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Índice
Hábito 1: Apaga tu celular

Hábito 2: Vigila tu ego

Hábito 3: Nunca te rindas

Hábito 4: No dejes de aprender

Hábito 5: Sé agradecido

Hábito 6: Adáptate

Hábito 7: Organízate

Hábito 8: Prepárate para lo inesperado


Hábito 1

Apaga tu celular

El tiempo alejado del mundo digital es vital para nuestra salud


mental. Cuanto más tiempo desperdiciemos usando el teléfono,
menos tiempo tendremos para hacer actividades que regeneren
nuestra energía o aumenten nuestra productividad, por lo que
estaremos más cansados y nuestro rendimiento disminuirá.

Prueba a realizar las tareas que necesiten el celular (llamadas,


mensajes) por la mañana y la tarde, y deja la noche para
desconectarte e invertir el tiempo en un descanso reparador, la
adquisición de nuevos conocimientos o el tiempo de calidad con
tus familiares o seres queridos.

El celular se alimenta de nosotros a través de la espera: la espera


de un nuevo mensaje, de una nueva noticia, etc. Poniéndole un
freno a esta constante espera, aprenderemos a conectarnos de
nuevo con el mundo real, y todos los estímulos que nos presenta
para avanzar.

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Hábito 2

Vigila tu ego

Las personas más exitosas entienden que no son las mejores en


todo. Las mejores decisiones son las que se toman con
fundamento, y la mejor manera de llegar a este es en conjunto,
escuchando otras voces e ideas.

El ego es uno de nuestros enemigos a afrontar si queremos vivir


una vida plena. Las circunstancias pueden ser desfavorables,
nuestras compañías pueden no ser las mejores. Aunque esas cosas
se pueden aprovechar (ver Hábito 6) o ser cambiadas, no
dependen completamente de nosotros.

El ego, en cambio, es un problema enteramente nuestro, y


deberíamos tenerlo en la mira si queremos avanzar en nuestro
camino hacia el éxito.

Como dice la frase del sabio Dalai Lama: “Cuando hablas, sólo
repites lo que ya sabes. Cuando escuchas, tal vez
aprendas algo nuevo”.

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Hábito 3

Nunca te rindas

No tirar la toalla es muchas veces la única diferencia entre ganar y


perder. Como dice el dicho popular “El que abandona no tiene
premio”. Aunque las circunstancias se pongan difíciles, puedes
tener en claro que nadie te quitará el placer de haber realizado lo
que querías.

Cuando nos proponemos realizar algo, tenemos que ser consciente


de que muy pocas cosas en la vida siguen una línea recta, desde el
punto de partida hasta el de llegada. Habrá altibajos, de eso
puedes estar seguro, pero siendo consciente de esto ya tienes una
ventaja frente a los que creen que será todo fácil y luego caen en la
frustración y la decepción.

Por supuesto, no confundas este consejo con la obsesión. Deberías


poner como prioridad tu bienestar mental y físico. Si el proyecto al
que te dedicas te está desgastando y no te está haciendo bien,
entonces, pregúntate a ti mismo si los beneficios que te traerá
realmente valen la pena del esfuerzo que estás realizando.

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Hábito 4

No dejes de aprender

Cuando dejamos de aprender nos estancamos. Para innovar y


encontrar nuevas soluciones para nuestros problemas, no
podemos tener la misma mentalidad que teníamos cuando los
creamos.

Para generar cambios de valor en nuestra realidad, primero


tenemos que saber como hacerlos, para que no se esfumen cuando
las cosas se compliquen o nuestro intenso fervor inicial disminuya.
Las decisiones tomadas con preparación y conocimiento son
mucho más propensas a perdurar en el tiempo y lograr cambios de
mayor magnitud.

Hay muchas formas de aprender: libros, películas, artículos


online, etc. El dedicarle a cada día un momento de nuestro tiempo
para aprender nos hará personas más productivas. La mayoría de
las veces los problemas que parecen imposibles sólo lo parecen
por nuestra propia ignorancia, y el estar dispuestos a aprender de
nuestros errores nos ahorrará cometer más en el futuro.

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Hábito 5

Sé agradecido

Profundicé sobre este tema en mi libro “¿Listo para desafiar tus


creencias?”. La gratitud tiene muchos beneficios, en el corto y
largo plazo. Uno, es que dejaremos de vivir en el pasado o el
futuro, y empezaremos a ser conscientes de nuestro presente, de
nuestro ahora.

El aprender a ser agradecidos consiste en un proceso de


reprogramación de nuestros pensamientos. Al principio, la
proporción de pensamientos negativos será mayor que los
positivos, pero mientras sigamos sembrando la gratitud, estos
tomarán fuerza, pues son los únicos que realmente favorecen
nuestra acción y progreso.

Cultivar la gratitud no sólo nos hará sentir mejor, si no que


mejoraremos nuestra relación con las personas a nuestro
alrededor. A nadie le gustan los quejosos y los que critican todo el
tiempo. Estamos muy acostumbrados a este tipo de pensamientos:
los medios de comunicación los repiten todo el tiempo.

Siendo agradecidos, haremos la diferencia.

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Hábito 6

Adáptate

Recuerda que en cada crisis hay una oportunidad. La capacidad de


adaptación del ser humano es lo que nos mantuvo vivos todos
estos años. El mundo es cambiante, siempre lo ha sido y ahora lo
es aún más. Por eso el saber adaptarse a los cambios es una
herramienta clave para aumentar nuestra productividad y
felicidad.

Nuestras acciones tienen que venir de nuestros deseos internos,


pero la situación exterior será la que determine nuestro rango de
acción y nuestro margen de error. Adaptarse significa lograr
conciliar nuestras metas con el mundo ahí afuera.

Lo único constante es el cambio, y en nuestra vida profesional y


privada tenemos que tenerlo muy claro. Es cómo reaccionamos a
las nuevas circunstancias lo que nos define, y lo que determina
nuestro éxito.

Por último, la adaptación no tiene necesariamente que significar


un esfuerzo descomunal; A veces, el estar abierto a nuevas
soluciones es suficiente para adaptarnos a cualquier situación.

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Hábito 7

Organízate

A lo largo del día, vivimos muchas situaciones diferentes, y


tenemos distracciones viniendo de muchos lados. Organizándonos
nos prevenimos a nosotros mismos de perder el tiempo y no hacer
lo que tenemos que hacer.

Planear nuestro día es también una excelente forma de maximizar


el tiempo que dejamos para nosotros mismos. Si caemos en la
desorganización y el caos, lo más probable es que terminamos
pasando más tiempo trabajando o ocupándonos en detalles
inútiles cuando podríamos estar aumentando nuestra eficiencia.

La organización es un hábito que lleva tiempo cultivar, sobre todo


si estamos muy acostumbrados a no poner orden o jerarquías en
las tareas que realizamos. Pero también es un hábito sumamente
satisfactorio, y notaremos con el tiempo que estamos más
tranquilos y somos más conscientes de lo que podemos y no
podemos hacer.

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Hábito 8

Prepárate para lo inesperado

Mantén una mentalidad abierta. Incluso en tiempos en los que


sintamos que tenemos todo bajo control, hay que estar atento a
cambios que puedan alterar nuestra realidad. Estos cambios
suelen ocurrir rápidamente, por lo que tendremos que
acostumbrarnos a vivir prestándoles atención.

Esto también es positivo porque aprenderemos a apreciar nuestro


presente. El saber que las cosas pueden cambiar de un día a otro
nos enseñará a no dar por sentado ninguna circunstancia. Esto
nos hará más activos, productivos y, por supuesto, más
agradecidos.

Lo inesperado es la sal de la vida: sin cambios no habría


posibilidad de progreso, pues significaría la total conformidad con
una situación. Aprender a ser partícipe y no un mero testigo de
estos cambios es un poderoso hábito a implementar y aumentará
nuestra conexión con la realidad.

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¡Muchas gracias por leer! Espero que
te haya gustado el libro, y ante
cualquier consulta o sugerencia no
dudes en escribirme a
habitosdelexito2020@gmail.com

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