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EL CONVENIO INTERNACIONAL DE GINEBRA DE 1999, SOBRE EL EMBARGO

PREVENTIVO DE BUQUES

Renato D. Pezoa Huerta

I. ASPECTOS GENERALES DEL CONVENIO.


Las principales naciones marítimas del mundo, representadas principalmente
por la Comunidad Económica Europea, seguidas de varias naciones asiáticas, todas convencidas
de la conveniencia de facilitar el desarrollo ordenado y armónico del comercio mundial,
dedicaron un importante esfuerzo a la construcción de un instrumento jurídico de Derecho
Internacional que procurara la uniformidad internacional del denominado arraigo de naves,
prohibición de zarpe, inmovilización o simplemente llamado, embargo preventivo de buques,
que no es otra cosa que la retención física de una nave en puertos extranjeros, que sean distintos
a los de la bandera del buque. Dichos intentos finalizan exitosamente hacia el 12 de marzo de
1999 en la ciudad suiza de Ginebra, con la aprobación del presente Convenio, objeto de este
estudio.

II. DEFINICIONES.
En su artículo 1º, el Convenio contiene un catálogo de definiciones de
necesaria inteligencia para su acertada aplicación, principiando dicha norma con la expresión
“crédito marítimo”, solo en cuya virtud puede llegarse a retener un buque conforme las
prescripciones de este instrumentos internacional.
Por su parte, el vocablo “embargo”, utilizado por el presente tratado, debe
entenderse como toda inmovilización o restricción de zarpe de una nave, la que es impuesta por
resolución de un Tribunal, todo en garantía de un crédito marítimo, excluyendo la retención de
un buque para la ejecución de una sentencia u otro título ejecutivo.
Finalmente, los conceptos “persona”, aluden a toda persona natural o jurídica,
o a toda entidad de Derecho Público o Privado, esté o no constituida en sociedad, inclusive un
Estado o cualquiera de sus subdivisiones políticas; el de “acreedor”, refiriéndose a toda persona
que alegue un crédito marítimo; y por “tribunal”, a toda autoridad judicial competente de un
Estado.

III. DEL EMBARGO PREVENTIVO PROPIAMENTE TAL


Jurídicamente, el término “embargo”, equivale para todos los efectos de
aplicación del presente Convenio, al mismo concepto establecido normativamente en nuestro
Código de Comercio en su artículo 1232, identificándolo como la prohibición de zarpe,
retención, arraigo o inmovilización de una nave, con el propósito de obtener una garantía a favor
del acreedor, a diferencia del embargo de carácter ejecutivo, que lleva a la enajenación del buque
para hacer con su producido, pago al acreedor reclamante.

IV. EL CRÉDITO MARÍTIMO.


De conformidad al artículo 2° del Convenio, el embargo de buques es
procedente sólo si se alega por un acreedor titular de un crédito marítimo, surgido éste de una o
varias de las causales enumeradas por el artículo 1º del mismo instrumento jurídico internacional,
como aquellos provenientes de pérdidas o daños causados por la explotación del buque, la avería
gruesa, el remolque, el practicaje, una hipoteca “mortgage” o gravamen de la misma naturaleza
sobre el buque, entre otros.
V. TRIBUNAL COMPETENTE.
El citado artículo 2º del Convenio, dispone que sólo los Tribunales de un
Estado Parte serán competentes para resolver el decreto de retención o embargo preventivo de
un buque en garantía de un crédito marítimo, así también como su posterior liberación. En este
sentido, cualquier Tribunal del Estado Parte podrá resolver la solicitud de embargo preventivo,
a fin de obtener la garantía por el crédito marítimo reclamado por el acreedor, sin importar que
exista una cláusula contractual de jurisdicción o compromisoria de arbitraje, en cuya virtud los
contratantes hubieren acordado someterse a la jurisdicción de los Tribunales de un Estado
distinto de aquél ante el cual se ha solicitado la retención del buque.

VI. TRIBUNAL COMPETENTE PARA CONOCER DEL FONDO DEL LITIGIO.


En virtud del artículo 7º del Convenio, los Tribunales del Estado en que se
haya practicado el embargo preventivo o arraigo, o se haya prestado garantía para obtener la
liberación del buque, serán competentes para resolver sobre el fondo del litigio que motivó la
retención, a menos que válidamente las partes acuerden o hayan acordado someter el litigio a un
Tribunal de otro Estado que se declare competente, o a arbitraje.
En principio, el acreedor del privilegio marítimo, debe intentar la demanda
ante el Tribunal que corresponda, dentro del plazo que señale la legislación interna de cada
Estado (lex fori), pudiéndose decretar a solicitud de parte, la liberación del buque embargado
preventivamente, o la cancelación de la garantía prestada, según corresponda.
Por su parte, entablada la demanda dentro del plazo, o en caso de no haberse
fijado ese plazo, se interpone la demanda pero ante un Tribunal Competente o un Tribunal
Arbitral de otro Estado, toda resolución definitiva dictada en ese procedimiento de arraigo será
reconocida y surtirá efecto con respecto al buque embargado o a la garantía prestada para obtener
su liberación, siempre y cuando:
a) Se ha emplazado legalmente al demandado con suficiente antelación para
poder defenderse;
b) Ese reconocimiento de la sentencia sobre el arraigo no sea contraria al
orden público.

VII. ÁMBITO DE APLICACIÓN.


El artículo 8º del Convenio dispone que dicho Instrumento Internacional se
aplicará a todo buque que navegue dentro de la jurisdicción de un Estado Parte, enarbole o no
el pabellón de un Estado Parte.
El Convenio no se aplicará a los buques de guerra, a las unidades auxiliares y
a otros buques pertenecientes a un Estado o explotados por él y destinados exclusivamente, en
ese momento, a un uso público no comercial.

BIBLIOGRAFÍA
BARROILHET, Claudio et al, La nave y el artefacto naval. Publicaciones de la Escuela de Derecho
PUCV, Valparaíso, 2017, pp., 277-287.

Puerto de Huasco, a 27 de Noviembre de 2019.-

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