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Y, sin embargo,

¡SOY FELIZ!
Gabriela Guzmán
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Editorial Mexclando Letras


Director General – Ricardo Talavera M
Jefe Edición – Natali González
Jefe Diseño – Ana Salgado de Anda

Primera Edición 2022


IMPRESA EN MÉXICO
Derechos del autor reservados por las Leyes
Internacionales.
@Copyright.
ISBN –

Los sucesos y personajes retratados en esta obra literaria


son completamente ficticios. Cualquier parecido con
personas reales, vivas o muertas, o con hechos reales es
pura coincidencia.

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Prohibido su uso comercial sin consentimiento del autor.

Y, sin embargo,
¡SOY FELIZ!
Gabriela Guzmán

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Agradecimientos

Primeramente, agradezco a Dios por todas las bendiciones


que he recibido y sigo recibiendo en mi vida. gracias.

A MIS HIJOS
Agradezco a cada uno de mis hijos, Claudia, Miguel y Juan
Miguel, Gracias por todo su amor y apoyo incondicional,
tan puro he inmenso, por sus abrazos, sus te amo, sus
sonrisas, por el respeto y agradecimiento que me
demuestran cada día. Gracias por ser y estar siempre a mi
lado. Los amo.
A LA VIDA
Agradezco a la vida por cada día tener la oportunidad de
aprender, de ensenar, de dar, de recibir, de amar, de sonreír,
de disfrutar.
Gracias.
A MIS MAESTROS
Agradezco cada lección de vida, todas las lágrimas, la
desolación, la tristeza, las humillaciones, el abandono, el
rechazo, porque a través de los anos lo que
viví forjo la mujer que hoy soy, me Amo y estoy
enteramente orgullosa de mí misma.
A MIS PADRES

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Gracias por regalarme la vida, gracias por amarme a su


manera, por sus bendiciones, por su apoyo, cuidados y
acompañarme en mi trayecto de vida. Los amo.

Gaby Guzmán
Autor

Introducción

Sé que el ser humano está hecho de muchas historias, desde


que nacemos nos rodeamos de situaciones desde que
empezamos a respirar confrontamos algunos retos, el
hambre, la soledad, el clima, las voces de nuestros seres
queridos que no alcanzamos a comprender, a pesar de eso y
muchas situaciones más hemos salido adelante; la vida es
un vendaval de emociones constantes, crecemos y ligamos
cada acción y resultado a un sentimiento, entonces
empezamos alcanzar la pubertad, la juventud, la madurez y
al final de nuestros días quizás la sabiduría.

Reconozco que mi historia ha sido una rueda de la fortuna


muchas veces en lo más alto y otras en la parte baja, con

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

fracasos y dolor, con peleas y confrontaciones de poder, de


control, con personas que amé, y que alguna vez supe que
me amaron, en ese proceso se pierden muchas cosas, la fe,
las bases, tiene uno que reconfigurar; una gran enseñanza
de la vida. pero si algo he aprendido en todos estos años es
que no existe la garantía de la felicidad, del amor, del
respeto, de la congruencia y el sentido del valor.
Ojo con esto no me refiero, no hablo de los valores
monetarios, o tierras, casas, no, me refiero a todas aquellas
cosas que nos hacen grandes como seres humanos: la
virtud, la inocencia, el perdón, la gratitud, el compromiso,
el apoyo mutuo, entre otros factores.

Con orgullo hoy puedo decir, a pesar de todos mis pesares


soy feliz, soy una mujer plena que comienza su día a día
con una sonrisa, después de todas las tempestades salí
victoriosa, ciertamente con cicatrices en el alma, en el
corazón, en el orgullo, pero satisfecha por haberlo dado
todo y aunque a veces me quedé sin nada, hoy tengo todo
otra vez.

Gracias por acompañarme, gracias por identificarse con mi


alegría y también con el dolor que cargué, aquella Cruz que
decían las abuelas uno debía cargar toda la vida, gracias por

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

los aprendizajes, por las caídas y todas las bendiciones que


me hacen decir, ¡y sin embargo soy feliz!

Gabriela Guzmán
Autora.

UNO
¿Quién soy?

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Como mujer siempre te estás cuestionando muchas


situaciones, somos así apasionadas con la vida con lo que
nos rodea, con lo que queremos, deseamos, anhelamos, la
familia, los hijos, el amor, la amistad, la traición, lo que
llevamos en el alma y lo callamos, tantas veces me sentí
estancada cuestionándome mil veces el ¿por qué?...

¿Por qué me sucedió así?…


¿Por qué me hirieron de esa manera?
¿Por qué no dije lo que quería decir?
¿Por qué acepte esa situación?
¿Por qué seguí adelante?

Yo soy Gabriela Guzmán Gómez, para muchos una mujer


autosuficiente y feliz, incluso puedo señalar que yo lo
decreté así hace varios años y quiero más; soy gemela, en
el vientre de mi madre conviví nueve meses con un ser
humano único, y maravilloso: mi cuata, ella se llama
Cecilia Elizabeth.
Josefina Gómez Gutiérrez tiene 87 años hoy en día y es mi
madre, papá en cambio tiene 84, Miguel Guzmán
Rodríguez es su nombre; los dos conviven con sus aciertos
y asegunes, creo que todos sabemos que no son la pareja

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

ideal sin embargo se mantienen juntos. Sé que no hay


parejas perfectas, todos tienen sus altos y bajos, sus
coincidencias y desencuentros, es parte de vivir.
Sé también que la historia familiar resulta complicada
incluso hasta confusa, mi mamá cuando se caso era una
señora viuda, con seis hijos de su primer esposo y catorce
partos.
Mi papá, también enviudó, ya que perdió a su primera
esposa, todo sucedió en el parto de su última hija, llamada
Concepción, antes de ella nacieron tres más.
Josefina hasta la fecha se mantiene viuda, y lo considero
acertado después de haber sufrido por tanto tiempo, el
trajín de su vida no fue sencillo, una existencia complicada,
a veces asfixiante de compromisos, hijos y médicos, difícil
porque su primer esposo Salvador Ramírez estaba enfermo,
ya que tenía *cisticercos (*infección de larvas en los
tejidos del cerebro) eso les provocó a ambos, rutinas llenas
de angustias y sobresaltos. En las cuales persistía el mal,
porque esa enfermedad puede alcanzar puntos muy álgidos,
se convierte prácticamente en algo irreversible; a pesar de
los malestares ella se embarazaba de un hijo cada año hasta
que finalmente ese señor muere.
Mi madre se quedó con seis hijos.

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Con el paso del tiempo vende varias propiedades que


Salvador le dejó por cuidarlo y estar a su lado.
Inteligentemente ella se quedó con dos casas en la colonia
Atlas. En una puso una tienda de abarrotes, además vendía
churros, una mujer productiva que no se quedaba cruzada
de brazos, con ese espíritu emprendió dos pequeños
negocios para poder salir adelante con sus hijos, ellos
estaban muy chicos, tenía cuatro mujeres, las mayores ya
eran tres adolescentes, la más pequeña llamada Julia era un
torbellino de emociones e interminables juegos, en aquel
tiempo tenía tan solo dos años.

Reconozco que la forma en que se conocieron mis padres


fue curiosa entiendo que son otros tiempos y el amor fluía
de otras maneras, más tradicionales menos modernas; lo
que sé es que cuando papá recorría las calles para irse al
trabajo, (Miguel laboraba en una fábrica de sal)
generalmente sus pasos lo llevaban por la misma calle, lo
acompañaba el sol despertando y los pájaros trinar, esa era
su rutina y ahí, justo en esa parte del pueblo era donde mi
mamá vendía jugos y tenía la tienda.

 Hola, me da un jugo de naranja.


 Con gusto en vaso o en bolsa.

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 Bolsa por favor.


 ¿Algo más? – preguntó papá con los ojos bien
abiertos y cristalizados por el polvo que circulaba
por las banquetas.
 No gracias, pero vengo otro día.
 Ándele aquí lo esperamos – contestó con cortesía
mamá.
Finalmente, después de varias semanas se conocieron, él
iba a diario a verla.

 Buenos días aquí ya le tengo su jugo y el lonche


que le gusta.
 ¡Muchas gracias!
 Ande usted, que tenga un buen día – sugirió mamá
emocionada porque le gustaba verlo, lo empezó a
admirar en secreto esperando que algún día él se
atreviera a invitarla a salir, a dar la vuelta en el
parque o la plaza principal, ese día no llegaba
porque él esquivaba la responsabilidad, el
compromiso.
Los dos fueron educados en ranchos, con ideas y creencias
muy antiguas. Mamá, por consiguiente, aprendió a ser
siempre la cabeza del hogar. Ella encontró la manera de

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

proteger su matriarcado, y lo hizo con astucia y decisión


desde que estuvo casada la primera vez.
Y bueno aquella vez, prácticamente mi mamá le propuso
matrimonio a aquel señor, que resultó después de varios
meses convertirse en mi papá, es decir Miguel.
Lo puedo decir porque una vez Josefina me comentó lo que
le dijo:

 Si quieres seguirme viendo y seguir queriéndome,


para que la gente deje de hablar nos tenemos que
casar – entonces él miró al suelo y después se
sacudió un poco los hombros, pero al final aceptó
la propuesta.
 Sí eso quiero mujer.
 Bueno, habrá que ver la fecha, la iglesia yo buscaré
el vestido y los testigos – contestó con entusiasmo
sin perder el empuje, las ganas de hacer las cosas
como Dios manda.
Él es originario de Encarnación de Díaz, de la “Chona”
como le dicen coloquialmente, a pesar de que era un
hombre con poca preparación, una analfabeta porque no
sabía ni leer, ni escribir, mamá se enamoró de él, quizás por
trabajador, quizás por el color de sus ojos o simplemente

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

por llenar ese vació de ser una mujer sola con hijos, no lo
sé.
Él vivía con su papá, es decir mi abuelo “Chano”, porque
mi abuela ya había fallecido. Prácticamente los cuatro hijos
de papá fueron educados por mi abuelo y dos tíos.

Mi mamá asistió a la escuela, la verdad no sé si ella logró


ser una lumbrera en las materias que le daban, ni cual fue
su favorita, incluso ignoro si la tuvo. Ella es originaria de la
Capilla de Guadalupe, una zona de Jalisco que se conoce
como los Altos. Por aquellos rumbos es donde tenemos
más familia por parte de ella, también por Tepatitlán,
bueno prácticamente en todos los Altos.

 Entonces es un sí.
 Así es, pero tendré que conseguir los papeles –
sentenció apurado.
 Pues anda y ve.
 ¿Te veo más tarde?
 No, mejor el lunes voy a estar ocupada con mis
hijos – argumentó sacudiéndose las enaguas.
Él con los ojos grandes y expresivos aceptó la propuesta de
mamá, así que apurado se fue a buscar todo lo que le hacía

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

falta, pocos días después consiguió todos los papeles, a


ambos la respiración se les cortaba de la emoción; una vez
que cumplieron con los requisitos que el sacerdote les
pedía se fue a casar.
Ella buscó sus mejores galas para la ocasión, no
completamente de blanco sólo su sombrero, porque su
vestido era azul, pero si lucia inmaculada como la iglesia.

 ¿Acepta a Josefina como su esposa para amarla y


respetarla todos los días de su vida? En la salud, en
la enfermedad, en la riqueza y la pobreza…
 ¡Sí! – contestó emocionado, tratando de controlar
su respiración.
Hacía calor y el pecho le temblaba de la emoción.

 ¿Y tú Josefina aceptas a Miguel para amarlo y


respetarlo todos los días de su vida?
 Sí acepto.
 A quien Dios ha unido ningún hombre podrá
separar; Dios bendiga este sagrado matrimonio –
concluyó el párroco con una sonrisa tímida en la
comisura de sus labios.
Supongo que se besaron, supongo que se abrazaron.

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Al respecto tenía muchas dudas por eso mejor lo consulté


con ella.
Lo hice estando todas mis hermanas presentes, era algo
curioso que todas coincidiéramos en el mismo lugar,
porque varias de ellas viven en Estados Unidos, y a ellas,
mamá tampoco les había mencionado nada al respecto,
cómo fue, qué se había hecho en la boda.
Es curioso porque para toda mujer el día de su boda es un
hecho que te queda marcado para siempre.

 Si, alguna vez les platiqué al respecto, sobre todo a


las más grandes – sugirió apenada, digamos que
poco convencida.
 Nunca, de hecho, nunca había platicado de eso
mamá – dijo renuente una de mis hermanas,
lentamente se cruzó de brazos como esperando una
historia interesante.
 Creo que es importante mamá, es algo que me ha
dado mucha curiosidad y por eso le pregunto –
comenté tratando de apoyar a mi hermana mayor –
además estamos todas juntas y seguramente a ellas
también les gustaría escuchar esa parte de nuestra
historia.

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Estoy segura de que a mamá le gustaba platicar más de su


primer marido, Don Salvador que de Miguel mi papá, pero
bueno, respeto, a cada uno con sus propios gustos y
fantasmas.

 Bueno entonces ¿qué fue lo que hicieron en la boda


cuando usted y mi papá se casaron? ¿A quién
invitaron? ¿Cómo festejaron ese matrimonio? ¿En
dónde fue la misa? ¿Quién acudió? ¿Cómo dio la
noticia de la Unión?
 Son muchas preguntas.
 Es mucho el tiempo que ha pasado sin saber esos
detalles – confirmé.
Aquí lo curioso fue que Josefina se quedó callada, como si
necesitara repensar lo que iba a decirnos; de repente volteó
para mostrarme una mueca extraña, la comisura de sus
labios se quedó atrapada entre una sonrisa y una queja
hostil.

 No hicimos nada. Únicamente nos casamos.


 ¡Ah caray! ¿Cómo que nada más se casó?
 Sí, no hicimos nada, ni baile, ni fiesta.
 A ver platícame ¿dónde fue la misa?

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Sopesó el dato una vez más en su cabeza y finalmente soltó


la sopa.

 En la parroquia de San Pedro – de pronto se


encogió de hombros – asistieron, nada más mi
mamá, mi papá, tú abuelo “Chano” y sus 2
hermanos. Yo quería que fueran todos mis hijos.
Se le iluminó la cara al llegar a ese punto de la narración.

 Mmmm ¿de verdad? A ver si lo entiendo bien –


dije confundida – pero, no festejaron nada, ¿a
dónde fueron de luna de miel? ¿Cómo se portó mi
papá y su familia? ¿Qué hicieron?
Mama nuevamente hizo un mutis teatral prolongado.
Mis hermanas incrédulas volteaban a verme y a verla como
si fueran un ventilador de pedestal. De golpe una de ellas
comentó:

 ¡Mamá eso no es verdad!


 Es verdad usted no nos invitó nos enteramos
después – festejaron como si el equipo nacional
hubiera anotado un gol, o como si hubieran
descubierto el secreto mejor guardado de Watson,
el ayudante de Sherlock Holmes
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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 El día que se casaron ¡usted no nos invitó!


Seguramente salieron de misa y se fueron a festejar
a la casa de mi tío Jesús Arámbula. Fue usted con
Don Mike y los 2 o 3 hermanos de él... Quizás
invitaron a varias personas, a varios tíos, pero no a
nosotras – confirmó sonriente la mayor de mis
hermanas.

 Usted no nos llevó a ninguna reunión ni festejo.


Josefina volteó tranquila a verlas, no sé si le daría
vergüenza o sentía algún remordimiento.

 No recuerdo – hizo una pauta para darle un trago al


vaso con agua – yo lo único que recuerdo es que
salimos de misa, la ceremonia fue a las 7:00 de la
tarde, el sol ya se había metido, después nos
encaminamos a la central camionera. Entonces
tomamos un camión, una vez allá fuimos a
quedarnos a un hotel en Tepatitlán. Nada más nos
quedamos esa noche.
 Vaya ves como cambias las versiones.
Ella asintió y sin prestarle atención continuó con una
mirada nostálgica.

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 ¡Qué tiempos aquellos! Al siguiente día comimos


en el mercado de Tepatitlán. Y después nos
regresamos para acá a Guadalajara.
 Muy bien.
 Cuando llegamos una de las hermanas de Miguel
nos había preparado un mole delicioso.
Andábamos de prisa porque ya nos estaban esperando para
entrarle al mole. Y a mi mamá, o sea, su abuelita Julia, a
ella le pedí que los llevará a ustedes para que los
conocieran.

 ¡Así no pasaron las cosas! – reclamó la otra de mis


hermanas mayores, la segunda.
 No sé porque no cuenta las cosas como son, es
mejor decir la verdad, usted siempre nos dice eso.
Aquello era una tormenta en ciernes.
Sin querer se forjó una enorme controversia, sin embargo,
me mantuve tranquila como un experimentado
psicoanalista, me limité a escuchar y callarme, eso sí
vigilante de las expresiones de mi mamá y de mis
hermanas. De verdad que aquello fue algo que ¡híjole se
veía como fuera de lugar!

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Indecisa entre si me daba risa, angustia, o sentimiento. Yo


no sé en ese momento se me cruzaron tantas cosas por la
cabeza. Y el corazón se me oprimió junto con el estómago.
<<Esto no está fluyendo, nos estamos metiendo en aguas
turbulentas>> Pero, mis hermanas mayores seguían
alegando, reclamando.
En ese momento fue cuando una de ellas alzó la voz.

 Aquí el problema fuiste tu mamá, porque nunca


nos tomaste en cuenta para casarte.
Me percaté que a mamá se le cruzaban los ojos, sudaba
frío, porque no tenía las respuestas, ella nada más se
agachaba. Yo todo eso ya lo sabía, justo eso efectivamente,
mi madre no tomó en cuenta a sus seis hijos, o por lo
menos a las tres hijas mayores, Pina, Esther, Bertha porque
ellas ya eran adolescentes. La recién casada omitió
premeditadamente todo comentario que se iba a casar.
No quisiera juzgarla tan fuerte, en cierta forma para mis
hermanas ese fue el “gran error” que cometió. Es una pifia,
una decisión que yo creo ha cargado toda su vida, esa
culpa, ese remordimiento la llenó por muchos años de
silencios forzados y palabras vacías.
Y ahí también está el hecho de que por parte de mi madre
el mayor de mis hermanos Salvador haya tenido tantos

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

problemas de drogadicción. Tal vez fue esa falta de


explicaciones, o el que mi mamá nos los tomará en cuenta.
No lo sé es muy complicado dar un veredicto, pero es
cierto que a sus dos hijos hombres en realidad, los crio de
una manera tan diferente a todas las demás, a nosotras de
mujeres.

 Son cosas que pasan y que muchas veces no puedes


saber hija, yo traté de darles lo mejor a todas, a
todos – apuntó con tristeza.
A las mujeres nos hizo fuertes, nos forjó con dureza y
precisión. Dándonos una educación con mucha fortaleza.
Enseñándonos que teníamos que trabajar, y que teníamos
salir adelante siempre en contra de todo y de todos los que
se nos opusieran.
Pero a mis hermanos, a los hombres por parte de su primer
marido. Los hizo completamente diferentes, los educó a ser
atenidos a las mujeres, en pocas palabras no son hombres
productivos, tampoco puedo decir que son irresponsables,
pero son personas limitadas sin estudios, porque no se
capacitaron para salir adelante. ¡Qué duro! Pero, es la
verdad.

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Porque todas las mujeres, sus hermanas los hemos


apoyado, sacado de situaciones tan penosas.

Apoyado con dinero, incluso con vivienda; los hemos


apoyado con todo.
La pregunta se mantiene en el aire…

¿Por qué los hizo tan inútiles?


Ella crio a dos hombres que prácticamente no pueden hacer
nada. Todo lo contrario de las mujeres, eso es increíble, no
sé qué pensó mi mamá.
Incluso hasta la fecha, a su edad, ellos dos uno de 60 años y
el otro de 58 años no puedan valerse por sí solos.

DOS
¿Qué somos?

 ¿Y a mis hermanos? ¿Por qué los educaste


diferente? – pregunté curiosa con los ojos bien
abiertos.

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 No sé, quizás por lo que yo viví.


Una vez más a evadir el tema, a sacarle la vuelta; es difícil
reconocer los errores, las malas decisiones eso me queda
claro, más bien clarísimo. Y no trato de juzgar a nadie,
entiendo que cada persona hace o procura hacer lo mejor
con las capacidades y consciencia ¡que tienen en ese
momento! Actualmente mi madre los está apoyando y si no
es ella, somos nosotras, todas juntas como verdaderas
hermanas.
No tengo una explicación porque quizás no la exista, así
que ignoro el por qué pasamos esas situaciones, sé que
muchas familias tienen sus tempestades, aciertos y pifias
garrafales, nadie puede presumir la perfección, sólo Dios.
En una casa los hijos son como los dedos de la mano.
Todos somos diferentes.
Pero existen hijos que se caracterizan por ser como el dedo
gordo. Así decía mi madre: es el hijo que regularmente es
el más fuerte, porque sostiene a los otros cuatro. (Me
sonrojo) No sé si me tocó ser el dedo gordo, pero siento
que puedo serlo, y lo digo con orgullo, con la frente muy en
alto.
¿Por qué? Bueno, por principio de cuentas soy una gran
admiradora de la determinación y la fuerza que tuvo mi
mamá para poder superar, aceptar todo ese sufrimiento con

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

la perdida de sus hijos. Hoy puedo decir abiertamente que


por fin mi viejita hermosa derramó todas esas lágrimas
atoradas en su pecho. Gracias a todo este ejercicio de abrir
puertas y ventanas, de redacción, estoy sorprendida, porque
siento que mi admiración ha crecido exponencialmente,
siento un mayor respeto por mis padres, porque yo creo que
ambos han pasado situaciones muy fuertes, hoy los dos se
soportan, se reconocen y siguen luchando por estar aquí. Y
que mi madre siga adelante con mi papá, esforzándose a su
modo es algo increíble, de verdad que ambos se merecen
todo mi respeto.
Yo reconozco que papá ha sido un hombre con mucho
carácter, bragado a la antigua. Tan poco expresivo,
comunicativo y cariñoso, porque habla muy poco. Más se
expresa con la cara. Y todo el tiempo ha sido así, a él no le
gustan las fiestas se mantiene parco e inamovible, no fuma,
no toma, no es fiestero. Para todos es evidente que es una
persona muy terrenal, digamos que rustico lleno de
folclore, dichos, anécdotas y tradiciones de otros años.
No podría asegurar si mi mamá hizo una mala elección,
pero al final del día él es mi papá y por eso para mí fue una
buena elección.

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Gracias a él estoy aquí escribiendo todas estas historias que


nos rodean.

Gracias a ambos me hago presente y se los agradezco, a los


dos les debo la vida y todas las enseñanzas que he recibido
a partir de mi llegada.

Al final de esa discusión mis hermanas fueron las que la


contradijeron, pero mamá tampoco pudo comprobar, ni
confirmar lo contrario. Cuando observé sus lágrimas, ya no
quise seguir. Supongo que no le gustó que le anduviéramos
removiendo sus sentimientos. Porque, de hecho, mis padres
van a cumplir cincuenta años de casados, eso sucederá el
próximo 6 de enero del 2023. Los cuales habrá que festejar
(¡si es que se dejan!) porque ahorita los dos están en un
plan complicado, no sé el motivo de verdad. Pero los dos
están en una actitud imposible, como si fueran unos niños
chiquitos, esos que de repente se alejan, se enojan y en
minutos se vuelven a contentar.

Con sus años resulta creíble su postura, 84 y 87


respectivamente, porque conforme pasan los años los seres
humanos llega un punto donde empiezas a rejuvenecer,
hasta que llegas a la adolescencia, la niñez.

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Los dos se pelean y se contradicen como si estuvieran


jugando. A estas alturas de su vida los dos señalan que no
quieren ninguna celebración, que primero se van a
divorciar. Es una cosa de no creerse, de verdad no sé de
dónde sacaron tanto resentimiento y confusión, O quizás
¿tanta lucidez y voluntad?

 Lo que vamos a celebrar ese día ¡va a ser nuestro


divorcio! – dijo papá con determinación.
Y todos nos quedamos sorprendidos.

 A ver, permíteme tantito papá – suspiré moviendo


mis brazos en alto – ¡aquí la única divorciada soy
yo!
Las carcajadas de todos inundaron la sala, hasta lágrimas
de felicidad le saqué a Josefina, papá sacudió el brazo con
la mano extendida como si con ese gesto pudiera contener
mis palabras.
Y sí, en verdad de todos los hijos, soy la más chica y la
única divorciada.

 Ya no creo que sea su momento, su tiempo ya se le


pasó, ¿no cree? Eso lo tuvieron que haber hecho

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

ustedes y mi mamá al principio, pero ahorita yo


creo que ya no se vale – de golpe esbocé una
enorme sonrisa – ya ahorita son 50 años, más bien
creo que tienen que perdonarse y amarse,
aceptarse. Porque ya vivieron toda una vida.
 ¡Eso es verdad! – acusó Bertha cruzándose de
brazos.
 Miren – proseguí – ya han forjado a todos sus
hijos, nietos e incluso bisnietos. Es momento de
que empiecen a abrazarse, a gozar, a ser felices;
acompáñense estos años porque lo que sigue será
mejor para ustedes – Y yo, ya en tono de broma,
les dije – aquí la única divorciada, voy a hacer yo.
Y nadie más me va a quitar el lugar porque además
estoy soltera.
Papá se relajó, como que soltó el cuerpo, giró un poco el
cuello para voltearme a ver. Mis hermanas también se
rieron.

 Eres la única divorciada porque fuiste ¡la única


rebelde!
Y yo volteé para clavarle la mirada.

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 Claro que no soy la más rebelde. Bueno, sí, un


poco, porque siempre he sabido lo que quiero y lo
que no necesito en mi vida. Prácticamente he hecho
las cosas a mi manera tratando de hacerlo lo mejor
que he podido. Y si estoy soltera es porque no lo
planeé. Así se dieron las cosas y la vida es así con
sorpresas y ajustes, nunca en línea recta.
 Eso es cierto – apuntó mi hermana Julia.
 Los golpes de la vida los tomo de la mejor manera,
he aprendido a ser feliz desde que me separé. Y
como todas saben vivo sola por voluntad propia,
disfruto la soledad, disfruto el estar aquí, disfruto
también a mis hijos, la casa, mis espacios, mi
trabajo. Y créanme soy feliz. Más, sin embargo,
ustedes que son las mayores tienen la cara de
amargada. ¡Y casadas! Y todas se ven infelices,
entonces no entiendo porque aquí la única que se
ve feliz soy yo. ¿Será porque soy la menor y estoy
soltera?
Todas las mujeres empezaron a reírse.
A partir de ese momento empecé a bromear con ese tipo de
comentarios.
Por supuesto que no sé si son infelices, pero lo que es una
realidad es que la mayoría tienen cara de no lo son. No sé,

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

lo que sí sé es que a pesar de tener razones para separarse y


después divorciarse ninguna tuvo el valor de hacerlo.
Ahora ya están mucho más grandes. Es la verdad y ninguna
de ellas tuvo el valor de luchar por sus sueños, y tampoco
se atrevieron a contradecir a mi madre, hasta ahora y de
una manera tranquila hasta conciliadora.
¿Tal vez ellas si entendieron las reglas de contradecir?

Quizás sí, o a lo mejor yo no me enteré de todos esos


tabúes.

Para mí todos esos son temores, candados que nos ponemos


en el cuello, en el corazón, en el alma y que después no
sabemos o no podemos quitarnos, ¡prácticamente perdemos
la llave!

Sé que esas limitantes las vamos acumulando con los años,


por la forma en que nos educaron, lo que nos dijeron
nuestros padres, amigos, hermanos y un poco también debo
de reconocer el miedo a Dios, a ser pecadoras y vivir fuera
de la Ley Divina, no debemos olvidar que hace algunos
años todos los “divorciados” sufrían el estigma de la
iglesia, los curas los condenaban y juzgaban con dureza, y
más a la mujer, por ser mujer.

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Todo eso lo venimos arrastrando, desde mi madre y ella a


su vez desde la abuela. ¿Por qué me atreví a cruzar esa
delgada línea del tiempo y el espacio? No lo sé, pero
gracias a esa decisión pude reinventarme sin un hombre.

¿Cómo obtuve el valor?


Lo ignoro, porque los ejemplos que tenía a mi alrededor
eran de resignación, de sumisión más que de rebeldía. Sí
ciertamente fui la única que tomé esa iniciativa; tuve el
valor de hacerlo a pesar de que mis padres no querían,
incluso mis hermanas. Ninguna de ellas me apoyó. Y mis
padres tampoco. Fue una decisión que yo tomé y me costó
muchísimo trabajo y lo he pagado con las malas caras, los
reproches, las acusaciones, las mentiras y todo lo que se
habló de mí.
Con resignación y entereza acepté las consecuencias de esa
decisión y que hoy me mantienen feliz. No me arrepiento
de ese aprendizaje, de dar ese paso; sin embargo, yo me
pregunto ¿Cuántas mujeres y hombres se mantienen juntos
siendo infelices? ¿Viviendo en un pequeño infierno todos
los días? Millones, por el qué dirán, por mis hijos, por la
iglesia, porque después cómo me mantengo, ¿Cómo
sostengo la vida de lujos y gustos que me ha dado mi
marido? Olvidamos que nuestra meta en la vida es vivir en

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

plenitud, vivir sin ataduras, sin amenazas ni cohecho de


ningún tipo, simplemente ser feliz.

Cierto pagué las consecuencias a un costo muy, muy alto, y


sin embargo soy feliz.

El detalle fue que mi mamá en ningún momento les avisó a


sus hijos, o sea mis hermanos. Y por supuesto que tuvo la
oportunidad de hacerlo, empero, decidió evitar cualquier
discusión o queja, supongo que deseaba mantener la paz.
Ella lo hizo con una profunda convicción de sus deseos,
convencida de que tendría una mejor vida a su lado en vez
de estar sola, por eso simplemente se casó.
De forma pronta y expedita se llevó a mi papá a vivir a su
casa, no obstante, ninguno de mis hermanos estuvo de
acuerdo, ellos no querían saber nada de pretendientes ni
compromisos, en especial dos de ellos.
Las primeras semanas mamá le dejó muy en claro a Miguel
que no podía meterse en la educación de sus hijos.

 Si queremos llevar la fiesta en paz te solicito que


respetes a todos en esta casa, tanto a mis hijos
como a mis hijas, es mi responsabilidad no la tuya.

32
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 ¡Está bien! – contestó esquivando la mirada


acerada de mamá
 Ni con reclamos, ni siquiera regaños ni nada.
Él no tenía mucha experiencia en esas tareas, porque sus
hijos se forjaron con su papá, mi abuelito. Únicamente la
más pequeña que se educó unos años en casa con mi mamá.

 Entiendo mejor para mi – susurró entre dientes.


 ¿Qué dices?
 Nada, que está bien lo que sea mejor para ti.
Los catorce partos, bueno antes de que yo naciera fueron un
verdadero reto a la vida, porque los primeros ocho
resultaron con serias complicaciones para los bebés,
muchos de los cuales llegaron a nacer, la nodriza intentaba
recibirlos con la mejor de las atenciones y cuidados, sin
embargo, al despuntar la coronilla notaba algunas cosas
extrañas, la pigmentación de las uñas no era normal,
también la piel tenía laceraciones, resequedad y manchas.

 ¡Puje fuerte señora!


 Eso hago mujer uffffff, mmmmm, ¡ahhhhhh! –
rezongaba mamá tratando de impulsar con su bajo
vientre el fruto que llevaba en la matriz.

33
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

De repente el llanto del bebé inundaba la habitación, entre


las dos parteras daban el corte al cordón umbilical,
cerciorándose que todo estuviera bien, con agilidad
envolvía al bebé, con toallas tibias y algunos ungüentos
caseros limpiaban la piel, la cabeza y se lo entregaban a
mamá, pocas semanas después la niñas o niño fallecía, ¿las
causas? Nadie las podía explicar, lo único que era visible es
que los cuerpos empezaban a deteriorarse más y más hasta
que finalmente el último aliento se les escapaba de su
cuerpo.
Un mal congénito, algún alimento ignoro, la combinación
de una voluntad divina y la sangre de mi madre, el aliento
del mal y la falta de vitaminas tampoco lo sé. Los médicos
que había en esos años no podían llegar a una conclusión,
tanto que algunos de ellos los más importantes y estudiosos
le pedían a Josefina su consentimiento para estudiarlos más
a fondo.

Y al siguiente año un nuevo embarazo en puerta, mamá se


ponía feliz de dientes para afuera, porque por dentro le
angustiaba perder otro retoño, por eso desde el principio,
desde que amanecía trataba de seguir las recomendaciones
de los doctores y las nodrizas.

34
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Aquella tarde mamá recibió a una de las señoras que la


ayudaron con el primer par de partos frustrados; Josefina
asintió al verla ofreciéndole un vaso de agua para apaciguar
aquel calor que se colaba hasta por los cajones de la
despensa.

 Por favor cuídese mucho, trate de no enojarse, ni


de gritar lo mejor es descansar.
 Eso haré – contestó encogiéndose de hombros.
 Duerma a sus horas y tome mucha agua –
solicitaba María una mujer experimentada con más
de doce niños en su camada, todos llegaron sanos,
aunque un par tuvieron complicaciones porque los
niños venían sentados la partera acomodó todo para
no comprometer al par de criaturas.
 Eso haré gracias por todo la veo en el siguiente
mes.
 Si por aquí la veo señora, no se le olvide tomar el
calcio – suspiró la mujer antes de encaminarse a la
salida.
Mi madre se persignó con la convicción de sostener la cruz
en su espalda; ella seguía al pie de la letra las instrucciones
de cada persona que la había ayudado, confiaba plenamente
en su sapiencia, en los estudios y experiencia que llevaban
35
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

a cuestas, la suma de toda esa gente le debería de dar paz,


confianza, no obstante, mamá seguía nerviosa.
Al termino de ese embarazo dio a luz a un varón, un niño
de buen peso y completo, lo raro fue que sus uñas salieron
largas y obscuras nadie daba crédito cuando lo vieron, una
de las parteras se llevó ambas manos al rostro y empezó a
orar en silencio tratando de mantener la calma, después de
tres meses aquel niño falleció, una muerte más, mamá lloró
tanto como pudo para ella cada ser querido que se iba de su
lado la partía en mil pedazos y la nueva explicación no
convenció a nadie. Ni siquiera a los propios doctores.

Lamentablemente las parteras comenzaron a hablar a


espaldas de mamá, entre sus dichos la culpaban de la
muerte de sus hijos, eso fue algo que le dolió bastante y la
llenó de rencor, porque esa gente la juzgaba sin saber, sin
entender lo que ella estaba pasando, su dolor, su pena; no
las justifico pudiera ser “normal” hasta cierto punto porque
lo que no puedes comprender, lo que no tiene explicación
le temes.

 Quizás embrujaron a la señora.


 ¡Nunca había visto algo similar! – confirmó la
nodriza.

36
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 Es algo macabro.
Fue algo verdaderamente excepcional aquellos primeros
embarazos.
No quiero ni imaginarme lo que sintieron, para la pareja
fue algo horrible, ver nacer a sus hijos y en pocos meses
despedirlos en el camposanto; increíble que algo así
sucediera y que nadie pudiera dar una explicación
coherente, científica al respecto.
Todo se limitó a una cuestión de fe, o del más allá. Quizás
porque la maldad se pudo sembrar antes de que la pareja se
pudiera casar, y mucho antes de que Josefina quedara
embarazada; ella nos contó que, al poco tiempo de conocer
a su primer marido, hubo acontecimientos extraños. Don
Salvador nació en Puente Grande, Jalisco, por aquellos
rumbos les decían “los rojos” no sé la razón de ese
sobrenombre. El apellido de Salvador era Ramírez Vega.
Un hombre alto, bien parecido, fuera de lo común y quizás
por lo mismo tenía otra pretendiente, una mujer que al
parecer conocía algo de hechicería. Don Salvador prefirió a
mi mamá después de conocerla en las fiestas de la Capilla
de Guadalupe. Ambos se enamoraron perdidamente, tanto
que a pesar de que ya pasaron tantos años mi madre sigue
recordando a Salvador como su gran amor.

37
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

En aquellos años cuando la noticia de que se iban a casar


corrió por el pueblo, la otra mujer que quería a su
enamorado se enteró y al parecer tomó cartas en el asunto,
esa semana se celebraría una fiesta y sabía que la pareja
asistiría a comer. Nadie sabe qué fue lo que le preparó de
comer. De hecho, en esa fiesta se celebró el cumpleaños de
los papás del señor, había alegría, confianza nadie se podía
imaginar lo que estaba por ocurrir, mucho menos mi
madre.
Así que, seguramente con premeditación aquella señora
buscó la manera de acercarse el plato a mi mamá. Ella en
su inocencia comió con libertad absoluta ya que hasta ese
momento no existía algo porque dudar, no desconfiaba de
nadie, no tenía enemigos nadie en su sano juicio buscaría
hacerle daño.
Obviamente Salvador tampoco tuvo que ver, él nunca
esperó que alguien que decía a los cuatro vientos desearle
lo mejor actuara bajo un despecho inexistente, pero ¿qué
sucedió después de veinticuatro horas?
Lo inesperado.
Por la mañana Josefina se puso muy mala del estómago,
tuvo algo de mareos y vomito, desayunó ligero y todo lo
devolvió… nadie en su casa pudo imaginarse que algo tan

38
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

malévolo estuviera sucediendo, como para poner en riesgo


su vida: fue sólo una intoxicación – dijeron algunos.
Desde antes de casarse mi madre empezó a cuidarse,
porque lo que comió la afecto mucho, algunos alimentos le
caían mal y pasó varios días muy mala, pero finalmente
poco a poco su cuerpo se fue recuperando, se casaron como
Dios manda, con fiesta, bombo y muchas personas que
bendijeron su unión, pocos meses después llegó su primer
embarazo, y en la gestación lo pasaba muy mal, le decían
que era de alto riesgo, además tenía sangrados. Batallaba
muchísimo, pero los niños nacían.

Después de tantos años y sufrimiento, mamá recuerda


perfectamente los nombres de todos esos hijos que tuvo
que enterrar, los que tuvo que despedir.
A mí se me hace increíble que tenga la memoria para
acordarse de todos sus hijos, de los nombres y las fechas
desde el primer niño que nació.
Lo asombroso es que nacían los niños perfectamente en el
rancho con la ayuda de una nodriza y una señora, nacían
bien, pero al pasar seis o siete días los bebés empezaban
ampollarse del cuerpo, después de una semana estaban
completamente llenos de yagas. Y esas laceraciones de la
piel se reventaban. Quedando la carne viva y con un olor

39
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

feo, además la piel quedaba expuesta a posibles infecciones


lo cual terminaba con la vida de ellos, por supuesto que no
existían los avances médicos que tenemos hoy en día, ni
tratamientos, ni la investigación, medicinas, nada.

 Será mejor que lo lleve mejor al hospital – sugerían


a Don Salvador – y que también revisen a la
señora.
 Eso haré gracias.
 Es lo mejor.
Entonces llevaban a los niños a Guadalajara. Y si los
atendían unos días, una semana o dos en los hospitales.
Pero entonces ningún doctor pudo encontrar que era lo que
tenían y analizaban a mi mamá, también a su esposo,
realizaban exámenes de sangre, de laboratorio y nada, se
les ofrecía lo que en ese tiempo estaba alcance que había.
Pero en ese no encontraron una respuesta.
Los niños duraban aproximadamente 30 días y después
morían como si tuvieran una especie de lepra. Mi mamá me
explicó con los ojos cristalizados que lo único que
conservaban los niños sin ampollas era su cara.

No me puedo imaginar la tristeza, la angustia, la


desesperación, el trabajo y todo ese sentir de mi mamá al
40
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

ver cómo caían enfermos y después fallecían sus hijos,


ninguno pasaba del mes, de golpe los ojos de mamá
empezaron a llenarse de lágrimas, apretaba la quijada y los
puños de impotencia, al verla entiendo perfectamente su
sentir El amor de algunas madres por sus hijos es eterno,
pues la verdad que amamos muchísimo a esos seres que
habitan nuestro cuerpo entre siete y nueve meses.

Mi abuela Julia por parte de mamá era la que la ayudaba,


ambas hacían una especie de hamaca utilizando unas cajas
grandes de madera, a eso les ponían unas cobijas como con
un tipo de pañal, Trataban de mantenerlos frescos, los
mecían a los niños para que tuvieran aire en los cuartos
donde estaban. Porque solamente así dejaban de llorar, no
podían salir con ellos a ningún lado. De verdad no puedo
entender su capacidad ni de dónde sacaba la fuerza de
voluntad para seguir adelante con ellos, así quejosos y
enfermos de algo que nadie entendía, mientras tanto mi
madre se seguía llenando de angustia y dolor.

¿Cómo manejó el sufrimiento?,¿Cómo descifró la


frustración e impotencia de no poder hacer nada por sus
hijos?

41
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Así se fue el primero de mis hermanos, en medio de la


incertidumbre lo sepultaron, incluso tuvo un nombre, ya
que fue bautizado antes de morir. Nació el segundo y pasó
lo mismo. Creo que el primer hijo que tuvo fue una mujer y
de ahí siguieron tres más, después siguió un nombre.
Después, otro hombre, después otra mujer. En total fueron
siete embarazos mal logrados.
Los primeros cinco fueron los que nacían con el mal
congénito.
Después nació el sexto.
Entonces una amiga de un rancho, fue a verla para platicar
con ella.

 Josefina, ¿Sabes qué?


 Dime – dijo expectante.
 Yo conozco a una señora que cura en San Luis
Potosí.
 Esto no tiene cura – rezongó pensativa.
 Ella es especial, es un chamán. Créeme no es nada
malo.
 ¿Una bruja?
 Es que a ti te hicieron algo “Pina” porque no es
lógico que te pase esto.

42
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 Pues no.
 Aparte de que a tu marido ya le han detectado el
problema de los cisticercos en su cabeza, sé que
eso avanzan rápidamente. Lamento que haya
perdido la vista.
 Si ya nada más ve sombras, no puede trabajar y se
la pasa prácticamente en la cama.
 Pues si quieres te llevo con aquella bruja, y que ella
te revise, nada pierdes – sugirió por lo bajo,
buscando en su bolsa el número de teléfono de San
Luis Potosí.

43
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

TRES
Decisiones

Mamá se quedó pensando un par de minutos, miraba al


cielo aborregado unos instantes y después regresaba a la
tierra, ella aprendió a ser fuerte y decidida porque aparte
tenía que cuidar a los bebés cuando nacían y lidiar con los
problemas de los embarazos. También se hacía cargo de
Salvador, su marido, eran muchos detalles los que tenía que
atender, porque le daban ataques de ira, le daban ataques de
agresividad cuando le llegaban los dolores de cabeza.
Sé que ella tuvo que aprender muchas cosas aparte de
cambiar y doblar pañales de tela, inyectaba en la vena,
tanto en el cuello como en las piernas, donde estuviera la
vena de forma directa, eso era necesario para inyectarle la
morfina, un medicamento sumamente delicado.
Eran varias dosis las que tenían que suministrarle, su
condición lo ameritaba y aquellas pastillas e inyecciones
era lo único que le calmaba el dolor, su infección en la
cabeza le provocaba mal carácter, y un descontrol de sus
emociones prácticamente como un loco, vacilando entre el
dolor y la desesperación.

44
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 ¡Vamos a ver a esa señora! – le confirmó mamá a


su amiga un par de días después.
Emprendieron el viaje, un poco renuente mi abuela llevó a
mamá a San Luis Potosí, sé que en ambas había buena
voluntad, buena fe en sus acciones, y como le había dicho
su amiga.
Total, que al llegar se percató mamá que había muchas
personas esperando turno, en el proceso de espero tomó un
poco de agua, y apretó la quijada varias veces, es muy
desesperada, dos horas después el chamán las pasó, era un
lugar muy humilde y al parecer por su aspecto ella también
lo era, media como 1.60 de estatura de piel morena y con
un pelo cano abundante.

 Explíqueme ¿qué es lo que pasa con sus hijos?


 Mis hijos, se mueren, nacen bien, pero en pocos
meses mueren con ronchas y ampollas en su
cuerpo.
 Acuéstese vamos a darle una sobada – solicitó la
pequeña mujer de mirada penetrante frunciendo el
ceño – usted espere afuera, allá hay donde sentarse,
me imagino que usted es la mamá.
 Sí, es correcto.

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 ¡Allá afuera por favor! – solicitó con seriedad la


curandera.
Y ahí, en medio de aquella incertidumbre, en un cuarto
húmedo con una mesa de madera vieja y desgastada, y un
par de sillas, mientras que los inciensos y las hierbas
emanaban olores a romero, ajenjo y lavanda; el chamán le
hizo lo que ella “bautizó” como una curación. Confiesa mi
madre que le dolió muchísimo porque al parecer, (no sabe
bien) pero cree que algo se le movió en su matriz. No me
puedo imaginar que fue exactamente lo que le hicieron, sin
embargo, tras una larga jornada ambas amigas subieron
resignadas una vez más al camión que las traía a casa.
Por supuesto que no tenían la certeza del procedimiento, si
iba funcionar o no.

 ¿Qué sentiste? ¿Por qué gritabas tanto?


 Algo adentro me crujió, fue muy raro ¡no te lo
puedo describir! – aseguró asustada sobándose el
vientre con ambas manos, como si estuviera
constreñida.
Unos meses después mamá tuvo su séptimo embarazo y la
nena en su vientre nació con algunas complicaciones, la
gente a su alrededor estaba asustados por los antecedentes
que tenía.

46
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 ¡Se ve muy mal!


 Me duele mucho – reclamó mientras que varias
gotas de sudor se deslizaban por su cuello.
Bueno, así nació mi hermana Josefina, “Pina” que es la
mayor de todas por parte de mi mamá, tiene 65 años, ha
llevado una vida saludable, no hubo infecciones ni otros
males que pudieran poner en riesgo su vida.
Pensando que todo se había solucionado, mamá se volvió a
embarazar.
Pero ese octavo embarazo la llevó al filo de la muerte;
mamá asegura que fue el peor de todos, porque se puso
muy mal, con altas temperaturas, estaba nerviosísima
porque las parteras le comentaron que, si no lograban
controlar la fiebre, el malestar general que ella traía se iba a
morir.

 Lo mejor es que la lleven a un hospital.


 Está bien – aceptó Josefina asustada.
De urgencia la trasladan a Guadalajara para que pueda
aliviarse en un ambiente más cuidado, con gente, aparatos y
servicios profesionales.

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

El niño nace, pero ya con ampollas. Y además con las uñas


de los pies y de las manos largas, como las uñas de un
gavilán, encorvadas.
Dice mamá que entraron varios doctores porque no podían
creer lo que estaba sucediendo. Jamás me habían visto que
naciera un niño con ampollas en su cuerpo, menos en su
carita y su cabeza. Era un niño muy grande, de pronto sus
ojos se abrieron.
Él la vio directamente y mi mamá pensó:

 Se va a morir.
Un par de minutos la enfermera se llevó al niño, Josefina se
quedó internada por la gravedad del parto, en el hospital el
hecho causó mucho revuelo, de hecho, se lo pidieron varios
doctores, se informó a un área especializada en la ciudad de
México, unos tres días después llegaron dos doctores del
Distrito Federal para revisar al bebé, porque según les
reportaron no se había presentado un caso igual. Tuvieron
al niño en el Centro Médico de Occidente de Guadalajara
por más de un mes, le estuvieron dando vueltas, revisando
signos vitales, tomando algunas muestras y en observación.
Asombroso porque en el cunero las uñas le seguían
creciendo.

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 No puede ser ¿por qué?


 Eso no es normal, es algo inexplicable – argumentó
el doctor de la capital.
La familia de mi madre la estaban apoyando de a poquito,
se turnaban, mi abuelita y los demás.

Hoy ni siquiera mis hermanas sabían lo sucedido en los


anteriores embarazos y nacimientos, prácticamente ellas al
igual que los doctores que los atendieron se mantuvieron
incrédulas; ese niño murió en el hospital y pocos días
después se lo entregaron a mamá, ella decidió que antes de
que lo fueran a enterrar también fuera bautizado, por
costumbre católica nadie debe de enterrarse sin recibir las
bendiciones de la iglesia.

Es una cosa increíble, yo la verdad, sigo sorprendida por su


entereza y fuerza de voluntad, porque cuando nos narró
todo estaba llorando, en ese momento yo me di cuenta de
muchas de muchas cosas que ignoraba de mi mamá.
Es una mujer que le cuesta mucho demostrar su amor, es
una mujer recia, una persona que no está acostumbrada a
que la abracen, a que le demuestren amor, respeto, cariño,
solidaridad.

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

¿Por qué? No lo sé, posiblemente jamás la abrazaron.

Esa tarde frente a todas sus hijas, Josefina demostró cosas


que yo no había visto en ella, como esas lágrimas, ese
sentimiento tan atorado en sus entrañas, en los bordes de su
corazón y su alma. En ese momento descubrí su realidad,
¡nuestra realidad como familia! Se dice fácil, pero no lo es,
no cuando hubo y hay tanto sufrimiento y despedidas, de
pensarlo me da escalofríos, de pensar perder a uno solo de
mis hijos tiemblo; ella sin embargo se mantuvo firme en
sus sueños, en sus ganas, con cuanta fortaleza, cuánta
dureza en su corazón o cuánta firmeza y ganas de tener
hijos y formar una familia numerosa como se estilaba en
aquellos años, porque los hijos eran la columna vertebral de
los padres.
De verdad yo nunca había escuchado algo similar, la
verdad de ninguna persona, en ningún libro más que en mi
mamá. Ese caso a mí se me hace extremadamente increíble,
se hubiera documentado y hasta películas o series
tendríamos del suceso, sin lugar a duda una terrible
historia, la cual afortunadamente culmina con el bien, con
la llegada de mis hermanos y su servidora con bienestar
para todos.

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Ese niño fue el último que nació mal, pero no crean que
todo terminó ahí, porque mi abuela decidió llevar a mi
madre con la señora San Luis Potosí. Una vez más, ya no
sentía desconfianza así que una vez más se dejó volver a
sobar, a reacomodar la matriz como dijo Josefina.
El diagnóstico que le dio el chamán fue que mi mamá había
comido algo y que a través de algún alimento la habían
envenenado, <<le pusieron algo en su comida para
hacerle un mal.>>

 Yo perdoné a esa mujer.


 Pero ¿supiste quien fue? ¿Cómo perdonar tanto
mal?
Ella se quedó callada unos segundos tratando de armar el
rompecabezas en su memoria.

 Por supuesto que la conocí – suspiró sacudiendo la


cabeza, añorando esos tiempos – no sé qué sería de
ella, pero después de ese último hijo todos nacieron
llegaron bien, así llegaron todas, Bertha, María
Elena, Salvador, Miguel y, por último, Julia.
 ¡Gracias a Dios! – contesté emocionada.

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 Y también a mi terquedad ja, ja, ja – bromeó mi


madre desfogando así todo el estrés de su cuerpo.
Mamá estuvo casada 15 años con su primer esposo hasta
que este falleció.
Quisiera pensar que se casó enamorada, era su primer
amor, su primer marido. Sé que con anterioridad a las
mujeres se les consideraba demasiado reservadas. El sexo
femenino, abuelas, madres, tías y los curas se “casaban”
con las costumbres tan cerradas de la iglesia, de ahí se
deriva que en muchas partes de México las llamen
recatadas, o “santurronas” como se dice coloquialmente.
Lo que sé, es que Josefina tuvo un amor inmenso, pero
aparte de todo ese amor inmenso, yo lo que creo es que
justamente en los momentos más duros es cuando uno
comprende el valor de la vida y la importancia de una
verdadera pareja. Y claro que tiene muchas cosas
encerradas en su corazón, eso es seguramente una de las
razones por las cuales le sea tan difícil demostrar su amor.
Conocer todos los detalles que vivió fue lo que a mí me
movió muchísimo y me hizo comprender y cuestionarme la
manera en la que vivimos muchas mujeres en la actualidad,
sé que los tiempos han cambiado, es diferente en este
momento, pero ¿qué nos falta para aprender a ser más
congruentes y coherentes con nuestros sueños y metas?

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Porque yo no la había visto llorar de esa manera, así de


crudo que salieran sus lágrimas platicando de cada
embarazo y diciendo todos los nombres de sus hijos
sepultados. Incluso señaló la fecha en que todos esos bebés
partieron y nacieron.
Una vez sorteado todos los problemas con los hijos, mis
hermanos, su marido se puso mucho más grave. Ella
empezó a platicar que después de todas aquellas
tempestades se fueron quedando sin dinero, sin
propiedades. Porque todo se iba en medicamentos y en
morfina, que era carísima. Entonces ella se fue a vivir con
la abuela Julia, que era la que más la atendía, quien la
apoyó en todos esos procesos. El señor finalmente murió,
pero también de verdad no sé por qué tanto castigo, para
Don Salvador.

 Un gran hombre hija, sin duda – señaló arqueando


las cejas mostrando su gran admiración.
Josefina me platicó cómo había muerto y desgraciadamente
para ellos fue una muerte horrorosa, muy fea. Seguramente
a consecuencia de los cisticercos que tenía en su cabeza.
Sufrido de principio a fin porque hace más de 60 años no

53
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

había tantos avances médicos, ni medicamentos, ni estudios


ni mucho menos doctores especialistas de esa enfermedad.
Mi madre recuerda que cuando a Salvador ya no le hacía
efecto la morfina, se quejaba mucho y estuvo varias noches
agonizando, delirando. La noche en que murió él se paraba
casi de un brinco de estar sentado, supongo que por un acto
reflejo movía un poco su cuerpo y se sentaba de nuevo en
el catre donde lo tenían acostado; el cuarto ese desprendía
un olor fuerte, a animal muerto, olía como si adentro
hubiera varios becerros muertos.

 ¡Un olor espantoso! – recalcó mamá con cara de


tristeza.
Y a pesar de que los limpiaban a ambos, tanto al señor
como al cuarto el olor era penetrante, no se desvanecía,
algo desagradable para todos los que intentaban ayudarlo,
poco se pudo hacer esos últimos meses.
Una de esas veces que se sentó empezó a vomitar sangre
negra se formaban charcos que los aventaba por la boca.
Un líquido viscoso que olía como animal muerto. Se volvía
a acostar y una vez más a aventar todo eso por su boca. Fue
un proceso que duró más de una hora. Hasta que finalmente
su cuerpo no pudo más y murió.

54
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

No sé, la verdad que no me puedo imaginar ver y vivir eso.


No tengo idea que sería la verdad, lo trato de imaginar y
eso es como observar una película de terror como la del
exorcista, algo horrible. Se me quedó tan grabado en la
cabeza. Y mi madre me lo contaba con tanta normalidad,
con expresiones y detalles, los colores. Como si su mente
siguiera viviendo ese momento, esa escena.

 Dios lo tenga en su Santa Gloria fue inhumano lo


que vivió y su forma de morir – agregó Josefina.
Yo creo que mi mamá guardó en su corazón, en su mente
todos esos sufrimientos por años. Todos esos recuerdos tan
feos, las frustraciones de no poder hacer nada, de no poder
controlar esas situaciones, de no poder hacer nada por él ni
por los bebés, es algo que realmente fuerte e indescriptible.
Me puso a pensar muchísimas cosas de ella de lo injustos
que a veces somos los seres humanos al juzgar. Ahora yo la
veo y digo, ¡wow!
Y aparte de todo, después querer un marido más, es
increíble como fue capaz y hasta valiente para hacerlo, para
intentarlo una vez más, porque yo creo que se ocupa mucha
valentía, mucha fuerza, se ocupa para haber aguantado
tantas y tantas cosas. Que posiblemente ahorita ni yo, ni

55
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

ningún ser humano pudiera soportar. Yo creo que el 99%


de las mujeres de esta época no lo soportaríamos.

A pesar de todo eso se volvió a casar, buscando la felicidad


una vez más.

¡Cuanto amor debía tener Josefina! Para soportar todas


aquellas situaciones, los dolores, cargar cada hijo con la
esperanza de que vivieran, de que fueran gente normal
sanos, llenos de vida y ganas de hacer algo en la vida, tanto
que aprender tanto que compartir y se palpaba tan
impotente, tan limitada en los asuntos de médicos, lloró en
silencio mil veces y en cada lagrima pidió a Dios
misericordia y más amor.

Mamá se quedó dormida con el rosario en la mano, antes


de partir su esposo le plantó un beso en la frente, el intuía
que su mujer estaba sufriendo, y por su parte también se
sentía atado, temeroso de que ella se cansara finalmente de
tanto traqueteo y claudicara en sus intenciones de tener más
familia, sus intenciones eran buenas, pese a todo lo vivido
por su mujer, la esperanza se convertía en una interminable
pesadilla.

56
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 Un intento más mujer eso es todo, no te pido


mucho date, dame la oportunidad de ser padre y
que tengamos una familia normal, como todos –
suplicó moviendo los pies lentamente sin tratar de
levantar polvo o hacer ruido.
A papá le gustaba presumir a sus retoños, sobre todo a la
más chiquita, mi hermana Concha, una niña de ojos
grandes y cabello sedoso, con manos suaves le acariciaba la
cara, físicamente bella al igual que Julia, ambas contaban
apenas con tres o cuatro primaveras.

No sé ni dónde ni cuando nació la mentalidad de su


matriarcado, lo que sí sé es que ella siempre ha estado por
encima de todos. Ella desde siempre ha mantenido la
última palabra de cualquier discusión y seguramente así
será el resto de su vida. Aunque debo de reconocer que eso
le ha acarreado muchos problemas y créanme que cuando
digo que fueron muchos problemas, lo fueron; mi papá
trataba de asistir poco a la casa, él evitaba los posibles
enfrentamientos con mis hermanos que ya eran
adolescentes.
Mi mamá siempre ha señalado (hasta con orgullo) que ella
ha tenido las faldas suficientes para trabajar y para
mantener a los hombres de su casa, y bueno, ella se refiere

57
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

a todos básicamente, su primer y su segundo esposo, más


los hijos varones que tuvo.

A mi entender su afirmación no es del todo cierta porque


ellos aportaban algo a la economía familiar, quizás muy
poco sí, pero lo hacían.

Desde mi punto de vista el hombre tiene un significado


fuerte en una familia, la gente sabe que la figura paterna
resulta sumamente importante para la formación de los
hijos, para muchos es el líder de la manada por excelencia,
y aunque los tiempos han cambiado (y el debate sigue
creciendo entre hombres y mujeres) yo sigo apostando por
mantener en el hogar buenos pilares. En casa de mamá no
tuvimos esa experiencia. En ningún momento.

 ¿Y a qué hora llegas?


 No lo sé, en cuanto me desocupe del trabajo –
contestaba papá tratando de recomponer su figura,
tenía los ojos clavados en la puerta.
 Está bien con cuidado y si puedes compra bolillo
para hacerte unos lonches o para el desayuno de
mañana.
 Sí, te los traigo mujer.
58
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 Gracias – contestó mamá vestida con un rebozo


confeccionado y su pelo largo recogido en un
chongo poco elegante.
A su alrededor las voces apagadas de sus hijos
murmuraban palabras simples, entre reclamos y pedidos de
la tienda; aclaro que a pesar de las limitaciones siempre
tuvimos para comer, mas no lujos ni cosas muy elegantes,
tratábamos de subsistir de una forma correcta conforme la
educación y los valores de mamá, es decir sin excesos, pero
tampoco siendo “cuentachiles”, tacaños.

 ¡Niños, niñas!… Es la hora de rezar el rosario –


solicitaba mamá alzando la voz, obviamente que
mi papá aún no llegaba, así que empezábamos sin
él.
 ¡Ya voy! …Estoy entrando al baño! – gritó uno de
mis hermanos dando un tremendo portazo.
 ¡No azoten las puertas! – reclamó mamá –
¿Cuántas veces se los tengo que repetir?
Mi papá se apersonaba tan pocas veces en la casa que
mamá empezó a pedirle a Dios, que la ayudara a tener un
hijo, ella lo deseaba fervientemente, porque para ella
embarazarse incluso después de haber pasado por doce
partos y casi todos complicados. ¡Seguía siendo hermoso!
59
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Supongo que su idea se forjó por dos razones, una de ellas


era para retener más tiempo a papá, y la segunda, porque la
gente hablaba a sus espaldas y no le gustaba, entonces no
iba a ser bien visto que él la dejara, y se fuera con alguien
más.

 Es que quiero que pases más tiempo aquí en la


casa.
 ¿Para qué? – rezongó papá agrandando los ojos
como un plato justo cuando estaba colocándose los
zapatos, era temprano y el sol trataba de llevarlo a
tiempo al trabajo.
 Es importante para mí.
 No quiero problemas con tus hijos, ya ves cómo
son – argumentó limpiándose el sudor de la frente.
Él se encaminó a la puerta con los hombros encogidos y los
ojos chiquitos; en su pecho cientos de sentimientos se le
cruzaban con las ganas de hacer notar su presencia, su
amor. Afuera el calor soplaba con fuerza, incomodaba a
propios y extraños; mamá se limpió la frente con la
amplitud de sus manos, después buscaba un trapo para
secarse las manos.

60
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

No sé, en realidad si Josefina en algún momento se


enamoró de Miguel, ignoro si llegó a quererlo, oh, sí, se
casó solamente por compromiso. Quizás actuó de esa
manera porque fue educada así, lo entiendo porque en
aquella época de nuestras abuelas y nuestras madres la
mujer tenía que cargar con una cruz y casarse. Porque si
actuabas de una forma fuera de las costumbres de la
sociedad y la iglesia era mal visto.

La gente te suele juzgar con crueldad sin importarle las


razones, ni los sentimientos.

 ¡No lo puedo creer! ¡Estoy en cinta! – señaló mamá


a media voz al salir del tocador, había devuelto el
estómago y llevaba un retraso en su regla de tres
semanas, ella sabía las condiciones que guardaba
su cuerpo cuando en su interior se gestaba la vida.
Tal vez Dios le concedió el primero de los milagros.
El segundo de ellos es que nacimos dos niñas mi hermana y
yo.

 Me duele todo.
 Es importante que trate de descansar señora lo
mejor en estos casos es el reposo – sugirió una

61
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

vecina de la casa, la señora tenía los espejuelos


sudados, el ventilador de pie estaba tartamudeando
y no alcanzaba a refrescar lo suficiente el
consultorio.
 ¿Y cómo hacerlo? ¡Usted sabe que tengo más hijos
y un marido que cuidar!
 Bueno hablé con él, y con sus hijos más grandes –
sugirió levantando la bolsa del mandado.
 Está bien, lo haré, ahora solo falta que ellos me
entiendan a mi – recalcó un poco apenada.
 Tengo entendido que un par de ellos ya están
grandes.
 Gracias a Dios, pero…
Mamá se quedó callada, pálida porque sabía que sus hijos
mayores no estaban de acuerdo con la relación, mucho
menos con que estuviera esperando otro habitante de la
casa, así que tuvo un embarazo de esos que cuestan trabajo,
se fletó muchas cosas sola cuesta arriba, con mucho llanto
y sentimientos encontrados, un embarazo muy difícil.

 Nuevamente me siento mal.


 Es que debes de descansar todo el día andas de
arriba para abajo – sugirió papá angustiado.

62
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 ¿Y si le hablamos al doctor?
 Como tú te sientas, ya tomaste algo.
 No puedo tomar nada, lo que debo de hacer es
acostarme y calentar agua para un té – comentó
encaminándose a su recámara, enjuta y lerda por el
dolor que sentía en su cuerpo.
 Con cuidado.
 Sí gracias – contestó con toda la paciencia que
pudo reunir en su alma.

Ella bajó de peso y tuvo amenazas de aborto porque su


matriz estaba muy lastimada después de catorce embarazos.

No sé si los problemas emocionales de mi hermana han


tenido que ver con esa situación; ella ha hecho de todo:
constelaciones familiares, visitas al psicólogo,
meditaciones; en las charlas que he tenido me ha señalado
su pena, el reclamo de que a ambas nos concibieron sin
amor, únicamente por compromiso. Y eso desde su punto
de vista le ha resultado contraproducente, malo, porque
siente un profundo abandono, desinterés, en si muchas
cosas negativas.

63
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

CUATRO
Infancia mi tesoro perdido

Asumo que todos tenemos diferentes retos emocionales en


la vida, situaciones que nos colocan a favor o en contra,
actitudes que nos pueden sacar adelante o meternos más al
hoyo donde creemos estar.

Por eso me pregunto ¿cuándo hay ese verdadero amor en


un embarazo? ¿O se puede concebir un hijo nada más por
compromiso o por cumplir? Yo he sido un poco más
accesible en ese sentido, no he visto prudente criticar o

64
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

juzgar algo que no tengo la seguridad, porque cada persona


sabe sus razones, he preferido quedarme callada. Jamás he
reclamado nada, no obstante, acepto que he tomado
muchísimos cursos, pláticas con psicólogos y todos, o casi
todos me han servido.
Narrar mi infancia es un gozo, y en ciertas etapas un sabor
amargo. Y no puedo empezar a hacerlo sin mencionar a mi
cuata, entre las dos ahora soy la más pequeña, nos
llevábamos 15 minutos de diferencia, mi hermana y yo, ella
nació primero, yo nací después. Soy menor que ella por
aproximadamente 15 minutos. Yo nací más grande, y creo
que soy un poco más gordita, porque ella para todos
siempre fue la niña delgadita, sus piernas parecían
popotitos, flaquita. De hecho, ella, estuvo en incubadora
por 30 días porque necesitaba oxigeno pues podía no vivir.

Pero aquí estamos y estoy.

Para empezar, reconozco que fui una niña hiperactiva, lo sé


porque había señales de eso por principio de cuentas no me
gustaba peinarme, eso representaba una pérdida de tiempo,
si mi madre o mis hermanas se descuidaban corría al ver la
primera oportunidad y si no tenía zapatos o tenis no me
importaba podía andar descalza, la verdad lo gozaba sobre

65
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

todo esa sensación de contacto con la naturaleza, el pasto,


la tierra, el piso.
Acepto que no me gustaban mucho las reglas.
Admito que desde chiquita buscaba hacer las cosas a mi
manera, como yo realmente las quería, es decir como yo
sintiera que estaban bien, eso me trajo algunas etiquetas, ya
que para muchos yo era una niña desobediente en ese
sentido, rebelde. Ni siquiera las seguía, yo rechazaba
tajantemente que me impusieran límites y silencios, porque
no las comprendía por eso me rebelaba; desde niña fui así,
algo curioso es que mi cuata era y sigue siendo muy
sumisa, callada, obediente a comparación mía. Supongo
que alguien le depositó un gen, una neurona diferente,
digamos que más “domesticada” y no me quejo,
simplemente a diferencia de mi hermana yo tenía una
visión diferente de mi vida.

En esos años vivíamos con mis papás y algunos de mis


medios hermanos y hermanas, y aquello como se
imaginarán era toda una fiesta porque la diferencia de
edades era abismal con algunos miembros de nuestro clan.
Mientras algunas peleábamos por cereal y leche, otros por
aumentos de sueldo, ¡autos, motos y permisos para viajes!

66
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

La primaria donde asistíamos estaba muy cerca de la casa,


la Urbana 895, ubicada en la calle río Tizapán, dentro de lo
que es la Colonia Atlas.
Ahí estudiamos de primero hasta sexto año de primaria.

Ese primer año de primaria fue la locura, por ser


hiperactiva en las clases, las maestras me veían con recelo,
y a veces hasta hartazgo, no me podían parar, mientras que
tuviera tareas o cosas que hacer todo estaba bien, me
mantenía ocupada, enfocada, pero si me daban tiempo libre
¡cuidado!
Sin embargo, tampoco crean que fui vaga en mal aspecto.
Mucho menos respondona, ni mal educada, y jamás hice
bullying con nadie, la verdad no, porque la hiperactivad era
buena, tenía que mantenerme ocupada.

Era aplicada porque solía terminar las cosas muy rápido,


pronto acababa con los exámenes, los trabajos, las tareas y
al no tener otra cosa que hacer me desesperaba, ¡yo quería
estar ocupada!

Desde primero de primaria estuve con una maestra que se


llama o se llamaba Luz Elba Silva, desde hace tiempo la he
buscado, pero no he podido localizarla. La maestra desde

67
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

que la conocí me tuvo mucho cariño, yo lo sentí algo


especial yo sentía por ella una admiración. Recuerdo que
descubrí ese sentimiento hasta quinto o sexto de primaria,
¡no conocía la palabra! Y no podía definirla, no estaba en el
vocabulario que manejaba, pero desde que hablé con ella se
mostraba un interés muy especial en mí personita.

Imagínense éramos 33 niños desde primero los que


estuvimos juntos.

Hubo una niña que se llamaba Paloma y otro compañero


Luis, los recuerdo perfectamente. Y con ellos dos junto
conmigo, formábamos el grupito de los más aplicados del
salón. La maestra sabía que yo era hiperactiva, y sin
embargo me contenía, sabía guiarme, supongo que por eso
siempre mantuve esa humildad con la gente. A veces la
maestra me ponía de ejemplo con los demás compañeros,
eso me daba un poco de pena; Luis se me quedaba viendo
de refilón con el corazón latiéndole fuerte y Paloma, igual
orgullosa por su amiga.
Ahora lo veo de esa manera siempre mantuve esa humildad
con las personas, no me importaba ser pobre, porque si
éramos. Digamos que, de una clase baja, pues no teníamos
dinero, no teníamos zapatos nuevos, uniformes nuevos,

68
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

calcetas nuevas. No iba peinada ni tenía un corte a la moda


ni nada en especial porque muchas veces, me tenía que
cepillar yo sola, y cuando lo hizo mi mamá me hacía
únicamente unos nudos muy sencillos con ligas, nada que
ver con otras compañeras.

A mí eso no me interesaba, no en ese momento, como que


yo disfrutaba ser niña y no estaba acostumbrada a otras
cosas, ni a lujos ni a ni a que me compraran ropa elegante o
de marca, no teníamos absolutamente nada especial, ni un
auto, o casa, o juguete, o viaje ja, ja, ja, hoy me sigue
dando risa, porque nunca me traumé por eso, no reclamaba
nada porque al no tenerlo ni saber que se sentía ¡me daba
igual!

En primaria fui de las alumnas más destacadas en la clase y


ahorita pues, me siento orgullosa de eso. Tenía mucho que
no recordaba ese sentimiento, es gracioso que lo recordé
cuando empecé a escribir este capítulo. Pero hoy al
platicarlo lo vivo diferente.

 ¡Felicidades, Gabriela otro diez! – apuntó la


maestra frente a todo el grupo.
 Gracias, profesora.

69
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 A ti, es más creo que no conoces en tus


calificaciones otro número ¿eso nos debe de
preocupar? – bromeó.
 No, porque me gustan, me siento satisfecha cuando
los veo y se los doy a mamá.
De hecho, aún conservo algunos de los tarjetones de la
primaria. Eran puros dieces, no había otro número que no
fuera un 10, hace unos días me di a la tarea de buscar
papeles, notas, calificaciones para recordar eso y hablarlo
con más claridad.
¡La sorpresa fue bastante agradable!
Pues sí, me siento muy orgullosa porque ni siquiera mis
hijos lo han hecho. Ellos no fueron tan, tan aplicados, pero
si inteligentes, honestos, tienen muchas cualidades, pero
no, no llegaron a ese nivel, por supuesto que estoy
orgullosa de ellos y constantemente se los digo.
Tuve excelentes calificaciones en toda la primaria, pero
algo que no pude superar es que era una niña cohibida,
porque no me gustaba hablar en público, me daba
vergüenza hacer muchas cosas, esa era una de ellas, otra
nunca fui capaz de mostrar mis capacidades en educación
física en cuando nos sacaban al patio; lo que recuerdo es
aquel maestro que nos ponía a correr y también
aventábamos pelotas o jugábamos por meter un gol, no era

70
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

muy competitiva en el deporte supongo que eso no es


ninguna afrenta, no sé por qué jamás quise participar en
este tipo de cosas quizás por ser o sentirme una niña
gordita.
Me daba mucha pena que me vieran así, reconozco que
para mí ese tema fue un trauma desde niña no poder ser
como las demás.
Mi problema era usar pantalones cortos, o con las faldas,
un poco más cortas. Yo siempre buscaba estar muy tapada,
con las calcetas hasta arriba.

 Vaya con la santurrona.


 Mejor se debería poner pantalones para que no la
veamos – dijo uno de mis compañeros.
 ¿Por qué no se van a criticar a alguien más? –
comentó Luis mi amigo.
 ¡Uy ya le salió su defensor! ¡Qué valiente!
 Déjalos no hagas caso.
Me daba pena que me vieran, porque algunos niños eran
crueles en sus comentarios, revisaban a todas las niñas para
lanzarles criticas o burlarse.
Era por esa situación que me enfocaba tanto en las tareas y
en estudiar. Un tipo de escape como para no pensar en ese

71
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

tipo de cosas tan negativas, ahorita ya de adulta, ya a mis


años, confirmo que aquello era una forma de evitar
conflictos, pero jamás lo vi así de niña.

Lo importante es que nunca me desenfoque, pero mi


hermana no era igual que yo, nunca hemos sido iguales, de
hecho, somos como el agua y el aceite. Nuestros caracteres
son totalmente diferentes, nuestra manera de pensar es
completamente diferente en todos los sentidos y desde
niñas.

Yo siempre buscaba como ser sobresaliente, y no


necesariamente en algo en específico, procuraba tener esa
satisfacción en todo lo que hacía. Desde la escuela la forma
de comunicarme con las personas, de hacer amistades,
trataba de ser agradable, bien educada y eso atraía a las
personas y si no las atraía me arrimaba. De una manera u
otra trataba de socializar y mi hermana no, muy diferente a
mí, desde niñas.

Recuerdo que en tercer año de primaria la maestra Luz


Elba me elige para ir a concursar a nivel estatal en
matemáticas. Esa materia, de hecho, es la que más he
dominado y dominé en esos años maravillosos.

72
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 Felicidades, Gaby, sé qué harás un excelente papel


en el concurso.
 Gracias, haré mi mejor esfuerzo – contesté con
sinceridad.
 ¡Siempre lo haces!
Con el corazón en la mano fui a concursar, aquello resultó
motivante, estar ahí entre tanta gente, leyendo las miradas
de los demás alumnos, maestros, familiares, quedé entre los
primeros lugares, fue algo significativo para la escuela y
para la maestra Luz Elba, ella siempre confiaba mucho en
mí, y gracias a eso sentía esa confianza en mí, me daba
seguridad.

En este punto quisiera confesar que esa seguridad de la


escuela nunca la tuve en casa.

Entonces, en cuarto año de primaria me cambian con otra


maestra que se llamaba Paty, la verdad no recuerdo su
apellido, sin embargo, si la tengo presente, porque era una
maestra malvada, con malos sentimientos, fea en su
persona. Así la recuerdo yo hasta la fecha y creo que jamás
se me va a olvidar porque humillaba mucho a los niños,
nefasta para educar y para guiar.

73
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Hoy ya puedo entenderlo así, de esa manera tan clara, sé


que no me quería no sé si por ser tan hiperactiva, no sé si
por no acceder a lo que ella me mandaba, no sé, tal vez yo
no fui la alumna que ella esperaba. Pero no me quería en
absoluto, me lo hizo saber de muchas formas siempre la
tendré presente, esa voz gutural diciéndome “zarrapastrosa
ya siéntate”.
Esa era la primera sentencia que me dijo, después la
cambiaba “eres una niña garrapatosa”; sentía tan feo,
rememoro que no supe cómo manejarlo, porque no pude
comentárselo a nadie.
Malamente me lo guardé, esas dos palabras tan feas
quedaron en mi memoria por mucho tiempo, supongo que
por eso mi opinión de esa maestra la cual jamás se me
olvidó.

De hecho, ese fue el único año en el cual yo tuve un


tarjetón de calificaciones negativo con cuatro seis, acepto
que todo ese año sufrí mucho con ella y no sólo yo, varios
de mis amigos pasaron por lo mismo, una experiencia
desagradable porque ¡no éramos burros!
Por fortuna a mediados de año después de tener a su bebé
la maestra Luz Elba regresó. Hasta hoy ese día para mi
resulta inolvidable cuando ella fue a verme al salón donde

74
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

yo estaba, al verla llegar se me iluminó la mirada, me sentí


de vuelta en vida; ella jaló una silla y platicó conmigo de
forma mesurada. ¡Qué alegría sentí!

Ella había escuchado de la maestra, quien había dejado en


dirección unas quejas de mí. Cuando me enteré me puse a
llorar y yo le dije varias veces que yo no quería a esa
maestra, la tal Patricia. ¡Por fin recuerdo su nombre!

 Yo quiero que tú seas mi maestra y no ella.


 Veremos que se puede hacer al respecto – comentó
preocupada.
 Por favor.
Luz revisó meticulosamente mi tarjetón con el dedo índice
repasó las malas calificaciones, negó con la cabeza en un
par de ocasiones, sé que las notas no representaban mis
conocimientos; ella se mostró indignada, no conmigo con
la otra maestra y no sé qué fue lo que hizo, pero en dos
semanas anularon todas las calificaciones bajas, para ello
me hicieron varios exámenes. De hecho, meses antes de
terminar el año me sacaron de ese salón.
Créanme que me sentí liberada de una prisión.

 Gracias – comenté por lo bajo a mi salvadora.


75
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Y me llevaron a un salón de segundo año que la maestra


luz Elba llevaba ese año. Y estuve una vez más con ella.
Recibí clases especiales en cuarto para poder terminar el
año; me separaron de la maestra Paty.
Una vez más estuve bajo su tutela y contenta, me sentía una
niña con mucha seguridad, con mucha protección. Gracias
a su apoyo terminé con mejores notas. Al pasar a quinto
año se hizo más notorio el que yo había subido, todavía
más de calificación.

Me volví a integrar con la maestra Luz Elba en quinto año,


porque ella me dio quinto y sexto. Una vez más me vuelve
a elegir para el concurso anual de matemáticas. El cual
quedé en segundo lugar me sentí tan orgullosa, mas no
podía comentarlo en casa porque nadie valoraba mis éxitos,
logros personales.

Las dos estábamos muy orgullosas porque en esa ocasión


eran muchísimos niños los participantes. Yo le agradezco
infinitamente, porque yo creo que, gracias a su confianza
en mí, me llenó de seguridad en mí misma, no podía
fallarle; con que ella me volteara a ver me recordaba todo
lo que yo sabía, todo. Siento una gran nostalgia de todos

76
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

esos momentos, de ese año, de esas competencias de


primaria con ella.
Ah, también lo que me quedó muy marcado es que ella se
tomó el tiempo para ir a hablar con mis papás. Y recuerdo
que les dijo:

 Gabriela es una niña que sobresale de los demás, y


la voy a llevar a concursar.
Papá refunfuñó en su sillón, para mis papás aquello fue
algo inesperado, sorprendente, tal vez por su forma de
educación que ellos tenían, porque ninguno de los dos tuvo
escuela. Yo no recuerdo bien, claro todo lo que ella platicó
con ellos, la miraba de refilón y Luz solo se limitaba a
sonreírme. De repente volteó con ellos una vez más.

 Está bien señor, ¡créanme no se preocupen por


nada!
 No la veo a ella en esos trotes.
Papá intervino con autoridad de esas de antaño, donde no
había negociación ni intermediarios, él no quería que yo
fuera, dijo varias veces que eso era sumamente peligroso
para mí.
Sin embargo, la maestra se mantuvo firme y lo convenció.

77
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 No hay ningún peligro, yo estaré a cargo.


 Es que… – refutó papá tratando de frenar todo el
proceso.
 De verdad no quiero que se preocupen estaremos
bien.
 ¿Usted nos responde?
 Sí señora – confirmó.
La maestra jamás lo voy a olvidar, ella me compró un
uniforme nuevo, calcetas, ¡zapatos! De hecho, hasta me
peino en la escuela antes de llevarme.
Son actos que no se olvidan. Son de esas cosas que hacen
las personas cuando uno es niño que no se pueden olvidar y
que provoca un cariño y una admiración muy especial por
esas personas, esos guías que recibimos de forma
involuntaria y que te pueden cambiar la vida.
Hoy lo comprendo perfectamente, e invito a todos mis
lectores a procurar todo acto de amor por el prójimo, por
los niños, las niñas, la gente en la calle, hacerlo uno sin
pedir nada a cambio para que no se olviden.
Son cosas que se marcan y nos marcan para siempre, tanto
las cosas buenas como las malas. ¡Así que mejor lo bueno!

Lo que pasa es que no hay términos medios en un niño.

78
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

En un menor se marca lo bueno y aquellas personas que


son auténticas y buenas, que son reales. Como también se
marcan las personas malas yo lo viví así que nadie me
puede negar eso; la gente que, con malas actitudes, con
malas palabras alteran el ego, la autoestima de un niño. Son
personas que uno inclusive no quiere recordar de adulto.
¡De alguna manera las boqueamos!

Y qué bueno que sea así, para evitar más daños.

Con tristeza al escudriñar en mi pasado estudiantil, en


aquella infancia que viví, me percaté que no tengo muchos
documentos, de hecho, tampoco cuento con fotografías.
¡Increíble! No tengo fotografías de la primaria,
absolutamente nada quedó de aquellos años mozos. Es una
pena no contar con esas imágenes. Una tarde me puse a
hurgar en los cajones, y creo que lo encontré fueron
algunas de bebé y otras hasta el tercer o cuatro años, quizás
fueron cinco fotografías. Pero nada más.
No tengo fotografías de cómo me veía de los nueve años,
hasta los doce o trece. ¡Sigo sin creerlo!

79
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Algo curioso en esta búsqueda del pasado fue recordar mi


primera comunión, fue algo especial porque yo tenía siete
años. Eran tiempos muy diferentes a los de ahora, no había
redes sociales, ni tantas fotos, la gente vivía de una manera
sana, sin tantas etiquetas ni prejuicios.
Supongo que, por eso, en ese entonces usaba mi cabello
como hombre porque resulta que ¡nos habían rapado!
Sí, ahora que lo pienso bien qué bueno que no encontré
fotos ja, ja, ja. Lo que sucede es que sé que soy muy
sensible, y me duele mucho pensar en todo lo que se
perdió, todo lo que perdí, quizás por eso perdí mucha
seguridad en casa. Hubo momentos que borré de mi cabeza
por lo mismo, por ser así de sentimientos a flor de piel.

Siento que me faltó el reconocimiento de mi familia, de mis


padres.

No es cómodo darse cuenta a estas alturas lo que me


sucedió, todo lo que como les decía se quedó como polvo
en el viento; siento mucha nostalgia, porque al tenía tantas
capacidades pude haber logrado muchísimas cosas más. No
obstante, sigo estando orgullosa de lo que soy, estoy
orgullosa de lo que he logrado hasta hoy, porque a pesar de
no haber estudiado, de no haber ingresado a una

80
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

universidad salí adelante sola con mis manos e ideas


revolucionarias, la chamagosa y zarrapastrosa voló alto,
¡muy alto!
Gracias a este ejercicio de memoria me doy cuenta y se me
vino a la mente todo lo que he logrado. A pesar de no haber
seguido estudiando de no haber tenido ese apoyo, ese
aliento o seguridad por parte de mis papás nada me pudo
quitar mis ganas de prosperar y aproveché que era una niña
inteligente. Supongo que por eso me siento orgullosa de lo
que he logrado, porque a pesar de no haber tenido más
estudios, he logrado mucho.
Gracias a Dios todo el tiempo me he mantenido bastante
activa, inquieta y productiva, siempre trabajando porque a
diferencia de algunos de mis hermanos (hombres) nunca
me atuve a nadie, ni a mamá, ni a papá, yo hice de hagan de
cuenta que no existían yo sabía que ellos tenían sus
limitaciones.

Que yo tenía mucho potencial para salir adelante. Para


tener una vida mejor. Para buscar algo mejor para mí.
Porque sus palabras cuando yo salí de sexto de primaria.
Fueron…

81
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

“Gaby. Siempre te voy a recordar, deseo de corazón – me


dijo– que llegues muy muy lejos porque tienes mucho
potencial.”

Sus palabras fueron palabras tan llenas de bendiciones para


mí, que siempre las he recordado es algo que me impactó
tanto que hasta la fecha después de. Casi 40 años han
pasado, de hecho, todavía no olvido su cara, las
expresiones que solía ofrecernos; la cara de ella era tan
bonita, una maestra que se me hermosa. Era una persona
muy educada. Hablaba poco, pero a pesar de eso aprendí
mucho de ella. Eso fue gratificante para mí y es inclusive
nostálgico el recordar esas palabras tan bonitas; y más más
nostalgia al recordar y el saber reconocer que fue de ella, la
persona por la cual yo salí adelante.

Mi vida fuera de la primaria era una vida normal.


Acepto sin pena que no teníamos nada especial dentro de
casa, por ejemplo, no había juguetes, ni siquiera una
bicicleta nos limitábamos a jugar con las cosas que
encontrábamos en la cocina y otras veces a escondidas
tomábamos algo de mamá, zapatos o algún collar para
colocárnoslo y vernos en el espejo.

82
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

No conocía los cines, ni las plazas comerciales o parques,


mucho menos los zoológicos nada; nos gustaba jugar en la
calle, cosas de nombres como “Shanghai”, “Resorte”,
“Bebe leche” las cosas que se hacían antes, para mi
generación fue una época gloriosa porque ahorita ya
desafortunadamente no existen esos juegos entre los niños
porque hoy la reina es la tecnología, no pueden vivir sin
estar conectados a una pantalla, lo he visto en todos los
niños.

Y pensar que en mi niñez eso no nos importaba, nos


desbordábamos por salir a la calle, a respirar ese aire de
libertad, en cuanto podíamos en cuanto terminaba la tarea
salía apurada a buscar el patín y después a gritarles a mis
amigos, amigas; no nos importaba mucho como andábamos
vestidos, ni las marcas, ni nada de eso.

Porque de niña lo máximo era jugar en la calle, dibujar algo


en el suelo o con un patín nos bastaba, por donde vivíamos
había una banqueta muy angosta, aun así, corríamos contra
el viento esquivando obstáculos y algunos transeúntes. En
aquellos años mi familia vivía en la calle río Tizapán.
Lo curioso es que éramos un montón de chiquillos ¡y
teníamos un solo patín! ya muy viejito el pobre, el cual nos

83
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

compartíamos, era sencillo nada excepcional. Nos lo


prestábamos y con él nos dábamos vueltas, algunas veces te
empujaban y otras usábamos las manos para impulsarnos,
muchas veces terminábamos arrastrándonos en el piso.
Esas eran nuestras diversiones, lo hacíamos desde primero
de primaria, es decir desde los seis años hasta los nueve
años. Y a veces con los sobrinos, los hijos de mis medios
hermanos.

Regularmente nos juntábamos con los amigos en casa con


mi mamá, y los domingos con mis medios hermanos,
hermanas, se daban una vuelta para pasar un rato con ella,
sé que le gustaba preparar café de olla, aún en mi piel
permanecen esos olores a chocolate, leche bronca y
piloncillo; ponían la mesa y los grandes llevaban pan o
preparaban algo de desayunar.
Regularmente a Ceci mi hermana y a mi nos dejaban en la
parte de arriba de la casa, cuidando a nuestros sobrinos.
Siempre en ese ambiente velado y misterioso porque a
nuestra edad, no se nos permitía preguntar ni conocer
muchas situaciones era uno, un observador nada más,
supongo que por eso yo siempre me sentí como excluida,
posiblemente mi hermana gemela también.

84
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 ¡Yo quiero una cocha de chocolate! – gritaba desde


las escaleras.
 Ya está apartada, baja si quieres agarrar algo hija.
 ¡Voy!

Yo era la peque, alzaba la vista y me topaba con algunos


ojos acerados, los buscapleitos quienes no me querían ahí
de metiche se cruzaban de brazos, esperando a que me
retirara.
De refilón escuchaba lo que ellos platicaban, eran temas
que regularmente uno no entendía, se reían mucho, hacían
bromas, porque desde arriba sentí mías sus carcajadas; creo
que yo también me dejaba llevar y varias veces me percaté
que sonreía, pero lo hacía en silencio no pretendía que se
dieran cuenta que estaba atenta a cuando contaban sus
anécdotas.

Mas no todo era miel sobre hojuelas, otras veces peleaban


los oía discutir por temas de mis hermanos solteros. Y más
de mi hermano Salvador, que en paz descanse. Porque hace
poco murió. No sé porque “Chava” siempre se comportó de
una manera muy problemática y lo hizo desde joven, de
hecho, repasando en mi memoria, recuerdo con claridad
que era el tema recurrente de las pláticas, porque casi
85
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

siempre traía a casa los problemas que ocasionaba. Tanto a


mi mamá como a papá le caía en peso todo su entorno
porque era una persona enfermiza con problemas para
sociabilizar y respetar acuerdos. Sin embargo, el muchas
veces argumentó que la familia no lo comprendía, no lo
apoyaba cosa que yo ni nadie estuvieron de acuerdo.

 Lo intenté mil veces con tu hermano y no encontré


la manera – me dijo mamá enjuta y preocupada.
 No te estoy juzgando, calma madre.
Nuestras mañanas eran bastante normales en familia, con
espacios reducidos y mucho que aprender.
De hecho, yo no recuerdo que hubiéramos salido en familia
a desayunar a ningún restaurante ni a ningún lado. La
verdad es que no salíamos casi a ninguna parte, supongo
que por eso yo no conocí otro tipo de ambientes o lugares
ni de desayunos, comidas mucho menos cenas.
Siempre yo veía a la familia de la misma manera, no puedo
decir que me aburría eso sería mentir, supongo que le
agarraba el modo divertido, amable, ¿y los problemas?
Bueno, posiblemente no me fijaba mucho en eso o no
quería estar presente, en ese tipo de situaciones.
En cuanto a las reuniones o celebraciones, prefería alejarme
y jugar con mis sobrinos me divertía más, y si eso no

86
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

funcionaba intentaba ver algo en la televisión, créanme que


poco podíamos ver en esa televisión de blanco y negro que
teníamos, la antena fallaba estaba vieja. No era gran cosa,
sin embargo, nos divertía; a veces mis hermanas se
quedaban un buen rato y más las que ya estaban casadas,
las tres mayores.
Los demás se iban a buena hora, agarraban algún pan, torta
de jamón con la venia de mi madre y se retiraban
satisfechos; con quien más convivíamos fue con los hijos
por parte de ella ya que los hijos de mi papá aún guardaban
su distancia, permanecían retirados de lo que era la familia,
la convivencia se limitaba a oídas, a conversaciones que
nunca llegaban, de hecho, yo no los veía como hermanos,
sabía que eran hijos de papá y que éramos medios
hermanos.

 Es que no deben de comportarse de esa manera.


 Son mis hijos, y ya están grandes, no puedo hacer
mucho – decía papá apenado.
 ¡Eso se nota!
A mi entender todo ese asunto con mis medios hermanos
fue una falla importante. Bueno hubiera sido pasar más
tiempo con ellos y no sentirlos tan distantes, supongo que
cada uno quiso tomar su propio camino, también la
87
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

iniciativa por parte de ellos era muy poca, la mayoría ya no


estaban aquí en México, tres vivían en Estados Unidos y
una nada más en Guadalajara, desde muy jóvenes se fueron
para allá.
Por lo general nos juntábamos el domingo, porque los
sábados mi mamá también vendía comida, los lonches, las
tortas, jugos más la venta general de la tienda; eran días
muy ajetreados para todos, a veces mis hermanas se tenía
que ir a sus asuntos y nos quedábamos cuidando a los
sobrinos hasta las cinco o seis de la tarde, una vez que
llegaban mis hermanas por ellos, nos desocupábamos;
entonces corríamos a buscar a los amigos en la colonia,
pero (paso mil veces) mamá se encargaba de pegarnos un
grito para que la ayudáramos con otras cosas de la casa o la
tienda.

 Ya me tengo que meter.


 No, espérate diez minutos ya vamos a acabar –
sentenciaba uno de mis amigos.
 No puedo, ya escuché a mamá y si no me reporto
me va a regañar...
 Sí ya la escuché, bueno, te veo hasta mañana
entonces – solicitaba nervioso, agachando la
cabeza.
88
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Creo que desde los nueve años empecé a alejarme de los


juegos, es decir no lo podía hacer tanto como antes porque
tenía más tareas y cosas que hacer, porque le ayudábamos a
mi mamá a cuidar a los hijos de una hermana, la mayor.
Así que buena parte de la tarde nos la pasamos cuidando a
sus tres niños.
Es increíble como mi madre y mis hermanas nos daban la
confianza de cuidar a esos bebés, porque apenas éramos un
par de niñas de nueve o diez años, y no teníamos mucha
experiencia para casos de emergencia, sofocaciones,
primeros auxilios, caídas, pero bueno, a pesar de todo eso,
¡salíamos adelante!
Y la entiendo porque, como les decía mi mamá en ese
entonces tenía mil ocupaciones, un marido que atender,
más la comida y también vendía comida por las tardes para
los clientes, atendía a los proveedores, sacaba las cuentas,
iba al banco, un poco de todo...

 Hija ahí te encargo por favor, tengo que salir.


Lo que se venda lo apuntas en la libreta
Ella y mis hermanas por sus ocupaciones nos dejaban solas,
por nuestra cuenta y aunque mi hermana vivía a media
cuadra de la nuestra. No siempre estaba disponible, y
cruzar la calle era un lio; el problema es que era una calle

89
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

donde pasaban infinidad de camiones y autos, gente de


todo tipo. Y la casa prácticamente estaba a pie de calle.

Me da tristeza, y hasta incluso a veces puedo sentir miedo,


no sé explicarlo, ahorita nada más de recordarlo todo, todos
esos detalles que viví en mi infancia siento que nos
salvamos de una tragedia.

La verdad me faltó tanto por disfrutar, me faltó tanto por


conocer, me faltó tanto por vivir supongo que yo quería
una niñez diferente, hoy a veces no sé cómo tomarlo, ni
siquiera sé manejarlo porque me angustia y me pone triste,
por eso no las recuerdo con claridad y por lo mismo he
tomado terapia desde hace un par de meses. Y lo digo sin
cortapisas ni arrepentimientos, alguna vez entendí que la
terapía debe ser algo normal, para estar más tranquila y
balanceada en mis emociones, y por lo mismo no he dejado
de hablar con Germán flores, que es mi psicólogo.

Quizás por todo lo que dejé de disfrutar es que tengo


muchos bloqueos de mi niñez, pero gracias a Dios he salido
adelante con la ayuda de mis hijos y mis padres, y Ceci mi
hermana, ¡a empujones quizás, pero salimos adelante!

90
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

No recuerdo ni siquiera los nombres de los amigos de la


cuadra o de las niñas que vivían ahí, sí para muchos
resultará difícil de creer, pero les hablo con el corazón y no
por no recordar sus nombres no significa que hayan sido
personas que no quise o respeté, ni siquiera recuerdo sus
caras por eso siento esa tristeza que me invade; siento la
nostalgia porque no recuerdo nada, es como si mi mente se
hubiera bloqueado, por eso no recuerdo muchas cosas, ha
sido un proceso largo y complicado y lo he estado
platicando con el psicólogo.

Reconozco que hay algunas ventanas abiertas, quizás esas


sí las podré narrar y entender un poco más lo que sucedió
aquellos años. Son cosas que me niego a recordar.

¿Por qué?

No lo sé, quizás para mí no existieron.


No tengo mucho que contar de mi niñez. Sólo sé que era
una niña ordenada en mis cosas, me gustaba ser
perfeccionista en lo que hacía.

Me gustaba tener todo muy bien marcado con letra bonita,


identificado con mi firma desde niña.

91
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

CINCO
¡Ni caí, ni me empujaron!
Me enamoré...

92
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Para una mujer hablar del primer amor, es y debe ser algo
inefable, único... algo como aquel suspiro largo e
inexplicable que nos llenó el pecho, algo como el rocío de
las flores al despuntar el alba; por fortuna mi historia
personal se llenó de muchos matices, de muchos
sentimientos a temprana edad así que trataré de ser fiel a
ellos, para poder conmemorarlos siempre.
Todo nuestro idilio comenzó cuando estudiaba en la
secundaria Urbana número 29, la cual está ubicada en
Tlaquepaque, Jalisco. Es una secundaria mixta. Al
cambiarnos de la Colonia Atlas a la Colonia Tlaquepaque
mi mamá abrió una tienda de abarrotes con la ayuda de mi
cuñado y unos tíos. Era una tienda pequeña la cual todavía
sigue operando, pero ahora hay un mundo de negocios,
abarrotes y personas. Nada que ver en aquellos años
cuando estaba poco habitada y bueno, la secundaria se
ubicaba cerca de aquí, por eso nos íbamos caminando.
La colonia era un sitio seguro, arbolado y siempre estuvo
llena de tradiciones y olores a Jalisco, de hecho, ahí sigue
viviendo mis padres.

 Con cuidado y pongan mucha atención a su


maestra – solicitaba mamá sin mirarnos, eran
apenas las seis y media de la mañana, pero ella ya

93
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

andaba ocupada con el negocio, metida entre cajas


y cuentas.
 Si, gracias por el desayuno.
 ¡Gracias! – contestaba después de mi hermana.
Yo estaba emocionada porque entramos a estudiar juntas
mi cuata y yo a la misma secundaria; me dormía
emocionada porque disfrutaba aprender nuevas cosas,
brincaba de gusto cuando recibía los cuadernos, los cuidaba
y marcaba con mi nombre con colores que me gustaran,
todo porque sabía que había escasez en la casa y no me
gustaba ser encajosa, de hecho, algunas prendas que usaba
eran de mis hermanas mayores, no llevaba nada roto ni
mucho menos, porque se remendaban, después de eso ¡a
cuidarlas para la segunda vuelta!

El primer año entramos en la tarde, pero en el segundo


estudiábamos por la mañana (suspiro) yo tenía apenas doce
años, y bueno no me fijaba mucho en mi atuendo, ni en el
pelo yo iba a estudiar no a quedar bien con nadie.

 ¡Presente! – Contestaba casi brincando desde el


asiento del pupitre.
El primer año de la secundaria transcurrió muy tranquilo,
entre tareas y juegos, a esa edad los sentimientos de mi
94
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

corazón eran inocentes y tranquilos, más bien nos


dedicábamos a ayudarle a mi mamá en la tienda y en la
casa. Entre mi hermana y yo despachábamos a los
transeúntes, a veces eso nos divertía, era como un juego y a
la vez una responsabilidad importante, porque teníamos
que sacar las cuentas y muchas veces lo teníamos que hacer
de memoria: dar precios, cantidades y el cambio de todo el
dinero que nos daban los clientes, por fortuna a veces se
nos juntaban varias tareas.
Asistíamos a la secundaria en el turno de la mañana y ya
por la tarde, ayudábamos a mi mamá, ella nos dijo que
siempre acabáramos los trabajos, de la escuela y después
atenderíamos la tienda. Nos gustaba turnarnos a ciertas
horas Cecilia y después yo. De vez en cuando papá se daba
sus vueltas y nos cuidaba, pues estaba al pendiente de la
tienda sobre todo cuando había que tomar decisiones con
los proveedores y algunos clientes “especiales”, de todo
eso.

Sin embargo, debíamos tener la capacidad de atender la


tienda solas, mamá confiaba en nosotras y le gustaba
“presumirnos” con sus conocidos.
No teníamos muchos amigos en la colonia, pero
platicábamos con ciertos amiguitos de la secundaria.

95
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Todo ese primer año de secundaria transcurrió tranquilo,


muy enfocada en las calificaciones y las tareas, pero en
segundo, descubrí a un niño, bueno él ya no era tan niño,
más bien era un adolescente.
Yo no conocía nada del amor, ni tuve novios o amigos con
derecho, ni nada por el estilo.

En un mes me enteré de que todos o casi todos los maestros


que me daban clases conocían al tal Miguel, el muchacho
que colocó por primera vez la palabra amor en mi boca, en
mi abecedario, resulta que él había estado en esa misma
secundaria y me ganaba por tres años.

Miguel ya había salido de ahí, y estudiaba la preparatoria


en la número cuatro que está en la Colonia Rancho Blanco,
pero él vivía cerca de con mi mamá. En su paso por la
secundaria fue un muchacho muy popular. No era muy
guapo que digamos, pero sí muy simpático, amiguero, a
final de cuentas una buena persona de esos que dejan
huella.

 Es un buen muchacho – dijo uno de los profesores


cuando lo vio pasar.

96
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Él hasta la fecha nunca ha sido una mala persona, los


maestros, de hecho, lo querían muchísimo.
Y bueno, en una ocasión Miguel fue a visitar a un par de
maestros en la secundaria. Y ya saben entró saludando al
salón, con mucha confianza supongo que la edad le daba
esa seguridad, y yo estaba en clase metida en los libros y
algunos problemas que resolver de matemáticas. La
maestra Rayas era ya mayor, con ella hice muy buena
química porque yo era un excelente estudiante en
matemáticas. Siempre estaba exenta y la ayudaba a poner
ejemplos, contestar con mucha propiedad.
Sé que la maestra me tenía un cariño muy especial.
Siempre me ponía una atención muy. Me distinguía mucho
y esa vez que Miguel fue a visitarla pues no sé qué me
pasó, pero ahí no hubo ningún flechazo, él me miró y yo le
regresé la cortesía; reconozco que, si me impactó, pero en
ese momento no me enamoré, me gustó mucho.
¡Y bueno es lógico! Yo en segundo de secundaria no era
una muchacha muy agraciada, esa es la verdad. Porque yo
no me sentía bonita en ese entonces estaba gordita, rellenita
del cuerpo. Y usaba las faldas abajo de la rodilla, por
supuesto que tampoco me maquillaba.
Además, a la secundaria iba peinada con trenzas
prácticamente una niña, no una muchacha o compañera de

97
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Miguel en la prepa. Él era alto, delgado y moreno oscuro,


con una cara afilada y una voz agradable, en aquellos años
sí era un poco más guapo, ahorita pues con el pasar de los
años si se puso más feo. Normal, a algunas personas no les
sienta bien el cambio.

Y todo esto lo escribo con alegría, con gozo, ya que me da


muchísimo gusto recordarlo porque fue mi primer gran
amor.
Supongo que la segunda vez que lo vi mi corazón se dejó ir
como camión sin frenos me flechó, me gustó muchísimo.
Tenía ciertas reservas porque jamás pensé que él se fuera a
fijar en mí. Pero aquella vez volteó a verme con una mirada
especial, siempre la voy a recordar.
De hecho, la maestra Rayas lo notó porque Miguel puso un
énfasis en sus palabras cuando me miró, estaba
entusiasmado, recuerdo que yo siempre me sentaba hasta
adelante, en la primera fila y cerca del escritorio de los
maestros, me gustaba participar en todas las clases.

 ¡Mucho gusto!
Yo era una niña estudiosa y metiche (sonrió) de esas que en
todo quieren estar y ser partícipes, por eso me sentaba ahí
cerca de los maestros, no me gustaba faltar ni perderme

98
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

nada de las clases. Supongo que ese fue el motivo de


nuestra complicidad, aquellas miradas. De refilón observé
que la maestra sonreía, y lo hizo porque captó el momento
exacto en que él se percató de mi presencia. Fue curioso
porque Miguel y yo no nos saludamos, tampoco platicamos
absolutamente nada, simplemente nos quedamos viendo.

Ese fue el día de clases, donde realmente lo empecé a


observar a checar más los detalles de su comportamiento,
las pala, vamos lo vi bien.
Quizás esa fue la manera en que pude ver el futuro, ante
mis ojos tenía el padre de mis hijos y no lo sabía, ni él ni
yo. Después de que se fue ya no lo volví a ver en un rato.
Aproximadamente tres o cuatro semanas.
Nuestro tercer encuentro fue ahí mismo en la secundaria su
proceder fue el mismo. Volvió a visitar a los maestros y
algunos amigos que él tenía ahí. Lo curioso es que, en ese
entonces, él estaba de volado con otra muchacha no
conmigo. Andaba queriendo pretenderla, la buscaba con la
mirada constantemente era una niña que se llamaba Katy.
Recuerdo bien su nombre porque era la muchacha más
popular de la secundaria, delgada con cara muy bonita,
usaba el pelo suelto con una diadema, pero en paz

99
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

descanse, porque esa niña murió en un accidente de carro


con novio que tuvo, poco tiempo después unos tres años.

 ¿Te puedo ayudar?


 Sí gracias – contesté con la voz trémula.
 ¿Por dónde empezamos?
 Si quieres de atrás para adelante.
 Muy bien – dijo Miguel con decisión, como si
supiera cuales serían mis reacciones.
De hecho, fue él quien me ayudó a recolectar las hojas de
unos exámenes de la maestra Rayas, la maestra de
matemáticas.
Katy era la más popular de la escuela, así que caí en cuenta
que, si Miguel estuvo yendo a la secundaria, no fue por
verme a mí, él iba a verla a ella. Pero, bueno esa tercera vez
que nos vimos algo sucedió, se acercó un poco más de lo
normal y me rozó la mano sin querer, rememoro que se
quedó estático por unos segundos como si lo hubiera
hechizado, me miraba de cerca.
Ese día tampoco me dijo absolutamente nada. Quizás se dio
cuenta que yo estaba muy nerviosa, ¡era una niña! Y
reconozco que, a pesar de ser muy segura en muchas otras
cosas, eso de conocer jóvenes no se me daba bien, era muy

100
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

cohibida, tímida, pues nunca había tenido novio. Otras


amigas eran más fluidas en ese aspecto, más seguras de sí
mismas, hablaban de varios muchachos, yo en cambio
nunca había conocido a nadie que me gustara, mucho
menos había besado a nadie, jamás me había sentido tan
vulnerable. Y eso es para mí estar enamorada.
A mí me gustaba muchísimo, aún hoy sé que estaba feliz
aquel día y más en ese tercer encuentro.
Él me hizo sentir diferente, porque ahí es cuando empiezo a
sentir mariposas, sí mariposas en el estómago. Pensaba en
su cara de una manera sana. De una manera como rara, me
ponía nerviosa.
Supongo que eso sucede cuando uno se enamora y quizás
se sienta con los amores platónicos. Bueno esa vez que nos
vimos, no pasó nada tampoco, pero sí platicamos un rato,
pudo escucharme e intercambiamos una plática muy jovial,
sencilla, simple y se dio cuando me estaba apoyando con
aquellas hojas de los exámenes de matemáticas.
Cuando escuchó el timbre de salida, se retiró
caballerosamente, se despidió de la maestra. Y se fue
corriendo a buscar a la otra niña, a Katy, allá se quedó unos
minutos más platicando con ella; la verdad no me hice
grandes expectativas, de hecho, acepto que eran bajas.

101
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Dudaba que él realmente se fuera a fijar en mí o fuera


después a hablarme.

No, jamás lo hubiera apostado.

De verdad no le comenté nada a nadie, ni a mi hermana ni a


mi madre.
Volvieron a pasar semanas y nada. Pero en el transcurso de
esas semanas, el papá de Miguel, de nombre José, “Mi
padrino” porque él así me lo dijo; era el dueño de unas
combis, una “peceras”, que, en ese entonces, estoy
hablando de no sé, hace unos treinta y cinco años,
manejaba ese negocio, y él era el chofer de una de sus
combis. Pues resulta que la terminal y parada de las
“peceras” estaba aquí en la tienda de mi mamá, que está en
Avenida Glendale 614. Una avenida bastante concurrida
porque es una de las principales entradas y salidas a Lázaro
Cárdenas, aquí en Tlaquepaque, se juntaba mucha gente y
automóviles. Había puestos en otras esquinas, pero donde
estaba la tienda de mamá era el epicentro de todo.

El señor José siempre manejaba, era un hombre atento, y


todos los otros choferes también, ellos nos conocían bien,
conocían a mis papás y nos tenían mucho respeto, nos

102
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

querían mucho a todos, mis hermanas mayores y sobrinos.


La mañana estaba cargada de nubes como si fuera a caerse
el cielo y vaya que llueve en la zona metropolitana:
Zapopan, Tlaquepaque, Guadalajara, Tonalá y Tlajomulco.

 Buenas señoras, una cajetilla de Marlboro por


favor.
 ¿Algo más?
 Un refresco gracias.
Mi padrino José llegaba a la tienda a comprar, siempre
buscaba cigarros y algo de tomar. Por lo general se quedaba
unos minutos platicando con mamá, y yo ahí cerca de ellos
sin saber que ese señor era el papá de Miguel.
Y él ahí frente a mi sin saber que yo estaba enamorada de
su hijo. ¡Increíble!

 Todo debe mejorar, habrá que estar atentos nada


más.
 Así es.
La mañana siguiente todo ocurrió de prisa y temprano,
antes de las 7:00 de la mañana mi mamá estaba sacando
una cortina para colocarla cerca de la tienda, pretendía
hacer una sombra afuera de la tienda para la comodidad de

103
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

los clientes, además que de esa manera se protegían de la


lluvia, nadie se esperaba que uno de los tubos le cayera
encima.

 ¡Ayyyy! – gritó mamá desesperada al ardor del


golpe.
 A ver señora permítame, mire siéntese aquí déjeme
traerle algo, no me mueva por favor.
El papá de Miguel se percató y de inmediato buscó como
apoyarla.
Se retiró unos minutos para traerle algunos medicamentos,
gasas y todo para poder auxiliarla. Regresó apurado,
mientras tanto yo con tanto alboroto salí en cuanto pude a
ayudar, pero imagínense era un sábado por la mañana. Yo
traía dos trenzas y andaba de fachas (ja, ja, ja). Entonces
sucedió algo raro, por instantes él se me quedó viendo
insistentemente. Y yo sin saber que hacer, decidí mejor
meterme a la casa, después el señor José se despidió, yo
hice lo propio, con educación levanté la mano para decirle
adiós.
Hasta la fecha no puedo olvidar ese detalle que tuvo, fue
algo que le agradezco muchísimo porque se preocupó por
su prójimo, por mi madre.

104
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 Aquí le dejo si necesita algo más, ¡avíseme! –


señaló atento.
Al día siguiente día, yo no estaba atendiendo la tienda, pero
el señor José fue a comprar unos refrescos y se encontró a
mi mamá, ella ya se miraba un poco mejor después del
susto con el tubo.

 ¿Oiga, doña Pina? Este, disculpe yo le quiero


preguntar... ¿quién es la muchachita de trenzas que
salió ayer?
 Ah pues es mi hija, es Gaby.
 ¡Sabe qué doña Pina!, Esa “trensuda” me gusta
para mi hijo.
Mamá se sonrojó, no supo que contestarle.
Esa frase nunca se me va a olvidar porque yo lo escuché yo
me encontraba en la trastienda. En la parte de atrás mamá
tenía la cocina donde casi siempre estábamos guisando o si
no metidos en los libros y las tareas; en aquella época nada
más teníamos dos cuartos donde vivíamos y un baño.
En aquel entonces mi hermana y yo nos la pasamos
sentadas en un sillón en la cocina viendo algún programa
en una tele pequeña. Y yo pues escuché con claridad
aquello de la “trensuda” pero jamás pensé que él fuera el
papá de Miguel. Entonces no sé si sería el destino, no sé si
105
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

sería Dios o el universo no sé, pero mamá y él


coincidieron. Fue algo muy curioso que nos pasó, que me
conocieran ambos padre e hijo sin tener referencias mías,
sin ubicarme como la hija de la señora de la tienda. ¡suerte,
destino, no lo sé en realidad!
De ese evento pasaron no sé si fueron tres o cuatro semanas
más y Miguel volvió a las andadas, llegó a la secundaria a
visitar a la maestra Rayas.

 Pásale Miguel.
 Muchas gracias, maestra, le parece bien si me
siento aquí – contestó con cortesía.
 Sin problema, no hay nadie en ese lugar.
Entró al salón, pero a tomar la clase y se sienta cerca de
donde yo estaba con aquel derroche de confianza que lo
caracterizaba, tenía las manos grandes y los ojos
expresivos; la maestra se lo permitió, algunas de mis
compañeras se emocionaron como si estuvieran viendo a
algún artista de moda.
Al terminar la clase de matemáticas empezó a platicar
conmigo, se acercó más, fue en esa ocasión cuando
finalmente empieza a interesarse en mí y a verme con otros
ojos. Recuerdo que me hizo mil preguntas y yo nerviosa,

106
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

como una colegiala sin experiencia, durante un instante el


estómago se me llenó de mariposas...

 ¿Dónde vives? ¿Qué haces por las tardes? –


preguntó inquieto con los ojos como platos.
 No mucho, estudiar y ayudar a mamá y a mis tías.
 ¿Crees que pueda ir a visitarte?
 Sí – contesté con rapidez, tratando de mantener los
pies en el suelo.
Posiblemente me enamore más.
Posiblemente ese fue el momento en el que él se enamoró
de mí.
Todo fue verdaderamente bello y no me arrepiento. Creo
que no me equivoqué porque los dos sentíamos una
atracción muy fuerte. Siendo aún muy jóvenes, yo estaba o
me sentía chica. Iba a cumplir catorce años.
Por supuesto que le dije donde vivía, lo hice a señas, con
algunas referencias y nada más, porque ni siquiera le di mi
número de teléfono. No había celulares ni GPS, ni Oxxos,
eran otros tiempos.

 ¡Gracias! – comentó visiblemente emocionado.

107
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 Si vas que sea después de las cinco o seis, ya que a


esa hora estaría más desocupada.
 Muy bien, hasta entonces – dijo sin confirmarme la
hora.
Se alejó sonriente, la realidad es que mi pretendiente sabía
perfectamente dónde yo vivía porque su papá era cliente
frecuente de aquella tienda de Abarrotes “la Sombrita”. La
cual tuvo tanto éxito que así se sigue llamando.
Dos días después Miguel se apersono en la puerta de la
casa, no crean que me llevaba rosas, ni regalos, nada, lo
que él quería era volver a verme y conocerme un poco más,
y la verdad me hacía feliz con eso, porque yo también tenía
mil dudas acerca de su proceder, sobre todo por lo que
sabía de sus intenciones con Katy.

 ¡Hola!
 ¿Cómo estás?
 Pásate...por favor – le comentaba tratando de que
se diera cuenta que me puse un perfume discreto,
fresco.
Una vez que entraba a la casa los dos aprovechábamos el
tiempo. Aunque a veces mi hermana o mamá nos
interrumpía la charla y las preguntas, así como sus

108
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

intentonas de agarrarme la mano; él me sentir cómodo con


su presencia, me trataba bien y explicaba mis dudas con
cortesía, sin desesperarse.
Nos vimos en tres ocasiones en la casa antes de que yo
pensara que podría interesarle ser su novia. Fue algo tan
pero tan bonito para mí en ese entonces que
verdaderamente hasta hoy no me puedo arrepentir, fue algo
maravilloso, único. Eso que se vive una sola vez en la vida
porque es tu primer amor y Miguel se comportó a la altura,
muy respetuoso siguiendo las costumbres de aquellos años.
Gracias a él empecé a ver la vida de una manera diferente,
porque ya me interesaba arreglarme un poco más, incluso
me puse a dieta, cuidaba lo que comía y las cantidades; al
mediodía me peiné de una manera diferente, fue toda una
transformación y en el proceso, él estuvo ahí presente, creo
que es cuando realmente lo conozco. Me solté el cabello
(me sonrojo) también quería empezar a depilarme las
piernas para verme un poco mejor, porque creía que tenía
que verme bella en todos sentidos, bueno, quizás un
poquito mejor.

 Te ves diferente.
 ¿Diferente bien o mal? – pregunté tratando de
cerciorarme que estuviera haciendo lo correcto.

109
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 ¡Para bien claro!


Me sonrojé.
Al día siguiente mi hermana me preguntó varias cosas, me
encogí de hombros no supe que contestarle, pensé en varias
opciones, pero no quería hablar de amor, decirlo así tan
abierto, tan exacto. Le sonreí y me alejé, por la tarde me di
la oportunidad de pintarme las pestañas, mas no los labios,
únicamente las pestañas; me vi varias veces en el espejo
antes de salir a recibirlo, ¡me gustó mucho esa nueva chica
en el reflejo!
Constantemente mi corazón se hizo a la idea de volverlo a
ver, ya sea dentro de la secundaria o en mi casa. Esa vez
llegó a la tienda a visitarme.

 ¡Hola! Es que me mandaron por refrescos.


Le sonreí con mi mejor sonrisa.
Curiosamente, Miguel en ese entonces vivía a un lado de la
casa, donde ahorita yo vivo. Una casa pequeña que
actualmente sigue sola. Su familia rentaba ahí porque en
ese entonces no tenían una solvencia económica alta.
Personas normales de clase media baja. No tenían dinero,
no tenían absolutamente nada más que aquellas combis las
“peceras”.

110
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

De hecho, en esos años su mamá, que es mi madrina, la


señora Marcela cosía ajeno.
Yo me sorprendí muchísimo de verlo ahí parado frente a
mí, no tenía manera de avisarme así que me puse muy
nerviosa y me pasaba cada vez que él llegaba.
Empezó a buscarme con el pretexto de ir a comprar
refrescos, tortillas o pan bolillo para la comida.
Hablábamos con mayor frecuencia, se quedaba un ratito
observándome como trabajaba, a veces quería ayudarme,
pero mamá lo impedía, supongo que no le gustaba sentir el
compromiso de tenerlo ahí.

 ¿Qué más te quieres llevar?


 No nada, bueno un beso tuyo... – sugirió
emocionado.
 Esos no se venden,
 ¿No?
 No, porque no tienen precio – sonreí apenada por
la broma.

Se sonrojó.
Recuerdo que todos los choferes de las combis lo conocían
porque pues era hijo del señor José, ellos empezaron a

111
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

darse cuenta de que el hijo de su patrón empezaba a


visitarme.

 Ahí va de nuevo.
 No puede faltar – dijo Rodrigo uno de los choferes.
Todo fue algo místico, e inocente.
No lo sé, en este momento pienso si lo nuestro fue parte del
destino, tal vez ya estaba escrito que lo nuestro sucediera.
Uno se pregunta tantas cosas, sobre todo con el paso de los
años.
Miguel era amable, amiguero, respetuoso y detallista. Esa
actitud le duró varios meses, estuvo yendo a la tienda casi
diario por refrescos, tortillas, pan. También iba a la
secundaria, me veía ahí, empezó a abrirse más conmigo.
Hasta que aproximadamente a los cuatro meses me dice
que quiere hablar conmigo y en la secundaria pues se me
declara.

 ¿Quieres ser mi novia?


Sus palabras retumbaron en mi corazón, porque en ese
momento estaba plenamente enamorada de él, el tiempo se
detuvo desde que lo vi.

112
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 Sí, pero tengo que pedirles permiso a mis papás


porque no me permiten tener novio.
 ¡Está bien! Entiendo es mejor así – dijo un poco
nervioso, moviendo las manos, buscaba los
bolsillos.

Yo ya había cumplido los catorce años, pero mi


pretendiente aceptó el proceso; en cuanto llegué a casa
hablé con mi mamá para pedirle de favor que lo recibiera
porque él quería ser mi novio. Se me quedó mirando con
desdén.
Entonces me senté cerca de su regazo y le expliqué con
calma todo lo que sabía hasta ese momento, Miguel no era
un extraño, ni su familia, así que supuse que todo estaría
bien.

 Se llama Miguel, es hijo del señor José quien tiene


las “combis”, él fue quien te apoyó cuando tuviste
el accidente con el tubo – comenté pausadamente,
le tuve que recordar todo.
 Sí, ya sé quién es.
 Gracias.
Mi mamá aceptó.

113
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Lo miraba constantemente como la lluvia en un vendaval,


por supuesto que me llamaba la atención, y más porque yo
me sentía una muchacha poco agraciada.
Evoco muy bien ese día, porque Miguel llegó temprano a
casa de mi mamá y le dijo que quería hablar con ella, yo
estaba nerviosa.

Mamá me miraba de refilón entrando y saliendo de la


tienda, les ofrecí agua, después me senté.
En unas semanas más iba cumplir los quince años.

Fue algo muy bonito porque en aquel entonces todavía


existía ese romance, esas ganas de conquistar, la inocencia
de visitarte en tu casa, hacer cartitas, entregar tarjetas,
regalar chocolates y una flor. ¡Hermoso vivirlo así!

114
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

SEIS

¡Amor del bueno!


Ausente de tecnología...

Lástima que ahora las cosas sean tan diferentes,


desafortunadamente, pues ya no existe. Ya es poco
frecuente ver esos detalles en los noviazgos de hoy en día,
con tanta tecnología, con tanta red social, con tantas cosas.
Se fue perdiendo el romanticismo en ese sentido.
Yo sí lo viví y estoy orgullosa, feliz de haberlo vivido.
A partir de que me dieron permiso de hablar con él, Miguel
se volcó en detalles, desde el primer momento que me he

115
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

visto en la tienda. Me traía chocolates, cartas de amor.


Después de que fuimos amigos nos hicimos novios, yo
tenía permiso de platicar con él, pero no en la calle, sino en
la tienda.

Y no me permitían salir a ningún lado con él.

 ¡Hola de nuevo! – dijo Miguel con un ramo de


flores en las manos.
Él llegaba a platicar conmigo alrededor de las 8:00 de la
noche, y siempre estaba mi mamá o mi hermana y también
papá. Estaba bien custodiada, rememoro que Miguel no
dejaba pasar una oportunidad para acomedirse con mis
papás o mi hermana, de hecho, se los ganó por completo,
su cariño, su confianza porque era una persona cuidadosa y
detallista.
Respetuoso y acomedido así se los ganó.
Así estuvo yendo a la tienda.
Pasó como un mes sí, incluso uno de mis medios hermanos
habló con él. Y ya bueno, ya se imaginarán, esos hermanos
mayores que tratan de defender a las más chicas y mi
hermano le dio un sermón a Miguel. Cuando supo que era
mi novio.

116
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 Tienes que portarte bien con ella, porque no voy a


permitir que se pasara de listo. Tienes que
respetarla y respetar la casa, y lo que mis papás te
hayan dicho porque si no, vas a tener que darme
cuentas a mí.
 No tengo problema, lo haré – dijo contrariado con
un nudo en la garganta.
Entonces, “Mike”, para sus amigos, de antemano tenía muy
claro que tenía que respetarme.
Mis pretendientes volvían a buscarme y mi novio se
percataba,

 ¿Y ese quién es?


 Viene aquí a comprar algunas cosas para su casa.
 Y también a verte a ti ¿verdad? – reclamaba de vez
en cuando.
 Supongo, pero a mí no me interesa.
Conforme fueron pasando los meses me permití arreglarme
un poco más, entonces mi luz era diferente, mi seguridad
fue mayor. Empezaban a llegar otros muchachos
buscándome a la tienda. Y eso era raro, de ser una oruga
pasé a ser una hermosa mariposa y se sentía bonito, pero a
la vez me preocupaba porque Miguel era celoso.

117
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Llegaba a visitarme a la tienda cuando yo trabajaba en el


turno que me tocaba y se ponía celoso con cualquier cosa.
La verdad ya no sé si era tanto su amor o lo hacía por tapar
otras cosas, porque en realidad después de que cumplí los
quince años.
Empezaron algunos detalles que me sacaron de balance,
digamos que la otra cara de la moneda. Porque no todo fue
bueno, de color de rosa. Lo descubrí de volado con otras
muchachas en la preparatoria.
Yo estaba en tercero de secundaria casi finalizando.
Y él, a punto de terminar la preparatoria.

 Y la güerita esa con la que te vieron ¿quién es?


 Nadie, una amiga – respondía enjuto.
 ¿Nadie o una amiga? – contesté con toda la
paciencia que pude reunir.
 Una amiga que no significa nada.
A mis oídos llegaban muchos comentarios de personas que
lo veían encaminando a una muchacha y a otra de la
preparatoria a sus casas o a la parada del camión, o las
llevaba en su auto.
Miguel cuando se enojaba su voz era áspera como una lija.
Yo creo que son cosas que uno no ve cuando se está
enamorado. Yo confié siempre en él. Jamás me imaginé
118
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

que él fuera a andar con otras muchachas, pero


efectivamente era súper volado. Después me di cuenta de
que él en realidad era un muchacho “conquistador”. Uno
que tenía un corazón tan grande que le cabían muchas
mujeres, personas que como yo confiaban en él.

Los papás de Miguel fueron mis padrinos de 15 años. Yo


los elegí de padrinos, porque éramos novios. Por ese
motivo, les digo padrinos, siempre los respeté muchísimo.
Los papás de Miguel eran completamente diferentes entre
sí. Eran muy amables, excelentes personas. Sentía que me
querían muchísimo. Me los gané a pulso, convivieron
mucho con mi familia, en reuniones, en las comidas que
organizábamos en la casa. Ellos asistían con regularidad
eran una grata compañía, por lo general llevaban algo de
comida, o los refrescos o una botana. Para todos en la casa
era evidente que Miguel me quería muchísimo; sin
embargo, no era el único que tenía interés en mí, había más
pretendientes y Mike estaba consciente que me visitaban,
aparecían de improviso en la tienda con cualquier excusa,
pero yo los ignoraba.

Él a veces llegaba y detenía el auto que tenía en frente a la


casa y con el estéreo, un Datsun viejito ponía música con

119
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

su estéreo y me cantaba canciones, esas eran sus serenatas.


Detallista para más no poder, y eso me conquistaba, porque
era curioso y muy observador, cada vez que tenía una
oportunidad lo hacía, con una notita, una flor, algún detalle
que se encontraba.
Recibir aquel primer beso y abrazo de su parte fue especial,
porque, de hecho, aún lo recuerdo. Y sí, siento nostalgia
porque lo siento con mucho cariño.
Eso jamás se me va a olvidar.
Tantas cosas que recordar, tantas cosas que aún quedan en
mi memoria: la primera caricia, el que me dijera que me
amaba porque sé que verdaderamente se enamoró de mí.
Nunca tuvimos relaciones sexuales y oportunidades
tuvimos, pero yo me mantuve firme en ese sentido, estaba
muy chica, quizá por eso él tampoco se separó de mí,
porque la mayor parte de su tiempo lo pasaba conmigo. Era
respetuoso y eso me llenaba, me daba un trato especial.

 Felicidades un año más de vida.


 ¡Y juntos! – contesté mirándole el brillo de sus
ojos.
De repente me abrazó con fuerza y me besó con ternura en
los labios.

120
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Unos meses después la familia de Miguel se cambió de


casa.
Una de mis hermanas les rentó una casa aquí mismo, a una
cuadra de la tienda de donde nosotros vivíamos; entonces a
Miguel, pues lo tenía yo muy cerca y muchas personas nos
conocían por la tienda de abarrotes. Todos ellos me
advertían que él era buena persona, pero volado, mujeriego.
Cosa que yo jamás les creí porque cuando uno está
enamorado se ciega, enterca de alguna manera que no te
puedes dar cuenta, ¡anda uno en las nubes!

Las siguientes semanas mamá empezó a darme permiso de


salir con él y, gracias a Miguel conocí a Juan José y a
Lorena Balcázar, a ella de cariño le digo Lore. Poco tiempo
después me enteré de que Juan José era uno de sus mejores
amigos, compañeros desde la preparatoria.
Con ellos salíamos a todos lados, no a discos Empezamos a
salir un poco más. Ciertamente que no había dinero para
salir a lugares muy especiales, pero sí.
Lo que hacían era que compraban caguamas. Y dábamos
vuelta en el carro para irnos a Chapala, nos sentamos a la
orilla del. De la laguna.
Hacia fiestas en su casa Miguel, que regularmente las
organizaba cuando sus papás. Salían a trabajar fuera, ya en

121
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

ese entonces empezaban ellos a. A trabajar con


importaciones, un trabajo que iniciaron importando
mercancía en una combi su papá y su mamá, entonces,
cuando ellos se ausentaban de vez en cuando porque iban
por mercancía a San Diego, California. Entonces Miguel
aprovechaba para hacer fiestas en su casa y eran convivios
hasta tarde, pero yo no me podía quedar mucho rato.
Pero ellos sí se amanecían y pues en el transcurso tomaban,
después a bailar y con la plática a todo volumen. Era un
ambiente más pesado, digamos que, de adultos, chavos de
preparatoria que fumaban y bebían con naturalidad. Yo era
la más chica de todos así es que pensaba un poco diferente,
para mi todo era más sencillo. De hecho, la familia de
Miguel ya vivía en la casa que le rentaban a mi hermana, la
cual como comenté anteriormente estaba a una cuadra de la
tienda o sea mi casa.
Nos la pasábamos a gusto, disfrutábamos las reuniones, por
la música, la compañía, y hasta el alcohol, de hecho, ahí
tuve la primera borrachera, se puede decir que tomé de
más, entre cerveza y tequila. A cierta hora me tuvieron que
llevar cargada a la casa, lo hicieron con cuidado Miguel y
Juan José. Sé que los dos estaban apenados, por fortuna mis
hermanos mayores no estaban, eso les quitó un peso de
encima.

122
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Esa fue la primera vez que yo tomé, y curiosamente con mi


novio también aprendí a fumar.
Esos dos hábitos los aprendí con él, pero, reconozco que en
su momento los disfrutaba; al pensar en esos tiempos una
de las cosas que le doy gracias a Dios es que conocí a
Lorena que en ese entonces era novia de Juan José.
Lore ella es originaria de Manzanillo, Colima. Y desde
entonces nos hicimos amigas, ella proviene de una familia
acomodada, de abolengo, pero desde que la conozco es y
sigue siendo una mujer sencilla, amable, carismática.
gentil, ella me sigue queriendo muchísimo, veía mucho por
mí. Aparte me enseñó muchas cosas, porque me lleva cinco
años, pero a pesar de eso siempre se portó atenta conmigo.

La familia Balcázar son personas conocidas en el puerto y


les agradezco mucho porque al conocerlos junto Miguel
nos ayudaron durante todo el noviazgo. Fueron ellos dos,
Juan José y Lorena, la pareja con la que más convivimos,
con las que más salimos. Los conozco desde los quince
años tanto a Juan José como a Lore y junto con ellos estaba
Gustavo, que también es un excelente amigo, buena
persona Paty “La Gorda”, así le decían de cariño, de hecho,
ahorita es maestra en la Universidad de Guadalajara.

123
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Ellos cuatro eran los que complementaban nuestro grupo


más cercano y hasta la fecha sé que se frecuentan, siguen
siendo amigos, los estimo muchísimo, así como son, a esta
edad más madura, los admiro porque cada uno hizo su vida
a su entender.
A Lore la considero como una hermana mayor; es desde
siempre una mujer inteligente, la veo con mucho respeto y
amor, porque supo cómo sortear nuestras diferencias, y eso
amerita un profundo reconocimiento, seguimos siendo las
mejores amigas, en esa igualdad de pensamientos de vida.
Ese es nuestro gran tesoro. También por parte de Juan José,
la amistad y esa hermandad que tenemos. La verdad es que
juntos nos divertíamos muchísimo, cuando Miguel y yo
seguíamos siendo novios, aunque no salíamos a discotecas,
ni a bares, porque no me lo permitían, y hoy me causa risa
porque ni al cine. Tampoco me dejaban ir a fiestas que
terminaran tarde, fue bastante restringido mi noviazgo y las
salidas.

 No puedo regresar tarde – le explicaba a Miguel, y


él se encogía de hombros.
 ¿Y si yo les pido el permiso?
 No, ya la conoces mejor ve tú, no te apures – sugerí
comprendiendo la situación,

124
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Algunas veces se iba solo, no podía limitarlo en ese


sentido.
Entonces, así seguimos hasta los diecisiete años, ¡a esa
edad decidí casarme! Reconozco que era muy diferente mi
relación con Miguel, a la que llevaban Lore y Juan José
pues ellos tenían mucha más libertad.
Mi amiga vivía en casa de unos tíos aquí en Guadalajara,
cerca de la Colonia Atlas. Junto con su hermana, su única
hermana Adriana. Ambas estudiaban por encargo de sus
papás, esa era la razón de su permanencia en Guadalajara.
Lore y Juan José si viajaban, salían a la playa Puerto
Vallarta, a Mazatlán, Manzanillo, salían mucho fuera, cosa
que, a mí, no me lo permitía mamá. Pero, aun así, siempre
buscamos la oportunidad de convivir, de hacer algo bonito,
créanme que, para mí, aquel tiempo fue como si estuviera
renaciendo, conociendo el mundo exterior y no solamente
el que mamá quería que viera.
Se puede decir que abrí los ojos hasta los diecisiete años,
gozando experiencias y lugares que jamás me había
imaginado, fue increíble la verdad.
Y a pesar de lo poco que viví en ese noviazgo, híjole yo me
pongo ahorita a pensar en mi hija, que si ella a los
diecisiete me hubiera dicho que se iba a casar ¡no lo
hubiera permitido! Es que la forma de educación y los

125
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

valores, es completamente diferente. Todo lo que ha


avanzado la tecnología, el tipo de relaciones que los
jóvenes están teniendo hoy, el exceso de libertad se
convirtió en libertinaje, ¡es una cosa lamentable!

No se ganó nada, se perdió mucho: la parte romántica de


una relación, el respeto y compromiso.

Todo el tiempo nos la pasábamos jugando como bueno


amigos, el grupo convivía de manera sana, aunque siempre
hubo algo de conflicto porque Juan José era muy
inteligente y eso lo convertía en alguien manipulador.
También le gustaba pasarse de vago, estar conquistando a
las muchachas que podía, y eso que era un hombre feo,
Lore no era muy agraciada que digamos, pero su carácter la
hacía verse hermosa, se vestía siempre bien y se maquillaba
con experiencia; Juan José venía de una familia de clase
media baja, igual que nosotros. Así que tuvo muchas
facilidades por el poder económico de su novia.
Lore se mantuvo siempre sencilla, ella se acoplaba no le
exigían a Juan José, aceptó todas las cosas que él le ofrecía.
Y yo con Lore igual, de hecho, he tenido más apoyo de ella
que en mi propia familia y en todos los sentidos. Por eso yo
hasta la fecha la quiero muchísimo.

126
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

¡Tenía que agregarla en este capítulo porque ella es, sin


dudas, un factor clave en lo que hoy es mi vida!

Ella es química, fármaco bióloga, dueña de un laboratorio y


socia de un hospital en Manzanillo. Es inteligente,
trabajadora. Como les dije antes ¡una mujer excepcional!
Rememoro que incluso en sus años mozos tuvo la cordura
y la madurez necesaria para manejar al grupito donde nos
juntábamos.
Hasta el día en que yo me casé tanto Lore como Juan José
nos siguieron apoyando. Hubo días que hicimos locuras,
paseos a la laguna de Chapala tomándonos unas caguamas,
porque ni Juan José ni Miguel tenían dinero. Y nos
acoplamos los cuatro a eso.

 Bueno, salud que la vida se va a acabar ¿y que nos


puede faltar?
 ¡Salud! – gritábamos todos al unísono.
 Ya merito llegamos, bajen las cervezas que ahí
viene una patrulla.
Al llegar al malecón de Chapala comíamos tacos en algún
lado, o pozole, no nos importaba comer en algún lugar
elegante, mientras que estuviéramos juntos todo lo demás

127
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

era secundario. Recuerdo que andábamos en un carrito


súper viejito, dando vueltas nada más como locos. Aquellas
eran nuestras convivencias, con los amigos y nosotros de
novios, nos gustaba reír, además teníamos la oportunidad
de abrazarnos y sentir nuestros cuerpos más cerca que en la
casa, reconozco que nos acoplamos bastante bien los
cuatro.
Durante más de un año así anduvimos.
Reconozco que tuvimos varios problemas antes de
casarnos, reconozco también que hasta que cumplí los
dieciséis años todo iba bien. Reconozco que hubo ciertos
detalles que nos alejaron porque él empezó a trabajar,
empezó a manejar las combis de su papá y le gustaba andar
de voladito y curiosamente a mí me celaba ¡qué
manipulador! Hubo muchos detalles que yo jamás vi, o no
quería ver. Porque yo en realidad siempre estuve
enamorada de él.

La pregunta de todo este tema sería …¿por qué decidimos


casarnos?

Bueno, supongo que fue la suma de muchas circunstancias,


es algo que para algunos les resulte muy chistoso o hasta
traumático, no lo sé, lo que sí sé es que vale la pena repasar

128
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

todo lo que ambos pensamos y decidimos, y recordar que


en esta anécdota no hay culpables, ¡sólo voluntarios!
En todo un año Miguel y yo no habíamos tenido relaciones
sexuales, supongo que a mí me daba miedo. La verdad era
bastante reservada para eso, no porque no lo deseara. Me
consideraba más una niña que mujer. Prácticamente sin
experiencia y con una baja autoestima, porque si la llegué a
tener por los suelos. A pesar de no estar tan mal, me sentía
menos que otras muchachas.

 Vamos a la casa, podemos estar solos – me


confirmó con las manos sudorosas.
 Está bien amor ¡vamos!
Me dijo que sus papás no estaban, pero algo no funcionó,
los dos nerviosos cualquier ruido nos espantaba. Teníamos
miedo estaba muy chico y yo también. Después de un rato
nos daba risa al final yo corrí a la casa.
Él se quedó inquieto en su casa, con el remordimiento a
flor de piel, porque me fui de su cuarto tan
intempestivamente, sin muchas explicaciones que se le hizo
fácil hablarme por teléfono para tranquilizarme.
En aquel entonces no había celulares, me buscó en casa de
mi mamá.

129
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Ella contestó el teléfono, y una hermana, Julia, la que sigue


de mí hacia arriba levantó el otro teléfono que estaba afuera
de la recámara. Y “sin querer” (supongo) escuchó nuestra
conversación, en ella Miguel trataba de justificarse como
hombre de lo que había sucedido. Su voz se quebraba como
el cristal de una copa de vino, frágil y con mucho
sentimiento me empezó a explicar.

 Amor no pasaba nada no sé qué me pasó, deseaba


tanto hacerte el amor, pero bueno podemos
intentarlo otro día te amo no lo olvides, ¡no lo
dudes por favor!
 Está bien entiendo, yo también estaba nerviosa –
comenté con sinceridad, jamás pensé que alguien
más estuviera escuchándonos.
Colgamos confiado de la secrecía que buscamos.
Esa tarde empecé a sentir que todo mundo me veía rara,
intuí que mis papás sabían algo, mamá se me quedaba
viendo en largos silencios y después hacia una mueca
extraña.
Después me enteré de que mi hermana nos escuchó, y le
dijo a mi mamá lo que sucedió entre Miguel y yo. Ella se
guardó todo un par de días nada más, el domingo después
de ir a misa habló conmigo.

130
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 Es rapidito hija
 Si mamá no te preocupes, dime.
 Oye es que no es posible, que Miguel y tú hayan
tenido relaciones sexuales y pues, si ese el caso
ningún otro hombre te va a aceptar así.
 ¡Mamá no hicimos nada! – comenté con seguridad,
ciertamente que me palpaba apenada, pero con la
verdad en la boca.
 Lo mejor es que se casen, si tanto lo quieres, si
tanto lo amas y… él te va a respetar, adelante yo
les doy mi bendición.
 Pero, no, yo tengo otros planes madre.
 Pues será el sereno, pero si ya te acostaste con él
no creo que quieras andar por la vida con esa carga
emocional, la gente habla, lo sabes.
 ¡No sé! – contesté con honestidad.
Un relámpago iluminó el cielo por completo, caía una
tormenta en Guadalajara, quizás presagiando el futuro;
observé como mamá se sacudió por los azotes de los
truenos, llovía a cantaros. Ella se mostraba preocupada más
no por la lluvia, más bien por hablar con Miguel, al cabo de
unos segundos giró su cabeza para verme, quizás pretendía

131
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

que yo estuviera satisfecha, feliz, pero no. La verdad es


que yo no estaba muy convencida, pero no tenía muchas
opciones era eso o eso, porque ponerme en su contra o
intentar hacer mi voluntad no estaba dentro del catálogo de
oportunidades; me faltaba saber qué opinaba Miguel de
todo eso, le avisé que en la casa mamá quería hablar acerca
de lo que pasó entre nosotros.

 ¡Está bien! – contestó sin entender qué fue


exactamente lo que pasó entre nosotros.
Eso fue un día o dos después de lo que sucedió entre
nosotros.
No sé para mi madre qué tan importante era que yo tuviera
o haya intentado tener una relación sexual, ignoro qué tanto
le pudo pasar ella en su vida y que eso fuera un gran
pecado. Supongo que esas creencias se inculcan una y otra
vez, se repiten de generación en generación hasta que
alguien dice basta ¿verdad?
No obstante, nosotros las teníamos y fue así como nos
educaron, por lo tanto, no hubo oportunidad ni para mi
madre ni para mí de dar marcha atrás.
Miguel llegó hasta la casa pasadas las siete de la noche, lo
recibí con un beso y un abrazo, en apenas un segundo se

132
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

mostró nerviosísimo tenía 19 años estaba por cumplir 20


años. Inspiré profundamente.
Mi novio se frotó las manos y sus ojos se iluminaron,
caminó lentamente al interior, al fondo mamá lo esperaba
inquieta, quizás por eso mostraba una sonrisa a media asta,
ella le buscó la mirada y de manera directa abordó el tema;
recuerdo que ella estaba recargada en un lavadero, con un
cigarro prendido, algo nerviosa.

 Miguel – dijo en un tono seco y pausado – no


quiero saber las explicaciones, lo único que yo te
pediría es que no dejes así a mi hija, lo que yo
espero de tú parte es, que respondas como hombre,
porque ella es una niña buena, una señorita de casa,
nunca había estado con ningún otro hombre y lo
sabes, y después de lo que hicieron nadie la
aceptará al saber que ya estuvo con alguien más.
Ella supo cómo manipular la situación para que las cosas
terminaran como ella quería; inesperadamente se gestó un
silencio largo e incómodo, por fin mi novio se decidió
hablar.

133
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 Entiendo y me haré responsable, voy a hablar con


mis papas, no tenga usted pendiente que yo
responderé.
 Muy bien, eso es lo más importante y no por mí,
por ella.
 Sólo déjeme comentarle que no pasó entre su hija y
yo completamente todo, como es o como debe ser,
porque yo…
Estaba tan nervioso que bueno, terminó en medio de un
millón de explicaciones, pero mamá no se movió un ápice
de su postura.
Entonces desde ese momento Miguel y yo nos sentimos
completamente comprometidos, atrapados en esa trampa
que nosotros mismos construimos. De hecho, ya pasado
tantos años lo he estado platicando con mi mamá, platiqué
con mi hermana de lo que ella escuchó, de esas situaciones
que vivimos en ese entonces. Ahora nos reímos, ¡si nos
reímos! Ambas caímos en la conclusión de que de igual
manera mi mamá todo el tiempo ha manipulado a sus hijos
e hijas, no nada más las mías, sino de todas mis hermanas.
Porque resulta que en la casa todos nos casamos muy
jóvenes, de 16 años, de 15 de 17 y de 18. Julia fue la que se
casó de 23 años y se casó a esa edad porque estaba ¡en un

134
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

convento! Sí, no, yo creo que también se hubiera casado


chica.

Pues llegamos a la conclusión, platicando mi hermana y yo,


mi mamá ya lo platiqué, ello con ellas con otra actitud ya
más positiva, no culpándolas porque en verdad, pues no, no
culpo a nadie porque eso me hizo aprender, como ve uno la
parte sexual como un pecado, y así la entendíamos, era un
pecado, algo malo y prohibido. Siendo que ahorita mi
manera de pensar es tan diferente.

Hoy entiendo que el tener una relación sexual, o mejor aún


hacer el amor con una persona, es algo tan bonito, tan
maravilloso, tan relajante, tan lleno de energías y cosas
bonitas que jamás se me hubieran ocurrido a los 17,
¡nunca! Bueno, ese fue ese fue el motivo por el que Miguel
y yo nos comprometimos y nos sentimos así, especiales,
extraños, confundidos a partir de ese momento.
Al parecer ya mi presencia en la familia resultaba
embarazosa, para mi desgracia y aprendizaje, él también
cambió y ya no volvió a ser la misma persona. En mi caso
cada que yo salía, sentía que mis papás que mis hermanas
me veían con otros ojos me provocaban sentimientos raros
que nunca había experimentado como sucia, como que todo

135
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

el mundo volteaba a ver a Gaby porque ya había intentado


tener relaciones sexuales.
Créanme que era una cosa muy fea, me sentía como
cohibida. De hecho, me sentí o me llegué a sentir tan
cohibida y tan mal que es en esa etapa, de meses bajé
muchísimo de peso, dejé de comer casi de todo, bajé
muchísimo llegué al punto de pesar 54 kg.

 ¡Come hija!
 Es que no tengo hambre – contestaba con frialdad,
la mente me daba mil vueltas pensando en todo y
en nada, de preocupación, de estrés. Por esa
situación que estaba viviendo.
 Te ves mal, así flaca, pareces enferma.

SIETE
¡Había una oportunidad!
Pensó mi madre...

136
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Hoy sé que, en realidad, aquellas preocupaciones no


valieron la pena, eso de sufrir tanto y estar tan preocupada,
obvio que en aquel momento yo lo veía así de esa manera,
de esa magnitud. Entregué mi cuerpo, mi inocencia a un
novio en un instante, crucé una puerta que no debí cruzar.
Por eso no podía evitar sentirme diferente, sé que no estaba
preparada para tomar mis propias decisiones, ni estaba
preparada para decir no, yo no quiero.

Y aparte de que no podía decirlo porque en casa, no


podíamos decir nada.
En casa se hacía lo que mi mamá quería, ella era la que
decidía por todas. De hecho, todas mis hermanas y
hermanos iban a pedirle opinión de cualquier asunto.
Entonces yo no, no pude negarme, porque yo estaba
enamorada, lo amaba muchísimo. Y para mí la relación con
Miguel era alegría, y a su vez frustrante, si pensaba en una
boda ni siquiera teníamos dónde vivir o qué comer.
Ignoraba si él iba a trabajar, o si íbamos a tener dinero.
Yo no pensaba en nada de eso, en nada material.
En mi cabeza no cabían esos temas, si estaba a su lado no
me preocupaba por nada y aparte como nunca había tenido
la gran cosa, ni dinero ni autos, ni una casa grande, o

137
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

muebles lujosos, ni siquiera una recamara para mí sola, o


ropa en abundancia. Por todas las carencias con las que
crecí, todo lo que llegáramos a hacer sería bueno, entonces
para mí esas sensaciones se hicieron normales. Yo tampoco
pensaba en una estabilidad económica, mucho menos en
una estabilidad emocional como pareja. Nada de eso pasaba
por mi mente.
Rememoro que en ese entonces estábamos muy clavadas en
lo que era la religión católica y en conservamos como
mujeres abnegadas porque Diosito eso quería de nosotras.
Por las noches me hincaba al borde de la cama y me ponía
a orar, a pedir perdón si obré mal al entregarme por
completo a ese sentimiento llamado amor, después me
persignaba y trataba de dormir más tiempo.

Pasando eso sus papás, mis suegros se asocian con una


persona que se llama “Chelito” ella tiene muchos negocios
en Quiroga Michoacán, era clienta de ellos. Incluso hoy en
día sigue siendo clienta de Porteño Importaciones la señora
y su esposo tenían cuatro hijas. La cual la menor de ella
tenía la edad mía, tenía mi edad, pero “Chelito” tenía otros
planes.

138
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Ella quería prácticamente emparentarse con el señor José y


la señora Claudia a través de Miguel.
Y para eso le ofrecieron una sociedad a Don José en
Quiroga para abrir una tienda muy grande. En ese entonces,
Importaciones Porteño, era un negocio pequeño, ellos
empezaban, como les decía con anterioridad traían
mercancía en una combi después crecieron sus pedidos, y
usaron una camioneta de tres toneladas. Lo recuerdo
perfectamente, la familia de Miguel traía únicamente
encajes, perla, mimbre y pasamanería. Porque en aquel
entonces todo aquello era un furor, la gente los buscaba
mucho se usaban mucho en las fiestas, para los arreglos, los
abanicos de mimbre y se vendían bien, por lo que sé
dejaban un margen interesante.

La familia de Miguel no tenía ni siquiera casa propia.

De hecho, cuando Miguel y yo nos conocimos, no tenían


mucho dinero, entonces no me casé por interés (sonrío)
como comentaron algunos. Sus papás eran y siguen siendo
unas personas muy trabajadoras. Creo que por eso han
llegado en el nivel en el que están.
Y los felicito y les agradezco todo lo que en su momento
hicieron por nosotros. Ellos se enteraron de que teníamos

139
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

un compromiso por lo que pasó con nosotros y aceptaron la


responsabilidad sin peros, sin condiciones.

 Sí me tengo que ir a trabajar allá un tiempo.


 ¿A dónde?
 A Quiroga Michoacán – contestó nervioso.
Después me enteré de que había sido plan con maña, por
parte de la señora “Chelito”, la finalidad era separar a
Miguel de mi lado para que no nos casáramos. Y pues sí,
era una manera inteligente, creo que yo hubiera hecho lo
mismo, sinceramente.
Me despedí de Miguel, cuando se fue a Quiroga,
Michoacán, me sentía triste y le prometí que lo esperaría
como toda novia a distancia.
Sé que ambos estábamos muy enamorados, a pesar de los
chismes y comentarios que me hacían nos llevábamos bien,
sabía que me haría falta su compañía, sus palabras y buen
humor.

 Vamos a ver qué pasa – dijo Miguel con


amabilidad, aunque sus palabras me confundieron.
 Te quiero y me gustaría que me hablaras, si puedes
todos los días.

140
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 Lo haré – contestó con el pecho ancho antes de


partir.
 Es una buena oportunidad para tu familia espero
les vaya súper bien.
 Sí, tenemos un buen respaldo de la señora
“Chelito”.
Se supone que iba por seis meses, pero estando allá en
Quiroga, Michoacán, pues Miguel empezó a tomar de más,
y prácticamente se hizo amigo del pueblo. Era muy
amiguero, le encantaba la fiesta, era halagador y eso lo
hacía quedar bien con la mayoría de las mujeres.
Semanas más tarde me enteré de que empezaron a tener
problemas dentro de la administración de las bodegas allá
en Quiroga, las tenían rentadas para desde ahí poder vender
los materiales que traían de Estados Unidos.

 Es que he tenido mucho trabajo y no he podido ir a


verte.
 Entiendo no te preocupes – le contestaba por
teléfono desde la tienda.
Miguel empezó a andar de volado allá en el pueblo, todo
mundo lo conocía porque pues tenía mucho carisma y pues
la verdad, las chiquillas lo seguían porque era simpático,
espléndido, amable, caballeroso, regalador, invitador, todo
141
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

tenía. Era una especie de “Dandy”, un príncipe, la novedad


en el pueblo.
En aquel entonces, como hasta ahorita llega alguien nuevo
al pueblo y pues todo el mundo se desata, él era la novedad
del pueblo, aparte de que chelito pues quería, deseaba
emparentarlo con una de sus hijas. Cosa que no se pudo
lograr.
Ahí yo creo que, si entró, pues el destino, Dios, no sé, será
que ella estábamos destinada él y yo, pero, bueno Miguel
tenía tres meses en Quiroga Michoacán cuando me invitan
a la boda de una de las hijas de la señora “Chelito” mis
papás acceden a que asista, pero acompañada con los papás
de Miguel. Desde el principio ellos se portaron muy atentos
conmigo, se les notaba contentos por llevarme a la fiesta.

 Claro que sí hija, tu acomódate bien, por nosotros


no te preocupes – dijo mi suegro como siempre
acomedido conmigo.
 ¡Gracias!
Al llegar a Quiroga, la gente, la familia de la señora
“Chelito” se me quedaron mirando largo rato, yo sabía que
para ellos era la novedad, sí aquella muchacha de
Guadalajara y novia de Miguel. Muchos de los que estaban
ahí quería conocer a la novia de Miguel porque como él

142
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

anduvo de volado, sabían que tenía una novia. Yo ya estaba


más cambiada de cuerpo, de cara bueno, también porque
me arreglaba un poco más. Sin pretenderlo fui la sensación,
digamos que, por mi cabello, la sonrisa, más delgada, la
nueva versión mejorada de Gabriela, ja, ja, no sé en
realidad, pero me trataron muy bien, incluso algunos
muchachos de buen ver se me acercaron a saludarme y
Miguel cuando vio eso cambió su postura, se puso celoso.

 ¡Mejor vámonos!
 ¿Por qué? – pregunté curiosa.
 Mmmm no sé, como que no me siento bien – dijo
con una mirada impenetrable.
Y así intempestivamente, nos salimos de la fiesta, nos
despedimos apuradamente, todo mundo me saludaba muy
bien.
Al siguiente día toda la familia de Miguel despertamos en
el hotel de Chelito. Ellos son dueños de dos hoteles ahí en
Quiroga, después anduvimos en el rancho de la señora,
hicieron comida, la tornaboda. Los parientes de la novia
nos trataron muy bien, toda esa tarde seguimos
conviviendo.
Al siguiente día fue cuando se desató la tempestad. Nuestro
compromiso matrimonial, porque yo la verdad iba a
143
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Quiroga con la intención de terminar con él, porque yo ya


no quería una relación a distancia, además que ya habían
pasado varias cosas en ese año y sentía cierta desconfianza
con él.

 ¿Podemos hablar?
 Sí, es importante, muy importante – recalcó Miguel
nervioso.
Entonces nos sentamos a platicar en la cafetería,
encargamos unas alitas que vendían y un par de refrescos.
Después de unos minutos yo me armé de valor, ya quería
sentirme liberada de él.

 Sabes qué, lo mejor es que terminemos.


Él abrió los ojos tan grandes como pudo, tendió su mano
buscando la mía.

 Yo ya no quiero ser parte de una relación así, a


distancia y con tantas cosas que yo he visto de tu
parte.
 Es que...
 No te preocupes yo voy a enfrentar a mi mamá, y
esto te lo digo no porque tenga en mente a otra

144
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

persona ni otro novio, no es por eso. Yo lo que


quiero es estudiar, hacer otras cosas. Entrar a la
preparatoria.
 Entiendo, pero... – dijo apretando los labios.
 Yo tengo otros planes para mí, de hecho, irme a
Chicago con una de mis hermanas, ya me invitó a
vivir con ella.
Miguel no accedió, se puso necio los ojos se le anegaron,
enrojecido no sabía cómo reaccionar, estaba casi llorando.

 No, no quiero que terminemos yo te adoro, te amo.


 La verdad es que no tiene caso – comenté con
aplomo.
 Es que puedo cambiar, estar contigo más tiempo,
demostrarte que hay amor entre nosotros.
Después de diez minutos me convence de no terminar la
relación y en ese momento, él se pone de pie y sale a
buscar algo, me quedé sacada de onda, cuando regresó traía
algo en las manos, un alambre que se encontró en uno de
los patios y empezó a retorcer los alambritos y hace un
anillo.
Inesperadamente se hinca.

145
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 ¡Cásate conmigo!
Y me da un anillo de alambre.
Me quedé helada, sin palabras.
Es un anillo que armó en ese ratito con alambres, según él
ese era nuestro anillo de compromiso. ¡Un anillo de
alambre!

Me lo puso apurado.

 ¡Cásate conmigo! – insistió una vez más – Si lo


haces yo te prometo, es más te juro que todo va a
estar bien, yo te voy a dar todo. Y voy a trabajar. Y
le voy a echar ganas, pero no quiero que te vayas a
Chicago yo ya te quiero conmigo. Sé que si te vas
alguien más querrá casarte contigo.
Hoy me da muchísima risa, de verdad, porque lo que toda
mujer espera en el día y la hora en que te proponen
matrimonio, un anillo bonito, música, por lo menos no sé,
unas flores, un lugar especial, ¿una cena? Algo que no
puedas olvidar jamás, un viaje, pero no pasó así, pero ¡su
gesto fue tan honesto, sincero y tierno que no pude
negarme!
Quizás en aquellos años era demasiado confiada o quizás
estaba muy enamorada no lo sé, tal vez todo me parecía

146
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

mucho y todo me parecía bien; no me pude resistir en ese


momento, lo abracé con fuerza y yo le dije que sí que me
casaba con él, de repente corrió y agarró un calendario que
estaba colgado en la recepción del hotel. uno de esos de
papel iba a la mesa y me dice:

 ¿Sabes qué? Nos casamos en septiembre.


Y era el mes de junio entonces nos casaríamos en 3 meses.
Creo que se nos nubló el cerebro a los dos, porque estando
enamorado todo lo ves perfecto, maravilloso, inigualable.
¡Dos personas enamoradas no piensan correctamente, se
vive en un cuento de hadas! Miguel y yo éramos un par de
adolescentes pretendiendo jugar a ser adultos, emocional y
físicamente inmaduros, porque no sabíamos nada de la
vida, nada de vivir en pareja, nada de lo que es un
compromiso, nada de nada. Inexpertos, pero muy
emocionados por el despertar de la sexualidad, a nuevos
placeres y situaciones.
Lo comprendo y me causa risa, nostalgia.
De pronto su mamá la señora Claudia sale de su habitación
y se sienta con nosotros.

 ¿Qué pasó?

147
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 Mamá, estoy feliz porque Gaby y yo vamos a


casarnos.
La señora echó los hombros hacía atrás para tomar
distancia, no, pues la verdad yo creí que se iba a infartar la
señora porque se puso de mil colores. Miraba al cielo como
buscando una solución divina.

 Es que no es posible, es que, es muy rápido hijo, y


la verdad no tienen nada y… – respiraba con
dificultad – ¿qué van a hacer si tú todavía no tienes
un sueldo, un trabajo estable? …Y Gaby, ella
también está muy chica y tú apenas vas a cumplir
20 años. ¿No estás embarazada?
 No – contesté con rapidez.
 ¡Ufff qué bueno!
 Mamá, pero nos amamos y podemos enfrentar todo
eso, sé que saldremos adelante.
 Aparte no creo que los papás de Gaby estén muy
de acuerdo – sentenció apretando la quijada.
 Bueno, uno propone yo quiero hacer las cosas bien.
Miguel señaló con temple, ni yo comentamos que mi madre
estaba detrás de todo esto y que ella estaría encantada de

148
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

vernos en el altar, era su costumbre mover los hilos de sus


hijas para atender sus gustos y conveniencias.
Noté de inmediato que mi suegra no estuvo de acuerdo con
la idea, sobre todo al principio, pero Miguel se aferró y
siguió hablando con ella, yo sé bien que no fue un rechazo
por parte de ella hacia mí persona, porque la señora me
quería mucho, pero en aquel entonces no lo vi de esa
manera, en esos eternos minutos sí me hizo sentir mal por
dentro, sentí su negativa.
Incluso hubo un momento donde la señora, desesperada se
levantó y regresó con su esposo a la habitación. Créanme
que ni yo ni Miguel lográbamos entender que ella
realmente estaba preocupada por nosotros, por su hijo,
porque podía ver todo el panorama, nuestro futuro y lo que
sería de nosotros y de ellos con esa enorme
responsabilidad.

 Buenas tardes – le comenté apurada.


Miguel decidió traerse a sus papás para tratar de
convencerlos, yo estaba ahí sentada tratando de no
mostrarme nerviosa, pero la verdad es que tenía los
sentimientos hechos bolas y los ojos bien grandes; cuando
llegaron se sentaron con nosotros, pero mi sorpresa fue que

149
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Don José en lugar de negarse, al parecer le dio gusto. Él se


puso feliz.

 ¡Qué bueno mijo!, ¡qué bueno que ya se va a casar


con Gaby! Les va a ir muy bien, ella es trabajadora
y saldrán adelante.
 Gracias, señor por sus palabras.
 No, señor no, dime José, porque ya te siento parte
de mi familia, ah y por cierto entre más rápido
tengan hijos mejor porque yo ya quiero nietos.
Miguel asintió fugazmente.
Así de contundente era mi suegro, de hecho, me casé en
septiembre y yo cumplía 17 años en diciembre todavía no
cumplía la mayoría de edad, pero ya tenía encima la
presión de la familia de mi novio por procrear; Miguel no
alcanzaba los 20, ¡y el señor don José ya quería sus nietos
entre sus brazos!
Su papá se puso feliz nos abrazó y a su hijo más, claro y lo
entiendo perfecto por el hecho de que Miguel es su único
hijo varón, porque tiene una hija, la hermana, mi cuñada
Lucia.

Entonces siendo el único hijo varón, el señor Don José, mi


suegro en aquel entonces pues estaba emocionado,

150
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

recuerdo el brillo de sus ojos, la entonación de sus palabras


y con eso nos emocionamos todos, hasta mi suegra que en
un principio estaba renuente.

 Bueno habrá que empezar con los preparativos –


dijo mi suegra visiblemente nervios y no sé si lo
dijo en tono de burla o porque estaba exaltada.
 Sí por supuesto.
 Está bien – contesté repasando en mi cabeza que no
teníamos absolutamente nada, ni trabajo, ni
ahorros, ni siquiera una lista de tareas.
Todo fue como una especie de broma del destino, y nadie
parecía tener la cordura para detener aquello.
Así fue como me pidió en matrimonio, yo había
conservado ese anillo de alambres, mas no recuerdo dónde
lo dejé o si con algún coraje o mudanza lo tiré, la verdad ni
idea, entiendo que lo guardé por muchísimos años ese
anillo, de hecho, lo llevaba puesto el día de mi boda.

Fue algo espontáneo, significativo para nosotros,


memorable.

151
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

OCHO

¡Y qué arranca la montaña rusa!


Mi matrimonio

Al siguiente día amanecimos en Michoacán recuerdo que


estaba helando y yo ya era una mujer, bueno una niña a
punto de ser mujer a sus 16 años, ya comprometida en
matrimonio.
¡Increíble!
Me regresé nerviosa con sus papás a Guadalajara, y luego,
luego llegando hablé con mi mamá, la jalé a la trastienda y
le comenté lo que sucedió, la fecha de la boda, lo que
comentó mi suegro, de inmediato se le iluminó el rostro se
puso feliz porque pues yo cumplí sus deseos y Miguel

152
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

también, con algo que para ella y nuestra fe católica


habíamos hecho mal.
Mi papá es el que no estaba muy convencido porque yo era
su orgullo, su chiqueada, él me cuidaba como su tesoro; la
realidad es que él nunca supo por qué mi mamá nos había
manipulado de esa manera, todo para casarnos.

Sé que a él le dolía porque su “pecho”, bueno así me decía


de cariño pecho, por “pechocha” se iba a casar, eso le dolía
y no quería que la boda se llevara a cabo, cuando lo vi en la
noche supe su sentir, pero ¿qué podía hacer?

De la boda no sabíamos ni siquiera ¿qué íbamos a hacer al


respecto? ¿los preparativos? ¿Y con qué? Porque no
teníamos dinero y no sabíamos qué íbamos a hacer no
sabíamos con qué pagar un vestido de novia, bueno ni
siquiera la misa o qué teníamos que comprar, zapatos, los
arreglos en general, ¡mis medias!
La verdad no sabíamos nada, todo fue tan inusual, no
hicimos planes absolutamente de nada.
Es más, pasó un mes y Miguel seguía en Quiroga y yo no
tenía dinero para poder organizarme, contratar a alguien,
ver salones o vestidos, no había un presupuesto, ¡nunca
habíamos hablado de dinero!

153
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Miguel llegó de Michoacán y fue cuando empezamos a


platicar, había dos tías por parte de Miguel que vivían en
San Diego, ellas fueron las personas que ayudaron a sus
papás a iniciar el negocio de importaciones: la tía Lili que
es un amor de mujer y me sigue queriendo muchísimo y la
tía Emma a la cual yo amé también, porque siempre buscó
apoyarme y sé que me quiso y respeto desde que la conocí,
por desgracia ella ya falleció.

Ambas señoras fueron las que más nos apoyaron, tanto a


Miguel como a mí. Vinieron a visitarnos desde San Diego
llenas de bendiciones y alegrías. De hecho, Miguel tenía
familia en Estados Unidos porque nació en Tijuana, su
mamá es de allá y la mayoría de sus parientes se dividen
entre San Diego y la frontera mexicana.
Dos semanas antes de la boda llegaron a organizar lo que se
pudo, por la premura tuvimos que improvisar los
preparativos y aparte no había casi dinero, únicamente
hubo para comprar la tela del vestido, mi suegra cocía
ajeno, entonces ella me hizo el vestido de novia.

 No te preocupes Gaby vas a verte muy bonita –


comentaba apretando los dientes.
 Muchas gracias, señora.

154
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 No, no me digas así, ya voy a ser como tu segunda


madre.
Y yo por dentro pensaba, una más ¡no por favor!

 Está bien… tiene razón.


La tela era de encaje, de hecho, lo bordamos entre ella y
yo; era un vestido muy bonito la verdad le quedó precioso
estaba todo bordado con perlas y Shakira a mano, las perlas
iban pegadas con un silicón recuerdo que ella se encargó de
pegarlas.
Yo siempre le agradecí en el alma, la verdad se portó a la
altura, muy linda, educada con toda mi familia y el vestido
realmente quedó hermoso nada más que estaba pesadísimo,
yo creo que pesaba más que yo, es decir complicado de
llevar. Y aparte le puso la parte de atrás como unos 80
botones forrados que la verdad, a final de cuentas todos se
despegaron en la noche de bodas.

 Mírate en el espejo, ¡que hermosa te ves!


 Gracias, si me gustó mucho – contesté haciendo un
esfuerzo sobrehumano para mantenerme de pie.
 Unos detalles por aquí y otras perlas acá y listo,
probamos nuevamente.

155
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Ella hizo casi todo, lo cortó y bordó con maestría, todas las
tardes pasábamos horas bordando ese vestido, era mucho
trabajo, por todo el encaje, las perlas. Mi suegra se tardó
como un mes en terminarlo el vestido bordando a diario
entre las dos, me lo hizo con mucho cariño eso sí estoy
segura, que se armó con amor.
Lo sé porque para ese entonces yo ya me había ganado su
cariño, y no sólo el de ella, también el de mi suegro.
Ambos me demostraron cariño, sé que me querían mucho.
Recuerdo que sólo teníamos el vestido de novia, yo tenía
pasaporte en aquel entonces, y para pronto se organizó un
viaje a San Diego, porque allá sería una de las despedida de
soltera.

 ¿Lista?
 Siempre – contesté emocionada pensando que
aquel viaje pudiera resultar algo divertido, el
corazón me latía fuerte como el de una colegiala.
¡Lo era!
 Hija aquí traigo unas tortas por si te da hambre.
 Muchas gracias – repuse sonriente.
Así que nos fuimos.
Y sí, a las pocas horas de salir resultó ser toda una
aventura, lo que pasa es que eran muchísimas horas en la
156
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

carretera, un poco incómodo el asunto porque yo iba con


sus papás, y bueno los espacios no eran muy amplios como
para dormir, como para estirar las piernas o comer, porque
viajamos en una camioneta de tres toneladas, así que aparte
de lo apretado hubo mil escalas, para poder llegar hasta San
Diego.
Por supuesto que mis suegros iban a aprovechar para hacer
varias compras del negocio y cargar toda la mercancía que
se pudiera, tomando en cuenta que allá nos harían algunos
regalos.
La verdad toda la gente que conocí, más la familia de mi
novio se portaron súper bien, en todo momento fueron
atentos, noté que se emocionaban conmigo, y yo con ellos,
era una muchachita muy inocente y sencilla, así que
cualquier cosa que me hicieran lo convertía en una enorme
fiesta personal, incluso antes de llegar ya disfrutaba la
despedida de soltera.

 Con razón la premura, Miguel no podía dejarte ir,


estás hermosa – confirmó una de las tías.
 Muchas gracias, señora.
 Mira ven Gaby aquí está la habitación donde
puedes descansar, pasar al baño, acomodarte y lo
que necesites házmelo saber por favor – confirmó.

157
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Hasta la abuela, la señora Claudia se apersonó en la casa


para ofrecerme su amistad, su apoyo, ella vive en San
Diego California y hoy debe tener 92 años.
Algo curioso es que al terminar el convivio acomodamos
en la camioneta puros regalos, así que mis suegros pocas
compras pudieron hacer, y para eso, yo venía contenta
porque nos regalaron muchísimas cosas desde sábanas,
todos los blancos para la casa, lámparas, electrodomésticos,
muchas cosas.

 ¡Les fue bastante bien! – comentó mi suegro


viéndome de refilón – seguramente a Miguel le
caerá muy bien la noticia.
 Lo principal en un matrimonio no son las cosas,
son los sentimientos que haya respeto y trabajen
como equipo con un mismo fin.
 Sí señora gracias por el consejo.
Nos soportaron en ese sentido, tenía cosas de cocina que ni
siquiera sabía ¡para qué eran! Adornos, cosas de cristal,
muchas cosas, regalos, ropa de cama, pijamas.
Me da mucha risa porque creo que todavía existe un video,
recuerdo que las tías, y sobrinas llevaron a unos
muchachos, para que nos bailaran, les decían “chippendale”
algo que yo jamás en mi vida había escuchado o visto, de

158
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

hecho, las muchachas me tuvieron que corretear para que


me sentara; nos divertimos mucho, eran dos americanos
corpulosos y atractivos, y sí la verdad estuvo todo muy
padre.
Estuvo toda la familia de Miguel, las tías, los tíos, sobrinas,
desde un principio hasta la fecha me siguen aceptando, me
siguen invitando a todos lados y yo los sigo recibiendo aquí
en casa; y lo hago con toda la confianza del mundo.

Cuando nos regresamos mi suegro dejó que manejara la


camioneta de tres toneladas hasta aquí a Guadalajara. No
todo el tiempo, pero si un buen rato, fue interesante
demostrarles que si podía.
Pero, a pesar de todos los regalos no teníamos nada y
seguíamos pasando por muchas ideas inconclusas, ¿dónde
viviríamos? ¿Dónde dormiríamos? ¿Y el trabajo? Yo tenía
que terminar de estudiar.
De hecho, mi mamá y mis hermanas se cooperaron para
pagar toda la cena de la boda, tuve mis padrinos de velas
Don Manuel y Doña Yolanda.
Ambos son amigos entrañables de los papás de Miguel, nos
regalaron una estufa; al parecer mi prometido encontró una
solución para el asunto del colchón, se quedó con su
recámara y una cama muy viejita que le faltaban dos tablas.

159
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Ja, ja, recuerdo que rechinaba todo el tiempo, si te sentabas


o parabas crujía la madera y los resortes se quejaban de los
viejos que estaban.

 Ya más adelante compramos una recamara nueva –


aseguró Miguel, con una mueca extraña en el
rostro, supongo que era pena, vergüenza.
 Sí está bien, gracias.
No reclamaba nada, cualquier cosa me complacía era en
extremo sencilla y eso de sentirme comprometida con
mamá, con los suegros, con toda la gente que sentía me
observaba, quizás por la edad, mi inexperiencia, no lo sé,
mas no era algo grato.

 Me gusta el color de las sábanas,


 Sí también a mí, pero nos falta la casa, habrá que
buscar dónde rentar – sugerí con reservas.
Él se mostró nervioso, sin muchas respuestas y, pues así
poco a poco, día a día fuimos juntando algunas cositas más,
nos manteníamos emocionados y felices.
La fecha se puso para el 27 de septiembre y la boda a la
iglesia sería unos días antes, el 20 de septiembre. La boda
al civil sería en la casa de mis papás, y bueno el nervio me
mantuvo alerta la mayoría del tiempo, teníamos
160
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

contemplado que asistieran todas mis hermanas, unas


primas, parientes cercanos. ¡Obvio no teníamos
presupuesto!

 Ya revisaste los refrescos, ¿el hielo?


 Sí mamá.
Estaba nerviosa, pero contenta.
El salón de la fiesta lo pagó su papá, sé que lo apoyaron
unos hermanos del señor, de allá de San Diego California.
Todo se hizo bien, ordenadamente en un salón ahí por
Loma Dorada.
Anteriormente ese lugar estaba muy grande y bonito,
inclusive fue novedoso en su época, pero bueno con el
tiempo y el uso se fue deteriorando, de hecho, ahí fue la
boda de las tías de mi esposo. Por cierto, recuerdo que ellas
nos ayudaron hacer unos centros de mesa con dos globos
inflados y unas copas de plástico grandes llenas de
almendras de colores.
Algo singular para la época, no sé si ahorita se verían bien,
pero en aquella ocasión a mí me gustaron. Y aparte no
podía ponerme exigente.

 Gracias por su compañía.

161
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 Qué bueno que vinieron – repuso mi esposo con


vehemencia.
Acepto que no hubo nada extraordinario, la verdad, pero a
pesar de eso siento que quedé bastante satisfecha, a mi edad
y sin poder aportar muchas cosas, todo aquello valió la
pena, aplaudo el esfuerzo de las dos familias.
La música la pagaron otros tíos de Miguel, y el viaje de la
luna de miel nos lo compró su papá, ese fue nuestro regalo
de bodas; el plan era salir en avión, esa fue la primera vez
que volaría, reconozco que la experiencia me tenía algo
nerviosa y a Miguel también.

 Me duelen los pies – comenté alterada – ¡esto pesa


una tonelada!
 La gente ya se está retirando no falta mucho,
¡aguanta! – comentó una de mis hermanas.
Le sonreí y de refilón a mi esposo, él estaba como si nada
platicando con sus papás, noté que estaba feliz, orgulloso
de lo que estábamos haciendo, tal vez sin entender lo que
vendría después, el enorme reto de sobrevivir, trabajar y
quizás procrear hijos.
La luna de miel sería en Cancún, y estaríamos allá una
semana; supongo que todo lo anterior fue lo bonito, la
despedida, la fiesta, el viaje, sin embargo, debo reconocer

162
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

que vivimos tres meses llenos de angustia y de


preocupaciones porque no se tenía dinero.
Yo creo que en esa época empecé a madurar más y a darme
cuenta de que no todo es amor, no todo es miel sobre
hojuelas, hacía falta estabilidad económica y laboral, un
trabajo, experiencia y el dinero.
Entiendo que cuando hay amor y compromiso todo puede
ir bien y todo lo que llegué se sumará, pero para planear
algo un evento de esa magnitud, sí se necesita algo de
solvencia económica y bueno, gracias a todas esas palabras
y diferencias que tuve empecé a abrir los ojos.
Recuerdo que a media fiesta empecé a cuestionarme en
silencio ¿qué estoy haciendo no tengo dinero ni siquiera
para comprarme unos zapatos a mi gusto? ¿Y después de
esto a dónde vamos a parar?
Me preocupaba no tener nada porque todavía no sabía ni
siquiera dónde viviríamos, pero los dos, bueno no los
cuatro… incluyo a mis padres y mis suegros, estábamos
más preocupados por armar una boda que ni siquiera
vislumbrábamos lo que sucedería después.
En esos años mis suegros seguían rentando una casa a mi
mamá y en la nuestra nada más había dos recámaras la de
mis hermanas y la de mis papás, así que no había lugar
donde estuviéramos él y yo.

163
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Y sinceramente ni siquiera lo habíamos platicado, o sea,


era increíble que no conversáramos al respecto, quizás era
un tema tabú pensar tener una casa donde vivir, créanme
que no tocamos el tema, absolutamente nada de nada, yo
creo que fuimos tan inmaduros al no tomar ninguna
decisión al respecto. Porque como ahora lo saben todo
acerca de la boda fue muy rápido.
Y no me arrepiento, en su momento ya lo dije fue lo mejor
que pude hacer con lo que sentía y viví con él. Lo
admiraba, lo quería y me gustaba mucho como para
pensarlo como mi esposo.

Claro que eso no quita que éramos unos niños inmaduros,


infantes pretendiendo jugar a ser marido y mujer, deseando
ser adultos y cumplir con las reglas sociales que nos
imponían. Sé que de cierta manera la gente nos veía
pensaba que estábamos haciendo la primera comunión,
porque Miguel no era alto, más bien súper flaco y yo de
corte corto, chaparrita, además estaba súper flaquita.

Parecíamos dos niños, yo más que novia parecía una sirena,


por lo apretado del vestido. Estaba muy bonito con todas
esas perlas pegadas a mano y el ramo de novia, más el velo,
hoy me da risa porque hubo mil detalles que se nos salieron

164
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

de control, la inexperiencia. Pero mamá estuvo atenta y mi


suegra igual nos apoyaron mucho.
Los papás d Miguel empezaban a importar más mercancía
importaban un poquito más en la camioneta, su papá estaba
pagando una casa que compró en obra negra en la Colonia
de Rancho Blanco, una casa muy grande y la empezó a
arreglar. Para ellos era importante crecer y administrarse
bien.
El papá le dijo a Miguel.

 Ya sabes qué quiero que Gaby se vaya a vivir a la


casa con nosotros, en unos cuatro o cinco meses en
lo que terminamos de arreglarla.
 Sí papá, gracias – contestó apurado, porque sé que
eso lo tenía contrariado.
 Le pongo piso y ventanas y todo y nos vamos, así
ustedes se podrán quedar ahí rentándole la casa a la
hermana de Gaby.
Entonces, eso nos relajó un poco más.
Ya saber que tendríamos donde quedarnos después de la
boda, era importante, pero no teníamos la seguridad exacta,
de cómo se darían las cosas con su negocio; yo iba a
compartir su casa un tiempo como familia.

165
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Y bueno, fueron en realidad siete meses los que viví con


ellos, ya después todo empezó a fluir un poco más, porque
yo ya estaba como histérica, nerviosa porque había
situaciones en el noviazgo donde estábamos estancados.
Sé que estuve a punto de un colapso nervioso, a segundos
de botar todo, y decirle sabes qué mejor yo no me caso, yo
ya no le entro a esto y es más ya me voy a Estados Unidos
con mi hermana.
Yo no me aparté de él porque empezamos a preparar más
cosas del evento, la misa, lo del vestido. Después llegó toda
la familia de visita de San Diego y de Tijuana, mucha gente
porque para ellos éramos la novedad porque Miguel era el
primer nieto y eso era especial para su familia, no tanto
para la mía, claro que a mi papá le causó un impacto muy
fuerte porque su consentida se casaba, y es que no supo
cómo estuvieron las cosas, porque fue que todo se aceleró
en la relación con Miguel, el noviazgo, la pedida, etcétera.
No hubo mucha gente en la fiesta, alrededor de ciento
cincuenta personas, lo curioso es que aquello parecía más
una fiesta de adolescentes, una salida de la prepa porque
nuestros amigos eran chavos de la preparatoria y uno que
otro ya empezaba la universidad.

 ¿Lista?

166
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 Sí ya estoy cansada y me duele el estómago de


tanto reírme – comenté con una sonrisa de oreja a
oreja.
Antes de terminar la boda Miguel y yo nos salimos en un
carro de su papá, arreglado con algunos moños blancos y
detalles bonitos. Nos enfilamos a un hotel que nos
reservaron, esa noche no la regaló la tía Lili de San Diego.
Cuando llegamos nos tenían una habitación nupcial, con
una canasta con frutas y una botella de vino. Miguel estaba
ansioso, sonreía y después se mostraba pensativo.
En el baño había jacuzzi muy bonito, fue algo simpático
para los dos, no había malicia entre nosotros, nunca
habíamos compartido la intimidad y dudaba que sucediera
porque Miguel se llevó un Nintendo, si de esos con juegos,
como Pac Man; recuerdo que entré a lavarme el cuerpo y a
ponerme una bata que me habían regalado sus tías.
Cuando salí Miguel estaba en pijama jugando un jueguito
que llevaba, no recuerdo cual era, pero me dio risa, no le
reclamé nada me senté junto a él y lo abracé.
Gracias a eso descubrí que en realidad no estábamos
preparados para eso, para estar juntos, nos faltaba madurez,
dirección. Esa fue la segunda vez que lo pensé; la primera
fue en el patio de la boda, sí algo chistoso porque fue como
despertar de un sueño.

167
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 Esta padre ¿verdad?


 Sí.
 ¿Quieres jugar? – preguntó como si tuviera diez
años.
 No, mejor te veo ando cansada.
Esa noche de bodas en la que se suponía sería especial no
hubo nada, mientras yo me bañaba prácticamente Miguel se
la pasó jugando ese juego buena parte de la madrugada,
como ya nadie le podía decir nada, ¡aprovechó!
Jamás se me va a olvidar su cara de satisfacción.
Desperté a una nueva realidad, una que empezaba hacerme
madurar, desde esa noche sentí que me empujaron hacia
adelante, situaciones que marcaron algo muy importante en
mi vida.

¡Se acabó el cuento de las princesas!

NUEVE
¡Los peores incendios empiezan con una pequeña chispa!

El reto de estar junto a un extraño

168
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

El tiempo pasó no había manera de detenerlo y la vida de


casados cambió radicalmente, con un par de embarazos
bien logrados, nació Claudia y Miguel el convivio se
convirtió en una tarea, una losa difícil de llevar.
Llegaron los hijos y los compromisos, yo andaba
vendiendo jugos y frutas, para poder ganar algo de dinero,
tenía a los niños chiquitos.
Cuando mis papás regresaban de Estados Unidos, yo les
entregaba los aparatos, el puesto y me dedicaba de nuevo a
estar en mi casa; seguía teniendo necesidad de aportar algo
a la casa, porque nuestra estabilidad económica no era muy
buena.
En un sueño que tuve, me vi vendiendo tortas, el local
estaba lleno de gente satisfecha, haciendo comentarios
positivos acerca del sabor y la calidad de las carnitas. Así
que me convencí de hacerlo, la verdad tenía una receta muy
rica, mi mamá me dijo que la obtuvo por medio de un tío.
Y bueno teníamos los proveedores y el local, así que me di
a la tarea de armar todo para la venta de tortas ahogadas,
sería los viernes sábados y domingos, ahí mismo en la
mesa del puesto de jugos de mis papás.
La verdad atendía muy bien, me quedaba rica la salsa y por
lo mismo empecé a agarrar clientela; vendía afuera de la

169
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

tienda de abarrotes lo cual me gustaba, eso de atender y


convivir con clientes; veía a muchísima gente contenta y
eso me hacía sentirme útil, emprendedora, servicial.

Además, al observar a mis hijos convivir, y como estaban


mi hermana Cecy, ahora mi cuata en la tienda con Carlos
su esposo, sus hijos que también estaban chiquitos entonces
era una convivencia familiar cercana, mucho muy familiar.
Mi mamá estando cerca de mí, o mis hermanas me echaban
la mano con los niños me apoyaban a cuidarlos, a
enfocarlos en alguna tarea o juego, mientras yo despachaba
o atendía a la gente, porque la vendimia de la fruta
empezaba a las 10:30 de la mañana y terminaba a las 2 o 3
de la tarde, depende del número de clientes que tuviera en
ese momento y los fines de semana las tortas.

 Tres para llevar por favor.


 Permítame, cuál es su nombre – preguntaba
afinando el lápiz.
 Rafael.
 Gracias en diez minutos se las entrego –
confirmaba moviendo las manos, para pasar la
orden y seguir cobrando.

170
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Se vendía bien, en aquel entonces yo tenía solvencia


económica y eso me gustaba, generaba mi propio dinero,
por lo menos para para mis cosas personales. Y repito a mí
siempre me ha dado gusto poder ser productiva, el no
depender de nadie y resolver cualquier cosa o situación que
se pueda ofrecer es gratificante. Después de la fruta le
seguía con el negocio de las tortas ahogadas, y el
compromiso era importante, porque no puedes quedar mal,
abrir mercado y después soltarlo, en el día a día mis hijos
siguieron creciendo, aún recuerdo la emoción cuando mi
hija Claudia ingresó al kínder y al año Miguel también.
En ese punto, cuando mis hijos ingresaron a la escuela mi
marido me dijo que su papá le había pedido que trabajara
de lleno en Importaciones Porteño, apoyando a la familia
porque el negocio estaba creciendo muchísimo, lograron en
un corto tiempo posicionarse y tener su primer bodega y
grande, muy grande.
Esa bodega fue la primera que ellos compraron y que
incluso siguen estando ahí las oficinas de la empresa. Está
a media cuadra del centro en Tlajomulco de Zúñiga, por lo
mismo entré yo a apoyarlos me dieron la oportunidad de
ayudarles y se los agradezco muchísimo, porque aprendí
tantas cosas con ellos, mas no crean que empecé de jefa,
no, porque mis inicios en la empresa fueron como

171
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

afanadora, así que cuando Miguel estaba en la oficina yo


limpiaba.
Él en el escritorio con su papá, mirándome todo el tiempo,
en ese entonces su mamá no trabajaba con ellos ni su
hermana tampoco nada más yo, dentro de mis tareas
vigilaba los empleados de afuera, les apoyaba los ayudaba.
Había otra muchacha llamada Raquel que trapeaba los
pasillos, mientras yo atendía la clientela, ese era mi trabajo
y poco a poco me fui enseñando a hacer más.
La secretaria que se encargaba de paqueterías, de facturar
se llamaba Estela, la recuerdo perfectamente porque se
portaba increíble conmigo, a pesar de que ella veía muchas
situaciones que pasaban entre Miguel y yo, sabía cómo
comportarse, discreta y profesional todo el tiempo.
Estando en la bodega ella comenzó a enseñarme a facturar,
comenzó a enseñarme nuevas cosas, para que yo fuera
creciendo y efectivamente las aprendí y entonces ya mi
responsabilidad dentro de Importaciones Porteño cambió,
ya era un poco más delicada. Tanto así que mi suegro Don
José llegó a tenerme una confianza ciega y creo que hasta
la fecha sigue confiando mucho en mí en ese aspecto del
negocio.
Y bueno, un día, una mañana como a las 11 Don José
decidió entregarme la llave del cajón del dinero, su rostro

172
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

se le llenó de orgullo, él quería que yo la trajera colgada en


mi cuello, a partir de ese momento tuve yo muchísima
responsabilidad dentro de la empresa. Incluso se me da de
alta a mí como dueña en Hacienda, según me dijo que, por
cuestiones legales y bueno, me quedé tranquila, observando
a todos, después me dediqué a trabajar bajo esa nueva
condición.

 Sí entiendo, cuente con todo mi apoyo.


 Gracias eres clave para nuestro crecimiento –
mencionó mi suegro, visiblemente emocionado.
Por todo eso tuve que meterme un poco más al negocio,
abordé nuevos temas administrativos, incluso ya les
facturaba la mayoría de las cosas, me hice cargo de pagos,
proveedores, de las paqueterías, de recibir los contenedores
y las guías todos los contenedores que recibíamos.
Supongo que por mi forma de ser me empecé a adentrar en
el negocio, hacía más cosas porque era mi responsabilidad,
así como mis hijos porque ellos iban al kínder cerca de
Tlajomulco, y al salir Claudia y Miguel se criaron con
nosotros dentro de esa bodega.

Reconozco que parte de su niñez la pasaron ahí, era un


lugar grande donde tenían para correr y estar a gusto, a

173
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

pesar de eso, la verdad es que es algo que implica


sacrificios, uno de padre y más para los hijos, eso de
tenerlos dentro de un negocio los priva uno de cosas que
necesitan experimentar, el convivio con otros niños y la
libertad de un parque o la casa; ellos se criaron ahí
prácticamente ahí en la bodega de Tlajomulco los
recogíamos de la escuela y por supuesto ahí tenían que
hacer su tarea y jugar, a veces con los empleados, corrían
en la parte de atrás de la bodega, en la parte de atrás hay
una casa o departamento en donde había pocos muebles,
una mesa, y bueno les tendía yo un colchón, cobijas, les
llevaba ropa.
Y como diversión una discreta televisión, era pequeña con
películas de caricaturas, que en aquel entonces eran unos
casetes grandes de reproducción todavía se veía televisión,
no había tabletas, celulares, pantallas ni otras cosas.
Prácticamente los entreteníamos ahí en la bodega porque
yo trabajaba desde las 9 de la mañana; pero antes Miguel y
yo llevábamos los niños al kínder de ahí me pasaba a la
oficina, después los recogía a la 1:00 de la tarde y
posteriormente comíamos en el negocio junto con su papá,
y los abuelos. Después le seguía hasta las 7, y algunos días
a las 8 de la noche, entonces cerrábamos todo y de ahí a la
casa, para seguir haciendo la comida para otro día.

174
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Acomodaba los uniformes revisaba tareas, era multiusos,


porque en los tiempos “libres” limpiaba casa, yo no tenía
quien me ayudara tenía que hacer todo y la verdad es que
era muchísimo trabajo.

 Ya no puedo, me duele la cabeza.


 Tomate algo, voy a salir te encargo a los niños.
 ¿Salir?
 Si vamos a entrenar – me confirmaba mi esposo
sonriente y yo molida, por dentro y por fuera.
Ciertamente que fue satisfactorio para mi ver como las
ventas crecían, estaba acostumbrada a trabajar y también
me acostumbré a traer siempre algo de dinero en mi bolsa.
En casa mis padres nunca me dieron dinero, ellos me
acostumbraron a trabajar, no a estirar la mano y pedir; eso
es algo que no lo vi en mi casa, por lo menos no con las
mujeres. No sé si es bueno o malo, pero estaba
acostumbrada a ganar lo mío a tener mi propio dinero fuera
poco o mucho y guardarlo para mis cosas personales.
Al dejar el negocio de las tortas tuve más convivencia entre
Miguel y yo como pareja y posteriormente pues empezaron
más problemas todavía, por qué porque el trabajar en pareja
siendo tan inmaduros estando tan chicos con dos niños

175
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

chiquitos en un negocio familiar que era de sus padres.


¡Fue una bomba de tiempo!
Eran problemas muchos problemas porque a él no se le
quitaba lo coqueto, lo vago con las mujeres y yo ya me
enteraba de todo, porque estaba muy cerca de sus
movimientos. Y se sentía completamente vigilado, eso no
le parecía.

 Y ahora ¿a dónde vas?


 Voy a ver a un cliente de aquí amor.
 ¿A cuál? No tengo ningún pedido ni llamada.
 Ahorita vengo no me estes chingando – y
desaparecía detrás del mostrador, era notorio su
enojo y sus escapes quizás se ahogaba de no poder
hacer sus conquistas, las llamadas con sus amigas
con libertad.
Mis suegros me apoyaban muchísimo en ese entonces, sé
que estaban conscientes de mi trabajo, estaban conscientes
de que me gustaba hacer bien las cosas, conscientes
también de lo que yo tenía que hacer en casa y lo que hacía
con su hijo.
Yo quiero pensar que también estaban conscientes del
trabajo que me costaba mantener una relación “sana” con

176
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

su hijo, por todo lo que yo tenía que pasar, de verdad sus


juergas y mujeres.
Parecía mi responsabilidad, pero no porque ya estábamos
casados, y cuando ellos (sus papás) estaban fuera, todo
entre nosotros se convertía en bronca, lo reconozco trabajar
juntos fue un gran reto.
Y es que se necesita mucha madurez, estar ya muy
capacitado para saber dividir lo que es el trabajo y lo que es
la relación, porque como su pareja para mí era pesado y me
dejaba sin aliento. Y quizás él también se sentía igual, pero
no ayudaba al contrario sus acciones empeoraban las cosas.
Y mientras que cualquier cosa sucedía ahí seguimos
“atorados” en esa bodega, en esa situación donde
discretamente inicié mi desarrollo personal, y es que
buscaba la manera de hacer cosas diferentes, para
desarrollarme un poco más, y comencé con lo que a mí me
gustaba hacer que fueran las matemáticas y el atender
personas.

 Suegro ¿cómo ve si programamos los pagos en


ciertos días? Porque como estamos ahorita es un
desorden.
 Es una excelente idea, habrá que avisarles.

177
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 Sí ya lo hice aquí está la carta y los principales


proveedores, no creo que les moleste, al contrario,
ellos también podrán administrarse mejor.
 Muy bien gracias, hija.
Sí me gustaba mucho el acercamiento, el desarrollo de
clientes, platicar y conocer más de sus necesidades;
siempre desde que mi madre tenía la tienda se me dio muy
bien y pues gracias a mis padrinos que eran mis suegros
pues tuve la oportunidad de iniciar algo que jamás creí.
Yo en ese momento iba a ser algo muy grande, pero inicié
con todas las ganas del mundo y con toda la actitud eh
bueno estoy hablando que tenía 21 años 22, pues a esa edad
tiene uno todas las energías y todas las fuerzas y todas las
ganas de salir adelante y de muchísimas cosas verdad y
más cuando se tiene niños chiquitos.
Yo aspiraba tener mi propia casa a tener otras cosas a
independizarnos de hecho Miguel y yo creía en que, si
podíamos hacer muchísimas cosas más, con el paso del
tiempo no se dieron, pero en ese entonces yo estaba
motivada.
No se dio por alguna razón, pero sí lo digo con orgullo
inicié con ellos y se los agradezco infinitamente y siempre
voy a estar agradecida por todo el apoyo que tuve y esa
oportunidad de aprender más.

178
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 ¡Listos ya vámonos!
 Me falta ir al baño – grito mi hijo desde el fondo
del pasillo.
En esos meses de tanto trabajo teníamos pocas salidas
porque mi marido jugaba béisbol y todo giraba a ese
deporte, teníamos que acompañarlo los sábados y los
domingos a verlo jugar, y yo me echaba un clavado al
refrigerador y la alacena para preparar los lonches y las
pañaleras, además un cambio para el rey de la casa, y estar
a su lado.
Por más esfuerzo que hacía no podíamos avanzar, era como
si los dos jaláramos la cuerda en sentido contrario, así que
regularmente terminábamos enojados, nos distanciábamos
una y otra vez, porque se generaban problemas con su
manera de tomar y de desentenderse de las
responsabilidades.
Entiendo que las parejas, se desprende de parejo… iguales,
pero no con él, reconozco que ambos sufrimos de disgustos
grandes, él no entendía la carga de sus acciones y lo que su
juego representaba, porque lo habitual era que siempre
después del beisbol, se organizaban los amigos para hacer
una carne asada o alguna convivencia entre el equipo de
béisbol, comprar botellas, botanas, y complementos.

179
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 ¿Ya están las quesadillas?


 En cinco minutos – contestaba sin mucha alegría
que digamos, estaba cansada y a nadie le
importaba.
 Salud por el triunfo, jugamos muy bien –
pregonaba mi marido sin soltar el trago de su
mano.
Miguel ingería alcohol los sábados y domingos, como si
fuera oficio y a veces salíamos de los campos de béisbol
hasta muy tarde, y ya en la noche andaba pasado de copas y
yo, obvio tenía que fletarme sus ofensas, cuidar a los niños
y a él.
En realidad, era algo súper pesado, todo lo que giraba en
torno a ese deporte que él tuvo y fue el primero que tomó
estando ya casados. Era una distracción para poder tomar a
gusto; posteriormente metió a su hijo a Miguel al béisbol
deseaba que él se apasionara con ese deporte. Y lo logró su
influencia fue importante para Miguelito.
Mi esposo siempre quiso que su hijo practicará porque
posiblemente él no tuvo la oportunidad de hacerlo, yo no lo
entendí en ese momento hasta hoy.

180
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 Me siento feliz, de verlo jugando gracias por tu


apoyo.
 Qué bueno por los dos, se nota que también lo
disfruta, ve tu ejemplo seguramente – comenté.
Entonces a cierta edad los dos jugaban béisbol y por lo
mismo teníamos que ir, y cuando no había partidos o
cuando decidía faltar era porque tenía planeado ir a alguna
otra parte con sus amigos o “amigas”.
De repente nos incluía en sus planes, por ejemplo, le
gustaba mucho salir a los pueblos cercanos, también ir a
Manzanillo puesto que ahí tenía a varios de sus amigos y
claro que se daba sus escapadas con las amigas.
No puedo decir o etiquetar que mi marido fue alcohólico,
pero para todo tomaba, tanto en Guadalajara como en la
playa, de repente si había algún evento o comida aquí con
sus papás o con mi familia se comportaba diferente, él
sabía dónde y con quién hacer su numerito y los deslices de
galán.

Cuando creí que teníamos más dinero, empezamos a salir a


diferentes restaurantes, de carnes, mariscos, pero que gran
desilusión me llevé cuando me percaté que mis suegros
eran los que pagaban las cuentas de esas comidas. No
puedo negar que las disfrutaba muchísimo porque yo no

181
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

conocía en realidad nada de eso, pero empecé a conocer y


es bonito, abrirte a nuevas experiencias y personas.

Mis hijos adoraban a sus abuelos, el sentimiento era mutuo,


de verdad muchísimo porque nuestros hijos eran los
primeros nietos, había muy buena química entre ellos,
nuestras diferencias de pareja no salían a flote en público,
por lo menos no frente a mis suegros, ni mis papás, pero sí
frente a los amigotes de Miguel, con ellos se ponía valiente,
sacaba el pecho y modificaba el tono de su voz para
hacerme quedar mal, como la mala del cuento con
comentarios negativos de que yo no lo respetaba.

Nosotros éramos el cuento de nunca acabar.

Por más esfuerzos que hacía para que me valorará, para que
respetara el hogar que teníamos, mis advertencias le
entraban por un oído y le salían por el otro.

182
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

DIEZ
¡No todos los caminos llegan a Roma!

Los primeros pasos de una emprendedora

Mi hija Claudia salió del kínder y entró a la primaria


emocionada tal y como yo lo hice en su momento, Miguel
iba un año abajo porque se llevan poco menos de dos años,
en total uno y siete meses.
Y hasta esa fecha seguíamos todos metidos dentro de la
bodega, me pesaba con ellos, los sentía ahí como atrapados
y eso me quitaba el sueño, porque los quería en otro
ambiente, sin embargo, nos resultaba imposible en esos
meses el trabajo era demandante y conforme pasaba el
tiempo más.
Miguel y yo seguimos con los problemas, no obstante,
tratábamos de sobrellevarla, de hacer la convivencia un

183
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

poco más liviana, menos complicada. A veces soltaba las


cosas, las situaciones para no pelear por todo, fluía.
Porque mi carácter después de tantas situaciones negativas
fue cambiando y era lógico, ya la Gaby sumisa se fue, la
que a todo decía que sí desapareció, la que bajaba la cabeza
se extinguió; acepto que poco a poco fui evolucionando y
eso es algo que tengo muy claro y lo admito, mi carácter se
fue haciendo más duro, se fue haciendo de acero y ya no
accedía tan fácil a las demandas de mi marido.

 Sí ándale así déjalo, mejor.


 Gracias.
 Que te vaya bien, cuídate mucho piensa en tus
hijos – solicitaba con la cabeza en alto.
Aprendí a defenderme, ya que si me gritaba yo le gritaba, si
me aventaba lo aventaba, si quebraba un plato este pues yo
también tiraba otro o sea otro, ya a esa edad estaba
cambiando y fue poco a poco, muy despacio, supongo que,
por amor, y por creer que él cambiaría, pero no, nunca
pasó.

 Me tienes harto.

184
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 Mira quien lo dice, ¿y tú crees que yo estoy en un


lecho de rosas? – gritaba en su mismo tono.
 Ya me voy.
 Para eso si eres bueno, córrele con tus amiguitas y
a beber.
 Sí allá si me quieren y respetan – comentó cerrando
la puerta con fuerza.
 Nada más eso me faltaba.
Me dejaba con la palabra en la boca, no le importaba nada
más que tener la razón y huir de las situaciones que no
podía enfrentar.
Empezó a ocurrir los cambios de humor, los cambios en la
forma de ser, de cuidarnos mutuamente, eso nunca existió.
De vez en vez nuestros comportamientos fueron infantiles,
nos casamos muy chavos y no sabíamos valorar, controlar
las cosas, nuestra manera de pensar fue cambiando sin
darnos cuenta, así como la humedad en una pared y que de
repente cuando te das cuenta de la situación, ya es grave y
todo por dentro se pudre, la tubería, el cableado, los
cimientos.

De verdad creo que no nos dimos cuenta cómo pasó todo,


porque ante los quiebres uno no tiene una fecha específica

185
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

cuando sucederá todo; es decir, sabes que hoy soy de tiro


muy pendeja y mañana ya no, eso no va a cambiar y lo
pendejo no se te va a quitar de un día para otro, eso no pasa
en la vida real.

En la pareja todo se lleva un tiempo, de aprendizaje, de


aceptación y ajustes. Estoy segura de que uno va
cambiando, conforme va transcurriendo la vida, los años y
los acontecimientos del día a día, lo que vives y
experimentas a tu alrededor y con las personas que amas y
te ofenden, de verdad es algo durísimo y se vive
irremediablemente cuando la pareja no busca alternativas,
soluciones, o tal vez negociar.

Entre nosotros se formó un abismo y no sólo en la casa,


también adentro de la bodega, él me alteraba y me sentía
tan sola, y más yo como mujer, porque bueno, Miguel tenía
a su hermana, y a mi madrina, su mamá.
Y aunque yo tenía hermanos y a mis papás, no me
apoyaban como yo hubiera querido, acepto que desde
siempre fuimos una familia complicada, de esas que por
más que le buscas el orden y la congruencia, te das por
vencido.

186
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Acepto que mi suegra siempre fue una súper mujer,


trabajadora, limpia, ordenada y eso le ayudó muchísimo a
levantar el negocio de su esposo Don José, y me consta
porque yo sé lo que trabajaban, sin embargo, uno de sus
errores es que ella trataba siempre de mantener a su familia
(nosotros incluidos) en una burbuja de cristal. “Intocables e
inmaculados.”
Era algo bastante común en aquellos años de un dogma
religioso muy estricto en la sociedad tapatía.
Me explico bien, ella no soportaba la idea de que las
personas se dieran cuenta de lo mal que nos llevábamos o
de los problemas que había dentro de la familia, la suya;
entonces esos eran problemas para mí, porque aparte pues
la hermana de Miguel en aquel entonces mi esposo, desde
que yo me casé con él hubo cierto recelo hacia mí.

Sé que nunca me pude llevar bien con la única cuñada que


tuve dentro de mi matrimonio.
En cierta manera desde que iniciamos no me quiso; yo
hasta la fecha no puedo entender sus razones, ¿por qué?
¿Cuáles fueron sus razones? Esos celos hacia mí,
reconozco que no pude hacer amistad con ella y eso
evidentemente era un problema, otro, uno más a la larga
lista; resulta ser que ella constantemente reclamaba su lugar

187
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

dentro de la empresa, un lugar que su papá me había dado a


mí (sin siquiera solicitarlo) supongo que, por ser la esposa
de su hijo, fue su decisión y no le otorgó ese derecho a ella,
a su hija .
Sé que a ella le inquietaba el hecho de que yo tuviera la
llave del dinero y que no la soltaba a nadie más, eso era
algo que nunca me perdonó, supongo que ella quería tener
cierta libertad, y no le parecía lógico que yo la controlara
en vez de alguien de la familia.

Entonces el recelo era permanente, de hecho, desde antes


de casarnos desde recién casados y conforme pasaron los
años hubo más diferencias, incluso con mis hijos creció el
resentimiento porque mi cuñada era una persona muy
posesiva, posiblemente celosa de ese cariño que sus papás
les daban a mis hijos en lugar de a ella.
Me da risa porque ella siendo la más chica y la única
mujer, verdaderamente le ponían demasiada atención, eso
la hizo ser una mujer muy chiqueada, mimada, atendida
todo lo contrario a lo que yo viví o experimenté en mi casa.
Y no, nunca nos llevamos bien, no obstante, igualmente les
agradezco el tiempo que mis suegros le dedicaron a mis
hijos y a mí; desafortunadamente no es un tema que
concluyó, porque de hecho llegué a tener problemas fuertes

188
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

dentro de Importaciones Madueño, tanto con mi cuñada y


su mamá, mi suegra; básicamente porque yo estaba ahí y
ellas no me querían dentro del negocio, pero más mi
cuñada, no soportaba la idea de que yo estuviera metida ahí
todo el día en sus vidas y decisiones financieras.

 Tú hermana anda insufrible.


 Ponte en su lugar.
 No, no quiero, pero por qué no le reclama a tu
papá, él es el que movió todo para que yo lo
apoyara – reclamé enojada.
 Pues sí, quizás tengas razón.
Y de ahí siguieron varios retos más, grandes desacuerdos,
en una ocasión la cual se me quedó muy grabada porque de
por sí yo ya venía desde pequeña con ese sentimiento, de
rechazo y falta de atención.

Aún me resulta inolvidable aquella mañana de septiembre,


todo sucedió cuando el sol apenas despuntaba detrás de
algunas nubes de algodón, mi cuñada apareció con un
semblante irritado, la noté dispuesta a dar pelea.
Al parecer fue a consultar algo con sus papás y después me
buscó, se plantó frente al escritorio como un soldado
inglés, estoica y celosa de su deber.
189
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 Es hora de que te vayas de aquí, no eres nadie y no


tienes derecho a estar dentro de importaciones
Madueño y mucho menos con la llave del dinero –
dijo airadamente.
 Oye, discúlpame, pero esta no es la manera de
tratarme.
 No me importa, te vas, aquí es la empresa de mi
familia no la tuya.
Ya no supe que contestar, porque de mi parte jamás hubo
un desplante de poder, ningún abuso, faltante, algo que
pudiera dar pie a esa situación. ¡Todo fue por un capricho!
Su capricho.
Supongo que por eso no lo entendí, me sentí como en una
pesadilla simplemente lloré, me quedé callada y empecé a
guardar mis cosas; de vez en cuando alzaba la mirada
buscando a alguien que abogara por mí, mas no, yo no
encontré quien me defendiera en ese momento, ni más
adelante: estaba sola.
Mi cuñada me corrió de la oficina sin miramientos, frente a
clientes, frente a todos mis compañeros de trabajo, y lo
hizo después de apoyarlos tanto, haciendo mil cosas para
que tuvieran éxito en el negocio, con sus clientes y
proveedores.

190
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

¡Nada de eso importó!

Fueron ocho años, me sacudí el polvo mental quizás eso


me ayudó para sacar de mi cuerpo las malas vibras,
después me quité el mandil que traía puesto y le di las
gracias a mi cuñada y salí abatida, con un dolor muy
grande en el pecho, en las entrañas. Agarré la camioneta y
me fui para la casa para tratar de olvidar un trago tan
amargo.
Facturaba, atendía a muchos clientes, de hecho, y los
clientes me querían incluso esperaban que yo los atendiera,
nadie más, aparte me encargaba de las paqueterías, de
supervisar las cargas en las camionetas, entre tantas cosas
más, y tanto tiempo a sus órdenes, sin faltarles, sin tomar
nada que no era de ellos, de su hijos.

Y no todo acababa ahí, ya que al salir del trabajo me


encargaba de todo lo demás en la casa, pero cuando ella me
corrió en cierta manera me fui para abajo, me dolió tanto
ese acción, ese rechazo porque nadie fue bueno para
defenderme, primero porque ni sus papás ni Miguel lo
hicieron; por eso yo salí de ahí con mucho sentimiento
porque aparte de todo, de yo confiar en ellos y que no

191
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

hubieran puesto un alto a esa situación o bien han aclarado


las cosas simplemente lo permitieron.
<<vendrán tiempos mejores>> pensé en silencio.
En la profundidad de mi corazón yo sabía que estaba sola
porque no había quien me defendiera en casa, mis padres
no iban a hablar por mí porque nunca lo habían hecho; y no
porque no quisieran, se debía a que yo no era de las
mujeres que iba a quejarse de los malos tratos de su
marido.
Un día por la mañana detecté que tenía la garganta seca, y
la energía por los suelos, me decaí muchísimo; acepto que
fue un duro golpe el último día en que yo trabajé en
importaciones Porteño.

Desgraciadamente yo no sabía que estaba embarazada y ese


mismo día por la noche aborté, se me vino el bebé de ocho
semanas, me sentía nerviosa y con mucho dolor, quería
tranquilizarme y me metí a bañar, pero no pude evitar
abortar al bebé se me vino, así como si nada, pero me dolió
muchísimo.
Definitivamente fue uno de los golpes más fuertes que he
tenido emocionalmente.

192
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Me acurruqué en un rincón contra la pared húmeda y lloré


por varias horas, después me cobijé con una frazada, había
algo en esa tela que me hizo sentir como si estuviera al lado
de mamá; él hubiera sido el tercero, me dolió muchísimo
perderlo porque la verdad amo a los niños.
Y es que me considero súper niñera, y al saber lo que
sucedió fue como un puñal que se me enterró por dentro sin
yo poder defenderme.

 Lo mejor es que tenga reposo señora – dijo el


doctor con una cara larga.
 Gracias eso haré, necesito descansar.
 En dos semanas revisamos nuevamente por favor,
para asegurarnos que no hubo ningún daño interno.
 Sí – contesté sin ganas de contestar.
Y eso hice, me dediqué a estar en la casa con mucho dolor,
mal acostumbrándome porque yo estaba impuesta a un
ritmo de vida acelerado y difícil y, de repente me vuelvo a
quedar en casa con mis dos niños.
Buscando cambiar de aires, metí a mi hijo al karate y a mi
hija Claudia al ballet, me gustaba la idea que estudiara baile
clásico, y como ya no iba a la empresa me entretenía en las
tardes llevándolos a todos lados, y los apoyaba en la tarea,

193
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

también me dedicaba a limpiar mi casa, a hacer mi


quehacer, por supuesto que no tenía quien me ayudara.
Rememoro que me entusiasmé cuando empecé a dedicarme
a lo mío; fue como si algo en mi interior se sacudiera el
lodo, las telarañas, aquel polvo que tenía en las neuronas,
gracias a eso experimenté otros tiempos, otra forma de
vivir.

 Si ya no estoy en la empresa hermana, y bueno


tendré tiempo de estudiar y aprender algo nuevo.
 Animo espero que todo salga bien – contestó con
sinceridad antes de colgarme el teléfono.
Con el paso de algunas semanas, y de mucha lectura me
recuperé del accidente llamado aborto y, así sin prisas volví
a agarrar la “onda”, otra vez me metí al ritmo de vida que
llevaba en la oficina, pero ahora con mis propias cosas,
limpiando la casa y haciendo lo que me gustaba.
Aprendí algunos oficios y estudié temas que sabía eran de
mi gusto. Porque la necesidad de seguir trabajando estaba
ahí, latente como una nube negra en el horizonte.
Y con los problemas entre Miguel y yo, la verdad, el
trabajo me servía como una puerta de escape, porque no
cesaban, eran una constante: reclamos, peleas y los gritos.

194
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Acepto como lo dije antes que mi carácter se hizo diferente,


en realidad yo cambié muchísimo ya era una persona más
recia, llegué a un punto de quiebre donde ya me daba igual
si él salía o no, ya me daba igual si se iba de fiesta o no, fue
una época en la que ya estando yo en mi casa y con más
tiempo empezamos a salir más.

 ¿Y papá por qué no llega?


 Debe de estar ocupado hija – contestaba sabiendo
que ya no llegaría cuando ellos estuvieran
despiertos, seguramente la juerga se había
alargado.
Algo curioso es que nos llenamos de invitaciones para ser
compadres, sí compadres de bautizo, compadres de
presentación, de primera comunión y eso nos ayudó a
expandir nuestras amistades, con tantos nuevos
compadrazgos más amistades en el béisbol en donde él
jugaba.
Empecé a asistir con más frecuencia a las comidas del
béisbol y las del rancho ahí en Tlajomulco de Zúñiga, a
veces mi esposo hacía la agenda, y otras yo, a programaba
reuniones en la casa o en la de algún compadre, y si no en
la de alguien más, un amigo o amiga.

195
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

En el ambiente solía flotar el aliento etílico de mi esposo


una sensación tan desagradable, porque pasadas ciertas
horas comenzaba a tropezarse con sus palabras,
En realidad, esas reuniones y comidas se convertían en
borracheras, esa es la palabra correcta, disfrazadas de
carnes asadas y comidas en las que al final de cuentas se
convertían en parrandas, en tomadera desmedida, porque a
mi esposo le encantaba tomar y prácticamente tenía puros
compadres que igual les gustaba tomar en iguales
cantidades.
Bien se dice que una cosa llama la otra y me da risa, porque
así éramos, y todos jóvenes como nosotros y en realidad
todas las comadres y yo, teníamos niños chicos, en
primaria la mayoría.

 Venga salud que el mundo se va a acabar.


 No, que no se acabe, que por lo menos nos deje
terminar esas dos botellas – dijo mi esposo feliz,
radiante con la piel enrojecida.

196
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

ONCE
¡Sacando cuentas!

La gloria o el infierno, tú decides.

En su momento yo les extendí un cheque en blanco a mis


suegros con mi más sincero agradecimiento por habernos
apoyado tantísimo cuando mis hijos estaban pequeños,
cuando ya no trabajaba en la bodega, porque sufrimos todo
tipo de situaciones en contra.
Y bueno, ahí me tienen metida en la casa, pero los retos
seguían porque no nos alcanzaba el dinero, Miguel me daba
poco, sin embargo yo no me quedaba ahí cruzada de
brazos, buscaba sacar más recursos de otros trabajos,
porque había más gastos que no contemplaba, de escuelas,
de materiales, libros porque los niños estuvieron desde
pequeños siempre en escuelas particulares, en colegios
particulares, eso más los pagos de teléfono, luz, agua y el
super donde comíamos todos, a parte por las reuniones que
teníamos compraba vino, cervezas, embutidos y otras
botanas.
Las diferencias entre nosotros crecieron por el dinero, yo
como les decía no me quedaba cruzada de brazos, me

197
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

inquietaba depender de sus ingresos, casi “limosnas”, así


que empecé a buscar urgentemente otra entrada de dinero,
él seguía en la bodega y sus papás, y yo, haciendo ramos de
novia, y otros menesteres en la cocina, aprovechaba cada
oportunidad que tenía.
Mi tiempo lo empleaba para sentirme productiva, y los
fines de semana vendía tortas ahogadas.

 Señora me da siete por favor.


 Con gusto, ¿de cual salsa le pongo?
 Me pone cebolla curtida y de la que pica –
solicitaba uno de los clientes, mientras que le daba
un largo sorbo al refresco de cola.
En el béisbol incluso, como jugaban padre e hijo en el
béisbol, ahí en el SUTAG aquí mismo en Tlaquepaque, fue
lo que yo comencé a hacer y para lograrlo me conseguí una
plancha y una estufa, todo a pagos.

 No creo que puedas con todo – sentenció mi


marido con poca gracia.
 Puedo por eso lo hago, oye y aparte no te estoy
pidiendo permiso.

198
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Miguel fruncía el ceño y se retiraba molesto, pero gracias a


eso pude empezar a preparar la barbacoa y en las tardes de
béisbol vendía los tacos, cuando había partidos en el
SUTAG me iba bien, los sábados y uno que otro domingo.
Inicialmente empecé con la venta de tacos de barbacoa para
ayudar a los equipos de béisbol de mi hijo, y cómo estaba
chiquito era una gran oportunidad para él.
La liga donde jugaba mi hijo necesitaba recursos para
viajar y competir en otros estados, al principio empecé a
vender comida, esos tacos deliciosos para ayudarlos,
incluso me apoyé con otra amiguita, después de un tiempo
nos hicimos de cierta clientela.
Porque no me gustaba depender de Miguel, menos de mis
suegros, por eso siempre andaba buscando la manera de
aportar y crecer como persona, como mujer, y gracias a
Dios que me auxiliaba, logré ganar dinero extra vendiendo
y haciendo todo lo que podía.

Algo chistoso es que a mi hijo le decían el “macho” o


“machito”; era algo famosito ahí en el SUTAG, supongo
por ser el niño más chiquito del equipo, para ser sincera, él
siempre se destacó en todos los deportes que practicó.

199
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Él era segunda base y bateaba zurdo, pero curiosamente en


el resto de sus actividades era derecho y por eso lo
distinguían tanto.
Tanta era su popularidad que lo pedían para ir a jugar con
equipos de niños más grandes, incluso los entrenadores le
conseguían actas de nacimiento, digamos que “chuecas”
para que pudiera entrar a jugar.
A pesar de no ser muy alto, así estuvo en el béisbol y era
bastante bueno para jugar, y yo obvio, como mamá gallina
orgullosa de él, lo apoyaba al máximo, le echaba porras y
algunos consejos que creía convenientes, al mismo tiempo
vendía los tacos de barbacoa para conseguirle los fondos
necesarios para los viajes del equipo.

 Recuerda disfrutar cada instante.


 Lo haré mamá – decía antes de salir disparado a su
cuarto para ponerse el uniforme.
De hecho, ganó varios trofeos, después un diploma, incluso
salió en el periódico, resulta ser que su equipo ganó varios
campeonatos, cuando fueron a jugar a Monterrey y a San
Luis Potosí y también aquí en Guadalajara.
Mientras que su hijo triunfaba, el papá perdía posiciones, el
paso del tiempo le cobraba factura y sus desvelos y
excesos, ya estaba gordito, corría poco y perdió el toque, la

200
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

fuerza, por eso no era bueno para jugar, lo que sí pasaba


con él, es que se divertía mucho, era uno de sus escapes y
sus compañeros le aplaudían sus bromas, era bastante
solidario con el equipo.

Su carácter lo sacaba a flote, porque él solía ser un hombre


abierto y sencillo, aunque en realidad el que destacaba en el
béisbol era su hijo, no él.

 ¡Venga hijo con todo, demuestra todo lo que sabes!


Festejaba su papá con amor, y por supuesto que apoyamos
a nuestros dos hijos, siempre, cada uno de sus triunfos,
cada paso que daban ambos lo hacían al fuerte, a diferencia
de nosotros como pareja, como padres de familia.
Reconozco que en ciertos momentos me sentía incapaz de
disfrutar del todo. La semilla de la traición había crecido
dentro de mi corazón sin que yo me diera cuenta, con
pequeños cambios casi imperceptibles, como un tumor
maligno, de esos que crecen sin freno, incluso me dolía la
felicidad de otras parejas porque la mía estaba desecha,
podrida.

 Gracias, amiga.
 Cuídate mucho ¡y ánimo!
201
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

No me quedaba de otra más que seguir vendiendo tacos de


barbacoa; de vez en cuando salíamos de la rutina, porque
mis padrinos nos regalaban viajes, y para nuestro
aniversario de bodas nos mandaron a Las Vegas.
Acepto que estaba emocionada, los ojos se me iluminaron,
porque yo no conocía Las Vegas, ni mil partes más, así que
era mi primera vez y me sentía encantadísima de conocer.
Recuerdo que busqué la mejor ropita que tenía, vestidos,
pantalones, estaba motivada ya que no conocía nada y
obvio, cuando nos regalaron ese viaje fue padre, me
emocioné.
Para mi desgracia cuando llegamos no me sentía bien de
salud, sentía calambres y después trataba de dormir,
deseaba descansar, pero me dolía mucho la espalda y
bueno, a decir verdad, no pude disfrutar el viaje tanto como
me hubiera gustado.
Fue una de las primeras veces que empezamos a salir de la
República Mexicana, curiosamente después de esa travesía
mi esposo empezó a guardar dinero, lo hizo a mis espaldas
en una alcancía que tenía por ahí escondida.
Creo que le gustó la experiencia y empezamos a ir a otras
partes por nuestra cuenta, como Disneylandia, era
maravilloso ver brillar de alegría a mis hijos; llegamos a ir
tres veces.

202
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Ellos tuvieron la oportunidad de viajar mucho con


nosotros; de pronto sin darme cuenta nos metimos en la
dinámica de ahorrar un poco más de dinero, eso me gustó,
gracias a ello me llené de otros planes, me motivé más.
Yo aportaba el dinero de las ganancias de la comida que
vendía, de esa manera, puedo decir que hasta improvisada
empezamos a viajar y ahorrar más; él y yo buscamos la
manera de hacerlo de una manera eficiente, viajábamos con
mis suegros, y gracias a esa determinación empezamos a
conocer más lugares fuera de México, pero nada era gratis,
todo implicaba un sacrificio, de tiempo, de esfuerzo y
paciencia.
Salíamos a muchos pueblos mágicos, y al extranjero, no
tantas como hubiéramos querido, los hijos crecieron en
cada salida, yo empecé a conocer otro tipo de cosas, de
formas de pensar, de vivir, “los viajes ilustran” lo sé porque
lo viví.
Y gracias a ello pude madurar más, mi mente y
experiencias crecieron para bien, expandí mi entorno y los
planes que tenía para mi futuro, en cambio Miguel seguía
navegando en su zona de confort, tomando y de fiesta,
haciendo sus cosas por fuera de su hogar, de su mujer,
pintándome los cuernos cada vez que se le presentaba una
oportunidad, porque no crean que viajábamos tan seguido.

203
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Nuestra realidad era como la de muchas otras parejas,


tratábamos solamente de sobrellevar el matrimonio, éramos
“farol de la calle oscuridad de la casa”, con sonrisas y
comentarios agradables tratábamos de disimular, de
esconder todo, por lo menos delante de los hijos. Y si
Miguel se ponía rudo o iracundo, prendía mis alarmas y le
daba la vuelta, prefería dejarlo ahí con su ira y la cara de
pocos amigos, hablando solo.

 ¡Te estoy hablando!


 Cuando estés más tranquilo retomamos esto –
sentenciaba, apuntando a mis hijos para ver si así
entendía.
 Ufff de verdad… te pasas.
Tratábamos de estar mejor sí, pero no había tregua, no
podíamos mejorar porque él se desesperaba mucho y yo
también; lo nuestro era un problema añejo.

Reconozco que nuestra relación pasó por muchos


momentos memorables, pero después de todos sus engaños
y mentiras me asqueaba.

204
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Uno de los problemas es que donde vivíamos estaban muy


chicos los espacios y de verdad no cabíamos, no era algo
mío, no obstante, a Miguel eso parecía no importarle; yo
buscaba un poco más de aire, me sentía asfixiada y con las
peleas más, mucho más. Y por eso buscaba que pintáramos,
deseaba que hiciéramos más recamaras, hacer algo
diferente, pero Miguel no accedía a nada de lo que le
solicitaba.

 Me pone mal estar así, y a ti parece no importarte,


¡como nunca estás aquí! – reclamaba airadamente
levantando las manos, me movía nerviosa por el
cuarto para mostrarle mi inconformidad.
 No puedo meterle dinero a la casa, no tengo para
eso.
 Pero si tienes para tus mujeres y saliditas – dije a
punto de llorar.
 ¡Ay, ya vas a empezar!
No sé si llegué a ser tan obstinada, acepto que sí fui necia,
cuadrada y caprichosa, yo sé que tengo muchos defectos,
pero la verdad en aquel momento me sentía perdida, en un
mar de vendettas y traiciones, por parte de quienes fueron
mi apoyo, la columna vertebral en mi vida, esa que había
añorado tener me dio la espalda, por eso me fui haciendo
205
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

brava y yo quería obligarlo a que gastar el dinero en otra


cosa más importante: su familia.

En cierta manera creo que tuve la razón, porque en lugar de


que malgastara el dinero en el vino y en los covers, o las
salidas con sus amigas y parrandas, deseaba que lo
invirtiera en algo productivo, algo que nos beneficiara a
todos no nada más a él.
Sin embargo, no encontraba la manera para convencerlo; a
esas alturas de mi vida ya sabía que con palabras era
imposible, no entendía se cerraba y eso nos generaba otros
problemas.

Recuerdo que después del aborto ya no me podía


embarazar, pasó más de un año en que dejé de trabajar en la
empresa de mis suegros, entonces todo ese tiempo me puse
a vender los taquitos de barbacoa y las tortas ahogadas.
Apoyando a la casa con el gasto, rememoro que mi marido
me dejaba poco de dinero para mis necesidades.
A pesar de nuestra situación, seguíamos saliendo de viaje,
llegó el segundo año y tampoco salí embarazada, ya no me
cuidaba con nada porque realmente deseaba tener otro
bebé, pero quiero aclarar que no era por suplantar aquel ser
del cielo que perdí.

206
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Increíble, a pesar de nuestros problemas ¡quería otro hijo!

Porque mis dos pequeños se me hacían pocos, sin embargo,


no podía salir embarazada; y nuestros hijos seguían su
desarrollo, Laura ya tenía 11 años, mientras que Miguel su
hermano 9.
¡El tiempo vuela!
Dios por alguna circunstancia no me facilitaba tenerlo, y
claro que me costaba trabajo entenderlo, por lo mismo me
arranqué a ver a un ginecólogo, era alguien de confianza.
Después de diez minutos revisando mi caso, resopló frente
a los papeles.

Creo que mi historia médica era buena, pero había algunas


alternativas y me propuso un nuevo tratamiento hormonal,
el objetivo fue salir embarazada.
Pensé que era la última opción que iba a tener para poder
tener otro hijo.

 Sí adelante doctor, vamos a intentarlo.


 Es un nuevo tratamiento y viene mejorado porque
tiene vitaminas y otros complementos que la
ayudarán – comentó con un gesto adusto.

207
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 Gracias.
 Cualquier cosa me llama ¿está bien?
 Sí.

DOCE
¡Nace la empresaria!

Llegó la hora justa para abrir mis alas.

No obstante, las pastillas me provocaron “ciertas”


complicaciones; recordemos que de niña era gordita,

208
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

digamos que “pachoncita” y así seguí hasta la secundaria,


después que me casé me mantuve siempre en un peso
favorable, sé que no era un monumento, sin embargo,
siempre trataba de mantenerme delgada, atractiva y no sólo
para Miguel, también yo contaba, porque me daba
seguridad, aplomo en ciertos momentos del día.
Para que me quedara la misma ropa, buscando parecerle
atractiva a mi esposo, y más, porque Miguel tan volado que
era, la competencia con sus amigas, por no decir amantes
era agotadora. Entonces, siempre tenía que estar en forma,
a dieta, pero el acabose fue ese tratamiento hormonal,
porque provocó que engordara sin freno, en diez meses
después del tratamiento aumenté 20 kilos, recuerdo que yo
pesaba 59 kilos y entonces con 20 más, y en todo ese
tiempo comía lo mismo, hacía lo mismo, pero con ¡casi 80
kilos!
De por sí ya teníamos pocas relaciones íntimas y eso me
afectaba porque dejé de sentirme atractiva, y como mujer
eso es muy importante, ya éramos como dos hermanos,
dos amigos, porque ya no teníamos intimidad, mató mi
apetito sexual con sus ausencias y juegos.
Me da mucha pena escribirlo la verdad, yo creo que los
nervios y el mal genio que tenía en esos años, porque había
pasado un tiempo considerable que no teníamos relaciones

209
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

sexuales, reconozco que, para mí, bajo la premisa de mi


educación eso era normal, yo siempre lo vi así porque no
conocía otra cosa.

Y esa es la verdad, hasta que un día yo me di cuenta por


una hermana, que me preguntó en una plática en casa de mi
mamá.

 ¡Golosa! – dijo una de mis hermanas soltando una


larga y sonora carcajada.
 Ves como eres, todas quisieran lo mismo, pero no
pueden.
Empezamos a hablar de temas sexuales e intimidad y pues
todas mis hermanas, bueno se dice que no fueron tan
agraciadas, no son muy bonitas. Si simpáticas, trabajadoras
y responsables eso nadie lo puede dudar.
A lo mejor, quisiera pensar que mis padres le pusieron un
poquito más de ganitas porque me dieron unos ojos más
grandes y me dio más cabello, y mi carácter tan afable, a
comparación con ellas; no sé algo se tuvo que hacer
diferente.

 Gaby – dice una de ellas – ¿cuántas relaciones


sexuales tienes tú al mes? porque yo sufro mucho

210
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

por el problema hormonal, para que tú tengas


cuidado y no salgas embarazada.
 No sé, yo creo que 2 o 3 veces al mes.
 Gaby, a ver mujer tienes 27 años, y vas a cumplir
28 años dentro de pocos meses ¿cómo es posible
que tengas relaciones sexuales 2 o 3 veces? –
señaló con los ojos bien abiertos, las demás estaban
absortas en sus pensamientos.
 Pues es lo normal, para mí es normal no tener más,
y dedicarme a cuidar a los niños.
Aún en estos días después de varios años que han pasado
siento pena y mucha tristeza, incluso se me cierra la
garganta, al reconocer que fui muy tonta e ingenua y
ahorita todavía me da sentimiento, porque creo que perdí la
oportunidad de ser una mujer más plena, y en todos los
sentidos no solamente en el sexual.

Cuando abrí los ojos, todos los problemas que teníamos se


fueron incrementando, de frecuencia y magnitud, como un
temblor o un vendaval. Porque sabía desde que iniciamos
nuestra relación que él era muy volado y que andaba con
otras, quizás fue tonto pensar que él cambiaría, que mi
amor sería suficiente y no.

211
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Supongo que por eso me hice más corajuda, no amargada,


pero sí resentida.
Además, me volví rebelde porque le contestaba feo y con
mayor frecuencia, al final de nuestra relación le reclamaba
todo; y era hasta cierto punto lógico que si no tenía
relaciones sexuales conmigo las encontrara en la calle o sus
“amigas”, fui tan estúpida, al no actuar, al dejar pasar la
mayoría de sus engaños.
No quiero ni sacar las cuentas de cuanto años me conduje
así, en ese concubinato con sus mujeres y en la casa su
mujercita cuidando a sus hijos.
Rememoro que pensé “si conmigo tiene relaciones sexuales
tres o cuatro veces al mes o incluso menos, entonces
Miguel repartía toda su enjundia, su sexualidad con alguien
más.

A pesar de todo, a pesar de mi dolor, de sus engaños y


mentiras quedé embarazada de mi tercer hijo, José Juan, era
algo importante para mí y lo logré, Miguel se puso
contento también quizás pensaba que de esa manera yo
podría estar más modosita, menos mandona.

Mi familia seguía viviendo en una casa muy pequeña, de


verdad ya no cabíamos, y con la llegada del bebé menos.

212
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Me desesperaba, seguir ahí, porque para ese entonces mi


marido ya ganaba su dinerito con lo de las bolsas que
vendía, él ya tenía su VISA, empezó a importar de China,
ya mis suegros comenzaron a ir y a buscar mercancía,
Pensé que lo mejor era esperarme con el niño chiquito para
hacer algo y también deseaba bajar todavía más de peso, yo
me entretenía en casa, haciendo ramos de novia que me
pedían, algún arreglo, pero no era algo estable, el dinero
que juntaba no era mucho.
Realmente para que yo pudiera aprovechar eso necesitaba
más gente, una infraestructura más grande, tener recursos
proveedores, eso sí era una oportunidad.

 Saludos ¡qué milagro!


Una vez de tantas visité a una comadre, y me gustó
muchísimo su casa, tan diferente a la mía, después de un
rato de charla y café, le pregunté qué es lo que había hecho,
me dio el nombre del arquitecto y se me metió una idea en
la cabeza.

“Tumbar nuestra casa”

Yo no sé qué me pasó soy como una especie de esponja,


que absorbe ideas y conceptos y si se me pega algo en la

213
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

cabeza no me quedo a gusto y estudio la manera hasta que


lo realizo. Regresé a casa y empecé a escribir algunos
números, al día siguiente tome las cosas me organicé bien,
con calma, esperé a que mi marido se fuera a China, hasta
eso nos despedimos bien; ya entrada la tarde busqué el
teléfono y hablé con el arquitecto, yo tenía dinero para
iniciar algo o para únicamente no sé, informarme del
proceso de construcción, algún inicio para la casa nueva.
No sé cómo, pero las cosas se me dieron yo creo que Dios
es muy grande, en ese mes inició una nueva época para mí,
porque cuando hablo con el arquitecto y le menciono que
yo quiero hacer en la casa, él promete hacerme un plano.
Pocos días después una vecina me dijo:

 Oye Gaby voy a cambiarme de casa, y donde estoy


se va a quedar sola, sabes quién pueda rentarme la
casa, dice yo quiero alguien de confianza.
Su casa era vieja y mal hecha, con una escalera de madera
que rechinaba, parecía sacada de una película de terror, el
jacuzzi daba toques adentro cuando te bañabas, una casa
con un techo muy bajito, pero me quedaba cerca de donde
vivía.
Entonces yo dije bueno se me está ofreciendo la
oportunidad de esa casa en renta a media cuadra y pues se

214
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

me ocurrió tirarla. El arquitecto me cayó muy bien, es un


señor responsable y la verdad, él me dijo que resultaría
complicado porque no tenían cimientos, una casa se
sostenía con la que seguía, casas grandes del INFONAVIT
que se construyeron hace 20 años en conjunto, no tenían
cimientos.
¡Me cobró 15 mil pesos por tumbar la casa! Nunca lo voy a
olvidar, en cuanto llegó el plano lo autoricé, sin pedirle
permiso a nadie, ni a mis suegros, ni a mi esposo. Yo pensé
<<sí a él le sobra el dinero con gusto podremos fincar>>

Yo me sentía triste, desilusionada, por dentro me decía


“bueno si le sobra dinero en las bolsas posiblemente tenga
para fincar para mí”.
Esa fue la manera que yo encontré para darle una solución
para que él dejara de gastar dinero con mujeres y
borracheras, con amigos y que forzosamente se lo dedicará
a los pagos de la casa, porque empecé a fincar… y bueno,
lo obligué porque ya no teníamos casa.
Me dio nostalgia al ver como tumbaron la casa, incluso
sentí tristeza; recuerdo que la cocina se la regalé a mamá,
ella aceptó feliz.
La quitaron completa y los clósets también. Todo lo demás
ya no servía, y bueno al final de esa semana quedó el puro

215
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

terreno; rememoro la cara de mamá ¡estaba asustada! Al


igual que mis hermanas, creo que al principio no me
creyeron, pero ya después cuando vieron que estaba
tumbada, lo hicieron. Obvio que antes de empezar la
demolición le hablé a mi vecina y le renté su casa que
estaba a media cuadra.

 Sabes qué, amiga sí te voy a rentar la casa, porque


voy a tumbar la mía y quiero construir una nueva.
 Está bien, ¡claro que sí!
Y que le rento la casa, la verdad le agradezco también a ella
y a Dios porque me puso eso, de verdad que todo se me dio
de una manera muy sencilla, es más ni siquiera me hizo un
contrato, ni aval me pidió, ni nada.

 Está muy sucia eso sí – me advirtió apenada.


 ¿Y cuándo puedo irme para tu casa?
 Ya amiga, cuando quieras.
 ¿En serio? – respondí con los ojos como platos.
Yo tenía alrededor de 40 días de embarazo cuando hice
todo ese plan, esa locura para algunos.
Mi vecina agarró las llaves y me llevó, yo le pedí a la
señora Conchita que me ayudaba, y que yo la quiero como

216
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

una madre, ya después les platicaré de ella, porque tiene


una historia hermosa.
Entonces que me llevo a Conchita y a dos de sus hijas para
que entre todas me ayudaran a limpiar la casa, para todo
eso mi madre se quedaba ahí en la casa chiquita a esperar a
mis hijos de la escuela.
Me cuidaba al bebé.
Con la ayuda de un amigo, movimos los muebles, la ropa y
todo lo demás a la casa.
Hago memoria y según mis datos, me mudé en menos de
una semana y en el inter tumbé la casa ¿cómo lo hice? De
verdad no sé cómo puede haberlo así de rápido, pero como
ya no tenía casa aceleré todo.

Lo más curioso es que mi marido seguía en China, obvio


que era súper complicado comunicarnos, y más en esos
años, no había celulares y el horario que teníamos los dos
era tan diferentes.
Yo miraba el calendar y según mis cálculos tenía un par de
días para acomodar todo lo que me faltaba, porque cuando
él llegó de China no podía creer lo que hice, movía sus
manos y los ojos para todos lados. Se puso súper enojado y
no sólo él, también su familia.

217
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

— ¡No puedo creer lo que hiciste!


Porque al enterarse que ya no había casa y ahora era solo
un terreno, gritó como loco y empezó a aventar cosas,
porque según él no sabía ni siquiera dónde vivía.

TRECE
¡Dinero amigo o enemigo!

Sin valores, la soberbia puede destruirnos.

Yo me mantuve tranquila, estoica, tenía mi plan así que me


quedé callada. Lo peor fue que delante de mi mamá me
empezó a reclamar muchas cosas – ¡eres una loca! – ¡cómo
tumbaste una casa! – ¡qué piensas que yo tengo mucho
dinero! – y mi madre callada, de forma muy

218
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

inteligentemente ella se limitó a escucharlo, y yo lo único


que le respondí fue:

 Si te sobra dinero para andar en la calle para


mujeres y para borracheras, pensé que esto sería
importante para nosotros como familia.
A pesar de tantos gritos, enojos y discusiones me resultó
bien, porque él empezó a arreglarse y a salir menos,
finalmente su presupuesto lo canalizó en sus hijos, y en mí
también.
Empezó la quejadera de que ya no traía dinero en las
bolsas, y que ya no la alcanzaba para nada, sin embargo,
para nosotros la construcción fue sólo una solución
temporal y así, a regañadientes nos cambiamos de casa,
para mí ese creo, fue el primer empujón para poder
despegar, mi mente reflexionó sobre la capacidad que
teníamos en conjunto, ¡se mentí imparable!
Es decir, todo entorno a la construcción fue una carretada
de bendiciones porque, yo no sé qué tenía nuestra casa,
pero en cuanto la tumbé me empezó a ir mejor.

Una nueva vida para todos, pero igual con problemas como
todo, porque sufrimos las consecuencias y ni modo, a
meterle el pecho a las balas, para mí fue algo nuevo, algo

219
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

con mayores retos, porque hice algo que yo creo que pocas
mujeres hacen (me sonrojo) fue la primera locura de
muchas.

“Tumbar una casa para obligar a mi esposo a construir un


hogar” para Ripley.

Ahorita no sé si lo haría, sinceramente, pero pues hace 20


años lo hice, y ahí iniciamos ese largo andar, esa larga
travesía de los dimes y diretes, pero en otra casa y con otra
forma de pensar, por lo menos en mi sí.
Con gritos y sombrerazos, con amenazas y ciertas carencias
nos acoplamos a una casa nueva, después de un tiempo
empezó el arquitecto a hablar con mi esposo.
Él empieza a animarse y hasta se puso un poco más
contento por la construcción, empezó a ver la idea más
clara porque íbamos a tener una casa más grande, de hecho,
la casa se hizo a mi gusto con la distribución, pero lo que
son pisos, cocina él lo eligió no me permitió hacerlo.
Accedí porque según él todavía seguía enojado, y no se le
quitaba con nada, porque era prácticamente un suplicio
para él no poder salir, al no tomar tan seguido porque no
tenía dinero, pero así nos aguantamos un tiempo.

220
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Porque los pagos de los arquitectos eran muchos y entonces


yo trabajaba poco, porque tenía al bebé y los otros dos
niños en la escuela y teníamos tantos gastos, no acababan.

Nuestros hijos estaban en un colegio particular y el recién


nacido necesitaba pañales, necesitaba pediatra, necesitaba
medicamento, necesitaba su espacio, además Miguel estaba
el gasto de la renta, luz, teléfono, agua, radios, la ropa de
los niños, más las necesidades personales de todos.
Entonces eran muchísimos los gastos, gasolina de carros y
demás, a esas alturas Miguel ya se empezaba a desesperar
más de la cuenta, y yo acababa haciendo lo necesario para
poderlo apoyar en los gastos de la construcción.

Llegamos a pagar cerca de 30 a 40,000 mil pesos, eso fue


hace 20 años y era semanalmente, ya se imaginarán las
facturas del arquitecto, las notas de los materiales, de los
otros gastos de la casa, entonces era una cantidad
importante lo que desembolsábamos.

No recuerdo con exactitud, pero al estar escuchando las


quejas de mi esposo, tras una noche de hartazgo me decidí
que tenía que probar con otras cosas, varias ideas que traía

221
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

en la cabeza porque anhelaba abrir mi primer negocio en


forma y hacerlo bien, en grande y ahí mismo en Tonalá.
Al día siguiente me fui con mi niño chiquito a buscar un
local para poner un negocio, claro que en aquellos años
todo era distinto, había muchas oportunidades, porque
existía mucho menos competencia y en todos los nichos de
negocio.

 Ese me gusta.
 No muy alta la renta.
 Por aquí pasa el camión y tiene buena vista.
Esos fueron algunos de los diálogos internos que traía en la
cabeza. Quería que naciera la mujer empresaria, con todos
los riesgos y problemáticas que eso implicaba.

No tenía quien me firmara como aval, y tampoco tenía el


dinero para pagarle a la gente, sus sueldos, lo único que
tenía eran las enormes ganas de independizarme y no
pedirle dinero a nadie, ser autosuficiente.
Al día siguiente o en esa misma semana me topé con una
amiga, ella era cliente de la familia de mi esposo, Ximena
Barcoli era para mí un amor de persona, alguien súper
comprometida consigo misma, cumplidora y divertida.

222
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Me la encontré en Tonalá y ahí en la charla surgió mi


inquietud.

 ¿Qué planes tienes? – preguntó con los ojos bien


grandes.
 Fíjate que ando buscando un local quiero poner un
negocio. Ando con muchos gastos y quiero ayudar
a mi marido.
 No te preocupes, tengo una amiga que tiene dos
locales, le voy a hablar para que te rente uno de
ellos ¿te parece?
 Sí, mil gracias – contesté a media voz.
No volví hasta el siguiente, ya con Ximena, después de
dejar a mis hijos, el cielo estaba raso como si lo hubieran
planchado, y vimos los locales, uno chico al lado de la
plaza y el otro muy grande con 5 metros de frente por 30 de
fondo y estaba en la calle Juárez una de las calles
principales de Tonalá.

A mí me gustó desde un principio el grande, y de repente


mi amiga volteó buscando mis ojos.

223
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 No lo pienses Gaby, yo voy a firmarte de aval, a mí


me conocen aquí todos en Tonalá quédate con el
local grande, ya verás que te va a ir muy bien.
 Mil gracias, la verdad si necesito hacerlo contigo,
no veo otra forma.
 Para eso estamos, para apoyarnos – comentó
deseosa de colaborar conmigo.
Ella fue la primera persona que me animó, fue la que me
apoyó sin condiciones; aún rememoro a Ximena sonriendo
satisfecha cuando le dije que sí.
En ese momento no tenía ni siquiera un sólo anaquel, ni
vitrinas, no tenía listones enteros, no tenía material, ni
dinero para invertir.
No obstante, el empuje de Ximena fue una bendición, de
verdad fue alguien que me mandó Dios para iniciar mi vida
como una emprendedora, con un pensamiento superior e
independiente.
Reconozco que ella me animó, me orientó, me impulsó a
hacerlo y se lo agradezco infinitamente, es más hasta la
fecha seguimos platicando de como sucedieron las cosas y
nos vemos con mucho amor y respeto.
Ambas recordamos esa etapa con mucho cariño y sabe que
toda la vida voy a estar plenamente agradecida y que jamás
se me va a olvidar lo que ha hecho por mí.

224
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Ella es una mujer inteligente, emprendedora y grande de


espíritu, ahora ya anda en la política y mueve mucha gente
por su compromiso, para mí fue uno de los pilares más
importantes que tuve, así me hice de mi primer negocio en
Tonalá Jalisco un local de 5 metros de frente por 30 de
fondo ¡y rentado!

 Muchas gracias, amiga.


 La oportunidad es tuya, no la desperdicies –
susurró.
Estaba emocionada, me temblaba el alma porque mi sueño
comenzaba a tomar forma y sentido, y casi de inmediato le
platiqué a Miguel.
Llegué muy contenta a la casa a enseñarle los contratos, y
como teníamos necesidad de dinero ¡accedió!

Gracias a Dios no me cuestionó, ni se alteró, yo sabía que


mis suegros vendían muchísima mercancía y tenían clientes
fortísimos y yo adquirí la experiencia de vender lo que mi
exsuegro importaba y sigue importando hasta la fecha; yo
inicié vendiendo listones, organizas, pasamanerías,
cordones perla, flor de látex, flor de papel, flor de tela, en
fin, todo lo que se necesita para para arreglos de boda,
primera comunión y 15 años.

225
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Para mí mente resulta imborrable aquel día en que inauguré


la tienda, se veía súper bonita, muy vestidita como para ir a
una boda; incluso guardo algunas fotografías de aquel
momento en que iniciamos operaciones. Tardamos
aproximadamente dos semanas en acondicionar la tienda,
limpiarla, acomodarla.

La Gardenia es para mí y siempre será algo muy especial,


nunca pensé que con el tiempo nos haríamos famosas.
Empezamos a hacer llamadas y a recibir clientes, primero
nos compraban por curiosidad, después cuando ya
comprobaban nuestro servicio y precio, regresaban.
Después de seis meses, me empezó a seguir muchísima
gente del mismo Tonalá, de Michoacán, Morelia, San Luis
Potosí y León todos ellos iban a surtirse a Tonalá para sus
tiendas o sus arreglos.
Me gané la confianza de los clientes, supongo que ese fue
el primer acierto que tuve porque no me daba abasto,
primero tuve a una empleada, después dos, tres, hoy
mantengo dentro de La Gardenia a seis empleadas; en el
inicio yo estaba ahí con mi niño chiquito en su corralito,
con sus juguetes, leche, pañales porque no tenía otra
opción, entre pedidos y cajas terminé de criar a mi tercer

226
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

hijo. No es algo que me avergüence es más bien una


cuestión de orgullo, de momentos inolvidables.

Ahí en medio de pedidos y solicitudes le daba de comer, lo


atendía, fue ahí donde iniciaron todos mis sueños de
libertad. Para mí como mujer fue un cambio radical, en mi
vida y en todo en todos los sentidos.
La gardenia se hizo famosa, muchísima gente sigue
teniéndola presente, me hice de muchos clientes, acepto
que no me daba abasto para para estar ahí, pero no me
quería detener.
Trabajaba todo el día, salía de la casa a las 8:00 de la
mañana, ya con lonche del desayuno, con niño y la
pañalera, también para esas horas ya había mandado a los a
los otros dos a la escuela y al colegio.
En la casa tenía de planta a la señora Conchita que me
ayudaba, hacia la aseo, lavaba, planchaba y les daba de
comer a mis hijos, ella los esperaba de la escuela y les daba
de comer y después se iba de casa alrededor de las 5:00 de
la tarde 5:30.
Yo regresaba a casa a las 7:30, 8 de la noche, trabajaba
alrededor de 10 a 12 horas diarias y para lograrlo me tenía
que levantar a las 5:00 de la mañana, mi cuerpo se empezó
a forjar ideas y costumbres, disciplina y esmero para poder

227
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

arreglar todo desde temprano: pañaleras, comida, lonches,


me resulta gracioso recordar que a todos les llevaba moldes
con guisados incluso a mi marido, él valoraba mucho mi
sazón.
La verdad no sé cómo le hice, el trabajo no acababa parecía
como una especie de robot, a pesar de que a veces si me
sentía cansada física y mentalmente, estaba contenta
porque salía adelante, ante todas las dificultades. De hecho,
La Gardenia fue un sostén, un pilar importante, el brazo
fuerte para construir la casa que siempre quise.

 Permítame le tomo el pedido.


 Sí gracias ¿me lo puede mandar a Morelia?
 Con gusto – contestaba con el pecho amplio,
satisfecha de apoyar a ese nuevo cliente – me
puede proporcionar su dirección y su RFC.
 Claro, permítame aquí tengo todo…
La Gardenia me hizo fuerte, recuerdo con orgullo que todo,
absolutamente todo lo que ganaba era para la casa,
trabajaba para pintar la casa y apoyar con más del 50% a
mi esposo. Ese año resultó clave porque empecé a ganar
más dinero que él, y lo sobrepase por mucho, esa fue la
primera vez que lograba eso.

228
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Acto seguido, descubrí otro problema y reconozco que yo


no había cambiado, yo era la misma, a mí no me deslumbró
el poder o el tener más dinero y nunca hasta la fecha me ha
deslumbrado. A pesar de que nunca lo tuve no perdí el
piso.
Yo me sentía igual que antes, comprometida conmigo
misma y con mis hijos, pero él no lo tomó así, empezó a
verme como su enemiga, a la cual quería vencer o
demostrar más poder, más capacidad para hacerme perder
las casillas.
Mi marido no podía superar que yo siendo mujer lo
rebasara económicamente, y más le dolía que lo hice sola,
sin su dinero, ni el de sus papás; esa fue la mecha, que
encendió, que dio pie a un verdadero infierno, el último
quiebre de nuestro matrimonio: el dinero.
Increíble porque teníamos todo a nuestro favor, añoro
aquella estúpida creencia que con una casa más grande,
más cómoda y amplia íbamos a estar más seguros, a tener
más seguridad en el matrimonio, más estabilidad como
pareja e íbamos a no sé, ¡a hacer diferente las cosas!

Teníamos un negocio propio próspero, yo trabajando


muchísimo para apoyarlo, cosa que él verdaderamente
nunca valoró, nunca lo hizo sentir mejor, mi trabajo, mis

229
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

desvelos, todo lo que yo hacía para mantener nuestra


relación sana, todo el orden que le ofrecía; reconozco que
siempre he sido una mujer que le gusta ser exageradamente
ordenada, y eso, lo reconozco me provocó un desgaste
importante.

Deseaba mantener todo en orden, quería controlar las


situaciones para que no estar apagando fuegos todo el
tiempo.

 ¿Ya vas a empezar otra vez con lo mismo?


¡Pareces mi enemiga!
 No nada de eso, lo único que te pido es que
controles tus gastos, es mucho dinero tirado.
 El dinero para ti es tú Dios.
 Ideas tuyas, lo que te pido es por tus hijos no por
mí, ni para mí.
Acepto que quería controlarlo, porque así me funcionaban
las cosas, pero para él tener todo bajo control significaba
no poder actuar, ni gastar con libertad, a él no le interesaba
la casa, los hijos bien vestidos o presentados, el negocio,
sus prioridades eran otras y yo, tenía que velar por cada
detalle: ropa, control de gastos, salidas, comida, educación
y así no se puede definitivamente no se puede.
230
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Y lo entiendo a él, no deseo lavarme las manos ni


justificarme, hoy sé que uno no puede ser perfecto, y que
no todo se puede controlar, la vida debe de fluir.

Sin embargo, en ese entonces pues no lo entendía, yo


estaba tan enfocada, tan encerrada trabajando, que empecé
a ponerme flaquísima.

De pesar 104 kilos en ese entonces llegué a pesar 58 de


nuevo, casi no comía nada y fumaba muchísimo, sí tomaba
agua y Coca Cola Light no sé, es todo mi tiempo se me iba
en trabajar, en arreglar las cosas de la casa y mis hijos,
acepto que descuidé muchísimo la efímera relación de
pareja que teníamos.

231
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

CATORCE
¡Poco por hacer, mucho que aprender!

Somos nuestros sueños para bien o para mal.

Yo dejé de verlo a él como mi hombre, ya no me


interesaba, no me llamaba la atención ni se me hacía
sexualmente atractivo, con él no podía obtener tentación de
nada, definitivamente empecé a tener muchos cambios
como mujer, desde que inició nuestro matrimonio para mí
era muy normal no tener relaciones sexuales, así es que se
hizo todavía ¡más normal!
Porque yo desembocaba toda mi energía en el trabajo,
todas mis ganas las dejaba lograr cosas con mis hijos y la
casa, y, sin embargo, no era feliz en mi vida matrimonial;
toda la relación se empezó a hacer pesada, reconozco que
¡no dábamos una!

Y como decía antes, reconozco que tuve mucha culpa,


porque descuidé muchos aspectos como mujer, mas no
puedo pensar sólo en mí, no hay que pasar por alto que

232
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

también él me había descuidado, me engañó por muchos


años.
Y yo, bueno decidí hacer simplemente lo mismo que él,
empecé a ignorarlo, a ignorar la relación con mi pareja; lo
veía como una persona más en casa o tal vez como otro
hijo porque siempre lo vi, así como un hijo mayor al que
tenía que resolverle los problemas.

 Buenas noches, ¡qué descanses! – comentaba con


ironía a la hora de llegar a la cama.
 Igualmente, gracias – respondía con el mismo tono.
 ¡Eres increíble!
 ¿Eso es un cumplido o una ofensa?
 Tómalo como quieras – rezongaba indignado
jalando las sábanas.
Lo podía ver como cualquier otra persona, pero menos
como mi pareja, de hecho, creo que nunca fuimos ni
siquiera amigos, no sé porque ¡nunca pudimos ser amigos!

¡Increíble lo sé!

Yo no recuerdo haber hablado con él de mis cosas


personales de lo que me dolía, de lo que sentía, de mi

233
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

niñez, no recuerdo haber platicado con él de absolutamente


nada importante acerca de mis sentimientos o deseos. Ni
siquiera de mis problemas que yo había tenido, los traumas,
miedos; jamás me puse a pensar que no hubo una amistad
sincera dentro de nuestro matrimonio, quizás fuimos
amantes y padres, pero sin una admiración mutua.
Para mí el papel de amante me incomodaba, y el otro, el de
ama de casa se me amoldaba perfectamente bien, y el de
mamá igual, y bueno el de trabajadora, el de emprender, e
invertir como empresaria posiblemente se me ha ido dando,
pero ¡sigo aprendiendo!
Acepto con una tristeza profunda que jamás se me dio la
oportunidad de ser pareja, compañera o amiga, no sé qué
nos faltó, en ese entonces no supe cómo sacar mis miedos
al platicar para poder ser lo más abierta posible.

Tuve mucha culpa de la separación, lo sé.

Yo no le tomé mucha importancia a nuestros problemas


porque me sentía feliz por lo que estaba sucediendo en La
Gardenia, ¡ah! Y el nombre se lo puse así porque me
gustaba, es una flor hermosa con una historia interesante.
Fue asombroso que en menos de seis meses el negocio
lograra despegar, porque estábamos exageradamente bien,

234
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

con pedidos e incluso algunos agotamientos de mercancía,


pero no parábamos de pedir más y trabajar.
Todo en mi se hizo una rutina de trabajo de la casa al
negocio y viceversa, de verdad que yo trataba de cumplir
en lo que más me sentía diestra, capaz.
Preparaba de cenar, siempre lo que ellos quisieran,
limpiaba, cocinaba por la noche, preparaba los uniformes y
eso sí eh muchas veces, yo creo que tres o cuatro veces por
semana mi marido cenaba en la cama, él tenía todo no
podía quejarse.
Nunca les falté en ese sentido, les gustaba como yo
cocinaba, la verdad creo tener un buen sazón, bueno al
menos eso dicen las personas con las que convivo.
También le tenía su ropa lista, tenía en su lugar, limpio y
ordenado, pero en realidad no nos queríamos salir de esa
relación tóxica, a pesar de tenerlo todo, era algo así como la
“Guerra de los Roses” aquella película de Michael Douglas
de los ochentas.
Teníamos una casa linda, un trabajo próspero, es más no
éramos empleados, ¡sino dueños! Nuestros hijos estaban en
buenas escuelas, pero nada de eso era suficiente para evitar
nuestro destino.
A esas alturas de nuestra relación, era muy visible que
nuestra separación era cada vez más amplia, ya no asistía a

235
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

reuniones, yo ya no asistía a compromisos de fiestas;


siempre me mantenía cansada y era la verdad, estaba
cansada todo el tiempo en Tonalá trabajaba de lunes a
lunes, de sol a sol no descansaba ningún día de la semana,
como les expliqué los sábados y domingos eran los mejores
días para el negocio.

 Mañana voy a ir a ver una moto.


 Anda ¿y eso?
 Me gustó.
Mi marido en poco tiempo encontró otro deporte, como yo
me mantenía trabajando él buscaba algo más por internet,
en qué entretenerse.
Y de golpe mi marido se inició en el mundo de la velocidad
en el Moto Club Sport de Guadalajara, él quería ser
corredor, junto su dinero y se compró la primera
motocicleta, estaba radiante, y al mes empieza a invertir el
poco dinero que nos quedaba en las motos.

 Voy a comprarle una a mi hijo – comentó a la hora


de la comida.
Me quedé helada, impávida.
Con La Gardenia teníamos más dinero y la casa seguía
ameritando arreglos y detalles, pero Miguel ya tenía dinero
236
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

extra en su bolsa, entonces era peor porque se lo gastaba en


motos, cascos, pantalones, equipo de protección y sus
amigas.
Y por consiguiente en esos meses fue cuando inicia en las
motocicletas mi hijo el mediano, el cual hoy tiene 29 años,
aun lo recuerdo cuando se subió por primera vez, él ¡apenas
tenía la edad de 7 años!
Era un excelente corredor, la verdad un buen piloto y no lo
digo por ser su mamá. No, él lo demostraba, le atraía
mucho la adrenalina y ya se iba con su papá, los fines de
semanas los dos se montaban a correr, su papá en motos
grandes y mi hijo inició corriendo motos polines, pero
como yo no podía salirme del trabajo pues mi hijo el menor
prácticamente se la pasaba conmigo todo el día y mi hija se
quedaba en casa, ella no quería saber nada de adrenalina.

 Ya me voy, nos vemos en la noche.


 ¿Y eso? – preguntaba anticipándome un poco a la
respuesta, alguna fiesta, reunión con sus amigos se
interpondría.
 Unos amigos, quedé de verlos.
Mi marido encontró en el deporte del motociclismo otro
pretexto para salirse los fines de semana, tanto sábado y
domingo a correr; el día de competencia se hacía todo un
237
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

ritual, en el remolque cargaban las motos, una grande y dos


chicas para mis hijos.
Ellos competían los fines de semana, a veces de forma
organizada y otras por diversión, pocas veces los pude
acompañar, al principio lo intenté, pero por el trabajo dejé
de hacerlo y eso nos empezó a distanciar más y más.
 Concéntrate hijo, tú puedes hacerlo mejor, cada vez
que practiques, no olvides que la practica hace al
maestro.
 No lo olvidaré, gracias, mamá.
 Ya cuando llegues me platicas todo ok, por favor y
con cuidado – sugería emocionada.

Debo reconocer que al más pequeño de mis hijos no le


gustaban las motos, porque él era tranquilo, es más
ermitaño como yo; y se apartaba de ese tipo de actividades.
Nuestros problemas matrimoniales se hicieron mucho más
grandes, yo creo que ese deporte de las de la motocicleta
fue lo que acabó por terminar con lo poco que quedaba de
nosotros.
Inútilmente traté de continuar la vida que llevábamos en
nuestro matrimonio, de puertas para afuera todo era
aparentemente normal, como si aquí como no pasara nada,
la estabilidad era aparente.

238
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Después de la fiesta de quinceaños de mi hija, continuaron los


problemas con mi marido, cada vez nos distanciamos más,
cada vez nos enfocándonos más en nuestras cosas personales.
Comencé a bajar muchísimo de peso, vivía angustiada, porque
mi esposo empezó una relación con una mujer; entonces fue
cuando inició mi lucha por querer recuperar un matrimonio
fallido, ese fue el segundo error que cometí, pretender
recuperar algo que ya no existía, teníamos un matrimonio
ficticio.
Ya no había amor entre nosotros, era más orgullo, pretendía
recuperarlo porque quería ganar, yo quería ganar esa batalla,
una en la cual me sentía destruida. Porque de cierta manera
para una mujer al menos para mí en lo personal, una como
esposa debe luchar para recuperar a su pareja, pero el ya tenía
una relación con una persona que es 15 años menor que
yo.Fue un golpe muy duro, porque quince años son
muchísimos años, se nota la diferencia y más en una dama, la
travesía de la vida se nota, los hijos, al subidas y bajadas, todo.

Rememoro perfectamente el día cuando me empezó la locura


de hacer cambios en mi cuerpo, ya tenía el dinero para
lograrlo, entonces pensaba que el amor existía por tener un
cuerpo bonito, esbelto, un busto grande, piernas perfectas, una
cara bien atractiva y cabello perfecto, pero no nada de eso

239
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

existe, es real, hoy sé y acepto que son disparates acciones que


una mujer despechada puede hacer y en cierta manera yo era
una mujer despechada, con muy baja autoestima.
Empecé con el busto, claro que con 3 hijos y dando pecho
pues se cae, esa es la realidad, lo mío no era volumen no
me coloqué nada para aumentarlos, la primera operación
que me hice el cirujano me colocó unos ligamentos, es
decir unas tiras de gel para levantarlos.
Claro ya con eso yo me sentía feliz, como si realmente me
hubiera hecho la operación de aumento, todo estaba
nuevamente en su lugar y en cierta manera me dio más de
confianza, yo creía casi como una fantasía que él se iba a
quedar conmigo por un gusto.

 ¿Oye no has visto mi camisa azul?


 Sí está en el closet atrás de unos sacos.
 Oh gracias – contestó someramente.
Estaba vestida bastante atractiva, le mostraba mi pecho
erguido y él como si nada, le valió sombrilla mi apariencia,
mi sexualidad.
Después de algunos meses empecé a tener problemas en la
matriz, se me llenó de quistes que se pronosticaban iban a
ser malos, entonces tenían que abrirme de lado a lado para
sacármela. Esa fue la primer gran pérdida de mi cuerpo y
240
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

me sometí a una operación pidiendo al cielo que me diera


licencia de seguir adelante, por mis hijos, por el negocio.
Aproveché la intervención para que me quitaran algo de
grasa del estómago, claro que no me quitaron todo el
estómago ni me hice la lipo, en aquellos años pues no se
usaba eso, pero sí me moldearon un poquito el vientre y eso
me ayudó, un empujón más para arriba, me volví a sentir
con una autoestima alta.
Erróneamente creí que eso iba a mejorar mi relación, pero
no fue así y lo comprobé una y otra vez, al estar cerca de él,
al escucharlo, al tocarlo. Al final de ese año entendí y
acepté, que un cuerpo no atrae a un hombre, tal vez de vista
o para una noche, para un mes quizás, pero para una
relación seria, con compromisos mutuos, se necesita mucho
más que eso.
Lamentablemente mi hijo tuvo un problema con el alcohol
y recayó, sucedió sin que nos diéramos cuenta porque mis
hijos ya intuían lo que sucedía entre sus padres, yo no
quería admitir y me sentía luchando para recuperarlo.
Empecé a desvelarme muchísimo, buscaba cosas por hacer,
porque mi esposo ya no vivía en casa, él decidió irse a vivir
a un departamento en donde se veía con Myrna todos los
días; dormía con ella y únicamente llegaba a casa pues a
bañarse, a dejar ropa sucia y comer con los niños y nada

241
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

más; aquí en casa se le seguía lavando, se le cocinaba,


planchaba y él se iba a acostar con la otra.
Lo permití ese fue mi tercer error, permitir tanta
humillación, reconozco que incluso empecé a seguir a
Miguel, y eso fue lastimarme más, yo sola porque no sé si
era por gusto o por necesidad de sentirme lastimada no sé y
creo que nunca lo sabré.
Lo acosaba y después cuando lo tenía de frente le
reclamaba sus acciones, no sé porque me convertí en esa
persona, en esa mujer problemática e indeseable para él. No
sé cómo, pero conseguí las llaves del apartamento que él
rentaba, una mujer decidida es mañosa, y cuando queremos
investigar somos perfectas, tal como los hombres la pueden
hacer de investigadores privados nosotras somos perfectas.
No resultó la relación, y seguí en decadencia, mi cuerpo
siguió bajando muchísimo de peso y cosa rara me veía
mucho más grande de edad, tuve muchas fallas en mí
persona; aún recuerdo cuando una de mis hermanas me
dijo:

 Gaby vete en un espejo por favor, eres una mujer


hermosa y vales muchísimo, ya no te rebajes ya no
pierdas tu poder, ya no pierdas eso bonito que
tienes por una persona que no te ama.

242
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 Es que…
 No es que nada, valórate más – concluyó.

Gracias a ella y a otras amigas, decidí darle vuelta a la


página, pero para poder hacerlo necesitaba conocimientos,
impulso, y comencé a tomar cursos, me refugié en escribir,
a muy altas horas de la noche, de madrugada empecé a
escribir lo que sentía, los cambios que quería vivir en mí.

243
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

QUINCE
¡Romper un ciclo negativo, implica cambios!

El reto es el autoconocimiento.

Me tuve que enfocar en los cursos, unos que se llamaban


“niveles”, de verdad al principio yo no quería asistir me
rehusaba a recibir ayuda, y si acepté lo hice de mala manera,
pero bueno a final de cuentas acepté y eso fue bueno.
Los cursos valían la pena, eran terapia una grupal que las
imparte un psicólogo y terapeuta que se llama Hernán Flores, a
quien yo le agradezco con todo mi corazón, lo que he hecho
hasta ahora; él es quien me ha estado viendo, porque todavía
me cuesta trabajo platicar todo lo que he vivido. Germán habló
conmigo y me hace ver todos los errores que yo estaba
cometiendo como mujer, errores que estaba cometiendo como
ser humano como madre, hija, hermana y patrona.

244
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Porque como seres humanos somos un todo, y gracias a los


cursos reconocí que estaba desorientada y descuidando
muchísimas cosas por el afán de ganar una batalla que en
realidad ya estaba perdida.

Despertar a la realidad es una experiencia fuertísima, la


cual hoy gracias a Dios puedo platicarla abiertamente y
con orgullo, porque es una batalla que se estaba
saliendo del curso, y me estaba afectando gravemente,
por fin tomamos la gran decisión de divorciarnos,
primero debía separarme dejar de lado los sentimientos,
los rencores e incluso el amor, porque a pesar de todo
no se puede desaparecer y ahí es cuando inició mis
verdaderos retos.

Es decir, conmigo misma, con la vida, con mis hijos la


casa, el trabajo, mis padres, los vecinos, amigos,
compadres y toda la gente a la que yo tenía cerca. Perdí
un poco el miedo al salir del curso lo cité en un café y
él creyó erróneamente que yo lo había llamado para
rogarle que volviera. y no, estaba completamente
equivocado.

245
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

 Sabes qué Miguel te quiero, pero por favor no te


confundas, yo vine a pedirte que me des el
divorcio.
 ¿Eso es todo?
 Sí.
 ¿Y nuestros hijos?
 Ellos ya saben lo que hemos pasado, tus
infidelidades y problemas con el negocio.
 Te pido el divorcio.
Él se sorprendió, porque jamás creyó que yo se lo iba a
pedir con tal seguridad y creo que hasta la fecha es algo
que él no me perdona, porque no me ha perdonado el que
yo me separé de él, porque a pesar de todo lo que hacía,
Miguel no deseaba divorciarse, no quería dejarme libre, o
sea, verme sufrir y aguantarme era su meta.
El ego y su soberbia eran enormes, del tamaño del cielo.
Miguel volteó con cara de pocos amigos.

 Está bien perfecto, si así lo quieres bien, pero te


advierto algo, yo no voy a pagar nada.
 Mira yo lo pago, pero me quiero divorciar lo más
rápido posible.
 Ok – dijo someramente.

246
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Entonces después de ese día inició la otra batalla, nuestro


divorcio. Para culminar con su obra maestra Miguel buscó
el juzgado y me puso un montón de cláusulas y candados.

Ese es el otro error que cometí, no haberme involucrado lo


suficiente por coraje, necedad y orgullo. Porque
prácticamente me dejó sin nada, prácticamente se quedó
con el carro, con dinero que era de los dos y no cumplió
ninguno de los compromisos que hizo e incluso hasta la
fecha no ha cumplido con la manutención de los hijos.

Y no era por falta de dinero, yo únicamente me quedé con


la casa donde vivíamos la cual ni siquiera estaba a nuestro
nombre, era de sus papás y aun así yo acepté, porque “La
Gardenia” me dio ese poder, me sentía fuerte en ese
momento y le dije que sí a todas las condiciones del
divorcio, el cual llegó tres meses después, hicimos una
firma por mes como se pedía en aquellos años.

Recuerdo que en esos meses estaba repasando el segundo


nivel del curso, y lo terminé, por fortuna y gratitud
comencé a vivir el tercer nivel; me sirvió bastante porque
me preparó para poner tierra de por medio a nuestra fallida
relación.

247
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

Algo curioso es que todo terminó en el mes de septiembre,


si en el mismo mes que nos casamos, gracias a eso
arranqué nuevos conceptos, metas, y procesos mentales.
Ahí dio inicio esa Gaby, que miraba la vida con mayor
seguridad, la que volvió a nacer, a otra vida prácticamente,
sin yugos, sin mentiras, sin engaños sin más abusos.
Y bueno no todo termina cuando firmas el divorcio, con su
marcará ah sí ajá de enfrentarme y mi hijo con su problema
de alcohol y de consumo de drogas, más el otro de que no
quería estudiar y por último mi hijo pequeño que no
hablaba casí nada, un niño muy cohibido porque pedía a
gritos la figura paterna. Lloraba mucho y no se separaba de
mí un instante, temeroso de muchas cosas, no sé era un
niño noble, con unos ojos muy hermosos pero cargando esa
enorme tristeza desde los 5 años de edad, es complicado.
Él entro a primaria de hecho pues la maestra me tuvo que
decir y habló conmigo que mi hijo necesitaba ayuda
psicológica porque era un niño demasiado apartado que en
esa época este una persona lo diagnosticó con con esta
enfermedad este autismo que afortunadamente no fue así él
no tenía autismo pero simplemente era un niño deprimido
un niño que es sufría mucho por dentro estaba en primero
de primaria sí rápidamente me moví este no a meterlo con

248
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

el psicólogo el accedió y le fue le empezó a ir muy bien


empezó a hacer cambios entonces ya tenía yo otro
compromiso aparte de todo lo que hacía llevar a mi niño
menor lo todos los jueves a psicólogo estaba lejísimos tú sí
ya era otro trabajo que tenía yo y después de llevar a mi
niño al psicólogo era tanto tanto tan tedioso mi vida que
tuve que entrar de nuevo de nuevo tuve que a entrar en la
piel fue cuando retomó después de terminar todos los
niveles retomo ya ahora este terapia con el mismo
psicólogo Germán flores y tomaba yo terapia todos los
viernes cada semana cada semana mi Gracias para qué
ahora ya no era para para superar esa batalla del del
divorcio ahora la terapia era para superar esa batalla esa
gran batalla mhm de ella mis hijos esa gran batalla de de
enfrentar mi soledad mmh te enfrentar todo lo que yo tenía
por delante con mis hijos todos esos problemas y
claramente enfrentar las consecuencias de la decisión que
yo había tomado por qué porque toda decisión buena o
mala tiene consecuencias y simplemente la terapia pues me
hizo reconocerlo y me hizo aceptar en las decisiones que yo
había tomado al divorciarme lógicamente iban a tener
consecuencias muy duras dependerá de mí como yo quería
ver estas consecuencias por el lado malo o por el lado
bueno un lado muy negativo o por un lado muy positivo o

249
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

simplemente quedaron esta embarcación vivirlo como era y


punto YY eso me hizo a mí hablar un poco de balance re
organizarme me fui reorganizando con mis hijos de hecho
llegué después de la terapia era tanta mi carga que llegué
yo AA pedirle ayuda a Gerardo porque pues mi hijo que
nació el mediano y se llama fue cuando él me apoyó en ese
sentido buscamos un centro de rehabilitación y fue la uni
bueno fue la primera vez y única vez que metimos a mi hijo
vamos a centro de rehabilitación muy bueno de hecho en
ajijic en chapala y él estuvo en ese centro de rehabilitación
mes y medio 40 días y estuvimos muy contentos porque lo
ayudaron muchísimo él tenía terapeutas adentro tenía
muchos cuidados salió limpio completamente y estuve yo
muy contenta muy contenta porque a raíz de eso mi hijo
empezó a cambiar empezó a ser un poco más consciente
empezó AA a canalizar esa pena que tenía de su papá de
que pues fue héroe se le ha caído su héroe se le había
acabado ese ese padre que él admiraba a pesar de tantas
cosas pues se le había caído y eso aminoró **** mi pena
mi preocupación entonces yo tenía un poco ya más de
control en mis hijos ya estaba aprendiendo el estar cómo
estar sola a canalizar este la soledad la angustia en la
depresión mía canalizar todo mi sentir en en el lado
positivo ahí fue cuando empecé yo aprender a canalizar

250
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

todos mis sentimientos eh comencé también a aprender a


manejar mi vida a manejar los tiempos a tomarlo todo por
el lado por el la mejor manera el Claro yo quise en ese
entonces yo ya tenía más de 1 año de divorciada y cosa
muy chistosa pero os sonará o va a sonar muy raro para
muchísima gente pero tenía muchísimos pretendientes más
sin embargo no tuve ninguna relación lo digo abiertamente
sinceramente no volví a estar con ningún hombre YY con
ninguna persona me dediqué de lleno a mis hijos me
dediqué de lleno a mi trabajo fue cuando empecé a crecer
un poco más a hacer mis propias cosas porque pues me
habían dejado prácticamente sin nada su papá fue cuando
decidí que yo iba a empezar a que iba a tomar todo de la
mejor manera que iba a encontrar lo positivo de todo esto
que iba a poder sacar adelante a mis hijos ya tenía un poco
más de control y que yo necesitaba hacer algo para un
futuro para qué para mí pero principalmente para mis hijos
fue cuando empiezo yo a acreditar todavía más en gastos
fue cuando comencé a enseñar a mis hijos a bajar los pies
del cielo ya que pisaran el suelo porque mis hijos estaban
acostumbrados sí A relojes de marca tenis bajo ropa de
marca restaurantes carísimos y todo se les cumplía
computadoras este que el radio que esto todos los
berrinches entonces me propuse hacer una tregua con ellos

251
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

y decirles no hay no yo ganaba muy bien económicamente


estaba yo en la cumbre pero yo quería hacer algo para un
futuro entonces fue cuando inicié a ver las cosas
positivamente dejé a un lado todo mi sentir como mujer
completamente para dedicarme de lleno a mi trabajo a mis
hijos a mi casa y a formar algo eso es no es cierto que yo
tomé una decisión que yo tomé en las mejores porque hoy
en día estoy viviendo las consecuencias que son magníficas
pero en su momento me costó muchísimo tomar esa
decisión y más que nada no al tomarla sino hacerlo empecé
a sacrificar a mis hijos con todo empecé a enseñarles a mis
hijos el valor a las cosas que se quedan unos tenis de marca
puesto no había dinero que tenían que ahorrar de sus
mesadas para comprárselos que si querían un taco de marca
tenían que ahorrar para comprárselo que si necesitaban
pantalones nos faltaba revisar los closets y yo se lo revisaba
para decirles no necesitas porque tienen mucha ropa no hay
dinero o sea yo comencé a hacer cambios en en
muchísimas cosas de de restringirlos de tú simplemente
negar las cosas o negárselas tan fácilmente yo comencé ah
hacer a mis hijos a mantiene comencé a enseñarles o que
aprendieran el valor de las cosas porque mis hijos no tenían
ese sentido algo no sabía lo que costaba unos tienes un
pantalón de marca por qué porque todos se les daban

252
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

porque erróneamente su papá y yo muchísimo tiempo


desde que nacieron quisimos llenarlos cuando empezamos
a tener más solvencia económica quisimos llenar todos los
vacíos de nuestros hijos con regalos costosos con con ropa
costosa con tenis costosos con aparatos costosos
computadoras aparatos de juego todo el Año Nuevo y eso
es el error que un padre puede cometer y yo no cometí su
papá el papá de mis hijos lo cometió entonces mis hijos
estaban completamente mal acostumbrados estaban eran
unos muchachos berrinchudos en ese sentido y me costó
muchísimo trabajo y llevar a cabo lo que yo me había
propuesto bajarles a mis hijos bajaron del cielo y que
pisaranen la Tierra para dar que se dieran cuenta lo que me
costaba a mí ganarme el dinero.

– No hija no puedo comprarte esa bolsa.


– Pero mamá ¿por qué? – reclamaba alzando la voz.
– No tengo dinero, estoy haciendo algunos otros
pagos, así que no siempre se va a poder ¿ok?
– Esta bien.
– Gracias – le contestaba de buena gana, antes de
darle un abrazo apretado.
Entonces ahí fue cuando yo comencé a enseñar a mis hijos
a ganarse las cosas a que dejarán la vergüenza, la pena de

253
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

comprar por catalogo, de ir al tianguis, de comprar algo de


segunda, de utilizar los tenis aunque estuvieran viejos no
más bien lavados.
Los empecé a enseñar y los acostumbré cosas mejores que
hoy en día hoy en día, fue lo fue de las mejores cosas que
hice, ciertamente que a mis hijos les costó muchísimo
trabajo no ir a restaurante con mucho trabajo no metes aquí
en las buenas a comprar porque no traían un peso en la
bolsa eso me dolía mucho me dolía el corazón porque yo
sabía que yo tenía dinero en el banco yo tenía dinero
guardado más sin embargo me dolía mucho negárselos.
Sin embargo, sabía que eso nos iba a servir como personas
como seres humanos y que les iba a dejar muchísima
enseñanza y así fue eso fue lo que yo hice con mis hijos
fueron las primeras las primeras cosas que yo inicié con
ellos para poder yo tener cambios verdaderamente cambios
importantes en casa ellos tenían también que acostumbrarse
y que habituarse a lo que yo como madre podía darles ellos
tenían que saber el trabajo que me costaba a mí ganarme la
vida del trabajo que me gustaba armar tanta comida a la
casa pagar a una persona para que me ayudara el amarante
planchara que limpiara pagar colegios y cosas personales
porque era muchísimo dinero de gastos y también ellos
tenían que hacer muy muy conscientes de que de que

254
Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

solamente yo aportaba de que su papá no nos daba dinero


de que sus aguas nos ayudaban Claro los abuelos nunca
dejaron de ayudarme prácticamente no a mí a mis hijos con
qué ajá bueno la traían ropa los abuelos les pasaban las
dinerito cada semana porque no son así espléndidos
espléndido o no son pero si les harán regalos y más que
nada ropa ellos viajaban muchísimo el extranjero por lo de
las importaciones entonces en ese sentido yo no me
preocupaba mucho por la ropa así empezamos a estar OA
ganar cierta estabilidad como familia empezamos a
acostumbrarnos poco a poco mis hijos a estar conmigo
únicamente con mi madre que ya no tener un padre en casa
pero que sigan teniendo su papá en otro lado y yo a estar
prácticamente sola con mis hijos como mujer como persona
hacer un conjunto realmente siento que ahí fue cuando yo
comencé a formar una verdadera familia mis hijos y yo
aunque yo estuviera sola no importa no importa mis hijos
me completaban en ese sentido porque ellos empezaban a
comprender tantas cosas en mí empezaban a comprenderme
en el comportamiento empezaban a comprender en todas
esas carencias de YouTube poco a poco empezaron a
comprender todo lo que yo había pasado y eso nos en ese
momento nos reforzamos como familia mis hijos y yo en
ese momento empezamos AA forjar unos lazos yo creo que

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

tan fuertes tan poderosos tan unidos tan reales como jamás
lo había vivido mis hijos estaban creciendo más de este los
problemas personales en ellos estaban aminorándose
porque ellos ya estaban aceptando también el que
estábamos solos y yo como mujer estaba yo capacitándome
con terapias estaba estándar todo lo que yo ya había
aprendido en los niveles estaba echando andar todos mis
propósitos mis sacrificios pero más que nada es cuando yo
aprendí a ver las a ver la vida a ver mi vida personal a ver
mi vida en familia a ver mi trabajo de la manera más
positiva.

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Y sin embargo ¡SOY FELIZ!

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