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Fronteras planetarias: Guiando el desarrollo humano en un planeta cambiante

INTRODUCCIÓN: Existe una necesidad urgente de un nuevo paradigma que integre el desarrollo
continuo de las sociedades humanas y el mantenimiento del sistema terrestre (ES) en un estado
resiliente y acomodaticio. El marco de límites planetarios (PB) contribuye a tal paradigma
proporcionando un análisis científico-basado en el riesgo de que las perturbaciones humanas
desestabilicen el ES a escala planetaria. En este sentido, se actualizan y fortalecen los fundamentos
científicos del marco de la Junta.

RATIONALE: El relativamente estable, 11,700-yearlong Holocene época es el único estado de la ES que


sabemos con certeza puede apoyar a las sociedades humanas contemporáneas. Cada vez hay más
pruebas de que las actividades humanas están afectando al funcionamiento de ES en un grado que
amenaza la resiliencia de la ES—su capacidad de persistir en un estado de Holoceno-semejante frente a
crecientes presiones y choques humanos. El marco PB se basa en procesos críticos que regulan el
funcionamiento del ES. Al combinar un mejor conocimiento científico del funcionamiento de ES con el
principio de precaución, el marco PB identifica niveles de perturbaciones antropógenas por debajo de
los cuales es probable que el riesgo de desestabilización del ES siga siendo bajo "Espacio operativo
seguro" para el desarrollo de la sociedad mundial. Una zona de incertidumbre para cada PB destaca el
área de riesgo creciente. El nivel actual de impacto antropógeno en el ES, y por lo tanto el riesgo para la
estabilidad del ES, se evalúa en comparación con el PB propuesto (véase la figura)

RESULTADOS: Tres de los BP (cambio climático, agotamiento del ozono estratosférico y acidificación de
los océanos) permanecen esencialmente sin cambios desde el análisis anterior. Los límites a nivel
regional, así como los BP agregados globalmente, se han desarrollado para la integridad de la biosfera
(antes "pérdida de biodiversidad"), los flujos biogeoquímicos, el cambio de los sistemas terrestres y el
uso del agua dulce-. En la actualidad, sólo se puede establecer un límite regional (monzón del Asia
meridional) para la carga de aerosoles en la atmósfera. Aunque no podemos identificar un solo PB para
entidades nuevas (aquí definidas como nuevas sustancias, nuevas formas de sustancias existentes y
formas de vida modificadas que tienen el potencial de efectos geofísicos y/o biológicos no deseados), se
incluyen en el marco de las BP, habida cuenta de su potencial para cambiar el estado de las EE. Dos de
los PB—cambio climático e integridad de la biosfera—son reconocidos como PB "centrales" basados en
su importancia fundamental para el ES. El sistema climático es una manifestación de la cantidad,
distribución y balance energético neto en la superficie de la Tierra; la biosfera regula los flujos
materiales y energéticos en la ES y aumenta su resiliencia al cambio abrupto y gradual. Los niveles
antropogénicos de perturbación de cuatro de los procesos/características del ES (cambio climático,
integridad de la biosfera, flujos biogeoquímicos y cambio del sistema terrestre) superan el PB propuesto
(véase la figura).

CONCLUSIONES: Los PB son niveles científicos de perturbación humana de la ES más allá de los cuales el
funcionamiento de ES puede ser alterado sustancialmente. La transgresión de las BP crea así un riesgo
sustancial de desestabilización del estado holoceno de la ES en el que han evolucionado las sociedades
modernas. El marco PB no dicta cómo deben desarrollarse las sociedades. Se trata de decisiones
políticas que deben incluir la consideración de las dimensiones humanas, incluida la equidad, no
incorporadas en el marco de la Junta. No obstante, al identificar un espacio operativo seguro para la
humanidad en la Tierra, el marco de la Junta puede hacer una valiosa contribución a los encargados de
adoptar decisiones para trazar los cursos deseables para el desarrollo de la sociedad.
Estado actual de las variables de control para siete de los límites planetarios. La zona verde es el
espacio operativo seguro, el amarillo representa la zona de incertidumbre (aumento del riesgo), y el rojo
es una zona de alto riesgo-. El propio límite planetario se encuentra en la intersección de las zonas
verdes y amarillas. Las variables de control se han normalizado para la zona de incertidumbre; por lo
tanto, el centro de la figura no representa valores de 0 para las variables de control. La variable de
control mostrada para el cambio climático es la concentración atmosférica de CO2. Los procesos cuyos
límites a nivel mundial aún no se pueden cuantificar están representados por cuñas grises; se trata de
cargas de aerosoles atmosféricos, nuevas entidades y el papel funcional de la integridad de la biosfera.

Limites planetarios: Guiando el desarrollo humano en un planeta cambiante

El marco de límites planetarios define un espacio operativo seguro para la humanidad basado en los
procesos biofísicos intrínsecos que regulan la estabilidad del sistema terrestre. En este sentido,
revisamos y actualizamos el marco de límites planetarios, centrándonos en la ciencia biofísica
subyacente, basada en las aportaciones específicas de las comunidades de investigadores expertos y en
los avances científicos más generales de los últimos cinco años. Varios de los límites tienen ahora un
enfoque de dos niveles, reflejando la importancia de las interacciones de la cruz-escala y la
heterogeneidad regional-nivel de los procesos que sostienen las fronteras. Se han identificado dos
fronteras básicas—, el cambio climático y la integridad de la biosfera—, cada una de las cuales tiene el
potencial de conducir el sistema terrestre a un nuevo estado si se transgreden sustancial y
persistentemente.

El enfoque de la frontera planetaria (BP) (1, 2) tiene como objetivo definir un espacio operativo seguro
para que las sociedades humanas se desarrollen y prosperen, basado en nuestra comprensión evolutiva
del funcionamiento y la resiliencia del sistema terrestre. Desde su introducción, el marco ha sido objeto
de un examen científico [p. ej., (3–7)] y ha suscitado un interés y debates considerables en el marco de
la política, la gobernanza y los sectores empresariales como enfoque para orientar los esfuerzos hacia la
sostenibilidad global (8–10).

En este análisis, desarrollamos aún más el marco básico de PB mediante (i) la introducción de un
enfoque de dos niveles para varios de los límites para tener en cuenta la heterogeneidad regional-nivel;
(ii) la actualización de la cuantificación de la mayoría de los PB; (iii) identificar dos límites básicos; y (iv)
proponer un límite cuantitativo regionallevel para uno de los dos que no se hayan cuantificado
anteriormente (1).

El marco básico: Definición de un espacio operativo seguro

A lo largo de la historia, la humanidad ha enfrentado limitaciones ambientales a nivel local y regional, y


algunas sociedades han enfrentado estos desafíos con más eficacia que otras (11, 12). Más
recientemente, las primeras sociedades industriales solían utilizar las vías fluviales y los vertederos
locales como vertederos de sus desechos y efluentes de los procesos industriales. Esto erosionó la
calidad y la estabilidad del medio ambiente local y regional, amenazando con socavar los avances
logrados mediante la industrialización al dañar la salud humana y degradar los ecosistemas. Finalmente,
esto condujo a la introducción de límites locales o regionales o restricciones sobre lo que podría ser
emitido y extraído del medio ambiente (p. ej., productos químicos que contaminan los vertederos o las
vías navegables) y en qué medida el medio ambiente podría ser cambiado por la modificación humana
directa (cambio suelo-uso/cobertura en los ecosistemas naturales) (13). La regulación de algunos
impactos humanos en el medio ambiente—, por ejemplo, la introducción de contaminantes químicos—
se enmarca a menudo en el contexto de los "límites seguros" (14).

Estas cuestiones siguen existiendo, pero además ahora enfrentamos limitaciones a nivel planetario,
donde la magnitud del desafío es muy diferente. La empresa humana ha crecido tan dramáticamente
desde mediados del siglo XX (15) que el relativamente estable, 11,700-año-largo-época del Holoceno, el
único estado del planeta que conocemos con certeza puede apoyar a las sociedades humanas
contemporáneas, se está desestabilizando (higos. S1 y S2) (16–18). De hecho, se ha propuesto una
nueva época geológica, el Antropoceno (19).

El principio de precaución sugiere que las sociedades humanas serían imprudentes para conducir el
sistema de la Tierra sustancialmente lejos de una condición del Holoceno-como. Una trayectoria
continua lejos del Holoceno podría conducir, con una probabilidad incómodamente alta, a un estado
muy diferente del sistema Tierra, uno que es probable que sea mucho menos hospitalario para el
desarrollo de las sociedades humanas (17,18, 20). El marco de la Junta tiene por objeto ayudar a las
sociedades humanas a alejarse de esa trayectoria definiendo un "espacio operativo seguro" en el que
podamos seguir desarrollándonos y prosperando. Lo hace proponiendo límites para la perturbación
antropógena de los procesos críticos del sistema-Tierra. Respetar estos límites reduciría en gran medida
el riesgo de que las actividades antropógenas pudieran conducir inadvertidamente al sistema terrestre a
un estado mucho menos hospitalario.

Se sugirieron originalmente nueve procesos, cada uno de los cuales está siendo modificado claramente
por las acciones humanas, para formar la base del marco de la Junta (1). Aunque estos procesos son
fundamentales para el funcionamiento del sistema-Tierra, hay muchas otras maneras en que el
funcionamiento del sistema-Tierra podría describirse, incluyendo métricas potencialmente valiosas para
cuantificar la huella humana en él. Estos enfoques alternativos [p. ej., (4)] a menudo representan formas
de explorar y cuantificar las interacciones entre los límites. Pueden proporcionar un valioso
complemento al enfoque original (1) y enriquecer aún más el concepto más amplio de la preselección a
medida que evoluciona.

El marco de la frontera planetaria: Umbrales, reacciones, resiliencia, incertidumbres

Un límite planetario según se define originalmente (1) no es equivalente a un umbral o punto de


inflexión mundial. Como muestra la Fig. 1, incluso cuando es probable que exista un umbral de nivel
global- o continental/oceánico en un proceso Tierra-sistema [p. ej., (20, 21)], el límite planetario
propuesto no se sitúa en la posición del umbral biofísico, sino más bien aguas arriba de él i.e., mucho
antes de alcanzar el umbral. Este tampón entre el límite (el final del espacio operativo seguro, la zona
verde en la Fig. 1) y el umbral no sólo explica la incertidumbre en la posición exacta del umbral con
respecto a la variable de control pero también le da tiempo a la sociedad para reaccionar a las señales
de alerta temprana de que puede estar acercándose a un umbral y el consiguiente cambio abrupto o
riesgoso.

El desarrollo de la ciencia de los signos de la alerta temprana puede advertir de un umbral que se
aproxima o una disminución de la capacidad de un sistema para persistir en condiciones cambiantes-.
Los ejemplos incluyen "desaceleración crítica" en un proceso (22), aumento de varianza (23) y parpadeo
entre estados del sistema (24–26). Sin embargo, para que esa ciencia sea útil en un contexto político,
debe proporcionar tiempo suficiente para que la sociedad responda a fin de alejarse de un umbral
inminente antes de que se cruce (27, 28). El problema de la inercia del sistema—, por ejemplo, en el
sistema climático (18)—debe tenerse en cuenta al evaluar el tiempo necesario para que la sociedad
reaccione a las señales de alerta temprana-.

No todos los procesos Tierra-sistema incluidos en el enfoque PB tienen umbrales singulares a nivel de la
cuenca global/continental/oceánica (1). No obstante, es importante que se establezcan límites para
estos procesos. Afectan a la capacidad del sistema terrestre de persistir en un estado como el Holoceno
en condiciones cambiantes (en adelante "resiliencia") regulando los flujos biogeoquímicos (p. ej., los
sumideros biológicos de carbono terrestres y marinos) o proporcionando la capacidad de los
ecosistemas para tolerar perturbaciones y perturbaciones y seguir funcionando en condiciones abióticas
cambiantes (29, 30). Ejemplos de tales procesos son el cambio de tierra-sistema, el uso de agua dulce,
cambio en la integridad de la biosfera [tasa de pérdida de biodiversidad en (1, 2)], y cambios en otros
flujos biogeoquímicos además de carbono (p. ej., nitrógeno y fósforo). La delimitación de estos procesos
es más difícil que para aquellos con umbrales conocidos de gran escala (21), pero es sin embargo
importante para mantener la resiliencia del sistema Tierra en su conjunto. Como se indica en la Fig. 1,
estos procesos, muchos de los cuales muestran un comportamiento umbral a escala local y regional,
pueden generar retroalimentaciones a los procesos que sí tienen umbrales a gran escala. El ejemplo
clásico es el posible debilitamiento de los sumideros naturales de carbono, que podría desestabilizar aún
más el sistema climático y acercarlo a grandes umbrales [e. g, pérdida de la capa de hielo de
Groenlandia (18)]. Una interesante cuestión de investigación de interés para el marco de la PB es cómo
los cambios de régimen a pequeña escala pueden propagarse a través de escalas y posiblemente
conducir a transiciones a nivel global (31-32).

Una zona de incertidumbre, a veces grande, se asocia con cada uno de los límites (zona amarilla en la
Fig. 1). Esta zona engloba las lagunas y debilidades de la base de conocimientos científicos y las
incertidumbres intrínsecas en el funcionamiento del sistema terrestre. En el extremo "seguro" de la
zona de incertidumbre, los conocimientos científicos actuales sugieren que hay muy pocas
probabilidades de cruzar un umbral crítico o de erosionar sustancialmente la resiliencia del sistema
terrestre. Más allá del fin "peligroso" de la zona de incertidumbre, el conocimiento actual sugiere una
probabilidad mucho mayor de un cambio en el funcionamiento del sistema de la Tierra que podría ser
potencialmente devastador para las sociedades humanas. La aplicación del principio de precaución dicta
que el límite planetario se establece en el extremo "seguro" de la zona de incertidumbre. Esto no
significa que la transgresión de una frontera conduzca instantáneamente a un resultado no deseado,
sino que cuanto más se transgreda la frontera, mayor es el riesgo de cambios de régimen, procesos del
sistema desestabilizados, o la erosión de la resiliencia y el menor número de oportunidades para
prepararse para tales cambios. Las observaciones del sistema climático demuestran este principio en
acción por la influencia del aumento de las concentraciones atmosféricas de gases de efecto
invernadero en la frecuencia e intensidad de muchos fenómenos meteorológicos extremos (17, 18).

Vinculación de las escalas mundial y regional

Los procesos de BP operan a través de escalas, desde cuencas oceánicas/biomas o fuentes/sumideros


hasta el nivel del sistema terrestre en su conjunto. En este sentido, abordamos los aspectos
submundiales del marco de la Junta. Rockström et al. (1) estimaron los límites globales solamente,
reconociendo que las variables de control para muchos procesos son espacialmente heterogéneas. Es
decir, los cambios en las variables de control a nivel subglobal pueden influir en el funcionamiento a
nivel del sistema de la Tierra, lo que indica la necesidad de definir límites subglobales que son
compatibles con la definición de límites a nivel global-nivel. Evitar la transgresión de las fronteras
submundiales contribuiría así a un resultado agregado dentro de un espacio operativo seguro a nivel
planetario-.

Nos centramos en los cinco PB que tienen fuertes escalas operativas regionales: integridad de la
biosfera, flujos biogeoquímicos [denominados anteriormente "fósforo (P) y ciclos de nitrógeno (N) "(1,
2)], cambio de tierra-sistema, uso de agua dulce y carga de aerosoles atmosféricos. En el cuadro S1 se
describe cómo la transgresión de cualquiera de los límites propuestos a nivel submundial afecta al
sistema terrestre a nivel mundial.

En los procesos en que la dinámica submundial puede desempeñar un papel fundamental en la dinámica
mundial, el desafío operacional es captar la importancia del cambio submundial para el funcionamiento
del sistema terrestre. Para ello, proponemos el desarrollo de un conjunto de dos-niveles de variables de
control y límites. Las unidades de análisis a nivel subglobal para estos seis límites no son idénticas;
varían según el papel que desempeñen los procesos en el sistema Tierra: (i) los cambios en la integridad
de la biosfera ocurren al nivel de los biomas basados en tierras, los grandes ecosistemas de agua dulce,
o los principales ecosistemas marinos como la unidad subglobal más grande; (ii) el papel del cambio
directo, humano-impulsado por el suelo-sistema en la regulación biofísica del clima está relacionado
principalmente con los cambios en los biomas forestales; (iii) los flujos y el uso de agua dulce se
producen en el nivel submundial más grande de las principales cuencas fluviales de todo el mundo; y (iv)
los cambios en los flujos biogeoquímicos, ejemplificados por el fósforo y el ciclo del nitrógeno,
agregados de perturbaciones relativamente localizadas pero muy graves en zonas agrícolas intensivas
para afectar a las corrientes mundiales de nutrientes. Reconocemos que estas son regiones críticas para
el funcionamiento del sistema-Tierra. Cuando proceda, las actualizaciones de los límites individuales
(véase más adelante) (33) contienen ahora tanto el valor límite agregado global de la variable de control
como su función de distribución regional. La Figura 2 muestra las distribuciones y el estado actual de las
variables de control para tres de los límites donde la dinámica subglobal es crítica: ciclos
biogeoquímicos, cambio tierra-sistema, y uso de agua dulce.

Hacemos hincapié en que nuestro enfoque subglobal-nivel se basa en la necesidad de considerar este
nivel para entender el funcionamiento del sistema terrestre en su conjunto. Por lo tanto, el marco de la
Junta tiene por objeto complementar, no reemplazar o sustituir, los esfuerzos por abordar las
cuestiones ambientales locales y regionales.

Actualizaciones de los límites individuales

En esta sección se ofrecen breves actualizaciones de los nueve órganos rectores, y en (33) se pueden
encontrar descripciones más detalladas de las actualizaciones de tres de los órganos rectores de
ejecución que han sido objeto de una revisión más amplia. Las cuestiones relativas a la distribución
geográfica examinadas anteriormente son especialmente importantes para cinco de los órganos
rectores, y sus variables y límites de control se han revisado en consecuencia (cuadro 1). El gráfico 3
muestra la situación actual de los siete límites que pueden cuantificarse a nivel mundial.

Cambio climático
Conservamos las variables de control y los límites propuestos originalmente—i.e., una concentración de
CO2 atmosférico de 350 partes por millón (ppm) y un aumento en el forzamiento radiativo de la parte
superior-de-atmósfera de +1.0 W m–2 en relación con los niveles preindustriales (1). La variable de
control de forzamiento radiativo es la más inclusiva y fundamental, aunque el CO2 es importante debido
a su larga vida útil en la atmósfera y a las enormes emisiones humanas. Los cambios humanos del
forzamiento radiativo incluyen todos los factores antropogénicos: CO2, otros gases de efecto
invernadero, aerosoles y otros factores que afectan el balance energético (18). El forzamiento radiativo
es generalmente el más estricto de los dos límites, aunque la relación entre él y el CO2 puede variar con
el tiempo con los cambios en la importancia relativa de los factores de forzamiento radiativo
individuales.

Se han acumulado pruebas que sugieren que la zona de incertidumbre de la variable de control de CO2
debería reducirse de 350 a 550 ppm a 350 a 450 ppm de CO2 (17, 18), manteniendo la zona actual de
incertidumbre del forzamiento radiativo de +1.0 a 1.5 W m–2 en relación con los niveles preindustriales.
Los valores actuales de las variables de control son 399 ppm de CO2 (concentración media anual para
2014) (34) y +2.3 W m–2 (1.1 a 3.3 W m–2 ) en 2011 en relación con 1750 (18). Los cambios observados
en el clima a los niveles actuales de las variables de control confirman la elección original de los valores
límite y el estrechamiento de la zona de incertidumbre del CO2. Por ejemplo, ya se ha producido un
aumento de la intensidad, frecuencia y duración de las ondas de calor en todo el mundo (35); el número
de lluvias intensas en muchas regiones del mundo está aumentando (17); los cambios en las pautas de
circulación atmosférica han aumentado la sequía en algunas regiones del mundo (17)y la tasa de pérdida
de masa combinada de las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida está aumentando (36).

Cambios en la integridad de la biosfera

Proponemos un enfoque de dos componentes, que aborda dos roles clave de la biosfera en el sistema
Tierra-. El primero refleja el papel del material genéticamente único como "banco de información" que
en última instancia determina el potencial de la vida para seguir coevolucionando con el componente
abiótico del sistema terrestre de la manera más resistente posible. La diversidad genética proporciona la
capacidad a largo plazo de la biosfera para persistir y adaptarse al cambio abiótico abrupto y gradual-. La
segunda captura el papel de la biosfera en el funcionamiento del sistema-Tierra a través del valor, el
rango, la distribución y la abundancia relativa de los rasgos funcionales de los organismos presentes en
un ecosistema o biota (7).

Para el primer papel, el concepto de variabilidad de especies filogenéticas (PSV) (7, 33, 37) sería una
variable de control adecuada. Sin embargo, dado que todavía no se dispone de datos globales sobre la
PSV, mantenemos la tasa de extinción mundial como variable de control provisional, aunque se mide de
forma inexacta y con un desfase temporal. Puede haber un riesgo considerable de utilizar la tasa de
extinción como variable de control, porque la diversidad filogenética (y funcional) puede ser más
sensible a las presiones humanas que la diversidad de especies-nivel (38). En principio, el límite debe
fijarse a una tasa de pérdida de PSV no superior a la tasa de evolución de la nueva PSV durante el
Holoceno. Porque eso es desconocido, debemos caer de nuevo en la (imperfectamente) tasa de
extinción conocida de organismos bien-estudiados durante los últimos varios millones de años—
alrededor de 1 por millón de especies-años (39)—y añadir un gran límite de incertidumbre, elevar el
límite a 10 por millón de especies-años. El riesgo es que, aunque el sistema de la Tierra puede tolerar un
nivel superior-que-fondo de extinciones por un tiempo, no sabemos qué niveles de, o tipos de, pérdida
de biodiversidad puede posiblemente desencadenar cambios no lineales o irreversibles en el sistema de
la Tierra.

La segunda variable de control tiene por objeto captar el papel de la biosfera en el funcionamiento del
sistema-Tierra y medir la pérdida de componentes de la biodiversidad tanto a nivel mundial como a
nivel del bioma/gran ecosistema. Aunque se han desarrollado varias variables a escala local para medir
la diversidad funcional [p. ej., (40)], es difícil encontrar una variable de control adecuada a nivel regional
o mundial. Por el momento, proponemos una variable de control provisional, el Índice de intactibilidad
de la biodiversidad (BII) (41). BII evalúa el cambio en la abundancia de la población como resultado de
impactos humanos, tales como el uso de la tierra o los recursos, en una amplia gama de grupos taxa y
funcionales a nivel de bioma o ecosistema usando la abundancia preindustrial como punto de
referencia. El índice suele oscilar entre el 100% (abundancias en todos los grupos funcionales a nivel
preindustrial) y valores más bajos que reflejan la extensión y el grado de modificación humana de las
poblaciones de plantas y animales. Los valores BII para grupos funcionales particulares pueden superar
el 100% si las modificaciones humanas a los ecosistemas conducen a un aumento de la abundancia de
esas especies.

Debido a la falta de evidencia sobre la relación entre BII y respuestas del sistema-Tierra, proponemos un
límite preliminar al 90% del BII pero con un rango de incertidumbre muy grande (90 a 30%) que refleja
las grandes lagunas en nuestro conocimiento sobre la relación BII–Tierra-sistema funcional (42, 43). El
BII se ha aplicado hasta ahora únicamente a los biomas terrestres del África meridional (véase la fig. S3
para una estimación de las presiones humanas agregadas sobre la biosfera terrestre a nivel mundial),
donde el índice (todavía no se desglosa en grupos funcionales) se estimó en un 84%. El BII osciló entre el
69% y el 91% en los siete países donde se aplicó (41). Las observaciones realizadas en todos estos países
sugieren que las disminuciones del BII reflejan adecuadamente los crecientes niveles de degradación de
los ecosistemas, definidos como usos de la tierra que no alteran el tipo de cubierta terrestre, sino que
conducen a una pérdida persistente de productividad de los ecosistemas (41).

Además de seguir trabajando en medidas funcionales como el BII, a largo plazo el concepto de
integridad del bioma—el funcionamiento y la persistencia de los biomas a grandes escalas (7)—ofrece
un enfoque prometedor y, con más investigación, podría proporcionar un conjunto de variables de
control operacional (una por bioma) que sea apropiado, sólido y de base científica.

Agotamiento del ozono estratosférico

Conservamos la variable de control original [concentración de O3 en DU (unidades Dobson)] y límite


(275 DU). Este límite sólo se traspasa sobre la Antártida en la primavera austral, cuando la concentración
de O3 desciende a unos 200 DU (44). Sin embargo, la concentración mínima de O3 ha sido constante
durante unos 15 años y se espera que aumente en los próximos decenios a medida que se repare el
agujero de ozono tras la eliminación gradual de las sustancias que agotan el ozono-. Este es un ejemplo
en el que, después de que se ha transgredido una frontera a nivel regional, la humanidad ha adoptado
medidas eficaces para devolver el proceso al interior de la frontera.

Acidificación oceánica

Este límite está íntimamente vinculado con una de las variables de control, el CO2, para el cambio
climático PB. La concentración de iones libres de H+ en la superficie oceánica ha aumentado
aproximadamente un 30% en los últimos 200 años debido al aumento del CO2 atmosférico (45). Esto, a
su vez, influye en la química de los carbonatos en las aguas oceánicas superficiales. En concreto, reduce
el estado de saturación del aragonito (Warag), una forma de carbonato cálcico formada por muchos
organismos marinos. En Warag < 1, el aragonito se disuelve. No ha surgido nueva evidencia que sugiera
que el límite propuesto originalmente ( 80% de la media preindustrial anual global Warag) debe ser
ajustado, aunque la heterogeneidad geográfica en Warag es importante para vigilar el estado de la
frontera alrededor de los océanos del mundo (fig. S4). Actualmente, Warag es aproximadamente igual al
84% del valor preindustrial (46). Este límite no se traspasaría si se respetara el límite clima-cambio de
350 ppm de CO2.

Flujos biogeoquímicos

El límite original fue formulado para el fósforo (P) y el nitrógeno (N) solamente, pero ahora proponemos
un PB más genérico para abarcar la influencia humana en los flujos biogeoquímicos en general. Aunque
el ciclo del carbono está cubierto en el límite del cambio climático, otros elementos, como el silicio
(47,48), también son importantes para el funcionamiento del sistema-Tierra. Además, cada vez hay más
pruebas de que las proporciones entre elementos del medio ambiente pueden tener efectos sobre la
biodiversidad en la tierra y en el mar (49–51). Por lo tanto, en última instancia, es posible que tengamos
que desarrollar PB para otros elementos y sus proporciones, aunque por ahora nos centramos en P y N
sólo.

En la actualidad se propone un enfoque de dos niveles para el componente P del límite de los flujos
biogeoquímicos (véanse también los materiales complementarios). Se mantiene el límite global-nivel
original, basado en la prevención de un evento anóxico oceánico a gran escala, con el límite propuesto
fijado en un flujo sostenido de 11 Tg P año–1 de los sistemas de agua dulce al océano. Basándonos en el
análisis de Carpenter y Bennett (3), proponemos ahora un límite regional-nivel P adicional, diseñado
para evitar la eutrofización generalizada de los sistemas de agua dulce, a un flujo de 6.2 Tg P año–1 de
fertilizantes (minados P) a suelos erosionables. Dado que la adición de P a las cuencas hidrográficas
regionales proviene casi en su totalidad de fertilizantes, la frontera regional-nivel se aplica
principalmente a las tierras de cultivo del mundo. La tasa global actual de aplicación de P en fertilizantes
a tierras de cultivo es de 14.2 Tg P año–1 (52, 53). Las observaciones apuntan hacia unas pocas regiones
agrícolas de tasas de aplicación P muy altas como los principales contribuyentes a la transgresión de
este límite (Fig. 2 y fig. S5A) y sugerir que una redistribución de P de áreas donde actualmente está en
exceso a áreas donde el suelo es naturalmente P-pobres puede simultáneamente impulsar la producción
de cultivos globales y reducir la transgresión de la frontera P del nivel regional-P (3, 52, 54).

El límite N se ha tomado del análisis exhaustivo de Vries et al. (5), que proponía un PB para la
eutrofización de ecosistemas acuáticos de 62 Tg N año–1 de fijación biológica industrial e intencional de
N, utilizar el criterio de calidad del agua más estricto. En cuanto al límite P, unas pocas regiones agrícolas
de tasas de aplicación N muy altas son los principales contribuyentes a la transgresión de este límite (Fig.
2 y fig. S5B). Esto sugiere que una redistribución de N podría impulsar simultáneamente la producción
mundial de cultivos y reducir la transgresión de la frontera regional.

Debido a que la mayor perturbación antropógena de los ciclos N y P surge de la aplicación de


fertilizantes, podemos analizar los vínculos entre los límites N y P determinados independientemente de
una manera integrada basada en la N:Proporción P en el tejido vegetal en crecimiento de los cultivos
agrícolas. Aplicando esta relación, que es en promedio 11.8 (55), al límite P (6.2 Tg P año–1 ) da un límite
N de 73 Tg N año–1 . Por el contrario, la aplicación de la relación con el límite N (62 Tg N año–1 ) da un
límite P de 5.3 Tg P año–1 . Las pequeñas diferencias entre los límites derivados utilizando la relación
N:P y los calculados de forma independiente, que son probablemente diferencias no significativas dada
la precisión de los datos disponibles para los cálculos, mostrar la coherencia interna en nuestro enfoque
de los límites biogeoquímicos. Más detalles sobre el desarrollo de los límites P y N se da en (33), donde
también hacemos hincapié en que los límites P y N propuestos pueden ser mayores para una asignación
óptima de N (y P) sobre el mundo.

Cambio del sistema-tierra

El límite actualizado de integridad de la biosfera proporciona una restricción considerable sobre la


cantidad y el patrón de cambio de tierra-sistema en todos los biomas terrestres: bosques, bosques,
sabanas, pastizales, arbustos, tundra, etc. La frontera del cambio tierra-sistema se centra ahora más
estrechamente en una restricción específica: los procesos biogeofísicos en los sistemas de tierra que
regulan directamente el cambio climático—de energía, agua, e impulso entre la superficie terrestre y la
atmósfera. La variable de control se ha cambiado de la cantidad de tierras de cultivo a la cantidad de
cubierta forestal restante, ya que los tres principales biomas forestales (56, 57 años de edad). En
particular, nos centramos en los cambios del sistema-tierra que pueden influir en el clima en regiones
más allá de la región donde ocurrió el cambio del sistema-tierra.

De los biomas forestales, los bosques tropicales tienen reacciones sustanciales al clima a través de
cambios en la evapotranspiración cuando se convierten a sistemas no forestales, y los cambios en la
distribución de los bosques boreales afectan al albedo de la superficie terrestre y, por tanto, al
intercambio regional de energía. Ambos cuentan con sólidas telecomunicaciones regionales y
mundiales. El límite del bioma-nivel para estos dos tipos de bosques se ha fijado en el 85% (Cuadro 1 y
los materiales complementarios), y el límite para los bosques templados se ha propuesto en el 50% de la
cubierta forestal potencial, porque se estima que los cambios en los bosques templados tienen una
influencia más débil en el sistema climático a nivel mundial que los cambios en los otros dos principales
biomas forestales (56). Estos límites se cumplirían casi con seguridad si se respetara el límite propuesto
de la integridad de la biosfera del 90% del BII.

Las estimaciones del estado actual de la frontera de cambio del sistema de tierra se dan en Figs. 2 y 3 y
fig. S6 y en (58).

Uso de agua dulce

El límite revisado de uso de agua dulce ha mantenido el uso consumidor de agua azul [de ríos, lagos,
embalses y reservas de agua subterránea renovables (59)] como variable de control global-nivel y 4000
km3 /año como valor de la frontera. Este PB puede ser algo más alto o más bajo dependiendo de los
requerimientos de flujo ecológico de los ríos’ (6). Por lo tanto, informamos aquí de una nueva
evaluación para complementar la PB con un límite de cuenca-escala para la tasa máxima de extracción
de agua azul a lo largo de los ríos, basado en la cantidad de agua necesaria en el sistema fluvial para
evitar cambios de régimen en el funcionamiento de los ecosistemas fluviales-dependientes. Basamos
nuestra variable de control en el concepto de flujos de agua ambiental (EWF), que define el nivel de
flujos fluviales para diferentes características hidrológicas de cuencas fluviales adecuadas para mantener
un estado de ecosistema justo-a-bueno (60–62).
Se utilizó el método de flujo mensual variable (VMF) (33, 63) para calcular el límite de cuenca-escala
para el agua. Este método tiene en cuenta la variabilidad intra-anual al clasificar los regímenes de flujo
en los meses de flujo alto-, intermedio y bajo-flujo y asignar el EWF como un porcentaje del flujo
mensual medio (MMF). Sobre la base de este análisis, las zonas de incertidumbre para el límite hídrico a
escala fluvial se establecieron en un 25-55% de MMF para el régimen de bajo flujo, 40 a 70% para el
régimen de flujo intermedio y 55-85% para el régimen de alto flujo (tabla S2). Los límites se
establecieron en el extremo inferior de los rangos de incertidumbre que abarcan el EWF mensual
promedio. Nuestras nuevas estimaciones del estado actual del límite de uso del agua—calculadas sobre
la base de estimaciones específicas de células de red–de extracciones de agua agrícolas, industriales y
domésticas—se muestran en Figs. 2 y 3, con detalles en higos. S7 y S8.

Carga de aerosoles atmosféricos

Los aerosoles tienen efectos muy conocidos y graves para la salud humana, lo que provoca alrededor de
7.2 millones de muertes por año (64). También afectan el funcionamiento del sistema de la Tierra de
muchas maneras (65) (fig. S9). En este sentido, nos centramos en el efecto de los aerosoles en la
circulación oceánico-atmosférica regional como justificación de un límite de aerosoles separado.
Adoptamos la profundidad óptica del aerosol (AOD) (33) como variable de control y utilizamos el
monzón del sur de Asia como estudio de caso, basado en el potencial de la carga generalizada de
aerosoles sobre el subcontinente indio para cambiar el sistema monzón a un estado más seco.

El fondo AOD sobre el sur de Asia es ~0.15 y puede ser tan alto como 0.4 durante los eventos volcánicos
(66). Las emisiones de carbono negro y carbono orgánico procedentes de la cocción y el calentamiento
con biocarburantes y del transporte diésel, así como las emisiones de sulfatos y nitratos procedentes de
la combustión de combustibles fósiles, pueden aumentar el promedio estacional de AOD hasta 0,4.
(mayor durante los períodos volcánicos), lo que conduce a la disminución de 10 a 15% de la radiación
solar incidente en la superficie (fig. S9). Una disminución sustancial en la actividad del monzón es
probable alrededor de un AOD de 0.50, un aumento de 0.35 sobre el fondo (67). Tomando un enfoque
preventivo hacia las incertidumbres que rodean la posición del punto de inflexión, proponemos un
límite a una AOD de 0.25 (un aumento debido a las actividades humanas de 0.1), con una zona de
incertidumbre de 0.25 a 0.50. La AOD media anual es actualmente de aproximadamente 0.3 (66), dentro
de la zona de incertidumbre.

Introducción de entidades novedosas

Definimos entidades novedosas como nuevas sustancias, nuevas formas de sustancias existentes y
formas de vida modificadas que tienen el potencial de efectos geofísicos y/o biológicos no deseados. La
introducción antropógena de entidades novedosas en el medio ambiente es motivo de preocupación a
nivel mundial cuando estas entidades exhiben (i) persistencia, (ii) movilidad a través de escalas con las
consiguientes distribuciones generalizadas, y (iii) impactos potenciales sobre los procesos o subsistemas
Tierra-sistema vitales. Estos potencialmente incluyen sustancias químicas y otros nuevos tipos de
materiales u organismos [p. ej., (68–71)] no conocidos previamente por el sistema terrestre, así como
elementos que se producen naturalmente (por ejemplo, metales pesados) movilizado por actividades
antropógenas. Los riesgos asociados con la introducción de entidades novedosas en el sistema de la
Tierra se ejemplifican por la liberación de CFC (clorofluorocarbonos), que son productos químicos
sintéticos muy útiles que se consideraron inofensivos pero que tenían imprevistos, impactos dramáticos
en la capa de ozono estratosférico. En efecto, la humanidad está ejecutando repetidamente tales
experimentos global-escala pero todavía no aplicando las percepciones de la experiencia previa a las
nuevas aplicaciones (72, 73).

Hoy en día hay más de 100,000 sustancias en el comercio global (74). Si se incluyen nanomateriales y
polímeros plásticos que se degradan a microplásticos, la lista es aún más larga. También hay una
"intensificación química" debido al rápido aumento de la producción mundial de productos químicos, la
expansión de la distribución mundial como productos químicos o bienes de consumo, y el amplio
comercio mundial de desechos químicos (75).

En los últimos años ha habido un creciente debate sobre los efectos a escala mundial de la
contaminación química, lo que ha llevado a pedir la definición de criterios para identificar los tipos de
sustancias químicas que probablemente sean problemáticas a nivel mundial (76-77). Persson et al. (73)
propusieron que hay tres condiciones que deben cumplirse para que un producto químico plantee una
amenaza al sistema Tierra: (i) el producto químico tiene un efecto disruptivo desconocido en un proceso
vital Tierra-sistema; (ii) el efecto perturbador no se descubre hasta que no sea un problema a escala
mundial; y (iii) el efecto no es fácilmente reversible. El reto para la comunidad investigadora es
desarrollar la base de conocimientos que permita el cribado de sustancias químicas, antes de que sean
liberadas al medio ambiente, por propiedades que pueden predisponerlas a convertirse en problemas
globales.

Como primer paso para hacer frente a este desafío, las tres condiciones descritas anteriormente se han
utilizado como base para identificar escenarios de contaminación química que cumplan las condiciones y
como paso siguiente para identificar perfiles químicos que se ajusten a los escenarios (28). Esta
propuesta constituye un primer intento de añadir la perspectiva Tierra-sistema al evaluar el peligro y el
riesgo de los productos químicos y ofrece una visión para un enfoque sistemático de una situación de
gestión compleja con muchas incógnitas.

A pesar de estos avances en el desarrollo de un enfoque orientado al sistema de tierra–, todavía no hay
un análisis global-global de la contaminación química sobre el cual basar una variable de control o un
valor límite. También puede servir de poco para definir valores límite y variables de control para un
límite planetario de esta complejidad. Sin embargo, hay una amenaza potencial de entidades nuevas
para interrumpir el funcionamiento del sistema-Tierra y la sociedad necesita aprender cómo mitigar
estos riesgos desconocidos y manejar los productos químicos bajo incertidumbre (28, 73).

Pueden considerarse algunas medidas preventivas y de precaución. Estos pueden incluir un mayor
enfoque en la química verde (78), encontrar sinergias con las intervenciones de reducción de riesgos en
otros campos como la salud ocupacional (79), prestando más atención al aprendizaje de errores
anteriores (80, 81), e invertir en ciencia para comprender y monitorear mejor los procesos vitales del
sistema-Tierra con el fin de poder detectar los efectos perturbadores de entidades nuevas lo antes
posible.

Jerarquía de los límites

Un análisis de las muchas interacciones entre los límites (cuadro S3 y fig. S10) sugiere que dos de ellos—
cambio climático e integridad de la biosfera—son fenómenos de nivel sistémico emergente altamente
integrados que están conectados a todos los otros PB. Operan al nivel de todo el sistema terrestre (7) y
han coevolucionado durante casi 4 mil millones de años (82). Están regulados por los otros límites y, por
otro lado, proporcionan los sistemas globales de nivel-planetario dentro de los cuales operan los otros
procesos de frontera. Además, los grandes cambios en el clima o en la integridad de la biosfera
probablemente, por sí solos, expulsarían al sistema terrestre del estado del Holoceno. De hecho, las
transiciones entre períodos en la historia de la Tierra a menudo han sido delineadas por cambios
sustanciales en el clima, la biosfera, o ambos (82, 83).

Estas observaciones sugieren una jerarquía de dos niveles de límites, en los cuales el cambio climático y
la integridad de la biosfera deberían ser reconocidos como límites planetarios centrales a través de los
cuales operan los otros límites. El cruce de uno o más de los otros límites puede afectar seriamente al
bien-ser humano y puede predisponer la transgresión de un límite (es) del núcleo pero no conduce por
sí mismo a un nuevo estado del sistema de la Tierra. Este enfoque jerárquico para clasificar los límites se
hace más claro al examinar con más detalle las funciones del clima y la integridad de la biosfera en el
funcionamiento del sistema terrestre.

El sistema climático es una manifestación de la cantidad, distribución y balance neto de energía en la


superficie de la Tierra. La cantidad total de energía establece las condiciones generales para la vida. En el
clima actual de la Tierra, una gama de temperaturas superficiales globales y presiones atmosféricas
permite que las tres fases del agua estén presentes simultáneamente, con el hielo y el vapor de agua
jugando papeles críticos en la retroalimentación física del sistema climático. La distribución de energía
por latitud, sobre la tierra y la superficie del mar, y dentro del océano juega un papel importante en la
circulación de los dos grandes fluidos, el océano y la atmósfera. Estas características físicas sistémicas
son determinantes espaciales clave de la distribución de la biota y la estructura y el funcionamiento de
los ecosistemas y son controladores de los flujos biogeoquímicos.

La integridad de la biosfera también es crucial para el funcionamiento del sistema terrestre, donde la
biosfera se define como la totalidad de todos los ecosistemas (terrestres, de agua dulce y marinos) de la
Tierra y su biota (32). Estos ecosistemas y la biota desempeñan un papel fundamental en la
determinación del estado del sistema de la Tierra, la regulación de sus flujos materiales y energéticos y
sus respuestas al cambio abrupto y gradual (7). La diversidad en la biosfera proporciona resiliencia a los
ecosistemas terrestres y marinos (83, 84). La biosfera no sólo interactúa con los otros límites
planetarios, sino que también aumenta la capacidad del sistema terrestre para persistir en un estado
dado bajo cambios en estos otros límites. La base última para los muchos papeles que la biosfera juega
en la dinámica de la Tierra-sistema es el código genético de la biota, el banco de información básica que
define el papel funcional de la biosfera y su capacidad para innovar y persistir en el futuro.

Límites planetarios en un contexto social Un enfoque propuesto para los objetivos de desarrollo
sostenible (ODS) (85) sostiene que el funcionamiento estable del sistema de la Tierra es un requisito
previo para las sociedades prósperas de todo el mundo. Este enfoque implica que el marco PB, o algo
parecido, tendrá que aplicarse junto con la consecución de metas dirigidas a necesidades humanas más
inmediatas, como la prestación de servicios limpios, energía asequible y accesible y el suministro
adecuado de alimentos. El desarrollo mundial dentro de los límites biofísicos de un sistema estable de la
Tierra siempre ha sido una necesidad [p. ej., (86, 87)]. Sin embargo, sólo recientemente, por una serie
de razones, se ha hecho posible identificar, evaluar y cuantificar los riesgos de cambios abruptos de
nivel-bioma y planetario debido al rebasamiento de parámetros clave del sistema-Tierra: (i) la
emergencia de global-cambiar el pensamiento y el pensamiento Tierra-sistema (88); (ii) el ascenso de "el
Planetario" como un nivel relevante de comprensión del sistema complejo (89–92); y (iii) los efectos
observables del rápido aumento de las presiones humanas sobre el planeta (16).

El enfoque de la BP está integrado en este contexto social emergente, pero no sugiere cómo maniobrar
dentro del espacio operativo seguro en la búsqueda de la sostenibilidad global. Por ejemplo, el marco PB
todavía no tiene en cuenta la distribución regional del impacto o sus pautas históricas. El marco PB
tampoco tiene en cuenta las cuestiones más profundas de equidad y causalidad. Los niveles actuales de
los procesos fronterizos, y las transgresiones de las fronteras que ya han ocurrido, son desigualmente
causados por diferentes sociedades humanas y diferentes grupos sociales. Los beneficios de la riqueza
que han traído estas transgresiones también se distribuyen de manera desigual social y
geográficamente. Es fácil prever que la distribución desigual de la causalidad y los beneficios continuará,
y estos diferenciales seguramente deben ser abordados para que un estado Holoceno-como el de la
Tierra-sistema sea exitosamente legitimado y mantenido. Sin embargo, el marco PB, tal como se
interpreta actualmente, no proporciona ninguna orientación sobre cómo se puede lograr esto [aunque
se han observado algunas sinergias potenciales (54)], y no puede utilizarse fácilmente para elegir entre
vías de maniobra fragmentaria dentro del espacio operativo seguro o cambios más radicales de la
gobernanza global (93).

La naturaleza del marco de presupuesto rectificativo implica que deben observarse dos precauciones
importantes cuando se proponga la aplicación del marco a las políticas o la gestión: interacción y escala
de los límites.

Interacciones fronterizas

El marco de los límites planetarios surge de la evidencia científica de que la Tierra es un sistema único,
complejo e integrado—es decir, los límites operan como un conjunto interdependiente [e.g., (94)]
(cuadro S1 e fig. S10). Aunque un análisis sistemático y cuantitativo de las interacciones entre todos los
procesos para los que se proponen límites sigue estando más allá del alcance de la capacidad actual de
modelización y observación, el sistema terrestre funciona claramente en-Estados definidos en los cuales
estos procesos y sus interacciones pueden crear reacciones estabilizadoras o desestabilizadoras (16, 90,
95). Esto tiene profundas consecuencias para la sostenibilidad mundial, porque hace hincapié en la
necesidad de abordar múltiples procesos ambientales que interactúan simultáneamente (p.ej., la
estabilización del sistema climático requiere una gestión forestal sostenible y ecosistemas oceánicos
estables).

Escala

El marco de la presupuestación presupuestaria no está concebido para ser "rebajado" o "desagregado" a


niveles más pequeños, como las naciones o las comunidades locales. Dicho esto, el marco PB reconoce
la importancia de los cambios a nivel de subsistemas en el sistema Tierra (p. ej., biomas o grandes
cuencas fluviales) en el funcionamiento del sistema Tierra en su conjunto. Asimismo, hay argumentos
sólidos en favor de un enfoque integrado que combine las definiciones de fronteras a nivel regional y
mundial con los objetivos de desarrollo para permitir la aplicación de la "reflexión de las BP" a nivel
(naciones, cuencas y regiones) donde más comúnmente ocurre la acción política [p. ej., (85, 96)].

Esta actualización del marco de PB es un paso en una evolución a más largo plazo del conocimiento
científico para informar y apoyar los objetivos y vías de sostenibilidad global-. Esta evolución es más
necesaria que nunca; hay graves lagunas en la aplicación de muchas políticas ambientales mundiales
relacionadas con las donde las tendencias problemáticas no se detienen o se invierten a pesar del
consenso internacional sobre la urgencia de los problemas. La perspectiva de restricciones más estrictas
de los recursos y el aumento de los peligros ambientales también está convirtiendo inevitablemente la
atención en la equidad social global y la administración planetaria del sistema de vida-apoyo de la
Tierra. Es necesario contar con una base de pruebas verdaderamente mundial, con una integración
mucho mayor entre las cuestiones, a fin de responder a estos desafíos mundiales. Nuevas iniciativas de
investigación [p. ej., Future Earth (www.futureearth.org)] proporcionan evidencia de que la ciencia
puede responder a esta necesidad mediante la aplicación de la Tierra-investigación de sistemas para
avanzar en una nueva generación de análisis globales integrados y explorar opciones para
transformaciones hacia la sostenibilidad. Esta es una señal clara de que, a medida que los riesgos del
Antropoceno para el bienestar humano se vuelven más claros, la investigación está madurando hasta un
punto en el que un paso sistémico-el cambio es posible—y necesario—en la exploración y definición de
un espacio operativo planetario seguro y justo para el desarrollo ulterior de las sociedades humanas.

Resumen de los métodos

Nuestro enfoque para construir el marco de límites planetarios se describe arriba. Hemos aplicado el
marco mediante una evaluación y síntesis de expertos del conocimiento científico de los procesos
biofísicos intrínsecos que regulan la estabilidad del sistema terrestre. Nuestro enfoque preventivo se
basa en el mantenimiento de un estado Holoceno del sistema Tierra y en una evaluación del nivel de
cambio humano-impulsado que podría desestabilizar este estado-. Para el PB del cambio climático, ya
hay mucha literatura en la que basar tal evaluación. Para otros, como el ozono estratosférico, la
acidificación de los océanos, las tasas de extinción y los ciclos P y N, hemos utilizado estimaciones de los
valores preindustriales de la variable de control como base del Holoceno. Cuando existen y se han
estudiado umbrales grandes e indeseables (p. ej., capas de hielo polares, selva amazónica, disolución
aragonita, aerosoles atmosféricos y el monzón del Asia meridional), pueden proponerse fácilmente
límites cuantitativos. Para otros, donde la atención se centra en la erosión de la resiliencia Tierra-
sistema, los límites son más difíciles (pero no imposibles) de cuantificar, como se refleja en zonas de
incertidumbre más grandes.

Utilizamos evaluaciones a gran escala de los impactos de las actividades humanas sobre el
funcionamiento del sistema-Tierra [p. ej., el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio
Climático (17, 18), la síntesis del Programa Internacional de Geosfera-Biosfera (16) y los productos
químicos (75, 80)] como fuentes de entendimiento a nivel de comunidad-nivel sobre las cuales proponer
PB. Nuestra actualización también se ha basado en las evaluaciones post-2009 de los límites individuales
por parte de las comunidades de expertos pertinentes; ejemplos incluyen fósforo (3), nitrógeno (5),
integridad de la biosfera (7), uso del agua dulce (5, 63) y nuevas entidades [con un enfoque en
productos químicos (28, 73)]. Por último, se han llevado a cabo algunos análisis nuevos específicamente
para este documento: (i) un PB de uso de agua dulce basado en el enfoque EWF (33, 63); (ii) la
vinculación del fósforo y los límites del nitrógeno a través de la relación N:P en el cultivo del tejido (33);
y (iii) el uso de los principales biomas forestales como base para el cambio tierra-sistema PB (33).

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