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𝜇 = ∑ 𝐶𝑖 𝑍𝑖2 (43)
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De acuerdo con López et al. (2016) la fuerza iónica de cualquier solución electrolítica
depende de las diferentes relaciones iónicas monovalentes con respecto a los iones
divalentes y es un factor primordial para conocer la actividad de los iones en un
electrolito.
Además de ser un factor muy importante para el cálculo de la actividad de los iones,
otros investigadores han enfocado su trabajo en conocer el efecto de la fuerza iónica
en el sistema agua-suelo-planta, observando entre otras cosas que ésta influye en la
capacidad de dispersión de la arcilla de los suelos, es decir, con un aumento en la
concentración de electrolitos, hay una reducción en la tensión osmótica entre las
partículas de arcilla hasta un punto tal que las fuerzas de Van der Waals de corto
alcance se vuelven dominantes y causan floculación (Alhammadi, 2006). Asimismo,
Kopittke et al. (2006), reporta que bajo ciertas condiciones la relación PSI-RAS no es
constante porque esta es afectada por la fuerza iónica y la mineralogía de arcilla.
Por ende, es importante conocer la fuerza iónica de las soluciones que se introducirán
en los suelos para así poder analizar los efectos en el sistema, no obstante, esto
implica conocer todas las concentraciones de los iones.
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Con el propósito de eliminar la necesidad de análisis químicos extensos, se han
realizado diversas investigaciones con el objeto de estimar o correlacionar la fuerza
iónica de las soluciones electrolíticas a partir de la concentración iónica, los sólidos
totales disueltos y la conductividad eléctrica. Entre las más destacadas investigaciones
se puede señalar las siguientes:
Ponnamperuma et al. (1966) propusieron una relación empírica entre la fuerza iónica
(µ) y la conductancia específica de los suelos y aguas (CE, mS cm -1 a 25 °C) a partir
del análisis de 15 suelos de arroz de tierras bajas sumergidos en agua desionizada
colocadas en macetas dentro de un invernado y 25 muestras de aguas de riego. De
dicho análisis obtuvieron la siguiente ecuación:
𝜇 = 0.016 𝐶𝐸 (45)
El valor del coeficiente de la regresión difiere del reportado por Ponnamperuma et al.
(1966), debido a que en esta investigación se evaluaron soluciones con una
concentración más elevada de sales (hasta 30 mS cm-1), lo cual redujo la pendiente y
la dispersión de los valores.
Asimismo, Gillman & Bell (1978) obtuvieron una ecuación de regresión lineal que
relaciona la conductividad eléctrica y la fuerza iónica. En su estudio utilizaron seis
suelos tropicales del norte de Australia, de los cuales se obtuvieron soluciones y
extractos a diferentes profundidades (18 muestras). Su ecuación es la siguiente:
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modificado con diferentes niveles de sal (NaCl) y álcali (NaHCO3), la cual se presenta
a continuación:
𝜇 = 0.01162 𝐶𝐸 − 0.000105 (49)
Cabe señalar que esta ecuación además de tomar en cuenta la formación de pares de
iones, hace relevante la importancia de la composición de la solución del suelo, debido
a que los suelos modificados influyen diferencialmente en la composición de las
soluciones acuosas del suelo.
Esta determinación es más baja que la de Griffin & Jurinak (1973) por la predominancia
de los iones monovalentes en las muestras evaluadas y tiene un valor parecido al
obtenido por Leffelaar et al. (1983).
Alva et al. (1991) también obtiene una relación lineal entre la fuerza iónica y la
conductividad eléctrica para soluciones de suelo que representan una serie de suelos
altamente meteorizados del sureste de Estados Unidos. Compara su experimento con
lo propuesto por Griffin & Jurinak (1973) y obtiene la siguiente ecuación:
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precursores del análisis de la fuerza iónica fue el realizado por Mendoza (2009) en 206
muestras del Valle del Mezquital, obtenidas en verano de 2005 y primavera de 2006.
Para efecto del cálculo de la relación µ= a f (CE) se procesaron los datos analíticos de
sus sitios de muestreo (verano de 2005 y primavera de 2006) con lo que se obtuvieron
las siguientes relaciones:
𝜇 = 0.0118 𝐶𝐸 para el muestreo de verano de 2005. (53)
𝜇 = 0.0119 𝐶𝐸 para el muestreo de primavera 2006. (54)
𝜇 = 0.0116 𝐶𝐸 (55)
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Donde µ, es la fuerza iónica expresada en M L-1 y CE, es la conductancia específica
en mS cm-1 a 25°C.
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