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Reflexión de LECTURA Y ESCRITURA [3–6]

Despacito y buena letra


Montserrat Fons

A menudo, una de las preocupaciones de las familias (y utilizar esta habilidad para comprender los es-
de los maestros) es saber a qué edad han de aprender a critos habituales que circulan por su entorno y,
leer y escribir los niños. En este artículo se reflexiona por lo tanto, no pueden beneficiarse de la lec-
sobre ello. tura y de la escritura, ni para promover su desa-
rrollo personal ni para poder participar en la
Una de las funciones que todas las sociedades comunidad.
y todas las culturas atribuyen a la escuela es la Hoy sabemos que se trata de un aprendi-
de enseñar a leer y escribir. De hecho, la escue- zaje complejo en el que intervienen procesos
la nació por este motivo, lo que puede explicar diferentes, según si se trata de leer o de escribir.
en parte por qué todos le dan tanta importan- Para leer, hay que combinar estratégicamente
cia. A menudo, una de las preocupaciones de procesos de bajo nivel, como descodificar o re-
las familias (y de los maestros) es saber a qué conocer palabras, con otros de alto nivel, como
edad han de aprender a leer y escribir los niños emitir hipótesis, anticipar, distinguir la informa-
y si el centro que han elegido para sus hijos e ción relevante de la secundaria o interpretar.
hijas plantea este aprendizaje correctamente y Para escribir, en cambio, los procesos que hay
cuando toca, si no es que ya han escogido la que poner en marcha son los de planificar el
escuela en función de esta característica. texto a partir del tema que se escribe, del objeti-
vo que se quiere conseguir y del destinatario,
¿A qué edad se aprende a leer textualizar para dar forma escrita al mensaje y re-
y escribir? visar el texto que se va produciendo de forma
recurrente. Además de desarrollar estas activi-
Para poder dar respuesta a esta inquietud, dades mentales y aprenderlas, hay que apren-
debemos tener en cuenta, en primer lugar, que der, también, las funciones y los usos que la
saber leer y escribir no es sinónimo de dominar sociedad realiza de cada tipo de texto escrito.
el código. Para leer y escribir, conocer el código Para aprender una cuestión tan compleja
es una condición necesaria pero totalmente in- como la que acabamos de describir, se necesita,
suficiente, porque convierte a los aprendices en entre muchas otras cosas, tiempo. Sí, sobre todo
analfabetos funcionales. Entendemos por anal- tiempo, pero todos sabemos que dedicar tiempo
fabetas funcionales aquellas personas que, a para conseguir lo que uno se propone no enca-
pesar de poder descifrar un texto, no pueden ja con los valores de rapidez e inmediatez que

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La edad de aprender a prevalecen en nuestra sociedad empujados a escribir bien, correctamente, su


leer y a escribir abarca una tecnificada. Por eso quizá resulta nombre, o a identificar el nombre de los com-
franja amplia, que va de difícil entender y hacer entender pañeros de la clase, o a identificar una determi-
los tres a los siete años que para el proceso de conoci- nada letra: la i, la m, etc. Nos parece que existe
miento del funcionamiento del mucha confusión entre reconocer lo que hace el
código escrito, ampliamente estudiado y con- niño que crece en un entorno alfabetizado en
trastado, ya tenemos que admitir un margen el que tiene posibilidad de interacción, y ense-
amplio de 3 años, normalmente entre los 4 y los ñar las letras, aunque sean las de su nombre.
7 años. Es decir, empezamos a reconocer indi- Lo primero, reconocer, es siempre motivo de
cios de escritura en las producciones de los formación de un autoconcepto ajustado de sí
niños hacia los 3 y 4 años; durante aproxima- mismo que genera confianza para aprender y
damente tres años estos niños, en contacto con una buena autoestima. Lo segundo, enseñar las
el mundo escrito y con los adultos que lo utili- letras antes de que el niño o la niña pueda en-
zan, van realizando distintas aproximaciones al tender la unidad mínima de análisis –el sonido
funcionamiento del código, hasta que en torno aislado y su representación gráfica, la letra–,
a los 7 años lo entienden. Cada niño y niña rea- es siempre motivo de desajustes, de angustias e
lizará su proceso en más o menos tiempo den- inquietudes quizá no manifiestos pero muy a
tro de esta franja de edad, y entender cómo menudo mal resueltos y, en consecuencia, de la
funciona el código a los 5 o a los 7 años no con- formación de un autoconcepto negativo y una
diciona en absoluto si después serán buenos es- baja autoestima. Parece poca cosa, pero es muy
critores y escritoras y buenos lectores y lectoras. importante. No nos cansaremos de decir que no
Nos gusta compararlo, a pesar de las hay que precipitar aprendizajes –cada cosa a
distancias, con aprender a andar, un aprendiza- su tiempo y cada niño y niña a su ritmo– y que
je también complejo para cuya consecución, tener que afrontar propuestas fuera de sus po-
también, se requiere una franja amplia de tiem- sibilidades, aunque no nos lo parezca porque
po y en el que todo el mundo reconoce que tan ellos intentan resolverlo como sea, afecta pro-
buen corredor puede ser quien haya empezado fundamente a las ganas de afrontar el proceso
a andar a los diez meses como el que lo haya de aprender a leer con autonomía, afecta a la
hecho a los catorce meses. Queda claro, por imagen que se van construyendo de lo que sig-
tanto, que la edad de aprender a leer y a escri- nifica leer y escribir, afecta a la formación de su
bir abarca una franja amplia, que va de los tres autoestima, afecta a que después sean personas
a los siete años, que hay que dar el tiempo ne- que saben leer y escribir y nada más o que sean
cesario para alcanzar este conocimiento y que personas que además de saber leer son buenas
leer con autonomía más tarde o más temprano lectoras y escritoras.
dentro de esta franja no condiciona los resulta-
dos posteriores. En cambio, lo que condiciona ¿Cómo se enseña a leer
los aprendizajes posteriores es cómo se lleva a en educación infantil?
cabo este aprendizaje.
Con demasiada frecuencia vemos cómo Ésta es la cuestión esencial, el cómo.
niños de 3 años, a veces incluso menores, son Cuando nos planteamos el cómo de cualquier

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tos escritos de tipos diferentes (desde marcas


de productos diversos hasta carteles, cuentos,
diarios, ordenador, etc.) y ven cómo los usan las
personas adultas. Este entorno, que llamamos
alfabetizador, es el que permite que los niños y
las niñas muestren curiosidad y empiecen a in-
dagar y a preguntar cómo se usan, para qué sir-
ven y cómo funcionan los textos que tienen a
su alcance. Pondremos un ejemplo para dejar
bien claro lo que queremos decir. Cada maña-
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na, muchas escuelas realizan la actividad de


pasar lista y un encargado coloca los cartelitos
con los nombres de los niños y niñas en un pla-
fón, según si han ido a la escuela o si se han
quedado en casa. Con el cartelito del nombre
de los niños y niñas «se aprovecha» para reali-
aprendizaje, vamos siempre más allá de la zar todo tipo de actividades de reconocimiento
cuestión puramente técnica, porque en toda de la grafía que toca según la programación del
relación educativa, además de tener en cuen- aula. Así, se les hace buscar todos los nombres
ta el objeto de aprendizaje, tenemos en cuenta que contienen la i, la u, etc. Este ejemplo nos
a cada persona que aprende. Buena parte de puede servir para ver cómo una actividad plan-
los problemas que nos surgen al enseñar están teada como uso de la escritura para ver si es-
provocados porque confiamos más en la téc- tamos todos, quién falta y qué le ocurre, e ir
nica que en las personas. Buscamos la técnica ayudando a tomar conciencia de grupo, se
que nos solucione todos los problemas y, por transforma en una actividad de entrenamiento
supuesto, la técnica se valora en términos de de una habilidad aislada como es el conoci-
rapidez y exactitud, valores opuestos al proce- miento de las grafías, lo que desvirtúa en gran
so largo y complejo que comporta el aprendiza- parte el objetivo de pasar lista, que es hablar de
je de la lectura y de la escritura que acabamos quién somos y de las letras. Además, cuando la
de describir. Para enseñar a leer y a escribir, maestra plantea enseñar la i de Ismael y de
podemos aplicar diferentes técnicas, pero no Inma, por ejemplo, está abortando la posibili-
se trata solamente de eso, porque el reto de dad de que los niños la descubran. De alguna
los inicios de la alfabetización no es enseñar a manera, la maestra confía más en su técnica de
leer y a escribir, sino formar personas lectoras enseñar la i que en la potencialidad de los
y escritoras. niños y, sin darse cuenta de ello, va convirtien-
Una de las cuestiones que hay que tener do a su alumnado en un alumnado pasivo que
en cuenta en el cómo se puede enseñar a leer y siempre espera a que la maestra les diga en
a escribir es que este aprendizaje se desarrolla qué tienen que fijarse.
de forma natural en la medida en que el niño o Sin embargo, no todos los maestros y las
niña convive en un entorno donde circulan tex- maestras tenemos la capacidad de esperar, por-

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La actividad que más que, como el resto de la socie- niña realiza el trabajo de comprender lo que
ayuda a aprender a leer y a dad, estamos invadidos por el oye, además de irse habituando a la sintaxis del
escribir es leer un rato valor de la rapidez y nos precipi- texto escrito, muy distinta del oral al que está
para el hijo o la hija cual- tamos llenando el tiempo con acostumbrado.
quier libro de conocimien- actividades enfocadas a ense- Finalmente, lo que debe tener muy pre-
tos, de cuentos, de poe- ñanzas parcializadas, que dan sente la familia y también el profesorado es no
mas, de adivinanzas, etc. resultados inmediatos, pero que, comparar al hijo o la hija que está aprendiendo
evidentemente, acaban des- a leer con el hermano mayor o con la vecina,
orientando tanto a niños y niñas, como a las porque cada cual sigue un proceso muy singu-
familias, como a la propia escuela. Necesitamos lar. Podemos comparar lo que sabe hacer ahora
realizar un buen ejercicio de voluntad para se- con lo que hacía el año pasado o el mes pasa-
guir ofreciendo situaciones funcionales de es- do él mismo, no en referencia a los demás, por-
critura y estar atentos a las preguntas y los que cada niño nos interesa dentro de su
descubrimientos de cada uno para compartir- evolución. Conviene valorar cada momento del
los, porque, si bien los aprendizajes no se pro- proceso que sigue la niña o el niño. Y lo llama-
ducirán nunca durante la semana en que lo mos claramente proceso, un proceso, como ya
quisiéramos, ni todos en el mismo día, seguro que hemos dicho, largo, en el que podemos apre-
el conjunto del alumnado adquirirá el conoci- ciar tanto las ganas de hacerlo, como el es-
miento dentro la franja de edad prevista, cuan- fuerzo, como las preguntas, etc. Y si todavía no
do esté preparado, tanto a nivel cognitivo como le sale como a los mayores, le ayudamos a
afectivo. crearse la conciencia de que está aprendiendo
poco a poco y no que no sabe nada.
Y en casa, ¿cómo les ayudamos Las familias y los docentes tenemos la
en este proceso? oportunidad de disfrutar de cada proceso, por-
que cada niño es diferente y único ¡y porque a
Existen dos aspectos esenciales en la co- leer solamente se aprende una vez! Si las per-
laboración de las familias: uno se refiere a sonas adultas mostramos confianza y satisfac-
acercarlas al mundo de la escritura de forma ción por cada pequeño paso, el niño o la niña
positiva, el otro tiene que ver con la aprecia- también lo vivirá así y entre todos lograremos
ción del proceso de aprendizaje de cada hijo que, despacio, aprenda a leer y a escribir, con
o hija. buena letra.
La actividad que más ayuda a aprender a
leer y a escribir es leer un rato para el hijo o la HEMOS HABLADO DE:
hija cualquier libro de conocimientos, de cuen-  Lectura y escritura.
tos, de poemas, de adivinanzas, etc. Leer un  Lengua y sociedad.
poco a su lado. El niño o la niña va captando
que leer es algo tan interesante que la madre o
el padre «pierden» su tiempo, ya que mientras
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se lee no se puede hacer nada más, para leerle Universidad de Barcelona
a él. Mientras la persona adulta lee, el niño o mfons@ub.edu

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