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Contaminación de las pilas.

El funcionamiento de las pilas se basa en un conjunto de reacciones químicas que

proporcionan una cierta cantidad de electricidad, la cual permite el funcionamiento de pequeños

motores o dispositivos electrónicos. Las pilas se componen, en general, de celdas electrolíticas

que contiene dos placas de metales distintos (cátodo y ánodo) separadas entre sí por una solución

iónica (medio conductor de electrones entre ambas placas). Estas celdas se encuentran en un

recipiente metálico o plástico. Para separar los elementos activos contienen papel o cartón,

además presentan plomo o cadmio para mejorar la construcción, o mercurio para limitar la

corrosión. La función del mercurio en las pilas es la de almacenar las impurezas contenidas en

las materias primas, que generan gases, y que pueden perjudicar el funcionamiento y la seguridad

de la pila.

Pero el mercurio, plomo y el cadmio no son los únicos elementos tóxicos para el medio

ambiente en las pilas y baterías. Dependiendo del tipo de pila, ésta puede además contener zinc,

manganeso y níquel. Las pilas son uno de los inventos del hombre que más contaminación

generan. Por eso, ya que forman parte de nuestro día a día, es bueno conocer las dimensiones de

su mal uso para poder evitarlo. En la actualidad se utilizan en infinidad de aplicaciones:


 Medicina: marcapasos, audífonos, Holters (registro de actividad cardíaca), etc.

 Trabajo y entretenimiento: linternas, relojes, cámaras fotográficas, equipos de música

personal, teléfonos móviles, ordenadores personales, tablets, etc.

 Vehículos de todo tipo, ya sea como sistemas de arranque e iluminación como de tracción

 Satélites de comunicaciones.

 Estaciones remotas de medición (petróleo, meteorología, etc.)

 Almacenamiento de energía en sistemas renovables (celdas electro voltaicas solares,

eólicas, generación solar térmica) cuando los sistemas no están activos (no hay viento o

no hay luz solar suficiente).

¿Cómo se produce la contaminación?

El problema para la salud en los seres humanos y animales que vivimos en este planeta es que

el inadecuado tratamiento de las baterías cuando termina su vida útil (incluirlas dentro de los

residuos domésticos o en el caso de equipos industriales no procesar su destrucción en forma

adecuada), es que sus componentes tóxicos se filtran en la atmósfera, en la tierra, en las capas

subterráneas de agua, en los ríos y mares y finalmente, son absorbidos por los seres humanos

causando daños a corto, mediano y largo plazo. Las pilas son arrojadas con el resto de la basura

domiciliaria, siendo vertidas en basureros, ya sean a cielo abierto o a rellenos sanitarios y en

otros casos a terrenos baldíos, acequias, caminos vecinales, causes de agua, etc. Para imaginar la

magnitud de la contaminación de estas pilas, basta con saber que son las causantes del 93% del

Mercurio en la basura doméstica, así como del 47% del Zinc, del 48% del Cadmio, del 22% del

Níquel, etc.
Estas pilas sufren la corrosión de sus carcasas afectadas internamente por sus componentes y

externamente por la acción climática y por el proceso de fermentación de la basura,

especialmente la materia orgánica, que al elevar su temperatura hasta los 70º C, actúa como un

reactor de la contaminación. Cuando se produce el derrame de los electrolitos internos de las

pilas, arrastra los metales pesados. Estos metales fluyen por el suelo contaminando toda forma de

vida (asimilación vegetal y animal).

El mecanismo de movilidad a través del suelo, se ve favorecido al estar los metales en su

forma oxidada, estos los hace mucho más rápido en terrenos salinos o con PH muy ácido.

Efectos para la salud

El mercurio es un posible cancerígeno y es bioacumulable. Una alta exposición puede dañar

el cerebro, los riñones y a un feto, provocando retraso mental, en el andar o el habla, falta de

coordinación, ceguera y convulsiones. El mercurio que se emite en los basureros contamina el

agua y la tierra, con lo que puede llegar a la comida pues se acumula en los tejidos de peces. El

plomo puede dañar el sistema nervioso, los riñones y el sistema reproductivo y no se degrada.

Cuando se libera al aire puede ser transportado largas distancias antes de sedimentar. Se adhiere

a partículas en el suelo y puede pasar a aguas subterráneas.

El litio es un neurotóxico y tóxico para el riñón. La intoxicación por litio produce fallas

respiratorias, depresión del miocardio, edema pulmonar y estupor profundo. Daña al sistema

nervioso, llegando a estado de coma e incluso la muerte. El litio puede irse fácilmente al agua

subterránea. El cadmio es una sustancia cancerígena que si se respira a altos niveles produce

graves lesiones en los pulmones e ingerirlo produce daños a los riñones. En dosis altas puede

producir la muerte. Ingerir alimentos o tomar agua con cadmio irrita el estómago e induce
vómitos y diarrea. El cadmio entra al aire y al agua de fuentes como vertederos y derrames de

desechos domésticos y se puede viajar largas distancias.

El níquel tiene efectos sobre la piel. Respirar altas cantidades produce bronquitis crónica y

cáncer del pulmón y de los senos nasales. Se libera a la atmósfera por incineradores de basura.

En el aire, se adhiere a partículas de polvo que se depositan en el suelo. El mercurio llega al

agua, el cual es ingerido por los peces, y llega a nosotros, siendo perjudicial para la salud.

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