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La fobia es un miedo irracional, intenso, y persistente hacia un objeto o situación específica, que
limita la vida de la persona que lo padece, ya que intentará evitar a toda costa exponerse a dicho
objeto o situación.
El miedo (la palabra deriva del latín metus 'temor') se define como la angustia experimentada ante
un riesgo o daño real o imaginario.
En su expresión normal, el miedo es una emoción muy adaptativa, ya que si no sentimos ningún
miedo, podemos realizar conductas imprudentes cuyas consecuencias pueden ser incluso
mortales.
Así, pues, los miedos normales son simplemente señales de alarma que, tienden a evitar
situaciones que pueden resultar peligrosas. El miedo a que nos atropelle un coche y la reacción de
ansiedad que genera, hace posible que el organismo se reactive para poder dar un salto o correr
para evitar el automóvil.
Las causas del desarrollo de una fobia no están claras, pero las investigaciones sugieren que
existen ciertos factores genéticos y ambientales que favorecen la aparición de la fobia.
No obstante, hay ciertas situaciones en las cuales se puede identificar la posible causa de una
fobia, estas situaciones son en las que la persona, por distintos motivos, está sometida a estrés.
Una de las causas posibles por las que surge una fobia específica es que la persona haya sufrido
una experiencia traumática en su infancia, después la persona asocia esa experiencia al objeto que
le causa temor. Esta asociación puede ser directa o indirecta. Es directa cuando ha sido ese objeto
la causa misma que desemboca en una fobia: por ejemplo, un niño es mordido por un perro, y a
consecuencia de ello el niño crece y se convierte en un hombre con fobia a los perros. La
asociación es indirecta cuando el temor aparece desplazado: es decir, el sujeto no vive en primera
persona la experiencia traumática, pero ve a otra persona en esa situación, o recibe información a
través de una película, etc.
No obstante, no todas las personas que vivan o vean una experiencia traumática, desarrollarán
una fobia. Algunos científicos se preguntaron esto al ver que en muchos casos, los hijos repiten la
fobia de los padres: por ejemplo, una madre con fobia a las arañas, les transmite a sus hijos su
propio miedo a las arañas. Sin embargo, no se trata de herencia genética, sino que simplemente se
trata de un comportamiento aprendido.
Las personas que padecen una fobia no suelen recordar las causas de la misma, especialmente
cuando se trata de fobias específicas. Otras veces, en cambio, pueden recordar uno o varios
sucesos que los llevaron a ellas.
La fobia social o trastorno de ansiedad social es un trastorno que se caracteriza por un miedo
intenso provocado por las situaciones de relación social. Quien lo sufre experimenta una gran
angustia que afecta a su vida cotidiana.
Algunos de los miedos más comunes en este tipo de fobia suelen ser el temor a hablar por
teléfono, hablar en público, ser observado por mucha gente, ser juzgado por un grupo de
personas, etc.
La fobia que llamamos específica está causada por determinado objeto, animal, actividad o
situación que ofrece poco o ningún peligro real. Como la causa del miedo irracional es bastante
concreta (por ejemplo, temor a ciertos animales como las arañas, las serpientes, los perros, los
caballos…, aversión por las jeringuillas) este tipo de fobia es menos invalidante para la vida
cotidiana que la fobia social, puesto que la persona que lo sufre la evita no exponiéndose al
objeto, animal o situación que le causa miedo. Por ejemplo, si la persona tiene miedo a las alturas,
evita asomarse a un balcón, subir a una azotea, etc.
Incluso existen otros temores más universales y que afectan a una población mayor de seres
humanos. Son los llamados “miedos existenciales”: miedo a la soledad, miedo a la muerte, miedo
al cambio, etc.
En estos tres tipos de fobias podemos encontrar un denominador común: todos ellos producen
temor, asco o repulsión, son desproporcionados tanto para el espectador como para el propio
sujeto y son incontrolables; el individuo sufre precisamente porque siente que ha perdido el
control de sus propias emociones. No puede vencerlas con la sola fuerza de la voluntad.
# 1.- Agorafobia: miedo a los espacios abiertos o públicos donde pueden producirse
aglomeraciones de mucha gente
# 2.- Claustrofobia: miedo a los espacios cerrados como los ascensores, el metro, el cine,
etc. Esta fobia se acrecienta si los espacios son especialmente pequeños o mal iluminados.
# 3.- Glosofobia: miedo a hablar en público. Es una fobia bastante común. A muchas
personas les genera un exceso de ansiedad el tener que hacer una presentación en
público de un trabajo. De hecho, los libros de autoayuda sobre cómo hablar en público y
poder manejar la ansiedad están entre los más exitosos.
# 5.- Hemofobia: miedo irracional a la sangre. Las personas que sufren esta fobia sienten
un intenso temor cuando anticipan la presencia de sangre ver sangre y pueden llegarse a
desmayar solo con su visión.
# 6.- Belonefobia: es el miedo extremo que algunas personas les provocan los objetos
puntiagudos y afilados que puedan cortar o clavarse como cuchillos, navajas, sierras,
agujas, alfileres, jeringuillas, etc. A menudo esta fobia está relacionada con otras dos: la
hemofobia y traumatofobia (miedo a las heridas).
9.- Aracnofobia: asco o terror que siente la persona fóbica por las arañas. Es una de las
fobias a los animales (zoofobias) más extendida.
11.- Ailurofobia: Las personas afectadas por esta fobia pueden presentar hipersudoración,
dificultades para respirar e incluso un ataque de pánico ante la sola presencia de un gato.
12.- Cinofobia: es el miedo desmedido que se puede sentir por los perros. En muchos de
los casos, esta fobia se debe a una vivencia traumática relacionada con un perro durante
la infancia de la persona fóbica.
15.- Fobofobia: es una de las fobias más paradójicas, ya que se trata del miedo a entrar en
pánico y no poder controlarlo.
18.- Carcinofobia: es el miedo exagerado y sin motivo justificado que tienen ciertas
personas a contraer cáncer.
20.- Tapefobia: es el terror que causa la idea persistente a ser enterrado vivo.
Sintomatología
Antes, durante, o después de confrontar la situación temida, la persona que sufre una Fobia puede
presentar alguno de los siguientes síntomas:
Malestares gastrointestinales
Palpitaciones
Temblores o sacudidas
Transpiración excesiva
Mareos
Visión borrosa
Palidez
Como se trata
La terapia de conducta es uno de los tratamientos más efectivos para las fobias, en ocasiones
puede ser preciso combinarlo con tratamiento psicofarmacológico para disminuir los síntomas
físicos que acompañan a la fobia y ayudar así a la persona a afrontar la situación.
La hipnosis es una técnica muy rápida y eficaz en el tratamiento de las fobias. A través de
la hipnosis accedemos a tu inconsciente, a esos recuerdos, sensaciones y pensamientos
que han causado la fobia o siguen alimentándola. Cuando detectamos esas creencias
limitantes, colocamos en su lugar otras ideas para que te ayudarán a recuperar el control.