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La recuperación de tecnologías andinas como propuesta de descolonización:


las qotañas como fuente de vida

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La recuperación de tecnologías andinas
como propuesta de descolonización:
las qotañas como fuente de vida
Miguel Canaza1 - Juan Carlos Alanoca2

“...es tiempo de aprender a liberarnos del espejo eurocéntrico donde nuestra imagen es siempre, nece-
sariamente distorsionada. Es tiempo, en fin, de dejar de ser lo que no somos.”
Aníbal Quijano.

Resumen
Hablar de descolonización no debería ser un cliché, menos aún sino se objetiviza en hechos concretos,
de ahí la necesidad de pensar que otras formas de conocimiento pueden ser opciones para empezar a
buscar alternativas, soterradas por el poder y la dominación. De esta manera incentivar su potenciación
no como deseo, sino como posibilidad real, es el caso de las qotañas, como manejo tecnológico sostenible
y forma de impulsar otra forma de ver el mundo, y del vivir bien, opciones a la modernista.
Introducción
Hoy en día pensar es el imperativo que debemos hacer los que estudiamos ciencias so-
ciales. Pero no se trata de especular desde la modernidad y de los cánones de la racionalidad
occidental, –el que nos determina a modelos establecidos–, hoy se trata de repensar desde
las fronteras, o desde los umbrales, como diría Zemelman. Es decir, desde fuera de las redes
tupidas de lo dado. Es momento de despojarse del pensamiento colonizado, estampado
y sin movimiento. Pero: cómo recapacitar desde nosotros mismos. Cómo hacerlo desde
un país postcolonial como Bolivia. Cómo; desde fuera de la modernidad. Pero al mismo
tiempo, cómo especificar en estudios concretos, cómo recuperar los saberes sometidos y
olvidados, cómo traducir este pensamiento a nuevas alternativas del buen vivir para las
comunidades de nuestro país.
De esta preocupación se desprende el conocimiento de las qotañas andinas como fuente
de almacenamiento de agua, como respuesta a la escasez del líquido elemento en el altiplano
circunlacustre. Este manejo tecnológico, a partir de un conocimiento alto, complementado
por lo simbólico/ritual y cultural puede ser válido para abrir el debate sobre conocimientos
integrales, entre sociedad/naturaleza y cultura.
Por lo tanto, en la primera parte de este trabajo proponemos, debatir sobre nuestro
conocimiento para pensar una propuesta de descolonización, en la segunda parte nos
dedicaremos en un hecho concreto: el aporte del conocimiento tecnológico para el vivir
bien y una salida como respuesta a la escasez de agua en el altiplano circunlacustre, espe-
cíficamente en el municipio de Tihuanacu.
Liberarnos del espejo eurocéntrico
El epígrafe con el que empezamos este trabajo, señala con mucha lucidez que es ne-
cesario liberarnos del espejo distorsionado eurocéntrico de la modernidad, porque no
permite vernos a nosotros mismos. (Quijano, 2003: 242) Si intentamos pensar desde esa
perspectiva, es necesario girar en otra dirección, que escape a la tupida red de la moder-
nidad. Eso requiere mirar con otros ojos, y mirarnos a nosotros mismos. En ese sentido,
1 poyesisajayu@yahoo.es
2 alanocajc@yahoo.es

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es bueno revisar a autores que hicieron el esfuerzo de dar giros. Uno de ellos –en el caso
boliviano– es Fausto Reinaga. En su intento de recuperar el pensamiento propio, que él
llama pensamiento amáutico, no es otra cosa que “la concepción cósmica del Universo y
de la vida”. (Reinaga, 1978: 26)
Pero esa “concepción cósmica del Universo y de la vida” debe ser integralidad, no dico-
tomía, no pensar en el dualismo cartesiano. Aquí se trata de pensar de otra forma, donde
el pensamiento es también producto de la naturaleza.
De ahí que se conciba, que todas las partes del universo en el cual el ser humano es un
todo, es parte de la totalidad del cosmos. Por eso se puede pensar por el fluido del sol, de
ahí que el “pensamiento, de una u otra manera es energía hecha luz”. (Ídem)
Esta forma de pensar, es ver las cosas de forma no dualistas, del cogito ergo sum cartesiano,
que divide en tradicional/moderno, irracional/racional, occidente/oriente, primitivo/
civilizado, mágico-mítico/científico, esta forma dualista y colonizada de ver las cosas no
permite ver la integración entre naturaleza–ser humano–sociedad; naturaleza–ser humano–
cultura, sino ve más bien, al ser humano como el triunfante de un proceso civilizatorio y
eterno, como ley universal de la modernidad.
Por eso es otro pensar, es otra manera de entender el mundo desde la mismidad. Es
crear y recrear nuevos conceptos que nacen fuera de la modernidad y que son los que “se
enriquecen con las palabras en uso y con las experiencias históricas narradas y vividas; con la
recuperación y transmisión de las experiencias propias y ajenas.” (González Casanovas:
212 énfasis del autor)
Si la construcción de conceptos proviene de la propia comprensión de conceptos que
emana del mundo indígena, se puede entender que es un giro epistemológico. Con esta
idea se puede comprender lo que González Casanovas sugiera: que se debe exigir cambiar
la comprensión de lo interno y externo. (Idem: 216) Lo que se puede pensar como des-
colonización. Por ello que la lucha indígena de larga tradición histórica requiera también
la formación de conceptos que incluya vivencias de las luchas inmediatas que llevan a la
reestructuración contextual del lenguaje. De ahí la necesidad de enriquecer los conceptos
universales en la vida y lucha de cada etnia y país. (Idem: 206), Boanovetura de Sousa San-
tos, decía que, es necesario pensar las ciencias sociales fuera de la racionalidad modernista,
la intelectualidad hoy tiene el desafío de pensar las sendas y caminos de la emancipación.
(Sousa Santo: 2007)
Pero no puede haber, emancipación sin pensamiento descolonizador. La pléyade de pen-
sadores de la emancipación debe tener la tarea de construir nuevas categorías y conceptos
ya que los heredados de los siglos anteriores no se adaptan para comprender la realidad y
los procesos de cambio de nuestras sociedades, menos aún para proponer respuestas, que
es urgente ya que no podemos hacerlo si no empezamos la descolonización.
Obviamente no se trata de idealizar posturas, sino de asumirlas como posibles de ha-
cerse, eso requiere un esfuerzo mayor, el poder pensar –sin dejar de lado lo mejor que ha
dejado el ser humano en términos de rebeldía en el pensamiento– desde nuestra propia
posición, es decir, desde el lugar donde nos encontramos. ¿Pero donde nos encontramos
y hablamos? Hablamos desde el Sur, desde el lugar donde la tierra habla, siente, percibe y
vive. Por eso es menester abrir la mirada, los oídos y los sentidos, eso exige pensar desde
el movimiento y el presente.3
Hoy nos damos cuenta y conocemos que existe otro tipo de racionalidad, pues se trata
de un pensamiento epistemológico que no intente equiparase a la modernidad, ni a lo mejor
de occidente, sino elaborar propuestas para entendernos y mostrarnos de otra forma a la
que nos ven, mostrar miradas distintas que no contengan cargas de gigantes pensadores, y
3 Para especificar esta idea puede leerse a Hugo Zemelman. Los Horizontes de la razón. Dialéctica y apropiación del presente.

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no intentemos pensar desde la mente del gigante subiéndonos a su cabeza. Se trata enton-
ces de desmontar la colonialidad del saber, pero, ¿para qué? Para construir o reconstruir
el conocimiento propio.
Lo que debemos aclarar es que gran parte del bloqueo histórico del pensamiento es en
gran medida de la colonialidad. Si se asimila desde la mentalidad del otro y no de uno mis-
mo no se puede quitar el velo que recubre la mente, es urgente recorrer la mirada interna,
recuperar el interior, la vida de la mismidad. Recuperar el yo requiere de un imperativo
ético que subvierta el impulso de fuego que se halla en la potencialidad del interior, para
reconocerse a sí mismo y pensar desde ahí. Si no nos despojamos del caparazón de la co-
lonialidad es difícil crear desde su propio interior, por lo tanto se convierte en un dique de
contención de las potencialidades del pensamiento propio. Pensamiento que se traduce en
la integralidad del yo y el mundo de vida circundante –las constelaciones–. De ahí que se
necesite una descolonización permanente.
Desde ese horizonte es que se puede empezar a cuestionar la dominación social y
cognitiva, ya que la colonialidad del poder ha globalizado su poder, atrapando a todas las
culturas y pueblos en un sólo sistema planetario. Este único patrón mundial de dominación
significó que todas las experiencias, recursos y productos culturales, fueran articuladas a
la hegemonía de un sólo orden cultural. Se tomó control de toda forma de subjetividad,
de la cultura y en especial del conocimiento. (Quijano, 2003:209)
Si el patrón de dominación ha significado el control de la subjetividad, de la cultura y
del conocimiento. Eso requiere la subversión de las subjetividades, de las culturas y del
conocimiento, y porque no decirlo, de los conocimientos.
De este análisis se puede desprender, que pensando desde nuestra propia constelación,
es creer en alternativas posibles y no deseables, y en esto nos referimos a las qotañas como
conocimiento posible de hacerse.
El caso de las tecnologías andinas como fuente de conocimiento
Lo andino se refiere a una categoría, topográfica y espacial. En el inkario, el Inka Tupak
Yupanki dividió el territorio ocupado por los inkas en cuatro suyos (regiones) la región Nor
oriental se denominó Antisuyo (pueblos tropicales de la zona llamados antis).Y de aquí se
haya pensado que proceda el denominativo andino. Después de la colonia fue denominada
zona andina a toda la serranía que se levanta desde 2000 hasta los 6900 msnm y que recorre
Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia hasta la parte Norte de Argentina y Chile.
Por sus condiciones climáticas, geográficas y topográficas peculiares esta zona ha sido un
lugar predilecto para el hombre desde hace más de diez mil años. Aquí surgieron muchas
civilizaciones, siendo los más conocidos actualmente la quechua y aymara. Lo andino,
entonces también tiene una dimensión cultural, puesto que las culturas que cohabitaron y
cohabitan esta región tienen una conciencia colectiva.
Los pueblos andinos ofrecen una profunda sabiduría ecológica contenida en su filosofía
–aún poco estudiada–, que heredaron para construir el vivir bien equilibrado, el allinkausay
en quechua, sumaqamaña en aymara y ñandereko en guarani. (J. Quispe, 2006: 5) Pero
que requieren de ser trabajados desde su base ontológica y epistemológica y no convertirlo
es un cliché.

Lo natural andino
En gran parte del territorio del altiplano boliviano los patrones de precipitación consisten
en un largo período de sequía al año y una época de lluvia intensa, lo cual provocaba que
haya mucha variación en la cantidad de lluvia de un año a otro. Este aspecto indujo a los
primeros pobladores a asentarse en zonas de mayor seguridad y fácil acceso al agua: en las

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faldas de los cerros, en las cercanías de los ríos, vertientes y manantiales, que traen aguas
de infiltración de las lluvias, y aguas de deshielo. (Gerbrandy y Hoogendam, 1998: 28)
La necesidad del hombre andino de llevar el agua desde la fuente (reservorio) a la zona
de uso, ha inducido un desarrollo tecnológico particular, que engloba una combinación de
conocimientos agronómicos, hidráulicos y constructivos, adaptadas a las condiciones bio-
lógicas, hidrológicas y topográficas. Además, indujo a una gran capacidad de organización
y movilización social, necesaria debido al gran esfuerzo que se requiere para construir y
mantener obras de riego en zonas montañosas. (Gerbrandy y Hoogendam, 1998: 28)
Allí donde la gente construye una infraestructura de riego y establece un sistema de
distribución para dividir el agua entre el grupo de usuarios, lo hace dentro de un contexto
interrelacionado de factores climáticos, conocimiento de la fuente y en estrecha relación
con los objetivos que quiere lograr con la aplicación del agua. Este manejo, se puede en-
tender como conocimiento tecnológico.
De lo anterior se puede deducir que las tecnologías andinas y el uso racional de los
recursos pueden ser hoy una alternativa a la visión modernista del desarrollo. Este avance
tecnológico soterrado en los estratos profundos de la memoria es fuente de inspiración
para pensar que otra forma de “desarrollo” es posible, como es el caso del suma qamaña.
Es decir, para el vivir bien como punto fundamental de giro epistemológico en el conoci-
miento y la vida.
Esta forma de plantearnos del vivir bien puede corresponder al fortalecimiento del
conocimiento tecnológico, como forma alternativa de la modernidad. Este conocimiento
lo trataremos de especificar en las líneas que siguen, a partir del conocimiento de los co-
munarios de Tihuanacu en el manejo de reservorios de agua.
No hay que olvidar que cuando se habla de tecnologías adecuadas se hace referencia a
técnicas que tiendan a la conservación de los recursos no renovables y al potenciamiento
de los renovables4, así como, a la no contaminación del medio ambiente. En este sentido
deberán ser “técnicas que permiten una valorización de los recursos naturales disponibles,
asegurando a la vez de su conservación o renovación, el mantenimiento de equilibrios
ecológicos, considerando el contexto cultural y socio-económico de las fuerzas productivas
disponibles”. (En, J. Durán, 1990: de, C. Romanini, 1977:121)
El contexto
La comunidad de Tihuanacu esta dividido en 4 grandes zonas, Norte, Este, Oeste y
Centro. Dentro de la zona Centro se encuentran las comunidades de Achaca, Huancollo,
Kasa Achuta, Chambi Chico, Guaraya yYanamani. Todas las comunidades mencionadas son
ex haciendas a acepción de Guaraya, que no ha dejado de ser comunidad.
Cada una de estas comunidades también está dividida en su interior por zonas. En el
caso de Achaca tiene 4 zonas. i) Zona 16 de Julio; ii) Zona Ingenio; iii) Zona Chapiamaya;
finalmente iv) Zona Playa Verde. En cambio la comunidad de Kasa Achuta, tiene 5 zonas
las cuales son: i) Zona Choque Qawa; ii) Zona Calara Amaya; iii) Zona Munita; iv) Zona
Tornuca Capuña; v) Zona Chiquipa. La comunidad de Chambi Chico tiene tan sólo tres
zonas, las cuales son: i) Zona Wañucirca; ii) Zona Moxuma; iii) Zona Collpapampa. La
comunidada de Yanamani tiene también 4 zonas, i) Zona Anovinto; ii) Zona Achachicala;
iii) Zona Huaqueria, iv) Zona Quimsajahuira. Finalmente, la comunidad de Guaraya, que
como dijimos en un inicio es la comunidad que no fue hacienda, esta comunidad es una de
las más grandes de Tihuanacu y tiene 6 zonas: i) Zona Vasquecea, ii) Zona San Bartolomé,
iii) Zona Ingenio Limitada; iv) Zona Huari Kunka; v) Zona Kuch Kata; vi) Zona Kajun Kala.
(Entrevista: Jilïr Mallku: 1/05/08)
4 Aunque hoy ya es complejo hablar de renovable y no renovable, ya que se está perdiendo esta diferencia, no hay que olvidar de lo
que nos enseñaron, que el agua era un elemento renovable, hoy corre el riesgo de agotarse.

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Estas comunidades tienen algo en común, es que, en estos últimos años, el problema
del agua ha dificultado y obstaculizado en sus actividades primarias como es la agricultura
y la ganadería. Estos cambios pueden ser el resultado de los cambios climáticos que afectan
a la población y su estructura.
Por eso pensamos que hoy es importante entender los fenómenos naturales desde la
problemática que genera en las comunidades, pero además de entender su significado cul-
tural y su importancia en la vida. Sabemos que desde los primeros tiempos el agua siempre
fue un elemento principal en la cosmovisión indígena, pertenece al mundo de la tierra o la
pachamama.Y sigue la línea izquierda, que según el cuadro de Corincancha, dibujado por
Santa Cruz Pachacuti Yampi pertenece al lado femenino.
Para Silverblat pertenece a la jerarquía generacional femenino que está encabezada por
la deidad de la luna (qilla), Venus de la tarde (choq chinchay), madre mar (mama cocha)
y la mujer. (Silverblatt, 1990: 33)
En la imagen de Pachakuti Yampi se puede observar que la mama cocha está en la línea
de la mujer y el hombre, es decir, en el espacio de la Pachamama, el mundo o la tierra. Es
decir, que no se establece jerarquías, sino más bien que existe una convivencia entre todos
los elementos del mundo aquí el agua se convierte en parte integral de la cosmovisión
indígena. (F.13v)
No olvidemos que en los primeros tiempos: Purum pacha, Tunupa llego al pueblo de
Yamque Supa, donde luego de recibir injurias y ofensas los castigó convirtiendo a todo el
pueblo en agua, convirtiéndose dicho pueblo en una gran laguna (Cocha) llamada Yanqui
Supa Cocha y este lugar se encuentra en un cerro con nombre de mujer, además de ser
ídolo mujer (Santa Cruz PachacutiYampi: f. 4v) De ahí que podemos decir que los lugares
con qochas se convierten en lugares sagrados femeninos, lo mismo que los cerros que los
contienen. Pero también puede haber masculino-femenino, es decir, siendo cerro masculino,
se encuentre una laguna femenina. En el caso del gran cerro de Tihuanacu denominado
Quimsachata, es de origen femenino, no tiene laguna, pero de su interior, por sus vertientes
emana agua, es la que más agua ofrece a sus pobladores.
Por lo tanto, las lagunas o qotañas son lugares sagrados. En Tihuanacu las lagunas en los
cerros son muy pocas, es más, sólo pudimos identificar una sola que se halla en un cerro
masculino denominado Achachilla. (Entrevista: 23 de mayo 2008)
Pese a la importancia del agua y sobre todo a la utilización de qotañas por los poblado-
res de las planicies altiplánicas, existen muy pocos estudios, la revisión bibliográfica sobre
qotañas y sus usos tecnológicos ha mostrado que es muy poco abordado, en cambio sobre
la visión andina del agua hay algunos estudios al respecto. (Greslou, Dietschy, Gelles, Col-
man, Earls, Grillo, Jan van Kessel, entre otros)
Este sistema agrícola es muy importante para enfrentar los problemas de escasez de
agua, hoy en día, son muy pocas las comunidades que aún conservan este conocimiento
tecnológico. Esta sabiduría del manejo de agua puede ser una alternativa a los problemas
que enfrentan hoy las comunidades. Para el caso de Tihuanacu sus usos están estrechamente
relacionados a la ganadería y al manejo de animales domésticos.
Las qotañas en el altiplano de Tihuanacu
Tihuanacu está ubicado entre los 16º33’ Lat. Sur y 68º40’ Long. Oeste, esta zona es
compartida por tres cantones de la provincia Ingavi del Departamento de La Paz los cuales
son, Guaqui,Tihuanacu y Taraco a la vez divididos en comunidades, debido a su proximidad
al lago Titicaca la zona cuenta con temperaturas y humedad mayores a otros sectores del
altiplano. (Albarracin, 1988-89; 2)

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El valle bajo remarca su naturaleza heterogénea, existe un enorme contraste entre el


lado Norte y Sur, entre el sector lacustre y el sector Este de las orillas del lago, entre la
planicie aluvial del río Tihuanacu y el área de las serranías. La distribución y la densidad de la
vegetación dependen mayormente del tipo de suelo y del abastecimiento de agua (Ibíd.)
Dentro de los confines del Valle Bajo se habían identificado preliminarmente cinco
zonas microambientales, las cuales han sido reevaluadas en 1989, llegándose a identificar
siete microambientes: 1. Zona superior de coluvio, 2: Zona inferior de coluvio, 3. Zona de
pastos y manantiales, 4. Zona de la planicie aluvial, 5. Zona lacustre, 6. Zona de terrazas,
7. Zona intermontañosa. (Ibid).
En 1988 se han mencionado la existencia de 16 mini-cuencas o qochas, tal como sigue,
-habiéndose identificado grandes sectores de campos elevados en la zona de pastos y ma-
nantiales y una serie de canales y un extenso terraplén en el sector de los campos elevados
de cultivos- (Ibid).
Analizando el contexto un poco más amplio de este sitio, los arqueólogos han eviden-
ciado que este sector encierra un área de qochas. Estas depresiones circulares estarían
dentro de la distribución de tipo “esparcido”- es decir, menos de 100 qochas por Km2
(Flores Ochoa, 1987).
El mismo Flores Ochoa reporta información, en el Departamento de Puno Perú sobre
la construcción y usos que las qochas tienen para ese sector, las mini cuencas como men-
ciona del valle bajo, fluctúan entre 30 a 200 mts de diámetro y estarían dentro de lo que
Flores Ochoa denomina como “muyu-qocha” o de forma circular. Las funciones atribuidas
a qochas son tres; Producción agrícola, sectores de pastoreo, Reservas de agua.
Según Albarracin, el período IV de Tihuanacu (400 al 750 d. C.) tipifica una organización
administrativa con caracteres bastante bien elaborados, se observan por primera vez, la
presencia de asentamientos extensos con núcleos delegados a miembros de la estructura
económico-administrativa de Tihuanacu y con periferias que estaban ocupadas por el sector
productivo de la sociedad, los sistemas de producción agrícola estaban relacionados con tres
técnicas: los campos elevados (camellones), terrazas y las qochas. (Albarracin 1989; 13)
En el marco de la investigación Aplicada: “Tecnología precolombina complementarias
en el desarrollo rural: la (re) construcción de suka kullus y cosecha de aguas en Tihuanaku
2008”, se realizaron el registro y documentación de reservorios de agua (Qotañas) y ca-
mellones o campos elevados de cultivo (suka kullus). Además se registraron las fuentes de
agua (vertientes, ríos y riachuelos), en algunos casos los mismos sirvieron para la cons-
trucción de estanques en la implementación de sistemas de agua potable realizados por el
municipio o por algunas ONGs.
En esta identificación inicial, se tiene por ejemplo; una vertiente que tiene caudal y
se lo utiliza como bebedero para animal y en la parte central se lo aprovecha para hacer
tunta (papa deshidratada), el agua se infiltra a unos metros de distancia. (RAE-06) En
otra vertiente de 40cm. de diámetro con material lítico en las paredes es húmedo a los 2
metros de radio, a los 4 el suelo es árido, estas vertientes se encuentran en un radio de 1
Km2. (RAE-09)
En otra comunidad (RAE-11), se ubicó un estanque, se trata además de una de las fuentes
de distribución de agua potable, al sur de la misma se hace presente una distribución de
material cerámico superficial con una densidad media baja.
La presencia de los reservorios de agua en todas las comunidades de Tihuanacu, es im-
portante, puesto que los mismos se presentan en cada una de ellas, en algunas con mayor
intensidad que otras. Aunque la mayoría de las qotañas son actuales, algunas comunidades
cuentan con reservorios coloniales, pero también se pudo observar las pre-coloniales. Cabe
considerar que muy pocas de estas son visibles, puesto que se han rellenado por el paso del

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tiempo y principalmente el proceso histórico de la instauración de haciendas y la posterior


reforma agraria con la repartición de tierras como propiedad privada. Esto ha provocado
la poca utilización de estas tecnologías descritas con anterioridad, dando privilegio a otras
que han dañado el medio ambiente, –Incluso el arado por tractor–, teniendo como con-
secuencia la destrucción de estas tecnologías andinas.
Ritualidad
El pasado mítico de las culturas en los Andes bolivianos tiene como contexto princi-
pal a lo que varios autores llaman el “eje acuático” compuesto por el Lago Titicaca-Río
Desaguadero-lago Poopó. (Bouysse Cassagne y Harris, 1987: 21)
La organización agrícola el mundo andino giraba en torno al agua, así a la salida del
sol por el Este se le denominaba arriba, de donde sale el agua y corre hacia abajo o el Sur
donde entra el Sol, el Este o arriba es el que engendra vida o provee de vida a todo ser en
la naturaleza. Estas concepciones continúan todavía pero con transformaciones y nuevos
significados que no abordaremos en este documento.
Un espacio que se considera sagrado en la familia es el lugar de donde sale el agua, las
vertientes –pero que por las sequías prolongadas en la región tiende apresuradamente a
desaparecer, sobre todo en las generaciones mas jóvenes– Las vertientes, como miembro
fundamental de la sociedad era venerado como un ser viviente, difícilmente representado
en un concepto, se lo entiende con paralelismo a los animales más sagrados en su entorno.
Así la vertiente era entendida como el lugar de donde nace la vida y da la vida, a la vez
lugar donde habitan seres. Las versiones que se tienen actualmente, es que habitaba el Titi,
una especie de gato silvestre y negro, el wila anu que eran los cuidadores, estas vertientes
se solían challar, es decir, realizar libaciones para que no se seque, se debía ofrendar a los
cuidadores de las vertientes. Estos cuidadores eran deidades del manqha pacha, del subsuelo,
eran temidas y respetadas, eran los guardianes naturales para el aprovechamiento del agua.
(Entrevista: anciana de Chambi Chico, 20 mayo 2008)
Otra versión indica que las vertientes serían el lugar a donde se dirigen los peces, seres
difíciles de describir por que andan de noche con una luz, que al ver no se divisa figura
alguna, nacen de este lugar y pasean por la geografía y durante una determinada época re-
tornan. A estos lugares se les debía rendir culto para que las personas sean bendecidas con
abundante agua, pero que ahora en Tihuanacu sólo algunos lo hacen.Ya sea por la influencia
religiosa o por la secularización de los más jóvenes.
En Tihuanacu el Agua es fundamental para la población, proviene de vertientes ubicados
en los cerros, en el sector de Yanamani se encuentra el Achachilla o Chilla (Chilla achachi-
la), cerro masculino que posee algunas vertientes de poca afluencia de agua, es decir, que
la corriente de agua es débil. Cada 8 de mayo se elige al nuevo comité de aguas quienes
elaboran varios trabajos, esa misma fecha es la limpieza de acequias, es el momento de
la wajjta para pedir permiso a las deidades, Achachilas, para poder empezar en el mes de
junio la limpieza de las acequias. A la autoridad de agua se le denomina Uma alcalde, para
control del riego existe una autoridad para las dos zonas.
Yapu Qamani, es la autoridad encargada del cuidado de los sembradíos y el que vela
para que los animales no dañen los mismos, cuida para que el granizo no dañe las plantas,
en este caso debe evitar reventando cohetes, petardos o algún otro instrumento, si es ne-
cesario todos los días en tiempo de relámpagos y granizadas, en cambio si no hay lluvias
se debe pedir de rodillas a Dios para que llueva. (Entrevista: Hombre, 22 de mayo 2008)
o también, detrás del cerro de Yanamani se halla una laguna, de esta se consigue algunos
sapos, que son colocados en algún lugar específico en la cancha de la comunidad. Estos
sapos deben estar tapados con aguayos de color negro o trapo sin mirar al sol, este ritual se

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lo realiza en enero o febrero dependiendo del retraso de las lluvias, debe ser realizado por
un yatiri especialista, que junto con los Mallkus y el Yapu Qamani, quien a la vez convoca
a los/as representantes de las 4 zonas que conforman la comunidad, además de realizar la
wajjta al cerro femenino del Quimsachata.
Este ritual de recomposición de la naturaleza es para reestablecer el orden andino de las
cosas. Se trata de volver a equilibrar un orden desajustado por algún elemento que ha salido
del orden establecido por lo cual se hace necesario acomodarlo por medio de ofrendas sagradas
a las deidades para ser justos con la naturaleza. Esto no se trata de ningún pachamamismo,
como tratan de denominar algunas/os estudios del mundo andino. Se trata de entender en
términos de conocimiento la relación sociedad/cultura/naturaleza y ser humano. Es recuperar
el conocimiento ancestral, presentes en la memoria, o lo que se puede llamar conocimientos
alternativos societales, para poder plantear alternativas para poder vivir bien.
La colonialidad del saber a desestructurado las variadas formas de entender la naturaleza,
pero que hoy subsiste en las comunidades. El intento de ver a la naturaleza como objeto
no se ha concretizado, pero fue intentado de variadas formas.
La visión femenina y sagrada de la naturaleza, para el pensamiento occidental, pasó al
nivel de la irracionalidad y mitológico, impregnada de magia y superstición, sobre todo,
desde la imposición de la ciencia y la objetividad como los nuevos dioses del ser humano.
Vadana Shiva a dicho que con la desacralización de la naturaleza, implicó la violación de la
integridad de la naturaleza y se trató como un recurso de valor sólo para la explotación para
el crecimiento económico, central para el proyecto de desarrollo. (Shiva, 1996: 326)
Se dejó de lado los modos ecológicos de conocer la naturaleza, para imponer una visión, de
esta manera se puede hablar de una relación de cultura ecológica con la naturaleza, donde
se puede conocer los límites inviolables de la naturaleza por parte del ser humano, límite
impuesto por una relación ética. (ídem: 326)
Estas formas de desestructurar el pensamiento indígena, no han sido lo suficientemente
eficaces, pero lo seguirán intentando con políticas desarrollistas. De ahí la importancia de
recuperar saberes y conocimientos de manejo tecnológico de las comunidades, manejo
natural de los recursos con cierta racionalidad de equilibrio.
En el caso del manejo de qotañas para dar respuesta a la falta de agua en el altiplano bo-
liviano puede ser una vía efectiva de descolonización e impulso a incorporar conocimientos
legítimos de manejo de agua.
En esta idea no sólo se recupera el uso racional de los recursos sino también su cono-
cimiento y su equilibrio, recuperar esa visión sagrada de la naturaleza, en busca de vivir
bien, o como se lo conoce en leguaje aymara suma qamaña.
Este conocimiento muy ligado al simbolismo y la ritualidad ha servido de mucho para
comprender que el agua tiene vida y por lo tanto se la debe cuidar, para que no falte y
pueda servir para la población y la comunidad.
El devenir ético
Lo que tratamos de plantear en estas líneas cortas, es realizar esfuerzos en nuestro
beneficio, hoy en día estamos cerca de pasar severas crisis por la escasez de recursos natu-
rales, calentamiento global, escasez de agua dulce, deshielo de las zonas tradicionales de
los “cerros eternos” que ya no son tan eternos, etc.
Lo que hoy nos toca es mostrar la capacidad del conocimiento de otras formas de rela-
cionamiento con la naturaleza y el ser humano, pero que no sea funcional a las modernas
formas de apropiación de excedente y de recursos al capital global. Si no más bien como
estrategias propias para el vivir bien, sólo de esta manera se pueden recuperar otras formas

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Museo Nacional de Etnografía y Folklore 103

de conocer para la objetivación de realidades concretas para el uso común, colectivo y


solidario, para el beneficio de la humanidad y no del capital.
Al rescatar las tecnologías ancestrales y las experiencias como potencial emergente
como los terraplenes, suka kullus, sistemas de riego y reservorios o qochas, presentes en
Tihuanacu, pueden servir para iniciar un uso adecuado de los recursos pero de manera
consensuada y medida de manera que pueda ser aprovechada para consolidarse como base
para la producción agrícola sostenible.
Los cambios en el medio ambiente, afectan en los ciclos de producción, en la agricultura
y el ciclo reproductivo de las comunidades. El hecho que las lluvias sean escasas, se retracen
en el tiempo o sean excesivas, el sol más intenso, las heladas más crudas y duraderas, sin
duda afecta en la percepción de los habitantes de la región de Tihuanacu y su relación con
la naturaleza.
Uno de los problemas presentados a partir de estos cambios, es la escasez de agua en
las comunidades de Tihuanacu. Si bien estas poseen ciertos dinamismos y movimientos
para resolver conflictos, es evidente que la poca presencia del agua en algunas comunida-
des provoca problemas entre los mismos pobladores. “No tenemos agua, pero podemos
organizarnos para tener agua”, “No abastece el agua, necesitamos agua, -es muy poco yo he
sufrido, no tenemos papa ha habido helada, queremos ayuda. El Agua no alcanza, a medida
que baja ya no llega a mi lugar, un poquito llega, como es serranía no hay como sobrevivir-”
(Capiri 11: 48 Hombre adulto)
Los cambios en el medio ambiente y la naturaleza están afectando en las formas de or-
ganización y concepciones simbólicas y culturales en los pobladores de Tihuanacu, por eso
el pensamiento renovado debe dar respuesta a estas problemáticas dadas en las comunida-
des, viendo las potencialidades de la tecnologías andinas, sin que signifique la “invasión” de
las ongs como experimentación (que tanto han fracasado) sino que esta reapropiación les
permita reconocer que la potencial que se posee en términos de conocimiento y tecnología
pueda ser aprovechada de manera sostenida y duradera en el tiempo y con equidad con la
naturaleza.

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