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Robyn

Forzado a ser su
Hermana
Por Sadie Sins

Este es un regalo dedicado a nuestra querida amiga y


compañera Dark Fae por su cumpleaños de tod@s sus
compañeras de BS y DofDS.

1
Sinopsis
Rob ha tenido bastante de las burlas de sus hermanos. Solo porque su
madre insistió en que él era su hija honoraria cuando solo había tenido
hijos, ¡no significaba que fuera realmente una chica! Estaba asqueado de
ser tratado como una chica y está buscando venganza.

Los tres hermanos mayores de Rob están hartos de que su hermano


pequeño actúe como un mocoso enfadado y malcriado. Cuando Rob
sobrepasa la línea con otra de sus infantiles bromas, deciden que es el
momento de enseñarle a su pequeña hermana una lección de cómo ser una
chica de la única manera que saben tres chicos musculosos y controladores.

Esta historia tiene una longitud de 45 pág. Contiene lenguaje soez,


sexualidad explicita entre hermanos, un corset genial y botas de piel, una
nalgada, y una dulce humillación mezclada con algunas lágrimas. Para
mayores de 18 años.

2
Capítulo Uno
Rob Finalmente había tenido bastante. Los gilipollas de sus hermanos
mayores se habían cruzado con él por una última jodida vez. Los tres
cretinos se la habían jugado de nuevo una vez más, bueno, lo había hecho
Frank y él odiaba total y jodidamente a Frank. Frank había dicho que era
una chica. Peor, una animadora. Esta vez delante de todo el jodido equipo
de fútbol americano. El bastardo se había puesto delante de todo el mundo
y había dicho que la razón de que su hermano no pudiera intentar pasar la
prueba para entrar en el equipo era porque era una muñequita y deberían
hacer de él su animadora en su lugar. Y entonces, todos se habían reído.
Dan, su otro cabrón de hermano, se había reído más alto que nadie e
incluso Joey, el cual, normalmente, era el más agradable de los tres se
había unido a ellos. Siempre que estaba alrededor de Frank y Dan, Joey
siempre se ponía de su lado. No era justo. Rob tenía los tres hermanos
mayores, más fuertes y más mezquinos que él, y ellos siempre lo estaba
chinchando.
Hoy, iba a darles una lección.
Rob espió la cocina de su familia, sus padres todavía estaban en el
trabajo y sus hermanos todavía en el entrenamiento. Colocó la bolsa de
azúcar que había comprado en una tienda de conveniencia sobre la mesa,
tiró de una silla y se subió a ella para poder alcanzar la alacena más alta,
que estaba sobre el frigorífico. El cabrón de Frank siempre se estaba riendo
de como necesitaba subirse a algo para alcanzar la alacena, justo como su
madre. Pero Frank era un maldito gigante, como así lo eran dan y Joye, y la
gente normal necesitaban una escalera de mano para llegar a esa altura. No
era ni bajo ni pequeño, solo lo era comparado con los jodidos gigantes.
Todo el mundo parecían palillos comparados con sus hermanos.
Sonriendo con crueldad, Rob sacó el recipiente con su
reconstituyente proteico de la alacena, jadeando cuando el recipiente
grande de plástico se le resbaló de las manos y estuvo a punto de dejarlo
caer. Joder, eso habría sido un completo desastre. Sostuvo el recipiente
contra su pecho mientras saltaba de la silla, luego se dirigió directo al
fregadero. 3
Ellos se creían que eran jodidamente geniales con sus grandes
músculos, altura y forma atlética. Simplemente porque su madre hubiese
querido una niña durante mucho tiempo y solía llamar a Rob su bebé
Robyn, no significaba que fuese una chica. Solo porque hubiera pasado los
primeros cinco años de su vida vistiéndolo de rosa, llamándolo Robyn y
diciéndole a todo el mundo que era su hija honoraria, no significaba que
realmente fuese una jodida chica. ¿Y qué demonios hacían sus hermanos?
¿Mostraban empatía? ¿Había intentado ayudarlo a desarrollarse como ellos
o lo habían ayudado a ejercitarse para poderse unir a algún deporte? No.
Ellos solo se divertían a su costa, vacilándolo por su cuerpo esbelto y rostro
bonito. Ellos siempre lo estaban llamando Robyn, bombón y linda
hermanita. Dios, los odiaba a todos ellos.
Solo espera a que estuviesen los tres gordos y lentos, entonces
desearían haber estado cerca de ser tan delgados como lo era él.
Rob vertió tres cuartas partes del reconstituyente proteico
directamente en la pila del fregadero, abriendo el grifo y encendiendo el
triturador de basura para que así no pudiera atascarse. Tomando el
recipiente, levantó la bolsa de cinco libras de azúcar y rompió la bolsa de
grueso papel en la parte superior. Solo para fruncir el ceño, sus dedos no
eran lo bastante fuertes para realmente romper el grueso material. Maldita
sea, odiaba a sus hermanos. Simplemente podía escuchar a Dan burlándose
en su oído de cuán débil era. ¡No tenía manos de chica!
Agarrando el cuchillo más cercano, Rob lo clavó en la bolsa, sacando
el instrumento y vertiendo el azúcar en el cercano recipiente del
reconstituyente proteico. No necesitaba ser fuerte, era malditamente listo.
Una vez que el bote de plástico estuvo lleno, volvió a ponerle la ancha tapa
y le dio un buen meneo para mezclar el contenido. Volvió a la silla,
poniendo el recipiente de nuevo en donde lo había encontrado.
Sus hermanos mezclaban esa cosa con todo. Con todo. No pasaría
mucho tiempo para que empezasen a ponerse gordos, entonces verían que
horrible era burlarse de alguien por culpa de su cuerpo. Rob no podía evitar
ser bajo y delgado. Era simplemente la manera en que había nacido. Solo
porque sus tres hermanos mayores hubieran nacido pareciendo dioses
griegos no les daba derecho a tratarlo como a una mierda. Qué se jodan.
Colocando la silla en su sitio, Rob tuvo un momento de silenciosa
preocupación, levantando la mirada hacia la alacena. Siempre mezclaba el
reconstituyente con cosas, normalmente con cosa llenas de sabor porque
sabía asqueroso. Estaba bastante seguro de que ninguno de sus hermanos lo
detectaría.
Bufó, agarrando la bolsa vacía de azúcar y haciendo una bola con 4
ella entre sus manos, luego la metió en su mochila. Tiraría la evidencia a la
basura en el colegio. No quería arriesgarse a que alguien viese la bolsa en
el cubo de basura de casa. No, él era jodidamente brillante y no tenía que
preocuparse por una mierda. Sus hermanos mayores eran una manada de
jodidos idiotas. ¿Cómo demonios lo descubrirían?
Pasaba de las cinco cuando la una vez casi deshabitada casa se
llenase, Frank, Dan y Joye llegaron a casa, todavía empapados en sudor por
su tiempo de entrenamiento. Todos fueron derechos a la cocina, cruzando
la casa como una manada de animales. Sus padres no llegarían a casa hasta
mucho más tarde dado que era su cita nocturna semanal, lo que significaba
que los chicos tendrían que hacerse la cena ellos. Rob no estaba en ningún
lado a la vista, pero se podía escuchar el sonido de la ducha en el baño del
sótano. La expresión de Joye era una mueca de enfado mientras seguía al
más mayor de los tres altos, morenos y de pelo oscuro hermano por sus
anteriores observaciones.
—Sabes cuán emocional se pone Robbie, Frank. Realmente no
deberías haber dicho eso. No delante de todo el equipo. —El cabello de
Joey era más largo que el de los otros tres, negro y hasta la altura de los
hombros con una suave ondulación que ahora mismo goteaba sudor
mientras daba sorbos a una botella de agua.
Frank, el más alto y el más fuerte de los tres, parecía lejos de estar
compungido mientras extendía la mano por encima del frigorífico y
agarraba el reconstituyente proteico de su alacena. Su cabello era corto con
mechones que caían sobre su frente cuando no estaban echados hacia atrás
de punta.
—Venga Joey, el chiquillo se fatiga caminando hasta el jodido
buzón. No puede unirse al equipo. Esos chicos romperían a Roberto en
trocitos y lo sabes.
Joey se encogió de dolor, sus amables ojos grises se llenaron de
preocupación mientras imaginaba a su pequeño y delgado hermano
intentando enfrentarse contra la totalidad del equipo de fútbol. Roberto era
simplemente demasiado pequeño y delicado incluso si estaba actuando
como un gamberro.
—Además, —continuó Frank, tomando los vasos que Dan le pasaba
y ponía los tres sobre la mesa—. Sabes que Johnson se tiraría a por él si
Rob tan siquiera pone un pie cerca de la jodida prueba. No hay forma
humana de que deje que eso pase.
Ante la poco servicial falta de explicación de Frank, Joey se giró 5
hacia San con las cejas fruncidas, el más joven de los tres puso los ojos de
un azul profundo en blanco cuando se volvió hacia él.
—¿En serio , Joye? ¿No prestas maldita atención? Johnson ha estado
seduciendo a Robyn desde hace un jodido año hasta ahora. ¿Realmente
quieres a ese asqueroso cerca de nuestro hermano pequeño? —El vaso
tintineó, Dan estaba mezclando leche en su batido de proteínas—. Roberto
no sabe cómo comportarse con un chico como ese. Johnson podría tener al
chico desnudo y de rodillas chupando su polla en cinco minutos exactos.
Sosteniendo su cuchara en la mano como un cuchillo, Joye señaló
directo la cara de Dan, una oscura expresión en el moreno.
—¿Por favor, puedes no poner esa imagen mental en mi cabeza,
gilipollas? Apuñalaré a ese cabrón si toca a mi Robbie.
Dan y Frank intercambiaron una silenciosa mirada, Frank
cuidadosamente le sacó la cuchara de la mano de Joey.
—Sí, bueno, para salvarte de una sentencia a cadena perpetua en la
cárcel por asesinar a alguien con una cuchara, yo me aseguré de que el
chiquillo no pusiera un pie cerca del campo, —dijo Frank inexpresivo,
utilizando la cuchara para revolver su propia bebida. Echó una cucharada
final de reconstituyente en el vaso de Joey, volviendo a poner la tapa en el
bote—. Robyn es demasiado emocional para los deportes. ¿Recuerdas
cuando intentó jugar kickball, luego se pasó una hora llorando a mares
cuando pisó una mariposa?
—Venga, tenía diez años, —recordó Joey, le fue imposible detener
una pequeña sonrisa que adornó sus labios. Robbie siempre había sido
ridículamente adorable. Era un tanto difícil no apreciarlo. Tenía el rostro
más bonito y simplemente se enrojecía por todo. ¿Cómo no podrías querer
enfadar lo hasta que se ponía un poco caprichoso? Los hermosos ojos de un
azul violáceo de Robbie centelleaban de rabia y siempre intentaba darte un
golpe incluso aunque el chiquillo tenía los brazos más malditamente
flacuchos. Por supuesto, siempre terminaba llorando, el chiquillo era tan
emotivo, acababa teniendo hipo en el momento en que sus hermanos
mayores se ablandaban.
Joey admitía sentir una oscura y secreta excitación al ver a su
hermano pequeño llorar, especialmente cuando Robbie buscaría consuelo
en él más tarde, enterrando su cara contra su pecho hasta que finalmente se
calmaba.
Joey frunció el ceño lentamente, gruñendo interiormente cuando su
mente visionó durante un segundo a Nate Johnson el cual empezó a salir
con ello tres, más siempre preguntando cuando podía venir a su casa. Si ese 6
cabrón miraba a Robbie de forma insolente, iba a golpear al chico hasta
convertir su cara en un amasijo sangriento. Les había pegado a otros por
menos cuando se trataba de su hermano pequeño. A todos salvo a Frank y a
Dan, con quienes compartía pacto tácito para recular cuando las cosas se
volvían demasiado rudas cuando vacilaban a su hermano pequeño.
Quizás era el momento de enseñarle a Robbie de cuidar de sí mismo.
Si un asqueroso como Johnson estaba mirando al chiquillo...
—Me pidió que le mostrase cómo ser fuerte, —dijo Joey después de
un rato, encontrando sus ojos con los de Frank y Dan mientras le pasaban
su vaso—. Quería aprender a pelear.
—Joder, —farfulló Frank—. El chiquillo estaría peleando con todo
aquel que lo mirase de refilón. Es demasiado bocazas, demasiado
indisciplinado, de alguna manera está muy enfadado todo el tiempo.
Dan concordó con una sonrisa.
—Además, si Robyn fuese fuerte, entonces no sería nuestra linda
hermanita pequeña ya más. —Cada uno tomó un trago de su respectiva
bebida, Joey inmediatamente lo escupió de nuevo en su vaso cuando el
apabullante sabor dulce golpeó su lengua. Frank y Dan lentamente
siguieron el ejemplo, su ojos se estaban oscureciendo.
—Hijo de puta… ¿No acabamos de adquirir esto? —Frank sacó la
tapa del reconstituyente proteico, sacando una cucharada y poniéndola
delante de Joey para que así su hermano pudiera inspeccionarla. Era
claramente azúcar, los granos era inconfundibles, grandes y sin apelmazar.
—La pequeña brujilla, —refunfuñó Dan por lo bajo.
—Debe de haber estado realmente enfadado, —murmuró Joey,
yendo al fregadero y poniendo su vaso bajo el grifo. Ahuecó la mano para
coger algo del agua que caía en ella, enjuagando su boca del dulzor que
escocía sus encías.
—Sí, ¿pero azúcar? Sabe que eso puede matarte, Joey.
Joey se encogió de hombros, pero su expresión era una mueca
mientras miraba hacia abajo al desagüe del fregadero. Robbie nunca había
intentado con anterioridad hacerle comer azúcar. Observar a su hermano
mayor ponerse inyecciones diarias de insulina desde los siete años había
fijado una línea que ninguno de los hermanos Conner se había atrevido a
cruzar antes.
—Sabéis como se pone cuando se enfada. Se olvida de todo. Dice y
hace cosas que realmente no piensa.
—Soy el que lo llamó animadora, —dijo Frank con un gruñido, 7
tirando el bote de reconstituyente proteico directo al cubo de la basura—.
Debería de haber venido a por mí.
—Todos usamos el reconstituyente. Rob lo sabe muy bien,
—recordó Joey razonablemente—. No iba solo tras de mí.
—Joder, bien, ¿qué demonios vamos a hacer sobre ello? —Frank
clavó una dura mirada en su hermano indulgente—. Esa mierda es cara y
no podemos tener a Robyn dosificando la diabetes con un chute diario de
azúcar. Tiene que parar de hacer esta mierda ya. Se está haciendo cansino,
hombre.
Joey suspiró, desplomándose contra el fregadero.
—Venga chicos, simplemente vais a hacer que el chiquillo se enfade
más. No podéis estar siempre chinchándolo. Nunca va a madurar si
vosotros siempre estáis encima de él por mierda.
Frank y dan intercambiaron otra mirada, Dan se acercó y murmuró
algo al oído de su hermano más alto. Joey los miró con cautela, sus brazos
cruzados sobre su pecho.
—Es solo un castigo, Joey, —le aseguró Frank—. Para que así Rob
no lo haga de nuevo. Piensa en ello como un entrenamiento.
—Joder, —Joey dijo frunciendo el ceño—. ¿Qué vais a hacer,
pegarlo con cinta de embalar a la puerta de nuevo? Robbie estuvo enfadado
durante semanas y solo se comportó peor. Esta guerra de bromas no está
ayudando en nada.
Riendo ante el recuerdo, dan meneó la cabeza. Los ojos del chico
estaban llenos de picardía, Joey se puso incluso más ansioso al verlo.
—Nope, creo que nuestro hermano pequeño se convertirá en una
mujer de pleno derecho.
—Maldita sea. Sabéis que esa mierda lo enfada incluso más,
—refunfuñó Joey con exasperación—. Está cansado de que lo llamemos
chica.
—Parece una, —dijo Frank inexpresivamente—. Y de seguro una
solapada y maliciosa. Y si Rob sigue con esta mierda, simplemente lo
vamos a tener que tratar como la chica que es.
Joey inhaló profundamente, su estómago apretándose contra su
voluntad. Una parte de él amaba la idea de Rob siendo una chica. Era la
misma parte a la que le solía encantar burlarse del chico sin misericordia
hasta que lloraba y se refugiaba en él, sollozando en la parte de delante de
su camisa. Durante la mayor parte de su infancia, Robyn había sido su 8
pequeña hermanita y fue realmente difícil dejar de ver al chico con sedas y
de rosa. Pero Rob no era una chica, era un chico muy enfadado que había
sido un verdadero dolor de muelas últimamente. Uno al que realmente
quería proteger de cualquier revancha que Frank y Dan tuvieran bajo la
manga. Sus otros hermanos sabían que Joey podía cuidar de sí mismo, pero
a causa de su enfermedad, todavía sentían la necesidad de exagerar. Algo
de lo que estaba bastante seguro era que los dos iban a hacerlo de nuevo
mientras Dan de repente bajaba a saltos las escaleras y salía por la puerta
principal justo después de que Frank sonriese.
Fijó la mirada en su hermano disconforme, Joey se apartó del
fregadero. —¿Qué demonios quieres decir con eso? ¿Qué vas a hacer con
él?
—Querrás decir ¿qué es lo que vamos a hacerle? —Frank no se
sintió intimidado por el ceño fruncido de Joey devolviéndole la mirada con
la barbilla inclinada—. Tú eres el único que parece un bebé Joey. Permites
que Rob se salga con toda clase de mierda.
—Tengo que hacerlo, —dijo Joey razonablemente porque estaba
acostumbrado a este argumento en particular—. Vosotros os portáis como
unos completos idiotas con él. Incluso cree que lo odiamos.
Frank no parecía sorprendido. —Solo decimos que esto es mierda
hermano. Robyn ha sido una molestia total. Vertió refresco en nuestras
camas, puso pegamento en el champú y estoy bastante seguro de que él es
quién dejó a la vista el porno de Dan para que mamá lo encontrara. Le dijo
a Jessica que todos tenemos piojos y que…
Joey suspiró pesadamente, pasándose la mano por el pelo que caía
sobre sus hombros. —De acuerdo, lo entiendo. Últimamente se ha
comportado como un idiota. Simplemente, estáis echando fuera todo
vuestro enfado y eso no ayuda en nada.
Frank se encogió de hombros, abriendo la nevera y sirviéndose un
vaso de zumo de naranja. —Tú también lo has animado. ¿Te das cuenta
cuando comenzó todo?
Joey comenzó a pensar, pero no podía determinar cuándo Rob había
comenzado a estar enfadado. Hace unos años se había vuelto realmente
desafiante con mamá sobre fingir que era una niña, pero era muy reciente
cuando el chico había comenzado a gastar esas bromas estúpidas y a veces
9
peligrosas.
—Bueno, me di cuenta, —Frank habló cuando Joey no le daba una
respuesta—. Comenzó cuando le hicieron pasar por el mal trago de la obra
de teatro en el colegio.
Parpadeando, Joey asintió después de un momento, estaba de
acuerdo. Eso podría haber sido por aquel entonces.
Frank le sirvió un vaso de zumo mucho más pequeño y se lo entregó.
Cuando Joey fue a tomar el vaso, Frank no lo soltó, encontrándose con los
ojos de su hermano llenos de firmeza. —La obra la preparasteis durante dos
semanas seguidas. Durante ese tiempo te seguía observando hasta que te
tenía en su mano.
Enfadado, Joey puso los ojos en blanco. —Vamos hombre, es un
buen chico. Molesto a veces, pero él…
—Joey está enamorado de ti, —interrumpió bruscamente Frank—.
Saca la cabeza de tu culo. Está absoluta y completamente enamorado de ti.
Sus fosas nasales se abrieron de par en par, Joey añadió más presión
a su agarre hasta que Frank cedió el vaso. Lo bebió de un trago, tratando de
ignorar la forma en que el líquido frío se sentía como plomo en su intestino,
el calo abrasaba su piel como una ola ansiosa. —Eso es una locura, —dijo
finalmente después de que el silencio se hubiera extendido demasiado
tiempo, su voz era áspera.
Frank no se vio afectado, parecía completamente a gusto. Es bastante
obvio. —Robyn desarrolló esa mala leche cuando comenzó a salir con la
chica de la ciudad de al lado. Estaba enfadado todo el tiempo, ya sabes,
cuando no estaba esparciendo rumores sobre los tres y aireando toda
nuestra puta mierda. Dan lo descubrió antes de que lo hiciera, —añadió
como si Dan pensara lo mismo, confirmándolo todo—. Estaba preparado
para sostener al pequeño mocoso agarrándolo por los tobillos y sacándolo
fuera de la ventana hasta que Dan hablara.
—Esto es una locura, —murmuró Joey volviéndose y enjuagando el
vaso para darle algo que hacer a sus manos mientras su mente se
tambaleaba. Miró por encima del hombro para mirarlo con la expresión
llena de acusación—. Estás diciéndome toda esta mierda para convencerme
que la bajeza que le vais a hacer está justificada. 10

—Te quiere Joey. Estaba haciendo una audición para el papel de una
chica.
—¡No había papeles masculinos!
—Sí, y sin embargo aún quería estar en la jodida obra, —respondió
Frank, sus ojos se estrecharon por la forma en que el rostro de su hermano
estaba enrojecido por la ira—. Créeme, Robyn necesita hacer frente a
algunos hechos sobre sí mismo y no va a suceder si no te enfrentas al hecho
de que nuestro hermano pequeño quiere tu polla. Desesperadamente.
Mirando furiosamente la pequeña ventana que daba al patio trasero,
Joey se quedó con la lengua a punto de mordérsela. Algunas veces había
visto miradas, otras veces abrazos que se habían pasado un poco de la
duración normal y que hacían preguntarte cosas. Pero eso había sucedido
hacía algún tiempo y siempre se había dicho que eso era todo fruto de su
imaginación.
—No está enamorado mí, —dijo Joey suspirando suavemente—.
Realmente no lo está y lo vas a asustar si sugieres algo así. El chico está lo
suficientemente enojado Frank.
Dando a su hermano menor una mirada calculadora, Frank inclinó la
cabeza, indicando que Joey debería seguirlo. Después de un momento, Joey
lo hizo, arrastrando los pies mientras caminaba por el pasillo, pasando
frente al dormitorio de Rob. Había un precioso unicornio rosado
superpuesto en la puerta del muchacho, estaba cubierto por agujas negras
clavadas. Fue una de las bromas de Dan después de que Rob hubiera
borrado deliberadamente uno de sus videojuegos favoritos. Mamá siempre
había reservado una habitación sólo para la chica que siempre había
deseado. En lugar de eso, su Robyn había nacido como Rob y la mujer
había insistido en que su hijo menor tuviera una habitación propia. Solía ser
todo rosado hasta que finalmente Rob la había pintado hacía algunos años.
Frank abrió la puerta, se dirigió rápidamente a la mochila de Rob. La
habitación estaba pintada de un suave verde salvia, no quedaba rastro de las
suaves cortinas de encaje rosadas y blancas con las que su madre había
estado atormentando inadvertidamente la vista de su hijo.
Tal vez había sido todo por su culpa. Justo a Rob nunca le había 11
parecido realmente que le importara. A él le gustaba su ropa rosa, le solía
gustar usar calcetines con divertidos dibujos y hacer desfiles para mostrar
su último vestido. Era muy fácil olvidar que su hermana pequeña era un
niño, especialmente cuando era tan fácil hacer llorar a Robyn.
—Vamos Frank, no registres sus cosas… —Joey se detuvo, mientras
Frank sacó el paquete de azúcar vacío de la mochila de Rob. Se mordió el
labio, Joey no dijo nada cuando Frank giró la bolsa, buscando cualquier
evidencia que estuviera determinado a encontrar. Volvió a mirar por la
habitación, cogiendo los posters que Rob había comenzado a colgar por la
pared. La mayoría era de chicas con ropa elaborada, ropa funky y
colegialas vestidas de uniforme combinado con botas de combate y coletas.
En la otra pared, culto al cuero, con imágenes de chicas vampíricas. Ellos
tenían una sexualidad sutil, muy sutil en comparación con alguno de los
posters que Frank mantenía en la pared de su habitación compartida. De
muchas maneras Rob era joven aún, se recordaba Joey a cada momento.
Gruñendo, Frank continuó su búsqueda, encontrando lo que estaba
buscando exhaustivamente en lo más profundo de las páginas del libro de
matemáticas de Rob.
Joey suspiró pesadamente cuando Frank levantó la foto que había
sido cuidadosamente escondida, era de él, con su cara mirando hacia atrás
en una actitud tranquila y sonriente. Joder.

12
Capítulo Dos
Estrechó sus ojos, Joey trató de mantenerse concentrado. —¿Cómo
sabías que tenía eso?
—¿La foto? —Frank volvió a meter la foto en el libro de Rob, luego
volvió a guardar el libro en la mochila—. Lo vi coger la maldita cosa. Fue
en el cumpleaños de Dan. El pequeño mocoso no podía dejar de mirarla
fijamente y luego lo vi deslizarla en su bolsillo. Él te quiere hombre. Llevo
bastante tiempo estando seguro.
La foto tenía por lo menos dos años. Rob llevaba con él una foto
desde hacía dos años.
Por razones ajenas a él, Joey se sentía enfadado. Abrió los ojos de
par en par y se encontró con la mirada molesta y fría de Frank. —¿Por qué
estás sacando ahora toda esta mierda? ¿No crees que el chico está lo
suficientemente confundido y no necesita que lo atormentes más? Este no
es el tipo de mierda que usas contra alguien solo porque estés enfadado…
¡Maldición! —Joey guardó silencio, la puerta del dormitorio se abrió
repentinamente.
Era solo Dan con una gran bolsa de lona en la mano, el chico más
bajito alzó las cejas para ver la expresión seria de Joey. —Mierda, ¿por qué
estás tan ofuscado?
Frank habló cuando Joey se negó a responder. —Le conté que Robyn
estaba enamorado de él.
Dan asintió con la cabeza, su expresión fue de confusión cuando
Joey solo suspiró exasperado. —Entonces, ¿por qué coño estás enfadado?
Pensé que te sentirías emocionado y toda esa mierda.
Lo miró incrédulo, el ceño fruncido de Joey solo se acentuó. —¿Por
qué cojones me tendría que encantar que mi hermano pequeño esté tan
jodidamente confundido y piense que está enamorado de mí? 13
—Porque lo quieres idiota. —Dan miró a Frank para confirmarlo, su
hermano mayor asintió con la cabeza—. ¿Qué? ¿Es que se suponía que era
un puto secreto? Todas y cada una de las malditas noches, tú pronuncias su
nombre en sueños.
Ruborizándose la mirada de Joey no vaciló cuando se creció aún
más. —Yo no lo nombro. Y si lo hiciera, roncas demasiado fuerte como
para oír algo.
—Lo haces, te lo aseguro, —dijo Frank saliendo en defensa de
Dan—. Ha sido incómodo como la mierda y vosotros dos necesitáis
resolver vuestro problema.
Joey había oído lo suficiente. —Es un jodido crío. Se está portando
como un niño de su edad. —Se dirigió a la puerta, Dan rápidamente se
puso delante de él y le bloqueó el camino obstinadamente. Joey miró
fijamente a su hermano menor, advirtiéndolo mientras parpadeaban sus
ojos grises—. Vosotros dos no tenéis por qué convertir esto en gran cosa y
dejarlo que lo solucione solo.
—¿Qué? Cómo si lo hubieras dejado solo todo este tiempo, —
Disparó Dan—. ¿Qué? ¿Acaso te funciona esa táctica Joey? ¿Crees que si
lo deseas lo suficiente el problema desaparecerá solo? Robyn es mayor de
edad y está enamorado de ti. No es un gran problema.
—¿Y tú que cojones sabes? —Preguntó Joey a la defensiva de un
modo exasperado—. Es un chico virgen, un idiota que intenta llamar la
atención gastándonos bromas. Odia que lo llamemos polluelo cuando lo
hemos atrapado jugando con el maquillaje de mamá. Tiene posters de
mujeres en la pared a las que se quiere parecer, no es que las quiera
golpear. ¿Qué diablos queréis qué haga?
Poniendo la mochila en su hombro, Dan se encogió de hombros y
tiró la mochila sobre la cama. —Relájate tío. Cuídalo. Puedes quedarte en
el puto sótano si quieres. Solo pensé que querrías unirte.
Gruñendo, Joey miró fijamente a la bolsa de Dan. —Así que me
ayudas, si tú…
—Joey, relájate maldita sea, —Frank agarró a su hermano por la
nuca, señalando hacia la cama y en particular a la mochila, de la cual Dan
14
estaba sacando el contenido. —Tenemos que tener cuidado con esto. Deja
de jugar al jodido mártir y ayúdanos con el asunto de Rob.
A la ira de Joey le tomó un momento nublar su vista. Entonces vio lo
que Dan había traído. Sus ojos se ensancharon con cada artículo revelado.
Su estómago se desplomó en algún lugar cercano a sus rodillas, Joey tuvo
que tragar salva con dificultad mientras sujetaba el corsé, la ropa interior de
encaje y las botas altas de cuero que estaban extendidas sobre la cama.—
¿Es todo esto para Robbie?
—Todo es de su talla. Dan sacó una peluca rubia con tonalidades
fresa, cuidadosamente peinada en largas y onduladas trenzas. Pero vamos a
necesitar un poco de maquillaje. —Volvió su mirada hacia Joey, viendo
que su hermano finalmente se había calmado—. ¿Crees que puedes
encargarte de eso?
Joey asintió en silencio, sus ojos deslizándose sobre el estilete y las
botas de cuero negro. Robbie se vería bien con ellas. Mierda, el chico se
vería completamente sexy. —Se va a cabrear.
Dan sonrió abiertamente a Frank, quién resopló estando de acuerdo.
—Bueno. Robyn se ve jodidamente sexy cuando está enojada.
Realmente lo estaba. Joey no se había dado cuenta de que sus otros
hermanos lo hubieran notado también.

Rob apagó la ducha, y secó rápidamente su corto cabello oscuro


mientras miraba su reflejo en el espejo sobre el lavabo. Se inclinó más
cerca de él, su reflejo mayor mientras contemplaba sus hermosos ojos de
color violeta, la piel clara del color de la crema y los labios demasiado
rojos. Sacó la lengua y se apartó de su reflejo bruscamente.
Estúpido Frank. Estúpidos musculitos. Era tan duro como el resto de
esos malditos perdedores. Llamarlo un maldito cheerleader1. Jodido Dan.
No era una estúpida chica con la cabeza hueca. No parecía una chica. Rob
sabía que esos estúpidos no lo dejarían jugar en su estúpido juego. Si las 15
hadas de la jodida función escolar no pensaban que era lo suficientemente

1
Animadora
afeminado como para hacer el papel de una criminal en Chicago, entonces
claramente no era tan femenino como a sus hermanos les gustaba bromear.
Vale, era horrible cantando y había habido como un millón de otras
personas adicionando... Y podría haber llamado al director una puta de
pasada...
Aún así.
Rob se secó mientras trataba de no apreciar lo delgado que era. Su
mirada cayó en la navaja de afeitar y se detuvo, después deslizó su mano
por su muslo exterior. Un suave cabello se burlaba de las puntas de sus
dedos y alcanzó la navaja silenciosamente. Apenas tenía pelo, pero le
gustaban las cosas completas. No era un maldito crimen.
Cuando había hecho la audición para la obra, se había afeitado por
primera vez, sólo para encajar en el papel. En realidad no sabía cuánto
afeitarse, así que acabó afeitando todo desde la nariz hacia abajo. Claro,
las chicas tenían pelo. Había algo realmente agradable sobre tener su piel
sin pelo. No sólo se sentía agradable al tacto, sino que le hacía sentirse
extrañamente fresco y sensual. También picaba como la mierda cuando se
dejaba crecer el pelo de nuevo, por lo que tenía sentido simplemente
mantenerse afeitado.
Inclinándose, tuvo cuidado al llegar a la pequeña pendiente bajo el
hueso sobresaliente de su tobillo. Dejó que su pulgar se frotara ligeramente
sobre el lugar, su mente vagando hacia pensamientos que rara vez se
complacía. Sus hermanos no dijeron nada sobre el hecho de que estaba liso
por todas partes, pero tenía la sensación de que simplemente habían
terminado acostumbrándose a ello. Odiaría que descubrieran que en
realidad se afeitaba para conseguirlo. El tormento sería despiadado. Se pasó
la mano por la pierna mientras se enderezaba, amando la suave sensación
de su piel y la forma en que su carne temblaba bajo las yemas de sus dedos.
Su vello púbico aún estaba lo suficientemente corto, pero pasó la navaja
por el rastro de pelo que bajaba desde su ombligo, luego se aseguró de
pasarla bajo sus brazos. Al aplicarse la loción para después del afeitado,
siseó ligeramente por la picadura, mordiéndose el labio y cerrando sus ojos
16
mientras su polla se movía con interés.
No podía evitarlo. Había algo en el dolor que lo ponía duro a veces.
Al abrir los ojos de nuevo, Rob no pudo evitar mirar fijamente al
chico ligeramente enrojecido en el espejo. No lucía mal, sólo... equivocado.
No estaba seguro de cómo había ocurrido, sólo que no sentía que se veía
como se suponía. Todos sus hermanos se veían como debían. Enormes,
fuertes, musculosos. Frank, Dan y Joey se veían exactamente como se
suponía que los hombres reales debían lucir en su mente. Joey incluso un
poco más. No era tan fuerte como Frank, ni tan alto, pero había algo tan
natural en la fuerza de Joey. Era absolutamente poderoso no importaba lo
que hiciera. Él podría estar sentado, y aún verse fuerte, protector, amable, y
completamente perfecto.
Exhalando suavemente, Rob se apartó del espejo y apretó la toalla
alrededor de su cintura. Joey era un idiota al igual que sus otros dos
hermanos. Podía decirle cosas agradables cuando estaban solos, pero Joey
nunca lo defendía cuando Frank estaba siendo un idiota o Dan lo llamaba
hermana. Bueno... No siempre.
Sus hermanos solían ser muy amables con él cuando era más joven.
Súper dulces y protectores. Rob echaba en falta mucho esos días. El único
problema era que todos habían actuado como si fuera una niña entonces.
Dios, odiaba su rostro femenino. Eso y a los imbéciles de sus
hermanos. Los tres eran unos completos asnos.
Gruñendo para sí, Rob salió del cuarto de baño a su habitación, el
aire fresco en comparación con el vapor del baño, sintiendo su piel suave y
sedosa a cada paso. Probablemente se burlarían de él por eso también como
si tomar una ducha caliente fuera lo último para el bienestar de las mujeres
o alguna de mierda de esas. Sólo espera hasta que estén todos gordos y
sebosos y…
Rob se detuvo de golpe cuando abrió la puerta de su dormitorio, y al
levantar la cabeza se encontró a sus tres hermanos mayores de pie en su
habitación, llenando el pequeño espacio con la combinación de su gran
cantidad de músculos. Rehusándose a sentirse intimidado, a pesar de que
eso era exactamente el hormigueo que sentía descender por su espina dorsal
mientras se enfrentaba a ellos en nada más que una toalla, Rob se paró más 17
alto, mirando a los tres. —¿Qué mierda hacéis en mi habitación? Le voy a
decir a mamá.
—¿El qué, que has tirado casi $ 100 de nuestra proteína en polvo por
el maldito retrete porque tuviste otro berrinche? —Con un gruñido, Frank
levantó el arrugado paquete de azúcar.
—Mierda. —Con los ojos fijos en el paquete, Rob dio un paso
titubeante hacia atrás. No había esperado que lo descubrieran. Seguro como
el infierno no tan pronto. Cuando tres pares de ojos penetrantes lo miraban
con furia, Rob se imaginó que era hora de correr.
Dan lo agarró por la cintura antes de que pudiera dar tres pasos por el
pasillo, y lo alzó por encima de su hombro. Rob agarró inútilmente el
marco de la puerta, la madera deslizándose de su agarre cuando fue
arrastrado a su habitación, la puerta se cerró de golpe detrás de él.

18
Capítulo Tres
Medio esperando ser golpeado dado las miradas llenas de furia de
sus tres enojados hermanos, Rob se sintió desconcertado cuando sólo fue
fijado en el lugar, las grandes manos de Dan llevándole las muñecas a la
espalda y reteniéndolo.
—Era una broma, —dijo mansamente, mientras se encontraba con la
dura mirada de Frank.
—Y una mierda, pequeño malcriado. —De los tres, Frank era el más
severo cuando se lo proponía. Su hermano no tenía ningún problema en
castigarlo por hacer algo mal, por lo general haciendo que Rob se sintiera
ridículamente joven y pequeño cada vez que lo hacía, sin importar su edad.
Frank tenía esa mirada en sus ojos como si tal vez haría a su hermano
menor quedarse de pie en la esquina para pasar toda una maldita noche sólo
para probar algo.
—Deberías saberlo mejor, Robbie, —Joey dijo, poniéndose en pie y
atrayendo la atención del chico—. Sabes cómo se pone mi nivel de azúcar.
Podrías haberme lastimado seriamente.
—Yo no... —Rob se mordió el labio, mirando fijamente a los
conmovedores ojos grises de su hermano. Se había olvidado por completo
de la diabetes de Joey. Pero Joey se había reído de él como Dan y Frank y
no era como si realmente le hubiera herido si ya lo habían pillado—.
Estabais siendo unos idiotas y… ¡Mierda! ¡Frank!" Rob jadeó, mirando con
los ojos muy abiertos a su hermano mayor que acababa de darle una
bofetada en el culo. Duro.
La expresión de Frank era severa, el chico alto mirándole mientras se
sentaba deliberadamente en el borde de la cama de Rob y le hizo señas con
su mano.
—No te atrevas, —Rob siseó, gritando cuando Dan lo empujó a los
19
brazos expectantes de Frank, el chico llevándolo a su regazo. La sangre se
apresuró hacia el rostro de Rob cuando su mirada se llenó de repente con
una vista del suelo, su estómago golpeó contra una pierna caliente, y fue
despojado rudamente de su toalla, dejándolo expuesto, su culo frío y
vulnerable mientras su hermano lo retenía sobre sus rodillas.
—Pelea conmigo en esto Robyn, y sólo vas a conseguir que duela
más, —Frank prometió con un gruñido bajo mientras implacable, clavaba
sus dedos en la carne de la cadera de Rob—. Has cruzado una línea.
Últimamente has estado atravesando muchas líneas, pero ésta es
inaceptable.
A Rob no le importaba lo que había hecho, de ninguna manera iba a
permitir que Frank le azotara. La última vez que lo habían azotado tenía
siete años y había estado corriendo con unas tijeras. Aquí no tenían razón.
—¡Déjame ir, mierda estúpida, o le diré a mamá!
Fue la respuesta equivocada, la mano de Frank golpeó firmemente,
Rob gritando rápidamente tras el sonido seguido por la sensación de dolor
punzante. Apenas dio tiempo a que desapareciera la sensación antes de que
la mano de Frank golpeara de nuevo, Rob jadeando cuando golpeó más
fuerte esta vez.
—Te odio, —gruñó, agachando la cabeza, con lágrimas en las
esquinas de sus ojos por ser humillado. Su hermano era demasiado fuerte y
con Dan y Joey observando, no había escapatoria. Frank lo golpeó de
nuevo, el chico mayor cogiendo un ritmo, su gran mano golpeando hacia
abajo sobre las firmes mejillas de Rob, cada golpe haciendo que la carne
rápidamente enrojecida se sacudiera y el chico delgado, avergonzado,
gimiera por el dolor.
—Deberías haberte comportado, hermano pequeño, —Frank
murmuró, volviendo a golpear el firme culo del muchacho—. Seguro como
la mierda no deberías haber guardado la evidencia en tu mochila como un
idiota total. Es como si quisieras ser atrapado. —Su mano se estrelló de
nuevo, Rob jadeando en respuesta—. ¿Cuántos lleva?
—Más, —dijo Dan eufórico—. Ella ni siquiera ha dicho lo siento.
—¡Joder, te odio! —Rob gruñó, gritando a pesar de que se negó a
mirar hacia arriba y ver a su hermano sonreír—.¡No soy una maldita chica!
20
—Silencio, —Frank respondió, golpeando con su mano otra vez, aún
más duro que antes—. Las únicas palabras que quiero oír de ti son Lo
siento.
Rob no pudo retenerlo más, sus lágrimas fluían por su rostro. Agachó
más la cabeza, pero no pudo silenciar sus sorbidos. Su culo ardía, la carne
se sacudía con cada golpe. Se sentía indefenso, abrumado y tan débil en
comparación con el cuerpo fuerte de Frank y los músculos duros. Siempre
lo trataban como a un niño pequeño, pero ellos eran los únicos culpables.
Se negaba a disculparse. Frank había sido un idiota total, él sólo se
defendió.
Como si Frank pudiera percibir el desafío en el chico más pequeño,
sus bofetadas golpearon con más fuerza, o tal vez era sólo el hecho de que
las mejillas de Rob ya estaban tan doloridas, que la carne sensible lo sentía
aún más con cada bofetada. Rob apretó los dientes sólo para gritar cada vez
que la pesada mano de su hermano golpeaba. Sus gritos se estaban
convirtiendo en sollozos muy a su mortificación, sus lágrimas cada vez más
gruesas, la voz llena de dolor. Lo peor fue cuando uno de los golpes de
Frank lo empujó hacia adelante, Rob se estremeció al descubrir que estaba
duro, y su polla desnuda y erecta empujaba contra la gruesa tela de los
jeans de su hermano mayor. Se habría cubierto, intentando retorcerse, pero
no podía moverse en el agarre de Frank y aún seguía golpeando sus
mejillas, no había piedad en los cuidados de su hermano. Con gran
vergüenza se quedó quieto, tratando de mantener las caderas hacia atrás
para que Frank no pudiera decir que una parte arruinada en él estaba
excitada por el trato degradante.
Comprendiendo que sin importar lo que hiciera, iba a ser azotado
hasta que Frank sintiera que tenía suficiente, Rob cerró los ojos, se hundió
hacia adelante, y trató de respirar entre jadeos y lágrimas. Siempre que no
descubrieran que estaba duro, estaría bien. Eso era todo en lo que podía
pensar, eso y el ritmo constante y doloroso de los azotes en su culo con
cada una de sus respiraciones. Siempre y cuando no se restregara contra la
pierna del chico por lo desesperado que estaba por conseguir algo de alivio
para el dolor insoportable que crecía entre sus muslos...
Una parte de Rob sentía bien ceder y llorar, los sollozos
21
consiguiendo que dejara de luchar y no alargara más su castigo. Podía casi
flotar por encima del dolor, su cuerpo sintiéndose caliente y confuso,
agradecido y débil. Frank era una presencia fuerte y poderosa en su mente,
su aroma lo rodeaba, su calor era reconfortante. Era como si el regazo de su
hermano mayor fuera todo lo que conocía del mundo, eso y su
inquebrantable mano y los sonidos de su carne al golpear ruidosamente en
el aire.
Los golpes de Frank finalmente se detuvieron cuando vio que la
tensión desapareció del cuerpo de su hermano pequeño. Incluso los jadeos
en la respiración de Rob eran más calmados, sus lágrimas se habían
ralentizado. Cuidadosamente colocó su mano sobre la carne caliente y
enrojecida del culo del chico delgado, acariciándola suavemente. —¿Estás
listo para disculparte?
Parpadeando las gruesas lágrimas que se aferraban a sus pestañas,
Rob negó con la cabeza. —Te odio, —murmuró, con voz áspera y ronca
por el llanto.
—No digas eso, Robbie. Sabes que te estamos castigando por ser
malo. —Joey se arrodilló frente al chico, y deslizó suavemente su palma
sobre el rostro de Rob para limpiar sus lágrimas—.Sabías que tendríamos
que castigarte. Deberías haber escondido la bolsa mejor. Te podría haber
defendido entonces.
Rob resopló débilmente y se atrevió a levantar su pesada cabeza,
encontrando a Joey mirándolo dulcemente, la expresión de su hermano
mayor llena de serenidad. Joey no lo odiaba a pesar de que podía haber
matado al chico. No, incluso su hermano lo miraba con tal amor en sus
ojos, que le dolía el corazón. —Si yo... Si digo que lo siento, ¿me dejarás
ir? —Preguntó en voz baja, con más lágrimas cayendo libres, a pesar de
que luchaba por retenerlas.
Joey levantó la vista, compartiendo una mirada furtiva con Frank.
Después volvió a mirar a Rob, el rostro del muchacho delgado estaba
ruborizado, el cabello desordenado y todavía húmedo por la ducha, las
lágrimas descendiendo a su barbilla. Era terriblemente adorable y Joey no
pudo evitar sonreír. —¿Te disculpas, Robbie?
Tragándose un sollozo que amenazaba con liberarse, Rob asintió.
—Siento haber puesto azúcar en vuestras proteínas. Yo... No me di cuenta 22
de tu nivel de azúcar en la sangre. Sólo estaba enojado con Frank.
—Lo sé, —Joey aseguró, sus dedos burlándose del pelo de Rob—.
Sé que nunca tratarías de hacerme daño intencionadamente.
Mientras la palma de su hermano le acariciaba la parte de atrás de la
cabeza, Rob no pudo suprimir un suspiro, sus ojos medio cerrados. No
podría soportar que Joey se enfadara con él. Frank podría azotarle por un
día y aún así no se sentiría tan mal como si Joey lo odiara siquiera por un
minuto.
Viendo la expresión de Rob, Joey se acercó, envolviendo los
hombros del chico dentro de sus brazos. —No lo harás de nuevo, ¿verdad
Robbie?
—Lo prometo, —susurró Rob con voz ronca, respirando
profundamente el aroma tranquilizador de su hermano. Joey siempre le
hacía sentir seguro. Querido y seguro. Rob cerró sus ojos, enterrando su
rostro contra el cuello de su hermano mayor. Sólo para tensarse,
sonrojándose cuando se dio cuenta de que todavía estaba desnudo, todavía
estirado sobre el regazo de Frank y todavía realmente dolorosamente
duro—. Joey, ¿me devuelves la toalla?
Joey se apartó, despeinando el cabello de Rob mientras se levantaba.
—No sé. Frank, ¿podemos devolverle la toalla a Robbie?
Rob se obligó a devolverle la mirada a su hermano mayor,
mordiéndose el labio cuando vio la expresión de Frank. —¿Por favor?—
Intentó, preguntándose si la mirada traviesa enviada en su dirección iba a
permitir que le liberaran.
La mano de Frank golpeó el culo de Rob de nuevo, el chico saltó por
la sorpresa. No dolió tanto pero cualquier cosa que tocara su culo hacía que
ardiera de dolor después de lo que había pasado.
—Maldición…¡dije que lo sentía! —Jadeó Rob, gimiendo y
hundiéndose hacia delante sobre el regazo del chico más grande, nuevas
lágrimas cayendo.
—¿Y? —Pronunció Frank lentamente, sus dedos tocando la
hinchazón en el culo de Rob—. ¿Crees que vamos a dejarte ir con sólo una
disculpa? ¿Entiendes siquiera cuánto cuesta esa proteína en polvo? —Ante
23
el silencio cabezota de Rob, Fran se inclinó, agarrando una de las nalgas
rojas del chico y apretando. Rob intentó apartarse pero el chico no le
soltó—. No, creo que vamos a tener que enseñarte una lección adecuada
sobre ser una buena hermanita.
Intentando evitar restregar su polla contra la pierna de Frank aunque
intentaba escapar del dolor del castigo, Rob se sonrojó y se quedó quieto,
su cabeza colgando. Él no era una chica. Lentamente alzó su mirada,
buscando el rostro amable de Joey. —No lo hice a propósito.
Asintiendo, Joey se acercó más, apartando los rizos húmedos de Rob
de su rostro. —Lo sé, hermano. Pero tienes que recibir tu castigo. Sin más
quejas. Acabará pronto.
Apartando la mirada para aguantar las lágrimas, Rob resopló,
finalmente asintió. Fuera lo que fuera, cuando acabara, acabaría. Los
fuertes brazos de Frank agarraron su cintura, amenazando con levantarlo y
de inmediato se agarró a las piernas del chico, gimiendo y bajando su
rostro. Todavía estaba duro y no había forma de que pasara desapercibido.
No por los bastardos de sus hermanos. —Mi toalla, —masculló, más
lágrimas salieron cuando Frank ignoró su petición y lo levantó, las firmes
manos de su hermano manteniéndole quieto mientras lo mantenía entre sus
rodillas.
Con los ojos cerrados, su rostro brillando de rojo y su cuerpo
completamente expuesto, Rob deseó desaparecer. Unos dedos volvieron a
rozar la carne dolorida de su culo y gimió, su cuerpo reaccionando a pesar
de sus esfuerzos. Dios, ¿por qué tenía que estar tan jodido? ¿Por qué algo
como eso lo ponía duro? Sabía que estaba mal aun así no podía evitar
sentirlo.
—¿Robbie? —La mano de Joey rozó su barbilla, Rob saltó a pesar
de su mejor esfuerzo—. Abre los ojos.
Rob sacudió la cabeza, se sentía tan avergonzado que sólo quería
acurrucarse y dormir durante un millón de años. —¿Por favor me podéis
dar la toalla? —Jadeó débilmente.
—Nop, tenemos algo mejor. —De repente Dan estaba delante de él,
la presencia del chico le confundió mientras Rob se decidía entre abrir sus
pestañas mojadas de lágrimas o no, sintió a su hermano arrodillándose.
Manos subiendo por su piel afeitada, Rob frunció el ceño mientras se vio 24
obligado a pisar algo. Parecía ropa interior…ropa interior realmente
diferente. Su respiración se aceleró cuando las manos de Dan subieron más,
levantando el material más allá de sus rodillas, luego en sus muslos. No
había forma de que el chico no pudiera ver. No había forma de que Dan
pudiera estar poniéndole ropa interior y no ver lo increíblemente duro que
estaba. Más lágrimas salieron, Rob gimió cuando el material restringió sus
suaves caderas, atrapando sus pelotas y poniendo presión en la carne rígida
de su dura polla.
—Levanta los brazos, —ordenó Frank, Dan de pie mientras los
temblorosos brazos de Rob eran levantados por encima de su cabeza. Rob
se sintió casi como una muñeca, de pie tan quieto como podía aunque se
sentía agotado y tembloroso por toda la vergüenza y el dolor. Algo rígido y
suave fue bajado por sus brazos, bloqueando la luz a su alrededor mientras
pasaba por su cabeza y era bajado hacia su torso. Rob tragó fuerte,
gruñendo mientras el material se apretaba alrededor de su pecho,
apretándolo por cada lado a la vez y sosteniéndolo en un abrazo infinito.
Nunca había sentido nada así, su respiración más profunda mientras
apretaba su pecho justo debajo de sus pezones y ceñía su cintura hasta que
fue casi difícil respirar.
—Eso es jodidamente caliente, —dijo Dan humildemente, sus manos
subiendo por los costados de Rob, el chico más bajo bajando sus brazos
lentamente—. Siguen las medias.
—¿Medias? —Rob repitió confuso, cayendo hacia atrás hacia el
pecho de Frank cuando su hermano lo atrajo. Nadie se había reído todavía
por estar duro. En ese momento, estaba más confuso sobre lo que estaba
pasando. Estaba sintiéndose casi lo bastante valiente para mirar pero la idea
de ver a sus hermanos riendo tras su mano todavía era demasiado dolorosa.
Mantuvo sus ojos cerrados, removiéndose cuando su pie fue levantado y
algo sedoso y restrictivo lentamente fue envuelto hacia arriba hasta la
rodilla.
Era la sensación más extraña, Rob incapaz de evitar que su polla se
removiera cuando su otra pierna fue cubierta y el material apretado subió
hasta sus muslos. Algo frío tocó su costado, cuerdas colgando, y no pudo
mantener sus ojos cerrados más tiempo, su curiosidad era demasiado
25
grande para contenerla.
Era una liga, Dan arrodillado entre sus piernas mientras subía las
medias negras tan finas que era casi transparente y las aseguró con fríos
clips de metal. Rob bajó la mirada confuso, un pequeño gemido salió
cuando vio que bajo el corsé negro con lazos rosas en su cintura, estaba
vestido con un tanga negro de lazos. Su erección salía obscenamente, sus
pelotas colgando por los lados. Gimiendo rápidamente, alzó la mirada,
mirando al techo pero la imagen había sido grabada a fuego en su mente.
—¿Qué estáis haciendo? —Susurró Rob, su estómago apretado en
nudos, su respiración amenazando con pararse por completo. Se balanceó
cuando Dan le obligó a levantar la pierna de nuevo, una cremallera
lentamente abriéndose, su pie empujado en un zapato. Dan empezó a subir
la cremallera, el cuero contorneándose alrededor de su tobillo, pantorrilla,
parando justo debajo de su rodilla. Tenía tacón, los brazos de Frank lo
sostuvieron fuerte mientras Dan metía su otro pie en el tacón de aguja a
juego.
Dan se levantó, mirando, su presencia finalmente atrayendo la
mirada de Rob aunque lo evitó todo lo que pudo. Dan no le miraba a la
cara, los ojos azules de su hermano miraban abajo, sus manos tocando
ligeramente el torso de Rob cubierto con el corsé. —¿Está demasiado
apretado? —Preguntó Dan, dejando que sus palmas apretaran más fuerte,
Rob, sin darse cuenta, se restregó contra la caricia.
—No. —Su boca estaba seca y su piel ardía más ahora que cuando
Frank le había estado azotando.
—Olvidaste su falta, —recordó Frank, su mirada fija en la vista del
culo rojo de Rob que parecía incluso más vívido con su cintura apretada y
sobre tacones altos.
—Primero el maquillaje, —insistió Dan, apartándose a
regañadientes, los dedos rozando la cintura de Rob.
Rob no se sorprendió cuando Joey se acercó con una pequeña bolsa,
moviendo un bote de base líquida. Joey había pasado por algún tipo de fase
antes de los veinte, llevando maquillaje y luego por poco tiempo una
versión más gótica que llevaba a los conciertos. Rob se obligó a no
apartarse cuando su hermano lo agarró de la barbilla, sus ojos ampliados y 26
fijos en la cálida mirada de Joey.
Rob no dijo nada, sólo se quedó lo más quieto que pudo, una parte de
él no quería ir a ningún lado. No sabía por qué sus hermanos estaban
haciendo esto. Sólo podía asumir que era para humillarlo, hacerle sentir
avergonzado para que no volviera a hacerles nada. Pero la suave brocha
rozando su piel era la cosa más suave que había sentido nunca, y el rostro
de Joey estaba tan cerca del suyo que la respiración del chico le daba en la
mejilla mientras su hermano valoraba su rostro y aplicaba maquillaje,
haciéndole sentir más caliente que nunca.
El corazón de Rob latía fuerte en sus orejas hasta que apenas pudo
escuchar su propia respiración. Joey pasó un pequeño pincel sobre sus
labios, todo el cuerpo de Rob cosquilleando por la caricia del brillo de
labios siendo aplicado.
—Ahora no más lágrimas, —susurró Joey, cogiendo la peluca rubia
cuando Dan se la pasó—. No podemos dejar que se arruine tu maquillaje.
Rob siguió sin hablar, observando la mirada de Joey bajando, su
hermano estaba mirando su pezón rojo expuesto, sus ojos bajando por su
corsé negro y parando en su polla. Rob exhaló tembloroso, deseando que
Joey le tocara de la misma forma en que le miraba, los ojos de su hermano
ardían sobre él. En su lugar, Joey cepilló el cabello de Rob hacia atrás,
colocando la peluca gentilmente, mechones largos y rubios oscureciendo su
vista mientras su hermano movía su pelo.
—Ese es un buen color para ti, —murmuró Joey, tirando de un rizo
rubio hacia delante, las hebras hacían cosquillas en el cuello de Rob y le
hacían cosquillas sobre el pezón. Sus ojos de nuevo bajaron, casi como si
fuera en contra de su voluntad, la respiración de Joey sonaba dificultosa
contra más miraba a su hermanito de arriba abajo—. Diría que te ves justo
como una chica, Robbie, pero no hay nada de femenino en tu polla.
Rob gimió con un sonrojo carmesí, cerrando sus ojos intentó evitar
tambalearse. Saber que podían ver que estaba duro era una cosa, tener a
Joey realmente admitiéndolo era otra, el fuego ardía en su piel.
—Creo que puedo arreglar eso, —dijo Dan, agarrando un tubo de
pintalabios. Rob jadeó cuando su hermano agarró sus caderas fuerte, Dan
se arrodilló de nuevo. 27
—Mierda, espera…Oh dios, —gimió Rob, Dan pasó el pintalabios
por la cabeza de su polla, rozando la dolorida carne sin piedad mientras
pintaba con un tono rosa. Intentó apartarse pero Frank le agarró los brazos,
sus manos bajando a sus muñecas y apretándolas detrás de su espalda en el
agarre del chico.
—¿Por qué está tan dura, hermana? —Preguntó Dan, alzando la
mirada a los ojos abrumados de Rob. Rob estaba intentando realmente no
pensar en el hecho de que su hermano estaba a pulgadas de su polla, sus
nuevas bragas de lazos no hacían nada para bloquear la sensación de la
caliente respiración del chico. La mano de Dan subió por el lateral de su
pierna, aumentando la sensación sedosa de las medias en sus muslos,
pasando por el borde de lazos y subiendo lentamente a su cadera dónde su
piel estaba desnuda, los dedos rozando la caliente piel del culo del chico—.
¿Es por qué estás vestida como toda una fulana?
Cerrando los ojos de nuevo, Rob se estremeció de la cabeza a los
pies, un gemido bajo saliendo. Definitivamente iba a desmayarse.
Desmayarse o correrse. Había algo en Frank sosteniéndolo quieto con tanta
facilidad para que no pudiera huir. Como sus hermanos le habían vestido
no sólo como una chica sino como una fulana a punto de echar un polvo.
En la mirada de Dan había algo que le decía que podría hacerle cualquier
cosa y tendría que permitirlo porque sus hermanos eran más grandes,
rápidos y mucho más fuertes. Debilitó las rodillas de Rob. Se mareó y se le
puso dura, y ciertamente si Frank le soltara estaría en el suelo, con su mano
en la ropa interior para poder masturbarse furiosamente.
—Di patata, hermana, —dijo Frank, los labios del chico rozaron la
oreja de Rob. Rob saltó, sus ojos abriéndose para encontrar a Dan
sosteniendo su móvil para poder hacer una foto.
—Espera…Yo…—Rob dio un tirón a las manos que sostenían sus
muñecas, la idea de alguien viendo una foto de él así hizo que su estómago
se revolviera con ansiedad—. Yo no…
—Te ves como una fulana, Robyn. —Mirando su teléfono, Dan de
repente lo giró, mostrándole a Rob la pantalla—. Estás sin camiseta, en
ropa interior con tres tíos solos en tu habitación. ¿Qué vas a dejar que te
hagan esos chicos, hermanita? 28
—Estás loco, —dijo Rob sin secamente, sus ojos pegados a la
imagen de sí mismo. Parecía una chica. Cabello rubio largo, gruesas
pestañas negras rodeando ojos violetas, labios mojados y rosas. Dios,
realmente parecía una chica. Una chica muy caliente con pequeñas tetitas
que sobresalían de su corsé apretado. Rob tragó, su polla goteando, su culo
y muslos apretados. Dios, ¿por qué eso se la ponía tan dura? No podía
apartar la mirada, mirando a la chica en el teléfono incluso mientras Dan le
hacía levantar las piernas, subiendo una falta sobre sus caderas y cerrándola
con cremallera en su lugar.
Dan apartó el teléfono gentilmente de los dedos temblorosos de Rob,
girándolo y dando un paso atrás. Rob le observó con impotencia. Su
hermano bajó por su cuerpo mientras tomaba fotos de él y su ropa, bajando
lo suficiente para conseguir una foto de la polla de Rob escondida bajo su
corta minifalda despampanante. Rob lo miró con sus ojos agrandados, su
ansiedad creciendo cuando Dan sonrió, su sonrisa traviesa. —Sólo por si
acaso vuelves a comportarte mal de nuevo, Robyn—. Sólo tendré que
mostrarle al resto del equipo que tipo de hermana putilla tengo. Demonios,
creo que van a estar celosos.
Los nervios de Rob estallaron en llamas por el pánico y el enfado. Se
adelantó, esperando agarrar el teléfono antes de que Dan pudiera siquiera
tener la oportunidad de enviar una foto de él así a nadie, pero Frank tiró de
él rudamente, su mano más grande golpeando el culo desnudo de su
hermanito. Rob aulló, gimiendo y apretando el brazo que Frank envolvió
alrededor de su cintura para evitar que se callera. —Vamos…te odio,
—jadeó Rob, lágrimas picando en sus ojos.
—Eso no es amable, Robyn. —Frank lentamente tiró de Rob hacia
atrás hasta que el chico más delgado estuvo atrapado contra su pecho.
Apartó su cabello rubio, Rob miró de lado a su hermano mayor con una
expresión petulante. Frank estaba decidido, su mano subiendo por la
garganta de Rob hasta que el chico estuvo arqueando la espalda, jadeando
suavemente en su agarre—. Las fulanas nos dicen cuanto les gustamos, —
explicó suavemente, sus dedos rozando más abajo hasta que presionó uno
de los pezones de punta de Rob—. Nos gusta tomar a chicas juntos y a ellas
les gusta, hermana.
29
—¿Q—qué? —Su cuerpo temblando mientras el fuego de nuevo lo
inundaba, Rob cerró sus ojos, esperando no desmayarse. No hizo nada para
bloquear la sensación de los suaves labios de Frank y su barba áspera, el
chico más mayor besó su cuello con presiones de su boca. Dios, ¿Qué
estaba mal en él?
—No puedes culparnos, —dijo Dan sin remordimientos, su teléfono
apartado de su vista—. No con ese culo sexy en su bonita ropa interior y en
su habitación.
Rob quería gritar, quería decirle al chico que no era una niña y que
trataba de burlarse de él como si esto no fuera a funcionar. Las palabras no
podían pasar de su garganta. No con la boca de Frank caliente en su cuello.
No cuando Dan estaba probando con un dedo en sus bragas, empujando su
falda para poder verlo mientras trazaba un dedo sobre la longitud rígida de
Rob. Su pulgar esparciendo el lápiz de labios pintando en toda su cabeza
hinchada, moviéndose en su hendidura sensible y presionando.
Rob tragó saliva, tratando de contener sus gemidos, tratando de
mantener sus caderas de empujar hacia adelante para obtener más. Estaban
molestándolo. Ellos querían que él admitiera algo, o que era una niña o que
era un gay o algo igualmente embarazoso, que no era cierto y no iba a caer
en eso.
Solo, una parte de él estaba llena de dudas, preocupación, emoción,
su corazón latiendo mientras veía a Dan deslizarse hasta sus rodillas, la
lengua del hombre extendiéndose como si fuera a lamer su polla
enrojecida. Dios, ¿Iba a chuparlo? ¿Le importaba si se trataba de un tipo o
el idiota de su hermano, siempre y cuando tuviera cabeza? ¿En qué estaban
jugando? Tenían que saber que no era una puta chica...—Oh... Oh, joder.
—Jadeando suavemente, Rob se aferró más fuerte al brazo de Frank, los
labios de Dan rozando la punta de su polla. Él lo observó, paralizado,
mientras su hermano mayor gemía y separaba sus labios, su lisa lengua
remolino el calor húmedo sobre su corona—. Joder, ¿qué estás
haciendo?—Preguntó sin aliento, absolutamente confundido.
—Te muestro lo que hacemos a las muchachas realmente zorras,
hermana, —murmuró Frank en su oído, agarrando a Rob por los brazos y
tirándolo de vuelta a su regazo—. Oh dios. —Rob podía sentir que su
hermano mayor estaba duro, su gran polla restregándose descaradamente
contra la mejilla dolorida de su culo con cada beso en su cuello. Las manos
de Frank no le soltaron los brazos, sosteniéndolo apretado, su polla
presionando en sacudidas lentas contra la parte trasera de Rob mientras 30
Dan le chupaba más profundo—. Estás jodidamente loco.
Rob no podía pensar, la boca de Dan lo envolvió en calor. Estaba
medio aterrorizado y tan cerca de venirse, la vergüenza y la confusión
luchando por sus emociones. Se sentía tan bien, la boca lisa y caliente de
Dan moviéndose por su polla, sus labios se aferraban a él, contorneando
con cada movimiento lento de su cabeza. Jadeando, con la cabeza hacia
atrás, Rob buscó a Joey, esperando que al menos uno de sus hermanos no
hubiera perdido completamente la cabeza. Pero Joey estaba sosteniendo su
propio teléfono, tomando fotos de lo que Dan le estaba haciendo con una
extática expresión en su rostro. Rob dejó que su mirada se deslizara más
abajo, encontrando a su último hermano duro, su propia respiración
saliendo en jadeos rápidos cuando se dio cuenta de que todo lo que sucedía,
no era una broma. Joey estaba duro mientras lo miraba. Él... Se puso duro
viéndolo vestido así, siendo usado así. Gritando más fuerte esta vez, Rob
no luchó cuando Frank tiró de su cabeza hacia un lado, la boca del chico
presionando su mandíbula, suavemente cepillándose los labios. Sabía que
sus hermanos habían follado a algunas chicas juntos, la gente hablaba en la
escuela, pero había supuesto que eran rumores extraños. Nunca había oído
hablar de ellos tomando a un chico. Ninguno de ellos dijo que habían
estado con hombres... Bueno, excepto tal vez Joey. Joey nunca fue
demasiado machista o avergonzado para decir lo caliente que pensaba que
era un chico. Rob tenía la esperanza de que algún día pudiera pensar que
estaba caliente.
—Joder, Dan, eso es realmente sexy. —Joey se arrodilló junto a su
hermano, mostrando a Dan una foto de él chupando la polla de Rob. Dan
gruñó cuando lo vio, abriendo la boca más ampliamente, llevando a Rob
más profundamente como golondrinas ansiosas y hambrientas. Joey levantó
la vista, la respiración de Rob y sus ojos se abrieron para encontrar al chico
tan cerca de él mientras Dan estaba haciendo algo tan increíblemente sucio
y desordenado. El rostro de Joey estaba enrojecido, sus ojos grises ardían
con algo que su hermano menor nunca había visto antes, pero estaba seguro
de que iba a consumirlo—. ¿Vas a correrte por él, Robbie? —Preguntó,
poniéndose de pie y tomando el otro lado del cuello de Rob, con los labios
apretados contra la oreja—. ¿Vas a llenar de crema en la garganta de Dan?
Rob estaba tan confundido, tan duro y dolorido. Incluso si tenía una
respuesta, no creía que pudiera decirla. Todo lo que parecía ser capaz de
hacer era jadear y gemir. Los dedos de Frank se burlaban de sus pezones,
retorciéndose en arranques enloquecedores que enrojecían los brotes. Joey
se agachó de repente, sus labios rozando los jadeos de Rob, esa misma
mirada oscura en sus ojos. —Joder, te ves sexy, Robbie. Realmente 31
jodidamente sexy. —Gimiendo, su rostro sintiéndose más que ruborizado,
Rob se encontró con sus ojos tentativamente—. ¿Lo soy?
—Eres la cosa más sexy que he visto jamás, —Joey prometió con
ferocidad, su aliento se enganchó cuando Rob gimió contra su boca por la
sensación de Dan chupándolo—. ¿Te gusta cómo se sienten, Robbie? ¿La
ropa nueva? ¿Te gusta lo tersa y suave que se siente? ¿Cómo se aferran a
ti? —Él deslizó sus manos por el corsé del chico, Rob empujando en su
toque—. Apuesto a que se sienten tan sexy como tú, Robbie. Apuesto a que
deben sentirse realmente sexy.
Rob estaba jadeando por el aire, sus ojos aturdidos y a media asta por
debajo de pesados párpados, sus labios entreabiertos y llenos de gritos
doloridos. Los dedos de Frank se burlaban más de su piel maltratada y
brotes rojos, la boca apretada de Dan moviéndose lentamente por toda la
longitud de su polla, sus dedos acariciando sus bolas. Rob estaba tan cerca,
su culo dolorido y palpitante empujando hacia atrás contra la erección de
Frank, sus jadeos aumentando fuerte y más desesperado mientras se
apoyaba en el duro mástil frotándose hacia adelante para encontrarse con
él. Dios, esto tenía que ser lo que se sentía. Tener un tipo deseándolo, su
pene duro, grande y exigente. Listo para tomar lo que quisiera de él. No
importaba lo que sentía al respecto, él simplemente no podía decir no a
algo tan caliente y exigente.
—Eso es todo, Robbie. —La lengua de Frank que había llenado de
saliva el cuello de Rob fue repentinamente reemplazada por dientes romos,
mordiéndolo bruscamente y sujetando el músculo con fuerza. Rob se
arqueó por el delicioso dolor, la piel caliente y suave de su culo
deslizándose sobre el áspero material de los pantalones vaqueros de su
hermano. La polla de Frank estaba contra su grieta, tratando de abrir sus
mejillas. Rob se aferró a la manga de Joey, gritando mientras sentía la
presión dentro de él, sus bolas, su culo y sus muslos apretados, la
respiración completamente perdido.
—Joder... oh, joder. —La boca caliente de Dan bebió su semilla con
facilidad, Rob entrando en sacudidas de chorros una y otra vez hasta que se
sintió vacío y débil, las lágrimas resbalando por su cara teñida de negro de
su delineador. Dan le dio un último sorbo, Rob gimió cuando otra
inundación de semen tiro de él.
Dios, justo, Dios. Nunca había... no tanto. Nunca se había sentido así
antes y era demasiado para procesar. Lentamente volviendo a sí mismo,
Rob jadeó en voz alta, enterrando su cara contra la camisa de Joey, incapaz 32
de enfrentar lo que acababa de hacer. Lágrimas calientes fluyeron sin
control y él no pudo detener sus sollozos. Estaba vestido como una chica.
Sus hermanos lo habían vestido como una niña y él se lo permitió,
dejándolos tocarlo, poniéndose tan duro y dejándoles hacerle cualquier
cosa. Le gustaba, se sentía tan bien que de alguna manera lo hacía mucho
peor, su mente tambaleándose en confusión. Joey inclinó la cara de Rob
por la barbilla, sus ojos bebiendo en el tormento de su hermano menor. —
¿Te gusta eso, Robbie? —Atrapado en la mirada amable y protectora de
Joey, Rob se encontró asintiendo a sí mismo mientras más lágrimas salían
libres.
—Espero que hayas estado prestando atención, —Frank habló,
tirando de Rob de vuelta en su regazo, el chico jadeando mientras su carne
pellizcada fue golpeada ligeramente. Los ojos de Rob se abrieron de par en
par mientras observaba a Dan de pie, el rostro de su hermano estaba
enrojecido, la saliva se aferraba a un lado de su boca, sus labios parecían
más exuberantes y rojos por lo que había estado haciendo de rodillas Dan le
dirigió una sonrisa perversa, empujando su camiseta por sus ondulados
abdominales para poder desabrochar sus vaqueros. Se echó los vaqueros
por las caderas y dijo. —Joder, —gruñó, con una gran mano que lo
agarraba por la parte posterior de la cabeza y lo empujaba contra el duro
estómago de Dan—. Santa Mierda.

33
Capítulo Cuatro
Rob estaba tan abrumado, tan acalorado, que estaba seguro de que
iba a desmayarse sólo por la sensación de los vaqueros de Dan contra su
garganta y su cuello mientras su hermano los empujaba por los muslos,
seguido por su ropa interior. No era una chica, no lo era. Pero a sus
hermanos no les importaba. Cuanto más seguían llamándolo uno, más Rob
estaba empezando a acostumbrarse a él, casi se sentía bien con él.
Simplemente no sabía si quería estar bien con eso. Respirando con
dificultad, Rob mantuvo los ojos cerrados, dejándose acostumbrar al olor
de su hermano, la firme y húmeda sensación de su piel contra su nariz y
mejilla, el suave vello que se burlaba del músculo duro. Dios, ¿Estaba
realmente haciendo esto? ¿Realmente estaba actuando como un cachorro
que solo chuparía cualquier polla disponible, sin importarle a quién estaba
atado? Rob gimió cuando sintió la polla de Dan, la carne ardiente y
ligeramente pegajosa mientras se balanceaba contra su mejilla. Volviendo
su rostro hacia él, él se inclinó lentamente hasta que su boca estaba
presionando al eje duro. Su respiración salió en rápidos jadeos por su nariz
mientras se acercaba tentativamente, sus labios se separaban, abriéndose
más para recorrer sobre la carne caliente.
—Maldita sea, Robyn —susurró Dan con voz ronca, sus dedos se
contraían para empujar al chico hacia él y tomar su boca. Se detuvo,
dejando que su hermano explorara, dejando que Rob encontrara el coraje
de acariciarlo con su lengua y deslizando largas y temblorosas líneas hacia
arriba y abajo de su polla. Había una textura en la carne de Dan, un sabor
más allá de su propia saliva, la humedad y la mancha de su lengua. Rob se
sentía medio perdido, su lengua empezaba a quedar ligeramente
adormecida mientras se movía más alto, gimiendo cuando estiró los labios
alrededor de la punta hinchada de su hermano. Se sentía tan sucio, tan
caliente, sus labios hormigueaban mientras luchaba por respirar. Abrió los
ojos, gimiendo humildemente para ver exactamente lo que estaba haciendo, 34
la polla de Dan grande y ruborizada mientras la sujetaba contra su lengua y
sentía su peso. Dios, estaba chupando una polla. Estaba chupando un pene
y le hacía sentir tan caliente, casi poderoso por sentir a Dan estremecerse,
las caderas de su hermano se sacudían mientras pasaba la lengua por su
raja. Rob se abrió más para meter la gruesa carne en su boca, sus labios
contorneados y sintiendo cada cresta, cada centímetro mientras se perdía en
las sensaciones. Las manos de Frank se habían calmado cuando Rob
comenzó a chupar a su otro hermano, pero ahora reanudó el movimiento,
palmeando las mejillas desnudas y sonrojadas del chico y burlándose de la
parte posterior de su tanga. Rob lanzó un bajo gemido mientras los dedos
se deslizaban entre su grieta, un grueso pulgar presionando contra el borde
de su agujero. Frank hizo una pausa, algo suave y fresco que goteaba en la
grieta caliente de Rob, goteando abajo y alisado alrededor de su entrada por
las almohadillas de los dedos gruesos de su hermano. Con los ojos
cerrados, Rob soltó un suspiro mientras Frank trabajaba lentamente un
dedo en su agujero. Arremolinó y aplano su lengua sobre la carne que
estaba probando, tratando de mantener su mente en blanco a lo que estaba
sucediendo, lo que podría estar a punto de suceder. Su pasaje apretado,
tratando de expulsar el dígito extranjero, las caderas de Rob sacudiendo de
la sensación de su cuerpo se tensó y luego se estiró abierto cuando el dedo
de Frank continuó moviéndose. ¿Realmente estaba haciendo esto? ¿Estaba
chupando seriamente a Dan mientras Frank tocaba su agujero? La mano de
Dan acarició el lado de la mejilla enrojecida de Rob, atrayendo su atención
hacia la pulsante longitud teñida con el labial que llenaba su boca,
empujando sus labios. El pene de Dan era grande, grueso, y forzó su boca a
abrirse de una manera que rápidamente estaba haciendo su mandíbula
dolorida y las esquinas de sus labios sensibles. Rob jadeó alrededor de la
carne, con gemidos rotos cayendo libres mientras Frank continuaba
estirándolo con su tormentoso dedo.
—Joder, estás apretado, — gruñó Frank, su otra mano acariciando el
culo de Rob y dando a la carne calentada un apretón—. ¿Te gusta, Robyn?
Como tu coñito apretado es tocado. Lleno. Te estás poniendo tan mojada,
como tú realmente lo quieres. Cada chica sueña con ser follada por una
polla grande y gruesa. Creo que eso es lo que quieres. Él se unió a otro
dedo con el primero, Rob gimoteando débilmente mientras estaba estirado, 35
los dedos pulidos empujando profundamente en su apretado agujero. Rob
no pudo detener sus gemidos alrededor de la polla de Dan, deseando poder
ahogar la corriente de palabras de su hermano mayor. Su rostro estaba
enrojecido y húmedo con la vergüenza de que su cuerpo fuera desarmado y
ser etiquetado con partes femeninas. Pero también estaba volviéndose más
duro, sólo se ponía más difícil con cada empuje que Frank empujaba en su
agujero apretado junto con la imagen mental de ser follada, tomada como
una niña por un cuerpo duro y fuerte. Parecía una chica, una puta, y
seguramente eso era lo que les pasaba a las chicas que salían con ellos.
Gimió más alto, odiando que estaba cayendo y no podía detenerse.
—Dios, eso es todo. Mierda, escúchame. —Los dedos de Dan se
enredaron en los cabellos rubios de la peluca de Rob, sosteniendo su cara
todavía. Él bombeó golpes profundos y poderosos en la boca de su
hermano pequeño, gruñendo mientras mantenía a Rob en su lugar,
forzándolo a tomarlo más profundo que antes por mucho más tiempo. Rob
cedió con un gemido bajo, dejando que su mandíbula cayera floja y la
saliva le goteara por la barbilla. Su respiración era laboriosa mientras
tomaba todo lo que Dan quería darle, mientras los dedos de Frank
exploraban más profundamente dentro de su dolorido pasillo, tijera,
torsión. La mano libre de Frank golpeó de repente el culo de Rob, su
hermano pequeño casi ahogándose en la gruesa longitud de Dan. Rob dio
otro gemido cuando su cuerpo se apretó alrededor de los dedos dentro de él
justo después, el dolor sacudiendo algo dentro de él y haciéndole sentir tan
caliente y desesperado.
—Creo que encontré tu clítoris, hermanita,—murmuró Frank un
momento antes de frotar algo dentro del canal de Rob que hizo que el niño
gritara, la polla de Dan se liberó de sus labios con un golpecito en su
mejilla. Las lágrimas corrían por el rostro de Rob mientras el punto dulce
era provocado una vez más, los dedos retrocedían así que estuvo obligado a
empujar hacia atrás y menear sus caderas, necesitando sentirlo de nuevo.
—Joder… Joder, Frank, —se quejó Rob, frotando su culo hacia atrás
incluso cuando su hermano se negaba a llevar más profundo—. Dios, por
favor.
—¿Lo deseas, Robyn? —Preguntó Frank, inclinándose para hablarle
al oído—. ¿Quieres que acaricie tu clítoris? 36
Rob se ruborizó acaloradamente, se le escapó un gemido. Dios, lo
odio, realmente odiaba que su hermano le hablara así. Como si realmente
fuera una chica.
—Pídelo, hermanita. Pídeme que acaricie tu clítoris como la chica
mala y cachonda que eres. —Los dedos de Frank siguieron acariciando su
interior, atormentándolo, estirándolo ampliamente con cada empuje, pero
se negaba a tocar ese punto otra vez. Rob se tensaba cada vez que los dedos
se acercaban a donde estaba seguro de que estaba el punto, sólo para gemir
cuando éstos se alejaban. Frank no parecía tener prisa, acariciándolo ida y
vuelta sin importar cuanto gimiera y temblara Rob, sus caderas se
balanceaban de lado a lado en un infructífero intento de obtener el contacto
que necesitaba.
Rob ya no podía aguantar más, su voz llena de lágrimas, su cuerpo
estremeciéndose mientras jadeaba. —Por favor, Frank. Por favor.
—Por favor, ¿qué? —Solicitó Dan—. ¿Qué es lo que quieres,
hermanita? —Pasó la punta de su polla sobre los labios separados de Rob,
descendiendo por su barbilla, ascendiendo por la mejilla sonrojada.
Rob gimió como respuesta mientras delgados rastros de saliva y pre-
semen manchaban su rostro. Dios, no quería decirlo, pero necesitaba
sentirlo, necesitaba el alivio de la insana presión que estaba acumulándose.
—Por favor… Por favor, acaricia mi clítoris, —dijo con voz áspera,
lagrimas frescas se deslizaban por su cara.
—Buena chica. —Frank empujó sus dedos más profundamente en el
canal lubricado del muchacho, encontrando su próstata y frotando la carne
esponjosa. Rob gritó, todo su cuerpo se tensó, el blanco destelló detrás de
sus párpados mientras se arqueaba.
—Joder, eres tan caliente, —gruñó Dan, forzando dos dedos entre los
labios hinchados de su hermano, abriéndolos para que así pudiera volver a
meter su polla en los calientes confines de la boca de Rob—. Estoy cerca,
Robyn. Las chicas malas y cachondas se lo tragan, hermanita, y tú eres la
chica más caliente y cachonda que conozco.
Las palabas eran un remolino de calor cuando Dan volvió a tomar su
boca, el cuerpo de Rob estaba tenso y adolorido. Los dedos de Frank se
movían en su interior en un ritmo abrumador que sólo hizo que se tensara
más mientras la sensación de la polla de Dan llenando su boca hacía que se 37
derritiera, expuesto y rendido. Podía sentir un hormigueo en su lengua, el
pene de Dan se estaba sacudiendo justo antes de venirse, vertiéndose en su
boca en un caliente chorro. Era espeso, húmedo, amargo y empalagoso,
Rob lo mantuvo en la parte posterior de su boca, todo era tan abrumador
para sus sentidos que estaba seguro de que iba a venirse por todo esto.
Frank se inclinó hacia adelante, gruñendo en su oído mientras
deslizaba sus dedos más profundamente en el pasaje del muchacho. —
Trágatelo, Robyn. Bébete esa crema como una buena puta.
Rob nunca se había sentido tan caliente, tan sucio, duro y adolorido
como en ese momento. Su rostro estaba ardiendo, humedecido con
lágrimas y saliva, el semen se escapaba por los labios estirados en donde la
polla de Dan seguía enterrada profundamente. Trató de tragar alrededor del
líquido acumulándose en la parte posterior de su garganta, haciendo unos
cuantos intentos hasta que funcionó. Dan sacó lentamente su polla de sus
labios, la boca de Rob todavía seguía abierta, bruscos jadeos se escapaban
de él con cada respiración.
Joder, había… Realmente lo había hecho. Había chupado a Dan. Lo
había chupado hasta que se vino y luego se bebió su semen. Dios, ¿qué
mierda le estaba pasando? Se sentía tan loco.
Dan se agachó después de subir su cremallera, besando a Rob en la
mejilla. —Lo hiciste bien, hermanita, como una verdadera profesional.
Realmente sabes cómo chupar una polla.
Rob miró a su hermano a través de sus oscuras pestañas, sus labios se
humedecían mientras rozaban los de Dan castamente. Aun cuando seguía
avergonzado, sintió una extraña corriente de orgullo. Todo lo que había
hecho falta era deslizar sus labios, el calor de su boca, y había tenido a su
hermano jadeando su nombre y viniéndose para él. Había algo empoderante
al respecto. Algo insanamente sexy y extremadamente excitado.
—Oh… Oh, joder —jadeó Rob repentinamente, los dedos de Frank
volvieron a acariciar su interior y trasladándose sobre su próstata con
empujes certeros, golpeando repetidamente hasta que estaba seguro de que
iba a perder su mente. Igual de abrupto, Frank se detuvo, tirando de su
hermano menor de regreso a su regazo, Rob gemía débilmente y alzó la
vista para encontrarse con su penetrante mirada.
—¿Quieres venirte, Robyn? 38
Mordisqueando su labio inferior, Rob asintió tentativamente. Las
manos de Frank descendieron quedaron a sus lados, sus brazos fuertes,
bíceps gruesos y envueltos a su alrededor. Su hermano era muchísimo más
grande que él, haciendo que, en comparación Rob se sintiera pequeño y
delicado. Las caderas de Frank se reacomodaron, su polla se enterraba justo
entre las abusadas mejillas del chico. Rob gimió ante la sensación,
jadeando mientras caía contra el amplio pecho del más alto.
—¿Lo deseas, Robyn? —Frank agarró las caderas de Rob,
manteniendo sujeto al niño para que así pudiera volver a embestir contra su
grieta—. ¿Quieres ser tomado?
Dios, podría. Definitivamente su cuerpo parecía quererlo, el pene de
Rob estaba palpitando, su pasaje se apretaba para sentir más. ¿Sería como
con los dedos o diferente? ¿Mejor?
Joey dio un paso al frente, una mirada de advertencia se fijó en
Frank. —No acordamos…
—Acordamos dejar que Robyn averigüe qué es lo que le gusta, —le
recordó Frank igualmente, sus labios descendieron por el cuello de Rob
mientras sus manos levantaban la falda del muchacho. El aliento de Joey
quedó atascado ante la vista, Rob observaba a su otro hermano a través de
sus pestañas bajadas mientras Joey miraba acaloradamente a su enrojecida
polla media envuelta en encaje—. Creo que a Robyn le gustan las pollas.
Mucho. ¿Tú que dices, hermanita? ¿Quieres ser follada?
Jadeando mientras Frank volvía a frotar su enorme polla contra él,
Rob agarró el brazo de su hermano para evitar que se meciera. —Frank…
Joder, eso se siente… Oh. —Los ojos de Joey ardían en los suyos y Rob no
puedo evitar sonrojarse, no pudo contener su grito necesitado ante la idea
de que sus hermanos le hicieran algo así—. Oh, dios.
—¿Lo deseas, Robbie? —Joey se arrodilló entre las piernas
extendidas de Rob, sus manos se deslizaban por el interior de sus altas y
pulidas botas negras.
Su hermano estaba mirándolo desde la cabeza hasta la punta de los
pies y Rob no podía hacer nada más que regresar la mirada, su mirada se
deslizaba por el fuerte y musculoso cuerpo de Joey y se fijaron en el
enorme bulto en sus jeans. Rob realmente quería que su hermano mayor
estuviera duro debido a que lo estaba mirando, porque le gustaba. 39
Lamiendo sus labios, se forzó a retroceder su mirada, sonrojándose cuando
atrapó a Joey mirándolo a la cara.
Joey se inclinó acercándose, enganchando la barbilla de Rob y
tirándolo para que sus labios estuvieran a punto de rozarse. —¿Quieres
saber cómo se siente, Robbie? ¿Quieres sentir una polla dentro de ti?
Gimiendo mientras más lágrimas se derramaban de sus pestañas, Rob
cerró sus ojos. —Yo… no lo sé —susurró, su voz se quebró. Estaba tan
confundido. Su cuerpo se sentía increíble, tan necesitado y salvaje, pero no
se suponía que fuera así. Se sentía tan bien de esta forma, vestido tan
hermoso. Dios, se veía realmente hermoso. Sexy. De estaba forma se sentía
sexy. Deseado. Joey nunca lo había mirado como ahora, nadie lo había
hecho, y nunca lo habían tocado de tal manera. Le gustaba. Se sentía sucio
y precioso al mismo tiempo y realmente le gustaba.
Las manos de Joey se movieron por las delgadas piernas de su
hermano, sus palmas calientes mientras recorrían sus rodillas y
deslizándolas lentamente por sus muslos internos. Rob respiraba
inestablemente, en parte por la forma en que lo hacía sentir aquel toque, en
parte porque era Joey y secretamente había deseado ser tocado por su
hermano mayor por muchísimo tiempo. Los dedos de Joey se detuvieron en
el extremo de sus medias y el encaje negro que las decoraba, luego subió
aún más, Rob jadeaba suavemente mientras sus piernas se extendían más,
Frank sujetaba su cuerpo con fuerza mientras Joey pasaba dos dedos sobre
su entrada. —¿Te gusta eso?
Sintiéndose como si estuviera al borde de una hiperventilación, Rob
asintió, reuniéndose con los ojos amables de su hermano. Antes de que
pudiera evitar avergonzarse, Rob se movió hacia adelante, estrellando sus
labios en los de Joey en un beso desesperado. Joey gruñó por la sorpresa,
su mano se elevó para agarrar su hombro. Por un momento Rob estuvo
seguro de que iba a apartarlo, decirle que había confundido aún más las
cosas. Entonces los dedos de Joey se enterraron en su nuca, su hermano
mayor gruñó mientras lo acercaba y guiaba su lengua entre los labios
temblorosos de Rob.
Era el mejor beso que Rob había llegado a tener. Los labios de Joey
eran suaves, pero firmes, sus movimientos lentos y exhaustivos a medida
que su hermano mayor lo devoraba. Era como si Joey estuviera besando 40
cada pulgada de su vida, la respiración del muchacho era forzada, unas
manos grandes y poderosas lo envolvían mientras acercaban a Rob,
forzando a echar su cabeza hacia atrás para así poder besarlo más
profundamente. Cuando finalmente lo dejó ir, Rob se sentía más que
mareado, sus dedos se enroscaban en la camisa de su hermano mientras se
aferraba a él. Los ojos de Joey estaban tan oscurecidos mientras ardían
mirando a los suyos, sus labios hinchados y rojos y Rob no pudo contener
su estremecimiento al saber que era a causa suya.
—¿Quieres ser una niña, Robbie? —Preguntó Joey sin respiración,
secando con su pulgar otro rastro de lágrimas de la cara sonrojada del más
joven—. Está bien. Puedes ser quien quieras ser. Eres hermoso sin importar
como te veas. Sexy… Dios, eres tan jodidamente sexy, Robbie. —Volvió a
besar al muchacho, sus dientes mordieron ligeramente el labio inferior de
Rob y lo sujetaron por un momento antes de soltarlo.
Su cabeza estaba dando vueltas, Rob deslizó sus brazos alrededor del
cuello de Joey, sus uñas cortas se enterraron en la carne del muchacho
mientras empujaba su cuerpo contra el de su hermano mayor, amando la
sensación de su figura musculosa contra la suya más delgada. Joey podía
engullirlo en sus brazos con facilidad. Podía levantarlo, sostenerlo y hacer
casi cualquier cosa. Si Joey decía que podía ser una niña y eso estaba bien,
simplemente tenía que creerlo.
Joey descendió lentamente por la figura jadeante de Rob, besando su
cuello, chupándolo, luego mordisqueando su pecho hasta que estaba
retorciendo su lengua alrededor de uno de sus pezones adoloridos. Era
electrizante, las uñas de Rob se enterraron en los amplios hombros de su
hermano mientras gemía y tentativamente frotaba sus caderas hacia
adelante para sentir a Joey contra su palpitante pene. Joey siguió
estimulando más abajo, Rob jadeó al sentir la boca del muchacho
descender por su corsé y chupar la piel sobre la pretina de su falda.
Rápidamente, Joey empujó a lado la tela, zambulléndose más abajo,
acariciando entre los muslos de Rob para besar su eje con toques
enloquecedores, lamiendo sus bolas y sus muslos internos. Levantó las
piernas de Rob, doblando sus rodillas para que así los tacones punta de
aguja del niño estuvieran apoyados en los hombros de Joey. Rob abrió aún
más sus piernas ante las ministraciones de su hermano, gimiendo mientras 41
la lengua de Joey jugueteaba en su perineo y empujaba contra su raja.
—Joder… Santa, mierda, —jadeó Rob, cayendo con pesadez en los
fuertes brazos de Frank, las manos de su hermano mayor lo sostenían y
acariciaban mientras Joey trataba de volverlo loco. Y joder, estaba
funcionando, las caderas de Rob se sacudían con cada empuje de la lengua
del muchacho dentro de su pasaje. La carne presionada a sus labios y Rob
parpadeó para abrir sus ojos nublados, encontrando a Frank mirándolo con
sus dedos tocando sus labios. Dan estaba observando intensamente
encaramado en el escritorio, con su celular en mano y apuntando en su
dirección.
Los dedos de Frank se metieron en su boca, Rob dejó que sus labios
se abrieran mientras pasaba su lengua por la punta de los dedos. —¿Lo
sientes, Robyn? —Preguntó Frank, frotando los ásperos dígitos sobre el
labio inferior del niño—. Fuiste hecho para esto. Creo que lo sabías desde
hace tiempo. Creo que esa es la razón por la cual te enojaste tanto cuando
ya no podías seguir pretendiendo ser una niña. Estás húmedo por esto,
mojado y apretado por lo que te estamos haciendo. Cuando te follemos
como la sexy putita que eres, todos vamos a saber que eres así. Nuestra
caliente hermanita menor.
Exhalando inestablemente a través de sus lágrimas, Rob abrió más su
boca, llevando los dedos de Frank más profundamente. La lengua de Joey
seguía acariciando su interior, sus pulgares forzaban a que sus mejillas se
abrieran más para darle acceso. Rob no estaba seguro de por qué seguía
llorando, sólo que al parecer no podía parar entre más bien se sentía, todo
se sentía tan bien. Joey retrocedió lo suficiente como para insertar dos
dedos gruesos en su entrada, Rob estaba llorando, sus dedos se enredaban
en el pelo largo de su hermano.
—Joder, estás goteando, —gruñó Joey, lamiendo el eje de Rob y
saboreando el pre-semen que chorreaba. Alzó la mirada hacia el chico
gimoteante, lamiendo la punta una última vez—. ¿Estás listo? ¿Listo para
ser nuestra niña?
Lo estaba. Dios, realmente lo estaba. Rob deseaba tanto a Joey. Haría
casi cualquier cosa para hacer que Joey fuera suyo y solo suyo.
Joey se enderezó en sus rodillas, inclinándose para besar la mejilla de
Rob. —Frank va a tomarte primero, Robbie. Él es muy controlado. Va a 42
asegurarse de que no sientas ningún dolor. —Tiró hacia atrás el cabello
rubio de Rob, su expresión era una mezcla de dulzura y fuego—. Vamos a
cuidar muy bien de ti, hermanita.
Todo era tan jodidamente loco, el corazón de Rob se retorcía porque
Joey fuera dulce con él después de todo. Presionó su rostro contra el pecho
de su hermano, un pequeño sollozo se escapó mientras se aferraba al
poderoso muchacho. —Lo lamento tanto, Joey… Lamento tanto haber
estado siendo malo últimamente.
—Está bien, Robbie, lo prometo. Va a estar bien. —Joey besó la
frente de Rob, forzando a que la cabeza del niño se inclinara para poder ver
sus lágrimas frescas. Los ojos de Joey miraban a los suyos, Rob sostuvo la
camisa del chico cuando sintió que Frank se ajustaba detrás de él, bajó su
cremallera justo antes de que unas manos calientes agarraran sus caderas.
Rob gimió ante el primer contacto con la polla descubierta de su hermano
presionando entre sus mejillas, la gruesa cabeza roma empujando justo
contra su agujero.
Dios, realmente estaba haciéndolo. Frank realmente iba a mostrarle
cómo se sentía.
Rob mordió su labio inferior, pequeños gritos amenazaban con
escaparse mientras Frank hundía su lubricada punta en su entrada. Era
grande, gruesa, abriéndolo de una forma que nunca había pensado en sentir.
La espalda de Rob se arqueó, sus jadeos sonoros, las manos de Frank
sujetaban sus caderas con fuerza mientras se adentraba en su pasaje con un
pulso lento y enloquecedor que ya estaban amenazándolo con enviarlo
sobre el borde.
—¿Estás bien, Robbie? —Preguntó Joey, sus ojos fijos en la
desesperada expresión de Rob—. ¿Quieres que vaya más lento?
—No pares. Joder… Oh, mierda. —La polla de Frank se deslizó
contra su próstata. Rob se aferraba a Joey con fuerza mientras lloraba. Era
demasiado. Tan grande y abrumador, pero no podía atreverse a detenerlo—
. Más… No pares.
Frank gruñó, adentrándose más profundo. —Apretado. Tienes un
agarre apretado, Robyn. Apretado como una virgen, hermanita.
Rob se sonrojó y mortificado, despertó y ocultó su rostro en el
43
cuello de Joey. Frank siguió sumergiendo, bombeando suavemente, hasta
que estuvo enterrado profundamente dentro de él y sus bolas picaron las
mejillas de Rob. Entonces se detuvo, agarrando a Rob por la cintura y los
tres respiraron pesadamente mientras el sudor corría por sus cuerpos.
—¿Cómo te sientes?—Preguntó Joey dando un beso a los jadeantes
labios de Rob
—Bastante bien, —Rob gimió mientras movía sus caderas y las
empujaba hacia atrás contra Frank—. Bueno…..muy bien. —Sus ojos se
encontraron con los de Joey, y la expresión del muchacho estaba llena de
aflicción—. Joey, él se siente tan bien dentro de mí.
—Lo sé cariño, lo sé. —Murmuró Joey besando los húmedos labios
de su hermano—. Está bien que te sientas bien Robbie. Eso está permitido.
—Robyn. —Respondió él en voz baja apoyando su frente contra la
de Joey—. Me….me gusta cuando me llamas Robyn.
Inhalando bruscamente, Joey asintió, besando a su hermano con
rapidez y ferocidad. —De acuerdo Robyn.
Eso hizo que Rob se estremeciera desde la cabeza hasta los dedos
de los pies. Se sentía atrevido y loco, sobretodo porque Joey le apoyaba.
Entonces los labios de Frank aparecieron repentinamente sobre su
oreja, y el aliento caliente hizo cosquillas sobre los largos mechones del
pelo de Rob. —¿Tienes algo para el control de natalidad cosa bonita?
Rob sacudió la cabeza débilmente y su rostro se encendió ante lo
que su hermano mayor estaba sugiriendo.
—Sabes lo que eso significa ¿Verdad Robyn? Mi semen está dentro
de ti ahora mismo. Tendrás que tener cuidado con los chicos que no sean
tus hermanos. Una chica tan bonita como tú, tan apretada, mojada, y
pidiendo…..cualquier tipo se aprovecharía de eso. Él te tumbaría en un
instante.
—Frank. Dios ¿Qué me estás haciendo? —Rob jadeó. Su hermano
estaba loco, pero hacía cosas muy calientes.
Frank se empujó hacia delante, metiéndose más profundo y
arrancando un bajo jadeo de la garganta de Rob por la sensación de estar
tan llena —¿Quieres un bebé hermanita? ¿Quieres follar hasta quedar
44
embarazada?
Rob no podía responder, ni siquiera podía entender qué coño era lo
que su hermano estaba diciendo. Era difícil pensar teniendo a Frank metido
tan profundamente dentro de él, su gran polla le estiraba con cada empuje
perfecto. No quería que parara, pero algo dentro estaba creciendo tan
rápidamente, que le cambiaría por completo si le dejaba.
—Dios, eso es……tan apretado y hermoso. —Frank se estrelló
profundamente en el agujero apretado de su hermano, y sus dedos se
clavaron en las estrechas caderas del chico. Entonces cambió su ángulo y
empezó a embestir la próstata de Rob, y con cada empuje, la presionó una y
otra vez hundiéndose cada vez más en su calor.
—Estás cerca Robyn. —Susurró Joey subiéndole la falda para
poder ver la roja polla de su hermano—. Hermoso bebé. Te ves tan caliente
montando una polla
Él quería ser hermoso. Quería que Joey pensara que era hermoso.
—¿Vas a correrte como una chica hermano? —Frank gruñó en su
oído mordiéndole en la garganta bruscamente—. ¿Vas a derramar tu
semen solo porque estoy frotando tu clítoris y follando tu goteante coño?
—A la mierda. —Apretó los ojos y Rob se estrechó alrededor de la
gruesa vara de Frank, gimiendo mientras sentía como el chico se hincha
dentro de él.
—Eso es….estréchate por mí. —Las caderas de Frank se sacudían
despacio y con golpes erráticos, y Rob gimió apasionadamente cuando
sintió a Frank correrse dentro de él, llenándole con su semen. Su hermano
seguía empujando superficialmente y gruñendo en su oreja, llenando su
estrecho canal con su semilla caliente y viril. No podía soportarlo más,
entones Rob gritó cuando se corrió, mientras apretaba la gruesa polla
dentro de él y ordeñaba hasta la última cremosa gota del semen de su
hermano.
Gimiendo débilmente, Rob observó cómo su propia semilla se
quedaba atrapada en la tela de la falda, y las gotas nacaradas adornaban y
empapaban el material, mientras la humedad se extendía por los bordes.
Joder. Colapsando hacia adelante, él se agarró a Joey, y su hermano lo
atrajo a sus brazos, entonces Frank se alejó para que su otro hermano 45
pudiera bajarlo al suelo y ponerlo sobre su regazo. Rob se dejó arropar por
su hermano mayor, sintiéndose demasiado débil para protestar, aunque
incluso hubiera querido hacerlo. Estaba mareado y se sentía salvaje y
usado. Semen goteaba por su dolorido y estirado agujero, y se sentía sucio
y genial.
—Lo hiciste muy bien Robyn. —Joey le aseguró con voz ronca—.
Parecías tan jodidamente sexy y lo tomaste tan profundo.
Rob trató de recuperar el aliento. Dan se deslizó para arrodillarse
junto a ellos, sosteniendo la pantalla del teléfono para Joey y mostrarle la
segunda jodida. Rob no pudo evitar mirar sin aliento y con los ojos muy
abiertos mientras se observa a sí mismo mientras era follado por Frank,
chupado por Joey, con su piel resplandeciente y suave, sus largos y
tonificados miembros, su sexy cuerpo y con una expresión de zorra
despreocupada oculta por su largo pelo rubio. Se veía bien. Parecía alguien
diferente. Como si fuera una chica.
Santa mierda, realmente parecía una chica.
Joey estaba respirando pesadamente y su erección pinchaba fuerte
contra el muslo de Rob mientras miraba las fotos. Rob volvió a colocar el
teléfono en la mano de Dan y se atrevió a reunirse con a la mirada de Joey.
Joey pasó los dedos a través del pelo largo de Rob, empujando un
mechón hacia atrás. —Eres increíble Robyn. Natural. Ceo que…infierno.
—Cortó cuando la mano de Rob se metió entre ellos y frotó la dura
longitud de Joey a través de los pantalones. El aliento de Joey se atascó
intentando leer la expresión de su hermano menor, pero Rob agachó la
cabeza, deslizó su cremallera, y le bajó los pantalones por las caderas. Joey
le agarró la muñeca, jadeando pesadamente—. Deberíamos hablar.
Rob no quería hablar. Hablar haría que la mierda que estaban
haciendo fuera más incómoda. Ahora mismo se sentía increíble y quería
más de eso. Él se inclinó hacia delante y presionó sus labios sobre los de su
hermano, medio ausente, de modo que su labio inferior sintió la incipiente
barba del chico mayor. Gruñendo, Joey tiró de la muñeca y acercó más al
muchacho regresándole el beso, de forma hambrienta y agresiva, mientras
que cada suspiro de Rob le incitaba.
Rob se incorporó, se arrodilló en el suelo y luego se sentó a 46
horcajadas en su regazo. Las grandes manos de su hermano le agarraron
por la parte posterior de los muslos, resbalando con el semen y el sudor que
se escurría y apretando la carne fuerte. Gimiendo, Rob se presionó contra él
mientras frotaba su cuerpo contra el de su hermano. Nunca antes se había
sentido tan deseado, tan delicado, pero poderoso. El imponente cuerpo de
Joey respondía a todo lo que le hacía, deseándole, necesitándole. Estaba
más allá de lo que alguna vez hubo imaginado.
Rob le dio otra sacudida con sus caderas mientras su boca húmeda
mordía la mandíbula de Joey. Las manos que exploraban su astuto culo
cambiaron su agarre, tirándolo hacia abajo hasta que su parte inferior se
alineó con la de su hermano, entonces Joey se hundió profundamente en su
grieta.
—Joder hazlo, —Rob rogó, abrazándose fuerte al cuello de Joey,
mientras su cuerpo hormigueaba de anticipación—. Te quiero Joey. Desde
hace tanto tiempo.
—Dios, me vuelves loco. —Gruñendo bajo, tiró de las caderas del
muchacho hacia abajo, mientras echaba el tanga de Rob hacia un lado para
poder empujarse profundamente en el dolorido pasaje de su hermano.
Rob se agarró a él, sollozando por lo grande que era Joey, y por lo
ásperos y desenfrenados que eran sus movimientos una vez empezó a
embestirle con implacables y hambrientos movimientos. Jadeando, Rob se
dejó empujar hacia atrás, sobre el duro suelo, mientras su hermano trepaba
sobre él, levantándole las piernas y extendiéndolas, manteniendo un fuerte
agarre mientras bombeaba dentro de él con sacudidas rápidas y
desesperadas.
—Joey….joder, joder. —Jadeando por aire, Rob se aferró a los
hombros de su hermano hasta que sintió los brazos demasiado pesados,
luego puso las manos sobre su cabeza mientras Joey entraba en él una y
otra vez, haciendo que su cuerpo temblara con cada embestida. Era como si
su hermano mayor hubiera encendido un interruptor. Dulce, siempre
paciente, Joey se transformara en un animal salvaje, feroz, con cada
zambullida en el agujero de su hermano pequeño. Y Dios, a Rob le
encantaba. Quería que Joey se corriera en él. Quería que su hermano le
deseara tanto, que le follara hasta dejarle en carne viva y derramara tanta 47
crema en su agujero que ya no habría duda de que era suyo. Él quiso a Joey
tan mal, y el tenerle finalmente se sentía increíble.
Joey agarró las muñecas de Robyn y las sujetó contra el suelo,
mientras se estiraba y reclamaba la boca de su hermano. Rob se abrió
ansiosamente, gimiendo mientras su hermano entraba profundamente en su
pasaje. Joey no había terminado, pero sin embargo, se alejó, sonriendo
justo antes de golpear bruscamente el pecho de Rob
—De rodillas sexy, déjame ver tu apretado culo.
Gruñendo, Rob se esforzó por conseguir que sus miembros
temblorosos funcionaran, y elevó su culo en el aire mientras doblabas las
piernas y se inclinaba hacia delante. Estaba duro otra vez, su polla se estiró
bajó su falda cuando sintió a Joey posicionarse tras él, entonces la mano
grande de su hermano se deslizó sobre su culo para levantar la falda y bajar
por sus muslos su húmedo tanga. Rob exhaló pesadamente cuando la polla
de su hermano se apretó nuevamente contra su entrada, y Joey se deslizó
dentro de él con un empujón firme y duro que sacudió su cuerpo contra la
dura madera.
Los sonidos que Joey hacia mientras le tomaba apenas eran
amortiguados por los gemidos de Rob, cuando las caderas de su hermano se
estrellaban sin piedad contra la dolorida carne de su culo. Desde este
ángulo, la polla de Joey entraba en él de forma diferente, golpeando la
próstata con cada estocada. Dios era como si hubiera nacido para tener una
polla dentro, su cuerpo respondía de forma tan dolorosa y dura, y era como
si estuviera listo solo para esto. Rob se estrechó y el calor le atravesó
mientras trataba de mantener la gruesa longitud de Joey dentro de él
cuando su hermano insistía en tirar de ella hacia atrás, sacándola y
volviéndole loco.
Las manos de Joey se deslizaron a través el sudor de los muslos de
Rob, agarrando las mejillas doloridas del muchacho y embistiendo
nuevamente, con fuerza, dentro de él. —Robyn, voy a….
Rob gimió, apretando más fuerte y empujando hacia atrás para
meter a su hermano más profundo. —Hazlo….joder. Necesito tu semen
dentro de mí. Lo quiero….te quiero.
—Demonios, suenas como una puta. —Dijo Joey mientras hundía 48
fuertemente sus dedos y golpeaba por última vez. Rob se echó hacia atrás
sollozando mientras su cuerpo esbelto se ruborizaba al sentir que Joey se
agrandaba y se sacudía en su interior. Un calor intenso le inundó, y notando
una mezcla de sentimientos que iban desde sucio, a sexy hasta
completamente saciado, y eran tan fuertes que hicieron que se corrieran
antes de darse cuenta de lo que pasaba, y entonces su semilla se derramó
por el suelo bajo él.
Gruñendo, Joey se desplomó hacia delante, pero se sostuvo firme
para no aplastar a su hermano. Jadeando suavemente, presiono un beso en
la nuca del muchacho suspirando pesadamente. —¿Estás bien?
Rob asintió con la cabeza, estando demasiado cansado para
moverse, con sudor goteando por su estructura, su culo se sentía en carne
viva y entumecido por el placer. Joey se alejó como para apartarse de él, y
Rob encontró su voz, murmurando débilmente. —Por favor no
salgas….aún no.
—Demonios, —Joey gimió enterrando la cara en el pelo rubio de
Rob—. De acuerdo hermana. —Él envolvió con su brazo la cintura del
chico más pequeño, rodándoles a un lado para no aplastar al muchacho.
Los dedos de Joey vagaron entre las piernas de Rob, tocando las zonas
resbaladizas por el semen y su agujero se apretó alrededor de la polla. Rob
gimió débilmente con los ojos cerrados, y sintiendo como si su cuerpo
estuviera a punto de frotar.
Frank se revolvió y se bajó de la cama, sus ojos se deslizaron hacia
la pareja en el suelo y luego hacia arriba cuando Dam se acercó con el
teléfono. Hizo la última foto con un clic y se arrodilló, inclinándose hasta
que pudo besar la mejilla de Rob. —Eres genial hermanita ¿Te gusta?
Rob asintió en silencio, devolviéndole el beso, en su mandíbula
antes de que él se retirara. Había sido increíble. Mucho mejor que cualquier
cosa que pudo haberse imaginado.
La mano de Joey tiró de la cinta que conectaba su media a la correa
de su liga, rompiendo ligeramente el elástico. Rob se encontró inclinándose
hacia atrás y ladeando la cabeza hasta que pudo besar la mayor parte de la
boca de Joey y algo de su barbilla. Se sentía cansado, dolorido e irritado
mientras su hermano le sostenía y tenía poco interés en moverse. 49
Capítulo Cinco
Rob despertó solo en su habitación a la mañana siguiente.
Alguien le había metido en la cama y como no estaba tapado, pudo ver que
aún estaba vestido como la noche anterior, sus pezones saludándole por
encima del apretado y negro corsé.
Cerrando los ojos respiró con dificultad, todo pasando por su mente
a la vez.
Dios.
Lentamente salió de la cama, su culo y muslos doloridos. Aún
estaba vestido con las extravagantes botas de tacón alto, su manta
intentando atrapar el afilado tacón mientras se desenredaba
cuidadosamente. Vio una pequeña bolsa brillante de color púrpura asentada
en su escritorio. Joey le había dejado el maquillaje.
Rob se tambaleó en sus zapatos, intentando acostumbrarse a
caminar mientras rebuscaba en el cajón de su escritorio hasta encontrar el
espejo que guardaba allí. Lo sacó, mirando fijamente su rostro durante
silenciosos y largos momentos.
Era un desastre, pero joder, era un desastre afeminado.
Decidido, se sentó en su silla, sacando el maquillaje de manera que
pudiera reparar lo que los eventos de la pasada noche hubieran hecho en el
perfecto trabajo de maquillaje de Joey.
Estudió su rostro con ojo crítico una vez que hubo terminado,
inclinando el espejo de manera que pudiera verse hasta la cintura, sus
pezones rojo brillante, la piel de una pálida extensión llena de ligeros
chupetones. No era tan bueno como Joey y no podía conseguir que sus ojos
parecieran tan sensuales y ahumados. Sin embargo, se veía caliente. Sexy.
Se veía como si quisiera que los chicos le follaran.
La vergüenza una vez insoportable que le llenaba el pensamiento 50
con lo de costumbre era mucho más manejable hoy en día cuando podía
peinar sus largos y rubios rizos y ponerse brillo labial sobre sus labios.
Le llevó dar varias vueltas por su habitación hasta que sintió que no
iba a partirse el cuello en esos tacones. Eran jodidamente incómodos, pero
a una parte de él le gustaba sentir la altura, seguro que jodidamente le
encantaba lo que las malditas cosas le hacían a sus piernas y culo. No
pensaba que fuese a utilizar tacones tan altos todo el tiempo sino
definitivamente cuando quería verse de una cierta manera.
Sus padres ya estaban en el trabajo y Rob se atrevió a salir de su
dormitorio, caminando lentamente por el alfombrado pasillo hacia la
cocina. Casi había pensado que tenía la casa para él sólo para encontrar a
Frank y Dan desayunando en la mesa, los dos inusualmente tranquilos por
la demora del día. Sus hermanos giraron su mirada hacia él cuando entró en
su campo de visión. Rob se detuvo en el marco de la puerta con un sonrojo.
No tenía idea de qué decir. Estaba vestido de esta manera, había hecho
algunas cosas realmente sexuales y salvajes mientras vestía de la misma
manera que la noche anterior, y no pudo evitar esperar que sus hermanos le
dieran alguna mierda por ello. Eso era lo que hacían.
Enderezando la postura que tenía sobre su desayuno, Frank levantó
la mano y le hizo señas al muchacho. Rob dio un vacilante paso hacia él,
dejándose caer sobre la rodilla de su hermano cuando Frank tiró de su
muñeca.
—¿Estás bien?
Encogiéndose de hombros, Rob mordió su labio. —No estoy
seguro. Me siento raro.
—¿Raro en sentido negativo?
Pensando un momento, sacudió la cabeza. —Raro en sentido
positivo. Definitivamente bueno. —Su respiración se enredó cuando sintió
la mano de Frank, su hermano tocando su muslo, deslizando la enorme
palma de su mano bajo su culo y frotando la carne un poco dolorida.
Infiernos, realmente se sentía jodidamente raro pero era demasiado bueno.
—Estábamos medio esperando que salieras de aquí gritando,
—admitió Frank, una pequeña sonrisa retorciendo sus labios—. Pensé que
podría tener que azotar tu bonita piel por lo menos una vez más. 51

Rob enrojeció, una parte de él más que ligeramente interesado en


que sucediera de nuevo. Infiernos, si alguna vez volviesen a azotarle
probablemente esperaría ser jodido después. Sus hermanos le habían
echado a perder más que un poco cuando se llegó a eso. No se sentía
enojado sobre lo que había sucedido. Aún no estaba cien por cien seguro de
lo que sentía, pero parecía casi pacífico.
Frank le besó en el cuello y Rob no pudo detener su vaga sonrisa.
Había algunas cosas que sabía que sentía. Hermoso, delicado, adorado.
Realmente le gustaba.
Dan puso delante de él un plato lleno de panqueques con fresas y
crema batida en la parte superior formando un sonriente rostro. Su hermano
nunca le había hecho eso y Rob le sonrió.
—Pensábamos, si estás interesado, que podríamos llevarte de
compras. Quizás consigas ropa nueva, —dijo Dan, tomando asiento y
regresando a su propio desayuno. Rob fue dejado con sus confusos
pensamientos, su mente llena de preguntas mientras le daba un pequeño
mordisco a su comida. ¿Iba a vestirse de esta manera todo el tiempo? ¿Qué
dirían sus padres? ¿Qué dirían sus amigos?
¿Importaba lo que alguien dijera, mientras él se sintiera bien?
—Frank, —gimió Rob, temblando cuando la pérdida mano de su
hermano se deslizó entre sus muslos.
—Lo siento, sis2, —murmuró Frank, no sonando muy apenado del
todo—. Eres difícil de resistir así. Eres demasiado sexy.
Enrojeciendo, Rob se encontró a sí mismo presionándose hacia
atrás contra su hermano, arqueándose mientras su tenedor caía de sus dedos
para repiquetear sobre el suelo. Mirando hacia el marco de la puerta,
encontró a Joey con ojos llorosos y sin camisa, el chico entrando en la
cocina. Se detuvo brevemente al ver a Rob, la mirada de Joey moviéndose
sobre él con hambre sólo para atrapar dónde estaba la mano de Frank
mientras el mayor apretaba posesivamente el delgado muslo de Rob.
—Nos vamos de compras, —habló Frank, encontrándose
débilmente con la mirada de Joey—. Robyn necesita ropa nueva.
Joey entró en la habitación para hacer algo de comer, sus ojos fijos 52
en su tarea. —Muy bien.

2
Hermanita
Rob no pudo ignorar el hecho de que Joey estaba evitando mirarle.
No estaba seguro de por qué, excepto que su hermano probablemente se
sentía tan raro por todo. Para Frank y Dan, podían fácilmente salirse con la
suya siendo sólo algo de sexo loco pero con Joey… Dios, pero amaba
demasiado a Joey, se volvía loco sólo de pensarlo. Y si al chico no le
gustaba lo mismo, o joder, le odiaba después de lo que habían hecho la
pasada noche, Rob simplemente no sabía qué haría. ¿Lo había arruinado
todo? ¿Fue tan incómodo que Joey nunca iba a mirarle de nuevo?
—¿Qué pasa? —Preguntó Frank en su oído, dándose cuenta de la
ansiedad retorciendo el rostro de su hermano pequeño.
—Nada… sólo. —Rob suspiró, echando un vistazo a cómo se veía
Joey, el chico aun mirando su sartén de huevos revueltos—. Creo que Joey
está, um, enojado…
Frank revisó a su otro hermano que definitivamente estaba
frunciendo el ceño mientras se servía una taza de café solo. —No te
preocupes, estoy bastante seguro de que Joey está jodidamente celoso de
que su pequeño sis sea tan popular ¿Cierto, Joey? — Dijo, fijando al chico
con una desafiante mirada mientras Rob se ruborizaba y bajaba la cabeza.
Joey echó un vistazo mientras emplataba su comida, bufando en
voz alta. Sacó su silla, sentándose con fuerza al lado de los dos después de
colocar todo en la mesa. Con nada más que una mirada de reojo, arrastró a
Rob a su regazo, su hermano chillando y animándose al estar en el abrazo
de Joey, el desnudo pecho de su hermano ardiendo contra la espalda de
Rob.
—Buenos días, hermoso, —dijo Joey bruscamente, teniendo otro
sorbo de su café.
—Bue–bueno días. —Mirando de nuevo al chico, Rob se relajó
lentamente, sonriendo cuando Joey intentó besar su mejilla y besó la mayor
parte de su oreja en su lugar. Joey no le odiaba. Ni siquiera un poco.
Dan le entregó a Rob un nuevo tenedor con un guiño, Rob
regresándolo con una tonta sonrisa antes de alcanzar su comida. No,
realmente las cosas estaban malditamente bien. Sus hermanos eran más 53
agradables con él cuando era su hermana. Siempre lo habían sido. Ahora
sólo no tenía que sentirse enojado por eso.
Hubo un silbido, Joey alcanzando vagamente su móvil, sólo para
sonreír una vez leyendo el texto. Rob miró en su dirección, Joey
reuniéndose con su mirada. —Sólo un amigo. Un amigo muy celoso.
—Joey se inclinó hacia adelante, ojeando su teléfono para revelar una de
las fotos de ayer de Rob vestido y viéndose corrompido, sudoroso y
atractivo. —Quiere saber el nombre de mi nueva novia.
Rob leyó el intercambio de textos con los ojos como platos. Joey le
había llamado su novia. No sólo eso, sino a otra persona. No estaba
avergonzado, no se estaba escondiendo. Agachó la cabeza, su rostro
sintiéndose más que caliente. Los labios de Joey se presionaron en su
cuello y Rob se empujó en el toque, su voz llena de excitación. —Robyn.
Su nombre es Robyn.

Fin

54
Sobre la Autora
Sadie Sins, a tu servicio. Soy una escritora/artista poco femenina
fuera de Nueva Inglaterra con una pasión por hombres macizos y fuertes,
chicos flexibles y bonitos, y mucha charla caliente y pervertida. Si estás
buscando mucho carácter con personalidades posesivas, mala actitud,
lenguaje soez, y hambriento a francamente sucio inmundo, soy tu chica. Si
son dos chicos (o más) poniéndose manos a la obra, ya sea con la ayuda de
la magia, una luna llena, o sólo buen lubricante a la antigua, voy a estar
esforzándome para asegurar que se ponga tan travieso como sea posible,
con sólo un toque de dulce sabor.

55
Créditos
Ketty
David-Martin
Pervy
Nimaria
Drawde
Techenita
Sakura
ChibiNeco
Phoenix

56

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