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Octubre Mes del

Sabías que…
Esta devoción mariana se determinó con el choque
del catarismo. Esta herejía renueva el antiguo error de los
maniqueos; enseñaba la existencia de dos principios
eternos, irreductibles: el Bien y el Mal, criaturas de dos
mundos opuestos: el espíritu y la materia. Partiendo de
esta convicción, la Encarnación del Hijo de Dios les
parecía imposible; procediendo la materia del Mal, el
genio del Bien no había podido tomar carne en el seno de
María. Esta negación es de graves consecuencias, pues la
naturaleza humana de Jesús sólo era un fantasma, su vida
terrestre un engaño, su dolorosa pasión un simulacro de su
sufrimiento. En cuanto al papel y a la dignidad de María,
éstos se hallarían reducidos a la nada.
Santo Domingo tuvo la rápida intuición de que debía
recurrir a la plena realidad del Evangelio, a la santa
predicación del verdadero salvador de los hombre. Por
eso, reza, y hace rezar por el pueblo que le escucha,
oraciones intercaladas de Avemarías meditadas y
repetidas, pues en ellas se contienen las verdades de
nuestra fe.

¿El Rosario es bíblico?


Esta forma de oración vocal tiene profundas raíces
bíblicas, pues toda ella es una meditación de la
encarnación, vida, pasión, muerte y resurrección de
nuestro Señor Jesucristo.

- “Padre nuestro, que estas en el cielo…” (Mt 6, 9-13).


- "Dios te salve, llena de gracia, el Señor está contigo".
(Lc 1, 28).
- “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu
vientre”. (Lc 1,48).

Y así como estas citas, cada uno de los misterios


meditados en el Rosario, tienen su fuente en el Evangelio.

¿El Rosario es una oración anticuada?


En lo absoluto. El Rosario es muy actual. Como la
música moderna, es movido, rítmico, repetitivo y habla de
amor, por eso nunca pasa de moda.

La verdadera oración empeña todo el cuerpo. La


música moderna se toca, se oye, se canta y se baila. Lo
mismo el Rosario: los labios recitan la alabanza, la mente
repasa los misterios, los dedos llevan la cuenta, las rodillas
dan el culto, los brazos en alto elevan la súplica.

¿Es una oración repetitiva?


Efectivamente, pero esto no es ningún defecto, sino
que es la característica de la oración "Laetus" que
significa alegría, gozo, regocijo. Gozo como el de Isabel,
que a gran voz proclama: "Bendita tú entre las mujeres".
Gozo como el de los Ángeles, que repetían
insistentemente: "Gloria a Dios en las alturas."

¿Para qué rezar el Rosario?


“Si quieren que la paz reine en sus familias y en su Patria,
recen todos los días el Rosario con todos los suyos”. San
Pío X

“Si queremos aliviar a las benditas almas del purgatorio,


procuremos rogar por ellas a la Santísima Virgen,
aplicando por ellas de modo especial el Santo Rosario que
les servirá de gran alivio”. San Alfonso María de Ligorio
“Las mejores conquistas de almas que he logrado, las he
conseguido por medio del rezo devoto del Santo Rosario”.
San Antonio María Claret

“Con esta arma le he quitado muchas almas al diablo”.


San Juan María Vianney

“Con el Rosario se puede alcanzar todo. Es una larga


cadena que une el cielo y la tierra, uno de cuyos extremos
está en nuestras manos y el otro en las de la Santísima
Virgen. Mientras el Rosario sea rezado, Dios no puede
abandonar al mundo, pues esta oración es muy poderosa
sobre su Corazón”. Santa Teresita del Niño Jesús
“El Rosario me ha acompañado en los momentos de
alegría y en los de tribulación. A él he confiado tantas
preocupaciones y en él siempre he encontrado consuelo”.
San Juan Pablo II

“Aférrate al Rosario como las hojas de la hiedra se


aferran al árbol; porque sin nuestra Señora no podemos
permanecer”. Santa Teresa de Calcuta

¿Cómo rezar el Rosario?


Inicio: Por la Señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos
líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén

Acto de contrición: Señor mío Jesucristo, Dios y hombre


verdadero, me pesa de todo corazón haber pecado, porque te
ofendí a ti que eres tan bueno y que tanto me amas; a quien amo
sobre todas las cosas. Propongo firmemente con tu gracia,
enmendarme y alejarme de las ocasiones próximas de pecar.
Confío en que me perdonarás por tu infinita misericordia.
Amén.

“María, como
Madre, quiere;
como Reina,
puede; como
Patrona debe”.

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