Está en la página 1de 23

EL DIOS DE EDITH STEIN

"Ser totalmente de Dios... entregarse a él y a su


servicio por amor, es la vocación, no sólo de algunos
elegidos, sino de todo cristiano: consagrado o no,
hombre o mujer..." (Ser finito y ser eterno).

1.- INTRODUCCION

Las grandes figuras de la fe son muy parcas a la hora de


expresarse sobre aquellos profundos procesos interiores que,
bajo los términos de 'conversión' y 'experiencia' han marcado
fuertemente sus vida. Las experiencias de esos procesos son
demasiado íntimas como para aventarlas.

Las historias de amor entre Dios y nosotros no son para


irlas expandiendo por doquier. Hemos comprendido que él nos
ama, y eso es suficiente. )Qué pasó entre Edith y Dios en aquel
verano del 1921 cuando leyó el libro de la Vida de Santa Teresa?

Lo único que sabemos de aquella maravillosa noche es


que Edith se abrió a Dios y cambió su vida. Pero no al Dios de
los judío que conoció de niña, sino al Dios revelado en Cristo.
Hagamos un poco de historia.

Son frecuentes en el libro del Deuteronomio las llamadas


de "Escucha Israel" (Dt 5,1; 6,4; 9,1) en las que Dios interpela al

1
pueblo de Israel para que éste tenga en cuenta los mandatos,
preceptos y mensajes que él le envía. Para todo judío es una
llamada de atención.

2
Edith Stein nace dentro de una familia judía; su madre es una
ferviente judía. En la memoria de Edith quedan los recuerdos de la celebra-
ción de los grandes acontecimientos familiares de la vida de hogar y junto a
ellos las celebraciones de las grandes fiestas judía.

Tres son las grandes fiestas que describe en su autobiografía y que


ahora traigo a la memoria porque creo que ayudan a comprender su
posterior experiencia de Dios.
1.1.- La fiesta de la Pascua: Es la memoria y signo de la
deportación que incluía como elementos el pan ácimo y las hierbas amargas
que recordaban los sufrimientos del destierro. A Edith, como miembro más
joven de la familia, le correspondía el papel de preguntar por el sentido de
aquello que se celebraba. El cabeza de familia contestaba explicando el
significado de todo ello basado en los textos del Dt 16,1-8; Ex 23,14-16;
Lev 23. La familia lo continuaba siguiendo el mandato del Dt 6,6:
"Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria y se
las inculcarás a tus hijos y hablarás de ellas estando de casa y
yendo de camino, acostado y levantado; las atarás a tu muñeca
como un signo, serán en tu frente una señal; las escribirás en las
jambas de tu casa y de tus portales".

Junto a esta insistencia aparece la de la Schemá: "Escucha Israel".

1.2.- Fiesta del Año Nuevo: Era la fiesta de acción de gracias por
las cosechas y estaba presidida por la bendición:
"Alabado seas Dios, Señor del mundo, que haces dar fruto
y alimento a la tierra".

Es la fiesta de Números 29,1 ss:


"El primer día del séptimo mes tendréis asamblea litúrgica
y no haréis trabajo alguno".

Es el recuerdo de Dios Creador que ha puesto todo lo creado a

3
disposición de la persona.

1.3.- Fiesta de la Expiación o de la Reconciliación: Es la fiesta de


Números 29,7 ss:
"El décimo día del mismo mes séptimo tendréis asamblea
litúrgica y haréis penitencia y no haréis trabajo alguno".

Continuaba siendo ésta la fiesta judía más solemne; para ellos era la
fiesta del perdón y del encuentro. Para Edith revestía un carácter especial
ya que ella había nacido precisamente este día y, aunque la fiesta era
movible, celebraba en ella su cumpleaños.

En esta enumeración de fuertes experiencias religiosas habidas en su


niñez no debemos olvidar otra que le ocurrió cuando tenía 25 años y se
hablaba en plena evolución hacia el encuentro con Dios y la conversión, nos
dice:
"Entramos unos minutos (ella y Paulina Reinach) en la
catedral (Frankfurt) y mientras estábamos allí en respetuoso
silencio, entró una señora con una cesta de la compra y se
arrodilló profundamente en un banco, para hacer una breve
oración. Esto fue para mí algo totalmente nuevo. En las sinagogas
y en las iglesia protestantes a las que había ido, se iba solamente
para los oficios religiosos. Pero aquí llegaba cualquiera en medio
de los trabajos diarios a la iglesia vacía como para un diálogo
confidencial. Esto no lo he podido olvidar".

Para Edith este recuerdo, que dejó una huella tan profunda como
para no poder olvidarlo, significaba el recuerdo de la presencia continua de
Dios en medio de los trabajos y avatares de cada día, no sólo en los
momentos de las grandes fiestas.

r     Cfr. Edith Stein, Estrellas amarillas, EDE, 1972, p.


318.

4
2.- UN DIOS QUE SE DEJA BUSCAR Y ENCONTRAR (1913-1921)

Después de un alejamiento de su fe judía el estudio de la Filosofía la


irá abriendo hacia la Verdad-Dios. Ella sigue buscando la verdad, pero de
momento la vía de la religión no entra en su proyecto. Centra su atención
en el ser humano, en su propia humanidad. A través del estudio constante
sobre la constitución psíquica de la persona va llegando poco a poco a la
certeza del absoluto.
En estos años su búsqueda de los absoluto no es sólo teórica. Su
participación como enfermera en la 10. Guerra Mundial, le permite experi-
mentar el valor profundo de la vida y la incógnita de la muerte. Diversos
acontecimientos van a ir provocando en ella un acercamiento progresivo al
cristianismo:
a) El encuentro en 1917 con la recién viuda de su amigo Reinach;
la actitud de esta joven despierta en ella la conciencia de un Dios
consolador, que en el misterio de la cruz llena a los suyos de esperanza de
vida eterna.
b) La visita a la catedral de Frankfurt; la mujer que entra a rezar
con su cesto (ver página 3).

El Dios que va contemplando ahora era fuente de esperanza para


los suyos, y al mismo tiempo era un Dios cercano y presente al que se le
podía hablar en cualquier momento. La búsqueda de la verdad se convierte
en su oración:
"Puesto que Dios es la Verdad y quiere dejarse encontrar
por todos aquellos que le buscan de todo corazón, tarde o
temprano tenía que iluminas la estrella a esos sabios para
indicarles el camino de la Verdad".

Pero todavía no conoce a este Dios personalmente, sólo por la

d     Vida escondida y Epifanía, en Obras Selectas,


Editorial Monte Carmelo, Burgos, 1997, p. 244.

5
experiencia ajena, que, sin embargo la llena de celo y la incita a una
búsqueda personal. Entre 1918 y 1920 busca una respuesta en autores
cristianos antiguos: San Agustín, San Ignacio... y en teólogos modernos:
Möhler y Scheeben... Poco a poco se va metiendo en una antropología
cristiana.

La hora de la gracia sonó durante una estancia vacacional en la casa


que el matrimonio Conrad-Martius poseía en Bergzabern. Una tarde del
verano de 1921, en ausencia del matrimonio, Edith para matar el tiempo se
puso a buscar un libro en la biblioteca familiar; dió con la autobiografía de
Santa Teresa de Jesús y nos dice:
"Comencé a leer, me sentí cautivada inmediatamente y no
cesé de leer hasta el final. cuando cerré el libro me dije: ' (Ésta es
la verdad!'".

Esta es toda la información que ella nos ofrece sobre aquella noche
decisiva. Ella se reconoce en lo que Teresa expone y allí vislumbra las
respuestas a sus preguntas sobre la persona y sobre Dios.
"(Oh larga y penosa vida! (Oh vida en la que no se vive, en la que
todo es abandono y no se encuentra ayuda en lugar alguno!". Quizá el
balance que hace Teresa le pareció como si fuera el suyo propio. La Santa
de Avila había encontrado un Dios al que llamaba con todo respeto
'Majestad', pero con el que mantenía un trato de amistad. Y algo
sumamente importante: para alcanzar a Dios, para entrar en profunda
comunión con él, la persona no necesita ser superdotado intelectualmente...
La persona encuentra a Dios en su propio interior, y reconocerá que 'se
puede hablar con él' en todo momento.

Allí estaba la respuesta completa. Con todas sus investigaciones y


estudios, ella sólo había conseguido algunos detalles, un trocito de vida y
verdad. Sin embargo, la fe, dirá Edith en su obra Ser finito y ser eterno,

o     Siendo todavía atea había comprado Los Ejercicios


de san Ignacio de Loyola, por simple interés psicológico.

6
"no se contenta con obtener algunas verdades acerca de Dios; quiere
conseguir a Dios mismo, que es la verdad; quiere al Dios completo, y lo
capta sin ver".

Y ese Dios, que es el todo, había irrumpido hora con toda su fuerza
en la vida de Edith y había hecho desaparecer las últimas barreras que
subsistían en ella. A la mañana siguiente compra el catecismo católico y un
misal. Estudia detalladamente las verdades de la fe y el contenido de la
misa, se atreve a participar por primera vez en ésta. Cuando terminó la
eucaristía entró a la sacristía y pidió el bautismo.

Santa Teresa pasó a ser para ella la presencia actual de la historia de


Dios que atrae el alma a la oración y por la oración a la unión mística con
él. Es la experiencia de comunión con Dios, meta final del amor y con él la
presencia de la cruz con la fuerza que transfiere a quien se abraza a ella.

Aquí acaba la larga noche de búsqueda desde que a los trece años
se había roto la fe judía. Lo que halló en la lectura del Libro de la Vida es la
clave que da un nuevo sentido a su existencia.

La Verdad no se halla sólo en el saber, sino en el abandono, la


comunión, la unión de la creatura con el Creador. Que Dios no es en primer
lugar Dios de la Sabiduría, sino Dios del amor, que ilumina el corazón de la
persona.

Este nuevo hallazgo no es el final sino el punto de partida para una


experiencia más profunda. a partir de este momento buscará la adhesión
plena a la Iglesia por medio de los sacramentos de la vida cristiana como
forma objetiva del camino de la gracia.

De la experiencia de un Dios cercano y personal, va a pasar a la


experiencia de un Dios que tiene sentido para su vida: como salvador,

7
como regenerador de una vida nueva en medio de las dificultades y
problemas.

3.- DEL DIOS CREADOR AL DIOS COMUNION (1922-1928)

"(Descubre tu presencia / y máteme tu vista y hermosura;


mira que la dolencia / de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura!" (CB 11).

Esta canción de san Juan de la Cruz puede servir para entender el


posterior desarrollo de la experiencia hallada.

El 1 de enero de 1922 Edith recibe el bautismo. La búsqueda de la


Verdad ha llegado a su fin. ahora sólo queda ampliar la experiencia de lo
encontrado. El camino de la fe la llevará hasta abrazar la vida religiosa en el
Carmelo.
La comprensión del sentido de Dios en su vida fue un paso
progresivo. La profunda experiencia que tuvo de Dios le hizo pensar en
abandonar todo para dedicarse exclusivamente a él. Gracias a sus
confesores, que refrenaron sus deseos de entrar inmediatamente como
religiosa, como a su profundización progresiva en la experiencia orante de
Dios, llegó al convencimiento de que la entrega a Dios pasa necesariamente
por una entrega de comunión con la humanidad. Ella ha sido llamada para
transmitir esa experiencia de Dios al mundo.

En una de sus cartas nos dice:


"Durante el tiempo que precedió a mi conversión e incluso
un buen tiempo después, tenía la convicción de que llevar una vida
religiosa significaba el abandono de todo lo terrestre para vivir
sólo en el pensamiento de las cosas divinas. Progresivamente
aprendí a reconocer que algo más se nos pide en este mundo y que
incluso en la vida contemplativa, el ligamen con el mundo no se
debe romper. Creo incluso, que cuando más profunda es la

8
atracción que nos conduce a Dios, mayor es el deber de 'salir de
sí', en este sentido también, es decir en dirección al mundo para
llevar allí la vida divina" (Cartas 63).

Los primeros años de su conversión, vividos en un marco


conventual, -las dominicas de Espira- aunque dedicada a la educación,
sirvieron para convencerla de que su comunión con Dios le exigía proseguir
con su entrega al trabajo intelectual:
"Que sea posible dedicarse a la ciencia como servicio
divino lo he descubierto claramente en Santo Tomás, y sólo siendo
así he podido decidirme a reemprender de nuevo seriamente el
trabajo científico" (Carta 63).

Vemos el cambio de valoración que hace de su actividad. Antes de


su conversión la dedicación a la ciencia fue el camino para descubrir una
respuesta al problema existencial de la persona: su apertura a Dios. Ahora
que ha descubierto esa meta, la ciencia se convierte en medio para llevar la
Verdad a los demás. Por eso puede decir: "Estamos en el mundo para
servir a la humanidad" (Estrellas Amarillas [EA] 136).

Dios es la meta de toda su obra formativa y de todo apostolado


cristiano, y la persona un mediador en sus manos. Formar parte del pueblo
de Dios, vivir como miembros de su Iglesia, del cuerpo místico de Cristo, y
colaborar al crecimiento de este cuerpo por la incorporación de nuevos
miembros, es la misión a la que ha sido llamado todo cristiano.

4.- UN DIOS TRINIDAD QUE ES AMOR (1928-1942)

A partir de 1928, la historia de la fe de Edith estará marcada por un


contacto muy intenso con la abadía benedictina de Beuron. Ella se retiraba
allí con cierta regularidad para dedicarse a la meditación. Allí celebraba
cada año la Semana Santa y la Pascua. El abad Raphael Walzer, su
consejero espiritual, observaba en ella la "paz de una contemplación

9
bienaventurada y el gozo de encontrarse delante de Dios. Se veía que la
convertida era manifiestamente feliz de encontrarse en la casa materna,
en la Iglesia". En Beuron encontró la soledad que necesitaba y aprendió a
vivir la fe en comunidad.
4.1.- Un Dios Padre que la ama

Edith se da cuenta de que su vida ha sido guiada y dirigida por un


Dios que derrama amor, un Dios que se inserta en la naturaleza humana
para dejarse encontrar. A este Dios al que irá descubriendo y encontrando,
es al que consagra toda su vida, un Dios grande y misericordioso, nos dirá:
"El rey que me ha escogido es inmensamente grande y
misericordioso" (Carta 317).

Un amor que es misericordia y bondad, y que se manifiesta en la


pobreza y debilidad de la persona. Escribiendo a una amiga le dice:
"No eres tú sola la que comete muchas faltas. todas las
cometemos. Pero el Señor es paciente y misericordioso. En su
Providencia también puede sacar provecho de nuestras faltas, si se
las ponemos delante del altar. Un corazón contrito y humillado, no
lo desprecias (Salmo 50). Este es uno de mis versos preferidos"
(Cartas 114-115).

El amor de Dios no es algo abstracto, ni se cierra a una simple


experiencia personal de unión. El amor de Dios tiene un rostro visible en
los miembros de su Iglesia. La vocación individual que cada uno recibe es
una inmensidad de este amor, que puede manifestarse siempre de formas
nuevas y diferentes. Un amor que define la esencia misma de Dios, nos
dice:
"La vida de Dios es amor: amor desbordante, sin límites y
que se da libremente; amor que se inclina misericordioso hacia
toda necesidad; amor que sana al enfermo y resucita lo que estaba

s     Edith Stein, Ser finito y ser eterno, México, Fondo


de cultura económica, 1996, p.520. Citaremos SFSE.

10
muerto; amor que protege, defiende, alimenta enseña y forma;
amor que llora con los que lloran y se alegra con los que están
alegres; dispuesto a servir a todos para que lleguen a ser lo que el
Padre quiere; en una palabra: el amor de corazón es divino".

Un amor que se hace visible a todos a través de la acción humana


de aquellos que viven íntimamente unidos con Dios.

Sólo desde la experiencia interior del amor, se puede hacer


partícipes a los demás de tal don: "El hecho de servir es el efecto del
amor" (SFSE 79).

Y recordando la experiencia de Santa Teresa nos dice:


"Cuando nuestra Santa habla del amor de Dios, no está
simplemente teorizando, deja que hable su corazón, y ella misma
se plantea el interrogante ')Cómo llegará al amor de Dios, que no
ve, sin ser amado antes por él?'. La respuesta nos la ofrece ella
misma: 'Para darse a él amándolo, debemos aprender a conocerlo
en cuanto amante... Este conocimiento no se perfecciona más que
cuando Dios se da él mismo al alma en la vida de gracia y de la
gloria, cuando le hace participar de su propia vida divina y le
hace entrar en ella'" (SFSE 471).

Ella conocía perfectamente aquel lema: "Dios vive y yo me


encuentro ante su rostro", que había dicho Elías. Esa actitud de cercanía,
misericordia y de amor de un Dios que se abaja y nos busca marca a la
persona y la exige: hacerse pobre y vacía ante él para permitir que el Señor
nos llene con el tesoro de su presencia. Juan de la Cruz lo entendió a la
perfección y por eso nos dirá: "Hay que vaciarse de todo lo que no es Dios
para llenarse de Dios".

o     Francisco Javier Sancho Fermín, Una espiritualidad


para hoy Edith Stein. 20 temas de reflexión, Ed. Monte
Carmelo, Burgos, 1998, p.79.

11
Vaciarse de todas las falsas seguridades humanas y de todos los
símbolos de poder, llevados únicamente por la plena confianza en Dios,
derribando todas las esclavitudes. En cierta ocasión diría:
"Eso significa renunciar por completo a nuestra propia
voluntad, entregarnos totalmente a la voluntad de Dios, poner en
sus manos toda nuestra alma, abierta por completo a los impulsos
del modelador divino"

Antes de entrar en la Orden Carmelitana, Edith había parafraseado


estos objetivos en una conferencia:
"Entregarse por completo a Dios en un amor que se olvida
de sí mismo, hacer que termine la vida propia a fin de dejar sitio
en uno mismo para la vida de Dios es motivo, principio y objetivo
de la vida monásticas" (Ib. 96-97).

Esta actitud requiere una confianza sin límites. A una persona con la
mantenía correspondencia epistolar dio Edith el siguiente consejo:
"Hacerse como niño y poner en las manos del Padre la
vida con todo el afán investigador y con todas las cavilaciones. Y,
si no somos capaces de conseguir esto, orar, pedir al Dios
desconocido y puesto en duda para que él ayude a alcanzar esa
actitud de niño. Míreme bien a mí y observe que no me avergüenzo
de proponer a usted una sabiduría tan simple como la de niño. Es
sabiduría porque es sencilla y todos los secretos se esconden en
ella" (Ib. 102).

4.2.- Un Dios Trinidad que la inhabita

De la experiencia del amor de Dios pasa Edith a la experiencia


misma de la Trinidad. Con san Agustín afirmará que "el amor constituye
para nosotros el camino que conduce al conocimiento de la Trinidad"

o     Christian Feldmann, Edith Stein: Judía, filósofa y


carmelita, Herder, Barcelona 1992, p.101.

12
(SFSE 464). Si el amor es la esencia de Dios, este amor es reflejo, al mismo
tiempo, de su ser trinitario, de su ser comunión:
"La vida divina que se desarrolla en el alma amante de
Dios no puede ser diferente de la vida trinitaria de la divinidad. El
alma se da al ser trinitaria. Ella se entrega a la voluntad paterna
de Dios que, por así decirlo, engendra de nuevo al Hijo en ella. Se
une ella al Hijo y querría perderse en él a fin de que el Padre no
vea ya nada en ella más que al Hijo. Su vida se une al Espíritu
Santo, se transforma en una efusión de amor divino" (SFSE 472).

De una auténtica inhabitación divina está hablando aquí. De una


experiencia profunda de amor-comunión con Dios: comprende ahora el
alcance de lo que significa su estado de filiación divina y de ser templo del
Espíritu Santo. La persona se siente atraída hacia el interior para llegar a la
verdadera unión con el Dios uno y trino. Esta unión es la que hace a la
persona hija de Dios:

"El salvador ha venido al mundo para realizar esta obra


admirable. Dios se hizo hijo del Hombre para que los hombres
llegaran a ser hijos de Dios".

El yo de la persona se constituye en algo mucho más importante


que el mundo externo, y el íntimo ser del alma se siente atraído hacia esta
experiencia. Nos dice:
"Esto es lo que los conocedores de la vida interior han
experimentado en todos los tiempos: ellos han sido atraídos hacia
la parte más profunda del propio yo por algo que atraía más que
todo el mundo externo; experimentaron allí la aparición de una
vida nueva, potente, superior, la vida sobrenatural, divina... Si
quieres buscar un lugar alto, un lugar santo, ofrece tu interior

s     E. Stein, El Misterio de la Nochebuena, en Obras


Selectas, Ed. Monte Carmelo, Burgos, 1998, pp. 380-381.

13
como templo de Dios. Pues el templo de Dios es santo y ese templo
sois vosotros. )Quieres orar en el templo? Ora dentro de ti. Pero
antes tienes que ser templo de Dios, porque él escucha al que ora
en su templo. Sácame de mis errores: que tú seas mi guía, para
que yo vuelva de nuevo a mí y a ti. La gracia mística ofrece como
experiencia lo que enseña la fe: la inhabitación de Dios en el
alma. Quien conducido por la verdad de la fe, busca a Dios, ése
irá libremente hacia donde es atraído el místico por la gracia: a
retraerse de los sentidos y de las imágenes de la memoria, de la
actividad práctica del intelecto y de la voluntad, para retirarse a
la desierta soledad interior, y permanecer en la fe oscura, en una
simple mirada amorosa del Espíritu hacia el Dios escondido, que
por el momento está velado, aunque presente".

Desde esta experiencia personal Edith puede hablar de la Trinidad


en la creación, empezando desde las cosas creadas, hasta llegar a la imagen
más perfecta de la Trinidad que existe en la creación: la persona humana,
creada a imagen y semejanza de Dios.
El capítulo VII de su libro Ser finito y ser eterno es el rastreo de
Dios en todo lo creado y el título de él es bien elocuente "La imagen de la
Trinidad en la creación". En la búsqueda del yo personal y del más
profundo del alma encuentra ella el motivo de la mística. La experiencia de
ser atraído al fondo de sí mismo por algo más fuerte que el mundo exterior.
Vivir la transformación de la vida nueva. La gracia hace experimentar lo
que la fe enseña, que Dios habita en el ser humano.

Los frutos de esta vivencia trinitaria serán, en primer lugar, la paz y,


al final, la transformación de la fe en visión. La inhabitación de Dios lleva a

e     E. Stein, Endliches und ewiges Stein, Versuch eines


Aufstiegs zum Sinn des Seins, Verlag Herder, Freiburg
i.B.1986, pp.407-408. Citado y traducido por Celso Prieto
Bermejo en El Dios de Edith Stein, Revista de
Espiritualidad, 50 (1991), 413.

14
la unificación con Dios. Y desde Dios la comunión de amor con la creación
y la humanidad:
"Pero la vida divina es amor; amor que se compadece y se
rebaja hasta el lugar donde se encuentra un ser necesitado; amor
que sana la enfermedad y resucita muertos; amor que protege y
defiende, alimenta, enseña y forma; amor que llora con los que
lloran, que se alegra con los que se regocijan, que se pone al
servicio de todos los seres a fin de que estos lleguen a ser lo que el
Padre pensó para ellos... Para el cristiano no hay ninguna
'persona extraña'. Se trata siempre del 'prójimo' que tenemos ante
nosotros y que nos necesita en gran medida".

Edith vivía profundamente unida con Dios y buscaba en todo


configurarse con la voluntad divina sobre ella. Un deseo que nace de una
total confianza en un Dios al que ve como Salvador, y por eso buscará
ponerse sin reservas en sus manos, abandonarse en él.

"Ser hijo de Dios, según Edith, significa: caminar siempre


de la mano de Dios, hacer su voluntad y no la propia, poner todas
nuestras esperanzas y preocupaciones en las manos de Dios y
confiarle también nuestro futuro. Sobre estas bases descansan la
libertad y la alegría de los hijos de Dios".

5.- COOPERANDO EN LA OBRA SALVADORA

La experiencia de Dios, aún siendo una realidad dinámica, en


continua profundización, connota una simultaneidad de percepciones: Dios
es amor y es Trino, es comunión y es salvación. Si Dios es Salvador, lo es

a     E. Stein, El Misterio de la Navidad, en Obras


Selectas, o.cit. p.383.

s     E. Stein, El Misterio de la Navidad, en Obras


Selectas, o.cit. p.384.

15
porque es amor, porque es bondad y vida.

Ella había descubierto que su entrega total al Señor, en el Carmelo,


era el medio de colaborar con la salvación de su pueblo:
"Yo hablaba con el Salvador y le decía que sabía que era
su Cruz la que ahora había sido puesta sobre el pueblo judío. La
mayoría no lo comprendían; mas aquellos que lo sabían deberían
echarla de buena gana sobre sí en nombre de todos. Al terminar el
ejercicio, tenía la más firme persuasión de que había sido oída".

La visión teológica de su vocación carmelita es signo, por un lado,


de su profunda vivencia de la confianza plena en el poder y en la voluntad
salvífica universal de Dios. Ella, por otra parte, está convencida de que el
don total de sí a Dios, y la unión con él en la oración y el sacrificio, son
medios para colaborar en la obra de redención universal iniciada por Cristo.

Pensamos que su oración fue escuchada, y que en su muerte


martirial (9 de agosto de 1942) ella vio que la ofrenda que de su vida hizo a
Dios por la salvación de todos fue aceptada. Así escribió en su testamento:
"Desde ahora acepto con alegría y con perfecta sumisión a
su santa voluntad, la muerte que Dios me ha reservado. Pido al
Señor que se digne aceptar mi vida y mi muerte para su honor y su
gloria; por todas las intenciones del Sagrado Corazón de Jesús y
de María y por la Santa Iglesia, de modo especial por el
mantenimiento, santificación y perfección de nuestra Santa Orden,
particularmente los Carmelos de Colonia y Echt; en expiación por
la incredulidad del pueblo judío y para que el Señor sea acogido
por los suyos y venga su Reino en la Gloria; por la salvación de
Alemania y la paz en el mundo; finalmente, por mis familiares,
vivos y difuntos, y por todos los que Dios me ha dado: que
ninguno de ellos se pierda.

a     E. Stein, Como llegué al Carmelo de Colonia, en


Obras Selectas, o.cit.195-196.

16
Viernes de la Octava de Corpus Christi, 9 de junio, de
1939, en el séptimo día de mis ejercicios espirituales. In nomine
Patris et Filii et Spiritus Sancti.

6.- A MODO DE CONCLUSION

La idea de Dios que cada persona va madurando en su propia


existencia esta ciertamente influida y condicionada por su misma
experiencia de Dios. Y la experiencia de Dios no se halla lejana de las
experiencias parciales de la vida. El amor y el dolor condicionan, junto con
la educación, las ideas que se van adquiriendo y desarrollando.

Edith parte de la experiencia de las vivencias religiosas de su


infancia. Y podemos afirmar que el Dios el Dios de Edith es un Dios
íntimamente ligado a la historia y a la cultura del pueblo judío. El Dios de la
elección y de la liberación. El Dios de la creación y el Dios que se hace
presente a su pueblo.

Posteriormente, ella va experimentando otra dimensión de


oscuridad, de dolor, de noche y de cruz. Primero busca a un Dios que
corresponda a la verdad que intenta descubrir en la filosofía. Pero lo
encuentra, no tanto en la razón, cuando en la fe. Después la ayudará en su
profundización y vivencia la teología católica.

Otra clave para entender el Dios de Edith es el lenguaje simbólico y

i     E. Stein, Testamento, en Obras Selectas, o.cit.


p.217.

a     El Dios de Edith es también un Dios cósmico.


Abarca desde el principio del tiempo hasta su consumación
final y reúne en sí los orígenes más primitivos hasta los
finales más escatológicos.

17
experiencial desarrollado a través de la mística carmelitana. Ideas como la
Subida del Monte Carmelo, Cruz, Noche, Vacío, Desasimiento, Presencia
de Dios o "vivir la vida en obsequio de Jesucristo" son frecuentes en ella,
ya que sólo este es el camino que nos convierte en "llama de amor viva",
en mujer contemplativa y de una profunda vida teocéntrica.
Este Dios de Edith es Dios de misericordia y de ternura, cercano e
íntimo. Un Dios que es diálogo y comunicación.

Pero ella tiene en cuenta que este movimiento es ascensional, que


abarca diversos grados de acercamiento a Dios, es una subida que se realiza
en la oscuridad y en el silencio; en la oscuridad de la fe, contentándose con
"una simple mirada del Espíritu al Dios escondido, que está veladamente
presente", y continúa envuelto en el silencio de la contemplación mística, en
la que "Dios aun revelándose en sus misterios, manifiesta al mismo tiempo
su impenetrabilidad.

Esto lleva a Edith a análisis profundos y a reflexionar sobre la


problemática general de la vida de oración, empezando por la definición
esencial del alma como "lugar" o "espacio vital" para el encuentro con
Dios; poniendo de relieve el valor plenamente purificativo-transformador
de la contemplación y del conocimiento de Dios por la fe para acentuar
finalmente el carácter de la experiencia.

De aquí se sigue que la persona, buscando a Dios, debe concentrar


toda su atención en él:
"Cuanto más se eleve hacia Dios más profundamente
desciende dentro de sí, porque la unión con Dios se realiza en el
interior del alma, en su más profundo seno".

O como leemos en otro pasaje sintomático:


"En su elevación hacia Dios, el alma se levanta o es
levantada sobre sí misma, y sólo cuando esto acaece consigue

o     E. Stein, La Ciencia de la Cruz.

18
propiamente penetrar en su interior".

Solo penetrando la persona en la profundidad de su ser tiene la


capacidad de poder llenarse con la presencia vivificante de este Dios Padre,
Hijo y Espíritu Santo. La medida de capacidad receptiva depende por
consiguiente de la libertad de la persona para darse a Dios.
Quiero acaba este tema con este hermoso texto de Edith:
"Ser totalmente de Dios, entregarse a él y a su servicio por
amor, es la vocación, no sólo de algunos elegidos, sino de todo
cristiano: consagrado o no, hombre o mujer... Todos son llamados
a seguir a Cristo. Y cuanto más se avanza por este camino, más se
hace semejante a Cristo, y puesto que Cristo personifica el ideal
de la perfección humana[...], sus seguidores fieles son elevados
por encima de los confines naturales. Por esto encontramos en
hombres santos una bondad y una ternura femenina, una solicitud
verdaderamente maternal por las almas confiadas a ellos; y en
mujeres santas una audacia y una disponibilidad y decisión
auténticamente masculinas.

De este modo el seguimiento de Cristo conlleva el


desarrollo en plenitud de la vocación originaria del hombre: ser
auténtica imagen de Dios; imagen del Señor de lo creado,
protegiendo y haciendo crecer a toda criatura que se encuentre en
su ambiente; imagen del Padre, generando y educando hijos para
el reino de Dios. La elevación por encima de los límites de la
naturaleza, la obra más excelsa de la gracia, no se alcanza
solamente con una lucha individual contra la naturaleza o con la
negación de sus limites. Se alcanza sólo por medio de la humilde
obediencia al nuevo orden dado por Dios".

r     E. Stein, La Ciencia de la Cruz.

s     E. Stein, Vocación del hombre y de la mujer según


el orden de la naturaleza y de la gracia, en Obras Selectas,

19
Fr. Pedro Ortega OCD
Reinosa, octubre, 1998

20
CUESTIONARIO

EL DIOS DE EDITH STEIN

TEXTOS PARA LA REFLEXION:

Sagrada Escritura: Deuteronomio 5,1; 6,4; 6,6; 9,1.

Edith Stein:
- Testamento, Obras Selectas, p. 217.
- Experiencia sobrenatural de Dios, Obras Selectas, pp. 476-487.
- La ciencia de la Cruz: b) Unión con Dios, uno y trino, pp. 242-
252.
- Ser finito y ser eterno, cap. VII: Imagen de la Trinidad en la
creación, sobre todo el apartado 91: La imagen de Dios en el
hombre, pp. 440 ss.

PREGUNTAS PARA LA REFLEXION:

1.- )Cómo repercute en la vida de Edith su primera formación


religiosa?
2.- )Su búsqueda de la Verdad que caminos sigue? )cómo voy yo
profundizando en el conocimiento y experiencia de Dios?
3.- )Cuál es mi grado de confianza en Dios? )Qué puesto le dejo en
mi vida? )La dirige él o la dirijo yo?
4.- Los diversos sucesos y acontecimientos ayudaron a Edith a
descubrir y acercarse a Dios )Me ayudan a mí a descubrirle? )Discernimos
los 'signos de los tiempos' individual y comunitariamente?
5.- )Vivo en profundidad, en recogimiento, en presencia del Dios
Uno y Trino, o vivo en la dispersión y superficialidad?

o.cit. pp. 152-153.

21
6.- )Cómo voy viviendo la inhabitación trinitaria? )Qué me ayuda a
esto? )Qué conciencia tengo sobre ella?
7.- )Soy dócil a la voluntad de Dios? )Busco esta voluntad o me
escabullo de ella?.
8.- Resume la características que presenta Edith sobre Dios, y ve
como las encarnó ella y como las encarnas tú.

INDICE

EL DIOS DE EDITH STEIN

1.- INTRODUCCION................................................................................ 1

1.1.- La fiesta de la Pascua............................................................. 2


2.2.- La fiesta del Año Nuevo......................................................... 2
2.3.- La fiesta de la Expiación o Reconciliación............................. 2

2.- UN DIOS QUE SE DEJA BUSCAR Y ENCONTRAR (1913-1921).. 3

3.- DEL DIOS CREADOR AL DIOS COMUNION (1922-1928)............ 6

4.- UN DIOS TRINIDAD QUE ES AMOR (1928-1942).......................... 7

4.1.- Un Dios Padre que la ama...................................................... 8


4.2.- Un Dios Trinidad que la inhabita........................................... 10

5.- COOPERANDO EN LA OBRA SALVADORA.................................. 13

22
6.- A MODO DE CONCLUSION............................................................. 14

7.- CUESTIONARIO................................................................................ 17

23

También podría gustarte