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EL ACOSO SEXUAL CALLEJERO

Consideraciones de la Ley 2153

Integrantes
Josefina Michell, Loreto Vergara, Javier Sotomayor

Profesor
Javier Capo
Introducción
Hace más de un mes entró en vigencia la ley que sanciona el acoso sexual
callejero, y se destaca el actuar de la soberanía pero, como grupo, nos hemos
planteado las siguientes preguntas, ¿la sanción que se le dará a quien realice el
acoso es verdaderamente justa? ¿La víctima se sentirá satisfecha con el castigo
de su agresor?
El objeto de este trabajo y como grupo, es lograr una reflexión sobre este tema
crítico que está latente en nuestro país
En nuestra sociedad, ha estado latente una problemática que, si bien apunta un
género como víctima, alcanza a dañar a la sociedad en general.

Ante este escenario, es que, el Observatorio Contra el Acoso Chile (OCAC) realizo
su primera encuesta entre el 18 y el 28 de febrero del 2014, vía web, donde 3.234
personas opinaron, entre 16 y 64 años, entregando datos relevantes de esta
conducta.

El acoso sexual callejero, es una costumbre que los hombres de este país la han
transformado como una actividad natural para el día a día, esto puede ser desde un
silbido u otros sonidos como besos, jadeos, palabras obscenas, conductas de
acercamiento o persecución e incluso exhibicionismo obsceno.

Ante esta problemática, cada vez más habitual en el diario vivir, es que con fecha 3
de mayo del presente año, entró en vigor la Ley 21.153, Contra el Acoso Sexual
Callejero, que viene a subsanar esta falencia en la legislación nacional.

Esta ley impone a quien cometa actos que cometa acoso de este tipo, una pena
máxima que varía entre 10 UTM o prisión en su grado medio a máximo, esto es
pasar en la cárcel de 21 días hasta 60 días.

La pregunta que nos hemos formulado es si ¿realmente es un castigo justo para


alguien que comete dichas conductas? ¿Será un alivio para la victima saber que
este individuo solo debe pagar una multa o pasar menos de 3 meses en la cárcel?
Si bien el acoso callejero no pone en riesgo un bien jurídico protegido, nada nos
garantiza que el individuo pase el umbral y comience a actuar.

El objetivo de este ensayo es, con argumentos sólidos y evidencia, desarrollar esta
ley que representa esta situación tan importante como angustiante, que está
presente en nuestro país.

Como tesis a priori es que la pena establecida para estos casos es inútil, debido a
la proporción, el acto de estos acosadores causa un gran impacto para la víctima.

Más adelante se encontrará un paralelo con los femicidios anuales que,


lamentablemente, se han desarrollado en nuestro territorio.
Para tener una mejor idea de la materia, es que se hace necesario entender qué es
el acoso callejero y éste corresponde a una práctica de connotación sexual,
realizadas por un desconocido en espacios públicos o semi públicos (transporte
público, mall, plazas, colegios, universidades, etc.) que generan malestar en la
victima. Es una conducta unidireccional, es decir, son prácticas no consentidas por
la victima y donde el victimario no tiene la intención real de comunicarse con él/la
agredido (a).

Estas prácticas de acoso sexual callejero, son sufridas, preferentemente por


mujeres a partir de los 12 años en promedio.

Estas conductas son violentas, ya que generan en la víctima un impacto psicológico


negativo que provoca cambios en sus hábitos, ya sea el cambiar los recorridos que
realiza frecuentemente, también puede afectar los horarios en los que se transita,
preferir caminar por la calle acompañada e incluso, puedo provocar la modificación
de la vestimenta, con el fin de desincentivar esta conducta.

Como podemos inferir, estas conductas provocan en las victimas un problema que
afecta tanto física como psicológicamente a las víctimas, marcándolas, al punto de
considerarse responsables de la violencia que reciben.

Son consideradas como prácticas de acoso callejero: miradas lascivas, piropos,


silbidos, besos, bocinazos, jadeos y otros ruidos, comentarios sexuales, directa o
indirectamente al cuerpo, fotos y grabaciones con connotación sexual no
consentidas, tocaciones, Gestos obscenos, lenguaje vulgar, exhibicionismo,
persecución o arrinconamiento.

Ante estas manifestaciones ilícitas: ¿Qué se puede hacer ante el acoso sexual
callejero?

Estas prácticas son problemáticas cuando, por su gravedad o por la sensibilidad de


cada persona, se convierte en algo desagradable y cuando reflejan la imposición de
la voluntad de una persona sobre otra.

 Exigir respeto: responder solo si se esta en un entorno seguro, contestar con


firmeza y sin caer en provocaciones.
 Comunicar: Comparte tu experiencia con familiares y amigos, te hará sentir
que no estas sola en esto y que hay personas para ayudarte
 Denunciar: Recoge la mayor cantidad de pruebas que tengas (fotos, videos,
testigos, etc.) y concurre a Carabineros o PDI y haz la denuncia respectiva.

Observatorio Contra el Acoso Callejero (OCAC) hasta antes de la entrada en vigor


de la ley, manifestaba que, en Chile, el acoso sexual callejero no era considerado
un delito, sino una falta que ofende la moral y las buenas costumbres de las
personas.

El panorama anterior ha sufrido un notable cambio gracias a la modificación


introducida en la LEY NÚM. 21.153 Artículo 494 ter.- Comete acoso sexual el que
realizare, en lugares públicos o de libre acceso público, y sin mediar el
consentimiento de la víctima, un acto de significación sexual capaz de provocar una
situación objetivamente intimidatoria, hostil o humillante, y que no constituya una
falta o delito al que se imponga una pena más grave.

En torno a esta novedosa disposición legal, respecto de su contenido, se puede


entender que pudiera representar una dificultad desde el punto de vista probatorio
ante el juez competente. Respecto de las pruebas, refiere a que éstas deberán ser
recopiladas en el plazo de 30 días que el Ministerio Publico tendrá para investigar
este tipo de casos.

Otro inciso de esta ley señala que: se le castigará con 10 UTM más prisión en su
grado mínimo a quien por cualquier medio grabe o fotografíe a una persona con
fines de significación sexual y sin su consentimiento. Respecto de lo anterior y
nuevamente en torno a la dificultad probatoria, cabe para ensayo, plantearse la
siguiente interrogante: si el sujeto en cuestión lograse borrar las fotografías o videos
que podría usarse como evidencia. ¿Cómo poder probar el ilícito?
Estas dificultades, desde el punto de vista probatorio, pueden desembocar en
diversas situaciones que definitivamente generen un detrimento moral para la
víctima.

En primer lugar, se puede señalar, el daño ocasionado por el trauma que conlleva
la situación misma del acoso callejero. Trauma que puede generar consecuencias
psicológicas irreparables si se considera la angustia constante debido a la pérdida
de seguridad frente a situaciones comunes, como el tránsito en lugares abiertos. La
RAE (2019) define la agorafobia como la fobia a los espacios abiertos, como plazas,
avenidas, campo. Lugares comunes donde suele ocurrir, en gran medida, el acoso
sexual callejero. La psicología explica que este miedo o ansiedad derivan de la
exposición a la situación acaecida. Este daño moral, no es otra cosa que el precio
del dolor y también representa la mayor dificultad para ser probado.

Sin embargo, el fracaso que puede significar la imposibilidad de probar el agravio


del que se ha sido víctima, provoca una nueva victimización. La revictimización o
victimización secundaria es el proceso mediante el cual se genera un trauma o
sufrimiento que se adiciona a la víctima, por parte de instituciones y profesionales
idóneos a cargo de brindar ayuda y atención a la víctima (de maltrato físico,
psicológico, violencia de género, raptos y/o secuestros, abuso y acoso sexual)
debiendo investigar el ilícito e instruir las diligencias pertinentes para esclarecer los
hechos en orden de perseguir al acusado; estos son: los jueces, policías, abogados,
entre otros. El prefijo re indica se utiliza para expresar una condición de repetición,
es decir, donde la persona ya fue víctima de violencia (en cualquiera de las formas
anteriormente señaladas) en otro momento diferente y pasado (bien en la infancia
o llegada ya la vida adulta). En este sentido, es posible señalar, que al referirse al
agente o perpetrador, no solamente se alude a personas físicas, sino que también,
a grupos o instituciones, donde cabe de Perogrullo el sistema judicial de un país.

Para tener una visión más amplia de las consecuencias que puede acarrear la
violencia de connotación sexual que sufren las mujeres día a día, resulta imperativo
conocer lo que tienen para decir los profesionales del área de la psicología. Al ser
entrevistado para un tabloide de circulación nacional, el psicólogo Miguel Chandía
(2015), acerca de la dificultad probatoria afirma que:

“Desde mi mirada, probar ese delito va a depender de una serie de variables,


ya que se da en un contexto generalmente de calle y esencialmente en grupo;
también va a depender de historias personales, en cuanto a la percepción de
ofensa o no de ese piropo, además de la percepción sexual que se le asigne,
principalmente por el o la que recepciona ese piropo. Por lo tanto, en este
caso la ley probablemente carezca de la posibilidad de instalar pruebas que
demuestren el delito que se quiere tipificar. Lo anterior, en cuanto a que los
piropos de connotación sexual son un elemento significativamente distinto
respecto de las tocaciones, que tienen un mayor peso para configurarse
como delito, ya que configuran una clara vulneración”

Respecto de lo anterior, la moral es variable y esto significa que las personas tienen
una visión distinta de lo que puede ser moralmente correcto o no, en torno a la
capacidad de observar conductas y juzgarlas conforme a sus propios parámetros,
por tanto, subjetivos. Ante la subjetividad de otorgar connotación sexual a
determinados actos o no hacerlo ¿Cuál sería el criterio? ¿Quién lo determinaría? El
arraigo de este tipo de conductas tiene que ver, como se mencionó anteriormente,
con situaciones indebidas que están socialmente aceptadas o validadas por el
entorno, por tanto, donde juegan un papel especial las historias personales, de las
que nadie está libre de afectación, toda vez que el medio ambiente y la relación con
el entorno, constituyen en gran medida la personalidad de los individuos. Esto
incluye, por su supuesto, a las autoridades mencionadas previamente.

Considerando los daños ocasionados a las víctimas, por motivo de relativizar las
situaciones de las que han sido objeto y además ante la normalización de este tipo
de acciones, es que cabe plantearse una nueva interrogante ¿Cuál es el deber de
la colectividad? Tal vez plantearse el ejercicio de la empatía como un estándar
mínimo de comportamiento, en efecto, permitiría encaminarse al bienestar de la
comunidad toda. Eso sería un escenario ideal, pero respecto de la regulación
constitucional, el deber del Estado es garantizar el ejercicio de los derechos
fundamentales y el deber de particulares es de respetarlos y es por causa de ello,
que volviendo a aquello que es ideal e intangible, es que ese respeto debería
materializarse en una actitud de solidaridad con quien ha sido víctima de violencia.

Respecto del papel de la solidaridad al momento de sufrir estas agresiones, el


Estudio sobre acoso y abuso sexual en lugares públicos y transporte colectivo,
señala que tienden a permanecer en la medida en que se minimizan e invisibilizan.
En virtud de ello, resulta fundamental que podamos visibilizarlo; la mejor forma para
disminuir y erradicar este tipo de agresiones es apoyando a aquellas/os que la
sufren, manifestándose en contra, lo que supone una tarea compleja respecto de la
significación del esfuerzo que supone derribar paradigmas y cánones fosilizados en
la parte más primitiva del cerebro humano.
Encuestas realizadas:
Conclusiones

El hecho que se esté legislando en torno a esta materia, es una señal clara y
consistente del cambio cultural del que requiere la sociedad para promover el bien
común. Esto, por supuesto significa un avance, sin embargo, parece ser insuficiente
ya que la pena que se les otorga o multa si bien lo decide el juez competente no
tiene el mismo peso equivalente.

Para reflexionar les planteamos la siguiente pregunta, ¿Es realmente equivalente la


pena del agresor con el daño de la víctima?
Bibliografía

1. Observatorio contra el acoso callejero (2015) ¿Cómo denunciar el acoso


sexual callejero? Extraído de: https://www.ocac.cl/

2. Diario Oficial (2019).

3. RAE (2019), Extraído de: https://dle.rae.es/?id=16g8PKX

4. Chandía, M. (27 de octubre de 2015) Psicólogo afirma que frenar el acoso


sexual callejero pasa por un cambio cultural. El boy al día. Extraído de:
http://www.elboyaldia.cl/

5. SERNAM (2012). Estudio sobre acoso y abuso sexual en lugares públicos y


transporte colectivo.
Anexos

LEY NÚM. 21.153

MODIFICA EL CÓDIGO PENAL PARA TIPIFICAR EL DELITO DE ACOSO


SEXUAL EN ESPACIOS PÚBLICOS

"Artículo único. - Introdúcense las siguientes modificaciones en el Código Penal:

1. Incorpórase el siguiente artículo 161-C:

"Artículo 161-C.- Se castigará con la pena de presidio menor en su grado mínimo


y multa de cinco a diez unidades tributarias mensuales, al que en lugares públicos
o de libre acceso público y que por cualquier medio capte, grabe, filme o fotografíe
imágenes, videos o cualquier registro audiovisual, de los genitales u otra parte
íntima del cuerpo de otra persona con fines de significación sexual y sin su
consentimiento.

Se impondrá la misma pena de presidio menor en su grado mínimo y multa de


diez a veinte unidades tributarias mensuales, al que difunda dichas imágenes,
videos o registro audiovisual a que se refiere el inciso anterior.

En caso de ser una misma la persona que los haya obtenido y divulgado, se
aplicarán a ésta, la pena de presidio menor en su grado mínimo a medio y multa de
veinte a treinta unidades tributarias mensuales.".

2. Agrégase en el artículo 366 el siguiente inciso tercero:

"Se aplicará la pena de presidio menor en su grado mínimo a medio, cuando el


abuso consistiere en el empleo de sorpresa u otra maniobra que no suponga
consentimiento de la víctima, siempre que ésta sea mayor de catorce años.".

3. Incorpórase el siguiente artículo 494 ter:

"Artículo 494 ter. - Comete acoso sexual el que realizare, en lugares públicos o
de libre acceso público, y sin mediar el consentimiento de la víctima, un acto de
significación sexual capaz de provocar una situación objetivamente intimidatoria,
hostil o humillante, y que no constituya una falta o delito al que se imponga una pena
más grave, que consistiere en:

1. Actos de carácter verbal o ejecutados por medio de gestos. En este caso se


impondrá una multa de una a tres unidades tributarias mensuales.

2. Conductas consistentes en acercamientos o persecuciones, o actos de


exhibicionismo obsceno o de contenido sexual explícito. En cualquiera de estos
casos se impondrá la pena de prisión en su grado medio a máximo y multa de cinco
a diez unidades tributarias mensuales. “.”.

que viene a modificar el Código Penal, al incorporar el Art 161-C “Se castigará con
la pena de presidio menor en su grado mínimo y multa de cinco a diez unidades
tributarias mensuales, al que en lugares públicos o de libre acceso público y que por
cualquier medio capte, grabe, filme o fotografíe imágenes, videos o cualquier
registro audiovisual, de los genitales u otra parte íntima del cuerpo de otra persona
con fines de significación sexual y sin su consentimiento”.

Se impondrá la misma pena de presidio menor en su grado mínimo y multa de diez


a veinte unidades tributarias mensuales, al que difunda dichas imágenes, videos o
registro audiovisual a que se refiere el inciso anterior.

En caso de ser una misma la persona que los haya obtenido y divulgado, se
aplicarán a ésta, la pena de presidio menor en su grado mínimo a medio y multa de
veinte a treinta unidades tributarias mensuales.”. También agrega al Art 366, en su
inciso tercero "Se aplicará la pena de presidio menor en su grado mínimo a medio,
cuando el abuso consistiere en el empleo de sorpresa u otra maniobra que no
suponga consentimiento de la víctima, siempre que ésta sea mayor de catorce
años".

Y, por último, incorpora el Art 494 ter, que manifiesta que “Comete acoso sexual el
que realizare, en lugares públicos o de libre acceso público, y sin mediar el
consentimiento de la víctima, un acto de significación sexual capaz de provocar una
situación objetivamente intimidatoria, hostil o humillante, y que no constituya una
falta o delito al que se imponga una pena más grave, que consistiere en:
1. Actos de carácter verbal o ejecutados por medio de gestos. En este caso se
impondrá una multa de una a tres unidades tributarias mensuales.

2. Conductas consistentes en acercamientos o persecuciones, o actos de


exhibicionismo obsceno o de contenido sexual explícito. En cualquiera de estos
casos se impondrá la pena de prisión en su grado medio a máximo y multa de cinco
a diez unidades tributarias mensuales.”.

En caso de ser una misma la persona que los haya obtenido y divulgado, se
aplicarán a ésta, la pena de presidio menor en su grado mínimo a medio y multa de
veinte a treinta unidades tributarias mensuales". Esta, señala que; “comete acoso
sexual el que realizare, en lugares públicos o de libre acceso público, y sin mediar
el consentimiento de la víctima, un acto de significación sexual capaz de provocar
una situación objetivamente intimidatoria, hostil o humillante”.

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