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Resumen
Práctica de la MBE
La práctica de la MBE para la resolución de los problemas clínicos consta de cinco
pasos.
La práctica de la MBE implica reconocer las necesidades de información y convertirlas
en preguntas clínicas, localizar las mejores evidencias científicas disponibles,
evaluarlas críticamente y aplicar los resultados a la práctica clínica.
La formulación correcta implica la identificación de cuatro elementos, que pueden
recordarse fácilmente mediante el acrónimo PICO:
P. Paciente y/o problema de salud de interés.
I. Intervención o factor de estudio (tratamiento, causa, factor pronóstico, etc.) que
se considera.
C. Intervención o factor de referencia con la que se va a comparar.
O. Variable o variables que permiten evaluar el resultado de interés (outcome) y
decidir qué alternativa es preferible.
BÚSQUEDA DE EVIDENCIAS
El segundo paso es la localización de la evidencia apropiada para poder responder a
la pregunta. Este proceso puede ser complejo, dada la gran cantidad y variedad de
fuentes de información disponibles actualmente.
Dada la rápida evolución de las fuentes disponibles, se están creando nuevos y
mejores recursos que intentan conjugar el número creciente de investigaciones
relevantes con servicios que sintetizan las mejores evidencias. Haynes (2001) diseñó
una estructura jerárquica, conocida como 4S, que clasificaba los servicios en cuatro
categorías según su tipología, y que ha sido actualizada a la denominada 6S
(DiCenso et al. En el nivel inferior se sitúan las publicaciones primarias de estudios
de investigación, mientras que el resto de niveles corresponde a diferentes formas
de filtro, crítica o síntesis de las evidencias disponibles. La estrategia consiste en
comenzar buscando en el recurso de mayor nivel disponible para el problema
planteado, con la finalidad de aprovechar el trabajo ya realizado por otros y no
invertir el poco tiempo disponible en repetirlo si ya existe alguna fuente que puede
proporcionar la información adecuada. 2009).
APLICACIÓN DE LA EVIDENCIA
El núcleo de la APS es la relación entre el profesional y el paciente, uno de cuyos
aspectos centrales es el proceso de toma de decisiones. La identificación y
evaluación de la mejor evidencia científica disponible no es más que un aspecto de
este proceso.
No basta con encontrar pruebas de que una intervención es eficaz para decidir
administrarla. Que se pueda hacer algo no quiere decir que se deba hacer. Debe
evaluarse el impacto potencial de la actuación sobre el pronóstico del paciente, los
resultados y su calidad de vida. Si el paciente no va a beneficiarse, no debería
hacerse.
Es importante tener en cuenta que no existe la misma capacidad para generar
pruebas de alta calidad de todas las intervenciones.
La identificación y evaluación de la mejor evidencia científica disponible no es más
que un aspecto del proceso de toma de decisiones en APS.
BARRERAS Y OBSTÁCULOS
Los profesionales desean proporcionar la mejor atención posible a sus pacientes,
por lo que, si no lo hacen, debe ser por razones importantes. La MBE es seductora
por su sencillez, y difícilmente un profesional sanitario puede estar en contra de su
filosofía, por lo que parece clara la pertinencia de su aplicación.
Se ha criticado la MBE por ser demasiado académica, reducir la autonomía clínica de
los profesionales y no tener en cuenta la complejidad de las situaciones que se
presentan en la APS.