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estructuras

y funciones
del
discurso
te na.
van dijk
traducción de
MYRA GANN
ESTRUCWRAS y FUNCIONES
DEL DISCURSO

una introducción interdisciplinaria


a la lingüística del texto
y a los estudios del discurso

por
TEUN A. VAN D1.TK

toExIco
ESPAÑA
ARGENTINA
COlOMBIA
sialo veintiuno editores, sa
CERIl6 DEL AGU,A 248, MEXICO 20, D.F.

sialo veintiunQ de españa editores, sa


C/P~/I( 5, MADRID 33, E5PANA

siglo veintiuno argentina editores, sa

portada de anhelo hernández

primera edición en español, 1980


© siglo xxi editores, s, a.
ISBN 968-23-0957-3

título original: the structures and functions of discourse, an


interdisciplinary introduction to textlinguistics and discourse
studies

derechos reservados conforme a la ley


impreso y hecho en méxico/printed and made in mexico
íNDICE

PREFACIO 7

Conferencia l. DESARROLLO Y PROBLEMÁTICA DE LA


GRAMÁTICA DEL TEXTO 9
1. Antecedentes históricos, 9; Motivaciones para una
gramática del texto, 17; 3. La gramática del texto
vs. estudios del discurso, 19; 4. Algunos temas de
la gramática del texto: estructuras de superficie,
21; 5. Semántica textual: coherencia lineal, 25; 6.
La semántica cognoscitiva. La coherencia y los mar-
cos de conocimientos. 39

Conferencia 2. MACROESTRUCTURAS SEMÁNTICAS

1. Temas y sentidos globales de textos, 43; 3. Macro-


rreglas, 47; 3. Macroestructuras y superestructuras,
52; 4. Comentario final, 56

Conferencia 3. LA PRAGMÁTICA DEL DISCURSO 58


1. El uso del discurso: actos de habla, 58; 2. Se-
cuencias de oraciones y secuencias de actos de habla,
63; 3. Macroactos de habla, 72

Conferencia 4. DISCURSO, COGNICIÓN Y OOMUNICACIÓN 77


1. El procesamiento cognoscitivo del discurso, 77;
2. Cómo se comprenden. los actos de habla, 94; 3.
Los efectos del discurso: algunos problemas de la psi-
c'Ología social, 97; 4. El discurso en su contexto so-
cial, 106; 5. Comentarios finales, 113.

Conferencia 5. ESTRUCTURAS Y FUNCIONES DEL DIS-


CURSO LITERARIO 115
1. Tipos de discurso, 115; 2. La teoría del discurso li·
terario, 117; 3. Estructuras de discursos literarios, 118;

[5]
6 fNDICE

4. Poética, retórica y estilística, 122; 5. Contextos


de la comunicación literaria, 132

CONCLUSIÓN 14~

NOTAS 147

BIBLIOGRAFfA 154
PREFACIO

Las conferencias aquí recogidas fueron pronunciadas


en el Departamento de Lingüística, de la Facultad de
Humanidades, de la Universidad de Puerto Rico, en
Río Piedras, en abril de 1978. Se pensaron como una
primera introducción al campo de la lingüística del
texto y al estudio más amplio del discurso, especial-
mente para estudiantes de lengua y literatura, pero
también para otros estudiantes de humanidades y
ciencias sociales. Nos tuvimos que limitar a una pre-
sentación elemental de algunos temas, nociones y pro-
blemas básicos de las áreas principales de este nuevo
estudio interdisciplinario. No se requiere ninguna pre-
paración específica para comprender las conferencias,
aunque algún conocimiento elemental de lingüísti-
ca pudiera ser útil. La presentación de las varias no-
ciones y problemas es informal. Al estudiante que
quiera profundizar más en la materia, se le invita
a que consulte la bibliografía básica mencionada en
las notas. El objetivo principal de las conferencias
es aumentar el interés en· el estudio interdisciplina-
rio del discurso, área de investigación que ha creci-
do rápidamente durante los últimos diez años.
Aunque hemos intentado hacer que la versión es-
crita de estas conferencias fuera lo más coherente y
sistemática posible, una introducción elemental no
puede ser completa en ningún sentido. En vez de
resumir el trabajo hecho por otros, hemos preferido
centrar la discusión sobre los elementos principales
del análisis de diversas estructuras y funciones del
discurso. Además, por límites de espacio fue impo-
sible analizar extensamente fragmentos más largos
[7]
8 PREFACIO

de discurso: las conferencias son de naturaleza teó-


rica, y se espera que el lector aplique los principios
discutidos a discursos concretos.

Finalmente, deseo agradecer a las personas de la


Universidad de Puerto Rico que me invitaron a dar
las conferencias: primero, al profesor Eladio Rivera
Quiñones, decano de la Facultad de Humanidades,
y también a los profesores Humberto López Mora-
les y Eduardo Forastieri. Asímismo, agradezco a to-
dos los que asistieron a las conferencias, cuyos co-
mentarios críticos ayudaron a que éstas tomaran su
forma definitiva. Además de ser colegas y estudian-
tes, han llegado a ser mis amigos, y su amistad de-
muestra características únicamente posibles en una
cultura latinoamericana como la de Puerto Rico.

Universidad de Amsterdam, junio de 1978.


CONFERENCIA

DESARROLLO Y PROBLEMÁTICA
DE LA GRAMÁTICA DEL TEXTO

l. ANTECEDENTES HISTÓRICOS

Hace aproximadamente diez años ocurrieron varios


acontecimientos independientes en la lingüística que
cuestionaron el paradigma generativo-transformacio-
nal ("chomskiano") que prevalecía en la teoría del
lenguaje. El primero de ellos fue en la pragmática
y en la sociolingüística: aportaron el principio bási-
co de que una gramática no debe construirse sobre
la base de intuiciones lingüísticas problemáticas, sino
sobre observaciones del verdadero uso de la lengua
(incluyendo la variación social y dialectal), y que la
lengua en uso debe estudiarse también en términos
de actos de habla. El segundo acontecimiento ocurrió
en la filosofía y en la lógica: al mismo tiempo que
la semántica comenzaba a tener más importancia en la
gramática, se propusieron modelos más adecuados
y formales para explicar el sentido y la referencia
de las expresiones. Fuera de la semántica lógica, sur-
gió una nueva orientación en el campo de la inves-
tigación teórica, principalmente en la gramática
categorial y en la relacionada lógica intensional ela-
borada por Richard Montague.
El tercer acontecimiento principal ha sido el in-
tento de construir la llamada gramática del texto.
El principal motivo de este intento fue la presupo-
sición de que la gramática de una lengua debe dar
cuenta, no sólo de las oraciones realizadas mediante
[9]
10 GRAMÁTICA DEL TEXTO: DESARROLLO y PROBLEMÁTiCA

las emisiones de hablantes nativos, sino también


de las relaciones entre oraciones, o sea de los textos
enteros subyacentes a estas emisiones. Esta afirma-
ción se basaba en parte en argumentos gramaticales
y en parte en el posible papel de la gramática en
dominios tales como la psico y sociolingüística, la
poética, la antropología y las demás ciencias sociales.
El desarrollo de la gramática del texto no ha sido
un movimiento unificado. Al contrario, se han lle-
vado a cabo investigaciones en varios países desde
muchos puntos de vista, sin mucha inspiración mu-
tua. Intentaré dar una lista de algunas de estas pri-
meras direcciones en la investigación, que podrían
considerarse ya como dentro del campo de la "lin-
o güística del texto".l
a] La gramática estructural americana. Ya se nota-
ba en el trabajo de Zellig Harris (1963) y sus se-
guidores una conciencia de la importancia que el
análisis del discurso tiene para la gramática. Sin em·
bargo, su "análisis del discurso" resultó ser más bien
un análisis sistemático de esquemas gramaticales asig-
nados a las oraciones de un discurso, que por lo
tanto llevó a la noción de "transformación" en vez
de a un estudio adecuado de las estructuras especí-
ficas del discurso.
b] La tagmémica. Desde que se fundó por Kenneth
Pike (d. Pike, 1967), la tagmémica ha sido la escue-
la lingüística que más atención ha prestado al aná-
lisis del discurso. Desde una etapa muy temprana,
la tagmémica ha considerado que el evento comuni-
cativo entero -no sólo las oraciones, las emisiones
o el discurso- deben ser el objeto de una teoría
lingüística. Dentro de esta tradición se ha hecho mu-
cho trabajo descriptivo útil sobre fenómenos discur-
sivos de muchas lenguas (d., por ejemplo, Langa-
cre, 1976). Un poco al margen de la corriente prin-
cipal de la tagmémica pero inspirados en los mismos
antecedentes, otros enfoques teóricos y descriptivos,
ANTECEDENTES HISTÓRICOS 11

también interesantes, se han desarrollado; pensamos,


por ejemplo, en el estudio de los distintos tipos de
discurso en lenguas aborígenes (d. Grimes, 1975).
c] La lingüística funcional. La escuela británica
de lingüística funcional, originalmente inspirada en
Firth y en el trabajo de antropólogos lingüistas, tam-
bién ha venido investigando el uso de la lengua y
sus contextos. Michael Halliday. por ejemplo, uno
de los representantes más distinguidos de esta co-
rriente, dedica una parte de su "gramática sisté-
mica" a la discusión de estructuras discursivas. En
la opinión de Hallyday, los textos no constituyen un
nivel sistémico propio en la descripción gramatical,
sino una forma del uso de la lengua. Recientemen-
te, junto con su esposa, ha emprendido un análisis
de estructuras gramaticales que manifiesta la cohe-
rencia, o, como dicen ellos, la "cohesión" del dis-
curso (Halliday y Hasan, 1977).
Desde un punto de vista un poco diferente, tam-
bién deberíamos mencionar el trabajo de Geoffrey
Leech, que no sólo ha hecho aportaciones a la se-
mántica, sino también ha analizado estructuras lino
güísticas en la poesía, así como la estructura de
anuncios comerciales (Leech, 1966, 1969). Más re-
cientemente, algunos lingüistas ingleses que inves-
tigan sistemática y empíricamente la naturaleza de
la conversación, especialmente la de maestros con
alumnos en el salón de clase, han propuesto un
modelo práctico del análisis del discurso (Sinclair
y Coulthard, 1975).
d] El estructuralismo checo. Principalmente una
tradición europea en cuanto lingüística, el desarro-
llo de la lingüística del texto ha sido parcialmen-
te asociado con los descubrimientos originales del
estructuralismo. Algunos miembros de la "Escue-
la de Praga" del estructuralismo lingüÍHico, es-
pecialmente Palek y Danes, han analizado varios
aspectos del discurso, como, por ejemplo, la co-
12 GRAMÁTICA DEL TEXTO: DESARROLLO y PROBLEMÁTICA

herencia entre oraciones. Además, se han examina·


do el desarrollo del "tema" discursivo y la "pers-
pectiva funcional de la oración" (el análisis de las
funciones "tema" y "rema" en oraciones) (d. Sgall,
Hajicová, Benesová, 1973). Para estudios represen-
tativos sobre el discurso, véase Palek (1968, 1977) Y
Danes (1970).
e] El estructuralismo francés. La manera de abor-
dar el discurso dentro del marco de la tan influyente
rama "francesa" del estructuralismo no fue, en sus
inicios, principalmente lingüística, sino más bien ins-
pirada en el trabajo antropológico/etnológico de
Claude Lévi-Strauss, quien se interesó, entre otras
cosas, en el análisis estructural del mito. Inspirados
tanto en Lévi-Strauss como en los interesantes re-
sultados del formalista ruso Vladimir Propp (1928),
cuya obra fue más o menos redescubierta por Lévi-
Strauss, investigadores tales como Todorov, Greimas
y Bremond se interesaron específicamente en el desa-
rrollo de una teoría estructural de la narrativa. 2
Pronto este análisis de la narrativa se hada en un
marco semiótico 3 más amplio dentro del cual simul-
táneamente cobró importancia el análisis del cine
y se hizo patente la creciente influencia de la lin-
güística. Asímismo, Greimas (1966) y otros pronto
intentaron hacer un análisis semántico de las cate-
gorías narrativas descubiertas en el estudio estruc-
tural del cuento.
f] La lingüística alemana. Los que más sistemá-
ticamente se han ocupado del estudio lingüístico del
discurso han sido sin duda los investigadores ale-
manes, tanto los de Alemania Oriental como los de
la Occidental, cualesquiera que sean sus diferencias
teóricas. Ningún país ha producido tantos libros en
el terreno de la lingüística del texto y estudios del
discurso como la República Federal de Alemania.
En 1964, Peter Hartmann ya había dicho que
una de las tareas de la lingüística debería ser la des-
ANTECEDENTES HISTÓRICOS 13

cripción estructural del qiscurso. Algunos años más


tarde apareció la primera monografía en este terreo
no, escrita por Roland Harweg (1968), quien discu-
te principalmente la pronominalización en cuanto
relaciones entre oraciones de discursos. Otro impul-
so a este tipo de análisis de textos provino de teóri-
cos de la literatura (por ejemplo, Siegfried Schmidt),
que pedían una gramática del texto para poder ais-
lar las estructuras específicas de discursos literarios
(véase Ihwe, 1972, para una vista general de esta
conexión entre la poética y la lingüística del texto).
El conocido lingüista alemán Manfred Bierwisch
(1965) había dado ya algunas pistas para la posible
aplicación de ideas generativo-transformaeionales al
estudio explícito de la literatura, señalando asimis-
mo la importancia de describir las estructuras par-
ticulares (específicas) del discurso literario como la
trama y otras "macroestructuras". Después de 1970
este movimiento hacia la elaboración de una gra-
mática del texto fue aumentando en popularidad.
El primer proyecto de lingüística del texto se or-
ganizó en Constanza; en él participaron Hannes
Rieser, Janos Petafi y Jens Ihwe. El trabajo inicial
de este grupo fue principalmente preparatorio; el tra-
bajo más sustancial sobre el discurso vino después,
cuando remplazaron el estudio de modelos lingüís-
ticos, lógicos y formales, con la observación sistemá-
tica de estructuras discursivas. Otros lingüistas, por
"ejemplo, Werner Kummer, también participaron en
el primer Simposio sobre la Lingüística del Texto
celebrado en Constanza (cL Petafi y Rieser, eds.,
1973). Kummer, cuyo trabajo en la gramática del
texto puede colocarse entre las investigaciones más
interesantes de la lingüística del texto alemana, pri-
mero examinó la coherencia en el discurso; luego pa-
só a estudiar aspectos pragmáticos de la lengua y
del discurso, orientándose cada vez más hacia una
teoría general de la acción (Kummer, 1975). Una
14 GRAMÁTICA DFL TEXtO: DESARROLLO y PROBLEMÁTICA

combinación de este enfoque pragmático con un aná-


lisis más formal (como el de Montague) se encuentra
en el trabajo de Thomas Ballmer. Ballmer demostró
bastante temprano la importancia de la noción de
"mundo posible", tomada de la semántica formal,
para la explicación de la coherencia semántica en el
discurso (Ballmer, 1972). Después de su tesis doc-
toral bastante formal (Ballmer, 1975), combinó ideas
nuevas de la gramática formal para hacer un aná-
lisis sistemático de textos y contextos en su monu·
mental Habilitationsschrift (Ballmer, 1977).
Mientras tanto, Siegfried Schmidt (1973) había
escrito una introducción a la "teoría del discurso"
en la que daba cuenta de la lingüística del texto, así
como de otras aproximaciones a la estructura del
discurso. PetOfi siguió trabajando en su sistema teó·
rico para la descripción del discurso que, después
de incorporar un componente más o menos lógico
para las relaciones de coherencia, agregó un compo-
nente de mundo posible al incluir un formato léxi-
co, una teoría de marcos (tal como se desarrolló
en la Inteligencia Artificial) y la teoría de la prag-
mática. Como Schmidt, había asistido a la nueva
universidad de Bielefeld donde estaban Weinrich,
Gülich, Raible, Kallmeyer, Wirrer, Kummer y, más
tarde, Rieser. A pesar de las diferencias teóricas im-
portantes entre estos investigadores, Bielefeld pudo
convertirse en la Meca de la lingüística del texto
alemana.
Seguía la producción de introducciones, panora-
mas generales y antologías en el campo: Kallmeyer
et al., Gülich y Raible (1972, 1977) Y la serie sobre
lingüística del texto de Buske Verlag (Hamburgo),
seguida más tarde (1977) por la de De Gruyter en
Berlín. Una bibliografía sobre la lingüística del tex-
to, preparada por el lingüista austriaco Wolfgang
Dressler en colaboración con Schmidt, ya destacaba
cientos de títulos en el terreno de los estudios del
ANTECEDENTES HISTÓRICOS 15

discurso (Textwi'ssenschatt) (Dressler y Schmidt,


1973). Tanto en la lingüística como en la poética
había llegado la hora para la publicación de varios
libros de texto introductorios (d., por ejemplo, la
gramática del texto de Wehrlich de 1975, y los li-
bros de Titzmann, 1976, y Plett, 1975).
El panorama de Rieser del desarrollo de la lin-
güística del texto en Alemania, y el de Guindin ele
su desarrollo en la Unión Soviética, publicados los
dos en la mejor (hasta la fecha) antología de estu-
dios del discurso (Dressler, ed. 1977), indican que
mucho del trabajo llevado a cabo en esos países ha
sido interdisciplinario. Además de estudiar los pro-
blemas de teoría literaria, lingüistas en Alemania y
en la Unión Soviética han estudiado los últimos
acontecimientos en la lógica, en la teoría de la ac-
ción, en psicología y en las ciencias sociales, para ir
más allá en el análisis de las propiedades del dis-
curso y su uso.
g] La gramática generativo-transtormaeional. Aun-
que la gramática transformacional se centraba prin-
cipalmente en las estructuras sintácticas y (más tar-
de) semánticas de oraciones, algunos de estos lingüis-
tas también estudiaban fenómenos contados entre los
temas principales de la primera investigación de la
gramática del texto, tales como la pronominalización
y la presuposición.4 En particular, Lauri Karttunen,
de Austin, Texas, prestó atención bastante temprano a
las propiedades de los así llamados "referentes del dis-
curso", es decir, los referentes que denotan expresiones
de las oraciones subsiguientes de un discurso (Karttu-
nen, 1968). Sin embargo, aparte de estos estudios inte-
resantes, no ha habido un intento sistemático de ex-
tender el alcance de la gramática generativa al terre-
no del discurso: la mayoría de los lingüistas nunca
ha creído que fuera factible "generar" un texto.

Claro está que las distintas "escuelas", "direcciones",


16 GRAMÁTICA DEL TEXTO: DESARROLLO y PROBLEMÁTiCA

e investigaciones individuales arriba mencionados no


trabajaron aisladamente. La mayoría de los lingüis-
tas había recibido algún entrenamiento en lingüísti-
ca y poética estructurales, y se habían familiarizado
con la gramática generativa. Así fue que las ideas,
las nociones y los problemas pudieron fácilmente
atravesar las fronteras de los distintos países y sus
"escuelas" específicas; también, los congresos reun~e­
ron a investigadores con formaciones completamente
diferentes, que trabajaban en proyectos parecidos.
Actualmente, especialmente desde que ha disminuido
el interés en la gramática transformaeional (en su
sentido estricto), no hay ninguna "dirección princi-
pal" específica en la lingüística del texto: la mayo-
ría de los investigadores se dedican a trabajos más
especializados después de las afirmaciones más pro-
gramáticas de los primeros años. Ahora exploran los
aspectos interdisciplinarios del discurso en campos
tales como la sociología cognoscitiva (etnometodolo-
gía) -en el análisis de la conversación-, la psicolo-
gía cognoscitiva, la poética y las ciencias sociales
(d. van Dijk y PeWfi, eds., 1977).
Mi propio trabajo en el terreno de la gramática
del texto y estudios del discuro ha buscado sobre to-
do integrar varios métodos y resultados, con una
orientación interdisciplinaria. Comencé con el estu-
dio de propiedades semánticas de la poesía, pasé a
la lingüística y a la lingüística del texto (primero den-
tro del marco del estructuralismo francés y luego
dentro de la rama de la "semántica generativa" 5 del
paradigma de la gramática transformacional), y lue-
go a la semántica formal (lógica) 6 y a la pragmá-
tica. 7 Mi propósito fue hacer más explícito el estu-
dio semántico de las relaciones de coherencia y re-
lacionar el discurso con la estructura de los actos
de habla y la interacción por medio de, por ejemplo,
el estudio de las condiciones de conexión, los conec-
tivos, las relaciones entre secuencias de oraciones y
MOTIVACIONES 1'7

secuencias de actos de habla, etc. 8 Más particular a


mi trabajo fue la elaboración de macroestructuras
(semánticas), a la que regresaremos con más detalle
en la segunda conferencia. Parecía imposible, den-
tro del marco original de la gramática transformacio-
nal, formular las reglas para derivar macroestructu-
ras de un texto. Por este mismo motivo, regresé al
estudio empírico de la comprensión del discurso en
la psicología cognoscitiva experimental,9 con la in-
tención de aplicar los resultados de este trabajo a
la psicología social. Más abajo prestaremos atención
específica a estos aspectos de la lingüística del texto
y del estudio del discurso.
La tendencia general en la lingüística del texto,
que se ve tanto en el trabajo de los demás como en
mi propio trabajo, ha sido la de ir desde una etapa
más o menos estrecha y programática (inspirada en
la gramática transformacional), a un enfoque más
sustancial e interdisciplinario, que en algunos res-
pectos ya caracterizaba el trabajo de la generación
"más vieja" (Pike y otros).

2. MOTIVACIONES PARA UNA GRAMÁTICA DEL n..xTO

Antes de pasar a un breve análisis de algunos de los


fenómenos típicamente estudiados en las gramáticas
del texto, debemos mencionar algunas de las moti-
vaciones generales más importantes que han resul-
tado en la elaboración de tales gramáticas. Para po-
der comprender estos motivos, sin embargo, hay que
insistir en que una "gramática del texto" no es un
tipo especifico de gramática, en el sentido de una
gramática estructural, generativo-transformacional o
funcional. Las gramáticas del texto en principio pue-
den ser formuladas en términos de cualquiera de es-
tos modelos. U na gramática del texto, entonces, es
una gramática definida en términos de la clase de
18 GRAMÁTICA DEL TEXTO; DESARROLLO y PROBLEMÁTICA

objeto que debería describir de manera explícita,


esto es, "textos". Asímismo, la lingüística del texto,
así como la "sociolingüística", no debe caracterizarse
en términos de ciertos métodos o modelos, sino en
términos del alcance, del terreno o de las clases de
objetos y problemas pertinentes a este tipo de es-
tudio, Esto· significa que, por lo general, no tiene
sentido decir que una gramática del texto esté "equi-
vacada": las dos nacen de la decisión de llevar a,
cabo un estudio lingüístico (gramatical) del discurso.
Esta decisión necesita ser legitimada, pero no se la
puede "refutar", El estudio del discurso no excluye
la gramática "incorrecta" o la lingüística "errónea",
ni desde un punto de vista teórico-formal ni desde
el punto de vista empírico-descriptivo. También debe
subrayarse que en cuanto los lingüistas y la lingüís-
tica reconozcan que entre sus tareas está la de estu-
diar la~ estructuras del discurso, ya no tendrá sen-
tido habbr de gramática del texto y lingüística del
texto: sólo existirán la gramática y la lingüística a
secas, Pero, como este punto de vista no ha sido
todav[a adoptado como norma general, es necesano
preseI1Lar los argumentos principales en su fa vor:

iJ las teorías lingüísticas, y las gram:íticas en particu-


lar, deben dar cuenta de la estructura lingüística
de emisiones completas, es decir, también de las
emisiones de secuencias de oraciones;
iiJ hay propiedades gramaticales más allá de la fron-
tera de la oración, por ejemplo, relaciones semán-
ticas entre oraciones;
iiiJ un estudio del discurso permite generalizaciones so-
bre propiedades de oraciones compuestas y propie-
dades de secuencias de oraciones;
iv] ciertas propiedades lingüisticas, tales como la no-
ción de macroestructura, pertenecen a unidades su-
prasemenciales como, por ejemplo, fragmentos, pá-
rrafos, etc., de un discurso;
v] la relación entre la gramática y la pragmática pre-
ESTUDIOS DEL DISCURSO 19

supone una descripción gramatical de secuendas


de oraciones y propiedades del discurso como un
todo para, por ejemplo, dar cuenta de las relacio-
nes entre actos de habla y macroactos de habla;
vi] una gramática del texto es una base más adecua-
da para una relación sistemática con otras teorias
del estudio del discurso, como la estilistiea, la re-
tórica, la poética, el estudio de la narrativa, etc.;
vii] una gramática del texto nos da una mejor base lin-
güística para elaborar modelos cognoscitivos del
desarrollo, la producción y la comprensión de la
lengua (y por lo tanto del discurso);
viii] una gramática del texto proporciona una mejor
base para el estudio del discurso y la conversación
en el contexto social interaccional e institucional,
y para el estudio de tipos de discurso y del uso de
la lengua en distintas culturas.

Claro está que estos argumentos no son independien-


tes. Abajo intentaremos demostrar cómo pueden ser
sostenidos.

3. LA GRAMÁTICA DEL TEXTO VS. ESTUDIOS DEL DISCURSO

Para entender tanto las tareas específicas como las


limitaciones necesarias de las gramáticas del texto,
primero hay que recordar que una gramática del
texto debe ser también una gramdtica y no, por ejem-
plo, una teoría del uso de la lengua. Esto significa
que una gramática del texto sólo puede dar cuenta
de ciertas propiedades lingüísticas ("gramaticales")
del discurso y no de aquellas estructuras, como las
retóricas y las narrativas, que requieren una descrip-
ción en términos de reglas y categorías de otras teo-
rías. Emplearemos el término "estudios discursivos"
para referirnos al campo entero de la investigaci6n
sobre el discurso, que incluye la lingüística del texto,
20 GRAMÁTiCA DEL TEXTO: DESARROLLO y PROBLEMÁTICA

la estilística, la retórica, etc. "Estudios del discurso"


equivale a términos como el alemán Textwissenschaft
o el inglés discourse studies.
En este inciso también debemos distinguir, o por
lo menos aclarar la confusión, entre los términos tex-
to y discurso. Una de las causas de la confusión es
el hecho de que en alemán, en holandés y en otras
lenguas, de las dos palabras, sólo existe "texto". So-
bre ese término se construyeron los de "gramática
del texto" y "lingüística del texto", a pesar de que
con él muchas veces sólo se significa discurso escrito.
La ambigüedad en inglés (yen las lenguas romances)
entre "texto" y "discurso" se ha explotado para esta-
blecer dos términos técnicos. Así, un discurso es una
unidad observacional, es decir, la unidad que inter-
pretamos al ver o escuchar una emisión. Es deeir,
una gramática sólo puede describir textos, y por lo
tanto sólo da una aproximación de las verdaderas es-
tructuras empíricas de discursos emitidos. Nótese que
en esta última cláusula está implícito que hay to-
davía una diferencia entre un discurso como tipo y
una emisión discursiva como ocurrencia. Sólo esta úl-
tima es un "evento" empírico inmediato en un con-
texto particular y único. Un tipo de discurso es una
abstracción y sólo puede ser descrito como tal; una
gramática (del texto) o cualquier otra explicación de
la teoría del discurso sólo puede dar cuenta de cier-
tas estructuras regulares y sistemáticas del tipo de
discurso (y no, por ejemplo, de la manera especifi-
ca en que Pedro pronuncia ciertas palabras o de su
manera extraña de formar conexiones oracionales).
Empíricamente, se determina el tipo de discurso se-
gún varios criterios, tales como la continuidad de
emisión o de hablante (o de los hablantes, en una
conversación), y la coherencia interpretada semántica
y pragmáticamente, según se asigne por los usuarios
de la lengua (ver más abajo). Por consiguiente, en
un discurso normalmente ocurren errores gramatica-
ESTRUCTURAS DE SUPERFICIE 21
les, iniciativas falsas, incoherencia parcial, etc. Un
texto, por otra parte, es más abstracto, un construc-
to teórico de los varios componentes analizados en
la gramática y en otros estudios discursivos. No sólo
tiene estructura "gramatical", sino también estilísti-
ca, retórica, esquemática (narrativa, por ejemplo) y
otras clases de estructura que la lingüística actual
no puede explicar.
Nótese, finalmente, que nuestro concepto de "gra-
mática" es más amplio que los conceptos tradicio-
nales (pensamos, por ejemplo, en el del paradigma
generativo-transformacional); incluye la semántica re·
ferencial, la macrosemántica y la pragmática, como
veremos abajo con más detalle.

4. ALGUNOS TEMAS DE LA GRAMÁTICA DEL TEXTO:


ESTRUCTURAS DE SUPERFICIE

Como las gramáticas del texto tienen que explicar


las estructuras lingüísticas abstractas que subyacen en
el discurso, y como las oraciones también pertene-
cen a esas estructuras, una gramática del texto, claro
está, incluye una gramática de la oración. Pero para
poder marcar sus tareas específicas, una gramática
del texto se concentrará en aquellas propiedades del
discurso que una gramática de la oración no puede
explicar adecuadamente. La mayoría de esas propie-
dades pertenecen a relaciones entre las oraciones de
una secuencia'. En otras palabras, la primera apro-
ximación gramatical al discurso será una represen-
tación de ese discurso en términos de una secuencia
de oraciones. La clara ventaja de ese enfoque es que
la investigación puede valerse de los resultados de la
descripción estructural de oraciones dada en las gra-
máticas actuales, para luego partir de allí. Además,
sin duda la oración tiene una función importante
en un texto, tanto fonológica como sintáctica, se-
22 GRAMÁTICA DEL TEXrO: DESARROLLO y PROBLEMÁTICA

mántica y pragmáticamente. La secuencia> entonces.


es primero una ordenación lineal de oraciones en el
tiempo o en el espacio. Luego veremos que esta or-
denación también se define en términos de relacio-
nes semánticas y pragmáticas. Pero primero debemos
hablar brevemente de algunas propiedades de las
"estructuras de superficie" de tales secuencias de ora·
ciones, esto es, de las propiedades de las que la fo-
nología, la morfología y la sintaxis sí dan cuenta. lO
El problema con el estudia fonológico de textos
es que aquellos fenómenos que exhiben las propie-
dades más interesantes en la secuencia -el acento,
e! timbre, la entonación- son los menos comprendi-
dos en las gramáticas de la oración. Una primera
propiedad típica de secuencias es la distribución del
acento. El acento se asigna a morfemas o constituyen-
tes más grandes y puede tener varias funciones. Nor-
malmente se acentlÍan los constituyentes finales en
cláusulas que tienen la función "rema" (ver más
abajo). En un texto o en una conversación es posible
acentuar constituyentes con la función "rema" aun
si no aparecen en el orden canónico:

(1) A: ¿Encontraste tú este anillo de oro?


B: No, Pédro lo encontro.

En la segunda oración se siente un acento particular


en "Pedro". Parecido es el uso del acento contras-
tivo, tanto en oraciones compuestas como en secuen-
cias:

(2) Pédro fue al cine con nosotros, pero Juán se quedó


en casa.

Aquí un contraste marca la diferencia semántica en·


tre los predicados, así como entre sus sujetos (agen-
tes de las acciones respectivas). En otras palabras, la
manera en que se asigna el acento en una oración
ESTRUCTURAS DE SUPERFICIE 23
puede depender de la estructura de las oraciones o
las cláusulas anteriores. También veremos este tipo
de dependencia textual de ciertos fenómenos grama-
ticales en otros niveles de descripción. Más sutil es
el análisis de la entonación. Así, las oraciones que
aparecen en la posición final de un texto general-
mente tienen una entonación específica de termi-
nación que no tienen si aparecen dentro del texto:

(3) Tal vez Pedro esté enfermo. No lo he visto desde


hace una semana.
(4) No he visto a Pedro desde hace una semana. Tal
vez esté enfermo.

Es difícil describir estas diferencias explícitamente,


pero intuitivamente sabemos que una entonación de
terminación es, por lo general, "descendente", mien-
tras que la entonación de la misma oración puede
ser "ascendente" si ocurre en un lugar intermedio
en el discurso.
En la descripción sintáctica de secuencias textua-
les se toman en cuenta varias propiedades típicas de
estructuras sintácticas de oraciones "en contexto". Es
decir, en una gramática del texto es posible asignar
a una oración una estructura sintáctica normal que
sería agramatical si la oración fuera a analizarse ais-
ladamente. Habrá casos, por ejemplo, de incomple-
tividad sintáctica:

(5) Juan pensó que con un cuchillo.


(6) No. él a mi.
(7) En el lago.

Tales oraciones incompletas son aceptables después


de oraciones anteriores tales como "¿Con qué mata-
ron al cartero?", "¿Tú le pegaste a él?" y "¿Dónde
encontraron el tesoro?", respectivamente. Para inter-
pretar semánticamente esas oraciones, tendremos que
24 GRAMÁTICA DEL TEXTO: DEsARROLLO y PROBLEMÁTICA

"proyeuar" la estructura sintáctica de las oraciones


previas sobre la estructura de ,las oraciones "incom·
pletas". Vemos que la gramaticalidad es una noción
relativa: si la oración es bien formada o no depen-
derá a veces de la estructura de otras oraciones del
texto.
De la misma manera en que el acento inicial en
ciertas oraciones indicaba una colocación anormal de
un "rema", la estructura de previas oraciones puede
dar lugar a que surjan oraciones partidas (cleft sen·
tences):

(8) A: ¿Encontró Harry este anillo?


B: No, fue Juán quien lo encontró.

Como en la mayoría de estos casos las propiedades


específicas sintácticas de secuencias expresan relacio-
nes semánticas "subyacentes" entre oraciones, 10 cual
se estudiará más adelante. Así, la pronominalización
y otros fenómenos parecidos ocurrirán no sólo de
cláusula a cláusula dentro de una oración, sino tamo
bién de oración a oración dentro de una secuencia,
para denotar referentes idénticos. Por supuesto, hay
restricciones de índole cognoscitiva en este tipo de
pronominalización "a largo plazo": hay que evitar po·
sibles ambigüedades en la identificación de los refe·
rentes, y uno debe pronominalizar si el concepto
del referente ya no está activamente dentro del al·
cance del oyente.
Más generalmente, observamos que ciertas expre-
siones, ciertos conectivos (como pero, sin embargo,
J, así que, y por lo tanto), y ciertos adverbios (como
consecuentemente y al contrario) sólo pueden ocu-
rrir en oraciones subsiguientes en un discurso, y no
en oraciones aisladas o iniciales. En otras palabras,
la sintaxis de las secuencias debe reflejar las condi-
ciones de coherencia que estudiaremos en el nivel de
la descripción semántica. Esto es igualmente cierto
SEMÁNTICA TEXTUAL 25
para aquellas estructuras sintácticas que exhiben di-
ferencias subyacentes de distribución de información
en la secuencia y la pertinencia de los temas (que
explicaremos en términos de maeroestructuras en la
siguiente conferencia):

(9) Pero entonces Juan tumbó a Pedro.


(10) Pero entonces PedTO fue tumbado por Juan.

Aquí, la decisión de escoger la estructura pasiva o la


actividad depende de la topicalidad de los temas
respectivos de la secuencia: si el cuento trata (prin-
cipal~ente) de Juan, se escogerá (9), y si trata de
Pedro, se escogerá (10), bajo ciertas condiciones adi-
cionales que no se discutirán aquí.

5. SEMÁNTICA TEXTUAL: COHERENCIA LINEAL

Aun en nuestro breve panorama de algunas de las


propiedades de secuencias textuales se ha visto que
las relaciones importantes entre oraciones deben bus-
carse en el nivel semántico. De hecho, la mayoría
del trabajo llevado a cabo en el campo de la grao
mática del texto ha estudiado fenómenos semánticos
como la pronominalización, la consecución de tiem·
pos verbales, tema y rema, conectivos, cuantificado-
res, etc.u La propiedad semántica global de textos
tocada en cada uno de esos estudios ha sido frecuen·
temente llamada coherencia o cohesión. Así, pues,
una secuencia de oraciones se considera coherente si
estas oraciones satisfacen ciertas relaciones semánti-
cas. En esta sección nos ocuparemos de un aspecto de
la coherencia semántica que llamaremos coherencia
lineal o local. Este tipo de coherencia se define en
términos de las relaciones semánticas entre oracio-
nes individuales de la secuencia. En la próxima con·
ferencia también hablaremos de la llamada coheren·
26 GRAMÁTICA DFL TEXTO: DESARROLLO y P~OBLEMÁTICA

cia global que caracteriza un texto como un todo.


Veremos, sin embargo, que la coherencia local y la
global son interdependientes. En la tercera confe·
rencia veremos cómo tanto la coherencia local como
la global se relacionan con la coherencia pragmática,
definida esta última no según las oradones sino se-
gún los actos de habla logrados con la emisión de
un texto en un contexto adecuado. Finalmente, ve·
remos que estas tres clases de aproximaciones a la
noción de coherencia deberían ser complementadas
por una explicación cognoscitiva: a fin de cuentas,
la coherencia textual depende de la interpretación
semántica y pragmática asignada por un lector/
oyente.
En una descripción semántica de la coherencia li-
neal de textos, hay que distinguir entre varios tipos
de semántica. La semántica lingüística clásica tiene
que ver principalmente con lo que se suele llamar
el significado de expresiones verbales.l 2 Los signifi-
cados, también llamados intensiones, son estructuras
conceptuales atribuídas a palabras (morfemas), gru-
pos de palabras, cláusulas y oraciones. Una semánti-
ca intensional de textos, entonces, da cuenta de las
relaciones de significados entre oraciones en secuen·
cia. Sin embargo, la coherencia de textoS no es úni-
camente intensional, sino también depende de las
relaciones entre los referentes de las expresiones de
las oraciones respectivas; a éstos también se les llama
denotata o extensiones. De allí la necesidad de Una
semántica referencial o extensional, tal como se de·
sarrolló en la filosofía y en la lógica.lil La noción
clásica de semántica referencial no atribuye signifi-
cado sino verdad a las oraciones de una lengua (na-
tural o formal). Claro está que las intensiones (sig-
nificados) y las extensiones (por ejemplo, la verdad
de la expresión) son reladonadas: intuitivamente
decimos que una oración sólo puede tener un valor
de verdad (verdadera o falsa) si tiene un significado.
SEMÁNTICA TEXTUAL 27
En otras palabras, la intensión es la propiedad de
las expresiones que les permite tener una extensión.
El principio básico de las dos clases de semántica
es que el significado y la referencia de expresiones
compuestas deben definirse en términos del signifi-
cado y la referencia de sus partes constitutivas por
medio de reglas de interpretación específicas; por
ejemplo, las oraciones deben interpretarse en térmi-
nos de los grupos de palabras que las forman, y, inte-
resante para nosotros, las secuencias en términos de
las oraciones individuales.
Los objetos específicos de una semántica inten-
sional ya no son oraciones, que son objetossintácti-
cos, sino proposiciones. Así, las proposiciones tienen
la propiedad específica de ser verdaderas o falsas, o
de permitir que las oraciones que las expresan se
llamen verdaderas o falsas. A grandes rasgos, una
proposición es el significado que subyace en una
cláusula u oración simple. Cuando queremos hablar
de relaciones semánticas entre oraciones de un texto,
hablamos, de hecho, de relaciones entre proposicio-
nes tal como se expresan en las oraciones subsiguien-
tes de un texto. Lo mismo es cierto, por supuesto, de
relaciones entre proposiciones de oraciones compues-
tas (coordinadas o complejas).
Como vimos, la semántica referencial (extensio-
nal) especifica cuáles referentes pueden ser denota-
dos por las expresiones de una lengua. Esta denota-
ción se llama interpretación extensional, mientras que
la asignación de significados, por ejemplo, de pro-
posiciones, se llama interpretación intensional. Se-
gún la categoria de las expresiones de una oración,
las entidades referenciales que denotamos con las ex-
presiones pueden ser individuos ("objetos"), propie-
dades (de esos individuos) o relaciones (entre esos
individuos). En vez de asignar un valor de verdad
clásico, asignaremos a oraciones enteras la entidad
referencial que llamamos un hecho. Así, una oración
28 GRAMÁTICA DEL TEXTO: DESARROllO y PROBLEMÁTICA

que expresa una proposición puede denotar (referir-


se a) un hecho. En términos más o menos intuitivos
podemos decir también que una proposición es la
"idea de un hecho" o de un "hecho posible": re-
presenta lo que pudiera ser el caso. Cuando es expre-
sada por una oración particular, es decir, usada en
un contexto particular, está claro que la proposi-
ción puede representar un hecho particular Un con-
junto de hechos particulares es un mundo posible;
es decir, un mundo posible es todo lo que es el caso.
Así, el mundo en que vivimos es un tal mundo. Pero,
por supuesto, podemos imaginar otros mundos po-
sibles en los que otros hechos existen, o aun mun-
dos (algo remotos del nuestro) en donde otros tipos
de hechos existen (por ejemplo, caballos voladores,
animales parlantes, ete.). Por lo general, si decimos
de una oración que es verdadera, con esto queremos
decir que denota un hecho en nuestro propio mun-
do posible. Algunas oraciones también pueden ser
verdaderas con respecto a otros mundos posibles, por
ejemplo, los de nuestros sueños o de un cuento. Asi-
mismo, es posible especificar en qué punto o inter-
valo del tiempo una oración es verdadera, hacien-
do así referencia a Un hecho que existe en un mundo
en un momento particular; tal fragmento del mundo-
tiempo se llama frecuentemente una situación.
Con estas cuantas nociones básicas de la semán-
tica nos es posible profundizar un poco sobre la co-
herencia de textos. Como dijimos antes, esta cohe-
rencia es a la vez intensional y extensional: hay rela-
ciones entre los significados de oraciones, asi como
entre los referentes.
Primero, habrá que identificar qué tipos de rela-
ciones existen entre oraciones, o, más bien, entre pro-
posiciones como un todo. Después, será necesario
analizar cómo esas proposiciones se vinculan a tra-
vés de las relaciones entre sus partes constituyentes,
respectivas. El criterio básico de la coherencia pro-
SEr.fANTlCA TEXTUAL 29

posicional de textos es referencial. Esto quiere decir


que las proposiciones están relacionadas si los hechos
denotaqos por ellas están relacionados. Más tarde ve-
remos que estos vínculos entre hechos también de-
penden de criterios pragmáticos y psicológicos: a fin
de cuentas uno ve o presenta los hechos como hechos
vinculados. En la semántica es posible especificar las
condiciones más o menos abstractas y generales para
los vínculos entre hechos. Por ejemplo, una relación
causal entre hechos se entiende intuitivamente:

(11) Hubo una tempestad. Los caminos están cubiertos


de hojas y ramas.

Es decir, el primer hecho, un evento, está presentado


en este texto como la causa del segundo hecho, un
estado, que es consecuencia del evento causante. Es
algo difícil explicar la naturaleza semántica precisa
de la causalidad y por lo tanto no se discutirá aquí;
sólo diremos que importa la noción de necesidad:
bajo ciertas circunstancias un evento causante hace
que otro hecho siga necesariamente. u Un evento cau-
sante es un tipo de condición. Tales condiciones tam-
bién pueden tener relaciones, si más débiles, con he-
chos posteriores; por ejemplo, pueden hacer que
otros hechos sean posibles o probables:

(12) Me acosté y me cal. dormido.


(13) Me acosté pero no pude dormir.
(14) Me acosté y me med a nadar.

Vemos que los hechos subsiguientes denotados por


las segundas cláusulas de (12) Y (13) son posibles o
probables con respecto al hecho condicionante repre-
sentado en las primeras cláusulas. Por eso, los textos
(12) y (13) son semánticamente coherentes ya que
los hechos que denotan se relacionan de manera
concebible. En (14) éste no es exactamente el caso,
30 GRAMÁTICA DEL TEXTO: DESARROLLO y PROBLEMÁTICA

a menos que imaginemos un cuento con un mundo


posible en el que la gente duerma normalmente en
recipientes de agua (que llaman sus "camas"). En
otras palabras, con respecto a nuestros mundos "nor-
males", (14) es incoherente: el primer hecho no pue·
de ser una condición del segundo.
Nótese, por cierto, que no sólo hay que hablar de
consecuencias posibles, probables o necesarias de· he·
chos condicionantes, sino también, por el con~rario,
de co@iciones de hechos posibles, probables y neceo
sarias. Así en (12) y (13), las primeras cláusulas
denotan una condición posible o aun probable del
hecho de caerse dormido (o no caerse dormido). Un
ejemplo de una relación de condición necesaria es:

(15) La mantequilla se calentó. Así que se derritió.

En otras palabras: bajo circunstancias normales (de


nuestro mundo físico) sólo es posible "alcanzar" el
segundo hecho cuando el primer hecho ya haya ocu-
rrido. Recíprocamente, una consecuencia necesaria
es un hecho que debe ser alcanzado cuando otro he-
cho ha ocurrido.
Nuestros ejemplos anteriores han tratado de re·
laciones causales condicionales entre hechos. Comen-
tarios parecidos podrían hacerse en cuanto condicio-
nes de los motivos que determinan las acciones de las
personas:

(16) Hacía mucho calor. Así que fui a la playa.

El problema con los motivos detrás de las acciones


es que la gente puede tener razones muy extrañas
para hacer lo que hace, que pueden volver coherente
casi cualquier texto sobre acciones:

(17) Hacía mucho calor. Así que fui al zoológico.


SEMÁNTICA TEXTUAL 31

La única condición es que para el hablante haya


una conexión entre el primer hecho mencionado y
la acción denotada en la segunda oración, y que en
términos generales la acción sea más o menos nor-
mal, imperativa, inevitable, etc., bajo las condiciones
especificadas.
El siguiente ejemplo indica que las relaciones con-
dicionales no sólo existen para eventos o acciones
temporalmente subsiguientes, sino también para si-
tuaciones y eventos, situaciones y acciones, y entre
estados:

(18) Fuimos al zoológico y sacamos una foto de un le6n.

Es decir, la primera cláusula u oración puede hacer


explícita la condición del segundo hecho, en el sen·
tido de que la primera representa una situación pa-
sible para la acción de la segunda cláusula. Y así
en (12) y (13) estar en la cama es una posible condi-
ción situacional para dormirse.
Más difíciles son aquellos textos que no denotan
hechos condicionalmente relacionados; pensamos, por
ejemplo, en hechos que coocurren independiente-
mente:

(19) Nosotros fuimos al zoológico, y ellos fueron a la


playa.
(20) Pedro se hizo doctor. y H:lrry se hizo profesor.

Pero, intuitivamente sabemos que los textos son co-


herentes y que los hechos denotados están relaciona-
dos. En la primera secuencia podemos suponer que
las circunstancias de las acciones respectivas son idén-
ticas. En otras palabras, en una situación especifica
(por ejemplo, este día caluroso) dos grupos de per-
sonas realizan acciones diferentes. Sin embargo, estas
acciones también están relacionadas: en los dos ca-
sos son acciones de "salir", de "divertirse", etc. Los
32 GRAMÁTICA DEL TEXTO: DESARROLLO y PROBLEMÁTICA

agentes también deben estar relacionados, por lo me.


nos en el sentido de conocerse. Pero," la condición
básica es que haya una condición implícita con res-
pecto a la cual los dos hechos están relacionados. En
vez de estar directamente conectadas, las proposicio-
nes, por lo tanto, parecen estar conectadas por medio
de una tercera proposición implícita que especifica
la condición común, por ejemplo "Ayer fue un día
agradable". Esta proposición puede estar expresada
antes en el texto. En el segundo ejemplo tenemos
algo parecido: las proposiciones están conectadas in-
directamente por medio de una proposición como
"(estábamos hablando de) las carreras de Pedro y
Rarry". Sin tal "denominador común", es imposible
establecer la coherencia:

(21) Pedro se hizo doctor, y Juan se acostó.

En los últimos ejemplos hemos notado que las re-


laciones entre hechos denotados son condicionales,
referenciales y pertinentes a hechos completos. Ade-
más, tales relaciones dependen de las relaciones en·
tre los participantes de estos hechos y el tipo de pro-
piedad o de relación que se les atribuye. Entonces,
"ir a la playa" e "ir al zoológico" son conceptos in·
tensionalmente similares, lo cual hace que los dos
hechos sean comparables. Además, si en el discurso
se ha visto que los participantes de los eventos o ac·
ciones están relacionados, las acciones subsiguientes
de los participantes pueden estar conectadas, aunque
condicionalmente independientes, bajo las condicio-
nes que estipulan que las acciones sean parecjdas y
que ocurran con respecto a la misma situación.
Aunque seguramente no hemos captado todavía
todas las posibles relaciones entre proposiciones como
entidades completas, tal como son determinadas por
las relaciones entre los hechos que denotan, ahora
examinaremos más de cerca los constituyentes intra·
SEMÁNTICA TEXTUAL 33
sentenciales tal como están relacionados en secuen·
cias textuales. La primera relación estudiada frecuen-
temente tanto en las gramáticas de la oración como
en las gramáticas del texto, es la de la co-referencia,
principalmente de frases sustantivas:

(22) Juan fue al zoológico. Él sacó una foto de un león.

En estas oraciones Juan y él denotan el mismo refe·


rente (a saber, Juan). Nótese que la condición de co-
referencialidad en discursos coherentes no es ni neo
cesaria ni suficiente, como vimos en las oraciones (19)
y (14) respectivamente. La función principal de la
co-referencia es la de relacionar participantes de
hechos conectados, principalmente por medio de una
relación de identidad. Esto significa que el texto con·
tiene lo que pudiera llamarse intuitivamente una
cierta continuidad de foco: continuamos hablando
de la misma cosa o persona, de la cual preditamos
propiedades y relaciones distintas. También puede
ser cierto lo contrario: es posible continuar hablando
de las mismas (o de parecidas) propiedades o rela·
ciones y a la vez especificar cuáles (otros) participan-
tes las satisfacen:

(23) Ellos fueron al zoológico, y también nosotros.

Claro, como vimos antes, las acciones en sí no son


las mismas aquí, sino sólo los tipos de acción; es la
identidad de los tipos de acción lo que hace que esta
conexión sea intensional. Es decir, tienen que estar
relacionadas de manera concep'tual, constituyendo así
hechos que son tanto conceptual como referencial-
mente (condicionalmente) relacionados. Para aclarar
este tipo de coherencia conceptual en el discurso, in·
troducimos la noción de marco, tomada de la psico-
logía cognoscitiva y de la inteligencia artificial. Un
marco es una estructura conceptual que representa
31 GRAMÁTICA Da TEXTO: DESARROLLO y PROBLEMÁTICA

el conocimiento convencional de los usuarios de una


lengua. Los marcos definen lo que esperaríamos que
fueran los transcursos de eventos posibles, normales
o necesarios.
La identidad referencial de las expresiones de ora·
ciones subsiguientes de un texto no tiene que im·
plicar necesariamente la identidad de un individuo
(objeto o individuo) del mismo mundo posible:

(24) Juan soñó que él iba al zoológico ( ... )

Aquí Juan denota una persona en el mundo real y


él una persona en el mundo soñado; son, en algún
respecto, la "misma" persona. Esta identidad no es,
por supuesto. física, sino conceptual, y por lo gene-
ral decimos que las dos personas son la contrapar-
tida, una de la otra, en los mundos respectivos.
La coherencia lineal parece a menudo involucrar
no sólo la identidad de los participantes de los he·
chos, o la semejanza entre predicados, sino también
una cierta continuidad de mundo posible. Hemos
analizado ejemplos en los que la única conexión con·
sistía en tener una situación idéntica. Ésta puede ser
el mismo período temporal y/o el mismo lugar, o,
más comúnmente, un conjunto de circunstancias, que
pueden definirse como condiciones particulares de
los otros ejemplos analizados. Asimismo, frecuente.
mente un texto representa una secuencia de hechos
que caracterizan un mundo particular, por ejemplo,
el mundo real. Si no, es necesario indicar cómo la
referencia cambia de un mundo a otro, por ejemplo,
con las llamadas expresiones creadoras de mundos,
como soñar, fingir, suponer, etc. Los conectivos con·
dicionales pueden desempeñar la misma función:

(25) Si me das ese dinero, puedo pagar mi barco.


(26) Si fuera rico, podria comprar una casa nueva.
SEMÁNTICA TEXTUAL 35

En estos ejemplos, la segunda cláusula denota un


hecho en un mundo posible que sólo "se alcanza"
mediante la existencia del primer hecho: un mundo
real en (25) y un mundo contrafactual en (26). En
términos más generales: para la coherencia no sólo
es necesario que los hechos estén relacionados, sino
también los mundos posibles en los cuales existen. En
términos más gramaticales: las respectivas modalida-
des de las oraciones deberían permanecer idénticas,
a menos que un cambio específico de modalidad se
indique. Lo mismo es cierto para la continuidad de
períodos de tiempo: si cambia el período de tiempo
a que se refiere, el cambio debería estar explícita-
mente expresado en el discurso.
Ya hemos comenzado a tocar los puntos de contac-
to entre la semántica y las estructuras de superficie.
Es necesario insistir en que los distintos tipos de re·
laciones semánticas entre oraciones, tal como se dis·
cutieron brevemente arriba, tienen expresiones' con·
vencionales en las estructuras de superficie. Así que
las diferentes conexiones entre proposiciones enteras,
conexiones que denotan relaciones entre hechos, se
expresan frecuentemente por medio de conectivos: y,
o, pero, porque, así que, aunque) sin embargo) etc.a
Esto significa que la interpretación semántica de
estos conectivos debería darse en términos de las
nociones introducidas arriba. Si la conexión semán·
tica se deduce de las proposiciones mismas -debido
a nuestro conocimiento del mundo (ver más abajo)-
no será necesario usar tales conectivos. En ese caso,
también se puede usar una simple ordenación coor·
dinativa de cláusulas u oraciones.
La identidad de los referentes, como hemos vis-
to, será marcada, por lo general, por pronombres; los
determinadores serán también significativos: artícu.
los) demostrativos, etc,16 Así que en general un ar-
tículo definido indicará que el referente ya se
36 GRAMÁTICA DEL TEXTO: ~SARROLLO y PROBLEMÁTICA

introdujo en el discurso (o se conoce de alguna otra


manera en este contexto).
La continuidad de tiempo y lugar puede expre-
sarse mediante tiempos verbales y adverbios idénti·
cos, o simplemente dejando de expresar un tiempo
y lugar específico. Para que unos mundos posibles
sean idénticos, es necesario que las modalidades res-
pectivas sean idénticas. Para todos estos casos, sólo
cambios (no-derivables) deben marcarse después de
la primera introducción de mundo, tiempo y lugar.
Finalmente, hay varios fenómenos textuales que
tienen propiedades tanto semánticas como pragmá.
ticas. Hemos visto que las posiciones pueden estar
conectadas de acuerdo a varias condiciones: relacio·
nes entre hechos, y relaciones entre constituyentes de
hechos. Estos vínculos, sin embargo, pueden tomar
formas diferentes, es decir, los mismos vínculos pue-
den ser presentados de manera distinta. Tenemos di.
ferentes maneras de distri bUir la información en
cláusulas y oraciones. Una de estas maneras es la de
relacionar un hecho "nuevo" con uno previamente
introducido, por medio de referentes idénticos. La
expresión que denota tal referente adquirirá una fun-
ción específica, llamada la función tema o, simple-
mente, tema, que será frecuentemente el tema sin-
táctico de la oración. Las otras expresiones de la
oración funcionarían, entonces, como la expresión de
aquellos elementos semánticos que enfocamos (local-
mente), por ejemplo, porque representan informa-
ción nueva; esta función se Hama rema. u Esta dis-
tribución de funciones en una oración depende de
la estructura semántica de oraciones previas en el
discurso:

(27) Juan fue al teatro. A él no le gustó la obra.


(28) A nadie le gustó la obra. A Juan tampoco le gustó
la obra.
SEMÁNTICA TEXTUAL 37

Él, en la segunda oración de (27), expresa la fun-


ción tema, mientras "no le gustó la obra" desempeña
la función tema en la segunda oración de (28). Así
es que en el primer caso la nueva información se
presenta mediante un vínculo entre participantes
("Juan"), y en el segundo caso se hace mediante el
predicado, de manera que la participación de Juan
se convierte en el foco. Esta clase de distribución de
información semántica sigue siendo un problema teó-
rico algo oscuro: todavía no existe un procedimien-
to garantizado para establecer las funciones tema y
rema. A veces parece que estamos ante oraciones sin
tema (por ejemplo, las primeras oraciones de algu-
nos textos y párrafos: Un hombre caminaba por la
playa), y a veces tenemos o varios temas o un tema
combinado (Él quería casarse con ella, donde "él" y
"ella", o ["él", "ella"] pueden desempeñar la fun-
~ión tema y únicamente a la relación entre ellos se
le asigna la función de rema). Dejaremos de lado
otros problemas por el estilo. El enfoque general,
sin embargo, es el de determinar la función tema con
respecto a información de oraciones previas en un
discurso o en una conversación. Además de los as-
pectos de la distribución de información pragmáti-
ca y semántica (información "vieja" y "nueva" para
el lector/oyente), la distinción tema/rema también
tiene sus aspectos cognoscitivos. Los aspectos cognos-
citivos incluyen qué conocimiento está disponible en
cada momento durante el proceso de la comprensión
del discurso y qué conocimiento está activamente en
el foco de nuestra atención y disponible en cada
momento de la memoria semántica activa. Volveremos
a estos aspectos cognoscitivos del procesamiento del
discurso en la cuarta conferencia.
Nótese que la distribución de infonnaci6n para
proposiciones enteras está íntimamente relacionada
con la distinción tema·rema: es posible utilizar pro-
38 GRAMÁTICA DEL TEXTO: DESARROLLO y PROBLEMÁTICA

posiciones conocidas para especificar información en


una oración nueva:

(29) El león que fotografié murió hoy en el zoológico.


(30) Juan sabía que estábamos en el zoológico.

Vemos que la proposición "fotografié un león" ha


sido incrustada en (29) para identificar el león con
respecto a un hecho que el hablante supone que el
oyente ya conoce. Tales proposiciones "conocidas"
expresadas por otra oración se llaman las presuposi-
ciones de tal oración. 18 Asímismo, en (30) se pre-
supone que "estábamos en el zoológico", principal-
mente a causa del verbo "saber". Si el verbo fuera
"fingir", esa proposición no sería válida. Nótese que
en principio las presuposiciones de una oración no
cambian cuando hacemos negativa la oración. En
otras palabras, una presuposición es una proposición
que debe ser verdadera (es decir, debe denotar un
hecho) para que la oración que la presupone tenga
un valor de verdad (verdadera o falsa). La proposi-
ción presupuesta ya se ha establecido, según el texto
o el contexto, como representativa de un hecho, y
la oración que la presupone sólo puede establecer un
hecho "nuevo" (de manera verdadera o falsa) con res-
pecto a este hecho. De nuevo vemos que los aspectos
semánticos, pragmáticos y cognoscitivos están entre-
lazados en el análisis de la presuposición. Es tam-
bién interesante el hecho de que ciertas expresiones
tienen implicaciones presuposicionales: vimos la di-
ferencia entre "saber" y "fingir", pero también ex-
presiones como aun, también, pero, etc., tienen sig-
nificados presuposicionalmente pertinentes.u Una
gramática del texto debe explicar el hecho de que
las presuposiciones de las oraciones están frecuente-
mente expresadas o implicadas en las oraciones pre·
vias, de manera que las presuposiciones de las oracio-
SEMÁNTICA COGNOSCITIVA 39

nel pueden derivarse automáticamente con respecto


a la estructura del texto.

6. LA SEMANTICA COGNOSCITIVA. LA COHERENCIA Y LOS


MARCOS DE CONOCIMIENTOS

En las páginas anteriores nos sentimos obligados a


hablar del conocimiento de los usuarios de una len-
gua. Tal categoría teórica, sin embargo, no pueae
formar parte de una gramática en sentido estricto.
Así que, cuando hablábamos de significados, propo-
siciones, referencia, ete., estas nociones eran sólo cons-
tructos abstractos, no nociones manipuladas por los
usuarios de una lengua "en sus cabezas". Consecuen-
temente, además del análisis en términos de la se-
mántica lingüística y filosófica, se necesita más des-
cripción del estudio de la coherencia semántica lineal
de textos, ahora desde un punto de vista cognosci-
tivo. Podríamos intentar "abstraer" esta clase de in-
formación cognoscitiva e introducirla a la semántica
lingüística como concepto primitivo, pero no vamos
a seguir esta estrategia. Al contrario, queremos insis-
tir en que el análisis del discurso es inherentemente
interdisciplinario, y que una teoría compleja del sig-
nificado de discursos también tiene un componente
cognoscitivo, mientras está claro que el objeto de la
búsqueda de un modelo cognoscitivo en la psicolo-
gía es la comprensión del discurso en sí.
Aquí nos importa una explicación más extensa
de la coherencia lineal: ¿cómo están relacionadas las
proposiciones expresadas en un texto? La mayoría
de los ejemplos que hemos estudiado han tenido pro-
posiciones que estaban conectadas por medio de los
participantes, los predicados o las proposiciones com-
pletas. También vimos algunos ejemplos, como el
(19) V el (20), en donde una tercera proposición te·
40 GRAMÁTICA DEL TEXTO: DESARROLLO y PROBLEMÁTICA

nía que expresarse para poder establecer la cohe-


rencia indirecta entre las proposiciones. Tal propo-
sición normalmente ocurriría en algún °momento
anterior del discurso o de la conversación.
Sin embargo, es posible proporcionar una explica-
ción más general de este tipo de "enlaces proposicio-
nales omitidos": un lector establece la coherencia no
sólo a base de las proposiciones expresadas en el
discurso, sino también a base de las que están al-
macenadas en su memoria, es decir, las proposicio-
nes de su conocimiento. Así que, si parece razonable
sacar una fotografía de un león, esto es sólo porque
sabemos que puede haber leones en un zoológico. Y,
en (27) y (28), las segundas oraciones pueden. in-
cluso, introducir el concepto de "obra" sin un artícu-
lo definido después de una oración que apenas
mencionó el teatro, porque el lector sabe que por
lo general se representan obras en los teatros. En otras
palabras: oraciones previas en un discurso (y, como
siempre, información contextual) pueden implicar
conjuntos de proposiciones a base de nuestro cono-
cimiento del mundo. Estas proposiciones no tienen
que estar expresadas para que se usen proposiciones
que las presuponen, porque hay un principio gene-
ral en la pragmática según el cual no es necesario
dedr lo que suponemos que el lector ya sabe. Así,
pues, nuestro conocimiento, activado por oraciones
previas, proporcionará, si es necesario, la informa-
ción faltante para relacionar coherentemente las pro-
posiciones de un discurso. Tomemos ahora un ejem-
plo como el siguiente:

(31) Ayer Juan tomó su examen de lingüistica. El pro-


fesor lo trató bien, y las preguntas no fueron de-
masiado dificiles. Recibió una buena nota, así que
podrá terminar sus estudios muy pronto.

Como en los demás ejemplos, se introducen unos


SEMÁNTICA COGNOSCITIVA 41

partIcipantes (el profesor, las preguntas) antes no


mencionados que, sin embargo, -deben 'de ser "cono-
cidos", ya que se emplea el artículo definido. Y de
hecho, se entienden sin explicación en cuanto nos
demás cuenta de que el contexto es el de un "exa·
men" El concepto "examen" se asocia en la memo-
ria con un conjunto de conocimientos en el.que es-
tán almacenadas las propiedades normales y conven-
cionales de los exámenes universitarios: sabemos que
con frecuencia los profesores los dan, que hay que;
contestar preguntas, que estas preguntas pueden ser
difíciles, y que después de la sesión se nos da una
nota como evaluación de nuestra actuación. Como
ya dijimos, este "manojo" estructurado de conod·
mientos convencionales, como un todo, Se llama un
marco (a veces también un "guión", especialmente
cuando se trata de secuencias de acciones).20 Así, para
comprender (31), y para establecer las relaciones en·
tre las proposiciones subsiguientes, tenemos que ac-
tualizar proposiciones de nuestro marco de conoci·
mientos. Se supone que tenemos marcos parecidos
para episodio5 como ir de compras, comer en un
restaurante, tomar un avión, asistir a fiestas de cum-
pleaños o a cocteles, etc. Entonces, ahora tenemos
una manera de distinguir entre las oraciones semán·
ticamente coherentes y las no coherentes:

(32) Juan fue a la tienda y pidió una cerveza.


(33) Juan llamó a la mesera y pidió una cerveza.
(34) Cuando iba hacia el refrigerador Juan me pidió
una cerveza.
(35) Juan fue a su clase de lingülstica y pidió una cer-
veza.

Vemos que en las primeras tres oraciones, tene-


mos un marco en nuestro conocimiento que nos dice
que tanto el hecho de la pTimera cláusula como el de
"querer una cerveza" pueden co-ocurrir normalmen-
42 GRAMÁTICA DEL TEXTO: DESARROLLO y PROBLEMÁ'nCA

te. En el último ejemplo éste no es el caso, aunque,


por supuesto, es posible imaginar una escuela dé ve-
rano en la que se puede tomar una cerveza durante
la clase. Un aspecto interesante de los marcos es
que están compuestos de pedazos de información ge-
nerales y convencionales, a la disposición de la ma-
yoría de los usuarios de una lengua. Claro, este co-
nocimiento es histórica y culturalmente variable, lo
cual significa que la "coherencia" sólo puede ser asig-
nada (completamente) dentro de ciertos contextos,
por usuarios de una lengua que pertenecen a una
misma época y cultura. Esto coincide con nuestros
comentarios de antes: comprendemos un discurso en
parte porque entendemos "de lo que se trata" (he-
chos). Cuando conozcamos la posible o la normal
configuración de hechos, también entenderemos un
discurso sobre ellos, con tal de que las posibles oro
denaciones de los hechos estén correctamente expre-
sadas y las maneras de actualizar los marcos corres-
pondientes estén comprendidas. Las proposiciones
que provienen de los marcos no tienen que ser (de
hecho, es mejor que no lo sean) expresadas, porque
nuestro conocimiento de la realidad suministrará fá-
cilmente los "enlaces omitidos" (valores de omisión).
Nótese finalmente que en (32), (33) Y (34), el
marco no sólo proporciona una proposición faltan-
te, sino también un "trasfondo común". un tema,
para el texto. Sobre esto hablaremos en la siguiente
conferencia.
CONFERENCIA 2

MACROESTRUCTURAS SEMÁNTICAS

1. TEMAS Y SENTIDOS GLOBALES DE TEXTOS

En esta conferencia quisiera introducir una noción


poco usual en la lingüística pero muy común tanto
en la discusión cotidiana del uso de la lengua, como
en el estudio literario; es, a saber, la noción de tema.
Después de leer o escuchar un discurso, frecuente-
mente nos es posible (y a veces lo hacemos) señalar
el tema o los temas de ese discurso. También usamos
términos como asunto, resultado e idea general, o
locuciones como lo importante/esencial de lo que
se dijo. Al usar tales términos, nos referimos a al-
guna propiedad del significado o del contenido del
discurso. Por lo general, no nos referimos al sentido
de las oraciones individuales, sino al del discurso
como un todo o de fragmentos más o menos gran-
des, como, por ejemplo, párrafos o capítulos del dis-
curso. Este tema del discurso (o de la conversación)
se hará explícito, por lo tanto, en términos de un
cierto tipo de estructura semántica. Puesto que tales
estructuras semánticas aparentemente no se expre-
san en oraciones individuales sino en secuencias com-
pletas de oraciones, hablaremos de macroestructuras
semánticas'! Las macroestructuras semánticas son la
reconstrucción teórica de nociones como "tema" o
"asunto" del discurso. Para mejor entender la no-
ción de tema o de asunto, tomemos algunos ejem.
plos:

[43]
44 MACROESlllUcrUIlAS SEMÁNTICAI

(1) Maria estaba jugando con su nueva pelota roja en


el jardin de la casa. A pesar de que su madre le
habia advertido de que tuviera cuidado, comenzó
a tirar la pelota contra la pared de la casa. De
repente, la pelota pegó en una de las ventanas; el
vidrio se rompió y los pedacitos de vidrio se disper-
saron por todas partes ...
(2) Esa tarde no hubo clase, asi es que jugaron en el
jardin. Mientras María rebotaba una pelota contra
una pared y Pedro jugaba con unos mufiecos en
el rincón, Juanito construia torres de arena ...
(3) Por fin Laura iba a hacer un viaje en avión. To-
maron un taxi hasta el aeropuerto donde, después
de enseñar sus boletos, pasaron al mostrador para
entregar sus maletas. Tuvieron que pasar la puerta
de seguridad y caminar hasta la sala de espera, an-
tes de abordar el avión ...

Estos cuentos infantiles simplificados pueden entena


derse de varias maneras, pero la mayoría de los lec-
tores podría decirnos que el primero trata de "c6mo
María rompe una ventana con una pelota"; el se-
gundo, de "cómo jugaban unos niños en el jardín";
y el tercero de "c6mo Laura tom6 un avi6n". Nó-
tese que es posible decir esto del fragmento como
un todo, y no de las oraciones individuales. Esta "alu·
sividad" (aboutness) de cada cuentito es lo que ge-
neralmente se llama el "tema" o el "asunto" del
cuento. En narraciones literarias más complejas ha-
blamos a veces de trama para denotar el contenido
general del cuento.
El siguiente problema es: ¿cómo podemos hacer ex-
plícito el tema o el asunto de un discurso, dada la
secuencia de oraciones de ese discurso? Como respues-
ta a esta pregunta, quisiera dar una explicación par-
cial del hecho empírico según el cual los usuarios
de una lengua pueden "asignar" un tema o asunto
a la mayoría de los discursos. A veces lo hacen por
medio de producir un abstracto del discurso, el cual
TEMAS Y SENTIDOS GLOBALES DE TEXTOS 45
recoge los temas principales del texto en un resu-
men. Más tarde trataremos estos aspectos psicológi-
cos de la comprensión global de discursos. Aquí sólo
queremos especificar las relaciones que existen entre
las estructuras semánticas de las oraciones de un dis-
curso y la estructura semántica que hemos llamado
"tema" o "asunto". Como hemos introducido el tér-
mino técnico "macroestructura" para poder dar cuen-
ta de este tipo de contenido global de un discurso.
también emplearemos el de microestructura para de-
notar la estructura local de un discurso, es decir, la
estructura de las oraciones y las relaciones de co-
nexión y de coherencia entre ellas.
En la conferencia anterior explicamos esto últi-
mo, es decir, la supuesta coherencia semántica lineal
de un discurso. Ahora diremos que un discurso es
coherente sólo si es también coherente en un nivel
más global, y que esta coherencia global se da en
cuanto se pueda asignarle un tema o asunto al
discurso. En otras palabras, sólo si nos es posible
construir una macroestructura para un discurso, pue-
de decirse que ese discurso es coherente globalmente.
Puesto que estamos todavía analizando el nivel del sig-
nificado (y de la referencia). y por lo tanto utiliza-
mos nociones semánticas, tenemos que respetar el
principio semántico básico según el cual el signifi-
cado del "todo" debe especificarse en términos de los
significados de las "partes". Así, si queremos especi-
ficar el sentido global de un discurso, tal sentido
debe derivarse de los sentidos de las oraciones del
discurso, esto es, de la secuencia proposicional que
subyace en el discurso. En los ejemplos de arriba,
vimos que los temas o los asuntos no son sólo pre-
dicados o participantes (por ejemplo, "tirar una pe-
lota" o "María"), sino proposiciones completas: "Ma·
ría rompió la ventana con su pelota", etc. Entonces,
también hay que definir el tema de un discurso en
términos de proposiciones. Para que quede claro que
46 MACROJ':STRUCTURAS SEMÁNTICAS

estas proposiciones forman parte de la macroestruc-


tura de un discurso, las llamaremos macroproposi.
ciones. Esto no quiere decir que sean un tipo par-
ticular de proposición sino sólo que pertenecen a la
macroestructura de un discurso y como tales definen
el tema o el asunto. Así es que el vínculo entre mi-
croestructura y macroestructura debe ser una rela-
ción particular entre dos secuencias de proposiciones,
es decir, en términos técnicos, una proyección se-
mántica (mapping). Las reglas de la proyección se-
mántica se llamarán, de aquí en adelante, macrorre·
glas. Hacen explícita la manera en que se puede de-
rivar el tema o asunto de un discurso, por lo menos
en la semántica (gramatical); en un modelo de la
comprensión cognoscitiva del discurso, como vemos,
las cosas son más complejas.
Para demostrar que las macroestructuras son ne-
cesarias para analizar la coherencia de un discurso,
volvamos a examinar un ejemplo (3) de la conferen-
cia anterior:

(4) Juan llamó a la mesera y pidió una cerveza.

Para entender por qué este par de proposiciones


es coherente, no sólo debemos especificar que i] la
primera acción es una condición posible y hasta nece-
saria para que la siguiente acción se realice, y que
ii] en las dos proposiciones el mismo referente
- ] uan- es el participante, en este caso el agente, de
las acciones, sino también que este episodio parcial
como un todo forma parte del episodio más grande
de comer en un restaurante. Vimos en la conferencia
anterior que un marco del conocimiento del oyente!
lector figura en la interpretación del evento. En
otras palabras, dado nuestro marco de conocimien-
tos, podemos entender el ejemplo (4) como frag-
mento de un relato más grande con el tema "Juan
comía en un restaurante", o algún equivalente. Así
MACRORREGLAS 47
es que las proposiciones no sólo se conectan lineal·
mente la una con la otra, sino una seCl,Jencia de ellas
debe estar relacionada de manera más global, por
medio de un "tema común". Se puede decir, incluso,
que la coherencia local depende de la coherencia glo.
bal del discurso.
Nuestro conocimiento del uso de la lengua nos
dice también que un discurso no tiene un solo tema
o asunto sino posiblemente una secuencia de temas
o asuntos, que se expresan también en un resumen
del discurso. Esto hace que sea posible tener temas
aún más "altos", de manera que se obtienen varios
niveles de macroestructuras, cada uno derivado del
nivel inmediatamente inferior, por las mismas ma-
crorreglas. De hecho, entonces, es posible tener un
tema de un párrafo, de una página, o de un capí.
tulo, así como de un libro entero, según el nivel de
"globalidad" que se escoja para caracterizar el con·
tenido del discurso.

2. MACRORREGLAS

Después de esta introducción más o menos intUItIva


de la noción de macroestructura, tendremos que de-
mostrar con más detalle cómo se derivan las macro-
estructuras de un discurso. Hemos supuesto que las
macroestructuras son también proposiciones, y por
lo tanto es necesario tener reglas para la proyección
semántica que vinculen las proposiciones de las mi·
croestructuras textuales con la de las macroestructu-
ras textuales. Tales reglas se llamarán maerorreglas
porque producen macroestructuras. Su función es la
de transformar la información semántica. De los
ejemplos de arriba, se ve que de alguna manera tie-
nen que reducir la información semántica: reducen
una secuencia de varias proposiciones a una de po-
cas o, incluso, a una sola proposición. Más adelante
48 MACROESTRUCTURAS SEMÁNTICAS

veremos que esta clase de reducción de información


semántica es necesaria para poder comprender, al-
macenar y reproducir discursos. También caracte-
rística de las macrorreglas es su naturaleza organiza-
dora. Al asignar una maeroproposición a cierto frag-
mento de un discurso, este fragmento obtiene una
cierta "unidad"; se convierte en un fragmento que
puede distinguirse de otros fragmentos por el hecho
de definirse según un tema especificado por la ma-
croproposición. Ahora los significados de las respec-
tivas oraciones del fragmento "tienen algo en co-
mún" porque juntos forman la base para la forma-
ción de una macroproposición.
Las diversas macrorreglas son las siguientes:

I. SUPRESiÓN
Dada una secuencia de propOSIciones, se suprimen
todas las que no sean presuposiciones de las propo-
siciones subsiguientes de la secuencia.

11. GENERALIZACIÓN
Dada una secuencia de propOSICiones, se hace una
proposición que contenga un concepto derivado de
los conceptos de la secuencia de proposiciones, y la
proposición asi construida sustituye a la secuencia
original.

111. CONSTRUCCiÓN
Dada una secuencia de proposICIOnes, se hace una
proposición que denote el mismo hecho denotado por
la totalidad de la secuencia de proposiciones. y se
sustituye la secuencia original por la nueva pro-
posición.

Aquí no daremos la definición formal específica


de estas reglas. Simplemente intentaremos aplicar
las reglas a los ejemplos anteriores. Si aplicamos la
primera regla (la SUPRESIÓN) a la primera oración
de ejemplo (1), vemos que podemos suprimir las pro-
MACRORREGLAS 49

posiciones "la pelota era nueva", "la pelota era roja"


y, tal vez, "[ella jugaba] en el jardín", porque esta
información ya no es necesaria para interpretar lo
que sigue del relato. Sin embargo, no' podemos su-
primir "María estaba jugando con su pelota", por-
que el resto del discurso presupone esa información.
En otras palabras, la primera regla nos dice que sólo
las proposiciones que son textualmente pertinentes,
en el sentido de que desempeñan un papel en la
interpretación de otras oraciones, deben figurar en
la descripción de la macroestructura. Lo mismo ocu-
rre con las otras proposiciones que subyacen en el
ejemplo (1), exceptuando "la pelota pegó en una
de las ventanas" y "el vidrio se rompió". Las propo-
siciones suprimidas denotan lo que generalmente se
llaman los detalles del cuento. Por supuesto, tales
detalles pueden ser importantes por otros motivos
(ver más abajo), pero no lo son semánticamente para
el sentido global o para el tema del discurso: nuestro
relato no es sobre jugar en un jardín ni sobre las
casas y sus ventanas ni sobre algunas madres que
dan advertencias a sus hijos, sino sobre una niña que
rompe una ventana mientras juega con su pelota.
Esta intuición, que ha sido en parte explicada por
una macrorregla, se basa también en nuestro cono-
cimiento del mundo, del discurso y de los diversos
tipos de discurso (como, por ejemplo, un cuento).
No sólo sabemos distinguir lo que es más o menos
importante en el mundo, sino también, lo que es
suficientemente importante como para relatarlo. En
seguida veremos cómo el tipo de discurso determi-
na la aplicación de las macrorreglas: lo importante
en un cuento puede ser impertinente en un proto-
colo policiaco que relata los mismos eventos.
La segunda macrorregla, la GENERAliZACIÓN, es bien
conocida: en vez de describir a cada niño individual-
mente, podemos hablar sencillamente de "los niños";
y en vez de nombrar todas sus diferentes acciones,
50 MACROESTRUCTURAS SEMÁNTICAs

podemos decir que "jugaban" o llamar "juguetes" a


las cosas con las que jugaban. Esta posibilidad de
emplear nombres como superconjuntos de varios con-
juntos nos permite derivar del ejemplo (2) una pro-
posición como "los niños jugaban en el jardín". Es
interesante que en (2) este tema se expresa en el dis-
curso mismo. Tales expresiones (por ejemplo, ora-
ciones) se llaman expresiones u oraciones temáticas
o tópicas. Desempeñan una función importante en
la comprensión del discurso: señalan el probable
tema del resto del fragmento de discurso, de modo
que ya no es necesario que el lector lo construya. Una
de las condiciones de la GENERALIZACIÓN es que debe
ser mínima: no se toman conceptos generales arbi-
trariamente sino superconceptos inmediatos. Por eso
no se proyecta el relato (2) sobre la proposición "al-
gunas personas hacían algo". En ese caso el sentido
global del discurso ya no seria lo suficientemente es-
pecífico de ese discurso, y no podríamos interpre-
tar lo que sigue del discurso a base de información
tan general. Así, la restricción más general en cuan-
to ésta y otras macrorreglas es que no se puede su-
primir información que formará presuposiciones para
la interpretación del resto del discurso.
Nótese que la información eliminada tanto por
medio de la SUPRESIÓN como en la GENERALIZACIÓN
es irrecuperable: es imposible aplicar las macrorre-
glas al revés para llegar de nuevo a las mismas pro-
posiciones. En otras palabras, las macroestructuras
obtenidas de esta manera definen un conjunto de dis-
cursos posibles, es decir, de todos los discursos que
tienen un mismo tema global.
Éste no es el caso con la tercera regla, la CONSTRUC-
CIÓN. Con ésta derivamos una proposición que im-
plícitamente contiene la información abstraída en la
aplicación de la regla, porque esta información for-
ma parte de nuestro conocimiento del mundo. Sa-
bemos que la acción de tomar un avión implica la
MACRORREGLAS 51

de ir al aeropuerto, mostrar los boletos, etc. Las


proposiciones que denotan esas acciones, entonces,
pueden ser sustituidas todas por una proposición que
describa una acción más global. Nótese que la regla
nos permite suprimir únicamente aquellos detalles
que pertenezcan convencionalmente, es decir, a base
del marco de conocimientos, al episodio de la ac-
ción global. Si en el ejemplo (3) Laura fuera a en-
contrar a una amiga suya en la sala de espera, este
hecho no sería una parte convencional de la acción
de tomar un avión, y, por lo tanto, no sería posible
suprimir esa proposición por medio de la regla m.
Claro está que tal evento sería perfectamente 'posible
dentro del episodio estereotipado, pero no pertene-
ce a nuestro conocimiento general de ese tipo de
episodio. Si el evento de encontrar a una amiga no
fuera pertinente para el resto del relato, se podrla
suprimir según la primera regla. Si, al contrario,
ese evento fuera razón suficiente para que Laura
abandonara sus planes de viajar, lo cual constituiría
una nueva macroproposición, la proposición que re-
presentara el evento del encuentro (como un todo)
tendría que conservarse y por lo tanto se convertiría
en una macroproposición. Un resumen de ese relato,
entonces, necesariamente mencionaría el evento.
Una macroestructura así derivada por medio de
macrorreglas es, en sí, como ya dijimos, una secuen-
cia de proposiciones. Tal secuencia también debe ser
coherente, satisfaciendo las condiciones normales de
coherencia lineal: enlaces condicionales entre he-
chos, relaciones de identidad u otras relaciones entre
participantes, etc. Si es posible construir macropro·
posiciones más generales, podemos volver a aplicar
las macrorreglas y construir una macroestructura de
más alto nivel.
Uno de los problemas por resolver en una teoría
de macroestructuras semánticas es la cuestión de si
las macrorreglas están ordenadas: ¿cuál regla debe
52 MACROESTRUCTURAS SEMÁNTICAS

aplicarse primero? Puesto qlre al hacer la CO~STR.UC­


CIÓN se requieren todos los detalles para obtener una
macroproposición, tal vez deberíamos aplicar la re-
gIa de CONSTRUCCIÓN primero. Esta regla establece el
tipo de episodio pertinente en ese momento. Des·
pués, podemos aplicar la regla de SUPRESIÓN para
eliminar aquellos detalles que ya no son pertinen.
tes. Y, finalmente, podemos juntar a diferentes
hechos que como un todo son pertinentes para
el resto del discurso, pero que pueden ser in.
clnidos en una sola proposición generalizada. Y si
queremos resumir aún más un discurso, por lo gene-
ral trataremos de aplicar la regla de la GENERALIZA·
CIÓN: en vez de decir "Laura tomó un avión para
San Juan", podemos decir simplemente "Laura viajó
a San Juan" o incluso "Laura se fue", según el con-
texto en que la información resumida se necesite.
Aunque las macrorreglas tienen una naturaleza ge-
neral y definen principios generales de reducción de
información semántica, en la práctica no todo usua-
rio de una lengua aplicará las reglas de la misma
manera. Intuitivamente sabemos que cada lector/
oyente encontrará importantes o pertinentes diferen-
tes aspectos del mismo texto, según la tarea, los in·
tereses, el conocimiento, los deseos, las normas y los
valores del usuario; éstos, en conjunto, definen el
estado cognoscitivo contextual particular al usuario
de una lengua en el momento en que interpreta el
texto. En la cuarta conferencia analizaremos más esta
interacción entre macrointerpretación y otros facto-
res cognoscitivos.

3. MACROESTRUCTURAS y SUPERESTRUCTURAS

Arriba se dijo de pasada que la aplicación de las


macrorreglas puede depender del tipo de discurso.
Es decir, en algún discurso alguna información pue·
MACROESTRUCTURAS y SUPERESTRUCTURAS 53

de ser más importante o pertinente que la misma


información en otro discllrso. Esto puede implicar
que resumiremos un relato de manera diferente que
un informe policiaco o una investigación psicoló-
gica.
Para comprender esta dependencia de la forma-
ción de macroestructuras en el tipo del discurso, de-
beríamos tratar de identificar las propiedades especí-
ficas que entran en el análisis de tipos de discurso.
Quizás el tipo de discurso más conocido que ilustra
esta interacción sea el cuento. Aparte de l,!s varias
estructuras textuales descritas en la primera confe-
rencia -como, por ejemplo, secuencias de oracio-
nes con una coherente estructura proposicional sub-
yacente con una macroestructura, etc.- el cuento tie-
ne, además, otro tipo de estructura: una estructura
esquemática que llamaremos superestructura. 2 Una
superestructura puede caracterizarse intuitivamente
como la forma global de un discurso, que define la
ordenación global del discurso y las relaciones (je-
rárquicas) de sus respectivos fragmentos. Tal super-
estructura, en muchos respectos parecida a la "forma"
sintáctica de una oración, se describe en términos de
categorias y de reglas de formación. Entre las catego-
rías del cuento figuran, por ejemplo: la introducción,
la complicación, la resolución, la evaluación y la
moraleja. 3 Las reglas determinan el orden en que
las categorías aparecen. Así, el orden canónico (nor-
mal) de la superestructura de un cuento es el orden
en que acabamos de mencionar las categorías narra-
tivas. A la estructura de un cuento que se obtiene
de esta manera se le llama esquema narrativo o
superestructura narrativa. Nótese que tal esquema
es más o menos abstracto: todavía no nos dice nada
acerca del contenido del cuento, sino sólo que cuan-
do las respectivas categorías tengan algún contenido,
su conjunto será un cuento. También podemos con-
cluir que un esquema narrativo es más o menos in-
54 MAGROESTRUCfURAS SEMÁNTICAS

dependiente de la lengua, puesto que el esquema de


un cuento podría aplicarsl a una secuencia de foto-
grafías o de dibujos.
Ahora bien, es obvio que cada una, de las catego-
rías narrativas impone ciertas restricciones en cuau-
to a las ¡:lases de contenido semántico que pueden
representarse en cada categoría. Así, la complicación
generalmente exigirá, por ejemplo, la descripción de
un evento que es de alguna manera interesante o
importante y que frecuentemente crea obstáculos en-
tre el participante de los eventos narrados y sus
metas. Asímismo, la resolución consistirá necesaria-
mente en una acción destinada a reducir o a elimi-
nar por completo las consecuencias negativas, reales
o posibles, del evento descrito en la complicación.
Para nuestra discusión de macroestructuras es im-
portante observar que estas restricciones superestruc-
turales no operan en el micronivel, sino en el ma-
cronivel: por ejemplo, restringen únicamente el sen-
tido global de aquellos fragmentos del discurso que
caigan dentro de una categoría narrativa. La intro-
ducción de un cuento puede consistir en una larga
descripción de una situación, pero es sólo globalmen-
te donde opera la restricción según la cual la intro-
ducción debe ser la descripción de un estado de
algún tipo. En otras palabras, la superestructura sólo
organiza el texto por medio de su macroestructura;
el contenido de las categorías superestructurales debe
consistir en macroestructuras. En textos muy cortos,
claro está, puede que no sea posible aplicar las ma-
crorreglas, porque todo en el texto es importante; en
ese caso, la microestructura y la macroestructura son
idénticas, y la superestructura esquemática no regirá
fragmentos más grandes del texto, aunque posible-
mente afecte sus oraciones.
Vemos que en el primer ejemplo (1) es posible
asignar una superestructura narrativa al discurso. Así,
las dos primeras oraciones del discurso, que pueden
MACROESTRUcrURAS y SUPERESTRUcrURAS 55
resumirse como "María estaba jugando con su pelo-
ta", pueden funcionar como la introducción, mien-
tras que la tercera oración, resumida como "María
rompió la ventana con su pelota", constituiría la
complicación. Es interesante que en ese caso, debido
a la naturaleza convencional de los esquemas narra-
tivos, el lector esperará más información: querrá sa-
ber cómo prosigue el cuento, qué hará María, cómo
va a reaccionar la madre, etc. De manera que mien-
tras la macroestructura organiza únicamente el con-
tenido global del discurso, una superestructura es-
quemática ordenará las macroproposiciones y deter-
minará si el discurso es o no es completo, así como
qué inform,!-ción es necesaria para llenar las respec-
tivas categorías. Esto quiere decir que la estructura
esquemática controla la formación de las macropro-
posiciones. Veremos que en el modelo cognoscitivo
del procesamiento del discurso las superestructuras
esquemáticas desempeñan una función importante
tanto en la producción y la comprensión del discur-
so como en su almacenamiento y su reproducción.
Un esquema organizará, de una manera convencio-
nalmente conocida, la secuencia (todavía apenas es-
tructurada) de macroproposiciones. Puesto que algu-
nas categorías están en un nivel más alto que otras
(por ejemplo, la introducción de un cuento puede ser
vigente durante todo el relato, que incluye la compli-
cación y la resolución), el esquema puede tener una
estructura jerdrquica según la cual se ordenan las ma-
croproposiciones que forman el contenido del es-
quema.
Lo que se dijo arriba respecto al cuento es válido
también para otros tipos de discurso. Así, muchas
declaraciones, conferencias, etc., tendrán la estructu-
ra esquemática de una "argumentación", para la cual
categorías tales como "premisas", "apoyo", "expli-
cación", y "conclusión" pueden ser pertinentes. En
tal caso puede que las categorías esquemáticas d~-
56 MAGROESTRUGTURAS SEMÁNTICAS

pendan de las funciones pragmáticas de fragmentos


del discurso, un tema que discutiremos en la siguien-
te conferencia. Hay que señalar también que la for-
mación de macroestructuras, así como la de super-
estructuras, puede hacerse de otra manera, a veces
hasta de una manera desviada. Por ejemplo, esto ocu-
rre en la literatura por razones estilísticas, estratégi-
cas o estéticas (véase Conferencia 5).

4. COMENTARIO FINAL

Finalmente, debe señalarse que la noción de macro-


estructura no es particular al análisis y comprensión
semánticos del discurso. Al contrario, sus principios
generales son pertinentes para el procesamiento de in-
formación semántica compleja en general. Por lo tan-
to, también podemos asignar macroestructuras a se-
cuencias de fotografías (como, por ejemplo, en his-
torietas o en películas), y a escenas y episodios na-
turales. En esos casos también suprimiremos, gene-
ralizaremos y construiremos información para obte-
ner un "cuadro" global, un tema o una idea general
del episodio o situación completo (representado). Así
es que las macroestructuras son esenciales en cual-
quier modelo cognoscitivo que dé cuenta a la vez
de la producción y comprensión del discurso, de la
observación de episodios, de la participación y la
interpretación de la acción y la interacción, de la so-
lución de problemas, y del pensamiento en general.
Es decir, constantemente tratamos de reducir y or-
ganizar las grandes cantidades de información que
tenemos que procesar (sea en la producción o en la
recepción), y buscamos hacerlo por medio de la cons-
trucción de "sentidos", globalmente coherentes, de
objetos, de relaciones entre objetos, de series de he-
chos, etc. Por tanto, en la comprensión del discurso,
la idea de macroestructura explica el hecho de que
COMENTARIO FINAL 57
es posible ver y describir los "mismos" hechos en
diferentes niveles de especificidad, ya con todo deta-
lle, ya describiendo características progresivamente
más globales. Regresaremos a estos y a otros princi-
pios cognoscitivos del procesamiento del discurso en
la cuarta conferencia.
60 LA PRAGMÁTICA DEL DISCURSO

nes bajo las cuales cada acción será considerada sa-


tisfactoria o no. La condición general de la satisfac-
ción es que una persona haga algo y que el resul-
tado y I o las consecuencias de ese resultado sean idén-
ticas a las que el agente quería causar con su hacer'
(doing). Decimos que un hacer (observable) de un
agente es interpretado como una acción particular
si podemos asignar una intención particular a ese
agente con respecto a su hacer. Si vemos que alguien
levanta la mano, es posible interpretar ese hacer como
la acción de saludar, bajo la condición de que pen-
samos que el agente quiso que el movimiento de su
brazo contara como un saludo. Puede que el agente
haya tenido como propósito funcional o interaccio-
nal el que yo tomara su gesto como saludo, y que
le encontrara, por tanto, cortés o amable; éstas se-
rían Jas consecuencias de la acción. Entonces, si el
resultado y las consecuencias concuerdan con la in-
tención y el propósito del agente, decimos que la
acción es satisfactoria. Lo mismo es cierto para los
actos de habla: si el hablante produce una emisión
y al hacerlo lleva a cabo su intención de advertirme,
y si de hecho comprendo su emisión como una ad-
vertencia, entonces el acto de habla es satisfactorio.
y si, además, su propósito -que yo haga o no haga
algo- se cumple también, entonces decimos que su
acto de habla es sumamente satisfactorio: el hablante-
agente ha logrado su fin. La adecuación, sin embargo,
sólo es pertinente para el primer (débil) tipo de
satisfactoriedad: un acto verbal es adecuado si pue-
de legítimamente contar como tal para un oyente,
es decir, si el oyente interpreta la emisión correcta-
mente como un acto de habla particular e inten-
cional.
Hemos dicho que un acto de habla debe evaluarse
con respecto a un contexto (pragmático), especifi-
cando las condiciones que hay que satisfacer para
que cuente como acto verbal adecuado. En el ejem-
uso DEL DISCURSO: ACTOS DE HABLA 61

plo de arriba de la aserción (de que saco una foto


en el zoológico), una de las condiciones es, por ejem-
plo, que el hablante sepa que el oyente no sabe lo
que se afirma, y que el hablante esté seguro de que
lo que afirma es cierto. Para preguntas, el contexto
puede ser lo contrario: el hablante quiere saber algo,
y supone que el oyente lo sabe. En muchos otros ac-
tos de habla, tales como las peticiones, los mandatos,
las advertencias, las amenazas, etc., las condiciones se
formulan en términos de lo que el hablante quiere
que el oyente haga. Y en otros, corno en las felici-
taciones o en las acusaciones, el hablante expresa su
evaluación de eventos o acciones del oyente. De estos
pocos ejemplos informales e incompletos queda claro
que las condiciones de adecuación se formulan, pri-
mero, en términos del conocimiento) de las creencias
(suposiciones), de los deseos y de las evaluaciones del
hablante y del oyente. Estos términos cognoscitivos
se utilizan corno nociones primitivas en la teoría
pragmática; son características más o menos abstrac-
tas del contexto pragmático. Las reglas y condicio-
nes pertinentes son de naturaleza convencional) como
las reglas de la sintaxis o de la semántica: especifican
cuáles propiedades debe tener un contexto, no las
que realmente tiene. Así, puedo advertir a alguien
sin que me importe si siga mis consejos o no. De la
misma manera abstracta en que asignamos significa-
dos a oraciones en una interpretación semántica,
asignamos un acto verbal a una oración (emitida)
en una interpretación pragmática. La manera en que
el oyente realmente interpreta la emisión, semántica
y pragmáticamente, es un problema para la psicolin-
güística y la psiCología.
Además de las condiciones cognoscitivas del con-
texto pragmático, existen condiciones sociales (abs-
tractas). Puedo darle una orden a alguien sólo si
tengo una posición social que me permita hacerlo,
es decir, si hay una relación de jerarquía o de po-
62 LA PRAGMÁllCA DEL DISCURSO

der entre el oyente y yo. En otros casos las condi-


ciones sociales son, incluso, institucionales: sólo los
jueces pueden llevar a cabo los actos de habla de per-
donar y condenar, y sólo los policías pueden arres-
tar a la gente.
El interés que tiene la lingüística y la gramática
en el estudio de los actos de habla no está únicamen-
te en especificar las condiciones contextuales para
tales actos, sino también en relacionar los actos de
habla con las estructuras de superficie y con estruc-
turas semánticas que subyacen en la emisión utili-
zada para lograr un acto de habla. En otras palabras,
cuáles entonaciones típicas, formas sintácticas, entra·
das léxicas y contenido proposicional debería tener
una oración o secuencia de oraciones para contarse
como una posible afirmación, petición, mandato, ad-
vertencia o acusación. Sabemos, por ejemplo, que la
entonación de una petición y de un mandato son
bastante diferentes y que lo mismo es cierto de una
acusación y un cumplido. Sabemos también que la
forma oracional típica de las preguntas y las peticio-
nes es la del orden interrogativo (predicado-sujeto),
y que los mandatos pueden tomar la forma oracional
del imperativo, en la que no es necesario expresar
la frase nominal de la segunda persona. Semántica-
mente, es de esperarse que haya referencias a las
condiciones contextuales: a mis conocimientos, a mis
deseos, a mis evaluaciones, así como a los actos que
quiero que el oyente haga o deje de hacer, a los even·
tos que estoy evaluando, etc. En otras palabras, la
emisión puede, en varios niveles y de muchas mane-
ras, indicarle a un oyente cuál acto de habla pudie-
ra realizarse mediante la emisión 'de esta oración.
Claramente, como veremos con más detalle en la si·
guiente conferencia, el oyente también debe saber
mucho respecto al contexto para poder interpretar ·la
emisión como un acto de habla específico.
SECUENctAS DE ORACIONES Y DE ACTOS DE HABLA 63

2. SECUENCIAS DE ORACIONES Y SECUENCIAS DE ACTOS


DE HABLA

Puesto que el objeto de estas conferencias es el dis-


curso y no la oración, ahora deberíamos proceder a
la cuestión de cómo los discursos se relacionan espe-
cíficamente con los actos de habla. 3 Habíamos su-
puesto que es el discurso lo que debe describirse como
la unidad lingüística interesante que se realiza me-
diante una emisión. Entonces, en cuanto hablamos del
uso de una lengua, o de que las emisiones se usan
como actos de habla, tiene sentido pasar a una con-
sideración de la función pragmática del discurso, y
no de oraciones aisladas. Como las oraciones, los actos
de habla rara vez ocurren aisladamente: es más fre-
cuente que realicemos secuencias completas de actos
de habla. Las cuestiones principales de esta conferen-
cia, entonces, serán: ¿bajo qué condiciones son ade-
cuadas las secuencias de actos de habla?, y ¿cómo se
relacionan esas secuencias de actos de habla con
la secuencia (emitida) de oraciones del discurso?
Es obvio que ya no nos preocupa el discurso tal
como es enunciado por un solo hablante, sino la es-
pecificación de las condiciones pragmáticas de actos
de habla y de discursos en forma de conversación.
Para entender las condiciones bajo las cuales las
secuencias de actos de habla se consideran adecuadas,
hay que tomar en cuenta que los actos de habla son
acciones (sociales), y que tanto en el monólogo como
en el diálogo los actos de habla forman parte de una
secuencia de interacción comunicativa;. Hemos visto
que las acciones son satisfactorias sólo si cierto nú-
mero de condiciones se realiza: el agente debe tener
conocimiento de sus propios deseos, preferencias y
habilidades; del mundo, de la situación actual, de
sus compañeros en la interacción, etc.; además, de-
bería sentir ciertos deseos, necesidades o preferencias
que expliquen la motivación de la acción; deb~ pre-
64 LA PRACMÁTICA DEL DISCURSO

sentársele la oportunidad de lograr su hacer, y las


circunstancias deberían ser propicias para que el ha·
cer pueda ser realizado. Estas condiciones son aun
más complejas de lo que hemos sugerido aquí con
nuestros pocos ejemplos. Cuando todas las condi-
ciones se hayan satisfecho, el agente podrá lograr
su hacer y al mismo tiempo, por definición, la si.
tuación cambiará: o se cumplirán sus deseos, inten·
ciones y propósitos originales; o los objetos o perso-
nas cambiarán según sus designios; o él formará nue-
vos deseos, propósitos y necesidades.
Esto es igualmente cierto cuando un hablante ha
realizado un acto de habla. Si el acto verbal resulta
satisfactorio, el contexto pragmático habrá cambiado
en algún sentido. De allí que para que el subsiguiente
acto de habla sea adecuado, las condiciones de salida
(output conditions) del primer acto de habla tie-
nen que ser idénticas a las condiciones de entrada
(input conditions) del siguiente acto de habla, y así
en adelante para los demás actos de habla de la
secuencia. Un ejemplo trivial es, otra vez, la aserción:
si he afirmado algo, no cabe repetir la afirmación
porque debo creer, después de la primera aserción,
que el oyente ya sabe lo que afirmé. Si la siguiente
aserción fuera idéntica a la primera, no se satisfaría
la Condición de que el oyente no sepa lo que vaya
decirle. Igualmente, no me es posible, dentro de un
mismo contexto, darle una orden y pedirle un favor
a la misma persona, porque las relaciones sociales
no permitirían los dos actos de habla. Por este moti-
vo, oraciones y secuencias como las que siguen nunca
pueden ser adecuadas:

(1) Sacaré una foto de un león en el zool6gico mañana.


Pero no iré al zoológico mañana.
(2) Juan, ¿me consigues unos puros? Ya tengo algunos.
(3) Felicidades en tu cumpleaños. Te odio.
SECUENCIAS DE ORACIONES Y DE ACTOS DE HABLA 65

Es decir, a las condiciones generales del contexto


complejo completo no están bien, o las condiciones
de salida de los actos de habla anteriores no coinci-
den con el contexto requerido para realizar adecua·
damente el próximo acto de habla.
Además de estas restricciones generales sobre las
secuencias de acción y de actos de habla, se obser-
van algunas relaciones más específicas entre actos de
habla en secuencias. De nuevo tomemos algunos ejem-
plos:

(4) ¿Qué quieres de tomar? ¿Quieres un poco de vino


tinto? ¿ü preferirías no tomar alcohol ahora?
(5) ¡Cállate, por favor! Tengo que acabar este trabajo.
(6) Está bien, vámonos. Estoy cansado.
(7) Sí, veo que necesitas dinero. Te lo mandaré ma·
ñana.
(8) Juan es tramposo. Ten cuidado.
(9) A: ¡Que tengas muy buen cumpleaños!
B: ¡Gracias!
(10) A: Está bien, vámonos.
B: ¡Pero aún no estoy listo!

El primer ejemplo exhibe tres preguntas consecu-


tivas. Las primeras dos son preguntas sobre los de-
seos del oyente, la segunda siendo una especificación
de la primera; la tercera pregunta tiene otra función:
es una pregunta "certificadora" que busca adquirir,
ex post facto? la información necesaria para un aeto
de habla. Es decir, un hablante puede, después de
su acto de habla, dudar de repente que todas las
condiciones contextuales fueran satisfechas. En ese
caso o corregirá su acto de habla o lo suspenderá mo-
mentáneamente para establecer la información sufi-
ciente necesaria a la realización adecuada del acto
de habla. En nuestro ejemplo, entonces, tenemos una
situación en la que se ha ofrecido vino, pero en la
que el hablante no está seguro si el oyente quiere
tomar una bebida alcohólica. Ya para la tercera pre·
66 LA l'RAGMÁTICA DEL DISCURSO

gunta, se suspende, por lo menos parcialmente, la


segunda pregunta. La función estratégica e interac-
cional de tales relaciones de "corrección" o de "cer-
tificación" entre actos de habla sirven para propor-
cionarle una más fácil movida al oyente: el hablante
ya anticipa un posible motivo de no aceptar la ofer-
ta, lo cual hace más fácil la respuesta del oyente, si
es que, efectivamente, no quiere tomar alcohol.
De este corto análisis es posible llegar a la si-
guiente conclusión teórica: hay secuencias de actos de
habla que respetan las condiciones 'generales de se-
cuencias de acción y de interacción,' cada una respe-
tando, además, las condiciones normales para los ac-
tos de habla; y además hay relaciones funcionales
entre actos de habla, tales como la esp-eciticación} la
corrección} la certificación} etc. En vista de que el
segundo ejemplo (5) representa la conocida escena
de un investigador que se enoja con sus colegas par-
lanchines, es probable que el primer acto de habla
no sea un mandato sino una petición poco cortés. El
segundo ácto de habla es una aserción. Típicamente,
la función de la aserción aquí es la de lIna explica-
ción. La explicación tiene que ver con las condicio-
nes de la petición: por lo general debo tener buenas
razones para pedirle a alguien que haga algo, o que
se abstenga de hacer algo, para mí. En el ejemplo
(5) se pospone la explicación, y la aserción propor-
ciona la razón o la motivación. La función estraté-
gica de tal explicación es la mayor probabilidad de
que la petición sea satisfactoria. Encontramos la mis-
ma clase de aserción explicativa en (6).
En (7) pasa algo diferente. Allí, primero hay una
aserción concesiva y luego una promesa. Una prome-
sa requiere, como una de sus condiciones, que el ha-
blante sepa que el oyente necesita algo o agradecería
cierto acto por parte del hablante. En este caso, el
hablante demuestra en el primer acto de habla que
sabe que el oyente necesita dinero; así, una de las
SECUENCIAS DE ORACIONES Y DE ACTOS DE HABLA 67
condiciones de una promesa ha sido satisfecha. Por
consiguiente, la aserción inicial puede interpretarse
como una condición o preparación para el segnndo
acto de habla, mientras que, recíprocamente, el se·
gundo acto de habla puede tomarse como cierto tipo
de conclusión (posible) hecha a base de la primera
aserción: si el hablante concede que el oyente nece-
sita ayuda, y si puede ayudar, entonces tiene que
ofrecer la ayuda, a lo mejor con prometer dar dinero.
Una función preparatoria parecida de un acto de
habla aparece en el ejemplo (8). Las advertencias en
general requieren o que sea obvio al oyente que los
eventos contra los cuales se le está advirtiendo sean
peligrosos, o que el hablante especifique por qué al-
guna acción debe o no debe hacerse o por qué al-
gún evento debe importarle al oyente. En este caso,
el hablante documenta su petición al proporcionar
motivos probables para la advertencia subsiguiente,
es decir, al especificar las razones por las que el
oyente debe cuidarse.
Una secuencia de actos de habla muy habitual
ha sido tomada como ejemplo en (9), la de una
felicitación y el correspondiente agradecimiento. Ta-
les secuencias conversacionales son convencionales:
una vez logrado el primer acto de habla, el segundo,
realizado por -el segundo hablante, es más o menos
socialmente necesario. Ocurren casos similares en pa-
res de preguntas y respuestas, de órdenes y confir-
maciones, de peticiones y reconocimientos (o prome-
sas), etc. Tales pares subsiguientes de actos de habla
convencionales se llaman pares de adyacencia. 4 En
nuestro ejemplo vemos que el contexto cambia con
la felicitación de tal manera que el oyente, después
del acto socialmente "positivo" por parte del ha-
blante, tiene por lo menos un compromiso débil con
el hablante. El compromiso puede ser, ql menos, re-
conocido y, a lo más, "suspendido" por el agradeci-
68 LA PRAGMÁTICA DEL DISCURSO

miento. (Esto ocurre de manera parecida cuando se


hacen cumplidos, cuando se ofrece ayuda, ete.)
Finalmente, hay un par de actos de. habla fre-
cuentes en la conversación, en que el segundo hablan-
te no acepta, o incluso protesta, el acto de habla del
primer hablante; tal es el caso en (10). En general,
un oyente tiene el derecho de protestar en cuanto
sospecha que una de las condiciones del acto de ha-
bla anterior no ha sido satisfecha, como en las si.
guientes respuestas:

(11) Pero, ¿cómo lo sabes? (vs. aserción)


(12) Pero, ¿cómo lo sé? (vs. pregunta)
(13) Pero, ¿cómo puedo hacer eso? (vs. petición)
(14) Pero, ¿por qué no lo haces tú mismo? (vs. petición)
(15) Pero, ¿me estás dando órdenes a mi? (vs. orden)
(16) Pero, laun asi no lo harás! (vs. promesa)
(17) Pero, ¡no me importa! (vs. amenaza, advertencia)

Vemos que las protestas son típicamente introducidas


por Pero. Tal conectivo será llamado un conectivo
pragmático,5 porque no conecta proposiciones, como
estudiamos en la primera conferencia, sino actos de
habla. Así es que Pero puede sefíalar la función de
protestar, mientras vimos en el ejemplo (4) que O
puede ser usada en la función de certificación o de
corrección. Igualmente, nos es conocida la función
pragmática de Así, usada para introducir conclusio-
nes, o Sin embargo, que marca oposición o contraste.
Así que en general los conectivos pueden expresar
las relaciones entre proposiciones o hechos, y, más
en particular, las relaciones entre actos de habla.
Estos usos de los conectivos no tienen que ser siem-
pre paralelos: la disyunción semántica o es muy clis-
tinta de la O pragmática que sefíala corrección (es
inconcebible una disyunción de actos de habla).
Aquí tenemQs el primer ejemplo de una relación sis-
temática entre secuencias de actos de habla y secuen·
SECUENCIAS DE ORACIONES Y DE ACTOS DE HABLA 69

cias de oraciones: se usan los conectivos para expre-


sar relaciones funcionales entre actos de habla.
También, los actos de habla y las oraciones ini-
ciales deben establecer o mantener las condiciones
de entrada necesarias para los actos de habla subsi-
guientes. Entonces, en (7), por ejemplo, la propo-
sición -de una oración previa puede denotar una con-
dición necesaria para que se use la siguiente oración
como cierto acto de habla. Claro, generalmente éste
es el caso de las aserciones y el procesamiento de in-
formación: una aserción tiene sentido sólo si la in-
formación presupuesta es o sabida ya por el con-
texto o proporcionada por los actos de habla ante-
riores.
Sintácticamente, aquí estamos tratando el difícil
problema de las fronteras entre oracione's. Sería agra-
dable y cómodo si cada acto de habla se vinculara
con una sola oración. Éste es frecuentemente el caso,
especialmente con oraciones sencillas. Sin embar-
go, con las oraciones compuestas hay problemas:

(18) Regresaré a casa y terminaré algo de trabajo.


(19) Necesitas el dinero, así que te lo prestaré.
(20) Te lo daré pero, ¿puedo confiar en ti?
(21) Te prestaré dinero porque lo necesitas.
(22) Si consigo el dinero, te prestaré algo.

Vemos que una oraci{m puede tener cláusulas coor-


dinadas que en principio parecen poder realizar cada
una un acto de habla. Así es que en (18) es posible
tener dos aserciones, en (19) una aserción y una
promesa, y en (20) una promesa y una pregunta.
Claro, de (18) también es posible decir que hay un
solo acto de habla, basado en una base proposicional
compuesta (p & q). Los otros ejemplos (19, 20, 21),
aunque escritos como una sola oración, podrían re-
presentarse igualmente con oraciones subsiguientes
introducidas por los conectivos pragmáticos Así y
70 LA PRAGMÁTICA DEL DISCURSO

Pero. Así, no es posible decidir, a base de estos ejem-,


plos, si es posible expresar dos actos de habla en una
oración. Es imposible. sin embargo, dividir la ora-.
ción cuando es compleja y tiene una cláusula in-
crustada en otra. AsÍ, podemos interpretar (21) como
una promesa seguida de una motivación, en cuyo
caso porque sería un conectivo pragmático (con pro-
piedades fonológicas distintas); o, se podría tomar
como una sola promesa basada en una proposición
compleja (P > q). También, (21) podría ser sim-
plemente una aserción; tal sería el caso, por ejemplo.
si siguiera la pregunta "¿Por qué me prestas el dine-
ro?" Finalmente, (22) es un ejemplo de la llamada
promesa condicional. Es decir, se realiza una pro-
mesa, pero la acción prometida se limita a situacio-
nes en las que alguna condición es satisfecha. La pre-
gunta teórica, sin embargo, es si únicamente en
ese caso la segunda chíusula es la promesa, o si la
constituye la oración como un todo, basada en una
proposición compuesta conectada condicionalmente.
Otro problema que tenemos que tratar es el de la
adecuación relativa. En las conferencias anteriores
pudimos observar que una de las características típi-
cas de una gramática del texto es la suposición de
que la gramaticalidacI en varios niveles es relativa:
la propiedad de ser bien farmacIa, el significado/la
verdad/ la referencia, tienen que determinarse en re-
lación a la forma, el significado, la verdad y la re-
ferencia de otras oraciones del texto. Podemos afir-
mar, incluso, que esta relatividad es igualmente cier-
ta con respecto al contexto comunicativo. Y efecti-
vamente, la interpretación semántica en particular
depende del conocimiento del mundo y del contexto
concreto que tenga el usuario de la lengua.
Se evidencia el mismo principio también en el
nivel pragmático: puede que ciertos actos de habla
no sean acIecuacIos por separado, sino únicamente en
relación a la adecuación de otros actos de habla de
SECUENCIAS DE ORACIONES Y DE ACTOS DE HABLA 71
la secuencia o del "macroacto de habla" (ver el si-
guiente inciso). Así que algunos de los actos de ha-
bla preparatorios en los ejemplos de arriba, por
ejemplo (5), (6) Y (8), pueden no ser adecuados
como aserciones independientes. Si las aserciones apa-
recieran solas en el mismo contexto, la condición se·
gún la cual el oyente tiene que estar en principio
interesado en recibir la información, no siempre se
cumple. AsÍ, a un desconocido sólo vamos a afirmar
"Se me olvidó el reloj" si esta aserción es prepara-
ción para una petición de información acerca de la
hora, o una explicación de por qué tuvimos que ha-
cer la pregunta. Hace falta más investigación empí-
rica si queremos comprender esta clase de adecua-
ción relativa, así como los problemas mencionados
arriba en cuanto fronteras entre oraciones y entre ac-
tos de habla. Aquí no intentaremos resolver estos
problemas respecto a relaciones entre secuencias de
actos de habla y secuencias de oraciones, sino sólo
indicar el tipo de temas que podría discutirse. Que
tales temas son gramaticalmente pertinentes es obvio:
si la suposición de que las oraciones se relacionan uno
a uno con los actos de habla fuera a sostenerse, ten-
dríamos un Criterio muy necesario de demarcación en-
tre las oraciones, o más bien, un motivo pragmático
subyacente en la división de secuencias en oraciones
particulares.
Nótese finalmente que en este contexto también
se encuentran casos de secuencias de actos de habla
que deben ser expresadas por secuencias de oraciones,
y que no pueden ser expresadas por oraciones com-
puestas. Es casi imposible expresar correctamente la
mayoría de los ejemplos de arriba (4)- (10) en una
sola oración, especialmente los que implican un cam-
bio de acto de habla. Esto significa que el argumento
tan común en contra de la necesidad de las gramá-
ticas del texto -que es igualmente posible dar cuen-
ta de todas las propiedades de las secuencias de ora-
72 LA PRAGMÁTICA DEL DISCURSO

ciones en términos de oraciones compuestas- no se


sostiene. Además, fuera de las razones pragmáticas
que requieren que se cambie de oración, hay razones
semánticas para los cambios, como las que discuti-
mos en la Conferencia 1: cambio de nivel de genera-
lidad. de tiempo/lugar, de participantes, de moda-
lidad. de perspectiva (es decir, el punto de vista del
hablante, del oyente o de las personas de quienes se
habla), etc.
Concluimos este inciso con decir que el análisis
sistemático de secuencias de actos de habla acaba de
empezar; esto es aún más cierto para el análisis de
las relaciones entre los diversos niveles gramaticales
(textuales) de descripción.

3. MACROACTOS DE HABLA

Al final de la última conferencia argUlamos que to-


das las clases de procesamiento de información
semántica compleja requieren del uso de macroes-
tructuras. Esto es también cierto para acciones com-
plejas, y, por tanto, para secuencias de actos de ha-
bla. Así, de la misma manera en qué parecía ser
necesario asignar estructuras semánticas globales a
un texto, es necesario asignar estructuras de actos
globales a una secuencia de actos de habla. En este
caso hablaremos de macroestructuras pragmáticas, y
las unidades en este nivel se llamarán macroactos de
habla. 6 Un macroacto de habla es un acto de habla
que resulta de la realización de una secuencia de
actos de habla linealmente conectados. Los actos
de habla se dicen linealmente conectados si i] el dis-
curso que los realiza es linealmente coherente y ii]
satisfacen las condiciones para las secuencias, discu-
tidas en el inciso anterior. Puesto of!ue un macroacta
de habla es también un acto de habla, debe respe-
tar las condiciones normales de adecuación. Hay mu-
MACROACTOS DE HABLA 73
chos ejemplos de tales macroactos de habla en la
comunicación convencional. Si escribimos una carta
pidiendo algo, la carta bien puede contener asercio-
nes y otros actos de habla, pero como un todo fun-
cionará como una petición. Igualmente, un cuento
completo, un artículo de periódico o una conferencia
pueden funcionar como una aserción. Lo mismo es
cierto para otros actos de habla: los podemos reali-
zar de manera más o menos compleja, pero, como
un todo, funcionan como un solo acto de habla.
La importancia de la noción de macroacto de ha-
bla para una gramática del texto y para una teoría
más general del discurso viene del hecho de que hace
posible hablar de las funciones globales de un discur-
so o de una conversación. Además de la propiedad
"interna" de la coherencia global como la define un
tema o una macroestructura semántica, ahora tene·
mos también una manera funcional, "externa", de
definir la unidad de un discurso. Paralelo a la no-
ción del "tema" o "asunto" semántico, ahora tenemos
también un medio para hacer explícito algo así como
el propósito pragmático de un discurso. Los usua·
rios de una lengua deben tener conocimiento de
tal propósito para poder evaluar las funciones prag·
máticas y estratégicas de los actos de habla indivi-
duales de una secuencia. Quieren entender el objetivo
del hablante, lo que éste quiere lograr con su emi-
sión. Al mismo tiempo, un macroacto de habla tiene
las funciones cognoscitivas usuales de reducir y or-
ganizar información: un oyente no tiene necesaria-
mente que recordar todos los actos de habla indio
viduales, sino puede sencillamente construir unos
cuantos macroactos de habla porque éstos serán per-
tinentes para más (inter-)acción.
Finalmente, los macroactos de habla proporcionan
la necesaria contrapartida pragmática de las macro-
estructuras pragmáticas, porque cada acto de habla
requiere una base (proposicional) semántica, que
74 LA PRAGMÁTICA DEL DISClURSO

constituye el "contenido" del acto de habla. Vemos


que todo el marco de la gramática y de la teoría del
discurso se vuelve nítidamente sistemática de esta
manera: encontramos los mismos principios básicos
en varios niveles de descripción, y las unidades o ca-
tegorías en un nivel se relacionan sistemáticamente
con unidades similares en otros niveles.
Podemos ilustrar la existencia de macroactos de
habla en el nivel de la oración y de secuencias de
actos de habla, como se analizaron arriba. En los
ejemplos (4), (5) Y (7), parecía que uno de los ac-
tos de habla proporcionaba una preparación, una
condición, una motivación o una explicación del otro
acto de habla. Esto significa que tales actos de habla
tienen la función de ser acciones auxiliares: hacen
posible otro acto de habla, o tal vez hagan que sea
más efectivo. La intuición es que el otro acto de
habla es más importante y, de hecho, el acto de ha·
bla principal de la secuencia. En otras palabras, en
tales secuencias tenemos una distinción entre actos
de habla superordinados y subordinados, es decir,
una estructura jerárquica. Si aplicamos una macro·
rregla como la CONSTRUCCIÓN a este tipo de infor·
mación compleja, se nos permite sustituir un acto
más global por una secuencia de actos que denoten
o funcionen como condiciones, componentes o con·
secuencias normales. En otras palabras, (5) como un
todo puede funcionar como una petición, (6) como
una súplica y (7) como una promesa. En estos casos
el macroacto de habla es realizado en la secuencia,
como el acto de habla principal (en el micronivel);
pero esto no es siempre el caso.
Tanto en el micronivel como en el macronivel pue·
den existir los llamados actos de habla -ímdirectos,7
es decir, actos de habla que se hacen mediante la
realización de otro acto de llabla; este segundo acto
o es usado para denotar algo, o funciona como una
condición o componente normal del acto de habla
MACROACTOS DE HABLA 75
realmente realizado. Así, puedo decir "Estoy cansa·
do", lo cual es una aserción, para hacer una petición,
por ejemplo, una petición de salir, de que me dejen
en paz, etc. Igualmente, en vez de hacer una petición
de ayuda, puedo decir, "No lo puedo hacer solo".
Éstas son condiciones normales para el acto de ha·
bla de una petición, que se realiza indirectamente.
Una de las funciones estratégicas importantes de ta-
les actos de habla indirectos es que al oyente se le
da la aparente opción de interpretar el acto de ha·
bla literalmente, sin que tenga que reaccionar a la
petición. También podemos demostrar que esta po-
sible dualidad de función ocurre en el macronivel.
Mediante una secuencia de actos de habla podemos
contarle a alguien nuestros problemas financieros, lo
cual constituiría una aserción global que podría fun-
cionar indirectamente como una petición global:

(23) Hola. Juan. He tenido algunos problemas con la


reparación de mi casa y me urge un coche nuevo.
Pero no quieren darme un préstamo personal en
el banco. As! que, no sé si pudieras ayudarme ...

Este discurso construido (que debe representarse en


forma de una conversación) ejemplifica la manera
en que una secuencia de oraciones, las cuales funcio-
nan cada una como una aserción, puede implicar
globalmente el macroacto de habla de una petición.
Los actos de habla funcionan por separado como una
introducción a la conversación y como aserciones
acerca de la situación y sus causas, y resultan en una
preparación concreta de una petición de ayuda.
Nótese que el macroacto de habla tiene varias fun-
ciones conversacionales) interacciona les y cognosci.
tivas. Primero, organiza y reduce los respectivos actos
de habla individuales del texto. Segundo, hace po-
sible que el hablante haga un plan global pragmá.
tico para su discurso que determinará el tipo de acto
76 LA PRAGMÁTICA DEL -DISCURSO

de habla global que decida realizar, independiente-


mente de los detalles locales de la conversación. Cla-
ro está que puede cambiar su plan si el oyente de-
muestra que las condiciones para la peticióñ (global)
no se han satisfecho. Y tercero, el oyente comprende
pronto, a través de las actitudes preparatorias del ha-
blante, cuál acto de habla global se está realizando; en-
tonces, él puede, o ayudar al oyente por medio de la
anticipación, o evitar una situación penosa por medio
de impedir una petición directa cuando sabe que no
puede o que no quiere cumplir con la petición. En
otras palabras, además de tener funciones pragmá-
ticas específicas en la organización de actos de ha-
bla y en la asignación de funciones pragmáticas glo-
bales a emisiones, los macroactos de habla tienen
varias importantes funciones cognoscitivas e interac-
cionales.
Esta conclusión es cierta también para las macro-
estructuras semánticas. El modelo para el análisis
gramatical y pragmático del discurso parece tener la
ventaja de no sólo captar sistemáticamente las res-
pectivas propiedades de las estructuras y funciones
del discurso, sino también de proporcionar la base
de un modelo serio para el estudio del discurso en
la cognición, en la comunicación y en la interacción
social.
CONFERENC{A 4

DISCURSO, COGNICIóN y COMUNICACIóN

1. EL PROCESAMIENTO COGNOSCITIVO DEL DISCURSO

En las conferencias anteriores se estudiaron las es-


tructuras del discurso y las funciones pragmáticas de
manera más o menos abstracta. Es un hecho bien
conocido que una gramática es sólo una aproxima-
ción teórica a las estructuras reales de emisiones tal
como se usan en la interacción comunicativa. Por lo
tanto, la semántica sólo especifica las reglas abstractas
de la interpretación de oraciones y textos, y no da cuen-
ta de los procesos cognoscitivos utilizados en la pro-
ducción y la comprensión del discurso real. Sin em-
bargo, una teoría empírica de la lengua también ne-
cesita modelos que expliquen cómo se comprende
y cómo se usa el discurso en la comunicación. En
esta conferencia trataremos brevemente algunos de
los problemas principales del estudio del discurso en
la cognición y en la comunicación. Puesto que los
posibles efectos y funciones sociales del discurso en
la comunicación dependen de los distintos procesos
empleados en la comprensión del discurso, primero
daremos cuenta de la dimensión cognoscitiva del uso
del discurso.
Durante los últimos años, la psicología cognosci-
tiva y el estudio de la inteligencia artificial han pres-
tado atención cada vez más a los procesos involucra-
dos en la producción del discurso y particularmente
en la comprensión del discurso. l Esta atención sigue
a los estudios anteriores del procesamiento de pala-
[77]
78 DISCURSO, COGNICIÓN Y COMUNICACiÓN

bras y de las estructuras sintácticas y semánticas de


oraciones. Ahora se está investigando cómo nos es
posible entender euentos, libros de texto, etc.; esta
pesquisa puede tener muchas aplicaciones importan-
tes en la psicología de la educación, la psicología so-
cial y en la teoría de la comunicación.
Repasemos primero las diferentes fases y factores
que caracterizan los respectivos procesos involucra-
dos en la comprensión del discurso. Para entender
los principios básicos de un tal modelo del procesa-
miento cognoscitivo del discurso, hay que introducir
algunas nociones nuevas. Una central, necesaria para
ese modelo cognoscitivo, es la de memoria. En la me-
moria almacenamos la información que sale de nues-
tros diversos sentidos. Por varios motivos nos con-
viene hacer una distinción teórica entre dos tipos de
memoria, la memoria a corto plazo (MCP) y la me-
moria a largo plazo (MLP). A grandes rasgos, MCP
es necesaria para la manipulación de información
que requiere de poco tiempo para ser procesada, por
ejemplo, cuando queremos comprender sonidos, pa-
labras, frases y oraciones. La información que re-
quiere de más tiempo se almacenará a la larga en
MLP después de que haya pasado por MCP. Una de
las características de MCP es que su capacidad es limi-
tada: cuando está "llena", es necesario que se vacíe,
por lo menos parcialmente, antes de que pueda re-
cibir nueva información. Podemos "medir" intuiti-
vamente los límites de MCP al leer, por ejemplo,
una lista de números o de palabras y observar qué
tan larga puede llegar a ser la lista antes de que
comencemos a "olvidar" sus elementos o su orden
correcto, cuando intentamos reproducir la lista in-
mediatamente después de leerla. Podemos hacer lo
mismo si leemos oraciones con el fin de ver qué
tan larga y compleja puede ser una oración antes de
que sea imposible reproducirla palabra por palabra.
Cuando hacemos esta prueba intuitiva, observamos
PROCESAMIENTO COGNOSCITIVO DEL DISCURSO 79
varios principios importantes. Primero, si la lista de
unidades informacionales (números, letras, etc.) es
arbitraria, nos es difícil almacenar más de siete uni-
dades en MCP. Pero, si la lista tiene cier.tas regula-
ridades o alguna estructura, es mucho más fácil repro-
ducirla, y nos es posible recordar una lista mucho más
larga. Esto ocurre cuando los números siguen un orden
particular o cuando son idénticos, o cuando las letras
o números tienen un patrón visible. Esto es inmedia-
tamente aparente cuando el ejemplo es una oración
en vez de una lista arbitraria de palabras. Es fácil
repetir verbatim una oración de, digamos, veinte pa-
labras. Otra vez, esto se debe a la "estructura" que
asignamos a la oración durante "entrada": primero,
formamos palabras de sonidos y letras, luego orga·
nizamos las palabras en grupos sintáctico-semánticos,
y finalmente hacemos cláusulas y oraciones de los
grupos de palabras. Al mismo tiempo, asignamos un
significado a la oración, y con esto es aún más fácil
reproducirla. Así, la asignación de estructura parece
organizar y reducir información en la memoria (a
corto plazo); simultáneamente, la asignación de un
significado, es decir, la comprensión, hace que sea
más fácil procesar información. 2
Estos principios básicos también operan en la com-
prensión del discurso. Un lector/oyente se enfren-
tará primero con señales percibidas visual o aucliü·
vamente. Éstas serán comparadas con el conocimiento
fonológico sistemático que el oyente tenga de la len-
gua, e interpretadas como fonemas y secuencias de
fonemas. Lo mismo pasa con palabras y grupos de
palabras que se cotejan con el léxico y con las re-
glas sintácticas de la lengua. Es importante notar que
en un modelo cognoscitivo esta asignación de estruc-
turas a palabras y frases no sigue las reglas tal como
se explican en (cualquier) gramática. Los usuariús
de una lengua aplicarán estrategias fácilmente acce-
sibles en el proceso de "decodificación" durante el
80 DISCURSO, COGNICIÓN Y COMUNICACIÓN

cual las señales "se traducen" a la representación


cognoscitiva de oraciones. (Por ejemplo, es proba-
ble que la primera frase nominal sea el sujeto.) Una
estrategia sintáctica es una hipótesis acerca de la
estructura de la oración; por supuesto, esta hipótesis
puede ser rechazada y luego corregida cuando se ha
procesado información más tardía.
U n usuario de una lengua no es ni una gramática
ni una máquina: comienza a "trabajar", es decir,
a "comprender", en cuanto entra la información. No
espera hasta el final de la oración, ni mucho menos
hasta el fin del texto. La capacidad de MCP es, como
vimos, limitada. Por lo tanto, un usuario de la len-
gua traducirá la información de superficie en infor-
mación semántica en cuanto pueda, porque es in-
formación semántica que puede almacenarse prin-
cipalmente en MLP. Ésta es la información semántica
que seguramente será necesaria en procesos posterio-
res de comprensión y de producción. Esto también
significa que el usuario de la lengua no va a pro-
cesar la información sintáctica primero, sino que
al mismo tiempo usará toda la información semán-
tica disponible (de la oración, del mundo y del con-
texto real) para asignar la estructura sintáctica co-
rrecta que, a su vez, determina una interpretación
semántica posible. No es necesario exponer los deta-
lles de este proceso sumamente complejo.3 Aquí sólo
queremos retener el resultado básico de que la en-
trada lingüística "se traduce" en información semán-
tica tan pronto como se puede. Esta información
semántica es conceptual. Es decir, el usuario de una
lengua construirá una estructura conceptual median-
te el uso de elementos tomados de la memoria (cono-
cimiento de la lengua y del mundo, almacenado en
MLP, que por lo tanto se llama también nuestra me-
moria semántica o conceptual) para cada significado
y referencia. En cuanto a oraciones, vamos a supo-
ner, además, que la información conceptual de las
PROCESAMIENTO Cr>GNOSCITIVO DEL DISCURSO 81

oraciones se construye primero en la forma de pro-


posiciones. Es decir, a cada oración se le asigna una
secuencia de proposiciones bdsicas que proporcionan
la información más elemental sobre "lo que es el
caso".
Durante la comprensión del discurso opera esen·
cialmente el mismo proceso, pero como ya tenemos
que tratar secuencias de oraciones, las limitaciones
de la capacidad de MCP comienzan a desempeñar
un papel importante. Es simplemente imposible re-
cordar una secuencia larga de oraciones, al menos no
verbatim. Así que una de las primeras tareas de un
modelo de la comprensión del discurso es la de
organizar y reducir grandes cantidades de informa-
ción muy compleja. Después de la interpretación de
frases, cláusulas y oraciones, esta información es pro-
posicional. Así, la secuencia de proposiciones que se
ha asignado a secuencias de oraciones necesita más
estructura. Aquí supondremos que el primer tipo de
estructura pertinente es la organización de propo-
siciones en HECHOS cognoscitivos. 4 Escribimos este
término con mayúsculas para poder distinguirlo del
uso cotidiano de la palabra "hecho", que denota algo
que acaece en el mundo (real). Un HECHO es una
representación cognoscitiva de lo que interpretamos
como, en algún contexto, un hecho, por ejemplo, una
acción particular, un evento o un estado. Así, "Pe-
dro viajó a Nueva York" es un hecho que en un
nivel algo "distante" de interpretación (de ver, de
pensar, etc.) podemos representar como un solo HE-
CHO cognoscitivo. Lo mismo es cierto, sin embargo,
para el hecho de que "él entró en el avión" y "el
avión estaba lleno". Así que, hablando en términos
generales, podemos decir que si queremos describir
hechos, vamos a necesitar por lo menos una cláusu-
la. La definición de un HECHO se da en términos
de un esquema o una estructura de HECHOS especí-
fica. Tal esquema incluye el predicado básico, así
82 DISCURSO, COGNICIÓN Y cOlíWNICACIÓN

como los varios participantes en sus respectivos pape-


les (de agente, de agente pasivo, de objeto, de instru-
mento, de fuente, de meta, etc.), y la situación (el
tiempo, el lugar, las circunstancias) en que ocurre o
se da el evento, la acción, o el estado. Así, es de
esperarse que una oración como la que sigue será
representada por una colección de proposiciones (ató-
micas) organizadas en un esquema de HECHOS como
el (2):

(1) El muchacho besaba a la muchacha rubia en sus me-


jillas rosadas en el asiento posterior de su coche.
(~),

ACCIÓN: beso (Xl' X 2 )

LPARTICIPANTES

Agente: muchacho (Xl)


HECHO

t Agente pasivo: muchacha (x 2 )


LModificador: rubia (x 2 )
Meta: mejillas (x a)
LModificador: rosadas (x a) y tiene (x 2 • x~

SITUACiÓN

I Tiempo: PASADO
tLugar: asiento posterior. (x 4 )
LModificador: de (x 4• Xfi) Y coche (Xfi) y
tiene (xl' Xfi)

Claro está que tal representación es sólo un mode-


lo teórico y hasta aproximativo de la verdadera re-
presentación que tenemos de ese hecho en la memo-
ria. La intuición importante que sacamos de esto
es que la acción que se representa mediante una ora-
ción como (1) parece, efectivamente, constituir un
solo hecho: lo "vemos" como un evento homogéneo,
continuo y distinguible, mientras que subirse al co-
che y besar a una mujer serían por lo menos dos
PROCESAMIENTO COGNOSCITIVO DEL DISCURSO 83

hechos. Para nuestra discusión es importante que la


unidad cognoscitiva así construida, un HECHO, jun-
ta a un gran número de proposiciones atómicas y
por lo tanto organiza la interpretación de oraciones
bastante largas de manera muy seria, reduciéndola a
un solo "trozo" complejo de información. El trozo
puede ser hasta más complejo, como cuando en algu-
na categoría del HECHO se incrusta otro HECHO.
La siguiente tarea de un modelo de la comprensión
del discurso es la de relacionar la información (pro-
posiciones, HECHOS) obtenida de las oraciones subsi·
guientes de un discurso. Es decir, un lector/oyente
sólo podrá entender un discurso cuando le asigna
la necesaria coherencia. Para poder hacer eso, prime-
ro tendrá que conectar las oraciones semánticamente,
de manera muy parecida a la que describimos en tér-
minos abstractos en la primera conferencia. Es decir,
tendrá que establecer las relaciones condicionales en-
tre proposiciones o HECHOS, identificar los referen-
tes idénticos o los que se relacionan de otra manera,
y decidir si los predicados que definen las propie-
dades y las relaciones corresponden a los participan-
tes de las proposiciones o HECHOS subsiguientes.
Para poder relacionar las proposiciones o HECHOS
expresados en las oraciones subsiguientes, el. que in-
tenta comprender el discurso tendrá que "viajar"
constantemente a la memoria a largo plazo para ob-
tener la información conceptual sobre posibles he-
chos y vínculos entre hechos. Puesto que el texto
muchas veces no expresa proposiciones o HECHOS que
sean conocidos generalmente o que se conozcan en el
contexto del discurso (como vimos en la primera
conferencia), el interpretante tendrá que proporcio-
nar estos "enlaces omitidos" de la memoria. Ya vi-
mos que los marcos de conocimiento ~ desempeñan
una función importante en este proceso. Tal marco
es una representación de un episodio más o menos
convencional que organiza los distintos eventos, ac-
84 DISCURSO, COGNICIÓN Y COMUNICACIÓN

ciones U otros hechos que encontramos frecuentemen-


te en la interacción social, como tomar un avión,
comer en un restaurante, ir de compras, etc. Además
de proporcionar los necesarios enlaces omitidos, tales
marcos también indicarán qué HECHOS deben agru-
parse juntos, proporcionando así la información ne-
cesaria para la asignación de maCToestTllctllTas en la
comprensión del discurso. Ya hemos argüido varias
veces que las macroestructuras juegan un papel im-
portante en el procesamiento cognoscitivo. Y, cierta-
mente, si suponemos que durante el procesamiento
la información compleja debe ser organizada y redu-
cida, entonces las macrorreglas y las macroestructu-
ras serán muy útiles. Por lo tanto, en cuanto un i\!.-
terpretante haya construido uno o varios HECHOS en
su memoria semántica funcional (MCP), hará una de-
cisión hipotética sobre la macroproposición o macro-
HECHO que m,ís probablemente organice la secuen"
cia; por ejemplo, "un muchacho está besando a una
muchacha", para nuestro ejemplo (1). Entonces pro-
posiciones y HECHOS subsiguientes del texto pueden
ser organizados según el mismo macrOHECHO, o pue-
den corregir la hipótesis estratégica original.
Mientras tanto, la información producida durante
estos diversos procesos de comprensión respeta la
menCionada capacidad de la memoria a corto plazo.
En otras palabras, al avanzar a una tercera o cuarta
oración, el lector/oyente tendrá varias proposiciones /
HECHOS de las oraciones primera y segunda; habrá
establecido relaciones de coherencia entre éstos; ha-
brá actualizado proposiciones/HEcHOS de la memoria
(por ejemplo, de sus marcos de conocimientos); y ha-
brá construido una macroproposición. Y como se cree
que la capacidad es más o menos de siete trozos de
información semántica, el almacén temporal de la
memoria semántica a corto plazo tiene que vaCiarse
parcialmente antes de que se pueda almacenar y tra-
bajar nueva información. El proceso es cíclico: la
PROCESAMIENTO COGNOSCITIVO DEL DISCURSO 85

información que ya no se necesite para comprenuer


nuevas oraciones o para conectar oraciones se pasa
a la memoria a largo plazo, de donde puede ser ac-
tualizado en cuanto sea necesaria; después, infor-
mación adicional puede ser admitida a la memoria
semántica funcional. Puesto que una macroproposi-
ción es necesaria para la comprensión y la organi-
zación de una secuencia completa, es probable que
esta macroproposición permanezca en MCP hasta que
se introduzca un nuevo tema o asunto.

La siguiente fase en la comprensión tlel discurso es


el almacenamiento de información semántica (cons-
truida en MCP) en la memoria a largo plazo. El prin-
cipio básico que subyace a este proceso de almacena-
miento es que la estructura de la información tex-
tual en MLP es la estructura que se le asigna al dis-
curso durante su comprensión en MCP. Claro que
puede ocurrir una reinterpretación de la informa-
ción pero esto significa que la información tiene que
regresar a MPC, donde se le asignará una nueva es-
tructura.
Se deduce de este principio que la información
textual se representa primero por medio de proposi-
ciones organizadas en HECHOS. Estos HECHOS están
conectados linealmente por relaciones condicionales,
mientras que sus participantes pueden ser vincula-
dos por medio de la identidad. Así que toda la es-
tructura del HECHO está dominada por una macro-
estructura jerárquicamente organizada. Si también
el discurso tiene una superestructura convencional,
como la de un cuento, entonces la macroestructura
puede también ser organizada según un esquema su-
perestructural jerárquico. Entonces, vemos que a la
información que entra, una vez que se traduce en
proposiciones, se le asignan mucha estructura en va-
rios niveles y que ésta es la manera en que la infor-
mación es almacenada en MLP.
86 DISCURSO, COGNICIÓN y COMUNICACIÓN

Ahora bien, en Un, modelo cognoscitivo realista,


debemos suponer que durante la comprensión y el
almacenamiento, la información no siempre penna-
nece es'trictamente idéntica. Los usuarios de una
lengua aplicarán varias transformaciones a la infor-
mación que entra: primero, llevan a cabo las macro-
operaciones (de supresión, generalización y construc-
ción); luego ocurren otras transformaciones. Por va-
rias razones, los usuarios sustituirán ciertas proposi-
ciones de los HECHOS por otras, haciendo diversas
permutaciones de orden, etc.
Una razón para hacer tales sustituciones es que
la información del discurso tal como está repre-
sentado en la memoria no será aislada, sino relacio-
nada a otra información ya presente en la memo-
ria. La otra información será primero la informa-
ción sobre el contexto de la comunicación: la situa-
ción, el hablante, etc.; segundo, será información de
otros discursos o episodios que tratan el mismo tema
y ya han sido procesados por el lector/oyente; ter-
cero, será toda la información "marginal" procesada
por el lector/oyente durante la comprensión del dis-
curso (asociaciones, evaluaciones, etc.); cuarto, esta-
rá relacionada con los distintos factores del estado
cognoscitivo del lector/oyente durante la compren-
sión (sus creencias, intereses, las tareas y fines espe-
cíficos, sus valores y actitudes, etc.); y finalmente esa
otra información consistirá en el conocimiento gene-
ral que el oyente tiene de los hechos representados
como, por ejemplo. el contenido de sus marcos de
conocimiento. así como otros conocimientos sobre el
mundo. En otras palabras, se estructura la represen-
tación del discurso no sólo internamente) sino exter-
namente en relación a mucha otra información. Aba-
jo veremos que las unidades informacionales que
están "mejbr" estructuradas tanto interna como ex-
ternamente serán, en general, las más fácilmente re·
cuperadas de la memoria.
PROCESAMIENTO CO(;NOSCITIVO DEL DISCURSO 87
Mencionamos arriba que la representación cognos·
citiva de un discurso en la m\:moria está relacionada
a mucha otra información que ya está almacenada.
También vimos que parte de esta información al·
macenada (el conocimiento de la lengua y el con-
tenido de los marcos, por ejemplo) también entra
en el proceso de la comprensión. Sin embargo, la com-
prensión del discurso ocurre en un contexto comu-
nicativo "rico". No leemos un discurso en un "va-
cío" sino hay interacción con muchos otros factores
aparte de nuestros conocimientos. Por ejemplo, sa-
bemos intuitivamente que nuestros intereses desem-
peñan una función importante: prestamos más
atención a los temas que nos interesan. Asimismo,
normalmente tenemos un fin o una tarea social prag-
mática: a menudo leemos un discurso porque ne-
cesitamos alguna información; a lo mejor queremos
usar esa información para otras tareas como la de
dar respuestas, resolver problemas o producir otros
discursos (ver Conferencia 3). Además, el proceso de
comprensión dependerá de la actitud global que se
tiene respecto al hablante y/o el tema de la conver·
sación. Esta actitud hará que prestemos atención a
ciertas clases de información o que hagamos una
evaluación particular de ella. Por tanto, no es sólo
nuestro conocimiento, sino también nuestros deseos,
necesidades y preferencias, asi como nuestros valo·
res y normas los que determinan la clase de infor-
mación que seleccionamos, acentuamos, ignoramos,
transformamos, etc. Llamaremos a todos estos facto-
res juntos el estado cognoscitivo del usuario de la
lengua. 6 Este estado cognoscitivo es específico para
el contexto particular: el lector/oyente tendrá más
tarde o para otro discurso otros conocimientos, creen-
cias, deseos, actitudes, objetivos, etc. y, por lo tanto,
su estado cognoscitivo será distinto. Estas diferen-
cias entre estados cognoscitivos también explican el
hecho de que cada usuario de una lengua compren-
88 DISCURSO, COGNICIÓN Y COMUNICACIÓN

da por lo menos una mínima parte del discurso de


manera distinta, de modo que las representaciones
reales del mismo texto serán en parte diferentes para
los diferentes usuarios de la lengua. Así que el esta·
do cognoscitivo no sólo determinará la construcción
de proposiciones y HECHOS (después de posibles dife·
rencias de percepción, atención, etc. al principio), sino
que también afectará la aplicación de las macrorre·
glas, de manera que cada lector/oyente asignará temas
parcialmente diferentes al texto: para dado lector al·
gún punto puede ser más importante o pertinente que
otro. 7 O asignará diferentes grados de pertinencia a
los detalles del texto (y a las microproposiciones), se·
gún la manera en que se relacionan con el estado cog·
noscitivo en ese momento. Estas diferencias individua·
les, a decir verdad, permanecerán dentro de ciertos
límites de la interacción social; de otra manera, la
comprensión mutua sería imposible. Cualquiera que
sea el estado cognoscitivo personal de un lector/
oyente, él conoce las reglas convencionales para la
asignación de sentido, de macroestructura y de pero
tinencia al discurso y a la comunicación, y por lo
tanto estará de acuerdo por lo menos en parte con
los demás en cuanto a lo que significan las oraciones
y los temas globales del texto. Claro está que las
mencionadas diferencias de opinión pueden llevar a
una falta de comprensión y al conflicto? especialmen-
te cuando los intereses, las actitudes y los valores
subyacentes de los nsuarios de una lengna sean di.
ferentes.

La última fase en el procesamiento del discurso es


la recuperación y la (re)producción de información
en MLP. Aunque sabemos poco de las diversas ope·
raciones de recuperación, el modelo descrito arriba
nos sugiere que estas operaciones en principio "tra·
bajarán" la organización estructural de la informa·
ción tal como está almacenada en MLP. Así, las uni-
PROCEsAMIENTO COGNOSCITIVO DEL DISCURSO 89

dades que están relacionadas mediante muchos vincu-


las a otras unidades del texto a otras unidades en la
memoria serán las más accesibles durante la bús-
queda recuperativa. Hay por lo menos dos clases de
recuperaci6n que intervienen en el procesamiento
del discurso: la del recuerdo y la del reconocimiento.
Durante el recuerdo, la tarea del usuario de la len-
gua es la de recuperar informaci6n de MLP de una
manera "activa", por ejemplo, por medio de cons-
truir un camino a través de los canales estructurales
sin tener mucha informaci6n "dada". Duran'te el re-
conocimiento, que es mucho más fácil, la búsqueda
se facilita por las pistas semánticas, es decir, por una
representaci6n de la unidad que se quiere encontr,ar.
Puesto que toda la información estructural sobre la
unidad ya se tiene, es fácil seguir los respectivos ca-
minos estructurales y encontrar el lugar donde est~í
almacenada la unidad. Claro, aun aquí, la informa-
ción en la memoria puede haber sido tan "borrada"
por otra información que el reconocimiento ya no
sea posible.
Los procesos de recuerdo, especialmente, no son
s610 reproductivos sino también constructivos: 8 un
usuario de una lengua no s610 "copiará" la infor-
maci6n que se encuentra en la memoria (si ha sido
alterada o no por las transformaciones mencionadas
antes), sino también tratará de derivar información
de la informaci6n que realmente encuentra. Así que
la macrorregla de la construcción permite que se re-
cupere la informaci6n sobre detalles a través de la
informaci6n de los marcos. Una vez que un tema de
discurso es recordado, el usuario de la lengua puede
aplicar las macrorreglas de manera inversa; puede
especificar, agregar o particularizar información y
cotejar ésta (mediante el reconocimiento) con la in.
formación en la memoria. Igualmente, el usuario de
la lengua aplicará otras transformaciones semánticas
90 DISCURSO, COGNICIÓN. y 90MUNlCACIÓN

durante la recuperación de MLP y así posiblemente


cambiará la información en MCP.
Tanto estas transformaciones como, de hecho, el
proceso entero de recuperación, dependerán del esta-
do cognoscitivo actualmente en operación durante
la recuperación. Así, encontraremos más fácilmente
la información que más falta nos hace porque usa-
remos intensivamente toda la información estructu·
ral, lo mismo que las demás fuentes, que tenemos.
Una manera de poner a prueba las suposiciones
hechas arriba en cuanto a las respectivas fases de la
comprensión del discurso es la de pedir a las perso~
nas involucradas que reproduzcan información tex-
tual. Es decir, podemos darles una tarea de recuerdo
o de reconocimiento, hacerles preguntas, o dejar que
parafraseen o que hagan un resumen de cierto dis-
curso. 9 Hay que subrayar que en todos estos casos,
los sujetos producen un nuevo discurso que está re-
lacionado de maneras muy específicas con el discurso
original.
Por ejemplo, si les damos a algunos sujetos un
cuento de varias páginas a leer, e inmediatamente
después de que hayan terminado de leerlo les pedi.
mas que recuerden el cuento y que lo reproduzcan
tan precisamente como les sea posible, obtenemos el
resultado esperado de que, con la excepción de unas
expresiones u oraciones estilísticamente sobresalien-
tes, les es absolutamente imposible reproducirlo ver·
batim. Los sujetos apenas podrán reconocer una
oración particular, en su forma sintáctica, como parte
del discurso. lO Esto prueba una de las suposiciones
hechas al principio de esta conferencia: que la infor·
mación se "recodifica" en información conceptual,
que no se almacena de la misma manera morfosin-
táctica en la memoria como fue presentada al lector.
Para nosotros es más interesante, sin embargo, la
segunda observación hecha a base del análisis de
textos basados en el recuerdo: durante el recuerdo
PROCESAMIENTO COGNOSCITIVO DEL DISCURSO 91

inmediato los sujetos apenas pueden reproducir la


mitad de las proposiciones del cuento. Claro, esto
variará de sujeto en sujeto, pero hay pocos sujetos
que recuerden más de tres cuartas partes del texto.
Es más, la información "reproducida" no siempre
será idéntica a la información original, sino que ha-
brá sufrido las varias transformaciones semánticas que
ya mencionamos brevemente arriba. Hasta habrán
agregado nueva información, tal como la implicada
por el texto, asi como evaluaciones, comentarios, etc.
De estos hechos, podemos concluir que la compren-
sión, el almacenamiento y la recuperación nunca son
"puros", sino que también interactúan con todos los
procesos "de pensamiento" que combinan la infor-
mación del texto con información ya almacenada en
la memoria. Esto también demuestra que la repro-
ducción y la reconstrucción, cuando aparecen en un
texto basado en el recuerdo, están sujetas a las cons-
trucciones normales de producción, que discutiremos
brevemente abajo.
Si damos el mismo discurso a los mismos sujetos
de uno a tres meses más tarde y pedimos una reca-
pitulación mnemónica (libre), observamos que de las
doscientas proposiciones originales, de las cuales 100
desaparecieron ya para el recuerdo inmediato, tal vez
queden unas 30 o 40. Cuando estudiamos las propo-
siciones que quedan después de tanto tiempo, des-
cubrimos que casi todas son macroproposiciones. En
otras palabras, como es de esperarse, los sujetos re-
cordarán sobre todo los temas o asuntos principales
del texto original. l1 Según el modelo, esto debería
explicarse con la suposición según la cual las macro-
estructuras tienen un "valor estructural" muy alto
en la memoria: organizan muchas otras proposicio-
nes, y están en si relacionadas con información es-
quemática (superestructural), y posiblemente con otras
unidades cognoscitivas (por ejem'plo, con el interés).
Y, de hecho, también vemos que la estructura esque-
92 DISCURSO, COGNICIÓN Y CüMUNICACIÓN

mática aparece en la recapitulación: al recordar un


cuento, siempre recordamos y (re)producimos un
cuento (y no, por ejemplo, un poema). Claro que
en ese caso el esquema narrativo, que forma parte
de nuestro conocimiento general de las formas de co-
municación, también funciona como un esquerrlR de
producción: cuando se les da a los niños un cuento
con la estructura narrativa transformada, tenderán
a reproducirlo en su orden canónico.12
También se ve que la macroestructura tiene una
función muy importante en el recuerdo cuando les
pedimos a los sujetos que resuman un cuento: el
resumen de un texto de 200 proposiciones también
contendrá de 30 a 40 proposiciones y también con-
sistirá sobre todo en macroproposiciones. Vemos que
tal resumen se parece mucho a una recapitulación
mnemónica mediata, hecha después de tres meses.
Esto significa que probablemente se están empleando
los mismos procesos y estructuras: las proposiciones
que aparecen primero en la jerarquía de una repre-
sentación de un texto y lo que tengan muchos víncu-
los con otra información (y éstos pueden ser los
llamados detalles sobresalientes que son frecuente-
mente conmovedores, escandalosos o graciosos), serán
las mejor recordadas o las que se seleccionen primero
cuando preguntemos cuál fue el asunto, el tema o la
información más importante de un texto. Las varia-
ciones sobre los temas se deben a las diferencias de
estado cognoscitivo: naturalmente, si los sujetos tie-
nen diferentes objetivos, intereses y conocimientos,
producirán resúmenes y recapitulaciones mnemóni-
cas parcialmente diferentes.
Como dijimos arriba, la reproducción es, sobre
todo, producción. Esto significa que antes de tratar
de especificar q lié en una recapitulación está "co-
piado" de la memoria, debemos darnos cuenta que
tal recapitulación debe respetar las reglas normales
de las estructuras y las funciones del discurso. En los
PROCESAMIENTO COGNOSCITIVO DEL DISCURSO 93

experimentos, por ejemplo, esta función es general-


mente una tarea específica, como la reproducción de
información de otro discurso; pero no operan rc;tric-
ciones tan rígidas cuando simplemente deseamos con-
tarle a alguien el contenido elel periódico matutino.
Esto quiere decir que de entre los factores del aparato
cognoscitivo, el factor tarea·objetivo cobra mucha
importancia; por lo general, en los experimentos de
recuerdos cognoscitivos no se toman en cuenta los
intereses, las impresiones y las reacciones del sujeto
(ése sería un experimento que le correspondería a
la psicología social, la cual discutiremos más abajo).
Después viene el verdadero proceso de producción.
Aunque sabemos mucho menos de la producción de
lo que sabemos de la comprensión de oraciones y de
textos, mucho del proceso es el revés de lo que se
analizó arriba: las estructuras conceptuales se expre-
sarán dándoles formas sintácticas (estilísticamentc
variantes) y expresiones morfofonológicas, .mientras
que las funciones pragmáticas, tales como· tema y
rema, y las funciones semánticas, como las de agente
o de objeto, están relacionadas con funciones sin-
tácticas, como sujeto y objeto. 13 También serán apli-
cables estrategias en las que estén usados esquemas
de oraciones más o menos fijos para expresar la in-
formación semántica. 14 En el nivel semántico, el pro-
ductor del discurso tiene que tratar de mantener co-
herente el discurso, de igual forma en que lo hacía
el lector/oyente que intentaba comprenderlo, es de-
cir, vinculando cíclicamente las proposiciones y los
hechos en MCP. La diferencia básica es que general-
mente el productor tendrá de antemano una repre-
sentación conceptual del asunto o tema principal (la
macroestructura), así como del tipo de discurso (su-
perestructura esquemática). Esta macroestructura
orientará la producción real de oraciones en el senti-
do de que, cualesquiera detalles dé el hablante, todavía
tiene la guía del tema global. Todavía no entende-
94 DISCURSO, COGNICl6N y COMUNICACl6N

mas la manera exacta en que el hablante selecciona


la información de la memoria -orientado por un
tema- ni cómo se "amplía" la información, a base
de tal tema.,
La condición de tener que haber un plan más o
menos detallado para hablar es particularmente im-
portante para nuestra discusión.l 6 Este plan abarca
la macroestructura y el esquema superestructural co-
rrespondiente, y tal vez alguna información global
sobre el estilo o los "artificios" retóricos (ver la con-
ferencia siguiente). También, como vimos al final
de la última conferencia, el hablante debe tener una
representación global del acto de habla que quiere
realizar mediante la emisión del discurso. El ti po de
acto de habla, claro está, restringe el contenido glo-
bal y el estilo del discurso.

2. OÓMO SE COMPRENDEN LOS ACTOS DE HABLA

La comprensión de la lengua y del discurso implica


no sólo la comprensión del contenido semántico de
emisiones, sino también la comprensión de su fun-
ción pragmática, es decir, la fundón que los actos
de habla cumplen cuando se usa la emisión en un
contexto particular de comunicación.16 En la con-
ferencia anterior indicamos de manera más o menos
abstracta cómo se interpretan oraciones y textos prag-
máticamente, tomando las oraciones de una secuen-
cia, al ser emitidas, como secuencias de actos de ha-
bla. Sin embargo, el problema empírico no ha sido
resuelto todavía: dada una situación particular y un
hablante que produce un discurso específico: ¿cómo
sabe el oyente qué acto de habla se está realizando?
Sabemos aún menos de la comprensión de los actos
de habla de lo que sabemos de la comprensión del
discurso. Y los procesos involucrados son ciertamen-
te más complejos: el oyente no sólo debe analizar el
OÓMO SE COMPRENDEN LOS ACTOS DE HABLA 95

discurso mismo, sino también la situación comunica-


tiva total. Sin este análisis de la situación, el oyente
no puede construir el contexto necesario para deci-
dir si las oraciones del discurso y el discurso como
un todo funcionan como actos de habla adecuados.
Así que, a grandes rasgos, el oyente hará dos aná-
lisis simultáneamente, que desde ese momento esta-
rán permanentemente relacionados. En el discurso
buscará información pragmáticamente pertinente, los
llamados indicadores del acto ilocutiva (acto de ha-
bla). Hemos visto que la manifestación más clara del
acto de habla aparece en el significado de las oracio-
nes; a veces el acto de habla es expresado: te acon-
sejo que ... , te advierto que . .. , te prometo que .. .,
etc. El significado le proporcionará al oyente infor-
mación acerca del tiempo, del lugar, de la identi-
dad del hablante, de los conocimientos del hablante
(presuposiciones), de actos del hablante o del oyen-
te, etc. También, la sintaxis y la morfología/fonolo-
gía indicarán qué actos de habla pueden estar ope-
rando; cierto acento o entonación podría indicar
enojo cuando estamos amenazando. A veces hay par-
tículas específicas (especialmente en holandés, ale-
mán, y griego) que indican el posible tipo de acto
de habla. 17
Otra información viene de la comunicación para-
textual: de los gestos, del contacto por medio de los
ojos, de las expresiones faciales, y de variaciones
fonéticas de la voz (volumen, timbre, etc.). Claro,
éstos son pertinentes principalmente en la comunica·
ción oral: en la escritura necesitamos señales dife-
rentes: negritas, variación, subrayados, signos de
interrogación y de exclamación, etc.
J unto con la verdadera estructura del discurso, es
decisivo el análisis de la situación social. En los pró-
ximos incisos prestaremos atención al contexto so-
cial, pero debe recordarse que un oyente debe tener
96 DISCURSO, COGNICIÓN Y COMUNICACIÓN

una represent{J¡(;ión cognoscitiva parcial del tipo de


contexto) del marco social utilizado (por ejemplo, el
uso del transporte público), la categoría de los par-
ticipantes (en el habla), las diversas reglas o conven-
ciones del contexto y del marco, finalmente, el mo-
mentáneo estado de interacción con el hablante. El
oyente puede seleccionar de entre éstos la necesaria
información acerca de la institución social y las 1-ela-
ciones sociales entre el hablante y él mismo que son
pertinentes para la determinación de la probabilidad
y la adecuación de un acto de habla, como una peti-
ción de ayuda en la calle, una orden de silencio en el
tribunal, etc. De esta situación social y de su cono-
cimiento del hablante (que puede ser nulo, aunque
en la interacción cara a cara el oyente infiere mu-
cho sobre el hablante de la comunicación paratex-
tual), el oyente puede inferir los verdaderos conoci-
mientos) deseos y evaluaciones del hablante para
poder asignar el acto de habla correcto. Esta infor-
mación social y cognoscitiva será combinada para for-
mar esquemas pragmáticos) que son medios estratégi-
cos para decidir cómo cabe la emisión en el esquema.
Claro, este proceso funciona en dos sentidos: a su
vez, la interpretación de la emisión llevará a la cons-
trucción de provisionales esquemas pragmáticos del
contexto, con los cuales puede cotejarse la verdadera
situación social.
La comprensión de los macroactos de habla sigue,
más o menos, las indicaciones hechas en la confe-
rencia anterior: al interpretar la secuencia de actos
de habla del discurso, el oyente puede reconocerlos
como condiciones y componentes normales, de un ma-
croacto de habla (para el cual conoce las condiciones
normales de adecuación).
La adecuada producción de actos de habla) como
la producción de discursos, ocurre de manera inver-
sa: dada cierta situación social y mis propios cono-
cimientos, deseos y evaluaciones de un contexto
LOS EFECTOS DEL DISCURSO 97
específico, puedo formar ciertos propósitos interacti.
vos que quiero ejecutar mediante un acto de habla.
El acto de habla puede ser realizado al emitir un
discurso con' ciertas propiedades semánticas (inclu-
yendo los indicadores pragmáticos). Por tanto, lo que
describimos arriba como la producción de un dis-
curso parecía estar incrustado en un plan global del
macroacto de habla, que controla la ejecución local
de los microactos de habla. Pero ahora parece que la
formación y la producción de un acto de habla glo-
bal o local están a su vez incrustadas en un complejo
intrincado de interacciones sociales, que deben ser
continuamente analizadas, comprendidas, recordadas,
evaluadas, programadas, ejecutadas y controladas por
medio de estrategias importantes. Entonces, este pro-
ceso entero de interacción, del que la interacción ver-
bal es sólo una parte, es por fin "controlado" cag-
noscitivamente. Sólo aquellas estructuras sociales que
están realmente representadas cognoscitivamente son
pertinentes en el procesamiento de acción y de dis-
cursos. El papel del discurso en la comunicación y en
la interacción social no puede ser adecuadamente com-
prendido sin tomar en cuenta la importancia de su
base cognoscitiva. Teniendo en mente esta adverten-
cia, podemos pasar al análisis de los aspectos sociales
del discurso en la comunicación.

3. LOS EFECTOS DEL DISCURSO: ALGUNOS PROBLEMAS DE


PSICOLOGÍA SOCIAL

La idea principal de esta conferencia y de la ante·


rior ha sido que un discurso no sólo debe estudiarse
"internamente" sino también "externamente", es
decir, dando cuenta del hecho de que el discurso es
usado, como acción, en los procesos de la comuni·
cación. En los incisos anteriores de esta conferencia
discutimos la base cognoscitiva de este uso del dis-
98 DISCURSO, COGNICIÓN Y COMUNICACIÓN

curso en la comunicación. En ese análisis parecía que


tanto la producción como la comprensión del discur-
so como texto y como acto de habla dependen de va-
rios factores cognoscitivos importantes, que incluyen
los conocimientos, las creencias, los deseos, los intereses,
los objetivos, las actitudes, las normas y los valores de
los usuarios de la lengua. Como estos factores, a su
vez, están influidos por la comprensión del discur-
so, debemos investigar cómo se forman y se trans-
forman por medio de mensajes verbales. Este pro-
blema fundamental es una de las tareas principales
de la psicología social y del estudio de la comunica-
ción de masas. lB Estas disciplinas examinan cómo un
individuo es influido por el discurso de otro y cómo
grupos de individuos son así influidos por procesos
de comunicación pública en el contexto social. En
este inciso haremos algunos comentarios muy breves
sobre esta clase de investigación.
El estudio clásico de las "condiciones" y los "efec-
tos" de la comunicación alcanzó su momento máxi-
mo después de la segunda guerra mundial a causa
de la extrema popularidad del análisis ele la propa-
ganda 19 y de los rumores. 20 Parte de este estudio ha
sido cuantitativa y "conductista"; aprovechó el aná-
lisis de contenido tradicional, en el que los mensajes
y su influencia se analizaron en términos de patro-
nes sencillos ele reacción y reproducción. En una
etapa posterior se propusieron varios modelos psi-
cológicos sociales para poder demostrar cómo cam-
bian las creencias y las actitudes mediante la comu-
nicación verbaJ.21 La influencia de los distintos
medios masivos (primero el periódico, luego la ra-
dio y después la televisión) sobre el público ha preo-
cupado cada vez más a los estudiosos. Por ejemplo,
las creencias (opiniones) y las actitudes de los indi-
vieluos de alguna manera se medían "antes" de la
comunicación y "después" de leer un mensaje. Como
se sugirió arriba, mucho de este trabajo permaneció
LOS EFECTOS DEL DISCURSO 99
dentro del paradigma clásico del conductismo y, por
lo tanto, aun cuando se obtenían resultados impor-
tantes, no dejaban de ser superficiales. Los científi-
cos positivistas nunca dieron cuenta de cómo y por
qué estos cambios de opinión y de actitud tenían lu-
gar; descubrieron poco en relación a los procesos
cognoscitivos usados en la lectura y la comprensión
del discurso o los que llevan a que un individuo
cambie (o decicla no cambiar) de parecer.
Claro que ha habido algunos intentos interesantes
de explicar ciertos factores en "términos cognosciti-
vos". Por ejemplo, una de las tendencias principales
ha empleado términos como "equilibrio cognosciti-
vo" para explicar cómo ciertas unidades de infor-
mación se integran más fácilmente a nuestras opinio-
nes o actitudes que otras. 22 La información que
amenazara con causar cambios en nuestros sistemas
de creencias, opiniones o actitudes y que resultara
en un "desequilibrio" o en una "disonancia cognos-
citiva" será, por ejemplo, intencionalmente ignorada,
justificada, transformada, etc., para poder mantener
"coherente" nuestro sistema cognoscitivo. Cualesquie-
ra que sean los méritos de tales puntos de vista
"cognoscitivos", pocas veces han sido formulados por
los investigadores según modelos explícitos del pro-
cesamiento cognoscitivo en que se describían las di-
versas etapas ele la comprensión del discurso y sus
consecuencias mentales. Ahora, con los conceptos del
análisis sistemático del discurso, de los actos de ha-
bla y su procesamiento cognoscitivo, tal como se dis-
cutieron brevemente en las secciones y conferencias
anteriores, estamos en condiciones de reformular y re-
interpretar muchos de los problemas, resultados, ob-
servaciones y experimentos llevados a cabo durante
los últimos. cuarenta años. Lo que creemos, entonces,
es, primero, que los procesos de cambio de opiniones
y actitudes deben analizarse a la luz de sus condi-
ciones y funciones socioculturales) y que, segundo,
100 DIscuRSo, COGNICIÓN Y COl\JUNICACIÓN

tales procesos y su contexto social deben ser descritos


rigurosamente desde un punto de vista cognoscitivo.
Sin embargo, ese análisis no cabe dentro de los
propósitos de estas conferencias, así que sólo haré
algunos comentarios programáticos.
El primer comentario general es casi trivial: la
influencia de los hablantes y de sus discursos y actos
de habla sobre los diversos sistemas cognoscitivos de
los oyentes, así como sobre las subsiguientes acciones
de éstos, no es nunca directa sino siempre sumamen-
te indirecta. Es decir, siempre será muy superficial
decir que un texto con estas o aquellas propiedades
ha "causado" que un oyente actuara de una manera
particular. Aun si es obvio que un texto particular
fue el único motivo de la acción de una persona,
todavía no nos explicamos por qué fue así.
Con el fin de demostrar que esto es cierto, descri-
bamos brevemente las varias etapas del proceso de
"influir en el comportamiento" de alguien. Primero,
hay que mostrar que un participante social efecti-
vamente ha leíd%ído el discurso completo. Segun-
do, debe señalarse 10 que el lector u oyente ha
comprendido del discurso y cómo 10 hizo. La com-
plejidad de sólo este factor ha sido demostrada en
secciones anteriores: es necesario construir proposi-
ciones y HECHOS y, basadas en éstos, las diversas
macro y superestructuras. Una estructura de perti-
nencia debe ser asignada al discurso, proceso que
se determina según los marcos de conocimientos pre-
existentes, las opiniones, los deseos, los intereses,
los objetivos, etc., del estado cognoscitivo. Tercero,
debe ser mostrada qué información del discurso
(texto y acto de habla) se almacena a la larga en la
memoria, y cómo. Y sólo entonces podemos pensar
en los demás procesos cognoscitivos involucrados en
la "influencia" que tiene el discurso, o, más bien,
en cómo la representación del discurso puede in·
fluir en los respectiVos sistemas cognoscitivos, por·
LOS EFECTOS DEL DISCURSO 101

que esta representación recordada puede tener poco


que ver con el "contenido" y la "intención" origi-
nales del discurso.
Para comprender el procesamiento cognoscitivQ
más complejo es necesario, primero, subrayar que to-
dos estos procesos dependen de los sistemas de co-
nocimientos y creencias del individuo. Componen el
"banco de datos" de que se toma toda la informa-
ción necesaria para la formación y el cambio de
información en los sistemas de deseos, preferencias,
intereses, opiniones, actitudes, etc. Un sujeto bien
puede saber o creer lo que estaba en (su represen-
tación de) el discurso, pero esto todavía no significa
que la información forme parte de su sistema de
conocimientos contextuales o más generales. Es decir,
para saber o creer algo, un individuo debe aceptar
la información como cierta o probablemente cierta.
Este proceso de aceptación es un procedimiento com-
plejo de evaluación y cotejo: se compara la infor-
mación con la información que actualmente está
en los sistemas de conocimientos y creencias; enton-
ces se decide si la información es compaüble con los
conocimientos y las creencias actuales (por ejemplo,
sobre la credibilidad del hablante, cuando habla
de un tema particular en un contexto particular), y
si la cosa sabida es pertinente al sistema de conoci-
mientos. Y finalmente, se decide si va a ser ne-
cesario cambiar otros preexistentes conocimientos y
creencias particulares y generales para aceptar la
información. Esto es necesario porque en la memo-
ria el conocimiento está organizado según marcos,
como vimos antes. Esto significa que será más difícil
cambiar conocimientos de orden más alto que los
detalles particulares. También significa. recíproca-
mente, que la información que pueda contribuir a
una mejor organización de conocimientos existentes,
en general será más fácilmente aceptada y almace-
nada. Información que se considere incompatible con
102 DISCURSO, COGNICIÓN Y COMUNlGACIÓN

la que ya existe, especialmente la de más "alto"or-


den (es decir, con proposiciones generales acerca del
mundo), puede ser rechazada o adaptada, y sólo por
motivos muy importantes puede ser añadida o pues-
ta en· sustitución de información ya existente en el
conocimiento. Lo que se ha resumido aquí en cuanto
formación y cambio de conocimiento, es decir, en
cuanto aprendizaje, sólo debe pensarse en términos
de creencias cuando el "sistema de conocimientos"
personal de un individuo está involucrado. El cono-
cimiento tiene una naturaleza general, convencional
y social; implica las creencias que se basan en o que
se aceptan generalmente dentro de una cierta cultura
en una época dada, es decir, las creencias que tengan
una alta probabilidad de ser verooderas intersubjeti-
vamente. 23
Ahora bien, las opiniones son aquellas creencias
que son formadas y transformadas bajo la influencia
interactiva de un sistema de evaluación. 24 No con-
sisten sólo en proposiciones o HECHOS, sino en pro-
posicioneS/HECHOS que van precedidos por un ope-
rador evaluativo que defina la relación específica en-
tre el individuo y una proposición/HEcHo a lo largo
de varias escalas y dimensiones (bueno / malo, her-
moso /feo, etc.).
Las actitudes tienen una naturaleza más general y
juegan un papel importante en la comprensión del
discurso, el almacenamiento de información y la
aceptación de creencias. 25 Tienen una estructura de
marco algo esquemático y consisten en conjuntos de
proposiciones generales que determinan la informa-
ción en el conjunto de opiniones, el conjunto de
intereses y el conjunto de deseos/preferencias, con-
juntos que unidos forman la base de decisiones,
intenciones y acciones venideras. Las actitudes, enton-
ces, OTganizan las maneras en que comprtndemos,
interpretamos y aceptamos información, en que po-
nemos y cambiamos atención o interés en algo, y
LOS EFECTOS DEL DISCURSO 103

en que realizamos las diversas acciones que llevare-


mos a cabo en ciertos contextos sociales. Así que
nuestro marco de actitudes respecto a "fumar" con-
tiene opiniones en cuanto a los placeres y lo peligros
de fumar, nuestras opiniones sobre los fumadores,
nuestra reacción a la acción de fumar, etc
Otro sistema básico involucrado en las influencias
del discurso es el de los deseos, que a su vez está
formado y transformado por necesidades más bioló-
gicas, emotivas, etc. Este sistema consiste en HECHOS
que quisiéramos que fueran el caso (aun si no son
posibles). De este conjunto seleccionamos un sub-
conjunto de deseos y preferencias, es decir, deseos
en cuanto HECHOS que sabemos que pueden realizarse.
Las necesidades y los conocimientos de uno com-
ponen la información básica de entrada para los
componentes activos de la acción individual. Puesto
que las necesidades pertenecen a hechos que deben
ser realizados, puede ser que el individuo trate de
ejecutarlos él mismo por medio de y I o como conse-
cuencia de acciones. Nótese que estas necesidades
pueden o no ser idénticas a las necesidades (inter-
pretadas) de otros individuos. Esto es evidente, por
ejemplo, en cuanto necesidades pragmáticas de un
acto de habla tal como se expresan en un discurso.
Antes de que actúe un individuo, lleva a cabo un
análisis complejo de la situación para determinar cuá-
les cambios son posibles y si hay decisiones dentro
de los límites de su capacidad y habilidad que pu-
dieran causar tales cambios. El remltado de este aná-
lisis puede ser la decisión de hacer o no la acción, o
la selección de acciones preferidas, según los proba-
bles efectos máximos de las diferentes opciones (ba-
sadas, a su vez, en creencias sobre los diversos facto-
res y estrategias interaccion~t1es). Se dice que este
proceso está dirigido hacia una meta, en el sentido
de que el individuo construirá una representación
cognoscitiva del estado final consecuente, que debe
104 DISCURSO, COGNICiÓN Y COMUNIG\CIÓN

ser la consecuencia deseada de la acción; es decir,


el agente cumplirá con un propósito preciso. Final-
mente, una intención se forma como un plan men-
tal para la realización de la acción-hacer. Este plan
contiene la información que será dada, en el momen-
to oportuno, a los diversos agentes que producirán
la acción. Ya se describió brevemente cómo funcio-
nan estos agentes en la producción 'de discursos y de
actos de habla.
La razón para esta breve enumeración de factores
concomitantes en el proceso de "comprensión", en la
formación de creencias, necesidades y decisiones, y en
la producción consiguiente de acciones -como "conse-
cuencia" indirecta de la información del discurso- es
que queremos demostrar que el proceso es muy comple-
jo y que por lo tanto un análisis de los "efectos de la
comunicación" no es de ninguna manera una tarea
sencilla. En este momento es imposible explicar y
predecir con precisión los posibles efectos del dis-
curso sobre el comportamiento, porque la mayoría
de las fases mencionadas arriba no ha sido todavía
examinada completamente, ni teórica ni experimen.
talmente.
Esta conclusión algo negativa no implica que sea
imposible investigar los efectos de la comunicación.
Podemos seguir manipulando' las distintas variables
del discurso y del sujeto y estudiar lo que "sale" de
/ los sujetos. Este método se ha usado en la ihvestiga-
ción cognoscitiva para investigar la memoria y el re-
cuerdo diferenciales, dados los distintos tipos de tex-
to con sus diferentes estructuras (por ejemplo, las
estilísticas y los diferentes significados semánticos y
pragmáticos). La investigación clásica, por ejemplo,
se ha centrado en el papel del orden de los argumen-
tos en los procesos de la persuasión, es decir, en
cambios de creencias y de opiniones. 2G El niodelo
cognoscitivo descrito en la primera sección de esta
conferencia explica por qué los argumentos presenta-
LOS EFECTOS DEL DISCURSO 105

dos al principio o al final de un discllrso tienen


más efecto en cuanto cambio de opinión, que otros
argumentos. Según el· modelo, los argumentos ini-
ciales serán macroproposiciones iniciales que deter·
minen la comprensión y almacenamiento de otra
información en el discurso. Por lo tanto, será relati·
vamente difícil cambiar esta representación del dis·
curso con argumentos que vienen después y evitar a
la vez incoherencia global. Los argumentos finales
tenderán a tener más influencia que argumentos me-
nos importantes que aparecen antes, debido a un
efecto general de novedad en el almacenamiento en
la memoria. Es más importante, sin embargo, el pa-
pel estructurante de cualquier información del dis·
curso para la organización del discurso como un todo,
y los efectos sobre creencias y necesidades que pue-
dan resultar de ella. Es decir, no sólo se estructura
el .sistema de conocimientos, sino también los siste-
mhs de necesidades, actitudes, y el general de normas
y valores. U n factor importante en la influencia es
el estilo y la estructura retórica de un discurso (ver
la siguiente conferencia). Estas propiedades discursi.
vas controlan la comprensión y el almacenamiento del
discurso en la memoria por medio de, por ejemplo,
asignar relaciones estructurales específicas a ciertas
proposiciones según la indicada pertinencia de estas
proposiciones. ,
Podemos concluir este panorama general de algu-
nos de los factores que determinan los efectos del
discurso, recordando que estos efectos dependen del
complejo estado cognoscitivo de los lectores/oyentes,
y que por lo tanto la investigación futura debe
concentrarse en los componentes de este estado, así
como en la interacción de tales efectos con él. U no
de los factores importantes, como se ha visto, es el
conocimiento del contexto real de la situación social
en el que tiene lugar la comunicación, un tema que
trataremos ahora.
106 DISCURSO, COGNICIÓN Y COMUNICACIÓN

4. EL DISCURSO EN .SU CONTEXTO SOCIAL

Es obvio que una teoría del discurso no sería com-


pleta sin una explicación de las funciones sociales
del discurso en la comunicación. En muchos sentidos
tal explicación debe ser la base de una seria teoría
del discurso, dada la afirmación trivial de que la
lengua, el uso de la lengua y el discurso son fenó-
menos sociales. Sin embargo, fuera de algún trabajo
temprano sobre fonología, sintaxis y léxico, poco se
sabe de las condiciones y funciones sociales de los
aspectos semánticos y pragmáticos del uso de la len-
gua, tal como están determinados por la estratifica-
ción y la estructura sociales, por una parte, y los
principios de la microinteracción social por otra.
En la última sección de esta conferencia discutire-
mos brevemente el segundo problema: el papel del
discurso en la interacción social en el micronivel, es
decir, en la comunicación cara a cara. Por supuesto
que existen diferencias discursivas sociolectales, dia-
lectales y estratificacionales, pero poco conocimiento
sistemático de estas clases de variación lingüística se
ha obtenido en la sociolingülstica, a pesar de que co-
mienzan a trabajar en este campo tamb:én. 27
Sin duda, la principal aportación al (}studio del
discurso en la interacción social ha sido la de lin-
guistas y sociólogos que analizan la conversación 28
(los llamados "etnometodólogos"). Hasta hace pocos
años la conversación, que es la forma "primaria" de
la interacción verbal, y por lo tanto la base em-
pírica del estudio de la lengua, había recibido muy
poca atención en la lingüística. Para nuestra refle-
xión: consideraremos que la conversación es una for-
ma específica del discurso en la que varios hablantes
realizan actos de habla alternados. Aunque' la con-
versación cotidiana, por carecer de un plan, puede
ser menos coherente en el macronivel que otros tipos
de discurso (el monológico, el escrito, ete.), en prin-
EL DISCURSO -J:N SU CONTEXTO SOCIAL 107
cipio debe respetar las condiciones normales para la
coherencia lineal y global. Las conversaciones tam-
bién tienen (super)estructuras esquemáticas globales.
Generalmente comienzan con saludos, seguidos de la
introducción y el desarrollo de un tema. Luego se
cierra ese tema, y tal vez se inicie otro tema, hasta
que los participantes terminan su conversación con
fórmulas tipicas de clausura como, por ejemplo, "Pues
ya me voy". Además, hay muchas formas de conver-
sación que difieren de cultura en cultura como re·
sultado de factores tales como las formas de etiqueta
en una cultura.
La conversación se ordena en varios niveles, al-
gunos de los cuales se han estudiado antes en estas
conferencias. Un nivel de análisis, sin embargo, se
especifica para el discurso dialógico en la interacción:
el nivel de los turnos. 29 Los turnos en una conver-
sación son unidades de segmentación que se definen
por un cambio de hablante; atraviesan las fronteras
de la oración o del acto de habla: podemos tomar o
conseguir un turno a la mitad de una oración o de
un acto de habla, aun si hay momentos preferidos
para cambiar de turno, por ejemplo, después de una
oración completa, un acto de habla, una cláusula, o
por lo menos en una frontera entre frases principales.
Los cambios de turno manifiestan la naturaleza in-
teraccional del discurso en la comunicación. Se uti-
lizan un conjunto de estrategias para mantener, COIl-
seguir y otorgar turnos. En principio un hablante
puede, en un momento dado de una conversación,
escoger el siguiente hablante por medio de, por ejem-
plo, dirigirse a él. Entonces éste, que ha sido desig-
nado hablante siguiente, puede tomar m turno o
dejar que pase este "derecho a hablar". Ademá·¡ de
este sistema de alternar turoO'i, las coover'.aciones na-
turales también demuestran otras características lÍ-
picas del discurso en la interacción comunicativa,
lOS DISCURSO, COGNICIÓN Y COMUNlCiA.ClÓN

tales como los registros/estilos de conversación, las


partículas, etc. 30
Sin embargo, en este inciso nos importan las ca-
racterísticas del contexto social en el que los discur-
sos, y en particular las conversaciones, se producen
y se interpretan. Tal contexto social será entendido
como una abstracción de la situación social real en
la que la gente habla. Contiene todas las propieda-
des socialmente pertinentes de la interacción. El con-
texto social (de la comunicación verbal) sólo inclu-
ye aquellas propiedades sociales de la interacción que
sean pertinentes a la producción y la interpretación,
el funcionamiento y los efectos, ete., del discurso o
de la conversación. Entonces, bien puede ser que
poner flores en el jardín de uno sea una caracterís-
tica de la situación social, pero esta acción no va a
determinar las propiedades del discurso o de la con-
versación, mientras tener cierto esta tus o papel en
la sociedad sí es significativo.
Ahora construiremos un contexto social para la co-
municación, valiéndonos de ciertas nociones teóri-
cas. 3! La primera noción es parecida a la del marco,
que se usa en la psicología cognoscitiva para dar
cuenta de conocimientos estereotipados. Un marco
social, que también es un marco cognoscitivo porque
es conocido por los miembros de la sociedad, es una
estructura esquemática ordenada de acciones sociales
que operan como un todo unificado. La característi-
ca más importante de cada marco es el tipo de con-
texto en el que puede ocurrir. Los tipos de contexto
pueden ser clasificados como publicos o privados, for-
males o informales, institucionales o no institucionales,
cerrados o abiertos, etc. Cada marco también especifi-
ca qué pa¡-ticipantes (o miembros sociales) se involu-
cran típicamente en el marco, y los "papeles" que
desempeñan estos participantes. Llamaremos a estos
papeles categorías porque incluyen diversas clases de
"papeles", entre ellas funciones, puestos y papeles
EL nISOURSO EN SU OONTEXTO SOCIAL 109

propiamente dichos como los de "policía", "doctor",


"amigo", "extranjero", "madre", etc. Finalmente, cada
marco tiene un conjunto de convenciones} es decir,
de diferentes reglas, normas y estrategias, que por
lo general siguen participantes de las distintas cate-
gorías. Estas convenciones definen las clases de po-
sibles (inter)acciones entre los participantes. Así, en
e! marco de una sesión en una corte criminal, que
forma parte del tipo contextual "justicia pública",
las categorías de participantes (juez, procurador, acu-
sado, etc.), de acciones (que incluyen los actos de
habla) y el orden de la acción, están prescritos con
bastante precisión. Lo mismo es cierto, en grado
menor, de marcos no institucionales: de transporte
público, de la calle, del desayuno o de un restauran-
te. Los participantes, según la categoría y las conven-
ciones reales del tipo de contexto y de marco, usan
estrategias que incorporan sus propias necesidades,
preferencias y propósitos, además de los de otros
participantes, para alcanzar sus metas. Las interac-
ciones en tales contextos se llamarán satisfactorias si
se realizan las metas de los diversos participantes, y
subjetivamente satisfactorias si sólo se realizan las
metas de un participante. La complejidad de la base
cognoscitiva de este tipo de manejo estratégico se
evidencia al pensar en los varios factores que desem-
peñan una función en la comprensión mutua de los
respectivos actos de habla o turnos de los partici-
pantes. Importa aquí 'la suposición de que una
secuencia de (inter)acciones sociales, así como una se-
cuencia de oraciones o de actos de habla en un dis-
curso, está casi siempre ordenada. Es decir, existen
relaciones de coherencia lineal y global entre accio-
nes, y cada acción debe estudiarse en relación a otras
acciones de la secuencia, especialmente la(s) que pre-
cede(n) inmediatamente. Los participantes interpre-
tan cada acción con respecto a la acción previa (y
la macroacción global del marco). Estas interpreta-
110 DISCURSO, COGNICIÓN Y COMUNICACIÓN

ciones en el contexto social no son sólo asignacio-


nes de tipos de acción a actividades como "fumar",
"saludar", "conocer", "prometer", etc., sino también
asignaciones de varios tipos funcionales de evalua-
ciones de acciones o categorías de acciones. Así, cada
una de estas acciones pueden tomarse como una
"ofensiva", una "defensa", un "ataque", una "eva-
sión", una "aproximación", un intento de "atraer la
atención", etc. La misma categoría de acción puede
tener, por supuesto, diferentes acciones al realizarse:
podemos ofender por fumar, tomar, hablar, amena-
zar, o simplemente por ver o aun por no hacer nada.
Las diversas estrategias tienen una función importan-
te, especialmente en este nivel. Podemos realizar la
acción global de "ofender" al ejecutar una específica
secuencia de acciones, cuyo orden específico es selec-
cionado por el agente para obtener la máxima sa-
tisfacción subjetiva en la interacción. Las categorías
fundamentales de acción y sus estrategias, que pue-
den ser contextualmente variables, están encalpina-
das hacia las necesidades y las funciones básicas
sociales de los participantes, tales como la autodefi-
nidón, la protección, el amor, la identificación de
otros, la adquisición de esta tus o de respeto, etc.
Con este aparato teórico mínimo a la mano, en
principio podemos volver al análisis del discurso o
de la conversación. Es decir, suponemos que la estruc-
tura del contexto social, descrita arriba, se verá en
la estructura del discurso y 'que, recíprocamente, la
estructura del discurso se verá en el contexto social.
Esta su posición se basa en el principio sencillo que
mencionamos antes: cada acción, y también cada acto
de habla, determina las acciones subsiguientes. Así,
un hablante expresa significados adecuados e inten-
ta realizar, mediante esta emisión, un acto de habla
que quiere que el oyente comprenda para que actúe
de cierta manera (que cambie su conocimiento, que
haga o no haga algo), y escoge simultáneamente es-
EL DISCURSO EN SU CONTEXTO SOCIAL lB

tr<}tegias verbales que le permitan alcanzar estas me-


tas comunicativas de manera óptima. Es decir, no
siempre usará l<ls mismas expresiones para eX:Te,ar
o realizar el mismo significado o acto de habla, sino
que puede escoger entre varias opciones, dependien-
do del contexto específico, del marco y del estado ac-
tual del marco. Así, en un contexto formal, como
cuando uno está en presencia de desconocidos, el h~­
blante usará un estilo "formal", es decir, un conjun-
to de rasgos específicos fonológicos, léxicos, sintác-
ticos, semánticos y pragmáticos. La selección de po-
sibles temas y de estilo por un mismo hablante cuan-
do habla en un café con un amigo será completamen-
te distinta porque las metas y el contexto subjetivos
son diferentes. Uno de los terrenos más interesaQ-
tes dentro del estudio social del discurso es el aná-
lisis de estas variaciones contextualmente determi-
nadas en la estructura del discurso (el estilo, las
operaciones retóricas, los temas, etc.).32
Además del análisis de estrategias en el estudio
del contexto social del discurso, el contexto comu-
nicativo de posibles tipos de discurso y actos de ha·
bla tiene que analizarse. Como vimos, una sesión en
una corte nos permite usar actos de habla y tipos de
discurso diferentes de los del habla cotidiana o de
un intercambio de cartas. En un periódico se clan
discursos como noticias, comentarios, anuncios, re-
señas, etc. Así que es necesario determinar el posible
alcance de los tipos de discurso para cada tipo de
contexto social y su marco, así como la estructura
esquemática especial de una noticia en la televisión
o un chiste en la conversación cotidiana. Entonces
será posible estudiar cómo los tipos de discurso, den-
tro de un contexto o marco panicular, varían según
las circunstancias particulares (por ejemplo, las metas
de los participantes), o de un contexto a otro, donde es-
tas variaciones serán variaciones de elementos estraté-
gicos (estilo, estructura retórica), temas, esquemas,
Il2 DISCURSO, COCJIIICIÓN y COMUNICACiÓN

etc., como se discutió arriba. Y finalmente, la manera


en que estos discursos/actos de habl~ y sus propieda-
des específicas desempeñan un papel en la secuencia
de la interacción puede analizarse a base de los as-
pectos cognoscitivos descritos en las secciones ante-
riores. Así, contar una historia tiene una función
distinta a la de contar una mentira, y es interaccio-
nalmente diferente hacer una aserción a dar con-
sejos, especialmente porque los compromisos, los de-
rechos~ los deberes y las esperanzas de todos los par-
ticipantes del discurso son distintos.
Al final de esta serie de comentarios muy progra-
máticos, debemos recordar que todo esto debe ser
estudiado, a su vez, en un contexto (trans)cultural
más amplio. ss Claramente, el discurso y la comunica-
ción tendrán diferentes propiedades en diferentes cul-
turas. Hemos visto que los actos de habla y las inter-
acciones están íntimamente relacionados con los con-
textos y marcos sociales; y es de esperarse, dadas las
diferencias socioculturales entre culturas, que una
petición, un cuento, una acusación, una ley, ete.,. ten-
drá diferentes propiedades en cada cultura. Será neo
cesario continuar los esfuerzos recién iniciados en la
tradición de la llamada "etnografía del hablar (de la
comunicación)"s4 y analizar cómo los diversos actos
de habla se realizan en diferentes culturas, así como
los tipos de discurso que existen en esas culturas, y
en qué marcos sociales pueden ocurrir. Es decir,
quién dirá qué, de qué manera, y a quién, en un
contexto dado. Sabemos que ciertas categorías de
participantes (los niños, las mujeres, los invitados,
etc.) sólo pueden hablar en ciertas culturas bajo cier·
tas condiciones, o que los actos de habla y los tipos
de acción disponibles para ellos son a veces limita-
dos. Así, por 10 general, a un invitado en nuestra
cultura no se le permite hacer ciertas peticiones, mu-
cho menos dar órdenes. Queremos establecer qué
ritos discursivos -secuencias estereotipadas ("mar-
COMENTARlOS FtNALES 113

cos") de discursos de varios parUClpantes- existen


en una cultura particular (en la iglesia, en la corte,
en el mercado, ete.).

5. COMENTARIOS FINALES

Terminaremos nuestros análisis de los diversos con-


textos del uso de la lengua y del discurso con estos
cuantos comentarios sobre el contexto "más amplio",
es decir, el transcultural, de los estudios del discurso.
Esperamos haber probado que el discurso no pue-
de y no debe estudiarse separadamente de sus varias
clases de contextos. Poco puede comprenderse de las
diferentes propiedades "internas" del discurso en los
niveles semántico, pragmático y estratégico si igno-
ramos el papel de las condiciones, las funciones, los
efectos y las circunstancias de la producción y de
la comprensión del discurso.
El análisis de las relaciones entre texto y contex-
to apenas ha comenzado, y sería imposible, entonces,
que nuestro panorama fuera completo. Hemos deja-
do de lado las relaciones específicas entre discurso y
clase social, poder socioeconómico y problemas so-
ciales de desigualdad, todos casos especiales de las
formas más globales, interaccionales e institucionales,
de comunicación: ¿cómo hablarán ciertos grupos de
personas, cómo se les hablará, qué estigmas se les
impondrán, ete., en diferentes discursos?35 ¿Cómo'
está organizada nuestra vida diaria (y también hasta
cierto punto controlada y reprimida) por toda clase
de discursos como los documentos, las tarjetas, las
leyes, las recetas médicas, ete.? Tampoco hemos men-
cionado los problemas de la comunicación de masas
y de los procesos sociopsicológicos ele cambios de
opinión y actitudes, ni los diferentes tipos de mani-
pulación que se intentan en el discurso y la conver-
sación, a través de, por ejemplo, los "medios masi-
114 DISCURSO, COGNICIÓN Y COMUNICACION

vos" .36 Finalmente, hemos tenido que olvitlar el pa-


pel específico de la historia en el discurso: los tipos
y las propiedades de los discursos se desarrollan his-
tóricamente; nuestro conocimiento y nuestra cons-
trucción de la historia está basada muchas veces en
la interpretación de varios tipos de discurso, mien-
tras que la historiografía misma es una clase de
"cuento" con sus propias reglas, términos, categorías
y funciones. 37
Se sigue de ésta y de las conferencias anteriores que
el estudio del discurso es necesariamente una em-
presa interdisciplinaria. Las gramáticas del texto de-
ben ser intet,'Tadas con otras teorías de estructuras
discursivas tales como las de la estilística y la re-
tórica, de los modelos cognoscitivos de la compren-
sión y la producción del discurso, de la inteligencia
artificial sobre simulación de cuentos y de mensajes
y sus condiciones y efectos en el contexto sociopsico.
lógico de influencias o de cambios de opinión o
actitudes. Por medio de estos análisis "cognoscitivO'S"
debemos determinar cómo el texto y el acto de ha-
bla están relacionados con los contextos sociales,
culturales e históricos. Hemos demostrado que hay
muchos temas muy interesantes que tratar, así como
problemas fundamentales y a veces altamente pero
tinentes en el nivel social, desde este enfoque inter.
disciplinario. Hemos intentado señalar algunos de los
vínculos y los hilos que unen a estos diversos terre-
nos y disciplinas: hemos utilizado métodos pareci-
dos para el análisis de estructuras semánticas, prag-
máticas, cognoscitivas y sociales, y esperamos haber
demostrado cómo todos se implican entre sí.
ESTRUCTURAS Y FUNCIONES DEL DISCURSO
LITERARIO

1. TIPOs DE DISCURSO

En las conferencias anteriores hemos estudiado prin-


cipalmente las propiedades generales del discurso. Sólo
en ejemplos ocasionales mencionamos propiedades
más específicas de un tipo particular de discurso. Hay
varias razones para comenzar con estas generaliza-
ciones, principalmente porque para que un discur-
so sea discurso, antes que nada tiene que demostrar
estas propiedades generales. Dentro de las fronte-
ras de la gramaticalidad y la adecuación en varios
niveles de descripción y comprensión, cada tipo de
discurso tiene sus propias características específicas.
Esto es cierto para conversaciones, entrevistas, artícu-
los de periódico, anuncios, propaganda, libros de tex-
to, cuentos, chistes y literatura.
En este momento no existe una tipología del dis-
curso 1 sistemática y explícita. Tal tipología tendrá
que basarse, claro está, en una teoría más general del
discurso, una teoría que -como hemos visto- está
todavía siendo construida; sin embargo, podemos in-
dicar cómo sería esta tipología. De la organización
general de estas conferencias, puede haber sido evi-
dente que una clasificación seria de los tipos del dis-
curso debe basarse en un conocimiento tanto de las
estructuras como de las funciones del mismo. Es de-
cir, no sería satisfactorio clasificar un discurso par-
ticular según criterios únicamente estructurales o fun-
cionales.
[115]
116 EL DISCURSO LITERARIO

Sin embargo, es posible establecer diferentes tipos


de clasificación. Si un tipo particular de discurso re-
quiere una descripción "integrada" de todas sus es-
tructuras y funciones típicas (y sus interrelaciones),
podríamos agrupar los tipos de discurso a base de
funciones particulares de rasgos estructurales. ASÍ, se
puede hablar de tipos de discurso "persuasivos" gra-
cias a las funciones especificas que tienen en común,
pero ese grupo incluiría una variedad de tipos tan
diversos como conversaciones cotidianas, propaganda,
anuncios y discursos públicos. Igualmente, se puede
hablar de tipos de discurso "narrativos" por sus es-
tructuras esquemáticas, o de "sonetos", basándonos en
esquemas métrico-prosódicos específicos. Y, finalmen-
te, hablaremos de discursos "legales" por los contex-
tos institucionales especificos en los que éstos fun-
cionan.
Entonces, es posible usar cada nivel de estructura
discursiva y cada tipo de función y de contexto para
hacer una clasificación. Tal clasificación será una
trans-clasificación: el mismo tipo de discurso caerá
bajo distintas categorías. Aquí que un anuncio pue-
de pertenecer a una clase de tipos de discurso con
características sintácticas y fonológicas específicas (la
rima, por ejemplo), así como con restricciones semán.
ticas especificas. Por ejemplo, tal vez tenga que es-
pecificar las propiedades positivas de un producto,
tener una superestructura esquemática argumenta-
tiva, ser persuasivo, funcionar dentro de contextos
emotivo-cognoscitivos en los que se aprovecha de
las necesidades de los lectores/oyentes, tener el pro-
pósito interaccional de cambiar los deseos y accio-
nes futuras (como las de comprar o usar) del oyente/
lector, aparecer, en el contexto social de la comu-
nicación pública (de masas) y dentro del contexto
socioeconómico de la interacción entre vendedor y
comprador, o manipular el comportamiento de con·
sumidor del oyente. De este ejemplo vemos que va-
TEüRfA DEL DISCURSO LITERARIO 117
rios tipos de clasificaciones son posibles al mismo
tiempo, y que la caracterización de un tipo particu-
lar de discurso requiere de una investigación inter-
disciplinaria muy amplia.

2. LA TEORÍA DEL DISCURSO LITERARIO

La conclusión de la sección anterior es también


cierta para una teoría del discurso literario. 2 En esta
última conferencia prestaremos atención brevemen-
te a este tipo de discurso por el papel especifico que
ha jugado, y que todavía juega, en el estudio clásico
de la lengua. En un sentido, en la mayoría de las
universidades del mundo se está haciendo cada vez
menos factible una atención restringida al discurso
literario en el estudio de la "lengua y literatura",
tanto por razones teóricas como por motivos sociodi-
dácticos. Primero, la literatura no puede ser debida-
mente descrita sin comprender las propiedades más
generales del uso de la lengua y del discurso. Segun-
do, los futuros maestros, lingüistas y los que trabajen
para los medios de comunicación masiva ciertamen-
te no sólo serán confrontados con el discurso lite-
rario sino también necesitarán un conocimiento pro-
fundo de las estructuras y las funciones de muchos
tipos de discurso.
Una teorla emplricamente adecuada de la litera-
tura tiene al menos dos componentes principales:
una teorla de textos literarios y una teoría de la co-
municación y e~ contexto literarios, teorías que están,
claro, sistemáticamente relacionadas. Las teorías tan-
to tradicionales como estructurales (y generativas) de
la literatura, desgraciadamente, se han limitado al
primer componente teórico: el estudio de la comuni-
cación literaria se dejaba a los ocasionales sociólogos de
la literatura, mientras que la psicología de la literatu-
ra era virtualmente inexistente, y el estudio etnográ-
llS EL DISCURSO LITERARIO

fico O antropológico -un enfoque realmente "inte-


gral"- se dejaba al antropólogo.
Este descuido del contexto sociocultural de la lite·
ratura ha llevado a la difícil situación en la que
aun un análisis estructural sofisticado del discurso li-
terario no puede especificar sin ambigüedad las pro·
piedades tíPicas del discurso literario. Aun si se pu·
diera demostrar que ciertas propiedades (propieda.
des gramaticales, por ejemplo), aparecen cada vez más
frecuentemente en ciertos tipos de textos literarios
de un período y cultura dados que en otros períodos
y culturas, siempre hay otros tipos de discurso en
que tales propiedades también ocurren. No se ha di-
cho claramente que la "identificación" de un discur-
so literario -como tipo- depende en última instan·
cia de las funciones socioculturales de este tipo de
discurso. La literatura, entonces, se define esencial-
mente en términos de lo que alguna clase social y
algunas instituciones (las escuelas, las universidades,
los libros de texto, los críticos, etc.) llamen y deci·
dan usar como literatura.

3. ESTRUCTURAS DE DISCURSOS LITERARIOS

Aun después de suponer que el discurso literario se


define en última instancia en términos de sus fun-
ciones socioculturales, todavía tenemos que investi-
gar qué propiedades textuales específicas o dominan-
tes cara.cterizan estas funciones. Hemos subrayado
que no hay rasgos estructurales característicos de dis-
cursos literarios que, tomados por separado, no apa-
rezcan también en otros tipos de discurso. [Bien pue-
de ser que en culturas específicas y en períodos espe-
cíficos, el discurso literario realmente tenga o deba
tener propiedades distintivas, textuales y estructu-
rales. Esta afirmación es problemática, sin embargó,
porque en muchos períodos y culturas nuestro con-
ESTRUQl:VRAS n~ DISCURSOS LITERA,lUOS 119

cepto "literatura" ni siquiera existe. Aun en nuestra


cultura, no apareció como tal hasta comienzos del
siglo XIX. Así, la tragedia clásica o la poesía medie-
val son literatura desde nuestro punto de vista, cua·
lesquiera que sean las semejanzas textuales y cultu-
rales de las funciones o rasgos de esos tipos de dis-
curso y los. de "nuestra" literatura.]
Ahora hay que recordar que la literatura no es un
tipo de discurso estructuralmente homogéneo. Es más
bien una familia de tipos de discurso, en la que
cada tipo puede tener estructuras textuales muy dis-
tintas; la unidad es el resultado de funciones socio-
culturales similares,
Con estos antecedentes, debe articularse una teo-
ría de estructuras de discursos literarios en términos
de las categorías y los niveles de una teoria general
de estructuras textuales. Primero consideraremos las
estructuras (textual-)gramaticales de los discursos lite-
rarios en los niveles de la mor/o/analogía, la sintaxis,
y la semántica (dejando la pragmática para una teo-
ría de las funciones literarias y de la comunicación}.8
Asodada con esta teoría habrá una teoría de las va-
rias superestructuras esquemáticas que aparecen en
el discurso literario. Entonces discutiremos una di-
mensión adicional de descripción, la que nos pr-estan
la estilística y la retórica.
Como ya se dijo, un discurso literario respeta, en
principio, todas las reglas normales (textual-)grama-
ticales que operan con otros tipos de discurso. Aun
en los casos en que parece haber desviaciones, las
desviaciones son las que pueden ocurrir en otras
formas del discurso también, especialmente en el
discurso hablado. Un conocimiento de las posibles
estructuras del uso de la lengua y del discurso en
general desmistificará mucho de lo que se ha dicho
ser "típico" en la literatura, como, por ejemplo, ora·
ciones agramaticales, significados ficticios, o refe·
rencia ficticia. La mayoría de las novelas, de los cuen·
120 EL DISCURSO LITERARIO

tos y de los diálogos dramáticos tiene la estructura


oracional "normal", conexiones linealmente coheren-
tes entre oraciones, etc. También debemos reiterar
que al estudiar la estructura de textos literarios no
debemos limitarnos al análisis gramatical de sus res-
pectivas oraciones, sino que debemos también incluir
secuencias de oraciones y macroestructuras. La cohe-
rencia local y global, así como las superestructuras,
también son adecuadas en el análisis estructural del
discurso. Aun si hay estru~turas "específicas" de dis-
cursos literarios, tienen que ser caracterizadas en tér-
minos de estas nociones.
Dentro de nuestra tradición sociocultural de la co-
municación literaria, ha habido una tendencia a mar-
car tipos de discurso con una función literaria. Esta
tradición es una de las razones por las que mucho
del estudio literario se ha concentrado clásicamente
en "marcas" textuales obvias, es decir, rasgos espe-
cíficos que, en combinación, ocurren pocas veces en
otros tipos de discurso. En el discurso escrito este
marcar puede aparecer sólo en el título y en el sub-
título, pero siempre existirá en los contextos socio-
culturales y, por lo tanto, en los contextos cognosci-
tivos de todo discurso. Ha sido frecuentemente ne-
cesario que las estructuras gramaticales, esquemáticas
y estilísticas exhiban esas "marcas" distintivas. Estas
marcas son específicas al tipo de discurso literario:
una novela estaría marcada con respecto a otras na-
rrativas, como la narrativa cotidiana, un discurso his-
toriográfico, o la descripción de un evento en el perió-
dico. Igualmente, los poemas estarían marcados con
respecto a canciones, fragmentos de discursos coti-
dianos como una conversación, un anuncio, un juego
de palabras, etc. Estas marcas pueden estudiarse para
cada tipo de discurso literario, o pueden examinarse
como aspectos "típicamente literarios" de diferentes
clases de discurso.
En nuestra cultura aparentemente hay contraejem-
ESTRUCTURAS DE DISCURs'OS LITERARIOS 121
plos de tipos de discurso literario que parecen no
satisfacer los lineamientos básicos de 1: tradición de
"marcar" discursos literarios. Así, en la poesía mo-
derna tenemos "poemas" que son fragmentos de dis-
cursos que también tienen otras funcione¡:,', ty01,O¡:' de
conversación natural, textos de periódico, listas de
nombres tomadas del directorio telefónico, etc, Éstos
no son verdaderos contraejemplos, sin embargo, por-
que es obvio que los discursos están "marcados", en
contraste con la misma tradición literaria, mediante
la selección intencional de material de tipos de dis-
curso no literarios. Aunque estos discursos son, por
lo general, fragmentarios, y están presentados o con
un (sub)título que los identifica específicamente o
en presencia de poemas que no tienen esta propie-
dad, el contexto comunicativo no deja lugar a dudas
sobre la verdadera función y, por lo tanto, la inter-
pretación de las "marcas negativas". Finalmente, este
contexto comunicativo específico también influye en
los específicos procesos cognoscitivos de comprensión
(atención específica, falta de metas prácticas al leer
el discurso, etc.) que serán tratados más abajo.
Los discursos literarios pueden ser marcados de
múchas maneras, pero las "marcas" se dividen en dos
clases fundamentales. Primero, pueden pertenecer a
las reglas, categorías y estructuras de la gramática.
En los respectivos niveles de estructura gramatical
hay la opción de aplicar diferentes reglas, hacer
cambios de categorías y transformar ciertas estruc-
turas. Algunas de estas operaciones de marca, que
llevan a las llamadas oraciones semigramaticales,
también se usan, sea o no intencionalmente, fuera de
la comunicación literaria, por ejemplo en la conver·
sación cotidiana y en los anuncios. La segunda clase
de operaciones de marca no opera "dentro" de la
gramática sino más bien "sobre" ella. Estas opera·
ciones son parecidas a las superestructuras que men-
cionamos antes y consisten en estructuras extras que
122 EL DISCURSO LITERARIO

se ltsignan al discurso. Necesitamos nuevas catego-


rías, unidades y reglas para describir tales estructu·
ras, que por definición caen fuera del alcance de una
gramática más restringida, tal como se describió en
la primera conferencia. Algunas de estas operaciones
ocurren frecuentemente en otros tipos de comunica·
ción. Aunque no "pertenecen a" la descripción grao
matical en el sentido estrecho, estas estructuras -que
llamaremos retóricas- restringen las estructuras gra-
maticales de los diferentes niveles. Puesto que las
estructuras "retóricas" características de un discurso
pueden aparecer en cualquier nivel, no debemos hablar
de un nivel de descripción, sino de una dimensión es-
pecífica de descripción, que atraviesa todos los niveles
del discurso.

4. POÉTICA, RETÓRICA Y ESTILíSTICA

Para "marcar" discursos literarios se toman estruc-


turas que clásicamente se han llamado "retóricas".4
La poética y la retórica coinciden en puntos esen-
ciales, igual que hace dos mil años, y una teoría del
discurso literario debe ser formulada en los términos
más generales de una teoría del discurso. Aunque
podemos considerar la disciplina actual de los "es-
tudios del discurso" como una variante moderna de
la retórica, entenderemos la "retórica moderna" como
aquel subdominio del estudio del discurso que trata
específicamente las estrategias de persuasión. Si en
esta conferencia tratamos juntas las estructuras re·
tóricas y las literarias, esto no significa que las
primeras sean especificas de los discursos literarios.
Aunque algunas estructuras retóricas en nuestra tra-
dición literaria aparecen principalmente en el discur-
so literario, la mayoría son más generales y funcionan
de manera muy variada -pragmática, cognoscitiva,
social y estéticamente- como estructuras "marcadas"
POÉTICA, RETÓRICA Y ESTILÍSTICA 123
de cualquier tipo de discurso. Como aquí no podemos
proporcionar una teoría completa de estructuras re-
tóricas, sólo daremos algunos principios básico!> que
el lector puede asimilar y aplicara ejemplo!> litera-
rios concretos.
Debemos repetir que las estructuras retóricas no
operan necesariamente "dentro de" la gramática; pue·
den cambiar las estructuras gramaticales, pero no
tiene que ser así. Las partes del primer conjunto
de operaciones para marcar se "superponen" como
estructura adicional a las estructuras normales de un
discurso, o, en terminología más "generativa": son
restricciones derivacionales iniciales que componen
lo que entra en la gramática antes de que se "pro·
duzcan" los respectivos niveles.
Con respecto a la estructura gramatical, las diver-
sas operaciones retóricas funcionan como reglas es-
pecificas de proyección semántica o de transfor-
mación:

1. SUPRESIÓN
11. SUSTITUCIÓN
Ill. PERMUTACIÓN
IV. ADICIÓN

Estas regla!> operan en los niveles fonológico/grao


fémico, morfológico, sintáctico y semántico. Así, en
el nivel fonológico podemos suprimir fonemas por
causa de restricciones métricas o rítmicas, como en la
poesía. También podemos agregar la pronunciación
de ciertos fonemas debido al mismo tipo de restric·
ciones. Una clase especial de adición es la repetición.
En el nivel fonológico ésta aparecerá en estructuras
tales como la aliteración, la rima, etc., ya bien co-
nocidas 'por el lector.
En el nivel de la morfología vemos que en alguna
poesía moderna, especialmente desde Dadá y la poe·
sía concreta, se nos permite cambiar sonidos, la es
124 EL DISCURSO LITERARIO

tructura gráfica y ·la forma general de las palabras


para crear palabras que parecen expresar el signifi-
cado de, digamos, otras dos palabras. En el nivel de
la sintaxis las operaciones pueden afectar directamen-
te las reglas sintácticas normales.
Intuitivamente sabemos que las estructuras ret6-
ricas no son siempre planeadas "antes" de la plani-
ficación de otras estructuras, y que no producimos
primero alguna estructura "normal" que después se
transforme en una estructura en la que aparezcan
marcas retóricas. Así que, cognoscitivamente, es pro-
bable que tengamos un procedimiento en el que las
dos direcciones de producción sean pertinentes. En
\una teoría algorítmica, no es necesario que explore-
mos completamente estas complejidades cognosciti-
vas, ~ino tan sólo que proporcionemos descrip'ciones
estructurales que vinculen éstas de manera explícita
con las estructuras gramaticales, como restricciones
de entrada o como restricciones de salida (transfor-
maciones). Nuestra solución tiene un carácter "trans-
formacional", porque es más fácil formular las res·
tricciones de esta manera, y porque puede que, por
lo menos en la teoría cognoscitiva de la percepción
" proCf!samiento de esas estructuras, los usuarios de
una lengua las "comparen" con estructuras "norma-
les", no marcadas, del discurso que esperan y cono-
cen. Algunas operaciones típicas sintácticas son la
adición repetitiva (paralelismo) y la permutación (in-
versión), producidas según constricciones métrico-
prosódicas o semántico-pragmáticas, para destacar
ciertos elementos o frases léxicoli. La sustitución sin-
táctica es típica de cambios de categoría que pue-
den, por ejemplo, hacer que los sustantivos funcionen
como verbos, o los verbos como sustantivos o adver-
bios (cL eummings: "bailó su hizo"). La supresión
sintáctica -que es también una supresión semántica-
es frecuente y muchas veces hecha sin intención, tan-
to en la conversación cotidiana como en ciertas foro
poÉTICA, RETÓRICA y ESTILísTICA 125

mas de la poesía moderna. Es decir, en la literatura


se encuentra la supresión de artículos antes de sus-
tantivos y la supresión de verbos (especialmente de
verbos auxiliares), como, por ejemplo, en encabeza-
dos de los periódicos. Claramente, esta clase de trans-
formación tiene consecuencias cognoscitivas impor-
tantes porque puede ser afectado el proceso de la com-
prensión si las supresiones operan sobre elementos que
no son estructural o semánticamente predecibles o re-
dundantes. La consecuencia es que puede darse lugar
a ambigüedad o a una falta de precisión en la inter-
pretación: en la comunicación literaria esto puede
ser intencional.
Finalmen!e, las operaciones se aplican a estructu-
ras sem4nticas. Las supresiones, como vimos, pueden
ser causadas por categorías sintácticas suprimidas;
pero también pueden ocurrir cuando se omiten pro-
posiciones. En general, se tiene que expresar alguna
relación proposicional en proposiciones de una se-
cuencia para poder establecer conexiones e introdu-
cir argumentos discursivos; pero en algunos casos,
tal proposición puede suprimirse. El resultado es
incoherencia lineal, según los principios antes des-
critos. Otra vez, en la comunicación literaria esta ope-
ración puede ser intencional. Frecuentemente, prin-
cipalmente en la poesía moderna y en algunas for-
mas de la prosa moderna, encontramos secuencias
de oraciones que están apenas conectadas semántica-
mente o de otra manera en el nivel local. Sin em-
bargo, puede haber coherencia en el nivel global: el
texto puede tener una maeroestructura, aunque sea
sólo en la forma de una proposición básica llamada
tema ("odio", "amor", "agresividad", etc.). 5 El tipo
inverso de incoherencia puede ocurrir también: un
discurso puede ser localmente coherente pero care-
cer de macroestructura global. Esto es el caso a me-
nudo en la conversación informal de todos los días.
Las estructuras semánticas pueden pasar por ope-
126 EL DISCURSO LITERARIO

raciones de permutaci6n, como cuando el orden


normal de eventos, causal o temporal, tal como lo
representan las proposiciones, está cambiado (mon-
tajes hacia atrás o adelante, etc.). También hay una
"ordenación normal" en las descripciones: se puede
describir algo de la parte al todo, de lo general a lo
particular, etc.; y éstos pueden ser cambiados de la
misma manera.ll Las operaciones de adici6n semdn-
tica son difíciles de apreciar porque "decir más"
generalmente no se percibe como una estructura es-
pecífica. Sin embargo, así como a veces tenemos una
coherencia mínima, también hay coherencia mdxima.
Primero, según reglas generales pragmáticas y cog·
noscitivas, no debemos decir lo que suponemos que
el lector ya sabe. Esto se aplica a toda clase de co-
nocimientos generales e implicaciones triviales de pre-
suposiciones previas en un discurso. La misma res·
tricción garantiza que no tengamos repeticiones
innecesarias de la misma oración o proposición. Ob-
viamente, estas reglas no se siguen en muchas clases
de discurso, y estas "desviaciones" -o más bien es·,
tructuras repetitivas "extras"- pueden tener funcio-
nes distintas (llamar la atención, crear un ritmo es·
pecífico, ete.). Nos interesa más, sin embargo, la
posibilidad de añadir estructura a las estructuras nor·
males de estados o eventos. Como vimos en las con-
ferencias anteriores, generalmente contamos una
historia en un cierto nivel de especificidad o de ge-
neralidad: o damos una descripción detallada o ha-
blamos sólo de los eventos principales. Sin embargo,
en algunos casos, podemos cambiar el nivel de des-
cripción, como cuando llegamos a eventos que son
más importantes que los ya narrados. Las operaciones
retóricas también pueden valerse de estas reglas, por
ejemplo, se puede ser demasiado especifico (dema-
siado completo) en alguna descripción. Hay muchas
instancias en las novelas modernas en que, por ejem-
plo, los detalles minuciosos de acciones cotidianas o
poÉTIG,lo., RET6RICA y ESTILÍSTICA 127
de objetos se describen de manera demasiado como
pleta.
Las operaciones de sustitución semántica incluyen
cambios de categorías o tipos semánticos, más frecuen-
temente en la metdfora y en la metonimia.7 Nótese
que una descripción sustitucional de esas estructuras
no significa que un autor haya sustituido una pala-
bra o frase por otra. Nótese también que, como para
todas las operaciones mencionadas arriba, la metá·
fora debe ser estudiada dentro del contexto semán-
tico del discurso entero. Es decir, para poder identi·
ficar una expresión metafórica, tenemos que haber
establecido el tema o macroestructura con respecto al
cual cierto tipo o categoría semántica sería, según
una primera interpretación, incoherente. Estas clases
de operaciones son tan bien conocidas, a pesar de
sus misterios teóricos, que no las vamos a discutir
aquí.

Hemos visto que tiene sentido describir estructuras


retóricas en varios niveles y con la ayuda de varias
operaciones específicas. Las diferencias entre estruc-
turas retóricas están definidas, entonces, por i] tipo
de operación, ii] nivel, iii] unidad o alcance de la
operación, iv] posición (en la palabra, la oración o
el discurso) y v] modalidad (parcial, completa, etc.).
Claro que hay muchas restricciones: no podemos su-
primir el discurso entero o hacerlo indefinidamente
largo, hacer permutaciones arbitrarias, etc.
Algunas operaciones retóricas ocurren tan frecuen-
temente que han llegado a ser más o menos conven-
cionales, y por lo tanto interpretables y útiles como
tales. Hemos mencionado los ejemplos de la alitera-
ción y la rima, el paralelismo sintáctico, la inver·
sión y la metáfora. En otras palabras, las descrip-
ciones estructurales automáticamente dan euenta del
conjunto clásico de figurae, "las figuras del lengua·
je". (Ésta es la razón práctica por la que, siguiendo
128 EL DISCURSO LITERARIO

la tradici6n, hemos llamado ret6ricas a estas estruc-


turas.)
Algunas estructuras han llegado a ser tan conven-
cionales que han comenzado a funcionar como es-
quemas independientes. L9S ejemplos característicos
en el nivel fonografemático son las estructuras mé-
tricas y prOlfódicas. Las restricciones en ese nivel se
han convertido en categorías convencionales, tales
como los elementos métricos y prosódicos "pie",
"verso", "estrofa", etc., observando las reglas correc-
tas de formación y de transformación. Ya encontra-
mos algunas estrueturas esquemáticas convencionales
en los niveles semánticos, tales como las superestruc-
turas de una narración o una argumentación.
Nótese que las estructuras retóricas y esquemáticas,'
aunque son operaciones específicas sobre estructu·
ras gramaticales, pueden requerir categorías y reglas
que no formen parte de una gramática. Así, la repe-
tición, como una clase específica de la operación de
añadir, no es una operación normal para una gra-
mática. Tampoco incluye la gramática estructuras
reflexivas de la forma ABC CBA. En otras palabras,
debemos describir el "sistema" retórico aparte de
una gramática, pero, como se hizo con la pragmáti-
ca, en relación estrecha con ella.
Ahora hemos repasado brevemente algunas de las
operaciones que pueden marcar textos literarios y
otros tipos de discurso. Uno puede observar que las
operaciones que conducen a oraciones y discursos se·
migramaticales se prefieren a veces en la comunica·
ción literaria por su efecto específico de marcar. Esto
es típico en la poesía moderna. Una razón contextual
que lo explique podría ser el hecho de que la extre·
ma ambigüedad, la falta de exactitud, la incoheren-
cia local y/o global, o aun sernisignificados o "tonte·
rías" en el nivel de la oración no son aceptables
en aquellas situaciones comunicativas en las que se
necesita una interpretación más o menos correcta.
POtTICA, RETÓRICA Y ESTILÍSTICA 129
Esto no significa que tales operaciones semánticas no
ocurran también, por ejemplo, en el habla cotidiana
o en ponencias de investigación. Al contrario, fre-
cuentemente desempeñan funciones importantes en
esos discursos (puede que queramos mantener la va-
guedad de nuestras ideas o actos de habla). Sin em-
bargo, en estos casos las restricciones de interpreta-
ción mínima son más estrictas que en algunos tipos
de discurso literario.

Finalmente, pasemos a discutir un poco una clase


de estructura mucho más elusiva y difícil: el estilo. 8
Debe subrayarse que el estilo es una propiedad de
cualquier discurso retórico, que marca inherentemen-
te todos sus niveles. Hablaremos del estilo en esta
conferencia final por las relaciones clásicas entre la
poética, la retórica y la estilística. La estilística se ha
llamado a veces la variante moderna de la retórica,
principalmente por la atención específica que la
estilística presta a los usos estratégicos de la lengua,
como el de persuadir. El término tradicional de "fi·
guras del estilo" se explicó arriba en términos de
"operaciones retóricas" de varias clases.
El estilo, como las estructuras retóricas, no define
un nivel) sino más bien una dimensión de análisis.
Tenemos "estilo" en cada nivel: en la morfofonolo-
gia, en la sintaxis, en el léxico, en la semántica, y
aun en la pragmática, aunque tradicionalmente se
refiere a aspectos específicos de las estructuras de
superficie y de léxico. El estilo se caracteriza por lo
general breve e intuitivamente como la manera en
que algo se dice o se hace. Esto sugeriría variaciones
en la estructura de superficie (o en los haceres) que
tuvieran estructuras subyacentes semánticas y pragA
máticas idénticas o al menos similares. El estilo, en
esa perspectiva, es el resultado de opciones escogidas;
cada estructura se construye de varias posibilidades
alternativas. Se escogería entre diferentes palabras
130 EL DISCURSO LITERARIO

con significados semejantes, estructuras sintácticas al-


ternativas (cláusulas u oraciones coordinadas, por
ejemplo, en vez de que sean incrustadas) y maneru
diferentes de escribir y hablar (pronunciar). Estas
variaciones gramaticales, que se reflejarán en un tex-
to particular como el resultado de una serie de de-
cisiones, pueden tener diferentes funciones conte:c-
tuales. Estas funciones pueden ser emotivas (para
expresar ira o agresión), cognoscitivas (para impre-
sionar, atraer la atención, aclarar, etc.) o sociales (para
ser cortés, agresivo, formal, institucional, ritual, ete.).
Se puede dividir el estilo en dos clases diferentes:
el probabilístico y el estructural-funcional. El estilo
probabilístico no es intencional sino más bien el
resultado de la distribución de estructuras gramati-
cales: oraciones de tamaños específicos, preferencia
en la selección de ciertas palabras y frases,' preferen-
cia en el uso de reglas y categorías gramaticales es·
pecificas, etc. Tales rasgos estilísticos pueden ser
típicos, sin embargo, de cada usuario de una lengua
y definir su individualidad en la comunicación; es-
tos rasgos pueden ser apreciados en términos de me·
didas estadísticas. 9 Nótese que esta clase de estilo
nd se limita a la oración, sino que puede caracteri·
zar variaciones en la estructura de las secuencias
(así como en el tamaño y en la complejidad, en el
grado de claridad y acabado descriptivos, en la cohe·
rencia lineal, ete.). El estilo estructural es el resultado
de las estructuras gramaticales que se escogen para
ser usadas tanto como expresión o indicación de los
estados emotivos y cognoscitivos como una treta en
el proceso de la comunicación para tal vez aumentar
el atractivo de. los efectos de la emisión deseados so-
bre el lector. Las relaciones entre la variación estilís-
tica y el estilo funcional han recibido poca atención
sistemática hasta ahora.
El estudio del estilo en el discurso literario es
esencialmente un caso especifico del estudio mM ge-
POiTlCA, RETÓRICA Y ESTILíSTICA 131

neral del estilo. Claro, podemos analizar los especI-


ficos "perfiles estilisticos" de ciertos autores al eva-
luar la frecuencia y la distribución del uso que
hacen de varios elementos gramaticales. Con una gra-
mática del texto explicita, tales análisis pueden tener
una base cualitativa precisa: las descripciones tradi-
cionales vagas, tales como estilo "conciso" o "pro-
lífico", por ejemplo, deben hacerse explícitas en tér-
minos de la semántica textual, como "nivel de
descripción" o "acabado", como se discutieron en la
primera conferencia. El análisis funcional del estilo
dependerá del tipo particular de discurso literario,
del discurso específico y del contexto. La selección
de una serie particular de opciones estilisticas puede
por tanto funcionar para expresar estados emotivos o
cognoscitivos que se asocian con ciertos eventos o ac-
ciones, como la tensión en una representación del
peligro. Claramente, tales indicaciones pueden ser
vagas, ambiguas, imperceptibles, y sólo funcionarán
a base de una representación semántica dada. La
misma estructura estilistica puede tener diferentes
funciones en diferentes contextos semánticos. Dadas
las específicas funciones socioculturales del discurso
literario, podemos esperar que ciertos rasgos esti-
lísticos específicos, raros en otros tipos de discurso,
aparezcan en discursos literarios: es un hecho bien
conocido que ciertas palabras y estructuras sintácti-
cas figuran sólo en ciertas clases de literatura.
Finalmente, hay que concluir, de los pocos co-
mentarios hechos arriba en cuanto al estilo, que el
análisis estilístico no se limita a la estructura de
superficie. También hay opciones funcionales en los
niveles semdntico y pragmdtico. Para distinguir el
estilo, no podemos hablar propiamente de una "ex·
presión" diferente de un "mismo" significado, sino
de otras estructuras subyacentes semánticas o prag·
máticas que pueden mantenerse constantes para qm
la variación "estilística" sea posible. Así que se pue
132 EL DISCURSO LITERARIO

de variar el microcontenido estilIsticamente, al mis-


mo tiempo que se mantiene la continuidad de tema
o de macroestructura. Asímismo, se puede estudiar
la selección de ciertos temas u operaciones semánti-
cas retóricas: una variación en la selección semántica.
Lo mismo es cierto del nivel pragmático: es posible.
para llevar a cabo un acto parecido con un propó-
sito parecido, variar el acto de habla en cuestión.
Podemos dar una orden en vez de hacer una petición,
dar un consejo en vez de una orden. etc. En otras
palabras, el estilo es una propiedad compleja de cada
discurso y es el resultado de opciones probabilIs-
ticas o estructurales. Es "expresado" mediante posi-
bles variaciones de estructura en cada nivel, mientras
que se mantenga constante algún nivel "subyacente",
o mientras que alguna norma, costumbre o conver-
sión extratextual (de un hablante, un grupo. una
comunidad lingüística, un período) se tome como
base con respecto a la cual se pueda definir la va·
riación.

5. CONTEXTOS DE LA COMUNICACIÓN LITERARIA

En última instancia la literatura se define en su


contexto sociocultural. Las instituciones como las
escuelas, las universidades, la crítica literaria, los li-
bros de texto, las antologías, la historiografía li-
teraria y las convenciones culturales de ciertas cla-
ses sociales o grupos establecerán, para cada período
y cultura, lo que cuenta como discurso literario.
Claro, cada cultura mostrará cierta continuidad en
estas asignáciones. Esto significa que ciertas estruc-
turas textuales pueden asociarse estereotípicamente
con tales procesos en el contexto sociocultural: así es
que las estructuras métrico-prosódicas, la semigra-
maticalidad de diferentes tipos, la selección de tema,
la coherencia y la complejidad de estructuras, tanto
CONTEXTOS DE LA COMUNICACiÓN LITERARIA 133

en el nivel gramatical como en el superestructural,


pueden ser indicaciones de lo que es por lo menos
un posible discurso literario en cierta cultura. La ad-
misión de tal texto al conjunto canónico de "La li-
teratura" dependerá de factores y convenciones cam-
biantes, tanto históricos como socioculturales. En una
cultura, período o contexto específico ciertas estructu-
ras pueden dejar de ser aceptadas como "marcas"
literarias, o nuevas clases de "marcas" pueden ser
elaboradas, y entonces dominarán las decisiones ca-
nónicas. Así, el conjunto de discursos literarios real-
mente aceptados es un subconjunto de aquellos dis-
cursos que son posiblemente literarios debido a sus
estructuras textuales. Este proceso de aceptación pue-
de operar incluso para aquellos discursos que no
se produjeron intencionalmente dentro de un con-
texto de comunicación literaria. Esto significa que
lo que cuenta como literatura se determina en últi·
ma instancia por procesos de re'cepción.

Pero presentemos ahora un panorama más sistemático


de los diversos aspectos contextuales y comunicatillOS
del discurso literario, siguiendo el procedimiento que
establecimos en las conferencias anteriores. Primero,
debemos especificar la posible naturaleza pragmáti-
ca del discurso literario. lO ¿La literatura constituye
un acto de habla en sí o los diversos tipos de discur-
so literario son actos de habla independientes? En
el segundo caso, tendríamos que especificar las posi-
bles condiciones de adecuación para cada clase de
discurso literario. Es obvio que si tales preguntas tu-
vieran algún semido, sólo podrían contestarse en el
nivel de las estructuras globales de discursos comple-
tos: la mayoría de los discursos literarios exhiben una
variedad de actos de habla en el micronivel, como
aserciones, preguntas, etc. Así que el discurso litera-
rio, a lo más representa rnacroactos de habla especí-
ficos. En este nivel, u~ cuento, literario o no, será
134 EL DISCURSO LITERARIO

primero una aserción global. Podría haber una dife-


rencia con un cuento "real", no literario, en el que
las condiciones pragmáticas bajo las cuales el hablan-
te/autor quiere que el oyente/lector crea que lo que
se dice es cierto, pueden no ser satisfechas.
U n discurso literario, entonces, debe ser descrito
como una cuasiaserción. Sin embargo, esta propie-
dad también caracteriza toda clase de cuentos y chis-
tes de la conversación cotidiana. Entonces, pragmáti-
camente, el discurso literario pertenece a una clase
de discursos que tienen en común el rasgo de ser de-
finidos frecuentemente en términos de la evaluación
de los lectores/oyentes: el hablante/autor quiere que
al oyente/lector le guste el discurso. A estos actos
de habla los vamos a llamar rituales. No hay ningu-
na intención de cambiar el conocimiento, los inte-
reses, las actitudes o los planes del lector más allá
dd contexto actual de la comunicación ritual.
La consecuencia psicológico-social de la naturale:¡;a
pragmática de la literatura es que, efectivamente, los
lectores no leerán un discurso literario con el obje-
,üvo principal de obtener información específica, de
aprender algo, o de ser persuadidos de actuar de cier-
ta manera. El procesamiento del discurso literario "se
para", por decirlo así, después de la comprensión y
la evaluación. Esta clase de procesamiento "parcial"
en los contextos rituales es uno de los rasgos dis-
tintivos de lo que generalmente se llama la comuni-
cación estética.
Sin embargo, la situación es más compleja. Aunque
en general, y hasta algo normativamente, podemos
decir que los tipos de discurso rituales no tienen
como intención funciones prácticas como la de am-
pliar los conocimientos o provocar cambios de opi-
nión, de necesidades y de objetivos, puede que el
discurso literario lleve a cabo tales resultados de ma-
nera lindirecta. Vimos en la tercera conferencia que
a menudo realizamos un acto de habla con el propó-
CONTEXTOS DE LA COMUNICACIÓN LITERARIA 135

sito de así lograr otro acto de habla (como cuando


una aserción funciona como amenaza). Esto puede
ocurrir también en la comunicación literaria. Aun
si la función del discurso literario es "literalmente"
ritual, un contexto específico puede tener propie-
dades suficientes como para merecer una interpreta-
ción pragmática indirecta. Entonces, la representación
(aunque sea localmente ficticia) de la miseria social
puede funcionar indirectamente como una protesta,
una acusación o una incitación a actuar de cierta
manera. Esto es posible porque el discurso literario
como cuasiasercián puede establecer condiciones su-
ficientes para tales actos de habla indirectos. Como
la mayoría de los discursos literarios denotan even·
tos humanos y sociales, el lector puede "aprender",
en el sentido de obtener conocimiento o algún pun-
to de vista que no tenía antes, o del que no tenía
conciencia, con el resultado de que altere sus creen-
cias conforme a las del discurso (o del autor), y, por
consiguiente, de que altere sus intenciones para ac-
ciones futuras. Lo contrario puede ocurrir también:
otros tipos de discurso pueden ser principalmente una
aserción, una amenaza, una petición, etc., pero pue·
de que funcionen ritualmente de manera indirecta
(digamos, debido a rasgos textuales específicos), y por
lo tanto sean leídos, comprendidos y evaluados in-
dependientemente de sus funciones sociales prácticas.
De esta manera, a muchos tipos de discurso de otros
períodos y culturas, para los cuales el contexto prác.
tico ya no existe o se ha vuelto menos pertinente, se
les puede asignar una función "literaria" contándo-
los como un acto de habla ritual.
Hasta ahora se sabe poco del contexto psicológico
específico de la comunicación literaria,11 ¿Qué pro-
cesos, por ejemplo, intervienen en la producción, la
comprensión y la evaluación de la literatura? Cog-
noscitivamente, es importante recordar primero que
muchas clases de discurso literario se leen y se como
136 EL DISCURSO LITERARIO

prenden de manera idéntica o muy parecida a aque-


lla por la que comprendemos otros discursos. La
lectura de una novela, por ejemplo, requiere los mis-
mos procesos descritos en la conferencia anterior: la
comprensión lineal de palabras, de frases y de ora-
ciones; el establecimiento de una conexión, la cons-
trucción de la coherencia global, y la construcción
de esquemas convencionales retóricos y superestruc-
turales. Sin embargo, cuando leemos prosa o poesía
literarias, descubrimos que hay una diferencia impor-
tante. Dada la suposición de que las funciones prag.
máticas y sociales de la literatura no son principal-
mente prácticas, al lector en un contexto ritual se
le permite, o incluso se le pide, que preste atención
específica a rasgos de superficie, estructurales y esti-
lísticos, del discurso. Mientras que en la comunica-
ción "normal" el lector procesará información para
llegar al significado, a la referencia y a la función
pragmática tan pronto como le sea posible, así pres-
tando atención sólo a aquellas pistas de superficie
que puedan tener una función comunicativa especí-
fica más allá de las que expresan significado, puede
ser que las operaciones específicas descritas en las
secciones anteriores requieran de un procesamiento
particular. Por lo tanto, además de info.r:mación se-
mántica, habrá también información superficial·es-
tructural que se guarde en el almacén temporal de
la memoria a corto plazo ° en la memoria a largo
plazo. Como la memoria de esta clase de información
estructural está limitada, la percepción y la evalua·
ción de cada operación de superficie específica (por
ejemplo, un paralelismo, una metáfora, una oración
semigramatical) será principalmente local. Ningún
lector podrá almacenar toda esta información en la
memoria de lo recuperable. Sin embargo, es posible
almacenar más afirmaciones generalizadas sobre es-
tructuras de superficie y estilo, como el tamaño de
l;ONTEXTOS DE LA COMUNICACIÓN LITERARIA 137

las oraciones, el número <te metáforas y específicos


temas locales.
En el procesamiento local de ciertas clases de dis-
curso literario (la poesía moderna, por ejemplo) pue-
de haber operaciones cognoscitivas específicas nece-
sarias para la comprensión de estructuras semigra-
maticales. La construcción de secuencias de propo-
siciones en ese caso puede ser !defectuosa porque cier-
tas proposiciones son incompletas, ciertas conexiones
proposicionales no están especificadas, etc. Claro, las
partes anteriores del discurso, así como el tema ge-
neral, el conocimiento de marcos y las asociaciones
conceptuales de varias clases pueden ser suficientes
para establecer una posible representación ("inter-
pretación"). Estas representaciones pueden variar más
de lector a lector que la de un articulo claro del pe-
riódico, porque se permite que las asociaciones per-
sonales tengan una función más importante en la
comunicación literaria. También, los artículos del pe-
riódico presupondrán un conocimiento más ~'estan­
darizado" del mundo. Igualmente, los lectores trata-
rán de restablecer los esquemas canónicos de super-
estructura, es decir, querrán reordenar los fragmen-
tos globales de la trama' de un cuento para que ten-
ga su "orden natural" ("fábula"). El principio bási·
co de la comprensión literaria es el mismo tanto
en estos casos como en la comunicación en general:
el lector "buscará" el significado, cualquiera que sea
la semigramaticalidad (que incluye la incoherencia)
del discurso. Esto puede implicar una "profundidad
de procesamiento" bastante grande: la búsqueda de
posibles vinculos, de conceptos y de temas, todos "le-
janos", que pudieran ser necesarios para establecer
una representación. También puede ser involucrada
la intención de establecer varios significados posibles.
La "riqueza" o "ambigüedad" semánticas en el pro-
cesamiento pueden ser hasta requerimientos norma-
tivos en ciertas culturas o períodos.
138 EL DISCURSO LITERARIO

Tal vez sea posible formar macroestructuras se-


mánticas acabadas en el nivel global de la comunica-
ción literaria. Esto indica que no hay ningún tema
general, sino única o principalmente coherencia lo:
cal. Esto no caUSa problema, porque el procesamien-
to del discurso literario, específicamente de ciertas
clases de poesía, es a menudo principalmente local.
En el nivel global, entonces, en vez de estructuras
proposicionales de HECHOS, podemos tener sólo ma-
croestructuras fragmentarias, por ejemplo, macro-
conceptos como "el amor", "la desesperación", "la
luz", etc. Tradicionalmente, a éstos se les ha llamado
los temas de un discurso literario. En la comprensión,
se infieren de las proposiciones y de sus conceptos
en el micronivel a base de rasgos o asociaciones se-
mánticas comunes.
Arriba hemos insistido en que nuestro sistema de
procesamiento de información no permite el alma-
cenamiento y, por consiguiente, memoria, de estruc-
turas no generalizables de superficie y de estilo. Así
que la comprensión "episódica" y la evaluación del
discurso literario en el nivel local llegarán a la me·
moria a largo plazo sólo fragmentariamente, y serán
difíciles de recuperar. Claro, de la misma manera en
que podemos almacenar detalles o eventos sobresa-
lientes, podemos almacenar detalles sobresalientes de
discursos (por ejemplo, al aprenderlos de memoria).
pero sólo en cantidades limitadas. Será más fácil al-
macenar y recuperar esa información si tenemos in-
formación extensiva en nuestro conjunto de conoci-
mientos en cuanto a reglas. categorías y estructuras es-
pecíficas de un escritor, período o sistema literario en
particular.
Después de estos cuantos coment:uios especulati-
vos sobre los aspectos cognoscitivos de la comunica-
ción literaria, terminaremos nuestra discusión del dis-
curso literario con algunos comentarios sobre el con-
texto sociocultural. 12 Hemos dicho que el funciona-
CONTEXTOS DE LA COMUNICACIÓN LITERARIA 139

miento de discursos literarios como un tipo especial


de discurso está determinado püT el contexto sociocul-
tural. Sabemos que muchas culturas no tienen de nin-
guna manera nuestra noción de literatura; también
sabemos que estructuras textuales parecidas pueden
marcar discursos literarios y no literarios. Finalmente,
sabemos que otros tipos de discurso (documentos his·
tóricos, ensayos difíciles, etc.) pueden recibir aten·
ción específica durante la lectura y la comprensión,
así que incluso cognoscitivamente no hay ninguna
diferencia absoluta.
Lo que sí es específico del discurso literario se ha
sugerido en cuanto al contexto psicológico social: los
actos de habla rituales y sus discursos típicos no tie-
nen funciones sociales principalmente prácticas. Aun-
que esta propiedad específica puede ser apoyada por
las propiedades del discurso en sí, por ejemplo por
su contenido, es el contexto social ritual el que de-
termina fundamentalmente las posibles funciones li-
terarias del discurso literario. Primero, el contexto
comunicativo es público: por lo general se quiere que
el discurso literario sea publicado y leído o escucha-
do por grupos o clases de individuos. Segundo, hay
restricciones sobre los participantes. Aunque en prin-
cipio a cada individuo se le permite producir dis-
cursos literarios (por lo menos en nuestra cultura),
ocurre una categorización específica de la gente que
lo hace; se les asigna la función de ser escritores o
autores. Tal función no se adquiere automáticamen-
te al escribir un discurso "literario": tiene que ser
asignada al individuo a base de un proceso de "reco-
nocimiento". Es sólo cuando un discurso ha sido ge·
neralmente aceptado como discurso literario que se
le asigna la función específica. Las consecuencias de
esta función son también sociales, y determinarán la
recepción y la función de otros discursos produci-
dos. Los otros participantes en el proceso comuni-
cativo son los lectores. Aunque cada individuo social
140 EL DISCURSO LITERARIO

de cierta edad puede partlClpar COlpO lector en el


proceso de comunicación literaria, hay varias res-
tricciones. Primero, existen las comunes que resultan
de la educación, el interés, el ingreso, la clase so-
cial, etc., que en gran parte determinan si un indi-
viduo social podrá participar o no. Aun cuando se
hayan satisfecho estas condiciones, y se sabe que sólo
una clase limitada de personas que hayan tenido una
específica educación "literaria" las satisfacen, hay
variaciones entre las capacidades y las funciones de
los lectores. Por convención social, algunos lectores
tendrán más experiencia, autoridad y estatus como
lectores que otros. Así es que los críticos literarios,
los mismos escritores, los maestros, etc., son partici-
pantes profesionales. La asignación de un estatus li·
terario a un discurso es hecha principalmente por
los participantes profesionales, no obstante el núme-
ro de lectores que leen el discurso. Los profesionales
tienen ciertos derechos y autoridad: establecen el va-
lor de cierto discurso. Por tanto, este valor puede
cambiar periódicamente, según el contexto históri-
co de los participantes profesionales.
Los eventos de la comunicación liteqria pueden
ocurrir dentro de un número limitado de marcos
contextuales. El marco principal es el de la educa-
ción: el maestro es el profesional que tiene el dere-
cho de establecer "interpretaciones" válidas del dis-
curso literario. Los medios institucionales del proce-
so de comunicación, como los libros de texto, son
importantes en este marco. Dentro de la continui-
dad de una tradición, el autor del libro de texto ha
seleccionado de antemano los componentes comuni-
cativos y, por lo tanto, ha establecido el carácter li-
terario del discurso. Sólo al maestro se le da la opor-
tunidad de variar los procesos de comprensión y de
evaluación y sus posibles consecuencias emotivas y
cognoscitivas. El segundo tipo de marco es menos
estricto y trata de las lecturas que hace un individuo
CONTEXTOS DE; LA COMUNICACIÓN LITERARIA 141

en sus ratos de ocio. Nótese que en los dos casos los


participantes tienen un papel pasivo: no interactúan
directamente con el escritor-autor.
Finalmente, el contexto social de la comunicación
literaria requiere de varios marcos intermedios. Igual
que en las otras formas de la comunicación de masas,
tenemos varios marcos dentro del proceso de publi-
cación: un editor, impresores, lectores, etc.; cada uno
actúa según su papel específico. Segundo, con la
publicación comienzan los ma1Y:os de recepción pro-
fesionales: los críticos discutirán el valor literario del
discurso o proporcionarán las primeras interpreta-
ciones normativas.
Para todos estos marcos hay participantes carac-
terísticos y convenciones estereotipadas en cuanto a
la clase de actos (de habla) que pueden o deben
realizar: un editor debe tomar la decisión de publi-
car y luego hacerlo; un crítico debe dar una evalua-
ción o una explicación; un maestro tiene que ayudar
a asignar interpretaciones, etc. Estas convenciones
también pueden aplicarse a las estructuras del pro-
ducto literario y a las maneras de percibirlo y como
prenderlo. Se requiere de los autores de un contexto
particular, histórico y social, que respeten las reglas
vigentes de construir una narración o un poema, o
que sigan procedimientos históricos y convenciona·
les para cambiar tales reglas. Pero esto es de conoci·
miento general y no requiere de más explicación.
Los contextos y marcos sociales de la comunica·
ción literaria, como se dijo arriba, están incrustados
en contextos culturales 13 más amplios. Las conven·
ciones, los participantes, los medios y las instancias
que intervienen pueden diferir considerablemente en·
tre culturas o períodos históricos. Algunas culturas
carecen totalmente de procesos de comunicación li·
teraria; tienen sólo diversos tipos de realizaciones ri-
tuales; puede que les falten los marcos instituciona·
les (escuelas, libros de texto, maestros, editores y
142 EL DISC~RSO LITERARIO

críticos) que caracterizan a nuestro sistema de' comu-


nicación literaria. Puede que sólo tengan en común
con nuestro sistema la función ritual de clases seme-
jantes de discursos y que sus funciones rituales ten-
gan aspectos más "prácticos" (historiográficos, "cien·
tíficos", ceremoniales, etc.) que nuestras funciones.
A menudo, el autor o el mediador (el que cuenta
o narra las historias) tiene un papel o función es-
pecífica en el contexto ritual. Esto significa que nues·
tro sistema literario, y por consiguiente los tipos de
discurso literario, pueden ser sólo marginalmente re-
lacionados con los tipos de comunicación ritual en
otras culturas. Sin embargo, será necesario formular
los descubrimientos sobre las propiedades de la comu-
nicación literaria en nuestra cultura desde la perspec-
tiva de este anülisis general y transcultural de interac·
ción ritual y tipos de discurso. En este respecto, la
conclusión para el discurso literario es' de nuevo pa-
recida a la que se propuso antes para el estudio del
discurso en general.
CONCLUSIóN

Espero haber mostrado que en las humanidades y en


las ciencias sociales necesitamos un estudio del discurso
en general, relacionado con, pero independiente de,
tales disciplinas como la lingüística, la poética, ete.,
que incluya disciplinas tradicionales como la estilís-
tica, la retórica y el estudio del habla y de la comu-
nicación. En nuestros estudios académicos ha habido
poco análisis sistemático de las varias estructuras y
funciones del discurso y nuestra comprensión del uso
de la lengua y de la comunicación depende crucial-
mente de tal análisis. Esto es también cierto de cier-
tas áreas de las humanidades y de las ciencias socia-
les que están confrontadas con el análisis del dis-
curso, como la psicología, la sociología, la psicología
social, la comunicación de masas, el derecho, la teo-
logía, la psiquiatría, la antropología, la filosofía, etc.
Las propiedades y funciones específicas de los tipos
de discurso analizados en aquellas disciplinas sólo
pueden ser captadas cuando se estudian en la pers-
pectiva de un análisis más general de tales propieda-
des y funciones.
Se sigue que el estudio del discurso debe ser una
empresa intl!rdisciplinaria. Hemos mostrado que las
estructuras textuales determinan y dependen Íntima·
mente de las diferentes funciones pragmáticas, cog-
noscitivas y sociales del discurso.
También hemos señalado que el análisis textual
del discurso requiere de una base lingüística en la
forma de una gramática del texto. Ese tipo de gra-
mática analiza la estructura oracional con respecto
a la estructura de secuencias y textos como un todo.
[143]
144 CONCLUSIÓN

El análisis ocurre en varios niveles mutuamente re-


lacionados. Especialmente importante es el nivel se-
mántico, es decir, el nivel del significado y de la
referencia. Se mostró que las secuencias proposicio-
nales deben satisfacer condiciones de coherencia, tan-
to local como globalmente. Las estructuras globales
como los "temas" o "asuntos" pueden hacerse ex-
plícitas en términos de macroestructuras. Estas se
obtienen por medio de macrorreglas que son, a su
vez, un caso particular de las operaciones cognosciti-
vas generales de la compleja organización y reducción
de información.
Además de estas estructuras (textual-)gramaticales,
hemos identificado superestructuras esquemáti'cas,
como las de la narrativa, que están relacionadas con
las macroestructuras semánticas, como la "forma" glo-
bal del "contenido" global. Pueden ser indicaciones
importantes en los procesos cognoscitivos de produc-
ción y comprensión. Tanto en el nivel local como en
el global hemos distinguido, finalmente, entre dos
dimensiones estructurales de la descripción de textos:
la de las estructuras estilísticas y la de las retóricas,
que representan, respectivamente, las estructuras con-
textualmente variables en cada nivel y las operacio-
nes específicas que tienen una función particular en
el proceso de la persuasión.
Un discurso no sólo tiene estructuras textuales,
sino también puede funcionar como un acto de habla
(global). Entonces, un análisis pragmático especificará
las condiciones bajo las cuales cada oración de un
discurso puede ser emitida y usada adecuadamente
como un acto de habla particular. Las secuencias de
actos de habla respetan relaciones funcionales y se-
relacionan sistemáticamente a las secuencias de ora-,
ciones de un texto. Es también necesario, en el ni-
vel pragmático, tener actos de habla globales, que
proporcionan la macrofunción (acto de habla) del
discurso en el contexto pragmático.
CONCLUSIÓN

L.()S USOS Y las funciones reales dél discurso depen-


den de los procesos cognoscitivos de comprensión,
de almacenamiento y de recuperación. Se ha demos-
trado cómo un discurso se representa en la memo-
ria después de varios procesos, altamente complejos,
de análisis cognoscitivo. Las diversas estructuras del
texto y del conocimiento general (así como de mar·
cos) del usuario de la lengua, así como otros facto·
res de su estado cognoscitivo -sus creencias, sus me-
tas, sus intereses, sus opiniones, sus deseos, sus acti-
tudes, sus valores y sus normas- desempeñan una
función en estos procesos. En el contexto psicológi-
co social de los efectos y las influencias del discurso,
este estado cognoscitivo juega un papel crucial en los
procesos de cambio. Las consecuencias interacciona-
les de la comunicación discursiva se actualizan por
medio de este sistema cognoscitivo.
Finalmente, el contexto social de un discurso de-
ierminará su papel. Tales contextos parecen tener
una estructura compleja de marcos, en los que los
participantes, "dentro de" sus distintas categorías (pa-
peles, funciones, etc.) actúan según las convenciones
de cada contexto y marco. Esta estructura de marcos
determina la posible estructura y la función del acto
de habla y la interpretación de cada discurso usado
en el marco, y es, en sí, definida por los tipos de
discurso que están usados en el marco. Aquí hemos
insistido en que los contextos sociales del discurso
varían culturalmente porque las categorías, las insti-
tuciones y las convenciones que determinan el tipo
del discurso y sus estructuras varían de cultura en
cultura.
El estudio del discurso en sus contextos cognos-
citivo, social y cultural tiene aplicaciones importan-
tes para varios terrenos y puede contribuir a la solu-
ción de problemas sociales cruciales. Puede propor-
cionarnos más entendimiento de los procesos de
aprendizaje y de la formación de opinionei y de ma-
146 CONCLUSIÓN

nipulacíón por los medios masivos. Igualmente. el


análisis del discurso terapéutico puede contribuir a
nuestra comp;rensión de las relaciones entre proble-
mas psíquicos o "desórdenes" y las maneras en que
se expresan en la interacción terapéutica entre el doc-
tor y el paciente. Así que un estudio crítico· del dis-
curso puede indicar las diferentes relaciones sociales
de poder, de desigualdad, de discriminación, etc., que
aparecen en el uso de ciertas clases de discurso en su
contexto social. Un análisis sistemático del discurso
y sus funciones es un requisito para la aplicación que
en última instancia justificará nuestro trabajo.
NOT-AS

El objetivo principal de estas notas es el de dar algunas


referencias para lecturas sobre la lingüistica del texto y
el estudio del discurso en general. Como hemos tocado
tantos temas y disciplinas, se han escogido las obras prin·
cipales de cada área. Para un tratamiento más extenso de
los temas discutidos en las conferencias, remito al lector
a" otros trabajos mios, que menciono en las notas que
siguen.

OONFEltENQA 1. Desarrollo y problemdtica de la gramd·


tica de 1 te"to

1 Para un panorama histórico de la lingüistica del tex·


to véase van Dijk (1972a) y Rieser (1977).
2 Para tr,abajos de los estructuralistas franceses sobre la
narrativa, véase Communications, 8 (1966), Y Bremond
(1973). Para una visión panorámica del trabajo de esta
escuela y de toda la corriente de la lingülstica estructural,
véase Cul1er (1975). Una introducción buena y sistemá-
tica en alemán es la de Gülich y Raible (1977). Para
más referencias, ~véase van Dijk (1972a).
3 La semiótica, especialmente la de los estructuralistas
franceses, está presentada en Communications, 4 (1964). Eco
(1976) da una introducción más general a la semiótica.
Para análisis del cine, véase Metz (1968, 1972).
4 Para bibliografia sobre la relación entre la gramática
transformacional y la lingüistica del texto, véase van
Dijk ,(1972a).
11 Para referencias a mi t.rabajo anterior sobre poética
lingüistica, véase van Dijk (1972a). En van Dijk (1972b)
se encuentra una colección de trabajos de e.ste campo.
6 Mi trabajo sobre las relaciones entre la, lógica, la
semántica formal y la gramática del texto está en van
Dijk (1973, 1977a).
7 Para mi trabajo sobre la pragmática del discurso, véa·

[147]
148 NOTAS

se van' Dijk, ed. (1975) y van Dijk (1977a. 1978a);


8 Véase van Dijk (1977a, 1978a).
9 Para mi trabajo sobre la psicologia del procesamie!1to
del discurso, llevado a cabo en parte junto con Walter
Kintsch de la Universidad de Colorado, véase ,van Dijk
(1975a, I977b, 1980), Y van Dijk y Kintsch (1977), Kintsch
y van Dijk (1978).
10 Para un tratamiento de las estructuras de superfi-
cie del discurso, véase van Dijk (1972a), Werlich (1976)
y Halliday y Hasan (1976).
11 Para la semántica de la gramática del texto, véase
van Dijk (1977a), Petafi (1971, 1977), Petafi y Rieser, eds.
(1973).
12 Para un buen panorama reciente sobre la semánti·
ca lingüistica, véase Lyons (1977).
13 Van Dijk (1977a) incluye una breve introducción a
la lógica semántica. Para más lecturas, véase Hughes y
Cresswell (1968), CressweIl (1973). Para aplicaciones de
la semántica lógica al estudio del lenguaje, véase Hintikka
et al., eds. (1973) y Keenan, ed. (1975).
14 Para lecturas sobre causalidad y condicionales en
general, véase Sosa, ed. (1975). Para una aplicación al
análisis de los conectivos causales, véase van Dijk (1977a)
y lá otra bibliografia mencionada amo
15 Para un análisis de los conectivos del lenguaje na-
tural, véase van Dijk (1 977a, c).
16 Para marcadores de coherencia superficial, véase Hal·
liday y Hasan (1976).
17 Para un análisis de tema y rema, véase SgaIl, HajiCo·
vá y Benesová (1973). Para un marco textual-gramatical,
véase van Dijk (1977a, 1978a).
18 La función de las presuposiciones en el discurso ha
sido estudiada en van Dijk (1 972a, 1973, 1978a). Para un
libro de lecturas más generales sobre presuposiciones, véa·
se Petofi y Franck, eds., (1973), y la intToducción de Franck
(1973). Para un tratamiento más reciente, véase también
Wilson (1975).
19 Para análisis presuposicionales de palabras como aun,
véase Fraser (1971) y Feldman (1974).
20 Véase Minsky (1975) para la introducción de la no-
ción de "marco", y Bobrow y Collins, eds. (1975) para
mayor profundización. La relación entre la comprensión
NOTAS 14.9
del discurso y los marcos se ha discutido en Schank y
Abelson (1977), van Dijk (1977a, d). Véase las notas co-
rrespondientes a la Conferencia 4.

CONFERENCIA 2. Macroestructuras semánticas

1 Para más lecturas sobre macroestructuras semánti-


cas y su papel en el discurso, véase van Dijk (1977a, b,
1978d Y 1980).
2 Se discuten las superestructuras textuales en van Dijk
(1978b).
8 Para un análisis textual-gramatical de la narrativa,
véase van Dijk (1972a) y las notas; para la base de este
tratamiento, tomada de la teoria de la acción, véase van
Dijk (1976). Para relaciones entre esquemas narrativos y
macroestructuras, véase van Dijk (1975). Para una critica
de éste y de otros trabajos, véase Gülich y Raible (1977).
Las categorias narrativas utilizadas aqui son de Labov y
Waletsky (1967).

CONFERENCIA 3. La pragmática del discurso

1 Para una introducción a la teoría de los actos de ha-


bla, véase primero el trabajo de Austin (1962) y Searle
(1969). Para relaciones enIre la teoria de los actos de ha-
bla y la gramática, véase Cole y Morgan, eds. (1975), y
Katz (1977). Una introducción alemana es la de Schlie-
ben-Lange (1975). Para una colección de trabajos (en
alemáñ), véase Wunderlich, Hrsg. (1972), Wunderlich
(1976); y en inglés, Schmidt, Hrsg. (1976).
.~ Van Dijk (1977a) da una introducción a la teoria de
la acción. Alli también puede encontrarse bibliografia so-
bre el tema.
II El papel de la pragmática en la lingüística del texto
ha sido discutido en van Dijk (1977a, 1978a). En van
Dijk, (1978c) se encuentra una introducción desde un
punto de vista interdisciplinario.
f Para la noción de pares de adyacencia, véase Sacks
(1972).
150
11 Para conectivos pragmáticos, véase van Dijk (1977c,
1979):
6 Para la noción de "macroacto de habla", véase van
Dijk (1977a, 1978a).
7 Los actos de habla indirectos han sido analizados por
Searle (1975) y Franck (1975).

CONFERENCIA 4. Discurso, cognición y comunicación

1 Para estudios generales sobre la psicologia del pro-


cesamiento del discurso, véase van Dijk y Kintsch (1977),
Meyer (1975), Kintsch (1974), y Carpenter y Just, eds.
(1977), y la revista Discourse jYrocesses editada por Roy
O. Freedle (Norwood, N. J.. Ablex).
2 Para los principios del procesamiento de información
cognoscitiva, véase Lindsay y Norman (1972).
3 Para una introducción al estudio psicolingüistico de
la comprensión de oraciones y del lenguaje en general,
véase la introducción reciente de Clark y Clark (1977).
4 La noción de un HECHO como una unidad cognosciti-
va se estudia en van Dijk (1978e y 1980). Para la noción
de un "hecho" como el referente de proposiciones, d.-
van Dijk (1977a).
11 El papel de los marcos de conocimiento en la como
prensión del discurso se estudia en Schank y Abe1son
(1977). y van Dijk (1977a, b).
6 La noción de "estado cognoscitivo" se introduce en
van Dijk (1 978g).
7 La noción de pertinencia en este sentido psicológico
se discute en van Dijk (1 978f, 1980). .
8 L.a naturaleza (re)constructiva del recuerdo en el pro-
cesamiento del discurso ya ha sido observada por BartJ.ett
(1932), quien realiió el primer trabajo sobre la memoria
del discurso. Para un modelo reciente, véase Kintsch y
van Dijk (1978).
9 Para más experimentos, véase van Dijk (1975), Kintsch
y van Dijk (1978), Y la bibliografia de esos articulos.
10 Bransford y Franks (1972) han demostrado que no
se reronoce la estructura de la oración sino unidades se·
mánticas subyacentes.
NOTAS lS1
11 Los trabajos de van Dijk, y Kintsch y van Dijk, meno
cionados antes, demuestran que el discurso se recuerda
principalmente en términos de su idea general o su ma-
croestructura.
12 Van Dijk (1975), van Dijk y Kintsch (1975), Rumel-
hart (1975), y Mandler y Johnson (1977) han estudiado
la memoria de esquemas narrativos.
13 Estas diversas funciones y sus relaciones se estudian
en Dik (1977).
14 Para las propiedades de la producción de oraciones,
véase Kempen (1977).
15 La función de los planes en la producción de len·
guaje y dé discursos se discutió primero en Miller, Galan-'
ter y Pribam (1960), Yo más recientemente en Schank y
Ableson (1977).
16 Para el análisis cognoscitivo de los actos de habla
y la comprensión de ellos, véase van Dijk (1977d. 1978c).
17 Las particulas se estudian en Franck (1980).
18 Para una introducción general a la psicologia social,
dentro de una perspectiva cognoscitiva. véase Stotland y
Canon (1972). Para un panorama general del estudio de
la comunicación de masas, véase Sola Pool, Schramm et
al., eds.(1973).
19 Para el análisis clásico de la propaganda, véase Lass·
wel1, Leites et al. (1949).
20 Los rumores han sido estudiados en el libro clásico
de Allport y Postman (1947).
21 Para lecturas sobre cambios de creencias y de acti·
tudes, véase Himmelfarb y Eagly, eds. (1974).
22 Heider (1958) ha desarrollado la teorla del equili.
brio cognoscitivo; la de la disonancia cognoscitiva se en·
cuentra en Festinger (1957).
23 Para un tratamiento de la formación y el cambio de
conocimiep.tos y creencias, véase Fishbein y Ajzen (1975).
24 Una introducción a la naturaleza de la opinión pÚo
blica se da en Childs (1965).
25 Insko (1967), y Fishbein y Ajzen (1975) dan un pa·
norama de las diversas teorlas sobre cambios de actitud;
algunas lecturas sobre el tema se encuentran en Himmel·
farb y Eagly, eds. (1964);
26 El estudio clásico de la persuasión como una fun·
152 NOTAS

ción de propiedades discursivas tales como la ordenación


de argumentos es el de Hovland et al. (1957).
27 La variación discursiva en el contexto soeiolectal y
social se estudia en Labov (1972).
28 Para estudios sobre la conversación. véase Sudnow.
ed. (1972). Turner. ed. (1974). especialmente los articu-
las de Sacks y Schegloff; y Schenkein. ed. (1977).
29 Los turnos en la conversación se estudian en Sacks.
SChegloff y Jefferson (1974).
30 Los vinculas entre la conversación. el estilo y el uso
de particulas pragmáticas se estudian en Franck (1980).
31 Estas nociones y las que siguen se discuten más am-
pliamente en Sudnow. ed. (1972), Brittan(I973), McHugh
(1968), Douglas, ed. (1970). Para un análisis de los "mar-
cos" sociales, véase Goffman (1974).
32 Franck (1980) estudia estrategias estilisticas y ver-
bales en la interacción comunicativa.
33 Para lecturas sobre el estudio transcuItural del len-
guaje, véase Hymes, ed. (1964).
34 La "etnograHa del hablar" se estudia en Gumperz y
Humes. eds. (1972). Bauman y Scherzer. eds. (1974). y
Sanches y Blount, eds. (1975).
35 Casi no se ha estudiado el papel del discurso en los
problemas sociales.
. 36 Algunos trabajos contenidos en McQuail, ed. (1972)
estudian los problemas de la comunicación de masas, como
la manipulación.
37 Las relaciones entre la historia y el discurso se dis-
cuten en Gray (1971).

CONFERENCIA 5. Estructuras y funciones del discurso lite·


rario

1 La tipologia de' discursos se ha estudiado' principal-


mente dentro de la teoria de los "géneros" de los estu-
dios literarios. Véase Hempfner (1973). y. más en general,
Gülich y Raible. Hrsg. (1977).
2 Las concepciones de la teoria de la literatura presen·
tadas aqui se basan en parte en la tradición formalista-
estructuralista, pero el énfasis en la comunicación litera-
ria y la función del contexto social es más reciente.
NOTAS 153

(Véase Schmidt, 1978.) Para un panorama de la otra tra-


dición, véase Culler (1975).
3 La teoria de las estructuras del discurso literario se
ha estudiado en van Dijk (1972a. b). Para antologias y
panoramas alemanes, véase Ihwe (1972), Ihwe, Hrsg.
(1971-1972), y Plett (1975).
4 Un panorama útil sobre la retórica (en alemán) es el
de Ueding (1976). Véase también Communications, 16
(1970). Para la función de la retórica en la comunicación
persuasiva, véase Bettinghaus (1968).
5 Para un estudio de la coherencia en el discurso litera-
rio, véase mi trabajo anterior mencionado en (1972a, b),
y Gutwinski (1976).
6 La idea de una "ordenación normal" en el discurso.
tanto en la descripción de acciones/eventos como en la de
estados, se desarrolla en van Dijk (1977a).
7 La semántica de la literatura se discute en van Dijk
(l972a, b). Para diferentes aproximaciones a la metáfora.
véase van Dijk y Petafi. eds. (1975), y Levin (1977).
8 Hay muchos libros escritos sobre el estilo, pero pocos
son satisfactorios. Una antologla interesante es la de
Sebeok, ed. (1960). El estilo literario es discutido por
varios autores en Chatman, ed. (1971). La estilistica lin-
gül.stica se estudia en Enkvist (1973). El papel del estilo
en la persuasión se investiga en Sandell (1977).
9 La estadl.stica del estilo es tema de los trabajos edi-
tados por DoleZel y Bailey, eds. (1969).
10 La pragmática de la literatura se discute en van Dijk.
1 ed. (1975). y en van Dijk (1978a). y Pratt (1977).
11 La psicologl.a de la literatura se estudia desde varios
puntos de vista. Van Dijk (1978h) aplica resultados de
investigación sobre el procesamiento cognoscitivo del dis-
curso. Un número especial de Poetics (9 [1-3]. 1980), está
dedicado a Story comprehension. Martindale. ed. (1978)
presenta un enfoque distinto a la psicologl.a de la lite...
ratura.
12 Para estudios sobre los contextos sociales de la lite-
ratura. véase Bums y Burns, eds. (1973).
13 La literatura en un contexto transcultural es tema
de algunos de los trabajos incluidos en las antologl.as men-
cionadas en la nota 34 de la conferencia anterior. Para
un estudio de otras clases de literatura, como la literatura
oral, véase Finnegan (1977).
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papel ediciones crema de fábrica de papel san juan, s. a.
impreso en editorial galache, s. a.
privada de dr. márquez 81 - méxico 7. d. f.
tres mil ejemplares más sobrantes para reposición
II de diciembre de 1980
En un momento en que el estudio del dlscurto flOfece entre
polttólogos, sociólogos. lingüistas. antr0p6logos, psicólo-
gos y fil6sofos, un libro Introductorio e lnterdlsdpllnorlo
sobr. el temo como 'ste era ya Indispensable. El contenido
del libro represento un resumen del trabolo realizado por el
profesor Teun A. van DIlk durante toda uno c1kodo a trovú
d. diverso:> lii.rOl y artlculos .obre el tema. Su Oflginalidod
radica en Jo organltoción, que permlt.....r la r.loción .ntr.
campos y t.mes on'-s estudiados separadamente. y en la
...isl6n ponor6mica muy completa que do d. los estudios del
discurso (la inclusión del proceso cognltl...o del I.nguaje Jo
hoc••sp.dalment. moderno),

leun A. van Dijk noció .n Nooldwllk, Halando, .... 1943,


Obtu...o.1 doctOfodo.n la Unl....rsldod de Amsterdam y .n-
..1'Ia .n .1 Deparlomeroto d. Estudios lIt.rorios G.nerol.s
d. la propia uni..._sidod, Ha publicado di....rsos libros MJbre
gram6tico del t.xto, teorlo d. la literatura, sem6ntica y
progm6tlco d.1 discurso,

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