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Devocionales

07DIAS Asuntos de santidad

“sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir”

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07DIAS Asuntos de santidad

DEVOCIONALES - 07 DIAS Asuntos de Santidad / Caleb Fernandez Pérez


Febrero 2014

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DIA01 La bandera de la ética

- 1 Pedro 1:16

“porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.”

En el pasado los cristianos ponían mucho más énfasis en la realidad del llamamiento de
Dios a la santidad, y hablaban claramente sobre el modo que tiene el Señor de capacitarnos para
ella.
Y particularmente, los protestantes evangélicos sabemos muy bien las innumerables varieda-
des de exigencias de la santidad divina, es decir, lo que debemos y no debemos hacer. Sabemos
muy bien los medios para acceder a ella, que son la Palabra y la oración. Y entendemos que por
medio de disciplinas espirituales como congregarnos y ejercitar la comunión con Dios podemos
llegar a tener una vida santa delante de Dios.
¿Cuál es el problema actual? La santidad no es prioridad. La doctrina teológica si. E indirec-
tamente lo disociamos. No queremos pero lo hacemos. Levantamos la bandera de la teología, pero
nos ha costado levantar la bandera de la ética.
En el pasado se destacaba la santidad, aquella actitud práctica de testimonio, a lo largo y a
lo ancho de toda la iglesia cristiana. Pero, ahora debemos observar nuestra forma ridícula, munda-
na y frívola de comportarnos. Uno nunca imaginaría que en otra época el camino de santidad esta-
ba claramente marcado para los creyentes bíblicos ¡Y todos sabían quienes éramos!.
Llegó la hora de ponernos de pie, y levantar la bandera de una sana teología que alimenta
una ética del reino coherente y poderosa.

Oración: “Señor, ayúdame a no disociar lo que entiendo acerca de ti y la forma en que vivo, en
el nombre de Jesús, amén”.
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DIA02 La verdad antigua

- 1 Pedro 1:16

“porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.”

En el Antiguo Testamento leemos que Isaac obligado a reubicar a su extensa familia de-
cidió abrir los pozos que le pertenecían a su familia en el pasado. El texto bíblico nos dice
exactamente así: “Y volvió a abrir Isaac los pozos de agua que habían abierto en los días de
Abraham su padre, y que los filisteos habían cegado después de la muerte de Abraham; y los
llamó por los nombres que su padre los había llamado”. (Génesis 26:18).
De esta manera, Isaac se aseguró sacar la provisión de agua sin la cual ni su familia, ni
sus siervos, ni su ganado, ni el mismo podrían haber sobrevivido. No cavó nuevos pozos, lo
cual hubiera podido dar buenos resultados, sino que se fue derecho a los pozos antiguos.
¿Acaso no es necesario “ir derecho a los pozos antiguos”? Debemos rescatar la dimen-
sión ética y social que tenía el evangelio. Así como Issac encontró agua, después de haberlos
limpiado de la tierra y los escombros que dejaron los filisteos, así también nosotros pode-
mos pulir nuestra historia, aprender de ella y rescatar tiempos pasados en que la santidad
práctica era absolutamente necesaria para llamarme “cristiano”.
La recuperación de la verdad antigua, puede convertirse en las manos de Dios nueva-
mente en un instrumento de bendición para el presente.

Oración: “Señor, no permitas que la verdad antigua se diluya con el pasar del tiempo, ayúdame
a recuperarla para mi propia vida, en el nombre de Jesús, amén”.
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DIA03 Asuntos internos

- 1 Pedro 1:15

“sino, como aquel que os llamó es santo…”

La santidad tiene que ver con un asunto interno, tiene que ver con nuestro corazón. Y
“corazón” en el sentido bíblico, es el centro y foco de la vida interior de cada uno de noso-
tros, la fuente de la motivación, el lugar de las pasiones, el resorte de todos los procesos de
pensamiento, en particular, de la conciencia, y el motor de nuestras decisiones y volunta-
des.
Es por eso, que la santidad comienza por el corazón, en el interior de cada uno, es por
eso que el texto nos dice, que nos llamó, y ese llamamiento es una llamado interno, eficaz,
seguro e infalible, pero que sólo se discierne desde el corazón.
Lo más hermoso de este llamado, es que trata de expresarse mediante una actitud dife-
rente frente a la vida. No tiene que ver sólo con la mecánica de lo que hago, sino con los mo-
tivos que me impulsan hacerlo.
Es cuando el único objetivo, la pasión, el deseo, el anhelo, la aspiración, la meta y el
impulso, que motiva a una persona santa es agradar a Dios. ¡Nada más! Quiere agradar a
Dios, tanto con lo que hace como con lo que evita ser. Se trata de una nueva dinámica en la
vida, algo interno que me impulsa a realizar buenas cosas y a omitir las malas.

Oración: “Señor, quiero agradar tu corazón, preserva el mío para darte la gloria siempre, en el
nombre de Jesús, amén”.
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DIA04 Las buenas y las malas cosas

- 1 Pedro 1:15

“sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir”

Las buenas cosas comienzan con alabanza, adoración, honra y exaltación a Dios. Las ma-
las cosas comienzan cuando se agotan, se esfuman, y se enfrían las buenas. Las buenas cosas
comienzan en el corazón, y la mala noticia, es que las cosas malas también.
Por lo tanto, el ascetismo como tal, las abstinencias voluntarias, los hábitos de priva-
ción auto-impuestos y la austeridad agobiante, no es lo mismo que la santidad. Podemos
abstenernos de todo lo malo, privarnos de las cosas más placenteras, sean ellas pecamino-
sas o no, pero aún así continuar con el corazón enfriado.
La santidad es siempre aquella respuesta de gratitud del pecador salvado por una gra-
cia que se le ha concedido. No debo esforzarme por parecer santo, debo dedicar mi vida a
mantener mi corazón sensible, atento y maravillado en Dios de una manera activa.
Cuando nosotros cultivamos un espíritu de amor agradecido, humilde y adorador al
amante Salvador personal entonces, esa clase de amor es la raíz primaria de toda santidad
verdadera.
El factor que hace la diferencia en un cristiano no es el número de libros que ha leído,
ni tampoco las conferencias, los campamentos y los seminarios a los que ha podido asistir,
sino la calidad de su comunión con Cristo a lo largo de las vicisitudes de la vida.

Oración: “Señor, que las buenas cosas sean el producto de un corazón enamorado de ti, en el
nombre de Jesús, amén”.
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DIA05 La escuela de la santidad

- 1 Pedro 1:15

“sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir”

El proceso de aprendizaje para ser “santo” puede considerarse adecuadamente una escuela.
La Escuela de la Santidad donde el currículum, el claustro de profesores, las reglas de disciplina,
los premios ocasionales y los compañeros con los que uno estudia juega, debate y confraterniza,
están todos presentes bajo la Providencia Soberana del Señor.
La santidad es algo que aunque resulte instintivo para los cristianos en virtud de su nuevo
nacimiento, se debe aprender por la experiencia y a través de ella. Esta fue la experiencia de Je-
sús: “por lo que padeció aprendió la obediencia” (Hebreos 5:8).
Por ejemplo, cuando hablamos de los grandes deportistas nos damos cuenta que la esencia
del proceso no consiste en hablar de tácticas, sino en practicar servicios y jugadas reales. Es la úni-
ca manera de formar hábitos, adquirir reflejos para que puedan minimizar las debilidades del esti-
lo.
La santidad se aprende de un modo semejante, y se aprende a medida que vaya haciendo
compromisos, formando hábitos y peleando batallas contra el adversario real que se llama Sata-
nás.
No minimicemos el poder de su influencia, pues, él se aprovecha continuamente, con gran
astucia, de nuestros puntos débiles. La santidad es una tarea de perfeccionamiento constante. En
la que me hago fuerte y resistente en la medida que hago los ejercicios correctos.

Oración: “Señor, líbrame del mal y enséñame a hacer los ejercicios correctos para honrarte
cada día, en el nombre de Jesús, amén”.
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DIA06 El gimnasio de la vida

- 1 Pedro 1:15

“sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir”

Sigamos hablando de deportes. El gimnasio es el único lugar que nos exige hacer algo
que no queremos hacer y tenemos que pagar por eso. Para que uno llegue a ser cristiano no
hay que pagar nada, pero la santidad exige de nosotros que ejercitemos aquello que nos
cuesta trabajo disfrutar: ¡Dedicar la vida para gloria de Dios!
Debemos tener bien en claro que las alegrías y las tristezas, las satisfacciones y las frus-
traciones, el deleite y la decepción, que forman la realidad emocional de nuestras vidas,
constituyen los aspectos externos con los cuales Dios quiere formar personas de carácter
que dediquen su vida a darle gloria a Él.
Se dice que en una ocasión, cuando Teresa de Ávila estaba viajando, su carruaje la tiró
en el barro. Las palabras de la animosa santa, mientras trataba de incorporarse fueron: “Se-
ñor, si es así como tratas a tus amigos, no resulta extraño que tengas tan pocos!”.
Una de las cosas más atractivas de Teresa era que podía ser así de juguetona con su
Dios. Pero, nadie sabía tan bien como ella que los altibajos de su propia vida estaban divina-
mente planeados para moldear su carácter, ensanchar su corazón y ahondar su devoción.

Oración: “Señor, quiero dedicar mi vida para tu gloria, continúa entrenándome, estoy
dispuesto, en el nombre de Jesús, amén”.
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DIA07 Dios nos exige santidad

- 1 Pedro 1:15

“sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir”

Cuando el Señor nos llama internamente, nos exige que manifestemos este llamado de
manera contundente. Nos advierte que no debemos confiarnos qué será instintivo, mas bien
nos da una orden: “sed santos en toda vuestra manera de vivir”.
Lo interesante es la fuerza de las palabras “toda” y “vuestra”. Porque, no nos pide que
seamos santos cuando lo podamos hacer, sino en medio de la imposibilidad de serlo. Por
ejemplo, en medio del éxtasis de una celebración de alabanza, como también en medio de un
funeral de la persona más querida. Dios nos exige santidad.
Y las oportunidades para hacer caso a esta exigencia serán las más diversas. En medio
de la alegría de un titulo universitario y la pérdida de una oportunidad de trabajo, en medio
de la satisfacción de la llegada de un hijo, como en la espera del hijo que no llega. Debemos
ejercitar la santidad en eso que nos cuesta disfrutar.
La plenitud de la vida y la llenura del Espíritu Santo, no se puede dar en medio de la
playa de las circunstancias, sino mas bien en el océano de una relación confiada y segura en
Dios.
No hay exigencias espirituales, sin el regalo de la justicia de Dios. No cumplimos para
ser beneficiados, en realidad, cumplimos como una forma de agradecimiento a una justicia
imputada de manera inmerecida e incondicional.

Oración: “Gracias Señor, por no exigirme algo para bendecirme. Gracias por bendecirme para
que pueda obedecerte, en el nombre de Jesús, amén”.
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07DIAS Asuntos de santidad

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Caleb Fernández Pérez, Pastor de la 1ra Iglesia Presbiteriana de Valparaíso y profesor del Seminario
Teológico Presbiteriano en Santiago, Chile.

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