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CHICAGO BOYS

A finales de la década de los 70 ocurre el “milagro chileno”, el resurgimiento económico


de un país que después de años de gobiernos intervencionistas estaba en la ruina como
las realizadas en el periodo de Pinochet, son repudiables, sin embargo, es conveniente
reconocer lo que se logró en el gobierno del mismo.
Los llamados “Chicago boys” son los protagonistas de esta historia. Un grupo de
economistas de la Universidad Católica de Chile que después de haber sido alumnos en
la Universidad de Chicago, regresaron a su país para realizar uno de los mayores
cambios que en materia económica se hayan ejecutado en América Latina.
En 1973 Pinochet asume el poder. Las políticas aplicadas al inicio fueron de carácter
estatista. Sin embargo, los “Chicago boys” lograron convencer al mandatario y a la cúpula
del gobierno de que la naturaleza humana es la economía de mercado.
El Chile de 1973, el que recibieron estos liberales, tenía una inflación de 340%, muy
cercana al nivel que en la actualidad presenta Venezuela. La escasez era abundante y la
crisis que inicia a principios de los 70, con el gobierno de Allende, afectaba a toda la
población. A partir de 1975, un año después de que comenzaran las reformas liberales, el
crecimiento y la recuperación del país suramericano es tal, que se le bautiza como el
“milagro chileno”. Liberar los precios para que haya incentivos para producir. Esa fue una
de las primeras luchas de Sergio de Castro, uno de los “Chicago boys”, el control de
precios es una medida común en los regímenes comunistas, ocurre ahora en Venezuela.
Otro de los pilares del “milagro chileno” fue la apertura de los mercados. Chile se abrió a
la competencia. El país bajó unilateralmente sus aranceles. Se retiró del Pacto Andino y
sus empresarios tuvieron que aprender a competir, la apertura de los mercados trajo
inmensos beneficios al país suramericano: mayor competitividad, menores precios y
mayor calidad.
Se llevó a cabo además una gran reforma laboral y pensional. José Piñera, ministro de
Trabajo es el arquitecto de la desarticulación de grandes centros de poder de la
burocracia social y de la flexibilización del mercado laboral que permitió que en Chile
fuera más fácil la movilidad entre empleos y que se promoviera la competencia. Es
también el ideólogo del nuevo sistema pensional privado. Antes de Piñera el sistema de
pensiones era el clásico de reparto estatal: una especie de esquema ponzi en el que el
dinero de los trabajadores activos financia la jubilación de los retirados. En la actualidad,
en Chile, la pensión de los trabajadores depende de lo que han ahorrado toda su vida.
Y por último, podemos hablar de las privatizaciones y el recorte del gasto estatal,
reformas fundamentales para cualquier liberal. Reducción del gasto público en un 20%,
despido del 30% de los empleados estatales, liquidación del sistema de ahorro y
préstamos de vivienda. Todo esto acompañado de la privatización de la energía, el
transporte aéreo, empresas mineras, diversas compañías de servicios y el sector de las
telecomunicaciones.
Los hechos son innegables; Chile es la nación más próspera de América Latina. En la
actualidad, cuenta con el PIB per cápita más elevado de la región.

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