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profesionales, pero te aseguro que todo esto es imposible sin buenos hábitos.
Los hábitos son pequeñas tareas o comportamientos que repites diariamente de
forma automática y sin esfuerzo.
Sin unas rutinas y procesos que te mantengan enfocado y alineado con tus
objetivos, fallarás una y otra vez.
Tener nuevos objetivos sin nuevos hábitos es como tener un coche sin ruedas.
Los hábitos son las ruedas que te hacen poder avanzar hacia tus objetivos.
Seguro que esto no es nada nuevo y que ya sabes la importancia que tiene los
hábitos pero, lo que de verdad nos cuesta a todos es mantenerlos verdad?
Los típicos propósitos de año nuevo: hacer ejercicio, comer más sano, mejorar el
inglés. Empiezas una semana, dos, y al final acabamos dejándolo.
Según demuestra este estudio, alrededor de un 45% de lo que haces a diario son
hábitos.
Así que con esa cifra, es fácil entender que nuestros hábitos determinan en gran
medida nuestra vida.
Piensa qué quieres cambiar, qué rutinas quieres incorporar a tu vida para
mejorarla y ponte manos a la obra con nuestros 6 pasos para crear y mantener
hábitos.
6 PASOS PARA CREAR HÁBITOS
Empieza en pequeño
Otra cosa es que las metas y hábitos que te propongas sean muy específicos de
forma que puedas de verdad saber si los estás cumpliendo. No es lo mismo decir:
“voy a levantarme más temprano” que “voy a levantarme 30 minutos antes todos
los días” o “voy a meditar todos los días” que “voy a meditar durante 10 minutos
por la mañana antes de desayunar”
Cuando se trata de cambiar hábitos, vas a tener que estar en continua lucha ya
que tu cerebro tenderá siempre a volver a sus antiguas costumbres.
Van a aparecer sí o sí excusas y obstáculos así que si los piensas y preparas de
antemano, minimizarás el riesgo de fallar.
Típicas excusas pueden ser la pereza, no me da tiempo, no tener a mano el
material necesario, olvidos, etc
Somos débiles, así que no tientes a la suerte, identifica todas las posibles
excusas o situaciones en las que puedes fallar en ese hábito y crea tácticas para
evitarlas.
Por ejemplo:
Si quieres salir a correr todos los días → prepara las zapatillas y la ropa de
deporte la noche anterior.
Si quieres meditar todos los días → prepara la habitación con la esterilla, cojín, el
incienso, para que luego solo sea llegar y sentarte.
Si quieres no usar el móvil mientras estás trabajando → desconecta las
notificaciones, el sonido o pon el móvil lejos de tu vista.
Ponerte alarmas y avisos es una de las claves para crear nuevos hábitos.
Por ejemplo, dejarte notas en el espejo del baño para recordarte por la mañana
que tienes que beber un vaso de agua o salir a correr o ponerte alarmas en el
móvil para levantarte cada hora de la silla y estirar.
A lo mejor es que no te gusta nada correr y tienes que buscar otras alternativas.
No seas duro contigo mismo, aunque hayas fallado algún día, habrá otros muchos
que sí lo hayas hecho bien.
Lo básico de un hábito
Si alguna vez has intentado establecer una rutina de ejercicio, o quizás hayas
querido dejar algún mal hábito, o cambiar un comportamiento habitual, es posible
que entiendas lo poderosos que pueden ser nuestros hábitos.
Son parte inherente de lo que somos. Es más, una vez establecidos, nuestros
hábitos parecen ser automáticos. Parecen tomar vida propia, siendo invisibles e
incuestionables.
Todo lo que hacemos, o pensamos, está regido por impulsos neurológicos entre
las células de nuestro cerebro. Con la repetición de un comportamiento, el cerebro
empieza a formar “caminos” o secuencias que toman los impulsos eléctricos, de
tal manera que con el tiempo esos caminos se convierten usuales y automáticos.
Aquí podría entonces encontrarse las llaves al cambio. Al tomar una serie de
pasos que aprovechan la repetición de un comportamiento, se logra establecer
una nueva secuencia que crea un nuevo comportamiento habitual. Veamos cómo:
Aprovecha tu impulso
Todos sabemos lo que pasa cuando entramos en movimiento. Es mucho más fácil
permanecer en movimiento, aprovechando el impulso que tenemos, que
detenernos para volver a empezar de nuevo.
No solo eso, sino que también debemos tener la habilidad para hacer el nuevo
comportamiento que queremos establecer.
Una vez que contamos con estos dos componentes, lo que necesitamos es un
disparador que nos mueve a actuar.
Aumentando tu habilidad
Toma cualquier oportunidad para aumentar tu habilidad para cumplir tu nuevo
hábito. ¿Puedes cambiar o remover las condiciones que hacen difícil tu nuevo
hábito? ¿Hay algo que puedes hacer que tu nuevo hábito sea más fácil?
Librarnos de la tentación
Quizás no te des cuenta, pero las tentaciones funcionan como disparadores de
hábitos usuales. Si estás acostumbrado a fumarte un cigarrillo luego de tomar
café, entonces cambia tu comportamiento usual y podría ser más fácil romper tu
hábito de fumado.
Por eso procura tener una manera de mantenerte responsable. Sea que enlistes la
ayuda de tus amigos o establezcas alguna consecuencia que te obligue a cumplir
con tus objetivos, te ayudará a formar tu nuevo hábito.
Si no lo mides, no lo cambias
Muchas personas nos vemos motivados al ver que avanzamos. Si no mides tu
progreso, difícilmente vas a contar con un indicador que te permita saber que lo
que estás haciendo ha funcionado.
Tus creencias sobre algo rigen cómo vas a actuar en determinadas circunstancias.
Si crees que puedes o no, tienes razón siempre.
¿Cómo te vas a asegurar que vas a mantener tu constancia cuando viajas por
ejemplo? Es mejor que lo planees de antemano.
Cuánto tiempo vas a durar en cambiar un hábito?
Se ha dicho que usualmente un hábito tarda 21 días en crearse. La realidad nos
dice algo distinto, muchas veces tarda mucho más, puesto que por definición un
hábito es algo automático.
Sin embargo, conforme vayas practicando tu nuevo hábito, con el paso del tiempo
lo cierto es que tu cerebro empieza a formar los nuevos caminos neurológicos
hasta que adopte el nuevo comportamiento habitual.
¿Todas las semanas te pones propósitos que nunca cumples? La clave está en
soñar en grande y empezar pequeño.
¿Alguna vez te has establecido la meta de formarte un nuevo hábito, únicamente
para encontrarte no haciéndolo después? Sé que yo lo he hecho.
¿Por qué es tan difícil formar buenos hábitos? ¿Por qué cuesta tanto ser
consistente con el cambio? ¿Cómo es que podemos tener toda la intención de
convertirnos en mejores personas, pero luego ver muy poco progreso? Y aún más
importante, ¿hay algo que podamos hacer?
En general, esto es algo bueno. Es agradable saber qué es lo que quieres, y tener
metas te da una sensación de dirección y propósito. Sin embargo, hay una forma
en la que tus esperanzas y sueños te sabotean e impiden que seas mejor: tus
deseos pueden seducirte fácilmente a morder más de lo que puedes tragar. Esto
es lo que quiero decir:
- Te inspiras por The Biggest Loser, vas al gimnasio, pero te ejercitas hasta el
cansancio, por lo que necesitas los próximos tres meses para recuperarte.
- Finalmente tienes la necesidad de escribir tu libro, escribes todo el fin de semana
y después regresas el lunes al trabajo y te olvidas de él.
- Te motivas por las historias de tus amigos de viajes a diferentes países, por lo
que empiezas a planear el tuyo alrededor del mundo, terminando abrumado por
los detalles y quedándote en casa.
Lo sé, lo sé. No es ni remotamente igual de ‘sexy’ que decir que perdiste 15 kilos
en tres meses. Pero la verdad es ésta: los sueños que tienes son muy distintos a
las acciones que te llevarán a ellos.
Imagina los típicos hábitos, tanto los buenos como los malos: Lavarte los dientes.
Ponerte el cinturón de seguridad. Morderte las uñas. Estas acciones son lo
suficientemente pequeñas como para que ni siquiera pienses en ellas.
Simplemente las haces en automático. Son pequeñas acciones que se convierten
en patrones consistentes.
¿No tendría sentido que si quisiéramos formas nuevos hábitos, la mejor forma de
comenzar sería hacer pequeños cambios que nuestro cerebro pudiera aprender
rápidamente y repetir automáticamente?
¿Qué pasaría si, por ejemplo, perder 20 kilos no dependiera de que alguien
descubriera la dieta perfecta o de que encontraras una voluntad sobrehumana,
sino de una serie de pequeños hábitos que pudieras controlar siempre? Hábitos
como caminar 20 minutos al día, beber ocho vasos de agua al día y medirte en
cada comida.
Creo que la siguiente cita de BJ Fogg, un profesor en Stanford, resume bien esta
idea:
- Perder 20 kilos sería un cambio de vida, beber ocho vasos de agua al día es un
nuevo estilo de vida.
- Publicar tu primer libro sería un cambio de vida, escribir dos cuartillas todos los
días es un nuevo estilo de vida.
¿Notas la diferencia?
Las metas de vida son buenas porque brindan dirección, pero también pueden
engañarte y hacerte tomar más de lo que puedes lidiar. Los hábitos diarios
(pequeñas rutinas repetibles) es la forma en la que puedes convertir grandes
sueños en realidad.
Por ejemplo, si tu plan de vida incluye ser una persona saludable, puedes caer en
el error de intentar desarrollar hábitos de un atleta llevándolo al extremo. Si tu plan
es ser un atleta, desarrolla hábitos de atleta, si es ser una persona saludable,
desarrolla hábitos que te hagan más saludable al nivel que quieres llegar.
Tal como comentaba en el artículo “El Poder del Hábito”, los expertos en el tema
aseguran que 21 días es el tiempo necesario para desarrollar un hábito. Enfócate
en desarrollar el hábito que quieres desarrollar y comprométete por 21 días como
mínimo.
¿Por qué comenzar en las próximas 48 horas? Porque la mayoría de las personas
pasan su vida planeando los hábitos que quieren desarrollar y nunca comienzan.
Comienza ya y después ajusta.
Uno de los errores más comunes es que las personas deciden cambiar toda su
vida de la noche a la mañana. Deciden que no soportan más vivir así y dejan el
cigarro, comienzan a comer saludable, se inscriben en un gimnasio, se compran
un buen libro para retomar la lectura, tiran el televisor a la basura y donan 10% de
su ingreso a una causa noble.
La clave está en no olvidar que los malos hábitos se desarrollaron poco a poco a
lo largo de mucho tiempo. De la misma manera necesitamos ir desarrollando los
buenos, poco a poco.
Independientemente que quieras cambiar todo en tu vida, comienza con uno o dos
hábitos hasta que lo domines, luego agrega otro y cambia poco a poco. No es una
carrera, es un proceso.
Espero que estas 6 claves te ayuden a desarrollar hábitos positivos en tu vida que
te lleven al éxito. Recuerda que el agua, gota a gota, rompe la roca. Tus hábitos,
día a día, definirán tu destino.
Todos en algún momento de nuestra vida hemos formulado resoluciones del tipo
“voy a adelgazar, pienso ir al gimnasio todos los días”, o similares. Nos fijamos un
gran objetivo, un cambio para el que por lo general sí estamos preparados
pero no para hacerlo de cualquier manera.
En Productividad ocurre exactamente lo mismo e incluso es todavía más
acentuado. Las bravuconadas, los “ya verás esta semana” o intentar drásticos y
violentos cambios… simplemente no funcionan. Y aunque aparentemente sí lo
hagan, será sólo a muy corto plazo, nunca a la larga. Yo puedo forzar hoy,
mañana y hasta pasado ciertas rutinas productivas, pero serán gestos
antinaturales y artificiales que terminarán por desaparecer.
Todos estamos preparados para un cambio pero no todos logramos cambiar. El
modo en el que desarrolles ese hábito determinará tu éxito.
En lugar de abrir el Email a primera hora empezaré a trabajar con la Tarea Clave
que tenía planificada.
Todos los juegos tienen reglas que hay que seguir y conocer estas reglas es
fundamental para poder ganar. Lo mismo pasa con los hábitos: si sabemos
algunas de las reglas, el cambio aún es más fácil.
Por ejemplo, cuando era pequeña, me encantaba un juego que inventamos en la
escuela, se llamaba: “la pared”. Simplemente porque se necesitaba una pared
para jugar. La regla era muy clara: no dejes caer la pelota. Era un juego muy
simple, pero para poder ganar teníamos que jugar todos-los-días.
Siempre ten una pequeña lista de metas para alcanzar; cuando completes una,
continúa con la siguiente.
Como la pared era muy angosta nos turnábamos. Primero iba un equipo y luego el
otro (aunque como cualquier juego inventado tenía sus variables) pero en general
se trataba de lo siguiente:
Cuando iniciaba el partido los jugadores tenían que estar frente a la pared y
quedarse listos para empujar la pelota, la cual rebotaba en la pared.
Todos los jugadores de ese equipo se alternaban para empujarla contra la pared y
así sucesivamente.
El equipo ganador era aquel que lograba el mayor numero de rebotes contra la
pared sin dejar caer la pelota al suelo. Al principio era complicado ganar, pero
invirtiendo más recreos jugando, podías pasar horas y horas sin dejar caer la
pelota.
Así que relájate porque en poco tiempo, podrás incorporar más y mejores hábitos
en tu vida, sólo diviértete, disfruta y aprende de este cambio positivo que estás por
lograr.
Las siguientes reglas resuelven algunas de las preguntas más frecuentes que
existen al iniciar un nuevo hábito y te guían en este nuevo juego que estás por
comenzar.
Como acabas de leer, cada uno tenemos diferentes habilidades, por eso tal vez
para algunas personas un mismo hábito puede ser poco más complicado,
mientras que para otras personas puede ser mucho más fácil.
Habrá algunas metas que no requieran demasiado esfuerzo pero, por el contrario,
habrá algunas otras que sean todo un reto personal.
Por ejemplo, salir a correr cada mañana puede parecer que llevará mucho más
esfuerzo que la construcción de un pequeño hábito como lavarse los dientes, ya
que correr requiere de más energía (física y mental).
Es decir, siempre es mejor empezar con un solo hábito y ver el avance con este
hábito.
Algunas veces nos sentimos muy motivados para mejor nuestra vida. Esta dosis
de motivación extra nos impulsa a proponernos muchas metas al mismo tiempo,
tratamos de hacer muchos cambios a la vez.
Por esta misma razón todos los partidos y juegos del mundo registran la
puntuación en marcadores.
La única forma de ser constante es midiendo tus avances por escrito con una
cadena de metas.
Para saber si debes incorporar un nuevo hábito en tu vida o esperar un poco más,
tienes que saber la tercera regla:
Si durante este tiempo no has roto la cadena (has cumplido todos los días con
esa meta), pero sobre todo si tú consideras que ya no te genera mucho
esfuerzo esa acción, es el momento de incorporar una nueva o de aumentar la
intensidad de esta acción.
Pero si, por el contrario, después de 21 días aún te genera un esfuerzo (no has
logrado realizarlo de manera continua), quiere decir que aún no estás listo para
incorporar un nuevo hábito. Espera otros 21 días para volverte a evaluar.
Un nuevo hábito o aumentar la intensidad del primero, significa una nueva
meta. Por ejemplo:
Al parecer la primera persona que habló sobre los 21 días fue el doctor Maxwell
Maltz en su libro, que en 1960 fue todo un éxito (1). Él se dio cuenta que sus
pacientes tardaban 21 días para dejar de sentir la conocida “sensación fantasma”
después de la amputación de una extremidad. Encontré este documental que
describe bien el punto.
Esta teoría NO es la verdad absoluta, como dije cada persona es diferente y por
eso es importante evaluarte a ti mismo para saber cuándo estás preparado para
incorporar un nuevo hábito.
Los 21 días eran solo una estimación de adaptación a un cambio, pero no siempre
se logra incorporar un hábito durante este tiempo.
Por eso es importante usar únicamente esos 21 días como parámetro para re-
evaluarnos y ver si estamos listos para incorporar un nuevo hábito, o simplemente
necesitamos más tiempo.
Pero esto no es una verdad absoluta. Hubo una marcada variación en el tiempo
que les tomó a los participantes en formar un nuevo hábito, algunos lo lograron
incluso en 18 días, mientras que otros requirieron mucho más tiempo.
Como era de esperar, algunos hábitos eran más sencillos de incorporar que otros.
Por ejemplo: beber un vaso de agua al despertar se convirtió en un hábito muy
rápido; en cambio, hacer 50 abdominales por la mañana tardó más tiempo.
Faltar un solo día a ese hábito no alteraba la formación del hábito (siempre y
cuando se retomará inmediatamente).
Ahora ya sabes que, cuando empiezas con un nuevo hábito, puedes usar los
primeros 21 días para evaluarte.
Si, después de ese tiempo, aún no estás listo para incorporar un nuevo hábito, no
hay que entrar en pánico. Sólo necesitas un poco más de tiempo para volverte a
evaluar.
Recuerda que para ganar el juego de la pared es necesario no dejar caer la pelota
al suelo y además divertirte también en el recreo…
Una de las costumbres más sanas que considero haber adquirido con el paso de
los años es la meditación diaria. Tomar quince o veinte minutos al comienzo del
día para la meditación y visualización, es una práctica que me reporta múltiples
beneficios (especialmente contra el estrés), desde un mayor bienestar y equilibrio
interior hasta una mayor capacidad de focalización a la hora de conseguir mis
objetivos.
Suele ocurrir que, al principio de querer conseguir crear un habito, nos cueste
mucho ponernos manos a la obra e incluso lo dejemos de realizar a los pocos días
de comenzar. Esto es habitual. Sin embargo, la fuerza del hábito, es muchas
veces tan fuerte que a los pocos días de practicar, si el hábito está alineado con
tus valores, no podrás dejarlo de practicar.
Para crear un hábito hay que conseguir vencer una inercia importante, por este
motivo muchas personas dicen aquello de los 21 días. Tengo que afirmar que lo
considero una norma inutil. Porque si algo no te gusta ni te apasiona, por mucho
que lo hagas 21 días seguirá siendo una pérdida de tiempo. Tienes que estar muy
alineado con la idea del hábito que quieres crear, tienes que encontrar sentido a lo
que haces.
“En realidad, solo podemos crear hábitos, con aquellos objetivos con los que
estemos alineados”
Hoy en día te sientes comprometido con algo, estoy seguro de ello. A nivel
personal:
O a nivel profesional:
Por lo tanto, si quieres dejar de cometer auto sabotaje y conseguir tus objetivos,
tienes que empezar a crear hábitos que para ti sean valiosos y significativos. Crear
un hábito es como utilizar un nuevo músculo en tu cuerpo que hasta ahora no
utilizabas demasiado. El primer día será́ extraño ejercitar este músculo, te
parecerá́ raro y además, tendrás agujetas al dia ́ siguiente. Pero a medida que lo
ejercites, el músculo tomará fuerza y será́ para ti tan significativo como todos los
demás.
Que tengas un gran día, empieza hoy con tus hábitos, da ese pequeño paso que
marca la diferencia entre no hacer nada y conseguir tus metas
Es muy seguro que los hábitos que tengamos en determinado instante, definan en
gran medida los resultados que obtengamos en la vida. Si somos ricos, pobres,
negativos, optimistas, ingenieros, proactivos o perezosos, es porque tenemos
ciertos hábitos que programan la manera como nuestra vida se desarrolla a través
del tiempo.
Y es justo de lo que hablaremos hoy, de los buenos hábitos. De los hábitos que
nos llevarán al éxito inevitablemente. Por supuesto, existe una enorme lista de
hábitos positivos que podemos crear en nuestra vida, y no todos sirven para todo
el mundo.
Es muy difícil que yo te diga qué hábitos crear para alcanzar ciertos triunfos en tu
vida, pues no conozco en lo más mínimo tus deseos, aspiraciones, frustraciones y
dificultades.
Es por esta razón, que debes ser tú mismo quien defina qué hábitos crear para
efectivamente avanzar en tu camino a la cima.
Y existe una gran ventaja con respecto a los buenos hábitos, que pocas personas
conocen… Robert Puller lo dijo de una excelente manera:
“Los buenos hábitos, una vez se establecen, son tan difíciles de eliminar como los
malos hábitos”. Robert Puller
Así que luego de tener claro exactamente aquello que deseas implantar en tu vida
debes saber que si lo haces bien, las probabilidades de volver a tu vieja vida,
serán pocas.
Sin embargo, esto nos lleva a cuestionarnos sobre “Cómo Hacerlo Bien” en
términos de creación e implantación de hábitos. Y es justamente eso lo que te
explico a continuación.
1 Paso: Compromiso
El primer paso para crear un nuevo hábito positivo, es comprometerte con ello. Es
decir, poner toda tu fe, empeño, esfuerzo y alma en ello.
No será suficiente con que digas “Voy a hacer ejercicio todas las mañanas”.
Deberás tener claro que si bien podrán haber cosas para hacer en las mañanas,
deberás tener la fuerza de voluntad suficiente como para postergarlas y actuar en
lo que has definido como tu hábito.
2 Paso: Seguimiento
Luego de estar totalmente comprometido con tu nuevo hábito, y que hasta muchas
personas lo sepan, será necesario hacer seguimiento.
Hace poco leía un artículo sobre Por qué las personas no adelgazan cuando se lo
proponen. Y comentaban que la razón principal, es que ellos creen que el proceso
será algo temporal, un camino con un final.
Ellos desconocen que vivir un estilo de vida sano y contar con un metabolismo
atlético, es un proceso que nunca terminan. Entonces luego se plantean metas
tales como: “Quiero adelgazar 10 kilos”. Y muchos lo logran, pero luego de eso,
creen que todo ya terminó y vuelven al mismo estado de antes… o peor.
Por lo tanto, tu camino al éxito requerirá que tus nuevos hábitos no sean
temporales (a menos que quieras que así mismo sea tu éxito). Y para esto, lo
mejor es realizar un gran seguimiento, ya sea escrito en papel, o en un programa
de computadora.
Es algo tan simple como anotar la cantidad de veces que de hecho estás
realizando las nuevas actividades o cumpliendo con tu compromiso. En el caso del
ejercicio, puede consistir de simplemente anotar todos los días en que sales.
Y luego de esto, darte cuenta las veces que no pudiste cumplir, cuáles fueron los
motivos. Para al final del mes hacer un compendio y efectivamente buscar
soluciones proactivas al problema.
3 Paso: Práctica
Este paso es uno que no puede faltar en nada que tenga que ver con el éxito. Si
no practicas y refinas tus habilidades, no te convertirás en una mejor persona.
Garantizado.
Para mejorar tus habilidades y reforzar tus nuevos hábitos en tu cerebro (hasta
que éstos se vuelvan automáticos) será necesario practicar y repetir.
Sea lo que sea en que estés comprometido, deberás poder actuar constantemente
y con persistencia durante un buen tiempo para auto-transformarte y convertirte en
la persona que quieres ser.
Sin embargo, nadie dijo que fuera fácil. Lo que sí es cierto, es que no es
imposible. Lo importante es que las enseñanzas de este artículo las tengas claras
hoy, y dentro de algún tiempo.
Algunos Ejemplos De Grandes Hábitos
Hasta ahora sabes cómo definir los hábitos que te llevarán al éxito, y cómo
implantarlos en tu vida correctamente. Pero si quieres más, aquí hay una lista con
ejemplos de grandes hábitos que puedes implantar en tu vida.
Podría haber algunos mejores, podrían sobrar otros. Como te digo, en tu caso
aplica lo que te sirva.
Dejar de ver malas noticias (leer periódicos, ver noticieros y televisión en general)
Llevar el registro de TODO el dinero que se mueve en tu vida, tanto el que gastas
como el que ganas
Detectar las cosas innecesarias que hay en tu vida, y deshacerte de ellas (aplica
tanto para lo físico, como para lo mental) O en otras palabras, volverte minimalista
Llevar a cabo una nutrición balanceada y de igual manera que con el sueño,
cumplir a cabalidad
…etc.
Así que ahí lo tienes, el proceso de creación de hábitos nunca fue tan claro y
sencillo de llevar a cabo. Lo único que falta es que te levantes y empieces a
actuar. Pero hazlo HOY, no mañana, y verás en un tiempo los grandiosos
resultados 🙂
Finalmente, recuerda que estos nuevos hábitos deben llevarte cada vez más cerca
de TUS metas. No las de otros. Así que cada que te determines a crear un nuevo
hábito, haz que tus sueños estén atados a éstos, y de esta manera serás mucho
más feliz luego de un tiempo.
Construir y crear hábitos, sin importar qué tanto la gente diga lo contrario, es fácil.
Las personas usualmente te dirán que es complicado crear nuevos hábitos que
contribuyan con tu éxito, pero esto no tiene por qué ser así.
Ahora bien, es muy simple y tan fácil, que muchas personas no creen que pueda
ser así, de hecho es tan simple que una persona fracasada económicamente
puede acoger la abundancia en 6 meses o menos, con tan sólo implantar hábitos
de éxito.
Lo anterior, puedo afirmarlo por conceptos como los que imparte T. HarvEker y por
entrenamientos que conozco para este tipo de problemas. Normalmente, cambiar
nuestra vida y mejorar totalmente, no toma más que unos pocos meses.
Quizás lo más importante aquí, es que para crear un hábito, hay que actuar una
vez, y luego repetir. Pero muchas personas ni siquiera viven esa primera vez.
Es decir, si quieres adelgazar y adquirir el hábito de comer saludable, llegará un
momento en el que quieras excederte consumiendo comida chatarra… la clave
está entonces, en abstenerse de seguir tus impulsos, por primera vez.
El hábito exitoso finalmente será el de comer sano. Pero nunca podrás crearlo, si
no tomas acción 1 VEZ. Hay quienes dicen que el primer paso, es la mitad del
camino. Y esto no podría ser menos cierto para la generación de hábitos
orientados al éxito total.
Así que, ¿Cómo crear hábitos para el éxito? O en términos negativos ¿Cómo
liberarnos de aquellos hábitos destructivos y mejorar nuestras vidas? Simple.
Hackeando la manera como generas tus comportamientos de vida.
Si estás acostumbrado a generar comportamientos a través de la creación
repetitiva de hábitos, la manera de hackear el proceso es simplemente generando
hábitos que tú mismo desees conscientemente.
Y es a este punto al que quería llegar: Para crear y construir hábitos de éxito de
forma automática, lo ideal es encontrar un evento disparador. Dicho evento, debe
estar ligado con el comportamiento del hábito a crear.
Por ejemplo, si quieres ir al gimnasio todos los días, entonces define una hora
específica, digamos: las 8:00 a.m.
Si te levantas a las 6:30 a.m. y terminas de hacer tus cosas a las 7:00 a.m. estarás
pendiente del horario para efectivamente cumplir con la asistencia. Una buena
manera es asistir a un gimnasio que solo abra en las mañanas.
Ahora bien, lo mismo pasa con los hábitos negativos. Si un día dejas de ir porque
hubo lluvia, sencillamente NO debes dejar, que pase de nuevo.
Por supuesto que hay más ejemplos, pero con esto creo que tienes idea de lo que
quiero comunicarte en este artículo, básicamente piensa en el hábito que deseas
crear, y enfócate entonces, en el evento disparador que te motivará a actuar, tanto
la primera vez, como las siguientes repeticiones constantes que realices.
Los hábitos son comportamientos en los que nos involucramos de forma rutinaria y
en repetidas ocasiones, sin los cuales sería muy difícil realizar muchas de
las tareas que hacemos a diario. De hecho, si somos eficientes en la realización de
tareas complejas, es porque las aprendimos y las internalizamos, lo cual nos
permite realizarlas sin pensar.
Hablar, caminar, escribir, conducir o tocar un instrumento, por ejemplo, son algunas
habilidades que ahora están arraigadas en nuestro sistema.
Nuestro cerebro no tiene que pensar para ejecutarlas, por lo que somos capaces de
llevarlas a cabo rutinariamente, sin esfuerzo consciente. Por lo tanto, podemos
concluir que los hábitos son muy útiles para nosotros.
Sin embargo, hay hábitos que hemos formado que no son tan productivos y que se
consideran malos. Es el caso de la costumbre de morderse las uñas, los tics
faciales o el movimiento incontrolado de los pies mientras se espera, por
ejemplo. Estos hábitos pueden ser muy molestos y desagradables para otros en
situaciones sociales.
Hábitos como regañar, criticar, la búsqueda de atención en los demás o la
manipulación también se pueden considerarse molestos. Al igual que ocurre con los
hábitos que nos ayudan positivamente en las tareas habituales del día a día,
también nos involucramos en estas actividades negativas sin hacer ningún esfuerzo
consciente; las cuales, en vez de ayudarnos, pueden volverse contra nosotros. Por
lo tanto, es importante romper estos malos hábitos para mejorar las conexiones
interpersonales, las etiquetas sociales y nuestro crecimiento personal.
1. Decide cambiar
Cuando un hábito implica el uso de una parte del cuerpo, es muy útil tratar de
ocuparla con una actividad alternativa para que sea incompatible con el mal
hábito. Aunque ello implique hacer algo molesto, e incluso poco agradable a la vista,
es un paso importante para erradicar la mala costumbre.
Otra opción, es pensar en la sensación que te invade cuando vas a hacer eso que
se quiere erradicar y pensar en algo que te ayude a disipar esa sensación previa.
También puede ser útil desarrollar habilidades que te ayuden a enfrentarte a las
situaciones que provocan el mal hábito. Todo depende de cuál sea el hábito que
deseas erradicar.
Paso #5 – Persiste en ser consistente y hacer el seguimiento del progreso
La consistencia y persistencia, son las dos medidas más importantes para romper el
hábito de intervención. Si trabajas duro la primera semana, pero luego aflojas, no
conseguirás erradicar el mal hábito. Tienes que ser constante y controlar todos los
pasos para debilitar el hábito.
Es posible que en algún momento sientas que no puedes conseguirlo, que es
demasiado para ti. Por eso es importante que establezcas un sistema de
recompensas para reforzarte y que sigas pensando en las ventajas que obtendrás
cuando lo consigas.
Paso #6 – Aprende a manejar los lapsos
Los hábitos tienen tendencia a repetirse hasta que estén completamente
rotos. Puesto que son automáticos, tienden a re-emerger. Por lo tanto, tendrás que
hacer un gran esfuerzo para romperlos completamente para evitar esta repetición.
Cuanto más lo intentes, mejores serán las posibilidades de tu mal hábito
desaparezca.
Se dice que el cambio de hábitos, por pequeños que éstos sean, permiten a las
personas a salir de la cotidianidad convirtiéndose en un motor para la innovación y
el bienestar, incluso para la armonía en sociedad.
Sea cierto o no, hay cosas que un individuo tiene que cambiar para mejorar su
estilo de vida. Eso no quita el hecho de que el cambio sea muy difícil, se requiere
de disciplina, rigor y mucha paciencia.
No te espantes, tienes que saber que no estás solo o sola, aquí te dejamos una
lista que te ayudará con tu objetivo.
Imagina que decides dejar de comer dulces, pero no tienes claro qué vas a hacer
para conseguirlo.
Los hábitos son un mecanismo que te permite liberar la mente consciente de tener
que pensar en todas las actividades rutinarias que llevas a cabo.
¿Pero qué pasa si te das cuenta que los hábitos que en el pasado eran aceptables
ya no lo son más?
Supón que de niño comías galletas de chocolate para merendar y es uno de los
hábitos que has conservado siendo adulto.
Tu hábito de comer estas cosas implica que ahora estés ganando peso en exceso
y tu cuerpo pide un cambio.
Los hábitos son difíciles de cambiar porque han sido esculpidos en tu mente a
fuerza de repetir una y otra vez en mismo proceso a lo largo del tiempo.
Los malos hábitos empiezan por accidente. Por ejemplo, algún día que te aburrías
y decidiste ponerte a hacer zapping en la televisión y como te resultó una
experiencia gratificante, decidiste volver a mirarla al día siguiente.
Ahora han pasado unos años y pasas cada día un rato mirando la tele aunque te
das cuenta que es una perdida de tiempo. ¿Porque?
2. Respuesta
La respuesta es la reacción que provoca en ti el estímulo, los pensamientos y
acciones que te hacen llevar a cabo el hábito propiamente dicho. Siguiendo el
ejemplo, este es el momento en que te pones el dedo en la boca para morderte las
uñas.
3. Recompensa
La recompensa es el placer y satisfacción inmediata que te produce tu respuesta.
La recompensa de morderte las uñas es la disminución de tu ansiedad.
El primer paso para cambiar un hábito es ser consciente de que tienes este hábito
y reconocer bien el proceso que sigues desde el desencadenante hasta la
recompensa.
Para terminar un hábito debes eliminar cualquiera de las 3 partes que lo forman:
1. Eliminar el desencadenante
Si eliminas el estímulo inicial el hábito desaparece. Por ejemplo, si quieres dejar el
hábito de comer chocolate, bollería y dulces simplemente saca de tu casa todas
las golosinas que tengas. Si no tienes, no puedes comer y tus malos hábitos se
sustituirán con el tiempo por hábitos más sanos.
2. Eliminar la respuesta
Eliminar la respuesta implica cambiar tu reacción ante el estímulo.
Una forma eficaz para cambiar tu respuesta es prometer a alguien que no vas a
repetir más tu comportamiento actual. Siguiendo el ejemplo de antes, puedes
prometer a tu pareja, amigos o compañeros de trabajo que no comerás golosinas
o comida basura. Tu respuesta cambiará ya que en lugar de pensar en comer
pensarás en la decepción de las personas que te rodean al verte comer golosinas.
Para hacerlo aún más interesante puedes prometer que cada vez que te vean
comiendo comida basura pagarás X cantidad o harás X cosa a cambio.
3. Eliminar la recompensa
Para eliminar la recompensa debes evitar que tus hábitos te resulten placenteros.
Por ejemplo puedes: Comer chocolate amargo, poner sal en las galletas para que
te resulten desagradables o beber cerveza sin alcohol.
4. No te rindas
Cuantos más antiguos sean tus hábitos, más difícil te será cambiarlos. Es
importante que aunque falles y vuelvas a tus hábitos anteriores no dejes de
intentarlo. Es normal que tus hábitos sean difíciles de romper. ¡No te rindas! Si hoy
no lo has podido conseguir, mañana tienes otra oportunidad para intentarlo.
Podemos hacer muchas cosas para estar saludables, el punto aquí es que
seamos constantes y no perdamos lo ganado. Si algo no esta saliendo bien, es
momento de revisar tus hábitos. Muchas veces hacemos algo sin si quiera
pensarlo. Un ejemplo muy claro es abrir el refrigerador solo "para ver que hay". En
esta nota veremos como eliminar los malos hábitos en 5 pasos.
Ese modo automático que suelen tener los hábitos, pueden estar llevándonos a la
ruina sin darnos cuenta. Pero no hay nada de que preocuparse, podemos usar
este piloto automático con buenos hábitos también. Naturalmente haremos las
cosas independientemente de la fuerza de voluntad.
1. ACEPTARLO. Lo primero que hay que hacer para eliminar de nuestra vida lo
que nos hace mal es detectar nuestros malos hábitos y entender cómo nos
perjudica. Si eres un adicto que no puede dejar de fumar será mejor que entiendas
lo problemático del caso y que tomes en cuenta la necesidad de solicitar ayuda
para acabar con él.
5. PRÉMIATE. Ve paso a paso y prémiate por cada logro para estar motivado. Si
en vez de comer en demasía o tomar de más cuando estás estresado decides dar
una vuelta y calmarte, mereces un reconocimiento.
Conoce las malas prácticas que no puedes darte el lujo de tener cuando te
vuelves emprendedor.
Todos tenemos malos hábitos de trabajo que nos parecen muy cómodos. Claro,
puede que nos hagan un poco menos productivos, pero son relativamente
inofensivos para nuestra rutina diaria.
Por supuesto esto solo es real cuando trabajas para alguien más, pero cuando
eres emprendedor todo cambia. Tendrás más dirección, autoridad y libertad, pero
también deberás hacerte responsable por cada decisión que tomes. Tus malos
hábitos no solo tendrán impacto en tu salud y el futuro de tu empresa, también
fijan el ejemplo para las personas que trabajen para ti.
4. Tener una rutina muy rígida: los horarios son buenos para tener productividad
en tu día, especialmente para atender esas tareas mundanas que se te pueden
olvidar. Sin embargo, asentarse en una rutina poco flexible puede limitar tu
capacidad de reacción cuando las cosas cambien de manera abrupta (y como
emprendedor, créeme, lo harán). Sé lo suficientemente flexible para hacer los
cambios que necesites.
5. Nunca tomar descansos: a veces parece buena idea trabajar durante los
descansos para hacer más cosas. La realidad señala que, al contrario, no
descansar puede afectar severamente tu productividad. Como emprendedor
encontrarás que es mejor tener seis horas de buen trabajo que ocho de trabajo
mediocre. Y definitivamente no quieres arriesgarte a “fundirte” de cansancio.
8. Evitar tomar decisiones duras: las elecciones que tomes como emprendedor
van a ir dejando su huella en ti, pero debes tomarlas. Recuerda: una mala decisión
es mejor que la indecisión.
9. Nunca decir “No”: debes ser capaz de dar negativas cuando eres un
emprendedor. No todo cliente vale la pena y no todo candidato debe ser
contratado. No toda idea puede ser un buen negocio.
10. Multitasking: puede parecer que estás haciendo muchas cosas, pero la
verdad es que solo estás distrayendo tu cerebro “medio completando” dos tareas a
la vez. En realidad tardarás más haciendo dos cosas al mismo tiempo que si le
dedicaras tiempo individual a cada pendiente.
Puede parecer difícil eliminar estas prácticas, pero una vez que lo logres podrás
ser un mejor emprendedor.
Malos hábitos tuve, tengo y tendré. Pero si algo he aprendido en los últimos cinco
años de mi vida es que cualquier hábito se puede cambiar, se puede mejorar. No
importa lo difícil o malo que sea mientras quieras extirparlo. Es posible eliminar
esos malos hábitos y sustituirlos por otros más positivos y beneficiosos para ti.
Los malos hábitos tapan todo lo bueno que tienes y eres. Los malos hábitos te
hacen peor.
Esos malos hábitos los hay de todos los colores y sabores, pero sí es cierto que
hay algunos, un puñado de ellos, que se repiten con más frecuencia. En mi
experiencia a la hora de tratar con personas que quieren mejorar su Productividad
Personal, generalmente me encuentro con estos “7 Magníficos de los malos
hábitos”.
Si estás dispuesto a cambiar, a mejorar, no puedo más que animarte pero sobre
todo sugerirte que intentes un cambio inteligente. Recuerda: todo el mundo
puede cambiar pero no todo el mundo cambia. La clave está en el cómo vayas a
intentar ese cambio. Ahí van las claves que siempre me han funcionado a mí para
lograr ese cambio efectivo:
Imagina cualquiera de estos tres hábitos que te cuesta desarrollar pero que
quieres desarrollar: te cuesta recordar que tienes que hacer la revisión diaria de tu
GTD, te cuesta ponerte a hacer deporte al final de la jornada, te cuesta apagar el
“messenger” y demás aplicaciones-distracción cuando te pones a trabajar. ¿Cómo
formar ese hábito?
El primer día en el que logres hacer lo que te proponías marca con un rotulador
bien grueso y de color vivo (rojo por ejemplo) ese día en el calendario. Pon una
gran equis. Y haz lo mismo con los siguientes en que logres reproducirlo. Cada
nuevo día conseguido, una gran equis.
La visión de ese calendario te “obligará” a repetir cada día ese gesto o esa rutina.
Poco a poco irás ganando en naturalidad y al cabo del tiempo no tendrás que
mirar al calendario para reproducirlo. “Te saldrá de dentro”. No obstante, sigue
marcando con una equis cada nuevo día. Aunque creas que “ya lo tienes”, sigue
marcando el calendario cada día.
El método es tan sencillo que contarlo suena ridículo, pero es tan eficaz que
contarlo es imprescindible.
Si un día te saltas tu rutina en lugar de una equis colorea por completo la casilla
de ese día. El objeto es que destaque bien sobre el resto de días y te convenzas
de que tienes que volver a tu rutina y seguir trabajando ese hábito. Y es que
después de saltarte un día es mucho más fácil hacerlo también al siguiente.
Una vez que hayan pasado los días, las semanas o los meses podrás prescindir
del calendario. Ese gesto que al principio casi iba contra tus instintos… ahora te
saldrá solo con total espontaneidad.
Ya las he mencionado en alguna otra ocasión pero esto es algo tan importante
que repetiré hasta que se me caigan las falanges de los dedos de tanto escribirlo.
La clave del éxito para inducir cualquier hábito es el modo en que lo hagamos.
Soy muy fan de los calendarios de papel. Para mis citas y eventos utilizo siempre
Google Calendar. Pero para ciertos casos, especialmente cuando hay nuevos
hábitos por el medio, un calendario en papel es mucho más efectivo y eficaz. El
hecho de anotarlo a mano, de tenerlo siempre a la vista, de poder jugar con los
colores, tiene un efecto más directo cuando buscas forjar una rutina o cumplir con
un plan de trabajo ajustado.
Hoy en día, debido a la competencia que existe en el mundo laboral, las empresas
prestan mucha atención a la efectividad de sus trabajadores. Pero ser efectivo no
solamente es importante si trabajas para alguien, ya que si deseas emprender un
proyecto o si eres estudiante, ser efectivo va a ser determinante a la hora de
conseguir el éxito en cualquier tarea que te propongas.
¿Te ha pasado alguna vez que haces muchas cosas pero parece que no
avances? ¿Malgastas mucho tiempo en una tarea y no consigues acabarla en el
plazo indicado? ¿Piensas que eres muy activo pero poco productivo? Si es así, es
posible que no seas tan efectivo como pensabas.
1. Ser proactivo
ganar / ganar;
gano / pierdes
pierdo / ganas;
pierdo / pierdes
gano
ganar / ganar o no hay trato
6. Sinergizar
7. Afilar la sierra
2) Mantenerse activo
Dar paseos, hacer deporte, cuidar el jardín o el huerto, irnos a nadar, coger la bici,
etc. El nivel de movilidad y actividad que llevemos está directamente relacionado
con el nivel de bienestar que podemos sentir en nosotros mismos. El cuerpo se
mueve, la mente se activa y se descarga de tensiones, problemas,
preocupaciones.
Se alguien curioso, interésate por cosas inusuales, presta atencion a los pequeños
cambios, a las cosas que normalmente no percibes en tu día a día, echa un ojo de
vez en cuando a las puestas de sol o a los arboles de tu parque, aprende nuevas
cosillas que te resulten interesantes, fíjate como suceden las cosas alrededor tuyo,
como los cambios van y vienen, integra nuevas experiencias, disfruta de ellas.
4) Sigue aprendiendo
Prueba cosas nuevas. Redescubre un viejo hobby o pasión. Apúntate a ese curso
o taller, cómprate ese nuevo libro, ofrécete voluntario para hacer esa cosa que no
has hecho nunca. Trata de arreglar algo que este roto o a cocinar un nuevo plato.
Ponte un reto y disfruta consiguiéndolo, refuerza tu autoestima y tu propio valor
viendo como eres capaz de mejorar y aprender nuevas cosas, y ponerlas en
practica, siempre ademas disfrutando en el proceso.
5) Da y entrega
Haz algo por algún amigo, o incluso por un extraño. Da las gracias por cualquier
cosa que te haya pasado. Sonríe y envía tu sonrisa a los que estén cerca. Echa un
cable donde puedas, siempre que puedas. Tu felicidad y bienestar personal esta
muy unido al del resto de tu entorno, es un circulo, una cadena, lo que puedas
aportar hoy por aquí cerca, podrá llegarte a ti mañana a través del cualquier otra
forma. La satisfacción personal por ayudar es inmensa, solo por eso ya vale la
pena estar atento a oportunidades para hacerlo.
¿Alguna vez has sentido que te levantas con el pie izquierdo y todo sale mal? No
te pongas de mal humor, mejor actúa y realiza actividades placenteras para
cambiar estos momentos y recuperar tu felicidad; el equilibrio de tu energía es
básico para lograrlo.
1.- Disfruta el sol: Aplícate un buen protector solar y deja que los rayos solares
acaricien tu piel y la llenen de vitamina D. Puedes caminar durante 15 o 20
minutos para respirar profundamente, recuperar fuerzas y olvidar el mal humor, de
según The Huffington Post.
3.- Despeja tu mente: Cuando sientas que todo está en tu contra, parpadea entre
10 y 20 veces por minuto para activar tus ojos. Después, déjalos cerrados por
algunos minutos y piensa en que el resto de tu día será grandioso. También
puedes olvidarte de todo al escuchar o cantar tu canción preferida.
4.- Abrazoterapia: No hay nada mejor para quitar el mal humor que un momento
de abrazos. Identifica a las personas agradables y llenas de energía a tu alrededor
y pídeles un abrazo. Esto te motivará y revitalizará. Si tienes pareja, disfruta una
relajante sesión de besos, te sentirás como nuevo.
5.- Disfruta tus alimentos: Cuando sientas que todo está mal, consiéntete con un
platillo que te reconforte. Pide tu comida favorita y disfrútala al máximo. Notarás
como se te quita el mal humor y la sensación de que todo tu día está mal.
No dejes que los malos momentos invadan tu vida, mejor trata de arreglarlos con
una actitud positiva. Recuerda que el estrés crónico impacta en tu salud física,
mental y espiritual, ¡aprende a evitarlo!
Las 12 claves para organizar tu vida y eliminar el estrés
Tanto la organización extrema como el desorden son factores que nos pueden
estresar. Reduce este problema con estos consejos.
El estrés en sí no es malo, es una respuesta del organismo que nos activa y nos
pone en alerta ante cualquier situación que nos está presionando. En cantidades
bajas nos permite trabajar con cierta concentración y actividad, pero, en exceso,
produce el efecto contrario. Y un estrés continuado en el tiempo nos traerá,
seguro, serios problemas de salud.
Organizar nuestro día a día, tanto en el trabajo como en la vida diaria, nos permite
establecer unos objetivos claros y realistas, asumibles. Escapamos así de la
incertidumbre y la frustración, además nos permitirá realizar las tareas más
relajados y dando lugar a la creatividad: no podemos pensar bien si estamos
atareados, nos bloqueamos. No debemos olvidar que para el éxito en el ámbito
laboral, de estudio y también el personal, el tiempo dedicado a despejar la mente y
el cuerpo, así como a dormir y alimentarnos correctamente, son tan importantes
como el tiempo dedicado en sí a las tareas. Nos permitirá trabajar más rápido, con
mayor concentración y con las ideas más claras, y la única forma de comprobarlo
es probando.
Claramente, este es el primer consejo para ordenar nuestro día a día. Puede ser
una clásica agenda de papel, una app del móvil, un programa del ordenador o
cualquier cosa que nos permita organizarnos de la manera que sea más cómoda
para nosotros.
2. Revisa la agenda cada mañana
Hay actividades que programaremos a medio plazo, por ejemplo, lo que haremos
durante el resto de la semana. Sin embargo organiza y readapta tu horario al inicio
de cada jornada para adaptarlo al nuevo día, y los cambios imprevistos que hayan
surgido.
Por ejemplo, los horarios de descanso, de comida, de trabajo, de tareas del hogar,
etc. Tener unos horarios más o menso marcados es muy beneficioso para el
cuerpo y para la mente, nos adaptamos a ese ritmo y, así, nos facilita ir
cumpliéndolo día a día, combatiendo a nuestra enemiga la pereza.
7. Establece prioridades
Para las diferentes tareas que tengamos que realizar, piensa cuáles son más
significativas y urgentes y dales más importancia. No pospongas tareas
importantes aunque sean más tediosas, descubrirás que cuando las quitas de en
medio pronto, la satisfacción es mayor.
Dedícalas a actividades de ocio, como jugar con tus hijos, charlar con tu pareja o
alguien de tu hogar, leer, ver la televisión, escuchar música, realizar ejercicios de
relajación, etc. Cualquier cosa placentera y que, además, te relaje. Esto te
ayudará a dormir mejor y a tener la mente más despejada.
Verás que, habiendo organizado el día, en realidad tienes mucho más tiempo del
que esperabas. Te proponemos, entonces, introducir alguna actividad deportiva,
aunque sea poco tiempo: caminar, correr, nadar, andar en bicicleta, etc. Si no,
deja estas actividades para el fin de semana, pero el ejercicio es, junto a la
organización, el mejor remedio para el estrés.