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PORTUGUESA-VENEZUELA
Por: Marbella Arias (2) Jimel Orozco (3) Mireya Briceño (4) Yary Pérez
(1)
En este particular se debe tener plena conciencia del tema ambiental por cuanto
involucra las malas condiciones sanitarias, ciclos agrícolas, cambios climáticos y
malas prácticas de cultivos, que visto desde una perspectiva holística está vinculado a
la biodiversidad alimentaria.
Dentro del marco de las políticas pública, la Ley Orgánica de Seguridad y
Soberanía Agroalimentaria (LOSSA, 2008,33), señala que es necesario colocar en
práctica el desarrollo endógenos, garantizar el acceso oportuno y suficiente de
alimentos a toda la población. Además en el artículo 5, define la seguridad
alimentaria como la capacidad efectiva que tiene el estado, en corresponsabilidad con
el sector agroalimentario nacional, para garantizar a toda la población, la
disponibilidad, acceso, intercambio y distribución de los alimentos.
Soler (2014) expone que la agricultura urbana en Inglaterra y Alemania ha servido
para paliar situaciones de hambre y pobreza, y que posteriormente se surge en España
a partir de la ochentas (p.2).
De acuerdo a lo expuesto en Venezuela desde el programa de agricultura urbana
bajo la dirección del Ministerio del Poder Popular para la Agricultura, buscar unir
esfuerzos para que la agricultura urbana sea una fuente de producción de alimentos y
riquezas para el pueblo.
Al respecto Sangiacomo (2006) acota que los huertos urbanos se desarrollar a
nivel familiar, sin interés comercial, esta huerta permite la producción de hortalizas
frescas, y se programa para cumplir las necesidades familiares. (p.23).
De lo anterior se deduce que la producción de de hortalizas y su transformación a
nivel familiar es una modalidad sencilla y bajo costos en áreas donde se dispongan de
poco terreno, además de concientizar a las personas de producir su propio alimento de
manera más sano y contribuir con el ambiente.
Fundamentación teórica y metodológica
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
(FAO) y La Organización Mundial de la Salud (OMS) (1992) acotan que la
seguridad alimentaria existe cuando todas las personas tienen acceso en todo
momento a los alimentos suficientes, seguros y nutritivos para cubrir sus necesidades
nutricionales. Dentro de este marco la seguridad alimentaria de un país debe
garantizar a las familias de manera oportuna y de calidad sus alimentos y cubra los
requerimientos nutricionales.
Según la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (2000), el estado
promoverá la garantía de la seguridad alimentaria, declarando la producción de
alimentos de interés nacional, privilegiando la producción agropecuaria interna y
exigiendo las medidas necesarias para alcanzar niveles estratégicos de
autoabastecimiento. De acuerdo al contexto legal se impulsa la agricultura sustentable
que constituye la base del desarrollo rural y urbano.
Por otra parte la FAO (2006) citado por Candela (2016) señala que la seguridad
alimentaria es concebida como un estado en el que los miembros de un hogar tienen
acceso físico y económico a suficientes alimentos en cantidad y calidad durante todos
los días del año.
Lo antes expuesto sustenta lo señalado por la FAO, significa entonces que existe
seguridad alimentaria en un país, cuando las personas tienen en todo momento
acceso a los alimentos y en cantidades suficientes para llevar una vida sana y
saludable.
En este orden de ideas Instituto Nacional de Nutrición (INN. 2007) propuso el
trompo de los alimentos”, cuya clasificación está constituida por cinco grupos de
alimentos, el agua y la actividad física.
Por consiguiente el trompo de alimentación como política del estado venezolano
establece cincos franjas entre ellas las hortalizas ubicada en la franja verde.
Para Moreno, (2010) el “proporcionar seguridad alimentaria sustentable
constituye el desafío más grande que enfrenta la humanidad” (p: 73).
En este orden de ideas, para las naciones del mundo la seguridad alimentaria
constituye un reto disminuir el hambre y la pobreza sin quebrantar la sostenibilidad
de los recursos para las futuras generaciones.
Por otra parte la campaña Agarra Dato Come Sano como parte de las políticas del
Ministerio del Poder Popular para la Alimentación (MPPA),vinculada al programa de
alimentación a través del Instituto Nacional de Nutrición (INN), promueve la buena
alimentación en la población venezolana y brinda al pueblo herramientas prácticas
para la diversificación de consumo alimentario( Meléndez, 2016).
Dentro de esta perspectiva las políticas del MPPA y INN es capacitar a la
población en materia del buen uso de prácticas de la alimentación a su vez
considerando el trompo de la alimentación como una guía de consumo, promover un
estilo de vida sana, rescatar el consumo de platos tradicionales y evitar el consumo de
comida chatarra.
Según la segunda Conferencia Internacional para la Salud (2014), la malnutrición
es una condición fisiológica anormal causada por un consumo insuficiente,
desequilibrado o excesivo de los macronutrientes que aportan energía alimentaria y
los micronutrientes que son esenciales para el crecimiento y el desarrollo físico y
cognitivo.
De allí que el mundo 7% de los niños está debajo de su peso normal, para el caso
de Venezuela en 1990 se registró 7,7% de desnutrición infantil en el 2009, se registró
3,2%.Cada 3,6 segundos alguien muere en el mundo a causa del hambre y estima que
para el 2025, 42 millones de niños con hambre en África (Universidad de Oriente
Núcleo Anzoátegui Escuela de Ciencias de la Salud).Por otra parte la
FAO(2018,1)815 millones de personas padecen hambre, lo que significa que
regularmente no consumen el nivel mínimo de energía alimentaria necesaria para
mantener un estilo de vida activo.
Por su parte FAO y OMS citado por Furgiuele (2016), reconocieron en el último
reporte que la malnutrición aguda (emaciación) afectó a 51 millones de niños
menores de cinco años; siendo ésta la causa principal de muerte.
Ahora bien vista la situación actual en Venezuela por los escases de alimentos de
primera necesidad, la hiperinflación, disminución del ingreso familiar, cambios
ambientales, socioculturales y políticos hace cada vez más difícil adquirir los
alimentos y garantizar una alimentación balanceada.
Según la Organización Internacional Sombrilla de los Movimientos de Agricultura
Ecológica del Mundo (IFOAM, 2009), la agricultura orgánica es un sistema de
producción que mantiene y mejora la salud de los suelos, los ecosistemas y las
personas.
Según la FAO (2005), las dietas comunes de las poblaciones rurales en la mayor
parte del mundo consisten en alimentos basados en cereales o raíces comestibles
junto con una fuente de proteínas animales o vegetales. Las vitaminas y minerales son
proporcionados por vegetales de hojas, frutas.
Según la ficha técnica sobre la agricultura urbana en Venezuela (2012p:2) bajo el
programa “Agro Ciudad”, la producción de alimentos se realiza apoyada en un
enfoque agro-ecológico y la capacitación en ese sentido es fundamental.
La aplicación de técnicas puede ser rentable para aquellos productores, ama de casa
que toma la decisión de producir y consumir alimentos sanos, libres de
contaminantes, utilizar biorepelentes, biofertilizantes y producir abonos orgánicos
como sistema de producción sustentable.
Sifontes (2007.p:2) plantea que en salud la participación comunitaria es entendida
como un proceso en el cual los individuos y las familias asumen responsabilidades
en cuanto a salud.
De lo anterior se deduce que la participación familiar juega un papel fundamental
para la toma de decisiones en materia de planificación y producción de alimentos en
pequeñas escala de manera amigables con la naturaleza.
Metodológicamente se asume desde un enfoque cuantitativo, con base a una
investigación de campo tipo descriptiva. El análisis de los resultados se aplicó la
estadística descriptiva. La investigación se desarrolló en dos fase: la recolección de
datos mediante el diagnostico nutricional y el patrón alimentario y producción de
hortalizas para la transformación.
Resultados
1. Diagnostico nutricional
En la Fig. 1 se aprecia los diferentes rango de edad (0-2; 2-6; 10-19; 20 y más
edad) presentan malnutrición por déficit (75%, 10%, 36% y 9%) en comparación
con el rango de edad 7-9 años. Los expertos indican que una mala alimentación en
niños menores de dos años produce efectos irreversibles tales como un retraso en el
crecimiento, tanto físico como mental, por lo que serán niños sumamente vulnerables
a todo tipo de enfermedades y con muchas menos posibilidades de desarrollo
personal a lo largo de sus vidas ya que pueden tener problemas de conducta y poca
evolución madurativa en todo aspecto. Al respecto, la Organización Mundial de la
Salud considera que dentro de un rango etario que abarca desde los 10 a los 19 años,
constituye una etapa donde biológicamente el individuo progresa desde la aparición
inicial de las características sexuales secundarios hasta la madurez sexual, y
socialmente se realiza una transición del estado de dependencia socioeconómica total
a una relativa independencia (Buhring et al. 2011).
En atención a lo expuesto a nivel mundial, la importancia de una buena nutrición
es un hecho reconocido, pues bien comer alimentos sanos y nutritivos se ha
convertido en parte de la agenda diaria de miles de personas en el mundo incluyendo
un grupo, compuesto en su mayoría por jóvenes y adultos con mayores niveles de
educación y comunicación, está constantemente analizando su dieta e incorporando
alimentos de mayor calidad para lograr un mejor desempeño en sus actividades
diarias, desde impulsar su nivel de energía hasta acrecentar su capacidad de
concentración y de productividad.
2. Patrón alimentario