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LOS VISIGODOS

IGNACIO MERINO

ANATOMÍA DE LA HISTORIA
Publicado bajo una licencia Creative Commons 3.0 (Reconocimiento - No comercial - Sin Obra Derivada) por:
Ignacio Merino, 2012.

Anatomía de la Historia, 2012.


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Edición a cargo de:


José Luis Ibáñez Salas

Diseño:
Anatomía de Red

CC €
BY NC
Los visigodos
Por Ignacio Merino

1. Una larga migración obtuvo sobre ellos una importante victoria cerca de
Nish1.
De Escandinavia a Mesia
Aunque el problema bárbaro es ya importante
Desde que abandonaron las heladas llanuras de en tiempos de Marco Aurelio, es en el periodo de
Gothia en la península Escandinava, durante la se- cincuenta años conocido como “la anarquía militar”
gunda y tercera centuria del primer milenio cristia- (235-285) cuando la presión de las tribus germáni-
no, los godos emprendieron un largo éxodo que ha- cas se hace permanente: hacia el 260 francos y ala-
bría de llevarlos finalmente al Mediodía de Europa. manes traspasan las fronteras de la Galia; en el 263
los godos toman Éfeso y en el 267 los hérulos atacan
Entre los siglos II y III d. C., sucesivas oleadas de Atenas. Sólo Diocleciano (284-305) habría de poner
guerreros nórdicos cruzaron el Báltico para asentarse orden en aquella situación.
en una fértil franja entre las desembocaduras de los
ríos Oder y Vístula. Habían franqueado el mar para La posibilidad de cooperar con Roma en las fron-
no volver. Aquellos godos de cultura germánica bus- teras y la presión que ya venían ejerciendo los hunos
caban tierras ubérrimas y ciudades a las que someter, desde el este causaron entre los godos una profun-
pero también querían aprovechar los avances de la da división de orden táctico. Como consecuencia, a
civilización romana de la que se contaban maravi- principios de la tercera centuria el numeroso con-
llas. La frontera norte del Imperio, el limes por ex- tingente se separó en dos grandes ramas étnicas de
celencia que seguía las cuencas del Rin y el Danubio carácter autónomo. Los greutungos fueron hacia el
donde se estaba produciendo la síntesis de lo germá- este hasta ocupar las estepas entre los ríos Dniester y
nico y lo latino, ejercía una poderosa atracción sobre Don, tomando el nombre de “godos brillantes” u os-
ellos. Pero había ya demasiados pueblos “bárbaros” trogodos. Los tervingios se establecieron más al oeste,
queriendo traspasar sus límites: francos, burgundios, entre el Danubio y el Dniester, y fueron conocidos
alanos, suevos, alamanes y vándalos hacían la guerra como “godos sabios” o visigodos2. Mientras que los
a las legiones romanas. También había más espacio primeros conservaban su independencia de manera
hacia el este, en las mismas fronteras con Oriente. más acusada, los segundos comenzaron a colaborar
con Roma como auxilia en su complicada política
Poco después del 200, la nación goda ocupaba las de mantener sujetos a los bárbaros con pactos, gue-
estepas septentrionales del mar Negro. En este am- rras y concesiones de tierras. Finalmente, el empera-
plio territorio las tribus formadas por clanes que se dor Aureliano concedió la Dacia a los visigodos.
sustentaban sobre lazos de fortísima lealtad se con-
virtieron en uno de los principales enemigos del Im-
1 Ver Musset, L.: Las invasiones. Las oleadas germánicas.
perio romano, alternando victorias y derrotas. Así, Labor. Barcelona, 1967.
mientras que en el 251 lograron arrasar los Balcanes 2 James, E.: Visigotic Spain. New Approaches. Clarendon
y derrotar a Decio, en el 269 Claudio II el Gótico Press, Oxford, 1980.

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En todo este territorio del este continental, estos bárbaros incrementan su acoso hasta hacerse piezas
godos “sabios” se convirtieron en la fuerza hegemó- imprescindibles del juego de equilibrio. En el 332
nica, gracias a su férrea disciplina, notable inteligen- Constantino firma un pacto general con los bárba-
cia y a la maestría que habían adquirido en la meta- ros, dentro de su política de tolerancia religiosa y
lurgia para obtener sus admirables armas. Durante política, con el que logra regular sus movimientos
décadas convivieron y se hicieron respetar por otros migratorios y emplearlos en la defensa de las fronte-
pueblos germánicos como los gépidos asentados en ras, a menudo unos contra otros.
Transilvania, los hérulos establecidos alrededor del
mar de Azov y los recién llegados vándalos asdingos En el 364 es proclamado Valentiniano I, con su
que ocupaban la margen oriental del Danubio infe- hermano Valente como césar de la parte oriental del
rior3. Imperio. El momento es tan grave que le hace decir
a Amiano Marcelino, el más importante historiador
Establecido el cristianismo como religión del del período: “En este tiempo, como si las trompetas
Imperio, los visigodos llegaron a ser una de las más cantasen sones de guerra por todo el orbe romano,
peligrosas amenazas. La zona del Ilírico se convir- los pueblos más salvajes desbordaban en furiosa ex-
tió en objeto de saqueo constante, mientras que sus citación las fronteras que les eran próximas”. Valen-
incursiones dentro del territorio imperial se hacían tiniano y Valente se reparten la defensa del Imperio,
cada vez más contundentes, como la que Constan- pero las diferencias ideológicas y culturales entre el
tino consiguió repeler en Mesia (331-332). En esos Oriente griego y el Occidente latino se radicalizan
años los ostrogodos crearon un gran estado que se creando una brecha que los godos aprovechan en be-
extendía hacia el Báltico, bajo el famoso rey Erma- neficio propio.
narico. Los visigodos, muy divididos en banderías,
se convirtieron en federados del Imperio y a cambio Políticamente, los visigodos seguían divididos
de un subsidio anual suministraban tropas al ejército entre quienes buscaban mayor o menor cercanía a
imperial, bajo jefes propios. Roma. En el 367 la facción más beligerante rom-
pió el pacto sellado con Constantino y reanudó la
Es en esta época cuando abandonan sus antiguos guerra. Su jefe, Atanarico, comenzó las hostilidades
dioses para convertirse al cristianismo, según el dog- pero Valente lo persiguió más allá del Danubio hasta
ma arriano. El artífice de este cambio fue el obispo que en el 369 le obligó a pedir la paz. Esta derrota
Wulfila (Ulfilas), un hombre de origen capadocio debilitó irremediablemente la posición de Atanarico
que capturado por los godos aprendió su lengua y y propició el ascenso de Fritigerno, un devoto arria-
fue ordenado sacerdote en Constantinopla por el no seguidor de Ulfillas que impuso el cristianismo
obispo arriano Eusebio de Nicomedia. Durante sie- como religión de la nación visigoda4.
te años Ulfilas predicó el Evangelio entre los godos,
tradujo la Biblia a su lengua y su tenacidad se vio La presión de los hunos
recompensada con creces pues aunque hubo impor-
tantes resistencias paganas como la liderada por Ata- Replegados, los visigodos esperan mejor oca-
narico, finalmente todo el pueblo godo se convirtió sión. Pero un nuevo factor, largamente presentido,
en masa al arrianismo. les obligará a ponerse en marcha. Desde las estepas
eslavas se oye ya el bramido de los terribles hunos,
En la segunda mitad del siglo IV, el Imperio está que en ejército numerosísimo aspiran a conquistar
repartido ya entre Oriente y Occidente. Débil y las prometedoras tierras de la Europa central. Su lle-
fragmentado por sucesivas usurpaciones y revueltas, gada habría de marcar el destino de los pueblos ger-
sufre el desgaste que la expansión del cristianismo mánicos de la zona, pero muy especialmente de los
produce en la disolución de los antiguos vínculos re- visigodos.
ligiosos y políticos. Aprovechando las frecuentes sa-
cudidas a que es sometida la autoridad imperial, los
4 Barbero de Aguilera, A.: El reino visigodo. Planeta.
3 Ibid., p.67. 1997.

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Llamados hiung-nu en las fuentes chinas y funni un héroe legendario, se deshizo del estorbo de su
por Plinio el Viejo, los hunos eran una enorme masa hermano y consiguió reunir un reino casi tan exten-
de velocísimos jinetes de condición trashumante, so como el propio Imperio romano, al otro lado del
raza mongol y lengua uraloaltaica, que formaban un Danubio. Pero no era suficiente para sus ambiciones
pueblo unido bajo un férreo caudillaje. Oriundos de ecuménicas. Deseaba ser el nuevo emperador y so-
las estepas de Asia, en el siglo III iniciaron una lenta meter tanto a germanos como romanos, incluso al
pero persistente emigración hacia Occidente que los mismo papado.
llevó desde el norte de China hasta las fértiles tierras
de la Putsza magiar y la misma cuenca del Danubio. Mientras tanto, los sucesores de Teodosio siguie-
ron la política de tolerancia y compromisos con los
Los nuevos invasores derrotaron de forma con- bárbaros. Además de su importante presencia en el
tundente a alanos y ostrogodos y poco después a los ejército, los germanos fueron ocupando puestos de
propios visigodos (375), que no tuvieron más reme- mayor importancia, llegando a emparentar con la
dio que huir hacia Occidente y buscar su salvación casa imperial. El general vándalo Estilicón casó con
en el Imperio romano. El emperador Valente aceptó Serena, sobrina de Teodosio; Arcadio y Honorio, hi-
acogerlos en las despobladas tierras de Mesia, a cam- jos del emperador y futuros emperadores de Oriente
bio de que sirvieran como federados a Roma, pero y Occidente, se unieron en matrimonio con hijas de
los abusos de los agentes imperiales crearon un clima jefes bárbaros; el primero con Eudoxia, hija del rey
de desconfianza y discordia que los llevó de nuevo franco Bauto, y el segundo con dos hijas de Estili-
a la sublevación. Entonces se dedicaron a saquear cón, sucesivamente.
los Balcanes y provocar a las legiones romanas cada
vez más cerca de Bizancio, hasta que consiguieron De Mesia a Aquitania
infligir en el 378 una grave derrota al ejército de los
imperiales en la batalla de Adrianópolis, donde el Cuando se puso el sol sobre el campo de batalla
propio Valente halló la muerte. de Adrianópolis, el 9 de agosto del 378, el espectá-
culo no pudo ser más desolador para las armas roma-
Teodosio, un brillante general que había vencido nas. Esparcidos en la llanura de Anatolia, yacían los
a los sármatas, fue proclamado emperador y reunió cadáveres de más de veinte mil legionarios con sus
en su persona los tronos de Oriente y Occidente, jefes, muertos a manos de los visigodos y entre ellos
aunque habría de ser el último. La victoria de Adria- el cuerpo del emperador Valente, que no pudo ser
nópolis llevó al jefe visigodo Fritigerno a la cumbre recuperado. Nunca, desde que las tropas de Publio
de su poder, por lo que pudo tratar con Teodosio en Quintilio Varo fueran aplastadas también por tribus
plano de igualdad y reclamar un nuevo pacto que germanas en Teutoburgo casi trescientos años antes,
otorgaba al pueblo visigodo tierras en propiedad y las águilas romanas habían sufrido tal descalabro5.
su asentamiento como federados en Mesia (382),
con las mismas condiciones que los ostrogodos en Esta victoria dejó patente la superioridad de la ca-
Panonia. Allí se les concedió total autonomía, exen- ballería visigoda frente a la infantería romana. Con
ción de impuestos y altas soldadas a cambio de enro- su inmensa reserva de caballos, la capacidad que po-
larse en el ejército imperial. seían para producir armas de excelente factura y la
preparación para la guerra que aprendían todos los
Los hunos, por su parte, se establecieron en la varones desde niños, los visigodos pasaron de ene-
llanura magiar. Los caudillos Mundziuh y Rugila, migos a aliados estratégicos en la lucha por el poder
padre y tío de Atila respectivamente, reunieron to- dinástico durante el convulso período que termina
dos los clanes en una sola tribu y establecieron una la tercera centuria. La muerte de Teodosio el Grande
corte permanente que comenzó a recibir tributos de supuso el fin de la unidad imperial creada por Oc-
Roma. Luego les sucedieron en el trono Bleda y su tavio Augusto. En el año 395 el Imperio se dividió
hermano Atila. Éste último, que entró en la escena
5 Rouche, M.: L’Aquitaine des Wisigoths aux Arabes,
europea con todo el brío de su raza y el carisma de Paris, 1979.

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entre sus hijos Honorio y Arcadio y éste, césar de El camino a Occidente quedaba así abierto a los
Oriente, llamó a los visigodos, situados en la misma visigodos que, de acuerdo con la política de Cons-
frontera ilírica que pretendía invadir, para provocar tantinopla, se lanzaron sobre la misma península
la caída militar de su hermano. Itálica al mando de su jefe Alarico, de la estirpe de
los Baltos, convertido ya en rey. Este hábil dirigen-
Las rencillas e intrigas entre las cortes de Oriente te, que fue el primer monarca visigodo, ya se había
y Occidente provocaron un aluvión de luchas intes- aliado con los hunos en el 390 para devastar Tracia.
tinas y la relajación en la frontera del Rin. Apare- Tras la muerte de Teodosio se dedicó a saquear los
cieron nuevos hombres fuertes que aspiraban a ocu- Balcanes hasta que el Imperio, definitivamente di-
par el trono de los emperadores. Rufino y Eutropio vidido en Oriente y Occidente, quiso apaciguarlo
en Oriente, Estilicón en Occidente, despertaron de nombrándole magister militum para el Ilírico. Este
nuevo la iniciativa de las federaciones germánicas cargo le envalentonó y desde entonces su objetivo
que, de modo casi sistemático, tuvieron como meta fue pasar a Italia para ocupar el trono imperial. En
el Imperio de Occidente. el 401 puso sitio a la propia sede imperial, Milán. El
emperador Honorio trasladó la corte a Rávena, una
Diversas razones explican esta voluntad selectiva bella ciudad costera prácticamente inexpugnable por
que hace de Europa occidental el objetivo por exce- tierra que habría de ser el escenario fantasmal de los
lencia, mientras el Imperio de Oriente se ve libre de últimos días del Imperio de Occidente.
las oleadas germánicas y sus devastadoras consecuen-
cias. En primer lugar el clima, más propicio para las El general Estilicón, al servicio de Honorio y con
condiciones de vida de la trashumancia; también la parecidas ambiciones de mando, impidió el avance
existencia de grandes extensiones en Galia e Hispania visigodo con la contundente derrota en Pollenza
donde cultivar los cereales que eran la base de su ali- (402). Pero este revés no detuvo los planes de los vi-
mentación. Desde el punto de vista militar, la condi- sigodos, que en el 403 atacaron Verona, siendo de
ción determinante fue la relajación de la frontera del nuevo rechazados. Alarico cambió de estrategia y
Rin, otrora la más vigilada y que en el siglo IV ha- pactó con Estilicón, ocupando el Nórico y exigiendo
bía pasado a ser de muro inexpugnable a mercado de al Imperio enormes sumas de oro por sus servicios.
alianzas estratégicas y ámbito de encuentro cultural. La tensa partida parecía estar en tablas cuando la
En esta amplia zona, muchos de estos pueblos apren- ejecución de su aliado por traición en el 408 abrió
dieron a “romanizarse” con la adopción de la lengua de nuevo Italia para Alarico, quien casi sin resisten-
latina y los usos de la administración del Imperio6. cia consiguió llegar hasta Roma e incluso hizo elegir
un año después a un emperador títere, Atalo, que le
Pero en el rumbo de las invasiones germánicas nombró comandante en jefe de los ejércitos impe-
durante finales del siglo IV y principios del siguien- riales.
te, también hay que tener en cuenta la diplomacia
de la Corte de Constantinopla, que logró desviar No contento con su nueva posición, el mismo
hábilmente las migraciones hacia el oeste, gracias Alarico depuso meses después a Atalo. Tras dos años
tanto a su mayor cohesión política, militar y eco- de haber tenido a su merced a la capital imperial,
nómica, como al hecho de que su capital constituía cedió en el deseo irrefrenable por hacerse con sus ri-
un bastión inexpugnable. De esta manera, cuando quezas. El 23 de agosto del 410 entró con sus hues-
los visigodos conquistaron en el 397 Atenas y Co- tes en la Ciudad Eterna, sometiendo durante tres
rinto, ocupando el Peloponeso, Arcadio les otorgó días a la Urbe a un saqueo de varios días que habría
también la condición de federados, con el derecho a de ser el primero de su historia y origen del legen-
asentarse en el Epiro (en la actual Grecia), con costas dario tesoro de los visigodos. El saqueo de Roma
al Adriático, lejos del centro oriental y enfrente del fue un hecho que conmovió muchas conciencias y
occidental. está presente en los escritos de San Jerónino y San
Agustín como un signo de que los tiempos que se
6 Sánchez-Albornoz, C.: España, un enigma histórico.
Buenos Aires, 1956.
avecinaban eran anuncio del fin de una época. En-

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tre el botín que se llevaron los visigodos figuraba la miembro del poderoso linaje Rosomón, rival de los
propia hermana del emperador, Gala Placidia, una Baltos, quien también pereció asesinado. El poder
maniobra dinástica del hábil Alarico para reforzar pasó a Walia (415-418), un monarca que de nuevo
su propio linaje y que habría de materializarse con trató de llevar a su pueblo a África, llegando hasta
el matrimonio posterior en Barcelona de su cuñado Gibraltar para luego tener que retroceder.
Ataúlfo con esta inteligente princesa.
La situación de inferioridad obligó a Walia a pac-
Sin embargo, y a pesar de sus magníficas conquis- tar en el 414 con Constancio, para convertirse en
tas en Grecia, Dalmacia e Italia, no era el continente aliado definitivo de Roma a cambio de suministros
europeo lo que interesaba a Alarico sino las amplias de provisiones y con la misión de acabar con los sue-
llanuras de la costa africana, donde había menos vos, vándalos y alanos que se encontraban en Hispa-
enemigos y podía cosecharse varias veces al año. El nia. Como muestra de buena voluntad y con el fin
mito del edén africano vino a formarse por enton- de reforzar el pacto, los visigodos devolvieron a Gala
ces, siguiendo la estela de las grandes conquistas de Placidia, que se casó con Constancio en el 417 y fue
los emperadores hispanos e instalándose también madre del emperador Valentiniano III. Las victorias
en la conciencia de otros pueblos germánicos como visigodas en la península Ibérica mejoraron el pacto
los vándalos. Pero el plan de pasar a África fracasó con Constancio, que les permitió asentarse de for-
porque los visigodos no conocían las artes de la na- ma definitiva y con total autonomía interna en las
vegación. Alarico se retiró, muriendo poco después provincias de Novempopulania y Aquitania Secunda
en Cosenza (410). Fue enterrado en el lecho del río (418), es decir la zona comprendida entre el Loira y
Buseto, lo que demuestra que a pesar del arrianismo, Burdeos. Para su avituallamiento se les autorizaba a
aquellos godos romanizados aún conservaban usos confiscar las dos terceras partes de las tierras de cul-
paganos7. tivo y se les otorgaba el derecho a compartir, como
copropietarios, los bosques y baldíos anexos a las fin-
Para suceder a Alarico los clanes visigodos eligie- cas confiscadas.
ron a su cuñado Ataúlfo, quien decidió dar la vuelta
en Italia y llevar a su pueblo hacia la Galia, hasta La situación hispánica en el siglo V
apoderarse de toda la franja pirenaica desde Narbo-
na a las costas cantábricas (412). Una vez asentado Hispania quedaba cada vez más prendida a los
en la antigua Narbonense romana, quiso pactar con designios de los visigodos del reino aquitano con su
el Imperio (413) y establecerse como federado con capital en Tolosa. Conocemos bien el proceso que
vínculos familiares con Honorio, por lo que decidió hará del solar hispano el destino final de aquellos go-
casarse en el 414 con Gala Placidia. dos que atravesaron el este, sur y centro de Europa,
gracias a dos historiadores de primer orden, uno en
Este matrimonio fue considerado una afrenta en pos de otro: Orosio e Idacio.
la Corte de Rávena, que aunque amenazada de con-
tinuo por las usurpaciones y las correrías de otros Como escribió el insigne historiador español Ra-
pueblos bárbaros, aún tuvo fuerzas para movilizar món Menéndez Pidal: “Ambos proceden de la Lusi-
un ejército al mando del general Constancio. Derro- tania y se glorian de haber visto al gran erudito San
tados, los visigodos pasaron a Hispania, con la in- Jerónimo en su retiro de Belem durante sus últimos
tención de ocupar la Tarraconense, única provincia y longevos años. Pero uno y otro siguen distinta
libre de las sucesivas oleadas de suevos, alanos y ván- dirección: Orosio redactó en su juventud una obra
dalos silingos que habían penetrado en la península más personal, complemento de la obra filosófica de
Ibérica desde el 405. San Agustín; Idacio escribió, cincuenta años después
y ya en su vejez, una breve continuación de la cró-
Ataúlfo fue finalmente asesinado en el año 415 nica de San Jerónimo”8. Orosio es optimista, mira a
en Barcelona. Le sucedió durante siete días Sigerico,
8 Menéndez Pidal, R.: Historia de España, tomo III, vol.
7 Barbero de Aguilar, A.: op. cit., pp. 416-417. I, “Introducción”, p XIII.

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los bárbaros como sostén providencial del Imperio, solicitar el auxilio del general romano Aecio contra
como la savia que habrá de regenerar la decadente los suevos opresores de la Galecia. Pero Aecio, úl-
sociedad romana; Idacio escribe cuando ha sucedido timo amparo del poder imperial, no teniendo otro
el saqueo de Roma y las tribus se están adueñando recurso sino servirse de unos bárbaros contra otros
de Europa: en su crónica no hay lugar sino para el o contra las propias intrigas de la Corte, no pudo
pesimismo. socorrer Hispania y fue el mismo Idacio, junto con
otros obispos, quien tuvo que negociar las paces tan-
Las primeras noticias que da Idacio sobre su pa- tas veces rotas y reanudadas.
tria componen un negro cuadro. Las desolaciones de
suevos, vándalos y alanos producen cuatro mortales Entretanto Teodoredo, no contento con la Aqui-
plagas: el hierro de los soldados que mata la pobla- tania, rompe el foedus o pacto de Walia para apo-
ción; el fuego que arrasa las ciudades; los exactores derarse de la Narbonense y hace la guerra a Aecio,
de tributos que consumen lo poco que queda; y el quien tampoco puede impedir que finalmente el rey
hambre, que acarrea la antropofagia, la peste y ma- de los suevos, Requila, se apodere de las provincias
nadas de bestias salvajes atacando el ganado. Al fin hispanas Bética y Cartaginense, ahora que los ván-
los bárbaros cambian la espada por el arado y some- dalos de Genserico han atravesado el Estrecho para
ten a los hispanorromanos por feudos de vasallaje establecerse en el norte africano.
(411). El país queda irreconocible. ¡Qué ha sido de
la próspera Hispania, tierra de los Antoninos, madre Todo ya en Occidente es obra de los huéspedes o
del propio emperador Teodosio! Orosio, sin embar- invasores germánicos. El proceso de transfusión de
go, ve las cosas de otro modo, cuando afirma que los sangre goda que se empieza a dar en Hispania co-
hispanos, al fin, prefieren una pobre libertad entre mienza su doloroso modelo, seguido paso a paso en
bárbaros a soportar el apremio tributario de Roma. todos los reinos europeos. Primero, los germanos sa-
Mejor era entenderse con los bárbaros propios a quean la provincia invadida; cuando la ven agotarse,
contribuir en la lucha contra los de otras provincias. dejan la espada por el arado y se ponen a bien con
Como sostiene Menéndez Pidal, “he ahí la causa el Imperio en calidad de federados. Por el foedus, los
principal de la fragmentación del Imperio”9. germanos contraen una obligación militar a cambio
de alojamiento (hospitalitas), que consiste en ceder el
propietario romano un tercio de su casa, de su cam-
po y hasta de sus siervos. Al principio, las cesiones
2. El reino arriano de Tolosa son transitorias, hechas para un pueblo nómada que
en teoría iba a seguir su curso migratorio. Pero en el
Con Walia, el reino visigodo se estabiliza hasta caso hispano lo transitorio adquiere pronto carácter
formar una verdadera potencia en el Occidente eu- permanente, como sucede en la Galia con el reino
ropeo con sede en Toulouse (habitualmente transcri- de Walia o en la propia Hispania con las reparticio-
ta al castellano como Tolosa). A su muerte le sucede nes que hicieron por su cuenta alanos, suevos y ván-
Teodoredo (419-451), miembro de la familia de los dalos. Finalmente, los pactos se hacen más onerosos
Baltos y probable nieto de Alarico. Bajo su mando, para los invadidos y la proporción inicial se invierte:
los visigodos participan en la expedición romana que la mitad o los dos tercios de los bienes pasan a los
tenía como objetivo acabar con los vándalos, pero tras invasores10.
la muerte de Constancio III (421) deciden no luchar.
Esto provoca en el 422 la derrota romana y que los Pero no eran sólo el Imperio o las poblaciones au-
vándalos dominen los puertos hispanos que les abri- tóctonas los enemigos a batir. La campaña hacia el
rán siete años más tarde el camino hacia África. este galo de los visigodos se encontró con un ines-
perado contrincante, Atila, que impulsado por el rey
Angustiado, pero al mismo tiempo esperanzado, vándalo de África, aspiraba a conquistar el territorio
el obispo Idacio se dirige a Galia en el año 431 para
10 Orlandis, J.: Historia de la España visigoda. Madrid,
9 Menéndez Pidal R.: op. cit. p. XIV. 1977.

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gobernado por Teodoredo. La ambición por poseer Prudencio, tan sólo los viriles cantos guerreros de los
el oeste europeo del rey de los hunos estaba espo- godos, que en las exequias de Teodoredo entrechoca-
leada también por la intrigante Honoria, quien no ban sus armas mientras el cadáver regio se consumía
dudó en conspirar contra su hermano el emperador en la pira funeraria.
Valentiniano III, enviando por un eunuco a Atila
un anillo nupcial y ofreciéndole en dote la mitad de Engañado por Aecio sobre sus verdaderas inten-
Occidente. ciones, el nuevo rey Turismundo (451-453) se apre-
suró a regresar a Tolosa para ser proclamado en la
En el 451, queriendo batir por separado a visigo- Corte, pero su reinado fue breve pues fue asesina-
dos y romanos, Atila invade la Galia con un inmen- do por su hermano Teodorico (453-466). De esta
so ejército formado por contingentes de ostrogodos, manera contundente tomaba carta de naturaleza el
gépidos, turingios y alamanes. A duras penas Aecio “morbo gótico”, es decir el continuo recurso al ase-
pudo reunir una amalgama de francos, burgundios, sinato del monarca entre los visigodos que comen-
sajones y celtas para hacerles frente. Es entonces zó con Ataúlfo y habría de prolongarse durante dos
cuando Teodoredo, acompañado por su hijo Turis- centurias y media en el reino hispano.
mundo, decide apoyar a su antiguo enemigo roma-
no, convirtiéndose en una poderosa fuerza auxiliar. La península Ibérica en las postrimerías
En la colosal batalla que se libró en los Campos Ca- del Imperio
taláunicos (20 de junio del 451), la honra de la vic-
toria correspondió a Teodoredo que atacó al grueso El débil e incapaz Valentiniano III aún pudo
del ejército huno, haciendo huir al propio Atila en mantener una sombra de autoridad imperial en
la confusión de la Hispania. Los sue-
noche. Cuando vos hicieron la paz
amaneció, Turis- con él devolviéndo-
mundo y sus jefes le la Cartaginense
visigodos encon- (453); los visigodos,
traron entre un siempre imperiales,
espeso montón pacificaban la Ta-
de cadáveres el de rraconense en nom-
Teodoredo, cuyo bre de Roma (454).
sacrificio señalaba Pero muerto Valen-
el final del inven- tiniano, los suevos
cible huno. Aecio vuelven a devastar
dejó escapar a Ati- la Cartaginense e
la con el descarado incluso la Tarraco-
objetivo de reser- nense, sin hacer caso
varlo para una fu- del rey visigodo Teo-
tura lucha contra dorico, ni del nuevo
los propios visigo- emperador, un sena-
dos y con esta maniobra a dos bandas, clásica de la dor galo de nombre Avito, buen amigo y protector
diplomacia romana, certificó la próxima muerte del de la dinastía de los Baltos, nombrado por el propio
Imperio. Teodorico con la ayuda de los francos.

Aunque los romanos tomaron parte en la batalla, La ficción del Imperio parece funcionar cuando
apenas contaban ya; la lucha era sobre todo entre Avito encarga a Teodorico que someta a los suevos
bárbaros: visigodos contra ostrogodos y hunos, bur- en Hispania, reduciéndolos a la Galecia. La realidad
gundios contra gépidos. La victoria sobre Atila ya no era que el monarca visigodo quería intervenir más
suscitó poemas épicos a la manera de Claudiano o en Hispania y frenar el expansionismo de los suevos.

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Durante los años de su gobierno animó a parte de tan pronto proclamados como asesinados, dio por
su pueblo a asentarse en diversas zonas peninsulares, definitivamente roto el pacto federal de Walia con
e incluso pasó a ejercer una importante influencia Honorio y aumentó la extensión de su reino galo
sobre el reino suevo de Galicia11, después de desba- hacia el norte y el este, pactando primero con Julio
ratar en el 456 su ejército junto al río Órbigo, cerca Nepote para conseguir que se le reconocieran como
de Astorga. frontera los ríos Loira y Ródano (475), y luego ocu-
pando la zona de Provenza al sur del río Durance
Ya está Hispania entregada a esos godos cuyos hasta Arles y Marsella (476). Al mismo tiempo em-
cristianizados ejércitos había evocado con fervor San pezó la ocupación efectiva de Hispania, primero con
Isidoro glosando sus mesnadas “de espléndidas y ru- la Lusitania, luego con la Tarraconense y finalmente
bias cabelleras” (Getarum rutilus et flavus exercitus). la Cartaginense, llegando las guarniciones godas has-
Pero este pueblo practica un arrianismo que con el ta localidades tan alejadas como Mérida.
poder se ha hecho intolerante. Idacio lamenta la du-
reza con que los visigodos saquean Braga, Astorga y Era la conclusión del ansia de independencia, el
Palencia: las iglesias católicas convertidas en establos, triunfo del espíritu de libertad germano. De Eurico
las monjas exclaustradas, los monjes afrentosamente dice el cronista Jordanes: “Tenía por suyas todas las
desnudados y expuestos a la vergüenza pública12. Españas y las Galias”. El Imperio, mientras tanto,
se extinguió por consunción. El general Odoacro se
Teodorico, a la mitad de la campaña contra los hace señor de toda Italia con su ejército de hérulos,
suevos, recibe la noticia del asesinato de su empera- depone al último emperador Rómulo Augústulo,
dor Avito y regresa a Tolosa, dejando en Hispania a toma las insignias imperiales en Rávena y se las envía
parte del contingente visigodo. De esta manera sutil a Zenón, emperador de Oriente, pretendiendo así
y en apariencia accidental comienzan a instalarse los recomponer la unidad perdida desde Diocleciano.
visigodos en la Spania que pronto habrán de fecun-
dar con su sangre. Odoacro pensaba aún en la unidad romana. Euri-
co, no. El rey germano más poderoso de su tiempo,
Surge entonces la datación del tiempo hispano. Lo poseedor de un enorme estado en el Occidente eu-
hace el cronista Idacio quien, a pesar de seguir la cro- ropeo, no pensaba en absoluto restaurar la univer-
nología de San Jerónimo por los años de las olimpia- salidad romana ni creía, como su antecesor Ataúlfo,
das y los de cada emperador de Oriente y Occidente, que los godos eran un pueblo rudo e incapaz de obe-
al referir algunos sucesos de la Península los fecha se- decer leyes. Lejos de eso, se propuso ser él mismo el
parándolos de los demás por la aera, una magnitud primer legislador germano. Nace así el valioso Có-
temporal que se refiere a la era hispana del año 38 an- digo de Eurico (470-480), la primera compilación
tes de Cristo, año del tributo impuesto por Octavio. legislativa que habría de ser el núcleo primigenio de
las leyes visigodas.
Eurico
Asentamiento definitivo
El reinado de Teodorico acabó cuando fue asesi-
nado por su hermano Eurico (466-484), quien aca- Tras la pacífica muerte de Eurico en Arlés, le suce-
baría convirtiéndose en uno de los más importantes dió su hijo Alarico II (484-507). Durante su reinado
reyes de la dinastía visigoda. Durante los casi veinte continuó la expansión por Hispania y muchas fami-
años de su gobierno, la sede occidental del Imperio lias trasladaron su hogar de Aquitania al otro lado de
tuvo un constante trasiego de ocupantes ya que a los Pirineos. Por el norte del reino, la presión de los
Valentianiano III le sucedieron nueve emperado- francos fue incrementándose. Alarico se alió con el
res. Cuando Eurico vio tal mudanza de augustos, poderoso rey de los ostrogodos de Italia, Teodorico
el Grande, casándose con su hija Tiudigoto, pero ni
11 Thompson, E. A.: Los godos en España. Alianza así pudo evitar el avance del católico rey Clodoveo,
Editorial, Madrid, 1977.
12 Menéndez Pidal R.: op. cit. p. XXI.
que en el 507 derrotó a los visigodos en la decisi-

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va batalla de Vouillé, donde perdió la vida el propio europeísta y unitario que nacerá proyectándose so-
Alarico a manos del monarca franco. bre el modelo político y cultural de la Patria Goda13.

Esta derrota supuso la desaparición del llamado Los siguientes asentamientos en número se dan
reino de Tolosa, ya que los francos lo ocuparon en su en la Tarraconense, desde la costa hasta la tierra
totalidad, excepto la zona de Provenza que quedaba fronteriza occidental llamada Bardulia y que será
defendida por los ostrogodos. La fecha marca tam- el núcleo de la futura Corona de Aragón. Según se
bién la primera gran oleada de visigodos que huyen remontaba el curso del Ebro la densidad de pobla-
de las Galias y el aislamiento del reino de Hispania, ción visigoda disminuía. Gallaecia era todavía sueva
que se convirtió en un “protectorado ostrogodo”, se- con un sustrato formado por bretones de origen y
gún palabras del medievalista español Julio Valdeón. cultura célticos. La cornisa cantábrica permanecía
independiente a la influencia visigoda y a causa del
Pero aunque perdían terreno, el Estado no se des- retroceso de la romanización en la zona, más bárbara
moronaba. La soberanía del pueblo visigodo que- aún que la antigua Gothia.
daba intacta, preservada en un nuevo código legal
promulgado por Alarico II, el llamado Breviario de Éste es el escenario étnico sobre el que a princi-
Alarico o Lex Romana Visigothorum (506), donde se pios del siglo VI se trasladan las formas de gobierno
reflejaba la plena independencia de la estructura es- que los visigodos habían desarrollado en la Galia:
tatal visigoda. una monarquía electiva basada en la aristocracia vi-
sigoda, organizada conforme a la legalidad del Có-
El asentamiento de los visigodos en la península digo de Eurico y el Breviario de Alarico. En ningún
Ibérica sucede al mismo tiempo que el de los ostro- momento los visigodos se consideraron a sí mismos
godos en la Itálica. Libres del yugo huno a la muerte invasores ya que su asentamiento en Hispania había
de Atila, los ostrogodos se dirigen a Italia dirigidos sido legalizado por el fenecido Imperio de Occiden-
por Teodorico, quien vence al hérulo Odoacro y se te. La población hispanorromana tampoco los vio
proclama rey de Italia. La antigua alianza de los dos como invasores, sino como vecinos molestos, gente
pueblos hermanos vuelve a retomarse a raíz de la de- con la que había que acostumbrarse a vivir aunque
rrota de Vouillé. Con la muerte de Alarico, queda nunca de rodillas, y que les libraba de otros germa-
como sucesor su hijo Amalarico, de corta edad. En- nos más feroces.
tonces asume la regencia el rey ostrogodo Teodori-
co, su abuelo, quien como tutor gobernará Hispania Es importante subrayar que los visigodos no cam-
durante quince años (511-526). bian en modo alguno las formas de gobierno de los
hispanos. Los gobernantes godos se superponen a
En su traslado masivo de la Galia a Hispania, el los funcionarios de la administración romana sin
pueblo visigodo lleva consigo su estructura de Esta- que haya demasiada interferencia, pues ambas po-
do y ésa es la razón por la que un número tan poco blaciones estaban segregadas desde el punto de vista
numeroso (Menéndez Pidal calcula el contingente legal. Los visigodos tenían sus propios jefes milita-
en un número no mayor de 200.000, mientras que res, que ejercían de jueces. La máxima autoridad
los hispanorromanos sumarían más de ocho mi- civil de los hispanorromanos era el obispo de la ciu-
llones) pudiera imponerse a la población local. Su dad o el rector nombrado a efectos de gobernarlos.
asentamiento no fue homogéneo, pues no podía ser- Tenían jueces (iudices) propios y la administración
lo dado su escaso número. La mayor densidad se da económica estaba en sus manos, aunque sometida al
en la Cartaginense, en la Meseta Norte, en un trián- tesoro visigodo14.
gulo delimitado aproximadamente por las ciudades
de Palencia, Sigüenza y Toledo, cambiando el núcleo 13 García Moreno L. A.: “Las invasiones, la ocupación
de poder peninsular de la periferia al centro y anti- de la Península y las etapas hacia la unificación
cipando lo que será Castilla, un concepto neogótico territorial”, en Historia de España Menéndez Pidal, Tomo
III, vol. I, pp. 144-150.
14 Sánchez- Albornoz C.: op. cit. p. 54.

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La situación de la monarquía visigoda en la pri- En el 526, Amalarico llegó a la mayoría de edad
mera mitad del siglo VI es bastante peculiar: con y tomó posesión de su reino. Entonces cometió el
el ostrogodo Teodorico como protector del reino y error de tratar de llegar a una alianza con los fran-
actuando en su nombre el general Teudis, se suce- cos. Estos interpretaron la oferta como una señal de
den en el trono primero Gesalico (507-511), hijo debilidad de los visigodos y no sólo la rechazaron
de Eurico, luego su hermano Amalarico (511-531) sino que buscaron un casus belli apropiado aseguran-
y finalmente el propio Teudis (531-548) por elec- do que Amalarico intentaba convertir a su esposa al
ción de los nobles. Teodorico el Grande parece que arrianismo.
no ejerció el poder sobre los visigodos simplemen-
te como regente y tutor de su nieto, sino más bien Enarbolando este pretexto, los francos del rey
como rey por derecho propio. Como tal, a través de Childeberto atacaron a los visigodos y los derrota-
poderes delegados y con la corona afianzada en sus ron en las cercanías de Narbona (531). Los francos
descendientes, gobernó hasta su muerte en el 526 se hicieron con el control de la ciudad y obligaron
intentando unir las dos ramas del pueblo godo bajo a la Corte a emigrar a Barcelona con el tesoro real.
la dinastía de los Amalos. Nada más llegar a la ciudad, Amalarico fue asesina-
do, un precio que los monarcas pagaban a menudo
Cuando el gran Teodorico murió, el reino ostro- tras sufrir un revés militar. El crimen fue propicia-
godo pasó a su nieto Atanarico (bajo la regencia de do probablemente por los partidarios de Teudis, que
su madre Amalasunta), mientras el visigodo queda- veían en él a un caudillo más hábil, capaz de dirigir
ba en manos de Amalarico (cuyo reinado sin regente el gobierno en tiempos difíciles. 
comenzó en ese año 526), siendo la frontera entre
ambos el brazo más occidental del Ródano. El teso- Con Amalarico terminó el gran linaje real de los
ro real visigodo fue devuelto desde Rávena mientras Baltos y la sucesión ya no se haría en el futuro entre
que la gran mayoría de las tropas ostrogodas volvie- padres e hijos salvo en contadas ocasiones, como el
ron a Italia, aunque se permitió a los que hubieran caso de Leovigildo. La monarquía selectiva, hereda-
fundado familias en Hispania permanecer en el rei- da de la costumbre germánica de elegir sus jefes en
no y convertirse en naturales por derecho adquirido. asambleas de guerreros, debilitó la autoridad de los
reyes, fomentó las banderías y los asesinatos y lle-
La corte visigoda se mantenía en Narbona, pero gó a causar el fin de la monarquía visigoda cuando
el centro de poder se desplazaba a la Península según los partidarios y familiares de Witiza llamaron en su
lo hacía el contingente humano. Teudis dio un giro ayuda a los musulmanes.
a las relaciones de los visigodos con los hispanorro-
manos y practicó una política de tolerancia con la Teudis estableció su sede provisionalmente en
Iglesia católica. Él mismo se casó con una noble lo- Barcelona. Nunca más la Corte tendría asentamien-
cal de estirpe romana y credo católico, mientras arre- to permanente fuera de Hispania, sujetándose en las
glaba el matrimonio de Amalarico con una princesa fronteras que habían trazado la antigua división ro-
franca fiel a los papas. De este modo, los visigodos mana como ya lo había hecho el rey Clodoveo en la
comenzaron a buscar alianzas con la nobleza local y Galia. El cambio del centro de gravedad visigodo fue
consiguieron cierta estabilidad hasta el 530. deliberado, pues Teudis buscaba la amistad hispano-
rromana para asentar el reino en la Península, ya que
En este intervalo pacífico, Teudis puso un poco más allá de los Pirineos francos y ostrogodos se lo
de orden en Hispania nombrando condes (comes) impedían. Otra buena razón era imposibilitar que la
como gobernadores políticos y jueces (iudex) para aristocracia ibérica terminara aliándose con los po-
dirimir las disputas. Además, organizó varios conci- derosos bizantinos, tratando de encontrar en ellos el
lios eclesiásticos en Tarragona, Gerona y Toledo, lo Imperio perdido.
que prueba que políticamente la Iglesia católica es-
taba subordinada al trono visigodo y que además no Entre el 534 y el 536 tropas bizantinas al man-
era hostil al acercamiento de Teudis. do del general Belisario destruyeron por completo

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el reino vándalo en el norte de África, haciéndose hacerse con gran parte del tesoro real, lo que obligó
también con el control de las Baleares y Pitiusas, a Ágila a retirarse a Mérida.
además de Tánger y Ceuta. Teudis se sintió amena-
zado y destacó guarniciones en la costa levantina y la La anarquía se instaló en el poder y el caos fue
Bética, levantando fortificaciones y obras de carácter aprovechado por los bizantinos, que se instalaron en
defensivo. Con esta operación de largo alcance los Levante, movidos por al afán de Justiniano de re-
godos se establecían en la zona más romanizada de cuperar las antiguas tierras del Imperio y llamados
Hispania, que en los últimos decenios había vivido por Atanagildo, un noble godo que se rebeló contra
en un estado de práctica independencia. Los bizan- Ágila y se proclamó rey con el apoyo de las guarni-
tinos, sin embargo, prefirieron atacar Italia, por lo ciones cercanas a Sevilla, lo que provocó una gran
que la mayor amenaza para los visigodos siguieron revuelta civil. Fueron 20 años de pugnas sangrientas
siendo los francos. entre las facciones rivales del inicuo rey Ágila y el
fiero Atanagildo, quien encontrándose al principio
En el 541 se reanudaron las hostilidades entre en inferioridad de condiciones pidió ayuda a los bi-
éstos y los visigodos. Tras atacar Septimania, los zantinos15. La alianza incluía un tratado firmado por
francos cruzaron los Pirineos hasta alcanzar Zarago- el propio Atanagildo en el que les cedía una franja
za, que resistió un asedio de más de un mes. Final- costera entre Cádiz y Valencia a cambio de la ayuda
mente, Teudis pudo rechazar a los invasores, gracias militar. Ésta empezó a llegar en el 552 y fue tal su
a certeras acciones bélicas y hábiles negociaciones. efectividad que tres años más tarde los partidarios
Tal vez este éxito le hiciera sentirse lo bastante fuerte de Ágila decidieron asesinarle y pasarse al bando de
como para intentar tomar Ceuta, en un momento Atanagildo, con el fin de acabar con la guerra civil e
en que las conquistas bizantinas parecía que se aleja- intentar frenar la expansión bizantina.
ban del horizonte. Pero Ceuta resistió a los visigodos
y, como consecuencia de este fracaso militar, Teudis Justiniano, emperador de Oriente en una Cons-
fue asesinado en Sevilla en el año 548. tantinopla que trataba de recuperar la gloria augus-
ta, quería asimismo hacer regresar la universalidad
A la prudencia de Teudis le sucedió la violencia romana por los confines del Occidente perdidos a
arbitraria del duque Teudiselo (548-549), otro os- manos de los bárbaros. El norte de África, el sur de
trogodo de origen cuya política fue también fortale- Italia y el Levante de España eran los escenarios de
cer el poder monárquico así como el control efectivo sus conquistas incuestionables. Parecía que iba a de-
sobre la complicada zona sur peninsular. Pero ape- tener el curso de los reinos godos, igual que lo había
nas tuvo tiempo de gobernar. Su comportamiento hecho con los vándalos y otros pueblos germánicos,
privado le traicionó. Atraído sexualmente por los pero los reyes visigodos no se dejaron suprimir como
hombres, no reparaba en medios para conseguirlos los ostrogodos. Su sentido de la independencia, uni-
incluido el asesinato de sus celosas esposas. Murió en do ya por el destino al fiero sentido de libertad de los
Sevilla 19 meses después de ser proclamado, cuando pobladores ibéricos, no habría de permitirlo16.
celebraba un banquete con sus privados, a manos de
un grupo de rencorosos favoritos. Viéndose con todo el poder, y apoyado por el
total de la nobleza visigoda, Atanagildo (555-567)
El siguiente rey elegido fue Ágila (549-555), un trató de afianzar el fortalecimiento del Estado, úni-
visigodo del partido “nacionalista”, es decir represen- ca vía para su supervivencia. Comenzó por frenar
tante de la facción que sostenía la segregación en- el avance de sus antiguos aliados bizantinos y más
tre romanos y visigodos y era partidaria de la Iglesia tarde fue sometiendo a las ciudades hispanorroma-
arriana, considerada como iglesia “nacional” de los nas rebeldes. Tras detener a los bizantinos llegó a un
godos, frente a la Iglesia católica. Tuvo su principal acuerdo por el que éstos mantendrían una zona del
lugar de residencia en Sevilla, desde donde hubo de
enfrentarse a la rebelión de la aristocracia hispano- 15 Menéndez Pidal, R.: op. cit., p. XXII.
16 Ver la obra de Vicens Vives, J.: Aproximación a la
rromana de Córdoba, que le derrotó consiguiendo Historia de España. Madrid, 1952.

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sudeste bajo su control, la llamada provincia de Spa- por su marido, quien volvió al amor de su antigua
nia, cuya capital volvía a ser la Cartagena púnica. concubina Fredegunda. Brunequilda sí gozó del
amor de Sigeberto, hasta que éste pereció a manos
La debilidad de su monarquía llevó a Atanagildo de los partidarios de Fredegunda. Su vida se con-
a buscar nuevas alianzas, nada menos que con los virtió en una denodada lucha contra las costumbres
tradicionales enemigos francos. Jugando a fondo sus bárbaras de los merovingios.
bazas, casó a sus dos hijas Brunequilda y Gelesvinta
con los hermanos Sigiberto de Austrasia y Chilperi- Atanagildo, en un intento por recuperar el control
co de Neustria, dos reyes merovingios con los que del valle del Guadalquivir, consiguió tomar Sevilla
pretendía hacer frente común contra los enemigos poco antes de morir pero fracasó siempre ante Cór-
bizantinos. Menéndez Pidal revela la inutilidad de doba. Su más importante decisión política fue fijar
estas bodas: “Los reyes visigodos y francos buscaban la sede real y la capitalidad del reino en Toledo, un
frecuentes enlaces matrimoniales, aunque tales unio- burgo muy bien defendido por la hoz del Tajo que se
nes no solían ser felices por la diversa condición de hallaba a medio camino en la calzada que llevaba a los
los dos pueblos: los visigodos, más cultos y romani- otros centros de poder visigodo, Mérida y Zaragoza.
zados, pero arrianos; los francos, más rudos aunque Desde el primero se debía avanzar hacia el Guadalqui-
católicos. El matrimonio arriano-católico del rey vir, y desde el segundo hacia la Narbonense.
Amalarico con Clotilde, la hija del rey franco Clodo-
veo, había sido famosamente desdichado, hasta pro- A mediados del 567 murió el rey en Toledo, sien-
ducir la guerra franco-visigoda en la que Amalarico do uno de los pocos monarcas visigodos que falle-
perdió la vida, y ese trágico atractivo entre las dos ció de muerte natural. Con su desaparición se abrió
familias reales vuelve a manifestarse en las hijas de un período de interregno de casi cinco meses por la
Atanagildo. Aquellos reyes merovingios de Austrasia falta de acuerdo entre los distintos grupos de poder
y Neustria vivían entregados a concubinas y siervas; dentro de la oligarquía visigoda. Esta situación for-
cristianos desde hacía poco, no comprendían aún la taleció el poder de la reina viuda, Gosvinta.
monogamia. Pero Sigeberto sueña con una verda-
dera reina y consiente en casarse con Brunequilda, Al mismo tiempo, los nobles de Septimania eli-
la hija del poderoso y rico rey Atanagildo. Grego- gieron como monarca al duque Liuva (567-573),
rio de Tours describe a la novia recién llegada y la en un territorio donde el vacío de poder no podía
admiración que causan tanto los tesoros con que su prolongarse debido a su carácter de frontera militar
padre la envía desde Toledo, como la hermosura y con el reino franco. Esta elección periférica, sin em-
elegancia de la joven, su grata conversación y pru- bargo, mostraba la situación de debilidad del reino
dente razonar”17. visigodo que podía provocar otra guerra civil si los
grupos dirigentes que estaban en Toledo no acepta-
El éxito de Brunequilda hizo que Chilperico, rey ban la designación. Para atajar posibles disensiones,
de Neustria y hermano de Sigeberto, enviase ense- Liuva asoció al poder en total igualdad de condicio-
guida embajadores a Toledo prometiendo que deja- nes a su hermano Leovigildo (568-586), un brillante
ría todas sus concubinas a fin de obtener a Gelesvin- general a quien se encomendaba la sumisión de las
ta, la hermana mayor. Fortunato refiere la invencible tierras del sur. Mientras Liuva permanecía en Sep-
repugnancia de esta princesa al dejar los muros de timania, su hermano debía dirigirse a Toledo para
Toledo y cómo prorrumpe en llanto con todo su sé- gobernar desde la sede regia los territorios propia-
quito. Estas “dos torres gemelas con que Toledo or- mente hispanos. Allí Leovigildo casó con la reina
naba la Galia”, según palabras de Fortunato, fueron viuda Gosvinta, una inteligente mujer que habría de
más bien cumbres de desventura. Convertidas del aportar el apoyo de la facción nobiliaria que había
arrianismo a la fe de la Trinidad unitaria, las dos her- sostenido a Atanagildo. Con los clanes más podero-
manas nunca fueron aceptadas en su nueva patria. sos de su parte, Leovigildo comenzó una política de
Gelesvinta, en plena luna de miel, murió asesinada acercamiento a las distintas comunidades religiosas
17 Menéndez Pidal, R.: op. cit. pp, XXXVII-VIII.
y étnicas, siempre con la amenaza militar y su au-

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toridad regia como factores de disuasión. De esta acuñar en las monedas su propia efigie, otra revolu-
manera lograría una posición de dominio que nin- ción más de su reinado. Tendió puentes entre unos y
gún otro rey visigodo había alcanzado hasta la fecha. otros y admitió hispanos entre los oficios palatinos,
Con Leovigildo, la nación goda se habría de identi- haciendo que su presencia en la Corte fuera efectiva.
ficar definitivamente con el solar hispano, haciendo
de la península Ibérica su asiento definitivo y fusio- Al comenzar su reinado Leovigildo reanuda la
nándose con la sociedad más romanizada entre todas guerra con los bizantinos que él mismo había inicia-
las antiguas provincias del Imperio. do hacia el 570, antes de llegar al trono. En el 571
toma Baza y más tarde Medina Sidonia, para despe-
jar las amenazas contra Sevilla desde el sur. Al año
3. Apogeo visigodo siguiente conquista Córdoba, la ansiada capital que
siempre se había resistido a los godos. Este hecho fue
Una nueva era se anuncia en el último tercio del crucial. El prestigio de Leovigildo subió tanto que
siglo VI. Tanto el gran monarca que llega a ser Leo- por primera vez un rey visigodo se atreve a usar con
vigildo, como sus hijos, el rebelde Hermenegildo y el toda pompa los símbolos de la realeza: cetro, coro-
converso Recaredo, además de las importantes figu- na y manto. Es entonces cuando acuña moneda con
ras intelectuales que son San Leandro y San Isidoro, su efigie coronada de perfil, al modo de los césares.
van a protagonizar el pase de una sociedad “bárba- Cambia igualmente los usos de la Corte creando una
ra” a un Estado fuertemente organizado. Ellos son el nobleza palatina en la que además de parientes, jefes
gozne sobre el que la historia de la Hispania visigoda militares y hombres de su séquito, entran los altos
va a dar un giro espectacular hacia una nueva época. funcionarios del aparato estatal. Entre éstos están ya
los primeros hispanos.
Como se ha dicho, Leovigildo llegó al trono apo-
yado por los fieles de su hermano Liuva más los an- De este práctico modo, el reino visigodo se orga-
tiguos clientes de Atanagildo, que veían en él a un niza de facto en una comunidad mixta, mucho más
“nacionalista” convencido en quien poder confiar amplia, basada en un gran pacto de convivencia que
sus intereses18. Y es cierto que el perfil ideológico y le hace capaz de resistir la fuerte presión de los bi-
militar del nuevo monarca, antes de llegar al trono, zantinos, deseosos de establecer su hegemonía en la
lo confirmaba. Sin embargo, Leovigildo trazó una rica Bética. La estructura se basaba en que los cargos
política novedosa basada en una intuición genial que de la administración civil y económica eran de ori-
le puso por encima de estos criterios sectarios. No gen hispano (los herederos del antiguo orden ecues-
gobernaría sólo con el apoyo de los nobles visigodos tre que a través de los iudices urbanos habían sobre-
más apegados a la tradición germánica, ni tampoco vivido a la caída del Imperio) mientras que la militar
con el ánimo de conformar sobre todo a la impor- y palatina era competencia exclusiva de los godos.
tante población de los hispanorromanos. Tanto unos
como otros se aferraban a tradiciones ya caducas: los En el 573 Leovigildo organiza una campaña con-
visigodos a las antiguas costumbres de su condición tra los suevos, a los que derrota varias veces consi-
nómada y asamblearia; los hispanos a un recuerdo guiendo que el rey Miro acepte la supremacía visi-
imperial que habitaba sólo el desván de la Historia. goda y se convierta en un federado de su corona.
Funda Villa Gothorum (actual Toro, en la provincia
Conscientemente, Leovigildo decide comenzar de Zamora) como baluarte contra los suevos y polo
una política de fusión de ambos sustratos para dar de repoblación de los futuros Campi Gothorum (Tie-
lugar al nacimiento de una nueva sociedad, hija por rra de Campos). Tras la muerte en Septimania de su
igual de visigodos y romanos19. Reforzado por sus hermano Liuva I unifica el territorio bajo su mando
victorias militares tomó los símbolos de la realeza y y dedica sus esfuerzos a la zona norte, donde organi-
asimiló las formas del trono de los césares llegando a za una campaña contra los díscolos cántabros fun-
dando la fortaleza de Amaya.
18 Barbero de Aguilera, A.: op. cit. pp. 446-447.
19 Ibid., p. 448.

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En este punto retoma la línea diplomática de rable aumento del tesoro y patrimonio de la Corona,
Atanagildo de alianza con los francos. Casa a su pudo sostener una creciente pompa de gran rey que
hijo mayor Hermenegildo con una princesa franca apreciaban por igual tanto sus súbditos visigodos
y establece nuevos pactos con las tres cortes galas. como los hispanos ganados para la causa.
De este modo evitaba, además, que los suevos los
ganaran como aliados. Afianzado el panorama polí- Sólo quedaba la cuestión religiosa. Leovigildo se
tico, Leovigildo entra definitivamente en Gallaecia, mostró muy tolerante en principio con los católicos
haciéndose con el control de la región de Orense y como cabeza de la iglesia arriana ordenó eliminar
y obligando al rey suevo Miro a rendirle sumisión. las trabas de procedimiento y las exigencias rituales
Corría el año 576 y sólo la porción controlada por impuestas a los que abandonaban el catolicismo para
los bizantinos se resistía a su mando. hacerse arrianos. En el 580 organizó en Toledo un
concilio arriano, el más importante de los celebra-
Cuando un monarca godo veía su poder acrecen- dos en Hispania, para tratar de limar las diferencias
tarse, trataba de establecer su linaje como dinastía religiosas entre los dos pueblos y buscar la unidad
reinante. Leovigildo, con más razón que ningún espiritual sobre una base común cercana al arrianis-
otro, quiso hacer lo mismo y por esa razón asoció al mo20. Pero a pesar de la buena voluntad, el éxito de
trono a los dos hijos habidos antes de su matrimonio la medida fue escaso. El arrianismo era una religión
con Gosvinta, Hermenegildo y Recaredo, aunque con implicaciones étnicas, tradicionalmente vincula-
siempre en una posición subordinada con respecto da al pueblo godo, mientras que el catolicismo era el
a él y con la intención de que algún día ciñeran la credo de las masas populares, pero también de gran-
corona en solitario. des intelectuales como San Isidoro y San Leandro,
además de la nobleza hispana que no veía ventaja en
En el 577 el rey volvió al sur, a la Oróspeda, terri- convertirse.
torio fronterizo a los bizantinos cerca de las fuentes
del Guadalquivir, creando poco a poco una especie Leovigildo no forzó la situación ni prestó dema-
de limes fortificado alrededor del territorio bizanti- siada atención a los rumores que hablaban de un
no. En el 578 Leovigildo reprimió una sublevación acercamiento de su hijo Hermenegildo a la Iglesia
en Sierra Morena y poco después nombraba a su católica. El primogénito se había casado el año ante-
hijo Hermenegildo duque de la Bética, con sede en rior con Ingunda, hija del rey Sigiberto de Austrasia
Sevilla. A Recaredo le concedió el gobierno de una y nieta de Atanagildo aunque católica. El matrimo-
ciudad de nueva fundación, Recópolis, cuyos res- nio residía en Sevilla como duques de la Bética, una
tos pueden verse hoy día en la localidad alcarria de posición que les confería una consideración casi re-
Zorita de los Canes, con un territorio adscrito que gia por los habitantes de la ciudad.
abarcaba la mayor parte de las actuales provincias de
Madrid y Guadalajara. El Concilio de Toledo marca perfectamente dos
partes bien diferenciadas en el reinado de Leovigil-
En el año 580 Leovigildo estaba en el cenit de su do, el inteligente monarca que supo adaptarse a la
poder. Había derrotado a sus enemigos en todos los situación política pero no fue capaz de asimilar el ca-
frentes, la autoridad real era incuestionable y hasta tolicismo que ya se estaba convirtiendo en una fuer-
se adivinaba el nacimiento de una dinastía basada za de primer orden que heredaba simbólicamente el
en su linaje. El efectivo control sobre el territorio se poder de los césares. Los años posteriores al conci-
unía al reforzamiento de una monarquía renovada lio representan la lucha del rey, a veces desmañada
que tenía como modelo la de Justiniano. Además de y como si no quisiera prestarle demasiada atención,
adoptar los símbolos externos de la realeza, Leovi- por mantener el antiguo dogma arriano como ideo-
gildo comenzó a recibir en audiencia delegaciones y logía religiosa de la nación visigoda. De esta época
embajadores con toda la Corte desplegada en el con- data el nuevo ordenamiento legal conocido como
junto palaciego de la urbe regia, en donde no faltaba
20 Orlandis, J.: Historia de los concilios de la España
salón del trono y capilla propia. Gracias al conside- romana y visigoda. Eunsa, Pamplona, 1986.

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Codex Revisus, un código que suprimía la antigua En el 582 Leovigildo reconquistó Mérida. Al año
prohibición de matrimonios mixtos entre godos y siguiente reunió más tropas procedentes del norte y
provinciales y pretendía la integración jurídica de se lanzó al ataque de Sevilla, que fue tomada. Poco
todos los habitantes del reino. después caería Córdoba. Allí estaba refugiado su
hijo, que fue capturado. La guerra acabó a principios
La segunda parte del reinado comienza cuando del 584 con la victoria total de Leovigildo. Tanto
los problemas con su hijo mayor se recrudecen. No francos como bizantinos, a quienes Hermenegildo
sabemos la fecha exacta de la conversión de Herme- había pedido ayuda sin conseguirlo, vieron en la vic-
negildo, pero lo cierto es que ya a finales del 580 toria del padre una prueba de su poder y no hicieron
Hermenegildo acuñaba moneda en Sevilla en su nada por rescatar a su aliado católico.
nombre y no en el de su padre, lo que aún estan-
do dentro de su potestad como duque de la Bética Hermenegildo pasó varios meses en prisión, pri-
significa una clara demostración de independencia. mero en Toledo, luego en Valencia y Tarragona. Du-
En el 581 vuelven a aparecer monedas de Herme- rante todo este tiempo su padre intentó convencerle
negildo con leyendas que hacen fácil suponer que ya de que abjurara del catolicismo, a lo que él se negó
es católico y que usa su catolicismo para afirmar su tajante. Convencido de que no tenía otra salida,
voluntad de emanciparse del trono toledano. Leovigildo ordenó decapitar al heredero en abril del
585. 
La influencia de San Isidoro, San Leandro y la
mujer de Hermenegildo no debió ser menor. Ade- Entre las interpretaciones que se han hecho de
más, era más que probable que el hijo de la pareja esta guerra civil, la más común es que se trató de
fuera educado en el catolicismo, lo que le descartaría una pugna de religión entre arrianos y católicos. Sin
a ojos de los visigodos como sucesor al trono. Her- embargo la versión que en su día recogió San Isido-
menegildo, por otra parte, gobernaba en la ciudad ro, que es la fuente más cercana a los hechos, parece
más católica y romana de Hispania, por lo que es la más probable: Hermenegildo era un rebelde que
improbable que su corte personal y él mismo no quería usurpar el trono a su padre y usó para ello
acusaran alguna influencia. su condición de católico (de cuya conversión sincera
ni San Leandro ni San Isidoro dudaban), intentando
El rey Leovigildo no debió ver peligro inminente ganarse el apoyo de los suevos, bizantinos y francos,
o prefirió dejar que su hijo recapacitara21. El caso es por un lado, y a la población hispanorromana, por
que en el 581, en vez de combatirle organizó una otro. El hecho de convertirse al catolicismo no era
campaña contra los vascones, que fue un gran éxi- por sí solo suficiente para ganarse la enemistad de
to, e igual que había hecho con suevos y cántabros, Leovigildo o para quedar excluido de la sucesión al
fundó una ciudadela como cabeza del territorio trono (aunque sin duda el partido “nacionalista” de
fronterizo: Victoriacum, la actual Vitoria.  Tras esta los godos lo hubiera tenido muy presente), y desde
corta guerra llamó a Toledo a su hijo, para discu- luego no era razón para que su padre le declarara la
tir con él las diferencias y llegar a un acuerdo, pero guerra. Pero la rebeldía y la sedición, evidentemente
Hermenegildo se negó a ir y organizó sediciones de sí. La ejecución fue por traición política, no religio-
hispanorromanos en varias ciudades que se rebela- sa.
ron contra Leovigildo. No se trataba de ciudades sin
importancia: Talavera, Mérida, Córdoba y la propia Finalizada la guerra, Leovigildo siguió firme en su
Sevilla estaban con él. Con su apoyo, Hermenegildo política de amistad con los católicos y no les per-
controlaba la Bética, el valle del Guadiana y ame- siguió. Pero aunque hubiera triunfado la ortodoxia
nazaba Toledo. Su padre ya no podía fingir que no arriana, quedaba patente su debilidad pues sólo se
pasaba nada. sostenía como religión de una minoría, los godos,
frente a la inmensa mayoría de hispanos y frente a
los vecinos suevos, bizantinos y francos, todos ellos
21 Thompson, E. A.: op. cit., p. 125.
católicos.  Factores combinados que debieron pesar

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en el ánimo de Recaredo, ahora que se convertía en Durante los dos primeros años de su gobierno,
el único heredero de Leovigildo. el monarca dejó pasar el tiempo para que la nueva
mentalidad se consolidara. Mientras tanto, sellaba
Tras acabar con la rebelión de su primogénito, nuevos acuerdos con los reyes francos y lograba el
Leovigildo casó a Recaredo con Rigunda, hija del rey apoyo de los fieles a Gosvinta, el núcleo de linajes
Chilperico de Neustria, consolidando así su posición godos más reacio a los cambios. Y así, con todo a su
internacional. Un nuevo éxito, la anexión del reino favor, convocó en el 589 el III Concilio de Toledo,
suevo, vendría a completar su largo reinado. Sucedió durante el cual tanto el monarca como su familia
que tras la muerte de Miro en el 583 la sucesión se anunciaban su conversión y tras ellos el grueso de los
complicó. Primero el trono pasó a su hijo Eborico, nobles visigodos y la inmensa mayoría de los obispos
pero al año siguiente el cuñado del joven rey, Aude- arrianos. Todos ellos abjuraron de su antigua fe y fir-
ca, se rebeló y consiguió hacerse con el reino, lo que maron un documento en el que declaraban profesar
permitió a Leovigildo intervenir militarmente, de- la católica. No hubo cesión doctrinal o teológica: la
rrotar al usurpador y anexionarse todo el reino suevo Iglesia católica se mantuvo firme en todos sus dog-
en el 585. Para dejar sujeto el territorio, colocó im- mas y su unidad doctrinal con Roma prosiguió in-
portantes guarniciones militares y creó nuevos obis- tacta.
pados arrianos que aseguraran el dominio religioso.
En lo sucesivo, los reyes visigodos se titularían reyes Es importante resaltar que no se trató de una
de Hispania y de Gallaecia. unión de las dos iglesias, sino de la incorporación de
los fieles arrianos a las filas católicas, aunque de for-
Poco después, en la primavera de 586, murió ma pactada y tutelada desde el trono para evitar hu-
pacíficamente el rey Leovigildo, padre de la Spania millaciones o jactancias que hubieran dado al traste
unificada. con la unidad religiosa.  La jerarquía católica entró
en el gobierno del reino colaborando activamente en
la política del monarca, cuya figura fue sacralizada y
ungida. A partir de entonces, los concilios que el rey
El reino católico de Toledo convocaba y presidía a imitación de lo que ocurría
en el Imperio bizantino se convirtieron en grandes
Recaredo (586-601) sucedió a su padre sin opo- asambleas político-religiosas donde además de las
sición y continuó su política de fortalecimiento de cuestiones religiosas que discutía la jerarquía ecle-
la monarquía buscando la integración de todos los siástica había cabida para que los magnates laicos,
poderes del reino, para lo que tuvo que tomar de- tanto godos como hispanorromanos, expresaran su
cisiones importantes. Ya que la unidad religiosa no opinión y aprobaran medidas para el gobierno gene-
había podido realizarse desde el arrianismo, el rey la ral del reino.
impulsó desde el catolicismo.
Recaredo siguió intentando controlar los núcleos
Una vez que tuvo lugar su conversión personal de resistencia bizantino y vascón, pero sobre todo
(enero-marzo del 587), Recaredo convocó un con- tuvo que enfrentarse en Septimania contra Gutram
cilio conjunto de obispos arrianos y católicos en el de Borgoña, a quien derrotó en varias ocasiones,
que comenzó una campaña de proselitismo entre creando una red de fortificaciones para poder resistir
la jerarquía arriana y los nobles visigodos. El acer- las incursiones francas. El monarca murió pacífica-
camiento doctrinal entre los dos credos resultaba mente en diciembre del 601, legando a su hijo Liuva
imposible dado que el lado católico se mantenía in- un reino en que las aristocracias goda e hispanorro-
quebrantablemente fiel a la ortodoxia papal. Por otra mana debían colaborar por fin en plano de igualdad.
parte, Recaredo sabía que el apoyo del papa resulta-
ría muy eficaz para las alianzas con los vecinos y la A pesar de que los cimientos de la monarquía
difícil cohabitación con los bizantinos22. quedaban reforzados, el trono de Liuva II (601-603)
22 Thompson, E. A.: Ibid. p. 142.
no resistió los ataques de los magnates que preten-

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dían volver a la monarquía electiva. Dos cuestiones el rey fue asesinado durante un banquete en abril del
impidieron al joven monarca ejercer su condición 610. Fue el último rey godo que pereció a manos de
de soberano: era bastardo y sólo contaba 16 años. sus enemigos por medio de un crimen y el último de
Su escasa autoridad provocó que los antiguos linajes los diez que fue depuesto por regicidio.
aprovecharan para recuperar el poder perdido. Dos
años después de ser coronado, fue depuesto fácil- Los conjurados llevaron al trono a otro de los
mente en un golpe de Estado de los “nacionalistas” suyos, Gundemaro (610-612), quien en su corto
dirigido por el lusitano Witerico. Terminaba así el reinado tomó la importante decisión de convertir
intento de crear una auténtica dinastía real de suce- Toledo en sede eclesiástica de toda la provincia Car-
sión hereditaria sobre la sangre de Leovigildo. Desde taginense (octubre del 610). El nuevo rey inició dos
entonces, la Corona quedó a merced de los intereses campañas, una contra los vascones, a los que derrotó
de los poderosos clanes nobiliarios que la tomarían y sometió, y otra contra los bizantinos con éxito es-
mediante consenso (elección), asesinato del monarca caso. También trató de recomponer la política exter-
de turno o golpe de Estado militar. na enviando embajadores a los reyes francos, pero las
circunstancias externas la malograron pues el reino
El reinado de Witerico (603-610) sufrió una de Austrasia fue destruido por el de Neustria, que lo
inestabilidad constante, tanto en el exterior, donde absorbió.
proliferaron las escaramuzas de escaso valor contra
francos y bizantinos, como en el interior, con los Fue entonces cuando Brunequilda, aquella prin-
sucesivos enfrentamientos contra los magnates. El cesa goda hija de Atanagildo que dejamos luchan-
nuevo rey no abjuró del catolicismo (fue uno de los do en solitario entre los rudos francos, perdió la
nobles que en el 589 firmó la profesión de fe cató- influencia que había tenido hasta ese momento en
lica) ni hizo volver a los godos al arrianismo (lo que la corte franca como aglutinante de los elementos
prueba la solidez del III Concilio de Toledo) pero pro-godos. Brunequilda se afanó en mantener la
permitió que parte de la nobleza retornara en secre- autoridad real contra las pretensiones de la nobleza
to a profesar la antigua fe, como prueba de gratitud franca, tratando de salvar los restos de la equitativa
a los antiguos clanes más apegados a la tradición administración imperial frente al egoísmo tributario
goda23. de los ricos. Aplicó los recursos del erario público
a incesantes obras públicas que le dieron fama de
En política internacional, lo más señalado fue el benefactora y trató de mantener la unidad del rei-
intento de pactar con los burgundios para que sirvie- no en el heredero primogénito contra la arraigada
ran de contrapeso a la amenaza de los francos, alian- costumbre de los repartos merovingios. Combati-
za que no llegó a concluirse. Contrariado, Witerico da en vida por unos y otros, sólo pudo ser vencida
trató de empujar a los lombardos que ocupaban el cuando, ya septuagenaria, trataba de emplear sus úl-
norte de Italia a una guerra contra los burgundios, timas fuerzas en mantener unidas para su bisnieto
pero este plan tampoco resultó, así como el inten- Austrasia y Borgoña contra los habituales repartos.
to de mezclar en estas conjuras a los reyes francos. El hijo de Fredegunda y sus secuaces torturaron a la
Su falta de inteligencia en los asuntos diplomáticos anciana durante tres días y finalmente la asesinaron.
le fue restando credibilidad. Al descrédito se unió la En respuesta, Gundemaro inició una guerra contra
constante sangría de caudales que exigían sus planes los francos a los que tomó varios emplazamientos en
políticos por los pagos a los aliados que rápidamente la Septimania24. 
dejaban de serlo.
La muerte de Brunequilda por la aversión de su
Witerico, inevitablemente, pasó a ser un obstácu- pueblo adoptivo es un claro ejemplo de la lucha en-
lo por su desgobierno. Los mismos clanes que pro- tre germanismo y romanismo que se estaba vivien-
piciaron su encumbramiento planeaban ya su liqui- do en lo que consideramos ya Alta Edad Media. En
dación. El morbo godo hizo de nuevo su aparición y aquella tensión de culturas, los visigodos y los fran-
23 James, E.: op. cit. 24 Menéndez Pidal, R.: Ibid.

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cos seguían direcciones diferentes. Mientras la mo- campañas que dirigió el propio rey, ayudado por el
narquía visigoda transitaba con paso firme hacia la duque Suintila. Para asegurarse de que los bizanti-
unidad legislativa, a pesar de los continuos asaltos nos no se harían fuertes, Sisebuto destruyó las defen-
al poder monárquico, los francos mantenían la di- sas de Cartagena y creó una circunscripción militar
vergencia de los ordenamientos entre burgundios, con sede en Orihuela con el fin de vigilar el Levante
salios, ripuarios o galorromanos. Los reyes visigodos frente a nuevos ataques del Imperio de Oriente.
trataban de acabar con las viejas costumbres germá-
nicas que sus vecinos aún mantenían y el Derecho El prestigio que le otorgaron sus éxitos militares
romano execraba como bárbaras, tales como el dere- permitió al rey asociar al trono a su hijo Recaredo,
cho de venganza y la guerra privada. una decisión que habría de traerle complicaciones.
Aunque no está suficientemente documentado, el
Tras la temprana muerte natural, en marzo del final del reinado de Sisebuto resulta oscuro. Parece
612, de Gundemaro, los magnates eligieron para que el empeño en crear su propia dinastía, alenta-
sucederle al culto y piadoso Sisebuto (612-621), do por San Isidoro según el modelo de Leovigildo,
amigo personal de San Isidoro de Sevilla. Al periodo pudo llevar a la nobleza a recelar de su poder. En
germanizante de los anteriores monarcas posteriores cualquier caso el rey murió a principios del año 621,
a Recaredo, le sucede una nueva etapa adicta a la ro- unos dicen que por enfermedad y otros creen que
manidad. Así, entre vaivenes, va decantándose el Es- envenenado, sucediéndole su hijo Recaredo II, que
tado visigodo hispano hacia las raíces de una cultura murió a los pocos días sin que sepamos las razones.
romana que no había dejado de tener presencia en la El interregno de casi tres meses tras la muerte del
Península y que ahora se afianzaba por el creciente joven monarca demuestra las disensiones de la no-
peso de la Iglesia católica. bleza y la pugna de los magnates. Finalmente ocupó
el trono el poderoso duque Suintila, cuya fama de
Convencido de tener deberes eclesiales hacia la conquistador venía bien avalada por los hechos.
sede romana de la Iglesia, Sisebuto realizó una inten-
sa política intervencionista que buscaba el nombra- Entre la ilusión y el desencanto
miento de candidatos idóneos para los obispados.
Fue el primero de los reyes godos que promovió la Con Suintila (621-631), el reino visigodo llegó
cultura entre sus súbditos. Él mismo escribió epís- a su máxima extensión peninsular. El nuevo rey no
tolas y vidas de santos en latín. San Isidoro le dedica perdió el tiempo y quiso demostrar a quienes lo ha-
el tratado de física y cosmografía De Natura Rerum, bían apoyado que era el candidato idóneo. Nada más
en el que aparece el propio rey entablando diversos obtener la corona atacó a los rebeldes vascones y, tras
coloquios con sabios como Suetonio, Lucano o San vencerlos de forma contundente en el 622, dirigió
Agustín sobre las cuestiones más arduas. Como es- una gran expedición contra los bizantinos (623-625)
tratega militar, Sisebuto fue también una excepción que concluyó con su expulsión definitiva de la pe-
entre los visigodos pues fue el primero en dotar al nínsula Ibérica y la destrucción de Cartagena.
reino con una escuadra naval como la que habían
tenido los vándalos25. El Estado godo, que fue el primero en in-
dependizarse de Roma, conseguía al fin la cohesión
Sisebuto inauguró, por otra parte, una política territorial que le imponían sus fronteras naturales.
de persecución hacia los judíos que se mantendría Los visigodos alcanzaban de esta manera la integri-
hasta el final del reino visigodo. Durante su reina- dad de la Patria, un concepto que nace entonces de
do se rebelaron los astures y también los roccones (o la admirable fusión lingüística de lo femenino, en la
runcones) de Cantabria, que fueron aplastados por idea latina de tierra madre acogedora, con lo mascu-
el general Riquila. Pero el éxito mayor fue reducir lino germánico, es decir el vaterland o ‘tierra padre’
el dominio bizantino a su mínima expresión en los de origen. Una noción política que tiene además su
enclaves de Cartagena, Baleares y Ceuta, durante las expresión jurídica en la comunión de los diferentes
25 Thompson, E. A.: Ibid.
enfoques del Derecho latino y el germánico: en la

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Spania goda, también por vez primera, el ius soli o entre los magnates. Los temores se ven confirmados
derecho sobre la tierra de origen germano se super- cuando Suintila comienza a hacer importantes con-
ponía al ius sanguinis o derecho de la sangre latino fiscaciones de tierras para asegurar su poder y el de
en las herencias, los contratos matrimoniales o la ad- sus fieles. La fama de déspota crece y entre el 630 y
quisición de tierras. A partir de este momento, las el 631 tiene que hacer frente a varios levantamientos
leyes y los cánones indican con claridad la nueva si- contra su persona.
tuación: Gothorum gens ac patria se convierte en un
término común en la redacción de documentos. ‘Los El más importante de los conspiradores fue Sise-
godos y la patria’ son la misma cosa, como ‘Roma y nando, quien se alzó en la Tarraconense con las fuer-
el pueblo romano’, una expresión de la soberanía ba- zas que debían atacar a los vascones y pidió ayuda al
sada en la sangre pero también en el territorio26. rey Dagoberto de Neustria. Los francos accedieron a
invadir Hispania para apoyar a quienes querían des-
El gran significado de las victorias de Suin- tronar a Suintila, pero exigieron a cambio que se les
tila queda destacado en las dos obras históricas de entregara el famoso missorium del tesoro real visigo-
Isidoro de Sevilla. En la Crónica general, que fue guía do, una silla gestatoria de oro de 500 libras de peso
histórica en toda Europa durante muchos siglos, los que había regalado Aecio a Turismundo a modo de
asuntos de Spania cierran la obra. Las victorias de Si- trono germánico.
sebuto y Suintila, que logran expulsar a los romanos
del emperador de Oriente Heraclio, dan pie al sabio Sisenando y sus aliados francos avanzaron hasta
sevillano a establecer un paralelismo con la crónica Zaragoza y Suintila marchó desde Toledo para ha-
del Biclarense, resumiendo la historia de Europa de cerles frente, pero antes de la batalla muchos de los
ese momento (626) en el destino de sus dos países partidarios del rey desertaron y cambiaron de ban-
extremos: Bizancio en decadencia y la floreciente do. El rebelde fue aclamado como rey por la parte
Spania. más numerosa del ejército mientras Suintila era he-
cho prisionero, pero una nueva guerra civil se desa-
De todas formas, la obra cumbre de Isidoro es la tó entre los fieles de Sisenando y una facción leal al
Historia gothorum, un alegato entusiasta de la forma- clan de Suintila que probablemente encabezó Iudila,
ción del Estado godo que ya su autor califica en el pues la documentación numismática existente (dos
prólogo como De laude Spaniae (‘En loor de Espa- monedas) demuestra la existencia de este magnate
ña’). Aunque el ferviente arzobispo no era de estirpe coronado muy probablemente en la guerra civil que
goda, estaba identificado con el vigor, tamizado por se desató entre el 631 y el 633.
el catolicismo romano, del pueblo que gobernaba los
destinos de España. La historia isidoriana del “pue- La disputa no terminó hasta la celebración del IV
blo glorioso temido de Alejandro, Pirro y César”, Concilio de Toledo en diciembre del 633. La magna
computada según la era que introdujo Idacio, ter- asamblea política desterró a Suintila, su mujer e hi-
mina en el año 624 con las victorias de Suintila en la jos y también a su hermano Geila, otro pretendiente
Bética. Y como colofón, añade: “Suintila fue el pri- que intentó el trono. El concilio igualmente ordena-
mero que tuvo la monarquía de toda Spania”. ba confiscar sus bienes y lo declaraba indigno para
reinar, según cuenta la crónica del franco Fredegario,
Pero Suintila tiene dos etapas muy distintas en su la única de la que disponemos a partir de San Isi-
reinado. En la primera es admirado por sus éxitos doro aparte de las actas de los concilios de Toledo y
militares; hasta San Isidoro, que termina su crónica de la relación desvaída y casi sin datos que ofrece el
en el 626, se deshace en elogios sobre su magnani- cronista anónimo que continuó la crónica isidoriana
midad y buen juicio. A partir de esa fecha, el pano- hasta la subida al trono de Égica en el 657.
rama cambia y la ambición creciente del monarca,
que le lleva a asociar al trono a su hijo Recimiro, su Suintila murió años más tarde sin recobrar la li-
hermano Geila y su mujer Teodora, provoca recelos bertad, parece que hacia el 641 y de muerte natural.
26 Menéndez Pidal, R.: Ibid. p. XL.
La dignidad regia, definida por San Isidoro confor-

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me al modelo bíblico mediante la mística unción del para hacer de la institución conciliar una instancia
monarca a la utilidad de su pueblo, quedó maltre- política de primer orden. Aquellas asambleas de los
cha. Suintila fue el primer rey godo depuesto sin ser más ancianos o del pueblo en armas celebradas en
asesinado, como lo serían luego Tulga y Wamba. In- tiempos de Eurico no se reunían ya. Sólo el Aula Re-
cluso Isidoro tuvo que corregir los últimos párrafos gia, o junta de nobles, asistía al rey en el gobierno.
de su crónica, para borrar las alabanzas y trocarlas Desde Sisenando, los concilios se reunieron mucho
por el descrédito en que cayó el otrora victorioso ge- más a menudo, con intervalos entre uno y ocho
neral. años. Tuvieron una enorme importancia canónica y
su influencia como órganos de gobierno llegó hasta
El antiguo prócer Sisenando (631-636) tuvo un el Estado carolingio.
corto pero intenso reinado. Primero debió satisfacer
a sus aliados francos entregándoles 200.000 suel- El IV Concilio de Toledo no sólo fortaleció la au-
dos, ya que los nobles visigodos no aceptaron ceder toridad regia a través de la sacralización del rey, sino
el missorium. Luego se dedicó a consolidar su poder que al mismo tiempo le exigía que huyera de todo
durante dos años ya que su autoridad no había sido despotismo y gobernara en consonancia con su fe
unánimemente reconocida, como sabemos. Para ga- cristiana. San Isidoro lo resumió en la frase rex eris
nar el apoyo de la Iglesia, convocó el IV Concilio si recte facias, si non facias non eris (‘serás rey si obras
de Toledo (633), en el que se asentaron las bases del rectamente, si no lo haces no lo serás’). También re-
gobierno del reino. Cuando los sesenta y seis obis- guló la espinosa cuestión de la sucesión al trono, que
pos de la Spania goda tomaron asiento en la basílica habría de seguir siendo electiva, encargándose de la
de Santa Leocadia en Toledo, presididos por Isidoro, designación los próceres y los obispos. Por último, se
entró Sisenando con los magnates y se postró ante estipularon las garantías procesales para los acusados
los santos padres, rogando con lágrimas en los ojos que comparecían ante el tribunal real, con el fin de
su protección. El concilio isidoriano premió sobra- que no quedaran al arbitrio del monarca en las cau-
damente la humildad del rey. En el último de sus cá- sas que acarrearan pérdida de la vida o los bienes.
nones, el sínodo episcopal anatemizaba a todo aquel
que intentase escalar el trono por medio de la fuerza. Sisenando murió pacíficamente en Toledo el 12
El rey era un ungido de Dios y por tanto inviolable: de marzo del 636. A su muerte se puso por prime-
Nollite tangere Christos meos. ra vez en marcha el mecanismo sucesorio aprobado
en el IV Concilio, siendo elegido rey Chintila (636-
De esta manera, el cuarto concilio toledano daba 639), de cuyo reinado queda escasa noticia salvo
carta de naturaleza política a la teoría expuesta por las actas de los concilios toledanos quinto y sexto,
Isidoro acerca de la mística unción que confería ca- donde se reforzaron los mecanismos para proteger al
rácter sacerdotal al monarca. Al mismo tiempo, la monarca y su familia y se fijó el status de los fideles
asamblea episcopal se constituía en tribunal supre- regis, de manera que su cargo y propiedades pasasen
mo como garante entre el rey y su pueblo. Se san- a ser permanentes, mas allá de los cambios de reina-
cionaba así el acercamiento entre el Trono y el Altar do. Con esto se buscaba mantener el equilibrio de
iniciado por Recaredo. El rey era sagrado y su perso- poder entre la nobleza y el rey. Tras la muerte natural
na inviolable, pero como recuerda Menéndez Pidal, de Chintila el 20 de noviembre del 639, le sucedió
el Estado visigodo no era ciertamente teocrático. En su joven y débil hijo Tulga (639-642). El anatema
la monarquía católica ideada por Isidoro de Sevilla isidoriano fue incapaz de sujetar la ambición de los
y su hermano Leandro, el soberano era más bien un magnates que dirigidos por Chindasvinto depusie-
sumo sacerdote que debía procurar, en nombre de la ron al joven rey. Para evitar atentar contra su per-
autoridad suprema del Altísimo, el bienestar de su sona le tonsuraron y encerraron en un monasterio,
pueblo. una expeditiva forma de privarle de su condición
real pues estaba prohibido a los clérigos ceñir la co-
El interés de Sisenando por legitimar su ascensión rona.
al trono sirvió de apoyo al metropolitano de Sevilla

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Chindasvinto (642-653) tenía cerca de ochenta de la Ley y las obligaciones del legislador, en la que
años al subir al trono, pero eso no impidió que de- se afirma taxativamente que el rey queda sometido
sarrollara una gran actividad. Ya como duque había sin cortapisas al imperio de la Ley. También que-
participado en varias rebeliones y una vez que tuvo la dan superadas las antiguas diferencias entre nativos
autoridad real, aplicó una política de extrema dureza y godos, permitiéndose los matrimonios mixtos sin
contra los clanes nobiliarios, a los que purgó con pe- cortapisas. El único privilegio que conserva la etnia
nas de destierro, muerte y, naturalmente, la confisca- visigoda es la titularidad del trono. Este código, re-
ción de los bienes que utilizó para recompensar a sus formado más tarde por Ervigio, Égica y Witiza, sir-
fieles. Además aprobó leyes que castigaban las maqui- vió de ley durante siglos a toda Spania, desde Santia-
naciones de los rebeldes contra el príncipe o la patria, go a Barcelona y Cádiz.
avaladas y respaldadas por severas penas canónicas en
el VII Concilio de Toledo (646). Poco después, algu- Poco se sabe de los últimos años del reinado de
nos magnates laicos y eclesiásticos pidieron al rey que este monarca, salvo la inestabilidad en la zona cánta-
garantizara la continuidad de su obra asociando al bra y las medidas para militarizar la administración
trono a su hijo Recesvinto. La medida, contraria a la que otorgaron a los duques el control civil supremo
legislación vigente, fue aprobada finalmente en ene- en las provincias. Recesvinto murió pacíficamente el
ro del 649 y desde entonces padre e hijo gobernaron 1 de septiembre del 672 en su feudo de Gérticos,
conjuntamente hasta la muerte del viejo rey, ocurrida situado en el valle del Jerte.
el 30 de septiembre del 653. El obispo Eugenio II de
Toledo dedicó este epitafio al difunto monarca: “Yo, En esa misma localidad los magnates, en cumpli-
Chindasvinto, siempre amigo de las maldades. Yo, miento de la ley, eligieron como monarca a Wamba
Chindasvinto, autor de crímenes, impío, obsceno, in- (672-680). El escogido tuvo que ser amenazado con
fame, torpe e inicuo, enemigo de todo bien, amigo de una espada por un duque palatino para que acepta-
todo mal. Cuanto es capaz de obrar quien pretende lo se la corona, pues le repugnaba “el mar de sangre”
malo, el que desea lo pésimo, todo eso yo lo cometí y hecho por Chindasvinto cuando trataba de asegurar
fui todavía peor”. el trono para su familia. Pero inmediatamente des-
pués de ser ungido en Toledo por el metropolitano
Recesvinto (649/653-672) sucedió a su padre tras Quirico, sus familiares entraron en pugna con los de
vencer la revuelta encabezada por Froyla en el valle Chindasvinto para lograr cargos y prebendas.
del Ebro, pero decidió no proseguir su política au-
toritaria y de enfrentamiento con gran parte de la EL propio Wamba habría de naufragar en aquel
nobleza, así que buscó un acuerdo con los damnifi- mar de traiciones y muertes, a pesar de que tras el
cados para que olvidaran las persecuciones sufridas. débil Recesvinto supo robustecer el reino y sortear
El nuevo monarca consiguió sus propósitos en el con éxito los muchos peligros que lo amenazaban.
VIII Concilio de Toledo (653), donde se aprobó una Un año después de su designación tuvo que hacer
amplia amnistía para los perseguidos por el anterior frente a una incursión vascona y en esos parajes le
monarca, e incluso se trató el problema de los bie- sorprendió la rebelión de los magnates de la Nar-
nes confiscados a los condenados, lo que provocó un bonense, contra los que envió al duque Paulo. Éste,
gran enriquecimiento del patrimonio personal del emparentado con la familia de Chindasvinto, en vez
monarca. de acabar con la rebelión se unió a ella y se convirtió
en su líder.
Tras conseguir apaciguar el reino, Recesvinto pro-
mulgó en el 654 el Liber Iudiciorum, un nuevo or- Con el apoyo de los francos y del duque Rano-
denamiento legal con vocación de síntesis, donde se sindo de la Tarraconense, Paulo llegó a proclamarse
recogían las leyes antiguas de Eurico y Leovigildo, rey. Inmediatamente Wamba marchó contra los re-
otras de monarcas posteriores y las nuevas de Chin- beldes, los persiguió hasta Nîmes y allí les derrotó
dasvinto y Recesvinto. La gran novedad está definida en septiembre del 673. Aprovechando su victoria, el
en el primer libro, dedicado a definir la naturaleza rey promulgó una ley sobre la obligación de prestar

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ayuda militar ya fuera en caso de agresión externa a su hija Cixilona con Egica, al parecer sobrino de
o por rebeldía interna. En ella se establecían duras Wamba, obligándole a jurar que daría protección a
penas para los que no acudieran en defensa del rey sus hijos.
y el reino, incluidos los eclesiásticos, lo que provocó
un agravamiento de las relaciones de Wamba con la El final del reinado está marcado por una impor-
Iglesia, ya deterioradas por la intención del rey de tante crisis económica y las noticias del avance mu-
crear nuevos obispados. sulmán por el norte de África, que podría haber lle-
vado a crear un distrito militar en el Estrecho y a la
Como en otros muchos casos, el final de su rei- ocupación de Ceuta. Ervigio enfermó mortalmente
nado es fruto de una conjura palaciega. El 14 de el 14 de noviembre del 687 y designó como sucesor
octubre del 680 una mano traidora administraba al a su yerno Égica, por entonces duque provincial. Al
rey una bebida hipnótica que simulaba colocarlo en día siguiente, el rey tomaba la penitencia pública y el
trance de muerte. Aprovechando su estado, el me- día 24 el designado recibía la unción real.
tropolitano Julián de Toledo le administró la peni-
tencia pública y le impuso la tonsura eclesiástica con Égica (687-702) tuvo un reinado complicado
el fin de que le inhabilitara para reinar. A continua- aunque ciertamente duradero, pues quince años su-
ción se le obligó a firmar unos documentos donde ponían un periodo considerable para los expeditivos
nombraba como sucesor al conde Ervigio, miembro godos. Las tensiones económicas y sociales se agu-
del clan de Chindasvinto y gran amigo del metropo- dizaron y el rey respondió con nuevas purgas en el
litano Julián. Poco después Wamba se recuperó y se seno de la nobleza. A instancias del viejo Wamba,
encontró que como penitente no podía reinar, algo que aún vivía retirado en su monasterio, consiguió
que le confirmaron los eclesiásticos. Tras una inicial del XV Concilio de Toledo (688) que le absolviera
resistencia se retiró a un monasterio, donde aún vi- del juramento de proteger a la familia de Ervigio,
viría siete años. que perdió gran parte de su patrimonio.

Con el ascenso de Ervigio (680-687), las luchas Pero las conjuras nobiliarias continuaron. La más
entre las facciones rivales de Wamba y Chindasvinto importante parece ser la que encabezó el metropoli-
se recrudecieron, pero el nuevo rey supo ganarse el tano de Toledo Sisberto en el 692, quien finalmente
apoyo de la jerarquía católica al suprimir los obispa- fue depuesto y condenado a excomunión y destierro
dos creados por Wamba. Trató de legitimar su posi- perpetuos por un tribunal de obispos reunido con
ción en el XII Concilio de Toledo (681) presentando ocasión del XVI Concilio de Toledo (693). Consul-
documentos que la justificaban. También reactivó la tando las diversas fuentes de que disponemos, nues-
política antijudía, además de suavizar la ley militar tra hipótesis es que en esa revuelta Sisberto llegó a
de Wamba y declarar un indulto sobre muchas de ungir a su candidato Sunifredo, aunque éste lograra
las penas en las que incurrieron los que no pudie- escapar de la sentencia del concilio y continuara aco-
ron cumplirla. En el XIII Concilio de Toledo (683) sando el trono de Égica e incluso pudiera llegar a
se aprobó una amnistía para los que participaron ocupar la capital toledana en algún momento, pues
en la rebelión del duque Paulo, así como el llama- no hay que olvidar la acuñación hecha a su nombre
do “habeas corpus” visigodo donde se garantizaba a en esta ciudad.
los acusados de alto rango un juicio público ante un
tribunal competente compuesto por obispos y mag- Égica aprovechó la asamblea para intervenir en
nates27. Por último, se aprobaron leyes para la pro- el nombramiento de los obispos y afianzar su posi-
tección de la familia del rey y su descendencia, ya ción, consiguiendo que la autoridad conciliar refor-
que Ervigio pensaba que los miembros del clan de zara el carácter sagrado de la realeza con normas más
Wamba no le habían perdonado el modo de subir estrictas sobre la protección de la persona del rey y
al trono. De hecho, para asegurar el porvenir, casó su familia. En este Concilio, además, el rey denun-
ció una conspiración judía y dictó un conjunto de
27 Orlandis, J.: Historia de los concilios de la España
romana y visigoda. op. cit.
prohibiciones y leyes represivas que se endurecieron

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en el XVII Concilio (694)28. Esta vez, la denuncia Favila, padre de Pelayo, por querer arrebatarle su
contra la comunidad hebrea era muy grave. Ya no mujer. Temeroso de venganza, cuando Witiza ciñó la
se trataba de prestar dinero a intereses desorbitantes, corona, desterró a Pelayo de Toledo hacia las tierras
sino de asociarse con los bereberes de Mauritania, del norte.
recién convertidos al islam, para tratar de expulsar
del trono a los godos. Los judíos habían sido oprimi- Witiza (702-710) hereda un reino muy debilita-
dos hacía setenta años por Sisebuto, con una conver- do y busca de nuevo la paz interna congraciándose
sión en masa que el mismo San Isidoro reprobó. Su con la nobleza, que asumiría un papel decisivo en el
descontento se unió a las facciones más desfavoreci- gobierno. Incluso perdona a Teodofredo, haciendo a
das y fueron utilizados continuamente por quienes Rodrigo duque de la Bética. La situación estaba en
pretendían usurpar el trono. Pasados diecisiete años plena crisis social, la hambruna del 708-709 se unió
desde las severas leyes de Égica, no es aventurado a los asaltos protagonizados por bandas de esclavos
sostener como hacen distintos autores (los historia- fugitivos y al cada vez mayor peligro musulmán. El
dores españoles Abilio Barbero de Aguilera, Claudio joven rey, de apenas 30 años, murió a principios del
Sánchez-Albornoz y Ramón Menéndez Pidal; así 710. Había asociado al trono en la Septimania y la
como el británico Edward Arthur Thompson) que Tarraconense a su hijo Aquila, pero la facción hostil
los judíos se convertirán en todas las urbes hispanas al clan de Wamba recabó su derecho a la sucesión y
en los grandes adversarios que facilitarán la conquis- eligió al duque de la Bética, Rodrigo, que tenía fama
ta musulmana. de buen guerrero, pero que pertenecía al clan de
Chindasvinto. Algo que no gustó a los hermanos del
Ese mismo año Égica asoció al trono a su hijo monarca difunto, Oppas y Sisberto, que en vez de
Witiza (694/695), mientras el reino entraba en fran- rebelarse de forma inmediata esperaron su oportu-
ca decadencia económica y social, aumentada por el nidad. Con el beneplácito de sus tíos, Aquila envió
feroz partidismo que ocasionaba continuas guerras y un mensajero a Tánger, pidiendo a Tarik ibn Ziyad
varios brotes de peste bubónica que asolaron la po- -el islamizado general bereber que gobernaba Tánger
blación. Ante la debilidad política del monarca, el a las órdenes de los árabes en expansión- ayuda para
joven Witiza recibió la unción regia el 15 de octubre recuperar el reino, especialmente las tres mil sesenta
del 700, pero no tuvo oportunidad de asegurar su villas y cortijos que fueron del patrimonio real de su
posición ya que en la propia corte hubo una revuel- padre.
ta que obligó a los reyes a dejar Toledo. La capital
quedó en manos de un usurpador (probablemente Por tercera vez en la historia visigoda, una facción
Sunifredo29), que sólo fue derrotado poco antes de la buscaba ayuda exterior para intentar hacerse con el
muerte de Égica, ocurrida a finales del 702. trono y el tesoro. La llamada de Atanagildo a Jus-
tiniano costó la ocupación bizantina de Levante; el
Según la Crónica mozárabe, los enemigos del clan apoyo que Sisenando recibió de Dagoberto compro-
de Wamba pensaban entronizar a Teodofredo, un metió la pieza de más valor del tesoro de Toledo; la
hijo que había dejado aún niño Chindasvinto y for- intervención de Tarik se contrataría con seguridad
maba parte del Aula Regia30. Pero Witiza se lo quitó bajo una oferta de pago sobre las riquezas que ha-
de en medio haciéndole sacar los ojos. Teodofredo brían de recuperarse. Pero el clan de Witiza no podía
se refugió en Córdoba con su hijo Rodrigo, el futu- imaginar que una vez que los musulmanes pusieran
ro rey que habría de perder Spania. Otro futuro rey, el pie en la Península, iban a quedarse con todo.
esta vez el que iniciará la recuperación, Pelayo, apa-
rece también como enemigo de Witiza, pues cuan- Rodrigo (710-711) tuvo que hacer frente a una
do el joven príncipe fue asociado al trono recibió el complicada situación, con la rebelión de los vasco-
reino de Galicia y allí hirió mortalmente al duque nes en el norte y la amenaza árabe en el sur. En la
franja africana que dependía del reino visigodo, el
28 Orlandis J.: Ibid. caudillo Olián, bereber católico que controlaba la
29 Menéndez Pidal R.: Ibid. p. LVIII.
30 Ibid.
Mauritania Tingitana y se declaraba súbdito del tro-

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no de Toledo, cambió de bando. Se trata del “conde combate, dejad que muera el rey. Luego los musul-
don Julián” de los cantares épicos españoles. Julián manes se retirarán”. La traición de los hermanos de
había desviado la primera invasión del caudillo árabe Witiza se consumó hasta sus últimas consecuencias.
Ocba, en el año 682; pero una nueva acometida de Rodrigo fue completamente derrotado en la célebre
Musa ibn Nusayr, gobernador del África islámica, le batalla de Guadalete (19-26 de julio del 711) y la
arrebató Tánger en el 708 y lo sitió en Ceuta. El im- historia cambió de rumbo.
perio mahometano avanzaba inexorable y buscaba
cabezas de puente en su intento por extender hasta Sin atender las órdenes de Musa, que sólo le au-
Europa la nueva doctrina que con tanto fervor había torizaban para una correría, Tarik aprovechó su vic-
nacido en las arenas del desierto de Arabia. toria y tomó Toledo con gran rapidez, impidiendo
así que se formara una eficaz resistencia en torno al
Sin que hasta hoy se hayan podido dilucidar con trono. En el reparto del patrimonio real, las pobla-
claridad los motivos que motivaron la traición del ciones de oriente tocaron a Achila II, que fijó su re-
conde don Julián (¿cese de los socorros a Ceuta?, sidencia en Toledo como sus antepasados reales; los
¿falta de entendimiento con Witiza?), el hecho es cortijos y villas de occidente fueron para Olmundo,
que en octubre del 709 Julián hizo acto de sumisión que vivió en Sevilla y murió joven; los del centro se
a Musa reconociéndose su tributario e invitándole, entregaron a Ardabasto, el otro hijo, el menor de los
además, a invadir el reino de Spania. La leyenda afir- de Witiza. Los conquistadores les dieron cargos de
ma que el conde buscó la venganza porque su hija condes y jueces de los cristianos y parece que, duran-
había sido violada por el duque de la Bética, Rodri- te los primeros diez años, algún trato de rey. Algunas
go31. fuentes numismáticas muestran acuñaciones a nom-
bre de Achila II en la Tarraconense y la Septimania,
El desembarco musulmán se produjo mientras el realizadas probablemente entre el 711 y el 714.
rey Rodrigo luchaba contra los vascones. Durante
los últimos meses del 710 y primeros del 711, Tarik En aquellos primeros años de dominio musul-
había reunido un ejército de bereberes que el conde mán, los jefes witizanos colaboraron activamente
don Julián fue pasando desde Ceuta a la Península con los invasores para acabar con los nobles de la
en barcos mercantes y a ritmo de pequeñas cantida- facción opuesta, pudiendo mantener de esta forma
des. El 28 de abril pasó el mismo Tarik, se fortificó una posición de privilegio en el nuevo régimen. Al-
en lo que a partir de entonces se llamó Gebel-al-Ta- gunas fuentes catalanas refieren que tras Achila II
rik (Gibraltar) y recibió refuerzos de Musa, a quien hubo un último rey visigodo, Ardo (también trans-
acompañaba el conde don Julián con mesnadas pro- crito como Ardón), que se mantendría en el poder
pias. durante siete años más32. En cualquier caso, las fuer-
zas musulmanas ocuparon la zona catalana entre el
Rodrigo se dirigió a Córdoba para reunir su ejér- 716 y el 719. A partir del año 20 la resistencia más
cito. A su llamamiento acudieron los hijos y demás allá de los Pirineos estará liderada por nobles locales
parientes de Witiza, acampando en las afueras por que se encierran en ciudades fortificadas como Nî-
no querer entrar en la ciudad patria de Rodrigo, mes, Narbona o Carcasona.
pues desconfiaban de él. El rey, por el contrario, es-
taba tan confiado en ellos, que cuando llegó cerca de Lo que había costado 300 años en fraguarse, cayó
Sidonia a presentar batalla a Tarik, dio el mando de en menos de dos. El fin del reino visigodo fue una
ambas alas del ejército a los hermanos de Witiza, Sis- conjunción de condiciones adversas, pero no todas
berto y Oppas. Antes de entrar en combate, los witi- ellas se deben al azar. A la crisis económica y a la
zianos propalaron entre las tropas su animadversión inestabilidad política se unió el sectarismo suicida
a Rodrigo y prendieron la semilla del derrotismo. de un clan dispuesto a mantenerse en el poder a
“El usurpador nos ha robado el reino –decían– y cualquier precio. Los musulmanes, contagiados del
los africanos vienen a devolvérnoslo. Huyamos en el ímpetu de su reciente doctrina y en plena euforia
31 Thompson E. A.: Los godos en España. Madrid, 1971. 32 Barbero de Aguilera A.: op. cit. p. 496.

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conquistadora, se encontraron con un pueblo pro- ción que nunca había estado del todo con los inva-
fundamente descontento que en muchos casos los sores germánicos lo apoyara sin reservas. En el 721,
vio como sus salvadores. El morbo godo se volvió en prácticamente toda la Península estaba bajo dominio
contra de los clanes nobiliarios rivales. Pero las mis- musulmán, pero la Reconquista ya estaba en marcha.
mas ofensas pasadas provocaron su reacción. Pelayo, Había comenzado el sueño neogótico de recuperar la
aquel noble desterrado que no tardó en reclamar el patria que habría de formar los reinos cristianos de
liderazgo de la nación goda en Spania, se atrincheró la Baja Edad Media.
en los farallones astures, logrando que una pobla-

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