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Los Contratos Turisticos PDF
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LOS CONTRATOS TURÍSTICOS
Dentro de la categoría genérica de los contratos turísticos podrían incluirse, en
principio, todos los contratos celebrados con empresas turísticas y que tengan por
objeto servicios turísticos, contratos que no presentan peculiaridades desde la
perspectiva del Derecho Privado, aunque sí desde el punto de vista del Derecho
administrativo, dada la actividad turística que va a ser objeto de este tipo de
contratos.
Así sucede, por ejemplo, con el denominado CONTRATO DE SERVICIOS SUELTOS
que puede realizarse con las Agencias de viajes (en adelante AAVV) y en virtud de
los cuales éstas facilitan a comisión elementos aislados de un viaje o de una
estancia, desarrollando a tales efectos una labor de mediación en la venta de
billetes o reserva de plazas en toda clase de medios de transporte, así como en la
reserva de habitaciones y servicios en la empresas turísticas y particularmente en
los establecimientos hoteleros y demás alojamientos turísticos. En estos contratos
de servicios sueltos las AAVV se limitan a realizar labores de intermediación
relacionados con la prestación de determinados servicios turísticos.
A. Clasificación de los contratos turísticos.‐
Aún cuando no se trata de una categoría independiente desde la perspectiva del
ordenamiento jurídico privado, consideramos que cabe dar la calificación de
contrato turístico a una serie de figuras que se pueden agrupar desde diferentes
perspectivas; así:
a. Contratos preparatorios de actividad turística: Tienen por objeto organizar
la infraestructura adecuada para proporcionar los correspondientes
servicios; se puede encuadrar el contrato de gestión hotelera y el contrato
de reserva de un cupo de plazas de alojamiento o contrato de reserva de
contingente.
b. Contratos relativos al alojamiento: hospedaje y aprovechamiento por turno
de inmuebles turísticos.
c. Contratos relativos al transporte: el contrato de pasaje en los contratos de
personas.
d. Contratos relativos al avituallamiento: el contrato de catering.
e. El contrato de servicios combinados: el crucero turístico, viaje combinado o
el forfait.
B. Los contratos turísticos, en particular.‐
I. EL CONTRATO DE GESTIÓN HOTELERA
Es un contrato que se celebra entre un empresario titular de un establecimiento
hotelero y otro especializado en la gestión, administración y dirección de los negocios
de hostelería; en esencia, consiste en que el primero confía la dirección y manejo del
establecimiento al especialista/gestor, que lo inserta en una cadena o red de
establecimiento similares, desde la cual lo gestiona aunque en nombre y por cuenta de
su titular, percibiendo a cambio una retribución calculada en función de los resultados;
durante su vigencia el gestor incorpora al establecimiento los signos distintivos de su
propia organización, en cuanto pueda suponer factor de captación de clientela
familiarizada con aquello. Se trata de un contrato bilateral y de tracto continuado, en
la medida en que se constituye para periodos de 10 ó 15 años prorrogables.
En las relaciones con terceros, el gestor actuará en nombre y por cuenta del titular del
establecimiento hotelero que administra, el cual deberá estar provisto del
correspondiente poder para gestionarlo. Los defectos o insuficiencias del poder se
podrán suplir con la invocación analógica de las disposiciones legales que el Derecho
Mercantil consagra respecto al factor notorio (art. 286 Código de Comercio) o sobre el
ámbito de apoderamiento de los administradores de sociedades (Ley de sociedades de
capital).
II. EL DERECHO REAL DE APROVECHAMIENTO POR TURNOS DE BIENES
INMUEBLES TURÍSTICOS
La facultad de usar y ocupar determinados alojamientos esencialmente turísticos, la
ostenta una pluralidad de personas quienes con el concurso de un mediador
profesional, se organizan para usar su derecho de forma escalonada a lo largo de cada
año, concurriendo ordinariamente la ocupación de cada partícipe en las fechas de sus
vacaciones anuales, al tiempo que conciertan, también del mediador, los servicios de
conservación y mantenimiento. El derecho español sobre la materia está recogida en la
Ley 42/1998, del 15 de diciembre, sobre derechos de aprovechamiento por turno de
bienes inmuebles de uso turístico que, entre otros aspectos, incorpora una directiva
comunitaria, de 26 de octubre de 1994, pero que es de más amplio y ambicioso
contenido, al tiempo que va precedida de una extensa exposición de motivos.
Este derecho, conocido como multipropiedad, ha de recaer sobre “un alojamiento
susceptible de utilización independiente por tener salida propia a la vía pública o a
algún elemento común del edificio en el que estuviera integrado. La Ley comprende
también que el titular del derecho de alojamiento temporal debe contribuir
proporcionalmente a la satisfacción de los costes que genera el mantenimiento de los
servicios comunes (vigilancia, piscina, jardinería, pistas de deportes) así como la
reposición periódica del mobiliario, instalaciones y menaje del alojamiento a cuya
ocupación periódica tiene derecho (sin cobrar cuotas excesivas).
III. CONTRATO DE CATERING
Se trata de un contrato bilateral en cuya virtud una de las partes asume mediante
precio el compromiso de suministrar y, eventualmente, servir, una o dos veces por día
y durante un periodo más o menos largo (mensual, trimestral, anual) la comida que ha
de consumir una determinada colectividad de personas que se hallan bajo la atención
de la otra parte contratante. Así, la dirección de un hospital, un colegio, un
destacamento militar, una compañía aérea, una fábrica, etc., puede hallarse obligado
por contrato o por alguna situación de hecho, a cubrir las necesidades alimenticias de
un grupo de personas que le están confiadas (enfermos, alumnos, soldados,
trabajadores, etc.) y concierta con tercero la presentación de este servicio preparando
las viandas fuera del lugar donde van a servirse y consumirse, asumiendo el encargo de
traerlas a ese punto en el momento adecuado y en el estado, cantidad y condiciones
idóneas para su ingesta.
En este sentido se establece una relación entre el avituallador y el comitente; el
primero es un empresario dedicado profesionalmente a esta actividad, el segundo,
suele serlo, pero con frecuencia el encargo proviene de un organismo público (Ej.
Hospital de la red asistencial, destacamentos militares, escuelas de enseñanza, etc.);
en este caso, la intervención de la Administración Pública incide sobre la naturaleza del
contrato, llevándolo al ámbito del Derecho administrativo y quedando sujeto a la
copiosa legislación de esa índole, constituida básicamente por la Ley de Contratos de la
Administraciones Públicas.
La bilateralidad no se altera por el hecho de que el beneficiario de la prestación
realizada por el avituallador sea persona distinta a quien lo encarga y satisface su
precio. Conviene advertir que este tercero no se vincula contractualmente con el
avituallador o empresario; aunque esto no le priva a acción contra aquél en caso de
experimentar algún daño en su persona o pertenencias, basándose bien el la Ley de
Responsabilidad Civil por Daños causados por productos defectuosos, o la acción
general de responsabilidad por culpa (art. 1902 CC).
IV. CONTRATO DE VIAJE COMBINADO
El contrato de viaje combinado puede definirse como aquél por el cual una AAVV se
obliga a proporcionar a un consumidor o usuario por un precio global, un conjunto de
servicios turísticos que, teniendo una duración superior a 24 h o conllevando al menos
una noche de estancia, incluya como mínimo dos de los tres elementos siguientes:
Transporte, alojamiento u otros servicios no accesorios al trasporte y al alojamiento.
Está regulado en la LGDCU, que incorpora a nuestro derecho interno la Directiva
314/CEE del Consejo, de 13 de junio de 1990, relativa a los viajes combinados,
vacaciones combinadas y circuitos combinados (ver
http://civil.udg.es/normacivil/estatal/contract/L21‐95.htm)
Es un típico contrato de adhesión, cuyo contenido viene ya en gran medida
preestablecido mediante condiciones generales impuestas unilateralmente por las
AAVV y que el consumidor se ve obligado a aceptar si quiere celebrar el contrato; por
ello, uno de los objetivos básicos al regular estos contratos es la protección de los
consumidores.
Elementos del contrato
a. Elementos personales: el contrato se celebra entre una AAVV y un consumidor
o usuario. De este modo, las partes que pueden verse en este contrato son:
La AAVV: esta puede ser la misma agencia que organizó el viaje combinado
(organizador) u otra distinta (detallista) y que se limita a comercializar los viajes
combinados organizados por otra agencia, el consumidor celebra el contrato con el
organizador o con el detallista; aún cuando el contrato se haya celebrado por el
detallista, el organizador será también responsable frente al consumidor del correcto
cumplimiento de todas las obligaciones derivadas del mismo. En la fase de ejecución
del contrato intervendrán otros empresarios como los transportistas, empresarios de
hostelería, etc., los cuales son los encargados de prestar directamente al consumidor
los servicios incluidos en el contrato concretado con la AAVV; estos empresarios serán,
en su caso, los responsables directos de los daños que haya podido sufrir el
consumidor como consecuencia de la no ejecución o ejecución deficiente de tales
servicios. Se establece la responsabilidad solidaria de todos los intervinientes con
respecto al consumidor; la AAVV, organizadora del viaje, o detallista y los propios
empresarios prestadores de servicios.
El consumidor: La Ley admite que el consumidor que concierta el contrato con la AAVV
sea una persona física o una persona jurídica pero es obvio que el viaje lo realiza
siempre una persona física; es por ello por lo que la Ley diferencia entre el contratante
principal, el cual es la persona física o jurídica que realiza el contrato y el beneficiario
que es la persona física a favor de la cual se realiza el contrato, es la persona designada
para realizar el viaje contratado; este viaje puede cederse a otra persona, denominada
cesionario, para que sea ésta la que lo realice en vez de la persona inicialmente
prevista; todas ellas tienen la consideración de consumidor o usuario.
b. Elementos objetivos: son el denominado viaje combinado, entendido éste como
conjunto de prestaciones a que se obliga la AAVV, y el precio, que, como
contraprestación se obliga a pagar el consumidor o usuario.
Por lo que se refiere al viaje combinado, con esta denominación nos referimos a la
prestación consistente en la combinación de al menos dos de los siguientes elementos:
transporte, alojamiento, otros servicios turísticos (excursiones, visitas a museos,
asistencia a espectáculos); además la prestación en que consiste el viaje combinado
tiene que tener una duración superior a 24h o incluir al menos una noche de estancia;
esta denominación ha de entenderse en sentido amplio, en la medida en que se han
de incluir en ella tanto los viajes combinados propiamente dichos, como las vacaciones
y los circuitos combinados.
Por lo que se refiere al precio, la Ley exige que el precio se fije de forma global, es
decir, estableciéndose un precio único que comprenda todas las prestaciones incluidas
en el viaje concertado, aún cuando se establece expresamente que la facturación por
separado de varios elementos de un mismo viaje combinado no exime al organizador o
al detallista del cumplimiento de las obligaciones establecidas en la Ley; este precio es
definitivo y únicamente podrá revisarse en cuanto que concurran dos circunstancias:
Que esta posibilidad está expresamente prevista en el contrato y que sea para
incorporar variaciones del precio de los transportes, variaciones en las tasas e
impuestos de los servicios o variaciones en los tipos de cambio aplicados al viaje
organizado; esa revisión del precio no podrá producirse en los 20 días inmediatamente
anteriores a la fecha del viaje; dicha revisión ha de ser notificada al consumidor y si es
significativa éste podrá optar por aceptarla o resolver el contrato sin penalización
alguna.
c. Elementos formales: La Ley exige que el contrato se formalice por escrito y
determina, además, su contenido mínimo, enumerando los elementos que deben
quedar consignados en el mismo (destino del viaje, medios de transporte, alojamiento
y demás servicios incluidos, precios y modalidades de pago, etc.). Esta exigencia de la
forma escrita constituye un importante instrumento de protección de los
consumidores, ya que les proporciona una completa información sobre el contenido
del contrato, cuya complejidad es evidente.
CONTENIDO DEL CONTRATO
a. Derechos del consumidor.‐
1. En el momento de la celebración del contrato: el consumidor que ya ha tenido
que ser informado con anticipación a la celebración del contrato del contenido
de sus cláusulas tiene derecho a exigir que el contrato se formalice por escrito y
a recibir una copia del mismo.
2. Antes de la salida del viaje: Información complementaria: horarios y lugar de
escalas y enlaces, nombre, dirección y teléfono de la representación de la AAVV
en cada destino (como mínimo un número de teléfono de urgencia); en caso de
estancias de menores en el extranjero, la información que permite establecer
un contacto directo con estos o con los responsables de su estancia in situ
durante el viaje. Información sobre la suscripción facultativa de un contrato de
seguro que cubre los gastos de cancelación asistencia en viaje y repatriación,
etc. Cesión de la reserva: El contratante principal o el beneficiario tiene el
derecho de ceder su reserva en el viaje combinado a otra persona que reúna
todas las condiciones requeridas para el mismo, siempre que lo comunique por
escrito a la AAVV con una antelación mínima de 15 días al inicio del viaje.
Modificación del contrato: Si, antes de la salida del viaje, el organizador se ve
obligado a modificar algún elemento esencial del contrato, como el calendario,
itinerarios, alojamientos, etc., debe comunicarlo inmediatamente al
consumidor y éste podrá optar entre la resolución del contrato sin penalización
o aceptar la modificación introducida y su repercusión en el precio; si opta por
lo primero, a parte del derecho al reembolso de todas las cantidades que
hubiera pagado, tendrá derecho a una indemnización, como mínimo, del 5%
del precio de viaje contratado, si la notificación de la modificación se produce
entre los dos meses y los 15 días inmediatamente anteriores a la fecha prevista
de inicio de viaje; el 10% si se produce entre la quincena y los 10 días
anteriores, y el 25% si se produce en las 48h anteriores. No habrá obligación de
indemnizar si la modificación se debe a motivos de fuerza mayor, siendo
responsables, del pago de la indemnización, el organizador y el detallista.
Cancelación del viaje: En caso de que el organizador cancele el viaje, el
consumidor tendrá derecho al reembolso de todas las cantidades que hubiera
pagado y además a una indemnización consistente, como mínimo, a los mismos
porcentajes señalados para el caso anterior; del pago de dicha indemnización
serán también responsables, el organizador y el detallista. No existirá
obligación de indemnizar si la cancelación del viaje se produce por
circunstancias de fuerza mayor, ni tampoco si se debe a que el número de
personas inscritas para el viaje combinado resultó ser inferior al exigido y ello
se hubiese comunicado oportunamente al consumidor. Desistimiento del
contrato: Antes de la salida del viaje, el consumidor tiene derecho a resolver el
contrato, dejando sin efectos los servicios contratados; si resuelve el contrato,
tendrá derecho a la devolución de las cantidades que hubiese abonado, pero
(salvo que la resolución tenga lugar por causas de fuerza mayor) deberá
indemnizar al organizador o detallista abonándoles los gastos de gestión y de
cancelación, si los hubiere, y abonar una penalización consistente en el 5% del
importe total del viaje, si el desistimiento se produce con más de 10 días y
menos de 15 días de antelación a la fecha de comienzo del viaje; el 15% entre
los días 3 y 10; y el 25% en las 48h anteriores a la salida; oportunamente
comunicado a la AAVV; si el consumidor se limitara a no presentarse a la salida,
quedaría obligado al pago del importe total del viaje.
3. Una vez iniciado el viaje: el consumidor tiene derecho a todos los servicios
previstos en el contrato y a que estos se presten correctamente, de acuerdo
con las condiciones pactadas; si después de la salida, el consumidor ve
incumplido este derecho, tendrá a su vez, los siguientes:
a. Regreso anticipado: si después de la salida, el organizador comprueba
que no puede suministrar una parte importante del servicio propuesta,
debe proponer alguna solución alternativa, satisfactoria para el
consumidor; si no se acepta por motivos razonables, tiene derecho a
que se le facilite un transporte equivalente al utilizado en la ida, para
regresar a su lugar de salida, sin perjuicio de las indemnizaciones que
procedan.
b. Resarcimiento de daños: El consumidor tiene derecho a la
indemnización de los daños sufridos como consecuencia de la no
ejecución o ejecución diferente del contrato, la cual deberá abonarla el
organizador, el detallista y el empresario titular del servicio no prestado
o prestado defectuosamente, los cuales responderán de forma
solidaria. No existirá responsabilidad frente al consumidor como
consecuencia de la no ejecución o la ejecución diferente el contrato,
cuando la deficiencia se deba a motivos imputables al consumidor o se
deba a motivos de fuerza mayor o caso fortuito.
c. Asistencia en caso de necesidad: En todo caso, y cuando no sean
responsables frente al consumidor como consecuencia de la no
ejecución del contrato o de su ejecución defectuosa, el organizador o
detallista estarán obligados a prestar la correspondiente asistencia al
consumidor que se encuentre en dificultades.
b. Obligaciones del consumidor.‐
La principal obligación del consumidor es pagar el precio del viaje combinado en
los términos que se hayan establecido. En el supuesto de que se haya efectuado
una cesión de la reserva, el cedente y el cesionario responderán solidariamente
ante el detallista y, en su caso, ante el organizador con el que se hubiera celebrado
el contrato, del pago del precio y los gastos adicionales justificados que dicha
cesión hubiese causado. Además. El consumidor queda obligado a comunicar todo
incumplimiento en la ejecución del contrato por escrito, al organizador o detallista
y, en su caso, al prestador del servicio de que se trate, con la finalidad de que la
AAVV adopte las medidas oportunas y soluciones que, en cada caso, correspondan.
Para el pago de las indemnizaciones, la AAVV debería constituir una fianza
obligatoria que garantice el pago del las mismas, así como del cumplimiento de las
obligaciones derivadas de la celebración de los diferentes contratos, en los
términos que establece la administración turística competente.
V. CONTRATO DE HOSPEDAJE
Este contrato carece de regulación específica en el ámbito del Derecho Privado, en
el que existen algunas referencias y disposiciones aisladas, como por ejemplo, los
arts. 1783 y 1784 CC., relativos a la custodia de los objetos introducidos por los
viajeros en las fondas y mesones. Sí que existen numerosas disposiciones estatales
y autonómicas de carácter administrativo sobre alojamientos hoteleros (por
ejemplo, la Orden de 19 de julio de 1968 sobre calificaciones de establecimientos
hoteleros, la Orden de 15 de septiembre de 1978, sobre régimen de precios y
reservas en alojamientos turísticos o Decreto del 10 de agosto de 1976, sobre
reclamaciones de clientes en establecimientos de empresas turísticas), sobre
contratos de alojamientos extrahoteleros, como los apartamentos turísticos,
ciudades de vacaciones, etc., que en determinadas cosas constituyen una
modalidad de contrato de arrendamiento por temporada, y en otros una
modalidad de contrato de hospedaje.
Concepto y contenido básico del contrato:
Este contrato es un contrato consensual en virtud del cual un empresario se obliga
a prestar a otra persona mediante un precio el servicio de alojamiento en una
habitación debidamente equipada y, en su caso, el servicio de comidas, así como
otra serie de servicios complementarios, acordes con la categoría del alojamiento.
Se trata de un contrato que incluye o puede incluir prestaciones de contenido muy
diverso, relacionadas todas ellas con el alojamiento de una persona en un
establecimiento hotelero.
La obligación básica del cliente se reduce prácticamente a pagar el precio
convenido por el hospedaje que incluirá el precio de la habitación y demás
servicios complementarios que se hayan utilizado.
La ley otorga al empresario un privilegio consistente en la preferencia frente a
cualquier otro acreedor para cobrar su crédito con el importe que se obtenga de la
venta de los bienes muebles del deudor existentes en el establecimiento, como
equipaje o cualquier otro bien mueble, pudiendo retener en su poder dichos
bienes hasta obtener la satisfacción total de su crédito, pudiendo provocar su
venta.
La obligación principal de empresario consiste en proporcionar al cliente, durante
el tiempo en las condiciones pactadas, el servicio de alojamiento y cualquier otro
servicio que el cliente solicite y que sea acorde con la categoría del
establecimiento, así como a los demás servicios que sean comunes a todo el
establecimiento como la piscina, los salones comunes, jardines, aparcamientos
exteriores, etc. Además pesa una obligación específica consistente en la custodia
del equipaje del cliente, quedando únicamente exonerado de responsabilidad si los
daños provienen de robos a mano armada, sucesos de fuerza mayor o culpa grave
del propio cliente.
VI. EL CONTRATO DE RESERVA DE PLAZAS DE ALOJAMIENTO EN RÉGIMEN DE
CONTINGENTE
Este contrato, también llamado contrato de reserva de un cupo de plazas de
alojamiento, es el contrato que se celebra entre una AAVV y el titular de una
empresa de alojamiento turístico y en virtud del cual, el empresario titular de la
empresa de alojamiento turístico se compromete a tener a disposición de una
AAVV, en las fechas convenidas y por un precio preestablecido, un número
determinado de plazas de alojamiento (cupo de plazas) de las que la AAVV podrá
hacer uso siempre que lo notifique con una determinada antelación (preaviso o
período de release) mediante el envío de la correspondiente lista de ocupación
(rooming list) en la que se concreta el número de esas plazas reservadas que van a
ser efectivamente utilizadas por los clientes de la AAVV, las cuales serán las únicas
por las que se deberá pagar, al efectuarse la reserva del cupo. El resto de las plazas
incluidas en dicho cupo vuelven a quedar a la libre disposición del empresario
titular de la empresa de alojamiento, que podrá utilizarlas a su conveniencia.
Este contrato, carece de una regulación específica en nuestro Derecho por lo que
se rige por los pactos, cláusulas y condiciones establecidas por los contratantes