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Universidad Central de Venezuela.

Facultad de Ciencias Económicas y Sociales.

Escuela de Antropología.

Departamento de teoría y método.

Asignatura: Introducción a la antropología.

Etnias Indígenas Existentes en el Territorio Venezolano


Actualmente.

Profesor: Guillermo Colmenares Estudiante: María Fernanda Mendoza

CI: 27.954.225.

Caracas, 29 de Marzo del 2019


Introducción

Cuando se habla de pueblos originarios, Venezuela está presente de una manera increíble

dando a demostrar una gigante cantidad de etnias que generan una población multicultural de

gran relevancia en el país. Se entiende por indígena a todos aquellos habitantes o personas que

son originarias en varios sentidos de un territorio específico. Las etnias o pueblos indígenas en

nuestro continente, están asentados actualmente después de vivir una cantidad de sufrimientos y

dificultades que les han hecho difícil mantener su estabilidad en el territorio donde nacieron, y es

por este motivo que la mayoría encontraron como opción principal emigrar de un país a otro,

produciendo así una cantidad de transformaciones culturales en diversos semblantes. Pero a

pesar de esto, cada una de ellas sigue intentando mantener los núcleos penetrantes de su ser y sus

tradiciones, dando como resultado una distinción entre las mismas, y sobre todo, de las

poblaciones no indígenas. De esta forma podemos afirmar con seguridad que cada pueblo

indígena en nuestro país, mantiene su hilo histórico y demuestra (como lo ha hecho siempre), su

fortaleza, y valentía ante cualquier situación expresando su amor en el respeto a las identidades

de otros pueblos y en su propia identidad originaria.

La cultura y sobre todo la identidad, es lo que logra formar a los pueblos originarios y con

esto es que puede crearse ciertas diferencias que dividen a uno de otro gracias a la trasmisión de

saber cultural que se genera de generación en generación.

El siguiente trabajo está realizado con el fin de responder una interrogante que ha impartido

una respuesta con un montón de contexto dentro de ella: ¿Cuáles son las etnias existentes en el

territorio venezolano actualmente? La principal meta era encontrar de una manera concisa las
costumbres de cada una, el idioma que manejan, el número que define su población y de qué

manera encontraban la base económica para mantener a sus comunidades.

Nos basamos en la filiación lingüística, ya que de esta forma es que muchos pueblos

indígenas en nuestros países vecinos, demuestran su familiaridad y la amistad que pueden

generar, dando como resultado las comunicaciones para el sustento económico en sus

comunidades, las similitudes tradicionales, las palabras de relevancia en el hecho religioso y la

manera en que pueden ser una sola, pero sin desligarse de sus orígenes y creencias.

Dentro de un mundo globalizado, las familias étnicas que constituyen un continente tan rico

en muchos aspectos, y sobre todo, un país con un índice elevado de gente que sigue

transmitiendo su cultura e intenta mantenerla, podemos reafirmarnos la dosis de valor e

importancia que significa continuar dándole sustancia al hecho de proteger y preservar cada uno

de los pueblos indígenas que continúan haciendo vida en nuestro suelo Venezolano.

En este sentido, nuestro trabajo busca ser una herramienta que sirva para generar un espacio

de reflexión frente a la cantidad de etnias que aún se mantienen pase el tiempo que pase y cambie

el mundo lo que cambie, dando pie así a contribuir con el conocimiento y el fortalecimiento de la

cultura de cada uno de los pueblos indígenas que se desarrollarán a continuación para las futuras

generaciones.
Familia Arawak

La familia lingüística Arawak desde aproximadamente unos 15.000 años se desenvolvió en el

Amazonas. En la actualidad algunos pueblos descendientes de ellos habitan en varios estados de

Venezuela.

Se dice que llegaron inicialmente desde Asia, razón por la cual se les señala como viajeros

transcontinentales. Garantizaban su manutención siguiendo manadas de animales agrupados en

equipos de cazadores.

Ubicación:

Fue uno de los pueblos humanos más antiguos, no solamente en Venezuela sino de todo el

continente americano, que poblaron Amazonas y el Orinoco, así como las pampas de Paraguay.

Alfredo Jahn estimaba que eran Arawak “los caquetíos, que los europeos encontraron en el

litoral de Coro y en las islas de Curazao, Aruba y Bonaire, llamadas de los Gigantes, por las

extraordinarias proporciones corporales de los indios, eran los más conpicuos representantes de

aquella antigua población que había alcanzado cierto desarrollo cultural, como lo demuestran las

colinas y terraplenes de tierra por ellos levantados en las pampas del Chaco paraguayo y

boliviano y en las sabanas de Zamora y Portuguesa de nuestro propio país” (como se citó en la

colección “Pueblos indígenas de Venezuela. Pueblos de varias regiones”, 2009, p. 19).

Se considera que una avalancha de este pueblo, se valió del curso de la red fluvial que riega el

continente, extendiéndose por los espacios que ahora conforman nuestro territorio, para luego ir

constituyendo un rosario de pequeñas aldeas hasta convertirse en el pueblo más populoso y

extendido de todo el continente americano (Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de varias

regiones, 2009, p. 18).


Costumbres:

El barro cocido fue un descubrimiento que empezaron a emplear para elaborar vasijas y

utensilios funcionales, tales como el típico budare, también llamado aripo, de influencia

indígena. Representaban a los integrantes de sus panteones cosmogónicos (Relacionados con el

origen y evolución del universo) a través de pequeñas figuras, las cuales se han encontrado en El

Ávila y lugares próximos a sus antiguos asentamientos. Debido a la ubicación de los puntos

donde se encontraron dichas piezas, se cree que fueron utilizadas como ofrendas votivas para

fines vinculados con la religión y que eran ofrecidas como muestra de agradecimiento a sus

dioses.

Gonzalo Fernández de Oviedo en el siglo XVI al escribir Historia general y natural de las

Indias, islas y tierra-firme del mar océano señala en su obra que en Margarita unos vecinos al ir a

Santo Domingo “personas que merecen crédito, é dixeronassi. En la costa del mar del Norte,

entre el río Marañón y la isla de Trinidad é golpeo de Paria, está una nación de indios llamados

araucas, gente de buen aspecto é de tales obras, que con respecto de los indios de estas partes les

hacen mucha ventaja. Andan desnudos in ninguna ropa, y el miembro viril reasumido en el

cuerpo, que solamente se muestra el extremo ócapulo afuera, y en aquel un canutillo de hojas de

palma. Muéstrense muy amigos de los cristianos, y son enemiguísimos de los indios caribes, con

quien siempre están en guerra, é los caribes con ellos [sic]” (como se citó en “Pueblos indígenas

de Venezuela, Pueblos de varias regiones”, 2009, p.19). Los Arawak fueron de igual manera los

autores de un gran número de petroglifos.

Lengua:

Sus asentamientos originaron pueblos con sus propias lenguas, y acorde con las condiciones

del ambiente natural donde se ubicaban, terminaron configurando su propio perfil cultural con
manifestaciones de distinto tenor. Idiomas, cantos, música, técnicas agrícolas, cultivos,

aprovechamiento de distintos elementos del entorno, domesticación de animales salvajes y

posterior creación de pequeños rebaños surgieron espontáneamente. (Pueblos indígenas de

Venezuela, Pueblos de varias regiones, 2009, p. 18).

Población:

Para el año 2001 el Censo de Población y Vivienda registró en Venezuela la presencia de 428

personas que se identificaron con la macro familia Arawak. Es probable que estos Arawak

pertenezcan a pueblos que derivan de esta familia lingüística como los wayuu, los añú, los

warekena, los baré, los tsaase y los kurripako, entre otros. La mayoría de estos pueblos, sobre

todo los que habitan entre los estados Bolívar y Amazonas, guardan estrechas relaciones que los

identifican como arawaky que se manifiestan en su idioma, en su cultura y en sus costumbres.

(Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de varias regiones, 2009, p. 19).

Sustento económico:

Al establecerse en poblados más permanentes, desarrollaron el cultivo de la yuca y el maíz. A

la par de ello, aprendieron a utilizar las fibras vegetales que descubrían en los nuevos entornos y

comenzaron a fabricar tejidos para de esta forma poder elaborar hamacas, redes, cestas y

guayucos. También se sabe, gracias a los diversos hallazgos arqueológicos contemporáneos, que

fabricaban anzuelos para pescar, los cuales manufacturaban con conchas marinas que obtenían

de sus incursiones en la costa y lugares tales como Cubagua y Los Roques; o bien por

intercambio con quienes las tuvieran. (Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de varias

regiones, 2009, p. 18).


Pueblo Wayuu

Han surgido diversas teorías para explicar el origen histórico de los wayuu, también

conocidos como guajiros, o antiguamente goajiros, guaxiros o wahiros, que hoy día siguen

poblando buena parte de la península colombo venezolana de la Guajira.

La hipótesis más extendida y de mayor aprobación entre etnógrafos y antropólogos es que al

igual que otras etnias que pueblas la región desde tiempos ancestrales, tienen un común origen

amazónico y llegaron al territorio peninsular tras un proceso tras un proceso migratorio gradual y

motivado por diversas razones.

Esta teoría asume que los wayuu arribaron a las tierras semidesérticas de la Guajira mucho

antes de la época colonial, provenientes de la cuenca amazónica, al parecer huyendo de algunas

parcialidades del pueblo Caribe.

El elemento de mayor peso para justificar la teoría de las raíces amazónicas es que todos los

pueblos indígenas que han ocupado la región de la Guajira tienen una filiación lingüística

demostrable con el Arawak (arahuaco).

Se piensa que todos estos pueblos indígenas que ocupan el territorio de la Guajira, desde hace

milenios, estuvieron asentados en regiones aledañas a la parte central del rio Amazonas y al igual

que otros que comparten la misma raíz o macro familia, comenzaron la búsqueda de nuevas

regiones para vivir hace 3500 ó 5000 años aproximadamente. (Pueblos indígenas de Venezuela,

Wayuu, 2009, p. 5).

Ubicación:

El pueblo wayuu está asentado a lo largo de toda la península de la Guajira. Se trata de una

extensión territorial compartida por dos naciones hermanadas profundamente por nexos
culturales, históricos, políticos y económicos de larga data, como es el caso de la República

Bolivariana de Venezuela y la República de Colombia.

El centro de la cultura wayuu se encuentra inserto en esta vasta extensión binacional. La

península Guajira está en el extremo norte de la masa continental suramericana y está situada

entre los 11º y los 12º28‘ de latitud norte y los 71º06‘ y los 72º55‘ de longitud oeste. Por el este

limita con el golfo de Venezuela y por el norte y oeste con el mar Caribe. Por sus límites sureños

corren dos ríos emblemáticos: el Limón del lado venezolano y el Ranchería que surca la franja

colombiana.

De acuerdo con los cálculos más actualizados, esta península tiene aproximadamente 15497

km2 de extensión, de los cuales 3257 km2 pertenecen a la franja noroeste del territorio

venezolano (20,42%) y los otros 12240 km2 se ubican del lado de Colombia. La porción

venezolana constituye una estrecha franja costera que desciende desde Castilletes hasta la

ensenada de Calabozo, para luego abrirse de forma triangular, en la misma medida en que se

extiende hacia el Sur, en dirección hacia el río Limón.

En términos generales, la península de la Guajira limita al este con el golfo de Venezuela,

mientras que hacia su norte y oeste se encuentra el mar Caribe. El río Limón de Venezuela y el

Ranchería de Colombia fluyen hacia el sur de la Guajira. Hay que tener en cuenta que los

territorios de los wayuu no se rigen estrictamente con el de la península de la Guajira, por lo que

es común encontrar a miles de habitantes de este pueblo en el Departamento del Cesar en

Colombia y en otras zonas del estado Zulia de Venezuela.

El relieve de esta región incluye montañas, acantilados, planicies y dunas. La Guajira ha sido

subdividida por su configuración territorial en tres grandes regiones de noreste a suroeste: la Alta

Guajira, Media Guajira y Baja Guajira.


La Alta Guajira se sitúa en el extremo peninsular y es semidesértica, de escasa vegetación,

donde predominan los cactus, cardonales y algunas serranías que no sobrepasan los 650 metros

sobre el nivel del mar, como las de Macuira, Jarara y el Cerro de la Teta. La Media Guajira

abarca la parte central que es de relieve plano y ondulado, así como un poco menos árida. Allí

predomina el modelado de dunas y arenales. El clima de la Baja Guajira es más húmedo y de

tierras cultivables.

En general, el clima de la Guajira es árido, seco y de altas temperaturas, modificadas un poco

por la brisa marina y los vientos alisios del noreste que soplan durante la mayor parte del año.

Las precipitaciones son escasas y se presentan generalmente en los meses de septiembre a

noviembre, cuando la Zona de Convergencia intertropical (ZCIT) se desplaza hacia el Norte.

(Pueblos indígenas de Venezuela, Wayuu, 2009, pp. 10-11)

La línea divisoria legal que determina el fin del territorio de un país y el comienzo del otro no

ha tenido mayor importancia, en cuanto a la distribución y organización social y política del

pueblo wayuu. Desde hace siglos los guajiros se desplazan por ambos lados de las fronteras

como si estuvieran en un mismo territorio. (Pueblos indígenas de Venezuela, Wayuu, 2009, p.

12).

Costumbres:

La sociedad wayuu es matrilineal. Alrededor de la figura de la gran madre giran los valores

sociales, artísticos y religiosos sobre los cuales se ha edificado la cultura del pueblo guajiro.

El valor, la laboriosidad, la entrega, la solidaridad y el compromiso de la madre guajira, se

resumen en una carga simbólica, cultural y fáctica que origina en la sociedad tradicional wayuu

el concepto de matrilinaje y matrilocalidad.


Para los wayuu la sangre materna determina el estatus social. Según sus tradiciones, la carne

de un niño viene heredada de la madre Puloui (tierra) y la sangre proviene del Juyá (lluvia). La

estructura matrilineal marca las relaciones y las formas de agrupación desde la unidad familiar

hasta la conformación de linajes y clanes.

Esta forma organizacional se expresa en la mujer como referente de su estructura de poder,

por ende la transmisión de autoridad, en un sentido político, viene dada por línea materna, siendo

el sobrino materno un personaje fundamental. (Pueblos indígenas de Venezuela, Wayuu, 2009, p.

17).

La unidad doméstica más sencilla existente en la sociedad wayuu es la familia, que al igual

que en la sociedad criolla está compuesta por un hombre, su mujer y los hijos no casados.Este

grupo familiar embrionario se agrupa con otros en función del concepto de matrilocalidad, según

el cual la pareja casada debe vivir en el área de residencia de los padres de la mujer y de sus

familiares maternos.

Luego, el matrilinaje viene definido por la cohabitación de las parejas casadas, sus hijas y sus

esposos, así como también los hijos solteros de los últimos. Las tías y abuelas también viven en

la misma ranchería o conjunto de casas. En este caso la organización social básica atiende a la

familia (padre, madre e hijos solteros y casados), que se asientan en un determinado espacio de

forma matrilocal.

Todos los miembros de la comunidad o caserío reconocen la parentela o el grado de

parentesco con base en lazos uterinos recordados. La familia conforma una unidad política

básica, reconocida como el Apüshii, que se asienta en una ranchería o conjunto de casas de un

territorio que pasa a considerarse como un woumainpa‘a o patria.


Actualmente se conoce que los wayuu se organizan aproximadamente en 30 clanes

matrilocales. Dichos clanes se reconocen por la pertenencia a un determinado animal totémico

que determina el carácter de la familia. Otra de las características de su organización social se

produce con el matrimonio, el cual se puede dar entre primos cruzados, entre los hijos de una

hermana y un hermano o primo; sin embargo la unión nunca se puede producir entre hijos de dos

hermanas o primas, ya que se considera que poseen la misma carne materna.

El novio, para poder tener derechos maritales sobre la mujer, debe entregar una dote a la

familia de la novia, que se mide en función del número de cabezas de cabras, ovejas, vacas o

caballos que posee, según sea el caso.

En esta sociedad se practica la monogamia y la poligamia, en su acepción poligínica: un

hombre con varias mujeres, lo cual depende básicamente de la posibilidad del hombre de

mantener a sus hijos. Los hijos viven generalmente con las madres, de quienes reciben su

apellido y su respectivo linaje.

En general los wayuu son muy unidos y cuando se comete una afrenta contra el miembro de

algún clan o linaje, el caso se asume como una ofensa colectiva a todo el clan, por la que hay que

cobrar un resarcimiento, que de no producirse en los términos que se considera justo puede

originar acciones de venganza, en algunos casos cruentas y particularmente sanguinarias.

Cuando se trata de casos graves, los parientes de una víctima negocian con el agresor a través

de una persona de confianza conocida como palabrero (pütchipü‘ü), quien usualmente es un

individuo ecuánime que se encarga de mediar en los conflictos para que pueda darse una salida

pacífica. (Pueblos indígenas de Venezuela, Wayuu, 2009, pp. 18-19).

En la cultura wayuu, de acuerdo con lo que refiere el libro enciclopédico Los aborígenes de

Venezuela, los padres son los agentes primarios de socialización dentro del grupo habitacional,
aunque igualmente existen otros parientes coresidentes que pueden jugar un papel importante en

esta etapa. Las adolescentes suelen apoyar la labor de cuido y formación de sus hermanos

menores, especialmente cuando son hermanas por línea materna. No obstante, al tratarse de una

sociedad matrilineal, la figura de la madre adquiere siempre una importancia fundamental. El

antropólogo guajiro-venezolano Nemesio Montiel sostiene que esta relación entre madre e hijo

es íntima desde los primeros años e “incluso después que los hijos se van de casa, la madre sigue

siendo siempre el verdadero hogar” (como se citó en “Pueblos indígenas de Venezuela, Wayuu”,

2009, p. 51).

Al tratarse de un pueblo con un proceso evolutivo complejo y rico en vivencias, tanto con su

propio hábitat como con otras culturas (indígenas y europeas), el pueblo wayuu ha desarrollado a

lo largo de la historia un universo religioso propio, mediante el cual ha dado una explicación a

fenómenos tan inherentes al ser humano, como la eterna pugna del bien contra el mal y la

creación misma.

En la cultura de la nación wayuu existe una cosmovisión bien elaborada que se ha transmitido

de generación en generación y ha tomado como vehículo una enorme y descriptiva literatura

oral. Mediante esa fecunda sucesión de relatos, este pueblo ha sabido mantener parte

fundamental de sus valores y tradiciones ancestrales, a pesar del empeño permanente del mundo

occidental por asimilarlo a una civilización completamente distinta y ajena a sus raíces y

creencias esenciales.

Ma‘leiwa es el responsable de la creación, sin embargo, son Juyá (la lluvia) y Puloui (la

tierra) quienes engendran la vida y la mantienen cada vez que las aguas de lluvia fertilizan a la

tierra y crean las condiciones para que pueda mantenerse la existencia en oposición a la muerte.

El bien en oposición al mar. (Pueblos indígenas de Venezuela, Wayuu, 2009, p. 52).


Para el antropólogo francés Michel Perrin, el sistema religioso construido por el pueblo

guajiro constituye un universo mítico sostenido en leyes simples que – Como acota en su libro El

camino de los indios muertos – permite a los wayuu idear una defensa contra lo absurdo del

destino, al tiempo que brinda las herramientas para afrontar las zonas misteriosas y angustiantes

de la experiencia humana. Los wayuu –según sostiene Perrin- al construir su mundo mítico

toman como modelo el mundo de los hombres y le prestan a los seres vivos una existencia

análoga a la de los hombres” (como se citó en “Pueblos indígenas de Venezuela, Wayuu”, 2009,

p. 52).

La cosmovisión wayuu ha tenido en el mito y los cantos rituales como el jayeechi uno de sus

vehículos principales para burlar el tiempo y el olvido. A través de la oralidad y ese placer

especial por contar las historias de su mundo religioso, los wayuu han conseguido con éxito la

manera de expresar y compartir aspectos definitorios de su forma de comprender el universo y la

humanidad, sin que esta sabiduría se pierda.

El también antropólogo y etnógrafo belga-venezolano Walter Coppens y su colega francés

Jacques Lizot coinciden en señalar que la literatura oral del pueblo wayuu contiene una narrativa

tan diversificada como numerosa para dar un tratamiento especial a los principales temas

mitológicos. Esta sabiduría construida a partir de las abstracciones y vivencias llega a constituir

– según afirman Coppens y lizot – un acervo de gran riqueza no solo para los propios guajiros,

sino también para cualquier persona que sienta interés por la mitología.

En este sentido, Arcadio Montiel destaca la importancia del jayeechi y asegura que, además

de un canto ritual, “constituye el camino para la transmisión histórica en noches estrelladas y

profundas que reúnen en tertulias a los miembros de una familia, especialmente a los jóvenes,

para recibir la enseñanza de los depositarios, generalmente ancianos, renovando y garantizando


la información generacional”. (Como se citó en “Pueblos indígenas de Venezuela, Wayuu”,

2009, p. 53).

Al tratarse de una sociedad con una cultura muy rica y compleja, el pueblo wayuu ha

desarrollado costumbres y ceremonias ancestrales para asumir diversos fenómenos y situaciones,

pero sin duda alguna han ocupado especial atención al tema de la muerte y todo lo que ella puede

representar. Estas ceremonias están estrechamente conectadas con la mitología y complementan

los preceptos contenidos en una cosmovisión religiosa extensa, construida a partir de vivencias y

sueños reveladores que, a su vez, permiten dar explicación a grandes misterios, como la creación

del universo, la existencia humana y la existencia de las demás especies. Ahora bien, las

ceremonias que celebran los wayuu no se limitan únicamente al tema de la muerte, estos actos

solemnes abarcan diversos ámbitos de la vida e incluyen también practicas especiales asociadas

al chamanismo o al acompañamiento de aspectos vinculados con cambios hormonales en las

mujeres de ese pueblo, como los rituales del “blanqueo”, asociados al paso de la adolescencia

hacia la adultez femenina. Los funerales de los wayuu, estructurados en dos fases, se asumen

como solemnes eventos sociales. Durante el primer entierro, los familiares y deudos despiden al

cuerpo del difunto y realizan las ceremonias correspondientes para facilitar su paso hacia el

Jepira, mientras que durante el segundo velorio se consuma la despedida definitiva del alma de la

persona que ha muerto. (Pueblos indígenas de Venezuela, Wayuu, 2009, pp. 62- 64).

Los wayuu piensan que en el mundo de los muertos las almas gozan del mismo estatus

socioeconómico que tenían en el mundo de los vivos, de tal suerte que un hombre rico continuará

siéndolo también en el más allá, únicamente si en su primero y segundo funeral se sacrifica un

número elevado de animales y se guardan los cuidados correspondientes. Hoy en día, quizás
debido a la influencia católica, los wayuu suelen enterrar a sus muertos en ataúdes y los sepultan

en tumbas de concreto. (Pueblos indígenas de Venezuela, Wayuu, 2009, pp. 67- 68).

La cultura del pueblo wayuu además de una rica literatura oral y un universo cosmogónico

completo, se expresa también a través de una amplia gama de manifestaciones artísticas que

incluyen tejido, artesanías, música, cerámica, pintura, danzas y teatro. A lo largo del tiempo, los

wayuu también han cultivado la creación de variados instrumentos musicales, tales como: el

birimbao o trompa guajira, un curioso instrumento hecho de hierro o acero en forma de llave que

posee una lengüeta. Se sujeta con los dientes y se tañe con un dedo, usando la boca y la mano

izquierda cerrada, a modo de caja de resonancia. En la lista de instrumentos más populares

figuran igualmente la flauta de carrizo, el clarinete de registros graves, el wawái parecido a una

ocarina pero hecho del fruto del árbol juntoorou; el woótoroyoi (otra especie de clarinete), entre

otros. Las expresiones musicales más importantes son el arrullo y los cánticos shamánicos. Las

fiestas principales son la yonna o ayónnajawaa o mal llamada baile de la chicha. El atuendo del o

los danzantes es llamado ayónnajia. Esta ceremonia está asociada a los ritos de iniciación de las

mujeres elegidas por los espíritus para ejercer luego como piaches. (Pueblos indígenas de

Venezuela, Wayuu, 2009, p. 81).

Lengua:

El pueblo guajiro o wayuu ha sido capaz de preservar su idioma, mediante el cual ha

transmitido de generación en generación, toda su sabiduría, su cosmovisión el mundo, así como

sus tradiciones y costumbres ancestrales. Además, al igual que casi todos los pueblos indígenas

que existen en éste país, para los wayuu la capacidad de comunicarse mediante el idioma ha

revestido siempre un interés especial. Como refiere el antropólogo, lingüista y etnógrafo

venezolano Esteban Emilio Mosonyi, además de los mitos, en la cultura indígena existen
leyendas, cuentos de diverso tipo, adivinanzas y locuciones ingeniosas, poesías y textos

musicalizados, testimonios personales y colectivos, explicaciones y descripciones introspectivas

referidas a la propia cultura, que se han vertido para la humanidad a través de una rica literatura

oral. (Pueblos indígenas de Venezuela, Wayuu, 2009, p. 44).

En el caso de los wayuu, el idioma desarrollado por este pueblo es el wayuunaiki. Se trata hoy

en día de buna de las lenguas indígenas con más vitalidad por el número de hablantes que la

emplean a diario. Sólo en el lado venezolano, de acuerdo con el censo realizado por el Instituto

Nacional de Estadística (INE) en el año 2001, la población wayuu alcanzaba los 293.777

habitantes, ubicándose como la etnia de mayor número en todo el territorio nacional. (Pueblos

indígenas de Venezuela, Wayuu, 2009, p. 45).

El idioma wayuunaiki forma parte de la familia lingüística arahuaca (Arawak), que es la más

extendida de América del Sur. El investigador José Álvarez precisa en su libro Estudios de

Lingüística guajira que esta filiación fue incluida en la monografía del autor Kingsley G. Noble,

la cual constituye uno de los documentos más sólidos en estudios sobre esta materia. Álvarez

añade que en otra investigación de igual envergadura, como el examen de correspondencias

consonánticas realizado por Taylor (1|958, 1960, 1969, 1978), se establece que el wayuunaiki

forma parte de un conjunto de lenguas estrechamente relacionadas, como el lokono, el llamado

Caribe insular y el paraujano que se agrupan dentro del grupo maipure norteño del arahuaco.

(Como se citó en “Pueblos indígenas de Venezuela, Wayuu”, 2009, p. 45).

Esta lengua, como todas las lenguas indígenas, ha sido ágrafa hasta hace poco, es decir, no

tenía un registro escrito propio, sólo cuenta con los grafemas que los criollos y otros autores

extranjeros han elaborado a partir de un análisis fundamentado principalmente en el estudio de la

fonética. Sin embargo, ya los propios wayuu están consolidando su alfabeto. No obstante, como
señalan muchos expertos, entre ellos Esteban Emilio Mosonyi, el hecho de que la lengua sea

ágrafa no quiere decir que no contenga una estructura gramatical estable y sustanciosa. En

cuanto al carácter literario de la oralidad, Mosonyi sostiene que, a pesar de la etimología de la

palabra letra – o littera en latín – la presencia de la escritura no constituye condición sine qua

non para una codificación y sistematización suficientemente coherente que justifique el empleo

del concepto literatura para el caso en particular de los pueblos indígenas, los cuales son ágrafos

en general. (Pueblos indígenas de Venezuela, Wayuu, 2009, p. 45).

Pese a las amenazas existentes, el pueblo guajiro sigue realizando esfuerzos importantes por

preservar y mantener el uso de su idioma wayuunaiki. Ello es atribuible en gran parte a la

importancia ancestral que le ha conferido este pueblo a la lengua.

Toda la mitología y demás expresiones artísticas, creativas, culturales y tradicionales del pueblo

guajiro han tenido y tienen en el idioma wayuunaiki un vehículo excepcionalmente eficaz para su

comunicación. Este pueblo ha tenido plena conciencia de ello y ha realizado importantes

esfuerzos por mantener su lengua viva. Esta realidad, observada por educadores e investigadores,

ha derivado en propuestas tan interesantes como el diseño de un software educativo para

incentivar la lectura y la escritura de la lengua indígena en los niños wayuu. Aunque se trata de

una de las lenguas indígenas más habladas en la actualidad, ello no quiere decir que esté

exentada de peligros y amenazas derivadas de distintos factores, entre ellos la rapidez con que

algunos elementos inciden en los procesos de aculturación, al igual que otros factores

históricamente erosivos, como la escolarización, la prohibición, el desplazamiento, la vergüenza

étnica y el debilitamiento interno que amenazan, no sólo la preservación del wayuunaiki, sino las

lenguas y las tradiciones de todos los pueblos indígenas que hacen vida en Venezuela. En buena

parte de los colegios de las áreas urbanas y rurales donde se desenvuelven los wayuu incluyen
educación bilingüe, es decir, se enseñan por igual tanto el castellano como el

wayuunaiki.(Pueblos indígenas de Venezuela, Wayuu, 2009, p. 47).

Dentro del idioma wayuu existen diferencias dialectales o formas particulares de hablar que

dependen de la parte de la Guajira donde se ubiquen los hablantes de esta lengua. Así, existen

algunas especificidades en la zona de la Alta Guajira que se expresan en un dialecto conocido

popularmente como “Arribero”, mientras que los habitantes de la región baja emplean formas

lexicales especialmente características que conforman el denominado dialecto “abajero”.

(Pueblos indígenas de Venezuela, Wayuu, 2009, p. 48).

Población:

 El censo 2001 registró una población guajira de 293.777 personas. Se estima que la población

guajira venezolana y la colombiana suman 500.000 personas.

(Pueblos indígenas de Venezuela, Wayuu, 2009, p. 8).

 259.932 wayuu viven en ciudades, mientras que 33.845 habitan en sus comunidades. (Pueblos

indígenas de Venezuela, Wayuu, 2009, p. 8).

 285.444 wayuu hacen vida en el estado Zulia, según el censo realizado en Venezuela en el año

2001. (Pueblos indígenas de Venezuela, Wayuu, 2009, p. 9).

 168.308 indígenas de Venezuela y 127.269 de Colombia declararon pertenecer a la etnia wayuu,

según el Censo Binacional de la etnia wayuu realizado en 1992. 30 son los clanes wayuu que se

conocen. (Pueblos indígenas de Venezuela, Wayuu, 2009, p. 9).


 EL 57% de la población indígena del país está representada por la comunidad wayuu. (Pueblos

indígenas de Venezuela, Wayuu, 2009, p. 8).

Sustento Económico:

La península de La Guajira ha representado desde siempre un enclave privilegiado para el

comercio de mercaderías y productos. Los indígenas de esta vasta región han sabido capitalizar

esas ventajas para preservar su autonomía e independencia. Los habitantes de la comunidad

wayuu se han distinguido desde siempre por una habilidad innata para comerciar diferentes

productos, que se ha visto potenciada por las prohibiciones impuestas por las autoridades que

han gobernado la región durante diferentes períodos históricos.

El intercambio comercial, además de representar uno de sus principales mecanismos de

supervivencia en los distintos momentos de su historia, ha significado para los wayuu un

componente fundamental de su economía, pero también ha sido un elemento clave de resistencia

y autonomía.

Por medio del comercio han establecido contacto con diversas culturas. Ello les ha permitido

tomar de otras sociedades herramientas y tecnologías que a su vez han servido a los wayuu para

preservar sus propias tradiciones y ancestrales formas de organización. De modo que esta

habilidad innata para el comercio va mucho más allá del mero ingenio para obtener recursos, sin

reparar en divisiones territoriales o prohibiciones legales coloniales o gubernamentales, puesto

que desde siempre – y aún en la actualidad se ha asumido el intercambio como un aspecto

natural y, si se quiere, esencial de la propia cultura del wayuu. (Pueblos indígenas de Venezuela,

Wayuu, 2009, p. 30).

Mediante las actividades comerciales los wayuu han tenido contacto no sólo con los

conquistadores españoles, sino también con ingleses, holandeses, portugueses y franceses a los
cuales entregaban pieles y perlas a cambio de armas de fuego, pólvora, licores y otros artículos.

Este tipo de intercambio también les permitió obtener importantes fuentes de ingresos en función

de sus propias reglas y modelos organizativos. Durante el período colonial la mayor parte del

comercio realizado por los guajiros fue considerado ilegal y se catalogó como contrabando,

porque en buena medida siempre se produjo al margen de la legalidad, entendida ésta como las

normas o regulaciones de un poder establecido que los wayuu nunca aceptaron como propio,

entre otras cosas porque los integrantes de este pueblo se asumían y lo siguen haciendo, como

integrantes de la comunidad wayuu matricéntrica, para la cual las divisiones fronterizas y el

concepto de poder central carecen de sentido. (Pueblos indígenas de Venezuela, Wayuu, 2009, p.

33).

Pueblo Añú o Paraujano

Los Añú (o Agnous según la ortografía española), también llamados paraouhanos (en español:

paraujanos), son una población nativa de Venezuela y uno de los 5 pueblos aborígenes del estado

de Zulia (Barí, Yukpa, Añú, Wayuu y Japreira). El término también se refiere al idioma hablado

por esta población: el agnou, un idioma arawakiano. Son la segunda comunidad indígena por el

número de sus miembros en Venezuela. Al igual que los wayuu, su idioma pertenece a las

lenguas arábicas. El propio término paraujano pertenece al idioma Wayuu y ha prevalecido

contra añú, que es utilizado principalmente por investigadores y el Movimiento Cultural

Paraujano (MOCUPA).

Ubicación:

Este grupo étnico se encuentra habitando en Venezuela, específicamente en los municipios de

Guajira, Almirante Padilla, Mara, El Rosario de Perijá y Maracaibo, en el estado Zuliano. Según

el censo de 2001, hay 17.437 personas en el pueblo Añú. La laguna de Sinamaica tiene 5.942
personas, es la ciudad que tiene la mayoría de los habitantes de este grupo.Originalmente, se

establecieron en las orillas del lago de Maracaibo; Actualmente sólo hay 1 grupo más grande en

la Laguna de Sinamaica, y algunos otros lugares en el norte de Zulia. La leyenda ha recordado a

los zancos casas (palafitos) que se había construido sobre el agua, el Añú, el explorador español

Alonso de Ojeda en 1499 en Venecia, que llegó Venezuela (Pequeña Venecia) a su nombre.

Anteriormente en su historia, también habitaban tramos de la costa, la orilla occidental del

lago de Maracaibo y las orillas de los ríos al sur de Sinamaica. Hoy, algunos de los Añú más

asimilados viven en 4 asentamientos (Caño Morita, La Boquita, Boca del Caño y El Barro)

alrededor de la laguna donde se ganan la vida a través de la pesca comercial, y muchos se han

casado con no indígenas.

Costumbres:

La cultura Añú ha permitido el desarrollo de la actividad de tejer tifos para la realización de

paredes y techos, así como para diversos accesorios estéticos: bastones, figuras de animales, etc.

Es un trabajo exclusivamente femenino. De la misma manera, el trabajo de la madera de manglar

se realiza por los hombres para las construcciones.

La vivienda de los Añú sigue siendo tradicional. Está hecho de madera de mangle y se

encuentra en manglares costeros, typha y está construido a unos dos metros sobre el manglar.

Este tipo de hábitat también se llama «lacustre» ya que está construido sobre los estanques. Los

Añú viven en pequeñas viviendas rectangulares erigidas sobre pilotes en filas irregulares cerca

de la orilla. Las casas tienen techos de sillín cubiertos con paja de palma. Las paredes de tablas

de madera han reemplazado a las paredes más tradicionales de esteras de lengüeta. El piso a

veces está cubierto con esteras de paja.


Las mujeres de Añú adoptaron el largo vestido de larga duración habitual entre los guajiros,

sus vecinos de habla arahuaca. Las mujeres Añú solían llevar el cabello suelto sobre los

hombros, pero las mujeres modernas usan largas trenzas. El vestido tradicional de los hombres

era un taparrabos. La pintura facial parece haber sido aplicada por ambos sexos en épocas

anteriores.

Tradicionalmente, la sociedad Añú no estaba estratificada, y la diferenciación existía

principalmente en la línea de la edad y el sexo. El jefe tenía poca autoridad política, pero su

cargo a veces se le pasaba a uno de sus hermanos o hijos. En la actualidad, la unidad social y

económica básica del Añú es la familia nuclear, cuyos miembros se identifican con el grupo

endogámico local con el que residen.

La familia extendida es de poca importancia. La lealtad intragrupal se basa en lazos de

parentesco consanguíneos y afines, así como en la residencia común. El sistema de parentesco es

de tipo hawaiano, y el descenso es bilateral. La poligamia fue practicada por líderes políticos y

por cualquier hombre que pudiera tener una gran familia. Las esposas a veces vivían en casas

separadas con sus hijos, pero la primera esposa tenía autoridad sobre la otra.Las reglas del

matrimonio, junto con otros rasgos tradicionales de la cultura Añú, están cambiando, y la

monogamia es cada vez más frecuente. La residencia es neo local. La socialización tiene lugar

dentro de los límites de la familia nuclear y depende en gran medida del aprendizaje imitativo del

comportamiento de los padres.

No hay ritos de iniciación de la pubertad para los niños. Las niñas, al llegar a la pubertad,

estaban tradicionalmente aisladas en un rincón de la casa; allí yacen en una estera, aislados de la
comunicación con el mundo exterior. La iniciada no podía tocar el suelo ni ningún utensilio, y su

dieta se limitaba a agua y alimentos sin sal.

No hay ritos de iniciación de la pubertad para los niños. Las niñas, al llegar a la pubertad,

estaban tradicionalmente aisladas en un rincón de la casa; allí yacen en una estera, aislados de la

comunicación con el mundo exterior. La iniciada no podía tocar el suelo ni ningún utensilio, y su

dieta se limitaba a agua y alimentos sin sal. El chamán mascaba tabaco y usaba su sonaja para

propiciar a los espíritus en su nombre. Se creía que el humo de un fuego cercano alejaba al mal.

Después del período de aislamiento de 10 a 15 días, la madre bañó a su hija en el mar o en el río.

El Añú creía en un ser sobrenatural que vivía con su consorte en el cielo. Él fue el creador y

héroe cultural que dividió la tierra y distribuyó su riqueza entre los pueblos de la tierra. La

distribución tuvo lugar durante un festival que el héroe cultural patrocinó poco antes de partir de

la tierra. Todos los grupos indios habían sido invitados, pero los antepasados del Añú llegaron

demasiado tarde y tuvieron que lidiar con las sobras. La oficina del chamán pasó de padre a hijo,

su signo exterior era un collar de dientes de cocodrilo. Los chamanes pueden curar y causar

enfermedades. Las almas de los muertos también se cree que son la causa de la enfermedad.

Lengua:

El idioma Añú pertenece a las lenguas Arawak. El término Paraujano es un nombre de los

Wayuu, que ha prevalecido sobre el nombre actual, Añú, que actualmente se usa poco. Sólo en

las últimas décadas, el uso de Añú de los investigadores y la Cultura Paraujano Movimiento

(MOCUPA; español para el movimiento de la cultura Paraujano) promovió.


Paraujano es un idioma del norte de Arawakan, o Maipuran. Se deriva de Guajiro, pero es un

idioma distinto y no un dialecto de Guajiro. Los dos idiomas están estrechamente relacionados.

De acuerdo con el análisis lexicostatistical realizado por Oliver (1989) los dos idiomas deben

haber divergido alrededor de A.D. 900.

Población:

El censo del 2001 que realizó el Instituto Nacional de Estadística e Informática ubicó 11205

personas, 3854 de las cuales se encontraban en comunidades tradicionales (sobre todo en La

Laguna de Sinamaica) y 7351 en comunidades urbanas.

Sustento económico:

La economía Añú se basa en la pesca, que es el principal recurso económico de la familia. Es

un trabajo hecho por hombres y transmitido de padres a hijos. Una segunda fuente de ingresos es

escoger typhas para trenzarlos. Este trabajo femenino les paga poco a las familias. Una última

actividad es cazar aves silvestres.

El tejido y la cerámica no se practican, pero la cestería era una ofrenda importante. Las

mujeres fabricaban cestos de cestería de diversos tamaños y alfombras para uso doméstico y

comercio. La división del trabajo es por sexo y edad.


Pueblo Baré

Los baré son un pueblo indígena que desciende del tronco lingüístico Arawak. Comparte

similitudes en el idioma y tradiciones con sus vecinos los baniva, los warekena y los kurripako.

(Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 1, 2009, p. 62).

Ubicación:

En la densidad de la selva amazónica, navegando por río Negro, el Casiquiare y sus redes de

pequeños caños, habitan los baré. Lejos de las tribulaciones y los desplazamientos que han

causado las industrias mineras y agrícolas en otras zonas, los baré continúan hoy en día muchas

de las prácticas económicas y sociales transmitidas de generación en generación por sus

antepasados. El principal núcleo de población baré se encuentra en San Carlos de Río Negro, en

el estado Amazonas. (Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 1, 2009, p. 67).

Costumbres:

Los baré no sufrieron una aculturación sistemática hasta mediados del siglo XIX con la

extracción del caucho, el cual experimentó un auge durante la Segunda Guerra Mundial para

luego decaer con la introducción del caucho sintético. Esta industria trajo un influjo masivo de

trabajadores criollos que se asentaron cerca de las comunidades baré.

Los cambios culturales incluyeron la adopción de nuevas técnicas y herramientas para realizar

tareas tradicionales, como el trabajo de conuco, la caza y la pesca. Además, el hombre baré

trabajaba como obrero o peón, laborando por un sueldo. También aumentaron los matrimonios

entre criollos e indígenas baré. De igual manera, han perdido algunas de sus tradiciones

religiosas, tal es el caso del uso de plantas medicinales y sagradas como el yopo. La mayoría son

bautizados cristianos, algunos bajo la Iglesia Católica y otros como evangélicos.


A pesar de la aculturación, no todos los conocimientos ancestrales se han perdido, y los baré

aprenden sobre la creación y organización del mundo a través de la historia del Kúwai. Entre los

ritos que acompañan la introducción a los conocimientos ancestrales, durante la iniciación de los

jóvenes baré a la adultez, se encuentra el azote, con unos látigos de fibra llamados adábi.

(Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 1, 2009, pp. 62-63).

Las historias orales sobre la creación y organización del mundo de los baré comparten

muchas similitudes con las de otros pueblos indígenas Arawak, particularmente con sus vecinos

warekena y los baniwa. Para los baré los conocimientos ancestrales se dividen en tres fases. La

primera es la creación del mundo por Napiruli. La segunda, conocida como la era del Kúwai, es

una fase guerrera donde destaca la reorganización social y política de los pueblos ancestrales. En

esta fase se crean los rituales de iniciación conocidos como Kasimájawa. (Pueblos indígenas de

Venezuela, Pueblos de Amazonas 1, 2009, p. 76).

La cultura baré no tiene un rito nupcial tradicional. Anteriormente las uniones matrimoniales

solían reconocerse luego de un rapto fingido, simbólico, y sin ninguna ceremonia. Estas

reuniones acontecían normalmente en la época de verano, Los matrimonios con miembros

pertenecientes a otros pueblos indígenas fueron comunes a lo largo de la historia baré.

Actualmente también hay uniones con personas procedentes de la sociedad criolla.

Antes del parto, el futuro padre debía pintarse la frente con onoto y salir a la caza en busca de

pájaros, según los baré el alimento preferido de las parturientas. La madre daba a luz al borde de

un chinchorro en su casa. El marido la ayudaba apoyándola por detrás y la partera estaba

pendiente de recibir al bebé.

Al llegar a la pubertad, tanto las niñas como los varones baré son iniciados en los

conocimientos del Kúwai. A través de las historias sobre la creación aprenden las complejidades
geográficas, ecológicas, botánicas y zoológicas de la naturaleza que los rodea. Para ellos, el

Kúwai fue recorriendo las tierras y los ríos de la cuenca amazónica, abriendo caminos y dejando

mensajes sobre las piedras. El cuerpo de los difuntos es colocado dentro de una canoa partida por

la mitad que funge como ataúd, A partir de la mitad del siglo XIX los entierra dentro de su

propia casa. (Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 1, 2009, p. 77).

Misiones cristianas católicas y actualmente iglesias protestantes de diferentes

denominaciones, se han adentrado en la selva amazónica para evangelizar a los pueblos

indígenas. Invariablemente estos grupos cristianos tienden a desacreditar la religión de los

indígenas para sustituirla con las historias creacionistas bíblicas. Como las creencias

tradicionales baré están relacionadas intrínsecamente con sus costumbres, linajes y

conocimientos culturales, al perderse las prácticas e historias religiosas, también se pierden

valores y nociones geográficas, sociales, económicas y hasta médicas. Aunque los baré

mantienen su forma tradicional de procesar la yuca y cultivar el conuco, ahora solamente

siembran alimentos. Los alucinógenos tradicionales de los baré, así como el destilado de sus

licores están prohibidos. (Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 1, 2009, p. 79).

Usan tatuajes y limadura de los dientes para embellecer el cuerpo. Antiguamente los baré se

aseguraban de ingerir los alimentos calientes y después de bañarse para evitar caer en la

maldición del metí kudáo. En las antiguas normas para la caza, la presa era propiedad del que

comenzara a perseguirla y no del que matara. (Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de

Amazonas 1, 2009, p. 70).

Las casas tradicionales de los baré eran de forma rectangular y solían estar levantadas por

encima del suelo por cuatro postes de metro y medio cada uno. Los techos eran de ramas de

platanillo o palma de dos aguas. Había una cornisa alrededor del techo cuya función era la de
desviar las aguas lo más lejos posible de las paredes. Las casas actuales de los baré son también

rectangulares, de aproximadamente 8 por 6 metros cuadrados, a lo que se anexa una cocina

independiente. Cuando pasan la época de invierno en el conuco, los baré mantienen una

residencia secundaria más sencilla, con sebucán y budare para procesar la yuca y hacer las tortas

de casabe. (Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 1, 2009, p. 65).

Los baré utilizan cestas muy similares a las de sus grupos vecinos. Guapas, sebucanes,

guaturas, esteras, abanicos y manares forman parte de la cestería característica de los baré.

(Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 1, 2009, p. 74).

Lengua:

En las olas migratorias iban formando nuevos asentamientos, donde adaptándose al medio

ambiente particular e interactuando con otros pueblos indígenas de la región, fueron

desarrollando su individualidad lingüística, étnica y cultural. Otras comunidades indígenas que

viven en la misma zona que los baré, y que comparten similitudes en el idioma y costumbres

porque también descienden de los Arawak, son los baniva los kurripako, los warekena y algunos

descendientes de los yavitero. Según algunas investigaciones lingüísticas, la denominación baré

podría derivarse de la palabra barí, que significa blanco, haciéndose referencia como hombres

blancos. Los primeros vocablos baré fueron publicados en 1907 por Bartolomé Tavera Acosta.

Marc de Civrieux tradujo 302 palabras baré al castellano. En 1972 Rafael López Sanz escribió la

obra El baré: estudio lingüístico. (Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 1,

2009, pp. 68-70).

Población:

Según el censo del año 2001 hay 2815 personas baré viviendo en Venezuela. De acuerdo a las

cifras del censo 2001 el número de personas que hablan el idioma baré ha incrementado de 23 a
239 personas, es decir, en un 939 por ciento desde un estimado que se hizo en los años 80.

Durante la época de verano los baré se agrupan en pueblos compuestos de entre 100 y 200

habitantes. (Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 1, 2009, p. 64).

Sustento Económico:

Las labores agrícolas son realizadas por ambos sexos. Las mujeres baré son las encargadas de

procesar la yuca y preparar el casabe y el mañoco. La cacería y la pesca son actividades a las que

se dedican los hombres. Desde tiempos antiguos los baré tenían un sentido de propiedad sobre

las tierras. Cada habitante era propietario de la tierra que ocupaba; incluso existen informaciones

de que vendían y alquilaban los conucos entre ellos mismos y con otras comunidades vecinas.

Los niños eran poseedores de sus juguetes y de las cosas que encontraban. Entre los

implementos producidos por los baré están el mapire, que es una cesta amplia utilizada para

transportar yuca y otros alimentos del conuco, y la guatura. Los otros artefactos los obtienen a

través de intercambios con el resto de los pueblos indígenas que habitan en la zona. La cerámica

fue una actividad muy practicada en tiempos anteriores por los baré. Se hacían platos, ollas,

alambiques y budares, entre otros. La materia prima para la elaboración de las cestas son las

hojas jóvenes o cogollos de la palma cumare. Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de

Amazonas 1, 2009, pp. 71-74).

Pueblo Kurripako

Los kurripako han hecho sentir su presencia en Venezuela con una ardua participación

política y activista, defendiendo sus derechos como ciudadanos indígenas. Individuos kurripako

han participado en documentales, se han organizado políticamente y han viajado al exterior para

representar a los pueblos indígenas venezolanos ante entidades internacionales. Varios de sus
líderes son miembros y activistas de la Orpia (Organización Regional de Pueblos Indígenas del

Amazonas). (Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 1, 2009, p. 8).

Ubicación:

Los kurripako tienen poco menos de un siglo habitando dentro de los límites actuales de la

nación venezolana. Dado que sus territorios ancestrales están ubicados sobre las riberas del río

Negro o Guainía, el cual demarca la frontera colombo-venezolana, es natural que se desplacen

entre las fronteras nacionales. Los kurripako que hacen vida en el territorio venezolano ocupan

varias zonas del municipio Guanía, Puerto Ayacucho y Victorino. Se encuentran en lugares

adyacentes a los ríos Atabapo, Ventuari, Orinoco y Alto Guainía, todo esto en el estado

Amazonas. Se sienten más identificados como indígenas que como ciudadanos de los países en

los que se encuentran sus territorios. (Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 1,

2009, p. 11).

Costumbres:

El esquema de la sociedad kurripako comienza con la familia nuclear, es decir, padre, madre e

hijos. Cada familia tiene una gran autonomía con respecto al resto de la comunidad. Esto no

quiere decir que no haya colaboración económica y social con miembros de la familia extendida,

sí la hay, y con otras comunidades indígenas también. Aunque el sistema de organización

familiar sigue las tradiciones ancestrales de la identidad totémica de los clanes kurripako, es

común que la organización política de las comunidades siga un esquema europeo, con un capitán

general al mando, quien muchas veces también es el pastor o líder de la iglesia.El capitán

coordina varios aspectos de la cotidianidad de la comunidad, como la distribución de alimentos,

las reuniones o consultas, el tiempo de siembra en los conucos, la celebración de los


matrimonios, el culto religioso y la lectura de la Biblia.(Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos

de Amazonas 1, 2009, p. 13).

Las comunidades familiares de los kurripako están organizadas por clanes. La afiliación del

clan es patrilineal, por lo tanto los hijos pertenecen al clan de su padre. El nombre del clan deriva

del imakanasi o tótem de esa familia. Algunos clanes totémicos son: el clan del pato de agua, los

hijos del cachufe, los hijos o nietos del tapir, la gente del armadillo, la gente de la danta y los

kurrikurri. Los distintos segmentos de la comunidad lo conforman agrupaciones de hermanos y

primos hermanos con sus esposas e hijos. Los habitantes pertenecen al mismo clan y se refieren

entre sí como noweri (hermano mayor) o nopheri (hermano menor). (Pueblos indígenas de

Venezuela, Pueblos de Amazonas 1, 2009, p. 14).

La mayoría de los kurripako practican el cristianismo. Más de cincuenta años de ferviente

misión evangelizadora han querido erradicar las creencias religiosas ancestrales de este pueblo

indígena. Aun así, algunos conservan los conocimientos sobre Kuwai, el dios creador de los

kurripako y otros seres sobrenaturales. Muchos kurripako confían en los poderes beneficiosos de

las plantas medicinales. La diferencia es que el conocimiento de las propiedades mágicas y

curativas de estas plantas ha dejado de ser un privilegio que sólo manejan los chamanes. Ahora

prácticamente todos los miembros de la comunidad saben cómo usarlas. (Pueblos indígenas de

Venezuela, Pueblos de Amazonas 1, 2009, p. 19).

Lengua:

Los kurripako, también conocidos como wakuénai, pertenecen al tronco Arawak. Por eso

comparten similitudes en el idioma, costumbres y apariencia física con pueblos indígenas

vecinos como los karro (En Colombia), baré, baniva y warekena. Dentro del idioma kurripako

hay 28 términos diferentes para designar las distintas afiliaciones por parentesco que existen. De
acuerdo con el censo 2001 existen unos 3444 kurripako que hablan su idioma tradicional. En

1959 una misionera evangélica llamada Sofía Muller tradujo El Nuevo Testamento bíblico al

idioma kurripako. (Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 1, 2009, pp. 10-15).

Población:

Los kurripako son un numeroso pueblo indígena que cuenta con alrededor de 4000 o 5000

habitantes en Venezuela, igual número en el estado Amazonas de Brasil y más de 7000

integrantes en Colombia. Sin embargo, hay que notar que el conteo colombiano incluye a

personas de otras etnias que viven en las mismas zonas que los kurripako. Según el censo del

2001, en nuestro país unas 4925 personas se identificaron como indígenas kurripako. Sin

embargo, datos compilados por otras instituciones indican que la cantidad de habitantes

kurripako en Venezuela es 2362. El grueso de la población kurripako habita en el departamento

Guainía de Colombia. (Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 1, 2009, pp. 10-

11).

Sustento Económico:

Los kurripako practican la misma forma de agricultura de tala y quema que se utiliza en gran

parte de la cuenca amazónica. Los hombres hacen las labores de la preparación del conuco,

despejan el terreno y queman los arbustos. Las mujeres se encargan de sembrar y recoger la

cosecha. Los productos más sembrados son la yuca y el maíz. La pesca también juega un papel

importante en la economía kurripako, superando la caza. Actualmente se dedican al comercio de

fibras y cestería. En algunos casos esta actividad económica ha superado la agricultura. Los

kurripako efectúan expediciones de varios meses para recolectar la fibra del chiquichique a

orillas del Inírida y el Guainía. El chiquichique se extrae de una palma, es una fibra sumamente
resistente al agua y se utiliza para fabricar escobas, cestas y cuerdas para sujetar embarcaciones.

(Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 1, 2009, p. 18).

Pueblo Tsaaseo Piapoco

Los tsaase también son conocidos como los piapoko. Gran parte del gentilicio tsaase

desarrolla su vida en las zonas fronterizas con Colombia y por esa razón su identidad nacional es

imprecisa, tendiente a la doble nacionalidad. (Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de

Amazonas 1, 2009, p. 83).

Ubicación:

Al igual que la mayoría de los pueblos indígenas que vive en el área donde corre el río Negro

y sus afluentes y caños, los tsaase cruzan las fronteras entre Brasil, Colombia y Venezuela para

llegar a sus poblados y conucos, para pescar, cazar y recolectar frutos silvestres. Los tsaase en

particular habitan más las riberas dentro del territorio colombiano. Sobre todo la zona del

Uaupés- Río Negro, y cubriendo además las costas del Isana, Inírida y una parte del Guaviare y

Vichada. En Venezuela los municipios del estado Amazonas que cuentan con la mayor

ciudadanía tsaase son Atures y Atabapo y Maroa. Entre los pueblos y caseríos donde hacen vida

encontramos Laja Lisa, Morichal, Agua Blanca y Caniatapo. (Pueblos indígenas de Venezuela,

Pueblos de Amazonas 1, 2009, p. 83).

Costumbres:

La base social de los tsaase es la familia nuclear. Mujeres y hombres trabajan en diversas

actividades de interés comunal; sin embargo, se puede decir que cada familia es independiente

del resto. El padre es el jefe de la familia y la mujer y los niños están atados a su autoridad. La

residencia familiar es patrilocal, es decir, determinada por la comunidad de origen del hombre.

En un principio, cuando la pareja se casa, el hombre debe mudarse a la casa de su suegro y


cuelga su chinchorro al lado de su mujer. Sin embargo, un tiempo después, la pareja abandona

dicha casa para establecerse en otra como una familia independiente. (Pueblos indígenas de

Venezuela, Pueblos de Amazonas 1, 2009, p. 87).

Los tsaase son unos artesanos muy creativos y prolíferos. Trabajan la cestería, el tallado de

madera y la cerámica. A diferencia de las mujeres, los varones tsaase no tienen que afrontar

ningún rito ni actividad especial para entrar en la vida adulta. Luego de nacer un niño, los tsaase

tienen la costumbre de enterrar la placenta en la casa. (Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos

de Amazonas 1, 2009, p. 85).

Anteriormente las mujeres tsaase se dedicaban a tejer e hilar el algodón para confeccionar

guayucos. Hoy en día esta práctica se ha perdido debido a que los tsaase prefieren la ropa criolla

para uso diario. De hecho, una de las razones por la cual algunos tsaase se trasladaron a

Venezuela fue para poder adquirir fácilmente vestimentas como pantalones, franelas y zapatos.

Ya no existen muchas casas tradicionales tsaase, las casas actuales están notablemente

influenciadas por el estilo criollo, son rectangulares y muy encerradas con paredes palizadas o de

bahareque. (Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 1, 2009, p. 90).

Un cosmos lleno de estrellas, sonidos nocturnos, ríos oscuros y titánicos árboles forma el

entorno de los tsaase. El origen de la naturaleza está en evidencia para ellos y por eso lo

mundano y material se refleja en lo mágico y espiritual. La religión tsaase habla sobre las

experiencias de los animales-gente. Estas historias están llenas de ejemplos y moralejas, de

hazañas heroicas y debilidades, las historias orales permiten conocer el mundo ancestral, la

relación de los tsaase con la flora y la fauna, además de que transmiten el orden social de este

pueblo. Las historias orales dan conocimientos y enseñanzas, y la moraleja es un elemento


importante que se encuentra en el corazón de estas normas narrativas. (Pueblos indígenas de

Venezuela, Pueblos de Amazonas 1, 2009, p. 91).

Lengua:

El idioma de los tsaase, al igual que muchos de los pueblos indígenas de la zona de Río

Negro, desciende del tronco lingüístico Arawak. En antropólogo Johannes Wilbert estudió y

compiló algunos datos sobre el idioma tsaase durante sus investigaciones en la década de 1960.

Otros investigadores han publicado vocabularios tsaase y estudios aún más ambiciosos. Los

misioneros norteamericanos que se radicaron en los años 50 en esta zona del Amazonas

tradujeron las escrituras bíblicas a los idiomas locales indígenas, porque consideraban que era

importante divulgar el evangelio en el idioma de las personas a las que estaban convirtiendo al

cristianismo. Es por esto que el evangelio según San Juan fue traducido al tsaase en 1969 por el

grupo evangélico New Tribes Mission, alias Nuevas Tribus. (Pueblos indígenas de Venezuela,

Pueblos de Amazonas 1, 2009, p. 84).

Población:

La población de los tsaase cuenta en Venezuela con 1939 habitantes, según el censo 2001.

Acorde a los datos del censo del 2001, la mayoría de los tsaase en Venezuela, 1786 personas,

habita en el estado Amazonas. Los demás viven en el estado Bolívar, y una persona vive en

Apure. 1001 hombres y 932 mujeres fueron identificados como tsaase en el año 2001. Según el

censo 2001 existen unas 1444 personas que hablan el idioma tradicional de los tsaase. (Pueblos

indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 1, 2009, p. 82).

Sustento Económico:

Cultivan principalmente yuca, maíz, ají, plátano, caña de azúcar y frijoles. Realizan artesanías

de barro, tallan madera y elaboran canastos y chinchorros que luego se encargan de vender.
Pueblo Warekena

Ubicación:

La mayoría de los warekena hacen vida en el área que es considerada como su territorio

ancestral, el cual comprende el caño Itiniwini (también conocido en español como caño San

Miguel) y sus afluentes. Sin embargo, en épocas más recientes los warekena se han visto en la

necesidad de desplazarse hacia los alrededores del río Atabapo y Puerto Ayacucho, capital del

estado Amazonas para incorporarse al mercado de trabajo criollo. (Pueblos indígenas de

Venezuela, Pueblos de Amazonas 2, 2009, p. 8).

El caserío donde hoy en día habita la mayoría de los warekena fue fundado alrededor de 1874,

durante la gobernación de José Joaquín Fuentes, bajo el período presidencial del general Antonio

Guzmán Blanco. Pero en tiempos más recientes, muchos warekena se han trasladado hacia zonas

del río Atabapo y hasta Puerto Ayacucho con la finalidad de encontrar plazas de trabajo en el

mercado criollo, en la zona del municipio Guainía, dentro del cual se incluye el caserío

Wayanapi o Guzmán Blanco. (Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 2, 2009,

p. 11).

El hábitat donde los warekena han desarrollado su vida económica y cultural es

específicamente la región del noroeste amazónico, caracterizada por tener un ecosistema

oligotrópico de aguas negras y suelos sumamente ácidos y pobres en nutrientes, y es considerada

el área ecológicamente más pobre de toda la cuenca amazónica. Los warekena y otros indígenas

que habitan esta zona subsisten principalmente del cultivo de la yuca amarga, la cual está muy

bien adaptada a las condiciones de la zona, además de la pesca y la caza. (Pueblos indígenas de

Venezuela, Pueblos de Amazonas 2, 2009, p. 13).


Costumbres:

Los warekena fabrican una variedad de cestas y utensilios hechos de las fibras de tirite,

mamure, y palma. Algunas de las cestas que hacen con el tirite, mamure y palma. Algunas de las

cestas que hacen con el tirite son los manares, manaritos, espalda de carpintero, camino de

bachaco, urupemas y wapas, además de esteras, abanicos y otros implementos. En warekena el

mamure se llama tápe, y es una especie de bejuco que cuelga de árboles grandes. El mamure es

muy resistente y se utiliza para hacer las cestas llamadas mapire, utilizadas para depositar el

mañoco y agarrar pescado del cacure y la watura, que se emplea para todo tipo de carga pesada.

(Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 2, 2009, p. 27).

Algunos antropólogos, como Silvia Vidal, indican que los miembros de la matriz cultural

Arawak, entre ellos los warekena, antiguamente estaban organizados en macro sistemas

políticos, multilingües y multiculturales. Luego, a consecuencia de su inserción en el sistema

colonial, se transformaron en confederaciones multiétnicas; y finalmente para el sigo XIX esta

estructura multiétnica desapareció, porque las parcialidades sobrevivientes se habían

homogeneizado en su estructura social, es decir, su complejo nivel organizativo se había

reducido a un nivel local o comunal. A pesar de los intentos de erradicar las culturas indígenas

americanas por parte de grupos religiosos y políticos, los warekena han logrado rescatar su

identidad étnica, revitalizando y reformulando las manifestaciones culturales propias y ajenas.

(Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 2, 2009, p. 11).

Entre las ceremonias warekena más significantes que ha logrado sobrevivir a pesar de las

prohibiciones está el ceremonial de iniciación o “rito de pasaje” asociado con la religión del

Kúwai. La religión del kúwaio kúwe, en idioma warekena, se continúa practicando hoy en día, y
ha contribuido significativamente a mantener las costumbres, la organización social y los cantos

warekena. (Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 2, 2009, p. 11).

La cosmovisión warekena gira en torno a un ciclo complejo de relatos que explican la mayoría

de los elementos que conforman su propia cultura. En la historia creacionista warekena se

establecen dos épocas, el mundo antes de Nápiruli y el mundo después de Nápiruli y la llegada

del Kúwe. Los lugares donde transcurrieron estos eventos legendarios de las épocas ancestrales

pueden ser identificados geográficamente en la actualidad, algunos señalados por petroglifos,

raudales o tepuyes. Según la religión warekena, Nápiruli es el creador y transformador del

universo, mientras que Kúwe es la divinidad encargada de enseñarle a la gente todos los

conocimientos fundamentales para su subsistencia y desarrollo, como la agricultura de conucos,

pero sobre todo cómo cultivar y procesar “la planta de la vida”, que es la yuca. También Kúwe es

el que impone el orden entre los hombres, les enseña las normas sociales y políticas, y es el que

introduce la ceremonia de iniciación entre los warekena. (Pueblos indígenas de Venezuela,

Pueblos de Amazonas 2, 2009, p. 25).

Kasíjmakasi es la ceremonia de iniciación de los warekena, a través de la cual se transfieren

los conocimientos culturales, las normas y los valores de su sociedad y la identidad warekena.

Según el antropólogo Omar González Ñáñez, el Kasíjmakasi representa un canal directo para

legitimar y afianzar la “warekeneidad” y los lazos con sus orígenes míticos y los tiempos delas

grandes divinidades. (Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 2, 2009, p. 15).

Lengua:

La mayoría de los warekena dominan varias lenguas indígenas por los lazos económicos y

sociales que tienen con los distintos pueblos de la zona. Además, muchos warekena hablan

español y portugués porque se desplazan constantemente entre las fronteras de Brasil y


Venezuela, y muchos comerciantes brasileños venden a los caseríos indígenas del Guainía-Río.

(Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 2, 2009, p. 12).

Población:

Según el censo del año 2001 se registraron 513 personas como pertenecientes a etnia

warekena, de las cuales la mayoría vive en el Amazonas, principalmente en los municipios

Atures, Maroa y Atabapo. El poblado más importante de warekena se llama Wayanapi o Guzmán

Blanco y queda ubicado en la zona suroccidental del estado Amazonas a 67º38` de longitud

occidental y 2º42` de latitud norte. (Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 2,

2009, p. 12).

Sustento Económico:

Los tejidos que elaboran los warekena con las distintas fibras son muy variados y hermosos, y

las razones de su ejecución son tanto prácticas como simbólicas. Hay tejidos planos donde se

usan fibras de dos colores para hacer los diseños y patrones típicos en los manares y las wapas.

También realizan cestas con fibras de chiquichique enrolladas en espirales que se van cosiendo

para formar la cesta. Esta técnica es de introducción reciente y las cestas son destinadas para la

venta comercial y no para el uso personal. Las especies de palma empleadas en la cestería

warekena son el chiquichique, la palma de seje y la palma de maracá. La palma no requiere ser

curada o preparada, se corta y se emplea inmediatamente para fabricar el implemento deseado.

La palma se utiliza para hacer los catumares, que sirven para cargar leña y yuca, y la kusita, que

es la estera para el ceremonial de iniciación. (Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de

Amazonas 2, 2009, p. 27).


Pueblo Baniwa

Ubicación:

La mayoría de los baniwa viven en Maroa, poblado ubicado en el estado Amazonas de

Venezuela, así como cerca del caño Aki y del río Isana en Colombia. La región del alto río

Negro o Guainía ha sido considerada como la cuna de la gran mayoría de las lenguas maipure-

Arawak. El área conocida como raudales de Jípana es un lugar extremadamente sagrado para los

indígenas, llamado por ellos “el ombligo del mundo” porque, en su concepción, allí comenzó el

mundo para las especies humanas, incluyendo a los no indígenas o pueblos criollos. (Pueblos

indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 2, 2009, pp. 56-58).

Costumbres:

Son los hombres baniwa y no las mujeres los que tienen que guardar reposo neonatal luego

del nacimiento de sus hijos para evitar que les caigan enfermedades. Esa costumbre se denomina

covada. Para poder casarse el hombre baniwa primero debe haber visto al máwali, recibido tres

latigazos, preparado su primer conuco y construido su primera curiara. Todas las decisiones

importantes de la comunidad están en manos del capitán o cacique, quien no recibe emolumentos

ni tributos de ninguna especie por su rol de líder. El cacicazgo dura toda la vida si el cacique es

bueno, pero no es hereditario. Al morir, los ancianos eligen como sucesor al más fuerte, experto

y respetado entre ellos. (Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 2, 2009, p. 60).

El caño Aki es determinante para los baniwa porque es su lugar de asentamiento histórico y

mitológico, escenario predilecto de los más ricos relatos orales. A través de ellos explican el

origen del mundo natural y de los seres humanos, al mismo tiempo que resaltan las insignias

geográficas identificables en los sitios donde ocurrieron los hechos. Existen otros lugares

sagrados muy cercanos al Jípana, rocas y rápidos que marcan el primer viaje mítico histórico
del creador, conocido por los indígenas de la zona con diferentes nomenclaturas: Iñápirrikuli,

Nápiruli, Kúwai, Kúwe, kuwaiséiri. Entre estos sitios sagrados cabe mencionar los raudales

Kúwai-Yuruparí (río Isana), Ñandú (río Isana) y Tunuí Cachoeira (en el río Isana). (Pueblos

indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 2, 2009, pp. 56-58).

Para los indígenas baniwa existe una fuerte relación entre las enfermedades y los maleficios.

Al enfermarse los baniwa se consideran envenenados, normalmente por un enemigo que les

quiere hacer algún daño o echarles kamajai. Dado que los padecimientos físicos provienen del

mundo sobrenatural, es común y lógico que los baniwa acudan al chamán o piache para que les

extraiga el kamajai que los tiene enfermos. Una de las maneras de curar que tiene el chamán es

mandarle un riguroso ayuno al paciente y luego proceder al chupado, lo cual describe la acción

de extraer el maleficio del cuerpo del enfermo. Para realizar el chupado, el chamán se viste sólo

con el guayuco y pinta su cuerpo de rojo y negro, pasando la noche al lado del doliente

realizando un ritual por el medio del cual chupa la enfermedad. A la mañana siguiente pide a los

espíritus poder para extraer el kamajai del cuerpo del enfermo, mientras agita una maraca

pequeña y emplumada. (Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 2, 2009, p. 64).

La llegada de la primera menstruación en las jóvenes supone la realización de las fiestas del

máwali, ser sobrenatural de carácter simbólico. La figura del máwali, existe en las creencias de

varias etnias del noroeste amazónico y se refiere al diablo o espíritus y encantos malvados.

(Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 2, 2009, p. 66).

Lengua:

El idioma baniwa pertenece a la familia lingüística Arawak. Al igual que muchas de las

lenguas Arawak del noroeste amazónico, el idioma baniwaestá en peligro de desaparecer por el

bajo índice poblacional de este pueblo indígena, aunado al hecho que muchos jóvenes no hablan
el idioma con fluidez o simplemente no lo hablan. Algunas personas baniwa se han dedicado a la

preservación de su idioma contando con el apoyo de lingüistas y antropólogos que se han

dedicado a traducir y estudiar la gramática y fonología baniwa. Estudiosos y hablantes de su

lengua, entre los que se encuentran Hernán Camico (fallecido) y Lucila Clarim, unieron

esfuerzos con los lingüistas y antropólogos Esteban Emilio Mosonyi y Omar González Ñáñez

para luchar por la recuperación de su idioma. Los resultaron de las colaboraciones entre los

baniwa y los antropólogos incluyen varios textos redactados en baniwa, un ensayo sobre la

situación actual de las investigaciones en las lenguas indígenas de Venezuela y varios artículos,

capítulos y tesis sobre la fonología y otras características del baniwa hablado en Maroa.(Pueblos

indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 2, 2009, p. 59).

Población:

De acuerdo con los datos aportados por el Censo de Población y Vivienda, del 2001, la

población baniwa fue estimada en 2408 personas.

Sustento Económico:

La economía de los baniwa se basa en la siembra del conuco y sus excursiones de caza y

pesca. Las mujeres suelen atender las labores agrícolas y de procesamiento de la yuca. Los

hombres se dedican a la cacería. Los baniwa comercian con los criollos y otros pueblos

indígenas. Venden o intercambian los productos vegetales como el casabe, el mañoco y el

pescado pilado por utensilios de fabricación industrial o alimentos que no se producen en la

zona. Las mujeres baniwa son muy hábiles en los trabajos de alfarería y sus ollas, platos y

budares lucen notables figuras en relieve o pintadas con cúrame, un tinte vegetal. También en el

tejido de chinchorros son maestras experimentadas, muchos son emplumados y artísticos,

llegando a valorarse de forma importante. Las curiaras y los canaletes son elementos de primer
orden para emprender la pesca y cacería, ya que los hombres baniwa viajan por ríos y caños en

busca de presas. La fibra de chiquichique es procesada por los baniwa para confeccionar escobas

y otros productos artesanales. (Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Amazonas 2, 2009,

p. 60-61-62).

Pueblo Ayaman

Ubicación:

En las serranías que se alzan como lomos de potros bravíos entre los territorios de Lara y

Falcón, en el occidente de Venezuela, vivieron los indígenas Ayamanes o Guayamanes, también

algunos cronistas les llamaron Ayama, Yama o Wayama. Para los historiadores ellos eran en

realidad una parcialidad de los Ajaguas, o Achaguas, quienes a su vez pertenecían a la familia

lingüística Arawak. (“Ayamanes”, 2013, párr. 1).

Costumbres:

La fiesta llamada Tura, la cual se celebra en julio o agosto, en la época en que el maíz está

jojoto, es una de las pocas costumbres que se conserva de aquella cultura. Llevan una cuerda

enrrollada sobre el antebrazo derecho y pintada la cara con líneas arqueadas sobre las cejas y

debajo de los ojos, de una pintura roja que llaman barikí, preparada con óxido de hierro o

almagre. Las mujeres llevan una corona de bejucos de caraotas, batatas y otros productos

agrícolas. Cuando los hombres son reemplazados en sus cargos, deben entregar el rollete

distintivo al nuevo funcionario. Si muere éste, la viuda enciende por un extremo el rollete y lo

lleva al que lo había entregado a su marido y el antecesor debe conservarlo en su casa hasta que

se haya consumido, procediéndose en seguida a la fabricación de uno nuevo.En el baile los

hombres forman un círculo, apoyando las manos sobre los hombros de sus vecinos. El centro de

este círculo lo ocupan los dos tañedores de turas y el indio que hace de ciervo o venado, quien
soplando por el agujero occipital dentro de un cráneo con carameras que sostiene con ambas

manos delante de si, e imitando los mugidos del ciervo brinca hacia los bailadores

amenazándoles con la cornamenta y tratando de forzar el paso.

Entre tanto los bailadores cantan y cierran sus filas para impedir la huida del furioso animal.

Se balancean al compás de las notas arrancadas a las turas. Los recesos entre uno y otro baile son

aprovechados por parejas, músicos y ciervos para refrescarse con frecuentes libaciones de chicha

y aguardiente. Estas fiestas suelen durar dos, tres o más días; depende siempre su duración de la

cantidad de chicha, hasta que no se acaba, sigue la fiesta.El baile se funda en un acto del culto

religioso con ofrendas que procuran el favor de los espíritus. Se presume que los sacrificios y

flagelaciones eran parte de las ceremonias, tal como lo hacían los Timotes. Se cree que el rollete

debió ser el látigo con que se flagelaban mutuamente los danzantes masculinos. (Jiménez, G. J,

2016)

El día de todos los santos:

El 1° de noviembre los que han perdido algún pariente ponen sobre una mesa batatas, yuca,

miel y más manjares. Durante la noche colocan sendas luces que se mantienen encendidas hasta

el alba. Creen que los espíritus vienen a comer a su hogar. Al día siguiente invitan a amigos para

que vengan “a comer la comida de la llora de sus hijos”. El 2 de noviembre para los fallecidos el

día de todos los santos, se repite la ceremonia. Son más abundantes y variadas las viandas y no

debe faltar el cocuy. Como señal de luto se quita la cuerda al arco y se adornan de negro éste y

las flechas. Deben permanecer durante tres meses con los dardos en tierra. (Jiménez, G. J, 2016).

La ceremonia de la sequía:

Colocan sobre una mesa algunos envases con cocuy y carato, tres monedas de plata y tres

tabacos. Con eso se remunera al curandero. La casa debe estar cerrada y todos los perros del
vecindario amarrados y bozaleados. El piache entra por el techo de la casa y así se cree que ha

venido volando desde Moroturo. Esto se hace en tiempos de sequía para que vuelvan las lluvias y

no se pierdan las cosechas. (Jiménez, G. J, 2016)

Los Ayamanes se agrupan en unidades domésticas comprendidas por dos o tres familias

nucleares. Muchas veces habitan en una misma vivienda hasta tres familias, o en habitaciones

aledañas. La mayoría de los Ayamanes se identifican como “tureros” o “devotos” del Baile de las

Turas. Este baile se lleva a cabo dos veces al año en agradecimiento a la naturaleza y a los

espíritus por las cosechas y beneficios recibidos. Existen dos tipos de Turas, la pequeña y la

grande. La Tura pequeña se realiza en los meses de abril o mayo cuando el maíz esta tierno

(jojoto). Los granos de maíz son molidos, colados y fermentados a fin de fabricar una chicha o

carato, que se utiliza para brindar durante el ritual. La Tura Grande se celebra entre los meses de

agosto y septiembre cuando el maíz esta desarrollado. Generalmente construyen un patio con un

altar en donde La Reina recibe a los invitados y a los tureros. En el altar se colocan ofrendas a

los espíritus, los cuales consisten en mazorcas de maíz, caña de azúcar, auyama, vainas de

caraota, naranjas, aguacates y otros frutos. Alrededor del altar bailan los participantes y los

músicos, estos últimos usan maracas, flautas elaboradas con carrizo y cachos de venado.

. (“Indígenas venezolanos”, 2009, párr. 2).

Lengua:

La lengua de los Ayamanes, pertenece a las llamadas lenguas Jirajaras o Jirajaras son un

grupo de lenguas extintas que se hablaban en el oeste de Venezuela, en las regiones

de Falcón y Lara. Se cree que todas las lenguas se extinguieron a principios del siglo XX.

Población:
Cuando el obispo Mariano Martí visitó en 1776 la región de Siquisique, encontró aun una

aldea con indios Ayamanes, la aldea de San Miguel de los Ayamanes. El científico

venezolano Alfredo Jahn visitó San Miguel en 1910 y pudo comprobar que los pocos habitantes

del pueblo ya no hablaban el idioma y se enteró de sus habitantes que muchos se habían

dispersado y dejado de hablar su idioma hacia 1880. (“Una Introducción a la Venezuela

Prehispánica”, Arellano, p. 405).

Sustento Económico:

La mayoría de los Ayamanes se dedica a la producción agrícola, en conucos familiares donde

cultivan maíz, frijol, quinchoncho, yuca, ñame, caña de azúcar, entre otros productos. En las

zonas áridas del valle de Siquisique y en los cardonales de Mátatere siembran sisal y cocuy. Con

la fibra del sisal fabrican chinchorros, y con la madera construyen los techos de las casas, trojas,

taburetes, bateas e instrumentos para la cacería. El cucuy se hornea para el consumo, y se utiliza

en la preparación de bebidas alcohólicas. También recolectan una gran diversidad de frutos como

guanajos, buches, cotoperiz, mamones, semerucos y maya. En las regiones boscosas recogen

palmas, miel y cera. En algunas comunidades todavía se practica la cacería de venados, dantas,

conejos y aves, sin embargo esta práctica ha disminuido significativamente debido a la expansión

de hatos ganaderos y a la falta de acceso a tierras boscosas. Los Ayamanes también han

incorporado a su economía la cría de ganado, chivo, ovejo, porcinos, y aves los cuales son

destinados al consumo familiar y a la venta en mercados locales. Además de sus prácticas

agrícolas muchos Ayamanes trabajan como mano de abra asalariada en hatos ganaderos.

Principalmente los hombres migran dos veces al año para trabajar en grandes siembras de maíz y

ajonjolí en el Estado Portuguesa. Por su parte algunas mujeres jóvenes trabajan como educadoras
o como domésticas o lavanderas en comunidades semi-urbanas de la región. (“Indígenas

venezolanos”, 2009, párr. 2).

Etnia Yanomamo o Yanomami

Una de las etnias indígenas más ancestrales en la historia de Venezuela son los Yanomami o

Yanomamo, éstos han habitado el territorio venezolano desde muchos antes de la llegada de los

españoles a nuestras tierras y actualmente se encuentran ubicados en toda el área que

corresponde al alto del Orinoco, específicamente entre Brasil y Venezuela, ocupando su frontera.

Los Yanomami constituyen una de las naciones indígenas más interesantes del continente por

la riqueza de su cultura y la impermeabilidad con la que se han mantenido frente al elemento

criollo. Es un grupo independiente (raíz idiomática propia, hasta donde se conoce), internado en

la selva, con todos sus patrones ancestrales, habitantes de las riberas del Orinoco en su parte alta

y del Padamo, Ocamo y otros ríos. Ellos se llaman a sí mismos Yanomama (gente que se visita

entre sí), aunque ya a comienzos del siglo pasado (1800) Humboldt hacía referencia acerca de los

waica, nombre con el que fueron llamados por error y que ellos rechazan por considerarlo

despectivo (gente que hace la guerra, los que matan). Aunque pacíficos en condiciones

normales, han sido bravos guerreros y se cree que desplazaron de su territorio a los ye’cuana o

makiritares, un fuerte grupo Caribe que logró mantenerse intacto frente a la agresión de los

conquistadores europeos y los de nuevo cuño. Entre ellos existen subgrupos con algunas

diferencias idiomáticas y rasgos étnicos.


Ubicación:

Habitan en un extenso territorio que abarca desde las cabeceras del río Orinoco y La Sierra de

Parima hasta la cuenca media del río Siapa, región de selva tropical lluviosa. Durante siglos, los

Yanomami han habitado esas tierras y se asegura que los actuales habitantes de las comunidades

ubicadas cerca del río Orinoco, tuvieron sus asentamientos de origen en la Sierra Parima.

Tradicionalmente viven selva adentro alejados de las orillas de los grandes ríos; sin embargo, en

los últimos cincuenta años, como consecuencia de un considerable aumento poblacional, varios

grupos se establecieron en las márgenes de los ríos Orinoco, Mavaca, Ocamo y Manaviche,

afianzando su permanencia en dichas zonas con la llegada de los misioneros y criollos. (“Los

Yanomamis”, 2011, párr. 3-4).

Costumbres:

Una de las costumbres más curiosas y primitivas de este grupo étnico es la práctica del

canibalismo endogámico como un ritual sagrado: un funeral colectivo de las cenizas de los

huesos de sus muertos relativa ellas se mezclan con la masa \ «Me pijiguao \» (fruta comida

chonta). Creen que la energía vital es el residente fallecido y que al comer la ceniza se reintegra a

la familia. Viven en grandes casas municipales circulares llamadas yanos o shabonos. Algunos

acomodan hasta 400 personas. La zona central se usa para actividades como rituales, fiestas y

juegos. Cada familia tiene su propia infusión donde se preparan y cocinan durante el día. Por la

noche cuelgan hamacas cerca del fuego, ya que continúan ardiendo hasta que la mañana se

calienta. Cada comunidad es independiente de las demás y no reconoce a alguien como «jefe».

Las decisiones se toman por consenso, generalmente después de largos debates donde todos

pueden dar su opinión. Los hombres persiguen a los pecaríes, tapires, monos y un tipo de

cérvidos, y a menudo usan curare (un extracto de plantas) para envenenar a sus presas. Aunque la
caza solo produce el 10% de los alimentos de Yanomami, se considera entre los hombres como

una habilidad altamente prestigiosa, y todos aprecian mucho la carne. Ningún cazador alguna vez

come la carne que ha cazado. Por el contrario, lo distribuye entre sus amigos y parientes. A

cambio, obtienes carne de otro cazador.

Debido al clima, tu ropa es muy simple. Se visten con adornos en lugar de fines protectores.

Un hombre bien vestido solo tenía unas pocas filas de algodón, tobillos y polos de la cintura y la

manguera de la frente unida a este último. También usan ramas dobladas alrededor del cuerpo

llamadas guayuco. La ropa de las mujeres es igualmente incompleta. En general, el cuerpo

pintado con muchos colores, principalmente rojo y negro, más collares están muelles colocados

en la cabeza y atadas a los brazos y pendientes.

El mundo espiritual es una parte fundamental dentro de la vida de la cultura de los

Yanomami. Cada criatura, piedra, árbol y montaña tienen un espíritu. A veces son malignos y

atacan a los Yanomami y piensan que causan enfermedades. Los chamanes son los jefes que de

alguna u otra manera son los que deciden sobre estos espíritus al inhalar un polvo alucinógeno

llamado yakoana. El cosmos yanomami está formado por cuatro capas que se encuentran

horizontalmente y relativamente próximas unas de otras. Las capas se comparan con una

«placa»: ligeramente curvada, redondeada, fina, rígida y con una superficie inferior. En estas

regiones ocurren eventos misteriosos y son habitados por espíritus. La capa superior se llama

«DUKU KÄ MISI», donde muchas cosas sucedieron «caídas» en la capa inferior. No tiene un

papel muy importante en la vida de los Yanomami.


Lengua:

Se ha sugerido que la razón por la cual en muchos idiomas llama yanomami es que los

misioneros salesianos de origen italiano que fue responsable de la misión católica en la región de

los yanomamo y plural italiana de Yanomamo son yanomami. En lo que va Cocco, misionero

italiano que pasó muchos años viviendo entre los yanomamo ellos marcados con el nombre y no

el plural de italiano. Además, hay dos autónomos nativos Yanomamo y Yanomami que son

formas singulares.

Población:

Esta etnia cuenta con alrededor de 20.000 miembros que viven en distintas partes de la selva

tropical, en aldeas de tierras que están deshabitadas.

Sustento Económico:

Los yanomamis se mueven continuamente, es decir, son nómadas. Estos desplazamientos

están motivados por el corto período de productividad de los cultivos. Crecen en sus jardines la

mayoría de los alimentos: plátanos, mermeladas, batatas y taro. Una cultura dura dos o tres años.

Cuando la tierra termina, el trato crea una nueva plantación en otro lugar. También recolectan

productos silvestres y comen ranas. Ellos practican la caza durante todo el año, individualmente

o en grupos, y usan el arco y la flecha. La pesca se practica con menos frecuencia y para pescar

ellos usan la flecha y el timbó, que es una especie de planta que zarandean en el agua para aturdir

el pescado. Basándose en su economía en principios básicos de autoconsumo (haciendo sus

propias pertenencias cestas, palos, arcos y flechas), rompen los conceptos económicos de casi
todo el Occidente. Actualmente todavía usando motivos \ «decorativo \» ancestral en sus

cuerpos, que están estampados con ciertos pigmentos naturales.

Pueblo Sanemá

A pesar de su estrecha relación cultural y lingüística con el pueblo yanomami, los Sanemá se

consideran a sí mismos como un pueblo independiente. Sin embargo, la mayoría de los

especialistas coinciden en afirmar que los Sanemá son una sub-etnia de los indígenas antes

mencionados, y que escasamente presentan algunas diferencias culturales con ellos. (Pueblos

indígenas de Venezuela, Pueblos de Bolívar, 2009, p. 38).

Ubicación:

Actualmente, los territorios del pueblo indígena Sanemá abarcan desde el río Erebato hasta el

Paragua hacia el este; por el norte comprenden todo el recorrido del Caura, siendo esta cuenca el

espacio sobre el cual habita la mayoría de la población, hasta las proximidades de Maripa y hacia

el oeste se encuentran a lo largo del Ventuari hasta Tencua. En el sur aúncontrolan las fuentes de

Ocamo, Kumi, el alto Mata, partes del Kuntinamo y partes del Padamo y el Auris en el territorio

de la República Federativa de Brasil. Siendo un grupo relativamente itinerante, esta área

constituye el perímetro sobre el cual se mueven de acuerdo con sus necesidades de subsistencia y

control territorial. . (Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Bolívar, 2009, p. 41).

Costumbres:

Los Sanemá celebran el final de las lluvias con la fiesta del pijiguao y no es para menos:

cesarán las lluvias, se renovará la selva, los arropará el frío de las noches estivales, disfrutarán de

grandes cantidades de plátanos y del fruto maduro de la palma de pijiguao, cocido, transformado

en harina, en aceites, preparado en caratos o jugos. Durante los primeros meses del embarazo, la
mujer y su esposo no deben consumir aves, peces voraces, ni animales terrestres de gran tamaño.

El hombre procurará no exponerse a la lluvia mientras caza. La mujer se retirará del poblado

cuando se disponga a dar a luz. La acompañarán la madre, la hermana, la tía o la cuñada. Si el

parto se torna difícil, la acompañante deberá buscar al chamán, quien ejecutará un ritual para que

la concepción fluya sin problemas. Al momento del parto, y a lo largo de los quince días

siguientes, el hombre deberá permanecer acostado en la hamaca sin realizar ningún esfuerzo

físico; así protegerá la salud de la mujer y del recién nacido. (Pueblos indígenas de Venezuela,

Pueblos de Bolívar, 2009, p. 51).

Lengua:

El idioma tradicional de los Sanemá proviene de la familia lingüística yanomami, considerado

como uno de los pueblos de lenguas indígenas independientes por no guardar similitudes con

ningún otro de los pueblos existentes. Al ser catalogados de esta manera se expresa que cada uno

es particular y único desde el punto de vista lingüístico. Otras variantes dialectales yanomami

son los yanomami, los yanam y los yanomamen Brasil. Todas las grafías de los Sanemá reflejan

la autodeterminación verdadera de este pueblo. (Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de

Bolívar, 2009, p. 40).

Población:

De acuerdo con los datos del censo realizado en Venezuela en el año 2001, la población

Sanemá alcanzaba los 3056 habitantes para ese entonces. La población masculina Sanemá cuenta

con 1549 habitantes según el censo del 2001. Por su parte, las mujeres alcanzaban 1486 personas

para ese año. De dicha población, 2337 habitantes de este pueblo habitan en el estado Bolívar.

(Pueblos indígenas de Venezuela, Pueblos de Bolívar, 2009, p. 42).


Sustento Económico:

A pesar de su movilidad, los Sanemá son agricultores semi-itinerantes, pues se desplazan

cultivando no intensivamente en conucos distribuidos a lo largo de su territorio. Nalúa Rosa

Silva Monterrey los considera “nómadas intermitentes”. Cada familia extendida planifica y

realiza sus viajes según la disponibilidad de recursos que les ofrece el ambiente, dividiendo por

sexos las principales tareas pendientes: las mujeres quedan al mando de los hombres,

correspondiéndoles siempre las tareas agrícolas, el cuidado familiar, el hilado y tejido. Mientras

tanto los hombres se dedican a la política, la guerra y la cacería. (Pueblos indígenas de

Venezuela, Pueblos de Bolívar, 2009, p. 46).

Familia Chibcha

La familia Chibcha, también conocida como Muiscas, pueden definirse como una etnia

determinante en el continente americano y distribuida generalmente en países centroamericanos.

En el momento de la conquista ésta tribu indígena ocupó el Altiplano Cundiboyacense en

Colombia, lugar conocido actualmente como los valles altos que rodean las ciudades modernas

de Bogotá y Tunja. Etimológicamente la palaba Chibcha deriva del muisca chib-cha (cum) y

significa hombre del báculo. (Chibcha: Historia, Significado, Cultura, Ubicación y Mucho Más,

2015, párr. 1 y 2).

Históricamente fueron hallados por los conquistadores españoles en 1.537 que es la fecha

considerada en el presente como el auge de la conquista. El territorio de los Chibchas delimitaba

un terreno alrededor de 25,000 km desde el norte de Boyacá hasta el páramo de Sumapaz.

(Chibcha: Historia, Significado, Cultura, Ubicación y Mucho Más, 2015, párr. 4).
Arqueológicamente las excavaciones en el Altiplano Cundiboyacense presentan una

convicción total de actividad humana desde el periodo arcaico al inicio de la era holoceno. De

igual manera hay certeza de que varias herramientas y varios artefactos líticos datan en una

fecha de hace 9.747 años y se encontraron osamentas humanas que se remontan a 5.000 años,

éstos esqueletos fueron fuente de estudio y se llegó al análisis de que son pertenecientes a la

cultura El Abra. (Chibcha: Historia, Significado, Cultura, Ubicación y Mucho Más, 2015, párr.

11).

Los conocedores del tema concuerdan en que la familia Chibcha emigró al Altiplano

Cundiboyacense en la fase formativa entre 500 y 1.000 aC y al igual que muchas otras culturas

estaban en medio de la transformación sobre ser cazadores-recolectores y convertirse en

agricultores sedentarios. (Chibcha: Historia, Significado, Cultura, Ubicación y Mucho Más,

2015, párr. 11).

Venezuela al estar tan cerca de Colombia, tiene su representación de la familia Chibcha

gracias a los procesos migratorios de los mismos, que tuvieron su mayor énfasis en el estado

Zulia muy cerca de la frontera con el país vecino.

Costumbres:

Los Chibchas al ser una civilización independiente, manejaban una variedad extensa de

costumbres que diferenciaban su cultura de muchas otras. La principal característica es que su

gentilicio estaba muy bien marcado por una organización social, económica y política

determinante. (Chibcha: Historia, Significado, Cultura, Ubicación y Mucho Más, 2015, párr. 16).

Desde sus inicios los chibchas son definidos como una sociedad agro-cerámica establecida y

muy bien estructurada; teniendo núcleos dedicados al trabajo y manejo de la cerámica en todo
sentido, se encargaban de realizar vasijas y otras ofrendas a los dioses en los templos o altares

que ellos mismos construían. La mayoría de estas ofrendas eran figuras antropomorfas que

simbolizaban sus deidades tutelares y principales dioses en lo que creían. Elaboraban su

cerámica modelando directamente el barro o por rollos de arcilla en espiral, y para poder

adornarlos utilizaban diseños con incisiones de culebras o figuras humanas, también lograban

brindarles colores a base de óxidos minerales. (Chibcha: Historia, Significado, Cultura,

Ubicación y Mucho Más, 2015, párr. 17).

Manejaban o creían en una religión totalmente variada con una unión de gobernantes santos

antes de la conquista española. El ser supremo de los Chibchas fue Chimiguagua quien era

considerado como aquel creador de la luz y la tierra, pero no era honrado directamente, sino que

las ofrendas eran transmitidas a través de Chía (diosa de la luna) y su esposo Sué (dios del sol).

La religión estaba dominada por un sacerdocio hereditario pero no organizado, que mantenía

numerosos templos, santuarios, y realizaba elaboradas pero infrecuentes ceremonias públicas.

Las ofrendas, especialmente de oro y tela, eran una parte prominente de todas las

celebraciones religiosas, y en ocasiones especiales se llevaban a cabo los sacrificios humanos

dedicados al dios sol que según la tradición, cada familia debía entregar a un niño (eran

considerados sagrados), y que después de cuidarlos hasta la edad de 15 años, sus vidas eran

ofrecidas al dios sol. (Chibcha: Historia, Significado, Cultura, Ubicación y Mucho Más, 2015,

párr. 18).

Adoraban a sus dioses en lugares puros y éstos podían ser tanto naturales; como los lagos

Guatavita, Siecha y Tota, o en templos construidos para el sol y la luna en Suamox (la Roma de

los Chibchas).
Los chamanes fueron educados desde la infancia y dirigieron las principales ceremonias

religiosas aparte de ser los únicos en poder entrar a los templos. Además de las actividades

sagradas, éstos tenían influencia como especie de profetas, brindando consejos en temas de

agricultura o guerra. (Chibcha: Historia, Significado, Cultura, Ubicación y Mucho Más, 2015,

párr. 4).

Desarrollaron su calendario particular y éste era vigesimal (basado en 20) y lograron conocer

exactamente el solsticio de verano (21 de junio). En el solsticio, el Zaque (gobernante) se dirigía

a Suamox para una fiesta en donde se realizaban ofrendas rituales y ya que era considerado

descendiente del rey sol, era el único día donde podía mostrar su rostro. (Chibcha: Historia,

Significado, Cultura, Ubicación y Mucho Más, 2015, párr. 22).

Acostumbraban a mantener una vestimenta única a sus tradiciones y creencias que era

generalmente una túnica y una manta atada a los extremos en el hombro. Estaba confeccionada

con algodón grueso o fique y decorada con rayas de distintos colores. Según la tradición

Chibcha, el dios civilizador Bochita les enseño a sus predicadores como hilar y tejer las fibras.

No solían usar calzado y pintaban sus cuerpos con achiote, colocaban coloridas plumas de aves

en sus cabezas y llevaban brazaletes, collares, anillos en la nariz y pectorales hechos de oro.

(Chibcha: Historia, Significado, Cultura, Ubicación y Mucho Más, 2015, párr. 15).

Medicinalmente utilizaban drogas alucinógenas y el manejo correcto de plantas como la coca

y el polvo de yopo pero estas enfermedades debían ser tratadas con una visión altamente

religiosa siendo combatidas por el médico- sacerdote indígena. (Chibcha: Historia, Significado,

Cultura, Ubicación y Mucho Más, 2015, párr. 13).


Lengua:

La lengua chibcha; también distinguida como muysca, mosca, o muysca cubun, corresponde

al vínculo hipotético de idiomas paezan o macro-chibcha y se habló en distintas regiones de

América Central y el norte de América del Sur. La cultura Tayrona y los U’wa tenían un dialecto

similar y gracias a esto se afianzaron comercialmente. Es importante saber que el idioma

Chibcha se usó en forma de jeroglíficos para las letras y números, y contenía sus reglas y su

organización siendo esto causa principal de que fueran tomadas para el español colombiano y

utilizadas en lugares geográficos como Santa Fe de Bogotá (chibcha: Bacatá) e igualmente sus

terminología fue utilizada en diferentes regiones y países donde se encontraban asentados.

(Chibcha: Historia, Significado, Cultura, Ubicación y Mucho Más, 2015, párr. 30).

El alfabeto Chibcha consistía en veinte letras y no contenía una L en su idioma, las palabras

están hechas de combinaciones donde muchas veces las voces están delante del término y a

veces estas combinaciones no se realizan y las palabras se escriben con el prefijo más la vocal a-

ita. Respecto a los números, solo los tenían del uno al diez y aquel considerado como perfecto

era el veinte al estar inmerso ampliamente en su complejo calendario lunisolar. (Chibcha:

Historia, Significado, Cultura, Ubicación y Mucho Más, 2015, párr. 30).

Las comunidades indígenas antes de la llegada de los españoles, ya le tenían nombres a sus

poblados, cerros, lagunas, ríos, quebradas, sitios de interés espiritual o comercial, etc.; nombres

que sufrieron la depredación lingüística, por la mentalidad propia del avance de la invasión

española de no dejar vestigios arqueológicos e idiomáticos por considerarlos de origen diabólico.

(Chibcha: Historia, Significado, Cultura, Ubicación y Mucho Más, 2015, párr. 31).
Constenla Umaña (1992) da un pequeño aporte sobre las lenguas chibchenses y explica lo

siguiente:

A pesar de que se trata de rubros de vocabulario bien básicos, nos surgen

cognados entre las lenguas barbacoas y las demás, en tanto que las lenguas de

Costa Rica (guatuso y bribri) y las de Colombia (muisca y cogui) comparten

varios. La clasificación, en este caso, es obvia: por un lado, lenguas chibchenses y

por otro barbacoas, en vez de lenguas chibcha-araucas frente a talamanca-

barbacoas. Umaña C. (1999), pag. 22.

Con esta cita se hace notar que la lengua impartida y utilizada por los Chibchas mantenía

relación con otras y resultaba tan importante para ellos como para distintas etnias cercanas. El

idioma chibchense guardaba vínculo con otras lenguas, siendo posible una combinación filo

utoazteca-chibcha-pano-tacana.

Hasta el momento las lenguas de relaciones chibchas establecidas son las siguientes: paya,

rama, guatuso, bribri, cabécar, boruca, tiribí, movere, bocotá, dorasque, chánguena, cuna, cogui,

damana, ica, atanques, muisca, duit, tunebo, chimila, y barí.

Las lenguas chibchenses estaban distribuidas para la época de la llegada de los europeos, en

cuatro regiones discontinuas: el territorio de los payas en el oriente de Honduras, el territorio que

se inicia en el en el extremo sur de la costa atlántica nicaragüense con los ramas, y que se

prolonga hasta el oeste de Panamá en el que se daba una cadena continua de pueblos chibchenses

(interrumpida actualmente por la desaparición de pueblos y la contracción de la dispersión de los

que sobreviven) y como punto final, el territorio que se inicia en el área fronteriza entre Panamá
y Colombia habitada por los cunas. (Chibcha: Historia, Significado, Cultura, Ubicación y Mucho

Más, 2015, párr.32).

A pesar de que los Chibchas fueron parte de las cuatro civilizaciones indígenas avanzadas de

América, su dialecto no se mantuvo y se perdió en el tiempo por motivo de la colonización. En el

siglo XVIII el lenguaje chibcha dejó de emplearse y la familia se asimiló completamente al resto

de la población.

Población:

Al ser una familia grande, los Chibchas estuvieron regados en gran parte del continente

Americano teniendo una población de más de 500.000 habitantes. Es el pueblo indígena que

marcó el auge de las civilizaciones en el continente y se vio afianzado culturalmente en distintos

países. Los distintos subgrupos de los Chibchas fueron distinguidos principalmente por su

fidelidad a tres grandes gobernantes: el zaque, el zipa, y la iraca. (Chibcha: Historia, Significado,

Cultura, Ubicación y Mucho Más, 2015, párr. 19).

Limitaban territorialmente con los guanes, etnia con la que compartían ciertas características

parecidas a nivel de costumbres y vestuarios. Por el territorio occidental se ubicaban los muzos,

con ellos mantenían enemistad y al contrario de los Chibchas, acostumbraban al canibalismo. El

asentamiento más antiguo de las tierras altas data de 1270 aC hacia 1542 aC, y fue por los

conquistadores españoles que tiempo más tarde se convirtió en parte de la región llamada Nuevo

Reino de Granada. (Chibcha: Historia, Significado, Cultura, Ubicación y Mucho Más, 2015,

párr. 25).

La población Chibcha se caracterizó por ser más centralizados políticamente que cualquier

otro pueblo sudamericano fuera del imperio inca. Numerosos pequeños distritos, cada uno con su
propio jefe, se habían consolidado a través de la conquista y la alianza en 2 estados principales y

varios menores, cada uno encabezado por un gobernante hereditario. Si bien estos estados no

fueron muy estables, parece claro que la llegada de los españoles limitó el desarrollo de unidades

políticas aún más grandes. (Chibcha: Historia, Significado, Cultura, Ubicación y Mucho Más,

2015, párr. 26).

Sustento Económico:

Los Chibchas mantenían un sustento agrario y la principal actividad de manutención era la

cerámica. Su economía era considerada como una de las más poderosas de la etapa posclásica en

el continente y esto era así por la manera en que supieron utilizar tanto los recursos que

fabricaban, los que les brindaba la naturaleza, como las piedras preciosas. Los bienes extraídos

que mantenían y lograban sacarle provecho fueron los siguientes: sal, cobre, oro, carbón y

esmeraldas. (Chibcha: Historia, Significado, Cultura, Ubicación y Mucho Más, 2015, párr. 55).

Manejaban el sistema de trueque intercambiando productos en los mercados locales y

regionales y éstos variaban desde utilidades básicas hasta artículos considerados opulentos y de

gran riqueza. El oro se importó a otras regiones pero les resultaba tan abundante, que

comenzaron a utilizarlo en sus artesanías, y sus artículos fabricados con oro eran intercambiados

por productos de la costa (peces y conchas) y productos de la selva (fruta, miel, plumas).

(Chibcha: Historia, Significado, Cultura, Ubicación y Mucho Más, 2015, párr. 55).

Utilizaron la agricultura de subsistencia y manejaron los cultivos en terrazas y los canales de

riego para poder cultivar en diferentes altitudes (actividad muy desarrollada para su época). En

base a la agricultura manejaron diferentes clases de maíz, papas, batatas, mandioca, piña, frijoles,
calabaza, aguacate, tabaco, quínoa, algodón y hojas de coca. (Chibcha: Historia, Significado,

Cultura, Ubicación y Mucho Más, 2015, párr. 54).

Las piezas de oro y sal, eran consideradas las más importantes como el sustento para el

trueque, pero realmente su manera de ingenio frente a la agricultura y la fabricación de cerámica,

tejido y orfebrería, fueron hechos condescendientes en la cultura Chibcha y ayudaron a tanto a su

estabilidad económica, como a su auge social. (Chibcha: Historia, Significado, Cultura,

Ubicación y Mucho Más, 2015, párr. 56).

El Período Chibcha Temprano, aproximadamente definido entre 800 y 1000 dC, mostró un

aumento en el comercio de larga distancia con las poblaciones indígenas costeras del Caribe, la

momificación y la introducción de la orfebrería. (Chibcha: Historia, Significado, Cultura,

Ubicación y Mucho Más, 2015, párr. 58).

La transformación entre Chibcha temprano y Chibcha tardío se define por una sociedad más

compleja, el comercio interregional de alfarería, el crecimiento de la población y los

asentamientos de tamaños más grandes y más cercanos a las tierras agrícolas.

Familia Chibcha – Pueblo Barí.

Son un pueblo indígena de gran relevancia en Colombia y Venezuela y se encuentran

ubicados en ambos lados de la frontera entre los dos países hermanos. Al estar arraigados a la

familia Chibcha, manejan la misma filiación lingüística y mantienen ciertas costumbres

culturales. El corazón de la cultura Barí lo constituye el pueblo de Boksí, en el municipio José

María Seprún seguido por el pueblo de Saimadoyi, al pie de la sierra. (Ministerio del Interior

[Mininterior], 2011.
Desde los comienzos de la conquista española hasta finales del siglo XVII los Barí vivieron

en una superficie de terreno considerable, que estaba limitado en el norte por los ríos Santa Ana

y Santa Rosa de Aguas Negras, en toda su extensión, es decir, desde sus cabeceras en la Sierra de

Perijá hasta el Lago de Maracaibo. Por el sur llegaban hasta más abajo del Catatumbo y ejercían

igualmente su dominio en las márgenes de los ríos Intermedio, Borra, Tarra, Sardinata, Zulia y

Escalante. Por el este llegaban hasta la Sierra del Perijá. Actualmente los Barí viven en la

Serranía de los Motilones, en el Cesar y Santander del Norte. Actualmente la región se ve en un

extremo de reducción, principalmente por la conquista y recientemente por la explotación de

petróleo y de carbón que se ha estado manejando desde el siglo XX. (Ministerio del Interior

[Mininterior], 2011.

Históricamente los Barí son un pueblo sumido en la resistencia, ya que al ser sometidos por

parte de los capuchinos entre 1530 y 1730, lograron hacerle frente a su intervención con

constantes ataques. Los capuchinos se interesaron en ellos al estudiar profundamente su idioma,

y tenían como fin principal catequizarlos. (Ministerio del Interior [Mininterior], 2011.

Esta cultura indígena se manifestó gracias a la intervención provocada por el encuentro de

antiguas migraciones provenientes del norte y sur del continente y por lo contactos que entre

ellos se prolongaron. En el tronco genérico se puede observar la presencia de tres familia

determinantes: los Chibchas, los Arawak y los Caribes, que con variadas derivaciones ocupaban

lo que los antropólogos han denominada Área Circuncaribe. (Ministerio del Interior

[Mininterior], 2011.
Respecto a la cronología del pueblo Barí, se clasifica en tres etapas importantes, la primera y

más larga ocupa casi tres siglos desde la conquista hasta el año de 1772, caracterizada por una

lucha abierta y continua en la cual los Motilones se enfrentaron a los españoles y tuvieron

escaramuzas con algunas tribus vecinas. Puede decirse que esta fue una recia lucha a intervalos

continuados entre arcabuces y flechas, y un conflicto permanente entre el espíritu conquistador

de la Fe Católica y el espíritu indígena defensivo de sus tierras y de su autonomía. La segunda

suele denominarse como era pacífica con una duración de medio siglo, en este tiempo surge un

acuerdo entre ambos bandos que finaliza con la independencia nacional. La tercera y última se

caracteriza por el conflicto casi permanente con los colonos invasores de las tierras Barí.

(Ministerio del Interior [Mininterior], 2011.

En su idioma, Barí significa Gente y también son conocidos bajo las terminaciones:

Motilones, Barira, Dobocub y Cunausaya.

Costumbres:

Los Barí son un pueblo que mantiene desde sus inicios un gran respeto por la naturaleza ya

que piensan que la misma es creada por el ser supremo en el que creen, denominado

Saymaydódjira. Su religión no mantiene autoridades, es totalmente libre y tiene deformaciones

de generación en generación. Al ser Saymaydódjira el dios creador, le confieren a él todos los

ritos y peticiones con exorcismo en sus hogares utilizando un leño encendido para alejar así las

enfermedades y la muerte producidas por los daviddu, amos de la noche y de los males.

(Ministerio del Interior [Mininterior], 2011.


Los matrimonios tenían cierta regla que debía ser respetadas y ésta radicaba en que exigían

ser establecidos entre aliados y no entre familiares, cosa que denominaba así su régimen político,

ya que estaba prohibido por el hecho de mantener la mayoría de los habitantes un parentesco.

(Ministerio del Interior [Mininterior], 2011.

Eran cazadores y pescadores, por este motivo acostumbraban a comer animales como

chigüires, dantas, guácharos, peces, aparte de alimentos como plátanos, papas la yuca dulce que

estaba muy implementada en su alimentación. Los Barí solían ingerir en ocasiones especiales,

como fiestas y ritos a su dios, un gusano con sabor agridulce que se resguardaba en los troncos

de algunos árboles y que ellos denominaban mojojoy. (Ministerio del Interior [Mininterior],

2011.

Su patrón de residencia tradicional se caracterizaba por la posesión de tres bohíos dispuestos

en forma cíclica, habitados periódicamente por cada grupo local. El bohío o casa comunal -

rectangular u ovalada- es el centro de la cultura y de la actividad Barí, rodeada por un conuco

principal y otros secundarios. Su vestimenta va a la par con el clima en donde residen y se basa

en guayucos y taparrabos. Cuando se considera que un niño ya ha adquirido las habilidades

necesarias para subsistir en forma autónoma, entonces el padre reúne en un lugar aislado a unos

pocos allegados suyos, y allí en aquella reunión confieren el status de adulto al muchacho

mediante la entrega del guayuco.

El ritual mortuorio consistía en acostar al fallecido en una hamaca vestido con un camisón

blanco y Luego de ser llorado por la familia y allegados, los presentes le piden a la luna que

ilumine el cuerpo ante Sabaseda. “Luha he shibay domine, ohh beyrodomine” es una frase
común durante el ritual de velación del difunto, que sirve como canal para comunicarse con la

luna. Un ritual similar se lleva a cabo cuando nace un niño, esta vez pidiéndole a Ñaana, el sol,

por la salud del recién nacido. (Ministerio del Interior [Mininterior], 2011.

Creían que El rayo del catatumbo era producido por millones de luciérnagas las cuales se

reunían para rendir homenaje a los dioses creadores del mundo, por esto recibe su nombre ya que

la palabra Catatumbo tiene origen de la lengua Barí que significa resplandor en las alturas.

Lengua:

La lengua Barí es también conocida como bucubí y tiene su extensión de la familia Chibcha.

Esta lengua representa una sub-rama por sí sola del tronco magdalénico y en nuestro país aún se

mantiene en los alrededores de la Sierra de Perijá. (Constenla U. 1995, pág.3).

Su dialecto se ha mantenido con el paso del tiempo y maneja una estructura verbal compleja,

con auxiliares, marca de personas para sujetos, objetos y dativos. (Constenla U. 1995, pág.4).

Lucía Rincón (2002) señala: ‘’Fonológicamente, pertenece a la minoría del tronco en tanto

que es tonal y posee un inventario vocálico bastante numeroso, con un total de 12 segmentos’’.

El barí tiene una conclusión de doce vocales formadas en dos series que se dividen en nasal y

vocal, las seis vocales son las cinco básicas más una alta anterior. Respecto al sistema

consonántico es realmente asimétrico y las realizaciones alofónicas son variadas. Es importante

entender que la fonética es base para este pueblo y que referente a la tonalidad de las palabras
existen ciertas reglas que radican en lo alto y lo bajo de las variaciones subtonales que para ellos

cumplen funciones gramaticales. (Constenla U. 1995, pág.4).

El Barí no difiere del patrón general Chibcha y por esto maneja sus propias variaciones,

tampoco lo es respecto a la pluralización y con esto se debe saber que para ellos solo los

sustantivos que expresan entidades humanas reciben la marca de número expresada por un sufijo.

Los números no especifican clase o forma en el contexto de la cuantificación y con esto se

aclara que el Barí no es una excepción en las lenguas magdalénicas. Los números cardinales en

el dialecto que maneja el pueblo del que se habla, están basados en un sistema quinario y los

únicos números que se expresan independientemente son el uno, dos y tres. (Constenla U. 1995,

pág.3).

Población:

Los Barí tenían una población de 3.629 personas que se dividían entre las delimitaciones de

Venezuela y Colombia. Esta etnia se vio determinante en ambos países y tenían la fama de ser

los primeros en enfrentarse tanto a colonizadores como misioneros.

Gente de selva húmeda tropical acompañados de grandes ríos, fuentes, caños y arroyos,

levantaron su estructura social en torno al bohío, una especie de casa comunal habitada por

varios núcleos familiares que generalmente variaban entre las 40-50 personas. El bohío debía ser

construido cerca de algún río para que se mantuviera un sustento y más que un hogar, era el

núcleo sociopolítico donde se establecen los niveles jerárquicos. (Ministerio del Interior

[Mininterior], 2011.
Estos niveles determinaban la estructura social que dominaba como principal el ñatubaa y al

jefe del bohío que era quien lo construía. En este pueblo existe la democracia y es la comunidad

entera la que decide quien lleva el mandato, son muy capaces de trabajar en equipo, unidos y

estableciendo papeles a cada miembro. (Ministerio del Interior [Mininterior], 2011.

Los Barí se dividían en hermanos consanguíneos y hermanos políticos. La unidad mínima de

trabajo es el hogar, constituido por un grupo de hombres hermanos y sus esposas afines. Su

sistema político es igualitario y se basa en el reconocimiento de diversos roles transferidos de

generación en generación. (Ministerio del Interior [Mininterior], 2011.

Sustento Económico:

La construcción de los bohíos era la fuente necesaria de esta etnia para su control social,

político y económico; siendo este último punto, el de mayor importancia porque estas estructuras

ordenaban su sustento. Los bohíos al ser ubicados cerca de ríos, podían facilitar la pesca, en la

que para multiplicarla, construyeron represas temporales y usaron barbascos. Todos los días los

jefes familiares debían dedicarse a esta actividad. De igual manera, practicaban la horticultura de

tala y quema y la cacería. (Ministerio del Interior [Mininterior], 2011.

El cultivo era realizado alrededor de las casas comunales y se basaban principalmente en

yuca, batata, plátano, zapallo, maíz, ñame, piña, caña de azúcar, cacao, algodón, achiote y ají, y

respecto a la caza, eran determinantes los monos, algunas aves, el pecarí, dantas y algunos

roedores. Aparte de utilizar estos alimentos y estas especies como subsistencia, eran también
base de intercambio comercial con otras comunidades indígenas cercanas. (Ministerio del

Interior [Mininterior], 2011.

Familia Chibcha - Pueblo Quinaroe, pueblo Quinanote, pueblo Horcaz, pueblo Cases, y

pueblo Guazabarea.

Mérida es en la actualidad, tal como en los pueblos ancestrales, un territorio pluricultural y

tanto ahora como en el ayer, siguen estando vigentes cultura indígenas importantes. Los

Quinaroe, Quinanote, Horcaz, Cases y Guazabarea, antes conocidos como Xamu o Jamuen, están

divididos ahora en parcialidades étnico-culturales que se basan en un origen Arawak pero un

dialecto proveniente de la familia Chibcha e igual comparten costumbres con ellos. Tienen la

fama de haber estado inmersos en muchas movilizaciones. Su territorio era la guajira y era

compartido entre Venezuela y Colombia, teniendo Colombia la mayor delimitación pero

Venezuela la mayor población. (Barrios B, 2010, pág. 3)

Estas etnias estuvieron ubicadas en la zona andina, Mérida-Venezuela. Según varios

investigadores, existía en la cordillera merideña una variedad de pueblos más o menos populosos

con distintos nombre y diferentes culturas, por esto resulta un poco difícil definirlos. Los pueblos

ya mencionados mantienen en su integridad una fase entre la familia Chibcha y su dialecto al

surgir de ellos, es caracterizado como Mucu Chama. El corazón de la cultura Quinaroe lo define

la comunidad del antiguo resguardo Jamauensector La Trampa y la zona más importante, la

Laguna de Urao. (¨Comunicado por la vida de la Laguna Urao Jama Chía o Doña Simona¨, 2016,

pág. 2).
En1996, la población de la Cordillera se constituyó en el devenir del tiempo por

diversas oleadas migratorias. La primera, fue un grupo instalado desde un tiempo indeterminado

cuya historia es poco conocida. El segundo grupo étnico que llegó, al comienzo de nuestra era;

por su cultura, religión, patrones funerarios, técnicas agrícolas y mitología es la cultura Chibcha,

siendo parte tanto la población como temas culturales, lingüísticos y sociales parte de la actual de

la Cordillera de Mérida y descendiente de ésta, los pueblos Quinaroe, Quinanote, Horcaz, Cases

y Guazabarea. (¨Comunicado por la vida de la Laguna Urao Jama Chía o Doña Simona¨, 2016,

pág. 3).

La característica y similitud principal de estas etnias, es que todas resistieron la agresión

emprendida hace más de 500 años por los conquistadores españoles encabezados por Juan

Rodríguez Suarez y que el vínculo cultural que generaron dio como resultado una mezcla etno-

cultural muy importante dentro de la ubicación geográfica venezolana. (¨Comunicado por la vida

de la Laguna Urao Jama Chía o Doña Simona¨, 2016, pág. 3).

Costumbres:

Al estar ubicados justamente en la Laguna de Urao, tenían la real convicción de que la misma

resultaba sagrada. Ella ha tenido y tiene un significado cosmogónico y religioso fundamental.

Según sus mitos de origen todavía conocidos por los pueblos indígenas de la zona, fue la diosa

Jama, quien escogió ese lugar y a esas personas, las distintas etnias, para vivir, compartir y

proteger a su gentilicio y a su territorio. Así lo indica el mito cuando señala a la Laguna como el

habitáculo de la Madre de los indios o como la Madre misma, quien vive en su fondo en una

ciudad de oro y se les aparece en forma de serpiente. (Barrios B, 2010, pág. 12)
Estos pueblos realizaban ofrendas y artesanías creadas por ellos hacía la madre Jama (que

representaba la mayor importancia en sus creencias) y antiguamente es sabido que realizaban

sacrificios humanos directamente a la laguna. (Barrios B, 2010, pág. 13)

Su vestimenta era caracterizada por incluir un penacho con variadas plumas en la cabeza que

acompañaban con piedras preciosas (que también utilizaban para hacer collares o accesorios), y

una especie de falda larga realizada con fibra vegetal. Los collares son lo que definen una etnia

de otra, y cada persona de la comunidad a la que pertenezca debe tener uno personal y distinto a

los otros. Son realizados con semillas específicas como jabocillo, san Pedro, pionía, castañeto, y

ojo e’ buey. Tenían la creencia de que estas semillas alejaban las malas vibras y funcionaban

como aspectos medicinales, siendo la del durazno base de esto ya que mantenían fe en que tenía

efecto sobre los huesos al igual que la guazabra, que era su planta autóctona y que consideraban

como su signo guerrero pero que solo podía utilizar el cacique, esto era generalmente en la etnia

guazabra, pero la planta al estar regada por todo el territorio, era utilizada por todos los pueblos.

(Barrios B, 2010, pág. 22).

Acostumbraban a la caza y gracias a su ubicación tenían la facilidad de atrapar especies como

aves (existían en la zona 52 tipos distintos), y resto de animales tales como perezas, chigüires y

dantas, al igual que la variedad de peces que el lago Urao les regalaba. Estos animales eran parte

de su alimentación al igual que la diversidad de fauna que les brindaba frutos y hortalizas, más la

Variedad de arbustos y gramíneas, importantes para la vida cultural alrededor de este espejo de

agua.

Sus viviendas eran realizadas con bahareque, una mezcla de barro y paja que hacía que sus

hogares fueran más frescos. Este tema se puede explicar de la siguiente manera:
En los diversos niveles altitudinales las respuestas constructivas variaban, en

zonas altas donde predominaban materiales pétreos, la arquitectura incorpora este

material, añadiéndole la ventaja de su capacidad térmica, para almacenar energía

calórica (cualidad valorada en climas fríos). 26 Por otro lado en zonas más cálidas

y húmedas, por lo general con más posibilidad de existencias de bosques, la

facilidad de adquisición de madera, cañas, carruzos y fibras vegetales, propiciaron

el desarrollo del sistema constructivo de bahareque, que además ofrece la cualidad

de aislante térmico evitando la insolación directa, lo que permite la ventilación

interna por el tamiz de la cubierta de paja, y el control de la temperatura interior

de la vivienda. Rangel F. (2011). Pag 13.

Lengua:

La lengua manejada por las etnias Quinanote, Horcaz, Cases y Guazabarea era un dialecto

reconocido como mucu chama que tenía su origen en una mezcolanza de los Chibchas. La

importancia de la lengua mucu chama, radica en que al estar inculcada en Venezuela,

específicamente en el estado Mérida, tenía una denotación con un carácter dialéctico variable.

Para entender de qué manera surge la lengua utilizada por estas etnias, se debe saber que la

identificación y clasificación de los pueblos que habitaban en esta zona, incluyendo los

estudiados en este trabajo, respecto a la llegada de los conquistadores, resultó una tarea difícil ya

que los mismos no se interesaron en obtener información exacta y adecuada sobre las lenguas

impartidas en la zona. (Barrios B, 2010, pág. 13).

La especificación de las lenguas desarrolladas por las etnias pertenecientes a Mérida puede

definirse de la siguiente manera:


En la Cordillera Andina venezolana, particularmente en el estado de Mérida, se ha

recogido la evidencia textual de cambios lingüísticos impredecibles, producto del

contacto entre una diversidad de lenguas prehispánicas con el español. El

resultante de este proceso es una variedad lingüística autóctona que no encaja

dentro de una taxonomía preestablecida, sino que más bien es signo del proceso

orgánico de cambio lingüístico que experimenta toda lengua con el paso del

tiempo y bajo la influencia de factores contextuales específicos. Barrios B. (2010)

pag. 143.

Se ha considerado que solo existe una solo lengua en el territorio de los Andes venezolanos y

esta es la Timote, pero incursionando se llegó a la conclusión de que existía una cantidad de

riqueza lingüística que partía desde el Chibcha generando el mucu chama, hasta pre-quechua,

guaraní, y Arawak. (Barrios B, 2010, pág. 15).

Distintos investigadores ¨Infieren que el corpus muestra cierta similitud sintáctica, estructural

y léxica con estas dos lenguas chibchas vecinas, lo cual podría conducir a pensar que existe una

influencia ancestral del tunebo en la cordillera de Mérida¨. Barrios B. (2010) pag 145.

Con esta cita podemos entender que la lengua mucu chama representa una vertiginosa oleada

de migraciones que lograron asentar una lengua desconocida con una variedad de características

que generan interrogantes al respecto y que esconde en su interior curiosidad al máximo.

(Barrios B, 2010, pág. 16).

Población:

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística de Venezuela, las cifras aportadas por el

Censo General de Población y Vivienda y el Censo Especial Indígena del año 2001 reflejan que

el total de la población indígena de Venezuela es de 534. 816 habitantes, lo cual representa el


2,14% de la población nacional. El censo del 2011 reporta, además, que en el Estado Mérida

existe una población total de 682.201 personas, de las cuales 2.378 aseguraron pertenecer a un

pueblo indígena (es decir, sólo el 0.34%). (¨Comunicado por la vida de la Laguna Urao Jama

Chía o Doña Simona¨, 2016, pág. 23).

Los Quinaroe, Quinanote, Horcaz, Cases y Guazabarea pertenecen al municipio Sucre y

habitaban en esa localidad alrededor de 100 indígenas, teniendo como resultado una cultura

compartida, pero estando delimitados por ciertas características.

Socialmente estaban establecidos con un cacique al mando, que era el que se encargaba de la

organización de las comunidades y aquel portador de implementos como la planta de Guazabarea

en el brazo, plumas distintas en el penacho, o la utilización de collares más vistosos con piedra

que implicaban mayor importancia. Los caciques también tenían la responsabilidad de llevar el

mando todas aquellas costumbres ya fueran funerarias o de religiosidad dirigida a la Laguna

Urao.

Las sociedades indígenas andinas solían ser uni-familiares, organizadas de manera aislada y

orgánica, condicionada por la adaptabilidad a las variaciones topográficas y de relieve.

(¨Comunicado por la vida de la Laguna Urao Jama Chía o Doña Simona¨, 2016, pág. 25).

Sustento Económico:

La base sólida de estos grupos indígenas se caracterizaba principalmente por el aval

alimenticio que mantenían al estar en un espacio que les facilitaba tanto la siembra como la caza

y esto les permitía generar un sustento a base de intercambio entre ellos o entre otras

comunidades indígenas ubicadas en Mérida. (¨Comunicado por la vida de la Laguna Urao Jama

Chía o Doña Simona¨, 2016, pág. 8).


Al estar localizados en zonas planas o niveladas lograron mantener su sociedad rodeada de

pequeños conucos en los que se podían producir cultivos de caña de azúcar, quinchoncho, tisuri,

cambur, frutos cítricos, pan de año y plantas medicinales (zabila, ruda, ajenjo etc.), intercaladas

con árboles frutales y otros productos vegetales con el fin de poseer un cultivo mixto para el

autoconsumo y el excedente que se llevaba al mercado de Lagunillas los domingos.

El mayor sustento de esas etnias lo encontraban en el conuco y los recursos naturales de

consumo, el cultivo, la cría y caza de animales o la tala para la construcción, e incluso los sitios

de culto relacionados con corrientes de agua, montañas, piedras “sagradas” eran actividades

fundamentales involucradas en ámbito socioeconómico, teniendo como motivo principal que

mayor importancia relevante, la relación entre estas cinco etnias. (¨Comunicado por la vida de la

Laguna Urao Jama Chía o Doña Simona¨, 2016, pág. 9).

Familia Guajibo.

Los Guajibo pueden ser definidos como una etnia llena de libertad y pensamiento al aire que

los caracterizó en los países donde se ubicaban. Este pueblo estaba distribuido en determinantes

zonas de una gigante geografía, caracterizados por mantenerse más asentados en los llanos

occidentales del río Orinoco justamente entre los ríos Apure y Guaviare. (¨pueblo Sikuani¨, 2013,

párr.4).

Se relaciona el idioma Guajibo con el de los Guayavero, pequeña tribu en la región de San

José de Guaviare, que tampoco había podido incluirse en las familias lingüísticas establecidas.

Antropológicamente y teniendo en cuenta el conjunto de la civilización material y espiritual de la

tribu, los Guahibo parecen sin duda una tribu típica de la hoya del Orinoco, relacionándose más

bien con el conjunto cultural Arawak de esta zona que con las tribus amazónicas.
Estos sectores son el remanente de su antiguo territorio, hoy reducido,

fragmentado y compartido entre Venezuela y Colombia. Fuera de un pequeño

núcleo cerca de San Juan de Manapiare y de movimientos migratorios

estacionales hacia los estados Guárico y Barinas, en Venezuela sus comunidades

se ubican al Sur, Sur-Este y Nor-Oeste del estado Apure y en los límites

occidentales de los estados Amazonas y Bolívar, en sabanas próximas al Orinoco,

entre Caicara y San Fernando de Atabapo. (¨Boletín Ecológico¨, 2010, párr. 4).

Los Guajibo se autodenominan Hiwi que significa gente y su amplia variabilidad con otros

pueblos les ha permitido cierto grado de cambios culturales y lingüísticos entre regiones así

como una gran característica y denominaciones. (¨Boletín Ecológico¨, 2010, párr. 7).

Esta etnia fue muy renuente al contacto con los extranjeros que llegaron a la región a partir

del siglo XVII, una vez iniciadas las expediciones de conquista en los llanos de los ríos donde se

ubican ahora. Su condición nómada les permitió resistir a los intentos de reducción por parte de

misioneros y conquistadores, así como a las incursiones Caribes. Sin embargo se vieron

afectados por el comercio de esclavos practicado por los portugueses en el río Orinoco y sus

afluentes, y más adelante por las guahibadas o cacerías de indígenas incentivadas por los

primeros fundadores de los hatos ganaderos. Desde la época Republicana hasta mediados del

siglo XX, sucesivas oleadas de migrantes desplazados por las guerras civiles, entraron a formar

parte activa de las redes sociales de la región llanera. Cultura, cosmovisión, usos y costumbres.

(¨Boletín Ecológico¨, 2010, párr. 10).

Forman el grupo más numeroso de la zona de influencia del Orinoco. Su dialecto forma parte

de la familia lingüística de las lenguas guahibanas. Algunos autores han relacionado esta etnia

con la familia Arawak como emigrantes de las Guayanas, unos lo ubican como el tronco
principal y otros como un subgrupo, sin embargo, es sabido que son una familia multiétnica y

única con un millón de características que la diferencia de muchas otras. (Bonilla Maldonado N,

2015, párr.1).

La estatura media de los Guahibo es de un metro con cincuenta y cinco ctms.

(1,55), con miembros bien proporcionados. La pigmentación es de un tono café

rojizo, los cabellos lisos y negros muy abundantes, excepcionalmente crespos.

Los hombres carecen de barba y bigote y en general el vello del cuerpo es muy

tenue. La forma de la cabeza varía entre el tipo mesocéfalo y braquicéfalo. La

cara es corta y ovalada con frente estrecha y arcadas superciliares bastante

salientes. La anchura bizigomática está fuertemente pronunciada lo mismo que la

bigoniaca. La nariz es mesorrina, con las fosas nasales muy abiertas. Los ojos

pequeños y oblicuos están muy separados el uno del otro y su color es carmelita

obscuro o casi negro. El tamaño de la boca es grande, el labio superior corto y el

inferior prominente y grueso. Los dientes tienen forma rectangular, son blancos y

ligeramente separados entre sí; los colmillos son algo más largos. Reichel

Dolmatoff, 1943, pag 440,441.

Costumbres:

Los Guajibo son una etnia con una cantidad de costumbres y tradiciones que varían desde sus

ritos en situaciones importantes, hasta sus creencias más profundas. Los rituales de mayor

relevancia estaban influenciados en la protección de los niños, los cuales son rezados y

bendecidos por el chamán para inculcarle bienestar en toda su vida y el segundo con igual

importancia es aquel realizado a la joven que termina su primera menstruación, esta costumbre

es la que tiene mayor relevancia y puede ser descrita de la siguiente forma:


El nacimiento de una hembra es más celebrado que la de un varón, en vista de la

descendencia uterina que va a tener y de los maridos que podrá atraer al círculo

familiar. En general, la procreación de hijos numerosos se tiene por muy deseable,

y es raro el caso en que se recurra a la limitación de nacimientos. Pero el

momento en que se manifiesta en más alto grado la significación del rol social de

la mujer es durante las ceremonias que acompañan a la primera menstruación. En

esta etapa, la adolescente es objeto de un cuidado esmerado y una protección

contra toda clase de peligros. Para tal objeto se la recluye en una casita, aislada

del resto de la comunidad, a donde solamente la madre y el chamán -

penajorobinüü- tienen acceso. Se la somete a ciertas privaciones como, por

ejemplo, la prohibición de comer, dormir o gritar con exceso. Al mismo tiempo

recibe una instrucción intensiva en actividades artesanales, tales como tejer, hilar,

coser y hacer cerámica. Al terminar su reclusión se le suspende el ayuno y se la

lleva a bañarse para recuperar la limpieza de su sangre. Después se le obliga a

realizar una serie de pruebas que garanticen su idoneidad como futura esposa en

actividades como la siembra de la yuca, su recolección y su rallado.

Posteriormente la muchacha será pintada y embellecida: se le colocan los collares

y atavíos adecuados para el momento, y finalmente es homenajeada en una fiesta

que la comunidad ofrece en su honor. La ceremonia de iniciación en la que la

adolescente -peejanawaa- se convierte en mujer joven -peejana najapaatsiwaa-

recibe el nombre de "itoomo", se lleva a efecto entre los 12 y los 15 años de edad,

y precede directamente al matrimonio. La mujer se recluye también durante las

menstruaciones posteriores, pero sin que medie rito alguno. Luego de la fiesta del
"itoomo" la joven asume su rol de mujer adulta cada vez con más intensidad.

Mosonyi E. (2011), pag. 185-186.

Para este pueblo, todos los seres humanos y animales poseen do almas, yéthi y húmpe.

La primera es invisible y abandona el cuerpo mientras se duerme para aparecer en

los sueños de otros hombres. La segunda se separa del cuerpo con la muerte. Esta

última viaja a la morada del Kúwai, una suerte de cielo en donde goza de plenitud

y abundancia de alimentos. Cuando un chamán muere, su húmpe va a vivir dentro

de una gran serpiente en el fondo de algún río de su territorio. (¨Boletín

Ecológico¨, 2010, párr. 13).

Para acompañar sus creencia y sus ritos, fue el yopo es la principal planta psicotrópica,

fundamental para la realización final y condescendiente de cualquier ceremonia Guajiba. El

consumo de yopo va acompañado de de tabaco y de otras plantas alucinógenas. Este pueblo

posee un calendario sustentado en la observación de la naturaleza y de las estrellas, a partir del

cual determinan el momento de talar, cazar, sembrar o recolectar frutos.

Respecto al matrimonio, tenían la costumbre de cambiarse el nombre en el momento en que

se considere que el muchacho está listo para tomar esposa, que generalmente, tenían edades

comprendidas entre los 12 y 14 años de edad. Estas niñas antes de casarse deben pasar por el rito

ya nombrado que reconoce su pubertad. El matrimonio es preferencial con la prima cruzada

bilateral y en el grado más próximo posible. También se dan los matrimonios exogámicos; es

común encontrar matrimonios entre sikuani, Piapoco y sáliba. (¨Boletín Ecológico¨, 2010, párr.

20).

Su vestimenta está caracterizada por los guayucos de tela o de una corteza vegetal conocida

como marima que la encuentran en la zona donde convergen. Acostumbran a usar collares de
vidrio y amuletos ceremoniales que son confeccionados con dientes de animales, pezuñas y picos

de aves.

Mantienen la tradición de construir objetos de arcilla, sobre todo ollas, escudillas y jarras para

almacenar el agua. De la misma manera, en algunas comunidades se tejen chinchorros,

catumares, cordeles y porta niños de moriche, bejuco y algodón.

La casa tradicional es de forma ovalada o redondeada, de una sola planta, con paredes de

madera y techo de palma de moriche. Junto a ésta se encuentra también un caney que sirve de

cocina.

Lengua:

La lengua pertenece al grupo central de la familia guahibana y posiblemente formó un

continuo dialectal con la lengua Cuiba, hasta que fueron separados por el asentamiento en las

riberas de los ríos, de pueblos de lenguas Arawak y Sáliba y más tardíamente por la

colonización. (¨pueblo Sikuani¨, 2013, párr.6).

Los principales dialectos de la etnia Guajibo son Waü (occidental) y Parawá (oriental).

La comunicación entre el segmento indígena y el colono de la población se realiza por medio

de individuos bilingües; la intensidad del contacto entre los dos grupos es muy alta, más alto

entre los individuos (colonos e indígenas) residentes en la cabecera municipal que entre los

indígenas residentes en las comunidades y los colonos. La relación comunicativa entre el

segmento de población indígena residente en comunidades y el colono es mayor en los grupos

generacionales de jóvenes y adultos que en los grupos de ancianos y niños, pues los niños y los

ancianos indígenas, en términos generales, no disponen de la suficiente competencia en la lengua

vehicular por distintas razones, por eso su relación con los colonos es escasa, y cuando se da (si

de eso se trata) se hace por medio de traductores. (¨pueblo Sikuani¨, 2013, párr. 32).
Población:

La población Guajibo tiene un total de 19.791 indígenas. ¨Gran parte de su población vive en

Venezuela, localizados en los municipios de Autana y Manapiare, Estado de Amazonas y en los

Estados de Apure, Guárico y Bolívar, con una población de 11.608 habitantes¨. (Ministerio del

Interior [Mininterior], 2010).

La organización interna se expresa jerárquicamente en el capitán, el chamán y la comunidad.

El capitán representa el rol de mediador y consultor de los problemas de diferentes índoles que

acontecen en la comunidad. El sistema de elección es un “don” que recae sobre una familia de la

comunidad. El mando pasa de generación en generación. (¨pueblo Sikuani¨, 2013, párr.12).

De acuerdo con el sistema de organización social, su descendencia es bilineal con un patrón

de residencia preferiblemente matrilocal. Las comunidades de la etnia Guajibo constituyen

núcleos territoriales y a la vez políticos. Éstos se componen de aproximadamente veinte casas

nucleadas alrededor de un espacio central utilizado como lugar de reunión. Los Guajibo se

dividen en grupos regionales y están organizados en resguardos donde cada comunidad tiene un

cabildo constituido por un cacique, capitán, gobernador, tesorero, secretario y fiscal. El cacique

es la figura tradicional y se escoge entre los varones de mayor edad. Los sikuani viven en clanes

familiares localizados geográficamente en comunidades, cada una de las cuales guarda

independencia territorial y política respecto de las demás. El capitán es la figura más importante

de la comunidad y el encargado de mantener el orden. Las decisiones se toman por consenso con

la participación de hombres y mujeres; en este sentido, el capitán da órdenes y mandatos,

respetando las decisiones del grupo. Es un hombre experimentado, perteneciente al tronco

familiar más importante de la comunidad, tiene capacidad de mando y consejo, sabiduría y

criterio para hacer justicia. El cargo de capitán no es hereditario, cuando éste se muere o se retira,
lo sucede otro hombre que tiene capacidad de mando y que la comunidad acepta. (¨pueblo

Sikuani¨, 2013, párr.12).

Sustento Económico:

La pesca artesanal, la horticultura, la caza y la recolección de frutos silvestres constituyen

sectores tradicionales de la economía de los Guajibo. En la actualidad, se dedican a la agricultura

de subsistencia en los denominados conucos abi, para las siembras de yuca brava, plátano, ñame,

fríjol, batata, y piña. También siembran al lado de sus casas frutales como guama, mango,

lechoza, cítricos, condimentos y plantas medicinales. En algunos, los Guajibo combinan la

agricultura con la explotación de ganado vacuno y la cacería. Al inicio de la época seca (de

noviembre a diciembre), los hombres de la comunidad tumban el monte para preparar el terreno.

Esta actividad se denomina Unuma y es convocada por el jefe del asentamiento para ser

realizado de forma colectiva. Los hombres de la comunidad acuerdan cuándo se deben iniciar las

labores de los conucos y todos trabajan en cada uno de sus conucos. El dueño del mismo

proporciona el alimento y la bebida suficientes para corresponder a quienes lo acompañan. La

siembra se realiza durante los días preliminares a las primeras lluvias. Después de

aproximadamente ocho meses, la producción es continua. Vale la pena resaltar la reciprocidad

que caracteriza las actividades de agricultura, pesca, construcción de casas y de cacería, la cual

garantiza no sólo la realización de éstas, sino también la satisfacción de las necesidades de las

familias. Vale la pena señalar que en aquellas comunidades más alejadas de los colonos, existe

una democracia funcional y participativa, la cual permite la dinámica de la sociedad y la

efectividad de las normas. Los acuerdos se hacen por consenso general y el capitán ejecuta lo

que la comunidad decide; si el capitán no acepta las sugerencias del grupo, es remplazado por

otra persona más moderada. La vida social se analiza en forma permanente, imponiendo o
quitando normas que la regulan. El capitán y los miembros de la comunidad acuerdan, la

iniciación de los trabajos de Unuma para permitir la rapidez en el trabajo. (¨pueblo Sikuani¨,

2013, párr.23).

Familia Guajibo- Pueblo Jivi.

Son una etnia distribuida principalmente en los llanos tanto venezolanos como colombianos,

pero actualmente se encuentran distribuidos en el este de Colombia y en los estados Amazonas,

Bolívar y Apure de Venezuela. (Amodio. E, Ibarrola. D.2006, pág. 11).

Para diferenciarse de otras comunidades, los Jivi suman los nombres de los lugares donde

habitan. Por ejemplo, cuando dos individuos se encuentran, se presentan como Jivi y agregan el

lugar de donde proceden. Por ejemplo paravapi-jivi, significa “gente del río Orinoco”, mientras

que un habitante de la parte baja del Orinoco se identificaría como tamopo-jivi. Según Amodio e

Ibarrola, la ubicación de los Jivi es la siguiente. ¨En el Estado Amazonas de Venezuela están

particularmente en los municipios Atures, Autana, Atabapo y Manapiare; en Apure, en los

municipios Achaguas, Biruaca, Páez y Pedro Camejo; y en el Estado Bolívar, en los municipios

Cedeño, Gran Sabana, y Sucre¨. Amodio E, Ibarrola D. (2006), pag. 11.

La traducción del nombre Jivi en la lengua Guajibana significa Gente Del Orinoco.

Costumbres:

El pueblo Jivi mantiene sus tradiciones muy ligadas a las tradiciones Guajibo. Tienen la

creencia de que el yetji es el espíritu que se aleja de la persona cuando aún vive, para viajar hasta

los sueños de otros. Incluso, luego de fallecer la persona, su espíritu yetji puede permanecer entre

los vivos. En cambio, el júmape es el espíritu que abandona al cuerpo únicamente luego de

ocurrida la muerte. (Arrechedera I, 2012, párr.4).


Entre los jivi, el fallecimiento de una persona es recibido con tristeza. Cuando la muerte

ocurre, toda la comunidad participa en el entierro lanzando un puñado de tierra sobre el cuerpo

del fallecido. A la persona se le entierra con los objetos que más apreciaba y sobre la tumba se

deja una totuma con agua, con la idea que se sacia la sed del fallecido. A partir de ese día la casa

donde vivía el difunto es abandonado. (Arrechedera I, 2012, párr.5).

Los familiares cercanos de la persona fallecida guardan ayuno en señal de duelo y pintan sus

rostros con una mezcla de carbón y savia de árbol preparada por el chamán.

Luego de transcurridos entre 3 y 5 años del primer entierro, se procede a sacar los restos de la

tumba a fin de lavar los huesos, pintarlos de rojo y colocarlos en una vasija especialmente

realizada para ello. Esta vasija se entierra entonces en la vivienda de alguno de los hijos o

familiares del fallecido. Este segundo entierro es una ocasión festiva en la cual se danza y se

ofrece bebida y comida. (Arrechedera I, 2012, párr. 6 y 7).

Para los jivi no existe una sola deidad todopoderosa, sino que existen diversos espíritus que se

encargan de proveer al mundo de diferentes cosas. Kuwai es el más importante y es el creador de

las personas, del agua y de las montañas. Iwinai, enseñó a los jivi a hacer sus viviendas;

Tsámani, creó las plantas medicinales; Matsúldani, le dio a los jivi el arco y la flecha; Madúa los

enseñó a hacer sus curiaras; Yáamajjü es el creador del trueno y Tsawáliwali creó los ríos del

territorio Jivi. (Arrechedera I, 2012, párr.10).

También hay espíritus que causan enfermedades y desgracias, las cuales pueden ser

combatidas por los cantos y conocimientos del chamán, el cual utiliza remedios, piedras, cantos

o soplidos. (Arrechedera I, 2012, párr.10).

Por lo que se refiere a las enfermedades, hay especialistas chamánicos para la curación de las

enfermedades, aunque los ancianos y muchos adultos tienen un saber médico que les permite
curar directamente las enfermedades menos graves. El chamán puede curar recurriendo a la

ayuda 12 de los espíritus, con quienes se comunica su alma húmpe a través de cantos y del trance

inducido por el yopo inhalado. (Amodio. E, Ibarrola. D.2006, pág. 13).

La vivienda tradicional de los jivi es construida con varas obtenidas de algunos árboles y

techo de palma de moriche. El mueble más importante dentro de la vivienda jivi es el chinchorro,

el cual sirve para dormir durante la noche y sentarse durante el día. (Amodio. E, Ibarrola.

D.2006, pág. 13).

Los jivi mantienen la tradición de construir objetos de arcilla, sobre todo ollas, escudillas y

jarras para almacenar el agua. De la misma manera, en algunas comunidades se tejen

chinchorros, catumares, cordeles y porta niños de moriche, bejuco y algodón. Con fibras

vegetales, sobre todo el moriche y las tiras de caña, se realizan los sebucanes, las esteras y las

cestas que sirven para tamizar el mañoco y almacenar alimentos. De la madera del cedro se

construyen curiaras monóxilas, lo que impone generalmente un trabajo de grupos. (Amodio. E,

Ibarrola. D.2006, pág. 13).

Su vestimenta se basa en el guayuco realizado con fibras de la zona, collares y en alguna

comunidades, un penacho con plumas variadas.

Lengua:

Su lengua surge de aquella denominada Guajibana y emplean la división sikuani. Es

una lengua indígena del grupo central de la familia Guajibana que posiblemente formó un

continuo dialectal con la lengua Cuiba, hasta que fueron separados por el asentamiento en las

riberas de los ríos, de pueblos de lenguas Arawak y Sáliba y más tardíamente por la

colonización. (Arrechedera I, 2012, párr.12).


Los principales dialectos sikuani son Waü (occidental) y Parawá (oriental). Newütjü (Tigrero) es

una forma transicional entre ambos. El Hamorúa es una forma extrema de Parawá, en tanto que

hay varios dialectos transicionales entre sikuani y Cuiba. (Arrechedera I, 2012, párr.14).

Población:

Los Jivi tienen una población de 14.750 individuos, de los cuales 10.473 habitan en

comunidades y 4.277 en ciudades y pueblos criollos. (Arrechedera I, 2012, párr.1)

La sociedad de los Jivi estaba constituida por un Chaman y por la comunidad que lo seguía en

todo lo que él constituía. Eran muy determinantes al guiarse por la cultura Guajiba. (Arrechedera

I, 2012, párr.1)

Sustento Económico:

La comunidad jivi aprovechaba la productividad de la tierra para plantar los productos que

integran su dieta, entre los cuales se encuentra la batata, el plátano, la piña, el ñame y el casabe

que porducián. Sin embargo, la carne es uno de los alimentos más apreciados, no sólo por el

valor nutritivo y exquisito sabor, sino por la admiración que lleva consigo el hecho de cazar una

buena presa. (Amodio. E, Ibarrola. D.2006, pág. 20).

Los jivi utilizaban el arco y la flecha que le dejaron sus ancestros, con la diferencia que las

puntas de las flechas son fabricadas con metal y no con hueso. La caza es una actividad que los

jivi realizan en grupo.

La habilidad de la caza de los jivi radica en su destreza para imitar los sonidos de los animales

buscados, entre los que se cuentan los báquiros, las lapas y los venados. En algunas ocasiones

esperan a los animales cerca de sus madrigueras, mientras que otras veces cavan trampas en la
tierra para que los animales caigan. En todo caso, la caza en los Jivi significa varios días

internados en la selva. (Amodio. E, Ibarrola. D.2006, pág. 19).

A diferencia de la caza, la pesca es una actividad que los jivi hacen de manera individual.

Pescan con el uso del arco y la flecha o de pequeñas redes, nailon y anzuelo.

Una parte de los productos elaborados por los jivi son intercambiados con otros grupos

indígenas, como los piaroa, o comercializados en los mercados criollos, sobre todo en Puerto

Ayacucho, donde la presencia de familias jivi emigradas permite a las del interior tener una base

de referencia en la capital del Estado Amazonas para realizar sus actividades urbanas (comercio,

salud, educación, compras, cobro de sueldos, etc.). (Amodio. E, Ibarrola. D.2006, pág. 21).

Familia Guajibo- Pueblo Kuiba.

Son un grupo étnico muy pequeño, caracterizado por mantener vigentes aún muchas de sus

tradiciones. También en muchos casos se les llama Wamonae o Cuiva y anteriormente tenían una

vida nómada, habitan en los Llanos específicamente entre los ríos Meta, el Casanare y el Arauca,

se encuentran en el país de Colombia y en el estado de Apure, del país Venezuela.

Situado cerca del centro de las llanuras del Orinoco, el territorio de Kuiba está

aproximadamente delimitado por los paralelos 5 ° y 6 ° 34 ‘N y los meridianos 69

° 40’ O y 71 °. Dentro de Colombia, las tres bandas ocupan las orillas de los ríos

Casanare, Ariporo y Agua Clara; las otras tres bandas, en Venezuela, están

ubicadas en los ríos Arauca, Capanaparo y Cinaruco. (Anónimo, 2011).

El territorio consiste principalmente de sabanas cubiertas de hierba con palmeras y arbustos

dispersos, rotos solo por los ríos y el bosque de galería que bordea sus orillas.
Los Kuiba han pasado por muchas guerras e invasiones, que han influido ligeramente en las

prácticas políticas y culturales de ellos en algún momento. Aunque los europeos se han ido,

algunas palabras en español sobrevivieron. No hay evidencia que demuestre dónde se originaron

las palabras en español.

Hubo muchos intentos después de la invasión de 1533 que intentaron sacar a los Kuiba de su

territorio, pero, aunque los Kuiba tienen una población pequeña, su cultura ha permanecido en

gran medida sin cambios.

Este grupo renuente a las misiones y haciendas jesuitas del siglo XVII, se vio fuertemente

afectado a lo largo de los siglos XIX y XX, por el proceso de colonización ganadera y agrícola,

así como por la violencia bipartidista de la década de los cincuenta.

Costumbres:

La cosmología de Kuiba proporciona una serie de preceptos sobre el orden y las causas

generales de las cosas, que forma un sistema de explicación para la acción humana y que a su

vez puede tomarse como una guía moral para la conducta. Respecto a las costumbres que se

basan en su religión y creencia, hay dos rituales comunales, uno que celebra la pubertad

femenina y el otro organizado siempre que la comida es especialmente abundante y hay

suficientes participantes dispuestos en el campamento. Ambos rituales son ocasiones especiales

que pueden ser experiencias profundamente religiosas, pero que también brindan oportunidades

para el festín y el regocijo comunitario.

En su cosmovisión tradicional, el Curaca es el intermediario entre la comunidad y las fuerzas

sobre naturales. Se cree que es la única persona con capacidad para detener las enfermedades que
llevan a la muerte, mediante cantos medicinales basados en la magia de la palabra hablada. El

yopo, planta psicotrópica, ocupa un lugar preferencial en su cultura y su consumo se hace en

todo ritual.

De acuerdo a la tradición, los muertos se entierran sentados con los brazos cruzados

alrededor de las rodillas, mirando al oriente y acompañados de sus armas de cacería. Cuando el

difunto es varón, se desentierra a los cuatro o cinco años, se queman sus restos y las cenizas son

arrojadas al río.

Los Kuiba se identifican en función de su pertenencia a un río: Piwien el río Meta, Aito Pili en

el río Ariporo, Wai Piwi en el río Vachadia, Yorawiraxi en el río Capanaparo, Mayarazi en el río

Arauca y Tsiripuxi en el río Agua Clara.

Respecto a la medicina en sus costumbres, tienen la fiel creencia de que pueden controlar

ciertas fuerzas malévolas, ya sea para dañar o curar, y que estas provienen del conocimiento del

mundo, por lo tanto, está disponible para todos, pero aumenta con la edad. Cualquiera puede

curar; este no es el rol de ningún especialista, pero los Kuiba solo dicen alguien mayor que el

paciente puede ser realmente efectivo (esto explica por qué la enfermedad en personas mayores a

menudo es fatal).

Las artes expresivas de los Kuiba no dejan ningún rastro material, ya que toman la forma de

pintura corporal, baile comunal y varios tipos de canto que van desde patrones establecidos y

altamente repetitivos de canciones de baile hasta baladas improvisadas y personales

generalmente realizadas en la calma de la noche.


Cada banda vive y viaja dentro de un área de unos pocos miles de kilómetros cuadrados, que

todos reconocen como su propio territorio. Dentro de esta área, no hay asentamientos

permanentes y solo unos pocos sitios que las personas ocupan año tras año. Un sitio para

acampar es esencialmente una pequeña sección del bosque donde todos pueden colgar

cómodamente sus hamacas.

Lengua:

Kuiba, es un idioma Guahibana que es hablado por aproximadamente 2,300 personas en

Colombia y 650 adicionales en Venezuela. El término Kuiba se usa generalmente para describir

el grupo étnico en sí, aunque no se refieren a sí mismos como Kuiba. La mayoría de los que

hablan el idioma Kuiba es monoglot, por lo que el idioma se ve amenazado ya que la población

étnica en sí misma es de aproximadamente 2,950 y continúa disminuyendo.

Población:

La población total de Kuiba está entre 1,000 y 1,500. Toda el área cultural de Guahibo tiene

una población que probablemente se acerca a los 20,000.

La sociedad de los Kuiba se basa por una distinción entre en el sexo y la edad. Se dice que los

hombres y las mujeres son muy diferentes y totalmente complementarios. La división del trabajo

es estricta y va acompañada de la división sexual de muchos otros aspectos del orden social y

cosmológico.

La ideología de la complementariedad de los sexos se traduce en un intercambio en general

igual en la producción de alimentos, así como en la gestión de los asuntos sociales y políticos.
Dentro del grupo local y la banda, no hay formas institucionalizadas de poder político, pero

las opiniones de los miembros mayores de ambos sexos suelen tener más peso y, a menudo, se

respetarán. Sin embargo, las actividades sobre las cuales estas personas pueden ejercer cualquier

forma de autoridad se limitan principalmente a decidir si el grupo debe moverse a continuación o

tratar de resolver una disputa entre miembros de diferentes albergues.

La dirección de un grupo Kuiba, está en cabeza de un Capitán denominado waro, encargado

de dirigir la cacería colectiva, así como dar la apertura a los bailes rituales, ser anfitrión en las

fiestas y ceremonias, distribuir la comida dentro de la comunidad y solucionar los conflictos que

surjan dentro de ella.

Aunque es preferencial el matrimonio entre primos cruzados dentro de la misma comunidad,

hoy es frecuente la unión con los sikuani, piapoco y sáliba, dando origen al matrimonio

exogámico.

Sustento Económico:

Los miembros de las tribus Kuiba, se destacan por ser buenos cazadores y recolectores estos

se desplazan de manera estacional, tomando en cuenta el régimen de las lluvias y también los

recursos locales de su entorno, por lo general estos indios suelen estar radicados por ciertas

temporadas.

La mayoría de estos indios cazan con los instrumentos de arco y flecha, especialmente a los

siguientes animales venados, pecarís y lapas. Entre otros, en cuanto a las labores de pescas usan

los mismos objetos el arco y la flecha.


Con frecuencia recolectan los frutos y las cantidades necesarias de tubérculos silvestres,

huevos de tortuga, aves, y muchos más alimentos con los que producen su dieta diaria, también

usan recursos naturales para la realización de hamacas y hermosos brazaletes, toman las hojas y

los bejucos para crear canastos.

También en la mayoría de los casos cuentan con pequeños huertos donde se encargan de

sembrar desde yuca, ñame, batata, caña de azúcar, piña, tabaco. Y muchos frutos más que

forman parte de su entorno natural y de su alimentación básica y su sustento económico.

Familia Guajibo: pueblo Amorua.

La situación con la etnia Guajibo es complicada porque al estar inmersos en muchos

desplazamientos, su ubicación geográfica en Venezuela se ve definido solamente en la cuenca

del río Orinoco. La región de la Orinoquia es la menos conocida, son pocas las investigaciones

sobre la situación social e histórica de sus poblaciones. El concepto básico para identificarla es el

de cuenca hidrográfica, es decir, el área donde confluyen todas las aguas que van en dirección

del río Orinoco; esto incluye las laderas y vertientes andinas y el Macizo de las Guyanas. Es

sobre los márgenes del Orinoco y sus afluentes que las comunidades indígenas realizaban sus

correrías recolectoras. La gran cuenca constituye un área internacional entre Colombia y

Venezuela. (Zamudio L, 2012-2014, pág. 7).

Hasta el momento no se han realizado estudios significativos sobre la trayectoria de este

grupo ni sobre su situación actual. Algunos estudios sugieren que los Amorua, tradicionalmente

relacionados con otros grupos étnicos de afiliación lingüística Guahibo como los tsiripu, wipiwe
y mariposo, pudieran haber sido asimilados por grupos étnicos aledaños a su territorio. Otros

autores los han considerado como parte de la etnia Sikuani. (Zamudio L, 2012-2014, pág. 7).

Anteriormente fueron grupos seminómadas organizados en bandas locales y regionales, estas

últimas compuestas por un número de individuos no mayor a cien. Para 1970, se describían en la

etnografía como una sociedad heterogénea compuesta por bandas seminómadas y cultivadores

sedentarios unidos por la creencia en un ancestro común. (Zamudio L, 2012-2014, pág. 8).

Como resultado de la violencia bipartidista de los años cincuenta y del auge de la

colonización, se inició un proceso de reorganización de las bandas de los Amorua en el cual

algunos grupos migraron hacia otras zonas y otros modificaron su patrón de endogamia regional.

(Zamudio L, 2012-2014, pág. 8 y 9).

Costumbres:

Dentro de los rituales más importantes y que marcan sin duda el ciclo vital de la etnia están:

el "rezo del pescado", ceremonia de iniciación y de bautizo, que tiene una gran difusión entre los

grupos de la región. Su sentido general es preparar a la joven para la vida adulta. El Itomo, que

hace parte del ciclo de ceremonias del segundo enterramiento. Es uno de los principales rituales,

incluso, por encima del ritual de la primera ceremonia, donde el entierro es sencillo y sólo

interviene el Chamán. El ritual permite perpetuar la presencia del difunto y se convierte en una

actividad social importante. (¨Pueblo Amorua¨,2011, párr. 10).

Su sistema de representación tiene en la figura del Chamán al principal personaje de la vida

ritual y espiritual de la etnia. Desde esa perspectiva, el Yopo es la principal planta psicotrópica,
fundamental en la realización de cualquier ceremonia o ritual, aunque también es utilizada en

actividades de tipo social. (¨Pueblo Amorua¨,2011, párr. 14).

Respecto a su vestimenta, es similar a las demás etnias que se encuentran en su territorio (un

guayuco de tela o fibras de la zona), con la diferencia de que el uso de collares tradicionales

varía depende de las creencias. (¨Pueblo Amorua¨,2011, párr. 17).

Lengua:

El grupo conocido como Amorua o Hamorúa pertenece a la familia lingüística Guahibo.

Se refiere al Hamorúa como un dialecto o idioma sin clasificar, sin embargo la

variante dialectal hamorúa- jamorúa, del extremos nororiental del vichada,

presenta las características propias de la variante parawá, pero más radicalizadas

por ejemplo, Wau-Parawá owebi/hamoruá- awebi, “venado”; en el diccionario

figuran junas pocas voces de los nómadas del Tuparro, recogidas en ocasión de

visitas esporádicas que algunos grupos hacían a los sedentarios de Kotsipá,

poblado del bajo vichada; considero probable que su habla pertenezca a la

variante hamoruá. (Ministerio del Interior [Mininterior], 2010).

Población:

Su población se estima en 464 individuos que varían depende de su movilización, ya que son

una etnia en constante transición geográfica. En Venezuela su estimación es de 178 personas.

(¨Pueblo Amorua¨,2011, párr. 1).


En los grupos Amorua prevalece un tipo de organización familiar fundada en la autoridad del

suegro. La unidad de producción y consumo y la unidad residencial están constituidas

generalmente por una pareja adulta, los hijos e hijas jóvenes y las hijas casadas, con sus

respectivas familias. Con el crecimiento del grupo, los yernos tienden a construir viviendas

separadas. (¨Amorúa¨ 2017, párr. 20).

Poseen un sistema de parentesco dravídico, donde clasifican a los miembros de la comunidad,

y en general de la etnia, en dos categorías fundamentales: la de consanguíneos directos como los

progenitores, hermanos e hijos, lo mismo que los tíos, hermanos del mismo sexo que los

progenitores, hermano del padre y hermana de la madre y cuyas denominaciones se pueden

traducir como “padrecito” y “madrecita”, respectivamente; los primos paralelos, hijos de los

hermanos del padre y las hermanas de la madre, se asimilan a los hermanos, y los sobrinos y

sobrinas hijos de hermanos, se asocian a los hijos propios. (¨Amorúa¨ 2017, párr. 23).

En la categoría de aliados se considera a los hermanos de la madre y hermanas del padre,

quienes son a la vez suegros y suegras, pues son los progenitores de los primos cruzados o

esposos y esposas virtuales. En la generación inferior, los hijos de la hermana para un ego

masculino, y los hijos de hermano para un ego femenino se consideran como yernos y nueras que

ya efectivamente son quienes se casan con los hijos de ego. (¨Amorúa¨ 2017, párr. 24).

Sustento Económico:

La yuca como cultivo principal, caracteriza la horticultura de los grupos Amorua. Las

variedades de yuca amarga se siembran intercaladas hasta una docena por chagra, para lograr una

mayor y más larga producción en el terreno. En áreas de bajos y en zonas húmedas se siembran
los plátanos. La piña, fríjol, batata y ñame se cultivan en pequeñas extensiones al lado de los

yucales, mientras que cerca de las casas se siembran frutales como guama, mango, papaya,

cítricos, condimentos y plantas medicinales. Para la elaboración de la bebida alcohólica, Yalaki,

elaborada a partir de la yuca amarga, se siembra una yuquera adicional. La preparación de

nuevos terrenos (actividad que se realiza en diciembre), y algunas veces la siembra, se lleva a

cabo mediante el convite o unuma, convocado por el jefe del asentamiento. La siembra tiene

lugar en los días anteriores a las primeras lluvias. Después de unos ocho meses de sembrados los

yucales, la producción es continua, y como cada familia posee varios conucos en distintas fases

de desarrollo, las necesidades familiares se satisfacen ampliamente. (Zamudio L, 2012-2014,

pág. 10).

Familia Yaruro

Los Yaruro son un grupo indígena que vive ante todo en Venezuela cerca del río Orinoco y

sus tributarios. Viven de la caza, la pesca, la agricultura, labor pagada de diversos tipos y

artesanía. Tienen un idioma y religión distintos, aunque algunos se han convertido al

cristianismo.

Los Yaruro se encuentran ubicados en el departamento del Casanare, y en el estado de Apure

en Venezuela. En Colombia, se concentran en el resguardo Caño Mochuelo (Casanare), y

comparten este territorio con otros ocho pueblos: Tsiripu, Waüpijiwi, Cuiba Wamonae, Amorua,

Yamalero, Maibén, masiware, Sikuani y Sáliba.

El origen del pueblo Yaruro, de acuerdo con los relatos de algunos ancianos de San José del

Guaviare y del Vichada, hace referencia a la salida de la tierra de los primeros hombres en

territorios del Vichada. De San José pasaron a una zona cercana al río Meta a finales de la
década de los 40. Sin embargo, a partir de la guerra de 1948, se dividieron y algunos salieron

para Arauca y otros para Venezuela. La historia de los Yaruro, al igual que la de otros pueblos

indígenas de la región de la Orinoquía, está relacionada con las Guahibadas, es decir, la

persecución, cacería y matanza sistemática de indígenas a manos de colonos llaneros. Este

etnocidio fue legitimado por sus ejecutores a partir de un proyecto de expansión de frontera

agropecuaria promovido con el objetivo de limpiar las sabanas de serpientes, de tigres y de

indios y así liberar tierras para ser usadas en la ganadería extensiva. Esta cacería de indios en

ocasiones tuvo la connotación de práctica recreativa, semejante a la cacería de animales, y se

generalizó en los departamentos de Arauca, Vichada y Casanare desde de mediados del siglo

XX. (Según la página web ¨Los Pumé¨, 2012, párr. 1,2 y 3).

Los Yaruro enfrentaron intensos procesos de colonización que generaron una

fuerte pérdida de los saberes y de las prácticas propias de su cultura. La intensa

interacción con los colonos, mediada por la participación de los Yaruro como

mano de obra en el modelo de la hacienda, derivó en una transformación

progresiva de su identidad. A medida que iban siendo acorralados por el proceso

de colonización, se vieron obligados a desarrollar estrategias para mimetizarse y

adaptarse bajo formas campesinas y mestizas, con lo que esperaban disminuir el

rechazo y la discriminación que percibían en las interacciones con los colonos.

(Anónimo) párr., 8.

Costumbres:

En esta etnia, la enfermedad permite el viaje del doble espíritu del hombre o Pumetho viajar

hacia la esfera divina, esto constituye el principio fundamental de iniciación chamánica. El


Chamán cuenta su vocación: "Hamboreremerekode" (Yo he estado enfermo). Los términos para

designar la enfermedad y la muerte tienen la misma raíz (bombo). Respecto a esto, se entiende

que es necesario haber estado enfermo para poder curar a otros; cuando se está enfermo el

espíritu abandona el cuerpo y el único que se puede remontar a lo divino es quien ha estado

enfermo porque conoce el camino que devolverá el alma al cuerpo. La diferencia entre el

enfermo y el Chamán, es que él puede desprenderse del cuerpo a voluntad y en el enfermo, su

separación es involuntaria. En el curso de la enfermedad ocurren las revelaciones por medio de

sueños.

Todos los que han estado enfermos se orientan hacia el chamanismo. La vida del poblado gira

alrededor del terapeuta tradicional y se reconoce que son los más adecuados para resolver

problemas graves de salud. Los chamanes en este caso, ya sean masculinos y femeninos, se

encargan de curar las enfermedades cantando y bailando y así se da El Tôhé, un canto o

ceremonia que se hace por petición de uno o varios miembros de la comunidad que tienen un

pariente enfermo o por iniciativa del chamán. La ceremonia se realiza en un lugar despejado

orientado hacia el Este.

En el caso de la muerte, el difunto es enterrado con la mayoría de sus bienes; y, al parecer,

hacen un entierro secundario. Además cuando muere uno de ellos por cualquier causa, la casa

que habitaba la destruyen.

Las viviendo de los Yaruro solían ser de forma rectangular, de tres o cuatro metros de ancho,

por cinco a ocho metros de largo y cuatro de alto, el capitán u hombre de más prestigio tiene

casas de bahareque, los techos son de hojas o palmas de moriche. El fogón se encuentra en el
centro, alrededor se guindan los chinchorros y las mujeres fabrican los bolsos, las cestas, los

abanicos y artesanías de moriche, el bolso del yopo lo cuelgan en el techo de la casa.

Una creencia importante para esta familia es la concepción. El hombre deposita su energía en

la vagina de la mujer, el semen considerado como fuerza-energía y se cree que un hombre que

sea fuerte debe tener solo una relación con su mujer y dejar dos o tres noches antes de tener

nuevas relaciones. El acto es algo natural que debe procurar placer. La frigidez es causa de

separación y discriminación. El nacimiento se concibe en dos momentos: el embarazo y el parto.

El primero akekyri, cuando sabe del embarazo prescinde de alimentos pesados especialmente de

animales terrestres. El parto boara, tiene estrictas observaciones de la parturienta y su esposo;

con la ayuda de su madre, primas paralelas o hermanas, la parturienta se retira a una choza fuera

de la comunidad. Cuando la criatura nace se dirige al caserío donde permanece durante diez días

sin realizar ninguna actividad; la madre con todos sus objetos personales se refugia en un rincón

de la choza y todo lo que toca durante ese tiempo de reclusión que dura un mes, debe ser

quemado cuando vuelva a la vida normal. (Rodríguez J, 2012, párr. 4, 5 y 6).

Lengua:

El Pumé o Yaruro es una lengua viva nativa americana y oficial de las comunidades de la

etnia de los Yaruros que viven al sur del estado Apure, en Venezuela, quienes habitan

principalmente en las llanuras de los ríos Arauca y Sinaruco. Su rama lingüística es

independiente, por lo que se le considera una lengua aislada y de tradición oral, siendo su

escritura una respuesta socio-científica para su estudio y divulgación, derivando en publicaciones

bilingües Pumé -español- Pumé. (Rodríguez J, 2012, párr. 15).


Población:

Las etnias Yaruros la conforman 48 comunidades, Cerca de 6.300 habitantes. Anteriormente,

el sistema de gobierno propio del pueblo Yaruro estaba bajo el mando del capitán y del médico

tradicional, pero actualmente este sistema ya no existe. Hoy en día, la comunidad se estructura

bajo el mando de un capitán, un guardia, los ancianos y un representante por cada sector de

mujeres, jóvenes y salud. Así mismo, a partir del año 2008 la comunidad maneja un reglamento

interno para el fortalecimiento de la justicia propia. Al cometer una falta, el capitán se reúne con

el comandante de la guardia y deciden los castigos para el acusado.

Las comunidades de la etnia Yaruro son conformadas por varias familias encargadas del

orden social, teniendo como base la guía espiritual de un chamán, con poder curativo, político e

ideológico.

Las mujeres tienen un rol muy importante dentro de la comunidad, ya que son las encargadas

de transmitir todos los conocimientos, las historias, los cuentos y los saberes del pueblo. Las

madres son las encargadas de enseñar la fabricación de las artesanías y otros oficios del hogar a

sus hijos. Así mismo, las mujeres tienen una gran participación en las reuniones que se realizan

con organismos externos para tomar decisiones sobre el resguardo. (Rodríguez J, 2012, párr. 13).

Sustento Económico:

La actividad agrícola se desarrolla en conucos y se siembran principalmente yuca amarga y

maíz. Pescan en los ríos, cazan y recolectan en los bosques de galería y, en menor grado, en la

sabana. En las últimas décadas, los Yaruro se han visto obligados a compartir su territorio

ancestral con la población criolla debido a que, con el paso del tiempo, sus tierras han sido
reducidas y han tenido que competir con los criollos por los mismos recursos. La mayoría de los

Yaruros aún conserva sus ricas tradiciones culturales.

La Horticultura es la actividad básica de subsistencia, cultivan sus huertas en las vegas de los

ríos y conucos en los bosques de galería dando paso a la agricultura y la tala y quema, que es

incipiente. De igual forma, la caza y la pesca fueron actividades adicionales que permitieron

complementar la dieta alimentaria. Se emplea la misma palabra aetei y a los alimentos obtenidos

de ambas actividades y se les denomina bararea. Estas actividades, actualmente, no son

frecuentes debido al incremento de la ganadería.

Respecto a la pesca, la carne de pescado es considerada un alimento inferior porque se

descompone muy rápido causando trastornos de salud. Para esa actividad se cuidan de no utilizar

siempre el mismo caño para evitar la muerte de los animales del lugar. En las lagunas y caños,

después de buscar un sitio se barbasquea para recoger el pescado. En esta actividad utilizan el

arpón, el arco, la flecha y trampas o cercados que ponen en los caños.

La cacería se hace respetando los ejemplares jóvenes. Se emplea la táctica del camuflaje

para la caza de venados, garzas, gabanes, garzones; por ejemplo, para cazar un venado ponen un

gorro en un trozo de madera imitando la cabeza y el cuello del garzón soldado y se pintan el

cuello blanco; para cazar gabanes, garzones y garzas se ponen plumas en los hombros.

La recolección se practica en la estación seca y los que más contacto tienen con los colonos

no lo hacen. Los frutos, granos y raíces los recolectan las mujeres y la miel y resinas las

recolectan los hombres.


Para extraer raíces se emplea la coa, se recolecta moriche, macanilla, chiga para extraer harina

o hacer bebidas. Durante la época de verano se recolectan los huevos de tortuga, iguana y baba.

(Según la página web ¨Los Pumé¨, 2012, párr. 5 y 6).

Familia Puinave

Los Puinave son un pueblo amerindio que habita en aldeas dispersas en la cuenca del río

Inírida en el departamento del Guainía y el oriente del departamento del Guaviare, al oriente de

Colombia y las fronteras con este país de Venezuela y Brasil. Ocupan una zona transicional entre

la selva amazónica y los Llanos de la Orinoquia. (Anónimo, 2013, párr. 1, 2).

Al momento de la conquista los Puinave eran la nación del Barragán, una

provincia que se extendía a lo largo del Orinoco hasta la desembocadura del río

Arauca. Durante las sucesivas exploraciones de la orden jesuita se poblaron

misiones con indígenas Puinave. En el Meta, por ejemplo, conformaron la misión

jesuita de San Miguel de Macuco, la hacienda-misión más rica del río Meta.

Franco (1997) pag. 12 y 13.

Por su parte, los indígenas que permanecieron en el Orinoco desaparecieron en su mayoría,

mientras que los que se encontraban en la costa del río Meta y en los ríos Cinaruco o Sinaruco

fueron trasladados a las misiones, junto con otros grupos étnicos. Además, otras circunstancias

históricas motivaron su migración en el siglo XVIII hacia su actual territorio. Entre éstas, se

destacan las constantes incursiones Caribes en busca de esclavos para el comercio con ingleses y

holandeses. A partir de entonces los diferentes pueblos de la región han enfrentado procesos de

adaptación cultural que en muchos casos han dado inicio a relaciones étnicas que antes no

existían. Mantenían un patrón de residencia nómade, en función de la caza y la recolección de


productos silvestres. Debido a las incursiones de otros grupos que habitaban en el territorio,

migraron hacia las riberas del río Inírida. (Anónimo, 2013, párr.3).

Costumbres:

Estas comunidades estaban establecidas cerca de las selvas y por esta razón habitaban en

casas de forma circular, donde la construcción parte de un techo de paja, unos barrotes de madera

y las paredes hechas de adobe. Además de lo mencionado anteriormente de la misma forma,

entre las costumbre se tiene la referencia de que estos grupos han desarrollado un tipo de

artesanía tradicional, que incluso llega a ser muy variada ya que incluye materiales como la

cerámica, y todo lo que conlleva la cestería y los tejidos de algodón. Por otro lado, una

manifestación importante de sus costumbres viene dada por la unión en matrimonio donde el

esposo pasa a formar parte de la comunidad de la mujer, estando al servicio incluso de sus

padres. (¨Puinave¨, 2019 párr. 3).

Además de los casos mencionados anteriormente como parte de las costumbres, llevan a cabo

tradiciones fúnebres donde entierran a las personas fallecidas en chinchorros, si se trata de

hombres son enterrados con su arco y su flecha, y si se trata de las mujeres son enterradas con

sus ollas y otros utensilios del hogar. (¨Puinave¨, 2019 párr. 5).

La familia Puinave, a su vez, tenía clanes asociados a un río y a un ancestro mítico particular.

Los 24 clanes patrilineales eran: danta, lapa, tigre, mico maicero, perro de agua, hormiga

bachaco, nutria, yuca, culebra, barro, loro, raudal, loro guacamayo, tortuga morrocoi, tortuga

terecay, fuego, estrella, garza, armadillo cachicamo, perro, mono churuco, piapoco-tucán- palma

de seje y chupaflor. Los clanes dominantes eran el Yap -danta-, Det -lapa- y Tim-Yuca-. Se

practicaba la exogamia a nivel del clan.


Tienen una rica tradición de rituales religiosos. Por ejemplo, la ceremonia yurupary, que

devuelve el equilibrio a todos los seres y restablece las conexiones ancestrales. Es un rito de

pasaje que marca el momento en que los jóvenes dejan el mundo de las mujeres y los niños, para

tomar sus responsabilidades adultas. (¨Puinave¨, 2019 párr. 7 y 8).

Lengua:

La mayoría de especialistas consideran que el idioma Puinave es una lengua aislada, aunque

otros lingüistas han propuesto que estaría relacionado con las lenguas makú. Su lengua pertenece

a la familia lingüística maku-puinave, a la cual también pertenecen otras lenguas de la zona

como el jupda, cacua, nukak y yuhup. Una gran proporción del pueblo Puinave habla su lengua

nativa, aproximadamente el 87,5% de la totalidad de personas que lo conforman. En cambio, tan

solo el 3% de indígenas Puinave no la entiende ni la habla, por lo que se puede afirmar que la

lengua cuenta con unos índices de vitalidad altos. Sin embargo, es importante que se tengan en

cuenta algunos datos que pueden hacer variar esta condición. (¨Puinave¨, 2019 párr. 4).

Población:

El Censo DANE 2005 reportó 4318 personas auto reconocidas como pertenecientes al pueblo

Puinave, de las cuales el 50,3% son hombres (2.175 personas) y el 49,6% mujeres (2.143

personas). El 92,3% de la población 3.989 personas, se localiza en el departamento del Guainía.

Le siguen el departamento de Vichada con el 3,8% de la población (168 habitantes), Valle del

Cauca con el 0,6% (29 habitantes). La población Puinave que habita en zonas urbanas

corresponde al 43,8 % (1.893 personas), cifra inferior al promedio nacional de población

indígena urbana que es del 21,43% (298.499 personas). (Anónimo, 2013, párr. 7).
Lo que corresponde a la organización social de estas comunidades indígenas se presenta la

figura de un cacique, el cual tiene cierta autoridad política, de igual forma sucede con la figura

de un brujo, el cual tiene cierta relevancia y es denominado como paisán.

Dentro de la familia la organización se basa en un sistema de rango interno fundamentado en

el estatus generacional y el orden de nacimiento (Triana, 1987:103). En el presente son comunes

las alianzas matrimoniales con grupos kurripaco, cubeo y piratapuyo. (Anónimo, 2013, párr. 15).

Sustento Económico:

A pesar de las aparentes limitaciones de nutrientes de los suelos encontrados en la

región y de las condiciones ecológicas, posiblemente desfavorables en

comparación con otros ecosistemas de la Amazonia colombiana para el sustento

de una comunidad indígena, se encontró que dentro del territorio se aprovechan

los recursos ampliamente en los diferentes ecosistemas, adaptando estrategias de

manejo que han permitido establecer 14 espacios de uso en 10 unidades del

paisaje reconocidas, con más de un uso o más de una actividad desarrollada en

cada una, lo que confirma que el conocimiento de los habitantes de esta región

sigue siendo un aspecto importante para el total aprovechamiento de estos

ecosistemas y establecer un manejo sostenible de los recursos. Muchas de las

actividades de autoabastecimiento como el conuco se han visto afectadas, tanto en

la diversidad de productos que se siembra como en el uso de las áreas, por el

intercambio de otros productos y medicinas provenientes del mercado; y aunque

este factor no es tan definitivo por ser una comunidad alejada del pueblo; la

presencia del internado (con docentes principalmente no indígenas), el restaurante


escolar y el puesto de salud, son entidades que indiscutiblemente atraen el

comercio y el intercambio de productos, remplazando así, el uso de algunos

recursos locales por productos traídos del pueblo. Palacios M, (2011), pag 196.

Así pues, podemos observar que gran parte del desarrollo económico y productivo del pueblo

Puinave está organizado de tal manera que el aprovechamiento de sus recursos vaya

directamente de la mano con los ecosistemas que se presentan.

Familia Quechua, etnia Inga.

El pueblo indígena Inga o Ingano, es el grupo quechua cuyos territorios se encuentran más al

norte, situados en Colombia, en el actual departamento de Putumayo, norte de Nariño, sur del

Caquetá y la «bota» caucana. Descienden de la población instalada por el inca HuaynaCápac en

Mocoa y el valle de Sibundoy (Putumayo), en 1492 tras someter a los Camsá. Se trataba

básicamente de mitimak-kuna o comunidades militares agrícolas y de mercaderes dedicados al

comercio exterior y la recopilación de información, unos y otros al servicio del Imperio incaico.

Estos quechuas estaban asentados en el extremo norte (Chinch) de los límites del Imperio. Al

dividirse éste en 1527, entre los seguidores de Huáscar y Atahualpa, comenzó un período de

aislamiento para ellos, que se agudizó al producirse la destrucción del Imperio en 1533 y la

invasión española de la región en 1538. (Ministerio del Interior [Mininterior], 2012).

Costumbres:

Los Inga son médicos tradicionales por excelencia y poseedores de un gran conocimiento de

las plantas. El yagé, planta que manejan en diferentes formas, es considerado como el medio a

través del cual se revela el mundo terrenal y espiritual de la inga y elkamëntsá. Es por medio del

uso del yagé como el Chamán hace contacto con los creadores. Para este grupo, el matrimonio
representa un vínculo indisoluble realizado tanto por la ceremonia católica como tradicional. La

familia de carácter nuclear y el espacio familiar gira alrededor del fogón. Las viviendas son de

tipo campesino, por lo general rectangulares con tres o cuatro habitaciones. (Morales N, 2015,

párr.1)

El sistema de parentesco Inga está determinado por el género; se traza patrilinealmente para

los hombres (el apellido pasa del abuelo al padre y al nieto) y matrilinealmente para las mujeres

(de la vuela a la madre y de la madre a la nieta). De igual manera existe un escalafón de edad que

se extiende a toda la comunidad en donde los tíos son vistos como mayores, los primos como

iguales y los sobrinos como menores. (Morales N, 2015, párr.2)

Lengua:

Su lengua es el quechua inga, clasificada como parte del quechua norteño, rama del idioma

quechua, también hablado en Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, y Argentina. (Ministerio del Interior

[Mininterior], 2012).

Población:

Según el censo reciente, 15.450 personas auto reconocidas como pertenecientes al pueblo

Inga, de las cuales el 50% son hombres (7.725 personas) y el 50% mujeres (7.725 personas). El

pueblo Inga se concentra en el departamento de Putumayo, en donde habita el62, 4% de la

población (9648 personas). Le sigue Nariño con el 16,6% (2567 personas) y cauca con el 4,4%

(681 personas). Estos tres departamentos concentran el 83,5% poblacional de este pueblo.
La población Inga que habita en zonas urbanas corresponde al 27,7% (4.280 personas), cifra

superior al promedio nacional de población indígena urbana que es del 21,43%. (Morales N,

2015, párr.6).

Sustento Económico:

Son en primer lugar agricultores. Cultivan maíz, fríjol, calabazas, sijse, maní y ají, entre

otros. Son también en menor escala ganaderos y avicultores (se destacan en la cría de pavos).

Practican también la caza y la pesca para complementar su alimentación. Una característica

propia de los ingas es su amplia actividad comercial migratoria, que los ha llevado a diferentes

lugares de Colombia, Venezuela, Centroamérica y las Antillas. En Cali y Bogotá, por ejemplo,

existen comunidades migrantes con Cabildos como autoridad propia legalmente reconocida.

(Ministerio del Interior [Mininterior], 2012).

Familia Jirajara

Estaban ubicados en los estados Falcón, Lara Yaracuy, y los llanos de Apure. La tribu de los

indios Jirajaras, eran descendientes de los indios Caribes, a la fiereza de estos, le agregaron la

nobleza y una valentía temeraria y resolvieron pelear por sus valles y sus mujeres, hasta el

holocausto; ya que sus mujeres eran muy bonitas, bellas y hermosas y los conquistadores

luchaban con locura para arrebatárselas, pero cuando el combate de Agua Caliente, en el Pantano

asaltaron la casa del fundador del Real de Mina, Capitán Juan Bautista Veintemilla, lo mataron

pero perdonaron la vida de las mujeres y niños. La tribu Jirajara, con su gran cacique "Parífano",

fue aquella puso en alto el honor, la inteligencia y la grandeza del alma y el coraje gallardo de

nuestra raza primitiva. (¨Ecoturismo Gayón¨, 2010, párr. 1).


Costumbres:

La familia Jirajara y sus aledaños se vestía con una pequeña falda tejida de fibra vegetal que

solo cubría los órganos reproductivos, para evitar exponerlos al clima o para protegerlos de

cualquier accidente ocurrido dentro de las jornadas laborales, jamás lo cubrían por vergüenza o

pudor ya que la sexualidad era concebida como una condición natural de cada ser humano muy

lejos de los impulsos morbosos que genéticamente por desgracia nos transmitieron los europeos

con las violaciones hechas a nuestras abuelas ancestrales. El resto de sus cuerpos esbeltos y

fornidos estaban decorados con hermosos motivos pintados con una tinta llamada Bariquí.

(¨Ecoturismo Gayón¨, 2010, párr. 2).

En los entierros y mortuorios tienen los mismos ritos que los Achaguas, si bien es verdad que

son muy especiales las demostraciones de sentimientos que hacen con sus difuntos las mujeres

que quedan viudas y los hijos. (¨Ecoturismo Gayón¨, 2010, párr. 3).

En los entierros y mortuorios tienen los mismos ritos que los Achaguas, si bien es verdad que

son muy especiales las demostraciones de sentimientos que hacen con sus difuntos las mujeres

que quedan viudas y los hijos. (¨Ecoturismo Gayón¨, 2010, párr. 5).

Respecto al matrimonio, algunos días antes de la boda salen a montear las dos parentales de la

novia y el novio, unos se preocupan por pescar y en cazar otros. El padre del novio lleva a su hijo

a casa de la novia el mismo día del casamiento; La madre de la que se va a casar saca a su hija a

la sala o portal del caney, entonces el suegro echa a la nuera una sarta de quiripa al cuello y la

suegra al yerno otra y los sientan juntos, pone la madre junto a su hija un tinajón grande lleno de

chicha para que vayan repartiendo entre los invitados de los dos parentales, beben y comen de la

casería y pesca.
No adoran ídolos pero se dice que hay dos dioses hermanos, uno mayor que otro en edad, del

dios mayor dicen, que lo crio todo de nada y que destruyo en un diluvio a todos los hombres en

castigo de sus pecado, pero que después el dios menor bajo de los cielos a la tierra a propagar el

linaje humano que pereció en el diluvio y que vivió en el mundo siendo emperador de todos.

(¨Ecoturismo Gayón¨, 2010, párr. 6 y 7).

Lengua:

Los Jirajara pertenecían a la gran familia lingüística Nuarhaca. Desde el punto de vista de la

agrupación lingüística, varios etnólogos distinguieron el área de los arawakos occidentales que

comprende que los caquetíos estaban inmersos en este dialecto. (¨Ecoturismo Gayón¨, 2010, párr.

1).

Sustento Económico:

Fueron reconocidos recolectores de frutas y cazadores, resguardándose en los lugares de

difícil acceso (las montañas) para preservar la integridad física y sus modos de vidas

ancestrales.

Para obtener peces como boca chico, la palambra, las lizas, sardinas, puyón y saltador,

utilizaban anzuelos hechos con huesos, arpones y tarrayas. Esta Cultura también desarrollo el

sistema de pesca por emborrachamiento, que consistía en utilizar el extracto de la raíz de una

planta llamada “Barbaco” que atontaba a los peces y de esta manera solían sacarlos con mayor

facilidad y así mantener una economía sólida con las etnias cercanas. (¨Ecoturismo Gayón¨,

2010, párr. 8).


Familia Jodi

Los Jodi fueron el último pueblo indígena de Venezuela en establecer contacto con las

poblaciones aledañas no indígenas y, como consecuencia, son considerados uno de los pueblos

menos conocidos. Son alrededor de 900 personas que se asientan de manera accesible y dispersa

en ambientes ecológica y culturalmente diversos (piedemontes y valles intermontaños) de la

Sierra de Maigualida, en el extremo nororiental del Estado Amazonas y el suroccidental del

Estado Bolívar, en la Guayana venezolana. Esta región montañosa, de unos 7.000 km (máxima

altitud 2.400 msnm), se extiende por 300 km (Huber 1995b:42) y está cubierta por bosques altos

y densos (pluvial, rivereño, premontano, montano y de galería) excepto por arriba de los 2.000

msnm, donde prevalece la flora tepuyana–y por mosaicos de formaciones transicionales de

sabanas y arbustivas a alturas inferiores. La diversidad botánica local, inter local y regional

registrada en Maigualida es la más altareportada para la Guayana venezolana, siendo las familias

botánicas más ricas y dominantes las siguientes: Fabaceae, Burseraceae, Moraceae, Sapotaceae y

Arecaceae. (¨Hoti¨, 2012 párr. 1 y 2).

Costumbres:

Los Jodi se conocen por desplegar mucha energía para recolectar miel, siguen siendo

cazadores sobre todo. Utilizan para capturar a sus presas animales varias trampas, lanzas y otras

cerbatanas que lanzan flechas venenosas. Ellos no conocen el arco. Por otro lado, saben cómo

emplear perros a su lado, siendo estos los únicos animales que han domesticado. Viven en las

chozas y disfrutan toda la atención y el afecto del cabeza de familia. (¨Descubre todo sobre los

Hoti¨ 2015, párr. 6).


A finales del período otomano, la tribu de Jodi consistía en 500 hogares católicos y 23

musulmanes que incluían la familia del bajraktar (cacique). En la era moderna, la mayoría son

seguidores de la fe católica romana y celebran a San Juan Bautista (ShënGjoni o Shnjoni) como

su día de «fiesta». El día (29 de agosto) conmemora el martirio (decapitación) de San Juan

Bautista. Los rituales chamánicos que la práctica de Jodi requieren el uso de especies de plantas

alucinógenas. . (¨Descubre todo sobre los Hoti¨ 2015, párr. 7).

Viven casi desnudos y de hecho, están poco enmarcados por las leyes. Los Jodi tampoco

tienen un líder y los contactos entre ellos son raros.

La primera mención a los Jodi en la literatura etnológica es la hecha por un misionero católico

en 1913 en un estudio de los Yecuanas, que en ocasiones son sus enemigos. El primer contacto

con un grupo de catorce personas que todavía utilizan ejes gruesos tallados en piedra y se habría

realizado en 1961. (¨Descubre todo sobre los Hoti¨ 2015, párr. 8).

Lengua:

El idioma Jodi (también joti, hodï, waruwaru, yuwana o shikana) es una lengua aislada

hablado por los Jodi en la zona del estado Amazonas al Este y Nordeste de San Juan de

Manapiare. La mayoría de los Jodi son monolingües de un idioma probablemente aliado la

familia Sáliba. Las 25 comunidades jodï censadas han estado expuestas a grados disímiles de

contactos (con otros indígenas, criollos, misioneros, militares), lo cual ha generado un rango

multicolor de cambios culturales.

El Jodi es una lengua de difícil clasificación y no existe acuerdo sobre cuál es su parentesco.

Por la larga vecindad, se registra frecuentes intercambios de palabras con la lengua piaroa, de la

familia sáliba. Investigadores señalan la posibilidad de un parentesco genético entre el Jodi y esa
familia, otros han encontrado similitudes léxicas con las lenguas makú y han propuesto clasificar

el idioma Jodi dentro de la familia Puinave-Makú. (¨Hoti¨, 2012 párr. 5 y 6).

Población:

El censo indígena de Venezuela de 1993 registró 643 Jodi, distribuidos en 25 comunidades;

en 2001 fueron censados 767 y se calcula que en la actualidad llegan a 900, pues su población

está en franco crecimiento. La mayoría de su población mantiene una forma de vida bastante

similar a la aquí descrita. Un 40% de los Jodi vive en comunidades pequeñas (5-25 personas) y

dispersas y 60% de la población se ha nucleado en dos comunidades de misión en las últimas dos

décadas. Su población está organizada en bandas variables, altamente móviles y con pocas

denticiones estructurales precisas. Poseen en cambio sentidos de pertenencia esencial por

interacción cotidiana que trascienden la consanguinidad y están sustentados en la circulación y

transmisión de bienes, materias, sustancias, servicios y alimentos que dan forma a la

socialización, identidad y consubstanciación de los miembros del grupo residencial. Incluso en

las comunidades de misión las casasse disponen en vecindarios ocupados por parientes

provenientes de las mismas regiones territoriales, que se parecen en tamaño, cooperación

económica y estructura de parentesco a sus bandas originarias. Los Jodi no observan una

marcada división del trabajo, tienen un mínimo repertorio de roles sociales, carecen de

segmentación social y tienen una notable ausencia de nombres personales. (¨Hoti¨, 2012 párr. 15

y 16).

Producción Económica:

El Jodi ha sido clasificado durante mucho tiempo como cazador-coleccionista. Están usando

agricultura de tala y quema, esta práctica es posible gracias a la gran precaución que le dan al
fuego, una precaución tanto más importante que es difícil iniciar uno en su ambiente muy

húmedo, lo mantienen constantemente y lo transportan con ellos.

La economía Jodi se basa en la caza y la recolección de recursos silvestres, la agricultura y la

pesca. Ellos dedican alrededor del 80% de su tiempo de trabajo al complejo caza-recolección y

alrededor del 20% a las tareas agrícolas. Aunque inventarios realizados en 125 conucos Jodi

arrojaron un total de 55 diferentes cultivos entre los que destacaban: aguacate, ají, algodón,

arroz, auyama, batata, calabaza, cambur, caña de azúcar, cocura, curagua, frijoles, guama,

guayaba, jengibre, lágrimas de San Pedro, lechoza, limoncillo, maíz, mango, maní, mapuey,

ñame, onoto, patilla, pijiguao, piña, plátano, tabaco, totumo, yuca.

La ingesta de estos carbohidratos está determinada por la disponibilidad de los productos

durante las diversas épocas del año (maíz, agosto-octubre; ñame, diciembre-febrero; batata,

enero-abril; yuca, mayo-julio).El complejo plátano-banana se consume durante todo el año y en

este sentido se lo puede considerar el más importante desde el punto de vista energético.

La otra fuente de alimentaria y económica de los Jodi son los insectos que pasan un buen rato

cazando en sus casas y en sus cuerpos. La carne y las pieles también se intercambian con las

vecinas Yecuanas por ollas y sartenes que son los únicos objetos Jodi con cestas y que se

utilizan para los viajes. (¨Descubre todo sobre los Hoti¨ 2015, párr. 13).

Familia Piora, etnia Wothjoja

Los piaroa son un pueblo indígena que vive en las orillas del Orinoco y sus ríos tributarios en

la actual Venezuela y en algunas otras zonas del país nombrado y de Colombia. El grupo étnico

uwotjuja, más conocido como piaroa en Venezuela, y en Colombia como dearuwa y wotuja,

pertenece lingüísticamente a la familia saliva y se encuentra establecido en los Estados


Amazonas y Bolívar de Venezuela, en la ribera derecha del Orinoco medio. Los piaroa viven

generalmente en pequeñas comunidades que no llegan a cien individuos, separadas entre ellas

por una distancia de más o menos un día de camino. (¨Piaroa¨, 2015. Párr. 1).

Costumbres:

El reducto más puro de la cultura tradicional piaroa se encuentra en el Alto Cuao, una zona

cabecera de acceso difícil caracterizada por una topografía muy accidentada y cubierta por una

capa densa de bosque. Allí, los habitantes mantienen formas culturales relativamente autóctonas,

tales como: asentamiento disperso y seminómadas, una tecnología simple en la cual los

artefactos tradicionales son todavía conspicuos, una economía de subsistencia, una red de

microcircuitos de intercambios comerciales entre comunidades vecinas y la religión autóctona.

También mantienen elementos de su cultura material como los guayucos blancos de algodón

adornados, casas comunitarias de forma cónico-elíptica con techos de palma que llegan hasta el

suelo, cerbatanas con flechas humedecidas con curare, pinturas vegetales, embarcaciones

monóxilas y canaletes. (Amodio, Pérez y Poblete, 2006, pág. 11).

La cultura piaroa es producto del mestizaje de los sobrevivientes de otros grupos indígenas

que habitaban su actual territorio y que por un efecto de gravitación demográfica se concentraron

y mezclaron con los grupos montañeses de piaroa, quienes habían logrado resistir mejor los

efectos despobladores de la colonización gracias a su dispersión demográfica y al difícil acceso

de sus territorios. Por ello, uno de los perfiles más resaltantes de su conformación sociocultural

es la mezcla de rasgos, que en algún momento debieron pertenecer a grupos desaparecidos de su

actual territorio como los maipuri, los avani, los sereu, los mabu, lo quiruba y los atures, entre

otros. (Amodio, Pérez y Poblete, 2006, pág. 11).


Otros piaroas que han migrado río abajo son más transculturizados. Estos viven en

comunidades nucleadas y sedentarias, han adoptado vestimentas no tradicionales, están

integrados a los mercados regionales, tienen contactos frecuentes con los pueblos criollos y han

adoptado religiones occidentales. (Amodio, Pérez y Poblete, 2006, pág. 12).

Un hecho que resalta de los piaroas es su negación absoluta al ejercicio de la violencia física o

verbal. Severos en su autocontrol (cuando no median factores perturbadores como el alcohol),

rigurosos y disciplinados, se horrorizan de aquel que no es capaz de domesticar sus emociones.

Por ello, frente a las destemplanzas tienden a huir temerosos del peligro representado por el

descontrol. El homicidio es desconocido debido a la creencia de que quien lo comete muere

inmediatamente en horribles condiciones. (Amodio, Pérez y Poblete, 2006, pág. 12).

Lengua:

Los piaroas hablan el idioma sáliba y sólo en los últimos tiempos se ha desarrollado sistema

de escritura para dicha lengua. En el país vecino Colombia, esta solo cuenta con las dos

representantes que dan origen a su nombre, las lenguas piaroa y sáliba (la última se habla en los

departamento del Meta y Casanare, y en la República de Venezuela). (¨Piaroa. Ubicación,

cultura, costumbre y más¨ 2013, párr. 4).

Población:

El Censo de Población y Vivienda, realizado en 2001 por el Instituto Nacional de Estadística,

contabilizó 14.494 individuos que se autodefinen piaroa, de los cuales 12.558 en comunidades y

1.936 fueran del territorio del grupo, sobre todo en urbes.


Los piaroa son notables por lo igualitario de sus sociedades, que algunos científicos describen

como anarquistas. Estos ponen un gran valor en la autonomía y libertad individuales y son

conscientes de la importancia de asegurar que nadie esté bajo las órdenes de alguien más. Para

esto también se preocupan de que nadie tome control sobre recursos socioeconómicos que

permitan limitar la libertad de otros. La jerarquía de los piaroas es modesta y a pesar que los

líderes comunales siempre son hombres, algunos expertos llegan incluso a dudar del dominio

masculino sobre los habitantes. (¨Piaroa¨ 2015, párr. 12).

Sustento Económico:

Los piaroas se consideran socios comerciales confiables del Amazonas venezolano cuya

actividad es un rasgo definitorio de la sociología de este grupo. Sin embargo, la actividad

comercial que antes era extremadamente diversificada e incluía bienes de distintos renglones

como instrumentos de trabajo, alimentos, ornamentos, bienes rituales, resinas y colorantes, se ha

limitado a los bienes agrícolas requeridos por las poblaciones criollas. Una buena proporción de

frutas y subproductos de la yuca consumidos en Puerto Ayacucho llegan gracias al comercio con

los piaroa.

Su subsistencia está basada en el cultivo de rotación, la cacería, la pesca y la recolección de

vegetales silvestres y micro fauna tal como arañas, orugas, lombrices, bachacos, termitas, cicadas

y larvas. Además de las actividades directamente dirigidas a la obtención de alimentos, un

aspecto integral de su economía de subsistencia es la manufactura de varios artefactos

tecnológicos: cestas, alfarería, madereras, pinturas, venenos, tejidos, mecates, antorchas,

plumaje, collares, ceras, gomas, máscaras, cerbatanas, tela de corteza y totumas.


Esta industria nativa se basa en el conocimiento y uso de un gran número de plantas del

hábitat piaroa. Los artefactos no solamente son utilizados en los trabajos explotativos,

domésticos y religiosos sino también constituyen la base de un sistema intracomunitarios de

intercambio por medio del cual los piaroa obtienen también los bienes occidentales (los

cuchillos, anzuelos, ropa, mostacilla, etc.). (Amodio, Pérez y Poblete, 2006, pág. 23).

Familia Tupi Guaraní

Los tupíes engloban diversas etnias diferentes que hablan lenguas tupí-guaraníes. La familia

lingüística tupí-guaraní es una de las principales familias lingüísticas de América del Sur. La

región originaria de las lenguas tupíes podría haber sido la región de Roraima o alguna otra

región cercana dentro de la selva amazónica, y posteriormente se expandieron hacia el sur y

gradualmente ocuparon la costa atlántica.

Los Tupi Guaraní son descendientes de las tribus guaraní que cruzaron el Chaco en el siglo

XVI, y se asentaron en los confines del imperio incaico.

Uno de los mayores esfuerzos que tuvieron que hacer los Tupi Guaraní para poder mantener

su cultura en los nuevos territorios y durante la colonia fue precisamente la defensa del sentido

mismo del Arete Guazu. Las ceremonias colectivas fueron el motor para mantener la unidad del

grupo en funcionamiento. Los Tupi Guaraní lucharon durante tres siglos para proteger sus tierras

y sus mujeres y condición de hombres libres.

Finalmente, para defender el Arete Guazu, hicieron un gran paquete con sus muchas

manifestaciones culturales, unificando las distintas ocasiones que convocaban a celebrar el ritual,

y lo camuflaron entre la confusión del carnaval de los blancos. En esa ceremonia proliferan

elementos heterodoxos, signos de los múltiples contactos con otros pueblos indígenas,
especialmente los andinos, junto a rostros Chané de madera o aún ropas criollas. (Anónimo,

2018, párr. 1).

Costumbres:

Una de las costumbres más importantes en el pueblo guaraní era el culto a los muertos. Para

ellos cuando una persona moría su espíritu no abandonaba la comunidad, lo que quiere decir que

los antepasados y los héroes míticos estaban presentes siempre. (Anónimo, 2018, párr. 1).

Pero más allá de la simbología, los guaraníes creían que los espíritus habitaban los adornos

que los representaban y recordaban, por lo que existía una relación bastante estrecha entre el

mundo de los vivos y los muertos. (Anónimo, 2018, párr. 2).

Esta relación y vínculos se expresaba a través de la ayuda que ofrecen los muertos a los vivos,

pues estos los proveen de alimentos, envían lluvias para las cosechas, los cuidan, estimulan y

favorecen durante la guerra. (Anónimo, 2018, párr. 3).

Como recompensa los vivo deben ofrecer ceremonias, regalos y vengar a los muertos para lo

cual se hacía una fiesta anual de gran magnitud.

El emplazamiento de las aldeas dependía de la cercanía del agua, de la abundancia de las

especies vegetales o animales. Las viviendas hechas con ramas se alineaban alrededor de un

espacio central ocupado por un árbol: el algarrobo. Este espacio era el lugar de reunión en el que

se realizaban las ceremonias (fiestas de la algarroba, juego de pelotas con palos, rogativas y

encuentros comunales). (Anónimo, 2018, párr. 5 y 6).

En Yacuycito se realiza una ceremonia, el Arete Guazu, que refleja en toda su belleza la

vitalidad y la capacidad de adaptación de esta cultura a otra dominante.


Una de las leyendas más importantes y antiguas de la mitología guaraní hace referencia a la

vida de los hermanos gemelos Tupí y Guaraní, quienes a causa de las constantes peleas que

tenían sus mujeres decidieron separarse. (Anónimo, 2018, párr. 8).

Uno de los hermanos, Tupí, tomo la ruta hacia el norte mientras que el otro, Guaraní, se

dirigió hacia el sur guaraníes. Debido a esto, muchos arqueólogos se inclinan a referirse a este

pueblo como los Tupí Guaraníes, siendo en realidad dos pueblos que están unidos por su idioma

y rigiéndose bajo las mismas costumbres. (Anónimo, 2018, párr. 8).

Se dice que los muchos hijos de estos hermanos se adentraron en la selva para vivir en ella.

Los guaraníes usaron canoas y balsas para movilizarse por los ríos hasta encontrar un sitio ideal

para asentarse. Luego de encontrar un espacio bueno, hacían su aldea levantando sus casas y

templos para luego practicar la agricultura. En el espacio de un corto tiempo la tierra dejaba de

ser fructífera por lo que debían recoger sus cosas y comenzar nuevamente la búsqueda de tierras

buenas para asentarse. Pero la ocupación de nuevas tierras no siempre se hizo de manera

pacífica. En ocasiones hacían frente a tribus fuertes y poderosas que los obligaban a seguir su

camino. En otras oportunidades llegaron a vencer y conquistar por la fuerza a los grupos

encontrados, quienes terminaban por adoptar las costumbres guaraníes. (Anónimo, 2018, párr.

8).

Otra creencia de su mitología se refería a que toda persona al nacer y a lo largo de su vida

contaba con dos almas. La primera de ellas era la divina, la cual sobrevivía después de la muerte

y era la verdadera alma. (Anónimo, 2018, párr. 10).

La segunda era un alma que era asignada y determinaba el temperamento y personalidad de

cada quien. De este modo, si una persona obtenía un alma jaguar en su vida sería un ser violento,
al tener un alma de mono su personalidad será inquieta y bromista. Por último si una persona

obtenía un alma de una mariposa o un colibrí, su carácter seria bondadoso y tranquilo.

(Anónimo, 2018, párr. 10).

Lengua:

El grupo lingüístico tupí-guaraní está formado por nueve ramas diferentes, de las cuales, los

pueblos guaraníes (subgrupo I) constituyen una de los principales grupos. Los tupíes

propiamente dicho constituyen el subgrupo III, y entre sus lenguas están:

1.- Tupinambá, hablado en la costa atlántica, desde Río de Janeiro hasta Amazonas (Brasil),

su lengua dio lugar al ñe'engatú ampliamente usado en Brasil hasta el siglo XIX como lengua

franca.

2.- Tupinikim o Sirionó, hablado en los estados de Espírito Santo y Bahía (Brasil).

3.- Tupí, propiamente dicho, actual estado de São Paulo (Brasil), su lengua dio lugar a la

lengua franca llamada Línguageral paulista.

4.- Potiguára, hablado en el estado de Paraíba (Brasil).

5.- Omagua (con dialectos como el aizuare, curacirari, paguana), hablado en el área de Iquitos

(Perú).

6.-Cocama-Cocamilla, hablado en el área de la frontera de Perú, Brasil y Colombia.

(Anónimo, 2018, párr. 14).


Población:

La población total de los Tupi Guaraní es de 1200 habitantes a lo largo de los países en los

que se ubican. (Anónimo, 2018, párr. 1).

Producción Económica:

Utilizan técnicas agrícolas, que consisten en: cultivos en medianas y pequeñas parcelas aptas

para la producción del consumo personal, raramente superiores a tres hectáreas. Los terrenos se

limpian, si es necesario, con el uso del fuego, y se preparan para plantar las semillas; quedando

aptos para el uso por varios años, dependiendo del tipo de terreno y de las plantas cultivadas, tras

lo cual posteriormente se dejan "reposar" hasta estar preparados para su nuevo uso. Los terrenos

se encuentran, en condiciones ideales, aproximadamente a un kilómetro de la residencia de la

unidad de trabajo y producción: la familia. Poseen una taxonomía botánica refinada, que le

permite obtener óptimos resultados en el campo agrícola en la relación coste-beneficio y en la

gestión de suelos y poli-cultivos (diferentes especies alternadas en el mismo terreno). Las

eventuales colaboraciones en actividades económicas y productivas se producen a través de

relaciones de parentesco, que implican determinadas obligaciones, aunque siempre conservan

libertad para buscarse otros grupos con los cuales instaurar relaciones de reciprocidad. Así, para

determinados trabajos en los cuales el núcleo familiar necesita ayuda, como la cosecha estacional

o la preparación de nuevos campos, se llamará a cooperar a parientes y vecinos, a los cuales se

les servirá comido y, al final del trabajo, una fiesta a base de bebidas fermentadas

(preferiblemente de maíz - chicha), comida, cantos y danzas. (Anónimo, 2018, párr. 16).

La pesca y la caza son actividades importantes, aunque no con el peso que solían tener en el

paso, desde el punto de vista económico, sino más bien desde la perspectiva de la formación
personal, del recreo y del control del territorio. Se practica la caza con fusil, arco y honda,

mediante el desplazamiento a lo largo de grandes distancias, o el uso de trampas (a percusión,

monde, y a cintas, ñuha), puestas especialmente alrededor de los cultivos. Las técnicas de pesca

comprenden el arpón y la caña para la pesca individual, o el uso de redes y de una raíz con

propiedades para aturdir a los peces, el Timbóu, en caso de pesca en grupo. (Anónimo, 2018,

párr. 17).
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