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Strathern Autoantropología PDF
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En la crónica de su trabajo de campo con los gitanos (Travellers) de los condados locales,
Okely nos cuenta: "tuve que aprender otro idioma en las mismas palabras de mi lengua
materna" (1984:5). Sin embargo, esta distancia lingüística, no anuló la ubicación de los
gitanos en el universo social de la investigadora. "Cualquier tendencia latente a tratar a la
gente como objetos o curiosidades distantes tiene que ser confrontada y no debe dejarse
reprimida" (1984:6). De la misma manera, Shamsul recomienda a los antropólogos malayos
a no creer que el hecho de ser Malayos les autoriza a eludir los largos períodos de
familiarización con el campo por los que los no- malayos tienen que atravesar al estudiar la
sociedad rural malaya, subrayando la distancia social inevitable que existe entre el
académico y el aldeano. A menos que estén preparados para abordar su propia sociedad
en un espíritu de diferencia sincera, los académicos se vuelven sencillamente,
"mercenarios académicos" (1982:29). Naturalmente, ninguno de los dos autores citados
sugiere que haya lugares o situaciones en los que se deba bajar la guardia contra tales
tendencias. Sin embargo, en estos dos comentarios hay algo más que el señalamiento
simple de los problemas morales que cuando los antropólogos estudian "a su propia
sociedad" toman una forma particular. Plantean la pregunta preliminar sobre la manera en
que uno conoce cuando está en su propia sociedad.
Porque, si al adaptar sus visiones dobles, como la llama Okely, hay finalmente más en
común entre ella y Shamsul que lo que hay entre cualquiera de los dos con sus áreas de
trabajo, ¿en qué sentido puede decirse que están trabajando en su lugar de origen? El
grado de familiaridad y distancia es relativo. El concepto de "en casa" puede retrotraerse al
infinito: un gitano (traveller) que estudiara a los gitanos, ¿estaría en su sociedad? ¿o
tendría que ser un gitano de esta región por oposición a esa región? La respuesta que
1
N.del T. La palabra inglesa "Home" ha sido traducida a lo
largo de este texto usando alternativamente los términos casa,
lugar de orígen y sociedad del investigador.
- 2
propongo es considerablemente particular, y no excluye de antemano otras formas
posibles de estar "en casa". Apunta sí, a un aspecto de la práctica antropológica que no
puede ser ignorado. Propongo entonces una manera de diferenciar el concepto de la
propia sociedad de la medición imposible de grados de familiaridad. Un continuum tal,
oculta una ruptura conceptual. Uno debe saber también si el investigador/investigado están
en su sociedad o lugar de origen de la misma manera, con el mismo tipo de premisas
acerca de la vida social que conforman la investigación antropológica. Sospechamos que
mientras los gitanos y los aldeanos malayos no están tan "en casa" cuando hablan de "la
comunidad", "la socialización", o "la clase", mientras que los pobladores de Elmdom sí lo
2
están . La auto-antropología, es decir, la antropología practicada en el contexto social que
la produce, tiene en realidad , una distribución limitada. Las credenciales personales del
antropólogo no nos indican si él o ella están "en casa", en este sentido como lo hace su
producción escrita final: si hay o no una continuidad cultural entre el producto de su trabajo
y lo que la gente de la sociedad estudiada produce mediante testimonios sobre sí mismos.
3
Los supuestos que se realizan comúnmente se incluyen en dos conjuntos:
2
) Elmdom es una aldea de Essex, que fue objeto de una encuesta
hecha por estudiantes de antropología social de la universidad de
Cambridge en los '60 y principios de los '70. Wright (1984) ofrece
un interesante relato de su informe oficial para un estudio de
toma de decisiones en areas rurales: estaba lleno de prejuicios
sobre "las comunidades" y "la comunicación" que debieron ser
develados tanto en términos administrativos como de teoría local.
Todos participaban en promover la idea de comunidad como un
concepto explicativo en la descripción de la sociedad rural. Puedo
agregar que la idea de que "las comunidades rurales" en Gran
Bretaña, son de alguna manera, periféricas, en realidad
obstaculiza nuestra comprensión de la manera en que las
diferencias autoreconocidas derivan de ideas británicas comunes
acerca de la diferencia. Pensemos en el trabajo de Ennew entre los
nativos de las Hébridas que recurrían al estante de la biblioteca
para responder (para un resúmen véase Condry 1983), o los ensayos
de Cohen (1982).
3
) Este análisis fue estimulado por la observación de Anthony
- 3
1. Que, como etnógrafos, los antropólogos en terrenos conocidos logran una mayor
comprensión que en otras partes, ya que no tienen que superar barreras lingüísticas y
culturales. Una mayor comprensión puede parecer inconmensurablemente enriquecedora o
trivializante. Pero, en cualquier caso, la cantidad de información que debe obtener un
nativo aumenta lo que la gente sabe sobre sí misma, o lo que puede aprenderse sobre la
sociedad total a partir del estudio de sectores.
Existe una tendencia a identificar reflexividad con una timidez exacerbada y a considerarla
como una virtud personal que tal o cual persona sensible exhibe en sus escritos. Podría
parecer que los antropólogos sólo están destinados a aumentar indefinidamente una
timidez refinada. De todas maneras, existe una reflexividad conceptual más allá de la
sensibilidad de los antropólogos individuales, en la medida en que el relato etnográfico qua
relato etnográfico da cuenta o no de la concepción de la gente sobre sí misma y de nuevo
a sí mismos- un punto que se aplica igualmente a la etnografía y al análisis etnográfico.
Cuando lo hace, en cualquier caso se puede hablar de auto-antropología. Sin embargo,
me refiero a devolver información en la forma en que fue proporcionada: mas bien, cuando
el proceso antropológico de "conocimiento" se sirve de conceptos que también pertenecen
a la sociedad y cultura en estudio.
En apariencia, resultaría absurdo sostener tal cosa en el caso de una descripción, por
ejemplo de una aldea de Essex. El proyecto Elmdom podría haber comenzado en un medio
en el que podía suponerse que los pobladores participaban ampliamente en la visión del
mundo sostenida por el antropólogo. Sin embargo, lo que comenzó como continuidad,
concluyó en una disyunción. El texto etnográfico era difícilmente próximo a la forma
narrativa local; no se devolvía a los residentes de la aldea una descripción inmediatamente
contigua a la que ellos habían dado, como una biografía o una historia social. Es evidente
que ser simplemente un "miembro" de la cultura o sociedad global en cuestión no significa
que el antropólogo adoptará los géneros apropiados a la cultura local. Por el contrario,
el/ella bien puede producir algo prácticamente irreconocible. Las descripciones del sentido
común son dejadas de lado. Se incorpora la reflexión local como parte de los datos que
deben ser explicados y no pueden ser tomados en sí mismos como su marco de
interpretación de manera que hay siempre una discontinuidad entre las interpretaciones
- 5
locales y los conceptos analíticos que dan marco a la propia etnografía. Estos derivan de
un enfoque teórico específico que puede hacer inteligible la conducta del antropólogo
(como un 'académico') pero no necesariamente lo que él/ella escribe. Los intentos para que
dichas crónicas sean más accesibles consisten ya sea en educar antropológicamente a la
audiencia o en abandonar el género etnográfico tradicional en favor de uno más popular -
una historia o un informe. La manera en la que los antropólogos prescinden de los marcos
locales parecería hacer sus actividades en Essex no muy diferentes de las desarrolladas
en Melanesia, por ejemplo.
Este es uno de los motivos de la preocupación reciente por la forma, es decir, por la forma
de la representación antropológica misma; de allí la experimentación con textos
etnográficos de los cuales Clifford (1983) aporta un análisis contundente. Lo que se
cuestiona es la forma en la que la autoridad etnográfica se construye en referencia a las
voces de aquellos de los que proviene la información , y el espacio que se les otorga en
los textos resultantes. Favret-Saada se refiere a la fantástica construcción de los relatos
antropológicos en los cuales al hablante se le niega subjetividad (el informante no puede
ocupar nunca la posición de "yo") y el sujeto autoral (el antropólogo) no tiene nombre
(1980:28). El supuesto corriente parecería ser que, mediante el esfuerzo imaginativo en el
acto de representación, el etnógrafo puede jugar con relaciones sujeto-objeto de manera
de hacer aparecer en sus textos las voces distintivas de sus interlocutores. El nuevo
género puede desplegarse como dialógico o polifónico (los términos de Clifford para que
una construcción preserve el diálogo y produzca un discurso en vez de un texto), y
tomando posición por una autoría compartida. Yo sospecharía de tales "productos
conjuntos"4 . Y pienso que debemos hacer algo más que preocuparnos sobre "voces" y
"hablantes", o por la complicidad con los así llamados entrevistados.
No sólo el grado en el que se les permite hablar a los actores, la apertura con la cual los
4
En otro lugar (Strathern 1985) hice una breve crítica del
postulado de productos de autoría conjunta. Rabinow (1977:153;
1983:204) enfatiza su naturaleza híbrida; Crapanzano (1979:xv)
advierte sobre tomar el intercambio dialógico como la "realidad
cultural" del otro.
- 6
diálogos originales son reproducidos, o la restauración de su subjetividad a través de
aparatos narrativos son bastante críticos, sino qué tipo de autores son ellos mismos.
Necesitamos tener alguna idea de la actividad productiva que yace detrás de lo que la
gente dice y, así, su propia relación con lo que ha sido dicho. Sin saber de qué manera
"poseen" sus propias palabras, no podemos saber lo que hemos hecho al apropiárnoslas.
Esto es pertinente para el dilema propio (conocer más sobre nosotros mismos como
objetos y saber más de nosotros mismos como sujetos)5. La cuestión es la manera en la
que nuestra propia actividad productiva se vuelve la base de las relaciones que pueden
como las que existirían entre "nosotros", como antropólogos, y las personas en estudio.
La calidad de la relación social establecida en este caso, no es simplemente una cuestión
de manejo personal. Depende de la naturaleza de la sociedad en cuestión. De la misma
manera, el auto-conocimiento antropológico no es simplemente una función de las
características personales como cuánto es compartido con la gente que se estudia
(cercanía o distancia) o el grado de sensibilidad hacia la propia constitución académica
(cohibición). Ese auto-conocimiento debe ubicarse también en las técnicas sociales de
producción etnográfica-antropológica. Gudeman y Penn (1982:99) se refieren a esto como
"reflexividad sistemática". La conclusión de Fabian, "que nuestras teorías de sus
sociedades constituyen nuestra praxis- la forma en la que producimos y reproducimos
conocimiento sobre el Otro con miras a nuestras sociedades" (1983:165 subrayado
suprimido), sugiere que si con algo tenemos que sintonizarnos, debería ser con la
naturaleza de la actividad productiva.
Los dos supuestos sobre la reflexividad -que esta conduce a una mayor comprensión y a
una mistificación innecesaria - son, específicamente, herramientas de auto-antropología.
5
Debería aclararse que tomo simplemente tal dicotomía sujeto-
objeto como una forma culturalmente apropiada ('positivista')
para el estudio de nuestras propias actividades; me encamino hacia
la dilucidación de su naturaleza forzosa (ver Webster 1982). Esto
hace que mi relato sea irónico (conciente de su propio
contexto),especialmente en los pasajes sobre el auto-conocimiento
desarrollado más abajo.
- 7
Para demostrar esto, establezco ciertas diferencias entre la villa de Essex y una aldea de
Melanesia. Un contexto común es provisto por una crítica que se relaciona directamente
con una actividad productiva. (Esto se aplica especialmente a "etnografías" en la medida
en que se las percibe como relacionadas con gente en particular en lugares y tiempos
específicos; pero la mayoría de los libros que contienen etnografía comprenden un género
mixto, que incluye intentos de teoría antropológica, un estado de la cuestión que contribuye
a la crítica citada aquí. Intento hacer una referencia a este género mixto cuando me refiero
a las crónicas "etnográficas o "antropológicas"). La crítica está presente en ambos lugares
de la relación en la que los miembros de la comunidad en cuestión perciben entre sí y el
investigador, en referencia a lo que el investigador está produciendo. Ellos sospechan que
están siendo utilizados 6.
Tipos de Utilización7
6
La cuestión de la utilización es aplicable a la ecuación más
amplia que señala Asad (1973:16-17) entre relaciones desiguales de
poder y la comprensión antropológica como "abrumadoramente
objetivada en idiomas europeos". Agradezco la crítica hecha (por
Raymond Firth y Lydia Sciama) cuando esta ponencia fue presentada,
que señala que parece que baso mi análisis en una metáfora
"económica". Además del hecho que "utilización" era un término
usado por los estudiantes de Papúa Nueva Guinea a quienes me
refiero,está dirigida como comentario sobre la aspiración
antropológica de agrandar la "comunidad moral", en las palabras de
Hymes (1974:53 -"construir una cultura mundial que sea una
comunidad moral"). Lo que expongo usando una expresión de
propiedad acerca de los productos antropológicos podría
expresarse, asimismo, en terminos de relaciones subjetivas: la
medida en la cual el investigador contempla adecuadamente a otros
como versiones de sí mismo.
7
Existe alguna evidencia -procedente principalmente de hombres
y no de mujeres- de que yo estaba "usando" a la gente que conocía
en Hagen. Muchos fueron bastante cínicos acerca de lo que mi
relación con ellos podía beneficiarme en detrimento de sus
intereses. Que yo misma haya puesto una construcción diferente en
esa relación significó que siempre estuve un poco a disgusto, o al
menos sorprendida de tales reacciones. Esto fue una disyunción
sentida ('real'). En el caso de Elmdon, por otra parte, mi relato
aquí es ficción en gran parte. Es decir, no tengo casi pruebas de
que los pobladores de Elmdon pensaran realmente que los estaba
usando en alguna manera. Sólo pensaba que ellos podían pensarlo.
La mayor parte de la evidencia es por el contrario- en la medida
- 8
Hacia fines de los '70 el cuerpo estudiantil de la Universidad de Papua Nueva Guinea
comenzó a preocuparse por el tema de la utilización por parte de los académicos,
señalando un ataque a los antropólogos. Consideraban que se apropiaban de información
que pertenecía por derecho a los melanesios y la exhibían en su beneficio personal.
Ninguna devolución cuantificable podía hacerse a sus verdaderos poseedores.
Aparentemente esto habla del disgusto con el cual los relatos antropológicos pueden
recibirse en ámbitos nativos: que los antropólogos hayan usado las vidas de otra gente y
sus experiencias en beneficio propio. No sólo transforman sus experiencias en objetos de
observación sino que producen análisis integrados en términos que aparentemente les
pertenecen sólo a ellos mismos.
Se puede considerar que los académicos crean un ámbito exclusivo en el cual sus relatos
tienen validez. Los modelos teóricos circulan de manera inagotable entre los antropólogos
con diferentes intenciones analíticas, pero los orígenes de estos modelos se atribuyen al
propio discurso académico. Se soslaya que sus orígenes provienen de otras formas de
vida, otras culturas. En última instancia, el uso que hacen los antropólogos de sus datos es
también para los fines de su propio quehacer. En este sentido, la antropología domestica
un mundo que le es ajeno, haciendo nuevos usos de materiales que se originan en
circunstancias bastante diferentes, incluyendo de esta manera los usos diferentes que la
gente tiene de vivir sus vidas. Tal comprensión se experimenta como utilización cuando la
gente percibe que los otros tienen el poder de transformar la información en materiales
A veces se me ha hecho sentir que estaba utilizando a los que me ayudaban en mis
investigaciones en Mt. Hagen, casi de la misma forma en que se percibía que usaban a la
gente todos los empleadores europeos de trabajo asalariado. Mi relación con ellos
incrementaría mi prestigio en función de su exclusión. En la sociedad Hagen tradicional, el
prestigio se obtiene mediante transacciones entre pares; los regalos que intercambian los
realzan mutuamente. En este sentido, los socios contribuyen a la reputación del otro. El
problema con el asociado itinerante yace en su partida inminente. Esto construye la
8
Sin embargo, al concebir esta empresa como transformadora,
los antropólogos también tienen que preservar los orígenes de los
temas en estudio. Estos no pueden reducirse a réplicas de los
observadores. Es importante que su condición exógena se mantenga,
ya que al hacer inteligibles las diferencias, el "trabajo"
antropológico se considera terminado. Algunos de los comentarios
son tomados de Strathern (1984).
- 10
suposición de que la partida obtendrá su prestigio de alguna otra esfera de interacción,
respecto a la cual las relaciones previas se reclasifican como "servicio". Porque en el
momento de su partida, el trabajador de campo, claramente se dedicará a invertir en
relaciones en otra parte. Hay un término Hagen para las personas en servicios no
recíprocos de este tipo.
Creo que en esto se ve el sentido occidental en el que todos los valores de cambio pueden
considerarse como potencialmente abusivos, es decir, el valor que la gente forma para sí
misma debe ser a costa de otros. Se prevé la extracción en la medida en que se supone
que lo que subyace en la conversión de valores es algo que hacen otros agentes al
trabajo que la gente hace o a los productos que conforman su organismo. La idea del siglo
XVIII de que las personas son los propietarias naturales de sí mismos así como de su
trabajo persiste entre nosotros; esta noción de propiedad/autoridad singular también
preparar la posibilidad conceptual de que un autor reemplace o desplace a otro. El
antropólogo como académico occidental es sensible a las acusaciones de utilización que se
derivan de tales posibilidades de inclusión y desplazamiento. Una consiste en tomar a los
hechos o a las situaciones en función de sus propios fines, como si se extrajera "materia
prima" para su empleo "social". El no compartir con alguien significa adscribirse a uno
mismo a una clase separada en relación a tales conversiones; de allí que, el
desplazamiento en la escritura etnográfica hacia la representación de crónicas como si
fueran de alguna manera, el producto de una experiencia compartida. Quienes quiera que
sean los Otros, ya sea en casa o en el extranjero, se les debe otorgar una voz. Sin
embargo, este modelo de utilización como autoridad desplazada es un modelo particular
basado en la propia sociedad.
A pesar de que perdían poco al contarme cosas, la cuestión radicaba en que el beneficio
sería realizado en una esfera de actividad a la que no tenían acceso; una situación, en
otras palabras, en la que no se quitaba nada y sin embargo, existe una relación en la que
una persona obtiene una ventaja unilateral. Esto guarda relación con lo que sucede entre
los maridos y las esposas Hagen. Los maridos y esposas trabajan juntos, produciendo
cosas que el marido luego utiliza para entrar en intercambios políticos masculinos. Más
aún, los hombres suelen referirse en general a las mujeres como sus "sirvientes". La
analogía merece proseguirse brevemente.
No cabe duda de que ha tenido lugar una conversión de valor. Al convertir cerdos de
alimento para comida, en regalos para el intercambio, el marido reclasifica su origen social:
los cerdos se consideran entonces como el resultado de transacciones de regalos
previas(cf. Josephides 1985). De esta manera, los hombres ocultan sus propias actividades
productivas, así como las de las mujeres. Existe una característica especial en esta
conversión de valor. Esta no consiste en la conversión de cerdos en regalos los reproduzca
o reautorice en términos de la producción9. Los hombres no están reclamando que el
9
Con respecto a la producción de cerdos, ni el trabajo de las
mujeres ni el de los hombres incluye el trabajo del otro socio;
como en un cuerpo de trabajo el cerdo en cuestión no puede
representar a uno ni al otro: constituye el producto de la
relación. Uno de los socios no convierte ni transforma el trabajo
del otro para uso propio de él o ella, sino que consume los
productos de otro particular. Los bienes producidos para el uso de
otros no están subordinados a algún propósito dominante que
redefine los fines para los cuales fueron concebidos. Pero,
esferas cuando los occidentales imaginan que todo puede ser
convertido al uso, lo que emerge son jerarquías de uso, puestas en
valor por agentes que convierten los artefactos de otros en cosas
útiles para sus propios fines. En este último modelo, tanto la
provisión de materias primas como la transformación productiva es
"trabajo", de manera que una puede ser medida contra la otras, no
como esferas separadas sino como etapas de un proceso. Uno "usa"
el trabajo del otro en su propio trabajo.
- 13
trabajo les pertenezca, y el trabajo no se encubre como algo diferente porque, a su vez,
los agentes no son jerarquizados con respecto a su habilidad para convertir los productos
menos útiles (materias primas) de una persona en otros más útiles para otra. Los regalos
no convierten a los objetos inútiles en útiles. Cualquiera que halla sido el trabajo que llevó
la producción de los cerdos, los socios que intercambian no se lo apropian como "trabajo" -
adquieren el regalo como una deuda a ser reintegrada (cf.Damon 1980). Además, entre
esposos el trabajo significa un compromiso diferenciado en la relación entre ellos: la esposa
no es una "propietaria", que tiene la capacidad de transferir su propiedad, ni se le puede
arrebatar su control, ya que no hay una relación de uno-a-uno entre la capacidad laboral de
la mujer y los productos de su trabajo. Cuando los hombres les quitan sus cerdos no están
suplantando la autoridad de las mujeres -o la propia por lo que importa- como productores
porque los productos del trabajo se conciben como procedentes de fuentes socialmente
heterogéneas. Una fuente no puede transformar a los otras en anónimos. De allí que
cualquiera sea la explotación que exista, no debe ser entendida a través de las nociones
occidentales de autoridad individual, de una relación de uno-a-uno entre una persona y sus
productos.
10
Comparar la queja de Favret-Saada (1980:26) de que la
etnografía tradicional realiza una división entre el sujeto que
expone (el autor de la crónica) y lo dicho (el texto). ESta
facilidad para dividir es un enfoque culturalmente apropiado de un
mundo concebido más allá del sujeto.
11
Goldman demuestra que esto es tanto una cuestión de sintaxis
(uno no puede apropiarse de las palabras de otros a través del
lenguaje indirecto; son consignadas como lenguaje directo) y de la
estructura del discurso, que en las querellas que estudia procede
por el ejemplo y el contra ejemplo (no hay síntesis) . Relaciona
estos rasgos lingüísticos, a su vez, en relación al habla Huli
orientada al acuerdo del consenso más que al juicio.
- 15
de una cuestión no simplemente de elección autoral, sino de práctica social y cultural.
Escritores y autores
12
Como sugiere Cohen, esto es como la introspección de los
isleños de Whalsay que se encuentran en la posición de tener que
dar cuenta cultural de su pasado. Esto me parece ser una
extrapolación adecuada, mientras que por ejemplo el relato de
Jarvie (1984) de la actividad del culto cargo como "explicación",
no. En este punto la critica de Southwold (1983) de la noción de
"creencia" permite un comentario paralelo. A pesar de su forma
proposicional, un credo que manifiesta un estado de cuerpo y
espíritu no debe ser confundido con el credo de una conciencia
distante que imagina la verdad en la forma específica de una
proposición intelectual. "Creencia" en el primer sentido no puede
ser tomada como una variedad de "creencia" en el segundo sentido.
- 16
poseen a sí mismas, y tienen así un control natural sobre sus acciones e intenciones. La
usurpación de la propiedad natural sienta una de las condiciones para la utilización.
Se trajo a colación la utilización porque podía arrojar luz sobre la manera de interpretar la
propiedad de los relatos etnográficos. Emplee el término "autor" en un sentido metafórico.
Un único término no es, sin embargo, adecuado por la diferencias de matiz que surgen de
la comparación del productor de etnografías "en casa" y "en el extranjero. La distinción que
trae al descubierto Rabinow (1984) entre autores y escritores ayuda considerablemente a
comprender el carácter del dilema "doméstico" (ver p.19).
13
Favret-Saada intenta generalizar esta tríada como una
proposición simultáneamente social y sintáctica: 'sólo un ser
humano que se llama a sí mismo "Yo" puede referirse a otro ser
humano como "él"; y sólo puede hacer esto dirigiéndose a "usted""
(1980:27). Debe aclararse que en lo que sigue no considero la
tríada como universalmente determinada por tales relaciones
sujeto-objeto (cf. Fabian 1983:85-86). Si uno debe dirigirse a la
sintaxis de las representaciones (como una etnografía constituye
una representación) entonces se debería recordar las posibilidades
sintácticas de las construcciones de Nueva Guinea ya citadas (ver
nota 10). La yuxtaposición de discursos "indirectos" permite una
simultaneidad de autorías individuales (el agente hablante) y una
autoridad dual (lo que otro dijo permanece lo que "él"/"usted"
- 17
hablar igualmente a ambos en su condición de de público (Webster 1982:108-09).
14
En lo que concierne al consumo doméstico, no estoy tratando
aquí con versiones que podrían ser útiles en transacciones con el
"mundo exterior". En los casos en que la gente ppodría acudir al
relato antropológico como un registro de lo acaecido "en el
pasado", creo que el relato debería ser considerado como un
tributo transparente de lo que otros socialmente significativos
dijeron (aún a pesar de que su identidad ya no sea recuperable).
Intento una observación técnica aquí sobre la propiedad y la
producción.
- 18
presente (cf. Kuper 1980:20; Clifford 1983) es totalmente importante. En relación a los
que leerán el relato de los Papúa Nueva Guinea en su lugar de origen, el etnógrafo está
completamente en control. Por un lado, sus lectores no tienen otra vía de acceso a las
ideas que se están exponiendo. Los modelos de los actores se vuelcan a través de
modelos analíticos. De esto se deriva la retórica de la etnografía como traducción. Por otra
parte, su autoría suplanta o sustituye otras versiones del mismo material a las que los
lectores de su país también pueden acceder. Introduce modificaciones a la forma en que
ellos piensan sobre los Papua Nueva Guinea.
15
Si bien para no complicar el relato con demasiada
abstracción he presentado el caso como si fuera cuestión de lo que
la gente comprende, el argumento de que la gente comparte un
vocabulario común con el antropólogo no exige prueba. El problema
consiste en que él/ella pertenecen a la cultura que , para decirlo
así, produjo ideas tales como la de "sociedad", o la propia
"cultura".
- 20
(authored) a través del filtro de la conciencia del observador. La apariencia artificial del
reporte antropológico en su propia sociedad, por otra parte, crea escritores y no autores. Es
en su calidad de escritor que un antropólogo debe diferenciar su estudio de otros
profesionales en el tema de la representación (Barnett y Silverman 1979:17), y evidenciar
el ámbito que ha sido captado (Thornton 1983).
Sin embargo, aquí hablo del lugar de origen (home) en un sentido limitado. Estos
contrastes iluminan las premisas iniciales que en realidad sólo se aplicaban a la auto-
antropología. Una de ellas era la acusación de mistificación. Para los informantes, los
relatos de los antropólogos de la sociedad de origen pueden ser considerados parciales,
obvios, que repiten lo que ya se saben, pero, también idiosincráticos y triviales; él o ella
sólo son los autores de otra versión. Para los colegas académicos, por otra parte, la base
convencional de un marco analítico se vuelve transparente; la escritura se revela como un
dispositivo. El otro supuesto era en relación a una mayor comprensión. Como autor, el
antropólogo puede presentar las experiencias de la gente bajo una luz diferente, de una
manera esclarecedora: la gente sabrá más sobre sí misma. Y en la manera en que, para
sus colegas, al análisis se le confiere significado en relación con otros análisis, el
antropólogo como escritor ofrece un reflejo de cómo se establecen las bases para esos
análisis. Conocernos mejor, tanto como objetos de estudio y como sujetos que hacemos el
estudio: los dos se fusionan en la premisa cultural de que el conocimiento es un tipo de
auto-conocimiento (ver nota 5).
Conocimiento y Auto-Conocimiento
16
Puede considerarse que las disciplinas entonces, responden a
- 22
afuera, como académicos hablandose exclusivamente entre ellos.
Los antropólogos en su lugar de origen están cumpliendo así con las condiciones de la
auto-antropología cuando producen como escritores. Convierten sus hallazgos en
artefactos de tipo particular, de los que se destaca el concepto de "cultura" o "sociedad"
misma. La comprensión se vuelve contingente en la dilucidación de "la sociedad", como
un sistema social, o compuesta por partes interrelacionadas, o lo que sea. Así, la
investigación de x o y se justifica en términos de su contribución a la comprensión general
de la sociedad inglesa/europea/occidental. Al menos, hay un refugio en el postulado de que
el auto-conocimiento es posible. El individuo (particularmente la mente individual) como un
microcosmos de la sociedad constituye el registro efectivo del auto-conocimiento, y se toma
el incremento del conocimiento individual para contribuir al conocimiento colectivo. La idea
misma de sociedad es signifcativa aquí -que como 'sociedad', 'nosotros' podemos mejorar
el conocimiento de 'nosotros mismos' (i.e. de 'nuestra sociedad').
17
La metáfora de la "observación" (Fabian 1983:106 ff.)
desplaza a la construcción de la "organización". Imaginamos
nuestra metáfora organizadora como la visual (mapas cognitivos,
etc.), pero esa auto-reflexión particular oculta el papel de la
organización misma en nuestras imágenes. La vista es una metáfora
universal para el conocimiento; es el "alcance sistémico" hacia
otras culturas lo que es "única para la tradición intelectual
europea u occidental" (Burriage 1979:9). De cualquier manera,
necesitaríamos especificar el tipo de sistemátizaciiones. Para un
relato de sistematizaciones de conocimiento no -occidentales, ver
el trabajo de Salmond sobre la oratoria Maorí con su pretensión de
no ser universal (1982:83; 1983).
18
Haraway (1983:333), al observar que los "proyectos dirigidos
al auto-conocimiento" son "básicos para la historia del
- 24
(individualmente o colectivamente) se beneficia así de su conocimiento. En este
contexto, tomar consciencia de la convención y del artificio es producir conocimiento sobre
los antropólogos como artífices: primero, al participar en un vida social que descansa sobre
el artificio; y segundo, como artífices activos en la construcción del conocimiento acerca de
esa vida social.
20
Consideremos nuevamente la pretensión de Malinowski de "crear" a los Trobiandeses . El
pretendía que sólo él los traería a la vida para sus lectores, que sería su autor en ese
sentido; al mismo tiempo, al yuxtaponer el mundo a través de ojos Trobriandeses con el
prejuicio europeo sobre la sociedad primitiva, tuvo también que ser escritor: para que su
Sería absurdo, de todas maneras, sugerir que la relación de Malinowski con los
Trobriandeses era insatisfactoria. Sí importaba lo que escribía, en la medida en que
mediaba entre ellos y el mundo colonial en la información transmitida. Este es el significado
de las subsecuentes acusaciones de que entendió mal las cosas, o dio una visión de la
sociedad Trobriandesa alejada de la realidad al mundo exterior. El punto a enfatizar es muy
simple. Las crónicas antropológicas de sociedades exógenas tales como las Trobriands no
pueden constituir nunca auto-conocimiento en la forma en que lo sería un relato paralelo
del mundo social de los habitantes de Elmdom, por ejemplo. No importa la nacionalidad del
antropólogo: no puede ser auto-conocimiento en un sentido reflexivo porque no se basa en
las técnicas específicas mediante las cuales la gente se conoce a sí misma.
Shamsul tenía razón cuando decía que un antropólogo malayo debería deliberadamente
familiarizarse con la sociedad malaya. No podemos concluir que los antropólogos no
occidentales estarán en la misma relación con su propia sociedad o cultura en la forma en
que estaría un antropólogo occidental con respecto a la propia. Esta es una proyección de
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un modelo específico (occidental) que supone que las sociedades constituyen una serie
homóloga, que si otras sociedades expulsaban a los antropólogos entonces éstos
deberían ser todos antropólogos en su lugar de origen, compartiendo una relación análoga
entre sí en lo que respecta a sus relaciones con su sociedad.
Mi argumento sostiene, por supuesto, todo lo contrario. Está muy bien que Giddens plantee
a la ligera que "todos los actores sociales...son teóricos sociales"(1984:335), pero la frase
es vacía si las técnicas de teorización comparten poco. He subrayado el papel de la
producción y la escritura de los textos etnográficos para enfatizar la especificidad de las
técnicas, en lo que concierne al "conocimiento".
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. Los comentarios de Southwold sobre el budismo (de que no le
preocupa reflejar y confirmar la vida tal cual es, sino en
transformarla", (1983:20) significa que uno no puede interpretar
tales prácticas religiosas como sociología reflexiva. También se
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A su vez, resulta engañoso llevar demasiado lejos la premisa metodológica de que todas
las sociedades "tienen" culturas. Una noción de "cultura" no forma parte de las técnicas de
conocimiento que todos los pueblos tienen de sí mismos, lo que es menos cierto para el
concepto de "sociedad"22. Si la comprensión de la cultura o la sociedad no forma parte de
la forma en la cual organizan sus experiencias, entonces no puede gozar del mismo lugar
en los relatos antropológicos para ellos que el que tiene para el auto-antropólogo. Si las
técnicas de auto-conocimiento constituyeran una clase universal, podríamos defender el
caso para reconocer a la antropología en el lugar de origen dondequiera que los
antropólogos se tornaran hacia sus sociedades. Pero no deberíamos engañarnos aquí.
Son los antropólogos mismos quienes constituyen una clase universal, quienes comparten
preceptos y preocupaciones y que como escritores manejan datos de maneras
específicas23. Tal "auto-conocimiento" a su vez puede sólo ser expresado en forma circular:
el auto-antropólogo procede de una cultura/sociedad que "tiene" un concepto de
cultura/sociedad. Si los antropólogos están en su sociedad qua antropólogos, no hay que
decidirlo por el hecho de que se llamen ellos mismos malayos, pertenezcan a los gitanos o
Agradecimientos
Le agradezco a Paul Rabinow el permiso para citar su trabajo en prensa (1984) y por su
interés en el tema. Anthony Cohen fue una original fuente de inspiración, a Timothy Ingold,
por varios comentarios y críticas de las que me he beneficiado.
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Y así donde "el proceso de investigación ha sido aceptado
como parte del autor pluralista y del ambiente" (Barnes 1979:186).