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APRENDIENDO
A SEMBRAR
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DEDICATORIA

Primeramente debo agradecer a DIOS


por darme la oportunidad de plasmar mis
sentimientos y conocimientos en esta
novela.

Para mí ha sido un honor la


realización de este libro, un sueño hecho
realidad. Y quiero agradecer especialmente
a mi Abuelo por darme la oportunidad de
ser su discípulo y permitirme cristalizar mis
logros, vaya hacia él mi estima, amor y
respeto.

A mi padre, a mi madre y a mi abuela


debo retribuirle toda su atención y
sobretodo el apoyo en estos largos años para
poder cumplir con mi meta.

¡Gracias!
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PRÓLOGO

El principio de la vida, bien sea


humana, animal o vegetal debe siempre
venir cargado de amor, aprendizajes y
enseñanzas. Esta novela relata la historia de
Juan un niño magnifico que sueña en
aprender a sembrar una semilla, quien en
compañía de su abuelo y de su padre inician
un vuelo al mundo del cultivo de frutas y
hortalizas.

La labranza de la tierra es una tarea


difícil que no solo amerita tiempo sino
también dedicación y Juan en esta historia
más que esmero le aporta pasión, amor y
empeño. La continuidad de la vida se basa
primordialmente en luchar a alcanzar las
metas, lo que sembramos con amor conlleva
a una cosecha por excelencia.
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Esta historia comienza con la vida del


pequeño Juan quien vivía en una casa
grande de ladrillos y puertas anchas color
caoba con fragancia a jabillo, una
combinación extraordinaria de aromas. El
pequeño Juan de 8 años con ojos luminosos
color miel, piel brillante como el Sol y
robusto como un roble, vive con su padre y
abuelo, éste… su héroe.

Juan a diario se levanta con una sonrisa que


ilumina el corredor de la casa, se dirige a la
cocina y se asoma en el gran ventanal que la
divide con la granja, para deleitarse con el
verde de las montañas. Ya a las 7 de la
mañana Juan culmina con su desayuno.
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Al terminar con esta rutina, corre al establo


a alimentar a los 4 caballos, al corral a
alimentar a las ovejas y al gallinero a darle
de comer el acostumbrado maíz a sus
consentidas gallinas.

La granja está ubicada en Quíbor, Estado


Lara, cerca de las montañas, colindando con
un cristalino río al cual Juan va a pescar
hermosos peces de variados colores y a
bañarse con su abuelo y su padre.
Antonio de 63 años de ojos azules, cabellos
grisáceos, de brazos fuertes, es el abuelo de
Juan. Antonio acostumbra a usar botas altas
para protegerse de las mordeduras de
serpientes. Es un hombre trabajador.
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En la granja tienen vacas con manchas


negras, casi todas lecheras, el encargado de
ordeñarlas es Félix, el papa de Juan quien
tiene 39 años, de ojos marrones, cabello
rubio, con una estatura de 1.77mts, siempre
luce jeans rasgados, camisa de cuadros y
botas vaqueras sin dejar a un lado ese
sombrero pelo e´guama que se ganó en una
competencia de coleo.

El pequeño Juan todos los medios día se


asea y se alista para ir al colegio, con sus
zapatos negro azabache, pantalón de
gabardina azul marino con su filo bien
definido por la plancha de la Sra. Martina,
quien ayuda a toda la familia con los
quehaceres del hogar, luce una chemisse
blanca como el algodón y un cuello
almidonado que ni la brisa alborota.
Después de disfrutar de su almuerzo se va al
colegio por un camino ancho de piedras, de
ambos lados tiene árboles frutales, al llegar
saluda a sus compañeros, quienes se ponen
muy felices al verlo llegar.
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Y así transcurren los días de Juan, hasta que


un día decidió aprender y conocer más de lo
que hacían su padre y abuelo, quienes
trabajaban arduamente en la granja con
todos los animales y mejor aun con la
siembra de diversos alimentos.
Ese día llegó.. Hoy es sábado el día
adecuado por mi abuelo y mi papá para la
siembra de tomate, ellos muy
orgullosamente me enseñan.
Como ya soy grande mi abuelo me indica
que los acompañe y aprenda como sembrar
y cultivar la mata de tomate; al principio
pensé que era muy difícil, pero con la
explicación de mi abuelo fue muy fácil y
divertido.

El me dijo: -Juan, lo primero que hay que


hacer es abonar la tierra; podemos hacerla
directamente en el terreno, matera o
almácigo; se riega la semilla, esperamos a
que la planta alcance una altura de 15
centímetros para ser trasplantada a un
terreno más amplio, donde se ha surcado la
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tierra haciendo canales, en la parte de arriba


se coloca la planta para después regarla.

Entre las cosas más importantes está el


clima, ya que esta planta es muy sensible a
la temperatura. Se debe sembrar en
primavera para cosechar en el otoño, antes
de que lleguen las temperaturas frías; ya que
la planta tarda en crecer y dar frutos es entre
3 y 4 meses, todo depende de la temperatura
y la variedad del tomate.
Cuando la semilla está germinando se debe
regar por goteo para que siempre se
mantenga húmeda la tierra, ya que al
trasplantarla se debe regar cada 3 o 5 días
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dependiendo del clima, no debe ser


directamente a las hojas porque se enferma
la planta.

La planta de tomate necesita diariamente de


7 horas de Sol directo para crecer sana y
con buen sabor. A medida que vaya
creciendo la mata se le puede amarrar una
varita de madera para guiarlo ya que el peso
no haga que caiga al suelo.
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Anoche me avisó mi abuelo y mi papá que


vamos a cosechar la siembra de tomate, las
cuales están listos para el consumo humano,
casi no puedo conciliar el sueño por la
emoción que embarga mi corazón al ver
crecer el fruto de mi primera siembra de
tomate, los cuales son rojos y carnosos
Ese día escogí varios de ellos para hacer
una ensalada la cual compartí con mi
familia. ¡Qué hermoso es aprender cada
día acerca de la siembra y cosecha de los
frutos que da la tierra!
¡Listo! Ya sé como sembrar, cultivar y
cosechar el tomate.

Qué gran aprendizaje he tenido de parte de


mi abuelo y mi padre acerca del tomate;
conocimientos que iré enfundando a mis
hijos con el paso de los años –Dijo Juan-

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