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2.1.

Definición del ser humano

Para hablar de “Humanismo”, es necesario definir al ser humano, para descubrir

el auténtico humanismo que potencia o debe potenciar la Universidad.

Sin embargo esta definición no es fácil, por varios factores, entre ellos;

la dificultad de la objetividad, pues es el ser humano quien habla de sí mismo;

por otra parte, su gran complejidad, algunos autores resumen esta dificultad en la

afirmación de que es un misterio, pues todos los pensadores que se han aproximado al

concepto del ser humano coinciden en que constituye una realidad sumamente

profunda, de la que no se debe hablar superficialmente.

Muchos han resaltado una cualidad o actitud del ser humano, estas definiciones le han

concebido como

animal racional, animal político, animal social, animal de trabajo, animal

lingüista,animal simbólico, animal cultural, animal estructural, animal

proletario, animal

técnico, entre otras definiciones; las cuales buscan definir al ser humano desde su

dimensión biológica, comparándolo con el reino animal para definirlo a partir de la

diferencia que se encuentra con estos seres vivos.

Al respecto, Rodríguez (2002) dice: “es que ni una sola definición, ni la suma de

todas ellas, dan razón de quién sea el ser humano pues, cada una de estas

definiciones deja un inmenso campo de valores sin definir, ya que hacen

referencia a algún aspecto del hombre, no a su integridad por lo cual ofrecen

una visión sesgada del mismo”.


Sin embargo, es imprescindible que a través de una definición se reconozca la riqueza de este ser,

para ello se requiere un esfuerzo para tener una visión integral del hombre, que abarque todas

sus dimensiones y no absolutivize solo un ámbito del mismo.

El término latino persona, así como el correspondiente griego prosopon,

significa “máscara”, la que usaban los actores de teatro, y, por tanto, el personaje

representado por ellos.

En este mismo sentido, se introdujo en la reflexión filosófica para indicar el rol desarrollado por el

hombre en la vida.

El hombre está llamado a desarrollar bien su papel, como el actor está llamado a

representar bien el suyo en el drama que representa. (De Angelis & Zordan, 2009)

Desde la época griega, varios filósofos han tratado de reflexionar sobre la realidad

humana, por ejemplo

Sócrates sostuvo que el ser humano estaba dotado de cuerpo o parte


material y alma o parte espiritual, la cual es inmortal y sede de su pensamiento y por
tanto su esencia.

Platón considera el alma de naturaleza espiritual e inmortal que, estando unida al


cuerpo de manera accidental, cuando se libera del cuerpo vuelve al mundo de las ideas.

Para Aristóteles, el alma es la función del intelecto agente y denomina


al hombre como animal racional.

Para el Estagirita, alma y cuerpo constituyen una única sustancia, de tal


manera que son indisolubles, el alma contiene al cuerpo.
El cuerpo vive por el alma y el hombre ejerce todas sus funciones en la corporeidad por el alma,
que es principio de vida.

El cristianismo de los primeros siglos, para explicar la realidad del ser humano, se
apoyó en este pensamiento clásico.
En el siglo VI Boecio, define al ser humano como persona: La persona es una

sustancia individual de naturaleza racional, de lo cual se concluye

que la persona está definida por la diferencia específica de la razón.

Esta definición reinó en el Medievo, época en la que la concepción de la realidad y en particular la

definición del hombre es teocéntrica.

Santo Tomás, en el siglo XIII, tomó las definiciones tradicionales sobre la persona donde se

valora la primacía del alma sobre el cuerpo y, explica que el alma es la forma del cuerpo

considerando que alma y cuerpo no son dos substancias separadas y

completas, sino dos principios que se necesitan recíprocamente.

La Edad Moderna, que inicia con el Renacimiento, se observa un esfuerzo notorio


en relegar la visión teocéntrica del hombre y el mundo y con ello el pensamiento mueve
su centro de gravedad hacia el antropocentrismo, en el cual solo interesa la
imagen de Dios en cuanto a lo que hace referencia al hombre, quien
pone su confianza en sí mismo para gobernar el mundo con la ciencia y
la técnica y, gobernarse a sí mismo y elegir su propio destino.

La figura más destacada en el pensamiento de la época es, Descartes para quien la


clave de la filosofía es la razón y quien sienta las bases del llamado
racionalismo, cuyos pensadores postulan que la razón define al hombre y, por lo
tanto, es su esencia.

Del racionalismo se deriva el subjetivismo:

cada hombre piensa de una forma distinta, ya no hay Verdad, cada persona tiene su verdad.

Por otra parte se subraya el valor de la existencia individual (existencialismo de Nietzsche)

y se niegan los valores morales, sociales y religiosos del hombre.

Por último, el materialismo y el positivismo, influenciados por los avances en la

Ciencia y la Técnica, conciben al ser humano como una máquina cuya conducta

responde a estímulos (como otros animales, aunque de forma más

compleja), que construye objetos, es progenitor de su especie, como

los demás seres vivos y es un animal simbólico o económico.

A inicios del siglo XX, Max Scheler (personalista), analiza dos posturas

contrarias: la inteligencia y la capacidad de elección pertenece únicamente al ser

humano, mientras que otros autores niegan que haya esta diferencia entre el

hombre y el animal, pues el hombre es un animal evolucionado, este autor no

admite ninguna de las dos posturas y afirma que la esencia del hombre y su

singularidad en el cosmos está más allá de su inteligencia y de su


voluntad, afirmando que el hombre es un principio que no puede reducirse a

la evolución natural de la vida, sino que, si ha de ser reducido a algo, sólo

puede serlo al fundamento de las cosas, con ello se acerca al pensamiento

de los griegos, quienes a este fundamento llamaron razón y Max Scheler lo denomina

espíritu, dotado de características tales como la libertad, la

objetividad, la conciencia de sí mismo, y que hace al hombre un ser abierto, este

pensador y otros han intuido que el ser humano tiene en sí una dimensión primordial y única que le

hace esencialmentediferente a todos los demás seres: la dimensión espiritual.

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