Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Pensar Etico Ponencia de Henry Rosa PDF
Pensar Etico Ponencia de Henry Rosa PDF
Un cuentecito introductorio
(Así empezó mi historia con él y en el programa de altos estudios. Hoy somos coautores de
un manuscrito a la fecha en proceso, sobre competitividad internacional de costos y flujos
comerciales aplicando diversos modelos econométricos)
1
Ponencia pronunciada en la Sala Julio Ravelo de la Biblioteca del INTEC, en el Tercer Seminario de Estudios
Generales titulado “Formación permanente y docencia en los estudios generales”, celebrado el 24 y 25 de
julio 2014, con el co-auspicio de la Red Internacional De Estudios Generales (REDIG).
Página 1 de 15
Página 2 de 15
Pensar calculador y saber racional
Conciencia cientificista
El pensar calculador de saber racional, en definitiva, es el modo de pensar más
natural en el mundo académico.
2
Heidegger, M. (1946). “¿Y para qué poetas?” En Caminos de Bosque (traducido por Helena Cortés y Arturo
Leyte), Madrid: Alianza, 1996, p. 276. Heidegger pronunció esta conferencia ante un pequeño auditorio
privado en memoria del vigésimo aniversario de la muerte del poeta Rainer María Rilke, fallecido el 29 de
diciembre de 1926. Fue publicada en su original junto a otras conferencias y ensayos en 1950 en una edición
titulada “Holzwege”.
3
Cfr. Popper, K. (1934). La lógica de la investigación científica (traducido por Víctor Sánchez de Zavala),
Madrid: Tecnos, 1967, pp. 27-47.
Página 3 de 15
Sin embargo, es aquí donde tenemos que caer en cuenta lo que nos recuerda
Heidegger:
“…lo que nos parece natural es sólo, presumiblemente, lo habitual de
una larga costumbre que se ha olvidado de lo inhabitual de donde
surgió. Sin embargo, eso inhabitual causó en otros tiempos la sorpresa
de los hombres y condujo el pensar al asombro”4.
4
Heidegger, M. (1935/1936). “El origen de la obra de arte”. En Caminos de Bosque, op. cit., p. 18
5
Nicolescu, B. (1996). Manifiesto de la Transdisciplinariedad, p. 47 y 57. Recuperado de la página web del
Centro de Estudios Universitarios Arkos, Puerto Vallarta, Jalisco, Méjico:
http://www.ceuarkos.com/manifiesto.pdf
6
Cfr. Berman, M. (1987). El reencantamiento del mundo, Chile: Cuatro Vientos.
7
Nicolescu, B. (1996), op. cit., p. 10
Página 4 de 15
ilusión, ficción, como de inmadurez en el ejercicio de la razón, ineficaz, inútil, como mero
juego gratuito de poetas.8
Tiempos de penuria
Aliada a la lógica del mercado y a través de los medios de comunicación social, esta
conciencia cientificista va asentando un ethos, un modo particular de habitar el mundo
como lugar común. Va configurando una cultura que como describe el poeta y místico
jesuita Benjamín González Buelta:
8
Cfr. Conill, J. (1988). El crepúsculo de la metafísica, Barcelona: Anthropos, pp. 185-188.
9
González-Buelta, B. (2000). La diafanía de la realidad, p. 1. Recuperado de la página web del Instituto
Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), Guadalajara, Jalisco, México:
http://portal.iteso.mx/portal/page/portal/Dependencias/Rectoria/Dependencias/Direccion_de_Integracion
_Comunitaria/Dependencias/Centro_universitario_ignaciano/Domingo%20Ignaciano%20TEXTO%20La%20di
afan%EDa%20de%20la%20realidad.pdf
10
Nicolescu, B. (1996), op. cit., p. 116
Página 5 de 15
ideologías pasajeras y conflictos innumerables cuya motivación nos
escapa, y bajo nuestras miradas indiferentes, millones de muertes para
nada”11.
Del mismo modo dirá Heidegger que para la lógica dominante “…la muerte se
refugia en lo enigmático. El misterio del sufrimiento permanece velado. No se ha aprendido
el amor”12.
Estos tres “fenómenos”: muerte, sufrimiento y amor, Heidegger los sitúa como la
esencia de los mortales, y que como tales, se ocultan y se des-ocultan desde el ámbito
esencial al que pertenecen: el ámbito del “abismo del ser”13.
Y a propósito del ser, en la propuesta del “transhumanismo” de la
transdisciplinariedad, Nicolescu nos explica que “se trata de buscar lo que hay entre, a
través y más allá de los seres humanos – lo que se puede llamar el Ser de los seres”14.
Esta búsqueda es lo que se ha olvidado en este tiempo, es lo que se olvida en todo
tiempo, haciéndolo penoso.
Heidegger dirá que es un tiempo de penuria porque se vive esencialmente por la
privación de sentido. Pero lo más penoso de este tiempo, es que ya no es capaz de sentir la
falta de sentido “como una falta”, que ya “ni siquiera experimenta su propia carencia”15.
Y por otro lado, el mismo Nicolescu nos afirma que “en el fundamento de todas las
disciplinas hay una mirada transdisciplinaria que les da sentido. Porque en el trasfondo de
cada disciplina se encuentra el sin-fondo de lo que une el Sujeto y el Objeto
transdisciplinario”16.
¿Y qué es lo que une el Sujeto y el Objeto transdisciplinario? Aquí y allá, Nicolescu
responde que se trata de:
“una zona de resistencia absoluta…pues esta zona resiste a toda
comprensión cualquiera sea su nivel…lo que convendría para designar esta
zona de resistencia absoluta, es la palabra „sagrado‟”17.
11
Ibíd. p. 6., negritas mías.
12
Heidegger, M. (1946). “¿Y para qué poetas?”, op. cit., p. 276
13
Ibíd. p. 247, negritas mías.
14
Nicolescu, B. (1996), op. cit., p. 117. Negritas mías. Nótese que el autor escribe con inicial en mayúscula la
palabra “ser”.
15
Heidegger, M. (1946). “¿Y para qué poetas?”, op. cit., p. 243
16
Ibíd. p. 102, negritas mías.
17
Ibíd. p. 104, 59 y 106. Negritas mías.
Página 6 de 15
De modo que podemos atrevernos a decir que hablar del abismo del Ser, es lo
mismo que hablar del sin-fondo de lo Sagrado. “Abismo”, traducido de la palabra alemana
ab-grund, significa literalmente “ausencia de fundamento o fondo”18.
De manera que el sentido de la vida que habitamos, es fundamentado por un fondo
sin fondo sagrado. Un fundamento concebido no como una zapata inerte, sino como un ser
nutricio, como un humus (tierra) fértil, como un “suelo para un arraigo y una
permanencia”19.
Para asomarse a este abismo, a este fondo sin fondo que funda y fundamenta con
sentido la vida que habitamos y nos habita, como nos invita la transdisciplinariedad, es
necesario apelar a otro pensar y saber distintos al pensar calculador y al saber racional.
Porque de lo que se trata, señala Heidegger, no es de una “fundamentación” en el sentido
cartesiano desde el cogito de la razón racionalista, sino “de un poner en libertad un fondo
que muestre este fondo”20.
Porque este abismo, como también señala Heidegger,
“…hace que se rompa contra sí misma toda posible intromisión. Convierte
en destrucción toda curiosa penetración calculadora. Por mucho que dicha
intromisión pueda adoptar la apariencia del dominio y el progreso, bajo la
forma de la objetivación técnico-científica”21.
Pensar lúcido
Heidegger toma la frase completa de la elegía “Pan y Vino” del poeta Hölderlin
cuando pregunta: “¿y para qué poetas en tiempos de penuria?”22 Con ella discurre sobre la
necesidad de la poesía y de los poetas.
No se trata de una “huida estética” que eluda el difícil compromiso de pensar para
buscar la verdad. Tampoco se trata de hacer del poeta un “mito artificial” de alegría
bohemia para entretener el tedio y menoscabar la figura recia del pensador.
Se trata, más bien, de un pensar que esté en diálogo permanente con los cauces
expresivos de la simbología poética, la que es capaz de conservar en sus entrañas el triple
18
Ibíd. p. 247
19
Ibíd. p. 242
20
Heidegger, M. (1927). Ser y Tiempo (traducido por J. Gaos), Madrid: FCE, 1996, p. 17
21
Heidegger, M. (1935/1936). “El origen de la obra de arte”, op. cit., p. 39
22
Heidegger, M. (1946). “¿Y para qué poetas?”, op. cit., p. 241
Página 7 de 15
poder de significar, revelar y evocar las realidades que se ocultan y des-ocultan desde el
abismo, fondo sin fondo, del Ser, del Sentido, de lo Sagrado.
Merodear este abismo sagrado y cantarlo es la esencia del poetizar en sentido
amplio. Es el oficio y la vocación de los verdaderos poetas. Cantándolo, captan su rastro, lo
sienten-padecen, lo siguen y lo señalan.
Su canto es así un poema, un arte, ya que –como señala Heidegger- “todo arte es en
esencia poema”. Comprendiendo poema no como “un delirio que inventa lo que le place ni
una divagación de la mera capacidad de representación e imaginación que acaba en la
irrealidad”23.
Por el contrario, el poema se comprende como “el decir que proyecta” la realidad
humana en su Ser, en su sentido más profundo, en lo que tiene de sagrado. Y “proyectar” en
clave heideggeriana es “un arrojar”, “dejar libre”, un permitir que acontezca, un dejar
manifestarse tal como es. En definitiva, “el decir que proyecta es aquel que al preparar lo
que se puede decir trae al mismo tiempo al mundo lo indecible en cuanto tal”24.
Por lo tanto, decimos con Heidegger que “nosotros, los demás, debemos aprender a
escuchar el decir de estos poetas”. Que nosotros tenemos “la necesidad única de
experimentar lo inexpresado en lo dicho por su poesía por medio de un pensar lúcido”25.
De esta manera, experimentando lo inexpresado en lo dicho por el decir de los
poetas, el pensar lúcido o poético va generando un saber razonable.
Saber razonable
El saber razonable empieza por darse cuenta de que el ámbito primordial donde
debe realizarse ese experimentar en diálogo con el poetizar no se puede imponer. Que no se
consigue antojadiza y automáticamente haciendo clic en un ícono. Y que mucho menos
caerá azarosa o fortuitamente, como de paracaídas, cuando estemos sentados a la sombra de
un hermoso flamboyán. Así como tampoco nos toparemos con él en el medio del estresante
ritmo acelerado de nuestras rutinas cotidianas sin respiro saliendo de un curso a otro en
23
Heidegger, M. (1935/1936). “El origen de la obra de arte”, op. cit., p. 62
24
Ibíd. p. 62-64
25
Heidegger, M. (1946). “¿Y para qué poetas?”, op. cit., p. 244
Página 8 de 15
busca de llenar de clases nuestros horarios necesitados de sueldo. Ni en las insaciables
andanzas nocturnas persiguiendo gratificaciones inmediatas al mejor postor.
El saber razonable intuye, siguiendo a Heidegger, que el pensar lúcido “es un
trabajo de artesano”26 y que “el ámbito esencial del diálogo entre el poetizar y el pensar
sólo puede ser descubierto, alcanzado y meditado lentamente”27. Descubierto lentamente,
en los dramas humanos cruciales donde se debate el sufrimiento, el amor y la muerte.
Alcanzado lentamente, “en la más profunda interioridad del corazón”28. Meditado
lentamente, en el silencio y la soledad…“donde todo se detiene jadeando, y la hondura de
(tu) ser, le da la espalda a las horas y caminos… (y a) las presencias amigas”29.
En este ámbito descrito, es posible entonces superar lo que Nicolescu llama la
percepción de la escala macrofísica y trans-gredir el marco de sus fronteras que decretan
que sólo existe un nivel de Realidad para ser pensado de un sólo y único modo. Esta
transgresión pasa por “hacer el esfuerzo de integrar en nosotros mismo la información
paradojal que nos es procurada por la teoría y la experiencia científica (mismas)”30.
Es decir, percibir la unidad de los contrarios, imaginar la discontinuidad y
experimentar la no-separabilidad. Por ejemplo, superar la percepción de la separabilidad del
cuerpo vs. espíritu, por un cuerpo espiritual o un espíritu corporal; la trascendencia vs.
inmanencia, por una trascendencia inmanente o una inmanencia trascendente; lo vacío vs.
lo pleno, por un vacío pleno o de una plenitud vacía.
Pero este esfuerzo, advierte Nicolescu:
“…pasa primero por un silencio interior: Silenciar el pensamiento
habitual…hacer callar el pensamiento habitual…en ese momento de silencio
desconcertante y experimentado como desestabilizador por el pensamiento
habitual, descubrimos que hay en nuestro propio funcionamiento, un nivel
de percepción natural de la unidad de los contarios…oculto en nuestra
percepción habitual…un pensamiento que precede el pensamiento
conceptual”31
26
Heidegger, M. (1935/1936). “El origen de la obra de arte”, op. cit., p. 12
27
Heidegger, M. (1946). “¿Y para qué poetas?”, op. cit., p. 248
28
Ibíd. p. 276
29
González-Buelta, B. (1993). “Soledad fundamental”, en Salmos en las orillas de la cultura y del misterio,
Santo Domingo: Amigo del Hogar, p. 160
30
Nicolescu, B. (1996), op. cit., p. 57
31
Ibíd. p. 57
Página 9 de 15
“…y los caminos del pensamiento cobijan en sí esto misterioso: podemos,
en ellos, caminar hacia delante y hacia atrás, incluso de modo que sólo el
caminar hacia atrás nos conduce adelante”32.
O caminar en círculos como sin respuestas, ya que “las respuestas sólo conservan su
fuerza como respuestas mientras siguen arraigadas en el preguntar”33. Lo importante es
permanecer en el camino que te marca el preguntar “y permanecer en él es la fiesta del
pensar”34.
Reflexionar
Y en este camino, el saber razonable le va prestando especial atención a los
sentimientos y/o estados de ánimo que va experimentando. Sobre todo, si queremos pensar
la transdisciplinariedad que Nicolescu define como “un corpus de pensamiento y una
experiencia vivida”35, simultáneamente.
El trato privilegiado al sentimiento y/o estados de ánimo se debe, según Heidegger,
a que:
“...tal vez, lo que en este y otros casos parecidos llamamos sentimiento o
estado de ánimo sea más razonable, esto es, más receptivo y sensible, por
el hecho de estar más abierto al ser que cualquier tipo de razón”36.
32
Heidegger, M. (1950/59). De camino al habla (traducido por Yves Zimmermann), Barcelona: Serbal, 1987,
p.90. Citado por Aguilar-Álvarez, T. (1998). El lenguaje en el primer Heidegger, México: FCE, p. 22
33
Heidegger, M. (1935/1936). “El origen de la obra de arte”, op. cit., p. 61
34
Ibíd. p. 12
35
Nicolescu, B. (1996), op. cit., p. 99. Negritas mías.
36
Heidegger, M. (1935/1936). “El origen de la obra de arte”, op. cit., p. 18
Página 10 de 15
“…permitir que llegue a madurar cada impresión, cada germen de un
sentimiento por completo en sí mismo, en lo oscuro, en lo indecible, en lo
inconsciente, en todo lo inalcanzable para el propio entendimiento, y
aguardar con profunda humildad y paciencia la hora del parto de una nueva
claridad”37.
37
Rilke, R.M. (1903/1908), Cartas a un joven poeta (traducido por Antoni Pascual Piqué), Barcelona:
Obelisco, 1996, p.31
38
Cfr.: http://etimologias.dechile.net/?reflexio.n
39
Cfr.: http://etimologias.dechile.net/?recordar
40
Heidegger, M. (1946). “¿Y para qué poetas?”, op. cit., pp. 278-279
41
Popper, K. (1934). La lógica de la investigación científica, op. cit., p. 37
Página 11 de 15
El modelo de la realidad de la transdisciplinariedad, siguiendo siempre a Nicolescu:
De ahí que para vivir la transdisciplinariedad quizás nos pueda ayudar una
relectura en fidelidad creativa con la propuesta aristotélica de la sabiduría práctica o
virtud ética de la prudencia. Como dice Aristóteles en su “Ética a Nicómaco”:
42
Nicolescu, B. (1996), op. cit., p. 59. Negritas mías.
43
Ibíd. p. 58
44
Aristóteles, Ética a Nicómaco, Libro VI, Cap. 5, 1141a, 1141b, Madrid: Centro de Estudios Políticos y
Constitucionales, 1994. Sigo las referencias que hace Manuel Guillén Parra (2006), profesor titular de
Organización de Empresas de la Universidad de Valencia, en su libro “Ética en las Organizaciones.
Construyendo Confianza”, Madrid: Pearson.
Página 12 de 15
miedo y no resiste nada, se vuelve cobarde, el que no teme absolutamente
a nada y a todo se lanza, es temerario”45.
Pero la concepción de este equilibrio, posición justa o término medio habrá que
pensarlo en términos dinámicos. Más bien como un oscilar pendular lo más armónicamente
posible entre dos polos.
Sólo con el diario reflexionar sobre nuestro actuar y con el reflejo del otro, uno
puede advertir a cuáles de los polos se acerca, para moverse en un opposito per diametrum
ignaciano y balancear en la práctica docente –por ejemplo- entre el pensar calculador de
saber racional o el pensar lúcido de saber razonable.
Entonces se abre un espacio para el rectificar, el pedir perdón, el reconocer con
humildad que uno se pasa por exceso o por defecto.
Y vivir, finalmente, la experiencia de acogerse, percibiendo un “tercero incluido”
que unifica, reconcilia y polariza en un centro toda la vida con todas tus relaciones y
proyectos, y con el cosmos que te atraviesa, ya que “…en la lógica del tercero incluido los
opuestos son más bien, los contradictorios: La tensión entre los contradictorios edifica una
unidad más amplia que los incluye” 46.
A modo de Epílogo47
Waldemiro Vélez:
Henry Rosa:
Página 13 de 15
llevar. De manera que crear es tomar de la fuente y llevar en un llevar a cabo recibiendo
con los demás. Entonces yo lo que he hecho es, prácticamente, haber tomado mucha agua,
de mucha gente impresionante, muchos jesuitas muy valiosos y muchos seres humanos con
los que me he topado en mi vida…
Andrés L. Mateo:
Página 14 de 15
Referencias
Aristóteles, Ética a Nicómaco. Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales,
1994. Citado por Manuel Guillén Parra (2006). Ética en las Organizaciones.
Construyendo Confianza, Madrid: Pearson.
Berman, M. (1987). El reencantamiento del mundo, Chile: Cuatro Vientos
Conill, J. (1988). El crepúsculo de la metafísica, Barcelona: Anthropos
González-Buelta, B. (2000). La diafanía de la realidad, p. 1. Recuperado de la página web
del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), Guadalajara,
Jalisco, México:
http://portal.iteso.mx/portal/page/portal/Dependencias/Rectoria/Dependencias/Direccion
_de_Integracion_Comunitaria/Dependencias/Centro_universitario_ignaciano/Domingo
%20Ignaciano%20TEXTO%20La%20diafan%EDa%20de%20la%20realidad.pdf
González-Buelta, B. (1993). “Soledad fundamental”, Salmos en las orillas de la cultura y
del misterio, Santo Domingo: Amigo del Hogar
Heidegger, M. (1927). Ser y Tiempo (traducido por J. Gaos), Madrid: FCE, 1996
Heidegger, M. (1935/1936). “El origen de la obra de arte”. En Caminos de Bosque,
(traducido por H. Cortés y A. Leyte), Madrid: Alianza, 1996.
Heidegger, M. (1946). “¿Y para qué poetas?” En Caminos de Bosque (traducido por H.
Cortés y A. Leyte), Madrid: Alianza, 1996.
Heidegger, M. (1950/59). De camino al habla (traducido por Y. Zimmermann), Barcelona:
Serbal, 1987, p.90. Citado por Aguilar-Álvarez, T. (1998). El lenguaje en el primer
Heidegger, México: FCE
Nicolescu, B. (1996). Manifiesto de la Transdisciplinariedad. Recuperado de la página web
del Centro de Estudios Universitarios Arkos, Puerto Vallarta, Jalisco, Méjico:
http://www.ceuarkos.com/manifiesto.pdf
Popper, K. (1934). La lógica de la investigación científica (traducido por Víctor Sánchez de
Zavala), Madrid: Tecnos, 1967.
Rilke, R.M. (1903/1908), Cartas a un joven poeta (traducido por Antoni Pascual Piqué),
Barcelona: Obelisco, 1996
Página 15 de 15