trabajo interno, pero esto es muy diferente.
35
Remito al lector al estudio de la rejilla Wilber-Combs, donde todo esto queda clarificado.
36
“… El intento prematuro de trascendencia –que lleva a refugiarse en el absoluto impersonal- suele ser una forma de
eludir o negar los problemas que conlleva el desarrollo psicológico. Y… esto es algo que puede generar una sombra
monstruosa que provoque efectos realmente desastrosos”, escribió J. Welwood.
37
En relación con este explicó Annie Besant: “Tal es la posición del fanático: no leer nada escrito desde un punto de vista
ajeno al suyo, por temor de ver debilitadas sus opiniones. Punto de vista radicalmente opuesto al de aquel que busca la
verdad, al del que busca conducirse de forma elevada. Trata este de leer todo lo que sea posible sobre determinado
asunto para poder ver desde cuántos ángulos diferentes los rayos de la verdad que se han reflejado sobre la mente
8
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Kirpal Singh no le dan valor a lo que pueda decir Buda sobre el samsara, o si son seguidores de Kabir,
no escuchan lo que pueda decir Yogananda sobre los resultados de una vida antiética. Parecen tener
pánico u odio al ejercicio sano de la razón (misología platónica) en lo atinente a los mapas sobre la
realidad kósmica. Por ello no saben cuándo usar la semántica para interpretar una oración y cuando
usar la pragmática para hacer lo mismo con un párrafo, considerando que su lectura míticoliteral es la
única válida (de aquí al fundamentalismo hay solo un paso).

Asimismo, los sujetos de marras manifiestan un fuerte apego a las normas exteriores de conducta en
detrimento de la atención que deberían prestar a su ser, por cuanto que la moral y la espiritualidad son
asuntos del ser que tiñen el hacer, no asuntos del hacer que enajenan el ser. Esta era, efectivamente,
la crítica constante del maestro Jesús a los fariseos, de acuerdo con Maurice Nicoll (un discípulo de G.
I. Gurdjieff). Y los que hoy hacen lo mismo no se diferencian en nada de estos últimos, por lo que se
les podría muy bien denominar neofariseos38, pues olvidan que la diferencia entre un Santo y un simple
mortal está en lo que son, no en lo que hacen (aunque el Santo puede hacer cosas que el simple mortal
no).

Lo más triste de todo esto es que a este circo psicopatologizado le llaman, estos supersticiosos de los
misterios del más allá, espiritualidad, considerándose, ipso facto, seres espirituales. Apague y
vámonos.

Si la espiritualidad (la realización de Dios) fuese este esperpento, el planeta estaría lleno de Santos y
la historia de la especie no fuese la historia de los abusos del hombre sobre el hombre (que llevó al
filósofo Thomas Hobbes a expresar hommo hominis lupus est [el hombre es lobo del hombre]) y del
hombre sobre la naturaleza.

Para finalizar, vale la pena transcribir in extenso, por la gran claridad que aporta, lo que dice Ken
Wilber sobre la relación entre el discernimiento y la espiritualidad:

Traleg Rimpoché empieza señalando la importancia tanto de las visiones correctas como de las
meditaciones correctas, que constituyen dos dimensiones inseparables:

Las prácticas y experiencias de la meditación budista son siempre consideradas desde un determinado
punto de vista que siempre se considera como válido y verdadero, lo que no puede ser de otro modo. Las
visiones correctas tienen la capacidad de conducirnos a la liberación, mientras que las visiones
incorrectas no hacen más que alentar las ilusiones de nuestra mente…

Es por esto por lo que, cuando emprendemos el camino, necesitamos una orientación adecuada y correcta.
La visión correcta es, de hecho, nuestro vehículo espiritual, el vehículo que empleamos para ir desde la
esclavitud del samsara hasta la liberación del nirvana. En cambio, las visiones incorrectas pueden
alejarnos de nuestro camino y, como una balsa mal construida, hacernos naufragar y dejarnos a la deriva

humana y han sido refractados por ella”. Lo peor de todo es que el fanatismo existe en todos los campos de la realidad.
En politiquería sobreabundan. Esta condición deplorable no respeta edad, clase social o nivel académico.
38
En relación con esto escribió M. Nicoll: “…Evitar los excesos sin el conocimiento de uno mismo es patología y, además,
hipocresía” y Osho dijo: “La represión impide la transformación”.
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y a merced de los escollos del sufrimiento. No existe la menor separación entre el vehículo que nos
transporta a nuestro destino espiritual y la visión que sustentamos en nuestra mente.

Resulta muy triste que el budismo boomeritis (“¡A mí nadie me dice lo que tengo que hacer!”) se
utilizase desde la perspectiva de “los vagabundos del Dharma”, que confundía la licencia
preconvencional con la liberación postconvencional. Por ello se creyó que el budismo consistía en el
cultivo de “ninguna visión”, lo que solo es cierto desde el lado de la vacuidad o Hinayana, pero
completamente falso desde el lado Mahayana, que exige la unión entre la vacuidad y las visiones, sin
desembarazarnos de ninguna de ellas. Me parece muy lamentable que la “no visión” haya acabado
convirtiéndose en “¡A mí nadie me dice lo que tengo que hacer!”. A continuación, Traleg hace los
siguientes comentarios sobre este curioso budismo occidentalizado:

El budismo afirma que nuestra visión normal nos inhibe y nos encadena a la condición limitada del
samsara, mientras que la visión correcta puede conducirnos a nuestra última morada espiritual. Pero ello
no debería llevarnos a concluir –como suelen hacer los modernos budistas occidentales- que la
meditación consista en desprendernos de toda visión o que las visiones nos impidan alcanzar nuestra
meta espiritual. Esta creencia se basa en la premisa errónea de que, para alcanzar la liberación y la
iluminación, las enseñanzas budistas subrayan enfáticamente la necesidad de desarrollar una sabiduría
no conceptual. Sin embargo, son muchas, las personas que concluyen erróneamente que esto implica la
necesidad de no creer nada [“¡A mí nadie me dice lo que tengo que hacer!”] y que, desde el principio,
debemos prescindir de toda conceptualización. Esa no es más que una visión incorrecta que debemos
acabar superando. La visión correcta y noble debe ser cultivada con gran diligencia.

… La experiencia meditativa no existe como algo aislado. Lo que sí existe es la experiencia meditativa
y la interpretación que le damos, lo que significa, entre muchas otras cosas, que debemos elegir muy
cuidadosamente nuestras interpretaciones, nuestra visión, nuestro marco de referencia. Según Traleg
Rimpoché:

En los primeros discursos del Buda sobre las Cuatro Nobles Verdades, el Óctuple Noble Camino
comienza con el cultivo de la visión correcta… y es que, sin un marco de referencia conceptual, las
experiencias meditativas serían totalmente incomprensibles. Lo que experimentamos durante la
meditación debe ser adecuadamente interpretado, y tenemos que entender su significado o su falta de
significado. Este acto de interpretación requiere el empleo adecuado de categorías conceptuales.

Aunque a menudo se nos diga que la meditación consiste en vaciar la mente del pensamiento discursivo
y agitado que nos mantiene atrapados en las falsas apariencias, no existe, de hecho, experiencia
meditativa que no recurra, de un modo u otro, a formulaciones conceptuales. Como cantó el maestro
Jamgön Kongtrül Lodrö Thaye:

Quien medita sin visión


es como el ciego que vaga por un valle
sin punto de referencia que le indique cuál es el verdadero camino.
Quien no medita y se limita a mirar es como el rico atrapado en sus riquezas.
Incapaz de disfrutar y de hacer disfrutar a los demás.
La tradición sagrada consiste en unificar la visión con la meditación.

Resulta lamentable que los modernos budistas occidentales criticados por Traleg, que suelen considerar
al budismo como una postura “sin conceptos” y “sin intelecto”, incurran con tanta frecuencia en una

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Leyder Lasprilla

actitud de rechazo al intelecto que, entre muchas otras cosas, ha acabado convirtiendo, con más
frecuencia de la deseada, al budismo en una escuela del tipo “solo sentimientos”.

Para este tipo de personas, la cognición parece ser una especie de palabrota. Para ellos, la expresión
“demasiado cognitivo” significa “nada espiritual”, cuando lo cierto, como bien señala Traleg, es casi
exactamente lo contrario. Adviértase que el término “cognición” se deriva, de hecho, de la raíz griega
gni (co-gni-ción) y que este gni equivale a gno, de la que se deriva la palabra gnosis. Así pues, la
cognición es, en realidad, co-gnosis, el elemento que unifica la gnosis y la consciencia no-dual. Por
ello Traleg afirma que la cognición o co-gnosis es, de hecho, el vehículo de nuestro camino espiritual…

Este gno es el jna sánscrito que aparece tanto en prajna como en jnana. Prajna es la consciencia
discriminativa suprema necesaria para el despertar completo de la gnosis (para-jna = prognosis),
mientras que la jnana es la gnosis pura. Una vez más, la cognición como cog-nosis es la raíz del
desarrollo necesaria para el despertar completo de la gnosis, de jnana, de la consciencia liberadora o no
dual. Convendría pues que, la próxima vez que escuchase el término “cognitivo”, se lo pensara dos
veces antes de tildarlo como antiespiritual.

…Traleg Rimpoché concluye subrayando muy adecuadamente la necesidad de no asumir cualquier


visión, sino una visión auténticamente comprehensiva o integral.

Según la tradición Mahamudra, tenemos que lograr una comprensión conceptual adecuada de la vacuidad
o de la naturaleza de la mente. No basta simplemente con practicar la meditación y esperar que la suerte
nos acompañe, sino que necesitamos un marco de referencia conceptual que se asiente en una visión
correcta…

Si queremos practicar la meditación budista necesitamos tener una visión global de nuestra naturaleza
humana, del lugar que ocupamos en el esquema de cosas y de nuestra relación con el mundo en que
vivimos, con nuestros semejantes y con el resto de los seres sensibles 39. En lugar de pensar que los
conceptos son esencialmente impuros y que deben ser superados, debemos entender que el logro de la
comprensión solo es posible partiendo de ciertas verdades. Todas estas consideraciones deben ser tenidas
en cuenta cuando practicamos la meditación y nuestra práctica debería acomodarse a ellas. De otro modo,
nuestra visión del mundo corre peligro de fragmentarse progesivamente y de alejarse demasiado de
nuestra experiencia, generando entonces una “no conceptualidad” que acaba convirtiéndose en una
pesada carga conceptual que inevitablemente genera muchas confusiones.

Esto nos lleva de nuevo al punto de partida. Por un lado, existe la vacuidad… y, por el otro, el mundo manifiesto
(y la mente conceptual), de modo que la cuestión central es la siguiente: ¿Qué forma mental nos ayudará a realizar
y a expresar la vacuidad? Nos guste o nos desagrade, siempre hay una forma o visión. Es por esto por lo que la
visión correcta siempre se ha considerado como absolutamente necesaria para la iluminación porque, como dice
Traleg, constituye el vehículo mismo de la realización en cuya ausencia toda meditación es ciega.

Elija, por tanto, muy cuidadosamente su visión o marco de referencia, y procure que sea los más comprehensivo
posible o integral posible, porque su visión –su sistema cognitivo, su co-gnosis, su comprensión conceptual y su
marco de referencia implícito o explícito- acabará determinando la forma misma de su iluminación.

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La cartografía mental del sendero a transitar nos permite ubicarnos, para así evitar caer en falsedades, como la de ser
inferiores y sentirse ya cerca de Dios (por cierto, muy común).
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Leyder Lasprilla

Post scriptum: Al respecto, también es pertinente leer lo que dice el maestro Paramahansa Yogananda
sobre la importancia del estudio en la vida cuando todavía la consciencia espiritual no se ha actualizado
en el sujeto:

Es más recomendable leer durante un rato que ocuparse día y noche de los quehaceres domésticos o de
actividades no creativas… En vez de utilizar la mente solo para programar tu trabajo diario u otras
actividades pasajeras, o dejar que la mente desperdicie ocasionalmente el tiempo, aplícala durante
algunos períodos a lecturas constructivas. Ten a mano las lecturas de provecho para leerlas con
detenimiento en momentos libres. Es muy útil disponer de cierta variedad de materias –un poco de
ciencia, un poco de historia, filosofía, biografías, viajes- y, en general, de todo lo que nos inspire y
desarrolle nuestras facultades mentales.

Los libros pueden ser muy buenos amigos y, cuando son realmente selectos, puedes sacar de ellos gran
provecho. Al principio te puede parecer muy útil leer a Emerson, a Milton, a Platón, o a cualquiera de
los grandes Santos, pero, después de algún tiempo, te sorprenderás pensando las mismas ideas que ellos
han dejado. Sentirás que has ganado algo valioso, ya que todos esos sabios adquirieron sus profundos
pensamientos en la mina infinita de Dios: ideas que, de otra manera, no se te habrían ocurrido en una
sola vida.

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Leyder Lasprilla

Conclusiones

 Si la espiritualidad es la realización de Dios y su perfección, es inconcebible encontrar


brutalidad en un ser espiritual.
 Si la ética es la plataforma de la espiritualidad, no se justifica el que haya iniciados que
descaradamente practiquen la charlatanería.
 Quien tiene un mapa correcto se ubica fácilmente en el territorio.
 Quien opera desde manas no sabe lo que hace ni lo que dice; quien opera desde buddhi sí.
 Un buddhi atrofiado no es sinónimo de avance espiritual. Lo es de involución psicológica.
 La espiritualidad es correlativa a las virtudes, no a los vicios.
 El bypass espiritual es el intento de practicar la espiritualidad desde la zona de confort, a pesar
de que ella solo es posible practicarla en la zona de transformación.
 La superstición degenera la espiritualidad.
 Donde hay superstición, hay dogmatismo y este solo está presente cuando buddhi está ausente.
 Quien se considera espiritual por ser misólogo está orinando fuera del tiesto gravemente (¡qué
Dios lo ayude!).
 Sin la consciencia espiritual solo un necio rechaza conocer el mapa del territorio que va a pisar.
 La liliputiensia y la coproencefalia son inversamente proporcionales a la realización espiritual.
 Si se carece de la consciencia espiritual o, en su defecto, del conocimiento de lo que han dicho
los Maestros de la espiritualidad, mejor es guardar silencio antes que intentar llevar luz
intelectual a otro.
 Solo un ignorante desprecia la validez de la precisión semántica en la comunicación, más
cuando esta trata de temas divinos (que son supremamente complejos).
 Una espiritualidad basada en creencias dogmáticas y emocionalidad no es espiritualidad. Es
religión.
 El prosélito que se siente ético por apegarse a normas de conducta que no están respaldadas
por su auténtico sentir está alienado en el hacer y se ha olvidado del ser.

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Leyder Lasprilla

Si la redacción del escrito le pareció ofensiva,

en vez de objetiva, es porque su centro de gravedad operativo,

es manas y no buddhi. Dura veritas, sed veritas.

Atte.

El autor

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