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SERVICIO EDUCATIVO MANANTIAL CODIGO: SEM-FL 01

REPORTE DE LECTURA PÁGINA: 1 de 3

CUADO LA SAL PIERDE SU SABOR

CAPITULO I: UN LLAMADO DE URGENCIA.


“¿No habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en
tentación. “Mateo 29:40-41

Orar mes tocar el cielo… es hablar con Dios y derramar nuestra alma ante Él, con un
deseo profundo de alcanzar lo que pedimos. Es contarle lo que sentimos y sufrimos, es
decirle nuestras inquietudes y manifestarle nuestras necesidades, es pedirle su ayuda,
comprensión y amor. Los cielos nunca se han cerrado, permanecen abiertos ante la
oración. En nuestras crisis económicas, materiales, espirituales y políticas siempre
debemos es orar y clamar al Señor para nuestras vencer estas crisis, no debemos buscar
otras soluciones, como invocar la ayuda de brujos, magos, astrólogos, adivinos,
rezanderos. Con estas soluciones nuestro horizonte es oscuro y tenebroso. La única
solución es Dios a través de la oración.
El hombre es el único animal capaz de autodestruirse, por el odio arraigado en su
corazón. El Evangelio es un arma más poderosa que la renovación de la sociedad, el valor
supremo del Evangelio es que se practique, se divulgue y se hagan sacrificios en tiempo y
dinero y no dormirnos en el sueño de la indiferencia y la apatía.
La Iglesia del Señor tiene una gran responsabilidad ante un mundo agonizante que llora
cuando ríe, debemos clamar que Dios levanta hombre, mujeres, jóvenes, y niños, que
sepan llorar ante su trono, que sepan esperar ante el altar de la oración, para luego poder
contrarrestar esas fuerzas violentas y malignas que, como un manto negro, se extiende
sobre la humanidad como lo es el comunismo. Pero la Iglesia de Jesucristo no ha
entendido esta verdad. Porque las congregaciones carecen de poder y están distanciadas
pro fragmentaciones que impiden que se cumpla la oración y el deseo que Jesús expreso
la noche antes de morir. “Para que todos sean uno; como Tú, oh Padre, en Mí, y Yo en
Ti…”
Según la cita bíblica Mateo 29:40-41 Los apósteles tenían sueño mientras Jesús agonizaba
en oración, es el mismo sueño de la apatía y la indiferencia que hoy cubre a la Iglesia
ante la necesidad de oración. En nuestro tiempo creo que en cielo la nostalgia embarga el
corazón de Jesús por causa de nuestra indiferencia, y la gente y la juventud anda
descarriada, buscando otras formas de escapar a sus realidades. Ahora mismo de rodilla
postrémonos de hinojos y lloremos en oración. Pidamos perdón a Dios por nuestras
negligencia y aprendamos a orar, para que no caigamos en tentación.

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