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CURSO DE

D ERECH O CIVIL
PRIMER AÑO
SEGÚN EL PROGRAMA APROBADO POR LA FACULTAD
DE DERECHO DE LA UNIVERSIDAD DEL ESTADO

Explicaciones de la clase de don

ALFREDO BARROS ERRAZURIZ


Profesor del ramo en la Universidad Católica de Santiago

CUARTA EDIClON GORREGlDA y AUMENTADA

EDITORIAL NAS CIMENTO


SANTIAGO 1930 CHILE
DEDICATORIA

Dedico este libro a mis alumnos de la


Universidad Católíca, donde be profesado la
Cátedra de Código Civi1, desde el 2f de
Abril de 1904.

EL AUTOR.

Índice
BIBLIOGRAFIA DEL CODIGO CIVIL CHILENO

Bello· Andiés.-Obras completas. Volumen XL-Proyectos de


Código Civil:-Esta obra, precedida de una introducción de don
Miguel Luis Amunátegui, contiene los siguientes trabajos:
1. o Proyecto dé la sucesión por causas de muerte, publicado antes
en' «El Araucano», desde el 21 de Mayo de 1841 hasta el 19
de Agosto de 1842. Este proyecto va' acompañado de numerosas
notas explicativas puestas por Bello.
'. 2. o Proyecto de los contratos y obligaciones cOnlJencionales, que ha-
bía sido publicado en «El Araucano:., desde el 26 de Agosto de 1842
hasta. el 19 de Díciembre de 1845, en que se interrumpió.
3. o Proyecto de la sucesión por causas de muerte, Impreso antes
en Santiago en Noviembre de 1846.
4. o Proyecto de los contratos y obligaciones condiCionales. impreso
anteriormente en Santiago en Agosto de 1847.
Obras completa.s.-Volumen XII.-Proyecto de Código Civil del
año '1853. Va preéedido' de una introducción de don Miguel Luis
Amunátegui. Al texto del proyecto se han agregado notas que in~
dican la fuente de donde se han tomado algunas de sus disposi~
ciones. '
, Obras completas.-VoJumen XII l.-Proyecto inédito de Códi-
'go CiviL---Se inicia; como los anteriores con una introduccion de
don' 'Miguel Luis Amunátegui, la que se hace notar por el acopio
de 'datos que preSénta. El proyecto inédito es el que sirvió de base
definitiva para el que fué presentado a las cámaras. Va acompañado
tru'l1bién de numerosas notas que indican el origen que se tuvo en
vista para .adoptar algunas djsposiciones.
;' .Adetnas de· esfos trabajos, don Andrés Bello publicó muchos
y variados artículos sobre cuestiones relacionadas con el Derecho
8 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

Civil, señalándose entre ellas la controversia sostenida con don


Miguel María Güemes, sobre la sucesión por cauSa de muerte, el
artículo sobre hipotecas y privilegios y otro sobre prelación de cré-
ditos Todos estos opúsculos se encuentran en el tomo lX de l'as
Obras Completas de Bello.
Finalmente. hay que agregar el Mensaje con que el Gobierno
presentó al Congreso el proyecto de C6digo Civil, que' es Utla obra
acabada de redacción, erudición y ciencia.
López Vitalieio A.--Raz6n y fuente de la tey.-Es una cotícot-
dancia del Código Civil con fos diversos proyectos que le . prt~die­
ron y las fuentes de éstos. Presta mucha utilidad para conocet"
la historia de cada artículo y-sus variaciones.
Fabres José Clemente. - Obras completas Imprenta Qrvan~
tes, 1908. Tomo l.-Derecho Internacional Privado. Es· un comert~
tario a los artículos 14, 15, 16, 17 Y 18 del C6c1igo Civil y consti-
tuye el mejor ~rabajo sobre esta materia que se haya efectuado en
Chile. Fué premiado por la Universidad. Lleva agregado al firtal
un anexo con numerosoS e interesantes datos sobre Derecho Inttma-
cional Privado.
La porción conyugal. Tomo II de las obras completas.
Es un comentario al párrafo 2.0 del titulo V, Libro III del
Código Civil. en apoyo de su doctrina acerca de la incompatibili-
dad en que se encuentra el cónyuge sobrevíviente para percibir al
mismo tiempo porción conyugal y cuarta de libre disposíci6n en la
herencia del cónyuge premuerto.
Derecho de los hijos naturales.-De la nulidad y recición.~Nuli­
dad de un testamento cerrado.-Efectos de la nulidad absoluta, Tomo
111 de las Obras Completas. Son muy importantes los dos primeros
trabajos, que fueron premiados por la Universidad de Chile..-
1nstituciones de Derecho Civil Chileno. Torno IX y X de las
Obras Completas.-Como lo previene su autor en el prólogo, este
trabajo no tiene por fin explicar el Código, sino darle ·la forma ade-
cuada a la enseñanz<:l, esto es, un resumen de las disposiciones se-
gún el orden rigurosantente lógico de las ide~s. Contienen. los dos
tomos i 67 notas explicativas, las que ~ uno dedos m~ores cQtneh:-
tarios a nuestro Código Civil.
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO .9

Gormaz y Gutiérrez de Espejo Valentín.-Indice alfabético


de {as materias contenidas en el Código Civil Chileno.-ValparáÍso,
imprenta del Comercio, 1857.
Gormaz.., Gutiérrez de Espejo Manuel.-Indice del Código Civil.
Santiago, Imprenta Nacional. 1857.
Gon~lez Florentino.-Diccionario de Derecho Civil Chileno.-
Valparaiso, Imprenta del Comercio, 18ó2.-Contiene numerosas
incorrecciones, que fueron apuntadas por don Andrés Bello; pero es
una guía útil para buscar las diversas materias de que trata el Co-
digo Civil.
Lasfarria. José Victormo.-I nstitulos de Derecho Civil Chileno.--
Urna, Tipografía del Comercio, 1863; 2. a edicion, hecha en Gante
en 1864. Obra de poco interés. Don Enrique Cood publicó en 1865
un folleto señalando los numerosos errores que contiene esta obra.
Chacón•. Jacinto.-Exposición razonada JI estudio mmparativo del
Código Ovil Chileno. Imprenta del 1\1ercurio, 1868, Valparaíso;
2.a edicion en 1881 por la misma imprenta. El tercer tomo se editó
por la Imprenta Gutenberg en 1882. Se hizo una nueva edición de
la obra, en dos tomos, el año 1890 por la Imprenta Nacional. Es
un comentario a los 950 primeros artículos del CocIigo Civil, y aun-
que muy citado y elogiado por algunos, su mérito es bastante dis-
cutido hoy día,
Alfonso. Pauüno. - Explicaciones del Código C;ivil.-Santiago,
Imprenta Cervantes, 1882. Este comentario, precedido de una re-
seña histórica de la formación del Código Civil, alcanza sólo hasta
su artículo 545, Y ha sido tomado de las lecciones dadas por don
Clemente F abres y don Enrique Cood.
Armas; Juan Antonio.-Comentarios de siete titulos del Código
Civil, Santiago, Imprenta La Unión, 1886.-Comenta, además de!
título prdirntnar, hasta el título IV y la Ley de 1'vfatrimonio Civil.
Cood. Enrique.-Antecedentes legislatit1os.} trabajos preparatorios
del Código Civil de CAile.-Tomo L, Santiago, Imprenta Victoria,
1883. Proporciona mucha utilidad para conocer la historia del
Código. Contiene numerosas comunicaciones y documentos pu-
blicados desde 1830 sobre codificación, el Proyecto publicado en
¡'SI Araucano" en 1841 sobre sucesión por causa de muerte y sobre
10 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

los contratos, y la controversia .por la prensa entre don Andrés Be-


lIo y don Manuel GÜemes. El segundo tomo no se ha publicado.
El C6digo Civil ante la Universidad.-Santiago, Imprenta Chile-
na., 187 l.-Contiene las mernori~ publicadas hasta 1870 en los Ana-
les. Hay ahí interesantes estudios sobre Derecho Civil. En 1877 se
hizo uná edición de esta obra en Bogotá con'un pr61ogode doh Ra-
món Gómez .
. Latorre, Enrique.-Memorias· y discursos.uniwersitarios sobre el
C6dígo Civil.-Santiago, Imprenta de la Uni6n, 1888.-..LDos tomos:
El primero es una recopilación de estudios sobre las materias de- que
tratan los libros 1, II Y III del Código Civil; en que se mse"x,ta el
trabajo tan elogiado de don Bemardo Lira, .titulado -"Necesidad de
revisar el Código Civil". El tomo segundo contiene los I
trabajos
.
pu-
blicados hasta ese año en los Anales sobre el Libro IV del C6digo,
Amunitegui, Miguel Lnls.-Don Andrés Bel'lo· y ~l C6dlg". Ci- .
vil.-Santiago, Imprenta Cervantes, 1885.-Es una serie de articulos
en que se estudian y comentan algunas materias del Código Civil,
según manuscritos y apuntes dejados por don Andrés Bello.-
Impetfeciones y erratas del C,6digo Civil. - Santiago, Imprenta
Cervantes, 1894. Exposición por orden numérico de artículos, de los
errores de redacción o incorrecciones conténidos en el Código Civil
y que indicó el propio don Andrés Bello. Contiene también algunas
imperfecciones señaladas por don Bernardo Lira' elIl' Su discUrso so-
bre la necesidad de revisar el Código Civil, como asimismo. otras
apuntadas por el señor Amunátegui.
La formaci/m de loo acervos. en la partición de una herencia.-
Santiago, Imprenta Cervantes, 1889. Interesante estudio sobretsta
materia,sacado de manuscritos de.i ados por' el 'sellor: Bello y ·que, por
lo mismo, cqnstituyen la-verdadera doctrina sobre el particular.
Los cincuenta primerós artículos del C6digo Civil explicados por su
autor Valparaíso, Imprenta del Mercurio,. 1878. ··ESuna. ,serie de
notas explicativas de esos artículos dejados en borrador por; don An-
drés Bello,
Aguirre Vargas. Callos.-Obras jurídicas:-Satltiago, 1891: Un
tomo, Contiene :a) Las asignaciones alimenticias . forzosas y la por-
ción conyugal; b) ¿Son compensables los alimentos (orzosos?;c)pre-
DERECHO CIVIL PRIMER· AÑO 11

lación de créditos; d) prescripción adquisitiva de dominio; e) cente~


narío de don Andrés Bello. El Filósofo
Vera, Robustiano.-Comentarío del Codigo Civil.-Santiago. Im-
prenta Gutenberg, 1894.-7 tomos, Notas explicativas sobre cada uno
de los artículos del Código Civil.
Sánchez, Alejandro.-Explicaciones del Código Civil,--Valparaíso,
Librería del Porvenir, 1897 . .Notas explicativas de bastante impor-
tancia a los Libros I y IUy algunos títulos del Libro IV, ·tomad8$
en clase de los profesores Cood, Fabres, Claro Solar. Urrutia, Fabres
Francisco y Richard.
DáviJa, ,Osear y Cañas Rafael.-Notas explicativas al Libro ¡V
del Código Civil.-Santiago, Imprenta Caldera, 1901, .
Claro Solar, Luis.-Explicaciones de Derecho Civil Chileno y
comparado.-Cinco tomos. Santiago, Imprenta Roma, 1898-1927.
Claro Salas, Héctor.-Elementos de DerechoCivil.--Primer ~
mo.-Imprenta Cervantes, ·1912.
Borja. Luis Fl,llipe.-Estudios sobre el Código Civil Chileno.-
París, Imprenta Roger y Chernovitz, 190L-Abarca el título preli-
minar y todo el Libro, 1 Borja, 'jurisconsulto 'ecuatoriano c!e renom-
bre )-lniversal, emprendió la obra de comentar el C6digo Civil Chile-
no, porque lo considera como el ,.:Derecho Civil sud-americano>, SU'-
puesto que todos' los códigos. de est~ continente, salvo el peruano,
han sido inspirados en él. Sólo alcanzó a publicar la materia indicada
al principio, pero dejó los borradores de la obra completa, que debía
comprender 33 volúmenes. Sin duda es, el comentario mejor que se
ha hecho sobre nuestro Codigo, bien que se nota la falta de relación
con la jurisprudencia chilena.
Además de estos trabajos, se han publicado estudios, sobre ma-
terias determinadas del Código Civil, como son por ejemplo, «Algu-
nos efectos de la ley», de don Melchor Concha y Toro; «Estudios
sobre la Ley de Matrimonio Civil», por don Enrique Latorre; «De
la compraventa», por don Marcial Martínez; "Cesión de, créditos
personales~, por don Carlos Aldun?te Solar; «Los Fideicomisos»,por
don Manuel Egidio Ballesteros, etc.; a los que podríamos agregar no
pocas memorias de prueba para optar aJ grado de Licenciado en Le-
yes,que tratan detenidamente artículos diversos. Entre ellas debemos
12 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

citar especialmente las de D. Arturo Alessandri R, sobre la compra-


venta y la de D. Gonzalo Barriga E., sobre la sociedad conyugal.

EDICIONES DEL CODIGO CIVIL

Edición oficial de 1856, Santiago.


Código ChU de la República de Chile, por don Ambrosio Rodrí-
guez, Santiago, Imprenta Chilena, 1858. Lleva el Mensaje y las notas
in~rtas en el proyecto de 1853.
Códip Ci'til de la Repúbliea, de Chile, por don Manuel A.muná-
tegui. Santiago. imprenta de "El Mercurio", 1877. Lleva el Mensaje,
Reglamento del Conservador de Bienes Raíces,' reyes sobre efecto re-
troactivo de la ley y sobre habilitacióri de edad. las notas del pro-
yecto de 1853, un tanto reformadas, y una carta de don Andrés ~e-
110 sobre el artículo 1618.
Código Cí'fil de la Beptibliea de CJúle, Valparaíso, Imprenta de
"El Mercurio" 1886. Lleva las notas del proyecto de 1853, pero es
una edición muy incorrecta.
Código CiYií de laRep6b1ica~e Chile. Santiago, Imprenta Nac:io-
nal, 1889. Edición oficiid publicada bajo la dirección de don Miguel
Luis Amunátegui Reyes. Lleva como ap&1dice el Reglámento del Con-
servador, y las leyes sobt-e éfecto retroactivo, habilitación de edad y
matrimonio civil.
Código. chilellos. por Carlos MarIa Vicuña. Leipzig, Imprenta
Brockhans, 1882. La parte concerniente al Código Civil alcanza has-
ta la página 43f Tiene un pt61o~o sobre la historia de la Codifica-
ci6n del Código Civil y las notas del proyecto de 1853.
C6dil'O Ci"ril de la Reptlbliea de Chile, por Vicente Sanfuentes,
Santiago, Imprenta de la Estrena óe Chile, 1875, Concordado con el
Código Francés y anotado con algunas reSoluciones de los tribunales
y con la opinión de jurisconsultcXs frarlceses.
Códifo Cil'il CJúleBO. Colleord&Bda~ por Miguel Elizalde. San-
tiago, Imprenta de «La Libertad,., 1871. Lleva agregadas las notas
del proyecto de 1853 y cOncordancias con el Codigo Francés ..
El Código Cilil de la .~'blica· de Chile, puesto al al~nce deto-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 13

dos.--Santiago, Imprenta Chilena, 1862. Contierre las concordancias


entre sí de todos los artículos del Codigo.
Colección de Códigos de la Repáblica deChite, por Roberto
Miranda, París, 1893, Lleva el Mensaje,
Códigos de Chile, por Eulojio ROfas Mery. El Códiso Civil He,-
va anexas las leyes del Registro Civil. Matrimonio Civil, efecto re~
troactivo de las leyes, reglamento del Consevador de Bienes Rafees,
reglamento de los oficiales del Registro Civil.

REVISTAS

Las principales son: la Revista Forenu Chilena, publicada d€s-


de 1885 a 1892, bajo la dirección de don Enrique L;:¡torre,: y la mo-
derna Revista, de Derecho y lurisprudenc.ia, comenzada a publicar
desde el año 1904.
índice
INTRODUCCION

CAPITULO PRIMERO
DEL DERECHO EN GENERAL

NOCIONES PRELIMINARES

1. Etimología de la palabra Derecho.~Viene de la voz latina di-


reclum, que se toma en un sentido figurado para decir lo -que es
conforme a la regla, o sea a la ley. Los romanos usaban la palabra
jus, con la cual designaban la ciencia de lo justo y de lo inju~to,
2. Diversos sentidos de la palabra Derecho.- (a) Ciencia de las
leyes o sea la ciencia que trata del conjunto de relaciones jurídi~
cas que unen a los hombres y que tienen por fundamento la justicia
individual o social.-(b) Ley. En este sentido' se toma la palabra
Derecho, por ejemplo, cuando se dice: «Esta sentencia ,está dictada
conforme a Derecho» o bien: El Derecho prohibe tal cosa. (e) Colec-
cz'ón de leyes de una misma especie, Así se dice «Derecho Romano»,
«Derecho Francés», para dar a entender el co~junto de leyes que
regían en Roma o que rigen en Francia. (d) Facultad o poder, En
este sentido es el poder moral inviolable que tenemos para hacer u
omitIr' algo. Así se' dice: derecho de propiedad, de independencia, etc,;
(e) Impuesto; así se dice: derecho de aduana.
3. Derecho objetivo y subjetivo.-La palabra Derecho, tomada en
el sentido de colección de leyes, es. decir, del conjunto de preceptos
16 ALFREDO BARROS ERRÁZUKIZ

O reglas que gobiernan la actividad humana en la Sociedad y cuya


observancia se garantiza, en caso necesario, con el auxilio de la fl,ler-
za pública, constituye lo que llaman los jurisconsultos Derecho obje-
tivo, que es general y único para todos los miembros de una deter-
minada sociedad política.
Por el contrario, entendida la palabra Derecho, en el sentido de
facultad o poder, constituy,e lo que comúnmente se llama Derecho
subjetivo, así denominado, porque pertenece a cada individuo, que
puede servirse de esa facultad, con relación a otros en el ejercicio
de sus actividades. Cada clase de facultades o prerrogativas del in-
dividuo constituye un derecho distinto. Así, hay derecho de pro-
piedad, de usufructo, etc, Los derechos subjetivos tienen que ejer-
cerse bajo el control del Derecho objetivo, que contiene las leyes que
sancionan los derechos y los deberes jurídicos .
.(.. Preceptos primordiales.-En cuanto expresión de la justicia,
el Derecho comprende tres preceptos primordiales, de los cuales de-
rivan las doctrinas jurídicas: vivir honestamente; no hacer daño a
nadie y dar a cada uno lo suyo: hOMste vivére; neminem laedere;
suum cuique tribuere.
5. Relación del Derecho con otras ciencias.-El derecho como
ciencia pertenece a la ciencias morales y políticas, que tratan del
.conjunto de conocimientos relativos a la naturaleza moral e intelec-
tual del hombre, a su sociabilidad y a los medios de garantir, la se-
guridad del ejercicio de la justicia para el goce de sus bienes y de
las ventajas que se obtienen en sociedad.
El Derecho se relaciona con la Moral, porque ambos persiguen
la justicia, o sea la conformidad de nuestra voluntad y de nuestras
acciones con la ley natural o escrita.
Se diferencia en que el objeto de la Moral es más vasto, porque
estudia la bondad y malicia de todos los actos humanos y el Dere-
cho trata de la justicia aplicada a las relaciones externas entre los
hombres.
Tiene relaciones con la Economía Política, porque es deber del
legislador tomar en cuenta los principios naturales que rigen el des-
arrollo de la riqueza pública y, por otra parte, porque la riqueza para
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 17

desarrollarse, exige como base primordial una buena legislación que-


garantice los derechos y reglamente los contratos.
Tiene afinidades con la Política, porque las relaciones políticas
comprenden un conjunto de derechos y deberes jurídicos que en na-
ciones constituídas se contienen en un cuerpo de leyes.
Tiene relaciones con la Historia, que nos da a conocer el desa-
rrollo del Derecho en tiempos anteriores al nuestro.
Tiene finalmente relaciones con la Sociología, ciencia que es-
tudia la formación y el c!esaFrollo de las sociedades humanas.
6. Jurisprudencia.-Tiene tres diversas acepciones esta palabra:
(a) Ciencia que estudia las leyes de que se compone el Derecho. (b)
Hábito práctico de interpretar recta y uniformemente las leyes y de
aplicarlas oportunamente._ (e) Principios que en materia de Derecho
siguen los tribunales encargados de aplicar las leyes. En. este sentido
se dice que hay Jurisprudencia establecida. cuando sobre una cues-·
tión de Derecho hay sentencias repetidas y uniformes dictadas por
los tribunales en un mismo sentido En el caso contrario, o sea cuando
las sentencias son contradictorias, se dice que la Jurisprudencia es
incierta.

11

DIVISIONES DEL DERECHO

7. Divisiones del Derecho.-Se divide el Derecho en Natural y


Positivo.
El primero es el que estudia las razones supremas del Derecho
conocidas por la razón ni:J.tural.
El segundo es el que estudia el conjunto de reglas dictadas por
el legislador para el· buen gobierno de la sociedad.
El Derecho Positivo se subdivide en Divino y Humano, según
haya sido dictado por Dios o por los hombres.
El Derecho Positivo humano se divide a su vez en Sagrado y
Profano. El Sagrado es el instítuído por la Iglesia de Jesucristo para
dirigir a los ~fie1es en el ;ordeú reliligioso. El Profano es el que dicta
reglas para el orden temporal entre los hombres.
2
18 ALfREDO BARROS ERRÁZURIZ

El Derecho Profano se subdivide en Nacional, que se ocupa


del régimen interno de un Estado y en Internacional o de gentes,
que regla las relaciones entre los Estados independientes.
El Derecho Nacional se subdivide en Público y Privado.
El primero se ocupa de la organización y régimen del Estado
y reglamenta las relaciones de los particulares con el poder público;
y el segundo mira al bien particular de los asociados y rige las rela-
ciones de unos ciudadanos con otros.
El Derecho Público comprende el Derecho Constitucional o Po-
lítico, que trata de la organización de los poderes públicos, el De-
recho Administrativo que reglamenta el funcionamiento de los ser-
vicios públicos, el Rentístico que se ocupa de todo lo relativo a la
Hacienda Pública o sea la administración de los dominios del Esta··
do, la reparticíón y cobranza de los impuestos e inversión de los
caudales públicos y el de Policía, que se ocupa de todo lo relativo
al mantenimiento del orden y seguridad de las personas y bienes, a
la higiene, salubridad, etc. Estos dos últimos pueden considerarse
también como ramas del Derecho Administrativo.
El Derecho Privado se subdivide en Civil. que contiene la regla
general, y en Comercial, Agrícola, Minero, etc., que fijan reglas
especiales dentro de sus respectivas materias.
El Derecho Internacional se divide también en Público y Priva-
do; el primero rige las relaciones de los Estados bajo el punto de
vista de los intereses generales; el segundo rige las relaciones jurí-
dicas de los individuos de un país con los de otro país o con los
Estados extranjeros en cuanto son susceptibles de relaciones de puro
interés privado.
El Derecho Positivo se divide también en Determinativo, que
establece las relaciones de justicia tanto en lo público como en lo
privado y fija los derechos y obligaciones de los miembros de la
comunidad; en Penal, que define las transgresiones de la ley y fija
el castigo de las que considera, como delitos o faltas punibles; y de
Procedimiento, que fij a las reglas prácticas que han de observarse
tanto para el ejercicio de los Poderes Públicos como para hacer efec-
tivos en juicio los derechos de los particulares cuando han sido
lesionados o puestos en duda.
D:E.RECHO CIVil" PRIMER AÑO 19

El Derecho se divide también en escrito o promulgado, que es


el que ha sido formulado expresamente por. el legislador, y no es-
crito o consuetudinario, que es el introducido por medió de la cos-
tumbre.
Finalmente, se puede dividír en General y Especial según dicte
reglas aplicables a todas las relaciones jurídicas de una misma especie
o sólo a determinadas relaciones de una clase particular.

8 Derecho Civil.-En. un sentido lato se toma la palabra Dere:-.


cho Civil para designar toda la legislación de un pueblo. Así se dice
que ]ustiniano enseñó el Derecho Civil a los romanos en el C6digo,
en las Pandectas y er-rla Instituta. En un sentido estricto, equiva-
lente a Código Civil, es el cuerpo de leyes que rigen las relaciones
jurídicas aplicables a todos los ciuc!adanos· en general. Para ser re-
gido por ellas no se requiere ser de ninguna carrera o profesión de-
terminada.
En este sentido el Derecho Civil reglamenta las relaciones de
familia y patrimoniales que se forman entre los individuos, mirados
en general, es decir, en cuanto miembros de una misma sociedad, y
con prescindencia de la profesión que ejercen, y se contrapone a
los Derechos especiales.
Hay otras ramas del Derecho Privado que conciernen a determi-
nadas relaciones jurídicas, que provienen del Comercio, industria o
agricultura Y que se llaman Derecho Comercial, Derecho Industrial
y Derecho Rural. Lo que no está especialmente previsto en estos Có-
digoS especiales, se rige por la ley civil.
Clasificado el Derecho Civil en las divisiones hecha,s más arriba,
podemOS decir que pertenece al Derecho positivo nacional, privado,
determinativo Y general.
Forman el Derecho Privado los distintos Códigos que rigen las
relaciones particulares de unos ciudadanos ton Otros, a saber: el Có-
digo Civil, el Código de Comercio, el de Minería, el del Ejército y
Armada, etc.
La Ley general del Derecho Privado, la constituye el Código
20 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

Civil, cuyas disposiciones son aplicables a todos los habitantes, sin


distinción..de profesión. Los demás Códigos son esjJeciales, porque
contienen disposiciones para individuos de determinadas profesiones.
Esta distinción tiene importancia:
a) Porque las disposiciones contenidas en los Códigos de Comer-
cio, de Minería, del Ejército y Armada, y demás especiales, se apli-
can con preferencia a las del Código Civil, que constituye la ley ge-
neral (arto. 4 0 • del Código Civil). Esta es una aplicación del princi-
pio de que la ley especial prevalece sobre la ley general,
b) En los casos que no esten especialmente resueltos por los Có-
digos especiales, se aplicarán las disposiciones del Código Civil, (arto
2 del Código de Comercio), Aquí se aplica el principio de que a falta
de la ley especial rige la ley general. índice
CAPITULO SEGUNDO
DERECHO ANTIGUO, INTERMEDIARIO Y MODERNO

PARTE PRIMERA: DERECHO ANTIGUO

9, Historia del Derecho Civil anterior al de España.-EI pro-


grama universitario contempla el Derecho Chileno en tres períodos
distintos: a) Derecho Antiguo, o sea el derecho existente en Chile
cuando era Colonia de España; b) Derecho Intermediario, o sea e!
Derecho Patrio anterior al Código Civil; y c) El Derecho Nuevo, for-
mado por e! Código Civil y los demás dictados con posterioridad
a éste.
Como estudio previo al. del Derecho Chileno en cada uno de
sus períodos, queremos dar una ligerísima noción sobre la historia del
Derecho Civil anterior a la formación de! Derecho de España.
A principios de! siglo V, de la era cristiana, los. pueblos germá-
nicos, que residían hacía largo tiempo en la parte ~ de Europa que
actualmente forman Alemania y Rusia, lograron vencer la resistencia
que durante varios siglos les habían opuesto las legiones romanas e
invadieron los dominios de los imperios, logrando después de largas
guerras establecerse ,en la parte occidental de Europa. Los Visigodos
se establecieron en España; los Lombardos en gran parte de ItaHa;
100s Francos en la Galia; los Anglo Sajones en Inglaterra; y vados
pueblos eslavos y aun tártaros, como los Húngaros, Servios, Búlga-
ros, Moravos y Checos, en fas provincias de! Danubio. Muchas tribus
germánicas permanecieron en e! territorio patrio, -descollando entre
ellas la de los Alemanes, que dió su nombre al país.
Estos pueblos bárbaros carecían de escrituras, no se regían por
leyes escritas sino por costumbres transmitidas verbalmente, o sólo
22 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

por la práctica, y para conocer estas costumbres hay que acudir a


los autores romanos contemporáneos y principalmente a Tácito, que
las estudió ex-profeso.
Entre los germanos sólo había dos clases sociales: libres y es-
clavos. El hombre libre sólo dependía del Rey o del jefe que volunta-
riamente escogía; tenía voz y voto en las asambleas y estaba en po-
sesión de todos los derechos y políticos. Los esclavos eran cosas de
su amo; el cual disponía de ellos libremente pudiendo venderlos y
matarlos; formaban parte de la familia del amo, el cual les permitía
tener su casa propia y su culto, imponiéndoles ror toda servidumbre
una contribución de trigo, ganados o pieles de animales.
Los germanos practicaban' la monogamia, excepto los reyes y
príncipes, que acostumbraban tomar varias mujeres, y la familia ger-
mánica era más conforme a la ley natural que la familia romana. El
marido ejercia la patria potestad sobre su mujer, sus hijos y esclavos;
era el juez en su casa y castigaba los delitos que los suyos cometían,
especialmente el adulterio; podía vender y aun dar muerte a sus mu-
jeres e hijos, derecho que variaba en la práctica según el grado de
barbarie en las tribus.
Su propiedad o principal riqueza consistía en los bienes muebles,
a saber, sus armas, sus caballos y sus ganados; lo secundario eran
las propiedades raíces. No usaban monedas acuñadas ni conocían el
préstamo a interés La casa u hogar doméstico pertenecía a la fami-
lia entera y el p::¡,dre era un mero administrador que no podía dispo-
ner de esos bienes ni por acto entre vivos. ni por causa de muerte. El
resto del territorio era propiedad común de cada villa y sus habitan-
tes se lo repartían a la suerte cada año para ·cultivallo en lotes, cuyo
tamaño variaba según el rango social de cada uno.
No conocían el testamento, el cual fué introducido más tarde
ror la influencia de la Iglesia. A la muerte del padre, los hijos varo-
nes y mujeres continuaban en el dominio dé los inmuebles que eran
propiedad de la familia.
La asamblea del pueblo era el suprEmo tribunal que adminis-
traba justicia y que juzgaba los asuntos más impcrtantcs y dictaba
la pen~ de muerte. Además, en cada villa administraba justicia un
DERECHO CIVIL PRIMER .aÑO 23

príncipe, nombrado por la asamblea del pueblo y asistido por un


consejo de personas elegidas entre los vecinos de la villa.
Distinguían dos clases de delitos: unos, que llamaremos públi-
cos, en que se ca·stigaba principalmente la ofensa social y que estaban
penados con la muerte; y otrosjJrivados, en que 10 principal era la
injuria a algún particular y lo secundario la ofensa social. Los deli-
tos privado,'> quedaban entregados . a la venganza personal del
ofendido, con el cual hacía causa común la parentela, de donde na-
cían frecuentes guerras entre familia y familia.
Finalmente, eran muy aficipnados al simbolismo, usando muchos
de los símbolos materiales para expresar las ideas, con lo cual logra-
ban que se les grabasen fuertemente en la ímagínación.· Así, los que
celebraban un contrato lo hacían en un palo y guardaban lospeda-
zos para probar después, juntándolos, la existencia del contrato.
Al establecerse los bárbaros en el Imperio Romano, se encontra-
ron en presencia de una sociedad civilizada, con una legislación más
perffcta que sus primitivas costumbres. Reconociendo esta -superio-
ridad de los vencidos experimentaron su influencia, y el derecho bár-
baro se fué modificando poco a poco, a medida que los invasores ga-
naban en civilización y comprendían la superioridad deL Derecho
Romano; de modo que este Derecho, que era al principio una -ley
aplicable sólo para los vencidos: pasó después en gran parte a ser la
ley de los vencedores, como sucedió en España, en donde, entre seis-
cientas del Fuero Juzgo, se encuentran más de cien leyes· exclusi~~a­
mente romanas. La mezcla de las costumbres germánicas con la le-
gislación romana trajo por resultado una legislación nueva más per-
fecta que las costumbres bárbaras, porgue - en ella hallaron cabida
muchas instituciones jurídicas de los vencidos que los bárbaros no
conocían, como los testamentos, y porque se mejoraron 1<;>8 imperfec-
tos procedimientos judiciales de los germanos.
Los germanos vencedores dejaron a les pueblos vencidos en tran-
quila posesión de sus propias leyes, permitiéndoles sentenciar sus jui-
cios conforme a elles; de manera que el juez bárba¿J debía aplicar
dos legislaciones: la ley romana para juzgar' a .los romanos, y las le-
yes o costumbres germánlcas para decidir las contiendas ent¡e los
bárbaros. Las leyes eran puramente personales y no territoriales, co-
24 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

mo son hoy día, y a esa legislación o fuero personal se ha dado el


nombre de legislación de ca~ tao
Para facilitar la tarea a los jueces, algunos reyes bárbaros man-
daron codificar las leyes romanas y las costumbres germanas; y de
aquí nacieron, entre otros, el Código de Eurico o Ley Visigoda y el
Código de Alarico o Ley Romana para los súbditos romanos de la
monarquía visigoda.
Esta legislación personal o de casta, introducida, como hemos
visto, en los primeros años de la conquista, presentaba graves in-
convenientes e irritantes injusticias. Así lo comprendieron los monar-
cas visigodos, cuyo pueblo por ellos gobernado era el más culto de
los bárbaros que invadieron el Imperio Romano, la España y la Galia
Meridional; conquistadas posteriormente, provincias muy pobladas y
muy penetradas de la civilización romana. Desde el sigio VII, los
monarcas visigodos, que ya habían establecido en sus dominios la uni-
dad religiosa abjurando 'a herejía arriana, se esforzaron por estable-
cer también la unidad legal aboliendo la doble legislación vigente y
mandando que todos, godos y romanos, ~e rigiesen por una misma
ley, que se llamó Fuero Juzgo o Fuero de los Jueces, pero las cos-
tumbres germánicas, más poderosas que la voluntad de los reyes, se
mantuvieron aÚn mucho tiempo después de la promulgación del Fue-
ro Juzgo.
Con este Código comienza el Derecho Español, del cual nos
ocuparemos brevemente en el párrafo que sigue, al tratar del De-
recho Antiguo o Derecho Colonial de Chile
10. Derecho Españolo Derecho Antiguo.-Lo que el programa
llama Derecho Antiguo o Derecho Colonial, es el que regía en Chile
cuando todavía era colonia de España y comprende, en consecuencia,
todas las leyes, disposiciones y decretos especialmente dictados para
América o Chile y las leyes españolas mandadas aplicar en América
o Chile. j:::l Derecho Antiguo puede dividirse en dos grupos diver-
sos: el primero, que contiene las leyes, disposiciones o decretos es-
pecialmente dictados para América o Chile, y el segundo, que
comprende el Derecho común y general de España, aplicable en Chi-
le en conformidad a 10 ordenado por la ley II, Tít. 1. Libro II de
la Recopilación de Indias.
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 25
. -- -- -~-

ll. Primer grupo.-Leyes especiales para América o Chile.


A) Recopilacíón de leyes de los Reinos. de las 1ndias.-Hemos
dicho que los gobiernos españoles dictaron para el. régimen de los
dominios americanos una legisla«ión especial,. distinta de la de Cas-
tilla, principalmente en el orden administrativo. Esta legislación se
formó por las Reales Cédulas y provisiones que para los dominios
americanos se expedían continuamente por medio del Consejo de
Indias.
La recopilación de Indias es una reunión de todas _esa$ leyes,
cédulas y provisiones dictadas por el Rey de España para los do-
minios de las Indias, nombre con que entonces se designaba a los
territorios de. América conquistados para la Corona de España;
leyes que, como· hemos dicho, se expedían por medio del Consejo
Real de Indias, el cual corría también con su comunicación a los Vi-
rreyes, Capitanes generales y Audiencjas de los dominios de Améri-
ca, sin cuyo requisito no regían.
Hiciéronse varios ensayos de esta recopilación; pero la obra de~
finitivasólo se sancionó el 18 de. Mayo de 1680 en el reinado de
Carlos 11. Para formar esta recopilación los Virreyes de Méjico y
del Perú enviaron las reales cédulas existentes en sus· virreinatos
y el jurisconsulto Encinas recogió las archivadas en Madrid y en
Sevilla.
Se divide esta recopilación en nueve libros, subdivididos en
títulos y leyes, y trata del derecho eclesiástico, de la qrganización
del Consejo de Indias, de las audienclas y Juzgados y contiene ade-
más, entre reglas de Gobierno y Administración, algo de legislación
civil.
Es notable el Código de Indias por el· espíritu cristiano y hu-
manitario que lo anima, pues contiene numerosas disposicio!1es para
proteger a los indígenas, de la crueldad de los.· descubridores y
conquistadores; y no se encuentra en él ninguna de esas leyes que
afearon la legislación colonial de otros países.
Su principal defecto es la centralización comercial y adminis-
trativa en manos del Consejo de Indias y de Ja Casa~ de Contrata-
ción -de Sevilla, que impidió el que la América Española del colo-
niaje se desarrollara intelectual y materialmente todo 10 que era de
26 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

esperarse atendidos los progresos que Europa habría podido comuni-


carles no existiendo semej ante barrera.
B) Reales Cédulas, Prorisiones y Ordenanzas de carácter general o
local, dictadas con posterioridad a la ley de lndias.-Las disposicio-
nes posteriores 'a la Recopilación de Indias, esto es, las l?osteriores
a 1680, no fueron recopiladas, El año 1776 se ordenó reunirlas en
un libro que debió llamarse Código Carolino; pero sólo alcanzó a
trabajarse en una parte de él, que no fué sancionada ni comuni-
cada a las Indias. En Chile las leyes posteriores al Codigo de In-
dias se encuentran en el archivo de Gobierno o de la Real Audien-
cia de SantIago.
C) Ordenanzas especiales mandadas cumplir por el Rey de Espa-
ña.-Tales son: la Ordenanza de Minería, conocida con el nombre
de Ordenanza de Nueva España, las Ordenanzas de Bilbao y la
Ordenanza de Intendentes.
Ordenanzas de Nueva Espafia.-EI 22 de Mayo de 1873 fué san-
cionada por el Rey Carlos II 1 la Ordenanza de Minería, conocida con
el nombre de Ordenanza de Nueva España, la cual fué redactada por
el Tribunal de Minería creado en la ciudad de Méjico, a solicitud
de su virrey, para levantar el decadente estado de la Minería en aque-
lla colonia.
Ordenanza de Bilbao. -.El más antiguo de los códigos especiales
es el Código comercial llamado Ordenanzas de Bilbao. A principios
del siglo XVII I los comerciantes de Bilbao, reunidos en la Universi-
dad de esa ciudad, nombraron una comisión de seis personas para
que redactara una nueva ordenanza comercial tomando por base las
leyes existentes en España y las de otros países europeos. El pro-
yecto de Código presentado por esta comisión y dividido en 29 ca-
pítulos fué sancionado por Real Cédula del Rey Felipe V, el 2 de
Diciembre de 1737, y aunque estas ordenanzas fueron dictadas sólo
para el puerto de Bilbao, ellas se extendieron poco a poco a la ma-
yor parte de los puertos de España.
En 1795, cuando se creó en Santiago de Chile el Tribunal del
Consulado, se introdujeron también las Ordenanzas de Bf1bao, que
rigieron entre nosotros hasta la promulgación del Código de Comer-
cio.
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 27
•- >:_-~.

Las Ordenanzas de Bilbao son reputadas como un Código de


gran mérito y muchas de sus más antiguas disposiciones fueron to-
madas por la célebre ordenanza de Marina publicadas por Luis XIV
en 168l.
Ordenanzas de I ntendentes.-En 1786 se dictó la Instrucción u
Ordenanzas de, Intendentes, a pedido del Virrey de Méj ka, que propuso
la creación de los intendentes de ese virreinato. Los intendentes eran
funcionarios administrativos, que estaban ,sometidos .al Virrey, pero
que tenían importantes atribi"lciones, principalmente en lo relativo a
la Real Hacienda, materia en la cual gozaban de cierta indeper.-
dencia.
Las Ordenanzas de, Intendentes, dictadas' al principio sólo para
Méjico, se hicieron extensivas luego a los Virreinatos del Perú y
Buenos Aires y a las Presidencias de Chile y Guatemala, y ejercie-
.
ron bastante influencia en ,la organización ad:}" ínistrativa de nues-
"

tra República, que todavía conserva. el nombre de estos magistrados.


Respecto del orden de preferencia en que. debían aplicarse en
los dominios de las Indias las leyes especiales dictadas por los mo-
narcas españoles, debemos record$T que en ,la Real Cédula que pro-
mulgó la Recop~lación de Indias, de fecha 18 de Mayo de 1680, se
declara que las leyes de dicha Recopilación de Indias se guarden .y
ejecuten y por ellas sean determinados todos los pleitos. y negocios
que en estos reinos ocurrieren,· aunque algunas sean nuevamente
hechas y no publicadas y séan diferentes o contrarias estas leyes de
estos nuestros reinos de Castilla. Dispone además la misma Real Cé-
dula,. que se observe en defecto de estas leyes de Indias lo ordenado
por la Ley 11, Tít. 1, Libro 11 de la Recopilación de, Indias,
quedando en su fuerza y vigor las Cédulas y Ordenanzas dadas a
nuestras Reales Audiencias ,en lo que no fueren contrarias a las le-
yes de aquella.
12. Segundo grupo.-Leyes que constituían el derecho COmún y
general de España y que, como acabamos de ver, debían aplicarse en
las Colonias españolas, en teda lo que no fuera derogado o modifi-
cado por la Ley de Indias o pOl~ las Reales Cédulas u Orderianias-
especiales, todo con arreglo a lo establecido en la misma Recopila-
ción de Indias
28 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

13. El Fuero Juzgo o Libro de los Jueces.-Es el más antiguo


de los Códigos españoles y su origen se remonta a la fundación·
de la monarquía goda. Vino a poner término a la confusión exis-
tente entre la legislación de los visigodos y la de los romanos, por
medio de la fusión de ambas legislaciones. Obra sucesiva de los reyes
godos, las leyes de este código, que señala un gran progreso en la
legislación española, fueron compiladas por el XVI Concilio de
Toledo, que descartó todo lo que estimó contrario al desarrollo que
en aquel entonces había adquirido el Derecho. Escrito este Código
primitivamente en latín, fué traducido después, en el siglo XII I,
por orden del Rey San Fernando.
El Fuero )tlzgo en su estado actual, que es el mismo que ha
tenido desde la conquista de España por los árabes, se divide en 12
libros; éstos en títulos y los títulos en leyes. Es un verdadero com-
pendio bien ordenado por el Derecho Constitucional, Administratiyo,
Civil, Procesal y Penal de los visigodos, redactado por el clero, y
fué durante varios siglos el Código más sabio, justo y completo
de la parte occidental de Europa.
14. Legislaci6n Foral. El Fuero Viejo. El Fuero Real.-Destruída
por la conquista de los árabes la unidad religiosa y legislativa, tan
pacientemente elaborada por los monarcas y visigodos, el Fuero Juz-
go no pudo ser observado en toda España, ni siquiera en los reducidos
dominios de los reyes cristianos, que preocupados principalmente de
la lucha contra el invasor, no cuidaban de mantener la observancia
del antiguo código visigodo. A medida que los reyes cristianos recon-
quistaban el suelo español y se emancipaban los pueblos, los prín-
cipes les concedían privilegios y leyes especiales, que consagrando
las costumbres de los diversos pueblos, los libertaban de tributos y
otros gravámenes. Estas leyes municipales, propias de una ciudad,
constituyen lo que se ha llamado fuero y vulgarmente carta puebla.
El más importante de ellos es el Fuero Viejo de Castilla, que
es el verdadero código de la nobleza castellana en los siglos XIII Y
XIV, y como ensanchaba desmedidamente los privilegios de la no-
bleza, nunca fué del agrado de los reyes, los cuales dem:)rando cuanto
pudieron su aprobación, trataron en seguida de deragorlo; pero obtu-
vo al fin sanción real en tiempo de Alfonso X. Fué observado este
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 29

código hasta el reinado de Alfonso el Sabio, el cual promulgó e!


Fuero Real, que vino a derogar muchos privilegios de los nobles,
El Fuero Real, compuesto bajo la dirección de don Alfonso el
Sabio, que continuó la obra de la unificación de la legislación espa-
ñola -emprendida por su padre el rey don Fernando, quedó terminado
el año 1255. Sucesivament.e 10 recibieron por fuero municipal más de
,25 ciudades con las aldeas dependientes, y aún provincias mteras,
llegando de esta mañera a ser el código gen,eral de Castilla. Como
venía a disminuir los privilegios de los nobles, éstos los resistieron
. enérgicamente, y en 1272 lograron que el Rey 10 derogase parcialmente
otorgándoles el restablecimiento del Fuero Viejo. Sin embargo, se
continuó observando en muchas partes hasta que el Ordenamiento
de Alcaiá le dió nuevamente fuerza obligatoria.
Se divide en cuatro libros y trata de asuntos eclesiásticos y de
legislación civil, procesal y criminal; su carácter es más práctico que
el Código de las Siete Partidas.
15. Leyes del Estilo.-Con este nombre y también con el <;le De-
claración de {as Leyes del Fuero se conoce una recopilación de la
jurisprudencia de los tribunales supremos de.la corte castellana, en
la aplicación del Fuero Real. No hay constancia de su promulgacibn
por la autorización real, de modo que no son verdaderas leyes. Sin
embargo, tienen importancia, no sólo porque la interpretación judicial
de aquel fuero fué aceptada generalmente por los tribunales espai'íoles,
sino también porque muchas de ellas figuran en la Novísima Reco-
pilación, cobrando de esta manera fuerza legal. Son 252 leyes, amon-
tonadas sin método, y que figuran a continuación del Libro. I 1 del
Fuero Real.
El Gobierno de Chile les reconoció valor legal, con preferencia
al fuero Real, por decreto de 28 de Abril de 1838.
16. Las Siete Partidas.-Es el monumento más notable de la le-
gislación antigua y el más importante de los códigos españoles. Orde-
nada su formación por don Alfonso X, parece ha sido redactado por
él mismo, si se atiende a la igualdad del estilo, la unidad del plan
y la semejanza de! lenguaje que se notan entre ésta y las demás
obras del Rey Sabio; pero otros autóres creen que fué compuesta
por varios jurisconsultos eminentes de la época, entre los cuales
30 ALFREDO
-- -
BARROS
x--
ERRÁZURIZ

señalan a los maestros J acabo Ruiz, Reguera Val del amar , Bernardo
de Compostela, Fernando Martínez, Roldán y GarcÍa de Sevilla.
Son estas, simples conjeturas, porque no consta de documento alguno
fehaciente que éstos tuvieran o no parte en la empresa.
Se comenzó a redactar este Código el año 1256 y se publicó el
año 1265, pero no tuvo autoridad legal durante el reinado de don
Alfonso el Sabio, ni en el de sus inmediatos sucesores, porque se
oponía a ello el apego de los pueblos a sus fueros municipales y a sus
antiguas costumbres, muchas de las cuales eran por el mismo Códi-
go, derogadas. El mérito indiscutible de este cuerpo de leyes, el es-
tudio que de ellas se hacía en las Universidades y la estima en que
las tenían los jurisconsultos, contribuyeron a que alegadas en los tri-
bunales, fuesen paulatinamente entrando en las costumbres, fallán-
dose a veces los pleitos con arreglo a ellas. Por fm Alfonso XI, en
su Ordenamiento de Alcalá, el año 1348, declaró en pleno vigor le-
gal las leyes de Partidas, en defecto de los fueros y de las demás
leyes del mismo Ordenamiento, y desde esa época tuvieron las Parti-
das valor de Código general de carácter supletorio, destinado a llenar
los vacíos de las demás leyes.
Se llamó primeramente este Código Libro de las Leyes o Fuero
de las Leyes; pero, por estar dividido en siete partes o partidas,
las que se subdividen en títulos, y estos en leyes, los jurisconsultos
del siglo XIV comenzaron a llamarlo las Partidas o las Leyes de
Partidas, nombre que se generalizó desde el Ordenamiento de Alcalá.
La Partida Primera trata de la ley, del uso, de la costumbre y
del Derecho eclesiástico; la Segunda, del Derecho político o público
y de las Universidades y colegios; la Tercera, del Derecho procesal,
organización de los tribunales y modos de adquirir, conservar y per-
der la propiedad; la Cuarta, de los desposorios y casamientos; la
Quinta, de las obligaciones y contratos y mucha parte del Derecho
comercial, especialmente marítimo: la Sexta, de la sucesión por causa
de muerte; y la Séptima, del Derecho penal.
Este Código es una síntesis de lo mejor que existía en la legisla-
ción de la época. Para su formación se valió el rey, principalmente,
de las Pandectas, con sus comentadores italianos de los siglos XII Y
XIII, del Decreto de Graciano, de las Decretales de los Papas y de
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 31
~-:~--:.

los diversos fueros; de estos elementos, los preponderantes son el


Derecho Romano y el Derecho Canónico, cuyas doctrinas habían
sido substituídas por la legislación visigoda, lo cual explica las dificul-
tades que tuvieron que vencerse para hacerlo aeéptar como. código
legal. . •
En América constituyeron el derecho común, salvo las modific.a-
ciones de la ley de Indias.
Se han hecho numerosas ediciones de este código y, entre las
más apreciadas, figura la glosada por Gregario Lóp~z, que fué la
que tuvo en vista don Andrés Bello 'para la redacción· de nuestro Có- .
digo Civil, el cuaL tiene numerosas disposicion<;:s tomadas de las leyes
de Partidas.
i7. Ordenamiento de Alcalá.-. Vino a poner término a la lucha
entre los Fueros y las Partidas el Rey don Alfonso XI, que promulgó
en las Cortes de Alcalá de Henares, el año 1348, la1eyllamada Or-
denamiento de Alcalá, con el objeto de procurar la más correcta y
expedita administracion de justicia y de fijar el valor legal que tenían
en aquella época los diversos códigos españoles que anteriormente
hemos estudiado.
. Además de las importantes modificaciones que este código in-
trodujo en la legislación española, tiene el doble mérito, primero de
haber puesto término a la lucha entre los Fueros y las Partidas, a las
que declaró en pleno vigor legal; y segundo, .de haber fijado el orden
de preferencia de las diversas leyes que entonces existían, pueS, con
arreglo a este Ordenamiento, supieron los jueces que en la" solución
de todo asunto civil o criminal debían acudir "en primer término, al
Ordenamiento de Alcalá, en seguida al fuero particular de la respec-
tiva ciudad o Consejo, y finalmente, a las leyes .de Partidas, que
como se ha dicho, constituían el Código general de car~cter supletorio ..
18. Leyes de Toro.-En el largo tiempo que transcurrió desde la
proryulgación del Ordenamiento de Alcalá hasta el gobierl}o de los
reyes cBtólicos don Fernando y doñ? Isabel, publicaron los monarcas
castellanos numerosas leyes, que por ser más recientes, debían apli-
carse con preferencia a los antiguos Códigos sancionados por aquel
Ordenamiento. Sintióse, pues, la necesidad de recopilar estas leyes,
para 10 cual sus Majestades, comisionaron a· don AlonsoDíaz de
32 ALFREDO BARRbS ERRÁZURIZ

Montalvo, miembro de la Audiencia y Consejo Real, quien presentó


su obra el añ::> 1485 con el título de Ordenanzas Reales de Castilla,
las que sin embargo fueron vulgarmente conocidas con el nombre de
Ordenamiento de Montalvo.
La publicación de este Ordenamiento no satisfizo las necesidades
de la legislación, se hacía notar la falta de muchas leyes para resolver
puntos litigiosos y había graves incidentes para la interpretación de
numerosas disposiciones legales. Convencidos los reyes católico') de
esta necesidad, di~pusieron que el Consejo y la Audiencia Real tra-
bajasen por aclarar las leyes obscuras o dudosas y completar las
deficientes, y fruto de esta labor fueron las llamadas Leyes de Toro,
que tomaron este nombre porque se publicaron en las Cortes de Toro,
celebradas el año 1505 para jurar a la reina doña Juana la Loca.
Son 83 leyes, que tratan, entre otras cosas, del orden de prela-
ción entre los códigos españoles, de te~tamentos, sucesión por causa
de muerte, mayorazgos, matrimonios, donaciones propter nuptias,
gananciales, prescripción, posesión, varios contratos y leyes penales.
Estas leyes estuvieron en vigencia hasta fices del siglo XIX, en
que se incluyeron en la Nueva y en la Novísima Recopilación, y
fueron objeto de numerosos comentarios.
19. Nueva Recopilación. Novísima Recopilación.-Las leyes de
Toro dejaron siempre vigentes los códigos antiguos aclarando sus
puntos obscuros y completando algunas de sus deficiencias; pero
siempre se presentaban dudas acerca de las leyes que debían consi-
derarse vig2ntes y era difícil orientarse en aquel número inmenso de
códigos, fueros, pragmáticas reales, etc.
Para remediar este mal, las Cortes de Valladolid pidieron al
Rey en diversas ocasiones que mandara formar un resumen de las
leyes, en que se incluyeran tan sólo las que debieran observarse,
anulándose y revocándose las demás. Así se dispuso, y el año 1657
salió a la luz 'la Nueva Recopilación, que tomó este nombre con re-
lación a la Recopilación <;le Montalvo.
La Nueva Recopilación fué un verdadero fracaso, porque sus
autores se limitaron a juntar, sin mucho orden, todas las disposicio-
nes que hallaron en las antiguas colecciones de pragmáticas y reales
cédulas, sin comp:obar siquiera si los textos eran auténticos.
DERECHO 'CIVIL 1>RIMF,R 'ANO

El año 1798, tratándose de imprimir la Nueva Recopilación,' por


haberse'ágotado 'sus'ediciones, mandó el Rey Carlos IVal'R¡::át Con-
sejo de Castilla, que 'propusiese lo que debía rdorrhársey la persona
que hubiera de encargarse de la reforma.~ Se deSignó con este objeto'
al relator de la Cancillería de Granada, donJu~n de la'Reguena y
Valdelomar, que mánifestó d ptan de una Novísima, Recopilación,
que contenía las nu~vas disposiciones 'leg~les y' las antiguas que aun
estaban vigentes. Aprobado el pian, 'trabajó el autor con tal empeño,
que la presentó concluída en 1804 y, después de revisada dos veces
por la comisión real, se le dió promulgáción el 'afio'de~1805.
Se diviaeen doce Libros, 640 Títulmry 4,020 'Leyes y' trata de
materias civiles, 'penales, procesales, religiosas y' municipales: Aun-
que de 'mérítos innegables, ha sido duramente criticada por los juris-
cohsultos españoles, por los anacronismos, 'leyes superfluas, 'equivo-'
cationes'y otros errores' que Sé notan en ella,tododebído a la pre;,
cipitación con que se hizo el trabajo.
PLiblicada la Novísima RecopilaCión dnco afióS antes' 'de la fe-
eha' de nuestra indepe'ndencia, fué el último código españoL que alcan-
zó a tener fuerza obligatoria en' Chile; pero no derogó ninguno,'de los
códigos anteriores y, por el contrario, los declaró subsi$tentes en la
Ley III¡Tít:II del Libro LIr.
20. Orden de preferencia para la aplicación en Chile (le las leyes
españoIas.-Como existían' en Chile muchas' leyes 'vigentes,' puesto'
que no habían sido derogadas por los' códigos posteriotes. era indis-
pensable fijar el orden de pre1aci6n en que debían aplicarse dichas
disposiciones; el cual quedó fijado de la manera siguiente:
1, o Reales "Cédulas y Provisiones rriás modernas, expedidas para
América después de la Recopilación delndias y 'Ordenanzas de Bil-"
bao, de, Intendentes y de NúevaEspaña.
2~o "Ordenanzas de Bilbao, de' Intendentes y de Nueva' España
y Recopilación, de Indias;
3." Reales Cédulas posteriores a la Novísirrla"'Recopitación;
4,'0 Novísima Recopilación, en' la cual se iriserta todo lb útil de
las recopilaciones 'anteriores, de10rdenaniientó de Alcalá y de las
Leyes de Toro;
5. d El Fuero Real y los FUeros Particulares:
34 ALFREDO BARROS ERRAZURIZ

6. o Las Leyes de Partidas.


Esta enumeración demuestr,a la dificultad que ofrecía en aque-
lla época el estudio de las leyes; y para facilitarlo, escribieron algu-
nos jurisconsultos instituciones de Derecho en que ordenadamente es-
taban condensadas las disposiciones legales vigentes.

PARTE 2. 8 .-DERECHO INTERMEDIARIO y


MODERNO

21. Derecho intermediario.-Comprende este Derecho las leyes


patrias dictadas desde el año 1810, fecha en que se constituyó la Pri-
mera Junta de Gobierno, hasta la promulgación del Código Civil. Es-
tas leyes versan principalmente sobre materias de procedimientos, co-
mo son el decreto-ley de 2 de Febrero de 1837, complementado por
el de 11 de Febrero de 1837, que se refieren a la manera de fundar
las sen~encias; el decreto-ley de 2 de Febrero de 1837 sobre implican-
c:as y recusaciones de los jueces; el de 1.0 de Marzo de 1837 sobre re-
curso ¿e nulidad; el de 8 de Febrero de 1837 sobre el juicio ejecutivo,
y la ley de 15 de Octubre de 1856 sobre juicios cuya cuantía no paS3
¿e mil pesos.
También comprende leyes de carácter penal y otras sobre mate-
rias civiles, como la ley de 6. de Septiembre de 1844 sobre matrimo-
nios de los.no católicos; la ley de 14 de Julio de 1852 sobre des-
vinculación de bienes; la ley de 24 de Julio de 1834 sobre propiedad
literaria: y las leyes de 31 de Octubre de 1845 wbre prelación de
crédit03.
Durante el período de tiempo que comprende el Derecho Inter-
mediario, esto es, desde 1810 hasta 1857, rigieron las leyes españolas,
a pesar de nuestra Emancipación política, en todo lo que no habían
sido derogadas por las leyes patrias, en virtud de una regla de Dere-
cho Público Internacional, por la cual mientras no se adopta una nue-
va legislación, quedan vigentes en el país independiente, las leyes de
la metrópoli. Además, el proyecto de Constitución ordenado por el
primer Congreso Nacional de 1811 y publicado en 1813 y la Cons-
titución Provisional del año 1818, dispusieron, el primero, que rigiesen
<las leyes corrientes, en los puntos que no se opongan a la Constitu-
DERECHO ClVn. PRIMER AÑO

ción O a las leyes 'y reglamentosde1 Gobierno, Censura y Junta:.;


y la segunda, que se juzgasen «todas las causas, por las leyes; cédu-
las y pragmáticas que hasta aqul han regido, a excepción de las
que pugnan· con el actual sistema liberal de Gobiemo:.. Una disposi-
ción análoga se consulta también en el Senado Consulto patrio de 7
de Junio de 1820, inserto en la Gaceta Mini"sterial.
22. Derecho Moderno.- AntecedenteSy legislativos del Código
Civil Chileno.-Por orden cronológico haremo:;; un resumen de la histo-
ria de los antecedentes legislativos del Código Civil Chileno .
. PRIMEROS INTENTOS DE CQDIFICACIÓN,-Añode 1811.-'El proyecto
de Constitución de ese año creaba una' comisión de legislación para
dar principio al trabajo de dar leyes propias a Chile.
Año de 1818.-El proyeCto de Constitución de ese año consagra
una idea análoga a la anterior.
Año de 1823.-Don José Alejo Eyzaguirre presenta al Congreso
Constituyente una moción sobre la formación de un código legisla-
tivo. Se aprobó esa moción y se designó~con tal objeto al mismo se-
ñor Eyzaguirre, pero no hay noticias de su resultado.
Año de 1826.-Don Santiago Muñoz Bezanilla presentó una mo-
ción en la que proponía el nombramiento de una comisión de cinco
letrados para reformar toda la legislación civp y criminal, reducién-
dola a un solo volumen. Esta moción no se discutió. El mismo año
de 1826 se presentó el proyecto de Constitución Federal, que en su
artículo 144 creaba una comisión encargada de formar un proyecto
de legislaci6n civil y criminal.
Año de 1828.-El diputapo don Francisco R. ViCuña presentó una
moción en la que proponía dos proyectos de ley:; uno 9ue creaba una
comisión de jurisconsultos encargada de presehtar un proyecto de
legislación civil y criminal; y otro que tenía púr objeto ofrecer un
premio de $ 20,000 al jurisconsulto o sociedad de abogados que en. el
término de u;;' año, presentara un proyecto de Código Civil y Crimi-
nal.
Año de 1831.-.Don Fernando Errázuriz, Vice-Presidente de la
República, presentó un mensaje al Senado el día 8 de Julio de 1831,
en el cual proponía encargar el proyecto de la formación de los CÓ-
díg03 nacionales, a un comisionado que tuviese la sabidurfa y expe-
,
36 ALFREDO BARROS ERRAZURIZ

dición convenientes, y que,~ debido exclusivamente a ese trabajo, fue-


se remunerado con los honores y sueldos de ministro de la Corte
Suprema,
En ese mensaje se decía: «Probablemente no se hará verosímil
a la posteridad que, habiendo pasado de un régimen monárquico, des-
pótico y semi-feudal, a ~constituirnos en una República con división
de· poderes y casi democrática, hayamos conservado por 21 años, no
solamente las leyes que' rigen en Castilla, sino también las colonia-
les, dirigiendo nuestra administración política, fiscal y civil, por unos
códigos que reconcentran en el monarca toda la omnipotencia humana,
y cuyo Gobierno y principales magistraturas existían a tres mil le-
guas de nuestro suelo».
Antes de resolver sobre este mensaje, el Senado, deseando co-
nocer a fondo el modo y forma como se ejecutaría la obra, pasó al
Gobierno un oficio solicitando explicaciones, las que fueron dadas
por el Vice-Presidente Errázuriz y su Ministro don Diego Portales el
2 de Agosto del mismo año. Según ellas, no se trataba solamente
de recopilar las leyes españolas, sino de encargar al comisionado que,
en cuanto fuese compatible con nuestra situación y costumbres, aco-
modasesus proyectos a los códigos que regían en los pueblos más
ilustrados de Europa, debiendo la codificación abarcar el Derecho
Civil, Penal y de Procedimiento Civil y Criminal. A otras personas
se encargaría la ejecución de los códigos reglamentarios.
Con estas explicaciones y otras mociones reglamentarias, se
aprobó el proyecto por el Senado el 27 de Agosto de ese año.
Pasado el proyecto a la Cámara de Diputados en el mes de
Octubre, ésta le sometió al examen de su Comisión de Legislación y
Justicia. La mayoría de la Comisión, compuesta de don Manuel Car-
vallo y de dan Antonio J acabo Vial, aceptó el proyecto; pero, lo com-
batió don Gabriel José de T acornal, quien llamaba la atención a la
dificultad de la obra, criticando que no se quisiera reformar los códi-
gos, si no formarIos de nuevo, lo que habia sido una moda del siglo
anterior, en que 'monarcas absolutos mecieron al pueblo para las
cadenas; y' terminaba diciendo que debía comenzarse por dictar una
ley de educación nacional, otra de administración de justicia y un
Código Penal; y porlo que respecta 'a la legislación civil, proponía la
continuar
ir atrás
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 37

reforma de las Partidas, quitando preámbulos, sentencias de la Escri-


tura, etimologías, los símiles, etc .
. .La carencia de actas del Congreso en aquella época no permite
afirmar si este proyecto fué tomado en consideración; lo q1,.le hay
de positivo es que el asunto 'se postergó, a causa de la reunió!1' de la
gral1 convención. de 1832, y que hubo resistencia a l-a calificación,
porque estaba aún pendiente una reforma de la Constitución. y era
necesario armonizar la ley fundamental con las leyes secundarias.
Año de 1833.-Don Manuel Camilo Vial; secretario de la Cá-
mara de Diputados, presentó el 14 de Junio de. 1833·un nu<!vo proyec-
to para la recopilación del Código Civil, la cual debía encomendarse
a una comisión encargada de redactar los diversos títulos de las le-
yes españolas vigentes, verti~ndo solamente la partedisposttiva de
ellas, en un lenguaje sencillo y conciso, y adici(;mándolas con las
reglas de los glosadores y tratadistas más acreditados. El proyecto
fué informado favorablemente por la Comisión de Legislación y J uS-.
ticia de .la Cámara de Diputados, y aprobado por esa Cámara, ,fué
enviado al Senado en Septiembre del año 1834; pero el Senado no lo
tomó en consideración.
Año de 1835 .-El ministro don Diego Portales ll~ó de nuevo la
atenci(>n del Congreso hacia la necesidad de emprender la codificación
general de las leyes vigentes; y en la Memoria que el 28 de Agosto
de ese mismo año de 1835 presentó al Congreso· el ministro don
Joaquín Tocornal, aludió. a los trabajos ejecutados por don Andrés
Bello y que avaluaba en la tercera parte del. proyecto, pues ya en ese
tiempo este ilustre sabio, había preparado un tratad9 completo SO-
bre la sucesión por causa de muerte.
23. Comisión de Legislación del Congreso NaciGnal. Año de 1.840.
-Por ley de 10 de Septiembre de 1840 se creó una COMISIÓN' DE.
LEGISLACIÓN DEL CONGRESO NACIONAL encargada de codificar las
leyes civiles, reduciéndolas a un cuerpo ordenado ':l compieto, descar-
tando 10 superfluo o lo que pugne. con las instituciortes republicanas
del_Estado y dirimiendo los puntos controvertidos entre los intérpre-
tes del Derecho. Esta Comisión era mixta, compuesta de dos senado-
res y de tres diputados, designados por las respectivas ramas del
cuerpo legislativo. Fueron elegidos por el Senado don Andr~s Bello y
38 ALFREPO BARROS ERRÁZURIZ

don Mariano Egaña, y por la Cámara de Di¡:::utados, don Mar.uel


Montt, don Ramón Luis Irarrázaval y don Juan Manuel Coba; en
reemplazo del señor Irarrázaval, que fué nombrado ministro, de-
signóse después a don Manuel José Cerda.
Esta Comisión estaba autorizada por la ley de 1840 para soli-
citar la cooperación del Gobierno, de les tribunales o juzgadcs y
de cualesquiera individuos, para el mejor cumplimiento de su come-
tido y para tomar en consideración tedas las indicaciones que se le hi-
cieran, dando así a su obra todas las probabilidades de acierto y buen
suceso que era menester procurarle atendida su irrportancia.
El actual Libro 111 del Código Civil sobre la sucesión por causa
de muerte, fué el primer objeto del estudio de la Comisión. Don An-
drés Bello presentó muchos títulos redactados sobre esta materia y
se les tomó como base de discusión dándoles preferencia, tanto por
la circunstancia de estar ya redactados, cuanto porque esa mate-
ria se miraba como la parte más defectuosa de nuestra legislación
entonces vigente.
Según el pensamiento del señor Bello, la formación del Derecho
Civil no debía ser la obra de unos pocos individuos, sino la obra de
la nación chilena, y por esto, la Comisión de Legislación acordó pu-
blicar el resultado de sus trabajos en el periódico oncial, cemo me-
dio encaz de atraer la concurrencia ilustrada de los hombres de De-
recho y estudiar y consultar todas las opiniones, a nn de que la
obra tuviese un carácter de acierto y sabiduría.
Este intento fué logrado, porque el distinguido profesor de Dere-
cho don Miguel María Güemes publicó una serie de artículos con-
cienzudos y muy fundados, que fueron contestados con observaciones
prolijas y no men03 sabias del señor Bello, autor del proyecto. De
este debate se produjeron las ideas que sirvieron de base a la redac-
ción de los artículos 79, 964, 983, 1108 y otros varios del Código
Civil.
Con arreglo al artículo 17 de la ley de 1840, la Comisión de Le-
gislación daba cuenta a cada una de las Cámaras cuando estas ter-
minaron su período de sesiones ordinarias, del resultado de sus tra-
bajos, y acompañaba los ejemplares del «Araucano» en que se pu·
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 39

blicaban y las actas de sus sesiones, que excedieron con mucho a


las señaladas por la ley.
24. Junta Revisora.-Año de 1841.-Según el artículo 18 de la
ley de 10 de Septiembre de 1840, los proyectos presentados por la
Comisión de Legislación debían someterse' al estudio de ambas cá-
maras, correspondiendo al Senado iniciar las deliberaciol1es,
Para evitar los trámites y dilaciones que ocasionaría someter
cáda parte de los"proyectos al estudio y consideración de cada una
de las Cámaras, se resolvió por ley de 29 de Octubre de 1841 crear
una Junta Revisora, compuesta de tres diputados y de dos senado-
res, elegidos respectivamente por cada Cámara, para examinar los
títulos que la COl11isión presentaba a las Cámaras e irldicarse las en"'
miendas. adiciones o supresiones que le parecieran convenientes; en
una palabra, para informar acerca de los proyectos de la .Comisión
de Legislación, debiendo dar cuenta de sus trabajos en cada legisla-
tura ordinaria. .
El SenadJ designó miembros de esta Junta Revis:>ra a d:m San-
tiago Echeverz y a don Manuel Vásquez de Novoa; y la Cámara de
Diputados, a los señores doctor don José Gabriel Palma y Licencia-
dos don Pedro Francisco Lira y don Manuel Camilo Vial. Poco des-
pués, en Octubre de 1842, el Senado reemplazó a 103 primitivos miem~
bros por los señores don Salvador Sanfuentes y don Manuel Carvallo.
Se sometieron paulatinamente algunos títulos al estudio de la
Junta y en el primer informe presentado a la Cámara de,Diputados
el 27 de Agosto de 1841, se dejaba constancia de que la JUl1ta habia
resuelto considerar 'detenidamente ley por ley, sujetando algunas a
dos o más discusiones; y que aún después de discútida:'· y acepta-
das, no se había atrevido a publicarlas sin nueva revisión.
Confirma este mismo hecho el señor Bello, quien en su informe
de igual fecha, dirigido al senado, decía: "Algunos puntos han ofre-
cido dificultades gnives para su resolución; un solo artículo ha dado
a veces materia para muchas horas de discusión; y la Comisión no
hubiera creído corresponder dignamente a la confianza con que la
han honrado la!> Cámaras, si· hubiese pasado más ligeramente sobre
cuestiones de legislación que exigían un examen má, cir<;unspecto y
prolijo"
40 ALFRE~O BARROS ERRÁZURIZ
~"-'.- ........

La Junta Revisora, después de haber dado muestras de activi-


dad, se atrasó de día en día y celebró después tan pocas sesiones que,
según dice un documento oficial de la época, "no pudo adelantar cosa
alguna en la elaboración de esta obra" .
25. Fusión en un solo cuerpo, de la Comisión y de la Junta.
Año de 1845.-Consíderando don Andrés Bello que tal estado de
cosas no podía continuar, presentó al Congreso un proyecto de ley
par~ refundir en un solo cuerpo la. Comisión de Legislación creada
por la ley de 1840 y la Junta Revisora creada por la ley de 1841, con
el objeto de llevar adelante la tarea de codificación y de revisar los
trabajos anteriores de ambas Comisiones, bastando para sus acuerdos
el número de tres miembros y sujetándose por lo demás a los man-
datos de la ley de 10 de Septiembre de 1840.
Aprobado, en ambas Cámaras el proyecto del señor Bella, fué
convertido en ley con fecha 17 de Julio de 1845.
La agitación electoral, que terminó el 18 de Septiembre de 1846,
demoró algún tanto las sesiones de este nuevo cuerpo; pero a fines
del año 1846 ya la nueva Comisión había revisado, según el manda-
to de la ley, todos los trabajos anteriores. En noviembre de ese año
publicó un cuaderno. del libro sobre la sucesión por causa de muerte,
habiéndose tenido cuidadQ,. según dice el señor Bello en la adverten-
cia, "de dejar margen para la comodidad de las anotaciones que
quieran hacer los lectores inteligentes, cuyo examen o indicaciones
forman uno de los principales objetos de esta publicación".
En agosto de 1847 publicó en las mismas condiciones el libro
de los contratos y obligaciones convencionales. al cual se agregaron
"los títulos de prelación de créditos, rescisión en favor de los acree-
dores del insolvente y prescripción, materias que ha parecido debían
ocupar el últ:mo lugar en, el Código". '
En 1848 y 1849 las sesiones se hicieron más raras y la Comisión
ya sólo contaba en su seno a los señores Bello, Montt, Palma y Lira.
pues el señor Egaña había muerto y los demás miembros se habían
ausentado de Santiago,
La Comisión dejó de reunirse yde hecho terminaron sus fun-
ciones.
26. Trabajos de don Andrés Bello. Años de 1849 a 1852.-
, DERECHO CIVIL PRIMER AS;O'

Hemos visto que las diversas Comisiones habían dejado de reunirse


sin llevar a térmíno.Ia tarea de redactar un proyecto pe Código Civil;
y esa feliz iniciativa habría fracasado si.nohubiera sido por la ¡;;ner-
gía, el patriotismo, la constancia. ylasabiduría de un hombre que
tornó a ,su cargo la tar~ade redllctar personalmente el proyecto de
Código Civil. Ese hombre fué don AJ;ldrés Bello, el cual se consagró
a su formación, con un empeño y una perseverancia taleS, "que nada
es b,astante a encarecer, debidamente", según dice el mensale del Eje-
cutivo, de 5 de Dic,iembrede 1855, con que acompañó a las Cáma-
ras su tan célebre proyecto,
, Nacido en Caracas" el señor Bello se avecindó después en Chile,
donde desempeí\ó los cargos ,de director del Diario Oficial, sub-secreta-
rio del Ministerio de Rel~cíories Exteriores, Rector de la. Universidad
.y miembro influyente del Senado. Puede considerársele como el verda-
dero autor del. Código Civil chileno, Había. redactado también las
principales leyes civiles dictadas hasta esa fecha y los diversos trata-
dos internacionales que se celebraron en, esos mismos años,
Para la confección del, Código Civil hizo estudios profundos del
Derecho y una investígación copiosa y erudita de las, diyersas legis-
laciones existentes" como puede comprobarse echando. una ojeada
sobre los, orígenes o fuentes de donde fueron tomadas sus disposi-
ciones.
Hacía sobre cada materia estudios especiales y aun corrigiendo
una y otra vez sU trabajo, casi nunca quedaba satisfecho de loque
escribí?, alcanzando cada uno de los títulos de su proyecto .no menos
de cinco redacciones. distintas antes de secsometiclo al Congreso,
Consagró c~rca de. diez años continuos a la. elaboración de su
primer proyecto de Código Civil, concluído el Gual, fué presentado al
Gobierrro a fines de 1852 y l)1andado publicar en .1osprifneros meses
del año siguiente,
. 27. Comisión Revisora del proyecto del seior Bello. Año de
1852.-.Por ley de" 14 de Septiembre de 1852 se, facultó al Pre,si-
dente de la República para asignar una renta igual a la de que
gozan los Ministros de la Corte. Suprema, a las personas. a ,quienes
comision<1;re para preparar proyectos de reforma de los C~digos. Se
estableció que concluí,Jo cada· proyecto y revisadüpor, una comisión
42 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

especial, e! Presidente de la República lo sometería a la aprobación


de! Congreso, prop:miendo el premio a que se hubiere hecho acreedor
su autor, como también alguna recompensa extraordinaria, si la
mereciera por la naturaleza y desempeño de sus trabajos. Y así se
ordenó dar cUenta anual, al Congreso, del resultado de los trabajos,
durando por cuatro años la autorización concedida por esa ley.
Hemos visto anteriormente que e! señor Bello, habiendo concluído
su trabajo de redactar e! proyecto de Código Civil, 10 había presen-
tado al Gobierno. En conformidad a 10 ordenádo en la. ley de 14 de
Septiembre de 1852, a que acabamos de referirnos, el Gobierno nom-
bró una Comisión Revisora del proyecto, compuesta de los señores
don Ramón Luis Irarrázaval, Presidente de la Corte Suprema de
Justicia, don Manuel José Cerda, Ministro del mismo tribunal,
don José Alejo Valenzuela, Ministro de la Corte de Apelaciones de
Santiago, don Diego Arriarán, don Antonio García Reyes y don
Manuel Antonio Tocornal. También formaba parte de la Comisión
el mismo señor Bello, en su carácter de redactor del proyecto. El
mismo decreto del Gobierno dispuso que el trabajo presentado por
el señor Bello y conocido generalmente con el nombre de Proyecto
de 1853, por haberse publicado en esa fecha, se hiciera imprimir desde
luego y se distribuyera a los Ministros de los tribunales superiores de
justicia, a los jueces letrados y a los miembros de la Facultad de Le-
yes de la Universidad, para que informaran sobre él, haciendo las
informaciones que su examen les sugiriera.
Habiéndose echado de menos la cooperación del Doctor don Ga-
briel Ocampo, este distinguido jurisconsulto fué también llamado al
seno de la Comisión, de la cual formó parte importante.
Esta ~omisión Revisora funcionó en la sala de! Consejo de Es-
tado, presidida por S. E. el Presidente de la República don Manue!
Montt, y se contrajo al desempeño de sus funciones con un celo,
constancia y laboriosidad "de que no se ha visto ejemplo entre noso-
tros en casos análogos". Los jurisconsultos que la formaban hicieron
"estudios especiales para corresponder al encargo conferido".
"El contingente de luces con que han contribuído a la mejora y
perfección del Código, dice el mensaje de 5 de diciembre de 1855,
sólo puede estimarse comparando el texto primitivo con el presentado
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 43

a las Cámaras; sin exageración,~- sin salvar los límites de la más


escrupolosa exactitud, .forzoso es reconocer que el original ha sido mo-
dificado en su mayor parte, ya en sus disposiciones de fondo, ya
en su método. Emitiendo este concepto, debo Consignar aquí que
muchas de las innovaciones que se observan en el último traba50
han sido propuestas por el mismo autor, quien redactando las pro-
pias y ajenas, e introduciéndolas en los parajes correspondientes, a
fin de conservar la unid¡;¡d y armonía del todo, ha conquistado un
nuevo título a la gratitud nacional".
La Comisión Revisora tuvo a la . vista para su estudio los tra-
bajos que remitieron al Ministerio de Justicia, las Cortes de Apela-
ciones de Concepción y de La Serena y algunos jueces letrados, ha-
ciendo observaciones al proyecto
Concluída la revisión del Proyecto por la Comisión mencio-
nada, fué considerado una segunda vez, a fin de pasarlo a la legis-
latura tan acabado y perfecto como fuera posible.
28. EI,Proyecto ante el Congreso. Ley Aprobatoria. Año de 1855.
-El señor Bello, que desempeñó el principal papel oela Comisión
Revisora, fué encargado también de redactar el mensaje de 22 de
Noviembre de 1855, en que el Presidente de laRepúblicaOsometía a la
aprobación del Congreso Nacional el proyecto definitivo de Código
Civil y señalaba las principales innovaciones que introducía en la le-
gislación anterior,
Se convocó al Congreso Nacional a sesiones extraordinarias para
tratar en primer lugar del proyecto de Código Civil, que ya había
sido mandado imprimir por el Gobierno bajo la forma de pequeños
libros cuadrados.
Sometido el p~oyecto a la discusión del Senado, se' estudió la
farma de su aprobación, a saber, sLella había de darse en conjunto
o bien artículo por artículo.
Esta cuestión ya se insinuaba en el mensaje del Ejecutivo, y el
señor Bello se inclinaba a evitar la discusión parcial; «la discusión de
una obra de esta· especie· en· l$ls Cámaras, dice el mensaje. retar-
daría por siglos su promulgación, que es ya una necesidad imperiosa,
y no podría después de todo dar a ella la unidad, el concierto, la
armonía, que son sus indispensables caracteres».
44 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

De la misma opinión fué el señor Benavente, Presidente del


Senado, el cual pidió a éste que le prestara su aprobación en con-
junto, sin necesidad de discusión y sin temor alguno. «Para esto me
fundo, decía, primero, en que es la obra de un sabio que hace honor
a Chile; en que está revisado por una Comisión compuesta de aven-
tajados jurisconsultos de nuestro suelo y presidida por el Presidente
de la República, el que, como el Emperador de los franceses, en la
discusión de sus códigos, asistía y tomaba parte en ella; y segundo,
porque, pudiendo sólo abrigarse el temor de que contenga alguna
parte obscura o algún vacío, aunque debemos estar convencidos de que
es una obra maestra, esto está previsto, desde que en él mismo se
registra un artículo que prescribe a la Corte Suprema de Justicia
y a las Cortes de Alzada, que en el mes de Marzo de cada año den
cuenta al Presi€lente de la República, de las dudas y dificultades
que les hayan ocurrido en la inteligencia y aplicación de las leyes y
de los vacíos que noten en ellas».
La indicación del Presidente del Senado para aprobar sin dis-
cusión el proyecto de Código Civil, fué aceptada unánimemente, y,
en consecuencia, se le declaró aprobado acordándose redactar una
ley aprobatoria que fijaba la fecha de su vigencia para el I. v de
Enero de 1857 y que ordenaba hacer de él, una edición correcta y es-
merada.
Pasado el proyecto a la Cámara de Diputados, fué también
aceptado unánimemente por ésta, en sesiones de 29 de Noviembre y
de 1.0 de Diciembre de 1855, y sólo entró a discutir la redacción de
la ley aprobatoria, la cual fué modificada considerablemente a indica-
ción del Ministro del Interior:señor Antonio Varas.
Vuelto de nuevo el proyecto al Senado y a la Cámara de Dipu-
tados, la ley aprobatoria quedó definitivamente redactada en los
siguientes términos, en que fué promulgada con fecha 14 de Di-
ciembre de 1855. Dice así; «Santiago, Diciembre 14 de 1855. El
Presidente de la República. Por:cuanto el Congreso Nacional ha acor-
dado el siguiente proyecto de ley. Artículo único: Se aprueba el
presente Código Civil y comenzará a regir desde el l. o de Enero de
1857. Dos ejemplares de una edición correcta y esmerada que deberá
hacerse inmediatamente, autorizada por el Presidente de la Repúbilca
DER:f¿CI-lÚ CIVIL PRIMERJ\ÑO 45

y signada con el sello del Ministerio de Justicia, se depositarán en


la secretaría de ambas Cámaras, y otros dos, en el Archivo del Mi-
nisterio de Justicia', El texto de estos ejemplares se tendrá por
texto auténtico del Código Civil ya él deberán conformarse las edi-
ciones o publicaciones que del 'expresado Código se hicieren, Y por
cuanto, oído el Consejo de Estado, he tenido 'a bien aprobarlo y
sancionarlo, por tanto, dispongo se promulgue y lleve' a efecto en
todas sus partes como ley de la Repúblíca.-ManueJ Montt.-Fran-
cisco Javier Ovalle».
El ,10 de Julio de 1856 se, hizo el depósito de los ejemplares au-
ténticos en las secretarías del Congreso yen el Archivo del Mínis-
terio de Justicia; pero, debemos advertir que esta edición auténtica
no está enteramente conforme con e! proyecto aprobado por las
Cámaras, porque existen en algunos artículos de su texto muchas
correcciones gramaticales y literarias y aun' modificaciones de fondo.
Para efectuar' las primeras, estabR indudablemente autorizado el Go-
bierno en virtud de lo dispuesto en el inciso-segundo' de la' ley' apro-
batoria; pero no ocurre igual cosa con las modificaciones'de fondo,
para las cuales no estaba autórizado. Sin embargo, conforme a la prác-
tica observada y a la doctrina del artículo l. o del Código CiVil, debe
tenerse por auténtica dicha' edición oficial; a pesar de las modifica-
ciones que se hicieron.
29. Premio acórdado' a Don Andrés Bello.· Elogios de nuestr(J
Código ·Civil.-Hemos visto antefíormente que la ley de I4de Sep-
tiembre de 1852 asignaba a los redactores de los Códigos un suelde
de $ 4.000 anuales. El señor Bello no gozó de los beneficios de estf
ley, porque en la misma época de su promulgación presentó con·
cluído el trabajo que preparaba desde 'hacía tantos años. Para sal-
var esta situación, el Gobierno presentó un proyecto de ley, redac,
tado personalmente por el Presidente don Manuel Montt, Hamand<
.la atención del Congreso hacia' los calificados y especiales rnérecí:
mientas del señor don Andrés Bello, proyecto que aprobado PO]
ambas Cámaras, fué, promulgado como ley de 'la República el 1,4 d(
Diciembre de "1855.
Por dicha ley, el Congreso Nacional concede uh voto de gracia a
autor de! proyecto del Código Civil, por la perseverante y eficaz 'con·
46 ALFREDO
__ ~_~n
BARROS
~ ~ ~
ERRÁZURlZ
.~~~:,,~.~~~ •. ~". ,~~,

tracción que ha dedicado a este trabajo, y a los miembros colabora-


dores de la Comisión Revisora del mismo Código, por la solicitud,
esmero y contracción con que han concurrido al examen y revisión
de toda la obra, hasta llevarla a su término; y acuerda al señor
Bello la suma de $ 20,000 por una sola vez, abonándole además el
tiempo de servicios necéSarios para que pueda jubilar con el sueldo
íntegro de su empleo de Oficial mayor del Ministerio de Relaciones
Exteriores.
Publicado el Código Civil, el Gobierno remitió ejemplares a di-
versas corporaciones científicas y a algunos jurisconsultos de Europa
y de América. De entre estos, emitieron dictámenes muy favorables
al nuevo Código dos jurisconsultos franceses, Mr. F. Laferriére,
miembro del Instituto de Francia e Inspector General de las Facul-
tades de Derecho, Mr. Faustin Helie, muy reputado como crimina-
lista, como así mismo el miembro honorario de la Facultad de Filo-
sofía y Humanidades de nuestra Universidad en España, don José
Joaquín de Mora, que publicó en el periódico »La América», de Ma-
drid, un largo juicio sobre nuestro Código Civil, en el cual dice
<nadie negará que comprende todo 10 que es de la competencia de
la ley en las relaciones domésticas y sociales de una nación cristiana
y culta».
Además, nuestro Código ha ser'Vido de modelo a muchas de las
instituciones legales de los otros países sudamericanos.
En el informe de la Comisión Revisora del proyecto de Código
Civil de Nicaragua, se anuncia haber seguido el método y plan del
Código Civil Chileno, al que reputa como el más completo, ya que
en su fetrmación se consultaron varios códig03 de América y Europa.
En Colombia, según dice el señor Lastarria, algunos estados
de esta Federación adoptaron nuestra legislación civil. En 1856, el
señor don Manuel Ancízar, en carta de 10 de de Julio de ese año
dirigida al señor Bello, le pedía varios ejemplares de nuestro Código,
pues, se trataba, decía «de preferir a cualesquiera otras, las doctri-
nas legales profesadas en nuestra Sud-América, lo cual podía ser un
primer paso dado hacia la apetecida unidad social de nuestro conti-
nente».
El Ecuador adoptó íntegro nuestro Código Civil, en el suyo,
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 47

que rige desde el 1. o de Enero de 1861, con algunas modifica(!;iones,


que en su mayor parte son de detalle y que se encuentran proli-
jamente anotadas 'en el discurso de incorporación de don José Ber~
nardo Lira a la Facultad de Leyes y Ciencias Políticas, titulado «Ne-
cesidad de la revisión de.l Código Civil».
En el proyecto de Código Civil que para el Brasil c0l!1enzó a
publicar el año 1860 el jurisconsulto A. J. de Freitas. se encuentra
a cada paso citado con encomio.el Código Civil Chileno.
El del Uruguay, promulgado el 23 de Enero de 1868, fué redac-
tado por el Doctor Narvajas, que copió el nuestro en su mayor parte,
y enei informe de la Comisión que lo revisó y lo aprobó, se señalan
entre los antecedentes de esa obra, en primer lugar, «los códigos de
Europa, los de América y, con especialidad, el justamente elogiado
de Chile».
El jurisconsulto argentino don Dalmacio Vélez Sarsfield, al remi-
tir al Gobierno de su país el libro primero del proyecto de Código
Civil argentino, dice que para ese trabajo se ha servido principal-
mente, entre otros, del Código de Chile, «que tanto averttaja a los
Códigos europeos».
30. Fue~t{\s del Código Civil.-Las diversas cuestiones que dia-
riamente se presentan al aplicar. la ley, hacen necesaria su interpre-
tación para formar jurisprudencia, complemento de toda legislación y
tan indispensable" según dice Portales, como la ley misma.
Para que la interpr<:tación sea verdadera y autorizada, debe te-
ner puntos ciertos y fuentes seguras de donde pueda' tomars.¡;:, porque
si se dejara exclusivamente al arbitrio del juez la facultad de elegirlos,
resultarían tantas y tan variadas interpretaciones, cuantos fueran los
puntos de partida del intérprete.
Por eso, entre las regl~ de interpretación, el Código Civil en
el 'inciso 2;° . del artículo 19 estaplece .la siguiente: «Para i11terpretar
una expresi6n oscura de la ley se puede recurrir a su intención o >espí:-
ritu, claramente manifestados en ella misma o e11 la historia fidedigna
de su establecimiento».
'. La historia fidedigna. del establ¡ximiento de la ley 110 es otra
cosa que la razón o conjunto de razones que se tuvieron presentes
para dictar la ley, en vista de las circunstancias de la época en que
48 ALFltEDO BARROS ERRÁZURIZ

fu~ dictada y que hacían necesario un cambio en la legislación exis-


tente.
Respecto del Código Civil, esa razón, esa historia fidedigna, en
las discusiones que la Comisión encargada de revisar el proyecto de-
bió haber tenido acerca de cada una de sus disposicibnes; pero, no
existiendo esa discusión, es preciso buscar la razón en otra parte, y
~ta la encontramos únicamente en el proyecto que don Andrés Bello
presentó para la formaci6n de! Código Civil, e! cual da a conocer al
fin de cada libro, ya las diferentes legislaciones que ha tenido presen-
tes o que ha tomado por base para la formación de su trabajo, ci-
tando los libros, títulos, artículos o leyes de cada una de ellas, ya
los diferentes autores de que se ha valido, con las citas de sus capítu-
los, páginas y párrafos, ya por fin exponiendo razones o ejemplos
para aclarar más el alcance de sus disposiciones.
Este trabajo ha venido a hacer las veces de una discusión y a
servir de historia: fidedigna a nuestro Código Civil, porque si para un·
artículo determinado se han tomado por modelo otros de una legisla-
ción distinta, y aquel no ha sido modificado en manera alguna por
la Comisi6n, es indudable que la raz6n que tuvo presente "el autor
del proyecto para· redactarlo, es la rrfisma que la Comisión ha tenido
para aprobarlo y no modificarlo. Ahora bien, en los artículos que
han sido modificados total o parcialmente, la razón· de la ley se de-
duce casi siempre' de la misma ampliación, restricción o modificación.
Los Códigos y autores que con más frecuencia se citan como
fuentes p~ra la formac.i6n del proyecto de Código Civil son los si-
guientes:
A) El Derecho Romano, fuente principal de todos los Códigos
modernos;
B) Las Leyes Españolas que regían en Chile antes que se dictara
el Código Civil y, principalmente, las Leyes de las Siete Partidas con
las glosas de Gregario L6pez, la Novísima Recopilaci6n y el Fuero
Real;
C) El Código Francés, con los comentarios de Rogron;
D) Los otros Códigos que existían en esa épOca, principalmente
el Luisiano, el de Cerdeña, el Austriaco., el PrusianO y e! de las Dos
Sicilias;
DERl'lCHO CIVIL PRIMER AÑO 9

E) Los jurisconsultos DeIvincourt, Pothiér, Savigny, Merlin,


Escriche, Tapia, Gómez, Malina, Matienzo y Goyena,
Citaremos algunos casos para demostrar el origen de algunas
disposiciones de nuestro Código: en materia' de servidumbres, sigue
paso a paso al Código Francés; de acueductos, al Código de Cerde-
ña;'sobrehijos legítimos se~ basó principi:tlmente en las leyes espa-
ñolaS; y en el tratado' de las obligaciones siguió principalmente la
obra de Pothier, '
, 31. Plan del Código Civil.-El Código Civil está dividido en un
título preliminar, cuatro libros y un título final. A ejemplo de' los
cuerpos de leyes romanos, españoles y modernos, los libros se divi-
den en títulos y éstos en artículos, que guardan una numeración
sucesiva y no interrumpida, que ofrece sobre e! sistema de las legis-
laciones antiguas la ventaja inapreciable de facilitar la verificación de
las citas,
El título pre!inlinar trata de la ley y de la definición de ciertas
palabras de' 4s0 frecuente en' las' leyes. " '
El libro 1 trata de las personas, que son el sujeto de! Derecho,
y las clasifica en 'naturales y jurídicas. De las personas natur:::lles
estudia el principio y fin de su existencia,' su ,nacionalidad, su do-
micilio y su estado civiL De las person~s jurídicas, estudia sus ca-
racteres generales y las clasifica en personas jurídicas de Derecho PÚ-
blico y de Derecho Privado, para entrar a tratár de las reglas pro-
pias de estas últimas, que son las regidas por el Código Civil. Trata
del matrimonio, que es el fundamento de la sociedad doméstica, de
los eSponsales, de las segundas nupcias y de las obligaciones y de-
rechos entre los cónyuges, Trata de la filiación, que divide en legíti-
ma, natural y simplemente ilegítinla; de las obligaciones y derechos
de lós padres y de los hijos legítimos, naturales y simplemente ilegí-
timos; de la patriR potestad que tiene e1padre sobre sus hijos legíti-
mos menores, con sus tres facultades de representación de la persona
del hijo, administración y usufructo de sus bienes, y de la emancipa-
ción, que pone término a la patria potestad. Trata de la maternidad
disputada, de la habilitación de edad y de los alimentos que se deben
por ley a ciertas personas, Trata fináImente, de! régimen de los inca-
paces, de su tutela y curaduría; según los diversos casos de·íncapa-
4
50 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

cidad, y reglamento todo lo relativo a la designación de los tutores


y curadores, a su administración, incapacidades y excusas, a la remu-
neración y remoción de los mismos.
El Libro II trata de los bienes, que son el objeto del derecho;
de su clasificación; del dominio y de los diversos modos de adquirirlo;
de la posesión, sus calidades y los modos cómo se inicia y termina;
de las limitaciones del dominio, que son la propiedad .fiduciaria o
condicional, los derechos de usufructo, uso y habitación y las servi-
dumbres. Trata de la reivindicación, que es la acción que corresponde
al dueño, y de las acciones posesorias, que corresponden a los posee-
dores.
El Libro I II trata de la sucesión por causa de muerte, que divide
en testamentaria e intestada. Después de fijar las diversas reglas de
esta última, entra a ocuparse de la sucesión testamentaria, trata del
testamento y de sus diversas clases; de su revocación y reforma; de
las asignaciones testamentarias y en especial de las asignaciones for-
zosas; de los ejecutores testamentarios y de los albaceas fiduciarios.
Trata de la apertura de la sucesión y de su aceptación, repudiación
e inventario; de los beneficios de separación e inventario; de la par-
tición de bienes y del pago de las deudas hereditarias y testamen-
tarias.
En el título final trata de las donaciones entre vivos, que sirven
de título de adquisición gratuit~l.
En el Libro IV trata de las obligaciones, de los requisitos para
su validez; de sus diversas clases; del efecto que ellas producen; de
10 relativo a su prueba y de los modos de extinguir las obligaciones.
T ratá en seguida de los contratos, empezando por los principales y
siguiendo por los accesorios.
Trata también el Libro IV, de las capitulaciones matrimoniales
y de la sociedad conyugal, que forman parte del régimen de la fami-
lia; y al final, contiene los títulos de la prelación de créditos y de
la prescripción, tanto adquisitiva como extintiva.
Como se ve, nuestro Código sigue un plan parecido al de la ge-
neralidad de los modernos; pero, se aparta en cierta manera del
plan del Derecho Romano. Este dividía sus disposiciones en tres ma-
terias fundamentales: personas,· cosas y acciones; y al tratar de las
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 51

acciones, las estudiaba en sus dos sentidos distintos, ya en su calidad


de derecho, o sea, en su parte substantiva, ya en su calid~d de me-
dio legal de perseguir en juicio el derecho, o sea, en su parte adjetiva.
En nuestra· legislación, las acciones, ensu parte substantiva o derechos
civiles, son objeto del Código Civil; en' su parte, adjetiva no perte-
necen propiamente a esta rama. deJ Derecho .sino que forman parte
de un estudio distinto,cual es el Código de Procedimiento. .
La división de nuestro C;:ódigo en cuatro libros principales que
tratan respectivamente, de las personas, de los bienes, de la sucesión
por causa de muerte y donaciones entre vivos, y de las obligacjo:nes
y contratos, se explica porque siendo uno de lbs fines principales del
Derecho Civil el estudio de los derechos patrimoniales, que son aque-
llos que dicen relación con la propiedad, tenía que considerarlos
respecto 'a ¡as personas, que sún el sujetó del' derecho, a: fas cosas,
que formim su objetú, y a los diversos actos de la voluntad que sirven
para transmitir o transferir la propiedad, los cualeipueden set',gra-
tuitós y de una persona, como los testameil:tos, u oneroSos y celebra-
dos entre dos '0 más personas, Como son los contratos.
Creemos que esta fué la razón por la que el Código trató en
el Libro 1, de todo lo que' se refiere a las personas, -a su capacidad y
diversas calidades; en el Libro II, de los bienes y de loS diversos
modos de adquirirlos; 'en el Libro 111, de los' áctos en que se dispone
a título gratuito, como son los testamentos y donaciones entre vivos;
y en el Libro IV, de las obligadones y contratos. índice
CAPíTULO TERCERO
DE LA LEY Y SUS EFECTOS

PARTE PRIMERA: DEFINICIÓN, FORMACIÓN, INTERPRETACIÓN


Y DEROGACIÓN DE LAS LEYES

32. Definición de la Ley.-En su acepción general, podemos


definir la palabra ley, con Santo Tomás, diciendo que es «una orde-
nación de la razón para el bien común, promulgada por quien tiene
el cuidado de toda la comunidad". Esta definición contiene los carac-
teres fundamentales de la ley, que exige la existencia de una autori-
dad que imponga u ordene, que su mandato sea racional, dictada
únicamente para el bien común, esto es, para una sociedad perfecta,
la cual tiene por fin el bien de sus asociados, y prom~llga:la, esto es,
dada a conocer a los súbditos para que puedan cumplirla.
Nuestro Código Civil define la ley diciendo que es <una declara-
ción de la voluntad soberana que, manifestada en la forma prescrita
por la Constitución, manda, prohibe o permite». (Artículo 1).
En esta definición claramente se exponen, en primer lugar, los
requisitos externos de la ley, indispensables para que los ciudadanos

conozcan si lo que se les presenta como tal, es en realidad ley o no
lo es. Estos requisitos externos, contemplados en la definición son
dos: l. o Declaración de la voluntad soberana. Según nuestra Sons-
titución, la autoridad soberana que puede dictar leyes, reside en el
Poder Legislativo, formado por el Congreso Nacional, aun cuando
en ellas tiene también ingerencia el Presidente de la República. Por
falta de este primer requisito no son leyes los simples decretos del
Poder Ejecutivo, aunque sean de efectos generales y permanentes
y encaminados al bien común; 2. o Que la voluntad soberana sea
DERECHO' CIVIL' PRIMER ANO
'-~-"_. ",-",-¡; __~",,_. __ •
. - -
-~,oo <".
.
)J

manifestada en. la forma prescrita por la Constitución. El artículo


52 de la Constitución Política fij a las condiciones _para que exista
la forma de la ley: «Aprobado, dice, un proyecto de ley' por ambas
Cámaras, será remitido al PreSidente de la República, quien, si . i:ám-
bién 10 aprueba, dispondrá su promulgación como ley». Por falta de
este rquisito externo indispensabfe, no constituiría ley la declaración
de la voluntad de todos y cada uno de 10$ miembros del Congreso
Kfacional y del Presidente de la República, si !la se manifestare en
la forma prescrita por nuestra Carta;
Fijados los requisitos externos, la definicióh entra a establecer los
actos propios de la ley, que son: mahdar, prohibir y permitir, por-
que el efecto propio y directo de lá leyes, obligar a los súbdit~;
.
ahora bien, esto puede conseguirse de las .tres maneras que indica
la definición, o mandando algo, v, gr. pagar una contribución, ' o
prohibiendo algo, v. gr. no enajenar una cosa embargápá, no esti-
pular intereses de intereses, o -pOr fin, permitiendo que alguien
pueda celebrar cualquier acto,' y de c;onsiguiente, prohibiendo que
los demáS lo estorben o Jo impidan. .
Respecto. a -la fuente de. donde fué tomada esta' definicióh, dice
don Miguel Luis Amunát'egui, eh su estudio sobre la definición de
la ley, que, según las notas encontradas ,entre los papeles de, don
'Andrés ~ell0, esta definición fué tomada de la ley 7 del Digesto,
DE LEGIBUS, en la cual se dice a la letra lo que se copia en seguida:
«Legis haec virtus est imperare, vetare, permittere, punfre». El rédactor
, dél Código Civil suprimió con mucha razón entre los 'caracteres
esenciales de la ley el distintivo de castigar (punire) , porque pro.
piamente las leyes que tieneh por sanción una pena no forman una
cIase particular y diversa de las tres mencionadas. El Códigó Penal
considera delito toda acción u omisión voluntaria penada por la ley,
y d~ esta disposición se deSprende claramente, en concepto del señor
Amunái:egui, que las leyes penales son prohibitivas o imperatiVas
según el caso. -
33. Numeración de las leyes.-A fin de facilitar la citación ·de
las leyes, se dictó el decreto supremo de 8de febrero de 1893, que
dispone 10 siguiente:
«Teniendo presente que conviene numerar las leyes para que
54 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

puedan ser citadas con mayor precisión, especialmente cuando se


promulgan varias en un mismo día, ,he acordado y' decreto:
Las leyes serán numeradas según el orden en que las despache
el Consejo de Estado y al efecto el secretario de esta Corporación
anotará el número que le correspo!1da al enviarlas al respectivo Mi-
nisterio para la promulgación.
La numeración principiará desde el l. o de Enero último,
Anótese, comuníquese, publíquese e insértese en el Boletín de
las Leyes y Decretos del Gobierno.-MoNTT,-Pedro Montt~.
Suprimido el Consejo de Estado por la Constitución de 1925,
la numeración de las leyes deberá efectuarse en la forma que de-
termine el Presidente de la República.
34. Condiciones de existencia de la ley.-De la naturaleza de la
ley, que es una norma social para dirigir las relaciones de los hom-
bres entre sí, y de la definición que antes hemos comentado, se
deduce que las condiciones de existencia de la ~ey son las sigui en-
tes:
l.") Existencia de una autoridad pública.-,No se concibe la rea-
lización del orden social sino mediante la exist,encia de una autori-
dad encargada de dictar las leyes; y esta autoridad no puede resi-
dir en poderes, de orden privado, como el del padre de familia, que
sólo ejerce sus funciones dentro del hogar doméstico, sino que debe
residir en una autoridad superior, de carácter público, que se impon-
ga a todos los ciudadanos. La autoridad encfirg€lda de dictar .las
leyes reside en el Poder Legislativo, que se compone, como ya diji-
mos anteriormente, del Congreso Nacional, asociado al Presidente, de
la República,
2," Debe é:er tma norma obligatoria para fos ciudadanos.--Es
carácter fundamental de la ley la existencia de la ol:ligación que
tienen los súbditos de respetar las órdenes impartidas por la auto-
ridad superior y encaminadas al bien común de la sociedad. N'o
sólo se trata de la necesidad o de la utilidad de los ciudadanos, sino
de un concepto más enérgico; se trata de la obligación, esto es, del
vínculo que nos liga con la autoridad superior, vínculo cuyo mante-
nimiento es indispensable para la conservación del orden social; y
esta verdadera obligación que forma el carácter fundamental de la
DERECHO CIVIL PRIME.R AÑO

ley, supone que los ciudadanos, obran constreñidos por una autori-
dad superior, a la simple vol~untad indiyidual. . .
3. ) Debe ser una norma gel] eral y permanente.-D~be per g~.ne­
s

ral ,en su objeto, ya sea que mande, prohiba o permita; ~ues de


otro modo deg~neraría en privilegio, Esto no ex..cÍuye 'que lá ley,e~ta­
blezca por razones de justicia, benéficios o. derechos' singulares, para
°
ciertas personas, en vista. ,de su edad sexo, como son los otorgados
a los menores y á las mujeres casadas; o'en,'virtud de su profesión.
" Este' caráct~r de generalidád, diferencia' a la l~y del' contrato;
el cual no hace de, ley sino. para las partes que en él han interveni-
do. A,demá~, el .. contrato se celebra entre personas que voluntaria-
mente s~ someten a él, mientras que la ley se dicta por una autod-
'dad superior' que no necesita consultar la voluntad de los súbditos,
los que están obligados a obedecerla. , ,..' , ' " .
pebe. también la ley ser perman~nte, es decir, dicta!=1a para un
'número indt:termlnado
, . r '
de hechos o dt;: actos del hombre.
. . . ' ," -.
. . , '. .':
Esta permanenCIa, que produce la confianza y la ,s?guridad en
los derechos que la ley sanciona o reconoce, no' signifi~¿{que . ella
qeb~ durar perpetuamente; pues' la ley puede y debe ser reformada
o derogad? cuando los intereses públicos 10, exigen.
-, • . ' ~
.
J

, Por faltar a este requisito no son propiamente leyes las disposi-


ciones adoptadas por el Poder Legislativo que producen un efecto
transitorio, v. gr. la: disposición que ordena la construcción de un fe-
.~~ocarfiL Estas disposiciones; aunque sean. acórdadas por la mi~ina
, autoridad y promulgadas en la misma forma, no son'leyes en el senti-
do jurídico de la palabra. Por el contrario; es una verdadera ley
la que dicta el Poder Legislativo al 'imponer' a los j6v~nes llegados
a cierta edad la obl1gación de hacer el servicio mJlitar, p~rque tiene
carácter de pehnanénte~ '. . . :' . . .... .
4. s) La ley debe ser sancionada por la juerzapública.-EI ~oncep-'
to de leyes distinto del. de las simples reglas mor¡ll~s' que dirigen
la conducta de 10sho~bres que viven en sociedad. AlJJ1que e,stas ,re-
glas morales obligan en con(;iencia, no siempre se tra.du~étl en leyes
positivas, y muchas veceS carecen 'de sanción práctica . .'.,' "
La verdadera ley debe ir acompañada de una sanción eficaz'
que, asegure su respet~ y observancia. No hay verdadera ley sin, at-
ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
.--- _ 1._

guna sanción, pues siendo aquella una regla necesaria e indispensa-


ble para presidir las relaciones de Derecho entre los ciudadanos, siem-
pre que no se cumpla, resultará amenazada la organización social,
por lo que supondrá a más de la idea de obediencia de parte de los
súbditos, la de coacción de parte de la autoridad.
La sanción de la ley puede ser prevmtiva, como las medidas de
policía destinadas a impedir un hecho ilícito, o bien represiva, que
aplicándose después de realizado el hecho, constituye la especie más
frecuente.
Son sanciones represivas en el orden penal: la prisión, las penas
corporales, la multa; y en el orden civil: el pago de los perjuicios, la
nulidad de los actos o contratos que no sean celebrados conforme a
Derecho, el embargo y otros apremios establecidos por las leyes.
5.&) La ley debe disponer sólo para lo futuro.-La leyes una
norma establecida por la autoridad soberana para dirigir nuestras
acciones y no tiene fuerza obligatoria sino desde su promulgaci6n; de
manera que no puede aplicarse a los tiempos pasados, sino s610 a los
venideros.
Así lo establece el arto 9.° del Código Civil que dice que la ley
puede sólo disponer para lo futuro y que no tiene efecto retroac-
tivo.
Este es un principio universal de moral legislativa. Sin él desa-
parecerían la libertad, la seguridad y la propiedad, porque una nueva
ley podría en cualquier momento quitar a los ciudadanos los más pr'O'.,.
ciosos derechos.
No importan una excepción a este principio universal las 'leyes
interpretatiras, esto es, las que explican una ley anterior cuyo senti-
do es dudoso, porque ellas se identifican con la ley interpretada y
se entienden incorporadas en ella, sin perjuioio de que conserven todos
sus efectos las sentencias judiciales pasadas en autoridad de cosa juz-
gada que se hubieren dictado en el tiempo intermedio, es decir, du-
rante la oscuridad de la ley. (Art. 9 del Código Civil).
35. Caracteres de las leyes fle flerecho privado.-Las leyes del
Derecho Privado presentan un carácter peculiar, que las.distingue de
las leyes del Derecho Público. En efecto, las reglas del Derecho
Civil, en su mayor parte, son simplemente supletorias o declarato-
DERECHO CIVIL. PRIMER AÑO 57

rías de la voluntad de los contratantes; lo que quiere decir que ellas


no se imponen a la volttntad de estos, los cuales quedan libres para
determinar las cqnsecuencias jurídicas que entre ambos debe produ-
cir el acto que hari celebrado.
Pueden las partes, por lo general, sepárarse de las reglas dadas
por la ley y reemplazarlas por otras que juzguen preferibles; y lás
di~posiciones legales no se aplican.sino en caso de que las partes na-
cia hayan dicho o no hayan establecido ley particular para ellas mis-
mas .
.Este carácter parÜcular se encuentra principalmente en las dis-
a
posiciones relativas los actos voluntarios que tienen por objeto ha-
cer nacer, modificar o extiriguir derechos, como ocurre en los contra-
tos. Así, en el de arrendamiento, las partes pueden libremente esti-
pular los derechos· y _obligaCiones dd arrendador y dd arrendatario,
apartándose, si quieren, de las reglas establecidas por la ley; pe~o,
celebrado entre dos personas un contrato de ,arrendamiento, _ sin
haberse detenninado sus mutuos derechos y obligacioneS, estas y
aquellosse regirán por las disposicioi1es~ del dtulo correspondie~te
del Código Civil, las cuales vienen a suplir o declarar la voluntad
de las partes en lo que no aparece manifestado en el contrato.
Esto no quiere decir que las disposiciones .del Derecho Privado,
_de carácter sllpletorio, no sean verdaderas leyes, porque eStas·reglas
supletorias establecidas por el legislador deben ser obedecidas siem-
__ preque las partes no las-hayan expresamente modificado o suprími-
do.ISi las partes, aprovechándose de _la libertad de que gqzan, re-
glamentan ellas mismas sus relacion<,;s de Derecho en toda su exten-
sión, entonces eUas mismas se dictan una ley especial y concreta de
carácter obligatorio y aplicable al caso particular para el cual la han
dictado. Esta es la que se Uama ley del contrato, a. la. cual se re-
fiere el artículo 1545 del Código Civil, cuando dice que «todo contra-
to legalmente celebrado es una ley para los contratantes y no. puede
ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o por causa legal.»
La razón determinante de este carácter peculiar de las leyes del
Derecho Privado, tan distin~to de las .leyes siempre obligatorias del'
Derecho Público, está en que el Derecho Privado, establecido en fa-
vor de los particulares, ha debido respetar la libertad que éstos tie:..-
58 ALFREDO
~r~_ ",_.,_,-~
BARROS
c,.:;.:
ERRÁZURIZ
,_"_.~--:; --:._-;-- o:;:.. :-:-;;:-.;~ ;;",
,..
-. ~- . ~ - _, - ••'

nen para celebrar sus actos jurídicos, mientras no se . perjudique el


derecho de otro o no sean dichos actos inconciliables con las bases es-
peciales sobre las que reposa la constitución sOCial.
Pero no todas las leyes del Derecho Privado presentan este ca-
rácter; hay muchas, de forma absoluta e imperativa, que las partes
no pueden derogar, en sus convenciones o contratos, porque han sido
establecidas en beneficio del interés común.
Los preceptos del Derecho Civil que no pueden ser derogados
por la volurltad de los particulares, son de dos especies: unos que
han sido dictados para asegurar el mantenimiento del orden públ i-
ca, es decir, del orden general, necesario para el mantenimiento de la
organización social y del respeto a la moralidad pública, la que prohi-
be los .actos contrarios a las buenas costumbres; y otros que se han
dictado como medidas de protección para ciertas personas que por su
edad, su sexo o condiciones físicas, son incapaces de velar. por sus
intereses y qúe podrían ser víctimas de su debilidad o inexperiencia
en la celebración de los actos jurídicos.
Estas dos clases de disposiciones son necesariamente imperati-
vas, porque no se cumpliría el fin que el legislador' pretepde al dic-
tarlas, si ellas pudiesen ser eliminadas por la sola volunta<;l de las
partes.
Son disposicio:1es de orden. público, por ejemplo, las conteni-
das en los artículos 1462 y 1466 del Código Civil; el primero dice
que hay objeto ilícito en todo lo que contraviene al Derecho PÚ:-
blico Chileno, y declara nulo por vicio del objeto, la pro~esa' de
someterse en Chile a una jurisdicción no reconocida por las leyes
chilenas, El segundo dice que hay objeto ilkito en las deudas con-
traídas en juegos de azar, en la venta que está prohibida por la' au-
toridad competente, de libros, láminas, pinturas y estatuas obcenas,
como asimismo, de impresos condenados como abusivos de la liber-
tad de la prensa.
Pertenecen a la segunda clase, o sea, a las medidas de protec-
ción, las reglas dictadas por el Código Civil para ,la administración
de los bienes de la5 personas incapaces. '
36. Constitucionalidad de la ley.-Hemos visto que no, puede
considerarse como ley la declaración de la voluntad soberana que se
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 59

manifiesta en una forma distinta de la ordenada por la Constituci6n:


Veamos ahora 10 que o::urre en el caso. de una ley que, promulgada
en la, forma prescrita por la Constitución, es contrari.a en su fondo' o
contenido a las disposiciones de ésta, En o~ros 'términos, ,yamos a
estudiar la cuestión relaÚva a las leyes inconstitucionales, p~ra ver si
los jueces de;ben aplicarlas en las causas de que copocen.
-Como no ,es posible hacer prevalecer el criteri~ individuat sobre
el criterio .del legislador, creemos que pOr regla general, toda ley se, pre-
sume cosntitucional y que no es permitido desconocer, su {üerzá
obligatoria. -
, Pero, ~nel caso de que se dictarf¡ una ley franc¡;unente ,contraria
,a algún artículo de la ConstituCi6n' Política, creemos que los )ue-
ce;s no están obligados a aplicarla y que debe prevalecer la disposi-
ción constitucional sobre lo determinado por la ley.
, ,El Estado tiene derecho para, establecer las, hases fundamenta-~
les sobre la forma de Gobierno y sobre las garantías que aseguren los
derechos políticos social?s y civiles, derivados de la división de los
tres poderes, que son: el legislativo, el ejecutivo y el judicial. Estas
hases fund¡;¡mentales que obliga!:} a los tres poderes, de manera que
ninguno pueda infringirlas ni usurpar las atribuctones del otro, están
comprendidas en la Constitución del Estado, que es el Código fun-
damental de la República. Ahora bien, la Constitución fija las atri-
bticiones deI 'Poder Legislativo dentro de esas s6lidas bases y esta-
,_ b-Iece reglas especiales sobre la manera cómo puede reformarse algu-
no de _sus preceptos,
Deslindadas así las atribuciones de los poderes, públicos, esta-
blece el artículo 4.° de la, Constitución de 1925 que, ninguna
magistratura, ninguna' persona, ni reurlión de per.sonas pueden atri-
buirse, ni. aún a _pretexto de circunstancias extraordinarias, otra au-
toridad o der~cho que los que expresamente se les haya conferido
por las ,leyes, y que todo acto que contravenga a este artícu'10 es nulo.
_, En consecuencia" una ley inconstitucional importa _uI)a ~xtrali­
mitación ,de facultaqes por parte del Poder Legislativo y no puede
producir efecto alguno. .
Es cierto que los. Poderes Ejecutivo y Judicial están también
sujetos a.las leyes que dicte el Poder, Legislativo; pero comoacába-
60 I\LFREDO BARROS ERRÁZURIZ

mas de ver, ese sometimiento es sin perjuicio del respeto debido a


la Constitución Política del Estado.
De a::uerdo con estos principios el artículo 86 de la Constitu-
ción Política promulgada el 18 de Septiembre de 1925 dispone que:
«La Corte Suprema, en los casos particulares de que conozca
o le fueren sometidos en recurso interpuesto en juicio que se siguie-
re ante otro Tribunal, podrá declarar inaplicable, para ese caso,
cualquier precepto legal contrario a la Constitución. Este recurso
podrá deducirse en cualquier estado de juicio, sin que se suspenda
su tramitación».
37. Diferencia entre la Ley y el Decreto del Presidente de la
República.-Tres son, como hemos dicho, los poderes públicos que
crea la Constituci6n del Estado: el Poder Legislativo, el Ejecutivo
y el .Judicial.
El Poder Legislativo reside en e! Congreso, asociado al Presi-
dente de la República, y expide sus declaraciones por medio de
leyes; el Poder Ejecutivo reside en el Presidente de la República y
expide sus declaraciones por medio de decrEtos; el Poder Judicial
reside en los Tribunales de Justicia, que expiden sus declaraciones
por medio de sentencias.
El Poder Legislativo debe obrar dentro de las prescripciones de
la Constitución Política que es la Carta Fundamental de! Estado,
y como hemos visto más arriba, las leyes contrarias a la Consti-
tución Política importan una extralimitación de facultades que les
priva de fuerza obligatoria. El Poder Ejecutivo y el Poder Judicial
están regidos no sólo por la Constitución Política, sino tambien por
las leyes que dicta el Poder Legislativo, las cuales deberán observar
en sus resoluciones, de modo que aunque son tres poderes públicos
independientes y diversos, bajo cierto aspecto tiene superioridad el
Poder Legislativo sobre los otros.
Los decretos del Presidente de la República tienen algunos pun-
tos comunes con las leyes, como son, el carácter general de algunas
de sus disposiciones, aplicables a cierto número indeterminado de
casos; la calidad de prodt.:cir sus efectos para el futuro; la fuerza
obligatoria y su sanción.
Pero se diferencian fundamentalmente de las leyes: l. o) En la
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 61

autoridad que los dicta ; la leyes dictada por el Poder Legislativo y


promulgada en la forma dispuesta por la Constitución, y el decreto
emana del Presidente de la República. 2. En la norma a que obe-
Q
)

dece cada autoridad al dictar sus disposiciones; el Legislativo, como


acabamos de verlo, no está sujeto sino a la Constitución Política ya
las leyes dictadas por el Poder Legislativo. Como su nombre lo indi-
ca, el Poder Ejecutivo dicta medidas para hacer ejecutar la l~y;
pero, no puede alterar en ningún sentido ni los derechos ni las
obligaciones por ella creadas, debiendo limitarse a determinar la for-
ma de cumplirlas. En otros términos, la misión del Poder Ejecutivo
es guardar la ley, haciéndola ejecutar, y no sobreponerse a ella, ni
violarla so pretexto de hacerla cumplir. Los tribunales de justicia,
como llamados a fallar los pleitos en conformidad a las . leyes y
no a los decretos del Ejecutivo, están obligados, en el caso de que
estos no guarden conformidad con aquellas, a no aplicarlos, con-
siderándolos como letra muerta, y al resolver casos conCretos so-
metidos a su decisión, han prescindido muchas veces de decretos
ilegales. 3.° En . el objeto de unos y otros; la ley tiene por objeto
dictar reglas generales para establecer relaciones de Derecho, mien-
tras que los decretos tienen por objeto haceccumpli¡-las leyes.
La facultad del Presidente de la Repúblíca·para~aICtaFlos decre-
tos está expresamente consultada en el articulo 72 de la Consti-
tución Política, que incluye entre las atribuciones especiales de
este mandatario, la siguiente: 2. o Dictar los reglámentos, decretos,
e instrucciones que crea convenientes para la ejecución de las leyes».
Como se ve, la Constitución distingue tres clases de declara-
ciones del Presidente de la República, a saber: decretos, reglamen-
tos e instrucciones ..
•>

. Decreto es todo mandato escrito del Presidente de la República


encaminado a hacercumplír las leyes; lle'\;a su firma y la del res-
pectivo Ministro.
El decreto toma el nombre específico de reglamento cuando con-
siste en una colección ordenada de reglas o preceptos dictados para
la ejecución de una ley o para ,el régimen interior de estableci-
mi.entos u oficinas públicas.
Las instru~'ciones son correspondencias que el Presidente de la
62 ALFREDO BARROS ERRÁZURlZ

República, por medio de sus Secretarios de Estado, dirige a los In-


tendentes y demás funcionarios de la jerarquía administrativa, a fin
de indicarles la manera como deben cumplir las leyes, fijar su ver-
dadera inteligencia y procurar que sirva para todos de igual norma.
Las instrucciones sólo llevan la firma del respectivo Ministro, por
cuyo conducto se imparten. I

Relacionada con esta materia de los decretos, diremos dos pala-


bras sobre las ordenanzas, nombre que se da a las reglas de general
aplicación que dictan las Asambleas Provinciales o las Municipal i-
dades sobre materias de admiministración local.
3S.-Diferencias entre la ley y la sentencia jud~cial.--l. a La ley
es dictada por el legislador, que es -el órgano del interés social; la
sentencia, dictada por el juez encargado de solucionar conflictos
particulares; 2." La ley tiene fuerza obligatoria para todos los ha-
bitantes de la República y para todos los casos que ella contem-
pla; la sentencia es obligatoria sólo para las partes que litigan y en
la causa en que actualmente se pronunciare, sin que pueda aplicarse
a otros casos, por muy análogos que sean; 3." La sentencia arregla el
pasado, la ley dispone para el futuro; 4." El legislador tiene ini-
ciativa para dictar sus leyes. El juez no la tiene; sólo puede pro-
ceder a petición de parte; 5. .. La ley puede ser modificada o dero-
gada por el legislador. La sentencia, una vez dictada, no puede ser
modificada porque produce cosa juzgada.
Hay casos de excepción, en que la sentencia judicial tiene valor
respecto de partes que no han litigado, a saber: la sentencia que
declara verdadera o falsa la legitimidad del hijo o una maternidad
que se impugna (artículo 315). Así, declarada en un juicio con las
condiciones legales la legitimidad de un hijo, éste será considerado
legítimo, no sólo respecto del litigante contrario sino respecto dc
todos, relativamente a los efectos que dicha legitimidad acarrea.
39. Fuerza obligatoria de las sentencias judiciales.-EI inciso 2. o
del artículo 3. o del Código Civil, sienta el principio de que las sen-
tencias judiciales no tienen fuerza obligatoria, sino respecto de las
causas en que actualmente se pronunciaren.
De este principio, que es de legislación universal, se derivan
consecuencias jurídicas de la mayor importancia, a saber:
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO

,
a) Los Tribt.m,a1es de Justicia, 'llamados a aplicar o interpretar
la ley en los casos' _concretos ,sometidos a su conocimiento, no pue-
den hacer en sus fallos declaraciones abstractas de carácter u orden ge-
neral, sino sobre los hechos o situaciones determinadas referentes a
las cuéstiones que ventilan los litigantes, pues las declaraciones de
carácter general sólo' corresponden al 'legislador.
b)' Es tal el alcance de este principio, en el sentido de que un
fallo judicial sólo produce efecto en la causa en que se pronuncia,
que los Tribunales superiores han eliminado de los fundamentos de
una sentencia de primera instancia la referencia o cilaquedicha sen-
tencia hacía de los considerandos dottrmarioscontenfdüs en una sen-
tenciaexpedida por la Corte Suprema, en un recurso dé casación.
En otros términos, la sentencia dictada en un juicio no tiene influen-
cia en otro," por: mucha que sea la analogía que haya entre ambos
Juicios, y aunque emane de un Tribunal de Casación. Su 'rriérito sólo
será ilustrativo para formar la conciencia del tribunal; pero no le
impone obligación alguna, y 'aun el mismo tribunal que dictó la
anterior sentencia puede modificar su opinión y fallar en sentido di-
verso, si lo estima más -ajustadO' a derecho.
c) La sentencia judicial sólo. tiene' fuerza obligatoria respecto
de las persónas que fueron partes en el juicio; pero no es ~enester
que la parte haya intervenido personalmente, bastando al efecto el
hecho de que haya intervenido por medio de su mandatario o re-
presentante legal.
Así, afecta a una persona el fallo dictado en 'un juicio en que
él figuró representado por su curador ad-litem; afecta también a
un heredero el fallo dictado en un juicio seguido y terminado en vida
del testador.,
Pero, el fallo dictado contra uno de varios deudores como he~
rederos del primitivo deudor, causante de aquéllos, no afecta a los
demás "herederos de éste, que no han sido partes en el juicio~
d) Por excefJCi6n, el fallo judieial qt.¡"e declara verdadera o falsa
la legitimidad del hijo, no sólo vale respecto de las persohas que han
iritervenida en' el juicio, sino respecto de todos relativamente a los
efeCtos que, dicha legitimfdad acarrea, y la misma' regla se aplica
al fano que declara verdadera. o falsa una maternidad que ~e impug-
64 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

na, siempre que estos . fallos se pronuncien contra legítimo con-


tradictor y que no haya habido cohesión en el juicio.
En estos casos, el fallo produce cosa juzgada respecto de todos,
y en consecuencia puede ser invocado su mérito y su alcance en un
juicio posterior que con aquél se relacione. Así, un fallo dictado en
un juicio sobre reforma de testamento, puede fundarse en el mérito
de una sentencia anterior que ha declarado la filiación legítima de
una persona, base fundamental ésta para la procedencia de la acción
de reforma del testamento, aunque se trate de juicios seguidos entre
distintas personas.
40. COlm juzgada.-Quiere decir que lo que se ha resuelto en
un juicio por sentencia ejecutoriada por el tribunal competente se
reputa verdadero y no puede ser puesto en duda, ni las partes pue-
den ser admitidas a litigar de nuevo sobre ese mismo asunto. Du-
rante el curso del juicio, las partes tienen toda clase de recursos y
garantías; pero terminado el juicio, la conveniencia pública exige que
esa conclusión sea definitiva, es decir, que no vuelva a renovarse la
misma cuestión.
La cosa juzgada puede hacerse valer por el demandante como ac-
ción y por el demandado como excepción; como acción, cuando se
exige el cumplimiento de lo resuelto en la sentencia, y como excep-
ción, cuando se demanda a una persona que ya obtuvo éxito en un
juicio anterior, en ese mismo asunto. Para que pueda invocarse la
cosa juzgada se requieren tres condiciones: l." Identidad del obie-
to del iuicio, o sea, que se discuta el mismo_ derecho; 2. 8 Identi-
dad de causa, o sea, que el fundamento de ambos derechos sea el
mismo; y 3." Identidad jurídica de las personas.
Hay ciertos casos de excepción en que una sentencia ejecuto-
riada en materia criminal no produce cosa juzgada en el orden civil,
por ejemplo: el artículo 202 del Código de Procedimiento dispone
que la sentencia absolutoria en materia criminal relativa a una per-
sona que haya recibido valores ajenos con obligación. de devolver-
los, no produce cosa juzgada en materia civil.
41. La costumbre.- Costumbre es una práctica muy usada
que ha adquirido fuerza de ley. Se diferencia del uso, que es la
simple repetición de unos mismos actos. En la legislación antigua
DERECHo ClVf1. '1'>RL'>.1:ER AÑO 65

se distinguían tres clases de costumbres: costumbre fuera de la ley,


o sea aplicable a los casos no previstos por ·la ley; costumbre según
la ley, o sea" la que interpreta o, fija el sentido de la ley; y cos-
tumbre contra ley, o sea, la que viene a derogar la ley por actos con-
trarios a ella.
En el Derecho Español ant iguo para que el uso llegara' a cons-
tituir una costumbre legítima que tuviera fuerza de ley, era menester
que reuniera ciertos requisitos, a saber: que fuera útil y no perjudicial
al bien común, ni contrario al derecho natUral; que se estableciera
públicamente y no por actos clandestinos ; que fuera consentido o
no contradicho por el soberano; qb1e· se hubiera observado constante-
mente por todo el pueblo o la mayor parte de él durante el espacio
de diez o· veinte años; y que se hubieran dado con arreglo a él .. dos
sentencias uniformes, o se hubieren desechado en juicio las demandas
presentadas contra su observancia: (leyes La, 2.", 3.~, 4. a y 5." del
título 2.° de la partida 1."').
El uso podía probarse por los escritos públicos, por el testimo-
nio de personas ilustradas o ancianas de! país y por dos sentencias
uniformes. ·La-
costumbre que resultaba de un uso que llenaba los
,

requisitos antes indicados y que se probara en la forma dicha, te-


nía fuerza de ley y producía efectos jurídicos, no' s610 cuando no ha:..
bía ley en contrario, sino también para derogar la ley anterior que
le fuere opuesta y para interpretar la dudosa, que debería entendersd
según el sez¡tido que le dió la costumbre (ley 6. a, título 2.", partida
l.a). '
, La costumbre que tenía fuerza de ley podía cesar por dos cau...;
sas: 1.(1 por otra costumbre contraria introducida en debida, forma;, y
2. o por una ley posterior' escrita que la destruyera.

'*
* *
Siguiendo la tendencia.dé los códigos modernos, el Código Ci,-:il
chileno ha quitado a la costumbre la fuerza de ley. La costumbre,.
dice el arto 2.° no constituye derecho, es decir, ley, sino en .los casos
en que la ley se remite a ella.
5
66 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
=======================================
En esos CRoaS excepcionales, la costumbre viene a tener fuerza
de ley, e.l virtud del mandato expreso del legislador.
La ley se remite a la costumbre en los siguientes casos: en
el artículo 1198, que dice que no se tomarán en cuenta para imputar-
los a la legítima los presentes hechos a un descendiente con ocasión
de su matrimonio, ni otros regalos de costumbre; en el arto 1546 que
dice que los contratos' obligan no sólo a lo que en ellos se expresa si-
no a las cosas que por la costumbre pertenecen a la naturaleza de
esos contratos; en el artículo 1563 que, al tratar de la interpretación
de los contratos, dice que las cláusulas de uso com(ín se presumen,
aunque no se expresen; en el artículo 1823, que al tratar de los
efectos del contrato de compraventa, dice que sin necesidad de esti-
pulación expresa se entiende hacerse a pruebá la venta de todas las
cosas que se acostumbra vender de ese modo; er, el articulo 1940, que
al tratar de la obligación que tiene el arrendatario de hacer las repa-
raciones locativas, dice que se entienden por tales las que según la
costumbre del país son de cargo de los arrendatarios; en el artículo
1944, que al tratar de la obligación del arrendatario de pagar el precio
o renta, dice que a falta de estipulación debe hacerlo conforme a la
costumbre del país; en el artículo ·1951, que al tratar de la espiración
del arrendamiento, dice que si no se ha fijado tiempo para la dura-
ción del arriendo o si no es determinado por el servicio especial a que
se destina la cosa o por la costumbre, ninguna de las partes podrá
hacerlo cesar, sino desahuciando a la otra; en el artículo 1954, que
repite un concepto análogo al antes citado; en el artículo 1986 que
al tratar sobre el tiempo del pago de la renta de arrendamiento de los
prediOS rústicos, .dice que si nada se ha estipulado, se observará la
costumbre del departamento; en el artículo 1987, que al tratar del ser-
vicio de los criados demésticos, se refiere a los términos del con-
trato o a lo establecido p:Jr la cJ0tumbre del país; y en el artículo
1997, que al tratar de los contratos para la confección de una obra
material, dice que si no se ha fijado precio, se presumirá que las par-
tes han convenido en (el· que ordinariamente se paga por la misma
especie de obra.
En materia comercial las costumbres mercantiles tienen mayor
DERECHO _ CIVIL PRIMER
--.11' '
AÑO
-.--
01

importancia, porque reuniendo' ciertas condiciones vienen' a 'sup'lir el


silencio de la ley. (art ..{o del Código de Comercio).
42. Formación y discusión de la Ley.-La Constitución Chilena
dispone que sólo incumbe al Congreso Nacional el dictar leyes; sin
embargo tiene en ellas ingerencia el Poder Ejecutivo.
Los proyectos de ley se deberán o 'a la iniciativa del Presidente
de la República, quien los envía en forma -de mensajes' a cualquiera
de las ramas del Congreso, o lo que es más corriente, a la de alguno
de los miembros de éste. Aprobado el proyecto tanto en la Cámara en
que tuvo origen como en la que 10 revisó, por la mayoría absolúta
de la mitad más uno de los congresales presentes;' pas'ará al Presidente
de la República, quien, podrá o bien aprobarlo o bien, haciendo uso
de su derecho de veto; rechazarlo en todo o en parte. Si lo rechaza,
la voluntad de las Cámaras prevalecerá siempre que concurra para
ello,U11a mayoría de los dos tercios de sus miembros presentes; si
10 aprueba, procederá a promulgarlo.
43. Promulgación de la Ley.-La promulgación es el acto por
el cual el Presidente de la República da a conocer la ley a todos los
ciudadanos. El Código Civil emplea indistintamente las palabras pro-
mulgac4ón- y publicación de la ley; pero, en realidad, tienen un sig-
nificado diverSO. Promulgación es el acto por el cual el Jefe del Es-
tado -atestigua la existencia de la ley, o sea, le da como una patente
de autenticidad, y publicación es el medio material de dar a conocer
la ley.
Para que la ley obligue no basta su publicación; es menester
que transcurra el tiempo exigido por la ley para que llegue a noticia
de todos, (Art. 7.° del G Civil).
Hay dos sistemas de promulgación: el uniforme y el progre-
sivo. Uniforme es aqud' en que la ley obliga 'al mismo tiempo
en toda la República. Progresivo es aquel en que la ley comienza ,a
obligar en proporción de la distancia de los lugares, es decir, primero
en los puntos más cercanos y después en los más distantes, Ambos
tienen sus ventajas y sus inconvenientes. El Código Civil establece
como regla: general el sistema progresivo. ' '
El Código Civil fué promulgado por elsistema uniforme, porqUe
empezó a regir el mismo día en toda la República; pero se fijó' para
,
68 ALFREÓO :8Al\.ROS ERRAZURIZ
.
su promulgación un plazo especial más largo que el de las leyes
ordinarias.
Vencido e! plazo que establece el artículo 7. 0 del Código Civil,
se presume de derecho que la leyes conocida de todos. La presun-
ción de derecho quiere decir que no se admite prueba ninguna en
contrario. Esta disposición es análoga a la del artículo 1452 del Có-
digo Civil que dice que e! error sobre un punto de Derecho no
vicia e! consentimiento.
Se contempla una regla de excepción en e! artículo 8.°, que se
refiere al caso de que por algún accidente hayan estado interrum-
pidas las comunicaciones ordinarias entre e! departamento donde se
promulga la ley y el departamento que ha quedado incomunicado;
pero e! que alegue la interrupción de las comunicaciones, deberá
probarlo.
44. Fecha de la ley.-Como p:)dría suscitarse duda sobre si la
fecha de una leyes la de! día en que el Presidente de la Repúbli-
ca la aprueba y forma el decreto de promulgación, o bien la del día
en que el decreto de promulgación se publica en el Diario Oficial;
el artículo 6. o de! Código Civil resuelve categóricamente esta dificul-
tad diciendo que «la fecha de la promulgación será para losefectos
legales de ella la fecba de dicho periódico».
Desgraciadamente ocurre en la práctica que la publicación en
el Diario Oficial se hace muchos días después de firmado el decreto
de promulgación, de donde resulta que aparecen dos fechas distin-
tas: la fecha en que se firma el decreto de promulgación, que es la
que aparece en e! texto de la ley; y la fecha del día en que se
publicó.
Esto introduce cierta confusión que impide citar debidamente
la fecha de las leyes ya que no puede tenerse a la vista en cada
momento e! ejemplar de! Diario Oficial en que cada ley se publicó.
Para obviar este inconveniente debería ponerse como única
fecha de las leyes, la de! día en que se publican en el Diario Oficial,
que es la verdadera fecha para los efectos legales.
45. Equidad natural.-Este no es un concepto vago, cuya
apreciación' queda exclusivamente entregada a la voluntad del juez.
Eso sería expuesto a arbitrariedades. El concepto legal de equidad
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 69

natural consiste, en el respeto a los principios de la ley natu-


ral, que son la fuente primera y el complemento obligaqo del Código
Civil. -
46. Ordenpúblicó.-Orden, en general, es el arreglo de las
cosas de modo que haya unidad en el conjunto. Orden público será,
pues, el arreglo de las personas y de las cosas <en la sociedad, de
modo que cada cual ocupe el lugar que le corresponde. Indica, pues,
cierta idea de subordinación de unos respecto de otros. Esta palabra
tiene un alcance .muy amplio y a veces se dice orden público como
sinónimo de interés de la comunidad. Es esencial para el orden
público, la< existencia de una autoridad con atribuciones bien deter-
minadas.
Son, pues, . leyes de orden público todas las relativas al Derecho
Público,a lá condición o estado de las personas, en 10 cual se inclu-
yen los derechos de familia, y en general, todas las que miran de
una manera inmediata al interés <de la comunidad.
47. <Buenas costumbres.-Son hábitos adquiridos para el bien.
Están íntimamente unidas con el. orden público. En esta materia
queda mucho' a la prudencia del juez; pero la base será siempre
la moral cristiana, que es la. norma de las costumbr~ en los países
civilizados. ,
48. Clasificación de las leyes.-Son de tres clases: prohibitivas,
imperativas y permisivas; las primeras mandan no hacer algo, las se-
gundas mandan hacer ~alguna cosa y las últimas mandan quese tole-
re o respete teda aquello que la ley permite. Las obligaciones que
respectivamente nos imponen son: de omisión, de acCión y de tole-
. rancia. Esta división tiene mucha importancia para los efectos- de la
sanción que trae consigo la infracción de las leyes. Se toma la pala-
bra sanción en el sentido de sanción de castigo; en contraposición a
sahción remuneratoria. La sanción puede ser penal o civil: la penal
castiga al infractor o en su persona o en sus bienes o en ambos a la
vez. La sanción civil- toma diversas formas, a saber: nulidad del
acto (art. 10), privación de ciertos derech03 (art. 127), falta de pro-
tección legal (art. 387), indemnización de perjuicios (ar~s. 1553 y
1555 del Código Civil) .
. 49. Leyes prohibitivas.-Son las que mandan no hacer alguna
;'0 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
.
cosa. Se fundan siempre en razones graves de moralidad, de orden o
conveniencia pública. Para clasificar una ley como prohibitiva debe
atenderse más al fondo que a la forma de la disposición, porque esta
suele variar a menudo. La ley prohibitiva prohibe el acto en absoluto,
en atención al acto mismo.
Su sanción: la nulidud absoluta, salvo los casos exceptuados por
la ley (art. 10). Eiemplo de una ley prohibitiva sancionada con la
nulidad absoluta: artículo 402 (inc.l. o), que prohibe la donación de
bienes raíces del pupilo, aún con previo decreto de juez.
Un caso expresamente exceptuado de la sanción de nulidad, por
haber la ley designado otro efecto, es el del artículo 769, que pro-
hibe éonstituir dos o más usufructos sucesivos o alternativos y que
dispone que si de hecho ~e constituyeren, los usufructuarios posterio'-
res se considerarán como substitutos, para el caso de faltar los ante-
riores antes de deferirse el primer usufructo.
Cuando la ley prohibe un acto, si no llena ciertos requisitos,
esa no es en realidad una ley prohibitiva, por que sólo se limita a
exigir ciertas condiciones para la validez del acto.
Con arreglo al artículo 11, se presume de derecho que el acto
prohibido por la leyes contrario a ella, cualquiera que sea la inten-
ción del que lo ejecute o el resultado que produzca. Según el artícu-
lo 1469, el acto será siempre : nulo aunqu.eJas partes renuncien a la
acción de nulidad.
50. Leyes imperativas.-Mandan hacer alguna cosa y respecto
de los actos o contratos, ejecutarl03 en determinadas condiciones, o
sea, llenando tales o cuales requisitos. Para fijar la sanción de su
inobservancia, hay que distinguir si la ley mira al interés público o.
social, o sólo al individual o privado. En el primer caso el acto eje-
cutado en contravención a ella, será nulo, de nulidad absoluta, por-
que la voluntad de los particulares no puede sobreponerse al interés
público. Ejemplo: el inciso 2. o del artículo 1801, que ordena que la
venta de los bienes raíces se haga por escritura ¡:>ública.
En las leyes imperativas de interés privado que miran a los bie-
nes o a los requisitos de los actos o contratos, hay que distinguir:
requisitos esenciales, que pertenecen a la substancia del acto, de mo-
do que sin ellos deja de. existir, y requisitos que no tienen ese carác-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 71
------

. ter. La omisión de Íos prirrieros trae nulidad ábsoiuta, porque sin


ellos no hay acto. Ejemplo: el de. una compraventa,' en la que no
se ha 'convenido el precio de la cosa_ El attÍculo 1682 establece ex-
presamente que eS~1Ulidad absoluta la producida por la omisión' de
algún requisito o formalidad que las leyes prescriben para. e1 valor
de ciertos contratos en consideración a la naturaleza de €;llós.·
. La omisión de ,los requisitos o formalidades prescritas por las
leyes en consideración a la calidad o estado de las personas que los
ejecutan o acuerdan y cualquiera otra especie de vicio que no sea
esencial, producen sólo nulidad relativa y dan derecho a la rescisión
del acto o contrató" (art: 1682). Finalmente, . debe tenerse presente
que hay nulidad absoluta en los aCtos o contratos de personas' absolu-
tamente incapaces, y que hay requisitós de ciertos actos cuya omi-
sión no trae nulidad; 'por ejemplo, el inciso 2." del artículo 1026, que
establece que nó es nulo el testamento en que se omitan una p más de
las designaciones prescriptas en los artículos 1016, 1023 y 1024,
siempre que no haya -duda acerca de la identidad personal del tes-
tador, escribano o testigo.
51. Leyes permisivas.-Tienen por obi eto reconocer o' conferir
un derecho y obligan a respetar el derecho conferido" y las conse-
cuencias de su' ejercicib_ El interesado puede renunciar a eSe derecho
siempre que sólo mire a su interés' individual y no esté prohibida su
renuncia. (art. 12). Esta renuncia no es una infracción de liley; pero
si se viola el derecho que a otra persona confiere la ley; molestándola
en el goce de su derecho o impidiéndole su ejercicio, hay una ver-
dadera infracci6n de la ley permisiva y la sanción se hará efectiva,
obligando al L.'1.fractor por la fuerza, al respeto debido al derecho y
a la indemnización de todos los perjuicios que ocasione,
52. ,-Renuncia de los derechos conferidos porlas ieyes.-,VeamOs
algunos casos en que la ley ha prohibido de un modo expreso la re-
nuncia de ciertos derechos. .
"

c) La acción del divorcio en general es irrenunciable; sólo, puede


renunciarse el derecho de pedir divorcio por causa eXisténte y .Co-
nocida y se entiende renunciado, cuando ha seguído cohabitación, (art.
25 de la ley de matrimo:1io civil).
L) L2 mujér no podra renunciar en las capitulaciones matrimo-

continuar
ir atrás
72 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

niales la facultad de pedir la separación de bienes a que le dan de-


recho las leyes (art, 153 del C6digo Civil) o
c) El derecho de pedir aUmentos no puede renunciarse; s610 pue-
den renunciarse las pensiones alimenticias atrasadas (artículos 334 y
336 del C6digo Civil) o
d) El derecho de rerocar un testamento no puede renunciarse y
no valen las cláusulas derogatorias de disposiciones futuras (arto 1001
del Código Civil) o
e) No se puede renunciar a una asignación testamentaria que
tiene gravamen y aceptar otras, a menos que se defiera separada-
mente por derecho de acrecimiento o de' transmisión o de substitución,
o a menos que se haya concedido al asignatario la facultad de renun-
ciarla separadamente (arto 1229 del Código Civil) o
f) No puede renunciarse por más de cinco años el derecho que
tiene un comunero para pedir la partición de la cosa común, o sea, no
puede estipularse pro-indivisión por más de cinco años (arto 1317) o
g) En ciertos casos no puede el deudor renunciar al plazo para
el pago de una obligación, (art, 1497).
h) No vale la renuncia del derecho que tiene el deudor para ha-
cer cesión de bienes (arto 1615)0
i) En las capitulaciones matrimoniales no pueden los cónyuges
renunciar a los derechos que las leyes señalan respecto del otro cónyuge
o de los de.::cendientes comunes (arto 1717)0
j) No puede renunciarse el derecho de pedir la rescisi6n de la
venta en caso de lesión enorme, (arto 1892)0
k) No se puede .renunciar el derecho que tiene el censuario para
enajenar la finca acensuada (arto 2033).
l) No puede el deudor renunciar al derecho que tiene de que
la cosa dada en prenda al acreedor, se venda en pública subasta o
que a falta de postura admisible sea apreciada por peritos (arto 2397) o
m) El dueño de los bienes gravados con hipoteca no puede re-
nunciar al derecho que tiene de enajenarlos o hipotecarlos (arto 2415)0
n) No se pueden renunciar, ni aun por vía de transacción, los
derechos sobre el estado civil de una persona (arto 2450)0
o) No se puede renunciar el derecho de invocar una prescriP-
ción; s610 puede renunciarse después de cumplida (arto 2494)0
DERECHO' CIVIL PRIMER AÑO 73

p) Las leyes de protección social establecen, por regla general,


que no puedenrenunciarse los beneficios que ellas confieren, por
tratarse de derechos que miran al orden social.

>1< **
Por regla genera!, no se puede dej ar de aplicar una ley de orden
públicó, o sea, es prohibida su renuncia, porque no mira al solo in-
terés individual del renunciante; ni pueden renunciarse los. derechos
de familia, porque las leyes que otorgan esos derechos son de' orden
público y miran al interés social. Un padre de familia no puede,
pues, renunciar los derechos que como a tal le corresponden.
-No es permitido tampaso.renunciar derechos cuando la renun-
cia puede perjudicar a terceros, v. gr.: a la tasación de la propiedad
embargada en una ejecución, si además del acreedor ejecutante hay
otros acreedores .
.-También carece de valor la renuncia que una'persona haga en
vi9a de 'otra respecto de, la herencia de ésta, porque el derecho de
suceder por causa de muerte a una persona viva, no puede ser ob-
jeto de una donación o contrato, aun cuando intel'vengaél consen-
timiento de 'la misma persona (art. 1463).
53. Interpretación de la ley.-Interpretación, en general, es la
explicación o declaración del sentido de alguna cosa que parece obs-.
cura o dudosa.,
- . Puede haber duda u obscuridad en las leyes, en las
sentencias judiciales, en los contratos, en los testamentos y en los
hechos; 'y así es que tenemos que recurrír con mucha frecuencia a
la interpretación. '
Interpretación de la leyes la determinación de su verdadero sen-
tido o alcance ; o sea, la verdadera y recta inteligencia de la ley,
según la letra y la raz,óD. .
La ley necesita muy a menudo del auxilio de la interpretación,
por la natural imperfección de las obras humanas. Saber la ley, dice
el legislador de las Partidas, 'no es tan solamente' aprender . las letras
de ella, sino su verdadero entendimiento.
La interpretación puede ser por vía de dQctrina, que es la ema-
nada de los jurisconsultos, o por vía de autoridad, que es la emanada
74 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

de la autoridad que tiene)acultad de interpretar la ley. La interpre-


tación por vía de autoridad se subdivide en judicial, que es la ema-
nada de los Tribunales de Justicia, y legislativa o auténtica, que es
la emanada ¿el legislador.
54. Interpretaci6n" judicial. - Sólo tiene fuerza obligatoria en
las causas en que actualmente se pronunciare. El juez para interpre-
tar la ley deberá tener presente cuatro elementos: el gramatical, que
estudia el lenguaje mismo de que se vale la ley; el lógico, que estudia
la relación que debe existir entre las diversas. partes de una ley
para fijar su intención o espíritu; el histórico, c,ue estudia la his-
toria del establecimiento de una ley, para precisar el" cambio intro-
ducido por ella en la legislación anterior; y el sistemático, que recu-
rre al espíritu general de la legislación, estudiando la relación de la
ley que se va a interpretar con las demás instituciones y leyes, para
determinar el sistema en su conjunto.
El Código Civil contempla estos cuatro elementos: el gramatical,
en el artículo 19, que dispone que cuando el sentido de la leyes
claro no se debe desatender su tenor literal, a pretexto de consultar
su espíritu, aunque la ley sea dura, pues si así está escrita hay que
observarla literalmente, en lo cual se distingue de 18; interpretación
de los contratos y testamentos, en que debe atenderse a la inten-
ción de las partes antes que a lo literal de las palabras; y en los ar-
tículos 29 y 21, que establecen que las palabras de la ley se to-
marán en su sentido natural y obvio; es decir, según su significación
propia, de manera que si las palabras tienen dos sentidos, uno propio
y otro impropio, debe estarse al propio y no al impropio, salvo que
el legislador las haya definido precisamente para ciertas materias, en
cuyo caso se les dará el significado legal; y respecto de las palabras
técnicas de una ciencia o arte,· que se tomarán en el sentido "que les
den los que profesan dicha ciencia o arte, a menos que aparezca cla-
ramente que se han:tomado en sentido diverso; el lógico, en el inciso
2. o del artículo 19, que dice que para interpretar una expresión obs-
cura de la ley, se puede recurrir a su intención o espíritu, claramente
manifestado en ella misma, y en el artículo 22, que dice que el con-
texto de la ley servirá para: ilustrar el sentido de cada una de sus
partes, de manera que haya entre todas ellas la debida correspon-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 75

dencia y armonía; esto es, para penetrar~e bien del espíritu de una
ley, hay que estudiarla toda entera y conocer la trabazón de sus
disposicione~s, porque -el soíoestudio de ¡.lOa parte de .1a ley puede
jnducir fácilmente a error; el histórico,eh el inciso .2._° del artículo
19, que sé refiere a la historiaficledigna" del establecimiento de la
ley;· y el si~~temático.j en el artícul9 22, índiso·2 ..'>" que dice que los pa-
saje:!~obseuros de una ley pueden ilustrar~e por medio de otras leyes,
particularmente si versan sobre el.mismo:asunto, y en el artículo 24,
que nos hace recurrir al espíritu general :de la legislación. ELQrden
de precedencia entre estos elementos es ~l siguiente: 1.0, el RrarrÍa-
tical;- 2.~, eliógíco y el histórico conjuntamente considerados,.a fin
de precisar el verdadero espíritu de la-ley;: y en último lugar el siSte-
mático. Finalmente, a falt~ de todos estos elementos, se recurre a
la equidad natural (art. 24).
EQ4.idad natural es lo mismo que pereeho o justicia natural,
o sea, la-j7tsÚcia según los dictámenes d¿ [a razón natural. En este
sentido, la equidad es el origen y la r~gIa c)e1 derecho escrito.
Otro sentido suele dársele, según lel cual equivale en cierto
modo a la epiqueya y significa la interpr~tación benigna del derecho
escrito, qu.e busca la intención del legisl~dor, en aquellos casos ex-
traordinarios en que la aplicación literal d~ la ley sería contraria a la
equidad natural. En este caso se dice qu~ el juez procede ex IXquo el
¡bono, Nuestro Código ~l1o acepta esta elise ele interpretaciones con-
trarias a la letra de la ley, principalmente cuando el sentido literal
es claro; y §ólQrecurre a la equidad nattiral, a falta.de ley escrita ..
El Código _!}O éiceptª- atrás .reglas de interpretación que las anre-
riores, y los demás principios de interpret~ción no comprendidos en
esas reglas se aplÍ(~arán_ S91.o_ eD cuanto' terigan . cabida dentro de las
Y.~L dichas, rechazándose expressmente el. principi9 de ampllar la ley
favorable y restringir la odiosa (art. 23) ..
La interpretación judicial de las leyes puede consultarse en la Ju-
risprudencia de los tribunaús, es decir, e& l.os fallos expedidos· por
los tribunales de justicia, sobre las dificultades producidas en la
aplicación de las leyes.
-"~ El rol de la Jurispruc1encia es muy importante, p.orque las re-
soluciones que dictan ~ los tribunales, en lit~igios en qu e se discuten la
,
7~ ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

mismas cuestiones de derecho, ya resueltas anteriormente en otros li-


tigios semejantes, tienden naturalmente a inspirarse en los fallos an-
teriores en que se estudiaron y resolvieron les mismos asuntos; lo que
no obsta para que los tribunales conserven su plena independencia
para fallar el nuevo litigio en la forma que consideren más ajustada
a derecho.
Cuando se repiten las mismas cuestiones y se fallan de idéntica
manera, se dice er.tonces que hay jw isprudencia establecida sobre tal
o cual punto.
Contribuye principalmente a obtener este resultado el estableci-
miento de tribunales de casación en el fondo, que tienden a uniformar
la Jurisprudencia.
El tribunal de casadón se pronuncia' sobre la parte de derecho de
los fallos, estableciendo si ha habido en ellos infracción de la ley y
si esa infracción ha influído substancialmente en lo dispositivo de la
sentencia (art. 940 del Código de Procedimiento Civil); pero no
se pronuncia sobre las cuestiones de hecho, las cuales quedan someti-
das a la apreciación soberana de los jueces de la causa.
Anulada o casada la sentencia. por haberse infringido una ley,
el mismo tribunal de casación dicta la sentencia que crea conforme
a la ley y al mérito de los hechos, tales como se han dado por esta-
blecidos en el fallo recurrido. (Art. 958 del C. de P. C.)
55. Interpretación auténtica.-Como emanada del mismo legisla-
dor, es una verdadera ley que obliga a todos de un modo general, y
se conSidera corriO parte integrante de la ley interpretada y rige pa-
ra el fallo de los conflictos anteriores, no solucionados (art. 9. o). Tiene
lugar esta interpretación, cuando el legislador lo crea necesario en
vista de las dificultades que ocurran en la aplicación de las leyes;
pero aunque no haya ley interpretativa, jamás pueden los Tribu-
nales dejar de dar su fallo, porque en último caso deberán recurrir
al espíritu general de la legislación o a la equidad natural.
56. Derogación de las leyes.-Derogación es la anulación de la
ley. Puede ser total o parcial. Es total, cuando anula completamen-
te la ley anterior; es parcial, cuando sólo la anula en parte. Antigua-
mente se llamaba abrogación. La derogación puede ser también expre-
sa o tácita (art. 52).
DEREcHU clVIL PRIMER AÑO - 77

57. DerogacÍónexpresa.-La derogación expresa debe ser hecha


en términos claros e inequívoéos, de manera que no haya lugar
a dudas. Así, por ejemplo, cumple con estos requisitos el artículo
final del, Código Civil, que derogó expresamente todas las leyes
preexistentes sobre las materias que en él se tratan, aun en la parte
que no fueren contrarias a él. Esta clase de derogación' produce la
extinción absoluta y. completa de la ley derogada, porque esa es la
voluntad expresa del legislador claramente manifestada.
Ordinariamente, el legislador emplea otra fórmula de deroga-
cién expresa, que dej a Jugar a dificultades graves y que en realidad
equivale a una derogación tácita. Así, es muy frecuente en las leyes
emplear esta frase: «quedan derogadas todas las disposiciones con-
trarias a 'la presente ley». Esta fórmula tiene los' mismos inconve-
nientes y produce los mismos efectos que la derogacion tácita, y bien
podría suprimirse, por que sin necesidad de decirlo quedan de hecho
derogadas, todas las disposiciones contrarias a la nueva ley en vir-
tud de la derogación tácita.
58. Derogación tácita.-Cuando la nueva ley no dice expresa-
mente que- deroga la ley anterior en todo o en parte, es"menester
estudiar detenidamente 'las disposiciones de la ley nueva en relación
con las de la antigua, para ver si pueden conciliarse ambas leyes.
Si se concilian íntegramente, rigen ambas leyes total y simultánea-
mente. Si pueden conciliarse sólo en parte, quedará derogada la ley
antigua en lo que sea 'contraria a la nueva, y vigehte en el resto, y
finalmente, si toda la ley nueva es absolutamente inconciliable con
la antigua, quedará esta última totalmente' derogada. -
Completando esta materia de la derogación tácita, debemos
recordar. una regla aceptada en Jurisprudencia, según la cual ,la ley
especial no queda derogada tácitamente por la ley general,' porque
la primera ha sido dictada para determinados casos, de. excepción,
en vista de circunstancias, particulares, qtle se presume no haqueri-
do destruir la ley general cuando ha guardado silencio; pero esto
. debe entenderse sin perjuicio del' vigor de la ley general, en todo
10 que no sea. cOÍltrario a la Iey especiaL'
La ley derogatoria destruye' completamente la ley derogada; la
cual no puede revivir en ningún caso, aunque después se derogue la
78 ALFREDO BARROS ERRAzURIZ
&= : ..

ley derogatoria; porque los preceptos legales no deben su existencia


a simples conjeturas. Para que reviviera la ley antigua, sería preciso
que la ley nueva lo declarara expresamente.
El desuso no puede derogar una ley, porque toda ley obliga
mientras no se derogue y porque la costumbre no ·constituye dere~
cho sino cuando la ley se remite a ella; y sería absurdo sup0ner que
una ley autorizara el desuso de sus disposiciones. Tampoco puede
considerarse derogad.l una ley, aunque !hayan cesado las circuns~
tancias que la tnotivc.r::m, porque la apreciación de estas circuns-
tancias es materia de la exclusiva incumbencia del legislador.

PARTE SEGUNDA: EFECTOS DE LA LEY EN CUANTO AL TIEMPO Y


AL TERRITORIO

59. Efectos de la ley en cuanto al tiempo.-La ley está limitada


por dos elementos: e! tiempo ye! territorio. Esto quiere decir que la
ley sólo rige durante el tiempo de su vigencia y en el territorio de!
Estado.
Pero la aplicación de esta regla no es absoluta y origina dificulta-
des que es preciso resolver.
Estudiaremos primeramente los efectos de la ley en cuanto al
tiempo y dividiremos este estudio en tres puntos:
l. o Tiempo comprendido entre la promulgación y la derogación
de la ley;
2. 0 Tiempo anterior a la promulgación de la ley; y
3. o Tiempo posterior a la derogación.
60. Aplicación de la ley entre su promulgación y su deroga-
ción.-La ley rige con toda su fuerza y sin excepción alguna los actos
iniciados y cumplidos durante el tiempo de su vigencia, es decir, des-
de el día de su promulgación hasta el de su derogación.
61. Aplicación de la ley a los hechos anteriores a su promul-
gación.- L~y de Efecto retroactivo.-No siempre sucede que los actos se
inician y cumplen dentro de la vigencia de una sola ley. Acontece
comúnmente que actos ejecutados bajo el imperio de una ley vienen a
tener su desarrollo ya produCir sus"efectos y consecuencias bajo el
imperio· de otra ley. Así, dos esposos· que celebran el contrato de ma
~

DERECHO CIVIL PRIMER ANO 79

tt:imonio quedan sometidos a los efectos jurídicos de ese contrato


durante toda la vida de ambos c6nyuges, y aún, después de falle-
o cido uno de ellos hasta, la completa liquidaci6n de la sociedad conyu-
gal; de manera que si pendiente el matrimonio se dicta una nueva ley
que modifica el derecho de los c6nyuges en lo tocante a sus bienes,
hay que estudiar sus disposiciones para aplicarlas a las relaciones fu-
turas de esos c6nyuges. Es menester resolver pues los conflictos que
de ahí puedan nacer.
El principio general. ~tá ~tablecido en el art: 9. ",'"según el cual,
la ley puede sólo disponer para lo futuro, es decir, para,los actos nue-
vos que se ce.Jebren, y para los efectos nuevo.s de los actos ya cele-
brados ~o de los derechos ya adquiridos; pero no tiene efecto retroac-
tivo, o sea, no se aplica a los actos ya consumados, los cuales con-
o servan todo su vigor.
Este principio se basa en la razón natural, porque siendo la ley
una orden racional,· sólo puede aplicarse 'a los actos que se realicen·
'con posterioridad a su promulgación y no puede afectar a la validez
de actos celel?rados bajo el imperio de una le~ anterior que disponía
otra cosa.
También se funda en el interé, económico, porque las transac-
ciones se realizan sobre la base de que serán respetadas en el futuro, a
10 menos en su parte substancial, aun cuando posteriormente se modi-
fique la legisla«i6n; y si no existiera esa seguridad, el comercio no
podría desenvolverse.
Según esto una ley será retroactiva cuando venga a destruir el
valor de actos ya realizados, o bien a'atacar la parte substancial de
los derechos ya adquiridos; y no habrá r~troactividad cuando sólo se
limite a gobernar las consecuencias nuevas de los actos anteriores' o
el ejercicio de los derechos adquiridos, sin t.ocar nl la validez del acto
ni el derecho mismo.
La ley de 7 de Octubre de ¡ 861 sobre el efecto retroactivo de las
leyes está fundada enla teoría llamada «de los derechos adquiridos y
de las meras espectativas». Derecho adquirido es algo que ya ~a en-
tradoen nuestro patrimonio, una fa~ltad legal que ya se ha ejercido
regulai:mente. Así son derechos adquiridos el dominio de tilla casa:. de
la cual se nos hizo tradici6n y la calidad legal de hijo natural ob-
I

80 ALFREDO BARROS ERRAZURIZ

tenida mediante el recOnocimiento voluntario del padre hecho por


escritura pública. Espectativa es la ventaja que todavía no nos perte-
nece, una facultad que todavía no se ha ejercido; Ejemplo de una
mera espectativa es la capacidad que una ley confiere a los hijos
ilegítimos de poder ser legitimados por el matrimonio posterior de
sus padres. La mera espectativa no forma derecho y en consecuencia
una ley posterior puede exigir nuevos requisitos o formalidades que
no exigía la ley anterior (art. 7. 0 de la ley de Efecto Retroactivo).
En e! derecho ad.:.¡uirido hay que considerar por una parte el
derecho mismo, o sea, su parte substancial, y por otra parte el ejerci-
cio del derecho, que son las facultades, obligaciones o efectos que se
desprenden de él.
Según esta teoría, la leyes retroactiva cuando ataca la parte
substancial de! derecho adquirido, y no 10 es cuando ataca las especta-
tivas o el simple ejercicio de un derecho adquirido, pero sin tocar la
parte substancial de! derecho mismo.
Haremos un estudio sobre el efecto retroactivo de algunas leyes.
62. Leyes poIíticas.-No hay derechos adquiridos que respetar;
rige en absoluto la ley nueva sin contemplar situaciones antiguas.
63. Leyes penales.-Se aplica la ley vigente a la fecha en que
se comete el delito o falta, y sólo hay retroactividad en fayor del reo,
cuando, después del delito y antes de la sentencia, se dictare una ley
que exime el hecho de toda pena o le impone una pena menos rigurosa
(art. 10 del Código Penal). Este principio se repite en la ley de efec-
to retroactivo al tratar de las penas de los guardadores por descui-
dada o torcida administración.
64. Leyes sobre el estado civil de las. personas.-·Dispone la ley
sobre e! efecto retroactivo, que la ley nueva debe respetar e! estado
civil ya adquirido en conformidad a una ley anterior y que sólo pue-
de regir su ejercicio para el futuro .
.:El estado civil, dice el arto 3. o, adquirido conforme a la ley
vigente a la fecha de su constitución, subsistirá, aunque ésta pier-
da después su fuerza; pero los derechos y obligaciones anexos a él,
se subordinarán a la ley posterior, sea que ésta constituya nuevos
derechos u obligaciones, sea que modifique o derogue los antiguos.
En consecuencia, las reglas de subordinación y dependencia entre
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 81

cónyuges, entre padres e hijos, entre guardadores y pupilos, estable-


cidas por una nueva ley, serán obligatorias desde que ylla empiece
a regir, sin perjuicio del pleno efecto de los actos válidamente ejecu-
tados bajo el imperio de una ley anterior».
En el mismo principio está basado el arto 5. o de esa . ley, relativo
al estado civil del hijo natural y el arto 6. o, relativo al derecho de
alimentos concedido al hijo ilegítimo.
Pero la nueva ley no está obligada a respetar las expectativas,
o sea la posilibidad que tenían las personas para adquirir un esta-
dp determinado y puede exigir nuevas condiciones o requisitos. «Las
leyes, dice el arto 2. o, que establecieren para la adquisición de un
estado civil, condiciones diferentes de las que exigía una ley ante-
rior, prevalecerán sobre ésta desde la fecha en que comiencen a
regir» .
El prinéipio de que las meras expectativas no forman derecho
aparece enunciado de un modo terminante en e! arto 7. o de la mis-
.ma ley, y como consecuencia de eSe principio invoca el caso de!
hijo ilegítimo que estaba en condición de ser 'legitimado, pero 'que
no alcanzó a serlo bajo la ley' anterior. Esa expectativa puede ser
destruída por una ley posterior que exija nuevos requisitos.
65. Leyes sobre la capacidad de las personas naturales.-La ca-
pacidad adquirida debe respetarse por la nueva ley; pero e! ejer-
cicio y continuación de la capacidad se regirán por la ley posterior.
«El que bajo el imperio de una ley, dice el arto 8,°, hubiese ad-
quirido el derecho de administrar sus bienes, no lo perderá bajo. el
de otra, aunque la última exija nuevas condiciones para adquirirlo;
pero en el ejercicio y contmuación de este derecho se sujetará a las
reglas establecidas por la ley posterior.
66. Leyes sobre la patria potestad.-:-;Los derechos de usufructo
legal y de administración que el padre de familia tuviere en los
bienes del hijo y que hubieren sido adquiridos bajo una ley ante-
rior, subsistirán bajo una ley posterior; pero se sujetarán a la ley
nueva en cuanto a su ejercicio y duración. (art. 4. 0 de la ley sobre
el efeCto retroactivo).
67. Leyes sobre las personas jurídieas.-.Tan digno de respeto
es el estado civil adquirido por las personas naturales como la caH~
82 ALFREDO llARROS ERRÁZURIZ

dad de persona jurídica obtenida por una corporación o fundación,


porque el derecho de asociación es una prolongación de la persona-
lidad natural. Así lo considera la ley sobre el efecto retroactivo, que
en su arto 10 dice al respecto:
«La existencia y los derechos de las personas jurídicas se suje-
tarán a las mismas reglas que respecto del estado civil de las perso-
nas naturales prescribe e! arto 3. o de la presente ley». Esto quiere
decir que la personalidad jurídica, una vez obtenida, subsiste bajo
e! imperio de una nueva ley, aunque ésta exija requisitos diferen-
tes para constituirla; pero los derechos y obligaciones de la persona
jurídica se subordinarán a la ley posterior, sea que modifique o
derogue las antiguas.
68. Privilegio de la restitución in integrum.-Hemos visto que
tanto las personas naturales cortlo las jurídicas conservan su estado
civil y la existencia y derechos adquiridos, aunque la nueva ley exija
diferentes requisitos; pero hay un privilegio especial que la ley so-
bre el efecto retroactivo ha querido expresamente exceptuar de esa
ventaja, por razones de conveniencia pública.
Se trata del privilegio de la restitución in integrum que tenían
en la legislación antigua los menores y otras personas naturales y ju-
rídicas asimiladas a ellos para ser restituídas in integrum contra sus
actos y contratos; privilegio que e! Código Civil reputó perniciosísimo
al crédito y contrario al verdadero interés de los mismos privilegia-
dos y que suprimió en el arto 1686, de! título De la nulidad :Y la re.:;-
cisión.
El arto 11 de la ley sobre el efecto retroactivo dice: «Las personas
naturales y jurídicas que baJO una legislación anterior gozaban del
privilegio de una restitución in integrum, no podrán invocarlo ni
transmitirlo bajo e! imperio de una legislación posterior que la haya
abolido».
Abolido ese privilegio por el Código Civil, como acabamos de
decirlo, no puede hoy día invocarlo ninguna persona natural o jurí-
dica.
69. Leyes sobre los guardadores.-Los guardadores válidamente
constituídos bajo una legislación anterior, seguirán ejerciem:b sus
cargos en conformidad a la legislación posterior, aunque según ésta
DERECHO CIVIL PRIMER· AÑO 83
"-,

hupieren sido incapaces de asumirlos; pero en cuanto a sus funcio:..


• nes, a su remuneración ya las incapacidades' o excusas supervinientes
estarán sujetos a la legislación posterior.
En cuanto a la pena en que por descuidada o torcida adminis-
trac,ión hubiesen incurrido, se les sujetará' a las reglas de aquella
de las dos legislaciones que, fuere menos rigorosa a este respecto; las
faltas cometidas bajo la nueva ley se castigarán en conformidad a
ésta. (art. 9 de la ley citada).
70. Leyes sobre los derechos reales.- Todo derecho real ad-
quirido bajo una ley y en conformidad a ella,' subsiste bajo el imp~rio
de otra; pero en cuanto a sus goces y cargas y en lo tocante a su
extinción, prevalecerán las disposiciones de la nueva ley, sin perjuicio
de 10 que respecta a mayorazgos o vinculaciones se hubiese ordena-
do o se ordenare por leyes especiales (art. 12).
Con arreglo a esa disposición; una ley posterior no puede privar-
nos del dominio de una cosa que nos pertenece; pero puede regla-
mentar el ejercicio del dominio, imponer nuevas servidumbres y dar
reglas diversas para la prescripción y para la expropiación por cau-
sa dú¡tilidad pública. ,
71.' Leyes sobre la posesión.-La posesión constituída bajo una
ley anterior no se retiene, pierde o recupera bajo el Imperio de una
ley posterior, sino con los medios o con los requisitos señalados en
esta, (arto 13). Se comprende esta disposición porque la retención,
pérdida o recuperación de la posesión son hechos futuros que caen ba-
jo el dominio de la ley nueva.
72. Derechos deferidos bajo condiei6n.-Los derechos deferidos
bajo una condición que, atendidas las qisposiciones· de una ley pos-
terior, debe reputarse fallida si no se realiza dentro de cierto plazo,
subsistirán bajo el imperio de esta y por el tiempo que señalare Ja
ley precedente, a menps que este tiempo excediese del plazo señala-
do por la ley posterior contado desde la fecha en que esta empiece
a regir; pues en tal caso si dentro de él no se cumpliere la condi-
ción, se mirará como fallida. (art. 14).
73. Prohibición de usufructos sucesivos.-,Siempre que una nue.,.
va ley prohiba la constitución de. varios usufructos sucesivos y expi-
rado el primero, antes de que ella empiece a regir, hubiese, empezado
ALFRroo BARROS ERRAZURIZ

a disfrutar la cosa alguno de los usufructuarios subsiguientes, conti-


nuará este disfrutándola bajo el imperio de la nueva ley por todo el
tiempo a que le autorizare su tít~lo; pero caducará el derecho de los
usufructuarios posteriores si los hubiere. La misma regla se aplicará a
los derechos de uso o habitación sucesivos, y a los fideicomisos;
sin perjuicio de lo que se haya dispuesto o se dispusiere por leyes
especiales relativas a mayorazgos y vinculaciones (art. 15).
El Código Civil, en los artículos 745 y 768 prohibió la constitu-
ción de dos o más fideicomisos sucesivos y de dos o más usufructos
sucesivos o alternativos y como esta constitución era permitida por
las leyes anteriores, ha tenido aplicación el arto 15 de la ley de efec-
to retroactivo en los casos en que a la vigencia del Código Civil se
encontrara gozando del usufructo alguno de los usufructuarios subsi-
guientes.
Respecto a las propiedades constituídas en mayorazgos o vincu-
laciones, ellas se convirtieron en capitales acensuados, única forma de
gravamen perpetuo reconocida por el Código Civil. arto 747.
74. Leyes sobre Servidumbres.-Las servidumbres naturales y
voluntarias constituídas válidamente bajo el imperio de una antigua
ley, se sujetarán en su ejercicio y conservación a las reglas que esta-
bleciere otra nueva (art. 16).
Si una nueva ley autorizare a imponer servidumbres que no
contemplaba la ley antigua, cualquiera tendrá derecho de aprove-
charse de ellas; pero para hacerlo tendrá que abonar al dueño del
predio sirviente los perjuicios que la constitución de la servidumbre
le irrogare, renunciando este por su parte las utilidades que de la
reciprocidad de la servidumbre pudieran resultarle, a las cuales po-
drá recobrar su derecho, siempre que restituya la indemnización an-
tedicha (art 17).
75. Leyes sobre Sucesión por causa de muerte, testada e intes-
tada.-En materia de testamentos y en general en todo lo relaciona-
do con la sucesión por causa de muerte, hay que distinguir las so-
lemnidades o requisitos externos de los testamentos, de las disposicio-
nes o requisitos internos o de fondo.
Las solemnidades, o requisitos externos de los testamentos, se
rigen por la ley coetánea a su otorgamiento, y aunque una nueva
AÑO 85

ley exij a solemnidades distintas, el testamento conserva todo su va-


lor, si se otorgó en la forma exigida por la ley que entonces regía.
Pero muy diversa es la regla relativa al fondo de las disposi-
ciones testamentarias, esto es, a los . llamamientos o asignaciones que
en él se hacen,la:s cuales quedan subordinadas a la ley vigente a
la época en que fallezca el testador, que es cuando se produce legal-
mente la delación de las asignaciones ..
En consecuencia, prevalecerán sobre las' leyes anteriores a su
muerte las que reglan la incapacidad o indignidad de los herederos
o asignatarios, las legítimas,' mejoras, porción conyugal y deshereda-
ciones, (art. 18); porque todas ellas miran al fondo y no a la
forma.
Si un testador ha dispuesto de sus bienes, respetando las legí-
timas y mejoras que' la ley le ordenaba respetar y disponiendo del
resto en favor de extraños y después, en vida del testador, se modi-
fica la ley, aumentando la cuantía de las legítimas, tiene que modifi-
car su testamento y armonizarlo con la nueva ley, pues de lo con-
trario los legitimarios tendrían acción para reformar el testamento.
Por el contrario, si el testamento contenía disposiciones que según
la ley bajo la cual se otorgó no debían llevarse a efecto, lo tenÓrán
sin embargo, siempre que ellas no se hallen en oposición cpn la ley
vigente al tiempo de morir el testador (art. 19).
, .
Siempre dentro de los mismos principios, dispone el artículo 20
de la ley de efecto retroactivo, que en las sucesiones forzosas o intes-
tadas,el derecho de representación de los llamados a ellas, se regirá
por la ley bajo la cual se hubiere verificado su apertura, es decir, por
la ley vigente al tiempo de la muerte del testádor.
Pero si la sucesión se abre bajo el imperio de una ley y en el
testanlento otorgado .bajo el imperio de otra se hubiese llamado vo-
luntariamente a una persona que, faltando el asignatario directo, su-
ceda en el todo o parte de la herencia por derecho de representación,
se determinará esta persona por las reglas a que estaba sujeto ese
derecho en la ley bajo la cual se otorgó el testamento (art. 20).
Esta excepción proviene de que se trata en este caso de bus·
.
car la voluntad del testador y para ello hay que recurrir alas re·
86 ALFREDO BARROS ERRÁZURlZ

glas que determinaban los llamamientos a la fecha en que otorgó el


testamento.
Finalmente, en la adjudicación y partición de una herencia o
legado se observarán también las reglas que regían al tiempo de su
delación (art. 21).
76. Leyes relativas a los contratos.-Estos se rigen por las leyes
vigentes al tiempo de su celebración y esas leyes se entienden incor-
poradas en el contrato, excepto en lo tocante al modo de reclamar
en juicio los derechos y en su parte penal. (Art. 22.) Esta disposición
es de gran importancia, porque en conformidad a ella pueden los
tribunales aplicar una ley derogada, si se"'trata de interpretar un con-
trato celebrado durante la vigencia de ella.
77. Leyes relativas a la prueba de los actos o contratos.-En ma-
teria de prueba de los actos o contratos, hay"que distinguir los medios
de prueba de la forma en que la prueba debe rendirse, o sea, hay
que distinguir la parte substantiva de la parte adjetiva. Se aplicarán
los medios de prueba qué establece para su justificación la ley vi-
gente al tiempo de la celebración del acto o contrato; pero la forma
en que debe rendirse la prueba estará subordinada a la ley vigente
al tiempo en que se rindiere (art. 23).
78. Leyes de procedimiento.-Las leyes concernientes a la subs-
tanciación y ritualidad de los juicios prevalecen sobre las anteriores
desde el momento en que debe empezar a regir; pero los términos que
hubiesen empezado a correr y las actuaciones y:diligencias que ya
estuvieren iniciadas se regirán por la ley vigente al tiempo de su
iniciación (art. 24).
79. Leyes sobre prescripci6n.-Queda~la elección del plazo a la
voluntad del prescribiente, pero lo que una ley posterior declare abso-
lutamente imprescriptible no podrá ganarse bajo el imperio de ella,
aunque se hubiese principiado a poseer conforme a una ley anterior
(arts. 25 y 26).
80. Aplicaci6n de la ley a los hechos posteriores a su derogación.
-Principio.-La ley antigua queda derogada inmediatamente por la
ley nueva, y por tanto no puede aplicarse a los hechos acaecidos ba-
jo una ley posterior. Este principio gobierna de una manera absoluta,
como ya hemos visto, en los asuntos de Derecho Publico o carácter
DERECHO CIVIL PRIMER AN9 87
,... .
-

. político; pero en las leyes de Derecho Privado. tiene. una excepción


muy importante, y es la relativa a los contratos. Como en los con-
tratos se entienden incorporadas las leyes vigentes al tiempo de su
celebración, deberá el juez, para interpretarlos, atenerse a dichas le-
yes, que se consideran parte integrante del contrato. Las demás ex-
cepciones tienen lugar sólo en caso de voluntad expresa del: legisla-
dor y en atención a circunstancias especiales.
81. Efectos de la ley en cuanto al territorio.-Princípio funda-
menta/.-Todo Estado ejerce soberanía dentro de ?u territorio, y por
consiguiente, sus leyes obligan a todas las personas qwe en él resi-
den, a todos los bienes que en él existen y a todos los actos o ~on­
tratos que en él se ejecuten o celebren. Este es el principio general
establecido en el artículo 14 del Código Civil.
Conflicto de los leyes de los diversos Estados.-El cambio de re-
sidencia de algunas personas y la circunstancia de que un ciudadano
de un país ·tenga bienes en otro país, perturban la aplicación de la
regla general y suscitan conflictos que es importante resolver.
Desarrollo histórico.-La antigua. Francia se regía en parte por
el Derecho Romano yen parte por las costumbres, que variaban de
una provincia a otra. En los estados del antiguo ImperiO alemán,
variaba la legislación de un estado a otro y aún dentro de las dis-
tintas provincias de un mismo estado. Análoga cosa sucedia en ItaHa
con los Estatutos que regían en sus distintas ciudades, yen España
con sus fueros especiales. .
82. Teoría del estatuto. real y personal.-Los conflictos que pro-
ducía esa variedad de legislación, dieron origen a la teoría del esta-
tuto real y del estatuto personaL
Estatuto real es el conjunto de leyes reales. o sea:' relativas a
los bienes. Estas leyes se refieren directa y principalmente a las cosas,
sil dominio, uso, goce y transmisión (etc.) y sólo accesoriamente a
las personas.
Estatuto personal es el conjunto de leyes personales, o sea, rela-
tivas a las personas. Estas. leyes miran directa y principa)ment~ a
todo lo que se relaciona con las personas, su estado civil, su capa-
cidad o incapacidad· y sólo accesoriamente a las cosas ..
, También se admitía un tercer estatuto llamado mixto, que se re-
88 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

flere a las leyes relativas··a las-formas'~de los actos o contratos, y se


llamaba mixto, porque disponía a la vez sobre las personas y las
cosas. Esta teoría había establecido que las leyes personales viajan
con el individuo donde quiera que vaya, y por tanto le obligan en
cualquier país en que se encuentre, y que las leyes reales no le obli-
gan sino dentro del territorio en el cual est~n ubicados los bienes.
Respecto a las leyes sobre la forma de los actos o contratos, dicha
forma se regía por la ley del país en que se ejecutaba el acto.
El Código chileno sigue sólo en parte esta teoría.
83. Leyes reales, personales· y relativas a los ados.-Para el
debido estudio de la aplicación de las leyes con relación al territorio,
consideraremos 1. o los efectos de la ley dentro del territorio, o sea la
territorialidad de la ley, y 2. o los efectos de la ley fuera del terri-
torio, o sea, la extra-territorialidad de la ley.
l. Territorialidad de la ley.-Dentro del territorio, las leyes chi-
lenas rigen de un modo absoluto.' Todos los habitantes de Chile, in-
cluso los extranjeros, están sometidos a la ley chilena bajo el respecto
de sus personas, sus bienes y sus actos (art. 14). Dentro del terri-
torio no hay para que distinguir las leyes reales de las personales ni
de las relativas a los actos, porque todas ellas obligan igualmente a
todos los que habitan el territorio. En compensaci6n de este precepto,
que somete a los extranjeros a la ley chilena, el artículo 57 establece
que no hay diferencia entre el chileno y el extranjero, en cuanto a
la adquisición y goce de los derechos civiles que regla este Código.
2. Extraterritorialidad de la ley o efectos de la ley fuera del terri-
torio.-Para tratar de estos efectos, hay que considerar por separado
las tres clases de leyes.
Leyes personales.-La regla general es que la ley obliga dentro
del territorio. El artículo 15 es una excepci6n de esta regla, porque
en virtud de él la ley chilena obliga a los chilenos fuera del territorio:
l. o en lo relativo al estado de las personas y a su capacidad para
ejecutar actos que hayan de tener efecto en Chile, y 2. o en las obliga-
ciones y derechos que nacen de las relaciones de familia; pero sólo
respecto de sus cónyuges y parientes chilenos. -
Sobre este artículo es digno de notarse: 1. o Que sólo se aplica
a los chilenos y no a los extranjeros, los cuales pueden conformarse
DERE¡::HO CIVIL PRIMER AÑO 89

respecto a su estado civil o capacidad, a las leyes del país en que


residan, aún para actos que produzcan efectos en Chile, 2.° Que de
las leyes personales, sólo rigen al chileno en el extranjero, las relati-
vas. al estado de fas personas y asu capacidad para ejecutar actos
.que hayan de tener efecto en: Chile, de modo que un chileno puede
acogerse a las leyes personales de otro país para ejecutar actos que
no tengan efecto en Chile, y 3. 0 Que en las relaciones de familia,
respecto de los parientes extranjeros, un chileno fuera del país no que-
da sometido a la ley chilena .
. Leyes reales.-Las disposiciones relativas a los bienes se encuen-
tran en el artículo 16. Sanciona este artículo el principio general de
la ley de territorialidad respecto de los bienes. Debemos observar: ·1 .o
que este artículo no hace distinción entre muebles e inmuebles, como
se, hace en otras legislaciones. La ley chilena rige tanto los bienes
inmuebles como los muebles; 2.°, que se refiére a bienes de toda clase
de personas, incluso los extranjeros, con dos excepciones; Ca) reconoce
. valor a los contratos válidamente otorgados en país extraño, some-
tiendo a la ley chilena sólo los éfectos de esos contratos, cuando ha-
yan de cumplirse en Chile; y (l!) la sucesión de los bienes de una per-
sona se rige por la ley de su último dominio, cón arreglo al artículo 955.
84. Leyes relativas a los actos.-Hay que distinguir la forma o
requisitos externos de los actos,~ de los requisitos internos.
Leyes relativas a la forma de los actos.-.El artículo 17 del Código
Civil acepta el principio universalmente admitido de que la forma de
los actos se rige por la ley del lugar en que se ejecutan, principio de
indiscutible utilidad para las facilidades de . las 'transacciones. Res-
pecto del artículo 17, debemos observar que su redacción. es deficiente,
porque se refiere sólo a los instrumentos públicos; pero se completa
con el inciso 2. 0 del artículo 16, que reconoce la validez de los con-
tratos otorgados válidamente en país extranjero y con otras dispo-
siciones del Código, v. g, la del artículo 1027, que reconoce la validez
del testamento otorgado en el extranjero si se han observado en él las
soIerr'miclades prescritas por la ley del otorgamiento, sin otra limitación
que la de que sea escrito.
El significado de la palabra «instrumento público» está fijado en
el artículo 1699 del Código Civil, que dice que es el aL1torizado con
90 ALFREDO BARROS ERRÁ,ZUlq~

las solemnidades legales por:el competente-funcionario. La prueba de


la autenticidad de que habla e! artículo 17, está reglamentada para
los documentos venidos de! extranjero por el artículo 334 del Código
de Procedimiento, según e! cual. los instrumentos públicos otorgados
fuera de Chile, deben presentarse legalizados, o sea, atestiguando su
carácter público y la verdad de las firmas de las personas que los
suscriben. Esta certificación deberá hacerse por un agente diplomá-
tico o consular chileno acreditado en el país de donde procede el
documento, o por e! agente de una nación amiga acreditado en ese
mismo país, o bien, por un agente acreditada en Chile por el Gobierno
del país de donde proceda el documento, yen todo caso, legalizada
además por el Ministerio de Relaciones Exteriores. de Chile. Antes
de terminar lo relativo a la forma de los actos, debe tenerse presente
lo dispuesto en el artículo 18, que establece que en los casos en que
las leyes chilenas. requieran instrumento público para la prueba de
un acto que haya de tener efecto en Chile, no valdrán las escrituras
privadas, cualquiera que sea su fuerza en el país de donde procedan.
Leyes relativas a los requisitos internos.-Estas son las que cons-
tituyen la substancia del acto y se refieren a la capacidad de las partes,
a su consentimiento, al objeto y causa del acto.
Los requisitos internos se rigen por la ley del lugar en que se
celebra el acto y, conforme a este principio, el artículo 16 acepta los
contratos válidamente otorgados en país extraño; pero siempre que
esos actos hayan de tener efecto en Chile, los efectos se regirán por
la ley chilena, o sea, los derechos y obligaciones que son de la natu-
raleza del contrato serán los mismos que si el acto se hubiera cele-
brado en Chile.
Distingue claramente nuestro Código las condiciones de la celebra-
ción del acto o contrato de los efectos del acto o contrato, cuando
este debe cumplirse en Chile.
La celebración del acto o contrato, por regla general, se rige por
la ley del país donde se celebra; pero los ef¿ctos del acto o cqntrato,
cuando ha .de cumplirse en Chile, se rigen por la ley chilena. Así, es
válido en Chile un contrato celebrado en Inglaterra por un inglés
menor de veinte años y mayor de veintiuno, porque según la legisla-
DERECHO CIVIL PRIMER ANO 91

ción inglesa, a esta última edad son mayores. los ingleses y capaces
para ejecutar actos y contratos y obligarse personalmente.
Por el contrario, celebrado en el extranjero un contrato. de
compra-venta de una propiedad raíz ubicada en Chile, para determi-
nar si· hayo no lesión enorme, debe estudiarse el asunto en conformi-
dad a la ley chilena.
Además debe tenerse presente que la capacidad de los chilenos
en el extranjero para ejecutar ciertos actos que hayan de tener efecto
en Chile se rige en todo caso por la ley chilena, como también en 10
relativo al estado de las personas y a las obligaoiones y derechos que
nacen de las relaciones de familia respecto de sus cónyuges y pa-
rientes chilenos. índice
CAPITULO IV
NOCIONES GENERALES SOBRE ALGUNAS MATERIAS DE

APLICACION FRECUENTE EN LAS LEYES

(Corresponde al párrafo 5.0 del Título Preliminar del Código Civil)

85. Sentido en que se toman varias palabras.-Las palabras


hombre, jJersona, niño, adulto y otras semejantes que en su sentido
general se aplican a individuos de la especie humana, sin distinción
de sexo, se entenderán comprenc:ler ambos sexos en las disposiciones
de las leyes, a menos que por la naturaleza de la disposición o el
contexto se limiten manifiestamente a uno solo.
Por el contrario, las palabras mujer, niña, viuda, y otras semejan-
tes, que designan el sexo femenino, no se aplicarán al otro sexo, a
menos que expresamente las entienda la ley a él (art. 25),
86. La Edad.-Se relacionan Íntimamente con la capacidad y
en general con los derechos civiles, las diversas edades de la vida,
que vamos a considerar brevemente, siguiendo el orden natural de
la existencia.
87. I) Vida intra-uterina.-E1 período comprendido entre la con-
cepción y el nacimiento de las personas toma el nombre de vida in-
tra-uterina porque se refiere al espacio de tiempo que pasamos den-
tro del vientre de nuestra madre.
La ley toma en cuenta este período en que el ser está en for-
mación: declara que proteje la vida del que está por nacer; faculta al
juez para adoptar las providencias necesarias para protejer la exis-
tencia del no nacido y difiere todo castigo de la madre, por el cual
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 93

pudiera peligrar la vida de la criatura hasta después del nacimiento.


(art.75).
Además de protejer su vida, ampara sus espectativas de derechos
patrimoniales, estableciendo que los derechos que se deferirían a la
criatura que está en el vientre materno, si hubiese nacido y viviese,
estarán suspensos hasta que el nacimiento se efectúe. Y si, el n~ci­
miento constituye un principio de existencia entrará el recién nacido
en el goce de dichos derecqos como .si hubiera existido al tiempo en
que se defirieron (art. 77). Para hacer efectivo el amparo de los de-
rechos eventuales de la criatura que está por nacer, le concede un
curador de bienes que la represente. (art. 343 y 485).
88. II) Nacimiento.-La vida extra-uterina, o sea, la existencia'
legal de las personas, principia con el nacimiento, que es la sepa-
ración completa de la criatura del vientre de su madre. Si muere en
el vientre materno o antes de estar completamente separada de su
madre, se reputa no haber existido jamás. ·(art. 74).'
La edad de las personas se cuenta pues desde el nacimiento.
La Ley N.O 4808, de 10 de Febrero de 1930, sobre registro civil, dís-
pone que dentro del término de sesenta días, contados desde la fe-
cha en que hubiese ocurrido el nacimiento, deberá hacerse la ins:-
cripción del recién nacido, a requirimiento verbal o escrito de alguna
de las personas que la misma ley indica.
La inscripcíón de un hijo legÚ:imo podrá requerirse dentro de
los treinta días siguientes a su .nacimiento, sólo por el padre.o la
madre r por sí, o por mandatario:
Transcurrido este plazo, están obligadas a requerir dicha inscrip-
ción: el pariente más próxim9 mayor de diez y ocho años, que viviese
o
en la casa en que hubiese ocurrido el nacimiento; el médico partera
que haya asistido al parto, o en su defecto cualquiera persona ma-
yor de diez y ocho años; el j efe del establecimiento público o, el dueño
de la casa en que el nacimiento haya ocurrido, si este 'Ocurriere en
sitio distinto de la habitación de los padres; la persona que' haya re"'
cogido al recién nacido' abandonado y el jefe del' establecimiento
~entro de cuyo recinto se haya efectuado la exposición. Pasados
sesenta días desde las fecha de un nacimiento, no se podrá proceder
a la inscripci6n sin decreto de la justicia.
94 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

Cuando se trata de niños gemelos, se hará una inscripción espe-


cial para cada uno de ellos, indicando con precisión y exactitud la
hora del nacimiento de cada uno, si fuera conocida, y en caso con-
trario la circunstancia de no serlo; todavía para mayor seguridad,
en cada inscripción debe anotarse el nombre del otro gemelo expre-
sando cual de los dos nació primero (art. 26 del antiguo Reglamen-
to). Si no logra establecerse la prioridad del nacimiento, la ley los
considera de la misma edad; así en el caso de que se trate del de-
recho a la sucesión de un censo, dispone que se divida entre ellos por
partes iguales (art. 2051).
La edad de un hijo legitimado, para el efecto del goce de un
censo, cuando concurre con otros hijos legítimos, de legitimidad na-
tiva o de origen, se cuenta sólo desde el día de la legitimación; pero
concurriendo legitimados entre sí, se cuenta la edad de cada legitima-
do, en conformidad a la regla general, o sea, desde el día de su
nacimiento (art. 2049).
89. III). Impubertad.-Es el período comprendido desde el naci-
miento hasta los doce años cumplidos si es mujer, y hasta los cator-
ce cumplidos, si es varón (art. 26).
Los impúberes son absolutamente incapaces para ejercer por sí
mismo los derechos civiles: sus actos adolecen de nulidad absoluta, no
producen ni aún obligaciones naturales y no admiten caución. No
pueden casarse, porque no pueden llenar el fin específico del matri-
monio; no pueden hacer te'ltamento ni comparecer en un acto jurí-
dico, aún asistidos por su padre o tutor, el cual debe representarlos
y comparecer por ellos. Si son hijos legítimos, estan sometidos a
patria potestad y a falta de padre o madre legítimos estan someti-
dos a tutela. En materia procesal, los menores de catorce años no son
hábiles para declarar como testigos y sólo en el caso de que tengan
suficiente discernimiento a juicio del juez, puede este aceptar su
declaración sin juramento y como base para una presunción (art.
346 del C. de P. C.)
Este período de la impubertad se subdivide en infancia y puericia
o niñez; tiene esta división alguna importancia legal.
90. Infancia.-Llámase infancia la primera edad en que el hombre
no tiene el uso de la razón; .comprende desde el día del nacimiento
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 95

hasta los_siete años cumplidos, así en el varón como en la hembra


(art. 26). La incapacidad de los infantes es más rigurosa que la del
impúber que ya tiene uso de razón; los infantes están equiparados a
los dementes y son incapaces d~ adquirir por su voluntad, aun la
posesión de Qna cosa ~ueble, sea para sí mismos o para otros (ar-
tículo 723). También son incapaces de delitos o cuasi delitos; responden
por ellos las personas. a cuyo cargo estan (art. 2319). .
Dentro de la infancia debemos contemplar la situación especial
en que se encuentran los niños menores de cinco años, los cuales re~ .
qu!eren una atención más delicada, y por esta razón en caso dc divor,;,
cío de los padres dispone la ley que toca a la madre divorciada, haya
Q no dado motivo al divorcio, el cuidado personal de los hijos meno-
res de cinco años, sin distinción de sexo.
91. Puericia -La puericia O niñez es propiamente la edad que
media' entre la infancia y la pubertad y corre desde los siete años
cumplidos hasta los doce en la hembra y los catorce en el varón.
Los impúberes mayores. de siete años pueden adquirir la posesión
de una cosa mueble con tal que Concurran en ello la voluntad y la
aprensión material o legal (art. 723).
92 IV). Men'¿res adultos.-Uárrlase menOr adulto el que ha
dejado de ser impúber, pero que no ha cumplido veinticinco. años
(art.26)... . .
Los menores adultos que no han obtenido habilitación de edad,
son incapaces relativos. Sus actos pueden tener valor en ciertas cir-
cunstancias y bajo ciertos respectos determinados por las leyes (ar-
tículo J447); y producen obligación natural (art. 1470). Si son hijos
de familia están sometidos a la patria potestad, y si falta el padre o
madre legítimos, están sometidos acuraduría general (art. 342); pero
su .condición legal es muy diversa qe la de los impúberes. Los menores
adultos pueden comparecer personalmente en los actos jurídicos y
°
celebrarlos válidamente si son asistidos autorizados por su padre o
curador. También sus ¡:lctos pueder ser ratificados posteriormente por
su pa<;lre .0 curador y adquirir pleno valor legal en virtud de la ratifi-
cación. Además tienen derecho· para designar su curador y el juez
deberá aceptar la persona designa9a, sí fuere idónea (art. 437).
La nulid.ad de que adolecen los actos celebrados por los menores
¡
96 Al FREDO BARROS ERRAZURIZ

adultos sin intervención del padre o curador es sólo relativa; y esto


significa que esa nulidad no puede declararse de oficio por el juez,
sino a pedimento de la parte en cuyo beneficio la estableció la ley o
de sus herederos o cesionarios, y que puede sanearse por el lapso de
cuatro años contados desde que el menor cumpla los veinticinco años
(arts. 1684 y 1691).
El curador de un menor adulto puede dar al pupilo cierta in-
tervención en la administración, confiándole una parte de los bienes
pupilares; pero autorizando bajo su responsabilidad los 8ctos del
pupilo en esta administración; autorización que se presume en los
actos ordinarios anexos a ella (art. 440).
La ley contempla algunas medidas especiales de protección en
favor de los menores, como lo hace también respecto de otros inca-
paces. Además de la autorización o representación legal del padre,
madre, o guardadores, exige en algunos casos calificados, para la va-
lidez del acto, la aprobación judicial; v. g,: para repudiar una heren-
cia, legado o donación (arts. 256, 397 y 399); para proceder a la di-
visión de los bienes que el menor;posee pro-indiviso con otros; para
el nombramiento del partidor y para que tenga efecto legal la divi-
sión una vez hecha (arts. 396, 399, 1322, 1326 y 1342); para donar
dinero o bienes muebles del menor (art 402); para obligarlo como
fiador y sólo a favor de un descendiente o ascendiente legítimo o
natural y por causa grave (art. 404); para hipotecar o enajenar
bienes raíces y tratándose de la enajenación de bienes raíces del pu-
pilo, exige además que ella se haga en subasta pública (arts. 255, 393
y 394).
Establece también en favor de los menores y mientras dura su
menor edad, la suspensión de la prescripción ordinaria (art. 2509).
Anula también los pagos que se hagan directamente a los me-
nores, salvo en cuanto se probare que la cosa se ha empleado en
su provecho.
Los menores adultos como incapaces relativos, no pueden ejer-
cer ciertos cargos civiles de responsabilidad; v. g. no pueden ser
tutores o curadores (artículo 500); ni albaceas (art. 1272); ni jueces
árbitros (art. 174 de la Ley de Tribunales).
Tienen, en cambio, capacidad propia para ciertos actos jurídicos,
DERECHO. CIVIL PRIMER AÑO 97

v. g.: pueden testar válidamente, sin que intervenga para 'nada en


este acto su padre, madre o curador (art. 1005) ; 'pueden contraer ma-
trimonio, con el consentimiento expreso de su padre legítimo, o a
falta de padre, de la madre ..Iegítima,o a .falta de ambos,del ascen~
diente o ascendientes legítimos de grado más próximo (art. 107);
pueden celebrar capitulaciones matrimc.niales, con aprobación de la
persona o personas cuyo consentimiento le haya. sido necesario pa~
ra el -matrimonio (artículo 1721); tienen la libre administración de
su peculio profesional o industrial (art. 246); pueden ser mandatarios
y sus actos como t1:!les son válidos respecto de terceros, en cuanto'
obliguen a éstos y al mandante (art. 2128); y pueden recibir válida-
mente la cosa que han- dado en comodato y que usaban con per-
miso de su tepresentantelegal (art. 2181).
Los menores que desempeñan un empleo público son consÚ:le-
rados como mayores en lo concerniente a sus empleos (art. 242).
Dentro del período de la menor edad deben estudiarse algunas
edades, que cumplidas, producen efectos jurídicos.
Veamos primero la edad de DIECISÉIS AÑOS.
El menor de dieciséis años está exento de responsabiüdad crimi-
nal conforme al arto 38 de la ley N ..o 4447, de 18 de Octubre de 1928,
que modificó el N.O 2.° del arto 10 del Código Penal.
El que ha cumplido DIECIOCHO AÑOS puede ser testigo de' un
test.mento (art. 1012).
El menor de veinte años está sometido a la ley N.O 447, de 18 de
Octubre de 1928, sobre Protección a los Menores, y se considera
como menor para los efectos de esa ley. No puede ser detenido sino.
en laS Casas de Menores u otro' establecimiento que determine el
Presidente de la República; queda exento de responsabilidad. crimi-
nal si ha obrado sin discernimiento, lo que previamente declarará el
Juez de Menores, y en caso de inculpársele un crimen, simple deli-
to o falta, podrá el juez adoptar ciertas medidas de vigilancia espe-
cial; si ha obrado con discernimiento, la pena .será discrecional y
siempre inferior en dos grados al mínimo de las señaladas por la ley;
la edad de veinte años es en todo caso circunstancia atenuante; y
en el caso de que un menor de veinte años sea condenado a presidio

7
98 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

O reclusión menor, cumplirá su condena en lugar separado del de


los reos mayores, mientras se construyen lugares especiales.
El conocimiento de los asuntos que se refieren al cuidado de
los menores de veinte años y de las inculpaciones de crimen, simple
delito o falta que se hagan a un menor de veinte años que ha obrado
con discernimiento, corresponde a los Jueces especiales de Menores.
La edad de VEINTIÚN AÑOS tiene gran importancia: el mayor
de. 21 años que desea casarse tiene derecho, en caso de que se le
niege el consentimiento, a que se exprese la causa del disenw y se ca-
lifique ante el juzgado competente (art. 112), y celebrado el matri-
monio, no necesita curador para la administración de la sociedad
conyugal (art. 148) y obtiene habilitación de edad por ministerio
de la ley. (art. 298).
Respecto a su profesión futura, la ley le reconoce el derecho de
abrazar libremente una carrera honesta, más de su gusto que la ele-
gida para él por su padre o madre (artículo 235).
Los mayores de veintiún años pueden ser habilitados de edad por
el jt¡ez, y el varón casado que ha cumplido esa edad la obtiene por
el ministerio de la ley (art. 298 y 299). Obtenida la habilitación de
edad puede ejecutar todos los actos y contraer todas las obliga-
ciones de que son capaces los mayores de veinticinco años, excepto
aquellos actos u obligaciones de que una ley expresa le declare inca-
paz. También la edad de los veintiún años es la edad que se
requiere para el ejercicio de los derechos politicos.
93 V) .-Mayor de edad.-Mayor de edad, o simplemente ma-
yor, es el que ha cumplido 25 años. A esta edad se adquiere el
pleno ejercicio de los derechos civiles y terminan la patria potestad o
la curaduría a que estaba sometido el menor por razón de su edad.
Puede pronunciarse libremente sobre las cuentas administrato..;
rias que le rindan su padre o curador, sin necesidad de intervención
judicial, y empiezan a correr en su contra las prescripciones que esta-
ban suspendidas durante su menor· edad. Aunque tiene el derecho de
obrar independientemente de su padre, queda siempre obligado a cuidar
de los padres en la ancianidad, en el estado de demencia y en todas
las circunstancias de la vida en que necesiten su auxilio (art. 220).
La circunstancia de la mayor edad por sí sola no impide el ejerci-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 99

do del derecho de alimentos; pero, el varón ilegítimo que hubiere


cumplido 25 años y no tuviere imposibilidad física para dedicarse a
un trabajo de que pueda subsistir, no será admitido a pedir que su
padre o madre le reconozca o alimente; si se imposibilita posterior-
mente, revivirá la acción (art. 286).
La mujer mayor de edad, por el hecho de casarse, cambia de con-
dición legal y pasa a depender de la potestad marital y a ser inca-
paz relativa (art. 1447).
La mayor edad está fij ada en Suiza a los 20 años; en Francia,
ItaHa, Portugal, Colombia, etc. (la mayor parte de los países) a los
21 años; en Argentina a los 22 años; en España y Holanda a los 23;
en Austria a los 24 y en Dinamarca a lo,sc 25 años.
94. El parentesco.-Parentesco, en general, es la relación o. víncu-
lo que existe entre dos personas. Puede ser de consal1guinidad o de
afinidad.
El parentesco propiamente. tal, que produce efectos civiles de
la mayor importancia, es el de consanguinidad. El de. afinidad tiene
escasa importancia.
95. Parentesco de consanguinidad.-Parentesco de consanguini-
dad es el que existe entre personas unidas por los vínculos de la san-
gre, es decir, entre personas que descienden una de otra, o que
sin descender una de otra, proceden de un tronco común. En el
primer caso, se dice que hay una. línea recta y en el segundo caso,
hay línea colateral o transversal. (Art. 27). •
El parentesco de consanguinidad puede ser legítimo o ilegítimo.
Es legítimo, aquel. en que todas las generacrones de que resulta han
sido autorizadas por la ley; como el que existe' entre dos primos
hermanos, hijos legítimos de dos hermanos que han sido también
hijos legítimos del abuelo común. (Art, 28).
Es ilegítimo aquel que en una o más de las generaciones de que
resulta, no han sido autorizadas por la ley: como entre dos primos
.."hermanos hijos legítimos de dos hermanos, uno de los cuales ha sido
hijo ilegítimo. del abuelo común. (Art. 29). .
Estudiaremos los efectos civiles de la consanguinidad legítima,
que son numerosos e importantes.
100 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

De los efectos de la consanguinidad ilegítima trataremos en


otra parte.
96. Efectos civiles de la consanguinidad legítima.-l. o Nom~re c:e
familia.-El parentesco de consanguinidad legítima confiere a los
descendientes legítimos el derecho de usar el nombre de familia.
Este elemento hereditario es el que representa e indica la filiación y
se llama nombre patronímico o nombre de familia.
Hay que considerar dos especies de nombres que sirven para de-
signar a las personas: uno es el nombre de opila o bautismo, lo que
comúnmente llamamos nombre y que se toma de un santo o santa
v. gr. Luis, Juan, Santiago, etc., y otro es el nombre de familia o lo
que comúnmente se llama apellido v. gr, González, Martínez, etc.,
que de padres a hijos se transmite a todos los descendientes y a
todas las ramas de la misma familia, para distinguir unas de otras.
El apellido, o nombre de familia, pertenece exclusiva y priva-
tivamente a ella y no puede adquirirse sino por los que de varón
en varón traen su origen de la misma, pues, no es otra cosa que
una señal del hecho de la descendencia legítima. Cada uno de los
individuos de la familia tiene derecho a él y ninguno puede enaje-
narlo o comunicarlo a otra familia extraña.
La inscripción de un nacimiento en el registro civil correspon-
diente, entre otras indicaciones que tienden a identificar la persona,
debe contener: 3. o-El nombre y apellido del nacido, que indique
la persona que requiere la inscripción, y 4.o)-Los nombres, apelli-
dos, nacionalidad, profesión u oficio y domicilio de los padres. si el
recién nacido fuese legítimo. (Art. 31 de la ley N. o 4808, de 10 de
Febrero de 1930).
De esta manera, cada persona tiene un nombre propio, con sus
correspondientes apellidos paterno y materno y la ley castiga al que
defrauda a otro usando un nombre fingido y al que ocultare su
verdadero nombre y apellido a la autoridad o persona que tenga
derecho a exigir que los manifieste. (Arts. 468 y 496 N, o 5. o del
Código Penal). Al tratar sobre el estado civil, en el capítulo VI,
volveremo sobre esta materia.
2. o) Alimentos .-El parentGlSco de consanguinidad crea la obli-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 101

gación alimenticia recíproca entre los parientes consanguíneos, dentro


de ciertos límites.
: ASÍ, deben alimentos los ascendientes legítimos. a sus descen-
dientes y éstos a aquellos, y también los hermanos legítimos, se
deben alimentos entre .sí,. (Art. 321). Naturalmente, esta obligación
alimenticia supone carencia de bienes por una parte y fortuna sufi-
ciente por la otra.' Los ascendientes y d~scendientes legítimos. se
deben recíprocamente alimentos congruos. (Art. 324).
La obligación alimenticia es de derecho estricto y sólo la tienen
los parientes cercanos, en la forma y modo que establece el Título
XVIII del Libro 1 del Código Civil; pero, la ley ha querido ir más
lejos y sanciona en cierto modo la obligación moral que tienen los
parientes ricos de auxiliar a los pobres. Castiga al consanguíneo,
dentro del sexto grado, que en el estado de demencia o destitución de
otro pariente, no lo socorrió pudiendo hacerlo; y el castigo consiste
en considerarlo indigno de suceder, como heredero o legatario al di-
funto de cuya sucesión se trata, (Art. 968, N. o • 3.°).
3. 6 ) Autoridad patemay' patr
.
la potestad.-El
, parentesco de, con-
.

sanguinidad legítima en la línea recta establece entre padres e hijos


el conjunto de derechos y obligaciones de que trata el Título IX deL
Libro 1 del Código Civil; derechos que miran al respeto y obedien-
cia que los hijos deben a los padres, que forman lo que llamamos au-'
toridad pa:err.a, y que imponen a los padres la obligación de atender
a la crianza, educación y establecimiento de . los hijos; obligación
que, por falta de insuficiencia de los padres, pasa a los abuelos legí-
timos de una u otra línea, conjuntamente,
También nace de la filiación legítima, la patria potestad,. regla-
mentada por'el Título X del Libro 1 del Código Civil, que mira pro-
piamente al patrimonio del hijo legítimo'y que se refiere a los ~de­
rechos de representación legal, 'usufructo y administración que tiene
el padre legítimo sobre sus hijos no emancipados. A falta del padre
estos derechos corresponden ahora a la madre, en virtud del decre-'
to-ley- del año 1925.
4.° D¿¡recho de herencia.-Del parentesco de consanguinidad
legítima nace el derecho de herencia, que puede ser recíproco en los
casos que ~etermina la ley y que sólo llega hasta el sexto gradQ,
102 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

En la sucesión testamentaria, el que tiene parientes consanguíneos


legítimos dentro de ciertos grados, no puede disponer libremente de
toda su fortuna, pues, tiene que considerar a esos parientes llama-
dos legitimarios y que son herederos forzosos. Entre los consanguí-
neos legItimas son legitimarios los hijos legítimos personalmente, o
representados por su descendencia legítima y los ascendientes legíti-
mos. (Art. 1182).
El que tiene descendientes legítimos está obligado a dejar la
mitad de sus bienes por iguales partes a sus descendientes, a títu-
lo de legítima; y además a destinar una cuarta parte en mejorar al
pescendiente o descendientes legítimos que prefiera; sólo puede dis-
poner libremente en favor de extraños, de una cuarta parte de sus
bienes, que se llama cuarta de libre disposición.
Si no tiene descendientes legítimos, pero tiene ascendientes legí-
timos, está obligado a dejar a éstos la mitad de sus bienes y pue-
de disponer libremente de la otra mitad. (Arts. 1182 y 1184).
En la sucesión intei'tada, la ley distribuye los bienes del difunto,
de preferencia entre los consanguíneos legítimos de grado más pró-
ximo, llamando en primer lugar a los descendientes legítimos, a fa-l
ta de éstos a los ascendientes, después, a los hermanos y finalmente
a los demás consanguíneos, hasta el sexto grado, (Arts, 998 y
siguientes) .
Los hijos naturales y el cónyuge también son lIama¿os; ¡:ero, de
ellos no se trata en este momento,
5. 0 Matrimcnio y filiación,-En lo tocante al contrato de matri-
monio, tiene importancia el ,parentesco de consanguinidad, pues,
crea impedimentos para celebrarlo entre personas comprendidas den-
tro de ciertos grados. Es nulo el matrimonio, o sea, existe impe-
dimento dirimente para celebrarlo, entre ascendientes y descendientes
por consanguinidad o afinidad en toda la línea recta y entre colate-
rales por consanguinidad hasta el segundo grado inclusive. (Arts.
5 y'29 de la ley de matrimonio civil).
En 10 tocante a filiación, materia que estudiaremos por separa-
do, debe tenerse presente que es incestuoso el hijo ilegítimo conce-
bido entre padres que estaban dentro de ciertos grados de parentesco.
(Art. 38).
~

DERECHO CIVIL PRIMER ANO 103

6. o Algunos derechos de familia.-Del parentesco de consan-


guinidad nacen algunos derechos de familia, especialmente contem-
plados en el Código Civil. '
a) Tratándose del matrimonio de un menor de 25 años, co-
rresponde a su padre legítimo, o a falta de éste a su madre y a falta
de. ¡:¡mbos al ascendiente< o ascendientes legítimos de grado más
próximo, el derecho de concederle p3rmiso para contraer el matri-
monio y este derecho está sancionado con la facultad que tiene el
ascendiente, sin éuyo consentimiento se hubiere casado, para deshere-
darlo y para revocar las donaciones que le hubiera hecho antes del
matrimonio. También pueden desheredarlo los otros ascendientes.
b) La acción de nulidad del matrimonio corresponde no sólo al
cónyuge afectado, sino también a sus ascendientes, salvo el caso de
error o de fuerza, en que sólo puede entablarla el cónyuge que lo ha
sufrido. (Art. 34 de la ley de matrimonio civil).
c) La interdicción de un disipador y de un demente puede ser
provocada por cualquiera de sus consanguíneos legítimos' hasta el
cuarto grado. (Arts. 443 y 459). .
d) Un lega,do, que sería nulo si el asignatario fuere un extraño, .
es válido por excepción en ciertos' casos, cuando se hace a favor de
un deScendiente o ascendiente legítimo del testador o a su c6nyuge.
(Arts, '1107, 1111 Y 1112).
7. 0 Algunas obligaciones de família.-Nacen también del paren-
tesco de consanguinidad legítima otras obligaciones, además de las
indicadas más arriba, a saber:
a) Los' parientes dentro de ciertos grados son llamados a la
tutela o curadu;'ía legítima y están obligados a desempeñar el cargo,
si no tienen una excusa legal. (Arts. 338, 367, 514 y siguientes).
Si son designados por el testa dar y se excusaren sin causa le-
gal legítima, se hacen indignos de suceder. (Art. 97iO).
b) Los consanguíneos legítimos de uno y otro sexo mayores de
edad que fueren citados por el juez, deben concurrir a la audiencia
que se designe, en aquellos casos en que la ley dispone'"que se oiga
a los parientes. (Art. 42). - .
c) Gravita. de un modó especial sobre los pafientes llamados a
heredar al difunto, la obligación que tiene todo asignatario por cau-
104 ALFRF.DO BARROS ERRÁZURlZ

sa de muerte de acusar a la justicia el homicidio cometido en la per-


sona del difunto, tan pronto como sea posible, y en caso de no cum-
plir con este deber, salvo ciertos casos de excepción, se hacen
indignos de suceder al difunto. (Art. 969).
d) Igualmente, el ascendiente o descendiente llamado a suceder
ab-intestato al impúber, demente o ::ardo-mudo, dece pedir que se
le nombre un tutor o curador; y si omitiere este deber durante un
año entero, se hace indigno de heredarlo. (Art. 970).
8. o Incapacidades especia{es.-EI parentesco de consanguinidad
crea ciertas incapacidades especiales que establece la ley para ga-
rantizar la imparcialidad de las personas que ejercen ciertas funcio-
nes públicas.
Así, los ascendientes, los descendientes y hermanos del escribano
que autorizare un testamento, no pUEden válidamente recibir asigna-
ción alguna en razón de ese testamento. (Art. 1061); los jueces, den-
tro de ciertos grados de parentesco con las partes o sus abogados,
están implicados para conocer del asunto, o pueden ser recusados
(Arts. 248 y 250 de la ley de tribunales). ~
97. Parentesco de afinidad.-AfiniC:ad legítima. es la que exis-
te entre una persona que está o ha estado casada y los consanguí-
neos legítimos de su marido o mujer. (Art. 31).
Afinidad ilegítima es la que existe entre una de dos personas
que no han contraído matrimonio y se han conocido carnalmente y
los consanguíneos legítimos o ilegítimos de la otra, á entre una de
dos personas que están o han estado casadas y los consanguíneos
ilegítimos de la otra. (Art. 32).
De las disposiciones anteriores se desprende que el parentesco
de afinidad se contrae por el matrimonio o por la cópula ilícita
entre el varón y los parientes consanguíneos de la mujer, y entre
la mujer y los parientes consanguíneos del varón.
Afinidad quiere decir proximidad o cercanía y se llama así, porque
mediante el matrimonio se acerca y pone en contacto cada uno de
los cónyuges con la familia del otro.
Obsérvese que no hay parentesco de afinidad entre la familia
de un cónyuge y la familia del otro. Así, el hermano del marido
es afín, de la mujer, pero no 10 es de· la hermana de la mujer.
~

DERECHO CIVIL PRIMER ANO 105

El parentesco de afinidad no termina con la disolución del ma-


trimonio;de modo que el viudo continúa siendo pariente de afinidad
en primer grado, en la línea recta con la madre de su mujer.
Como en la afinidad no hay generaciones, la línea y grado de
afinidad de una persona con un consanguíneo de su cónyuge, se cali-
•fican por la línea y grado de consanguinidad de dicho cónyuge con
dícho consanguíneo, y esto se aplica tanto a la afinidad legítima como
~ a la ilegítima, (Arts. 31 y 33).
El parentesco de afinidad produce efectos civiles muy reducidos:
A) La relación carnal fuera de matrimonio, entre parientes por
afinidad en ciertos grados, produce hijos incestuosos (art. 38).
B) Cuando la ley dispone que se oiga a los parientes de' una
persona, a falta de consanguíneos en suficiente ~número, serán oídos
los afines legítimos, (Art. 42.).
C) La afinidad en la línea recta es impedimento dirimente del
matrimonio, (Art. 6 de la ley de matrimonio civil).
D) El padrastro no puede ser tutor· o curador de su entenado,
(Art. 502). .
E) Los deudos por afinidad hasta el tercer grado inclusive del
. eclesiástico que hubiere' confesado al difunto durante la última en-
fermedad o habitualmente en los dos últimos años anteriores al tes-
tamento, son incapaces de recibir herencia o legado alguno, por testa-
mento otorgado durante la última enfermedad, (Art.965).
F) Los cuñados del escribano que autorizare un testamento 1).0
pueden recibir asignación alguna, que provenga de dicho .
testamento,
(Art. 1061).
106 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
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98. De los hijos.


CUADRO DEMOSTRATIVO DE LAS DIVERSAS CLASES DE HIJOS

l
Oe legitimidad nativa. '
8 ¡eo,ncebidos
antes del matrimo-
~ nio y nacidos en él.
......
t: { )ILegitimados ipso-J'ure Reconocidos
.
como naturales de
&:l Legitimados por ma ambos.
-l . trimonio posterior Legitimados por la inscripción del matrimonio, en el
~ de sus padres. registro civil, o por instrumento público otorga-
do a la fecha del matrimonio o en los treinta
días siguientes.
~ (ReconOCidos por uno solo de sus padres.
8 ~ (Recono~ido~ por ambos padres (éstos quedan legitimados ipso-jure si
...Z l los padres se casan).
ADULTERINOS De hombre casado y mujer soltera, (Simple adulte-
rio civil).
No pueden ser re- De mujer casada y varón soltero, (adulterio civil y
conocidos como delito).
naturales ni le- De hombre casado y mujer casada, (doble adul-
gitimad03. terio civil y delito).

INCESTUOSOS ¡ De padres en línea recta de consanguinidad o afi-


nidad legítima o ilegítima, (delito de incesto).
De padres en el segundo grado de consanguinidad
legítima o ilegítima, (delito de incesto).
No pueden ser re- De padres en el segundo grado de afinidad, (no
conocidos como hay delito de incesto; los padres pueden ca-
naturales; perol sarse y legitimar los hijos; pero habidos fuera
o en ciertos casos de matrimonio son incestuosos).
¡~ Q
pueden ser legi- De padres, uno de- los cuales es hermano de un
timados. ascendiente del otro, (no hay delito de inces-
to; los padres pueden casarse y legitimar los
hijos; pero habidos fuera del matrimonio son
incestuosos) .
SACRÍLEGOS De clérigo de órdenes mayores o fraile de voto
solemne con una mujer cualquiera, (delito).
No pueden ser re- De monja de voto solemne y un hombre cual-
conocidos como quiera, (delito).
naturales, ni le- De clérigo o fraile y de monja. Doble sacrilegio,
gitimados. ( delito).
\:! CIl ,Pueden ser legitimados por matrimonio posterior de sus padres; pue-
~
den ser reconocidos como naturales por uno de sus padres o por
::; ~
iiítIlJ:: j' ambos y pueden pedir judicialmente su reconocimiento para los
~ ~
l (j) ~
efectos del derecho de alimentos, si el padre no 10 hace espontá-
neamente.
DE~EC:HO CIVIL PRIMER AÑO 107
================~==========~==~,=.~====~- ..
·99. rojos legítimos,-Los hijos pueden ser 'legítimos o ilegíti-
mos.
Se llaman hijos legít imos los concebidos durante el matrimonio
verdadero o.putativo de sus padres, que produzca efectos civiles y los
legitimados por el matrimonio de los mismos, posterior a la con-
cepción. Todos los demás son ilegítimos (art. 36).
Hay pues dos clases de hijos legítimos: a) legítimos de legitimi-
dad nativa, o sea, concebidos durante el matrimonio y b) Legitima-
dos por el matrimonio de los. padres· posterior a la concepción.
Los legitimados pueden ser: a) Ipso jure, es decir legitimados
por el solo hecho del matrimonio posterior de los padres y b) legiti-
mados por el acta de matrimonio debidamente inscrita en el Regis-
tro Civil o por instrumento público, otorgado a la fecha del matri-
monio o en caso de impedimento grave, dentro de los treinta días
subsiguientes a ella.
Se entienden legitimados ipso jure por el solo hecho del matri-
monio, los concebidos antes del matrimonio pero nacidos en él; y
los que el padre o la madre habían reconocido como hijos natura-
les de ambos, con los requisitos legalé3 (arts. 206, 207 Y 208). La
legitimidad conferida a los hijos por matrimonio posterior de los
padres produce los mismos efectos civiles que la legitimidad nativa
(art. 30).
100. Hijos i1egítimos.-Los hijos ilegítimos son de tres clases;
naturales, de dañado ayuntamiento y simplemente ilegítimos. Los de
dañado ayuntamiento se sub-dividen en adulterinos, incestuosos y
sacrílegos (art. 36). Estudiaremos separadamente cada una de estas
categorías de hijos ilegítimos, pero· sólo en sus Hneas generales por-
que el estudio detallado de esta materia es propio del tercer año de
Derecho Civil.
101. (l). Hijos naturales.-Se llaman naturales en el Código
Civil los que han obtenido el recoriocilrtiento de su padre o madre,
o ambos, otorgado por instrumento público (art. 36). Este reconcíd..
miento es voluntario y solemne.
La calidad de hijo natural es -la más importante. entre todas
las categorías de hijos ilegítimos. En efecto, los hijos naturales tie-
nen respecto del padre o madre que les ha reconocido las mismas
108 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
_ - - _ •. ""%> __ - .' i - ' - , .......C._ ,,-_::.j;¡t'"'~''''~ -, "0."'--

obligaciones de respeto y obediencia que tienen los hijos legítimos


(art. 276); están sometidos al cuidado personal de dicho padre o
madre, en los mismos términos que los hijos legítimos (art. 277) y
corresponde al padre o madre que les ha reconocido pagar los gas-
tos de la crianza y educaci6n.
Corresponde también al padre o madre que primero reconozca
al hijo natural, el desempeño de la guarda legítima de éste, y si am-
bos le reconocen a un tiempo, corresponde al padre (art. 368). El
padre o madre natural pueden nombrar tutor o curador testamen-
tario al hijo, de la misma manera que el padre legítimo (art. 359).
Los hijos naturales están en condición de quedar legitimados
ipso jure, si se casan sus padres (art. 207) y si no han cumplido
veinticinco años necesitan, para contraer matrimonio obtener el con-
sentimiento del padre o madre que le haya reconocido, y si ambos
le han reconocido y viven, el del padre (art. 108).
Si el padre natural fallece intestado, los hijos naturales son lla-
mados a la herencia y concurren con los ascendientes legítimos, con
los hermanos legítimos y con el cónyuge (art. 989, 990 Y 991). El
padre natural que no tiene hijos legítimos, al otorgar su testamen-
to, debe considerar a sus hijos naturales como legitimarios, es decir
como herederos forzosos que pueden llevar, si no hay otros legiti-
marios, hasta la mitad de la herencia a título de legítima.
Las relaciones de parentesco del hijo natural que no tiene des-
cendientes legítimos son muy reducidas. No tiene más parientes que
el padre o madre natural que 10 ha reconocido y los hermanos que
fueron hijos legítimos o naturales del mismo padre, de la misma
madre o de ambos. Esos parientes son los llamados a heredarlos, si
muere intestado (arts, 42, 443 y 993). Las relaciones de familia no se
extienden más allá: el hijo natural no tiene abuelo.
102. (Ir). Hijos adulterinos.-Hijos adulterinos son los concebi-
dos en adulterio. Son los de peor condici6n de todos los hijos ile-
gítimos porque no pueden ser reconocidos como naturales (art. 270),
ni legitimados (art. 205). S610 tienen derecho a alimentos~ pero no
pueden intentar esta acci6n contra ninguna mujer casada (art. 288).
Adulterio, es en el Derecho Civil la relación carnal entre dos per-
sonas de las cuales, una al menos, al tiempo de la concepción, es-
DF.RECHO CIVIL PRIMER AÑO 109

taba casada con otra, salvo que dichas dos personas hayan con-
traído matrimonio putativo que respecto de ellos produzca efectos
civiles (art, 37).
Cometen adulterio civil tanto el hombre casado como la mujer
casada, que tienen relación carnal con otra persona que no es su
mujer o marido: y decimos adulterío civil, porque en materia penal
existe una regla diversa, como luego veremos.
El adulterio civil hace incurrir en graves sanciones al cónyuge
culpable; a) es causal de divorcio perpetuo (art, 21 de la ley de ma-
trimonio civil); b) 'el cónyuge que por su culpa dió motivo al di-
vorcio, pierde el derecho a la herencia intestada del cónyuge inocen-
té y si la sucesión es testamentaria, pierde el derecho a la porción
conyúgal (arts. 994 y 1174); c) el cónyuge inocente podrá revocar
las donaciones que hubiere hecho al culpable, siempre que éste hu-
biere dado causa al divorcio por adulterio, (art. 1n; d} la mujer que
hubiere dado causa al divorcio por adulterio pierde el derecho a los
gananciales, salvo que el juez por razones atenuantes especiales mo-
dere esta pena (arts. 171 y 177), Y pierde también el derecho de nom-
. brar tutor o curador testamentario a sus hijos (art. 358), y queda
inhabilitada para toda tutela o curaduría (art. 497).
Por lo expuesto anteriormente, se ve que la ley sanciona con
más rigor el adulterio de la mujer qúe el del marido. La mujer que
viola la fe conyugal, introduce o se expone a introducir hijos ex-
traños, en casa de su marido y la· violación del pudor supone en
ella la ausencia de otras virtudes,
El adulterio considerado como· aelito, castigado por el código
penal tiene reglas distintas del adulterio civil. El delito de adulte-
rio 10 c.omete la mujer casada que ya.:e con varón que no sea su
marido, y el que yace con ella sabiendo que es casada, aunque des-
pués se declare nulo el matrimonio. El marido no comete delito de
adulterio, sino cuando tuviere manceba dentro de la casa conyugal,
o fuera de ella, con escándalo (arts, 375 y 381 del C. Penal. El deH-
.to oe adulterio es un ir:npedimento para el matrimonio de la mujer
con su co-reo (art, 7 de la ley de matrlmonio civil).
Además el que hubiere sido condenado judicialmente por el de-
lito de adulterio se hace incapaz de suceder como heredero o legatario
110 ALFREDO
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BARROS
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ERRÁZURIZ
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O de recibir donaciones entre vivos de la persona con que cometió el


delito. (arts. 964 y 1391).
103. (III) Hijos incestuosos.-Son incestuosos para los efectos
civiles:
l. o El concebido entre padres que estaban uno con el otro en la
línea recta de consanguinidad o afinidad;
2. o El concebido entre padres, de los cuales el uno se hallaba con
el otro en el segundo grado transversal de consanguinidad o afin ¡-
dad;
3. o El concebido entre padres, de los cuales el uno era hermano
de un ascendiente del otro;
La consanguinidad y afinidad de que se trata en este artículo
comprenden la legítima y la ilegítima, (art. 38).
Se"llama incesto la relación carnal habida entre personas que es-
tán comprendidas dentro de ciertos grados de parentesco de consan-
guinidad o afinidad. Viene del latín in-ces tus palabra compuesta de
la partícula negativa in y de la palabra cestu~, que entre los anti-
guos significaba la cintura de Venus, la cual se daba a los casados,
menos cuando había algún impedimento para casarse, de suerte que
el matrimonio contraído a pesar del incesto se llamaba incestuoso,
esto es, sin cintura.
El incesto está penado como delito sólo cuando se trata de rela-
ciones carnales, habidas a sabiendas del parentesco que los liga, entre
ascendientes o descendientes por consanguinidad legítima o ilegítima
o por afinidad legítima, o entre hermanos legítimos o ilegítimos (ar-
tículo 364 del C. Penal); de modo que hay casos de incesto para los
efectos civiles, que no lo son para los efectos penales. Así, la relación
carnal entre ascendientes y descendientes por afinidad ilegítima, entre
afines legítimos e ilegítimos en segundo grado y entre personas de
las cuales el uno era nermano de un ascendiente del otro, se consi-
dera como incesto para los efectos civiles, o sea, produce hijos inces-
tuosos; pero no es considerada como delito por el C. Penal.
El que hubiere sido condenado judicialmente por el crimen de
incesto, además de sufrir la pena que establece el C. Penal, se hace
incapaz de suceder a la otra persona, como heredero o legatario, si
no hubiere contraído con ella matrimonio que produzca efectos civiles
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 1¡1
=====================--
(art. 964) Y esta misma regla se aplica a las donaciones entre vivos
(art. IJ91.) ..
Los hijos incestuosos, como son de dañado ayuntamiento, no pue-
den ser reconocidos como naturales (art. 270); pero pueden ser legi-
timados por el matrimonio posterior de sus I?adres, en los casos que
estos pueden casarse. En este sef!tido son de mejor condición .que los
adulterinos, los cuales están expresamente excluídos del beneficio de la
legitimación, (art. 205).
El arto 38 del C. Civil que enumera los casos de hijos incestuo-
sos, guardaba relación con las leyes c-anónicas que se aplicaban en
todo lo relacionado con el matrimonio, a la fecha.en que se dictó el
C. Civil, pero no guarda relación con la ley de matrimonio civil del
10 de Enero de 1884, En efecto, esta última sólo prohibe el matrimo-
nio entre ascendientes y descendientes por consanguinidad o afinidad
y entre colaterales por consanguinidad hasta el segundo grado; de
modo que son varios los casos de personas que no tienen impedimento
para casarse por razón de parentesco; pero que cometen incesto, si
tienen relación carnal fuera' del matrimonio.
El matrimonio posterior de los padres, en los casos en que este
es permitido, borra los efectos civiles del incesto, y los hijos inces-
tuosos pasan a ser legitimados ..
104. (IV) Hijos sacn1egos.-Es .sacrílego el hijo concebido entre
padres de los cuales alguno era clérigo de órdenes mayores o persona
ligada por voto solemne de castidad en orden religiosa reconocida por
la Iglesia Católica (art. 39).
Llámase sacrílego por ser fruto de un sacrilegio palabra que apli-
cada en este caso, significa el comercio ilícito de un fraile ligado por
voto solemne o clérigo de órdenes mayores con una mujer 'cualquiera
y el de un hombre cualqUiera con una monja. Sería doblemente sa-
crílego el fruto de un clérigo y de una monja.
Para que el hijo sea sacrílego es necesario que haya sido conce-
bido después de la profesión religiosa solemne de la monja,) fraile, o
de la promoción del clérigo a órdenes mayores, esto es al sub-diaco-
nado cuando menos.
Los hijos sacrílegos no pueden ser reconocidos como naturales,
porque son de dañado ayuntamiento (art. 270), ni pueden ser legi-
112 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

timados, porque sus padres no pueden contraer matrimonio entre sí.


A este respecto, debemos llamar la atención a la circunstancia de que
la ley de matrimonio civil·no incluyó entre los impedimentos dirimen-
tes para el matrimonio la condición de clérigo de órdenes mayores, o
de persona ligada por voto solemne de castidad; pero existe una dis-
posición del C. Penal que castiga con reclusión menor en su grado
mínimo al que contrajere matrimonio, estando ordenado in sacris o
ligado con voto solemne de castidad; de modo que en realidad el
matrimonio de un ordenado in wcris o ligado con voto solemne de
castidad está prohibido por la ley, que lo considera como acto ilícito,
al penarlo como delito.
105. (V) Hijos simplemente ilegítimos.-Los hijos simplemente
legítimos, como no son fruto de un ayuntamiento dañado, sino sólo
de una relación ilegítima, están en mejor condición que los adulteri-
nos, incestuosos y sacrílegos. Pueden ser reconocidos como naturales
por su padre, por su madre o por ambos, y pueden ser legitimados
por el matrimonio posterior de sus padres. Pueden, también, pedir
judicialmente que su padre los reconozca con el solo objeto de pedir
alimentos.
El reconocimiento forzado que hacen un padre o madre de un
hijo ilegítimo, aunque se haga constar de una actuación judicial que
tiene la fuerza de instrumento' público, no importa conferirle la ca-
lidad de hijo natural, la cual supone un 'reconocimiento solemne y
voluntario. No tiene otro alcanee que el conferirle el derecho de a li
mentos.
La ley se pone también en el caso de que en un testamento
se reconozca voluntariamente a un hijo, para conferirle sólo la cali-
dad de hijo ilegítimo y no la de natural; en ese caso sólo tendría
derecho a alimentos (art. 1169). Este reconocimiento voluntario se
puede hacer igualmente por acto entre vivos.
106, De los hermanos.-Llámanse hermanos los que han na-
cido de un mismo padre y de una misma madre; o de un mismo
padre, pero no de una misma madre; o de una misma madre, pero
no de un mismo padre.
Los primeros se llaman hermanos carnales, y otras legislaciones
los llaman bilaterales o enteros; los que s610 proceden de un mismo
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 113

padre se llaman hermanos paternos y los que sólo proceden de una


misma madre se llaman hermanos. matemos o uterinos. A estas dos
últimas clases les llaman otras legislaciones, hermanos unilaterales y
vulgarmente se llaman medios. hermanos.
La distinción entre hermanos carnales por una parte y herma-
nos paternos o uterinos por la otra, tiene . importancia práctica,
pues en el caso de que los hermanos sean llamados a la herencia in-
testada, la porción hereditaria del hermano paterno o materno será
la mitad de la porción del hermano carnal. (Arts. 990 inciso 4. y 0

993 inciso 4.°)


Los hermanos están entre sí en segundo grado de consanguinidad
en la línea colateral.
También se dividen, los hermanos en legítimos y naturales. Son
- hermanos legítimos los que son hijos legítimos del mismo padre y
madre, o bien hijos legítimos soiamente del mismo padre o de la mis-
ma madre,
Son hermanos naturales entre sí los hijos naturales reconocidos
por un mismo padre y una misma madre y los hijos legítimos con
e

los naturales del mismo padre o madre . .Obsérvese que los hijos le-
gítimos son hermanos naturales de los hijos naturales del mismo
padre o madre. (Art.41).
Veamos algunas aplicaciones que tiene el parentesco entre her-
manos:
a) El hermano legítimo está obligado a dar alimentos a su her-
mano pobre, que no tuviere ascendientes ni descendientes que se ha-
llen con facultades para dárselos. (Arts. 321 y 326).
b) Los hermanos legítimos son llamados a la herencia intestada,
en unión con el cónyuge y los hijos naturales, cuando el difunto np
hubiere dej ado descendientes ni ascendientes legítimos. (Art. 990).
c) Los hermanos naturales son llamados. a la herencia ii1te.<:tada
de un hijo natural, en unión del cónyuge, cuando el difunto no hu~
biere dejado hijos naturales ni padres naturales. (Art. 993).
d) Los hermanos varones del pupilo son llamados a la tutela o
wraduría legítima, en cuarto lugar, a falta de padre, madre y ascen-
dientes. (Art. 367).
8
114 A1.FREbO, BARROS ERRÁZURIZ
-'o n--;--- ..-._.-,,- .-x-..alI"~':-;-: -. t, l' .

e) Los hermanos gozan del beneficio ce competencia; de suerte


que no pueden exigirse unos a otros más de lo que buenamente pu-
dieren pagar. (Art. 1626).
f) No está un hermano obligado a aCULar a otro, aunque se
trate del delito de homicidio y no se hace por tanto indigno de
heredar al difunto. (Art. 969).
g) Los hijos de los hermanos son incestuosos y entre herma-
nos hay impedimento para el matrimonio. (Atr. 38 del C. Civil y 5. 0
de la ley de matr. civil).
107. Audiencia de los parientes.-En los casos en que la ley
dispone que se oiga a los parientes de una persona, se entenderán
comprendidos en esa denominación el cónyuge de ésta, sus consan-
guíneos legítimos de uno y otro sexo mayores de edad y si fuere
hijo natural, su padre y madre que le hayan reconocido y sus her-
manos naturales mayores de edad. A falta de consanguíneos en
suficiente número, serán oídos los afines legítimos.
Serán preferidos los descendientes y ascendientes a los colatera-
les y entre éstos los de parentesco más cercano.
Los parientes serán citados y comparecerán a ser oídos verbal-
mente en la forma prescrita por el Código de Enjuiciamiento.
(Art. 42).
Se desprende de la anterior disposición que aquí toma la ley la
palabra parientes en un sentido comprensivo, que abarca en pri-
mer lugar al cónyuge, que no es consanguíneo ni afin, en seguida
a los consanguíneos prefiriendo los descendientes y ascendientes a
los colaterales y entre éstos a los de más cercano parentesco y en
tercer lugar, y a falta de consanguíneos en suficiente número, a los
afines legítimos.
Respecto al hijo natural confirma lo dicho en otras partes, a
.saber, que no tiene otros parientes que el padre o madre que le
hayan reconocido y sus hermanos naturales.
La ley dispone que se oiga a los parientes en los siguientes
casos:
a) Para la designación de la persona a quién debe confiarse el
DERECHO CIVlLPRIMER AÑO 115

::uidado personal de los hijos, en caso de inhabilidad física o moral


de los padres, (Arts. 226 y 278).
b) Para la suspensión de la patria potestad. (Art. 263).
e) Para conceder al menor adulto hab'ilitación de edad. (Art. 30'0).
d) Para el nombramiento de tutor o curador. (Arts 351, 367
Y 372).
e) Para repudiar una- donación, herencia o legados, hechos a
un pupilo .con la precis:;l condición de que los bienes se administren
por una persona que el donante o testadpr designa. (Art. 352) .
. f) Para decretar la interdicción provisoria del disipador y del
demente. (AFts. 446 Y 461),
g) Para decretar la remoción del tutor o curador. (Art. 352).
108. Fuerza mayor o caso fortuito.-Se llama fuerza mayor o
caso fortuito el imprevisto a que es imposible resistir, como un nau-
fragio, un terremoto, el apresamiento por enemigos, los actos de
autoridad ejercidos por un funcionario público, etc. (Art. 45). Dic.e el
jurisconsulto Cayo que fuerza mayor es aquella que el hombre no
puede prevenir ni evitar: «Vis majar est ea quae consilio humano
neque provideri, neque vitari potest».
Se estudia el alcance jurídico de esta palabra, porque el caso
fortuito excusa del cumplimliento de las obligaciones, liberando al
deudor.
Nadie está obligado por la naturaleza del contrato a prestar
el caso fortuito, es decir, a indemnizar a la otra parte los perjui-
cios ocurridos por un acontecimiento imprevisto a que era imposible
resistir.
La pérdida de la cosa destruída o menoscabada por un caso
fortuito recae sobre el propietaiio de ella: «res domino suo perit'i> y
el que la tenía como arrendatario, comodatario o depositario no es
responsable de la pérdida ocurrida en esa forma, porque a nadie
puede imputársele responsabilidad por una causa que supera las
fuerzas humanas: «Nemini potest imputari quod humana providen-
tia regí non potest .. . »
109 PLAZOS.-Manera de computarlos.-Todos los plazos de
°
días, meses años de que se haga mención en las leyes o en· los de~
cretos del Presidente de la República, de los tribunales o juzgados
lIó ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

han de ser. c::lmpletos; y correrán además hasta la media noche del


último día del plazo.
El primero y el último día de un plazo de meses o años deberá
tener un mismo número en los respectivos meses. El plazo de un mes
podrá ser por consiguiente, de 28, 29, 30 o 31 días, y el plazo de un
año de 365 o 366 días, según los casos. Si el mes en que ha de
prin~ipiar un plazo de meses o años constare de más días que el
mes en que ha de terminar el plazo, y si el plazo corriere desde
alguno de los días en que el primero de dichos meses excede al segun-
do, el último día del plazo será el último día de este segundo mes.
Se aplicarán estas reglas a las prescripciones, a las calificaciones
de edad y en general a cualesquiera plazos o términos prescritos en
las leyes o en los actos de las autoridades chilenas; salvo que en las
mismas leyes o actos se disponga expresamente otra cosa (art. 48).
Don Andrés Bello. dice que tal vez se mirarán como demasiado
minuciosas estas reglas; pero que el tiempo hace nacer y espirar una
multitud de derechos y es un elemento jurídico de grande impor-
tancia.
HO.-Medida del tiempo.-EI tiempo se mide según el sistema
cronológico que regla las relaciones humanas, y que está fundado en
las leyes astronómicas. Su exposición se llama calendario.
Las partes esenciales del calendario son: el día, el arLO, el mes y
la semana.
Día es el espacio de tiempo que emplea la tierra en girar com-
pletamente sobre su eje: tiene dos divisiones naturales: una, llamada
también día, que es el tiempo en que el sol está en el horizonte; y
la otra, la noche. El intervalo íntegro de media noche a media noche
es lo que se llama día civil.
El afio se compone de trescientos sesenta y cinco días, excepto
los años bisiestos, que tienen un día más. El año, es una división del
tiempo fundada en el cálculo astronómico de la entera revolución
de la tierra alrededor del sol. El año civil empieza el l. o de Enero y
concluye el, día 31 de Diciembre. Se llama civil por contraposición
al eclesiástico, que es el que usa la Iglesia y que empieza el primer
Domingo de Adviento.
Se llama mes cada una de las doce partes en que se divide el
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 117
f -. ~.,

año. Esta división corresponde a las fases de la luna. Siete meses


tienen 3 I días; cuatro tienen 30 días y un mes, el de Febrero, tiene
ordinariamente 28 días y en los años bisiestos, 29 días.
La semana es un período de siete días, fijado p8r el calendario, y
cuya serie continúa sin interrupción de un mes y de un año a otros,
En rigor matemático, los plazos deberían computarse de mo-
mento a momento, esto es considerarse terminados en el momento del
último día que correspondiera con. exactitud al momento en que ha-
bían comenzado. A.,í un plazo principiado a las dos .de lataI'de debe-
ría terminar el último día a la misma hora, Para evitar las dificulta-
des que podrían .resultar de esa exigencia imposible de cumplir en la
práctica, pues no siempre habría un perfecto acuerdo sobre la hora
exacta en que empezó a correr el plazo,· el Código dispone que ""los
plazos han de ser completos y que correrán además hasta la media
noche del ú:Umo día del plazo, Esto quiere decir que se computa la
parte que queda del día inicial y que se hace correr el plazo hasta
la media noche del último día.
Esta , regla da por resultado practico que se alargan 10$ plazos,
pues como lo probable es que el plazo no comience a las doce de la
noche del día inicial, casi invariablemente constará en realidad el
plazo, a más el número de días prefijado, de una fracción de día
que puede llegar hasta cerca de veinticuatro horas, cuando el plazo
comienza a regir poco después de las doce de la noche,
Así; un plazo de un mes que comienza el día L o de Enero a
las 10 de la mañana termh'lará el día 1, o de Febrero, a las doce de
la noche. ...
En materia comercial se computan los plazos de días, meses y
años conforme a las reglas anteriores, a no ser que la ley o la con-
vención dispongan otra cos~ (art, 110 del Código d.eComereio),
111.--Actos que deben ejecutarse en o dentro de cierto plazo.
_. Cuando se diCe que un acto debe ejecutarse en o dentro de cierto
plazo, se entenderá que vale si se ejecuta antes de la media noche
en que termina el último día del plazo (art, 49). Esta es una ~onse­
cuencia de la regla del artículo 48 sobre la manera de computar
los plazos.
Si se trata de actos que pueden ejecutarse en un período largo,
118 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
- . - '- -,---.,-,------

v. gr: los que interrumpen la prescripción, esta regla es muy con-


veniente, pues en todo el tiempo intermedio, desde el primero hasta
el último día de un plazo de tres, diez o treinta años, puede inte-
rrumpirse la prescripción: y tan luego como expira el plazo, los ac-
tos de interrupción no surten ningún efecto.
112.-Caso de que se exija que haya transcurrido un espacio
de tiempo para que nazcan o expiren ciertos derechos.-Cuando se
exige que haya transcurrido un espacio de tiempo para que nazcan o
expiren ciertos derechos, se entenderá que estos derechos no nacen o
expiran sino después de la media noche en que termine el último día
de dicho espacio de tiempo (art. 49).
n3.-Días útiles y días feriados.-Los días se dividen en útiles
y feriados.
Se llaman útiles aquellos en que se administra justicia o en que
están abiertos los tribunales, y se llaman así para distinguirlos de los
continuos, que son los que corren sin interrupción y de los feriados.
Se llaman días feriados aquellos en que están cerrados los tribu-
nales y en que se suspende el curso de los negocios judiciales. Se
comprenden entre los feriados tanto los civiles como los religiosos
que han sido declarados feriados por ley de la República.
La ley N.o 2977 de 1.0 de Febrero de 1915, declara feriados los
días siguientes:
1. o Los Domingos de todo el año.
2. o Los festivos correspondientes al 1. o de Enero, 29 de J unía, 15
de Agosto, l. o de Noviembre, 8, y 25 de Diciembre y las fiestas
movibles de la Ascensión del SeñOr y de Corpus Cristi. Estas festivi-
dades religiosas podrán ser modificadas, en virtud de concordato con
la Santa Sede.
3. o Los Viernes y Sábados de la Semana Santa. .
4.° El 18 de Septiembre, en conmemoración de la Independencia
Nacional. \ ,
5. o El 19 de Septiembre y el 21 de Mayo, en celebración de to-
das las glorias del Ejército y Armada de la República.
6. o El día en que debe tener lugar la elección de electores de. Pre-
sidente de la República.
Hay además el feriado de vacaciones de que gozan los Tribuna-
DERECHO CIVIL PRU.1ER AÑO l19

les de Justicia, que comienza el 15 de Enero y dura hasta el 1. 0 de


Marzo; pero este feriado de vacaciones no rige con los jueces letrados
que ejercen jurisdicción criminal.
Veamos ahora la aplicación de esta diferencia de los días útiles y
feriados:
a) En los plazos que se señalaren en la,'] leyes, o en los decretos
del Presidente de la República, o de los tribunales o juzgados, se com-
prenderán aun los días feriados; a menos que el plazo señalado sea de
días útiles, expresándose así; pues en tal caso no se contarán los fe-
riados (art. 50 del Código Civil). .
b) Las actuaciones judiciales deben practicarse en días· y horas
hábiles. Son días hábiles lbs no feriados. Son horas hábiles las
que median entre la salida y la puesta del sol (art. 62 del C. de P.
Civil).
c) Lostérmims de que trata el Código de Procedimiento Cillil se
entenderán suspendidos durante los días feriados; salvo que el tribu-
nal, por rnc>tivos graves, hubiere dispuesto expresamente lo con-
trario (art. 69 del C. de P. Civil).
d) En materia comercial, la obligación: que vence en día Domingo
o en otro día festivo, es pagadera al siguiente (art. 111 del C.
de C.)
114. Medidas de extensión y peso.-.Las medidas de exten-
sión, peso, duración y cualesquiera otra de que se haga mención en las
leyes o en los,¡decretos del. Presidente de la República o de los tri-
bunales o juzgados, se entenderán siempre según las definiciones le-
gales; y a falta de éstas, en el sentido general y popular, a menos
de exp~esarse otra cosa. (Art. 51).
El sistema antiguo de pesos y medidas aparecía. definido en la
ley de 15 de Diciembre de 1843, que fijaba como base para las medi-
a
das de longitud, la liara que equivale 836 milésimas partes del me-
tro; la vara se divide en tres pies y en 36 pulgadas; la pulgada en
12 líneas y la línea en 12 puntos.
La cuadra tenía 150 varas; y la legua 36 cuadras. .
Para las medidas de Superficie fijaba la pulgada, el pie, y la vara
c(1bicas. Para las medidas de áridos, la fanega, que equivale a 7,200
120 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

pulgadas cúbicas y que se dividía en dos m?dias y también en 12


almudes y el almud en medíos almudes.
Para las medidas de líquidos, la arroca, con capacidad de 3,200
pulgadas cúbicas y que se dividía en cuatro partes, llamadas cuartas
de arroba; la cuarta se dividía en dos medias cuartas y la media cuar-
ta en cuatro partes iguales, con el nombre de cuart illos.
La medida de peso era el quintal, que es el peso de 3,674
pulgadas cúbicas de agua pura y que se dividía en cuatro partes
iguales con el nombre de an'otas; 'la arroba en 25 liéras; la libra en
16 onzas; la onza en 16 adarmes; el adarme en 3 lcmines; y el tomín
en 12 gramos.
Después, por ley de 29 de Enero de 1848 se estableció como sis-
tema legal el métrico decimal que fija como base para las medidas
de longitud, el metro, que es una diez millonésima parte del cua-
drante del meridiano terrestre y que se divide en decímetros, cen-
tímetros, milímetros y cuyas medidas mayores son el decámetro, el
hectómetro y el kilómetro; para las medidas de superficie, el metro
cuadrado, el área que tiene cien metros cuadrados y la hectárea
que tiene diez mil; para las medidas de capacic:ad para líquidD8, el
litro que equivale a un decímetro cúbico; el decálitro que tiene diez
litros y el decílitro que es la décima parte de un litro; para las medi-
das e'e á.r idos , el litro, el decálitro, el hectólitro y el kilólitro; para
las medidas de volúmenes, el metro cúbico; y para las medidas de peso,
el kilógramo que es el peso de un decímetro cúbico de agua destila-
da pesada en el vacío y a la temperatura de 4. 0 del termómetro cen-
tígrado sobre cero, y que se divide en diez hectógramos, cien decá-
gramos, mil gramos, diez mil decígramos, cien mil centígramos y un
millón de milígramos. También es medida legal de peso el quintal
métrico, igual a cien kilógramos.
A fin de facilitar la adopción de estas medidas para el uso común
de los negocios, se autorizó al Presidente de la República por ley
del 26 de Octubre de 1854, para invertir cincuenta mil pesos en la
compra de pesos y medidas para proporcionarlos a un precio modera-
do a las personas que las necesitaren.
índice
CAPÍTULO V
DE LOS ACTOS jURIDICOS

GENERALIDADES. REQUISITOS y MODALIDADES DEL' ACTO JURÍDICO.


REPRESÉNTACrÓN. ACTOS ILÍCITOS. DERECHOS CIVILES. PRUEBAS.

115, Noción del acto jurídico.-Después de haber estudiado la


ley, que es una de las fuentes más importantes de los derechos ci-
viles, debemos dar algunas nociones fundamentales sobre los actos
Jurídicos, porque los derechos civiles, en el orden patrimonial,nacen
ordinariamente.
de manifestaciones de la libre voluntad de los .
indi-
viduos, a -las cuales la ley misma concede en ciertos casos la efica-
cia de servir .de ley para las partes, como ocurre cbn los contratos,
cuando se han hecho con los requisitos legales (art. 1545). Aun, en
los derechos de familia, juega un rol importante la manifestación de
la voluntad de 10,5 individuos, como en el matrimonio, en la legitima-
ción, en el reconocimiento de' un hijo natural, etc.
Nuestro Código Civil trata d~ los requisitos de los actos jurídicos,
en el título 11 del Libro IV, en el cual se refiere especialmente a las
obligaciones y a los contratos; pero algunos.Códigos modernos, como
el alemán, contemplan esta materia entre las disposiciones generales
que sirven de introducción para las otras instituciones del Derecho
Civil.
Siguiendo este ejemplo, el programa oficial dispone que entre las
materias del primer año del estudio del Derecho Civil, se incluya
la relativa a los actos jurídicos en general.
Los hechos jurídicos, o sea, los hechos que crean relaciones de
derecho, son de dos clases: unos son actos voluntarios. del hombre, .
como los contratos, cuasi-contratos, delitos y cuasi-delitos; los otros
122 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

son sucesos naturales independientes de la voluntad del hombre, co-


mo la muerte de alguna persona, que da a sus parientes el derecho
de heredarla, la edad, que trae consigo la capacidad del individuo,
la demencia, que priva a un hombre de la capacidad. Los actos
voluntarios se subdividen en actos jurídicos propiamente dichos, que
son las declaraciones de voluntad que tienen p::Jr objeto crear, modi-
ficar, transmitir o extinguir los derechos, como por ejemplo los con-
tratos, el testamento, la aceptación de una herencia, etc., y actos ilí-
citos o prohibidos por la ley, que causan daño a otro y que se lla-
man también actos materiales, porque la obligación civil no nace pro-
piamente de la voluntad de obligarse sino del acto material ejecu-
tado en contravención a la ley. Aquí trataremos de los actos jurí-
dicos propiamente dichos, que se llaman así por la naturaleza de los
efectos que producen y que son causa. de la mayor parte de las relar
ciones de derecho que hay entre los hombres.
Conviene tener presente, para evitar confusiones, que la palabra
acto suele tomarse en dos acepciones diversas: una es el escrito re-
dactado para que sirva de prueba de una manifestación de voluntad,
o sea, lo que nuestra ley llama instrumento; y otra es la operación
voluntaria, que tiene por objeto crear, modificar, transmitir o extin-
guir los derechos.
En este estudio tomamos la palabra actos jurídicos, en la segun-
da acepción, que comprende todos los actos, sean escritos o no es
critos, sean consensuales o solemnes; y conviene no olvidar que por
regla general los actos jurídicos son consensuales, es decir, que se per-
feccionan por el solo consentimiento y que sólo por excepción, y
para ciertos actos importantes, la ley exige solemnidades especiales.
116. Libertad de los individuos para la celebración de los actos
jurídicos.-En materia de derecho público, hay un principio funda-
mental establecido en nuestra Constitución Política, que dice que
ninguna magistratura, ni aun a pretexto de circunstancias extraordi-
narias, puede atribuirse otra autoridad o derecho que los que expre-
samente se le hayan conferido por las leyes, y que todo acto en con-
travención a ese artículo es nulo.
En derecho civil, ocurre 10 contrario. El principio fundamental,
en lo concerniente a las relaciones jurídicas de un or.den económico
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 123

O patrimonial, es la libertad de las convenciones. En materia civil,


se entiende que 10 que no está expresamente prohibido por la ley,
es permitido realizarlo; principio que reconoce nuestro Código Civil
en el arto 1545, que dice que todo contrato legalmente celebrado es
una ley para los contratantes, y .que no puede ser invalidado sino por
su consentimiento mutuo o por causas legales. Además, ya hemos
visto en btra parte que las leyes civiles tienen por lo general el carác-
ter de supletorias de la voluntad de las partes y que se aplican en
aquellos casos en que las partes no han manifestado expresamente
voluntad contraria.
Así, celebrado un contrato de venta o de arrendamiento, se apli-
can las disposiciones del Código Civil para determinar las obligacio-
nes del comprador y del vendedor; del arrendador, y del arrendata-
rio, en todo aquello que no aparezca expresamente contemplado en
el. contrato; pero pueden las partes, aL celebrar el contrato, modificar
o suprimir esos derechos y obligaciones contempladas en el Código
Civil, porque tratándose de actos jurídicos de un orden patrimonial,
que sólo afectan al interés privado de los contratantes, tienen estos
plena libertad para fijar sus derechos y obligaciones y para renun-
ciar a los derechos que les concede la ley. '
Aun en materias que, se relacionan con el régimen de la familia,
como es la relativa a la Sociedad de bienes entre los cónyuges, pue-
den estos antes de contraer matrimonio, ,celebrar convenciones relati-
vas a los bienes que aportan a él y a las donaciones y concesiones
que se quieran hacer el uno al otro, de presente o futuro y estas
convenciones, que toman el nombre de Capitulaciones matrimoniales,
pueden contener cláusulas que varían los efectos propios del régimen
de comunidad de bienes que establece el Código Civil. Así, puede en
ellas estipularse la separación de bienes entre los cónyuges y darse a
la mujer la administración de los bienes separados, con indepen-
dencia del marido (art. 1720 y decreto ley de 1925).
Pero esta libertad tiene limitaciones muy importantes. La con-
vención de las partes no puede ir contra la prohibición expresa de la
ley ni derogar las leyes que interesan a las buena., costumbres o al
orden público; principio éste claramente establecido por nuestro Có-
digo, al tratar de los actos y declaraciones de voluntad, cuando
124 ALI'REDO BARROS ERRÁZURIZ

dice que e! objeto debe ser no sólo física sino moralmente posible y
que es moralmente imposible el prohibido por las leyes o contrario a
las buenas costumbres o al orden público (art. 1461).
La libertad de las partes para los actos jurídicos tiene, pues, tres
limitaciones importantes:
a) No pueden celebrar un acto contra la prohibición expresa de
la ley.
La sanción de esta limitación de la libertad de las partes está
contemplada en e! arto 10 de! Código Civil, que dice:
«Los actos que prohibe la ley son nulos y de ningún valor; salvo
en cuanto designe expresamente otro efecto que e! de nulidad para
el caso de contravención».
Para que haya prohibición expresa de la ley, no es menester que
el legislador emplee las palabras sacramentales: «~e prohíte»; basta
que aparezca de un modo claro la prohibición. Así, el arto 1796, que
dice: «Es nulo el contrato de venta entre cónyuges no divorciados,
y entre el padre y e! hijo de ~ familia» «importa una probibición ex-
presa y es lo mismo que si dijera: «se prohibe el contrato etc.»,
b) Otra limitación es la, de no celebrar un acto contrario a las
buenas costumbres. Se entiende' que es contrario a las buenas cos-
tumbres un acto que es contrario a la moral cristiana, que es la que
determina cuáles son las buenas y las malas costumbres en los países
civilizados.
Un acto jurídico, que contenga estipulaciones contrarias a la mo-
ral, es doblemente nulo, según nuestra legislación, porque la estipu-
lación inmoral importa un objeto ilícito, (art. 1461) y una causa
ilícita (art. 1467).
c) La otra limitación de la voluntad de las partes consiste en que
no pueden derogar las leyes que interesan al orden público, es decir,
al bienestar social, a la organización necesaria para el funcionamiento
del Estado.
Son muchas las disposiciones legales, que contienen reglas indis-
pensables para la seguridad, moralidad pública, bienestar de las
personas y comodidad de las relaciones económicas y éstas interesan
al orden público, porque miran más al interés general de! Estado, que
al interés particular de los contratantes.
DERECHO CIVIL PRIMER' AÑO 125

Son de orden público todas las leyes del Derecho Público, in-
cluíd~ entre ellas las leyes del Derecho Penal; las leyes relativas a la
organización y buen régimen de la familia, como son, las relativas
al matrimonio, a la sociedad conyugal, a los derechos y deberes de
los cónyuges, de los padres, de los hijos, a la filiación etc.
Por lo que respecta a las leyes que miran al patrimonio, la ma-
yoría de ellas no son de orden público porque sólo miran al interés
privado; pero las que se refieren al régimen de la propiedad raíz, a
la publicidad de las transacciones, al crédito hipotecario y otras aná-
logas, son de orden público, porque son dictadas en atención al interés
general y para resguardar los derechos de terceros.
En materia de contratos, donde las partes tienen amplia liber-
tad, hay sin embargo algunas disposiciones que interesan al orden
público y que no pueden derogarse pore1 convenio de las partes,
como son aquellas que tienden a impedir que un contr.atante abuse
de su superioridad económica en perjuicio del otro para imponerle
condiciones leoninas. Así, no podrían derogar las disposiciones sobre
lesión enorme en la venta de bienes raíces.
Finalmente, los particulares, en sus convenciones, no pueden
derogar las leyes dc protección a los incapaces, porque quedaría bur-
lado el fin que el legislador se propuso al establecerlas.
117. Actos a título gratuito y oneroso; por causa de muerte y
entre vivos.-Los actos a título gratuito' son aquellos que procuran
ventaja auna sola de las partes y que tienen un fin benéfico, por
ejemplo, la donación, el testamento, el préstamo sin interés.
Los actos a título oneroso son aquellos que tienen por objeto la
utilidad de ambos contratantes, gravándose cada uno a beneficio del
otro ..
Los actos por causa de muerte son aquellos por ~ los cuales una
persona dispone de sus bienes para que tal resoluci6n tenga efecto
después de su muerte, y que son revocables hasta ese momento,
v. gr., el testamento, la donación mortis causa.
Los demás actos son entre vivos y producen sus efectos en vida
de sus autores '
118. Condiciones de existencia y validez.-Hay elementos esen-
ciales que deben concurrir en todo acto jurídico y son: 1. Capacidad
126 ALFREDO BARRO~ ERRÁZURIZ
,

legal; 1I. Consentimiento o voluntad de las partes; II I. Obj eto


lícito; y IV, Causa lícita (art. 1445). Si falta en absoluto alguno de
estos elementos esenciales, el acto es nulo, o sea, no tiene existencia
legal. Esto da origen a la nulidad absoluta.
Cuando todos los elementos esenciales concurren a constituir el
acto jurídico, este queda legalmente formado y produce todos sus
efectos. Sin embargo, este acto aparentemente bien cohstituído puede
encontrarse afectado de vicios que lo inperfeccionen y permitan a
ciertas personas pedir su rescisión a los tribunales. De un acto así,
que nace enfermo a la vida del derecho se dice que es rescindible
y de aquí nace la acción rescisoria o de nulidad relativa.
Finalmente, todo contrato bilateral lleva envuelta la condición
resolutoria de no cumplirse por uno de los contratantes lo pactado
(art. 1489); de modo que un acto de esa naturaleza puede nacer bien
constituído y exento de todo vicio, pero puede llegar un momento en
que pierda su valor por haberse cumplido la condición resolutoria
que lleva envuelta, de donde nace la acción resolutoria.
Conviene también recordar que hay ciertos contratos de tracto
sucesivo, que se cumplen por períodos, como el contrato de arrenda-
miento, y respecto de los cuales' la ley contempla la acción especial de
terminación del contrato, cuando en el transcurso de su vigencia
sobrevienen circunstancias que autorizan a una de las partes para
ponerle término. Esta acción no obra retroactivamente.
119. Capacidad.-EI primer requisito que exige la ley para que
una persona' se obligue a otra, por un acto o declaración de voluntad,
es que sea legalmente capaz. Este requisito que exige la ley, al tra-
tar de las obligaciones, es indispensable para la validez de cualquier
acto jurídico, sea o no productivo de obligaciones.
En general se llama capacidad, la aptitud o idoneidad para ha-
cer alguna cosa; pero la capacidad jurídica, que es la de que ahora
tratamos, es la aptitud de una persona para adquirir derechos y con-
traer obligaciones, y para ejercer los derechos por sí misma, sin el
ministerio o la autorización de otra.
El concepto de capacidad jurídica encierra dos ideas distintas:
una es la capacidad para adquirir derechos, es decir, para ser el
sujeto en que ellos residan, 10 que se llama capacidad de goce o ad-
DERto\CHO CI\"IL PRiMER AÑO 127

quisitiva; y la otra, es la aptitud' para ejercer esos derechos y para


trasmitirlos, sin el ministerio o autorización de otra persona; yésta
es la que se llama capacidad de ejercicio. En el artículo 1445, el
Código Civil define la capaCidad de ejercicio, al decir que «la capaci-
dad legal de una persona consiste en poderse obligar por 'sí misma,
y sin ~I ministerio o la autorización de otra».
La incapacidad, o sea la falta de' capacidad, puede, pues, con-
sistir: o bien en una inhabilidad para adquirir derechos, o bien en
una inhabilidad de la persona para ejercerlos pOr sí misma y sin
el ministerio o autorización de otra. La primera se llamá incapacidad
de goce, y la segunda, incapacidad de ejercicio.
,La capacidad es la regla general, po~ lo cual no hay para qué
averiguar quién es capaz. La incapacidad es la excepción, pOl,' 10
cual hay que averiguar quién, es incapaz y probar la incapacidad.
Este principio 10 enuncia el Código diciendo: «Toda persona es legal-
mente capaz,' excepto aquellas que la ley declara incapaces». (art.
1446).
Incapacidad de goce o adquísítiva.-'La capacidad de goce o ad-
quisitiva se concibe perfectamente, separaua de la capacidad ge ejer-
cicio, porque el dueño o sujeto de un derecho puede ser incapaz de
ejercerlo por sí mismo, por razones naturales o legales. Estos son los
que en el lenguaje jurídico ~e llaman, ordinariamente, incapaces.
En nuestra legislación, como en ,todas las legislaciones modernas,
la .capacidad de goce o adquisitiva pertenece en principio a todos
los individuos de la especie humana, cualquiera que sea su nacioná:':
lidad, su edad, sexo, estirpe o condición; y paresa a todos les reco-
noce el Código Civil la calidad de personas naturales, lo que equivale
a decir que pueden ser sujetos de derechos civiles. (arts. 55 y 57).
Es el respeto a los principios de la ley natural y a la condición
de la persomilidad humana. Quitar a un individuo la facultad de
adquirir derechos es borrarlo del número d" las personas y dejarlo en
la condición de los antiguos esclavos.
La capacidad de goce comprende la facultad de adquirir toda
clase de bienes y de conservar el dominio de ellos.
128 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

La incapacidad de goce es algo excepcional y s610 se justifica


en casos especiales.
Tienen incapacidad de goce:
a) Las cofradías, gremios, o establecimientos cualesquiera que
no sean personas jurídicas, las cuales son incapaces de toda heren-
cia o legados, salvo que la asignación tuviere por objeto la fundación
de una nueva corporación o establecimiento,' en cuyo caso podrá so-
licitarse la aprobación legal, y obtenida ésta valdrá la asignaoión.
(art. 963).
En otros términos, no son capaces de adquirir bienes, las co-
fradías, gremios o establecimientos, que no han obtenido personalidad
jurídica. Si la ley no les reconoce la calidad de personas, porque
no han cumplido con ciertos requisitos, es lógica al negarles el de-
recho de adquirir bienes; derecho que sólo corresponde a las perso-
nas;
b) Los muertos civilmente, porque en virtud de la muerte
civil termina la personalidad relativamente a los derechos de propie-
dad. (art. 95). Terminada la personalidad con relación al derecho
de propiedad, no pueden los muertos civilmente, adquirir ni conser-
var bienes de ninguna clase;
c) Las corporaciones que tienen personalidad jurídica, pueden
adquirir bienes de todas clases a cualquier título, pero no pueden
conservar la pose:;ión de los bienes raíces que adquieran, sin permiso
especial de la legislatura. Sin este permiso especial estarán obligadas
a enajenar dichos bienes, dentro de los cinco años subsiguientes al
día en que hayan adquirido la posesión de ellos; y si no lo hicieren,
caerán en comiso los referidos bienes.
Esta prohibición no se extiende a los derechos de censo o pen-
sión, asegurados sobre bienes raíces, ni a los derechos de usufruc-
to, uso o habitación. (art. 556).
Esta es una incapacidad especial de goce que afecta a las perso-
nas jurídicas que no tienen permiso de la legislatura, y sólo para con-
servar el dominio de los bienes raíces y que no se extiende a los de-
rechos de censo, usufructo, uso o habitación ni a las pensiones
aseguradas sobre bienes raíces.
Incapacidad de eiercicio.- Es la inhabilidad de una persona
DERECHO CIVIL PRIMER. AÑO 129

para ejercer los' derechos por sí misnfa, sin el ministerio o autoriza-


'ción de otra.
Para que una persona pueda ejercer sus derechos por sí misma
y contraer obligaciones, se requiere: a) que tenga el discernimiento
necesario; y b) que no haya sido declarada incapaz por la ley. Si falta
alguno de estos requisitos, será incapaz de ejercicio, La incápacidad
de ej ercic io prü¡viene pues de dos causas diversas: una natural y otra
legal. La primera se llama incapacidad absoluta y la segunda incapa-
cidad relativa.
La incapacidad absoluta es natural y comprende aquellas perso-
nas que por razón de su edad, demencia o defecto físico no tienen
el discernimiento necesario. Esta' incapacidades general para toda
. .clase de actos.
Son absolutamente incapaces los dementes, los impúberes y los
sordo-mudos que no pueden darse a entender por escrito (Art. 1447).
La ley supone que la voluntad jurídicamente eficaz no existe
en estas personas y donde falta la voluntad, falta el principio de
existencia de todo acto jurídico. '
Sus actos no producen ni aún obligaciones naturales, y no, ad-
, miten caución (Art. 1447); adolecen de nulidad absoluta (Art. 1682)
y no pueden sanearse por la ratificación ni convalecer por un lapso
inferior a treinta años.
La incapacidad relativa es legal ,y proviene de diversas causas,
calificadas arbitrariamente por la ley, que son: la condición de menor
adulto no habilitado de edad; la interdicción en que se encuentran
los disipadores; el estado de mujer casada y de religioso y la calidad
de persona jurídica.
. Son incapaces relativos los menores adultos que no han obtenido
habilitación de edad; los disipadores que se hallan bajo interdicción
de administrar' 10 suyo; las mujeres casadas; los religiosos y las per-
sonas jurídicas.
La incapacidad de estas cinco clases de personas no es absoluta
y sus actos pueden tener valor en ciertas circunstancias y bajo ciertos
respectos determinados por las leyes (Art. 1447).
Los actos de estas personas adolecen sólo de nulidad relativa, es
decir, pueden anularse por el juez, a pedido de aquellos en cuyo be-
9
130 ALFREbO l3ARROS ERRÁZUR1Z

neficio la han establecido las leyes, o por sus herederos o cesionarios;


y puede sanearse por el transcurso de cuatro años contados desde el
día en que haya cesado la incapacidad o por la ratincación de las par-
tes (Art. 1684 y 1691).
La incapacidad de estas personas es una medida de protección
que toma la ley en favor de personas que por su edad o condición no
tienen plena capacidad jurídica y en consecuencia se entiende esta-
blecida en favor de ellas mismas. La incapacidad de la mujer casada
que ha obrado sin autorización del marido o del juez en subsidio, ha-
biendo debido obtenerla, se entiende establecida en beneficio de In
misma mujer y del marido (Art. 1684).
120. Del cOllsentimiento o voluntad de las partes.-Pluralidad
de voluntades y voluntad única. Por regla general, para ejecutar un
acto jurídico se necesitan dos personas, a lo menos, cemo quiera que
en su mayor parte los actos jurídicos son contratos o convenciones,
o sea, acuerdo de voluntades entre dos o más personas. Estas per-
sonas se llaman partes. Consentimiento es el acuerdo de las volunta-
des concurrentes en la formación de un acto jurídico. Los actos que
requieren el concurso de dos voluntades se llaman bilaterales.
El acto jurídico puede también ser la obra de una voluntad úni-
ca, que basta para producir un efecto jurídico: por ejemplo, el otor-
gamiento de un testamento, la aceptación o repudiación de una he-
rencia, la ocupación, la emancipación, el reconocimiento de un hijo
natural. Estos se llaman actos unilaterales.
En los actos que dependen de la voluntad de una sola persona,
no hay, propiamente hablando, consentimiento, sino declaración de
voluntad.
Pudiera considerarse que en alguno de los ejemplos citados, la
voluntad única no es más que aparente o temporal, ya que el te;sta-
mento, v. gr., no tiene efecto por sí mismo, sino cuando a la volun-
tad del testador le sale al encuentro y viene a unirse con ella la vo-
luntad del asignatario, supuesto que entonces no más se réaliza el
efecto jurídico del acto testamentario, por medio de la aceptación de
la asignación. Lo mismo puede decirse en caso de asignación intes-
tada; entonces el llamamiento a suceder lo hace la ley, presumiendo
la voluntad probable del difunto.
DERECHO CIVIL PRIMER 131

Sin embargo, como cada una de!las partes del acto se presenta
aisladamente y se gobierna por reglas ~que le son propias, puede con-
siderarse cada una de esas partes como un acto jurídico aislado, eje-
cutado por una sola voluntad.
No basta que exista la voluntad de celebrar un acto jurídico; es
menester que esa voluntad se declare, es decir, que se manifieste ex-
teriormente.
Esta declaración se hace de ordinario expresamente, esto oes, mani-
festándose verbalmente o por escrito; pero tambien se puede produ-
cir tácitamente, cuando.el interesado obra de tal manera que aparece
cierta su intención jurídica Así la aceptación de una herencia es tá-
cita cuando el heredero ejecuta un acto ,que supone necesariamente
su intención de aceptar y que no hubiera tenido derecho de, ejecutar
siRO en su calidad de heredero (Art, 1241).
121. Caracteres necesarios para la eficacia jurídica de la volun-
tad.-Puede suceder que un actojuridico se haya ejecutado material-
mente y que falte, no obstante, la voluntad de su a~tor, porque ha
procedido inconscientemente. En tal caso, el acto no existe más que
en apariencia: existe en el hecho, pero no en él derecho.
Las causas que' suprimen la voluntad son dos; a) la demencia
. o falta de razón en el autor del acto; b) un error esencial del mismo,
Demencia o privación de razón.-Una persona que es falta de
juicio, por efecto de una causa fisiológica, carece de voluntad jurídi-
camente eficaz. En est;e caso se encuentran los impúberes, los de-
mentes y los sordo-mudos que no puedcn darse a entender por escrito.
Estas personas son incapaces de comprender lo que hacen o de dar a
'conocer claramente su voluntad.
Error esencial.-Puede suceder que una persona en su sano juicio
ejecuta un acto jurídico bajo la influencia de un error tal, que la
voluntad desaparezca. Este error, que impide la formación del acto
jurídico, tiene lugar en dos casos:
1, o El error que recae sobre la especie del acto o contrato que
se ejecuta o celebra, como si una de las partes entendiese empréstito
y la otra donación; y 2. o El error que recae sobre la identidad de la
cosa específica de que se trata, como si en el contrato de venta, el
132 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

vendedor entendiese vender cierta cosa determinada, y el comprador


entendiese comprar otra (art. 1453).
El Código Civil no considera estos dos' casos de error esencial
como destructores del acto jurídico, capaces de producir su inexis-
tencia o nulidad absoluta, sino que los considera como vicios de la
voluntad, capaces de producir la anulabilidad o rescisión del acto.
Pero la distinción resulta de la aplicación de los principios generales,
y Pothier, cuyas doctrinas se han seguido principalmente en el libro
De las Obligaciones, establece la diferencia entre el error que destruye
el consentimiento y el error que puede hacer rescindible el contrato.
122. Vicios de la voluntad.-Para la eficacia jurídica del acto
o contrato no s610 se requiere la existencia de la voluntad, sino que
ésta no adolezca de vicios.
Tanto el consentimiento propiamente dicho, como la declaraci6n
de la voluntad única, deben estar exentos de estos vicios; el error, la
fuerza, el dolo, la lesión.
Error.-Sus clases.-Error es el concepto inexacto que tenemos
de una cosa. Consiste en creer verdadero 10 falso y falso lo verdadero.
No debe confundirse con la ignorancia, que es el desconocimiento ab-
soluto de una cosa. La ignorancia no sabe nada, al paso que el error
cree saber, pero se engaña.
El error se divide en error de derecho y en error de hecho.
El error de derecho, que consiste en tener un conceptoequivo-
cado de la ley, no vicia el consentimiento. El legislador supone que
todo el mundo debe conocer la ley y debe conccerla bien, por lo cual
no permite alegar ignorancia o equivocado concepto de eIJa después
de vencidos los plazos que se señalan para su conocimiento, sino
cuando por algún accidente hayan estado interrumpidas durante di-
chos plazos las comunicaciones ordinarias, en cuyo caso dejará de
correr el plazo por todo el tiempo que durare la incomunicación
(art. 8 del C. C.). De derecho se presume la mala fe en .el error de
derecho (art. 706, inc. 4.°).
Aparte de la restricción consignada en el artículo 8. ° del Código
Civil, hay casos de excepción en que el error de derecho no p"rjudica'
v. gr. al que ha efectuado el pagO de una suma que no debía, cuando
el pago no tenía por fundamento ni aun una obligación puramente
DERECHO CIVIL ¡>RIMER AÑO 133

natural. En est,e caso, el perjudicado tiene acción para la devolución


de la suma indebidamente pagada (art. 2297).
Análoga a este caso es la disposición del artículo 2299, que dice
que del que da lo que no debe no se presume que lo dona, a menos
de probarse que tuvo perfecto conocimiento de 10 que hacía, tanto
en el hecho como en el derecho.
El error de hecho, que consiste en el concepto inexacto de una
cosa, puede ser eSencial, substandal o accidentaL
Del error esencial no trataremos al hablar de los vicios de la
voluntad, porque acabamos de decir que por, su naturaleza suprjme
totalmente la voluntad, y en consecuencia no puede considerarse
como un ?imple vicio de ella. '
Nos ocuparemO$, pues, en esta parte, solamente del error subs-
tancial y del accidental.
El error es sUQstancial:
l. o Cuando la substancia o calidad esencial del objeto sobre
que yersa el acto o contrato es diversa de lo que se cree, como si
por alguna de las partes se supone que el objeto es una barra de plata
y realmente es una masa de algún otro metal (art, 1454).
2, QCuando recayendo sobre una calidad no esencial del objeto,
esta calidad es el principal motivo de una de las partes para con-
tratar, y este motivo ha sido conocido de la otra parte: v. gr., la
compra de un cuadro que Se atribuye a determinado autor, si la ca-
lidad de ser de tal autor ha sido el· principal motivo que tuvo el
comprador para comprarlo, y este motivo era conocido del vendedor
(art. 1456).
3. o Cuando recae sobre la persona, siempre que la considera9ión
de la persona sea la causa principal del contrato. Pero en este caso,
la persona con quien erradamente se ha contratado, tendrá derecho
de ser indemnizada de los perjuicios en que de buena fe haya in-
currido por la nulidad del contrato (art. 1455).
Al juez corresponde decidir, según la naturaleza del contrato
y las circunstancias especiales del hecho, si la consideración de la
persona ha sido una ,condición del contrato. Generalmente la consi-
deración de 'la persona será preponderante en los contratos a título
gratuito; menos frecuente en los contratos onerosos que producen
134 ALFltEDO BARROS ERRÁZURlZ

obligación de hacer, y -muy" rara en los contratos onerosos que pro-


ducen obligación de dar.
Error accidental es aquel que no vicia de nulidad el consen-
timiento y que, por 10 tanto, no ejerce influencia sobre la validez
del contrato: tales son, por ejemplo, el error de cálculo, de nombre,
de redacción y el que recae sobre el valor de la cosa o sobre otros
puntos accesorios. El error substancial dej a nl!lo de nulidad relativa
el acto en que incide. El error accidental no da lugar a la rescisión
del acto, sino a indemnización de perjuicios en algunos casos. La
prueba del error incumbe al que 10 alega.
Fuerza.-Sus efectos.-Fuerza o violencia es la coacción dirigida
sobre la voluntad de una persona, con actos materiales o por medio
de amenazas, para determinarla a consentir en un acto jurídico.
La coacción puede ser física o moral, actual o inminente. La vio-
lencia no destruye el consentimiento, sino que le quita su libertad:
la voluntad forzada es voluntad: el que prefiere, quiere (qui mavu!t,
vult) , decían los romanos. En efecto, el que se determina bajo el
imperio del miedo a celebrar un contrato que no habría aceptado
en otras circunstancias, escoge el menor entre dos males que amena-
zan. Consiente, puesto que prefiere celebrar el contrato, a exponerse
a la muerte ú otro peligro.
Pero no cualquiera violencia vicia el consentimiento, sino aquella
que es capaz de producir una impresión fuerte en persona de sano
juicio, tomando en cuenta sU edad, sexo y condición. Se mira como
una fuerza de este género todo acto de que infunde a una persona
un justo temor de verse expuesta ella, su consorte, o alguno de sus
a3Cendientes, a un mal irreparable y grave. El temor reverencial no
vicia el consentimiento (art. 1456).
Para que la fuerza vicie el consentimiento no es necesario que
la ejerza el beneficiado por ella: basta para el caso, que sea ejercida
por cualquiera persona, con el objeto de obtener el consentimiento
(art. 1457). No sucede lo mismo con el dolo, el c,Ua! vicia el consenti-
miento cuando es obra de una de Ias partes; pero no cuando lo es de
un tercero.
El :ilcto ejecutado bajo el imperio de una violencia que quita su
DERECHO CIVIL PRIME1\. AÑO 13)

libertad al consentimiento. es rescindible, o en otros términos, adolece


de nulidad relativa.
I Doío.-Dolo es todo engaño o artificio cometido en la conclu-
sión de un acto jurídico, o bien la intención positiva de inferir in-
juria a la persona o propiedad de otro (art. 44). Una simple mentira
basta para constituirlo, cuando por medio de ella se consigue en-
gañar a la víctima. Basta también para constituirlo" una simple re-
ticencia, cuando la ley impone la obligación de hablar, como el casó
del artículo 1861.
De aquí que el dolo puede ser positivo o negativo: el primero
es el empleo de maniobras directas encaminadas a engañar a otro>
el segundo es la simpÍ~ ocultación o disimulo dé un hecho, que cono-
cido de la parte contraria, le hubiera impedido contratar .
. El dolo puede ser también principal o incidentaL Principal es el
dolo que ejerce una influencia ta!, que determina el consentimiento
de la otra parte. Incidental es el que no es bastante para deter-
minar el consentimiento, pero que trae por consecuencia para la víc-
tima la celebración del acto en condiciones desfavorables.
Para que el dolo vicie el consentimiento, necesita ser causa
determinante del acto, o sea dolo principal, es decir, que haya ejer-
cido una influencia tai, que' aparezca claramen~e que sin él no se
hubiera ejecutado el acto.
C,uando el acto .jurídico no es unilateral, se exige la condición
particular. de que el dolo sea obra de una de las partes contratan-
tes,_ en lo cual se diferencia de la fuerza, que vicia el consenti-
miento aunque no sea obra de uná de las partes (art. 1458).
Cuando el dolo es la obra exclusiva de un. tercero, la víctima
puede reclamar perjuicios del culpable, pero no puede pedir la
rescisión del acto, pues no sería justo castigar al' contratante
inocente por el dolo de un extraño.
El dolo incidentaJ no vicia el consentimiento; . sólo da derecho
a la correspondiente acción de perjuicios contra la persona o perso-
nas que lo han fraguado o que se han aprovechado de fl; contrf
las primeras, por el total valor de los perjuicios, y contra las segun·
das, hasta concurrencia del provecho que han reportado del dolo
(art. 1458).
136 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

El dolo no se presume sino en los casos especialmente previstos


por la ley. En los demás debe probarse (art. 1459). La prueba del
dolo corresponde 81 quc 10 alega.
Lesión.-Hay un hecho que produce a veces los mismos resul-
tados que los vicios del consentimiento: este hecho es la lesión.
Se entiende por lesión el perjuicio pecuniario que un acto jurídico
puede causar a la persona que lo ha ejecutado: La ley da la acción
de rescisión al que ha sufrido el perjuicio, siempre que éste sea
enorme en concepto de la ley. Esta acción tiene lugar en el contrato
de venta (artículo 1889), y se concede a favor del vendedor cuando
el precio que recibe es inferior a la mitad del justo precio de la cosa
que vende; ya favor del comprador, cuando 'el justo precio de la
cosa que compra es inferior a la mitad del precio que paga por ella,
refiriénd::>se el justo precio· al tiemp::J del contrato; y en las particio-
nes de bienes (art. 1384), a favor de los acreedores hereditarios o
testamentarios que gocen del beneficio de separación, los cuales pue-
den pedir la rescisión de las enajenaciones de bienes del difunto he-
chas por el heredero dentro de los seis meses subsiguientes a la aper-
tura de la sucesión y que no hayan tenido por objeto el pago de
créditos hereditarios o testamentarios. Igu~l acción tienen respecto
de las hipotecas o censos constituídos en las mismas condiciones.
Propiamente hablando, la lesión no constituye un cuarto vicio
del consentimiento, distinto del error, la fuerza y el dolo, porque
si el autor del acto lo ejecutó sin darse cuenta de su resultado, la
lesión se confunde con el error; si lo ejecutó a ciencia cierta de lo que
hacía, pero constreñido por una necesidad apremiante o por el mie-
do, su consentimiento ha sido forzado y la lesión se confunde en-
tonces con la fuerza; y si ha habido engaño, se confunde con el
dolo.
La acción rescisoria por lesión enorme en el contrato de com-
pra-venta expira en cuatro años (art, 1896).
123. Objeto.-Los actos jurídicos tienen por objeto crear, mo-
dificar, transmitir o extinguir derechos; de lo cual se deduce que el
acto jurídico bien ejecutado tendrá siempre un objeto.
Por ejemplo, un contrato tendrá ordinariamente por objeto crear
obligaciones y por cons~guiente derechos; cualquiera modificación de
DERECHO' CIVIL PlÍlMER AÑO 137

las condiciones, del· contrato, aCGrdada posteriormente 'por las' partes,


vendrá a modificar esos' derechos; el testamento tiene por objeto
transmitir todos o parte de los bienes del testador; y una escritura
de cancelación de una deuda viene a extinguir los derechos del
acreedor..
'Pero, conviene no confundir el, objeto del acto con el objeto
del derecho que el acto puede crear. En efecto, el objeto del dere-
cho, cuando se trata de derechos de familia,. es una persona: v.
gr., el matrimonio o el reconocimh~nt? de un hijo natural, los que
establecen derechos entre dos personas,
Cuando se trata de derechos, patrimoniales, el objeto del dere-
cho es una cosa o un hecho, Por ejemplo: el derecho de usufructo,
recae necesariamente sobre una cosa determinada. El objeto de un
crédito o derecho personal puede ser una suma de dinero; puede
también consistir en una' obligación impuesta al deudor, de hacer o
no hacer algo.
Téngase presente que para que el 'acto jurídico produzca sus
efectos,.' es absolutamente necesario que' nosóJo tenga objeto el acto
mismo, sino también el derecho que forma la materia del acto. . Por
ejemplo, si yo hago donación de un caballo a Pedro, 'el acto tiene
por objeto transferir el dominio del caballo; pero si el caballo hu-
biera muerto antes de la donación, esta quedará sin Hecto, porque
catecía de objeto el derecho. Finalmente, no basta que el acto ten-
ga un objeto, sino que ese objeto debe ser lícito. Por regla general,
hay objeto ilícito en todo acto o contrato prohibido por la ley.
, 124. Causa.-Causa es el motivo que: induce al acto o contrato.
(art. 1467) .
. 'La causa debe ser real y lícita, pero no es necesario expresarla.
Es causa ilícita la prohibida por la ley, o contraria' a las bue-
nas costumbres o al orden público.
Esta noción de la causa ha sido muy discutida entre . los que
sostienen que la causa constituye un elet:flento'distinto de los otros
e indispensable para la validez del acto .0 contrato, y los que sostie-
nen (y entre éstos están los más) que la noción de la causa es artifi-
cíal, 'que nada agrega a los otrOs tres elementos exigidos para la vali-
dez de los' actos Y de los contratos. ·
138 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
_"'?"!"- - ~ .

En la teoría de las obligaciones,-es decir, cuando se estudian los


derechos personales o créditos, es cuando la teoría de la causa debe
también ser estudiada.
Desde luego puede anticiparse que la causa no puede encontrar-
se sino en los actos jurídicos capaces de producir obligaciones; pero
no todos los actos jurídicos son productivos de obligaciones: v. gr. la
renuncia de una herencia no crea obligaciones; la ocupación y la po-
sesión dan origen a derechos reales, pero no a derechos de crédito.
En los contratos bilaterales, la causa de la obligación que con-
trae una parte consiste en la obligación correlativa de la otra parte.
Así, si yo vendo mi casa, la causa de la obligaci6n que en mi
calidad de vendedor c::mtraigo, de entregar la casa, consistirá en la
obligaci6n que a su vez tiene el comprador de pagarme el precio de
ella. .
125. Forma de los actos jurídicos. Actos consensuales y actos
solemnes;-En general, los actos jurídicos no necesitan para perfec-
cionarse, de formalidades determinadas por la ley; basta para ello el
consentimiento, que puede manifestarse de palabra o por escrito, sin
f6rmulas ni ritualidades especiales. Así sucede, v. gr., con la compra
de un bien mueble; con la adquisición del dominio por medio de la
ocupación, etc.
Pero, por excepción, hay actos o contratos que están sujetos a
ciertas formalidades especiales, de manera que, sin ellas, no produ-
cen ningún efecto civil. Así sucede, v. gr. con la compra de un in-
mueble, la cual debe hacerse por escritura pública; con la constitu-
ción de hipoteca, la cual debe también hacerse por escritura pública,
inscrita, etc., etc.
Los actos jurídicos que no requieren para su validez formas
determinadas y que se perfeccionan por el mero consentimiento, se
llaman consensuales. Los actos que requieren para su validez forma-
lidades especiales, se llaman .'Jo!em!1ts; solemnidale.~ son ciertos re-
quisitos externos que la ley exige para la validez de algunos actos o
contratos.
Hay una gran diferencia entre los actos consensuales y los so-
lemnes, y la diferencia consiste en esto: el acto escrito que se hace
para que conste, v. gr., la venta de un bien mueble, no es más que
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 139

una precaución tomada de' antemano para proporcionarse un medio


de prueba seguro y fácil y para evitar retractaciones; pero teóriCa-
mente, la venta existe y produce sus efectos con independencia de
10 escrito y aún cuando no se hubiera escrito nada.
Por el contrario, la venta de un inmueble sin escritura pública no
produce efecto alguno; es como si no se huhiera hecho, aunque conste
la voluntad de las partes claramente manifestada. Como falta la
forma externa, que es la escritura pública, y esta forma externa es
necesaria, el acto no existe.·
El Código Civil, en el artículo 1701, consagra esta doctrina
cuando preceptúa que la falta de instrumento público no puede su-
plirse por otra prueba en los actos o contratos en que la ley requie-
re esa solemnidad; y que se mirarán como no ejecutados los actos o
no celebrados los contratos, 'aún cuando en ellos se prometa reducir-
los a instrumentopúblíco dentro de cierto plazo y bajo pena.
, ÁI exigir la ley que se observen ciertas formalidadés en la cele-
bración de algunos actos jurídicos, persigue el doble fin de dar pu-
blicidad al acto y de dar tiempo a una reflexión tranquila, principal-
mente cuando se trata de actos importantes, que una vez celebra-
dos son irrevocables en el hecho o en el derecho. También recurre la
ley al empleo de formalidades como medida de protección en favor
de los incapaces.
Las formalidades exigidas por la ley varían según la naturale-
za de los actos o·contratos y consisten, ya en que el zcto conste por
escrito, ya en que se otorgue escritura pública, o bien en la presen-
cia de algún oficial público o ministro de fe o de cierto número de
testigos, y en otros casos, en la intervención de la justicia. Así, la
venta de los bienes raíces, servidumbres y censos y la de una suce-
sión hereditaria no se reputan tan perfectas ante la ley, mientras no
se ha otorgado escritura pública (art. '1801); el testamento solemne
y abierto debe otorgarse ante competente escribano y tres testigos,
o ante cinco testigos y es siempre escrito (artículos 1011 y 1014); la
donación entre vivos, cuyo valor excediere de dos mil pesos, debe
ser insinuada, es decir autorizada por el juez competente, con arre-
glo al artículo 1401 del Código Civil.
126. Consecuencias de la ausencia de una de las-condiciones de
140

existencia o validez; Nociones someras sobre la teoría de las nulida-


des.-Los actos jurídicos se forman por la reunión de ciertos requi-
sitos esenciales que .son indispensables a su existencia; estos requi-
sitos se· refieren ya a la forma, o sea, a las solemnidades o requisitos
externos de los actos, ya al fondo, o sea, a los requisitos internos de
los mismos.
Si uno de estos elementos esenciales falta en la constitución del
acto jurídico, éste no puede nacer ni producir efecto alguno; tiene
sólo la apariencia de un acto, pero carece de existencia legal.
Si, por el contrario, los elementos esenciales han concurrido a
la formación del acto, éste queda regularmente formado y capaz de
producir efectos jurídicos. Pero puede suceder que este acto se haya
celebrado en circunstancias tales, que la relación de derecho que el
crea no sea conforme a la equidad, y venga así a lesionar injusta-
mente el interés privado que merece la protección de la ley. En am-
bos casos hay nulidad o falta de valor en el acto jurídico, pero esa
nulidad, en un caso es absoluta y en el otro, relativa. La primera se
llama absoluta, en el sentido de que puede ser opuesta por toda cla-
se de personas y de que produce la falta de valor completa y radi-
cal del acto, de tal manera que se le mira como si no se hubiera
realizado.
La segunda se llama relativa y ha sido introducida por la ley en
favor de ciertas personas que merecen su protección; de su mismo
nombre de relativa se desprende que ella sólo puede ser opuesta por
las personas en cuyo beneficio la han establecido las leyes.
La distinción entre ambas clases de nulidades viene desde el
Derecho Romano. Respecto a la nulidad absoluta decían los textos:
Nullum est negotium; nihil actum e.~t; o sea el acto no produce efecto
jurídico alguno y es nulo ab initio, sin que hubiera necesidad siquie-
ra de pronunciar la nulidad. Esto ocurría cuando el acto no reunía
las condiciones necesarias para su formación, como en el caso de una
venta que careciese de objeto, o bien, cuando se trataba de un acto
prohibido expresamente por la ley, como la donación entre cónyuges.
La rescisión o nulidad relativa apareció posteriormente como
una medida de protección concedida por el pretor en los casoS en
que el acto cumplía con las condiciones exigidas por el Derecho, pe-
DEllE.cHo cn'íL pRIMER AÑO 141

ro causaba un perjuicio inmerecido asu autor. Así, cuando una per"-


sona contrataba bajo el imperio de la fuerza. o cuando un menor
de edad' había tratado con otra persona· que había abusado· de su
inexperiéncia, . el .pretor cor:cedía al perjudicado la ¡-cM itutio . in iníc-
grum, que importaba la rescisión del acto. Mientras no se concedía
la restitución por el pretor, .el acto se consideraba válido; pero esta-
ba amenazado de perddr su efecto si el pretor, a petición del perju-
dicado, pronunciaba la restitución.
Es muy importante establecer la distinción entre la nulidad ab-
soluta' y la relativa. Anotaremos a continuación es::is diferencias_
a) La nulidad absoluta mira' al acto en sí mismo; el cual es nulo
desde el primer momento, sin relación a persona determinada y no
produce efecto alguno; de aquí que la nulidad absoluta puede y de-
be ser declarada por el juez, aun sin petición de parte, cuando apa-
rece de manifiesto en el acto o contrato.
. La nulidad relativa no mira al acto en sí mismo, sino en cuan-
to se relaciona con la persona que sufre el perjuicio, de modo que no
puede ser declarada de oficio; y el acto produce sus efectos nOrma-
les y no pierde su valor mientras el juez no declara la nulidad a
petición de la parte perjudicada.· .
b) La nulidad absoluta puede alegarse por todo el que tenga in-
terés en ello, excepto por el que ha ejecutado el acto o celebrado el
contrato, sabiendo o debiendo saber el vicio que lo invalidaba; puede
asimismo pedirse su declaración· por el ministerio público 'en interés
de la moral o de la ley_
La declaración de nulidad relativa no puede pedirse por" el mi-
nisterio público en el solo interés de la' ley, ni puede alegarse sino
pOI' aquellos en cuyo beneficio la han establecido las leyes, o por sus
herederos o cesionarios.
e) La nulidad absoluta no puede sanear'se por la ratificación de
las partes, ni por un lapso que no pase de treinta años.
La nulidad relativa puede sanearse por la ratificaci~lD de las
partes· y sólo puede pedirse dentro· del plazo de cuatro' años, con-
tados desde el día en que se haya celebrado el acto o contrato,
excepto el caso de violencia, en que se cuenta desde el día en que
ésta hubiere cesado, y el caso de que la nulidad provenga de una in-
142 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

capacidad legal, en que se cuenta el cuadrienio desde el día en que


haya cesado esta incapacidad. A las personas jurídicas, que por asi-
milación a los menores tengan derecho para pedir la declaración de
nulidad, se les duplicará el cuadrienio y se contará desde la fecha
del contrato (arts. 1682, 1683, 1684 y 1691).
Establecida la distinción entre ambas nulidades, veamos cuáles
son las causas que producen nulidad absoluta, y cuáles, relativa.
Producen nulidad absoluta: In la omisión de los requisitos o so-
lemnidades exigidas por la ley para el valor de ciertos actos o con.,.
tratos en consideración a la naturaleza de ellos, y no a la calidad o
estado de las personas que los ejecutan o acuerdan (art. 1682); 2.- la
incapacidad absoluta del que ejecuta o celebra el acto (arts. 1447 y
1682); 3. o la falta de objeto y el objeto ilícito del acto (arts: 1445
y 1682); 4.° la falta de causa y la causa ilícita (arts. 1445. 1467
y 1682).
Produce nulidad relativa cualquiera otra incapacid.ad personal
y cualquiera otra especie de vicio del acto o contrato (art. 1682).
Efectos de (a nulidad.-La nulidad absoluta y la relativa pronun-
ciadas por sentencia ejecutoriada producen los siguientes efectos: a)
dan derecho a las partes para ser restituídas al mismo estado en que
se hallarían si no hubiese existido el acto o contrato nulo; pero no
podrá repetirse lo que se haya dado o pagado por un objeto o cau-
sa ilícita a sabiendas (arts. 1469 y 1687); y b) dan acción reivindicato-
ria contra terceros poseedores, sin perjuicio de las excepciones legales
(art. 1689).
127. Modalidades de los actos jurídicos. Actos puros y simples.
-Los actos jurídicos o son puros y simples, o sujetos a modalida-
des. La regla general es que sean puros y simples, es decir, firmes y
valederos desde el primer momento y exentos de tocla restricción.
Por consiguiente, los efectos del acto se realizan inmediatamente
y para siempre.
Pero, a veces los actos jurídicos están sujetos a cláusulas restric-
tivas, llamadas modalidades, porque modifican la eficacia del acto.
No todos los actos jurídicos son susceptibles de restricciones o mo-
dalidades; así, según el artículo 1192 del Código Civil, la legítima
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 143

rigorosa no es' susceptible de condición, plazo, modo o gravamen


alguno.
. Las modalidades son: la condición, el plazo y e(modo'yson de
aplicación frecuente en los testamentos JI en tos contratos,
128. Condiei6n.-Jurídicament:e hablando, la palabra condición
índica la subordinación de una relación de derecho aun aconteci-
miento futuro e incierto.
El· nacimiento o extincíón deÍ derecho depende, pues, de que
se realice o no el suceso futuro e incierto puesto por condición, y
hasta ese momento el acto jurídico está en una situací6n de verda-
dera incertidumbre.
El suceso que forma el objeto de la condición debe ser futuro' e
incierto, de modo que no hay verdadera condición sia la fecha dd
acto o contrato ya se ha realizado el acontecimiento al cual estaba
subordinada la relación de derecho, pues en este. caso no; habría
.en realidad la incertidumbre, que es el elemento esencial de la condi-
ción. Tampoco hay verdadera condición si el suceso futuro es de
realizacíón ciérta e inevitable, púes en este caso la int~nción de las
partes es simplemente demorar la ejecución del acto hasta la época
fijada.
Hay relaciones de derecho que por su misma naturaleza están su-
bordinadas al cumplimiento de un suceso determinado, de manera
que si el suceso no se produce, no puede formarse Ia relación di-
cha. Así, una asignación tes~amentaria no produce efecto sí el asig-
natarío no existe natural y civilmente al tiempo de abrirse la suce-
sión~ salvo las excepciones legales (art. 962) .
. La condición puede tener por objeto la creación de una relación
de derecho, y en tal caso la condición se llama suspensiva, porque
mientras no se cumple suspende la adquisición de un derecho, v. gr.:
Dejo' mi casa a Pedro si se casa con María; o bien. la extinción de
una relación de derecho, y en este caso se llama resolutoria, por-
que por el cumplimiento de la condición se resuelve o extingue el
derecho, v. gr.: Dejo mi casa a Pedro, pero si Pedro no seca.sare antes
de cumplir 25 años, pasará la casa a Juan (art. 1479).
La condición se llama pendiente, mientras no se cumple; cumpli-
da cuando ya se ha realizado plenamente el suceso puesto por con-
144 ALFltEDO :BARRoS ÉRRÁZURIZ

dición; y fallida, cuando ya es seguro que no se realizará el suceso


eventual (art. 1482).
Condición sw:pensiva.-··El derecho afectado de una modalidad
suspensiva carece de existencia mientras pende la condición; ni se
sabe si llegará a existir. Esta incertidumbre constituye 'la esencia de
la condición.
El propietario o acreedor bajo una condición suspensiva tiene
s610 la espectativa o posibilidad de un derecho; de aquí se deduce
que no puede hacér válidamente acto alguno que signifique ejercicio
del derecho que todavía no le pertenece. Sin embargo, como el dere-
cho existe en germen, puede impetrar todas las medidas de conser-
vación destinadas a protegerlo, para que cumplido. el evento de la
condición, pueda entrar en el goce de la cosa, sin que ésta haya su-
frido menoscabo o deterioro (arts. 761, 762).
Una vez cumplida la condición suspensiva, desaparece toda in-
certidumbre, el derecho se adquiere y produce sus efectos con retroac-
tividad, lo cual significa que el acto condicional será considerado co-
mo si hubiera realizado sus efectos en el mismo momento en que
fu€: consentido, o en otros términos, como si hubiera existido siempre
puro y simple.
Por el contrario, fallida la condición suspensiva, el acto condicio-
nal se mirará como si nunca hubiera existido, o sea como acto inútil.
Condición resolutoria.-Hemos visto que la condición suspensi-
va, mientras no se realiza, suspende la adquisición de un derecho;
la resolutoria, en cambio, suspende su extinción.
Pendiente la condición resolutoria, el asignatario es dueño de la
cosa, pero en la incertidumbre de si su dominio será o no absoluto.
Si la condición falla, la propiedad se consolida; el acto se reputa
puro y simple, como si no hubiera estado amenazado de resolución,
y los efectos ya realizados quedan a firme.
Por el contrario, cumplida la condición resolutoria, deberá. el
que gozaba la cosa, restituirla a la persona en cuyo favor se ha es-
tablecido la condición (ar. 1487).
La condición puede ser también positiva o negativa, según que
consista en que acontezca o no acontezca alguna cosa (art. 1474).
Finalmente, se divide en potestativa, casual y mixta: la primera es
continuar
ir atrás
1'45

la que depende de la voluntad del acreedor o d~t deudor; la s¿-


gunda, la que depende de lavoluntad·de un tercero {) de un acaSo;
y la última, la que en parte depende de la voluntad ddacreedor o
del deudor y en parte de la voluntad de'un tercero o de un 'acaso
(art. 1477):
La condición potestativa puede ser simplemente pe tést$t iva, que
es aquella que Supone Un SUceso externo cuya 'realización' depende
de la voluntad, o sea, un hecho v()hmtatio dé una de las parte.s, v.
gr" habitar tal casa; y üutdmeriú; potestativa, que 'es aquella que
depende única y exclusivamente de la voluntad, v. 'gt,:si tal persa,
na quiere, si así 10 juzga por conveniente (art. 1478).
Estas dístincíones tienen importanCia, al tratar de la' teoÍ'ía de
las obligaciones.
129. Plazo.-El plazo o término 'es - también' tina inodálí-
dad, que puede, en Ciertos casos, producir, ya la sUspensión;· ya 1a
útinci6n de los defectos de un acto jurídicó, Si digo: legó m.i casa
tal a Pedro desde el l. de Enero do 1925: ~n este éaso el' término
(J

produce la suspensión de los· efectos de l¡¡asignaci6n y se !lema ,pla-


zo o término suspensivo. Si digó:dejo el usufructo de mi casa taI'"a
Pedro hasta el U de enero de 1925, en este caso,' el, término'pro-
duce la extinción de" ·los efectos jurídicos del usufructo y~e denomina
plazo o término extintivo,
Se ha dicho en ciertos 'Casos, porque no' todos Íos aCtos joridí:"
cos admiten señalamiento de término, El plazo constituye modalidad
solamente cuando de él se sirven las partes j:)étra limitar la duraCión
de loó efectos del acto, sea fijando , un tétmiñOiniéial o primordial
(dies a quo), sea fijando uno .tmal (die/! ad quem)'. " ,
Generalmente, el plazo es un aconteCimiento 'qué: llega en' aici
fijo y preciso, verbigrf;lcia; el 1. (\ deeriero de 192'; y se Itamá enton'-
ces plazo a día cierto y detemünádo; pero el aéorttecirúiei'itt1esco..
gido 'como plazo puede ser de realización inevitable, sin que desde
luego pueda prefijarse su fecha, como el 'de 'la muerte de tma' '¡:ier-
sona., y entonces sé denomina a'díá cierto pew ihdetermihliO:b
(art. 1081),
El plazo, es, pues, unaconteéim¡ent0futuro~lo' mismO. que la
, .

condición, con la cual tiene esté carácter qué le es común;"; perb


10
146 ·ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
· -=,,;=.==::='=--=;-0._==============='-'-"'-
difieren en que el acontecimiento futuro llamado plazo es ci::r!,), o
sea. indefectible; al paso que la condición es un acontecimiento
futuro incierto, esto es, que puede suceder o no. Como de antemano
se sabe que el plazo habrá de llegar indefectiblemente y que, por
10 tanto, los efectos del acto habrán de producirse, el derecho sus-
pendido por el plazo se considera como existente desde el primer
momento y como adquirido de una manera definitiva.
La llegada del plazo no hace, pues, nacer el derecho, sino que
permite utilizarlo al titular de él.
Por consiguiente, el plazo es un accntécimienta futuro y de reali-
zación cierta, que suspende la exigibilidad o la extinción de un
derecho, sin efecto retroactivo.
Se dice sin ef.zeta retroactiro, porque a la llegada del plazo el
acto deja de producir efectos en lo sucesivo; pero los producidos
quedan adquiridos. Así, por ejemplo. en el usufructo que se extin-
gue por la lIe~ada del día, quedan adquiridos por el usufructuario
los beneficios que el usufructo le había procurado.
Finalmente, . el plazo puede ser expreso o tácito. Es expreso
cuando la ley o las partes lo han establecido de una mahera formal
y cate~órica. Es tácito, cuando' sin haberlo establecido las partes o
la ley, resulta de la naturaleza misma de la relación jurídica (art.
1494).
130. Modo.-Si se transfiere o transmite algo a alguna per-
sona para que. lo tenga por suyo con la obligación de aplicarlo a un
fin especial, como el hacer ciertas obras o sujetarse a ciertos cargos,
esta aplicación es un modo y no una condición suspensiva. El mo-
do, por consi~iente, no suspende la adquisición de la cosa (art.
1089). Modo es una car~a impuesta a una persona a quien se
otorga una liberalidad. verbigracia: lego a Pedro 500,000 pesos con la
obligación de que funde un hospital.
.Se llama cláusula ,.e~olutoria la que impone la obligación de
restituir ,la cc;>sa y los frutos, si no se cumple el modo. Esta cláusula
debe establecerse expresamente porque no se subentiende en caso
de no expresarse (art. 1090).
,Si no se determina suficientemente el tiempo o la forma especial
en que ha de cumplirse el modo. podrá el juez determinarlo inter-
DERECl-I;O CIVlL, PRIMER , AÑO lA7

pretando la voluntad del constituyente y, dejando un beneficio. al


asignat8:rio modal, que ascienda po{ 10 menos a la quinta parte ,d,el
valo.r de la, cosa modal (art. 1094).
Cuando haya de . llevarse a efecto la cláusula resolutoria, se en-
tregará a la persona en cuyo favor se ha constítuído el modo, una
suma proporcionada al objeto, yel resto 'delvalor de la cosa asig-
nada vuelve al constituyente o a sus he,red~ros, si ~l no hubiere
dispuesto otra cosa. El modo es frecuente en las donaciones y dis-
posiciones, de .última voluntad. "
131. De la representación en los actos jurídicos.-La manifeS-
tación de vohmta9 en los a~.tos' jurídicos puede emanar directamente
del interesado mismo, o bien de otra persona que la efectúe por cuen-
ta del interesado, quien contrae las relaciones de, derecho consiguien-
tes. En este último caso hay 'representación en el acto jurídico. El
representante comparece al acto y manifiesta su voluntad, pero sólo
en calidad de intermediario de otro, pues él, personalmente, no ad-
quiere derechos ni contrae obligaciones.
. _ L,a .representación es una ficción admitida.
, -
en todas las legisla-
ciones mqdemas. Tiene mucha aplic.ación en los ,derechos patrimo-
niales y suple d defecto . de capacidad de aquellos que no pueden
dirigirse' por sí mismos ni administrar sus negocios ..
, , La representación no existía en el Qerecho ROp1ano en la forma que
tiene en la actualidad. No se concebía entonces que un acto' jl,.lrídico
, ' ,

diera nacimiento a derechos y obligaciones para una persona que no


había tomado parte personal en su celebración. Pero com0l'l0 todos
podían comparecer persona)mente al otorgamiento de los actos jurídi-
cos en que tenían interés, se recurri? al arbitrio c;le ~tablecer que los
efectos del acto jurídico, que., una. persona <;:~lebraba por cuenta de
otro, se prqducían en cabeza del que personalmente . ~abía compare-
cido; pero este debía transmitir al verdadero interesado todos los
d~rechos que había adquirido y a. su .vezel interesado debía desear,.
garla de todas las obligaciones contraídas. ,
. Este procedimiento era complicado yexpot;1Ífi a ambas partes al
peligro de sufrir sus recíprocas insolVencias" por lo cUal se estableci6
que el actp celebrado por el intermediario producía como antes.efectos
jurídicos en cabeza de éste, pero que
, . dai?a al mandante q interesaqo
148 At.rkEbo 1I,\itROS ERRÁzURLZ

acciones útiles contra el tercero que había tratado con el represen-


tante. Suprimiendo los derechos y obligaciones del intermediario llegó
el Derecho Moderno a la concepción actual de la representación en
los actos jurídicos.
Las fuentes de la representación son: la ley, como ocurre en el
caso de los representantes legales; y la voluntad de las personas, como
ocurre en el contrato de mandato.
La representación tiene ciertos caracteres jurídicos especiales:
a) El que comparece a celebrar el acto jurídico, en calidad de

representante de otro. no obra en su propio nombre, ni por su propia
cuenta, sino que obra en. nombre y por cuenta d(!l represen/ado; y esta
circustancia debe hacerla constar en el momento de la celebración del
acto, dándola a conocer a la persona con quien contrata.
Al tratar de la administración de los tutores y curadores, que son
representantes legales de sus pupilos, dice la ley: «en todos los actos
y contratos que ejecute o celebre el tutor o curador en representación
dé 1 pupilo, deberá expresar esta circunstancia en la escritura del mismo
acto o contrato; 50 pena de que omitida esta expresión, se repute
ejecutado el acto o celebrado el contrato en representación del pu-
pilo, si fuera útil a este y no de otro modo» (art. 41 1).
Al tratar de la administración del mandato, advierte que el
mandatario puede en el ejercicio de su cargo, ccntratar a su propio
nombre o al del mandante; pero agrega: si contrata a su propio nom-
bre no obliga respecto de terceros al mandante (art. 2151); o sea para
que la representación surta sus efectos naturales de obligar al man-
dante respecto de terceros, es menester que el mandatario contrate
a nombre del mandante.
Como el mandatario obra por cuenta del representado, la capa-
cidad para el acto debe existir en el representado, que es el verdadero
contratante; de modo que si se trata de un mandato, v. gr.: para
enajenar un inmueble, el representado debe tener la capacidad que la
ley exige para ese acto.
b) El representante debe tener facultad legal o poder suficiente
para la celebración del acto que va a realizar a nombre de su repre-
sentado. En el caso del representante legal, es la ley la que da al ma-
rido, al padre <le familia o al tutor o curador la facultad de represen-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 149

tar a la mujer casada, al hijo de familia o al pupilo y lá que fija


las· condiciones en que debe ejercer la representación; y en el caso del
mandatario, la ley advierte que debe ceñirse' rigurosamente a los ·tér~
minos del mandato (art. 3131) .
. . e) Los vicios del consentimiento del representante, que es el que
a
comparece al acto manifestar la voluntad, son causa de nulidad que
puede invocar el representado.
Consecuencia de esto es que el representarite o intermediario
debe tener por lo menos la capacidad suficiente para manifestar esa
voluntad. Obsérvese bien que no se exige al representante que tenga
la ca.pacidad necesaria para la celebración del' acto; sino la capacidad
necesaria para manifestar su voluntad, CÓmo intermediario~ Conforme
a estos principios, la ley permite que se constituya mandatario a
un menor de edad y a una mujer casada y dice que sus actos serán
válidos' respecto de terceros, en cuanto obliguen a estos y al man~
dante; pero las' obligaciones del mandatario para con el maridante y
terceros no podrán tener efecto sino según 'las reglas relativas a los
menores y a las mujeres casadas (art'. 2128),
. d) Hay actos jurídicos en que no procede la representación,
porque la ley quiere que sean la expresión' de la voluntad personal
del otorgante,manifestada directamente por el mismo y sin que medie
ningún intermedíario; v, gr.: el testamento que es un acto esencial-
mente personal, indeIegable y de una soia persona (arts. 1003 y' 1004).
Agencia oficiosa.-'Cuando sinexístir mandato,' una persóna ad-
ministra los negocios' de otra;' se obliga pata: con ésta y la Obliga en
ciertos casos. De aquí nace el cuasi.:contrato' llamado de lá agencia
oficiosa o gestión de negocios ajenos (2286). En ella no hay contra'-
to, pues no hay acuerdo de voluntades, y la obligación del man-
datario nace del hecho voluntario de su parte, de asumir la admi-
nistración de negocios ajenos.
'Representación por suces'iÓn.-Se llama sucesor bcausa-habíente
la persona a quien se transfieren o transmiten tos derechos de otro,
el cual se llama autora causante.' Esta traslaciÓn de derechos de
una persona a otra se opera por sucesión por éausa de' muerte o por
acto entre vivos; 'en el primer caso se llama tran$misión y en el' Se-
gundo transferencia.
'150 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
.,

Puede ser a título universal o a título singular. Es a título uni-


versal cuando se sucede a una persona en todos sus bienes, derechos
u obligaciones transmisibles o en una cuota de ellos; es a título sin-
gular cuando se sucede en una o más especies o cuerpos' ciertos,
como tal caballo, tal casa; o en una o más especies indeterminadas
de cierto género, como un caballo, las vacas, etc. (art. 951).
La sucesi6n a título universal se opera en el momento de la
muerte del dueño del patrimonio y en favor de sus herederos, y com-
prende todos los derechos y obligaciones transmisibles de la persona
a quien se sucede
Por el contra "io el sucesor a título particular no responde de
las obligaciones personales del autor.
La traslaci6n de un derecho de una persona a otra no modifica
las condiciones del derecho, el cual pasa al sucesor con todas sus
ventajas y gravámenes: Así, el comprador de un bien raíz lo adquie-
re con todas las hipotecas y servidumbres consiguientes; el crédito
cedido pasa al cesionario con todas sus fianzas y privilegios (artÍcu-
lo 1906).
Por regla general, todos los derechos pueden transmitirse o trans-
ferirse; pero hay ciertos derechos que están exceptuados. Estos son
los derechos de familia, que nacen de relaciones puramente persona-
les y ciertos derechos patrimoniales establecidos en vista de una per-
sona determinada, cuya traslaci6n desnaturalizaría el objeto del de-
recho. De estos últimos derechos nos ocuparemos más adelante.
132. De los actos ilícitos. Noci6n de la culpa.-Se llama acto ilí-
cito aquel por el cual una persona atenta injustamente al derecho
ajeno. Los actos ilícit03 constituyen hechos jurídicos, porque crean
relaciones de derecho entre el que ha cometido el hecho y el que lo
sufre, obligando al primero a reparar las consecuencias del daño
causado al segundo.
La teoría más comúnmente aceptada sobre esta materia distin-
gue dos clases de actos ilícitos:
J . o Actos intrínsecamente ilícitos, o sea ilícitos en sí mismos,
que no suponen relaci6n alguna de derecho existente con anteriori-
dad al acto, entre el autor y el que soporta el perjuicio. En estos
casos, se dice que hay culpa ex-contractual. Estos actos ilícitos cons-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 151

tituyen delito sí han, sido cometidos con intención de dañar.' Si


el hecho es culpable, pero cometido sin intención de dañar, const;~
tuye un cuasi~delíto (2284).
2. o Actos ilícitos, 'en' cuanto la persona que los comete' estaba
ligada por una relación anterior de derecho con la persona 'que sufre
el daño, Esta relación de derecho puede tener origen en un contrato
o en un hecho jurídico. En esta segunda cIase de actos ¡¡reitos se dice
que hay culpa contractual.,
. Si el 'autor ha obrado de mala fe, el acto constituye dolo; si
ha obrado por negligencia, impericia o imprudencia, const~tuye falta.
Las sigúientes son las dif~rencias entre la culpa contractual y
la culpa ex-contractual:
, a)' En materia de culpa ex-contractual, toda lesión injusta de
a
los derechos de otro obliga al autor reparar, íntegramente y en ,todo
,caso 'los daños causados,' cualquiera que sea la gravedad de, la falta
cometida, y aunque el daño sea el resultado de una sirrjple negligencia
excusable. -,
Por el contrario, en la responsabilidad contractual, la 'leyes
menos rigurosa para el deudor. Ella compara su Conducta a 'la de
un tipo, abstracto, representado por un buen padre de familia, que
administra sus' negocios con aquella atención que los hombres cuida-
dosos emplean en, sus negocios propios, y' la: regla general es que el
deudor responde de aquellas faltas que no cometería un buen padre
de familia,
En la culpa contractual, la responsabilidad varia según los casos
y ella se gradúa por la voluntad expresa de las partes manifestada en
el act9 o contrato;. y a falta de esa voluntad, por la disposición d,e
la ley, fundadá en la distinta naturaleza de lOs contratos.
, La ley distingue tres especies de culpa:,'
Culpa grave, que es la que consiste en no manejar los interese$
ajenos con aquel cuidado que aun las personas negligentes'y de poca
prudencia suelen emplear en sus negocios propios. Esta culpa, en
materias civiles, equivale al dolo.
Culpa 'leve, 'que e$ la falta de aquella diligencia y cuidado que
los hombres emplean ordinariamente 'en sus negocios propios, Esta
152 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

especie de culpa se opone a la diligencia o cuidado ordinario o me-


diano; y
Culpa levísima, que es la faha de aquella esmerada diligencia
que un hombre juicioso emplea en la administración de sus negocios
importantes. Esta especie de culpa se opone a la suma diligencia o
cuidado (art. 44).
El artículo 1547 del Código Civil establece que el deudor no es
responsable sino de la culpa grave en Jos contratos que por su natura-
leza sólo son útiies al acreedor; así, en el depósito gratuito, el depo-
sitario sólo es responsable de la culpa grave, porque el depositante
reporta toda la utilidad del contrato; que es responsable de la leve,
en los contratos que se hacen para beneficio recíproco de las par-
tes, lo que OCurre en la generalidad de los contratos; y de la leví-
sima, en los contratos en que el deudor es el único que reporta be-
neficio; por ejemplo. en,el comodato o préstamo de uso, en que
todo el beneficio es para el comodatario, éste es obligado a em-
plear el mayor cuidado en la conservación de la cosa y respon-
de hasta de la cuipá levísima.
El dolo cometido en la ejecución de un contrato da lugar siem-
pre a indemnización de perjuicios, y es nula de nulidad absoluta
la condonación del dolo futuro que las partes establezcan en un
contrato (arts. 1458 y 1465').
b) También hay diferencia entre las dos clases de culpa bajo el
punto de vista de la prueba. En la culpa contractual, una vez esta-
blecida por medio def contrato la obiigación que pesa sobre;eI deu-
dor, corresponde a éste probar que cumplió la obligación con arre-
glo a derecho. El artículo 1547 lo dice terminantemente: «la prue-
ba de la diligencia o cuidado incumbe al que ha debido emplear-
lo:.. Esto proviene de que la diligencia o cuidado forma parte inte-
grante de la obligación misma.
En la culpa ex-contractual, la prueba de la existencia del acto
ilícito incumbe al acreedor, el cual debe establecerlo para hacer efec-
tivo Su derecho de cobrar Jos perjuicios consiguientes.
133. De la infi:nencia del tiempo en los aetOíJ jurfrlioos.-EI
tiempo es un elemento de suma importancia en los actos jurídicos;
de él depende, a menudo, la adquisici6n o pérdida de un derecho.
DERECHO CIVIL PRL\1EJ1.. AÑO 153

Así, la prolongación de un estado de cosas durante cierto.


tiempo puede dar lugar al nacimiento de un derecho, como ocurre
en la prescripción adquisitiva, que- es un modo de adquirir el do-
minio de las cosas ajenas mediante el hecho de la posesión no in-
terrumpida de una cosa durante el tiempo' requerido por la ley.
Por la . inversa,. el abandono. de un derecho durante el tiempo de-
terminado por la ley produce su extinción y da lugar q la ptescrip~
ción extintiva, que sirve de modo de extinguir las obligaciones (2492).
En materia de!prescripción resulta" pues, que ,el' tiempo es un
elemento esencial; lsin el cual no existiría ese modo de adquirir y
extinguir los derechos.
De análoga manera, la ausencia prolongada de una persona,
cuyo paradero se ignora, produce una situación jurídica especial,
que obliga a la ley a adoptar ciertas medidas relacionadas con los
bienes del ausente. concedíendo la posesión provisoriao definitiva
de ellos, según los casos, a las personas que tienen derechos subor-
dinados a la muerte del ausente (arts. 80a 94).
Hay asimismo, derechos que no pueden ejercerse sino dentro
de un plazo expresamente determinado por la: ley, y vencido el pla-
zo, caduca ~1 derecho. Así, por el pacto de retroventa el vendedor se
reserva la facu~cad de recobrar la cosa vendida, reembolsando al
comprador la cantidad que se estipulare; pero este derecho no pue-
de ejercerse por el vendedor sino dentro del plazo de cuatro años,
contados desde la fecha-del contrato (arts. 1881 y 1885). Igual co-
sa ocurre en materia de procedimiento, donde la ley ha estable-
cido en obsequio a la pronta administración de justicia, plazos pe-
rentorios para ejercer ciertos derechos y entablar . ciertos recursos,
vencidos, los cuales, caducan esos derechos. .
Finalmente, hay casos en que la ley exige cierto transcurso de
tiempo, de tal manera que no pueda ejercerse el derecho, sino una
vez vencido el plazo, Así, según el artículo 128 del Código Civil,
cuando un matrimonio haya sido disuelto o decl'arado nulo, la mujer
que está embarazada no podra pasar a otniis nupcias antes del par-
to, o no habiendo señales de preñez, antes de cumplirse los dos-
cientos setenta días subsiguientes a la disolución o declaración de
nulidad.
154 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

134. Nocion de la prescripcion adquisitiva y extintiva.-Hemos


visto que el transcurso de tiempo es un elemento esencial en mate-
ria de prescripción; pero ese elemento no basta por sí sólo para
crear ni extinguir un derecho: es preciso que se le agregue otro ele-
mento que venga a completar esa relación jurídica.
En la prescripción adquisitiva, ese elemento es el hecho de la
posesión de la cosa, o sea, de la tenencia de ella con ánimo de
señor o dueño. En la extintiva, el elemento que unido al tiempo
opera la extinción del derecho es el abandono o inacción del propie-
tario.
La prescripción extintiva tiene una aplicación más general que
la adquisitiva. Produce la pérdida de la generalidad de los derechos.
La prescripción adquisitiva no se aplica, a los derechos perso-
nales o créditos, de modo que aun cuando una persona se haya te-
nido en el carácter de acreedora de -otra, durante cualquier tiempo,
ese hecho no es capaz de engendrar un derecho, porque, en este ca-
so, no hay la verdadera posesión que se requiere para adquirir
el dominio por prescripción.
La prescripción desempeña en el derecho civil un papel impor-
tantísimo, a tal punto que los antiguos la llamaron patrona del gé-
nero humano; y algunos jurisconsultos dicen que de todas las institu-
ciones del Derecho Civil es la inás necesaria al orden social. Mirada
bajo el punto de vista de su función positiva, o sea, como modo de
adquirir, la prescripción viene a consolidar una posesión prolongada
que hacía presumir un derecho de parte del poseedor y a facilitar la
prueba del derecho de propiedad, que sin ella sería casi imposible. En
efecto, según los principios generales de legislación, la persona a
quien se transmite un derecho real sobre una cosa, no tiene sobre
ella sino los mismos derechos y en las mismas condiciones que su
antecesor, es decir, con sus calidades y vicios. Nen:o plu~ juris in
alium trc;.'lsf,,;rré potest quam iP$c habel. Si resultase, pues, que cual-
quiera de sus antecesores en el goce de ese derecho no tenía un título
legítimo, quedarían viciadas todas las transmisiones posteriores, pro-
duciéndose una inestabilidad completa en materia de propiedad, por-
que ningún patrimonio estaría seguro de no ser objeto de una reiyin-
dicación imprevista.
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 155

La prescripción adquisitiva soluciona esta dificultad asegurando


el goce de su derecho a todo aquel que 10 ha poseído durante cierto
tiempo, librándolo de la obligaci6n de suministrar una prueba inter-
minable' y casi 'imposible de rendir .
. Bajo el punto de vista de la .
función negativa, o sea, de la
prescripción extintiva, también ella presta un señalado servicio liber-
tando al deudor, pasado ciertb tiempo, por medio de la extinción de
la obligación. Si el deudor cance16 oportunamente la deuda, no estará
obligado a guardar indefinidamente el comprobante de su cancela~
ci6n, y si no la ha pagado por inacci6n o abandono del acreedor,
éste s610 sufrirá las consecuencias de su descuido por haber dejado
transcurrir el plazo legal sin hacer uso de su derecho.
En tOdo' caso, la prescripci6n viene a dar fuerza. legal a situa-
ciones de hecho prolongadas durante largo tiempo y a éuya sombra
se habían creado intereses y relaciones jurídicas dignas de conside-
ración.
135, Noción y eJasificación . de los derechos civiles.-.La natu-
raleza misma de las cosas y la necesidad y la conveniencia mutua
de los hombres que viven en sociedad Crean entre ellos rel¡lciones
°
jurídicas de diverso género, que dan origen los derechos civiles.
Se llaman derechos civiles ° d.e carácter privado aquellos que
tiene una persona con relación a otra persona o sobre una cosa:
Los derechos civiles se dividen en dos grandes categorías: dere-
chos de familia y derechos del patrimonio. Estudiaremos primera:'
mente los del patrimonio que, tienen por objeto, ya· las cosas del
mundo'exterior, ya los actos de los hombres; y que se' dividen en
derechos reales y personales o créditos.
136. Derechos reaIes.-Son aquellos que tenemos' sobre una
cosa sin respecto a determinada pe:rson~. Son derechos realeS el de
dominio, el de herencia, los de usufructo, uso o habitaci6n, los de
servidumbres activas, el. de prendayel de hipoteca. También es real
el derecho de censo en cuanto se persigue la finca acensuada' (ar-
tícú!os 577 y 579).
Estos 'derechos se llaman reales o in re, porque versan directa e
inmediatamente sobre una cosa, procurándonos la utilidad, o provecho
de eUa sin tomar 'tm tuénta á perSona alguna: determinada.
156 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

Aparecen, a primera vista, como únicos elementos constitutivos


del derecho real una persona y una cosa unidas por una relaci6n
dir~cta; pero esto no es rigurosamente exacto, porque todo derecho
en general indica reíación entre dos personaS, una que sirve de sujeto
activo y la otra de sujeto pasivo, en la cual reside la obligación
correlativa.
En los derechos reales, el sujeto activo es el propietario y el sujeto
pasivo lo constituyen todas [as demás personas, las cuales tienen
obligación de abtenerse de todo acto que pueda perturbar la posesión
pacífica que la ley. garantiza al propietario.
Como el sujeto pasivo es ilimitado y sólo se le exige en este caso
una simple abstención, por eso no aparece a primera vista; y sólo
resalta la existencia del propietario del derecho ejerciéndolo respecto
de la cosa sin consideración a persona alguna determinada.
El derecho real por excelencia es el derecho de propiedad o do-
minio, el cual somete la cosa a nuestra exclusiva y absoluta voluntad,
atribuyéndonos el goce de todas las ventajas que .ella puede propor-
cionarnos y la facultad de disponer de ella arbitrariamente, sin más
límites que la ley y el derecho ajeno.
Los otros derechos reales, como el usufructo, er uso, las servi-
dumbres, etc., tienen un efecto más restringido que el dominio .. En
estos casos, la cosa pertenece siempre a una persona, pero su derecho
de propiedad está desmembrado, desposeído de una parte de sus
prerrogativas en favor de un tercero, que tiene ciertos derechos
reales sobre la cosa, ya sea de usufructo, uso, etc. Por esta razón
el Código Civil ~considera los derechos reales de usufructo, uso o
habitación y las servidumbres, como verdaderas limitaciones del do
minio (art. 732).
137. Derechos personales o créditos.-Son los que sólo pueden
reclamarse de ciertas personas que, por un hecho suyo o la sola
dispOSición de la ley, han contraído las obligaciones correlativas (ar-
tículo 578).
Los derechos personales o créditos suponen la existencia de dos
personas determinadas que intervienen en la relación jurídica; una
llamada acreedor, que es la que tiene la facultad de reclama, el
cumplimiento de la obligación, y la otra llamada deudor, que es la
»
ANO 15/

persona destinada él cumplir la prestación, Resulta de aquí que les


elementos constitutivos del derecho personal son tres: acreedor, deu-
dor y cosa, objeto de la obligación,
Es ilimitado el número de los créditos, porque eUos comprenden
todas las relaciones de dereche que pueden fonnarse entre dos per
sanas con el objeto de obligar a una en favor de la otra,
A todo derecho personal corresponde una obligación, y es' necesa-
rio dar una idea de 10 que se entiende por obligación. .
. Obligaci.6n es un vínculo de derecho entre dos o más perSonas de-
terminadas, en virtud del cual la una queda ligada con la otra a dar,
hacer o no l)acer alguna cosa.
Considerada la obligación por el lado del deudor, -es carga del
patrimonio y re designa comúnmente con el nombre de deuda; por
el contrario, bajo el punto de vista del acreedor, constituye un dere-
.cho que aumenta el activo del patrimonio y se le designa con el
nombre de crédito.
Las obligaciones tienen por objeto una o más cosas que se t.rata
de dar, hacer o no hacer. Estos objetos dan nombre a las distintas
clases de obligaciones.
Obligación de dar es la que tiene por objeto la daci6n o entrega
de .una cosa que el deudor debe hacer al acreedor. (Art. 1548),
Obligación de hacer es la que tiene por objeto unhecho, o sea,
uno o más actosde1 deudor, distintos de la entrega de una cosa.
(Art. 155:3).
Obligación de no hacer es la que tiene un objeto negativo, o sea,
la abstenci6n del deudor de ejecutar un acto que habria podido
ejecutar si no hubiera existidola obligación. (Art. 1555).
La importancia de esta distinción se estudia al tratar la teoría
de las obligaciones.
188. Comparación entre el derecho real y el der~ho peNlonal.
_..No obstante lo dieho m,ás arriba, hay relaci6n estrecha entre los
derechos reales y personales. Ambos representan un valor, es deeit,
un interés apreciable en dinero, y constituyen, por /tantb, un bien
o

susceptible de fIgurar en el patrimonio de una persona. Además, en


la tradici6n,· que es modo de adquirir el dominio. el derecho real va
precedido de un derecho personal.
158 ALFREDO BARROS El\.l\.Ázuruz
-
En efecto, si deseo hacerme dueño de una cosa cualquiera, per-
teiteciente a otro. debo entrar primero en relación con el propietario
de ella y, convenido el precio, o sea, una vez perfeccionado el con-
trato de compra-venta, tendré derecho personal contra el vendedor
para exigir la entrega de la cosa vendida, en virtud de la compra-
venta, que es uno de los títulos traslaticios de dominio. Sólo una
vez efectuada la tradición o entrega, que es modo de adquirir el do-
minio, vendré a tener derecho real sobre la cQsa.
El estudio de esta materia, una de las más importantes del De-
recho, nos lleva a analizar las diferencias que existen entre los
derechos rcales y los derechos personales.
a) Se diferencian en cuanto a la determinación del objeto :'>obre
que versan. El derecho real no puede existir sino respecto de una
cosa individualmente determinada No podría concebirse el derecho
de propiedad, el de usufructo (etc.,) sobre una cosa que no estuviera
designada en su individualidad. Por el contrario, el objeto del dere-
cho personal puede ser una cosa determinada sólo en cuanto al gé-
nero, aunque no lo sea en cuanto a la especie. También la cantidad
puede ser incierta, con tal que el acto o contrato en que se constitu-
yó el crédito fije reglas o contenga datos que sirvan para determi-
narla. (art. 1461). En un contrato puede estipularse, v. gr., que una
persona se obliga a entregar a otra cien fanegas de trigo. y el acree-
dor tendrá acción personal para exigir del deudor la entrega de
cien fanegas de trigo, aunque éstas no estén individualmente deter-
minadas.
En este caso, el derecho personal tiene por objeto una cosa de-
terminada sólo en su género y no un cuerpo cierto. En efecto, mien-
tras el deudor no cumpla la obligación de entregar las cien fanegas
de trigo. de mediana calidad o valor, si otra cosa no se hubiere es-
tipulado, el acreedor no puede individualizar el objeto de su derecho,
ya que el deudor. no se ha obligado a entregar .ciertas o determina-
das fanegas. Una vez efectuada la entrega de las fanegas a satisfac-
ción del acreedor, éste habrá adquirido un derecho real, el cual versa
sobre las fanegas precisas que ya se le han entregado, o sea, sobre
cuerpos ciertos perfectamente individualizados.
b) El derecho personal sólo existe con respecto a una o más
~

DERECHO OVIL PRIMER ANO

" ,

personas individualmente determinadas, que se llaman deudores, y


por esto se dice que es relativo, en CU?nto sólo puede hacerse valer
contra la persona determinada en quien reside la obligación. ,
El derecha real puede hacerse valer contra cualquiera persona
que perturbe su ejercicio, sin limitación alguna, porque todos están
obligados a respetar los derechos que ampara la ley y. por eso se ,dice
que el derechq real es absoluto, en cuanto no mira a una o más
personas determinadas, sino que existe respecto de todos y pirecta-
mente sobre la cosa, sin relación a individuo alguno en especial. "
De aquí se deduce que el derecho real sigue a la cosa dot,lde
quiera que vaya yen cualquier poder en que se encuentre. ,Así, el
propietario de un derecho de usufructo no lo pierde ,aunque la cosa
cambie de dueño, y hará respetar su derecho contra cualquier posee-
dor de la cosa. Esta ventaj a o superioridad del derecho real es, lo
que se llama derecho de seguimiento. ,
e) Otra diferencia importantísima es la preferencia que tiene el
derecho real sobre el personal .. En caso de concurso de un deudor,
el que tiene un derecho real lo hace valer preferentemente sobre la
cosa objeto del derecho, y 'no queda sometido a la ley del concurso,
como los simples acreedores personales.
Así, un acreedor hipotecaría hace valer su derecho real dehipo:-
teca sobre la finca gravada hasta pagarse íntegramente del monto de
su crédito; y los acreedores personales sólo tendrán opción al saldo
que Rueda resultar de la venta de la propiedad hipotecada, después
de pagado el acreedor hipotecario.
Además, los dere,chos reales prefieren entre sí unos a otros por
el orden de sus fechas; mientras que los simples créditos o derechos
,personalés entran a prorratearse en, igualdad de condiciones, cual-
quiera que sea la fecha de eHos.
d) El derecho real, no impone al sujeto pasivo, que 10 constitu-
yen todas las demás personas, excepto el propietario, sino una simple
abstención; que en nada disminuye sus derechos, porque sólo se les
exige que no perturben el goce del propietario del derecho, pero 3m
imponerIes 'ninguna obligación concreta que pudiera considerarse comp
carga del patrimonio, ya que conservan intactos todos ,sus der€chos
, sin modificación algun~.
160 ALFltEDO BARROS ERRÁZURIZ
...: : : -= ===
Por el contrario, el derecho personal impone siempre al deudor una
obligación concreta, que es carga o elemento pasivo de su patrimo-
nio, ya sea una cosa que deba dar, una que deba hacer, o una obli-
gación de no hacer, que disminuye de una manera efectiva sus facul-
tades legales, porque le priva de un derecho que habría podido ejer-
cer sino hubiera mediado la obligación:
La abstención que impone el derecho real es distinta, porque no
priva al sujeto pasivo de ningún derecho que antes tuviera, ya que
nadie puede pretender razonablemente la facultad de molestar el
ejercicio de un derecho ajeno.
139. Derechos personaIísimos.-Por regla general todos los de-
rechos patrimoniales, sean reales o personales, pueden transferirse por
acto entre vivos o transmitirse por causa de muerte; pero hay, por ex-
cepción, ciertos derechos, de tal modo inherentes al propietario, que
concluyen con -él y no pueden transferirse o transmitirse.
Estos derechos se llaman también personalísimos y son:
·a) El derecho de pedir alimentos, el cual no puede transmitirse
por causa de muerte, ni venderse o cederse de modo alguno, ni re-
nunciarse (art. 334); ni pueden los alimentos ser objeto de compen-
sación opuesta por el deudor al demandante (art. 335); ni pueden"em-
bargarse por acreedores del que recibe la pensión (núm. 3. o~ del
artículo 466 del Código de Procedimiento).
La razón de ser de esto consiste en que el derecho de pedir ali-
mentos se funda en una relación de parentesco u otras consideracio-
nes pur.amente personales y además porque responde a una situa-
ción de necesidad amparada por la ley;
b) El derecho real de usufructo, que es intransmisible eor testa-
mento o abintestato (art. 773); por acto entre vivos puede cederse o
arrendarse, pero permaneciendo siempre el cedente directamente res-
ponsable al propietario (art. 793). El usufructo se extingue siempre
por la muerte natural o civil del usufructuario (art. 806);
e) Los derechos reales de uso y habitación, que son intransmisi-
bles a los herederos, y que no' pueden cederse a ningún título, pres-
tarse ni arrendarse (art, 819), Estos derechos, cuyo ejercicio la cali~
fica el Código Civil con las palabras de enteramente personal, no son
embargables (núm, 9,() del art, 1618 del Código Civil y arto 2466):
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 161

d) Hay también derechos que por su naturaleza misma expiran


con la muerte del acreedor, v. gr.: la renta vitalicia cuando en su
constituci6n ~ se ha:establecido que se pagará durante la vida del
acreedor de ella. En este caso, el acreedor nada tendría que trans-
mitir.
140 ~ 2.0 Derechos de familia o-Son los derechos que, nacen de' las
relaciones' de familia, osea de la calidad de padre, de esposo, de
hijo, etc.
Estos derechos tienen un carácter peculiar, que los' distingue de
los derechos del patrimonio;.en efecto, son derechos que llevan
anexos deberes importantes. Así, el marido tiene derecho para obligar
a su mujer a vivir con él;, pem tiene al mismo tiempo el deber de
recibirla en su casa (art, 133). '
El padre tiene la facultad de corregir y castigar moderada-
mente a sus hijos; pero tiene al mismo tiempo la obligación de
proveer a su 'crian..za y educación (arts. 222 y 223).
Los 'derechos de familia son inhenmtes a la condición o estado
de las personas y por lo tanto son intransmisibles.
Las relaciones de familia dan origen también a otros derechos,
que son consecuencia de las relaciones. de parentesco, pero que for-
man parte de los derechos del patrimonio. como son: el derecho de
suceder por' causa~de muerte y el de pedir alimentos.
Los derechos que nacen de las relaciones de familia, y sus con-
secuencias"'patrimonial~, son numerosos y de la mayor importan-
cia en la ~ida civil. .
Así, de la calidad de padre legítimo nacen los sigu ientes derechos':
1.0 El conjunto de derechos que forman la autoridad paterna,
y de que trata el Título IX del Libro 1 del Código Civil, como son.
el derecholJlde cuidar personalmente de la ,crianza y educación 'de los
•.;;1 '

hiios; de corregirlos y castigarlos moderadamente; de elegir su esta-


do' o profesión futura; y de dirigir su educaeión del modo que crea
más ·conveniente.
2." El conjunto de derechos que forman la. palriapoíestad y
que son:)a representación legal del hijo menor no habilitado de
edad (art. 43) 'el usufructo del peculio adventicio ordinario del hijo
(art, 243); Y la administración de ese mismo peculio (art. 247).
11
¡
162 ALFREDO BARRoS ERRAZURIZ
==
3.° El derecho de otorgar el consentimiento para el matrimonio
del hijo menor de veinticinco años, pudiendo negar, sin expresión de
causa, dicho consentimiento, cuando el hijo es menor de veintiún
años (arts. 107 y 112).
4. 0 El derecho de conceder la emancipación del hijo. menor
adulto (art. 265),
5. o El derecho de nombrar tutor y cura dor testamentario del
hijo y el derecho de ser llamado en primer lugar a la guarda legí-
tima del hijo emancipado (arts. 354, 355, 356 Y 367).
6. o El derecho de pedir al hijo aUmentos có¡¡gruos (arts. 321 y
324).
7. o El derecho de her::dar al hijo, como heredero ab-intestato
o como le~itimario, cuando aquel fallece sin dejar descendientes le~
gítimos (arts. 989, 1182 Y 1183).
141. Nociones generales sobre la teoría de las pruebas.-Objeto
de la pnwl·a.-La prueba tiene por objeto convencer al juez de la
verdad de un hecho, del cual depende la existencia o extinción
de un derecho. Generalmente, la prueba supone una contienda entre
partes, las cuales necesitan establecer la existencia de ciertos hechos
indispensables para el esclarecimiento de la cuestión que se discute.
Pero, no todos los hechos relacionados con el juicio son objeto de la
prueba; ella será necesaria sólo respecto de aquellos hechos que
reunan los siguientes caracteres: 1. o que sean concluyente::, es decir,
que sean de tal naturaleza que establezcan de una manera cierta y
si es posible directa, la existencia del derecho pretendido por la par-
te; 2. o que los hechos no sean de aquellos favorecidos por la ley.
porque en este caso sería inoficiosa la prueba respecto de la parte a
quien favorece la presunción; y 3. o que sean controvertidos, es de-
cir que su existencia no haya sido reconocida por la parte contraria.
También la prueba puede producirse sin contradicción de nin-
guna especie, como sucede en los negocios llamados de jurisdicción
voluntaria. Si un marido, por ejemplo, de::ea obtener autorización
judicial para enajenar un bien raíz de su mujer que deba restituir
en especie, deberá probar al juez la existencia de las circunstancias
que hacen necesaria o manifiestamente útil la (enajenación (art.
1754) .
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 163

¿A quién incumbe laprueba?-EI artículo 1698 del Código Civil


dice: «Incumbe probar las obligaciones o su extición al que alega
aquellas o éstas».
Aunque el Código ha establecido esta regla al tratar de las
obligaciones, no obstante ella se aplica a todos los actos jurídicos,
de cualquiera clase que sean, porque contiene los principios generales
de Derecho aceptados en ladas las legislaciones y expresados en los
antiguos aforismos: Actori incumbit probatio. Reus excipiendo fit ac-
tor Negantis naturali ratione nulla est probatio.
E::1 efecto. como generalmente es el actor o demandante el que
alega la obligación como fundamento de su demanda, a él le co-
rresponde la prueba de su. acción. Como es el demandado quien
alega la extinción de la obligación, o· sea la excepción, a él le corres-
ponde la prueba de é;sta. Finalmente, si el demandado se limita a
negar en absoluto la existencia del derecho invocado en su contra,
no tendrá nada que probar, porque la negación por su naturaleza
no puede probarse, a no ser que lleve envuelta una afirmación; y en
caso de que el demandante no logre acreditar íos hechos en que
funda su acción, conservará el demandado el beneficio de la situa-
ción que antes tenía, sin modificación alguna.
Estas reglas sufren modificación cuando la parte que alega un
hecho puede invocar en su favor una presu~ción legal; en este ca-
so, la parte favorecida por la presunción debe limitarse a estable-
cer la existencia del hecho que sirve de base a la presunción legal.
Corresponderá entonces al contrarío, si quiere destruir la pre-
sunci6n legal, probar la no existencia del hecho que legalmente se
pre:mme, aunque sean ciertos los antecedentes o circunstancias de
que le infiere la ley; a menos que la ley misma rechace expresa-
mente esta prueba, supuestos los anteced¡;:ntes o circunstancias. <

Si una cosa, según la expresión de la ley, se presume de dere-


cho, se entiende que es inadmisible la prueba contraria, supuestos los
antecedentes o circunstancias' (art. 47).
A1edias de prueba,-Los medíos de prueba están enumerados er¿
f

164 ALFREDO llARROS ERRAZURIZ

I
el artículo 1698 del Código Civil y 330 del Código de Procedimiento
Civil y son:

l. <> Instrumentos públicos o privados;


2. o Declaraciones de testigos;
3. o Confesión de parte;
4. o Juramento deferido;
5. o Inspección personal del tribunal;
6. o Informes de peritos;
7. o Presunciones.

Nos ocuparemos someramente de cada uno de ellos.


Prueba instrumental o documental.-La voz instrumento viene de!
verbo latino instruere, instruir, porque está destinado a instruirnos o
informarnos de lo que ha pasado.
En este sentido se entiende por instrumento todo escrito en que
se hace constar lo que una persona ha dispuesto o ejecutado, o lo
que se ha convenido entre dos o más personas.
Suele confundirse con la palabra título, pero en rigor son cosas
diversas, porque título es la causa del derecho que tenemos, mien-
tras que el instrumento es la prueba escrita del título. Podemos,
pues, tener título sin tener instrumento y tener instrumento sin te-
ner título.
Los instrumentos son públicos o privados.
1nstrumento público o auténtico es el autorizado con las solemni-
dades legales por el competente funcionario. Se llama también au-
téntico porque hace fe por sí mismo, es decir, porque vale como co-
sa autorizada o de fe cierta, que debe ser creído. El documento
público por excelencia es la escritura pública, que es el instrumento
público otorgado ante escribano e incorporado en un protocolo o re-
gistro público (art. 1699). Este protocolo es un libro que se forma con
la recopilación de todas las escrituras que se otorgan en cada perío-
do, en papel sellado y en cuadernillos de cinco pliegos.
Como ejemplo de instrumento público podemos citar las parti-
das de nacimiento, muerte o matrimonio, expedidas por los oficia-
les del Registro Civil, en cuanto sirven para probar un estado civil;
DER.ECHO CIVlL PRIMER AÑO 165

los decretos' o títulos expedidos por el Pre~ideri.te de la República o


por las autoridades que tienen facultades para ello; las copias o tes-
timonios expedidos' por los secretarios o archiveros de las oficinas
públicas y conformes con sus originales.
El instrumento público hace plena fe en' cuanto al hecho de
haberse otorgado y en cuanto a su fecha, pero no en cuanto a la ver-
dad de las declaraciones contenidas en .él: en esto no hace plena fe
sino contra los declarantes (art .. 1700). La falta de instrumento
público no puede suplirse por otra' prueba en los actos y. contratos
en que la ley requiera esta solemnidad (art. 1701).
La ley requiere el instrumento público por vía de solemnidad pa-
ra la validez de muchos actos: v. gr.: para constituir un fideicomiso
(art. 735); para constituir por acto entre vivos .un usufructo sobre
inmuebles (art. 767); para constituir los derechos de uso O habita-
ción (art. 812); para la venta o permuta de bienes raíces; servidurri.
'bres o censos; para otorgar una hipoteca, etc.; etc.
Fuera de los. casos indicados, se acostu~bra otorgar también
escritura pública en todos aquellos actos o contratos de cierta im-
portancia, en que conviene a las partes tener una prueba fehaciente.
de su derecho, y en estos casos, aunque la escritura pública no sea
una solemnidad necesaria exigida por la ley, no obstante, ella presta
un servicio importante para la debida comprobación de los actos
jurídicos.
Instrumento privado es el :otoq~ado sin .solemnidad ni autoriza-
ción alguna de funcionario público.
. El instrumento privado reconocido por la parte a quien se opone
o que se ha mandado tener por reconocido por el juez, tiene el va-
lor de escritura pública, respecto de las personas que aparecen sus-
cribiéndolo o. que se reputan haberlo suscrito, y de las personas a
quienes se han transferido las obligaciones o derechos de éstos (art.
1702).
La diferencia que hay entre un instrumento público y' uno
privado consiste en que la persona que presenta en apoyo de su de-
manda un instrumento público no está obligada a justificar la ver-
dad del mismo instrumento, sino que la parte que pretende que es
falso debe acreditarlo; y, por el contrario, la persona que presenta
166 ALFREDO BARROS
,,---~ -
ERRÁZURIZ
-::-

un instrumento privado está obligadada a probar que es verdadero,


si la contraria lo niega.
Prueba testimonial.-Es la que se produce por medio de testigos.
Testigo es la persona que declara en juicio acerca de los hechos con-
trovertidos. Estos deben ser dos a lo menos y tener catorce años de
edad.
Hay varios casos en los cuales es inadmisible la prueba de tes-
tigos. .
No puede probarse por medio de testigos una obligación que por
disposición de la ley debía consignarse por escrito.
En general, la ley exige que consten por escrito los actos o con-
tratos que contengan la entrega o promesa de una cosa que valga
más de doscientos pesos (art. 1709). Tampoco se admite la prueba
de testigos al que demanda una cosa que valga más de doscientos
pesos, aunque limite a ese valor la demanda, ni al que demanda una
cosa menor de doscientos pesos, cuando se declara que lo que se de-
manda es parte o resto de un crédito que debió ser consignado por
escrito y no lo fué.
La ley exceptúa de esta regla los casos en que haya un princi-
pio de prueba por escrito, es decir, un acto escrito del demandado
o de su representante, que haga verosímil el hecho litigoso; los casos
en que haya sido imposible obtener una prueba escrita y demás ex-
presamente exceptuado por las leyes.
Como se ve de 10 expuesto, la ley ha admitido con ciertas res-
tricciones la prueba testimonial, porque una triste experiencia nos de-
muestra la facilidad con que se abusa de ella por gente sin con-
ciencia.
No obstante, la prueba testimonial es indispensable en aquellos
casos en pue no es posible descubrir la verdad por otro camino.
Confesión ác parte.-Es el reconocimiento que una parte hace en
juicio, por sí o por medio de representante y bajo de juramento, acer-
ca de la verdad de un hecho, cuando lo exige la parte contraria o lo
decreta el tribunal en los casos previstos por la ley.
La confesión puede ser expresa o tácita, según se haga por pa-
labras claras y terminantes o se deduzca del silencio o de la rebeldh
de la parte.
~

DEKECI-IO cIVlL PRIlvIER ANO lb7

En el lenguaje del foro se llaman posiciOJws las preguntas que


un litigante hace al otro para obtener su confesión .
. Juramento deferido.-EI juramento se llama deferido, porque se
ofrece a una parte por su contrario o por el juez para decidir el
pleito o para estimar ~la cuantía de un daño de que debe responder;
en el primer caso se llama decisorio, y en el segundo, estimatorio.
El juramento decisorio tiene lugar en la. práctica sólo en caSos
extremos, cuando la parte que 10 defiere no tiene otro medio de prue-
ba, y una vez prestado, debe el tribunal dar sentencia con arreglo a
él sin más trámite.
La parte a quíen se defiere el juramento puede excusarse refi~
riéndolo alcontend9r, es decir exigiendo su prestación a la parte
que 10 defirió; pero la parte a quien se defiere no podrá excusarse
de prestarlo, y si de hecho se negare, se entenderá que reconoce. el
~~~. '

Inspección personal del tribuna l.-Consiste en el ex.amen que hace


el juez por sí mismo de la cosa litigiosa con el objeto .de establecer
la verdad de los hechos controvertidos, cuando lo estima necesario
para la mejor resolución del juicio.
Se levanta acta detallada de la diligencia de inspección y ella
constituye prueba plena en cuanto a los hechos o circunstancias que
el tribunal establezca en el acta.
1nforme de peritos.-Se llama perito la persona experimentada
o
o práctica en alguna ciencia arte. Se acostumbra oír informes de
peritos en los juicios que versan sobre materias que requieren con-
sulta de opiniones técnicas o sobre puntos de hecho, para cuya apre-
ciación se necesitá,n conocimientos especiales de alguna ciencia o
arte.
Los peritos son designados por lás partes o por el juez en subsi-
dio, y si se tratare de profesiones reglamentadas por la ley, deben te'-
ner título profeSional expedido por autoridad competente, a no ser
que las partes de común acuerdo resuelvan otra cosa.
La fuerza probatoria del dictamen de peritos se aprecia por el
tribunal en conformidad a las reglas de la sana crítica .
. Presunciones.-Presunción es la consecuencia que de ciertos an..
índice
CAPITULO VI .
DE LAS PERSONAS NATURALES

142. Definición de personas y sus clases.-Se llama persona


todo ser o entidad capaz de adquirir derechos y de contraer obliga-
ciones.
Las personas son el primer objeto del estudio del Derecho, por
que' toda ley se ha establecido por causa de ellas; omne tus perso-
narum causa constitutum es1-
En latín la palabra persona designaba la máscara que' cubría la
figura del actor, y después se aplicó al papel mismo que desempeña-
ba el actor en las tablas, y por extensión, se emplea en jurispruden-
cia para designar al individuo bajo el punto de vista del papel que
desempeña en la sociedad.
Las perSonas tienen un nombre propio, que sirve para distin-
guirlas unas de otras; una nacionalidad, que determina sus relaciones
con el Estado a que pertenecen; un estado civil, que fija su capacidad
y precisa sus derechos y obligaciones civiles; Un patrimonio, o sea, un
conjunto de derechos y obligacione~ apreciables en dinero; y un. do-
micilio.
La ley reconoce dos categorías de personas: unas son personas
reales con existencia física, que se llaman personas naturales, y las
otras son personas morales o jurídicas, que la ley civil reconoce eomo
continuac.ión o desarrollo de la personalidad humana.
143. Personas naturales.-Son personas naturales todos los indi-
viduos de la especie humana, cualquiera que sea su edad, sexo, estir-
pe o condición (art. 55). .
Como se ve, el Código no hace distinción y reconoce la persona-
lidad a todo ser humano por el simple hecho de serlo, rechazando en
170 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

consecuencia tanto la esclavitud, como la doctrina que negaba capa-
cidad jurídica a los que no tenían forma humana.
Al establecer el Código en el artículo 55 que no hace distinción
de la edad o sexo, se refiere a la capaci¿a:l de goce que tienen las
personas, en virtud de la cual pueden ser sujetos de derechos; pero
no a la capacidad de ejercicio, la cual supone aptitudes relacionadas
con la edad, el sexo y otras condiciones de las personas.
Tampoco reconoce el Código distinción en cuanto a la estirpe, o
sea, a la familia o linaje de los individuos; ni en cuanto a su con-
dición, o sea, a la_ posición más o menos elevada que ocupan en la
sociedad.
144. Principio de la existencia de las personas.--El artículo 74
del Código Civil dice que la existencia legal de toda persona principia
al nacer, esto es, al separarse completamente de su madre, y el ar-
tículo 75 dice que la ley protege la vida del que está por nacer.
Distingue, pues, claramente el Código la existencia legal de la per-
sona, que principia con el nacimiento, de la existencia anterior al
nacimiento, o sea, de la existencia natural, que principia con la
concepción.
145. Existencia legal.-La ley exige ciertos requisitos para que el
nacimiento constituya un principio de existencia y son: a) que el niño
sea separado completamente de su madre; es _decir que ~e haya cor-
tado el cordón umbilical que une la criatura a su madre, a fin de
que aquella tenga vida independiente. Es indiferente el medio que
se emplea para obtener la separación, sea naturalmente, sea por me-
dio de una operación quirúrgica: b) que la criatura sobreviva a la
separación un momento Siquiera. Si muere en el vientre materno, o
perece antes de estar completamente separada de su madre, o no so-
brevive a la separación un momento siquiera, se reputará no haber
existido jamás (art. 74).
Es un axioma de derecho que el niño que nace muerto no se to-
ma en cuenta para nada. Qui mortui nascuntur, liberorum loco non
.Iunt.
146. Viabilidad.-A!gunas legislaciones extranjeras exigen ade-
más como condición de la existencia legal de las personas, la vi:llJi-
lidad de la criatura. Se llama viable la criatura que tiene aptitud
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 171

para vivir, vitae hóbilis. No están acordes esas legislaciones en lo que


debe entenderse por viabilidad de la criatura.
El Código francés en varias de sus disposiciones hace referencia
a la condición de la viabilidad, pero en ninguna parte define el al-
cance de esa exigencia. Algunos tratadistas franceses dicen que no
llena la cOl}dición de ser viable aquel que nace conformado de un
modo tan imperfecto, que sea imposible la prolongación de su exis-
tencia. Otros Códigos, como los de 1talia y Venezuela, contienen
disposiciones análogas al francés; pero el que precisa de un medo
más concreto las condiciones de. la viabilidad es el Código del Perú,
que en su artículo 4. o dice: «El nacido y el que está por nacer nece-
sitan para conservar y transmitir estos· derechos, que su nacimiento se
verifique pasado seis meses .de su concepción, que vi'van cuando mer;os
veinticuatro horas y que tengan figura humana».
Esta doctrina carece en absoluto de fundamento, . tanto en el
derecho natural como en'el positivo, por ser de aplicación casi im-
posible. En eÍectb, la fecha de la concepción, que es una de las ba-
ses de esta teoría, es imposible de determinar de un modo preciso,
e igualmente absurdo es hacer depender la capacidad de derecho
de una persona, de la circunstancia de haber sobrevivido horas más
u horas menos ..
La legislación moderna tiende a suprimir e·sta condición, y el
Código alemán, el más moderno de todos, la rechaza en absoluto.
147. Existencia natDral.-La ley civil toma en cuenta el princi-
pio de existencia de las criaturas anterior al nacimiento, o sea"su
existencia natural, con el doble fin de proteger la vida y los derechos
del que está por nacer.
a) La ley protege la vida del que está por nacer. El juez, en
consecuencia, tomará a petición de cualquiera persona o dé oficio,
todas las providencias que le parezcan convenientes para proteger
la existencia del no nacido,_ siempre que crea que de algún modo
peligra. Todo castigo de la madre, por el cual pudiera peligrar la
vida o salud de la criatura que tiene en su seno, deberá diferirse
hasta después del nacimiento (art. 75). Un precepto análogo con-
signa el artÍcúlo 85 del Código Penal, al disponer que no se ejecu-
tará la pena de muerte, ni se notificará siquiera la sentencia, a la
172 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

mujer que se halle en cinta, hasta pasado cuarenta días después del
alumbramiento.
También castiga el Código Penal al que maliciosamente causare
un aborto (art. 342 y siguientes).
El decreto-ley N. ° 442·, de 6 de abril de 1925, establece diversas
reglas para proteger ampliamente la maternidad obrera, disponien~
do, entre otras cosas, que las obreras durante el período del em,.;
barazo tendrán derecho a un descanso que comprenderá cuarenta
días antes de! alumbramiento y veinte días después y que durante
este tiempo tendrán e! cincuenta por ciento del salario (art. 1.°);
que el estado de embarazo no es causa justa para despedir a una
obrera (art. 2.°); que toda fábrica que ocupe más de veinte obre-
ras tendrá una sala especial para recibir a los hijos de las obreras
durant~ e! primer año de edad (art. 3. o); que las madres dispondrán
de dos porciones de tiempo que en conjunto no excedan de una hora
al día para amamantar a sus hijos (art 4.°) y que toda persona
legalmente capaz puede denunciar a la Dirección de! Trabajo las in-
fracciones de esta ley (art. 8. o).
b) La ley protege los derechos del que está por nacer. El ar-
tículo 77 dice: "Los derechos que se diferirían a la criatura que
está en el vientre materno, si hubiese nacido y viviese, estarán en
suspenso hasta que el nacimiento se efectúe. Y si el nacimiento
constituye un principio de existencia, entrará el recién nacido en
el goce de dichos derechos, como si hubiese existido al tiempo en
que se difirieron. En el caso del articulo 74, inciso segundo (este
inciso se refiere a las criaturas que no han sobrevivido un momen-
to siquiera a la separación), pasarán estos derechos a otras personas,
como si la criatura no hubiese jamás existido».
Este artículo consagra una ficción legal, que hace considerar co-
mo existente a la criatura que está en el vientre materno para el
efecto de dej ar en suspenso los derechos que puedan corresponderle,
hasta saber si se verifica o no el nacimiento con vida. Si se verifi-
ca, la criatura adquirirá y podrá transmitir los derechos que estaban
en suspenso: si no se verifica, nada adquiere y nada puede transmitir,
porque se reputa no haber existido jamás. Es importante tener pre-
sente que es condición esencial para que pueda tener lugar la fic-
DERECHO CIY1L PRIMER A.J.~.O 173

ción legal, la circunstancia de que la criatura esté concebidá en el


momento en que se le defieran los derechos.
Este principio, admitido ya en el derecho antiguo, se contenía
en él sigujente aforismo «In fans conceptus pro nato habetur, quoties
de commodis ejus agitup, es decir, que el que ha de nacer se consi-
dera nacido pata todo lo que le favorece.
148. Epoca de la concepción.-EI artículo 76 contiene la regla
para determinar la época de la concepción, .tomando como punto
inicial el día del nacimiento. Se presume de derecho, dice; que la
concepción ha precedido al nacimiento no menos que ciento ochen-
y
ta días cabales no más que trescientos, . contados. hacia atrás des-
de la media noche en que principie el día del nacimiento.
Esta disposición de carácter general es aplic?ble no sólo para
la. determinación de la legitimidad de los hijos, sino para cualquiér
caso en que sea menester precisar la fecha de la concepción con al-
gún fin jurídico, ya que la ley no hace. distinción alguna sobre el
particular,
La duración del embarazo de la mujer, ordinariamente, es de
nueve meses,. pero existen casos de nacimientos precoces, que tienen
lugar antes del término ordinario de los nueve meses, y de naci-
mientos tardíos, que se verifican pasado el término de los nueve
meses.
Aten9idas estas circunstancias y en la necesidad de adoptar
una norma para establecer la época de la concepción, la ley fija el
término de la gestación mínima en ciento ochenta días cabales, y el
de la gestación máxima, en trescientos días, contados'hacia atrás
desde la media noc.he en que principie el día del nacimiento.
Esta disposición de nuestro Código está de acuerdo con las
otras legislaciones, que fijan términos más o menos iguales, basadas
en la regla tradicional atribuída a Hipócra tes , que dice que el parto
es perfecto en el séptimo mes, y explica el alcance de las palabras
¿;éj)tímo mes, diciendo que el que nace a los ciento ochenta y dos días,
debe considerarse nacido en ti¡;:mpo legítimo. Para los nacimientos tar-
díos, las leyes de las doce tablas fijaban diez meses, o ,sea, los mis-
mos trescientos días que establece nuestro Código.
149. Partos dobles.-El C6digo Civil. no contiene disposición
174 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

especial aplicable al caso de los partos dobles, para determinar cuál


criatura debe considerarse mayor cuando nazca más de una en un
mismo parto.
Creemos, sin embargo, que la cuestión no ofrece mayor dificultad
y que debe solucionarse aplicando la regla general del artículo 74, se-
gún la cual debe considerarse mayor a aquel que haya sido separado
primero y completamente del vientre de su madre, ya que tuvo exis-
tencia legal con anterioridad al otro u otros.
El artículo 2051 del Código Civil dice que cuando nazcan de un
mismo parto, dos o más hijos llamados a suceder un censo, sin que
pueda saber.;e la prioridad de su nacimiento, se dividirá entre ellos
por partes igualas.
Por su parte, el artículo 26 del Reglamento del Registro Civil
dispone que (cuando se presentaren dos niños gemelos, se hará una
inscripción para cada uno de ellos, indicando con precisión y exacti-
tud la hora del nacimiento de cada uno, si fuere conocida, y en caso
contrario, la circunstancia de no serlo». Estas dos disposiciones con-
firman claramente lo que acabamos de decir, o sea, que en primer lu-
gar debe tratarse de establecer la prioridad de nacimiento para de-
terminar la edad de los gemelos. Si esa prioridad no puede determi-
narse, entonces se aplicará para el goce de los censos la regla del ar-
tículo 2051, que los considera en la misma condición o sea de la
misma edad; y creemos que por analogía y por razón natural, esa
regla puede y debe hacerse extensiva a cualquier otro caso en que
sea necesario precisar la edad de los gemelos, cuando ella no haya
podido establecerse por otros medíos.
150. }ln de la personalidad natural.-El Código Civil contempla
tres casos de muerte: muerte natural, muerte presunta y muerte ci-
vil. Nos ocuparemos por separado de cada una de ellas.
151. Muerte natural.-Con"iste en la separación del alma y del
cuerpo, que pone término a la personalidad del hombre. Como al fa-
llecer la persona se opera la transmisión de sus bienes a favor de sus
herederos, el hecho de la muerte es un hecho jurídico de una im-
portancia especial, que debe hacerse constar de una manera feha-
ciente y solemne pará que no haya duda acerca de los derechos que
ocasiona. Con este fin, la ley establece la obligación de inscribir en
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 175

el Registro Civíl el fallecimiento de las personas; y el comprobante


de la muerte viene a ser la resp~ctiva partida del registro (art. 305).
Hemos dicho que a la fecha del fallecimiento de una persona,
pasan a sus herederos sus derechos transmisibles, pero éstos deben
existir, ser capaces a la fecha del fallecimiento para entrar en el
goce de esos derechos y poder transmitirlos a su vez a otras perso-
nas. Es indispensable, pues, averiguar cuál de dos personas ha falle-
cido primero, en aquellos casos en que esas personas están l1amada~
a sucederse recíprocamente, o bien la una a la otra. Ordinariamente,
el hecho será de prueba fácil, porque por regla general es conocido
el momento de la muerte de las personas y de ello queda anotación
petallada en el Registro Civil, pero pueden ocurrir casos como los
contemplados en el artículo 79 del Código Civil, en que no pudiere
saberse el orden en que ha ocurrido los fallecimientos, y para este
evento rige la regla de! citado· artículo 79, que dice: «si ¡::or hacer
perecido dos o más personas en un mismo aC0l!tecimiento, como un
naufragio, incendio, ruina o batalla, o por otra causa cualquiera, no
pudiera saberse el orden en que han ocurrido sus fallecimientos, se
procederá en todos casos como si dichas personas hubiesen perecido
en un mismo .momento y ningt,lna de ellas hubiese
. sobrevivido a las
otras» .
Acerca de este artículo debemos observar:
l." Que no se trata en el presente caso, de muerte presunta, sino
de muerte real y positiva, y sólo se trata de determinar e! momento
preciso· en que eUas han' tenido lugar para el efecto de las relaCiones
de derecho consiguientes;
2.° Que la presunción de que trata este artículo es sólo una pre-
sunción legal, que admite prueba en contrario, incluso la prueba de
las presunciones judiciales;
3. o Que sólo tiene lugar la presunción legal cuando no pudiere
saberse el orden en que han ocurrido los fallecimientos;
4. o Que la disposición de este artículo es de carácter general,
aplicable no sólo al caso de personas que hayan muerto en un mismo
acontecimiento extraordinario, sino a todos aquellos casos, en que por
cualquiera cau~a, no pudiere saberse el orden de los fallecimientos de
dos o más personas;
116 ALFIU:DO BARROS ERRÁzUlUZ

5. o Que esta disposición guarda conformidad con la tendencia de


la legislación moderna y se aparta de las antiguas reglas del Derecho
Romano, Español y Francés, que establecían presunciones legales re-
lacionadas con las condiciones de sexo y edad de las personas.
152. Deber de dar Sepultación.-El Código Sanitario, promul-
gado por el Decreto-Ley que se publicó el 20 de Octubre de 1925,
dispone:
«Artículo 214. El deber directo de dar sepultación a un cadáver,
recaerá sobre las personas que a continuación se expresan, y en el or-
den que se indican:
a) El cónyuge sobreviviente, si tuviere los medios necesarios para
el pago de los gastos;
b) El pariente de grado más próximo, si fuere adulto, residiere
en el país y estuviere en' condiciones de poder sufragar los gastos;
c) La Municipalidad respectiva, en último término. Cualquiera
persona a quien se le imponga la obligación aludida, estará obligada
a cumplirla dentro de las cuarenta y ocho horas subsiguientes al
fallecimiento> .
153. Muerte presunta.-El Código Civil presume muertos a los
individuos que han desaparecido y cuya existencia se ignora, siempre
que se cumplan ciertas condiciones expresamente determinadas por
la ley.
El sistema seguido por el Código en esta materia es bastante
completo y en cierta parte original; es uno de los. primeros Códigos
que han establecido la muerte presunta como término de la existencia
legal de las personas.
En las legislaciones antiguas, se contemplaba el caso de ausen-
cia de una persona para el efecto del nombramiento de curador
encargado de administrar sus bienes y para otros fines especiales,
pero ellas no contenían un sistema completo sobre la ausencia y el
desaparecimiento, porque las condiciones de esa época hacían raro
el caso de que desapareciera una persona sin tenerse más noticias
de ella. Hoy día, por el contrario, la facilidad de las comunicaciones,
que han ensanchado las relaciones sociales y acercado a los países,
ha hecho más frecuentes estos casos de desaparecimiento y ha obli-
gado al Derecho a legislar sobre la materia.
N
DERECHO ClV1L PRIMER ANO 177

El Código Francés no llega hasta admitir la declaraci6n de


muerte presunta; se limita a considerar al desaparecido corno una
persona ausente, de cuya existencia se duda, y dicta reglas para
proveer al goce de sus bienes. .
La generalidad de las legislaciones modernas establecen la deela.-
ración de muerte presunta conjuntamente con la posesi6n definitiva
de sus bienes a favor de sus herederos. Algunas de ellas acuerdan el
goce de todos los frutos o 5610 de una parte de ellos a favor de los
poseedores- provisorios, y van aumentando el derecho al goce de los
frutos a medida que transcurre mayor tiempo desde la fecha del
desaparecimiento, o sea, a medida que van disminuyendo las pro-
babilidades dé que viva la persona ausente.
Nuestto Código autoriza previamente la declaración de' 'muerte
presunta, con absoluta independencia de la posesión de los bienes,
la cual concede con posterioridad, una vez vencidos los plazos que
la misma ley establece y que ha tratado de acortar en 10 posible,
perSiguiendo el prop6sito .de disminuir las posesiones proviS'orias,
que embarazan la mejora de los bienes y su circulaci6n comerciaL
Vean10s ahora los requisitos que debe llenar la ausencia requerida
para declarar la muerte presunta. y estudiemos ,10 que la ley entien-
de por ausentes.
El C6digo Civil, al tratar de la prescripción, en el artículo 25úS,
dice: <:Se entienden presentes, para los efectos de la prescripci6n,
los que viven en el territorio de la Repúblida, y ausentes, fos que
residen en país extranjero»; pero en otras disposiciones da a la pa-
labra ausentes un sentido diverso,
En realidad, el Código.Civa distingue tres clases de ausentes:
a) Ausentes, para los efectos de la prescripci6n., que son los que
residen en país extranjero' (art. 2508);
b) Ausentes" para los efectos del n9mbramiento de un curador de
bienes, que son aquellas personas, cuyo paradero se Ignora, o que a
10 menos han dejado de estar en comunicación con los suyos, con
grave perjuicio del mismo ausente, o de terceros, y que no han
constituíd6 procurador o sólo lo han constituido para cosas o nego-
cios especiales (art. 473); y
e) Ausenü:s,para los efectos de la declaración de muerte presunta,
12
178 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

que son aquellos que han des~<;!:ecido y se ignora si viven, habiendo


transcurrido por lo menos c~ años desde la fecha de las últimas
noticias que se tuvieron de su existencia y llenádose los demás trá-
mites que exige la ley (arts. 80 y 81).
Para el debido estudio de la presunción de muerte por desapa-
recimiento, dentro del sistema del Código, podemos considerar al
desaparecimiento en tres períodos distintos:
l. o Período de mera ausencia o de simple administración.
2.° Perícdo de posesión provisoria, análoga al usufructo.
3. o Período de posesión definitiva, análoga al dominio.
154. Período de mera ausencia o de simple administración.-
Dentro de este período se expide por el juez la declaración de la
presunción de muerte por desaparecimiento.
El artículo 81 establece detalladamente las reglas que deben
observarse en la declaración judicial de la presunción de muerte.
Sobre ellas debemos observar:
1'. o Que sólo pueden pedir la declaración de muerte presunta las
personas que tengan interés en ella, entendiéndose por tal un inte-
rés pecuniario subordinado a la muerte del desaparecido, como sería
el de Jos herederos presuntivos, Jos nudo propietarios o fideicomi-
sarios de bienes usufructuados o poseídos fiduciariamente por el
desaparecido, los legatarios, etc. No tienen este interés los acreedo-
res del ausente, porque a ellos les basta provocar el nombramiento de
un curador que tome la representación del ausente, ni tampoco la
tiene el ministerio público que, en este caso, debe ser oído contradic-
toriamente con la persona que solicita la declaración.
2. o Que debe citarse tres veces al desaparecido, pero basta pu-
blicar en el periódico una sola vez cada citación.
3.° Que, como la ley sólo exige que desde la fecha de las últi-
mas noticias que se tuvieren de la existencia del desaparecido hayan
transcurrido a lo menos clllÍtro años, para los efectos de poder de-
clarar la muerte presunta, no hay inconveniente alguno en que las
declaraciones judiciales, citaciones, (etc.) se inicien antes de los c4a-
tro años posteriores . a las últimas noticias; debiendo esperarse el
transcurso del plazo de cu1tro años sólo para el auto de declaración.
4- o Que para" evitar arbitrariedades, la ley ha determinado de
DERECHOClVU. PR.IMER AÑO 179

un modo preciso la fecha' que debe: fijar el juez comó día presuntivo
de la muerté; ese día' será el último del primer bienio, contado desde
las últimas noticias,o bien, el día de la acción' de guerra, naufragio
o peligro, si no se ha sabido más de ella después de haberse encon-
trado 'en un accidente de esa especie; y si el 'día del accidente no
fuera enteramente determinado, el juez adoptará un término medio
entre el principio y el fin' de la época ~n que pudo ocurrir el suceso:
5." Que la ley sobre aeronavegaci6n consulta reglas especiales
para el cascrde los tripulantes y pasajeros de aeronaves.
Dice que se reputará flerdida cualquiera aeronave que no apare-
ciere a los 16:s meses de la fecha de las últimas noticias que de ella
se tengan: Expirado ,eSte plazo,. podrá declararse por sentencia el fa-
llecimiento de las personas que se encontraren en la' aeronave.
Corresponderá a la Dirección General de Aeronáutica, declarar
la presunci6n de muerte por desapar~cÍlniento y dirigir a! tribunal
competente los antecedentes del caso. (art. 51 clel Decreto-Ley Sobre
aeronavegaci6n) .
Durante todo este primer período y aún después de pron.unciada
por el juez la declaración, de muerte presunta, el desaparecimiénto
se mirará, como mera ausencia, y cuidarán de los intereses del des-
aparecido sus apoderados o sus representantes' legales. Como se\i"e,
la posesión de los bienes del desaparecido no se altera por este de-
creto y la ley sólo se preocupa de la administracióntle sus'intereses,
raZón por la cual hemos llamado· tahlbién a este primer período, pe-
ríodo de administración.
Hemos. 'dicho que se harán cargo de esta administración los' apo-
derados o representantes legales del desaparecido; por tanto si 'el
ausente era mujer casada, continuará el marido 'en la administraci6n
de sus' intereses; si' era hijo· de familia-o pupilo, -continuará su padre
o su guardador, y si tenía apoderado, tomará éste la administración;
y conviene tener presente que este -es un caso eje excepción delar-
tfculo 2163 del C6digo Civil, que dice que termina el mand~to por
la muerte del mandante. En este caso, aUn después de de'clarada la
muerte presuhta, subsiste el mandato por disposición particular de
la ley. , , ...
Este período de mera ausencia' pu-ede durar ,/: o ~o' añOs, -
180 AlFREDO BARROS ERRÁZURIZ

según sea el caso contemplado en :::l número 6. o o 7. o del artículo 81,


Y termina en el primer caso por la concesión de la posesión provi-
soria y en el segundo, por la concesión de la posesión definitiva.
Fina1mente, debe observarse que la declaración de muerte pre-
sunta produce el efecto de considerar como no exiStente al ausente
para el efecto de no tomarlo en cuenta en las sucesiones a que pu-
diera haber sido llamado si viviera; por lo cual, si es efectivo que
el decreto que declara la muerte presunta no innova en cuanto al
goce de los bienes mismos del desaparecido, tiene en cambio capital
importancia respecto de las adquisiciones hereditarias que pudieran
corresponder al desarecido.
155~ Periodo de posesión provisoria, análoga al usufructo.-El
segundo período comienza con el decreto del juez que concede la
posesión provisoria de los bienes del desaparecido a los herederos
presuntivos, que son los directamente interesados.
El decreto de posesión provisoria produce los siguientes efectos:
l. o Disolución de la sociedad conyugal y, en consecuencia, liqui-
dación de dicha sociedad con relación a la fecha del decreto de po-
sesión provisoria. Mientras no se dicte el decreto de posesión provi-
soria, o sea, durante los dD?"z años prescritos en el número 6. o del
artículo 81, el desaparecimiento se mira como mera ausencia y sub-
siste, en consecuencia, la sociedad conyugal aún después de declarada
la muerte presunta, porque esta declaración, como ya hemos visto,
tiene efectos limitados y muy restringidos durante el primer período,
que es de simple administración.
Confirma esta manera de pensar el número 2. o del artículo 1764
del Código, que tratando de las causas de disolución de la sociedad
conyugal, incluye entre ellas la presunción de muerte de uno de los
cónyuges, pero tiene e! cuidado de agregar, según lo prevenido en el
título Del princiPio y fin ¿e las persona~, de modo que en realidad se
refiere en todo a lo dicho en este título, sin querer innovar ni mcdi-
ficarlo en nada.
2. o Decretada la posesión provisoria, se procede a la apertura y
publicación del testamento si el desaparecido hubiere dejado alguno.
Téngase presente que el artículo 84 habla de la apertura del testa-
mento y no se ;efiere a la apertura de la sucesión, que es cosa dis-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 181

tinta. Según el artículo 955 del Código Civil, la sucesión de una per-
sona se abre al momento. de su muerte en su último domicilio, yen
eonsecuencia, en caso d,e desaparecimiento, se toma como base para
detennínar los derephos de los herederos, la fecha fijada por el juez
como día presuntivo de la mu~rte, lo cual está también expresa":
mente confirmado en el artículo 85 del Código.
3." Con arreglo al número ,. o del artículo 266 del Código Civil,
se efectúa la emancipación legal del hijo de familia, por el decreto
que da la posesión de los bienes del padre desaparecido. En conse-
cuencia, los herederos presuntivos no podrán gozar del usufructo de
los bienes del hijo que tenía el padre desaparecido.
4.° Finalmente, 'y este es el efecto más importante, el decreto
de que tratamos 'concede a los herederos presuntivos la posesión pro-
visoria de los bienes del desaparecido y hace expirar la'3 funciones
del curador de los derechos del ausente, con arreglo al artículo 491
del. Código Civil, y la de cualquier apoderado o representante legal
que' tenga a su cargo la representación de los bienes.
Hemos dicho que la posesión provisoria es semejante al usufruc-
to. En efecto, los poseedores provisorios son verdaderos usufructua-
rios de los bienes del desaparecido y están sujetos a las mismas obli-
gaciones y limitaciones de éstos, El artículo 89 dice que harán suyos
los respectivos frutos e intereses; en una palabra, les da el usufructo
de los bienes; y los artículos 86 y 89 los obligan a formar inventario
solemne de los bienes o a revisar y rectificar el que exist$, y a pres-
tar caución de conservación y restitución, obligacioneS ambas, im-
puestas también a los usufructuarios por el artículo 775 del Código
Civil.
Debe entenderse lo anterior sin perjuicio de las diferencias que
resultan de la distinta naturaleza de ambas situaciones jurídicas; así
por ejemplo, el usufructo termina necesariamente con la muerte del
usufructuario, en tanto que la posesión provisoria es transmisible a
los herederos del poseedor.
Además del usufructo, los poseedores provisorios tienen la admi-
nistración de todos los bienes del desaparecido y les está encargada
de una manera especial la representación de la sucesión en las accio-
nes y defensas contra terceros (art. 87).
182 ALFREDO BARROS ERRÁZURlZ

Respecto de los bienes, tienen la obligación de conservarlos y


restituirlos si llegare el caso, y en consecuencia, por regla general, no
pueden enajenarlos. No obstante, el artículo 88 los autoriza pare
vender los bienes muebles con permiso del juez. oído el defensor de
ausentes, y ese permiso queda confiado a la prudencia y discreción
del juez, el cual lo dará si lo creyere conveniente.
Los bienes inmuebles no pueden enajenarse ni hipotecarse antes
de la posesión definitiva sino por causa necesaria o de utilidad evi-
dente, declarada por el juez con conocimiento de causa y con au-
diencia del defensor (art. 88). Causa necesaria para vender un bien
raíz habría en el caso de que el fundo no produjese ni siquiera lo
necesario para los gastos de administración y pago de las contribucio-
nes. Utilidad evidente existiría en el caso de que se ofreciera por el
fundo un precio tal que superara las más fundadas esperanzas. La
frase que emplea el Código «CO:1 conocimiento de causa» quiere decir
que se hayan acreditado judicialmente los hechos en que se funda la
necesidad o utilidad, de una manera fehaciente, por medio de infor-
maciones, prueba documental u otra clase de datos ilustrativos que
permitan al juez resolver la cuestión con conciencia cierta.
La posesión provisoría termina: .
1.o Si reaparece el desaparecido;
2. o Si se tuvieren noticias que motivaren la distribución de sus
bienes según las reglas generales. En efecto, si llega a saberse de una
manera efectiva la fecha verdadera de la muerte de la persona, care-
ce de aplicación la fecha declarada como día de la muerte presunta
y debe procederse a la distdbución de los bienes, según las reglas
generales, pudiendo acontecer en este caso que la herencia correspon-
da a personas distintas de los herederos presuntivos; y
3. o Con el decreto que concede la posesión efectiva.
156. Período de posesión definitiva.-Este período se inicia con
el decr.eto del juez que concede la posesión definitiva, 10 cual tiene
lugar en tres casos diversos: l. o Inmediatamente después de transcu-
rrído~ cu5tro años desde la fecha de la batalla, naufragio o peligro
en que se encontró la persona desaparecida sin haberse sabido más
de su existencia (art. 81 núm. 7); 2.° Cuando cumplidas difz años
desde la fecha de las últimas noticias, se probare que han transcu-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 183

rrido otranta desde el nacimiento del desaparecidd y 3.° Trahscurri-


dos 'que sean trt"mta años desde la fecha de las últimas noticias,
cualquiera . que fuese a· la expiración de dichos tretfuÍa años la edad
del desaparecido si viviese (art. 82).
El decreto de posesión definitiva produce los siguientes efec-
tos:
l. o En el c8Sode que no hubiere precedido posesión provisoria,
por el decreto de posesión definitiva se abre la sucesión del desapare-
cido según las reglas generales (inciso final del arto 90).
2:" El decreto de posesión" definitiva autoriza la repartición de
los bienes del 'desaparecido entre Jos herederos lo mismo que en el
caso "de verdadera muerte. Los poseedores provisorios, que eran admi-
nistradores y usufructuarios, :se transforman en verdaderos propieta- .
tarios;se cancelan las cauciones y ce~an las restricciones qucantes
tenían, que les impedían vendero'gravarlos bienes (art. 90).
Por esta razón hemos llamado la posesión definitiva, análoga al
dominio; pero no quiere esto decir 'que sean propietarios irtevdcables,
porque en cualquier momento en que el ausente . reaparezca o" haga
constar"slt existencia cesa inmediatamente la posesión d~finitiva. En
.
consecuencia, esta posesión es definitiva en lo tocante a las relaciones' de
los poseedores definitivos con terceros; pero no respecto del desapa-
recido;
3.° Todas las personas que tengan derechos subordinados a "la
condicióp de muerte del desaparecido; 'Como son los nudo propieta-
rios', los fideicomisarios de bienes usufructuados o poseldos fiduciaria-
mente por el desaparecido y los legatarios;" podrán hacerlos' valer una
vez decretada la posesión definitiva, 'como 'en 'el c'aso de verdadera
muerte (art. 91). Sobre esta disposición debemos tener presente que
la ley sólo llama a la posesión provisoria de los bienes del desapare-
cido, a los herederos presuntivos y excluye a los demás interesados, '
como son los legatarios; nudo propietarios, fideicomisarios"(etc.), los
cuales sólo pueden hacer valer sus 'derechos una vez decretada la po-
sesión dcf1nitiva.
Todos los autores están contestes en considerar injusta esta dis-
posición, en cuanto priva a los legatarios del derecho de posesión
provisorii:l. que confiere a los herederos; . porque si el legislador creyó
184 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
.
justo atender a la voluntad del testador para conceder la posesión
provisoria a 103 herederos presuntivos, no debió lógicamente excluir
a los legatarios, instituidos también por el testador y que pueden par-
ticipar alguna vez en la sucesión del desaparecido de un interés ma-
yor que los mismos herederos. .
El estudio de este negocio ha llevado a algunos de nuestros tras
tadistas a examinar en esta parte la historia de la formación del Có-
digo, porque con motivo de las modificaciones hechas en los diverso-
proyectos y aún de varias correcciones graves, más que de simple re-
dacción, efectuadas por el señor Bello en el proyecto ya aprobado
por las Cámaras, no se veía claro el propósito del legislador. Pero,
analizada detenidamente la cuestión, resulta que el proj:ósito mani-
fiesto del legislador fué excluir a los legatarios del beneficio de la
posesión provisoria, los cuales sólo pueden hacer valer sus derechos
una vez decretada la posesión definitiva.
Dice ei artículo 93, que el decreto de 'posesión definitiva puede
rescindirse a favor del desaparecido si reapareciere, o de sus legitima-
rios habidos durante el desaparecimiento, o de su cónyuge por ma-
trimonio contraído en la misma época; y el artículo 94 fija las reglas
que deben seguirse en la rescisión del decreto de posesión definiti-
va.
Acerca de estos artículos conviene tener presente las siguientes
observaciones:
l.a Que sólo pueden pedir la rescisión del decreto de .posesión
definitiva [as personas expresamente enumeradas en el artículo <)3 y
ninguna otra, lo cual se deduce claramente no sólo del tenor de la ley
sino también de la historia fidedigna del establecimiento de esta dis-
posición del Código;
2,0 Que contra el desaparecido no corre prescripción de ninguna
especie, ni siquiera la adquisitiva extraordinaria de trdrl'ta años,
porque la posesión definitiva, como ya hemos dicho, es un título
esencialmente resolul:.le con relación al desaparecido, y por tanto, esa
posesión no sólo no habilita sino que impide toda prescripción, por
disposición expresa de la ley y particular para este caso (núm. l. o del
arto 94).
3. o Que contra los legitimarios y el cónyuge, que son las demás
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 185

personas a que se refiere el nÚmero 2." del artículo 94, corre La pres-
cripción según las' reglas generales, porque siendo su derecho deriva-
do- del desaparecido ya no militan en su favor las razones tan gra-
ves que obran en el caso anterior;
4. a Que en virtud de la rescisión, el desaparecido,
, sus legitirna-
rios habidos durante el desaparecimiento, o el cónyuge, por matri-
monio contraído en la misma época, sólo tienen derecho a recobrar
los bienes en el estado en que se hallaren, subsistiendo las enajenacio-
nes, "hipotecas, etc., de locual se deduce que permitiendo la ley a
los poseedores definitivos gozar como dueños, no responden ni si-
quiera de la culpa lata ni están obligados a devolver el precio que
hubieren percibido de los bienes del desaparecido que hubieren ven-
dido, lo cual es contrario a la equidad y a los preceptos de la gene-
ralidad de los Códigos extranjeros. . .
5. Que los poseedores definitivos, como poseedores de buena fe,
Q

. tienen derecho al abono de las mejoras necesarias y útiles que hu-


bieren efectuado en los bienes poseídos, conforme a las reglas dadas
en el1ibro segundo, al tratar de la reivindicación.
157. Muerte civil.-El Código Civil reconoce solamente una clase
de mUerte civil, que es la producida por la profesión solemne, eje-
cutada conforme a las leyes, en instituto monástico reconocido por
la Iglesia Católica. Algunas legislaciones extranjeras, como el Códi-
go francés'y las leyes españolas antiguas, contemplan otra especie
r de muerte civil, que es la producida por la condenación aciertas pe-.

nas, cuyo efecto es privar al condenado de toda participación en los


derechos civiles.
Nuestro Código se refiere en esta parte a las disposiciones canó-
nicas, de las cuales se muestra respetuoso, como era el deber de le-
gisladores cristianos.
Profesi6n es el ingreso en una comunidad religiosa con emisión
de los votos de pobreza, castidad y obediencia y después de una
prueba o noviciado. Es profesión solemne aquella en que se emiten
, votos perpetuos solemnes de obediencia, pobreza y castidad, advir-
tiéndose qu~ la solemnidad no depende de la manera de emitirlos ni
de otra circun~tancia, sino de la declaración de la Iglesia. Al aprobar
186 ALFREPO BARROS ERRÁZURIZ

las constituciones de una Orden, declara el Papa la clase él que ¡:er-


tenecen los vote·s.
En una palabra, son solemnes los votos que la Iglesia declara
tales: los demás SO:1 simples.
La profesión solemne debe ser ejecutada conforme a las leyes
canónicas que fijan las reglas pertinentes en asuntos de su exclusiva
incumbencia.
Finalmente, la profesión solemne ha de hacerse en instituto mo-
nástico reconocido por la Iglesia Católica. Sobre esto debemos obser-
var que sin la aprobación del Papa no puede haber instituto monás-
tico de votos solemnes.
158. Efectos de la muerte civil.-l.o Con arreglo al artículo 95,
en virtud de la muerte civil, termina la personalidad relativamente a
[os derechos de proPiedad. Como sobre estos derechos versa principal-
mente la legislación civil, la privación de ellos toma el nombre de
muerte civil. La muerte civil, como su mismo nombre lo indica, pro-
duce en 10 tocante a los bienes; efectos análogos al de la muerte
natural; pierde el religioso la propiedad de los bienes que tenía y no
puede adquirir nuevos.
Consecuencia de esta situación jurídica son los siguientes efec-
tos de la muerte civil, que vienen a ser aplicaciones del principio
anterior.
a) Con arreglo a lo dispuesto en el inciso 4. del artículo 953 y
0

número 1. o del artículo 955, la sucesión del religioso se abre en el


momento mismo de su muerte civil, que tiene lugar el día de su pro-
fesión solemne, y en esa fecha quedan determinadas las relaciones
de derecho de los llamados al goce de su herencia;
b) Según el artículo 962, el que ha muerto civilmente es inca-
p.lZ de heredar;
.c) La persona que ha muerto civilmente no es hábil para testar
(art. 1005, núm. 1.0)
d) El muerto civil es incapaz de donar y de recibir donaciones
(arts. 1388 y 1390);
e) Por la muerte civil se extingue el usufructo de que anterior-
mente gozaba el religioso (art. 806, núm. 1. o) :
f) Si muere civilmente la persona que gozaba de una renta vi-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑQ 187
.
talicia, ,su derecho se transmite a los herederos, excepto si la renta
equivaliere a W1a pensión alimenticia (art. 2274);
g) La asignación de preStaciones periódica~ tennina por la muer-
,te civil del pensionario (art: 1087),
Además de estos efectos también la muerte civil pr0duce otroS
de. distinto orden,. de que debemos tomar nota:
.1. o La muerte civil, tanto la del padre como Ta del hijo de. fa-
milia, produce la emancipación legal de este último, y en consecuen-
cia, pone fin a la patria potestad (art. 266) .
. , 2, o El muerto civilmente no fluede ser tutor o curador ni albacea
de una sucesión, ni puede obligarse como fiador (arts. 498, 1272 Y
2342)
~. o La muerte civil de un socio disuelve la sociedad de que for-
maba parte, salvo las excepciones legales (art. 2103).
4. 6 Finalmente, el muerto civilmente se .cuenta entre los relati-
vamente incapaces, con arreglo al artículo 1447.
Díj~os que la muerte civil ponía termino a la personalídad só-
lo en lo' relativo a los derechos de propiedad, y en consecuencia, ella
no pone ténnino a los derechos que, sin ser patrimoniales, nacen de
las relaciones de familia; en una palabra, a los que hemos llamado
derechos de familia.
< Tampoco pone término al derecho de pedir alimentos, el, cual
subsiste después de la muerte civil, con arreglo al artículo 325 del
Código .Civil, confirmado por los artículos 1087 y 2274 del mismo
. Código.
Conviene, también, recordar el artículo 740 del Código Civil
que, tratando de la propiedad fiduciaria, dice que 10' que determina
el día de la restitución es la muerte natural, excluyendo por tanto a
la muerte civil, 10 que es una verdadera excepción a los principios
que acabamos de exponer:
Antes de terminar esta materia relativa a los efectos qué produ-
ce Ía muerte civil, debemos advertir que en confonnidad al artículo
5. o de la ley N. o 4808, sobre registro civil, de 10 de Febrero de 193 O,
deben inscribirse en el Registro Civil: «los instrumentos que acredi-
ten la muerte civil en la comuna correspondiente al . lugar de la pro-
fesión solemne» y que el artículo 8 o de la misma ley dispone que
188 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

los instrumentos que en conformidad a esa ley deben ser inscritos.


no podrán hacerse valer en juicio, sin que haya precedido la inscrip-
ción que corresponda.
159. Nulidad y relajación de la profesión religiosa solemne.-
El religioso puede obtener la rel'ajació.l de sus votos, válidos, por dis-
pensa o favor especial de la Santa Sede y puede obtener la declara-
éión de nulidad de ellos cuando existe algún vicio canónico: en el
primer caso vuelve a la vida civil; pero no por eso podrá reclamar
derecho alguno sobre los bienes que antes de la profesión poseía, ni
sobre las sucesiones de que por su muerte civil fué incapaz (art. 96);
en el segundo caso, puede reclamar los derechos de que por la profe-
sión aparente haya sido privado y que no hubieren prescrito
(art. 97).
Acerca de estos dos artículos, debemos observar;
1.0 Que la relajación de votos y nulidad de profesión son dos
cosas esencialmente distintas; en el primer caso ha habido profesión
y votos válidos; y en el segundo no ha habido profesión ni vo-
tos, porque fué nulo el acto. En consecuencia, es perfectamente ló-
gico el Código al contemplar reglas distintas para ambos casos. La
relajación no produce efecto retroactivo; todo lo que se ha hecho
durante la enclaustración está bien becho y no puede revocarse. Por
el contrario, en el caso de nulidad pueden reclamarse los derechos
de que el enclaustrado haya sido privado, con tal que no hayan
prescrito;
2. o No obstante lo dicho anteriormente el enclaustrado tiene
derecho, con arreglo al artículo 321, para pedir alimentos a aquellas
personas a quienes pasaron los bienes que sin la profesión religiosa
le hubieran pertenecido;
3. o Según las leyes eclesiásticas, la nulidad de los votos pue-
de reclamarse sólo dentro de cinco años. Declarada por la Iglesia
la nulidad, el enclaustrado puede entablar acción reinvindicatoria
para recuperar sus bienes aun contra terceros poseedores (art. 1689); y
4. o Corresponde a la autoridad eclesiástica el conocimiento de
todo lo que se refiere a la validez o nulidad de la profesión religio-
sa, y una vez declarada la nulidad, debe ocurrirse ante la judicatura
,.
bE1\.IOCHO CIVIL PRIME1\. ANO

civil para todo lo relativo a los efectos civiles que dicha declara-
ción puede surtir.
Sobre este punto debemos· hacer notar que la historia del esta-
blecimiento del artículo 97 del Código Civil confirma de una ma-
nera expresa lo dicho anteriormente. En efecto, la Comisión Revi-
sora del Código Civil, suprimió del proyecto de Código la frase final
del artículo 97, que daba intervención a la judicatura civil en las
cuestiones sobre la validez o nulidad de la profesión religiosa, p8;ra
dejar su conocimiento en manos de la autoridad eclesiástica por
ser asunto de su única competencia.

Caracteres de la personalidad

160. Nacionalidad.-r:Tacionalidad es el vínculo que une al Es-


tado con cada uno de sus miembros. En virtud de este vínculo el
Estado debe a sus nacionales la protección de sus leyes; pero tiene
a su vez el derecho de exigir su estricta observancia y de castigar
sus infracciones.
Por ley de la naturaleza todo hombre forma parte de un Esta-
do o Sociedad civil, donde encuentra el medió de satisfacer ciertas
necesidades que no puede llenar ni por si solo ni en la sociedad do-
méstica.
El vínculo de la nacionalidad es en cierto modo exclusivo
porque, aún en el caso de que uná persona la hubiera adquirido en
dos países diferentes, no podría prevalerse en el territorio de un
país, del cual es nacional. de los derechos o inmunidades que pudie-
ran corresponderle cómo extranjero.
En cuanto a la nacionalidad, las personas se dividen en chi-
lenos y extranjeros. Son chilenos los que la Constitución del Estado
declara tales. Los demás son extranjeros (artículo 56). El Código
se ha remitido en esta materia a la Constitución Política porque la
calidad de ciudadano tiene mayor importancia bajo el f,unto de vis-
ta de los derechos políticos que de los derechos civiles, en los cuales
están casi totalmente equiparados a los extranjeros ..
Conviene tener presente, para no incurrir en error, que la Cons-
titución Política distingue claramente la calidad de chileno, de la ca-
ISO ALFREDO BARROS
._
ERRÁZURJZ
t-~_--::-f;":-·_,:i":,:: .• -.-~~~~--:i:~'.--':

lidad de ciudadano con derecho de sufragio, o sea, distingue entre


nacionalidad y ciudadanía, que son dos situaciones jurídicas con
consecuencias muy diversas. Aquí nos referimos a la primera, que
es la que mira a los derechos civiles, y no a la segunda, que se re-
fiere al goce de los derechos políticos.
161. Disposici6n Constitucional sobre Nacionalidad. -Las dis-
posiciones sobre nacionalidad, que se relacionan con el Derecho Civil.
están contenidas en los artículos 5," Y 6.? de la Constitución Política,
del 18 de Septiembre de 1925, que dicen:
<Artículo 5, o Son chilenos:
l." Los nacidos en el territorio de Chile, con excepClon de los
hijos de extranjeros que se encuentren en Chile en servicio de su
Gobierno, y de los hijos de extranjeros transeuntes, todos los que
podrán optar entre la nacionalidad de sus padres y la chilena;
2. o Los hijos de padre o madre chilenos, nacidos en territorio
extranjero, por el sólo hecho de avecindarse en Chile. Los hijos de
chilenos nacidos en el extranjero, hallándose el padre o la madre en
actual servicio de la República, son chilenos aun para los efectos en
que las leyes fundamentales o cualesquiera otras, requieran naci,
miento en el territorio chileno;
3. 0 Los extranjeros que obtuvieren carta de nacionalización en
conformidad a la ley, renunciando expresamente su nacionalidad an-
terior; y
4. o Los que obtuvieren especial gracia de nacionalización por
la ley.
Los nacionalizados tendrán opción a cargos públicos de elección
popular sólo después de cinco años de estar en posesión de sus cartas
de nacionalización.
La ley reglamentará los procedimientos para la opción entre la
nacionalidad chilena y una extranjera; para el otorgamiento, la ne-
gativa y la cancelación de las cartas de nacionalización y para la
formación de un Registro de todos estos actos.
Artículo 6. o La nacionalidad chilena se pierde:
I. o Por nacionalización en país extranj ero;
2. o Por cancelación de la carta de nacionalización; y
Dlm.EcHO CIVIL PRIMER ANO 191

3." Por prestación . de servicios durante una guerra a enemigoS


de Chile o de sus aliados.
Los que hubieren perdido la nacionalidad chilena por cualesquiera
de las causales establecidas en este artículo, sólo podrán ser rehabi-
litados por ley.. .
162. Opción facultativa' que tienen los hijos de extran;eros
a que se refiere el N. o 1. o del arto 5. o de la Constitución~-La ley
N." 4200, de 27 de Septiembre de 1927, que reglamenta la disposi-
. ci6n del N." 1. o del arto 5. °de la Constitución, ~tablece que lds na-
cidos en el territorio de Chile, que siendo' hijos de extranjeros' que
se encuentre~ en el país al servicio de su Gobierno o hijos de ex-
tranjeros' transeuntes, resolvieren optar por la nacionalidad chilena,
conforme al art, 5. o, N. l.0 de la Constitución Política, deberán ha-
cerlo mediante una declaración ·ante el Intendente o Gobernador
respectivo, en Chile, o el Agente Diplomático o Cónsul de la Repú-
blica en el extranjero, hecha en el plazo fatal de un año; contado
desde la fecha en que el interesado cumpla 21 años de edad, y en
la que manifiesten que optan por la nacionalidad chilena y después
de acreditar fehacientemente que se encuentran en algunos de los
casos consignados en el referido N.o 1 deL arto 5.°.
163. Carta de nacionalización.-La concesión .de cartas. de na-
cionalización, de que trata el N. o 3 del artículo 5." de la Constitu-
ción Política del año 1925, está reglamentáda por el decreto-ley
N.O 747, publicado en el ,«Diario Oficial» . de 23 de Diciembre
de 1925 .
. Según dicho decreto-ley, puede otorgarse carta de nacionaliza-
ción a los extranjeros que hayan cumplido' ventiún años de edad,
que tengan más de un año de ¡
residencia en el territorio de la Repú-
blica y que renuncien por instrumentqotorgado ante Notario Público
a su nacionalidad de origen o a cualquiera otra adquirida ..
. La petic~ón se presenta ante el Intendente o Gobernador del
lugar de la residencia, y ~ste funcionario, antes de elevarlaál·Minis-
teria del Interior para su resolución, solicitará informes de la Policía
sobre los antecedentes judiciales y policiales del solicitante.
Igualmente, el Ministerio pedirá informe a 'Ia Dirección .General
192 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

de Policías para que ratifique, por intermedio de la Inspección de


Identificación, los antecedentes respectivos.
El decreto que deniegue la carta de nacionalización será fundado.
La cancelación de la carta de nacionalización se hará por de-
e

creto fundado y previo acuerdo del Consejo de Ministros.


Las cartas de nacionalización serán numeradas por la Oficina
Confidencial del Ministerio del Interior y se anotarán en el Rol de
Cartas que estará a cargo de esa Oficina.
164. Adquisición de la nacionalidad.-La nacionalidad depende
del origen o de la elección. La primera se adquiere involuhtariamente
en virtud de la simple concurrencia de los hechos o circunstancias
determinadas por la ley; la segunda se adquiere voluntariamente por
la libre elección de las personas.
Tres sistemas distintos determinan la nacionaldad de origen;
1. o El que asigna al hijo la nacionalidad de los padres, prescin-
diendo del lugar del nacimiento, o sea, el que se basa en la sangre
(jus sanguínis):
2. o El que sólo toma en consideración el lugar del nacimiento, o
sea, el suelo (jus solí): y
3. o El que combina ambos sistemas.
En las legislaciones griega y romana imperó el primer sistema;
en la edad media el segundo; y en los tiempos modernos el sistema
mixto.
El artículo 5. o de nuestra Constitución, al decir que son chilenos:
« l. o Los nacidos en el territorio de Chile», consagra el jus solí.
En el número 2.° del mismo artículo atiende al jus sanguinis,
pero exige la vecindad en Chile; de modo que puede decirse que en
nuestras leyes prevalece el jus solí.
La nacionalidad de elección se adquiere por la nacionalización.
Nacionalización es el medio por el cual un extranjero puede gozar de
los derechos que tienen los naturales del país al cual desean pertenecer.
Según nuestra Constitución, la nacionalización se puede adquirir
por domicilio en el caso contemplado en el número 3. o del articulo
5. o, y por privilegio o gracia especial de la ley, en el caso del número
4. o del mismo artículo.
165. Pérdida de la nacionalidad.-La condición de ciudadano, o
DEREcHO CI'VIí.. PRTh1ER AÑO 193

sea, de nacil;>nal de nuestro país se puede perder, o bien. volunta-


riamente, por libre disposición de una persona capaz, o por disposi-
ción de la ley.
Se pierde voluntariamente, por la nacionalización en país extran-
jero, que hace suponer la renuncia de la nacionalidad chilena; y por
disposición de la ley, en todos los demás casos contemplados en e!
artículo 6." de la Constitución Política.
166. Influencia de la nacionalidad en la adquisición.y goce de los
derechos civiles.-Nuestro Código consagra sobre esta materia· un
principio fundamental, de una amplitud mayor que la generalidad de
los códigos modernos, porque no exige condición de reciprocidad ni
otra alguna. Este principio se contiene en el artículo 57, que dice que
la ley no reconoce diferencia entre el chileno y el extranjero en cuanto
a la adquisición y goce de los derechos civiles que regla este Código.
Acerca de este artículo debemos observar:
l. ó Que la igualdad de condición establecida en este artículo se
a
refiere los derechos civiles, o sea, a los derechos de carácter privado
que rijan las relaciones de las personas entre sí o con respecto a los
bienes, y no a los derechos políticos reglamentados por el Derecho
Público, en los cuales hay diferencias substanciales entre la condición
del chileno y del extranjero.
2. o Que esta disposición del Código es una consecuencia perfec-
tamente lógica del sistema que ha seguido sobre esta materia. Según
el artículo 14, todos' los extranjeros que :habiten el territorio de la
República están sometidos a la ley chilena. El legislador ha considera-
do equitativo compensar a los extranjeros la sujeción ordenada por el
artículo 14, con los beneficios del goce amplio de los derechos civiles
establecido en el artículo 57.
3. 0 La disposición del artÍCulo 57., no obstante su amplitud, tiene
ligeras excepciones, que son: a) el inciso 2. o del artÍCulo 15 del Códi-
go, sometea los chilenos que residen en el extranjero a las leyes
patrias que reglan las obligaciones y derechos que nacen de las relacio-
nes de~familia pero sólo respecto de sus cónyuges y pariente::. chilenos.
Excluye, por tanto, este inciso, de! beneficio de las leyes patrias al
cónyuge y parientes extranjeros del chileno que residén fuera del país;
b) el artículo 611, sólo permite pescar en el mar)erritorial a los
18
194 ALFREDO BARROS ERRÁzURIZ

chilenos y extranjeros domiciliados y excluye por tanto a los extran-


jeros no domiciliados; e) el número 6.° del artículo 497, dice que
son incapaces de toda tutela o curaduría los que carecen de domicilio
en la República, disposición que por su carácter se aplicará común-
mente s610 a los extranjeros; d) el número 10 del artículo 1012,
establece que no pueden ser testigos de un testamento solemne los
extranjeros no domiciliados; e) el número 1.0 del artículo 1028,
no permite a los extranjeros no domiciliados en Chile otorgar testa-
mento solemne en país extranjero ante agente o empleado diplomá-
tico chileno: f) el artículo 998, dice que en la sucesión ab intestato
de un extranjero que fallezca dentro o fuera del territorio de la Repú-
blica, tendrán los chilenos a título de herencia, de porción conyugal
o de alimentos, les mismos derechos que, según las leyes chilenas les
corresponda en la. sucesión intestada de un chileno; «y los interesados
pueden pedir que se les adjudique en los bienes del extranjero exis-
tentes en Chile todo los que les corresponde en dicha sucesión. De
este derecho no gozan los extranjeros».
Antiguamente existió en algunos países el derecho . de albana ü
albinaj io, que era el derecho que tenía el soberano a la herencia de
un extranjero que moría en sus Estados sin haberse naturalizado, o
de un extranjero naturaliz.ado que no había instituído heredero hábil
o dE'l que había renunciad) a su patria estableciéndose en país ex-
tranjero (Escriche). En Francia rué substituído este derecho por el de
detracción, que consistía en un impuesto sobre el valor de la sucesión
dejada por un extranjero.
La existencia de estas disposiciones en la legislación antigua se
explica por las costumbres de la época, las exigencias de la segurid::td
pública, el recelo con que se miraba a los extranjeros y la necesidcd
y conveniencia de mantener la unidad religiosa.
Las circunstancias hoy día han variado con la inmensa facilidad
de las comunicaciones, y la tendencia actual de la legislación es dar
a los extranjeros los mismos derechos que a los nacionales, bien que
algunos países .como Inglaterra y Estados Unidos han avanzado muy
lentamente en este camino; y aún conservan disposiciones muy res-
trictivas algunos Estados de Norte América.
mm.EcHo CM!. PRIMER AÑO 195

Domicilio

. El Código Civil establece tres divisiones de las personas: la pri-


mera en naturales y jurídicas; la segunda en chilenos y extranjeros;
y la tercera y última en domiciliadas y transeuntes. Hemos estudiado
las dos primeras y nos toca ehora tratar de la última.
Son domiciliadas las personas que han adquirido domicilio, y
trameuntes las que están de paso y que 'no lo han adquirido.
167. Domicilio. Generalidades.-La palabra domicilio viene de
dos voces latinas: domu8 y colo; domun colere significa en latín habi-
tar una casa (Diccionario de Escriche.) Según las leyes romanas,
domicilio es el lugar en que una persona se ha establecido con su
hogar y la mayor parte de sus bienes: Domicilium· est locus in quo
quis sedempossuit laremque, et surnmam rerum suarum. Esta defi-
nición envuelve la mil'ma idea que da del domicilio el Código Civil.
Según el artÍCulo 59. el domicilio consiste en la residencia acom-
pañada real o' presuntivamente del ánimo de permanecer en ella. Co-
mo se ve de esta definición, dos son los elementos constitutivos del
domicilio: la residencia y el ánimo. El primero es un elemento ma-
terial susceptible de ser conocido de una manera positiva; el segun-
do es un elemento moral que no puede ser conocido sino por mani-
. festaciones externas que lo revelen o supongan.
El ánimo puede ser real o presunto, Es real éuando existe ver-
dadera y positivamente en la persona la intención de permanecer en
. su domicilio, sea que 10 haya expresado o no de una manera' inequí-
voca. Es presunto el que se deduce de ciertas circunstancias esta-
blecidas por la ley y que revelan el propósito decidido de permane-
cer en una residencia determinada, aunque en realidad no exista ese
ánimo en la mente de la persona, bastando al efecto con que no ha-
ya manifestado externamente una resolución contraria.
No es fácil precisar si existe o no el ánimo de permanecer en un
lugar, y con este objeto el Código ha establecido ciertas reglas que
constituyen presunciones legales para acreClitar la existencia de diCho
ánimo de permanecer. Decimos presunciones legales, porque admiten
prueba en contrario, es decir podría probarse que .apesar de concurrir
19b ALFttEDO :SARROS ERRÁZURIZ

las circunstancias de la ley, la persona tenía efectivamente una re


soluci6n contraria.
El C6digo no ha pretendido enumerar todas las circunstancias
que puedan originar una presunción del ánimo de permanecer, por-
que éstas, como se comprende, son innumerables; se ha contentado
con indicar las más importantes y características y que a la vez pue-
den servir de norma' al juez para la resoluci6n de los demás casos
que puedan ocurrir.
Las presunciones contempladas en el Código están expuestas
unas en forma positiva' y otras en forma negativa, aunque ambas
concurren al mismo fin de revelar si existe o no el ánimo de per-
manecer eh un lugar dado.
Son presunciones positivas
,
que inducen a establecer el ánimo de
permanecer:
1. a El encontrarse un individuo de asiento en un lugar, es decir,
estar en él radicado de firme, con una residencia que tenga el carác-
ter de permanente (art. 62).
2." Ejercer habitualmente en un lugar la profesión u oficio
(art.62),
3." El hecho de que una persona tenga establecido su hogar do-
méstico (art. 63).
4. a El hecho de abrír en un lugar, tienda, botica, fábrica, ta-
ller, posada, escuela u otro establecimiento durable para adminis-
trarlo en persona (art. 64).
5." El hecho de aceptar en un lugar un cargo concej il o un em-
pleo fijo de los que regularmente se confieren por largo tiempo (art.
64). Se llama cargo concejil el cargo obligatorio y no remunerado,
conlO el de municipal, subdelegado (etc). Se llama empleo fijo el de
duración ilimitada, como el de juez de letras.
6." Otras circunstancias análogas a las anteriores (art. 64).
Son presunciones negativas, o sea, que por sí mismas no establecen
el ánimo de permanecer en un lugar, el hecho de habitar un indivi-
duo por algún tiempo casa própia o ajena en él, si tiene en otra par-
te su hogar doméstico; o por otras circunstancias aparece que la re-
sidencia es accidental, como la del viajero, o la del que ejerce una
comisiqn temporal, o la del que se ocupa en algún tráfico ambulan-
continuar
ir atrás
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 197

te (art. 63). o el hecho de residir el individuo largo tiempo en un lu~


gar, voluntaria o forzadamente, conservando su familia y el asiento
principal de sus negocios en el domicilio anterior (65).
168. Objeto y utilidad del estudio del domicilio civil.-E! ob-
jeto que persigue la ley al establecer estas disposiciones rdativas al
domicilio es averiguar o determinar el lugar preciso que debe consi-
derarse' como asient~ de una persona para sus relaciones jurídicas y
principalmente para el pumplimiento de sus obligaciones. civiles. Se
desprende del objeto mismo que acabamos de insinuar la gran impor-
tancia y utilidad que tiene en el Derecho la determinación del. do-
micilio civil, El domicilio es de aquellas razones que causan fuero,
según e11enguaje de las Partidas, o sea, que determinan la compe-
tencia del juez o tribunal. Así, la ley orgánica de Tribuna1es estable-
ce en su artículo 212 que: «en general es juez competente para co~
nacer de una demanda civil o para intervenir en un acto no conten-
cioso, el del domicilio del demandado o interesado»
. etc).
De la misma manera, la determinación del último domicilio de
.
una persona sirve para establecer cuál es el juez que debe intervenir
en todos los trámites que causa la apertura de su sucesión, publica-
ción del testamento (etc); sirve también para el caso de ges~ión ju-
dicial sobre declaración de muerte presunta (etc).
Para el pago de las obligaciones. tiene también importancia la,
determinación del domicilio del deudor, por ser éste el lugar donde
debe efectuarse dicho pago, siempre que no se trate. de un cuerpo
cierto (art. 1588).
Los casos anteriores, citados por vía de ejemplo, indican la es-
pecial importancia y utilidad práctica de este estudio.
169. Divisiones del domicilio.-l. o Se divide en político y civil.
El primero es rdativo al territorio del Estado, en general. Pueden
tener: el domicilio político tanto los chilenos como los extranjeros esta-
blecidos en el país. Los efectos de este domicllio pertenecen al Defe~ho
Internacional, porque se trata de determinar el domicilio de· una
persona entre dos naciones distintas, a la inversa del domicili6 civil,
que se refiere a partes determinadas, siempre dentr¿ del territorio
del Estado,
El domicilio civil, llamado también vecindad, se rige por las le-
198 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

yes propias de cada país contenidas en su Derecho Civil, y se refie-


re a una parte determinada del territorio del Estado. La división
territo"r"íal chilena está basada en la división por departamentos y
son éstos los que ordinariamente constituyen el domicilio civil para
efectos legales.
La división en provincias tiene importancia menOr.
Para los efectos del Registro Civil donde se inscriben los naci-
mientos, matrimonios y defunciones. el territorio está dividido en
circunscripciones correspondientes a las antiguas parroquias, con pe-
queñas modificaciones.
También hay otros organismos dentro de la división territorial.
que tienen importancia para determinados servicios.
2." Se divide en general u ordinario y especial. El primero es
el aplicable a la generalidad de las relaciones jurídicas de una per-
sana: el segundo se refiere a determinadas relaciones jurídicas y
constituye el asiento legal de dicha persona sólo en lo tocante a esas
relaciones.
Del domicilio general u ordinario nos hemos ocupado al estudiar
sus elementos e importancia, y es el que comúnmente se llama do-
micilio civil de una persona.
Son domicilios especiales;
a) El que librel11ente establecen las partes de común acuerdo
en un contrato para los actos judiciales o extra-judiciales a que diere
lugar el mismo contrato (art. 69). Los efectos de este domicilio es-
pecial se limitan exclusivamente a las relaciones jurídicas prove-
nientes del contrato. Este domicilio suele llamarse también conven-
cional o de elección.
b) El domicilio parroquial, municipal, provincial o relativo a
cualquiera otra sección del territorio, que se determina por las res-
pectivas leyes que rigen esas materias, y a falta de ellas, según"las
reglas que acaban de darse (art. 70). De estos domicilios especiales,
el provincial carece de importancia práctica, porque ya hemos dicho
que la base de la división administrativa es el departamento; el
parroquial sirve para los efectos de las leyes eclesiásticas; y el mu-
nicipal, que se adquiere después de cierto tiempo, sirve para de-
DERECHO CIYlL PRIMER AÑO 199
- - -., ~- .-
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terminar quiénes pueden ser elegidos municipales y otros fines pro-


pios de' la ley municipal.
3. o En cuanto a la manera como se adquiere el domicilio, de-
bemos distinguir el domicilio de origen, llamado también domicilio
natural; el domicilio que se adquiere en virtud de disposición de la
ley o domicilio de derecho; y el domicilio 'Volur.tario o de hecho.
Trataremospor separado de cada uno de ellos.
170. Domicilio natural o de origen.-Es el domicilio que adquiere
una persona en razón de su origen y tiene lugar en el caso de hijo le-
gítimo que vive bajo patria potestad, el cual sigue e1 domicilio pater-
no (art. 72). Se llama natural o de origen, porque lo determina la
naturaleza misma de las relacio~es entre padres e hijos, mientras
dura la menor edad, en que éstos no puedan valerse por sí .solos,
171. Domicilio de derecho o impuesto por la ley.-Es el domi-
cilio que fija la ley atendiendo a ciertas circunstancias y tiene el
carácter de obligatorio mientras subsisten las condiciones que la ley
ha contemplado al' establecerlo.
Este domicilio legal tiene lugar en los siguientes casos:
a) La mujer casada no divorciada sigue el domicilio del mari-
do, mientras éste resida en Chile (art. 71). Esta disposición tiene su
razón ele ser en la doble comunidad de vida y de intereses que existe
entre los cónyuges durante el matrimonio, siendo el marido el jefe
y administrador de esa doble comunidad (arts. 131, 133 Y 135),
En caso de divorcio, cesa para la mujer la' obligación de vivir
con su marido y pOI' eso el Código habla solamente de la mujer ca-
sada no divorciada.
b) El que se halla bajo tutela o curaduría sigue el domicilio de
su tutor o curador (art. 72). Se funda esta disposición en qué el tu-
°
tor curador .es. el representante legal del pupilo que debe intervenir
en todos los actos judiciales o extrajudiciales que le conciernan (arts.
43 y 390), Y comprende no sólo la guarda que se da por razón de
la edad sino también la que se da al demente, sordo-mudo o disipa-
dor; en . los casos previstos por la ley.
c) Los criados y dependientes que residan en la misma casa de
la persona a quien sirven, seguirán el domicilio de esta última, excep-
to si son mujeres casadas no divorciadas, que siguen el domicilio del
200 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

marido: si son pupilos, el de su tutor o curador; y si son hijos de fa-


milia, el de su padre legítimo que goza de patria potestad (arts. 71,
n y 73). La ley habla de criados y dependientes, comprendiendo
esta última palabra a aquellas personas, que sin ser domésticos, vi-
ven al servicio de un dueño de casa, en empleos como el de institu-
triz, escribiente, contador (etc). Obsérvese que existiendo circunstan-
cias diversas que pudieran fijar el domicilio de una persona, la ley
hace prevalecer el domicillo del representante legal, que es el que
tiene en virtud de la ley la administración de los intereses de su re-
presentado.
172. Domicilio voluntario o de hecho.-Tiene su razón de ser
en la libre voluntad de las personas capaces, que pueden fij ar su
domicilio donde más le convenga. Para determinarlo sirven las re-
glas que hemos dado al tratar de los dos elementos constitutivos
del domicilio: la residencia y el ánimo.
Consecuencia de lo dicho es que el cambio de domicilio no
puede efectuarse' sino concurren respecto del nuevo lugar escogido
para domicilio, la residencia y el ánimo, o sea, el concurso de la vo-
luntad y del hecho del cambio de residencia.
Es distinto conservar un domicilio, para lo cual basta el ánimo
real o presunto de volver a él, que constituir uno nuevo, para lo
cual se requiere, como es natural, a~emás de la intención, el cam-
bio efectivo de residencia. Mientras no se adquiere un domicilio
nuevo, se conserva el anterior.
Fuentes del domicilio.-Como resumen de lo dicho, podemos es-
tablecer que las fuentes del domicilio son:
a) El origen de las personas, como ocurre en el caso del hijo
bajo patria potestad; .
b) La ley, como sucede respecto de la mujer casada, de los pu-
pilos y de los criados o dependientes:
e) La residencia y el ánimo, que son los elementos constituti-
\'05 del domicilio ordinario de las personas capaces;
d) El contrato, en el caso del domicilio convencional o de elec-
ción; y
e) La mera residencia, que con arreglo al artículo 68 hace las
veces- de domicilio civil respecto de las personas que no lo tuvieren
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 201

en otra parte. Esta disposición es aplicable a los vagos, a Jos pere-


grinos y a aquellas personas que viven viajando por razón de su
profesión, como mercaderes, (etc.)

173.-Estado Civil

La palabra estado viene de la voz latina status, de la cual se


servían los antiguos para designar el lugar o situación que una
persona ocupa con relación a los demás, significado equivalente al
que tiene en nuestro Derecho.
En un sentido lato puede llamarse estado a' ciertas calidades
de la persona que relacionándola, con los demás hombres fijan su
condición en' la sociedad; calidades que la ley toma, en cuenta por~
que originan derechos y obligaciones. Tomada la palabra en este
sentido, el estado de una persona comprende todas las relaciones de
que es susceptible. tanto las de Derecho Público, por la situación
que. ocupa en la sociedad civil de la cual es miembro, como las re-'
laciones de Derecho Privado, que nacen de su situación en la familia.
Pero el Código Civil al 'tratar del estado de las, personas 10
hace en un sentido más restringido. Prescindiendo de las relaciones del
individuo con el Estado, que son materia del Derecho Público, el
Derecho Civil se ocupa del estado civil de las personas, principal-
mente en orden a sus relaciones de familia, en cuanto esas relaciones
le originan derechos y obligaciones del orden privado.
Así, es estado civil de una persona, su caiidad de padre legítimo,
de esposo, viudo, (etc.)
El Código se ocupa en título especial, de las pruebas del . estado
civil, porque la determinación clara' y precisa dd estado civil de las
personas interesa vivamente al orden social para dar orden y segu-
ridad a las relaciones de derecho. El estado civil eS de tal modo in-
herente al individuo, que los derechos que confiere no pueden renun-
darse: Tampoco pueden transigirse las cuestiones relativas al estado
civil de las personas (art. 2450),
El estado civil se relaciona íntimamente con la capacidad de
las personas; pero es menester no confundir ambos conceptos, por-
que son cosa diversa.
202 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

El estado es la calidad de una persona que fija sus derechos y


obligaciones, y la capacidad legal es la aptitud o facultad para ejer-
citar por sí misma esos derechos. Una persona puede ser capaz o
incapaz, sin que por esto cambie su estado civil. Asi, un varón casado
puede ser mayor o menor de edad; en un caso será capaz y en el
otro incapaz, sin que esto altere su estado civil de casado.
Establecida la diferencia entre el estado civil y la capacidad,
debemos hacer presente quc en m'.1chos casos el estado influye di-
rectamente sobre la capacidad. Así una mujer soltera mayor de edad
es legalmente capaz; pero si se casa, el nuevo estado civil que ha
adquirido por el matrimonio cambia su situación haciéndola pasar
a la categoría de las personas relativamente incapaces.
Los hechos más importantes relacionados con la determinación
del estado civil son el nacimiento, el matrimonio y la muerte, y por
eso, de estos tres hechos, la ley quiere que quede anotación con la
debida solemnidad, en los registros correspondientes.
El Derecho Civil francés llama a esos tres hechos «actos del es-
tado civil:..
174. De la familia.-Hemos dicho que el estado civil es la cali-
dad de las perSonas en orden a sus relaciones de familia, y para la
debida claridad debemos dar una idea de lo que se entiende por fami-
lia en el Derecho Civil.
La palabra familia suele tomarse en diversos sentidos, que con-
viene distinguir para evitar confusiones.
En un sentido lato, aplicable a la ma,teria de que tratamos, re-
lativa al estado civil, puede decirse que familia es la agrupación de
personas unidas entre sí por los lazos del matrimonio o del parentes-
co, ya sea éste de consanguinidad o de afinidad.
Se deduce de lo dicho que hay tres distintas relaciones de familia,
a) Una que procede del matrimonio y que crea entre los
contrayentes la calidad de cónyuges, los cuales tienen entre sí rela-
ciones propias de un carácter especial y diverso de las demás relacio-
nes de familia. En efecto, entre marido y mujer no existe propia-
mente relación alguna de parentesco, ya que no son entre sí ni con-
sanguíneos ni afines; no obstante, es innegable que existe entre ellos
una relación de familia, la más Íntima y fundamental de todas.
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 203

El Código Civil en el artículo 42 dice que en los casos en que la


ley dispone que se oiga a los parientes de una persona se entenderán
comprendidos en esa denominación el cónyuge de ésta, sus consan-
guíneos, (etcétera). Como ya dijimos que no existía entre los cónyu-
ges parentesco de consanguinidad ni de afinidad, al incluir el Código
al cónyuge en la den_ominación de parientes., lo ha hecho dando a la
palabra parientes un sentido lato, comprensivo de todas las relacio-
nes de familia.
b) Otra relación de família es la que proviene del parentesco de
consanguinidad.
Parentesco de consanguinidad es la relación que existe entre
personas que descienden de un tronco común y se llama de consan-
guinidad porque ambas personas partícipan de una misma sangre.
Debemos distinguir en el parentesco de consanguinidad, la línea y
el grado. Se llama línea la sucesión de personas entre las cuales existe
la relación de parentesco .. La línea es recta cuando una de las dos
personas es ascendiente de la otra, y colateral o transversal cuando
las dos personas proceden de un ascendiente común y una de ellas no
es ascendiente de la otra.
Se llama grado la distancia que existe' entre dos parientes y se
cuenta por el número de generaciones.
El estudio del parentesco de consanguinidad y de sus divisiones
tiene suma importancia' en materiás de sucesión, matrimonios, 'cen-
sos, etc. En materia de sucesión ah intestato la ley sólo contempla el
.
parentesco de .consanguinidad hasta el sexto grado, que es el máxi-
mun a que se extiende el derecho de sucesión de los colaterales (art.
922, inciso 2. e) .
. e) Finalmente, hay otra relación de f.amilia, que es la que pro-
viene del parentesco de afinidad, que es aquel que existe entre una
persona que está o ha estado casada o ha tenido trato carnal con
otra y los consanguíneos legítimos o ilegítimos de la última.
Dijimos que los cónyuges por el hecho del matrimonio' no con-
traen clase alguna de parentesco, como tampoco lo contraen un
hombre y una mujer que se conocen carnalmente por el concúbito
ilegítimo; sin embargo, en ambos casos, por disposición especial de
la ley, se entiende contraído un parentesco de afinidad entre cual-
204 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
-=- ~,-.--

¿-- --

quiera de dichas personas y los consanguíneos legítimos o ilegítimos


de la otra; pero la fuerza de este vínculo no llega hasta emparentar a
los consanguíneos de una de esas personas con los consangíneos de
la otra.
Es escasa la importancia del parentesco de afinidad en el Dere-
cho Civil, ya que la ley no se refiere a él tratándose de la sucesión
de las personas, ni de su guarda, etc.
No obstante, la ley se refiere en especial al parentesco de afi-
nidad al tratar de los impedimentos del matrimonio, arto 5.° de la
ley del matrimonio civil; y en diversos otros casos. Además, al refe-
rirse la ley a los parientes de una persona, esa denominación com-
prende el parentesco de afinidad a falta de parientes consanguíneos
(art. 42).
Otro sentido en que el Código toma la palabra familia es el
que emplea para indicar el conjunto de personas que viven bajo el
mismo techo que el padre de familia, y que comprende la mujer, los
hijos legítimos y naturales, la servidumbre y demás personas que
viven a costa del padre de familia o a quienes éste debe alimentos.
En este sentido emplea la palabra familia el artículo 8 I 5 del
Código Civil, que tratando de los derechos reales de uso y habita-
ción dice: «En las necesidades personales del usuario o del habitador
se comprenden las de su familia».
La familia comprende la mujer y los hijos legítimos y natura-
les, tanto los que existen al momento ·de la constitución, como los
que sobrevienen después; y esto aun cuando el usuario o habitador
no esté casado, ni haya reconocido hijo alguno a la fecha de la cons-
titución. Comprende asimismo el número de sirvientes necesarios pa-
ra la familia. Comprende además las personas que a la misma fecha
vivían con el habitador o usuario y a su costa: y las personas a
quienes éstos deben alimentos».
175. De las pruebas del estado civil.-Dijimos anteriormente
que los hechos más importantes relacionados con la determinación
del estado civil eran el nacimiento, el matrimonio y la muerte. Ex-
cusado sería insistir en la necesidad de hacer constar estos hechos de
una manera fehaciente, que aleje todo temor de fraudes o errOres e:1
materia tan trascendental. Con este obj eto existen registros públicos
j)j;:REcHO CIVIL i>R.IMER AÑO 205

para anotar esos hechos con los detalles necesarios. Antiguamente


esos registros corrían a cargo de los curas-párrocos, dentro de sus
respectivas parroquias, hasta que la ley de 17 de Julio de 1884 creó
los· oficiales del Registro Civil, a quienes encomendó todo lo relati-
vo al Registro Civil debiendo llevar por triplicado los registros de
nacimientos, matrimonios y defunciones.
EstableCidos esos registros para hacer constar los hechos relati-
vos al estado civil, queda desde luego indicado el medio ordinario
de prueba de eses hechos, que no es otro que las inscripciones asen-
tadasen el respectivo registro. Con este fin, el artículo 84 de la ley
N.O 4808, de 10 de Febrero de 1930, sobre registro civil, dispone
que son obligaciones de los' oficiales del Registro Civil dar, con
arreglo a la ley, las copias o certificados que Ee les pidIeren de los
actos que ante ellos hayan pamdo, y el 24 de la misma ley dice
que los certificados o copias de inscripciones o sub-inscripciones que
expidan el Conservador o los oficiales del Registro Civil, tendrán el
carácter de instrumentes públicos y surtirán los efectos de las par-
tídasde que hablan los artículos· 305, 306, 307 y 308 del Código
Civil.
Conforme con lo que decimcs, el cit2do artículo 305 dis~one
que «el estado civil de casado o viudo y de padre o hijo. legítimo
podrá probarse por las respectivas partidas de matrimonio, de naci-
miento o de bautismo y de muerte»; y más adelante agrega: «la
edad y la muerte podrán prol::arse por las respectivas partida,s de na-
cimiento o bauti~mo y muerte;».
Hemos llamado la atención sobre las palabras
, podrá probarse
que emplea en esta parte el artículo 305 del Código Civil, porque
si bien es- cierto que las partidas del Registro Civil son el medio or-
dinario de prueba de les actos constitutivos del estado civil, ellos
pueden también probarse por los otrosmedics probatorios que la
misma ley establece para el caso en que falten dichas partidas,
Los medios de prueba supletorios d~ las partidas del Registro
Civil son los siguentes y en el orden que se indican: l. o otros docu-
mentos igualmente auténticos; 2. 0 declaraciones de testigos que ha-
yan presenciado los hechos constitutivos del estado civil de que se
trata; y 3, o la notoria posesión del estado civil (art, 309),
206 ALFREDO BARRÓ S ERRÁZURIZ

Antes de estudiar los diversos medios probatorios del estado ci-


vil daremos una idea de la organización del Registro Civil.

176.-El Registro Civil.

El Registro Civil está organizado y se rige actualmente por la


ley N.· 4808, de 10 de Febrero de 1930. En el Registro Civil se ha-
cen todas las inscripciones que se relacionan con el estado civil de
las personas en tres libros diversos: uno de los nacimientos, otro de
los matrimonios y otro de las defunciones.
177. Libro de nacimientos.-En el libro de los nacimientos se
inscribirán: 1) los nacimientos que ocurran en el territorio de cada
comuna; 2) los nacimientos que ocurran en viajes dentro del territo-
rio de la República, o en el mar, en la comuna en que termina el via-
je, o en la del primer puerto de arribada; 3) los nacimientos de hijos
de chilenos ocurridos en extranjero, estando el padre o madre al ser-
vicio de la república. Estos nacimientos se inscriben primero ante el
cónsul chileno respectivo, quien remite los antecedentes al Ministerio
de Relaciones Exteriores, el cual certifica la autenticidad y los envía
al Conservador del Registro Civil para los efectos de su inscripción
en el Registro de la primera Sección de la comuna de Santiago. Po-
drán ser' inscritos en la misma forma los hijos de chilenos nacidos en
el extranjero, aunque sus padres o madres no estén al servicio de la
República (art. 3.°).
En el mismo Registro de la comuna en que se hubiere inscrito
el nacimiento de una persona, se inscribirán los siguientes actos rela-
cionados con su estado civil: a) la escritura pública de aceptación de
legitimación; b) la escritura pública de reconocimiento de hijo natu-
ral; c) la escritura pública en que se acepta el reconocimiento espon-
táneo de un hijo ilegítimo; d) la escritura pública en que se autoriza
la emancipación voluntaria y el decreto del juez que dé lugar a la
emancipación judidial; y e) la sentencia que declare un estado civil
(art.6.0).
La inscripción del recién nacido debe hacerse dentro del término
de sesenta días contados desde la fecha en que hubiere ocurrido el na-
cimiento y están obligados a requerir la inscripción las siguientes
~
DERECHO 6-vtL .PRIMER ANO 207

personas: 1) el padre, si es con:Jcido y puede declararlo; 2) el pariente


más próximo mayor de 18 años, que viviere en la casa en que hubie-
re ocurrido el nacimiento; 3) el médico o partera que haya asistido
al parto o, en su defecto, cualquiera persona mayor de 18 años; 4) el
jefe del establecimiento público 0 el dueño de la casa en que el naci-
miento haya ocurrido, si este ocurriere en sitio distinto de la habita-
ción de los padres; 5) la madre, en cuanto se halle en estado de hacer
dicha declaración; 6) la persona que haya recogido al recién nacido
abandonado; y 7) el dueño de la casa o jefe del establecimiento, den-
tro de cuyo recinto. se haya efectuado la exposición de algún expósito
(arts. 28 y 29),
La inscripción de un hijo legítimo ~ólo podrá requerirse dentro
de los treinta días siguientes a su nacimiento, por el padre o la ma-
dre, por sí o por mandatario; pero transcurrido este plazo están obliga-
das a requerir dicha inscripción las demás personas indicadas ante-
riormente (art. 30).
La inscripción de un nacimiento contendrá la indicación de la
hora; día, mes, año y lugar en Ique ocurrió el nacimiento, el sexo, el
nombre y apellido del nacido que indique la persona que requiere la
inscripcién, y los nombres, apellidos nacion~lidad, profesión y domi-
cilio de los padres si el recién nacido fuese hijo legítimo, pero la ley
sólo reconoce como requisitos esenciales para la inscri¡::ción de un na-
cimiento la fecha de este y el ncmbre, apellido, sexo del recién naci-'
do (arts. 31 y 33).
Cuando se trate de la inscripción de un hijo ilegítimo, sólo po-
. drá dejarse testimonio del nombre de su padre o madre, si uno de
ellos o ambos lo pidieren personalmente, o por medio de mandatario
constituído para este objeto por escritura pública; y esta declaración
servirá de suficiente reconocimiento del hijo ilegítimo, para los efectos
del título 14 del libro ).0 del CÓdigo Civil (art. 32).
178. Libro de matrimoniOS.-En este libio se inscribirán: 1) los
matrimonios que se celebren en el territoríq de. cada cemuna; 2) los
matrimonios celebrados en artículo de muerte dentro del territorio
de la república, en Ia comuna correspondiente al lugar en que este
acto se verifique; 3) los matrimonies celebrados fuera del país por
un chileno con una extranjera, los cuales se in~cribirán en el Regis-
208 ALFÍ\EDO BARRoS ERRÁZURIZ

tro de la 1. 8 Sección de la comuna de Santiago, previa remisión de


los antecedentes debidamente legalizados, hecha por el Ministerio de
Relaciones Exteriores al Conservador del Registro Civil; y 4) las
sentencias ej ecutoriadas en que se declare la nulidad del matrimonio
o se decrete el divorcio perpetuo o temporal; la simple separación de
bienes de los cónyuges; los instrumentos en que se estipulen capitula-
ciones matrimoniales; y las sentencias ejecutoriadas que concedan
a la mujer o a su curadora la administración extraordinaria de la
sociedad conyugal y las que declaren la interdicción del marido
(art. 4. 0 ).
Es competente para celebrar el matrimonio el Oficial del Regis-
tro Civil de la comuna o sección en que cualquiera de los contra-
yentes tenga su domicilio o haya vivido los tres últimos meses ante-
riores a la fecha del matrimonio; pero los matrimonios en artículo de
muerte pueden celebrarse ante cualquier Oficial del Registro Civil
y en cualquier lugar, y respecto a las personas asiladas en hospitales.
penSionados y otras casas de salud o beneficencias, cárceles y demás
establecimientos penales, se entiende que tienen allí la residencia de
tres meses que exige la ley. (Arts. 35, 41 y 42).
El matrimonio se celebrará ante el Oficial del Registro Civil, en.
su oficina, o en la casa de algunos de los contrayentes, o en la casa
que de común acuerdo indicaren los contrayentes, siempre que esté
ubicada dentro de la jurisdicción del Oficial del Registro Civil y ante
dos testigos. (Art. 34).
Son requisitos esenciales de la inscripción de un matrimonio:
a) el lugar, día, mes y año en que se celebran; b) el nombre yape-
llidos materno y paterna de cada uno de los contrayentes; e) los
nombres y apellidos de los testigos y su testimonio, bajo juramento,
sobre el hecho de no existir impedimentos ni prohibiciones para ce-
lebrar el matrimonio y sobre el lugar del domicilio o residencia de
los contrayentes; y d) la firma de los contrayentes, de los testigos
y del Oficial del Registro Civil. (Art. 40).
El matrimonio religioso podrá celebrarse antes o depués del ma-
trimonio civil; pero si se celebrare antes, deberán los esposos contraer
matrimonio civil dentro de los 8 días siguientes a la celebración del
primero.
Í)ERECHO CIVIL PRIMER AÑO 209

Si no se cumpliere con esta obligación, el responsable será cas-


tigado con multa; pena que el juez podrá remitir o disminuir cuando
el matrimonio civil se efectuare después de los 8 días, pero antes de
iniciarse el procedimiento criminal, y tampoco se aplicará la pena,
cúando el procedimiento se inicia por denuncia' de algunos de los es-
posos y el matrimonio se celebra. antes de dictarse sentencia.
Si el matrimoni9•. no se celebrare, dentro del plazo de diez días
contados desde aquel en que quede ejecutoriada la sentencia que
impone la multa, el responsable será castigado con pena de presidio
menor; pero se pondrá término al juicio o se remitirá la pena silós
esposos ,contrajeren matrimonio civil. Estos matrimonios podrán
celebrarse ante cualquier Oficial del Registro Civil. (Art ..4 3). '
179. Libro de deCunciones.-En el libro de defunciones se ins-
cribir~n: 1) 1a,s que ocurran en el territorio de cada comuna: 2) las
que ocurran en viaj es, en la comuna del lugar en que debe efectuarse
la sepultación. Si el fallecimiento ocurriere en el mar, en la del pri-
mer puerto de arribada de la nave; 3) las de chilenos ocurridas, en
el extranjero, previa remisión de los documentos debidamente lega-
lizados hecha por el Ministerio de Relaciones Exteriores al Conserva-
dor del Registro Civil, para que disponga la inscripción en la comuna
correspondiente-; 4) la de los militares .encampaña, en la comuna
correspondiente al último domicilio del fallecido; 5) las sentencias
ejecutoriadas que declaren la muerte presunta, en la comuna corres-
pondiente al Tribllnal que hizo :la, deola~ación; y los instrumentos
que acrediten la muerte civil, en, la comuna correspondiente al lugar
de la profesión solemne. (Art, 5.°).
La inscripción de defunción se hará en virtud del parte yerbal
o escrito que deben dar los parientes del difunto, o los habitantes de
la casa en que ocurrió· 'el fallecimiento, o en su defecto los vecinos;
o el jefe del convento, ho~pital, lazareto, hospicio o cárcel, nave,
cuartel. u otro establecimiento en qúe hubiere ocurrido el falleci~
miento, o la autóridad de policía en el c:;tso de hallarse un cadáver
que nadie reclame o dé' tratarse del falIecíiniento de una persoria '
desconocida. (Art. 44).
Al requer;irse la illscripcióndeun fallecimiento se presentará un
certificado expedidQ por el médico encargado de comprobar las de..
210 ALFREDÓ lIARROS ERRÁZURIZ

funciones, o por el que haya asistido al difunto en su última enfer-


medad; y si no hubiere médico en la localidad, se acreditará la de-
función con la información de dos o más testigos rendida ante el
Oficial del Registro Civil o ante cualquiera autoridad judicial del
lugar en que haya ocurrido la defunción. (Art. 45).
Hecha por el Oficial civil la inscripción de la defunción, cuyos
requisitos esenciales son la fecha del fallecimiento y el nombre, ape-
llido y sexo <;Iel difunto, el oficial civil expedirá la licencia o pase para
la sepultaci6n, que no deberá hacerse sino pasadas las 24 horas des-
pués de la defunción (arts. 46 y 50).
Los encargados de los Cementerics no permitirán que se dé se-
pultura a un cadáver, sin la licencia o pase del oficial del Registro
Civil (art. 47).
180. Declaraci6n de los interesados que solicitan una inscripci6n.
-El Oficial del Registro Civil se limitará a recibir las declaraciones
de los comparecientes, haciéndoles las observaciones del caso, si de-
clararen hechos evidentemente erróneos; pero si aquéllos insistieren,
las declaraciones deberán ser admitidas y consignadas en el Registro,
taJes como hayan sido hechas por los comparecientes, junto con las
observaciones del Oficial del Registro Civil, y sin perjuicio de las ac-
ciones que competan en contra de los falsos declarantes. (art. 14).
Las declaraciones hechas oportunamente, por regla general, se presu-
men legalmente verdaderas.
181. Representación para las inscripciones.-Los interesados en
un8 inscripción podrán hacerse representar por mandatarios, y se
tendrá por mandatario a la persona que se presente en tal carácter
expresando que ha recibido comisión verbal. Si al oficial del Registro
Civil mereciere dudas el encargo, podrá exigir o la comprobación del
poder o la comparecencia personal de los obligados a requerir la
inscripción. En el caso de matrimonio por poder, se requerirá un
poder especial constituído por escritura pública, en el cual se exprese
el nombre, apellido, edad, profesión y domicilio de los contrayentes
(art. 15). .
182. Necesidad de la inscripción de la sentencia y otros instru-
mentos.-Las sentencias judiciales y los instrumentos que en confor-
midad a esta ley deben ser inscritos en los Registros (v. gr. las sen-
DERECHo CIVIL PRI1vlER AÑO 211

tencias de divorcios o simple separación de bienes, y la escritura pú-


blicade recDnocimiento de un hijo natural), no podrán hacerse valer
en juicio sin que haya precedido la inscripción que corresponda (ar-
tículo 8.°), • J

183. Rectificación de las inscripciones.-Las inscripciones no po-


drán ser alteradas ni modificadas, sina, en virtud de sentencia judicial
ejecutoriada, la cual se inscribirá en el libro respectivo, y de ellas se
tomará razón al margen de la inscripción que se va a rectificar.
Sólo pueden pedir esta rectificación las personas á que la ins-
cripción se refiere y sus representantes legales o sus herederos; y el
juez deberá proceder con conocimiento de causa, con el mérito de los
instrumentos públicos constitutivos del estado civil, que comprueben
el error, o a falta de· éstos, previa información sumaria o audiencia
de los parientes. Si se dedujere oposición por legítimo .contradictor el
negocio se hará contencioso. (arts. 7, 17 Y 18).
184. Copia íntegra de las inscripciones. - Las copias expedidas
por los oficiales del Registro Civil deberán contener todas las inscrip-
ciones y sub-inscripciones que correspondan a las personas a que este
documento se refiera, salvo que se pidan certificados relativos a uno
o más hechos que aparezcan en una ins~~~pción, en el cual caso se
dej ará expreso testimonio de esta. circunstancia en el mismo certifi-
cado.
Estos certificados o copias tendrán el carácter de instrumentos
públicos y surtirán los efectos' de las partidas de que hablan los ar-
tículos, 305, 306, 307 Y 308 del CQdigo Civil. (arts. 20 y 24).
0

185. Inscripciones fuera de plazos.-Pasados 60 días desde la fe-,


cha de un nacimiento o tres días después de la defunción, no se podrá
proceder a la inscripción sin decreto de la justicia ordinaria (art. 26).
186. Otros Registros Públicos que llevan los Oficiales del Regis-
tro Civil.-Los oficiales del Registro Civil de las comunas donde no
haya notario, deberán además llevar registros públicos, para los efec-
tos de autorizar testamentos abiertos, poderes judiciales, inventarios
solemnes;. escrituras de reconocimiento o de legitimación de hijos y
demás instrumentos que las leyes les encomienden. (art. 86).
187. Medidas que favorecen la eonstitución legal de la familia.
-Los oficiales del Registro civil visitarán sus respectivas comunas, a
,
~12 ALfREDO BARROS ERRAZURlZ
================================~

en de procurar la celebración del matrimonio del hombre y la mujer


que, haciendo vida marital, tengan hijos comunes. Durante su visita
harán las inscripciones de nacimientos que procedan, denunciando los
que no se hubieren inscrito en época oportuna y cuidando de que
esas inscripciones se verifIquen. Estas inscripciones de matrimonios y
nacimientos que el oficial del Registro civil practique en las visitas,
se harán en registros especiales (arts. 51 y 54).
188. Conservador del Registro Civil.-A cargo de la Dirección su-
perior y de la vigilancia de los servicios del Registro civil en toda la
República, existe un funcionario denominado "Conservador del Re-
gistro Civil», que tiene su oficina en la. capital de la República (ar-
tículo 56).
189. Funciones de los Cónsules en lo relativo a los actos del
estado civil.-El artículo 17 del Decreto-Ley N. o 578, sobre el servi-
cio consular, publicado en el Diario Oficial de 5 de Octubre de 1905,
dispone:
"Artículo 17. Los Cónsules Generales y Particulares de Profesión
y los nacionales de Elección son Ministros de fe pública para los efec-
tos de los actos notariales o de esiado dGil, que se otorgen ante ellos,
ya sea por chilenos o por extranjeros, para tener efecto en Chile, y
gozan de todas las facultades que correspondan tanto a los notarios
como a los oficiales de Registro Civil.
«El Reglamento fijará las condiciones en que estas facultades pue-
den hacerse extensivas a los Cónsules de Elección que no sean ciuda-
danos chilenos.
«El Presidente de la República establecerá en.e1 Reglamento
Consular los libros de registro y formularios que para este efecto de-
berán llevar los cónsules, y las demás condiciones a que deban estos
funcionarios someterse en el ejercicio de su cargo~).
190. Partidas del Registro Civil,-Se llaman partidas los certi-
ficados expedidos por los Oficiales del Registro Civil para dar fe de
las inscripciones efectuadas en los registros. Cualquiera persona, sin
necesidad, de comprobar interés alguno, puede pedir certificados de
las inscripciones existentes en los libros del registro civil.
Estas partidas tienen el carácter de instrumentos públicos au-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO

ténticos . porque dan fe de declaraciones o hechos ocurridos ante


oficiales públicos en asuntos de su competencia.
Si las partidas pres~ntadas como medios probatorios están en
la forn~a debIda, es decir, si aparecen autorizadas por el funcionario
competente y sin ofrecer en su parte externa ~señales, como raspa-
duras o borraduras, que indiquen una alteración del documento, la
ley presume en ese caso su autenticidad y' pu~eza (art. 306). La
autenticidad se refiere al hecho de haber sido realmente otorgado y
autoriz2do el instrumento de que se trata, y la pureza se refiere· a
la calidad de no haber sido alterado después de su otorgamiento.
También pueden rechazarse los antedichos documentos si la
persona a que el documento se refiere no es la misma a quien se
. pretende apli<;;ar, 10 que es tan lógico y racional que no requiere ex-
plicación (art. 307).
Encontrándose, pues, las partidas en forma debida, y no obje-
tada la ideritidad personal, hacen prueba' para acreditar un estado
civil. Su fuerza probatoria sigue la misma regla de los demás ins-
trumentos públicos. Las partidas hacen plena fe en cuanto atesti-
guan el hecho de la declaraci6n prestada pOr las P?rtes ante el Oficial
del Registro Civil, porque se trata de actos que pasan ante un fun-
cionario público en quien la ley deposita su confianza; pero no ga-
rantizan la verdad de la declaración, la cual puede ser completa-
mente falsa .. Por ejemp10, sí un, padre comparece a inscribir un hi-
jo que dice ser suyo, la partida complueba el hecho de haber com-
parecido el padre ante el oficial civil a declarar que el hijo era suyo;
'pero no comprueba por sí sola que el hijo sea realmente del padre
que lo present6 .a insCribir.
No obstante, si alguien quiere hacer constar la falsedad de la
declaración debe' comprobarlo, porque aunque la declaración puede
ser falsa, la ley ampara. y tiene por ciertas las declaraciones de los
interesado_s, pertinyntes a la inscripción, mientras no se produzca
prueba en contrario. En otros términos, hay una presunción legal
que favorece el contenido mismq de las partidas, porque f;s racional
suponer que ellas generalmente sean verdaderas, ya que sería raro
el caso de que en el momento de la inscripción exi"stiera interés en
ocultar la verdad.
214 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
. .-. -
~-~, .
.
~~_.

Si así no fuere, sería dificilísima la prueba del estado civil.


Veamos ahora los documentos que deben presentarse como prue-
ba en los distintos casos de comprobación de un estado civil.
La calidad de padre o hijo legítimo debe acreditarse acompa-
ñando las partidas de nacimiento del hijo y del matrimonio de sus
padres, hecho este último que debe establecerse indispensablemente
para acreditar la legitimidad.
El estado civil de casado se acredita con la partida de matri-
monio: pero este estado puede presentar algunas situaciones especiales
que contempla el artÍCulo 149 del Código Civil y son: l." Caso en
que la mujer ejercite una profesión, industria u oficio; 2. ° Caso de
separación de bienes; y 3.° Caso de divorcio.
Las dos últimas situaciones deben comprobarse por medio de la
copia de la sentencia judicial pasada en autoridad de cosa juzgada,
que establece la separación de bienes o el divorcio debidamente ins-
crita en el Registro Civil. La calidad de la mujer que ejerce una
profesión u oficio se justifica acreditando el hecho mismo del ejer-
cicio del oficio o profesión por los medios ordinarios de prueba.
El estado civil de viudo se comprueba con la partida de ma-
trimonio y la de defunción del otro cónyuge.
El estado civil de hijo legitimado puede presentar cuatro situa-
ciones diversas: l. ° Caso de un hijo concebido antes del matrimonio,
pero nacido dentro de él, que queda legitimado ipso jure por el ma-
trimonio de sus padres (art. 206). Esta calidad se prueba lo mismo
que la del hijo legítimo; 2.° Caso de un hijo natural legitimado tam-
bién ipso jure por el matrimonio posterior de sus padres (art. 207).
Esta calidad se prueba con la escritura pública de reconocimiento co-
mo hijo natural debidamente inscrita en el Registro Civil y con la
partida de matrimonio. 3.° Caso de un hijo legitimado por escritura
pública otorgada pOI; sus padres a la fecha del matrimonio (art. 208).
Esta calidad se prueba con la partida de matrimonio y con la escri-
tura de legitimación debidamente inscrita en el Registro Civil y 4.°
Caso de un hijo legitimado en el acto mismo del matrilnonio en
virtud de la declaración de legitimación hecha por los contrayentes,
en ese acto, en conformidad al artículo 38 de la ley N.O 4808, de
10 de Febrero de 1930, que dispone que la inscripción que contenga
DERECHO CIVIL. PRL>vfER AÑO 215

esa declaración produce los efectos señalados en el arto 208 del Códi-
go Civil. Esta calidad se prueba con la partida de la ~nscripción
del matrimonio de los padres en la que conste la referida declara-
ción de legitimación.
El estado civil de padre, madre o hijo natural deberá probarse
por el instrumento' de reconocimiento que al. efecto hayan otorgado
ambos padres o uno de ellos debidamente inscrito en el Registro
Civil, conforme a la ley N.O 4808 Cinc. 2.° del arto 305. La frase «de-
berá probarse» indica que el Código excluye otras pruebas tratán-
dose del estado civil de hijo natural.
El estado civil de hijo ilegítimo
- reconocido espontáneamente por,
una escritura pública se prueba por la copia de la respectiva escri-
tura y el certificado de su inscripción en el Registro Civil (art. 6 de
la ley N.O 4808).
Si el reconocimiento de hijo ilegítimo se hizo espontáneamente
por el padre, por la madre, o por ambos, al efectuar la inscripción
del nacimiento, se prueba con la copia de la correspondiente partida
de inscripción, que contenga la referida declaración; la cual declara-
ci6n sirve de suficiente reconocimiento de hijo ilegitimo, para los
e'rectos del título XIV del libro 1 del Código Civil (arto 32 de la ley
N." 4808)
El estado civil de hijo ilegítimo no reconocido voluntariamente,
que el C6digo permite establecer con el sólo objeto de exigir ali-
mentos (art. 280), se juStifica por medio de las diligencias judiciales
que detalladamente reglamenta el tHulo 14 del libro primero del Có-
digo Civil y la inscripción de la sentencia en el Registro Civil.
Finalmente, hay algunos estados o situaciones especiales, como
las del, emancipado voluntariamente, que se comprueba por medio
del instrU11}ento público de emancipación unido al decreto del juez
que la autoriza, debidamente inscrito en el Registro Civil (art. 265);
y la del habilitado de edad, que, se justifica por la copia del decreto
judicial que la concede, excepto el caso 'del var6n cásado que ha
cumplido 21 años, el cual queda habilitado por el ministerio de la ley,
y que puede.justif1car su condición de habilitado por medio de las
partidas de nacimiento y de matrimonio.
191. Medios supletorios de prueba.-A falta de las partidas o
216 ALFREDO BARROS ERR.ÁZURJZ

documentos comprobatorios del estado civil, es menester recurrir a


los medios supletorios que indica el artículo 309 que dice:
«La falta de los referidos documentos podrá 8uplirsc en caso ne-
cesario por otros documentos auténticos, por declaraciones de testi-
gos que hayan presenciado los hechos constitutivos del estado civil
de que se trata y en defecto de estas pruebas por la posesión noto-
ria de ese estado civil».
Este artículo permite suplir la falta de la'3 partidas de estado
civil por los medios que indica; pero esto no quiere decir que uno
cualquiera de esos medios de prueba supletorios haga plena fe sobre
la verdad de las declaraciones en él contenidas desde que según el
arto 308 las partidas mismas que son el medio ordinario de prueba,
no gara!1tizan la verdad de lo declarado en ellas.
Veamos ahora estos diversos medios supletorios, en el orden que
indica el artículo 309.
192. Otros documentos auténticos.-I.O Esa falta puede suplirse
por otros documenti)s igualmente auténticos. En el proyecto de Có-
digo de don Andrés Bello de! año 1853, aparece una nota para acla-
rar por medio de un ejemplo esta disposición, la cual nota dice como
sigue: "Se echa de menos la partida de bautismo de A. pero se pre-
senta un testamento
. . e, nombra a dicho A, entre
en que B, casada con
sus hijos legítimos. o se hace constar p:Jr documentos que A, fué re-
conocido como tal hijo en la partición de los bienes, y se le puso en
posesión de ellos sin oposición ni contradicción».
193. Declaración de testigos.-2. o 0Fro medio supletorio es la de-
claración de testigos que hayan presenciado los hechos constitutivos
del estado civil de que se trata.
Aunque es peligrosa la prueba testimonial, la ley la permite en
este caso, porque puede oC'.lrrir que no haya otra manera de acreditar
un estado civil; pero no acepta testigos de oídas, sino testigos pre-
senciale, de los hechos.
194. Posesrón notoria.- -}, o En defecto ¿e estas pruebas, puede
acreditarse un estado ciyil por la posesión notoria del misme> estado.
Poseer notoriamente un estado es gozar en el hecho y a la vista de
todos, del títub y de las ventajas anexas al estado, soportando sus
oblígaciones. Los antiguos comentadores expresaban los hechos cons~
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 217

titutivos de la posesión del estado civil por medio de la siguiente


fórmula: «Nomen, tractatus, fama». Nomen, es decir, llevar el n01TIbre
que designa su estado. Tractatus, es decir, haber sido tratado como
tal en las relaciones domésticas y sociales. Farna,' o sea, el hécho de
haber sido conocido como tal por el público de' su vecindario en
general.
Conforme con' estos principios los artíc\..! los 310 Y 311 del Código
definen e:1 qué consisre la posesión notoria del estado de matrimonio
y del estado de hijo legítimo.
La posesión notoria del estado de matrimonio consiste princi-
palmente en haberse tratado los supuestos cónyuges como marido y
mujer en sus relaciones doméstiCas y sociales; 'y en haber sido la
mujer recibida en ese carácter por los deudos y 'amigos de su marido
y por el vecindario de su domiciliG en general. (Art. 310).
La posesión notoria del estado de hijo legítimo consiste en que
sus padres le hayan tratado como tal, proveyendo a su educación y
establecimiento de un modo competente, y presentándole en ese ca-
rácter a sus deudos y amigos, y en ,que éstos y el vecindario de su
domicilio, en general, le hayan reputado como hijo legítimo de tales
padres. (Art.311).
En cuanto al tiempo necesario de esta posesión notoria, la ley
exige, para que el juez la admita como prueba del estado civil, que'
haya durado por 10 menos durante 10 años continuos (art. 312),
tiempo que reputa necesario para que pueda formarse el concepto
público en que se funda esta prueba.
Finalmente, exige .la ley que esta prueba se verifique por un
conjunto de testimonios' fidedignos que la establezcan de un modo
irrefragable, particularmente en el caso de no explicarse y probarse
satisfactoriamente la falta de la respectiva partida, o la pérdida o
extravÍo del libro o registro en que debiera encontrarse. (Art. 313),
195, Consecuencias del estado civil.-Hemos dicho que el es-
tado civil determina la situación de la persona' en lo tocante a: sus
relaciones de familia y, en consecuencia, fija sus derechos y obliga-
ciones. En consideración a su estado, la ley le reconoce o le rehusa
un derecho. ,.
Además, como ya he dicho 'anteriormente, el estado civil sirve
218 ALFREDO RutROS
- .......
ERRÁZURIZ
- ~

en algunos casos para determinar la capacidad de la persona, o sea,


su aptitud para ejercer por sí misma sus derechos y cumplir sus obli-
gaciones.
196. Especialidad de los fallos sobre estado civil.-EI inciso 2. o
del artículo 3. o del Código Civil, establece la regla general sobre el
valor de las sentencias y dispone que «las sentencias judiciales no
tienen fuerza obligatoria sino respecto de las causas en que actual-
mente se pronunciaren:.. Según esta regla, el fallo pronunciado en un
.
asunto. litigioso termina definitivamente la cuestión entre las perso-
nas que en él fueron partes; pero no obsta a que otra persona que
no haya intervenido en ese juicio pueda entablar contienda sobre el
mismo objeto.
Esta regla sufre excepción respecto de los fallos judiciales que
se pronuncian sobre la legitimidad del hijo o sobre una maternidad
que se impugna, los cuales tienen valor no sólo respecto de las per-
sonas que han intervenido en el juicio, sino respecto de todos, relati-
vamente a los efectos que dicha legitimidad acarrea. (Art. 315). Esta
excepción se funda en la necesidad de mantener la integridad e indi-
visibilidad de los estados civiles a que ella se refiere, la cual no
podría conservarse si después de pronunciado un fallo judicial en un
sentido, pudiera pronunciarse otro en sentido opuesto.
Pero, para que estos fallos produzcan el efecto dicho, se exigen
ciertos requisitos, que son:
1.0 Que hayan pasado en autoridad de cosa juzgada, es decir,
que sean de tal naturaleza que no pueda interponerse contra ellos
ningún recurso legal, o bien, que haya transcurrido el tiempo conce-
dido para hacer valer los recursos, sin que las partes los hayan for-
mulado.
2. o Que se hayan pronunciado contra legítimo contradictor. El
artículo 317 establece que legítimo contradictor en la cuestión de
paternidad es el padre contra el hijo o el hijo contra el padre, y en
la cuestión de maternidad, el hijo contra la madre o la madre contra
el hijo, y agrega que siempre que en la cuestión esté comprometida
la paternidad del hijo legítimo, deberá el padre intervenir forzosa-
mente en el juicio so pena de nulidad.
Con estas disposiciones la ley ha querido que el fallo pronun.
DERECHO CIVIL -PRIMER AÑO 219

eiado sobre estas materias reuna las garantías necesarias, las cuales,
por lo tocante a las personas que deben intervenir en el juicio, se
llenan cuando en la cuestión de paternidad son contradictores el pa-
dre y el hijo y en la cuestión de maternidad el hijo y la madre.
3. ° Que no haya habido colusión en el juicio. Colusión es la
ccnnivencia o arreglo privado de las partes para litigar aparentemente
con el objeto de obtener una declaración judiCial en un sentido falso.
Finalmente, debe tenerse presente la disposicióridel artículo 320,
según la cual «ni prescripción ni fallo alguno, entre cualesquiera
otras personas que se hayan pronunciado, podrá oponerse a quien
se presente como verdadero padre o madr,e del que pasa por hijo de
otros, o como verdadero hijo del padre o madre que le desconoce:>.
Esta disposición prevé el caso posible de que se haya pronunciado un
[a11o judicial que declare como verdadero padre o madre a quien no
lo sea en realidad; y para que ella tenga lugar no importa que el
fallo se haya dictado entre legítimos contradictores, porque precisa-
mente ese es el caso de aplicaCión de este artículo; pues si no se hu-
biese pronunciado entre legítimos contradictores, según las reglas
generales. el fallo dado en esas condiciones no sería inconveniente
para que se entablara un nuevo juicio y resultaría innecesaria la dis-
posicIón que comentamos.
Termina el artículo 320 diciendo que esta reglase entenderá sin
perjuicio de 10 dispuesto en el artículo 284, que dispone que la pater-
nidad sólo puede indagarse por la confesión expresa o tácita del pa-
dre, y en el artículo 288, ineisó 2.°, que añade que no puede intentarse
acción para indagar la maternidad contra ninguna mujer casada:
197. Del nombre y apellido de las personas.-La personalidad
de cada individuo se distingue de las demás por medio del nombre,
el cual se forma por dos elementos: l.0 el apellido de familia o nom-
bre patronímico; y 2.° el nombre propiamente tal, que es el que sir-
ve para individualizar a cada miembro de la familia.
Durante mucho tiempb, entre los pueblos primitivos, el nombre
se compuso de una denominación única e individual para cada per-
sona y así, entre los griegos, hebreos y fenicios, cada individuo
llevaba un solo nombre que se le daba en su nacimiento y que era
diverso del nombre de su padre.
220 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

Fueron los romanes los que establecieron el uso del nombre pa·
tronÍmico. Los miembros de la gens se designaban bajo un mismo
apellido (nomen o gentilitium) y se distinguían unos de otros agre·
gando diver~os apelativos (praenomen: propio a cada individuo). Es-
te sistema prese:1taba la ventaja de hacer a la vez del apellido el sig-
no distintivo ¿el individuo y de la familia, pero, como a In larga
result6 que dentro de una misma familia se alcanzaban los nombres
(praenomen), los romanos agregaron lo que 8e llama el cognomen, o
óea, un calificativo que se basaba en hechos, circunstancias o cuali-
dades peculiares de cada ir.dividuo, con lo que se evitaba la confu-
sión de ¡cersonas. Por ej: Escipicin Emiliano; Escipion Africano,
etc.
El uso del nombre individual y único, reapareció con los bárba-
ros, después de la disolución del Imperio romano de Occidente y se
mantuvo así durante largo tiem¡::o; pero por la fuerza misma de las
cosas y como consecuencia de la limitación de las palabras empleadas
para la designación de las personas, fué necesario precisar la identi-
dad de 103 individuos, indicando su filiaciónn con lo que se volvió
definitiv8mente 81 empleo del apellido hereditario precedido del nom-
bre y en el siglo XI I ya estaba completamente generalizado este
uso.
El hijo de dos personas casadas toma el apellido de su padre.
En la inscripci6n de su nacimiento ante el oficial del Registro Civil,
5e le designa por el nombre y apellido que indique la persona que
requiere la inscripción, la cual ordinariamente es el padre del recién
nacido, la madre o la persona encargada por éstos. Si transcurren
treinta días sin que el padre o madre requieran la inscripci6n, debe-
rán requerirla el pariente más proximo que viviere en la casa, el mé-
dico o partera, el jefe del establecimiento en que haya nacido, la
persona que le h'lya recogido o el administrador de la casa de expó-
sitos, y esas personas indicarán el ncmbre del recién nacido.
El hijo nacido fuera de matrimonio lleva también el apellido de
su padre, siempre que este lo haya reconocido o bien, el apellido de
su madre si sólo esta lo ha reconocido. Si no es reconocido por nin-
guno de sus padres, recibe entonces un nombre y apellido que son
bEREc1-IO CIVIL PRIMER AÑO 221

escogidos por la persona obligada a requerir la inscripción, a falta


del padré y madre,
Respecto al .cambio de nombre de ~ una persona, cuyo nacimiento
ha sido ya inscrito en el Registro Civil, debemos observar que con
arreglo al artícuIo 17 de la ley N. o 4808, que dice que las inscripcio-
nes .no podrán ser alteradas ¡ni modificadas sino en virtud de sen-
tencia judicial ejecutoriada, nadie puede por su propia autoridad
cambiar el nombre o apellido con que aparece inscrito en el Registro
Civil; pero hay ciertos acontecimientos ¡::osteriores que pueden ser
motivo suficiente para que el juez ordene modificar el apellido que
una persona adquirió en el momento de la inscripción de su naci-
miento. . .
A!"ii, el padre que ha impugnado 18 legitimidad del hijo habido
durante el matrimonio y obtenico un2 resolución judicial ejecutoria-
da que así lo declare podrá pédir la rectificación correspondiente de
la partida de nacimiento del hijo, la que se- hará con arreglo al arto
11 de la ley de Registro Civil, anotando la rewlución judicial respec-
tiva al margen de la inscriICción primitiva.
Igual cosa sucederá cuando la legitimidad haya sido irn.ICugnada
y se haya obtenido una resolución judicial, a petición de los herede-
ros dd marido CC. Civil arto 184); de cualquier persona que tenga
interés en ello (c. Civil art 185), o de los. ascendientes del marido
(e. Civil arto 187).
A la inversa, en la legitimación de un hijo (e. Civil arts. 202 y
siguientes), cuyo apellido de inscripción primitiva es diferente del
apellido del padre que lo legitima, podrá pedirse judicialmente la
'anotación correspondiente del nuevo apellido adquirido pOr la legi-
timación.
F s esta una consecuencia de la paternidad que se. reconoce por
la legitimación, y del hecho de que la f&milia ha pasado a consti-
tuirse sobre la base legal del matrimonio.
Del mismo modo en caso de reconocimiento posterior del padre
podrá rectifIcarse pOl" la \"Ía judicial la inscripcióh del nacimiento del
hijo natural que figuraba con el a¡::ellido de In madre.
Pero en el caso de investigación de la paternidad ilegítima .no
podrá rectificarse la inscripción del hijo que ha logrado su recono-
222 A1.FREDO BARROS ERRÁZURIZ
" .

cimiento, por medio de la confesión jurada del padre, porque ese


reconocimiento no produce otro efecto civil que la obligación de dar
alimentos al hijo (art. 280).
Las rectificaciones antes aludidas se refieren a los apellidos, pe-
ro no al nombre, el cual debe permanecer inalterable, porque no
hay razón legal que justifique su cambio.
El derecho al apellido tiene ciertas peculiaridades que lo hacen
digno de estudio; pertenece a una familia entera, incluídos los miem-
bros que nazcan con posterioridad y forma parte de las condiciones
que contribuyen a determinar la personalidad de! individuo, en sus
relaciones de familia, o sea en la manifestación externa de la filia-
ci6n.
Está protegido por acciones civiles, porque toda contienda so-
bre apellido lleva envuelta una cuestión de estado civil.
El derecho al nombre civil tiene además todos los caracteres
propios de los derechos de familia.
Es imprescriptible, porque la prescripción es propia solamente
de los derechos patrimoniales y como dice e! arto 320: ninguna pres-
cripción podrá oponerse a quien se presente como verdadero padre o
madre del que pasa por hijo de otros, o como verdadero hijo del
padre o madre que le desconoce.
Es inalienable, porque es un derecho por su naturaleza persona-
Iísimo e intransferible, y no es susceptible de estimación pecuniaria,
como el nombre comercial.
Es inmutable, porque las inscripciones de las partidas del regis-
tro civil sólo pueden modificarse en virtud de s~ntencia judicial, y
el interesado no puede alterarlas a su voluntad; y es irrenunciable,
porque crea obligaciones de familia que se imponen contra la volun-
tad del obligado.
Finalmente conviene recordar que el artículo 354 del Código
Penal sanciona con la pena de presidia menor al que usurpare el es-
tado civil de otro yal que substrajere, ocultare, o expusiere a un hijo
legítimo o ilegítimo, con ánimo verdadero o presunto de hacerle per-
der su estado civil y el artículo 353 castiga con presidio mayor la
suposición pe parto y la substitución de un niño por otro.
198. Identificación personal obligatoria.-El decreto-ley N. o 26,
DEREcHo CIVIL PRIMER AÑO 223

de lB de Noviembre de 1924, establece en la República el servicio


de identificación personal obligatoria, según el sistema de Juan Vu-
cetich y la descripción morfológica de Alfonso Bertillón (art. 1.0).
Están obligados a obtener su libreta de identidad todos los resi-
dentes en el territorio de la República, tanto nacionales como ex-
tranjeros, que hayan cumplido dieciocho años de edad y a renovarla
cada cuatro años, exceptuados únicamente los religiosos enclaustra-
dos, las personas rec1uídas en los hospicios y Casas de Orates; los
condenados a prisión, presidio o reclusión, mientras dure la condena
y los inhábiles para todo trabajo (art. 5.°).
La libreta será documento suficiente para probar la identidad
del individuo en todos los actos públicos o privados en que la pre-
sente, y tendrá, por tanto, valor legal; pero la que no 1'~na el re-
quisito de haber sido renovada oentro de los cuatro años que le fija
el artículo anterior no tendrá valor alguno (art. 6.°). .
Los extranjeros transeuntes tendrán la obligación de adquirir
libretas de identidad srsu permanencia en el país excede de dos me-
ses (art. 13). índice
CAPITULO VII
DE LAS PERSONAS ]URIDICAS

199. Noción de la Personalidad Jur;dica.-El Derecho Natural


nos enseña que el hombre es sociable por naturaleza y libre para
desarrollar su actividad por todos los medios legítimos, de donde na-
ce el derecho de asociación, que es el que tiene toda persona para
unirse con otros para' conseguir un fin común.
Esta agrupación de personas llamada asociación constituye un
ser moral distinto' de cada uno de los individuos que la forman y
puede ser sujete de derechos y obligaciones civiles, supuesto que no
es otra cosa que una continuación o desarrollo de la personalidad
tie los asociados.
La personalidad jurídica no es, como sostienen algunos, una
simple creación de la ley CIvil, que deba su existencia únicamente a
la voluntad del Estado, quíen puede concederla o negarla a su ar-
bitrio:
Por el contrario, la existencia de la asociación o de la persona-
. lidad moral es un hecho jurídico innegable que se impone al reco-
nocimiento del legislador.
Según las .palabras de un distinguido tratadista, a éste «sólo
incumbe reconocer o sancionar la voluntad manifestada por una o
muchas personas que abdican una parte de su personalidad jurídica
en provecho de un nuevo sujeto de derechos que se trata de crear.
El Estado no hace más que regularizar una operación; y el funda-
mento de la personalidad es la voluntad humana y no el poder de
la ley».
Esto no quiere decir que neguemos toda intervención del Esta-
do en esta materia. El orden social exige que los individuos que se
DER.ÉcHo ClVlí, PR~MER AÑO

asocian den a conocer en debida forma la existencia de. la sociedad


que han organizado, en uso de su libre derecho,. para obtener así el
reconocimiento y amparo de la autoridad ciVil, que de otra suerte
ignoraría' sU existencia.
Pero, organizada la asociación con un fin lícito y dada a co-
nocer su existencia en Íorma debida, el Estado tiene la obligació n
ineludible de prestarle su reconocimiento y amparo de su autoridad.
Tampoco pretendemos negar la facultad que tiene la autoridad
civil para establecer ciertas formalidades o requisitos indispensables
en la constitución de las as~iacionés,' en' resguardo de los intéreses
de los extraños que pueden contratar cpn ellas; pero bien entendido
que esta facultad jamás puede llegar hasta poner tra~as que hagan
ilusorio el derecho de asociación.
Imbuido nuestro Código Civil en los prinCipios del Derecho
Francés, establece en el título de las personas jurídicas, restricciones
graves, que coartan la libertad de asociación y que han merecido
fundadas censuras de algunos jurisconsultos, por estimarlas contrarias .
a la Constitución. Política.
El artículo 10 de la constitución Polítita de 1925 asegura: a to-
dos los habitantes el derecho de asociarse sin permiso previo yen
conformidad a la ley y la inviolabilidad de todas las propiedades
sin distinción alguna, de manera que nadie puede ser privado de la
de su dominio ni de una parte de ella, o del derecho que a ella tu~
viere, sino en virtud de sentencia judicial o de expropiación por ra-
o

zón de utilidad pública, calificada por una ley y' en ·este caso previo
pago de la indemnización correspondiente. •.
Estas disposiciones constitúcionales nó' 'se ar'monizarl con los pre-
ceptos del Código Civil, que establecen· para la adquisición, reten-
ción y pérdida de los bienes de las asociaciones, cdndicibnes o reglas
onerosas y muy distintas de las que rigen para los simpleS' particu-
lares, y, principalmente,t con el artículo 556, qué establece que' cae'"
rán en comiso los bienes raíces de las perSonas juddicas', ·cuando pa-
sados cinco años, Gontadosdesde' la fecha en que hubieren adqui-
rido la posesión de ellos, no obtuvÍeren permiso especiai de la legls..
latura para conservarlos ni los hubiesen enajenado,
15
226 ALFREÚO BARROS ERRÁZURIZ

Es igualmente odiosa la exigencia del permiso previo del Go-


bierno para el establecimiento de las personas jurídicas regidas por
el título 33 del Código Civil, que son precisamente las que persi-
guen un fin benéfico, ajeno al lucro; mientras que en su mayor par-
te las sociedades industriales, sean comerciales o civiles, que persi-
guen un fin de lucro, pueden establecerse libremente por un simple
contrato entre las partes interesadas.
El Código Civil define la persona jurídica diciendo que es una
persona ficticia, capaz de ejercer derechos y contI:aer obligaciones ci-
viles y de ser representada judicial y extrajudicialmente (art. 545).
La expresi6n «persona jurídica» nos indica que el Derecho Civil
se ocupa del estudio de las asociaciones o personas morales en cuan-
to son susceptibles de relaciones de derecho, reconociéndoles la ca-
pacidad necesaria para ejercer derechos y contraer obligaciones ci-
viles, de una manera análoga a las personas naturales.
La palabra ficticia que emplea la definici6n quiere decir que la
persona jurídica es un ser abstracto o entidad mOral que carece de
existencia física, en contra-posición a las personas naturales.
200. Clasificación de las personas jurídicas.-. Corporaciones y
fundaciones de beneficencia pública.-El artículo 545 dice en sus inci-
sos 2.° y 3.°: «Las personas jurídicas son de dos especies: corpora-
ciones y fundaciones de beneficencia pública. Hay personas jurídicas
que participan de uno y otro carácter».
Corporación es la agrupación de personas que unen sus esfuer-
zos con un fin común y que se rigen por los estatutos formados por
los mismos asociados. Fundación de beneficencia pública es toda
obra o establecimiento que persigue un fin benéfico o caritativo y
que se rige por los estatutos que el mismo fundador le ha dictado.
Aunque no son muy precisas las líneas que distinguen a estas
dos categorías de personas jurídicas, no obstante, un estudio atento
nos muestra ciertas diferencias, a saber: la corporación tiene por ba-
se jurídica una colectividad, o sea, una reunión de personas que mo-
vidas por un interés común juntan sus esfuerzos en un sentido dado,
y la suerte de la corporación está Íntimamente ligada a la existencia
o mantenimiento de los asociados; por el contrario, la fundación de
beneficencia pública es absolutamente independiente, en cuanto a su
DERECHo CIVIL pRIMER AÑO 227

existencia, de los hombres que la administran; ella no tiene' por base


jurídica una colectividad sino una idea, un fin benéfico que -debe
realizar. Es un establecimiento que existe por sí mismo, y sus' admi-
nistradores son simples representantes de su personalidad propia, que
la debe a la voluntad, del fundador y que se rige, por las reglas que
éste ha, dictado; " ,'
Hay obras o establecimientos que participan de uno y otro ca-
rácter. "
Acerca ciela 'distinción anterior, debemos observar queUl'las' Y
otras están sujetas en su parte eséncial,a las mismas reglas y limita-
ciones, en 10 tocante a sus relaciones de derecho,
, ;201. Personas jurídicas de derecho público y de derecho privado.-
Situación, de la~ de derecho público.-Esta esJa gran división que, den-
tro del si;>tema 'de, nuestra legislación, determina las reglas· que s~ apli-
can auna y otra clasé de personas, porque el artículo 547 del Códi-
go Civ;i1, en su inGisq 2. o declara expresamente que' las disposiciones
del' título en que dicho precepto se halla, o sean, las del título trein-
ta y tres del Iíbra primero, que trata de las personas jurídicas, '«no
se éxtienden a las corporaciones o fundaciones de derecho público, co-
mo la Nación, el Fisco, las Municipalidades,. las iglesias, las comunida_
des religiosas y los establecimientos que' se costean· con fondos °del
Erario» y ágrega que: «estas corporaciones y fundaciones se rigen
por leyes 'Y reglamentos especiales».
Una sentencia de la Corte Suprema determínamuy clarament~
la' diferendá entre la naturaleza y origen d~' una y, otra clase de
personas.
Dice:
«Que deben calificarse como corporaciones o fundaciones de de-
recho público aquellas que sacan su eXistencia de resoluciones de las
autoridades constituídasy tienen por objeto sérvir los fines de estas
mismas
I
autoridades, dentro de la esfera deacciórí que les está seña-
lada; mientras que las corporaciones de derecho pr,ivadoemanan~di-
rectamente de la iniciativa' de iosparticulares en el ejercicio del. de-
rechode asociación' u otros, individuales, y,no están llamadás a réa..
228 Al.FItEDo :flARROS ERRÁZUlUZ
'"
!izar los fines propios de los poderes públicos, sino los propósitos per-
sonales de los mismos asociados o de los fundadores».
Son personas jurídicas de Derecho Público:
a) La Nación él Fisco. Nación en el sentido de sociedad civil o
de Estado, es la asociación de conciudadanos gobernada por una auto-
ridad independiente y constituída dentro de determinado territorio.
La nación es una persona jurídica susceptible de derechos y obliga-
ciones de carácter público y privado y tiene sus representantes lega-
les, que son las autoridades que la Constitución determina.
Se llama Fisco a una entidad· existente dentro del Estado, que
representa y administra la hacienda pública.
Se dice también con propiedad que el Estado es el cuerpo polí-
tico. de la Nación, que representa la potestad y el ejercicio de los po-
deres públicos. El Fisco es el Estado en cuanto sujeto de derechos y
obligaciones del orden p'¡vado; representa el dominio y el ejercicio
de los derechos patrimoniales de propiedad privada del Estado.
El Fisco administra aquellos bienes que siendo de propiedad de
la nación, no son del uso público de tocios los habitantes y que se lla-
man fiscales, como son los terrenos del sur del país que aun no se
han enajenado, los cuales son de propiedad y goce exclusivo del Fisco.
En contraposición a los bienes fiscales están los bienes nacionales de
uso público, cuyo dominio pertenece a la Nación y su uso y goce a to-
dos los habitantes de la Nación. Estos bienes no forman parte de lo
que se llama propiamente la hacienda fiscal.
Estas entidades jurídicas se rigen por las leyes del Derecho pú·
blico y Administrativo.
b) Las Municipalidades. Estas son corporaciones públicas encar-
gadas directamente de la administración de los servicios locales, y
aunque son entidades inferiores existentes dentro del Estado, tienen
no obstante personalidad jurídica propia. Se rigen por la ley orgá-
nica de Municipalidades.
c) Las Iglesias. Aunque la Iglesia Católica es una, sin embargo
cada uno de sus organismos, a saber, la Iglesia Metropolitana, sede
del Arzobispo de Santiago, las Iglesias Catedrales de las otras dióce-
sis, las Iglesias Parroquiales, etc., tienen personalidad jurídica distin-
ta y administran separadamente sus intereses propios, pudiendo
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 229

ej ercer derechos y contraer obligaciones civiles, todo con arreglo al


Derecho Canónico, por el cual se rigen.
La personalidad jurídica de derecho público de qu.e gozaba la
Iglesia Católica, en sus varios organismos ~constitutivos, ha sido ex-
presamente respetada por la Constitución Política del año 1925, en la
forma en que existía al tiempo de dictarse la Constitución. En efec-
to, la Gonstituciónasegura a todos los habitantes de la República:
«la manifestación de todas las· creencias, la libertad de conciencia y
el ejercicio libre de todos los cultos que no se opongan a la moral, a
Ias buenas costumbres o al orden público, pudien<;fo, por tanto, las
respectivas confesiones religiosas 'erigir y conservar templos y sus de-
pendencias, con las condiciones de seguridad e higiene fijadas por las
leyes y ordenanzas».
«Las iglesias, las confesiones e instit~ciones religiosas de cualquier
culto, tendrán los derechos que otorgan y reconocen, con ,respecto a
los bienes, las leyes actualmente en vigor, peró quedarán sometidas
dentro de las garantías de esta Constitución, al derecho común, para
el ejerc'icio del dominio de sus bienes futuros.
«Los templos y sus dependencias destinados al servicio de un
culto, estarán exentos de contribuciones. (N. o 2. o arto 10).
También asegura la Constitución la inviolabilidad de todas las
propiedades, sin distinción alguna. (~. o 10, arto 10).
Al decir la Constitución que garantiza ,el ejercicio libre de todos
10 s cultos y consiguienteme,nte la facultad de las respectivas confesio-
n es religiosas para erigir y conservar templos y sus dependencias,
reconoce la existencia de esas confesiones religiosas como personas ju-
rídicas ante la ley, porque sóro las personas pueden ser sujetos de
derechos, o sea, tener bienes y conservar el dominio de ellos; y reco·
noce al mismo tiempo la libertad que ellas tienen para regirse por
sus propias reglas y constituciones, en el ejerc'icio de sus respectivos
cultos.
Agrega la Constitt¿¡c1Ón que las Iglesias tendr&n los derechos que
otorgan y recono~en, con respecto a los bienes, las leyes actualmente
en vigor. Esta disposición importa el reconocimiento que hace en fa-
vor de la Iglesia eatófica, con sus varios organismos integrantes, y
conforme a sus propias reglas y Constituciones, de la calidad pe per-
230 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
======================~==~~~~

sana jurídica de derecho público, que tenía al dictarse la Constitución


de 1925 y que le permitía adquirir, conservar y disponer libremente
de toda clase de bienes, conforme al Derecho Canónico.
Ese ,reconocimiento de los derechos que otorgaban y reconocían
a la Iglesia con respecto a los bienes las leyes vigentes, al tiempo de
dictarse la Constitución de 1925, comprende la personalidad jurídica
de'los nuevos organismos qlle, conforme al Derecho Canónico, se va-
yan creando para el desarrollo del culto, porque esa era la situación
jurídica que tenía la Iglesia Católica con respecto a sus bienes y que
la nueva Constitución quiso conservar sin innovación.
Esta personalidad jurídica de derecho público de que gozan las
iglesias, se mantiene también en virtud de la disposición del arto 547
del Código Civil, que no ha sido modificado.
La disposición de la Constitución agrega que las iglesias queda-
rán sometidas, dentro de las garantías que ella establece, al derecho
común, para el ejercicio del dominio de sus bienes futuros.
Obsérvese que somete a his iglesias al derecho común solamente
en lo relativo al ejercicio del dominio y no en lo referente a la libre
adquisición y conservación' de toda clase de bienes; facultades que
conservan lo' mismo que antes, es decir, con todas las prerrogativas
de la personalidad jurídica de Derecho público.
Someterlas al derecho común, para el ejercicio del dominio de sus
bienes futuros, quiere decir someterlas a la regla general; y esa regla
general no puede ser otra que la que se acomoda a su naturaleza de
personas jurídicas de derecho público, que según hemos visto, la mis-
ma Constitución les reconoce,
d) Las Comunidades religiosas. Se llaman Comunidades reli-
giosas, las congregaciones de personas que viven unidas bajo ciertas
constituciones o reglas. Todas las Comunidades religiosas son per-
sonas jurídicas de Derecho Público y se rigen por las reglas pro-
pias de su orden y por el Derecho Canónico; las representan sus
respectivos priores. o síndicos, según los casos.
La misma sentencia de la Corte Suprema a que aludíamos an-
tes precisa el alcance de lo que' debe entenderse por Comunidades
religiosas, que gozan de la personalidad jurídica de derecho público.
Dice que son personas jurídicas de derecho público los institu-
DERECHO CIVIL PRIMER A~O 231

tos religiosos,que deben su existencia a' decretos de las autoridades


eclesiásticas correspondientes, cuyos miembros se ·someten a una vi-
da común, consagrada por votos religiosos perpetuos, aunque no sea~
de los llamados splcl1'J-l1es y que gozan de una nrganiiación propia y'
de derechos y .privilegios que las disposiciones canón¡¿as les conce-
den en' razón de los-mismos votos 'Y procedencia, y.formando parte
de las instituciones del 'gobierno eclesiástico o jerarquía de la Igle-
sia, dentro del derecho público de ésta; Y que ha son personas jurí-
dicas de derecho público las simples cofradías, herm~ndades u aso-
ciaciones de legos, aunque tengan por objeto practicar actos del culto
o 'cumplir con debereS religiosos, porque 'carecen de todo carácter pú-
blico, porque no están sujetas al régimen eclesiástico: sus miembros
no se' hallan ligados por votos religiosos; no han sido creadas por
decretos de las autoridades eclesiásticas,' ni están destinadas a ejer-
cer 'las funciones de la Iglesia, sino a servir los fines particulares de
los asociados, .
, ~ e) Los establecimientos que se costean con fondos del erario.
Personas jurídicas de' esta especie son los establecimientos' públicos
de Beneficencia;" los éuales, aunque costeados en gran parte por el
Estado, tienen fondos propios que administran independientemente
del Fisco' y se rigen por las leyes o reglamentos especiales ..
Debe tenerse presente que no son personas jurídicas aquellos or-
ganismos del Poder Público como las Cámaras, a quienes lf:!. ley no
reconoce ~la capacidaddCpos~er bienes, 'qUe es lo queconsÚtuye el
carácter esencial de la personalidad jurídica. 'Los bienes 'de quedis-
ponen para' su servicio son de propiedad del Fisco: '
, Son personas jurídicas de .Derecho Privado:
'u) Las sociedades ir;dustriales. se llaman sociedades industria-
les las que. persiguen el lucro de los asociados Y pueden ser civiles o
COrríe,rciales.Son comerciales las que se -forman para negocios que la
ley. califica de actos de comercio; 'las demás son civiles.
Lás sociedades' industriales no se rigen por las· disposiciones del
título 33 del libro 1. o del Código Civil de que actualmente trata-
mós.
Las que tienen el 'carácter de sociedades civiles se rigen por el
iH ALI;'JU'DO tlAKKOS bKI{ALUKIZ

título 28 del libro 4. 0 del Código Civil; y las comerciales por el


Código de Comercio.
b) Las asociaciones que no tienen por objeto el lucro de los aso-
Ciados. Esta clase de personas jurídicas es la que comprende y
reglamenta el título 33 del Código Civil, las cuales pueden tener el
carácter de corporaciones o fundaciones de beneficencia pública. De
ellas vamos a ocuparnos en esta parte de nuestro estudio.
Resumiendo lo dicho, tenemos: que el título 33 del libro I del
Código Civil sólo es aplicable a una categoría de personas jurídidas, a
saber, a las personas jurídicas de Derecho Privado que no persiguen
el lucro, ya sean corporaciones o fundaciones de beneficencia públi-
ca.
Las personas jurídicas de Derecho Público y las personas jurídi-
cas de Derecho Privado que tienen el carácter de sociedades indus-
trialeS se rigen por otraS reglas; pero sin dej ar por eso de ser verda-
deras personas jurídicas.
202. Constitución de las personas jurídicas de Derecho Privado
regidas por el título 33 del Código Civil.-EI artículo 546 del Código
Civil sólo reconoce la personalidad jurídica a las fundaciones o corpo-
raciones que se hayan establecido en virtud de una ley o hayan sido
aprobadas por el Presidente de la República con acuerdo del Consejo
de Estado. (Hoy día no existe el Consejo de Estado).
La exigencia de la aprobación previa es común a las corporacio-
nes y a las fundaciones de beneficencia pública; no así en lo relativo
a las ordenanzas o estatutos por los cuales deben regirse.
A este respecto, el Código Civil dispone que los estatutos de las
corporaciones se formarán por ellas mismas y que serán sometidos a
la aprobación del Presidente de la República con acuerdo del Consejo
de Estado, que se la concederá si no tuvieren nada contrario al or-
den público, a las leyes o a las buenas costumbres. Puede también
el Presidente de la República corregir los estatutos en todo aquello
que pudiere irrogar perjuicio a terceros, debiendo proceder el Presi-
dente a petición de los interesados. Estos tienen, en todo caso, expe-
dito también el camino para reclamar ante la justicia ordinaria cbn-
tra toda lesión o perjuicio que pudiere resultarles de la aplicación de
los estatutos. Con relación a los estatutos por los cuales hayan de
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 233

regirse las fundaciones de beneficencia pública, el Código sigue una regla


distinta, a saber: basta que los estatutos hayan sido dictados por
el fundador, para que rijan a la fundación, y no es necesaria en este
caso, la aprobación del Presidente de la República (art. 562).
Sólo puede intervenir el Presidente para suplir la voluntad del
fundador cuando éste no la hubiere manifestado o sólo la ,.húbiere
manifestado de una manera incompleta.
Acerca de las disposiciones anteriores, que son un resumen de
lo que establece el Código Civil sobre constitución de las personas
jurídicas de Derecho Privado que, no persiguen un fin, de lucro, de-
bemos observar:
1. o Que la forma ordinaria de reconocimiento de la personalidad
jurídica consiste en' un decreto del Presidente de la República (hoy
no existe el Consejo de Estado). En los casos corrientes nadie OCurre
al Congreso Nacional para que dicte una ley, desde que el Ejecutivo
está facultado para ello, y sólo se hace necesario dictar una ley cuan-
do se trata de alguna fundación o ' corporación que solicita privilegios
especiales contrarios al Derecho común. .
2,." Que es impropia la frase que emplean los decretos del Go..
bierno que dicen: «concédese personalidad jurídica a la. institución,
etc.», porque el Código Civil no da tai facultad al Gobierno. El ar-
tículo 546 exige como requisito previo de la personalidad jurídica, la
aprobación del Presidente de la República, que es cosa diversa. Apro-
bada por el Gobierno una asociación, queda reconocida la personali-
dad jurídica por el ministerio de la ley, y no por el Presidente de la
República.
3." La aprobación del Presidente de la República, tanto de la
asociación misma como de los estatutos porque haya de regirse, no
es facultativa sino obligatoria, en el caso de que los estatutos no tu-
vieren nada contrario al orden público, a las leyes o a las buenas
costumbres. El artículo 548. refiriéndose a la aprobación de los esta-
tutos, emplea la frase imperativa «que se la concederá» etc., y aunque
en esta parte sólo habla de la aprobación de los estatutos· y ha de
la asociación misma, sin embargo es evidente que también es exten- .
siva a la asociación misma, que no es otra. cosa que lo que dicen sus
estatutos. Cualquiera otra interpretación sena absurda.
234 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

En consecuencia las facultades del Gobierno en esta materia se


reducen a investigar si el fin de la Corporación que aparece manifes-
tado en sus estatutos es contrario al orden público, a las leyes o a
las buenas costumbres.
En caso afirmativo, el Gobierno deberá negar su aprobación a la
Corporación y a los estatutos; y en caso contrario deberá prestarle su
aprobaCión.
203. Personas jurídicas extranjeras.~Es importante establecer la
situación que tienen en Chile las personas jurídicas extranjeras que
no deben su existencia a las leyes chilenas, ni han pedido conformar-
se en su constitución a las reglas del Código Civil, por haberse otor-
gado o reconocido su personalidad, conforme a la ley del país de su
domicilio.
Es evidente que esas personas jurídicas extranjeras tienen tam-
bién personalidad en Chile y que pueden ser sujetos de derecho, ya
sean ellas de derecho público o de derecho privado. En el primer caso,
participan de la personalidad jurídica del Estado a que pertenecen;
y en el segundo caso, como son un desarrollo yextensión de la perso-
nalidad humana de sus miembros, gozan de las mismas prerrogativas
que tendrían las personas naturales de los extranjeros que la forman.
La ley 'chilena no reconoce diferencia entre al chileno y el ex-
tranjero en· cuanto a la adquisición y goce de los derechos civiles
(art. 57); y esa disposición, que expresamente reconoce los derechos de
los extranj eros, lleva envuelta el reconocimiento de la personalidad
moral, formada por la reunión de varias personas naturales extranjeras.
La existencia de la persona jurídica tiene su fundamento en el
derecho natural de asociación, que es indispensable para asegurar al
hombre el completo ejercicio de sus facultades y la satisfacción de sus
necesidades y si la ley interviene· en su formac.ión, no es para hacerla
nacer -porque ella nace de la libre voluntad de los asociados- sino
para constatar su nacimiento. y determinar su estado.
Además, conforme al Derecho Internacional, que es el que debe
aplicarse en este caso -ya que no podríamos pretender aplicar la le-
gislación chilena a la constitución de las personas jurídicas nacidas
en el extranjero-los derechos que nacen al amparo de las leyes de
una nación deben ser reconocidos por los Estados extranjeros. En
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 235

efecto, no habría derechos civiles estables, si los que hay legítima-


mente constituídos en un Estado, desaparecieran juntos con que sus
titulares traspasaran sus fronteras.
La tendencia manifiesta del Derecho Internacional Privado se en-
samina al reconocimiento por parte de' cada Estado de los derechos
constituídos en elextr,anJeroy ,a la circunstancia de estar obligada
cada nación a sufrir. en su territorio la' aplicación de ciertas leyes ex-
tranjeras. Decimos lo anterior, en lo referente a reconocer la existen-
cia de la personalidad jurídica extranjera; la cual ha debido cons-
tituirse 'conforme a' la ley, de .su país. ' Ot'ra cosa es 10 relativo al
ejercicio, en Chile de los derechos que puede tener la persona jurídi-
ca extranjera; a ese respectase
, rige naturalmente por la ley chHena, .
que' gobierna todos los -a~tos que se celebren en el-territorio.
204. Domicilio de las perSonas jurfdicas.-Las personas morales
o jurídicas pueden ser sujetos -ue derechos y obligaciones civiles' lo
mismo que las personas naturales y deben por tanto tener un do-
micilio para todos los efectos jurídicos consiguientes.
El Código Civil no trata en e! título especial de la persorialidad
jurídica de lo relativo al.domicilio de las personas' morales; en con-
secuencia debemos adoptar las mismas reglas dadas para el domici-
lio de las personas naturales, en lo que sean aplicables.
,Ordinariamente lps estatutos de las diversas personas jurídicas
fijan su domicilio' de una manera expresa; pero en los 'casos en que
estos 'nada digan, 'es evidente Cfue según las reglas generales debe
considerarse como domicilio el lugar donde tenga su asiento la cor-
poraci6no fundaci6n.
Puede ocurrir y, en efecto, sucede comúnmente;. que una perso-
na jurídica: tenga estable~imientos u oficinas en diversas ciudades, y
en ese caso debe aplicarse una regla análoga a la del artículo 67 de!
Código Civil, es decir,' que si se' trata de actos jurídicos que digan
rellción especial a uno de esos establecimientos, el lugar en que ese'
e$tablecimientoestásituado se reputará como' domicilio para toda lo
relacionado a esos actos jurídicOs. Sise trata de actos que no digán
relación a ningún establecimiento determinado, entonces debe tomar-
se en consideración 'el asiento principal de la corporación, que' es
236 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

aquel en que se encuentra instalada la oficina a dirección superior de


la asociación.
Guarda conformidad con 10 anteriormente dicho e! artÍCulo 220
de la ley orgánica de Tribunales, que dispone que: «cuando el de-
mandado fuere una persona jurídica, se reputará por domicilio, para
el objeto de fijar la competencia del juez, e! iugar donde tenga su
asiento la respectiva corporación o fundación. Y si la persona jurídi-
ca demandada tuviere establecimientos, comisiones u oficinas que la
representen, en diversos lugares, como sucede con el Fisco o con las
so.iedades comerciales, deberá ser demandada ante el juez del lugar
donde existe el establecimiento, comisión u oficina que celebró el
contrato o que intervino en el hecho que da origen al juicio».
205. Capacidad de las personas jurídieas.-Representaci6u.-
Administraci6n.-Sala.-Estatutos.-AI tratar de la teoría general
de los actos jurídicos, dejamos establecida la distinción entre la ca-
pacidad de goce y la capacidad de ejercicio; capacidad de goce es la
facultad de adquirir o ser sujeto de derechos: y capacidad de ejerci-
cio es la a#t;itud que tiene una persona para ejercer sus derechos por
sí misma sin el ministerio o autorización de otra.
Estudiemos esta doble capacidad en lo que se refiere a las perso-
nas jurídicas.
Capacidad de goce.-Los derechos civiles se dividen en patrimo-
niales y de familia; estos últimos por su naturaleza son aplicables
solamente a las personas naturales, y por tanto, la capacidad de las
personas jurídicas se refiere sólo a los derechos del patrimonio. Con
relación a estos últimos, es evidente que las personas jurídicas tie-
nen capacidad de goce, y este principio, aceptado en el Derecho an-
tiguo por los mejores tratadistas, está expresamente reconocido en e!
artículo 556 de nuestro Código, que dice: «Las corporaciones pueden
adquirir bienes de todas clases, a cualquier título». Pero esta capa-
cidad de goce, o sea, esta aptitud de las personas jurídicas para ser
sujetos de derechos, tiene en nuestro Código una grave limitación
respecto a los bienes raíces, cuya posesión no pueden conservar las
corporaciones sin permiso especial del Poder Legislativo. Sin este
permiso especial, estarán obligadas a enajenar dichos bienes raíces,
dentro de los cinco años subsiguientes al día en que hayan adquiri-
DEREéHo ciVIL PluMER AÑO 237

do la poseSlOn de ellos; y si no k> hici.eren, caerán en comiso los


referidos bienes. Esta prohibición no se extiende a los derechos de
censo o pensión asegurados sobre bienes raíces; ni a los derechos de
usufructo, uso o habitación (art. 556).
No debe olvidarse que estas disposiciones son aplicables sola·
mente a las personas jurídicas de Derecho Privado que no' persiguen
un fin de lucro. Las sociedades industriales no están .sujetas a esta
traba; y este verdadero contrasentido fuéJo que motivó nuestras ob·
servaciones' de carácter general al empezar el estudio de este título.
Capacidad de ejercicio.-La incapacidad de ejercicio puede ser
absoluta b relativa. El artículo 1447 del Código contempla entre las
personas relativamente incapaces a las personas jurídicas y sobre
esta base debemos hacer nuestro estudio.
En primer lugar, para el ejercicio de sus derechoS, las personas
jurídicas necesitan un representante legal que comparezca p<:>r ellas
en los actos judiciales o extrajudiciales en que tuvieren interés; de
otra manera no podrían ej ercer sus' derechos, ya que son seres abs-
tractos o entidades morales que carecen de existencia física. El re-
presentante de las corporaciones puede ser designado por la ley, por
las ordenanzas respectivas o por un acuerdo de la corporación (art.
551). Lo designa la ley, respecto de aquellas personas jurídicas de
Derecho Público que deben su existencia a la misma ley, como el
Fisco, las Municipalidades, etc. Las personas jurídicas de Derecho
Privado designan comúnmente su representante legal en los mismos
estatutos y, a falta de esta designación, por un acuerdo expreso de
la corporación .
. La ley, los estatutos o, en su defecto, un acuerdo de la corpo-
ración, fijan también las facultades del representan~e.
Este obligará a la corporación sólo mientras ohre. dentro de los
límites de su ministerio; si se excede de esos límites, no obliga a la
corporación y sólo contrae una responsabilidad personal. En este
puntó hay una diferencia substancial entre el representante de las per-
sonas jurídicas y los mandatarios; estos' últimos, cuando exceden los
límites de su 'mandato, no son responsables personalmente a terce~os,
sino en los casos de excepci6n que contempla el artículo 2154.
Finalmente, conviene tener presente sobre esta materia'lo dis-
16
238 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

puesto en el artículo 9. o del Código de Procedimiento,' que dice que


el gerente o administrador de sociedades civiles o comerciales, o el
presidente de las corporaciones o fundaciones con personalidad jurídi-
ca, se entenderá autorizado para litigar a nombre de ellas, no obs-
tante cualquiera limitación establecida en los estatutos o actos cons-
titutivos de la sociedad o corporación.
Hemos insistido en esta parte de nuestro estudio sobre la distin-
ción que existe entre las personas jurídicas que persiguen un fin de
lucro y las que no lo persiguen, advirtiendo que las reglas del título
del Código que estamos analizando son sólo aplicables a estas úl-
timas.
Consecuencia de ese fin de interés general ajeno al lucro, es la
disposición del artículo 549, que da un carácter peculiar a las corpo-
raciones, a saber: que lo que pertenece a una corporación no perte-
nece ni en todo ni en parte a ninguno de los individuos que la com-
ponen, y recíprocamente, las deudas de una corporación no dan a na-
die derecho para demandarlas, en todo o parte, a ninguno de los in-
dividuos que componen la corporación, ni dan accion sobre los bienes
propios de ellos, sino sobre los bienes de la corporación.
Sin embargo, los miembros pueden, expresándolo, obligarse en
particular, al mismo tiempo que la corporación se obliga colectiva-
mente; y la responsabilidad de los miembros será entonces solidaria,
si se estipula expresamente la solidaridad.
Pero la responsabilidad no se extiende a los herederos, sino cuando
los miembros de la corporación los hayan obligado expresamente.
Una regla distinta rige las sociedades industriales o con fin de
lucro. En ellas los socios tienen derecho a un interés proporcional
tanto en los beneficios que se distribuyen periódicamente como en el
capital mismo de la sociedad; disuelta la cual, debe procederse a la
división entre los socios, de los objetos que forman el capital social.
En cuanto a la administración de sus bienes, las personas jurídi-
cas están equiparadas a las personas naturales que se hallan bajo tu-
tela; pero en algunos casos es más exigente la ley con los bjenes de
los menores que con los de las personas jurídicas.
Así, los bienes raíces que éstas posean no pueden enajenarse ni
gravarse con hipoteca, censo, usufructo o servidumbre, sin previo de-
DERECHO CWIL PRIMER AÑO 239

creto de juez, con conocimiento de causa y por razón de necesidad o


utilidad manifiesta (artículo 557), disposición análoga a la estableci-
da respecto de los bienes de los pupilos, con la única diferencia de
que la venta de los bienes raíces de los pupilos debe hacerse en pú-
blica subasta, lo que no se exige en la venta de los ~bienes de las
personas jurídicas (artículos 393 y 394).
Respectó al arrendamiento de los bienes raíces de las personas
jurídicas, la ley 10 permite por ocho años si fueren predios rústicos y
por cinco si fueren urbanos, sin necesidad de permiso judicial, -el cual
deDen solicitar sólo en caso de un arrendamiento por mayor plazo;
en el caso de los pupilos la leyes más estricta y prohibe terminante-
mente U).1 contrato por mayor plazo que el indicado; de modo que en
este último caso no podría ocurrirse al juez~ para que autorizara un
contrato por mayor plazo (articulas 407 y 557).
En caso de deJ,ldas de las corporaciones, pueden los acreedores de
estas hacer valer su acción contra sus bienes como contra los de una
persona nafura! que se halla bajo tutela (art. 558), es decir, deben
dirigir su acción contra el representante de la corporación; y son tam-
bién aplicables a este ~caso las reglas especiales dadas respecto de las
acciones sobre los bienes de los menores, como sería, por ejemplo, la
del inciso 1.° del artículo 395.
También debe tenerse presente que, con arreglo al inciso 2.° del
artículo 557, enajenados los bienes raÍCes de las personas jurídicas
puede adqUIrirlos otra vez la corporación y conservarlos sin especial
permiso, si vuelven a ella por la resolución de la enajenación y no
porun nuevo título; y la razón es clara, porque resuelto el contrato,
e,s decir dejando de existir el acto, revive la situación anterior.
Hemos visto que toda corporación tiene su representante que
obra por ella, pero sin· que pueda excederse de los límites del minis-
terio que se le ha confiado (art. 552). Esos límites se determinan por
los estatutos o bien por un acuerdo posterior que manifieste la vo-
luntad de la corporación; y de aquí que es necesario precisar la for-
ma en que debe manifestarse dicha voluntad.
El artículo 550 contiene la regla: «La voluntad de la mayoría de
la sala, es la voluntad de lacorporación». Forma sala, o sea, reunión
legal de la corporaci6h, la mayoría de los miembros que tengan voto
240 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

deliberativo según los estatutos. La palabra sala equivale a quorum


o a número para sesionar. La mayoría de que aquí se trata es la ab-
soluta, o sea, la mitad más uno. Todo lo cual se entiende, dice el ar-
tículo 550, sin perjuicio de las modificaciones que los estatutos de la
corporación prescribieren a este respecto.
Los estatutos de una persona jurídica son ley para los asociados
y tienen tal fuerza obligatoria que deben obedecerlos bajo las penas
que los mismos estatutos impongan (art. 553). Tiene además toda
corporación derecho de policía correccional sobre sus miembros, con
arreglo a los estatutos, entendiéndose por policía correccional las me-
didas disciplinarias que es indispensable adoptar en toda agrupación
de personas para conseguir el fin de asociación (art. 554). Las disposi-
ciones anteriores no se refieren en ningún caso a los delitos comunes
que puedan cometer los asociados, los cuales caen bajo la sanción de
la ley penal establecida por la autoridad competente. Respecto a los
delitos especiales de fraude, dilapidación y malversación de los fon-
dos de la corporación, que, por su naturaleza, pueden estar contem-
plados en los estatutos, se castigarán con arreglo a los estatutos mis-
mos, sin perjuicio de lo que dispongan sobre esos delitos las leyes
comunes (art. 555).
206. Disolución y renovación de las personas jurídicas.-El Có-
digo Civil sólo reconoce la personalidad jurídica a las asociaciones
que se hayan establecido en virtud de una ley o con la aprobación
del Presidente de la República, con acuerdo del Consejo de Estado.
Siguiendo la lógica de estos principios, tan restrictivos del derecho
de asociación, las personas jurídicas no pueden extinguirse o disol-
verse sino con la aprobación de la misma autoridad que legitimó su
existencia (art.559), es decir, que si se han establecido en virtud de
una ley. sólo pueden disolverse con la aprobación del Poder Legis-
lativo, y si han sido aprobadas por el Presidente de la República
con acuerdo del Consejo de Estado, se necesita la voluntad de
estas mismas autoridades para efectuar su disolución.
Antes de solicitarse la aprobación de la autoridad correspon-
diente, para la disolución de la Sociedad, debe haberse manifestado
la voluntad de la corporación en el sentido de acordar la disolución,
ya que mal podría solicitarse la aprobación de un acto que todavía
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 241

no se ha celebrado. Es, pues, en realidad la Gorporación misma la


que acuerda su disolución con arreglo a sus estatutos, debiendo so-
meter ese acuerdo a la aprobación correspondiente, según los casos.
Pero hay un evento en que las personas jurídicas pueden ser di-
sueltas sin acuerdo de la corporación, y aún en contra de.su expresa
voluntad, y .es cuando llegan a comprometer la seguridad o Jos in-.
tereses del Estado, o no corresponden al objeto de su institución
(art, 559). Acerca de esta facultad debemos observar que dada su
vaguedad y amplitud, se presta a las mayores arbitrariedades y es
una puerta abierta para toda clase de abusos.
Por regla general, la autoridad no debe intervenir en los actos
de los particulares ni de las asociaciones y, en consecuencia, si que-
daren reducidos los miembros. de una corporación a tan corto nú-
mero que no puedan ya cumplirse los objetos pata que fué instituí-
da', o si faltan todos ellos, debe procederse a su integración o re-
novación en la forma p :evenida por los estatutos, que son la ley
de la corporación. Pero puede ocurrir que los estatutos nada ha-
yan establecido para ese evento y entonces corresponde a la misma
autoridad que legitimó. su existencia dictar ia torma' en que haya
de efectuarse la integración o renovación· (art. 560).
Dij imos que 10 que pertenecía a una corporación 'no pertenecía
ni en todo ni en parte a ninguno de los individuos que la. compo-
nen. Consecuencia de este principio ~es que disuelta una corporación,
sus bienes no se distribuyen entre sus miembros, sino que se dis-
pone de ellos en la forma que para· este caso hubieren previsto S).lS
estatutos, que ordinariamentE( consistirá en un fin benéfico; y si en
ellos no se hubiere provisto este caso, pertenecerán dichas propie-
dades al Estado, con la obligación de emplearlas en objetos análo-
gos a los de la institución. Tocará al Cuerpo Legisl4tivo señalarlos
(art. 561).
Las fundaciones de beneficencia se rigen por las mismas reglas
de .las corporaciones que acabamos de estudiar, en todo 10 que les
,sean apiicab1es (aft. 564) .
. Al establecer las diferencias que existían entre las corporacio-
nes y las fundaciones
. de beneficencia púbiica,
. . vimos que. aquellas
tenían conio base una colectividad que les daba vida, y éstas, una
242 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

idea, un fin que realizar. Pero este fin no puede llevarse a cabo sino
mediante la existencia de un patrimonio destinado al sostenimiento
de la fundación; si ese patrimonio, debido a la generosidad del fun-
dador, perece, de hecho perece también la fundación, que no podr.ía
mantenerse sin los recursos necesarios (art. 564).
207. Asociaciones que no tienen personalidad jurídica.-Para
que una corporación o fundación que no persigue un fin de lucro si-
no un fin de interés general, tenga personalidad jurídica, es indis-
pensable que se establezca por ley o con la aprobación del Presiden-
te de la República con acuerdo del Consejo de Estado.
Sin estos requisitos, la corporación carece de existencia legal.
Pero como a pesar de carecer de existencia legal esas asociaciones
pueden existir en el hecho, el legislador ha creído necesario contem-
plar esa situación y fijar las reglas aplicables a este caso.
Los efectos que produce la falta de personalidad jurídica de una
asociación son los siguientes:
a) Esa asociacion no existe como persona ante la ley civil, y
en consecuencia carece en absoluto de capacidad para adquirir bie-
nes. El artículo 963 lo establece terminantemente. «Son incapaces
de toda herencia o legado las cofradías, gremios o establecimientos
cualquiera que no sean personas jurídicas». Sólo un caso de excepción
contempla el mismo artículo 963 y es el caso de que la asignación
tuviere por objeto la fundación de una nueva corporación o estable-
cimiento, en cuyo evento podría solicitarse la aprobación legal, y ob-
tenida esta, valdría la asignacion.
b) Faltando la personalidad jurídica exigida por la ley, ésta no
le reconoce el carácter de corporacion sino de una simple comunidad
existente de hecho entre sus miembros.
De aquí se deduce que esa comunidad de hecho no goza de las
ventaj as ni sigue las reglas que respecto de las corporaciones esta-
blece el título 33 del Codigo Civil. sino que se gobierna por las re-
glas del cuasi contrato de comunidad. Los bienes de esa comunidad
pertenecen a sus miembros a prorrata de su interés en ellq, lo que
las distingue esencialmente de las corporaciones.
e) Los actos colectivos de estas asociaciones de hecho obligan a
todos y a cada uno de sus miembros solidariamente; es decir, que ca-
DERECHO cIVIL PRIMER AÑO 243

da uno responde del total (art. 549). Se llaman actos colectivos los
que se ejecutan conforme a los estatutos o ac~erdos de la mayoría
numérica de los socios, sin que dejen de ser colectivos los acto, por~
que algunos miembros no los hayan acordado.
En las corporaciones con personalidad jurídica ocurre lo contra-
rio: las deudas contraídas~por la corporaci6n, en forma legal, no dan
a nadie derecho para demandar, en todo o parte, a ninguno de los
individuos que componen la corporación, ni dan acción sobre los bie-
nes propios de ellos, sino sobre los bienes de la misma. índice
CAP1TULO VIII
DE LOS OBJETOS DEL DERECHO O BIENES

Hemos tratado anteriormente de las personas, que son los su-


jetos del derecho; toca ahora ocuparnos de los bienes, que son los
objetos del mismo. Dividiremos este capítulo en tres secciones, des-
tinadas al estudio del patrimonio, de los bienes corporales y de los
incorporales.
SECCIÓN 1

Del patrimonio

208. Del patrimonio.-Se llama patrimonio el conjunto de los


derechos y de las responsabilidades que tiene una persona, aprecia-
bles en dinero. El conjunto de derechos toma el nombre de activo
del patrimonio y el conjunto de cargas o responsabilidades forma
el pasivo del mismo.
Deducido del activo el elemento pasivo, el saldo viene a cons-
tituir el monto efectivo y líquido del patrimonio.
El patrimonio es una consecuencia de la personalidad; en cierto
modo podría decirse que es la personalidad misma en sus relaciones
con los objetos exteriores, sobre los cuales tiene o puede tener dere-
chos que ejercer.
En efecto, s610 las personas tienen patrimonio, porque sólo ellas
pueden ser sujetos de derechos y de obligaciones.
Toda persona tiene necesariamente patrimonio y sólo uno; de-
cimos necesariamente, porque la idea de patrimonio no significa
rique~a, de modQ que aunque una persona carezca en absoluto de
DERECHO CIVIL PRIMEA AÑO

bienes de fortuna, tiene por lo menos la aptitud de adquirirlos, y


esa aptitud representa un~elemento importante deCpatrimonio.
Cada persona tiene solamente un patrimonio, porque siendo éste
el conjunto de todos~"sus derechos y responsabilidades, la unidad del
patrimonio viene a ser una consecuencia de la unidad de la persona.
Este principio de la unidad del patrimonio tiene dos excepciones
que conviene recordar y que, en realidad, son más aparentes que
reales.
Según los principios generales, al momento de la muerte de una
persona su herencia se transmite al heredero por el ministerio de la
ley, y el patrimonio del difunto se confunde con el propio del he-
redero, formando un solo patrimonio; pero la ley ha establecido, en
interés del heredero, el beneficio de inventario, que opera la separa-
ción de los patrimonios, a fin de que el heredero que acepta la he-
rencia no sea responsable de las obligaciones hereditarias y testamen-
tarias, sino hasta concurrencia del valor total de los bienes que ha
heredado.
De una manera análoga, pero en interés de los acreedores del
difunto, la ley ha establecido también el beneficio de separación, en
virtud del cual los acreedores hereditarios y' testamentarios pueden
pedir que no se confundan los bienes del difunto con los bienes del
heredero, para que con los bienes del difunto se cumplan las obliga-
ciones hereditarias y testamentarias, con preferencia a las deudas
propias del heredero.
En estos casos, úna persona reune dos patrimonios, pero sólo
aparentemente; porque se trata de una ficción 'de derecho establecida
con ciertos fines determinados, cumplidos los cuales se sigue laJegla
géneral d,e la unidad del patrimonio.
Siendo el patrimonio una consecuencia, un complemento de la
personalidad, no puede ser separado de la persona mientras ésta
exista.
Puede la persona modificar en cualquiera forma los elementos
del patrimonio, enajenando o donando los bienes que 10 componen;
pero no puede desprenderse por acto entre vivos del patrimonio
mismo.
Así, las donaciones entre vivQS que el Código Civil llama a
246 ALFREDO BARROS' ERRÁZURIZ

título universal, pueden comprender todos los bienes presentes de


donante, pero a condición de que se incluyan en un inventario so-
lemne, que deberá otorgarse para determinar individualmente los
objetos donados, y si se omitieren algunos bienes, se entenderá que
el donante se los reserva (art. 1407). Por su parte, el artículo 1811
dispone que es nula la venta de todos los bienes presentes o futuros
de una persona, ya sea el total o una cuota; y sólo reputa válida la
venta de los objetos que se designen por escritura pública. Las cosas
no comprendidas en esta designación no lo son en la venta.
La transmisión completa del patrimonio sólo puede operarse en
un caso: al fallecimiento de la persona y a favor de los herederos
llamados a sucederle por la ley o por la voluntad del testador.
El estudio del conjunto de los derechos y cargas de una persona
que hemos Ilamado patrimonio y que constituye una unidad, una
entidad especial, distinta de los bienes que la componen separada-
mente considerados, tiene un interés y utilidad dignos de tomarse en
cuenta.
Según el artículo 2465 del Código Civil, toda obligación perso-
nal da al acreedor el derecho de perseguir su ejecución sobre todos
los bienes raíces o muebles del deudor, sean presentes o futuros, ex-
ceptuándose solamente los no embargables. Este principio se expresa
diciendo que los acreedores tienen un derecho de prenda general
sobre el patrimonio del deudor si éste no cumple sus obligaciones.
En virtud de este derecho, los acreedores pueden hacer embar-
gar y vender los bienes del deudor hasta pagarse del valor total de
sus créditos. Antes de que se trabe el embargo o de que se decreten por
el juez medidas precautorias de prohibición o retención, puede el deu-
dor disponer libremente de sus bienes, y los acreedores deberán res-
petar esas enajenaciones tomando en consideración por regla general
sólo el patrimonio del deudor en el momento de entablar su acción;
pero hay ciertos casos de excepción en que la ley anula algunos
actos en beneficio de los acreedores (art. 2468).
Si el activo del patrimonio de un deudor es superior a su pasivo,
todos los acreedores obtienen el pago total de sus créditos: pero si el
activo es inferior al pasivo, el deudor se encuentra en un estado de
insolvencia, que no le permite cumplir el total de sus obligaciones.
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO o
247

En este último caso, el producto de los bienes del deudor se divi-


dirá entre los acreedores a prorrata del valor de sus créditos, siem-
pre que no haya causas especiales para preferir ciertos créditos. Si
hubiera razones de preferencia en favor de algunos créditos, se pa-
garán primero los créditos preferel1tes, según el orden establecido por
la ley, y el· saldo sobrante se dividirá a prorrata entre los demás
acreedores.
De 10 dicho se desprende que en caso de concurso de un deudor
tiene un interés primordial el estudio de su patrimonio.
Igualmente, a la muerte de una persona se transmite su patrimo-
nio al heredero, ':l en ese momento quedan definitivamente fijados
los elementos de que se compone el patrimonio. El heredero tendrá,
pues, los derechos y obligaciones que tenía el difunto a la fecha de
S1) muerte.
Importa también en este caso, el análisis del patrimonio del difun-
to, para fijar los derechos y obligacIones del heredero.

SECCIÓN II

209. División de los bienes. De los bienes eorporales.-Cosa es


todo lo que existe física o moralmente, excepto el hombre. La palabra
bienes tiene un sentido más restringido y se emplea en el Derecho
para designar las cosas en cuanto son susceptibles de dominio. La co-
sa indica el género y el bien de la especie Así el aire, el alta mar,
que son cosas que la naturaleza ha hecho comunes a todos los hom-
bres, no son suceptibles de dominio y no entran por tanto en la ca-
tegoría de los bienes, de cuyo estudio se ocupa el Derecho CiviL
Los b~es pueden ser:
l. o Corporales e incorporales. Son corporales los que tienen un
ser real y pueden ser .percibidos por los sentidos,.como una casa, un
libro. Son incorporales los que consisten en meros derechos, como los
créditos y las servidumbres activas (art. 565).
2. o Divisibles e indivisibles. Son divisibles los que son sucepti-
bIes de división, sea física, sea intelectual o de cuota. Son indivisibles
lose que no son susceptibles de división, sea física, sea intelectual o de
cuota (art. 1524). Todos los objetos corporales son divisibles, porque
248 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

los que no son por su naturaleza susceptibles de una división material


pueden ser divididos intelectualmente en partes alícuotas. Así, las mi-
nas no son susceptibles de división material, pero puede dividirse en
cuotas o acciones el interés de dos o más socios.
, El carácter de indivisible sólo pertenece a ciertos objetos incor-
porales, como el derecho a una servidumbre de tránsito (art. 827)
3. o Principales y accesorios. Se llaman cosas principales las
esenciales o fundamentales, o bien, las más importantes y conside-
rables, por oposición a las accesorias, que son las que se unen o de-
penden de ellas. Una heredad, por ejemplo, es lo principal, y los
frutos que produce son lo accesorio; un contrato de préstamo es 10
principal con respecto al de fianza o prenda, que se establece como
accesorio para asegurar su cumplimiento.
Lo accesorio sigue a lo principal y cuando cesa lo principal cesa
también 10 accesorio.
210. Muebles e inmuebles.-Los bienes corporales se di~,'iden en
muebles e inmuebles.
Muebles son los que pueden transportarse de un lugar a
otro.
Inmuebles o fincas o bienes raíces son los que no pueden
transportarse de un lugar a otro (arts. 566, 567 Y 568).
Esta división se funda en la distinta naturaleza de unos y otros
bienes.
Los inmuebles, por su ubicación fija, representan en e! patrimo-
nio el elemento estable, permanente; los muebles, por el contrario,
dada la facilidad de transportarlos de un lugar a otro, son aptos para
circular y cambiar de manos; de aquí que e! régimen de la propiedad
mueble no puede tener en el Derecho la misma organización que e!
de la propiedad inmueble, de la cual cuida e! legislador de un modo
especial.
La importancia de esta división es excepcional en el estudio de!
Derecho Civil; puede decirse que ella domina todas las materias de
que aquel se ocupa.
En efecto, recordemos algunas aplicaciones de esta división.
l. o La venta de los bienes raíces está sujeta a la solemnidad es-
DERECHO ClvrL PRIMER AÑO 249

peciál de la escritura pública~ lo que no se exige en la venta de los


bienes muebles (art. 1801).
2. o La tradición de los bienes muebles se efectúa por la simple
entrega real o figurada de la cosa, y la tradición de los bienes raíces
se efectúa por la inscripción del título en el Registro del Conservador,
inscripción que tiende a gar solemnidad y publicidad al acto (arts.
684,686).
3. o El tiempo necesario a la prescripción adquisitiva ordinaria es
de tres años para los muebles y de diez años para los bienes raíces
(art. 2508).
4. o La posesión legal de la herencia, conferida por el ministerio
de la ley al heredero en el momento de la muerte del testador, no ha-
bilita al heredero para disponer de los inmuebles mientras no preceda
el decreto judicial que le da la posesión efectiva, debidamente inscri-
to en el registro correspondiente. Esta solemnidad no se exige respec-
to de los bienes muebles (art. 688).
50. La venta de los bienes raíces del pupilo deberá hacerse'en
pública subasta y previo decreto judicial que la autorice; esta solem-
nidad no se exige respecto de los bienes muebles del pupilo (art.
394).
6. o Las personas jurídicas pueden conservar indefinidamente la
posesión de los bienes muebles que adquieran; pero no pueden con-
servar la posesión de los bienes raíces sin permiso especial de la legis-
latura arts. 556, etc., etc.
211. Bienes muebles.-El Código Civil distingue dos clases de
bienes muebles; muebles por su naturaleza y muebles por anticipa-
ción.
212. Muebles por su naturaleza.-Son muebles por su naturale-
za los que define el artículo 567 del Código Civil, a saber: «las cosas
que pueden transportarse de un lugar a otro, sea moviéndose ellas
asimismo, como los animales (que por eso se llaman semovientes), sea
que s?Io se muevan" por una fuerza externa, como las~ cosas inanima-
das. Exceptúanse las que siendo muebles por naturaleza se reputan
inmuebles por su destino, según el arto 570».
Se desprende de la definición anterior que los bienes muebles por
su naturaleza pueden clasificarse en dos categorías distintas: los unos
250 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

son semovientes, que pueden transportarse por sr mismos; y los otros


son cosas inanimadas, que sólQ pueden moverse en virtud de una
fuerza externa.
Esta clasificación carece de importancia práctica, porque am-
bas categorías se rigen por las mismas disposiciones.
Al hablar de muebles por su naturaleza, se exéluye toda idea de
ficción legal, porque sólo se atiende a la calidad de la cosa considera-
da en sí misma. Es perfectamente lógiGc, pues, el arto 574 al decir:
«cuando por la ley o el hombre se usa de la expresión bienes muebles,
sin otra calificación, se comprenderá en ella todo lo que se entiende
por cosas muebles según el arto 567:., o sea, en etras palabras: la ex-
presión bienes muebles se refiere a los muebles por su naturaleza y
no a aquellos bienes quc se reputan muebles sólo en virtud de una
ficción legal para determinados efectos jurídicos.
La expresión «muebles de una casa» no comprende sino aquellas
cosas que forman el ajuar de una casa. En consecuencia, no com-
prende el dinero, los documentos y papeles, las colecciones científicas
o artísticas, los libros o sus estantes, las medallas, las armas, los ins-
trumentos de artes y oficios, las joyas, la ropa de vestir y de cama,
los carruajes o caballerías o sus arreos, los granos, caldos, mercan-
cías. etc., arto 574 inc. 2.°.
213. Muebles por anticipación.-Se llaman bienes muebles por
anticipación ciertos objetos inmuebles por su naturaleza, pero desti-
nados a ser separados del suelo para convertirse en muebles, una vez
efectuada la separación.
Para ciertos efectos determinados, la ley anticipa la calidad de
muebles de esos bienes, porque los considera, no en su estado actual
sino en su estado futuro, como separados del suelo; por eso l'e les lla-
ma muebles por anticipación.
Estos bienes son los que contempla el artículo 571 del Código
Civil, que dice: «Los productos de los inmuebles y las cosas acceso-
rias a ellos, como las hierbas de un campo, la madera y fruto de los
árboles, los animales de un vivar, se reputan muebles, aun antes de
su separación, para el efecto de constituir un derecho sobre dichos
productos o cosas a otra persona que el dueño. Lo mismo se aplica
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 251

a la tierra o arena de un :;;ue1o, a los metales de una mina y a las pie-


dras de una cantera».
En consecuencia, la venta o permuta de estos bienes sigue las
reglas generales de los bienes muebles y no queda sometida a las so-
lemnidades exigidas respecto de los bienes raíces, .
214. Calidad mueble de las aeronave~.-Según el' decreto ley
N.O 673, de 26 de Diciembre de 1925, las aeronaves son muebles; sin
embargo la transferencia del dominio debe hacerse constar por escri-
to y no surte efecto respecto de terceros, sino mediante la inscripción
en el regist~o de matrícúla.
Ellas conservan su identidad aun cuando los materiales que las
formen sean sucesivamente cambiados; pero deshecha y reconstruída
una aeronave, aunque sea con los mismos materiales, será reputada
como nueva y distinta.
215. División de los bienes muebles en fungibles y no fungibles.
-Los cosas- muebles se dividen en fungibles y no fungibles (art.
575).
El Código Civil llama cosas fungibles a aquellas de que no puede
hacerse el uso conveniente a su naturaleza sin que se destruyan,' en
contraposición a cosas no. fungibles, que son aquellas de que puede
hacerse el uso conveniente a su naturaleza sin que se des~ruyan.
De la definición anterior se desprende que el <;:ódigo equipara
. los bienes fungibles a los consumibles y los no fungibles a los no con-
sumibles, sin distinguir esos conceptos que tienen en realidad un sig-
nificado diverso,
Son bienes consumibles aquellos que ~e consumen por el primer
uso que se hace de ellos (quorum usus in abusu consistit), sea natu-
ralmente, como el vino, las frutas y en general las cosas de consumo,
sea civilmente,. como las especies monetarias, que sin destruirse ma-
terialmente, perecen para la persona que las emplea como tales. Bie-
nes no consumibles' son los que resisten a un uso más o menos pro-
longado, como una casa, un vestido. Esta distinción de los bienes en
consumibles y no consumibles tiene aplicación en el usufructo,
por los distintos efectos que éste produce según se trate de una u
otra clase de bienes .
. Bienes fungibles propiamente tales son aquellos que, según la
252 ALFREt>O :BARROS ERRÁZURlt
.
intenci6n de las partes, tienen el mismo valor liberatorio en un pa-
go, de manera que puede emplearse el uno en lugar del otro, por exis-
tir entre ellos relación de equivalencia (quorum una alterius vice fun-
gitur). No fungibles son aquellas que, según la intención de las par-
tes, no tienen el mismo valor liberatorio, es decir, que no podría el
uno reemplazar al otro,
Lo que constituye la fungibilidad de una cosa no es su natura-
leza, sino la intención de las partes, de modo que una cosa fungible
puede ser no consumible por el primer uso, y por la inversa, una co-
sa consumible pueqe en un caso dado no ser fungible.
Así, un librero que, para satisfacer el pedido de un cliente, soli-
cita en préstamo a otrO librero un libro de que él carecía, queda obli-
gado a deVolver un ejemplar semejante al que le prestaron, pero no
el mismo ejemplar, el cual pas6 a poder del cliente. En este caso,
los libros desempeñan el papel de cosas fungibles, porque tienen el
mismo valor liberatorio, aunque por su naturaleza sean cosas no con-
sumibles por el primer uso.
Por el contrario, si yo presto a un amigo una docena de hermo-
sasfrutas sólo para que adorne con ellas la mesa de su comedor, él
queda obligado a devolverme las mismas frutas prestadas y no otras.
Las frutas, que son por su naturaleza cosas consumibles, no desem-
peñan en el presente caso el papel de cosas fungibles.
Como se ve, lo que constituye el carácter de consumible es la'
naturaleza misma de la cosa y el de fungible, la intención de los con-
tratantes.
No obstante 10 dicho, existe una relación íntima y habitual entre
la fungibilidad y la consumibilidad, porque ordinariamente son las
cosas consumibles que se destruyen por el primer uso, las que deben
reemplazarse por otras equivalentes para su pago. Las cosas no con-
sumibles, ordinariamente, pueden devolverse en especie.
216. Bienes inmuebles.-Inmuebles o fincas o bienes raíces son
las cosas que no pueden transportarse de un lugar a otro, como las
tierras y minas, y las que adhieren permanentemente a ellas, como
los edificios, los árboles. Las casas y heredades se llaman predios o
fundos (art. 568). Aparece de la definición anterior que la propiedad
inmueble toma distintos nombres, ya genérico, como el de inmueble
DERECHÓ CIVtt. PlUMER AÑO ,253

o finca o bien raíz, ya específico, como el de predio o fundo, que se


aplica a las casas y a las heredades. Se entiende por heredad una
porción de terreno cultivado que pertenece a su dueño, bajo de linde-
ros conocidos que las dividen de las contiguas.
Hay dos clases de bienes inmuebles: inm~ebles por naturaleza e
inmueples por destinaci6n.
2i7. Inmuebles por naturaleza.-Son inmuebles por naturaleza
aquellos bienes cuya condición habitual y ordinaria es la inmovilidad,
no obstante que puedan accidentalmente movilizarse por medios ex-
traordinarios. Tales ~on: las tierras y minas, los árboles, los edificios.
a) Tierras y minas.-Las tierras son los inmuebles por excelencia.
La propiedad de' eHas no se limita a la superficie sino que com-
prende lo que en su seno entraña y lo que sobre eHa se levanta; qui
dominus est solí dominus est coeli et inferorum.
Constituyen una excepción importantísima de este principio, las
minas, cuyo dominio corresponde al Estado, no obstante el dominio
de las corporaciones o particulares sobre la superficie de la tierra en
cuyas entrañas estuvieren situadas. Los particulares tienen la facul-
tad de catar y cavár para buscar las minas y hacerse dueños de ellos,
con los requisitos y bajo las reglas que prescribe el Código de Minería.
Las 'minas forman un segundo inmueble distinto y separado del
terreno o fundo superficial, aunque aquéHas y éste pertenezcan a un
mismo dueño .

b) Arboles.-Todos los vegetales que adhieren al suelo por sus
raíces son inmuebles. Con mucha propiedad se dice que la tierra in-
moviliza todo aquello a que da vi~a, como las plantas y sus frutos.
La condición de su inmovilización consiste en que adhieran al suelo
por sus raíces; en consecuencia" no son inmuebles las plantas que es-
tán en macetas o cajones que puedan transportarse, de un lugar' a
otro '(artículo 569).
Así como las plantas son inmuebles mientras adhieren al suelo
por sus raíces, de la misma manera soh inmuebles los productos de
las plantas mientras no han sido separados de ellas, excepto el caso
contemplado en el artículo 571, según el cual los frutos de los árbo-
les se reputan muebles aún antes de su separación, para el efecto de
constituir un derecho sobre ellos á otra perspna que el dueño.
17
254 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

c) Edificios.-Son inmuebles, por ser cosas que adhieren perma-


nentemente al suelo. Los materiales con que se construyen los edifi-
cios son esencialmente muebles, pero se convierten en inmuebles a
medida que se incorporan al edificio.
La ley no define lo que se entiende por edificio; pero es evidente
que el Código comprende bajo esa denominación todas las obras o
construcciones que de alguna manera adhieren al suelo, sea por me-
dio de cimientos o pilotes, etc. En consecuencia, no tienen el carácter
de bienes inmuebles las obras o construcciones que simplemente des-
cansan sobre el suelo sin adherir a él y que pueden transportarse de
un lugar a otro, como las carpas de los circos, las casuchas de los ba-
ñistas en las playas.
Como la inmovilización de los edificios deriva de su incorpora-
ción al suelo, una vez que cesa la incorporación por la demolición del
edificio, los materiales recobran su naturaleza mueble que habían
perdido por su adherencia al suelo; pero no pierden su carácter in-
mueble los materiales, como las losas o piedras, que se desencajan
de su lugar para hacer alguna construcción o reparación y con ánimo
de volverlas a él (art. 573). Igual regla se aplica a los vegetales se-
parados momentáneamente del suelo para volverlos a plantar.
218. Inmuebles por destinación.-Se da el nombre de inmuebles
por destinación a ciertos objetos muebles por su naturaleza, pero que
la ley reputa inmuebles por estar permanentemente destinados al
qso, cultivo y beneficio de un inmueble, sin embargo de que puedan
separarse sin detrimento. (Ardculo 570).
Estos bienes, aunque destinados permanentemente a un inmue-
ble, conservan su individualidad propia; su inmovilización no es real
o material, como la de los inmuebles por naturaleza, sino puramente
jurídica o ficticia.
Esta ficción de derecho se funda en razones de conveniencia pú-
blica; al dar el carácter de inmuebles a obj etos que son muebles por
naturaleza. la ley tiene en vista el propósito de evitar que ciertos
objetos que son accesorios obligados de un predio, sean separados de
él en detrimento de la utilidad general, que está interesada en que
las propiedades raÍCes no queden privadas de los elementos necesa-
rios de producción.
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 255

Con este fin, el artículo 1830 del Código Civil dispone que en la
venta de una finca se comprenden naturalmente (o sea, aunque no
se exprese) todos los accesorios que, según los artículos 570 y siguien-
tes, se reputan inmuebles.
Hemos dicho que los inmuebles por destinación no lo son por su
naturaleza, sino que se reputan tales por una ficción de derecho;
para distinguir, pues, v. gr., en un edificio, los objetos que son in-
muebles por naturaleza de los que sólo lo son por destinación, basta
aplicar las reglas generales que presiden esta materia. Indudablemen-
te deberán considerarse como inmuebles por naturaleza todos aque-
. Uos objetos que fqrman parte integrante y constitutiva del edificio,
de tal manera que ·sin ellos, el edificio se reputaría incompleto; e in-
muebles por destinación aquellos objetos que, sin formar parte inte-
grante y constitutiva del edificio, reunen las condiciones exigidas
. para la inniovilización.
Esta distinción entre los inmuebles por naturaleza y los inmue-
bles por destinación no carece de importancia práctica. Ambas clases
pertenecen a la categoría de los inmuebles y se rigen, en consecuen-
cia,· por las reglas correspondientes a esta especie de bienes; pero los
inmuebles por destinación no pierden su individualidad, como los in-
muebles por naturaleza, y de aquí que pueda presentarse el caso
de distintos efectos jurídicos según los bienes sean de una u otra es-
pecie. Así, el vendedor que ha entregado materiales de construcción
que se han incorporado al edificio (inmuebles por naturaleza), está
en distinta condición del vendedor que ha entregado animales para el
cultivo de un fundo (inmuebles por destinación), en el caso de resolu-
ción del contrato de venta por falta pe pago del precio. Los materia-
les una vez incorporados al edificio pierden su individualidad y no
podría perseguirse su devolución; en cambio, en el caso de los ani-
males, estos manti"enen su individualidad y podría exigirse su devolv-
ción una vez resuelta la venta.
Para que un objeto mueble pase a ser inmueble por destinación,
es necesario que concurran las siguientes circunstancias:
Lo Existencia de dos objetos, uno mueble y el otro inmueble,
porque el bien mueble sólo puede adqUirir el carácter de inmueble
256 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
L _" ~_ ..... _~ ... <.

en calidad de cosa accesoria de una cosa principal, que le participa


su condición de inmueble.
2. o Que el mueble y e! inmueble pertenezcan a la misma persona.
La ficción de inmovilización tiene lugar en interés del inmueble y
sólo su propietario representa ese interés. Los objetos muebles coloca-
dos en un fundo por un arrendatario o usufructuario lo son solamen-
te por el tiempo limitado de! arrendamiento o usufructo, y no en el
interés del fundo sino en el del usufructuario o arrendatario.
3. o Que los objetos muebles estén destinados permanentemente
al uso, cultivo y beneficio del inmueble. Los objetos muebles que es-
tán destinados al servicio de la persona del propietario y no al servi-
vicio de! fundo no llenan este requisito.
El artículo 570 del Código enumera algunos objetos que se repu-
tan inmuebles por su destino, aunque no lo sean por su naturalezas,
como son por ejemplo: los utensilios de labranza o minería y los ani-
males actualmente destinados al cultivo o beneficio de una finca, con
tal que hayan sido puestos en ella por el dueño de la finca. Decimos
algunos objetos, porque la enumeración de ese artículo no es taxativa,
sino por vía de ejemplo, lo que quiere decir que no excluye otros ob-
jetos que se encuentren en circunstancias análogas.

SECCIÓN III

219.-Bienes incorporales o derechos.-Derechos reales y perso-


nales.-Los bienes incorporales consisten en meros derechos. Ordina-
riamente el objeto del derecho patrimonial consiste en un bien corpo-
ral; pero el derecho considerado en sí mismo es siempre una cosa in-
corporal que queda fuera cie! alcance de los sentidos.
Los derecbos son reales o personales. En páginas anteriores, al
tratar de los derechos civiles, hemos estudiado con cierto deteni-
miento lo relativo a esta división de los derechos, ya ellas nos referi-
mos sobre esta materia.
220. Derechos muebles e inmuebles.-Dada su calidad de cosas
incorporales, los derechos no pueden considerarse propiamente como
DERECHO 'CIVIL PRIMER AÑO 257

bienes muebles o inmuebles; pero en virtud de una ficción legal así se


clasifican según lo sean las cosas en que han de ejercerse o que se deben
(art. 580).
Analicemos esta clasificación según sean los derechos reales o
personales.
Derechos reales. Los derechos de dominio, herencia, usufructo
y uso serán muebles o inmuebles según 10 sea la cosa objeto del domi-
nio, de la herencia, del usufructo o del uso. El derecho de habitación,
las servidumbres activas y la hipoteca son inmuebles, porque la cosa
sobre que se ejercen es siempre un inmueble (arts. 811, 820 Y 2407).
Por el contrario el derecho de prenda eS siempre mueble (art.
2384)".
Derechos personales. Para clasificar los derechos personales como
muebles o inmuebles hay que estudiar las' distintas clases de obliga- .
ci0l1es, supuesto que a todo derecho personal corresponde una obliga-
ción o vínculo entre el acreedor yel deudor.
Las obligaciones de dar son muebles o inmuebles según lo sea la
cosa que es objeto de la obligaci6n. Así, es inmueble la ~bligaci6n del
arrendador de entregar al arrendatario el fundo, materia del arrenda-
miento; y es mueble la obligaci6n de entregar una suma de d.inero.
Las obligaciones de hacer, o sea, los hechos q':1e se deben, se repu-
tan muebles.
La obligaci6n de un artífice, de ejecutar la obra conv~nida o de
resarcirlos perjuicios causados por la inejecuci6ndel convenio, entra
por consiguiente en la clase de bienes muebles (art. 581).
La acci6n entablada para exigir el cumplimiento de la obligación
de subscribir una escritura pública de compra-venta de un bien-raíz es
mueble, porque ella no tiene por objeto reclamar la entrega de un
bien-raíz, sino el cumplimiento de una obligación qe hacer, como es la
de firmar el respectivo contrato de compra-venta. En este caso, el
hecho debido es la subscripción del instrumento.
Las obligaciones de .no, hacer son igualmente muebles, aunque la
abstención sea relativa a un inmueble, porque ellas tienen por objeto
la prohibición de un hecho del hombre, .y no la cosa misma a que
esa prohibici6n se refiere.
índice
CAP1TULO IX
DE LA PROPIEDAD O DOMINIO

222. Generalidades.-La facultad de 'apoderarse de las cosas re-


servándolas
, para sí con exclusión de los demás, . no tiene su funda-
mento en una convención primiti;va ni en la ley civil, como sostienen
algunos; ella nace de la Íey natural, que es superior a la voluntad de
los hombres y a la autoridad de/legislador.
El desenvolvimiento de la existencia humana, la natural destina
ción de las cosas del mundo a su conservación y perfección, la circuns·
., la utilidad de los bienes en que se admite la
tancia de ser limitada '

propiedad, y la libertad e independencia del hombre, son antecedentes


del derecho que por naturaleza tenemos para apropiarnos de las cosas
de utilidad limitada, con exclusión de las demás.
La palabra Propie<J.ad.. viene del latín, propietas, que se deriva a
su vez de la palabra prope, que qúiere decir cerca; de manera que la
noción de propiedad despierta la idea de adhesión d,e una cosa a otra.
La cosa que adhiere a otra, o,que le es propia, es de condición
inferior y se encuentra por tanto en un estado de dependencia y de
subordinación respecto de la cosa a la cual adhiere ..
La palabra propiedad expresa pues la idea de un poder jurídico
sQbre un objeto, la idea de la dependencia moral de una cosa con re-
lación al hombre, o sea la facultad que éste tiene de disponer de los
bienes exteriores.
El derecho de propiedad es una facultad o poder moral, y sólo
reside en IGS seres dotados de inteligencia y de libertad, es decir, en
las personas, que son las únicas capaces de mantener relaciones cons-
tantes y espirituales, las únicas capaces de ser sujetos de derechos y
deberes.
260 ALFREDO lIARROS ERRAZURIZ

Es además una facultad arbitraria, en el sentido de que el dueño


puede usar y disponer libremente de la cosa, sin violar ningún dere-
cho estricto, sin atentar a la justicia conmutativa; pero está some-
tida a ciertas limitaciones impuestas por el legislador, en el interés
general de la sociedad.
Esto no quiere decir, como algunos pretenden, que la propiedad
consista en la facultad de disponer de los bienes exteriores, en el in-
terés de la sociedad, porque este derecho es por naturaleza, inmedia-
tamente individual y s610 indirectamente es social.
La extensión del derecho de propiedad se expresa en la antigua
fórmula de los romanos, potestas utendi, fruendi et abutendi; es por
lo tanto un poder exclusivo, que aleja la idea de facultad de otra
persona respecto de la misma cosa.
Si no fuere un poder exclusivo, su violación no afectaría a la
justicia conmutativa.
De que e! derecho de propiedad sea exclusivo, no se desprende
que no imponga ningún deber social,. porque el uso de este derecho
está sometido a las leyes naturales, divinas y humanas.
La noción cristiana de la propiedad mantiene y salvaguardia
plenamente e! elemento jurídico de! derecho; pero determina las obli-
gaciones morales del propietario, hace patente su rol social y fija los
límites racionales de! uso de la propiedad.
La propiedad es un derecho natural, es decir, es un derecho que
resulta de la naturaleza misma del hombre; un derecho necesario para
que el hombre pueda conseguir el fin para que ha sido creado.
Considerado en abstracto, el derecho de propiedad es la facultad
natural que tiene todo hombre para adquirir bienes exteriores. El
derecho así considerado, es indeterminado y no se relaciona con
ningún objeto particular; pero necesita un hecho positivo, un acto
humano, un título, que venga a determinarlo o concretarlo; de aquí
nace el derecho de propiedad considerado en concreto, que es el que
se relaciona con un objeto determinado.
Mirado en abstracto se llama derecho a la proPiedad, y mirado en
concreto se llama derecho de proPiedad.
La diferencia es grande entre estos dos aspectos del derecho de
propiedad.
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 261

Todo hombre, por el mero hecho de su nacimiento, es decir, por


su calidad de persona, tiene derecho para adquirir bienes, o sea, tiene '
el derecho abstracto a la proPiedad; pero no todo hombre tiene el
derecho concreto de proPiedad.
Es menester que exista un hecho jurídico que establezca el trán-
sito entre el derecho abstracto y el concreto.
Este hecho jurídico puede ser originario como la ocupación en
virtud del cual adquirimos cosas que no pertenecen a nadie; o deriva-
tivo', en virtud del cual adquirimos cosas que antes pertenecían a otros
como la compra-venta, seguida de la tradición de la cosa.
" El Código Civil define la propiedad o dominio diciendo que es:
«el derecho real en una cosa corporal para gozar y disponer de ella
arbitrariamente, no siendo contra ley o contra derecho ajeno» (ar-
tículo 582).
Considerado cpn:o tipo de la propiedad civil verdaderamente tal,
el dominio es por su naturaleza perpetuo; absoluto, es decir, que no
está sujeto a evento o condición alguna que le ponga término; y pleno,
porque comprende en sí mismo todas las facultades que se paeden
tener sobre una cosa, de manera que los otros derechos reales no son
sino participaciones del dominio.
223. La Constitución Política de 1925 y el derecho de propie-
dad.-EI número 10 del artículo 10 de la ConstitUción Política de la
República, promulgada el 18 de Septiembre de 19~" asegura a todos
los habitantes de la República «La inviolabilidad de todas las propie-
dades sin distinción alguna. Nadie puede ser privado de la de su d~­
minio, ni de una prrrte de ella, o del derecho que a ella tuviere, sino
en Virtud de sentencia judicial o de expropIt:lción por razón de utili-
dad pública, calificada por una ley. En este caso, se dará previamente
al dueño la indemnización que se ajuste con él o que se determine en
el juicio correspondiente.
El ejercicio del derecho de propiedad está sometido a las limitacio-
nes o reglas que exijan el mantenimiento y el progreso del orden so-
cial. y en tal sentido, podrá la ley imponerle obligaciones o servidum-
bres de utilidad pública en favor de los intereses generales del Estado,
de la salud de los ciudadanos y de la salubridad pública». .
Para aclarar el alcance de esta disposición constituciQnaI, hemos
262 ALP'ltEDO BAltRaS. MiliUItIZ

consultado las actas oficiales de las sesiones celebradas por la comi-


sión encargada de redactar el proyecto de Constitución y encontramos
que ella fué redactada por Don Luis Barros Borgoño, que fundó su
indicación en los términos siguientes:
«Estas ideas tienden a consagrar la inviolabilidad del derecho de
propiedad y, en el fondo, corresponden al principio que actualmente
consigna la Constitución. El concepto de que cada ciudadano pueda
usar, gozar y disponer a su antojo de su derecho de propiedad no pue-
de tener sino dos limitaciones: o más claramente expresado el concep-
to, los ciudadanos no pueden ser privados de su derecho de dominio
sino por sentencia judicial o por expropiación, declarada en conformi-
dad a la ley. De modo, pues, que con la indicación que se ha leído, el
derecho de propiedad queda perfectamente garantido:..
«No desconoce, por otra parte, que este derecho puede estar y en
la práctica lo está, sujeto además a otras limitaciones. Estas limita-
ciones pueden ser: o de derecho civil o de derecho público. Las limi-
taciones impuestas por el derecho civil se rigen por el Código Civíl,
y son en general, prestaciones mutuas, como las servidumbres, por
ejemplo».
«Además de estas limitaciones que el Código Civil impone al dere-
cho de propiedad, y en que hay predio sirviente y predio dominante,
existen otras, que los tratadistas llaman servidumbres de derecho pú-
blico. No se trata en este caso, de limitaciones impuestas a un pre-
dio en favor de otro predio, sino de limitaciones impuestas a un pre-
dio en favor del interés colectivo, del interés general de la sociedad.
En estas que los tratadistas llaman servidumbres de derecho público
no hay predio dominante. Y ¿cuales son estas servidumbres? En los
predios urbanos, por ejemplo, la línea de edificación en el trazado de
las calles, la altura de los edificios, etc. En los prediOS rústicos, la
aplicación de las leyes sobre cementerios, sobre saneamiento, sobre
regadío, todas las leyes relativas a salubridad pública:..
«Se dice en la fórmula propuesta: el ejercicio del derecho de pro-
piedad está sometido, etc:.. «Es decir que en forma alguna se altera
la inviolabilidad del dominio. Sólo se limita su ejercicio. Se ha busca-
do esta frase para encerrar más bien un concepto de orden social an-
tes que uno de extricto derecho público y porque cree que dentro de
DERECHO CIV1L PRIMER AÑO 263

este sentir, las leyes pueden imponer al derecho de propiedad obliga-


ciones, cargas o servidumbres, en favor del interés general del Es-
tado».
~<Con este procedimiento se logra conservar el principio funda-
mental de nuestra Constituci6n y se da salida a las aspiraciones de
carácter social. En suma, ha tratado de conciliar estas nuevas ideas
con el derecho de propiedad y sus atributos de uso, goce y disposi-
ci6n. Se mantiene el concepto de -dominio; pero se le limita».
224. Facultades inherentes al dominio.-T res son las facultades
que comprende -el dominio:
1. a _ El uso (jus utend i), O sea, el derecho de servirse de una cosa
para todos los usos a que pueda prestarse: Así, el uso de un caballo
consistirá en hacerlo trabajar; el uso de una casa, en habitarla.
2." El goce (jus fru~ndi), o sea, el derecho de gozar de la cosa
percibiendo todos los frutós que la cosa es susceptible de producir.
Así, el goce de un fundo comprende la facultad de recoger sus co-
sechas.
3." El abuso (jus abutendi) , o sea, elcderecho de disponer de la
cosa, sea por medio de actos jurídicos, como la enajenaci6n del todo
o parte de los derechos que sobre ella tiene el propietario, sea por
actos· materiales, como la transformaci6n, destrucci6n o consumo de
la cosa.
La pala:bra abuso viene de la palabra latina' abuti, que quiere
decir el consumo de una cosa, y no un acto contrario al derecho, como
pudiera creerse por el sentido vulgar de la palabra.
Lo que caracteriza al derecho de propiedad distinguiéndolo de
los otros derechos reales es el abuso, o sea, la facultad de disponer de
la cosa. Los derechos reales de usufructo y de uso autorizan un goce
más o menos completo de la cosa, pero siempre con la obligaci6n de
conservar l-a substancia; s6lo el dominio _confiere la libre disposici6n
de la cosa. .
225. Restricciones del derecho de propiedad.-.Las restricciones
del dominio provienen de la ley o del derecho ajeno.
a) La ley: Los hombres viven en sociedad y pajo la protección
de las leyes, de manera que no pueden contravenir a ~stas ni perju-
dicar a aquélla. El derecho de propiedad es inviolable, pero incumbe
264 ALFllEDO BAltlt09 ERRÁZURIZ

al legislador arreglar su "ejercicio"y


., señalar los límites en resguardo
del interés de los mismos asociados.
De aquí que el Estad01 puede privar a un particular del domi-
nio de sus bienes, solamente~en'e! caso que lo exijan motivos graves
de conveniencia pública y con la obligación de indemnizar al indi-
viduo a quíen se despoja de su propiedad, pues de otro modo se
violaría la justicia.
Conforme con estos principios, la parte 10." del artículo 10 de
la Constitución Política asegura a todos los habitantes de la Repú-
blica la inviolabilidad de tod.as las propiedades, sin distinción alguna
y sin que nadie pueda ser privado de la de su dominio ni de una
parte de ella, o de! derecho que a ella tuviere, sino en virtud de
sentencia judicial o de expropiación por razón de utilidad pública
calificada por una ley. En este caso se dará previamente al dueño
la indemnización que se ajuste con él o que se determine en el juicio

correspondiente. ,
Otra restricción importante del dominio son las servidumbres
prepiales, que establece la ley como cargas impuestas a un pred.io en
beneficio de otro y de las cuales nos ocuparemos más ac!elante.
El cultivo de las heredades que no tienen salida al camino pú-
blico,)!l uso de las aguas que atraviesan los campos, la vecindad de
dos propied.ades, etc., exigen del legislador que reglamente el ejerci-
cio del dominio limitándolo en aquello que contraríe al bien común.
Finalmente, hay caso; en que encontrándose la utilidad privada
en oposición con la conveniencia pública, la ley viene a establecer
restricciones, como la corta de bosques dentro de ciertos terrenos
y ciertas medidas o prohibiCiones establecidas por las leyes u orde-
nanzas municipales en razón de la comodidad, ornato o salubridad
públicas, como la prohibición c!e instalar industrias insalubres dentro
de ciertos radios de las ciudades.
b) El derecho ajeno. La facultad que tenemos de disponer de
nuestros bienes no puede llegar hasta hacer de ellos un uso que per-
judique al derecho de otros .a gozar de las cosas suyas o comunes.
Así, de ningún modo es lícito ejecutar dentro de nuestra propiedad
J _

obras de que resulte la inundación del campo vecino o la infección


del aire atmosférico (arts. 936 y 937).
DERECHO CIVIL PlUMER AÑO 265

226. Limitaciones especiales impuestas al domini,o por algunas


leyes.-Veamos algunos casos especiales de limitaciones al dominio
impuestas por algunas leyes, por graves razones de conveniencia pú-
blica y empezaremos por la que se refiere a la Formación de nuevas
poblaciones o nuevos barrios en las ciudades. La reforma introducida
en el N." 1. o del arto 26 c!e la Ley de Municipalidades, d.ispone que
«No se podrá proceder a la formación de nuevos barrios ~entro de
los límites urbanos de las ciudades, por medio de la división de pro-
piedades y de su venta en sitios, sin que los interesados hayan so-
metido previamente a la aprobación d.e la Municipalidad el plano
respectivo, en el cual se determinará la ubicación y dimensiones de
las vías y plazas que se proponga formar:
Además establece:
. 1. o Que una vez aprobado el plano, el dueño ceda por escritura
pública, gratuitamente, al domiriio nacional de uso público, la parte
destinada a vías y plazas;
~.o Q~e debe P?vi~entar a su costa las calles y sus aceras, las
avenidas y plazas, e instalar el servicio de alumbrado público que
ordene la Municipalidad;
3. o Que c!.ebe dotar al barrio de las instalaciones de agua potable
y desagües higiénicos. obras que pa,sar~m a propiedad municipal desde
que se entregue al' servicio;
4.- Que las construcciones deben consultar ciertas condiciones
de seguridad, higiene y apariencia exterior; y
5. o Que los sitios deben cerrarse. .
227. Obligación que tienen los p~opietarios de permitir gratuita-
mente ciertos servicios en. sus casas.-El Decreto-Ley N.o 369, de
25 de Marzo de 1925, que modifica la ley de Municipalidades, auto-
riza a estas Corporaciones para que determinen los casos en que los
propietarios tienen obligación de permitir gratuitamente la colocación'
en las paredes exteriores de los edificios, de teléfonos, grifos, placas,
ganchos o rosetas, etc. >

228. Prohibición de ciertas, construcciones.-EI decreto-ley N. o


675, sobre aeronavegación, de 26 de Noviembre de 1925, establece
en su artículo 37: «No se podrán construir muros, casas, galpones,
,ni tender líneas de transmisión eléctrica o hacer plantaciones a una
266 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

distancia inferior al décuplo de su altura, a partir de los límites de


cualquier aeródromo público o privado».
229. Terrenos declarados forestales.-El Decreto-Ley N.o 656,
de legislación sobre los bosques, publicado en el Diario Oficial de 6 de
Noviembre de 1925, con el fin de proteger la conservación de los ar-
bolados, establece que los terrenos declarados forestales quedan suje-
tos a los planes de vigilancia y cultivo, repoblación y explotación que
establecen los reglamentos (art. 3.°); prohibe la roza a fuego como
método de explotación en ellos (art. 19); y agrega que el empleo del
fuego para destruir la vegetación arbórea en suelos que se desee ha-
bilitar para la agricultura, sólo podrá hacerse con un permiso escrito,
otorgado por el Intendente o Gobernador, después de oír a la Direc-
ción General de Bosques.
230. Monumentos históricos.-El Decreto-Ley N. o 651, sobre
monumentos nacionales e históricos, publicado en el Diario Oficial
de 3O de Octubre de 1925, establece en su artículo 7. o, que por de-
creto supremo puede declararse como monumento histórico un edifi-
cio, ruina, lugar, sitio, pieza u objeto antropo-arqueológico, mueble o
inmueble, de propiedad nacional, municipal o particular, y en su ar-
tículo 9. o dice: «Si el monumento declarado histórico fuere un in-
mueble de propiedad particular, no podrá el propietario destruirlo,
transportarlo, repararlo, o cambiar su aspecto, ni hacer en sus alre-
dedores construcción alguna que lo desvirtúe, sin haber obtenido an-
tes autorización por decreto supremo, que será dictado previo informe
favorable del Consejo». «Si· se tratare de un lugar o sitio eriazo, el
propietario no podrá excavarlo o edificarlo sin haber obtenido antes
autorización suprema en la misma forma».
El artículo 1Odice que si el monumento declarado histórico fuere
un objeto mueble de propiedad particular, no podrá ser exportado, y
el artículo 11 agrega que en caso de venta del objeto, el Estado ten-
drá preferencia para su adquisición, previa tasación de peritos.
231. Excavaciones de carácter arqueológico.-El mismo Decreto-
Ley N.O 651, sobre monumentos históricos, prohibe a toda persona o
corporación hacer excavaciones de carácter arqueológico, antropoló-
gico, paleontológico o paleontropológico, sin haber obtenido previa-
mente la correspondiente autorización suprema. (art. 16).
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 267
,
Cuando se practiquen excavaciones antropo-arqueológicas en te-
rrenos de propiedad particular, sin costo alguno para la Nación, la
cuarta parte de los objetos o piezas que se extraigan, pasarán a po-
der del Estado; del resto se tomarán planos, y aspectos fotográficos,
y sus copias, así como los objetos cedidos, se distribuirán entre los
museos nacionales (art. 20).
,232. Excavaciones para con,strucciones o trabajos mineros.-To-
da persona que practicare excavaciones con el objeto de efect~ar tra-
,bajos de construcción, minas u otros análogos, está obligado a de:
nunc~ar al Gobernador del Departamento el hallazgo o descubri-
'mien~o de c1,.lalquier objeto, pieza y ruina de carácter antropo-arqueo-
lógico o histórico que encontrare y será responsable de su vigilancia
y conservación hasta que la autoridad administrativa se haga cargo
del hallazgo. (artículo 19 del Decreto-Ley sobre monumentos histé-
ricos) .
233. Cosa!!! susceptibles de propiedad.-Hemos visto que el do-
minio es el derecho real para gozar y disponer de una cosa corporal;
supone pues la existencia de un objeto material sobre el cual recae.
Las cosas incorporales, si .bien dicen relación a una cosa' material, no
obstante, consideradas, en sí mismas, no tienen existencia real y por
lo tanto no son materia adecuada del dominio. Pero como represen-
tan un valor. apreciable en dinero y son susceptibles de figurar en la
composición del patrimonio de una persona, se dice que hay también
sobre ellas uná especie de propiedad, que el Derecho Romano llamaba
cuasi-dominio, y a su posesión y tradición cuasi-posesión y cuasi-:tra-
dición. '
De igl:lal manera las producciones del talento ó del ingenio son
una propiedad de' sus autores (art. 584).
234. Diversas clases de propiedad.-En cuanto a su extensión
la propiedad se divide:
En ' propiedad plena y mera o nuda propiedad. Propiedad
plena es la que tiene el dueño unida al actual goce de la cosa. Mera
o nuda propiedad, es 'la propiedad separada del goce de la cosa, y s~
llama así porque está desnuda o despojada de uno de sus principales
atributos (art. 582, inciso 2.°).
En cuanto a la condición que pueda afectarla, se divide en
268 ALF1\.Etlo nARR.ó~ llRItÁZUlUZ
'" . - -"
Y·""'-· __ -,,""r ,

propiedad absoluta y propiedad fiduciaria. Propiedad absoluta es la


que no está sujeta a evento o condición alguna que le ponga tér-
mino. Propiedad fiduciaria es la que está sujeta al gravamen de
pasar a otra persona, por el hecho de verificarse una condición
(art. 733).
En cuanto a las cosas objeto del derecho, podemos considerar
la propiedad minera, salitrera, petrolífera; la propiedad literaria y
artística, hoy llamada propiedad intelectual; y la propiedad industrial.
Hay también otras propiedades, como la propiedad austral y la
de los indígenas, que tienen reglas especiales y aunque son materia
de otros estudios, conviene conocerlas siquiera someramente, para for-
marse una idea de sus peculiaridades.

Algunas proPiedades especiales.

235. De la propiedad minera.-Se llama mina el depósito natural


de substancias minerales que se encuentran en la superficie o en el
interior de la tierra y que son susceptibles de apropiación.
Decimos natural, para distinguirlo del tesoro, que es una riqueza
elaborada por el hC?mbre y que ha estado largo tiempo sepultada o
escondida.
La propiedad minera que la ley concede se llama pertenencia
(art. 2 dd C. de M.) y constituye un inmueble .distinto y separado
del terreno superficial, aunque aquella y este pertenezcan a un mismo
dueño. Esta propiedad se rige por las mismas leyes que los demás
bienes raíces, en lo que no estén modificadas por las disposiciones
especiales del Código de Minería, las cuales Par ser de carácter
especial, se aplican de preferencia (art. 72).
El acta de mensura, servirá de título· de dominio de la per-
tenencia y deberá inscribirse en el Registro de Propiedades de Minas
del Conservador respectivo.
Sistemas ideados para regir la prOPiedad minera.-Entre los sis-
temas ideados para regir esta propiedad, podríamos citar los siguien-
tes: 1) Sistema de accesión; 2) Sistema de ocupación; 3) Sistema de
regalía; 4) Sistema de amparo por el trabajo; y 5) Sistema mixto.
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 269

1) Sis!ema de accesión, es aque! que atribuye la propiedad de la


mina al dueño de! suelo, en e! cual o bajo el cual se encuentra. Se
funda en un antiguo principio del Derecho Romano, según el cual,
el que es dueño del suelo, lo es también del cielo y del sub-suelo;
«Qui dominus est solí, dominus est coeli et inferorum>}. Este sistema
rige en Inglaterra, en algunos estados de Norte América y . regía en
Rusia antes de la última revolución.
-
En nuestra legislación se aplicaba, según los ,anteriores C6digos
de Minas, a las minas de carbón que se encontraban en terrenos
particulares, Pero el nuevo Código, que rige desde el 25 de Abril de
1930, no le reconoce "importancia, y sólo lo establece para las subs-
tancias fósiles no mencionadas expresamente y que se encuentren en
terrenos de particulares.
Se hacen a este .sistema algunas objeciones justificadas,entre
otras las siguientes: 1) Que la mina es una propiedad diversa y
a veces de un valor muy diferente, del suelo queJa contiene; 2) Que
rara vez coinciden sus límites; 3) Que quita aliciente a los descubri-
dores mineros, que no querrían descubrir minas para el dueñó del
suelo; y 4) Que la agricultura y la minería son industrias muy dife-
réntes y que requieren aptitudes' diversas en quienes laS explotan, y
por tanto no deben quedaren poder de una misma persona o entidad.
'pues esto perjudicaría la riqueza general, haciendo disminuir la pro-
ducción de ambas. •
2) Sistema de ocupación es el que atribuye la mina al primer
ocupante.
Turgot, defensor de este sistema en la Asamblea Constituyente
de Francia, decía que-se basaba en el derecho naturaL Combatió este
sistema el tribuno Mirabeau, por el temor de que ?casionara perpe-
tuos disturbios entre los mineros. En efecto, más tarde los hechos
demostraron la efectividad de ·estasobje~iones.
Este sistema, con el nuevo Código de Minas ha perdido en Chile
todasu aplicación. Las arenas auríferas, estañíferas, platiníferas, etc.,
que eran antes del nuevo Código, de libre aprovechamiento, requie-
ren ahora concesión.
3) Sistema de regalía es, en general, aquel en que la propiedad de
las minas pertenece al Estado, el cual puede, según que el sistema
18
270 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

sea más o menos abooluto, explotarlas por su cuenta, venderlas,


arrendarlas o conceder la propiedad a los particulares que la pidan,
estableciendo un impuesto o patente especial para su explotación; o
bien, exigir para el Estado una parte proporcional del producto de las
minas.
En España, el sistema regalista fué establecido por sus más an-
tiguas leyes y repetido durante varios siglos ¡::or leyes pcsteriores, que
arraigaron fuertemente en las costumbres de los pueblos.
Nuestra legislación establece, como regla general, un sistema ,de
regalía moderado. El Estado tiene el alto dominio de las minas que
se encuentran en el territorio nacional; pero ese dominio es sólo una
misión pública reguladora de la explotación de estas riquezas por
los particulares, los cuales tienen sobre las pertenencias mineras,
un dominio limitado y de características especiales. (Arts. 591
del C. C. y 1 y 2 del C. de M.) En efecto, se concede a, los particu-
lares la facultad de catar y cavar en tierras de cualquier dominio, la
de labrar y beneficiar las minas y la de disponer de ellas como due-
ños, con los requisitos y bajo las reglas que prescribe el Código de
Minería.
Según el sistema de nuestra legislación, el Estado no dispone
libremente de las minas, sino que tiene facultad para conceder a
los particulares este derecho, tratando de conciliar los intereses de
la agricultura con los de la minería,
En este sistema de regalía, el dominio del Estado se traduce ge-
neralmente, como sucede en Chile, en el derecho de exigir el pago de la
patente de minas, por lo cual, a este sistema suele llamársele tam-
bién, sistema de amparo por la patente.
Respecto de los depósitos de guano y petróleo en estado líquido
o gaseoso, ubicados en terrenos de cualquier dominio y los depósitos de
sales y nitratos que se encuentren en terrenos fiscales, nacionales de
uso público o municipales, siempre que no se hubiere concedido ya
pertenencia, se reserva el Estado el derecho de explotación. (Art. 4, o
del C. de M.) Esta disposición implanta respecto de estas substancias,
el sistema de regalía absoluta.
4) Sistema de amparo por el trabajo es aquel por el cual concedi-
da una pertenencia minera, se obliga al concesionario de ella a man-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 271
.. "

tenerla en cierto estado de trabajo, bajo la condición de caducar la


concesión si cesa o disminuye demasiado el trabajo. ~
Parecido a este sistema es el implantado por el título XVI del
nuevo Código'de Minería para la explotación del carbón. Se consulta
en el la caducidad de la concesión, por la no iniciación, restricción,
suspensión o abandono de la explotación minera (art. 211 del C.
de M.)
El arto 210 del mismo Código establece que el concesionario de-
berá al dueño del terreno, además de la 'indemnizaciones a que haya
lugar, una regalía, que no excederá del 2 112% del precio de venta
de la tonelada de carbón.
El arto 219 autoriza al Presidente de la República para reservar
al Estado determinados terrenos carbot?-íferos; y finalmente el al t.
220 establece que las transferencias de las minas de carbón .deben
someterse a' la aprobación del Presidente de la República.
5. Sistema Mixto.-Es aquel que combina alguno de los an.te-
riores con. otro y participa de las características de ambos ..
Características de la~propiedad minera de los particulares.-Las
principales características de esta clase' de propiedad son las si-
guientes; .
1) Es perpetua; lo cual se deduce <:le no tener ningúna limita-
ción; impuesta por la ley, respecto al tiempo. El Código de 1888
decía expresamente que la propiedad minera era perpetua.
2) Es condicional, pues está sometida a la condición de pagar
una patente anual al Estado, por hectárea de extensión y la falta
de pago provoca la caducidad de la concesión, y la mina debe sa-
carse a remate. Respecto de las minas de carbón, la condición, co-
1)10 vimos, consiste en el debido trabajo deja mina.

3) Es indivisible matáialmente.-Las pertenencias no spn suscep-


tibles de división material, sino intelectual o de .cuota. Esta disposi-
ción' no rige la propiedad salitrera.
4) La prescriPción adquisitiva de las pertenencias mineras tiene
reglas especiales (art. 75). Los plazos son de 2 y 6 años respectiva-
mente para la prescripción ordinaria y extraordinaria, sin distinción
de ausentes y presentes.
272 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

5) La compra-venta y permuta de pertenencias y derechos mi-


neros, no es susceptible de rescisión por lesión enorme.
6) La ley establece su inembargabilidad; pero respecto de los
acreedores no hipotecarios únicamente.
En cada Departamento habrá un Registro Conservador de Mi-
nas, con un libro de Repertorio y los siguientes Registros: 1) de Des-
cubrimientos; 2) de Propiedad; 3) de Hipotecas y Gravámenes y 4)
de Prohibiciones e Interdicciones.
236. De la propiedad petroIífera.-Se ccmprende ror la palabra
petróleo.-dice la ley N.o 4217-todas las mezclas o combinaciones
naturales de hidro carburo que se encueritran en estado líquido o
gaseoso en su yacimiento. Se exceptúan en consecuencia, los yaci-
mientos carboníferos y de esqui tos betuminosos.
Nuestro antiguo Código de Minería no mencionaba al petróleo en
ninguna de sus disposiciones. En esa situación, el petróleo se regía
por el sistema de accesión cuando se encontraba en terrenos particu-
lares y era de libre adquisición por los particulares cuando se en-
contraba en terrenos fiscales, nacionales de uso público o munici-
pales.
La ley 4119 de 28 de Diciembre de 1926, modificó esta situación,
añadiendo el petróleo a las 50bstancias cuya explotacién queda reser-
vada al Estado. Se pasó por tanto, del sistema de accesión al de
regalía absoluta.
Esta misma ley dispuso que las concesiones y rertenencias petro-
líferas que permanecieran sin explotarse dentro del año siguiente a 50
promulgación, caducarían; y que en todo caso el que deseare exrIc-
tarlas debería además, remensurarlas dentro del mismo plazo, con
citación del Fisco, pues la omisión de este trámite extinguiría el ¿e-
recho por el solo ministerio de la ley. Cabe hacer presente que nin-
guna concesión o p~rtenencia cumplió con estos requisitos, por lo
que todas pasaron a poder del Estado.
Por otra parte, la ley 4217 de 26 de Noviembre de 1927, excep-
tuó ai petróleo, de las substar.cias de que se hace dueño el concesio-
nario de mina metalífera, por el sólo hecho de quedar dentro de los
límites de su pertenencia; disposición que se encontraba en el art.
63 del antiguo Código de Minería,
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 273

Esta misma ley~autorizó {al" Presidente~~de~la República para


conceder permisos para explorar'y explotar petróleo, fijando entre
otras la condición, de que dichas"concesiones sólo podrían acordarse
a personas natur:ales o jurídicas que tuvieran domicilio en Chile.
Prohibe también adquirir concesiones petrolíferas o tener parte o inte-

-
. rés en ellas a Gobiernos o soberanos extranjeros. Pero ~ esta autori-
zaci6n ha sido suspendida por la ley 42Sf, la cual en cambio facul-
t6 al Presidente de la República para invertir hasta la suma de diez
millones de pesos en efectuar operaciones para comprobar la existen-
cia de petróleo en el país.
Con la dictaCión de la ley 4796, aprobatoria. del nuevo Código
de Minería, que entró en vigencia el 25 de Abril de 1930, el
petróleo ha continuado regido por el sistema de regalía absoluta,
pues el art.. 4. 0 de dicho Código establece ; «No obstante lo dispues~
to en el artículo anterior, el Estado se reserva la explotación de los
depósitos de guano, y de petróleo én estado líquido y gaseoso, ubica-
dos en terrenos ~t: cualquier dominio, y los de nitratos y s.ales análo-
gas y los de yodo y compuestos químicos de estos productos, que se
encuentren en terrenos' del Estado, o nacionales de uso público, o de las
Municipalidades, siempre que sobre ellos en conformidad a las leyes
anteriores, no se hubiere constituído propiedad minera de particu-
lares que estuviere vigente».
237. De la própiedad salitrera.-La propiedad salitrera descansa
sobre bases legales muy diferentes, según la· ubicación de los yaci-
mientos, pues la guerra del Pacífico nos hizo propietarios de los ri-
cos yacimientos de Tarapacá, que pertenecían al Perú; y de los del
Toco y Antofagasta, que formaban parte del territorio boliviano. Hay
pues propiedades de origen peruano; propiedades de origen bolivia-
no; y las hay también de origen chiieno.
1. o Salitreras peruana~ .-Las salitreras peruanas se regían por
las antiguas disposiciones de Minería de Nueva España, que habían
sido dictadas por Carlos I11 en 1783, a pedido de los virreyes del
Perú y México. Ellas concedían el derecho de descubrir y solicitar los
minerales que incompletamente enumeraba y cualesquiera otros fósiles.
que no pertenecían al dueño del suelo, sino que eran objeto de adju-
dicaci6n por parte del Estado. Disponían que la extensi6n que se die-
274 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

ra a los interesados en la explotación. la fijaría la Diputación de


Minería, en atención al tamaño y riqueza del sitio y al número de
concurrentes, prefiriendo a los descubridores. Daban por último gran
importancia al despueble, que consistía en el derecho que se otorgaba
a terceros interesados para pedir la mina que no se trabajaba; y, si
el Estado accedía a la petición, caducaba el derecho anterior. Las
autoridades locales llevaban a cabo esas adjudicaciones, que no se
inscribían en Registros y que se comprobaban parla presentación de
folletos o documentos de otorgamiento.
Agotadas las guaneras, el Gobierno peruano dictó en 1868, un
decreto que suspendía la libre adquisición y que reservaba al Estado
el aprovechamiento de los terrenos salitrales aún no concedidos. Cinco
años más tarde, una ley estableció el monopolio comercial o estanco
del salitre en manos del Gobierno peruano, mediante la compra del
salitre producido por los particulares y el alza de los derechos de ex-
portación. Los dueños de las salitreras sin trabajo las ofrecieron en
venta al Gobierno peruano, el que consideró los precios muy subidos,
por lo que, valiéndose del sistema de despueble, declaró que todas
esas pertenencias no explotadas eran propiedad fiscal; al mismo tiem-
po compró otras, que pagó con emisión de bonos. Sobrevino entonces
la Guerra del Pacífico. El Fisco chileno rescató las minas tasadas y
compradas por el Gobierno del Perú, pagando un precio bastante
elevado por los certificados. Respecto a las que no se explotaban o
que habían sido declaradas en despueble, o que no estaban incluídas
en los cuadros oficiales del Gobierno del Perú, ellas pasaron a ser
propiedad fiscal chilena.
Resumiendo lo dicho, podemos establecer que las bases legales
de propiedad en las salitreras de origen peruano, tienen, respectos de
los particulares, un doble origen: 1. o Terrenos concedidos con arreglo
a la legislación peruana y que quedaron en poder de los particulares.
2. o Terrenos adquiridos por el canje de los certificados con que el Fisco
peruano había comprado una gran parte de las salitreras, o bien te-
rrenos adquiridos posteriormente en remate público. La propiedad
fiscal se formó: l. o Con los terrenos que pertenecían antes de la gue-
rra al Gobierno peruano. 2. o Con los terrenos adquiridos mediante
el rescate de los certificados salitreros peruanos; y 3. o Con los terre-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 275

nos que entraron a su poder, con arreglo al Art. 2. 0 del Código de


Minería. ...
2. o Salitreras bolivianas.-En 1872, Bolivia concedió terrenos sa-
litrales en cuatro distritos jurisdiccionales, de los cuales Cobija o Ca-
lama era el más rico, pues contenía los yacimientos del Toco; En
1876 el Perú, con el fin de concentrar en sus manos el monopolio del
salitre, comisionó a don Juan c. Meiggs para que, además de com-
prar numerosas pertenencias, arrendara los terrenos fiscales bolivia-
nos y los particulares declarados en despueble. En 1883, el Estado
chileno reconoció, por la transacción Squire a la Sucesión Meiggs la
propiedad de 64 pertenencias. Los terrenos sobre los cuales no se ha-
bia constituído- propiedad salitrera quedaron después de la guerra
como propiedad saneada del Gobierno chileno. Los derechos salitre-
ros de origen boliviano se reducen:
Para los particulares: 1. o a la propiedad concedida, adjudicada y
mensurada antes de la guerra, conforme a la legislación boliviana.
2.° a los terrenos concedidos parla transacción Squire. 3. 0 a las
concesiones hechas después de la guerra, en virtud de los decretos de
. 1877 y 1879; y 4. o a los terrenos obtenidos por los particulares en
subasta pública ..
Para el Estado chileno: 1.0' a las propiedades que poseía ya el
Gobierno de Bolivia, incluyendo entre éstas las concesiones hechas a
particulares que no alcanzaron a memurarsé antes de la guerra; y
4,.0 a las salitreras que le pertenecen en virtud del Art. 2. 0 del C.
de Minería del año 88.
3. 0 Salitreras chilenas.-En 1871 se hicieron las primeras conce-
siones de salitreras chilenas, en confórmidad a las prescripciones de
las Ordenanzas, que disporuan que el denunciante se ;dirigiera a: la
Diputación dé Minas, que por decreto del año 1838, era la Goberna-
nación departamentaL La extensión de las primeras concesiones era
muy grande (alrededor de 40 kilómetros cuadrados), por 10 que el
Gobierno las suspendió en 1872 y dictó al año siguiente un decreto
en el cual, con el objeto de no dejar a una sola persona la fijación
de la superficie de terren'J cedido, lo que habría dado margen a mu-
chos abusos, estableció un límite máximo, que no podría excederse y
276 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

que fué de 480 mil metros cuadrados para el descubridor, y de 160


mil para los otros denunciantes.
Se dictó después el Código de Minería del año 1874, que no
comprendía al salitre entre los minerales de libre aprovechamiento,
sino que 10 colocaba entre aquellas substancias que el Estado o las
Municipalidades podían ceder por medio de contratos o reglamentos
cuando se encontrasen en terrenos eriales. Disponía que los pedi-
mentos debían dirigirse ante el Juez Letrado, lo que parece que no
se cumplió, y un decreto de 1876 se refería a las Gobernaciones de-
partamentales.
El Reglamento dictado el 28 de Julio de 1877, en cumplimiento
del Art. 3.° del Código de Minería de 1874, y que por su importan-
cia ha sido llamado el Código de las salitreras, disponía que les pe-
dimentos se harían en adelante al Intendente de la Provincia, en cu-
yo territorio se encontrase el depósito. En atención a la peculiaridad
del salitre de presentarse en forma de mantos o capas superficiales,
por lo que necesita para su explotación terrenos más extensos, se dis-
puso que las concesiones serían de 3 millones de metros cuadrados
para el descubridor y de un millón para los denunciantes posteriores.
Con esto se suscitó una dificultad sobre la dimensión que se daría a
una pertenencia pedida antes del Reglamento de 1877 y que debía
mensurarse después de la vigencia de la nueva disposición. La mayo-
ría de las sentencias de nuestros tribunales resolvieron la cuestión
en el sentido de que la pertenencia debía ser de 3 millones o de 1
millón de metros cuadrados, según los casos, fundándose en que hay
interés por parte del Estado en que la explotación se haga en
buenas condiciones, en que las porciones del decreto de 1873 son de-
masiado pequeñas; en que en virtud del arto 3. o del Código de Mi-
nas de 1874, el Reglamento del 77 se dictó debidamente autorizado;
y en que la ley sobre efecto retroactivo dispone que un derecho
real adquirido bajo una ley subsiste bajo el imperio de otra y que
prevalecerán las disposiciones de la nueva ley en cuanto a sus
goces y cargas.
Pasada la guerra que trajo a nuestro poder los extensos yaci-
mientos peruanos y bolivianos, sin temer ya ninguna competencia,
Chile, por decreto de 30 de Mayo de 1884, suprimió en todo el terri-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 277

torio de la República la libre adquisición de salitreras por los parti-


culares. El Código de Minas que empezó a regir elLo de Enero c:le
1889, dispuso que el Estado se~reservaba la explotación de los depó-
. sitos de nitratos que se encontrasen eñ terrenos del Estado o _de las
Municipalidades si>bre los cuales no se hubiere constituído propiedad
mmera particular.
El salitre pasaba así, después de ser de libre adquisición por los
particulares, a la situación especialísima de no poder ser adquirido
por los particulares, en la forma ordinaria establecida para tddas las
. minas. Esta disposición no habría tenido dificultad si todas las sali-
treras hubiesen estado mensuradas, es decir, si sobre ellas hubiesen te-
nido los particulares un título definitivo de propiedad. Muchos no
habían efectuado esa mensura y tenían sólo un título provisorio, que
se otorgaba después de hecho el pedimento y de inscrita la salitrera
en el Registro de Descubrimiento de Minas. Por eS,e motivo se susci-
taron entre el Fisco y los particulares un sinnúmero de controversias
que los tribunales, casi siempre, fallaron en favor de éstos, que soste-
nían que una salitrera, cuyo pedimento se había hecho antes de la vi-
gencia del Art. 2.° debía mensurarse.
Esto es lo que se llamó el problema de la Constitución de la Pro-
piedad salitrera. Para resolverlo se promulg6 la Ley 1815 de 7 de Fe-
brero de 1906, que declaró obligatorio para todas las personas que se
creyeran con derecho a pertenencias de salitre el presentarse dentro
de un plazo de 4 meses contados desde su vigencia, ante los jueces le-
trados de Santiago. ' .
Disponía también que en caso de decÍararse el derecho, debía
procederse a la mensura dentro del plazo de 6 meses; y declaraba
prescritos los derechos que no se hiciesen valer dentro de las condi-
ciones que fijaba la ley.
En resumen, los particulares pueden hacer valer dos títulos qe Pro-
piedad salitrera; uno anterior al C6digo, que había sido dado a los
particulares en virtud .de sus denuncios; y el otro posterior, obtenido
por compra al Estado en subasta pública .
. La Ley de Fomento salitrero dictada en Julio del año pasado
confió a la Superintendencia de salitre el cateo y cubicación!de los
terrenos, el levantamiento topográfico y el catastro de la pampa, el
278 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

estudio de las normas que regirán las enajenaciones de las salitreras


del Estado, la vigilancia y conservación~de las oficinas y terrenos del
Estado, la mantención de los archivos en que se copien todos los
títulos y documentos relativos a las Propiedades salitreras, etc., etc.
El Art. 52 dispone que para los efectos de las obligaciones derivadas
de esta Ley las pertenencias salitreras mensuradas y cubicadas,
serán hipotecables, embargables y enajenables.
238. De la Propiedad Literaria y Artística, hoy llamada Prc-
piedad IntelectuaI.-Esta propiedad tiene su fundamento en el Dere-
cho Natural, parque ello importa la reserva de un tipo que lleva el se-
llo de la personalidad del autor y que es obra exclusiva de su ingenio.
El autor que se reserva la reproducción de sus obras no impide a
otros trabajar sobre los mismos asuntos, ni prohibe el estudio de sus
ideas o procedimientos; su derecho se funda en el principio que atri-
buye a cada cual el fruto de su habilidad y trabajo.
La G:mstitución Política de 1833 consagraba este derecho en su
Art. 143 que decía: «Todo autor e inventor tendrá la propiedad ex-
clusiva de su descubrimiento o producción por el tiempo que le conce-
diere la ley» y la Constitución de 1925 dispone en su Art. 10 que la
Constitución asegura a todos los habitantes de la República: <Ir. La
propiedad exclusiva de todo descubrimiento o producción por el tiem-
p.) que cancediere la ley. Si ésta exigiere su expropiación, se dará al
autor o inventor la indemnización competente>'>.
Por su parte, el Código Civil, en el Art. 584 dice: «Las produccio-
nes del talento o del ingenio son una propiedad de sus autores. Esta
especie de propiedad se regirá pc>r leyes especiales». La propiedad lite-
raria se regía anteriormente en Chile por la ley de 24 de Julio de
1834 y el Código Penal, en el Art. 471, castigaba con presidio o rele-
gación menor en su grado mínimo o multa de ciento a mil pesos al
«que cometiere cualquiera defraudación en la propiedad literaria o
industrial», y ordenaba que los ejemplares, máquinas u objetos con-
trahechos, introducidos o expendidos fraudulentamente se aplicaran
al perjudicado y también las láminas o utensilios empleados en la
ejecución del fraude, cuando sólo pudieran usarse para cometerlo.
Hoy día la propiedad literaria y artística se rige por el decreto-
ley sobre proPiedad intelectual, N.O 345, de 17 de Marzo de 1925.
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 279

En la exposición de motivos que al1tecede a este decreto-ley se


deja constancia de que la ley de 24 de Julio de 1834 no pudo prever
el enorme desarrollo que en el mundo entero habrían de tomar algu-
nas ramas de la producción intelectual o del arte, entonces descono-
cidas o existentes sólo en germen; que esas circunstancias han varia-
do por completo y que hay ahora necesidad imperiosa de protegér en
forma práctica y eficaz este género de actividades, porque esa protec-
ción, bien reglamentada en el país y extendida por medio de la reci-
procidad, al extranjero,' traerá sin duda en Chile, como ha traído en
otros' países de América, un crecimiento cada día mayor de la pro-
ducción original.
Advierte en seguida que ese decreto-ley S!! refiere sólo a la que
llama la propiedad intelectual, que corresponde a la que antes se de-
nominaba propiedad literaria y artística y que es la que garantiza
la creación propiamente tal en el campo de las letras, las ciencias y
las artes, y anuncia que el Ministerio de .Industria dictará otro de-
creto-ley sobre la propiedad industrial, que es la que garantiza la
aplicación práctica de los inventos en el campo de la indus-
tria.
Veamos las principales disposiciones del decreto-ley sobre propie-
dad intelectual.
a) En qué consiste este derecho:
Esta propiedad consiste en el derecho exclusivo de distribuir,
vender o aprovechar, con fin de lucro, una obra de la inteligencia pClr
medio de la imprenta, litografía, grabado, copia, molde, baciado, fo-
tografía, película cinematográfica, discos de gramófono, rollo para
instrumento mecánico,' ejecución, c:mferencia, recitación, representa-
ción, traducción, adaptación, exhibición, transmisión radio-telefónica
o cualquier otro medio de reproduc.ción, multiplicación . o difusión
(Art. l. o). Extiende el derecho de propiedad no s610 a los autores, si-
no también a 'los traductores de cualesquier obra y a los .que hagan
recopilacIones, siempre que al efectuar la traducción o recolección no
hayan violado derecho ajeno e indiquen claramente sus fuentes.
Igualmente la extiende a los autores de transcripciones, adapta-
ciones o arreglos de obras ajenas, siempre que ellas tengan carácter
propio:
280 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

Reconoce la propiedad intelectual de las produciones extranjeras


y permite que se registren en Chile, para que sus autores gocen de
ella, siempre que en su país de origen se otorgue a JOs chilenos el mis-
mo privilegio (art. 5.°).
Salvo reserva expresa del derecho del autor, previamente anun-
ciada, no viola la propiedad intelectual la reproducción de reseñas de
discursos pronunciados en reuniones públicas; de los artículos de otros
periódicos; de las leyes, decretos, reglamentos y ordenanzas y de las
deliberaciones, actas, informes de las autoridades públicas (Art. 6. o).
Tampoco viola este derecho, la reproducción de diseños, graba-
dos, obras o fragmentos de obras literarias, musicales, científicas o
técnicas de corta extensión, indicándose claramente las fuentes, que
se hace en los trabajos científi~s, literarios o de crítica, en las con-
ferencias públicas y en los textos de enseñanza (Art. 11).
b) Cómo se constituye:
El decreto-ley dispone que esta propiedad se constituye por su
inscripción en el Registro de la Propiedad Intelectual, que se llevará
en la Biblioteca Nacional; ordena que al tiempo de inscribirse una
obra en el Registro se paguen ciertos derechos por medio de estampi-
llas pegadas en el Registro y que se deposite un ejemplar manuscri-
to, impreso o reproducido en forma integral; bastando para las obras
destinadas a la reproducción cinematográfica, depositar una copia
del argumento, escenificación y leyendas de la obra, y para las obras
de pintura, dibujo, escultura, ingeniería y arquitectura, los croquis,
fotografías o planos del original necesarios para identificarlos con las
explicaciones del caso (Arts. 1.0, 14 y 18).
Agrega que las obras que tienen constituida la propiedad intelec-
"tual anunciarán en lugar visible de cada ejemplar el número del re-
gistro, y sin este requisito no podrá reclamarse la exclusividad del go-
ce de los derechos que confiere esta ley (Art. 15).
c) Carácter temporal de esta proPiedad:
Respecto a la duración de la propiedad intelectual, establece la
ley que es temporal y que se extiende a la vida del autor y transmiti-
da por causa de muerte, expirará a los veinte años desde el falleci-
miento. Si el heredero fuere el Fisco, la obra pasará a se-r de propie-
dad común. Cuando los autores fueren dos o más en colaboración, el
DEREcHO C1VILl?RIMER AÑO 281

plazo para sus sucesores se contará desde la muerte del último. Cuan-
do el autor ~ fuere un cuerpo colegiado, conservará la propiedad de
ella, por el término de cuarenta años, contados desde la fecha de la.
inscripción (Art. 7.°).
La propiedad intelectual de la obra póstuma corresponde a los
herederos del ~utor; pero si a la época del fallecimiento no fuere éste
dueño del original, la propiedad intelectual de la obra, salvo estipula-
ción el1 contrario, corresponderá por mitad al dueño del original y a
los herederos del autor. Lo cual se entiende, sin perjuicio del derecho
del autor o de sus sucesores para disponer entre vivos o por testamen-
to la parte que le corresPonde en la obra inédita (Art.~8. e).
Transcurridos los plazos de duración de la propiedad intelectual,
la obra pasará a ser de propiedad común. (Art. 13).
d) Transmisión y transferencia: La propiedad intelectual pued<:;
transmitirse por testamento' o ab-intestato en conformidad a las reglas
generales; péro transmitida, expira a los veinte años desde el falleci-
miento, como acabamos de verlo anteriormente.
Puede transferirse por acto entre vivos y la transferencia puede
referirse a uno a más de los derechos que ella confiere según el ar-
tículo 1. o de la ley. La transferencia se efectúa por escritura pública
inscrita en el Regis.tro de Propiedad Intelectual, y no conferirá de-
rechos por más tiempo que el que hubiere 'correspondido ál cedente.
La resolución del contráto de transferencia d~berá inscribirse en el
Registro antes citado. (Art. 9.°).
El autor puede también autorizar transitoriamente' a otra per-
sona para usar de una obra de su producción para alguno de los fines
que enumera el artículo 1.0 de la ley, y esa aut,orización deberá
constar por escrito. (Art. 10).
e) Comunidad en la proPiedad intelectual: Hay varios casos de
propiedad intelectual en común, y son:
1.° Tratándose de una obra destinada al canto, la propiedad in-
telectual corresponde en común a los autores de la letra y de la mú-
sica; pero si el autor de la letra no ha hecho constitución previa
de su propiedad o reserva expresa de sus dereqhos, se presume legal-
mente propietario exClusivo al autor de la música. (Art. 3.°).
2. o Cuando dos personas han creado. una obra en común, en
continuar
ir atrás
282 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

tal forma que sus aportes respectivos no pueden ser separados,


poseen como colaboradores un derecho común, del cual no po-
drán disponer sino en común, pero cada uno está facultado para
perseguir las infracciones a los derechos de la comunidad y para dis-
poner de su parte. (Art. 12).
3.° Cuando a la época del fallecimiento del autor no fuere éste
dueño del original, la propiedad intelectual de la obra, salvo esti¡:u-
lación en contrario, corresponderá por mitad al dueño del original y
a los herederos del autor. (Art. 8.°).
f) Presunción legal de la calidad de autor: Salvo prueba en con-
trario, se presume autor de una obra:
1. o A la persona que se indique como autor en el ejemplar que
se registra;
2. ° A la persona que se haya señalado en tal carácter al recitarse,
representarse, ejecutarse o exhibirse la obra o cualquier ejemplar de
ella;
3. ° A la persona que haya efectuado la inscripción del pseudó-
nimo con que la obra se ha dado a la publicidad;
4. ° A la persona que indique el que lleva la obra para su ins-
cripción. (Art. 16).
g) Sanciones legales: La propiedad intelectual registrada y que
anuncia en lugar visible en cada ejemplar el número del registro, queda
amparada por la ley, e incurre en sanción legal el que viola cual-
quiera de los derechos exclusivos que según la ley tiene el autor, y
también el que utiliza para fines de lucro, ejemplares de la obra
fabricados o puestos en circulación, infringiéndose esos derechos, a
menos que pruebe buena fe. (Art. 19).
El autor perjudicado injustamente puede reclamar indemniza-
ción de perjuicios y pedir al Tribunal:
1. ° La entrega, venta o destrucción de los ejemplares fabricadcs
o puestos en circulación en contravención a sus derechos y del ma-
terial que sirve exclusivamente para la fabricación ilícita de la obra;
2.° La incautación del producto de la recitación, representación,
reproducción, ejecución o exhibición ilícitas.
Puede pedir también durante la secuela del juicio, la suspensión
DERECHO CIVlL' PRIMER AÑO 283

inmediata de la venta, circulación, exhibición, ejecución o represen-


tación de la obra. (Art. 20).
Puede así mismo pedir la publicación de la sentencia en un dia:"
rio a costa del infractor. (Art, 21).
Los delitos de violación de la propiedad intelectual serán pena-
dos con multa de doscientos a mí! pesos, pero para los efectos legales
serán considerados como simples delitos, aunque la multa exceda de
, mil pesos. (Art. 22).
También son penados los autores o editores que anundan la
propiedad intelectual, sin haberla constituído y los que exhibieren
una obra de uso común bajo un nombre que no sea el del verdadero
autor. (Arts. 23 y 24) . .
La acción penal prescribe en tres años, contados desde la fecha
de la sentencia condenatoria. (Art. 26) .
. 239. De la propiedad industrial.-Consiste ,en la propiedad ex-
clusiva que tiene' el descubridor de un invento aplicable a la indus-
tria, de una marca comercial o de un modelo inQustrial. Esta pro-
piedad es también te1pporal.
Garantida lo mismo que la propiedad liter:aria por el N. o 11, ar-
tículo 10 de la Constitución Política del Estado, y por el arto 584 del
Código Civil, se rige en la actualidad por el decreto-ley N. o 588, pu-
blicadoen el D ¡ario Oficial de 3 de Noviembre de 1925.
La propiedad industrial comprende: a) Las patentes de inven·
c~ón; b) Las marcas comerciales, y e) Los modelos industriales.,
a) Patentes de invención.-Corresponde al verdadero inventor dé
algo que tenga aplicación industrial. Puede pedirla cualquiera pero
sana natural? jurídica, nacional o extranjera, ¡Iue pretenda gozar dé
la propiedad. exclusiva que a todo inventor garantiza el N. ° 11 del
arto 10 de la Constitución Política,. por el tiempo que el, interesadc
crea conveniente, dentro de los plazos que el' decreto-ley determina
(Art. 2,°).
, La patente de invención se reserva exclusivamente a las ver-
daderas invenciones, y se entiende por tales la creación de algo real
que antes no existía, y que tenga un carácter industrial definido
(Art. 3.°).
Inventos que pueden patentarse: Hay inventos que son paten-
284 ALFREDO BARRoS ERRÁZURIZ

tables, es decir, que pueden servir para obtener la propiedad indus-


trial, e inventos que no son patentables, es decir, que no sirven para
obtenerla.
Son patentables los productos nuevos definidos y útiles; las
nuevas máquinas, herramientas, instrumentos o aparatos de uso in-
dustrial o de aplicación medicinal, técnica o científica; la invención
de partes de máquina o aparatos mediante los cuales se logre mayor
economía o perfeccionamiento; las combinaciones o agrupaciones nue-
vas de máquinas o aparatos en que se compruebe una mayor eco-
nomía o perfeccionamiento; la invención de nuevos procedimientos
para la preparación de obj etos de uso industrial o comercial y para
la preparación de productos químicos; los nuevos métodos de elabo-
ración, extracción y separación de substancias naturales y las refor-
mas o mejoras en las cosas ya conocidas que produzcan un resultado
superior a la existente. (Art. 4. o).
No son patentables las bebidas, artículos alimenticios, medica-
mentos y preparaciones químicas; los sistemas financieros comercia-
les o de negocio; el uso o aprovechamiento de las substancias o fuerzas
naturales; las modalidades de trabajo o secretos de fabricación; el
nuevo uso de objetos ya conocidos o los simples cambios y variacio-
nes en la forma; los inventos ya conocidos en el país; los inventos
provenientes del extranjero que fueren del dominio público en cual-
quier país; los inventos teóricos o especulativos y los inventos contra-
rios a las leyes. moralidad u orden público arto (5.°).
Autoridad que concede el privilegio:
Comprobada la novedad y originalidad del invento, el Director
de la Oficina de Propiedad Industrial dictará resolución concedienco
o denegando el privilegio y disponiendo en caso afirmativo que se ex-
tienda a favor del inventor el diploma de patente que se expedirá a
nombre de la nación, con la firma del Ministro de Agricultura e In-
dustria y el Director de la Propiedad Industrial (art. 6. o).
Duración de la ProPiedad Industrial:
La patente es temporal y puede concederse por períodos de cinco,
diez o quince años, a voluntad del solicitante, previo pago del im-
puesto que aumenta en proporción al mayor plazo. Las patentes
para inventos ya privilegiados en el extranjero sólo podrán otorgarse
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 285

por el tiempo que falta para expirar la concesión en el país en que


obtuvo la primera patente,
Las patentes concedidas por cinco años pueden renOVG,lrse hasta
completar diez o quince años, y las concedidas por diez años, hasta
completar quince, pagando el impuesto adicional que fij a la ley,
En casos calificados y siempre que el ,inventor ~ea nacional o ex-
tranjero radicado en el país y que el privilegio no importe un perjuicio
para la industria nacional, puede concederse la patente hasta por
veinte años (Arts. 7, 8, y9),
.. Enajenación del derecho de proPiedad industrial:
El derecho de propiedad industrial que tiene el inventor que esté
en posesión de una patente pued y enajenarse por instrumento p(¡-
a
blico favor de una tercera persona; pero para que la transferencia
tenga valor legal debe ser inscrita en el Registro General de Patentes
de Invención, que se llevará en la Oficina de .la Propiedad Industrial
(Art, 12).
Patente precaucional:
El "que tenga una invenc;ión en estudio y necesite practicar expe-
riencia~' que le obligen a hacer pública su idea, podrá amparar tran-
sitoriamente sus derechos contra posible usurpación pidiendo una
patente precaucional, por el término de un año, previo pago del im-
puesto, y esa patente le da derecho legal preferente sobre cualquiera
otra persona que c;1urante el año de protección pretenda solicitar pri-
vilegio. Si dejare transcurrrir el año sin solicitar la patente definitiva,
el invento pasará a ser de uso ,común. (Art. 13).
Beneficios de la patente de invención:
El dueño de una patente de invención goza desde el momento
en que está en posesión de su título, del derecho exclusivo de fabricar,
vender o comerciar en cualquier forma el producto u objeto de su in-
vento, y este monopolio se extiende a todo el territorio de la Repú-
blica, hasta que expire el plazo.
Todo producto presentado deberá llevar precisamente' la indica-
caeión del número de la patente y su fecha, ya sea en el, producto
mismo o en su envase.
Para asegurar el derecho del inventor, la ley da acción criminal
al propietario de una patente contra todo el que fabricare, .constru-
19
286 ALFREDo nARRoS ERRÁZUR1Z
. .-t· ... .
._~.-_.~.

yere O importare al país una máquina u objeto patentado, con el pro-


pósito de defraudar al dueño de la patente, como asÍmismo contra eJ
que comerciare con tales artÍCulos o hiciere uso de métodos
patentados.
El infractor será condenado al pago de una multa a beneficio
fiscal y será responsable de daños y perjuicios, y todos los objetos
y útiles fabricados fraudulentamente quedarán a beneficio del pro-
pietario del invento. (Arts. 14, 19 Y 29).
9) Marcas comerciales,-Marca comercial es todo signo especial
y característico que sirva para distinguir los productos de una in-
dustria, los objetos de un comercio o de una empresa cualquiera. Pue-
de consistir en una palabra, locución o frase de fantasía; en una cifra,
letra, monograma, timbre, sello, viñeta, franja, emblema, figura, fo-
tografía o dibujo cualquiera; o en una combinación de estos diversos
signos con cierto carácter de novedad. (Art. 23).
La marca comercial es una especie de propiedad industrial que
permite al que pidió y obtuvo su inscripción, previo pago del im-
puesto correspondiente, usar exclusivamente de ella por el tén:nino
de' 10 años, contados desde la fecha de su inscripción, en el Regis-
tro de Marcas Comerciales, que se llevará en la Oficina de la Propie-
dad Industrial. El dueño de la marca tiene el derecho de pedir la re-
novación de la inscripción por otros diez años, antes del vencimien-
to del plazo y dentro de los treinta días siguientes a su caducidad.
(Art. 28).
Toda marca inscrita y que se use en el comercio, en avisos o en
publicaciones deberá llevar en forma visible las palabras «Marca Re-
gistrada» o en su defecto las iniciales M. R. Este requisito es in-
dispensable para reclamar la protección que la ley dispensa a esta
clase de propiedad. (Art. 29).
El derecho de propiedad de una marca puede transferirse por
escritura inscrita en el Registro de Marcas, previo pago del im-
puesto (art. 30). La inscripción de una marca es acto voluntario,
pero el Presidente de la República puede declarar obligatorio el Re-
gistro de Marcas para determinados productos. (Art. 31).
La ley ampara al dueño de. una marca registrada, y si fuere de-
o fraudado tendrá acción criminal para que se castigue al culpable
DERECHO CIVIL '. PRIMER AÑO 287

con multa a beneficio fiscal, pago de daños y perjl,licios' y entrega al


dueño de la marca de los .objetos falsificados y de los utensilios de la
falsifiyación, (Arts. n y 33). '
e) Modelos industriales . -Se llama «modelo industria!» toda for-
ma plástica nueva, combinada o no combinada con colores, y todo
objeto o utensilio de uso industrial, comercial y doméstico que p\..Je'-
da servir de tipé> para la reproducción o fabricación de otras, y que
se diferencia de sus similares por cierta forma de ~rnamentaci6n
que le da carácter de novedad, o por uno o más 'efectos ,exterio-
res que le dan fisonomía propia y nueva. Quedan excluÍdas las obras
artísticas que protege, la ley de propiedad intelectual y los productos
de la indumentaria, es decjr los vestidos y trajes. (Art, , 36) ..
El modelo industrial es una especie de propiedad industrial que
corresponde al dueño del producto ,fabricado en el país, y q\..Je no ha
sido. vendido o entregado' al comercio con más dE? un año de 'anterio-
ridad, que se ha inscrito en el Registro especial que s~ lleva en
la . Oficina, de Propiedad Industrial ,y' obtenido un título especial
de «privilegio industrial» que puede durar por cinco o diez años, a
voluntad del interesado, previo pago del impuesto respectivo y sin
derecho de renovación después de los 10 años. (Art~. 37 Y 38). El pri-
vilegio industrial de vender exclusivamente el, producto se reserva
para el fabricante o dueño que lo ha obtenido, y caduca si el ?rtículo
protegido se importara del extranjero. (Art. 38).
Todo modelo industrial deberá ,llevar estampada en forma visible
la palabra «privilegiado» yel número que le corresponda en el Re-
'gistro.(Art. 38) .
. El privilegio industrial puede transferirse por instrumento nota-
rial, anotándose la cesión en el Registro, previo pago de un impuestó
(Art. 40). El que defraudare al dueño del modelo será castigado con
multa a beneficiqfiscal, y los productos quedarán a beneficio del de-
fraudado .. (Art. 42).
240. De la Propiedad AustraI.-.Se . llama proPiedad austral la
que queda al sur del límite norte señalado en el artículo 9. 0 de la
ley de 4 de Agosto de 1874, que prohibió a .los particulares la ad-
quisición de terrenos de indígenas en el sur de Chile, y, al norte de la
provincia' de Magallanes.
288 ALFREDO BARROS :ERRÁZURIZ

Diversas leyes se han dictado para obtener la constitución le-


gal de las propiedades de esa zona austral, que adolecían de graves
defectos y cuyo dominio discutía el Fisco, que había efectuado a su
nombre una inscripción de carácter general en el Conservador de
Bienes Raíces; inscripCión que abarcaba muchos terrenos de propie-
dad particular y que era un grave obstáculo para la constitución
definitiva de la propiedad, hasta que la ley N;o 4444, de 4 de Octu-
bre de~ 1929, refundiendo en un solo texto las disposiciones en ac-
tual vigencia, vino a dictar reglas precisas para la constitución de
la propiedad austral.
Se refiere esa ley al dominio de los predios rústicos y exceptúa
de sus disposiciones a los predios urbanos inscritos antes del 1. o de
Enero de 1921.
Considera esta ley seis situaciones diversas:
1. ° Personas que poseen materialmente los terrenos, que tienen
titulo de dominio y están comprendidas entre las que pueden obte-
ner del Gobierno el reconocimiento de la validez de su dominio;
2. 0 Personas que tienen título, pero que no están comprendidas
entre las que pueden obtener el reconocimiento de su validez;
3. o Personas que ocupan y cultivan tierras fiscales, de las cua-
les han entrado en tenencia directa antes del l. o de Enero de 1921;
4.° Personas que ocupan materialmente desde diez años, por
lo menos, tierras fiscales, han pagado la contribución durante ese
tiempo, figurando a nombre de ellos en el rol de avalúos, y han efec-
tuado ciertos trabajos;
5.° Personas que, llenando los requisitos del número anterior,
tienen título inscrito en el Conservador, por más de diez años; y
6. ° Personas jurídicas, corp;)faciones y fundaciones de beneficen-
cia pública.
Estudiaremos separadamente cada una de esas situaciones.
l. Los que tienen título y se creen con derecho al dominio, deben
hacer anotar sus títulos en un registro especial que llevará el De-
partamento de Tierras y Colonizacióm y pedir al Gobierno el reco-
nocimiento de la validez de sus títulos, antes del 30 de Junio de
1930 (Art. 4.°).
Se exceptúan de esta obligación los que poseen títulos emana-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 289

dos del Fisco por remates de tierras, mercedes a indígenas o conce-


siones definitivas otorgadas a ocupantes nacionales y a colonos na-
cionales, extranjeros y repatriados de la República, Argentina.
(Art. 5.°).
El Presidente de la República reconocerá como válidos, respec-
to del Fisco, los siguientes títulos, siempre que el que los invoque
posea materialmente los terrenos a que ellos se refieren; sea que la
tenencia la ejerza directamente por sí mismo, o por otra persona a
su nombre:
1. o Aquellos cuya inscripción originaria sea anterior al 4 de
Agosto de 1874;
2. ° Aquellos cuya inscripción originaria haya sido he<;ha entre
el 13 de Octubre de 1875 y el 9 de Noviembre de 1877, siempre que
el predio esté situado dentro de las zonas que se indican.
En el antiguo departamento de Cañete; al Norte, el límite nor-
te de la zona de prohibición referida; al Oriente, la cordiller.a de Na-
huelbuta; al Sur, el río Tirúa; y ,al Poniente, el mar,
En el departamento de Imperial: al Norte, el rÍo Toltén; al
Oriente, el río Dónguil, con sus diversos nombres sucesivos de Ques-
quechán, Huiscapi y Luma y la línea divisoria de aguas de la hoya
hidrográfica de los ríos Voipir y Cruces, Lumaya y Chesque, desde
la naciente más oriental dél río Dónguil con sus nombres. sucesivos
antes indicados, hasta la línea fijada por el número' 3.° de este ar-
tículo; al Sur. el límite sur del antigur) departamento de Imperial;
,según está determinado en dicho número 3.°; y al Poniente, el mar.
3. o Aquellos cuya inscripción originaria sea anterior al 11 de
Enero de 1893, siempre que el prediO esté situado al sur del1ímite
Sur del antiguCl departamento de Imperial; esto. es, la línea divis::>ria
de aguas entre los ríos Queule y MehuÍn o Lingue, desde el mar, si-
guiendo después la línea divisoria de aguas de la cordillera de Mahui-
danche y cerros de Nilcahuín, hasta la confluencia de los ríos Cruces
y Leufucade; desde esta confluencia, la línea divisoria de aguas entre
las hoyas hidrográficas. de los lagos Villarrica y Calafquén y que·
contiene los cerros de Huiple, Puñehue-CuchaI, de Panco-Traicán,
Punguichay, Volcán Villarrica, Quilquil, hasta la línea fronteriza con
290 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

la República Argentina, y al Norte del límite Norte del Territorio


de MagaIlanes;
4." Aquellos que emanen válidamente del Estado, siempre que
a la fecha del pronunciamiento del Presidente de la República, se
encuentren debidamente inscritos, o respecto de los cuales hubieren
recaído sentencias judiciales ejecutoriadas, en juicio de dominio en
que hubiere litigado como parte el Fisco;
5. ° Los títulos otorgados legalmente con anterioridad a la vigen-
cia del Registro de! Conservador de Bienes Raíces, que no se encuen-
tren comprendidos en los números anteriores, siempre que el que los
invoque, acredite en forma fehaciente haber ocupado materialmente
el terreno durante diez años, por sí o por otra persona a su nombre;
6. o Los títulos no comprendidos en los números anteriores, que
hubieren sido otorgados legalmente con anterioridad a las fechas indi-
cadas en los números 1.0, 2. 0 Y 3.° Y cuyas inscripciones se hubieren
efectuado hasta cinco años después de las fechas en ellos señaladas
para cada zona:
La anotación de los títulos a que se refiere este artículo, tiene
por objeto la verificación de las circunstancias en él indicadas.
La posesión material que prescribe el inciso l. o se acreditará con
el correspondiente comprobante de pago sobre contribución de bienes
raíces, efectuado durante los últimos diez años, a 10 menos, sin per-
juicio de los demás medios que establezca el reglamento de la presen-
te ley.
Toda cuestión, duda o dificultad que se suscite, en orden a la
comprobación de la posesión material, será resuelta exclusivamente
por el Presidente de la República. (Art. 7.°).
Del decreto que reconoce como válidos algunos de los títulos indi-
cados en e! artículo anterior, se tomará razón, al margen de la ins-
cripción de dominio vigente, en el Conservador de Bienes Raíces res-
pectivo. (Art. 8.°).
Los ocupantes que no se conformaren con el decreto a que se
refiere el artÍCulo precedente y que no quisieren acogerse a los dere-
chos que en él se indican, deberán demandar al Fisco dentro del plazo
de seis meses, contados como en el caso del artículo anterior, a fin de
que los Tribunales declaren si el predio a que el decreto se refiere, es
DERECHO ClVU. PRIMER A:r:¡.O

o no del dominio del demandante. Si la sentencia fuere desfavorable


al demandante, ordenará la cancelación de la inscripción de dominio
vigente a su favor y la inscripción del predio a nombre del Fisco.
(Art. 9. o).
La resolución del Presidente de la República que niegue lugar a
la validez de los títulos anotados, servirá de suficiente fundamento
para que el interesado pueda pedir que se cite de evicción a su ven-
dedor y hacer efectivos los derechos contemplados en el párrafo 7. o
del Título XXIII del Libro IV del Código Civil.
El vendedor citado tendr.i derecho a adquirir directamente del
Estado el terreno en discusión o a comparecer al juicio para continuar
las acCiones iniciadas. sea adheriendo a ellas o modificándolas, o a
deducir las que le correspondan para que le sea reconocido el dominio.
El vendedor deberá hacer valer estos derechos dentro del plazo
de tres meses, contados desde la fecha de la citación que le hubiere
hecho practicar el comprador. (Art. 10).
Las personas 'que, en conformidad a esta ley, deban anotar sus
títulos, y que no cumplieren con esta obligación o no ejercitaren, den-
tro de los plazos respectivos, las acciones y derechos que esta misma
ley les confiere, no podrán transferir sus propiedadesJ::or acto entre
vivos, ni podrán imponerles gravamen alguno. Se prohibe a los Nota-
rios y a los Conservadores de Bienes Raíces autorizar contratos o
anotar inscripciones sin que se acredite previamente haberse cumplido
con la ley.
Sin perjuicio de lo dispuesto en el inciso anterior, se aplicará al
rebelde una multa de quinientos a dos mil pesos, la que se repetir á
indefinidamente, cada seis meses que transcurran sin darse cumpli-
miento a la' ley. (Art. 11). .
Ir. Los que teniendo títulos de dominio, se presentaren ante el
Gobierno pidiendo su recondcimiento, y éste no se los haya concedido,
por no estar comprendidos sus títulos entre los que enumera el art. 7. o
de esta ley, tendrán un plazo de seis meses, contados desde la fecha
en que se publique en el Diario Oficial el de~reto que niega lugar a
la validez· de sus títulos, para pedir el título gratuito de una hijuela
de cien hectáreas por cada ocupante mayor de 20 años y veinte más
por cada hijo vivo, o bien la venta de los terrenos que ocupan a
292 Al.FREDO BARROS ERRÁZURIZ

precio de tasación, hasta dos mil o hasta cuatro mil hectáreas, según
se encuentren en algunos de los tres casos contemplados más ade-
lante. (Art. 8.°).
El mismo derecho podrán hacer valer, en el plazo de dos años,
contados desde la vigencia de la ley N.O 4510, de 28 de Diciembre
de 1928, los que teniendo títulos de dominio no se consideraron con
derecho para solicitar del Gobierno el reconocimiento de su validez,
(Inciso 2.° del arto 4.°),
II I. Los que ocupen y cultiven tierras fiscales de las cuales han
entrado en tenencia directa antes del 1, o de Enero de 1921, podrán
solicitar, dentro de los dos primeros años de vigencia de la citada ley
N. o 4510, título gratuito de dominio hasta de ci",n hectáreas por
cada ocupante mayor de 20 años y hasta veinte hectáreas más por
cada hijo vivo, (Arts, 12, 13 Y 14),
IV, Los que ocupen materialmente, desde diez años por lo me-
nos, cualquiera extensión de terreno fiscal, acrediten haber pagado
la contribución correspondiente durante ese tiempo y hayan efectuado
trabajos en la forma que determine el Reglamento, tendrán derecho
para pedir, dentro del mismo plazo del número anterior y siempre
que el predio hubiere figurado en el Rol de Avalúos, que el Estado
les venda las tierras que ocupan, hasta la cantidad máxima de dos
mil hectáreas, Dentro de esta cabida el ocupante sólo podrá tener
derecho a que el Estado le venda hasta mil hectáreas de terreno
clasificado como agrícola por el Departamento de Tierras y Coloni-
zación.
Podrá agregarse a la ocupación del solicitante la de las personas
de quienes éste la haya adquirido por acto entre vivos o por sucesión
por causa de muerte, (Art. 16).
V. Las personas que además de los requisitos del número ante-
rior, tienen título inscrito por más de diez años, tendrán derecho a
qUe el Estado les venda las tierras que ocupen hasta la extensión
máxima de cuatro mil hectáreas, sin limitación respecto a la calidad
de los suelos. (Art, 18),
El precio de venta será fijado en cada caso particular tomando
como base la tasación que practique el Departamento de Tierras y
Colonización, los años de ocupación del interesado, la antigüedad y
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 293'

calidad de sus títulos y cualquiera otra circunstancia espeCial, pero


en ningún caso el precio podrá ser inferior a la cuarta parte del
valor de tasación, ,

En la tasación no se tomarán en cuenta las mejoras de cualquiera


naturaleza que hayan introducido los particulares.
Este precio será pagado con ,una quinta parte al contado y el
resto en diez anualidades iguales, con el interés del seis por ciento
anual, y el doce por ciento en caso de mora, sin perjuicio de los dere-
chos que pudiere hacer valer el Fisco.
, Las demás condiciones y modalidades de la venta se fijarán en el
reglamento respectivo. (Art. 19).
VI. Alas personas jurídicas ya las corporaciones o fundacio-
nes de beneficencia pública que poseen terrenos fiscales destin~dos a
.
servicios municioales, al culto, a establecimientos de enseñanza o de
-

beneficen::ia, a campos de deporte o a cementerios, podrá el Presi-


de!1te de la República c::mceder título gratuito de dominio de los
terren03 que OC'Jp:m, aunque no cumplan los requisit03 antes.' indi-
cados, siempre que no excedan de cinco hectáreas y con la condición
de que- los terrenos se m:mtengan destinados a los fines que se in-
dican.

* **
Conviene también tomar nota de las siguientes disposiciones
generales que tienen gran impClrtancia;
Los derechos que confiere esta ley no sólo pueden ser ejercita-
dos por los que tengan títulos exclusivos de dominio, sinJ también por
por un comunero que tenga una cuota determinada o' acciones y de-
rechos sobre un inmueble con deslindes determinados. (Art. 24).
Los títulos originarios de acciones y derechos sobre inmuebles con
deslindes determinados serán reconocidos por el Presidente de la Re-
pública como válidos, cuando dichos títulos se encuentren ~ compren'
didos en algunos de los casos indicados en los números 1. ~... 2. o y). o
del artículo 7. 0 de la ley, y siempre que el que los invoque acredi-
te que el terreno a cuyo domipio se cree con derecho, en virtud de
aquel título originario, lo posee materialmente desde diez años a lo
294 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

menos, sea que la tenencia la ejerza directamente por sí mismo o


por otra pers:ma a su nombre.
Para otorgar este reconocimiento será necesario que el poseedor,
o la pers:ma de quien éste derive sus derechos' haya efectuado en el
suelo, en cantidad apreciable, trabajos y mejoras encaminados a ha-
cerlo productivo.
La posesión material deberá acreditarse en la forma establecida
en el artículo 7. o, Y los trabajos y mejoras, en la forma y condicio-
nes que determine el Reglamento. (Art. 25).
El Presidenle de la República podrá reconocer como válidos los
títulos de propiedades adquiridas como cuerpo cierto o como acciones
y derechos, que no S{! encuentren comprendidos entre los· indicados en el
artículo 7. 0 y en el artículo 25, siempre que, a su juicio, situaciones
especiales así lo justifiquen y se compruebe posesión material de
diez años anteriores a la fecha del reconocimiento por el Presidente
de la República, a lo menos. (Art. 26).
En todos los casos en que en conformidad a estas disposiciones,
quedaren extinguidos los derechos de los ocupantes, la entrega ma-
L'1'ial de los' terrenos se hará sin forma de juicio, a cuyo efecto, el
Presidente de la República ordenará notificar administrativamente
a squellos para que procedan a la entrega dentro de quince días.
Si hubiere siembras o frutos pendientes, el Presidente de la Re-
pública podrá conceder a sus ocupantes un plazo prudencial; y si al
término de éste no se efectuare la entrega se les desalojará con el
auxilio de la fuerza pública.
En estos casos, el Fisco no tendrá derecho a cobrar frutos, ni
los ocupantes a cobrar mejoras ni indemnizaciones de ningún géne-
ro. (Art, 28).
En caso de que dos o más particulares, que sin tener títulos de
los enumerados en el artículo 7. o pretendan derecho a un mismo te-
rreno o parte de él, resolverá el Presidente de la República, dentro
de los plazos establecidos por estas disposiciones, debiendo preferir
a aquellos que acrediten ante el Departamento de Tierras y Coloni-
zación, el hecho de haberlo ocupado y trabajado personalmente.
(Art.29).
Los terrenos que quedaren sobrantes se inscribirán a nombre del
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 295

Fisco en los Conservadores de Bienes Raíces respectivos, previa pre-


sentación de una minuta en que indiquen: la cabida, lugar, nombre
y deslindes del terreno, agregándose una copia del plano y del acta
de mensura debidamente autorizada, que se protocolizará junto con
la 'minuta. (Art. 30).
Los particulares que obtengan títulos eh conformidad a estas
disposÍciones,' quedarán obligados a ceder gratuitamente al Fisco los
terrenos necesarios- para caminos, ferrocarriles y telégrafos que la au-
~oridad competente determine abrir o establecer, y una faj a hasta de
veintiCinco metros de terreno firme en la ribera de los ríos y lagos.
(Art. 31).
241. De la propiedad indígena.- Son indígenas los aborígenes
que conservan siquiera en parte sus costumbres, el idioma o el ape-
llido paterno o materno de su raza y que alegan posesión sobre tene-
nos situados en la zona de la AraucanÍa.
La ley jamás ha definido lo que se entiende por indígenas. La
definición anterior, que es bastante exacta, está tomada de un pro-
yeqto presentado al Congreso en 1912.
La incapacidad de ejercicio a que están afectos los indígenas para
eje~utar ciertos actos jurídicos; es u~a de las incapacidades particu-.
lares que contempla el artículo 1447 del Código Civil, en su inciso 4.°.
Durante los períodos de la Conquista y de la Colonia, los indíge-
nas no tuvieron capacidad alguna, pues se'llegó hasta a desconocer
su p-ersonalidad.
Por otra parte, la' formidable resistencia que los indios ppusieron
a los ejércitos españoles y a los del primer tiempb de la República,
ünpidieron que' la ley entrara, a organizar su vida y especialmente su
propiedad, que es el objeto de nuestro estudio.
Después de la Independencia, el Bando Directorial de 4 de Mar-
zo de 1819, como queriéndolos vengar de la esclavitud pasada, conce-
dió a los indígenas plena capacidad para ej ecutar toda clase de actos
y suprimió por innecesario el cargo de Protector de Naturales, que
había creado la Monarquía Española. Esta capacidad absoluta fué
acentuada más aún por el Director Supremo don Ramón Freire, que
con fecha 10 de Junio de 1823, ordenó, que lo actualmente poseído
por los indígenas se les declarase en perpetua y segura propiedad.
296 ALFREDO BARROS
.
ERRÁZURIZ
- --::
~ - -
-_.~
-_.

Pero su escasa cultura y civilización hizo a los indios víctimas


de los inescrupulosos, que les arrebataron sus terrenos fácilmente a la
sombra de la ley. Para evitar estos fraudes, se dictaron posterior-
mente varias leyes que restringieron la capacidad de los naturales.
Así, el decreto con fuerza legal de 14 de Marzo de 1853, basado
en la ley de 2 de Julio de 1852, disponía que toda venta, arriendo o
empeño de terrenos pertenecientes a indígenas o sit.uados en su t.erri-
torio (provincia de Arauco), debía verificarse con intervención del
Intendente de Arauco y del Gobernador de Indígenas del territorio
respectivo, a fin de asegurarse que el acto era real y ejecutado libre-
mente. Además, con el propósito de distinguir la propiedad particular
existente en la provincia, se obligó a todos los propietarios a inscribir
sus predios en el plazo de un año. Los decretos de 4 de Diciembre
de 1855 y 9 de Julio de 1856 extendieron estas disposiciones a las
provincias de Valdivia y LIanquihue.
La ley de 4 de Diciembre de 1866, prescribió que los contratos
traslaticios de dominio sobre terrenos situados en territorios de in-
dígenas, sólo podían celebrarse válidamente cl!ando el que enajenaba
tenía título inscrito y registrado competentemente. Si alguno de los
contratantes era indígena, el acto debía celebrarse además con arre-
glo a las formalidades que establecía para estos casos el decreto de
1853. Pero las funciones que ese decreto atribuía al Intendente y a
los Gobernadores se trasladaron a un funcionario especial, llamado
Protector de Indígenas.
No obstante estas leyes, los indios continuaron siendo víctimas
de fraudes y engaños, por lo cual fué preciso dictar normas prohibi:"
tivas, como la ley de 4 Agosto de 1874, que impidió a los particulares
adquirir por cualquier medio terrenos de indígenas en las provincias
de Arauco, Malleco y Cautín. Algunas otras leyes y decretos excep-
tuaron ciertas regiones de los efectos de esta ley y permitieron la
enajenación de ciertos terrenos.
Pero la ley de 11 de Enero de 1893 extendió la prohibición a
LIanquihue, Valdivia, Chiloé y Magallanes y la prorrogó por diez
años más. Nuevas prórrogas se hicieron por las leyes de 1903 y
1913. Esta última prorrogó las disposiciones de la ley de 1874 hasta
DERECHO CIVIL PRlMER AÑO 297

que. se dictase una ley general sobre constitución de la propiedad


indígena.
Después de varios ensayos, por fin se dictó esa ley, que lleva el
N.O 4?02, de 24 Enero de 1930. Veamos sus principales disposicio-:
nes:
a) Esa ley crea juzgados especiales de indios, que procederán, de
oficio a dividir las comunidades de indígenas, que tengan título de
merced otorgado con arreglo a las leyes de 4 de Diciembre de 1866
y posteriores, y que conocen en única in.stan.cia tIe las ~uestiones so-
bre estado civil, derechos hereditarios y otras que se s'Usciten entre
indígenas dentro del juicio de partición, y en primera instancia de
las cuestiones sobre .dominio, posesión, tenencia o prestaciones mu-
tuas relacionadas con esos terrenos y que se ventilen con particulares.
En segunda instancia, por vía de apelación o de consulta, conocerán
las Cortes de Apelaciones correspondientes. La defensa de los indíge-
nas corre a cargo de abogados especiales, nombrados por el Gobierno.
Dichos juzgados fallarán como árbitros arbitradores los juicios sobre
división de cot;l1unidades y como tribunales de derecho los que se re-
lacionen con particulares no indígenas. Las sentencias de división
serán aprobadas por el Presidente de la República.
b) Al liquidar las comunidades, los jueces de indios formarán
tantas hijuelas. como jefes de familia, sucesiones o individuos figuren
en el título de merced y las extensiones de las hijuelas serán propor-
cionales al número de personas con que figure cada grupo en el tí-
tulo de merced y si el suelo fuere de calidades diferentes, también
los valores deberán ser proporcionales. Las cuotas. de los ausentes
deberán ser enteradas en dinero, quedarán garantidas con hipoteca
legal y sus derechos prescribirán en cinco años' desde la fecha de la
inscripción. Dentro del juicio de' partición de una comunidad se li-
quidarán por los mismos jueces de indios las sucesiones que existie-
ren, y la posesión notoria del estado de padre, madre, marido, mujer
o hijo serán título bastante~ para constituir a favor .de los indígenas
los mismos derechos hereditarios que establecen las leyes comunes a
favor de los padres, cónyuges e hijos legítimos.
e) La ley da fuerza especial al título de merced, el cual prevalece-
rá sobre cualquier otro, en caso de controversia acerca del dominio,
298 ALFREDO BARROS ERRÁZtrRlZ

excepto cuando el ocupante exhiba un título que emane del Estado,


de fecha anterior al de merced, o un título de origen particular ante-
rior al de merced, aprobado conforme a la Ley de constituci6n de la
Propiedad Austral.
d) Si fallado a favor de los indígenas un juicio de dominio de
un terreno ocupado por particulares, hubiere que restituir a los indí-
genas ese terreno y en él existieren obras o mejoras de cierta impor-
tancia, queda facultado el Gobierno para exproPiar ese terreno y para
venderlo a los ocupantes, invirtiendo su valor en adquirir otro terre-
no para transferirlo a los indígenas gratuitamente o darles el dinero,
con intervención del juez de indios.
e) Respecto a la capacidad de los indígenas, la ley establece: 1.0
que pendiente la comunidad, pueden los indígenas de común acuerdo
enajenar, permutar o gravar el terreno comprendido en el título de
merced, con autorización del juez de indios, que firmará la escritura
pública en representación de ellos, percibirá el precio y lo distribuirá
a prorrata de la cuota que a cada comunero corresponda;
2.° Terminada la división de la comunidad, quedan los indígenas
en la siguiente situación:
Tendrán la capacidad que se establece por las leyes comunes,
para gravar y enajenar sus predios o hijuelas, los indígenas que ha-
yan cumplido con la ley de Instrucción Primaria Obligatoria o que
tengan algún título conferido por Universidades o Institutos del Es-
tado o particulares.
Los demás indígenas quedan sometidos, durante diez años conta-
dos desde la promulgación de esta ley, a la tutela del juez de indios,
que deberá autorizar por causa de utilidad o necesidad manifiesta la
enajenación o gravámen de la hijuela y su arrendamiento o contrato
de aparcería, hasta por cinco años. Pasados los diez años, los indíge-
nas podrán disponer de sus propiedades, en conformidad a las leyes
comunes.
242. Distinción de las cosas relativamente al derecho de propie-
dad.-Cosas aproPiables y cosas inapropiables.-El Derecho Civil es-
tudia las cosas en cuanto son o pueden ser objeto del dominio; de don-
de se deduce el interés que existe· de saber qué cosas son susceptibles
de aprobación y cuáles no.
DERECHO. CIVIL PRIM.ER AÑO 299

Son apropiables, o sea, susceptibles de apropiaci6n, aquellas co-


sas que estando sometidas al poder del hombre son de utilidad limi-
tada, de manera que una persona puede reservarlas para sí con ex-
ch.lsiÓn de los demás.
Son inapropiables aquellas cosas cuyo uso es inagotable, es de-
cir, gue pueden servir a todos sin que el goce de los. unos perjudique
a los otros. Estas cosas son por naturaleza comunes a todos los hom-
.bres, como el alta mar, el aire atmosférico. No son, por tanto, sus-
ceptibles de dominio y ninguna corporación o individuo tiene dere-
cho de apropiárselas. Su uso y goce son determinados entre individuos
\

de una náción por las leyes de ésta, y entre distintas naciones, por
el Derecho Internacional. (Art. 585).
Con el desarrollo que ha adquirido la aeronavegación, tiene mu-
. cha importancia: lo relativo a la soberanía del espacio atmosférico y
a su reglamentación.
El decreto ley N. o 675, de Noviembre de 1925, dispone éntre
otras cosas:
Soberanía del esjJacio atmosférico.-El Estado ejercerá plena y
exclusiva soberanía sobre el espacio atmosférico existente sobre su
territorio y sus aguas jurisdiccionales (Convención Internacional,
de 1;3 de Octubre de 1919, ce'lebrada en París. (Art. 17).
Návegación de aeronave~:-La navegación de las aeronaves chile-
nas será libre, pero. quedará sometida a las disposiciones de la pre-
sente ley 'y a los reglamentos correspondientes.
, La navegación de las aeronaves extranjeras, tanto públicas como
.privadas, se ceñirá, además, a las normas establecidas en los conve-
nios internacionales.
Ninguna aeronave que no jJos.ea nacionalidad determinada, podrá
circular sobre el territorio o aguas jurisdiccionales de la República,
sin autorización. (Ar~s. 18 y 19).
Aeronavegación Comercial.-No podrán dedicarse a la aeronave-
gación comercial; 1.° Las aer:maves que no h~yan sido matricula-
das; 2." Las que no sean visitadas, reconocidas y declaradas en
buen estado para la navegación por peritos nombrados por la au-
toridad competente; y 3',0 Cuando el personal que las tripule no es-
300 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

té en posesión de los diplomas o títulos que acrediten su espe-


cialidad, (Art 19).
Zonas prohibidas.-Atendiendo a razones de orden militar o de
seguridad pública, podrá prohibirse la navegación y elevación de
aeronaves sobre zonas determinadas del territorio nacional y mares
adyacentes (Art. 21).
Vuelos sobre ciudades o pl!eblos. -No podrán volar las aerona-
ves sobre las ciudades o pueblos sino a una altura tal que permita
aterrizar, aun en caso de descomposición de los medios .de propul-
sión, fuera de poblado o en un aeródromo. (Art. 30).
Aterrizaje y elevación.-Sólo en caso de fuerza mayor las aerona-
ves podrán aterrizar o elevarse en parajes que no sean aeródromos
públicos o privados debidamente establecidos.
Fuera de los aeródromos, las aeronaves podrán aterrizar en te-
rrenos no cercados o en la superficie del agua, siempre que no haya
prohibición. El dueño del terreno o de la superficie del agua
tendrá derecho a exigir que se les dé el nombre del propietario y
del comandante de la aeronave y una vez cerciorado de ello, no po-
drá impedir la ascensión ni la continuación del viaje. (Arts. 33 y 41).
243. Cosas Comerciables e incomerciables.-Por regla general to-
dos los bienes son comerciables, o'sea, susceptibles de cambiar de
dueño. La libre disposición de los bienes es un atributo esencial y
característico del dominio y la circulación o traslación de dominio
de los bienes es lo que constituye la esencia del comercio, tomada
esta palabra en su más amplia acepción. Pero hay, por excepción,
ciertos bienes que revisten el carácter de incomerciables, o sea, que
están fuera del comercio humano, y que no pueden ser objeto de
una enajenación o transferencia.'
Desde luego, todas las cosas inapropiables son por su natura-
leza incomerciables, porque no siendo objeto adecuado del dominio,
menos pueden serlo de una enajenación.
Pero, el carácter de incomerciable corresponde también a cier-
tos bienes apropiables por su naturaleza, de los cuales vamos 8
ocuparnos en seguida. Tales SO)1.:
a) Los bienes nacionales de uso público, o sea, aquellos cuyo
uso pertenece a todos los habitantes de la nación, como las calles,
D:t:ltEcHO Civtt 1?iUMER AÑO 301

plazas, puentes y caminos, el mar adyacente y sus playas. Estos


bienes son incomerciables, en razón de su destino permanente a un
uso público, que impide sil enajenación.
b) Las ,cosas que han sido consagradas para el culto .CIivino, las
cuales se regirán por el Dercho Canónico (art. 586). Sellamanco~
sas sagradas aquellas que están destinadas de una manera inme~
¿iata al servicio del culto divinó, como son las iglesias, ornamen~
tos, vasos sagrados, etc.
El Derecho Canónico prohibe la enajenación o. gravamen de
estos bienes, salvo 'casos muy calificados, como sería para .subvenir
a una grave necesidad, de la nación. El' dominio de estos, bienes
reside en las respectivas iglesias o in~titutos, reconociéndose adem{ls
en el Papa una especie de alto dominio. '
El Derecho Canónico incluye también entre las cosas, consa-
gradas al culto divino, los cementerios católicos bendecidos por la
autoridad del Obispo, los cuales quedan también fuera del comer-
cio humano.
e) Hay, cosas por su naturaleZa comerciables cuya enajenación
está sin embargo momentáneamente prohibida, El artículo 1464 del
Código, dispone que hay objeto ilícito en la enajenación de las co-
sas embargadas por decreto judicial, a menosque~l juez la auto-
rice o el acreedor consienta en ello, y de las especies cuya' propie-
dad se litiga. sin permiso del juez que conoce del litigio .. La prohi-
bición de enajenar estas cosas subsiste mientras dura el embargo o
el litigio.
La prohibición o embargo que ,recayere sobre bienes raÍc,esno
produce efecto respecto de terceros sino desde que se insc~ibe en el
Registro Conservador respectivo (artículos 287 y 474 del Código de
Procedimiento) .
d) Finalmente, hay ciertos derechos patrimoniales quepqr su
naturaleza no pueden transferirse a otras personas, como el derecho
de pedir alimentos, el derecho real de uso., etc., y de los. cuales nos
ocupamos al tratar de los derechos personalísirnos.- .~
244. Derecho Canónico.-Hemos visto que el Código ,serefier.e
al Derecho Canónico al tratar de las cosas consagradas al culto
divino.
20
302 ALFREDO :nARRO S l::RRÁZURIZ
--'=q- .--~. --~ _ . ..,..... "." -~ ;

En muchas otras materias íntimamente ligadas con la 1egis1a-:


ci6n civil tiene también aplicación el Derecho Canónico.
Se llama Derecho Canónico el conjunto de reglas por las cua-
les se ordena la constitución, régimen y disciplina de la Iglesia Ca-
.tólica. La palabra Canónico viene de una voz griega que significa
cánon o regla, nombre con que se designan las leyes eclesiásticas.
El Derecho Canónico puede dividirse en dos partes: una que
se llama derecho público o constituyente de la Iglesia Católica, que
comprende el conjunto de leyes por las cuales la Iglesia queda cons-
tituída en sí misma, en cuanto a su potestad y en cuanto al sujeto
que puede ejercerla: y la otra que es el derecho privado o adminis-
trativo, que es el conjunto de leyes por las cuales la Iglesia, por
medio de suj eto idóneo, ha reducido a la práctica su potestad, se-
gún su triple función legislativa, judicial y coercitiva.
El objeto del Derecho Canónico 10 constituyen la fe, las buenas
costumbres y la disciplina, en cuanto éstas se refieren al orden externo
y social de la Iglesia, y por consiguiente, de un modo especial en
cuanto en el fuero externo se prescriben y prohiben, acompañadas
de sanción eclesiástica.
El estudio del Derecho Canónico tiene gran importancia, por
ser el derecho por el cual se rige la sociedad más grande que han
conocido los siglos; grande por su duración, pues lleva ya cerca de
veinte siglos de existencia y está llamada a vivir hasta el fin del
mundo; grande por su extensión territorial, pues abarca todo el mun-
do; grande por la influencia que ha ejercido en las ideas de todos
los pueblos, sobre el origen, dignidad e igualdad de todos los hom-
bres, y por haber ejercido con su legislación un influjo decisivo en
las doctrinas jurídicas de todas las naciones.
Son fuentes del Derecho Canónico, en el sentido de las obras
en que estas leyes sefhaIlan, la Sagrada Escritura, en' que se halla
en gran parte el derecho natural, el divino positivo y el apostólico;
las obras de los. Santos Padres, en cuanto contienen las tradiciones
divino-apostólicas; los. Sínodos, en especial el Tridentino; las Com-
pilaciones antiguas, particularmente las que forman el antiguo Cor-
pus Juris; los bularios, las colecciones de decretos de las Sagradas
Congregaciones; el ThesaurLts resol. S. C. C.; la colección de Acta A.
DERECHO ctV11. PRIMER AÑO 303

Sedis; y finalmente el nuevo, Código Canónico, que es hoy la fuente


principal, y casi la única, juntamente con la colección de los decretos
de la Sagrada Congregación de Ritos y demás libros litúrgicos, sir-
vioodo las otras como auxiliares para la interpretación.
Hasta la aparición del Código, para tener todas las fuentes ju-
rídicas era necesario poseer una serie de obras que constan de mu-
,chos tomos, en folio, y de difícil adquisición; de modo que era muy
difícil su consulta y árdua su aplicación en los tribunales, porque
muchas habían caído en de,suso y otra~ eran ,contradictorias entre sí.
Era general el d~eo de un nuevo Código y en el Concilio Va-
ticano se' presentaron diversos postulados pidiendo la codificación.
El Papa Pío X, por su motu propio, Arduum sane, de 19 de
Marzo de 1904, decretó la formación del Código, disponiendo para
la ejecución de este proyecto la creación de un Consejo o Comisión
Pontificia, compuesta de Cardenales designados nominalmente por
el Papa y' presidida por él, o en su ausencia, por el más antiguo de
los' Cardenales presentes.
También dispuso Pío X que hubiera un número suficiente dé
consultores elegidos por los Cardenales, con aprobación del Pápa,
entre los canonistas y teólogos más doctos. El 25 del mismo mes de
Marzo ya había nombrado 17 consultores.
Por carta-circular del mismo día 25 mandó que a la codifica-
ción aportaran su concurso todos los Prelados -del mundo, para lo
cual los Arzobispos debían oír el parecer de sus sufragáneos y de los
otros Prelados, y después de oídos, exponer a la Santa Sede las mu-
taciones o correcciones que creían que debía hacerse en el Derecho
Canónico.
Concluído el primer esbozo del Código, fué enviado por partes
a los Obispos de todo el mundo, con fechas 20 de Marzo ~e 1912,
1.0 de Abril de 1913, 1.0 de Julio de 1913 y 15 de Noviembre de
1914, para que reunidos con su Arzobispo, lo revisaran e hicieran
sobre él las observaciones ,que juzgaran convenientes y las remitieran
a la Santa Sede. Se les imponía secreto pontificio y se les permitía
consultar con uno o dos canonistas del clero secular, bajo el mismo
secretq.
En este estado de las cosas, ocurrió la muerte de Pío X' Su
304 ALFREDO :BARROS
:. _."" ;;_".'_
ERRAZUlUZ
;;:.-:"_=...:;~~ _____ o,:" __.;!;_._-::--~~.,.::.,~
___,,::~_._,¿ .'T" ~ ..:,. . ~_'.i., .~ "__ >:.;._ - _.-

sucesor Benedicto XV revisó todo lo actuado y promulgó el Código


con fecha 27 de Mayo de 1917, fiesta de Pentecostés, por medio de
la Constitución Providentissima Mater Ecclesia, en la cual se esta-
bleció que el nuevo Código no empej'aría a regir hasta el día de
Pentecostés del año siguiente, que fué el 19 de Mayo de 1918.
Dicha Constitución va al frente del Código, el cual se divide en
cinco libros; los libros en partes; las partes en títulos; los títulos se
subdividen en capítulos y éstos en artículos.
El número de cánones que contiene el Código es de 2414.
El libro 1 contiene sólo Normas Generales; el libro II trata de
las personas; el III De las cosas; el IV De los juicios, yel V De los
delitos y penas.
índice
CAPÍTULO X
DE LOS BIENES NACIONALES

245. Bienes nacionales.-5e llaman bienes nacionales aquellos


cuyo dominio pertenece a la naci6n toda. Se dividen en bienes na-
cionales de uso público y bienes fiscales. Los primeros son 'aquellos
cuyo uso pertenece a todos los habitantes de la naci6n, como calles,
plazas, etc.; y los segundos son aquellos que no pertenecen general-
mente a los habitantes. (Art. 589).
El carácter propio de los bienes nacionales de uso público es la
i~posibilidad en que se encuentran, por raz6n de su destino, de for-
mar parte del patrimonio' particular de una persona; enos son inco-
merciables y, por tanto, imprescriptibles. La autoridad pública no
puede disponer de estos bienes, ni los particulares adquirirlos para su
dominio privado, mientras subsiste su destinación a un uso público,
Por el contrario, los bienes fiscales son comerciales y prescripti-
bles como cualquiera otra clase de bienes de particulares; ellos for-
man lo que se llama el dominio privado del Estado y se rigen por las
reglas generales aplicables á la propiedad privada, sin perjuicio de
las restricciones establecidas por el Derecho Público y Administra-
tivo.
Son bienes nacionales de uso público:
a) Las calles y plazas y los puentes y caminos costeados por el
Estado o por las Municipalidades. Los puentes y caminos o cuales-
quiera otras obras constru'ídas a expensas de particulares en tierras
que les pertenecen, no son bienes nacionales, aunque los dueños per-
mitan su uso y goce a todos. (Arts. 589, 598 y 1105);
b) El mar adyacente, hasta la distancia de una legua marina
306 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

medida désde la línea de más baja marea. Pero el derecho de poli-


cía, para objetos concernientes a la seguridad del país y a la obser-
vancia de las leyes fiscales, se extiende hasta la distancia de cuatro
leguas marinas, medidas de la misma manera. (Art. 593).
e) Las playas del mar, o sea, la extensión de tierra que las olas
bañan y desocupan alternativamente hasta donde llegan en las más
altas mareas. (Art. 594).
d) Los ríos y todas las aguas que corren po r cauces naturales,
excepto las vertientes que nacen y mueren dentro de una misma he-
redad, cuya propiedad, 'uso y goce pertenecen a los dueños de las ri-
beras y pasan con éstas a los herederos y demás sucesores de los due-
ños. (Art. 595). '
e) Los grandes lagos que pueden navegarse por buq ues de más
de cien toneladas. La propiedad, uso y goce de los otros lagos per-
tenecen a los propietarios riberanos. (Art. 596).
Son bienes fiscales o del dominio privado del Estado;.
a) Todas las tierras que, estando situadas dentro de los límites
territoriales, carecen de otro dueño. (Art. 590).
b) Las nuevas islas que se formen el mar territorial o en ríos
y lagos que puedan navegarse por buques 'de más de' cien tonela-
das. (Art. 597).
Aunque los ríos y los lagos en que se forman estas islas son bie-
nes nacionales de uso público, no obstante, dichas islas son bienes
fiscales o del dominio privado del Estado, porque respecto de la par-
te del l~cho que se convierte en isla, cesa la afectación o destino a
un uso público;
e) Lc~ bienes que corresponden al Fisco en virtud del llama-
miento de la ley que lo instituye heredero de una persona que falle-
ce intestada, a falta de todos los herederos. abintestato designados
en el título 2. 0 del libro 3. 0 del Código. (Art 995),
d) Los biehes que el Fisco, persona jurídica de Derecho Públi-
co, puede adquirir como podría hacerlo un particular por los modos
ordinarios. Así, son bienes fiscales lo que compra el Fisco para desti-
narlos a un servicio público, y. gr., una casa para oficina de correos;
los que puede adquirir en virtud de institución testamentaria; etc.;
e) Finalmente, son bienes fiscales los que caen en comiso en los
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 307

casos determinados por la' ley, y todos aquellos que las leyes decla-
ran como de propiedad del Fisco, materia sobre la c\.lalnos referi-
mos al Derecho Administrativo. .
Las minas, cuyo dominio 'atribuye la ley al Estado, se encuentran
en una condición especial, que no permité clasificarlas ni como bienes
nacionales de uso público, ya que su uso no corresponde ~ todos, ni
como bienes fiscales, porque e! Estado que 'carece de ,la facultad de
explotarlas o enajenarlas, no tiene el dominio útil de ellas, como su-
cede en los demás bienes fiscales que forman la propiedad privada
del Estado: :
246. Uso y goce de los bienes nacionales de uso públieo.-.Los
particulares tienen la libre ~isposíción de los bienes de su dominio
privado; su uso y goce es arbitrario y no está suj eto a restricción
alguna, salvo casos excepcionales en que su interés esté· en pugna
con las conveniencias sociales o el derecho ajeno; pero, no ocurre lo
mismo con el uso y goce que tienen los particulares en los bietles na-
cionales de uso público. El orden' social exige, en garantía del in-_
terés mismo de los individuos, que ese uso y goce sean reglamentados
por la ley o por las ordenanzas. En rigor, esa reglamentación no co-
rresponde al Derecho Civil qt,lé, siendo ,una rama del Derecho Pri-
vado, sólo estudia la propiedad en cuanto sujet~ al dominio par:"
ticular; ese" estudio ts más propio del Derecho Público o Ad-
ministrativo. No obstante, el Código contiene algunos preceptos fun-
damentales que' reglamentan ese uso y goce, pero 'cuida de refeiirsé,
en esta parte, de un modo especial, a ,las ordenanzas generales o lo-
cales que sobre la materia se .promulguen. Se llaman ordenanzas ge-
nerales lasque dicta e! Presidente de la República en uso de la fa-
cultad que le confiere la Constitución Política y que tienen aplica-
ción en todo el territorio del país. Ordenanzas locales son las que
dicta cada Municipalidad dentro de su respectivo territorio con arre'"
glo a la ley orgánica de! ramo; entendiéndose por ordenanzas locales
únicamente aquellas de general aplicación que impongl:tn la pena
hasta de doscientos pesos de multa (N.O 2 del arto 49 del Decreto
Ley N.O 740 de 15 de Diciembre de 1925). (1)
( 1) La nueva Constituci6n contempla en su artículo' i 00 las Ordenanzas pro-
vinciales dictadas por la Asamblea provincial. ',
308 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

Las disposiciones que sobre esta materia contiene el Código Ci-


vil se limitan a establecer:
a) Que perteneciendo a la nación la propiedad de las calles, pla-
zas, etc., nadie puede ocupar espacio alguno, por pequeño que sea,
de su superficie. Igual regla debería seguirse respecto de las obras
que, sin ocupar la superficie, saliesen del plano vertical del lindero;
pero la ley tolera que en los edificios que se construyan a los costa-
dos de las calles o plazas, haya obras que salgan medio decímetro
fuera de dicho plano vertical hasta la altura de tres metros y, pasada
esa altura, hasta tres decimetros. Ese es el máximum de tolerancia
(Arts. 600 y 601);
b) Sobre los bienes nacionales de uso público nadie puede cons-
truir obra alguna sin permiso de la autoridad competente, que es la
Municipaiidad respectiva; y, en todo caso, sobre esas obras tienen
los particulares el uso y goce, pero no la propiedad del suelo, que,
como ya hemos dicho, no puede pasar al dominio privado mientras
subsista su destino ~ un uso público. Abandonadas las obras o ter-
minado el plazo del permiso, se restituyen ellas y el suelo, por el mi-
nisterio de la ley, al uso y goce privativo del Estado o al uso y goce
general de los habitantes, según 10 prescriba la autoridad soberana.
Pero no se entiende 10 dicho si la propiedad del suelo ha sido con-
cedida expresamente por el Estado (Arts. 599 y 602) ;
e) Pertenece a todos los. habitantes el uso y goce de los ríos, por
ser bienes nacionales de uso público; pero nadie podrá sacar canales
de ellos para un objeto industrial o doméstico sino con arreglo a las
leyes u ordenanzas respectivas (Art. 603). Volveremos sobre esta ma-
teria al tratar del régimen de las aguas;
d) De la misma manera, está reglamentado el uso de la playa
del mar para las naves nacionales o extranjeras, las cuales no podrán
tocar ni· acercarse a ningún paraje de ella, excepto a los puertos que
para este objeto· haya designado la ley, a menos que un peligro in-
minente de naufragio o de apresamiento u otra necesidad semejante
las fuerce a ello; y los capitanes o patrones de las naves que de otro
modo lo hicieren, estarán sujetos a las penas que las leyes y orde-
nanzas respectivas les impongan. Los náufragos tendrán libre acceso
a la playa y serán socorridos por las autoridades locales (Art.) 604.
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 309

Esta' disposición tiene por objeto evitar los contrabandos, pues sería
imposible hacer efectiva una vigilancia sobre todos los parajes de la
playa;
e) Las personas que hubieren 'adquirido un derecho sobre ríos,
lagos o islas, antes de la promulgación de este Cóqigo, lo conserya-
rán, no obstante las disposiciones anteriores, pues la ley no tiene
efecto retroactivo y respeta, en todo caso, los derechos adquiridos.
247. Inspección de Bienes Nacionales.-Patrimonio del Estado.
El Decreto-Ley N. o 315, de 11 de Marzo de 1925, creó la oficina
denominada Inspección de Bienes Nacionales, que tiene a su cargo la
conservación y supervigilancia de todos los bienes muebles o inmue-
bles que forman el patrimonip del Estado.
El mismo Decreto-Ley dispone que toda solicitud en que se pi;..
da el arrendamiento o el uso de .algunos terrenos baldíos' de
propiedad del Estado, playa, muelle, aguada o merced de agua,
será presentada al Góbernador del Departamento en que se encuentre '
ubicado el predio y dirigida al Inspector de Bienes Nacionales, el
que estudiará la solicitud y la elevl'lrá informada al Ministerio corres-
pondiente. (Arts. 7.° y 8. 0 ) .
kas concesiones, usos o arrendamientos se otorgarán por un pla-
zo G),ue no exceda de cinco años, si se tratare de bienes urbanos y de
nueve años, si se refieren a bienes rurales, pudiendo renovarse unas
y otras en favor del mismo usuario o. arrendatario; pero el Gobierno
podrá fijar otro plazo, si se tratare de empresas o usos industriales,
que por su naturaleza exijan mayor duración. La concesión no será
válida si no se inscribiere en el respectivo registro de la Inspección
de Bienes Nacionales. (Arts. 10, 11 y 12). La renta de arrendamien-
to no será inferior al 8% anual del valor de tasación de los bienes.
(Art. 17). Toda concesión pagará un impuesto especial.
El denuncio de bienes que corresponden al Estado, deberá ha-
cerse ante la Inspección de Bienes Nacionales, acompañando todos
los antecedentes del caso que permitan al Fisco entablar la demanda.
El Gobierno podrá conceder una remuneración que' no exceda
del veinticinco por ciento del valor de dichos bienes, y que se pagará
una vez recuperados, a los que suministren datos o antecedentes que
310 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

sean útiles para que el Fisco adquiera o recupere esos bienes. (Arts.
13 y 14).
248. Caminos públicos y cáminos particulares.-La ley N. o 4851,
de 11 de Marzo de 1930, dice que son caminos particulares los que
declara tales el artículo 592 del Código Civil, es decir, los construí-
dos a expensas de personas particulares en tierras que les pertenecen,
aunque los dueños permitan su uso y goce a todos.
Los demás son caminos públicos, los cuales se dividen en: a) ca-
minos internacionales; b) caminos nacionales, y c) caminos regionales.
Los caminos nacionales se subdividen en dos clases, a saber:
1. o Los que unen directamente entre sí las capitales de provin-
cia y las vías fluviales navegables por embarcaciones de más de cin-
cuenta toneladas; y
2. o Los que comunican las capitales de provincia a los puertos
de navegación y a los habilitados de .cordillera de primera clase y las
demás vías fluviales no comprendidas en el número anterior.
Se llaman caminos regionales los que no son ni internacionales ni
nacionales.
También se consideran como caminos públicos las vías señala-
das como tales en los planos oficiales de los terrenos transferidos por
el Estado a particulares, incluídos 10& concedidos a indígenas; y las
calles designadas por la Junta Departamental, que se utilicen para
atravesar las ciudades situadas sobre los caminos públicos. (Arts. l. °
y 2.°).
Todo camino que esté o hubiera estado en uso público, se presu-
mirá público en todo el ancho que tenga o haya tenido, y la autori-
dad administrativa ordenará su reapertura o ensanche en caso de ha-
ber sido cerrado o modificado, cualquiera que sea el tiempo durante
el cual el camino haya permanecido total o parcialmente substraído
al uso público. Esta disposición no excluye el derecho del particular
para reclamar judicialmente su dominio. (Art. 5. o).
249. Policía de caminos.-Cruc~s de los nu~vos caminos y la vía fé-
rrea.-Servidumbres. Corresponde al Presidente de la República regla-
mentar el tránsito por los caminos públicos, la concesión de permisos
para ocuparlos con vías férreas y la plantación de árboles en los es-
pacios laterales o en los terrenos adyacentes hasta una distancia de
DERECHO CIVIl. PRIMER AÑO 311

20 metros, pudiendo en casos calificados, ordenar la corta de los que


perjudiquen la conservación o visibilidad de los caminos, abonándose
al dueño la indemnización correspondiente.
Los cruces de los nuevos caminos y las vías férreas serán a dife-
rentes niveles (Art. 6.°).
Se prohibe' ocupar, cerrar, obstruir o desviar los caminos públi-
cos,'extraer tierras, depositar materiales, derramar aguas yen general
hacer ninguna clase de obra, en ellos y la Municipalidad o empresa que
necesite hacer obras solicitará permiso del Gobernador y depositará
previamente la suma necesaria para reponer el camino a su estado
primitivo (Art. 12).
L.os predios rústicos tienen la serv:idumbre de permitir la extrac-
ción de materiales para la construcción y conservación, y la de' trán-
sito para el acarreo de esos materiales :( de los que puedan existir en
el lecho de los ríos, todo con la correspondiente indemnización. Tam-
bién proporcionarán el agua par'a la construcción, con derecho a in-
demnización si le causare perjuicio (Arts. 15 y í 6).
Las líneas de teléfonos, eléctricas, cañerías, etc, sólo podrán co-
locarse entre las cunetas y los cierros (Art. 12).
250. Aguas y canáles en los caminos públicos.-Se prohibe con-,
ducir aguas por los caminos u ocupar con ellas las cunetas o fosos.
El paso de las aguas lluvias o. de regadío por los caminos' se hará en
la extensión indispensable para poderlos atravesar, y en acueduCtos y
bajo de puentes u otras obras de arte apropiadas y definitivas cons-
truídas conforme al Reglamento. (Art. 7,°),
'. En los canales que existen dentro del trazado. de los caminos, no
podrán ejecutarse otras obras que las de mera conservación. (art. 8. o)
Los canales que por desbordamiento pudieren perjudicar a los
caminos, tendrán compuertas en su bocatoma y obras de descarga y
sus dueños responderán de todo perjuicio. Si fuere menester cambiar
un acueducto para construir
. un camino público en el terreno que
,

ocupaba el acueducto, la servidumbre de acueducto continuará gra-


~ando el resto del. predio; pero el gasto del cambio será de cargo del
Fisco. (Art.
,
13). ,
Las aguas provenientes de las lluvias o filtraciones, que se reco-
jan en los fosos de los caminos tendrán su salida a los predios ved-
312 ALFREDO BARROS
~
ERRÁZURIZ
- :._~--:,_ .::':...","", ::".;"";;" g-;- ~~'F ; : -

nos, y para construir el canal de salida se oirá al propietario y se


cuidará de que sea la más adecuada a la topografía del terreno, (Ar-
tículo 14).
251. Ocupación de los bienes nacionales con líneas eléctricás.-
La ley N. o 1665, de 4 de Agosto de 1904-, establece que la autori
zación para ocupar los bienes nacionales o fiscales con líneas eléc-
tricas de cualquiera especie, corresponderá al Presidente de la Repú-
blica.
Los permisos para instalaciones eléctricas subterráneas podrán
otorgarse por un plazo de veinte años y para instalaciones eléctricas
aéreas, no podrán exceder de diez años.
Dispone la misma ley que en las ciudades de Santiago y Valpa-
raiso y en las demás en que hubiere tranvías eléctricos, las líneas
eléctricas de teléfonos, de alumbrado y demás que tengan por ob-
jeto la distribución de fuerza o energía eléctrica, se canalizarán sub-
terráneamente dentro del recinto que fije el Presidente de la Re-
pública.
Se exceptúan de estas disposiciones las líneas destinadas exclusi-
vamente al servicio de tranvías.
252. Obras voladizas.-La ley de transformación de Santiago,
N, o 2203, de 16 de Septiembre d« 1929, dispone en su arto 10:
«Hasta la altura de tres metros sobre la acera respectiva, no
podrá haber en el exterior de edificio alguno, columnas, pilastras,
gradas, zócalos, umbrales, puertas, ventanas, balcones, miradores y
en general ninguna obra destinada a la seguridad, comodidad u or-
nato del edificio, que sobresalga espacio alguno fuera del plano verti-
cal del lindero; ni podrá haber más arriba obras de aquella especie
que sobresalgan más de sesenta centímetros, fuera de dicho plano
vertical.
La Dirección de Obras Municipales podrá autorizar la construc-
ción de obras voladizas desde cuatro metros de altura y que se pro~
longuen tres metros fuera del plano vertical del lindero. Estas cons-
trucciones serán de metal con una techumbre de material incombus-
tible y mal conductor del calor, que en ningún caso podrá servir de
balcón'. índice
CAPITULO' XI
DE LOS MODOS DE' ADQUIRIR EL DOMINIO Y PRIME-
RAMENTE DE LA OCUPACION

253. Modos de adquirir.-'Estudiado el dominio en sus diversas


clases y las facultades inherentes a él, toca ocuparnos de los modos
de adquirirlo. Los modos,de adquirir se aplican no solamente al do-
minio sino también a la generalidad de los derechos reales, y algu-
nos de ellos sirven para la adquisición de cu'¡llquiera clase ge ,dere-
chos patrimoniales, siempre que sean ~ransmisibles; pero como su
principal aplicación concierne al dominio, el más importante de los
derechos reales, y como, por atta parte, sobre las cosas incorporales
hay también una especie de propiedad, el Derecho Civil estudia los
modos de adquirir, en su relación con el dominio o derecho de pro-
piedad.
Se llama modo de adquirir a la causa próxima de la adquisición
de un derecho; y se dá el nombre de título ,al acto jurídico que, en
algunos casos, debe preceder y ser causa remota de la adquisición
del mismo. Decimos en algunos casos, porque sucede que en la ocu-
pación, la accesión y la prescripción no existe tal causa remota, con-
fundiéndose el título con el modo de adquirir.
En la adquisición de los derechos reales no puede faltar jamás
el modo de adquirir: sin él no hay derecho real. El título dá sólo un
derecho personal. Así, el contrato de compra-venta de una casa ser-
virá de título al comprador P?ra exigir del vendedor la entrega de la
casa; en virtud de él tiene solamente un derecho personal contra el
vendedor. S610 una vez efectuada la tradición, que es modo de adqui-
rir, la cual se verifica por la inscripción en el Registro Conserva-
314 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

dar. tendrá el comprador el derecho real de dominio sobre la casa,


quia non pactionibus sed traditionibus dominia rerum transferentur.
Los modos de adquirir el dominio son: la ocupación, la acce-
sión, la tradición, la sucesión por causa de muerte y la prescripción
adquisitiva (Art. 588). A estos debe agregarse la ley, que en ciertos ca-
sos sirve de modo de adquirir. Así, el usufructo de que el padre de
familia goza sobre ciertos bienes del hijo, lo adquiere en virtud de la
ley, y por eso se llama usufructo legal.
Todos los modos de adquirir son propios para la adquisición del
dominio; la tradición, la sucesión por causa de muerte y la prescrip-
ción adquisitiva lo son también para la adquisición de los demás de-
rechos reales, excepto ciertas clases de servidumbres que no pueden
adquirirse por prescripción (art. 882); y, finalmente, la tradición y la
sucesión por causa de muerte sirven además para adquirir los dere-
chos personales o créditos.
Algunos de estos modos de adquirir sirven al mismo tiempo de
título, o sea, no requieren la existencia previa de ningún acto jurídi-
co que sirva de causa remota de la . adquisición; tales son: la ocu-
pación, la accesión y la prescripción adquisitiva; pero la tradición y
la sucesión por causa de muerte exigen la existencia previa de un
título que sirva de cam;a remota de la adquisición. Estos últimos,
que por su naturaleza son modos de adquirir el dominio, pueden, en
ciertos caS::lS, servir sólo de títulos, y esto ocurre cuando el traden-
te o el testador no era dueño de la cosa de que estaba en posesión.
En estos casos, la tradición y la sucesión por causa de muerte
no transfieren el dominio, porque nadie puede dar más de lo que tiene;
pero pueden servir de título para dar principio a una posesión regular,
que habilite al sucesor para adguirir la cosa por la prescripción or-
dinaria, siempre que exista buena fe.
254. Título.-La palabra título tiene además otro significado
distinto del que le hemos dado anteriormente. Se designa también
con esta palabra al instrumento justificativo de un derecho. Esta
acepción se da a la palabra título cuando se dice, v. gr.: He presen-
tado al Banco los títulos de dominio de mi casa;' queriendo indicar
con ello la circunstancia de haber presentado al Banco los instru-
DERECHO ClVIL PRIMER AÑO 315

mentos públicos que acreditan el derecho de dominio que uno tiene


sobre su casa.
CJásificáci6n de los modos de adquirir .-Los modos de adquirir
son originarios o derivativos. Son originarios, la ocupación, la accesión
y la prescripci6n, por,que generalmente crean un derecho que antes
no existía y, en los .casos en que al parecer lo transfieren, el dominio
del segundo no deriva del dueño anterior, sino que arranca su origen
de ciertos hechos que producen ese efecto por determinación de la ley
y con absoluta independencia del dueño .anterior. Son derivativos, la
tradición y la sucesión por causa de muerte; en estos dos modos de
adquirir, el dominio del adquirente y el del heredero o legatario deri-
van del dominio anterior del tradente o testador; aquellos son ver-
daderos continuadores del dominio de éstos y réciben la cosa con sus
calidades y vicios. .
255. De la ocupaeión.-La ocupación es un modo de adquirir el
dominio de las cosas que nO pertenecen a nadie, por la toma de po-
seJli6n de ellas, siempre que su adquisición no ésté prohibida por las
leyes chilenas o por el Derecho Internacional.
Este, modo de adquirir exige la concurrencia de los siguientes
requisitos:
l. o Que se trate de cosas que no pertenecen a nadie, o sea, res nu·
llius. Se consideran res nuWus: a) aquellas cosas que nunca han te-
nido dueño, como son los animales bravíos que viven naturalmente
libres' e independientes del hombre y las cosas que arroja el ma.r, como
las piedras, conchas y otras substancias que no presentan señales de
dOminio anterior (artículos 607 y 624, inciso 2. o; b) las cosas que
tenían dueño y dejan de tenerlo, por abandono voluntario de su due-,
ño, como las monedas que se arrojan para que las haga suya el pri-
mer ocupante (art. 624. inciso 3.°): c) las cosas que tenían dueño y
dejan de tenerlo, por la imposibilidad absoluta,de ejercer dominio so-
bre ellas, no mediando intervención de alguna persona, que, por en-
gaño o fuerza, se apodere de ellas, porque en este último caso, no se
perdería el dominio. La pérdida de dominio por la. causa de imposi-
bilidad abs::Jluta, de que hablamos, tiene lugar. en el caso de los ani-
males bravíos que recobran su ,libertad natural (art. ,619); en el caso
del tesoro largo tiempo oculto, sin que haya memoria o incjicio de su
316 ALFREDO BARROS :ERRÁZURIZ

dueño (art. 625); Y en el caso de . las cosas perdidas cuando, practi-


cadas las posibles diligencias, no aparece el dueño ni hay esperanzas de
que aparezca (arts. 629 y siguientes); d) las cosas que se toman en
guerra de nación a nación y que en virtud de una ficción del Dere-
cho de Gentes se consideran como res nullius, aunque en realidad
tienen dueño; de aquí que la captura bélica no sea contada entre los
modos de adquirir derivativos sino entre los originarios, como una es-
pecie de ocupación.
Enumeradas las cosas que se consideran como res nullius para
los efectos de la ocupación, debe tenerse presente, como una obser-
vación fundamental sobre esta materia, que en el estado actual de
nuestra legislación, la ocupación como modo originario de adquirir el
dominio es absolutamente inaplicable respecto de los bienes inmue-
bles, porque no hay en Chile bienes inmuebles que sean res nullius,
en virtud del artículo 590, que atribuye al dominio del Estado, todas
las tierras que, estando situadas dentro de los límites territoriales, ca-
recen de otro dueño. t

2.° Toma de posesión. La acción del ocupante debe ser externa


e interna, «corpore et animo» o sea, deben concurrir la voluntad del
ocupante, elemento interno, y la aprehensión material o legal, ele-
mento externo.
Falta en absoluto el elemento de la voluntad en . los que no
tienen uso de razón, a saber: los dementes y !os infantes, los cua-
les no pueden adquirir la posesión de una cosa mueble ni para sí
mismos ni para otros; facultad esta que tienen las demás personas
aunque no gocen de la libre administración de sus bienes (art. 723).
El elemento externo, o sea, la aprehensión de la cosa, puede ser
material o legal.
No siempre es necesario que la aprehensión sea consumada;
basta que haya un principio de aprehensión. Así, según el arto 617,
se entiende que el cazador o pescador se apodera del animal bravío
y lo hace suyo, desde el momento en que lo ha herido gravemente,
de manera que ya no le sea fácil escapar, etc.
Hay otros casos en que la cosa se adquiere por ocupación, sin
que medie un hecho actual del ocupante. Así, según el artículo 621,
las palomas que abandonan un palomar y se fijan en otro, se en-
DERECléIO' CIYIL PRIMER AÑO 317

tenderán ocupadas legítimamente por' el dueño del ,segundo, siem-


pre que éste, no se haya validQ de alguna, industria para atraerlas y
aquerenciarlas:
, 3~f> Que su adquisición ,no esté prohibida pot; las leyes, chilenas o
por el Derecho Internacional,. Por razones de utilid~d" pública Ja, ley
puede prohibir ciertas especies de ocupación ; así;' laJey ,de 19 de
agosto de, 1893 prohibió durante cuatro años ~n los territorios de
Chi~oé y Magallanes la pesca de lobos marinos y 'de nutrias, para
evitar el agotamiento de esas especies. )._a ordenanza municipal de
25 de marzo ,de 1868 prohibió,lacaza en el departamento de Santia-,
go en eLperíodo ,comprendido entre el Lo ,de: septiembre 'y el 1.0
de marzo ,de cada año:EI Derecho, Internacional, al tratar de la,
, ,

ocupación militar de un territorio en caso de guerra, prohibe al Es-


tado ocupante apoderarse de ciettQs objetos. de propiedad -particular,
cOmo',50l1 los fondos ,de :partioulares;, depositados en los Banco~;
tamb.ién condena 'la apropiación de objetos ,delenémigo en'· forma de
,botín o pillaje.
,256. ,Diyersás clases de ocupáció~. -OcupacióÍl de "cosas anima-
das. Cazá y pesca,-Los mesios deocupacióri de las coslilsanimadas
son la caza y la, pesca, Con referencia,:a la oCl,lpación, , los animales
se, dividen en bravíos,', domésticos y domesticados (art.' , 608), Esta
c1asificaciqn tiene interés para establecer cuáles son, materia de ocu-
pación y cuáles no. Sólo los aflimales, 'bravíos que viven por su na-
turaleza independientes del hombre son tes, nullíus;:o sea, materia
adecuáda de la ocup~ción. Los animales, domésticos "reconocen do-
minio del hombre, y éste los conserva aún:: cuando hayan 'entrado en
tierraSi1jeflas (art, 623). .Loo 'domesticados, que -son ,bravíos' por
naturalEfza, están sujetos a dominio mientras Conservan lacostum-
bre de volver al amparo o dependencia ,del hombre;, 'si pierde.'1 esa
costumbre y recobran su libertad natural, no, persiguiéndolos ,el due-,
ño, vuelven a ser resnullius. (Arts. 608 y 619).
Se puede cazar en tierras propias o en las ajenas con permiso

del dueñQ; pero no es necesario este ,permiso, ,si la$ tierras no estu-
vieren cercadas ni plantadaso,cultivadas:' a menos ,que el ~dueño
haya prohibido expresamente cazar en ellas y notificado la prohibi-
ción. El que contraviniere a esta disposición perderá lo que cace, en,
21
318 ALFREDO BARROS ERRÁZTJRIZ

provecho del dueño del terreno, a quien además indemnizará de


todo perjuicio. (Artículos 609 y 610). El cazador se hace dueño del
animal en virtud de la ocupaci6n, sea que ella tenga lugar en terre-
no propio o en terreno ajeno con los requisitos legales. El permiso
de un propietario que autoriza a otro para cazar e.n su terreno no
indica que le dé la propiedad de los animales que cace, los cuales no
son de su dominio; el permiso indica solamente que el propietario
renuncia al derecho de impedir que otro entreasu propiedad, pero
la adquisición del animal que hace el cazador se efectúa en virtud
de la ocupación, que tiene su base en el Derecho Natural.
La pesca. debe considerarse separadamente según se trate de la
pesca marítima o de la pesca en ríos y lagos de uso público, o de la
pesca en aguas de dominio privado.
La pesca marítima, que es la más importante de todas, es libre
en alta mar, que no reconoce dominio; en el mar territorial, que re-
conoce dominio del Estado, sólo' es permitida a los chilenos y ex-
tranjeros domiciliados.
Los pescadores marítimos pueden hacer uso de la playa y de las
tierras contiguas hasta la distancia de ocho metros de la playa, para
los menesteres de la pesca, sin dañar las construcciones que ahí exis-
tan; y los dueños de esos terrenos tendrán la. obligación de dej ar
dentro de los dichos ocho metros, de trecho en trecho, espacios có-
modos para dichos menesteres. (Arts. 611 a 614).
La pesca en los ríos y lagos de uso público es libre para todos
los habitantes, sin excepción alguna; pero esta pesca tiene reglas di-
versas de la pesca marítima.
Según e! artículo 615 de! Código Civil: «a los que pesquen en
ríos y lagos no les será lícito hacer uso alguno de los edificios y terre-
nos cultivados en las riberas, ni atravesar las cercas"; pero esta dis-
posición está actualmente modificada por el artículo 17 del decreto-
ley N. o 685, de 17 de Octubre de 1925, sobre protección a la pesque-
ría, que dice:
«Los pescadores podrán usar de las riberas de los' ríos y lagos de
uso público y de los terrenos contiguos hasta la distancia de cinco
metros, para los menesteres de la pesca, rigiendo en estos casos las
,DERECHO CtVIL PRIMER AÑO 319

disposicienesde les articules 612 al 614 del Código. Civil y medifi-


cándese, per co.nsiguiente, el artículo. 615 del mismo. Código.» .
. En las aguas de deminie privado. la pesca no es libre; lo.s peces
que se encuentran en estanques, canales, lagunas y, en general, en
aguas de deminie privado; sonde propiedad exclusiva del dueño del
es~anque, canal o lago. (Artículo 619).
En lo. demás, dice el artículo. 622, el ej ercicio de la caza y pesca
estará sujeta a las ordenanzas especiales que sobre, esta materia se
dicten.
La ley N.O 4601, de 1.0 de Julio. de 1929, reglamenta la caza en
general y la pesca en el mar que llama «caza marítima». Veamos
5usdispesiciones más importantes;
a) Permiso para cazar. Sólo se podrá cazar de acuerde cen los
artículos 609 y 610 del Código. Civil, durante el período. en que
esté permitida la caza y previo un permiso del Gebernador respecti-
ve; que dura un año, es instransferible y está gravado., con una pe-
queña centribución.
Sólo podrán cazar sin permiso, dentro. de una propiedad rural,
el dueño del fundo, los, miembros de su familia, les empleados de su
dependencia y demás personas que residan habitualmente en la pro-
piedad. (Art, 2 o).
b) Período de veda. La, caza estará vedada por un pláZO míni-
mo de,seis meses en el año, que fijará el i?r~idente de la República,
de manera que se consulten los fines de fomento y conservación de
las especies animales útiles.
En el período de veda no se podrá cazar, cemprar ni transpor-
tar piezas de caza ni levantar los nidos o destruirlos, salvo cases muy
excepcienales que consulte ley. (Arts. 3. 0 y 4. 0 )
c) . Caza marítima. Sólo podrán cazar en el ,mar territorial los
chilenos y extranjeros domiciliados en el país; que empleen' únicamen-
te embarcaciones chilenas, que lleven permiso.' del respectivo Go-
bernador y con operaries o pescadores inscritos en registros especia-
les que llevarán las autoridades marítimas. La' caza de la ballena
está gravada con un impuesto fiscal. '
d) Infracciones. De las infracc~ones de esta ley cenocerán los
Intendentes, Gebernado.res o Subdelegados dé la respectiva localidad
ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

los que aplicarán la multa correspondiente. Pagada la multa podrá


reclamarse a la justicia ordinaria, la que procederá breve y sumaria-
mente.
Protección a la Pesquería.-EI decreto-ley N. o 685, de 17 de oc-
tubre de 1925, sobre Protección a la Pesquería concede a las embar-
caciones de bandera nacional una prima anual por cada tonelada de
pescado o mariscos que se interne para el consumo del país; da cier-
tas facilidades económicas a las sociedades chilenas, y disrone que
los beneficios de la ley de prenda agraria se apliquen a la industria
de la pesca,
Contempla también algunas disposiciones que reproducimos a
continuación, sobre arrendamientos, poblaciones pesqueras, 'carnet,
uso de las riberas de los ríos y prohibición de pesca con dinamita y
de arrojar residuos a los rÍos.-
Arrenlamientos.-Artículo 12. El Presidente de la República
podrá conceder en arrendamiento secciones de playa o partes de
mar, hasta por veinte años, destinadas únicamente a instalar faenas
de pesca e industrias derivadas y para explotar criaderos de peces,
mariscos y crustacéos con las condiciones y requisitos que señale el re-
glamento. Estos arrendamientos se harán por el Ministerio de Tierras
y Colonización y podrán ser rescindidos, previo desahucio de un año.
Los arrendatarios de secciones de playa mantendrán siempre ex-
peditó el tránsito y cumplirán con el Reglamento de Policía Marí-
tima.
Poblaciones pesqueras.-ArtÍculo 13. En las orillas del mar yen
los puntos que se fijen por decret') supremo, se reservarán los terre-
nos fiscales necesarios para fundar en ellos poblaciones p::squeras.
En los puntos de la costa donde no existan,actualmente terrenos
fiscales disponibles y que se indiqueil también por decreto supremo,
se reserva'rán p')r el Estado las tierras que el mar vaya dejando li-
bres con el mismo fin indicado en el inciso anterior.
Carnet de pescador.-Artículo 16. Toda persona que ejerza la
profesión de pescador deberá tener su carnet de identidad e inscri-
birse en los registros especiales de la Gobernación Marítima o de-
partamental, según el caso. Dicha inscripción no excluye el derecho
que puede tener el pescador para ejercer otras faenas marítimas.
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 321

Uso de las (Íberas de ríos y lagM.-Artículo 17. Los pescadores


podrán usar de las riberas de los ríos y lagos de uso público y de
los terrénos contiguos hasta . la distancia de cinco metros para los
menesteres de la pesca; 'rigiendo en estos casos las ·disposiciones de
los artículos 612 al 614 del Código Civil y l!10dificándose, porconsi-
. guiente, el artículo 615 del mismo Código'.
Prohibi9iónde la pesca con dinamita.-Artículo 19. Prohíbes e la
pesca con dinamita u otras substancias explosivas O' venenosas.
Prohibición de arrojar resJduo$a l'Os ríos.-. Inciso 2. a del artículo
19. Prohíbese igualmente arroj ar a.los' ríos y lagos los residuos y
lavados de las industrias agrícolas, fabriles y mineras, sin' que' pre-
viamente hayan sido purificados o diluídosen la forma que indique
el reglamento. ' ,.
257. Ocupación de cosas inanimadas.-·El Código Civil designa
con 'el nombre genérico de invénción o hallazgo la ocupación de co-
cas inanimadas. Esta 'tiene lugar en los siguientes casos:'
1. o Los productos que arroja el mar, como piedras, conchas y
otras substancias, y que no presentan señal¡s de dominio anterior ; los
cuales corresponden al primer ocupante. (Art. 624). .
2.° También con;esponden al primer ocupante aquellas cosas
cuya propiedBd abandona su dueño, como las monedas que searro-
jan para que las haga suyas el primero que las tome. (Art. 624).
3.° EI'descubrimiento de un tesoro. Para que una cosa sea
considerada como tesoro debe lIena,r cuatro requisitos: a) ser riqueza
mueble, como moneda,·, joyas, etc, ·10 cual excluye los objetos in-
m'..lebles que puedan: existir sepultados, como los restos de antigu'as.
construcciones; b) que se encuentre. sepultada o escondida d~sde lar,;,
go tiempo, de manera que no puede llamarse tesoro una joya que
se encuentre en la superficie del suelo; c) que se~n efectos elabora-
dos por el hombre, 10 cual exCluye aquellas substancias preciosas que
se encuentran en la tierra en un· estado nativo: y d) que no haya
memorianf indicio de su .dueño. (Art. 625) ..
Para determinar a quién corresponde.· el tesoro encontrado,
hay que distinguir dos casos: 1. o cuando el descubridor es el mist:TIo
dueño del terreno; y 2.° cuando el tesoro ha sido descubierto por
otra persona distinta del dueño del terreno. En el primer caso, el
322 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
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tesoro pertenece fntegtamente al dueño; en el segundo caso hay que


averiguar si el descubrimiento ha sido fortuito o no. Si el descubri-
miento ha sido fortuito, el tesoro corresponde por mitad al dueño
del terreno y al descubridor. Si el descubrimiento no ha sido fortui-
to, es menester saber si se procedió con permiso del dueño del te-
rreno, en cuyo caso se divirá por iguales partes entre ambos, o si
se procedió sin su permiso, porque ehtonces todo el tesoro será para
el dueño del terreno. (Artículo 626.)
4. o Bienes perdidos.-El Código Civil contempla como un caso de
ocupación la adquisición que hace una persona que encuentra obje-
tos perdidos y que, previos los avisos y trámites establecidos por la
ley, tiene derecho a la mitad del valor de la especie una vez subas-
tada, por no haber aparecido su dueño, correspondiendo la otra mi~
tad a la Municipalidad respectiva.
Propiamente hablando, los bienes perdidos no son objeto adecuado
de la ocupación, porque no son res nullíus; ellos tienen dueño, que
no ha renunciado a su derecho y que puede reclamarlos. Pero ordi-
nariamente, el propietario está en la imposibilidad de hacerlo, porque
ignora la suerte que han corrido y a menudo la circunstancia misma
de que se hayan extraviado, de manera que esos bienes se encuentran
en tal condición como si no tuvieran dueño. Además, 'en resguardo
de los derechos del propietario, la ley establece plazos y trámites,
de modo que la adquicisi6n del ocupante no es inmediata, lo que la
distingue de las demás especies de ocupación.
La misma observación podemos hacer respecto de las especies
náufragas, que siguen reglas análogas; pero establécense en este caso
plazos más largos entre los distintos avisos que deben darse para no-
ticiar el descubrimiento a los dueños que pueden encontrarse en
países extraños. (Arts. 629 a 639).
El decreto ley sobre aeronavegaci6n dice que se reputará perdi-
da cualquiera aeronave que no apareciere a los tres meses de la fe-
cha de las últimas noticias que de ella se tengan. (Art. 51).
258. Captura bélica.-Se da el nombre de captura bélica a la
captura de la propiedad enemiga en tiempo de guerra:. El Derecho
Internacional moderno tiende a establecer la doctrina de que la gue-
DERECHO ClVIL PRIMER AÑO 323

rra es una situación de lucha entre dos estados y que, por 10 tanto,
la propiedad de los particulares debe, en general, ser respetada.
La declaración de París, de 16 de Abril de 1856, a la cual han
adherido la mayor parte de los países, proclamó la abolición del cor-
so, o se!;!, suprimió la intervención de los particulares que auxiliaban
al Estado en la_xealización de la guerra marítima. Las naciones civi-
lizadas han conservado el derecho de presa, que es la facultad que
tienen los Estados beligerantes de capturar por medio de S1JS escua,..
dras los navíos de comercio que llevan pabellón enemigo.
Nuestro Código considera la captura bélica como un caso -de ocu-
pación; pero es menester tener presente que, jurídicamente hablando,
no es un caso de verdadera ocupación, tanto por tratarse de cosas
que tienen dueño, corno porque la toma de posesión se efectúa por
la fuerza, 10 que es contrario a la noción de derecho. Dijimos ante-
riormente que esto proviene de una ficción reconocida desde antiguo
. por el Derecho de Gentes, que· considera como res nulltus la propie-
dad del enemigo en tiempo de guerra ..
o

Por este medio de ocupación sólo puéden adquirir dominio los


Estados; las presas que hacen los bandidos, piratas._ o <insurgentes
no transfieren dominio, y represadas, deberán restituirse a sus dueños
pagando éstos el premio desalvarnento a los represadores. (Art. 641).
índice
CAPITULO XII
DE LA ACCESION

259. Definición y diversas clases de accesión.-La accesión es


un modo de adquirir por el cual el dueño de una cosa pasa a . ser lo
de lo que ella produce o de lo que ~e junta a ella. (Art. 643) ..
La accesión es consecuencia. de un dominio anterior; fundada
en el prinCipio de que lo accesorio sigue a lo principal y que cuando
cesa lo principal cesa también lo accesorio, constituye una deriva-
ción o dependencia del dominio de la cosa principal; pero como en
toda accesión hay nueva adquisición de algo que antes no existía en
nuestro patrimonio, el Derecho Civil contempla la accesión entre los
modos de adquirir el dominio.
Por la accesión se adquiere el dominio de lo que una cosa pro-
duce o de lo que se junta a ella, de aquí nace la división en accesión
de frutos, o sea, de lo que una cosa produce, y accesión por unión
de una cosa a otra~
Esta unión puede ser ya de un inmueble a otro inmueble, como
en el aluvión: ya de un mueble a otro mueble, como en la adjunción;
ya de un mueble a un inmueble, como en la edificación.
260. Accesión de frutos.-Se llama fruto todo lo que una cosa
produce regular o periódicamente, sin disminución de su propia
substancia.
Los frutos son naturales o civiles. Se llaman frutos naturales
los que da la naturaleza, ayudada o no de la industria humana. Ba-
jo el nombre de frutos naturales se comprenden no sólo los frutos
naturales propiamente dichos, como son los productos espontáneos
de las tierras o de los animales, sino también los frutos que la legis-
DERECHO CIVlL PRTh1ER AÑO 325

lación antigua llamaba industriales y que son los que da la naturale-


za ayudada. de la industria del hombre.
Se llaman frutos civiles los precios, pensiones o cánones de arren-
damiento o censo, y los intereses de los. capitales exigibles o impues-
tos a fondo perdido. .
'En el contrato de arrendamiento, en' que se concede el goce .de
la cosa mediante <'el pago de una suma que representa el valor de ese
goce y que-constituye un fruto civil de la cosa, ese fruto se llama
precio; y toma el nombre específico de renta o pensión cuando se
paga periódicamente (art.1911). Se llama cánon el rédito anual que
en el contrato de'certso paga el cl:!nsuarioal censualista. (Art. 2022).
Se llaman capitales exigibles"aquellas sumas que en una época más o
menos' próxima puede reclamar el acreedor; de manera -que subsiste
el derecho al, reembolso del capital' adeudado. Por el contrario, son
impuestos a fondo perdido aquellas sumas de -dinero que se entregan
sin derecho a la devolución del capital, o sea, que los que. las reciben
no tienen más obligación .que pagar una pensión o renta por un tiem-
po limitado, como ocurre 'enhi constitución de' la renta o del censo'
vitalicio ..
Hemos dicho que los frutos de. una cosa pueden ser naturales o
civiles; los frutos naturales los percibe su dueño directamente y en
especie, los frutos civiles se perciben. en dinero. Los primeros son pro-
duCidos por la cosa misma . sea con la ayuda o no del trabajo del
homl:¡re, los segundos se obtienen con ocasión de la cosa, ordinaria-
mente en virtud de un contrato relativo a 'la cosa; y por eso' se lla-
man frutos civiles,' 10 que equivale a' -decir: frutos por 'determina-
ción de la. ley, p::>rque en realidad no son frutos producidos directa-
mente por la cosa. El dinero que importan lbs. frutos civiles repre-
sentapara el que los perCibe, el goce de la cosa; o sea, el producto
que él habríá p.:Jdido obtener si' hubiese conservado la cosa en su po-
der; en esto hay una'verdadera ·ficción de la ley.
Así, la renta que el arrendatario paga al propietario en el arren-
damientO' de un fundo es un fruto civil qwe representa, d sea, ocupa
el lugar del goce en especie que habría podido reservar para sí el pro-
pietario.
Los frutos naturales se llaman: pendientes mientras que adhieren
326 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

todavía a la cosa que los produce; percibidos cuando han sido sepa-
rados de la cosa productiva; y consumidos cuando se han consumi-
do verdaderamente o se han enajenado.
Los frutos civiles se llaman pendientes mientra se deben; y per-
cibidos, desde que se cobran, debiendo tenerse presente que la pala-
bra cobran que emplea el Código en este caso, equivale a pago o per-
cepción y no, como pudiera erróneamente creerse, a la simple de-
manda de pago.
Esta clasificación de los frutos tiene suma importancia para fijar
el momento en que se efectúa la adquisición de ellos; la adquisición
de los frutos naturales se opera por la percepción que de ellos hace
el dueño o usufructuario o poseedor, según el caso; y las frutos civi-
les se adquieren día a día. Así, constituído usufructo sobre un fundo,
e! propietario puede retener para sí todos los frutos naturales perci-
bidos, o sea, recogidos antes de! momento en que comienza e! usu-
fructo, aunque no estén consumidos; pero no tiene derecho alguno
sobre los frutos pendientes al tiempo de deferirse e! usufructo, los
cuales corresponden al usufructuario. Así también, si e! fundo, obje-
to del usufructo, estaba arrendado, la renta que, como ya hemos di-
cho, es un fruto civil del fundo, pertenecerá al propietario hasta el
mismo día en que se defiera el usufruc,to, y desde ese día en adelante
corresponderá al usufructuario, etc.
Tanto los frutos naturales como los civiles pertenecen al dueño
de la cosa; en su percepción consiste el goce, q1,le es una de las fa-
cultades inherent-es al dominio.
Este principio sufre excepción cuando por la ley o por un hecho
del hombre se ha constituído derecho sobre los frutos a favor de otra
persona que el dueño. En efecto, siendo la libre disposición de la
cosa un atributo esencial del dominio, puede su dueño constituir a
favor de otra persona un derecho de goce, sea bajo la forma de un
derecho real, como ocurre en el usufructo, sea bajo la forma de un
simple derecho personal, como ocurre en el arrendamiento. Constituí-
do el derecho de goce, los frutos corresponderán al usufructuario o al
arrendatario, según los casos, y sin perjuicio de sus obligaciones a
favor del propietario, que en el caso del arrendamiento, es acreecor
de la renta convenida, que es un fruto civil de la cosa.
DERECHO 'CIVIL PRIMER AÑO 327

. Hay casos en que este derecho de goce se constituye en virtud


tle la ley, como ocurre en el usufructo de que goza el padre de fa-
milia sobre ciertos bienes del. hijo que está bajo patria potestad. Fi-
nalmente,el poseedor de buena fe, o sea, el que tiene la conciencia
de haber adquirido la cosa por medios legítimos, aunque no es due-
ño de ella, hace suyos los frutos .percibidos durante su buena fe' y
antes de la contestación de la demanda reivindicatoria~
261. Accesi6n por uni6nde una cosa a otra. Accesi6n de una
cosa inmueble a otra inmueble o accesiones del suelo •. -Las acce-
siones del suelo pueden ser de cuatro clases: aluvión, avulsión, varia-
ción del curso de un río y nueva isla.
Aluvión.-Se llama aluvión el aumento que recibe la ribera de
la mar o de un río por el lento e imperceptible retiro de' las aguas.
La corriente de las aguas deposita en los terrenos riberanos sedi-
mentos que trae consigo de otros lugares: a la simple vista no puede
percibirse ese aumento, que suele ser considerable con el transcurso
del tiempo. Esas materias que arrastran lás aguas para depositarlas
en otros terrenos no pueden ser objeto de una reivindicación, porque
se ignora a punto fijo su procedencia, y su unión con el terreno que
incrementan es tan Íntima que amenudo es imposible establecer el
lugar preciso donde. comienza el aluvión .. Este aumento del terreno
se considera como aluvión sólo desde que esaba..11.donado completa
y permanentemente por las aguas, y forma parte del cauce o de la
ribera, mientras. el agua 10 ocupa y desocupa alternativamente en
sus creces y bajas periódicas. (Art. 650).
La ley atribuye el terreno de aluvión a las heredades riberanas
dentro de sus r:espectivas líneas de demarcación, prolongadas direc-
tamente hastlt el agua, sancionando de esta manera la obra de 'la
naturaleza; pera en los puertos habilitados, el ter,reno de aluvión per-
tenece al Estado, y se funda para ello la ley, tanto en las necesida-
des de la administración pública para evitar contrabandos, como 'en
las conveniencias del comercio en general, que requiere facilidades
para el embarque y desembarque de mercaderías. En el caso de qU<l
prolongadas las líneas de demarcación de las propiedades riberanas
se corten una.a otra, antes de llegar al agua; se observa la regla del
artículo 651.
328 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
.<~~.-~ - -

Esta accesión que favorece a los propietarios de terrenos conti-


guos al mar en las costas no habilitadas y a 103 riberanos de los
ríos, debe entenderse sin perjuicio de la disposición del artículo .614,
que ordena a los dueños de las tierras contiguas a la playa dejar
dentro de la distancia de ocho metros, de trecho en trecho, suficien-
tes y cómodos espacios para los menesteres de la pesca y de la ser-
vidumbre legal de uso público que establece el artículo 840 y que
grava a los predios contiguos a los ríos navegables o flotables a favor
de la navegación o flOte a la sirga.
La accesión favorece sólo a los fundos riberanos del mar o ríos,
de manera que si un fundo se encuentra separado del mar o río por
un camino público, el aluvión accede al camino de dominio del Es-
tado v no al fundo,. el cual en ese caso no es riberano.
El aluvión es una dependencia de la heredad en cuyo provecho
se produce. CO:lsecuencia de este principio es la disposiCión del ar-
tículo 785, que dice que el usufructo de una heredad ~e extiende a
los aumentos que ella recibe por aluvión o por otra3 accesiones na-
turales; y la del artículo 2421, que dice que la hipoteca se extiende
a todos 103 aumentos que reciba la cosa hipotecada.
262. AvuIsión.-Se llama avulsión lo que la fuerza de las aguas
en una avenid::! u otra fuerza natural vi olenta arranca de un cam-
pe:> y lo lleva a otro campo inferior o a la ribera opuesta, siendo de
t::!nta consideración que pue::fa conocerse o distinguirse, ya consista
en árboles, ya en alguna porción de terreno. (Art. 652).
Este casJ difiere notablemente del aluvión, pues aquí se trata
de un pedazo de terreno de cierta consideración fácilmente identifi-
cable y que, por lo tanto, puede ser reclamado por su dueño.
El Código establece que en caso de avulsión el dueño conserva
su dominio sobre la parte de suelo transportada, para el sólo efecto
de llevársela, de manera que el dueño no puede pretender el goce de
ese terreno, conservándolo en el lugar donde ha sido transportado,
porque eso importaría facultarlo para penetrar en la propiedad
ajena.
El reclamo del suelo transportado debe de hacerse dentro del
año subsiguiente, tiempo prudencialmente fijado por la ley, en lugar
de la disposición que contenía el Derecho antiguo; según la cual, el
DERECHO c1VlL PRIMER AÑO 329
,========================================
dueño podía hacer uso de su acción antes de que la tierra quedara
perfectamente incorporada con la heredad a que se. agregó, Si no se
reclamare el terreno dentro del año que concede la ley, lo adquirirá por
accesión el dueño del sitio a que fué transportado ..
El caso de avulsión contemplado'en la ley es de muy rara apli-
cación en la práctica.
263. Variación del curso de un rÍo.-. Como esta variación per-
jud}ca a los propietarios riberanos cuyos terrenos ocupa el río al va-
riar. su cauce, la ley los faculta para que, con permiso de la autori-
dad competente, que es la respectivp Municipalidac( procedan a
efectuar las obras necesarias para restituir las aguas 'p su acostum-
brado cauce. Como tesultado de estos trabajos puede una parte'del
antiguo, cauce quedar permanenlLmente en seco, ,es decir, 'libre de to-
da' ocupación de las aguas en la alternativa de sus creces y baj as
periódicas y, en este caso, esa parte que queda definitivamente en
seco y que; en consecuencia, ya no forma parte del cauce del río,
accede a las heredades contiguas como en el caso del aluvión.
Si a estos trabajos de restitución del río a su antiguo cauce
concurren los riberanos de uno y otro lªdo, la parte del antiguo caU-
ce que quedare' permanentemente en seco, aunque seá en un solo
lado, se divirá en dos partes, iguales mediante una línea longitudi-
nal, y cada mitad accederá a las heredades contiguas ¡como en el
caso del aluvión. (Art. 654).
De la ,misma manera accede a las heredades contiguas el cauce
que quedare seco por divirse el río' en dos brazos que no vuelvan
después a juntarse. (Art. 655).
·En los casos anteriores se trata de terrenos que formaban parte
del cauce de un río y, por tanto, del dominio del Estado, que' pa-
san por accesión a los propietarios riberanos, por su contigüidad al
río y porque si están expuestos a sufrir pérdidas eon las: creces del
río, es justo que, .reciban también 'las ventaj as. Otras. legislaciones es-
tablecen que el cauce abandonado debe servir para indemnizar a los
propietarios de los~terrenos ocupados por el nuevo cauce.
Si un río sale de su cauce e il1unda una heredad, el dueño de ésta
colis~rva su dominio sobre el terreno siempre que sea restituído por
las aguas dentro de los diez años subsiguientes. Vencido eLplazo sin
330 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

efectuarse el retiro de las aguas, ese terreno que queda formando


parte del cauce del rio seguirá la suerte de éste, es decir, será de
dominio nacional.
264. NueTa ¡sla.-Para que un terreno que quede en seco se con-
sidere como isla es menester que no sea ocupado por las aguas en
sus creces o bajas peri6dicas, y mientras esto ocurra, se mirará como
parte del cauce o lecho.
Para determinar el dominio de la nueva isla hay que distinguir
dos casos: si ha sido formada en el mar territorial o en ríos y lagos
que puedan navegarse por buques de más de cien toneladas, perte-
necerá al Estado, como consecuencia de su domínio sobre el mar te-
rritorial, sobre todas las corrientes naturales que no nacen y mueren
dentro de una misma heredad y sobre los lagos navegables por buques
de más de cien toneladas; si ha sido formada en un río o lago no na-
vegable por buques de más de cien toneladas, su dominio pertenece
a los riberanos, con arreglo al artículo 656.
Aunque todos los ríos, sean navegables o no, son de dominio na-
cional, la ley ha distinguido para el efecto del dominio de las islas
los ríos navegables de los no navegables, atribuyendo al Estado s610
el dominio de las islas formadas en los primeros, y a los riberanos el
dominio de las islas formadas en los segundos, las cuales comúnmente
serán de menor importancia.
Aquf nos corresponde tratar de las islas cuyo dominio no corres-
ponde al Estado.
Pueden ocurrir tres casos diversos:
a) Caso de una nueva isla formada por un río que se abre en
dos brazos que vuelven después a juntarse. En este caso la isla que-
da formada por terrenos que antes pertenecían a los r~beranos y, en
consecuencia, ellos conservan su dominio; pero la parte del cauce an-
tiguo que permanentemente quedare en seco, accederá a las hereda-
des contiguas, como en el caso del terreno de aluvi6n. (Art. 656,
núm. 2.°).
b) Caso de una nueva isla formada en el cauce de un río. Hemos
visto que los ríos son bienes nacionales de uso público y, en conse-
cuencia, también lo son los lechos de los ríos, que son parte de ellos;
pero al quedar en seco una parte de lecho formándose una isla, cesa
DERECHO CIVlL PRIMER AÑO 331

la .afectación o destino para un uso público de aquella parte del le-


cho que se ha transformado en isla. Si' la ley nada determinara, es
evidente que esa isla pertenecería al Estado, por ser cosa accesoria-
de Un bien de propiedad de la Nación; pero la ley estabLece la suer- -
te que corre su dominio, el cual accede a las propiedades riberanas
en la forma siguiente: si toda la isla está más cercana de una de las
,riberas, su dominio accede a las heredades de la ribera más cercana,
correspondiendo a cada una la parte comprendida entre sus respec--
tivas líneas de demarcación prolongadas directamente hasta la isla y
sobre la superficie de ella.
Si toda la isla no estuviere más cercana 'a una de las dos riberas
que a la otra, accederá a las heredades de ambas riberas, .correspon-
diendoa cada heredad la parte comprendida entre sus respectivas lí-
neas de demarcación prolongadas directamente hasta la isla y sobre
la superficie de ena.
. Las partes de la isla que en virtud de estas disposiciones corres-
pondieren a dos o más heredades, se dividirán en partes iguales en-
tre las heredades comuneras (núm. 3. del artículo 656).
(J

e) Caso de una nueva isla que se forme en un lago. Su dominio


accederá, como en el caso anterior, a las heredades riberanas; pero no
tendrán parte en la división del terreno formado por las aguas las he-
redades cuya menor distancia de la isla exceda a la mitad del diá,-
metro de ésta, medido en la dirección de esa misma distancia (núm.
6.° del arto 656).
Esta regla es aplicable al caso de islas formadas, en lagos que no
pueden navegarse por buques de más de cien toneladas, porque las
que se fo,rman en lagos navegables por buques de más de eien to-
neladas pertenece al ,Estado, según el. artículo 597. La propiedad,
uso y goce de los lagos no navegables por buques de más de cien to-
neladas pertenece a los propietarios - riberanos (artículo 596,
inciso 2. o) ; y en consecuencfa, también pertenece a enos el lecho
de los lagos; de modo que el akance de la regla anterior no es fijar
el dominio sino efectuar la división del. terreno de la isla entre los
propietarios riberanos, que son los dueños en virtud de la ley.
Llegado el caso de efectuar la distribución de una nueva isla
entre los propietarios riberanos, debe prescindirse ent,eramente de la
332 ALFREDO BARRbS ERRÁZURIZ
"=====t'TE- - r --~

isla o islas que hayan pre-existido a ella, y tomar en consideración


únicamente la nueva isla tal como se encuentra enel momento de la
distribución y como si ella sola existiese.
Pero una vez distribuída la isla, los dueños de ella adquieren el
dominio de todo lo que por aluvión acceda a ella, cualquiera que ~ea
la ribera de que diste menos el nuevo terreno abandonado por las
aguas; es decir, que la isla se considera como una propiedad distinta
e independiente, de modo que aun cuando con el terreno de aluvión
agregado posteriormente haya llegado la isla a tocar la línea longitu-
dinal que divide el río por mitad, dicho terreno de aluvión no per-
tenecerá en parte alguna a los riberanos del otro lado que no entra-
ron en la distribución primitiva.
Ante3 de la distribución, el terreno de aluvión se mira com:) par-
te de la isla para cuando llegue el caso de hacer la división. Como
se ve, es el momento de la distribución el que viene a fijar 103 dere~
chos sobre la isla.
265. Accesión de una cosa mueble a otra cosa mueble.-la ac-
cesión de una cosa mueble a otra es de tres clases: adjunción, e::fJeci-
licación y mszcla.
266. Adjunción.-Como la etimología de la palabra lo indica, es
la unión de dos. cosas de diferentes dueños; pero en este caso la
unión tiene lugar de modo que puedan separarse y subsistir cada una
después de separada.
Tanto en esta como en las demás especies de accesión predomina
Etl principio fundamental que rige esta materia, a saber: que el do-
minio de 10 accesorio sigue a lo principal; y la cuestión se reduce a
determinar cuál es la cosa principal y cuál la accesoria.
También es indispensable determinar en estos casos de accesión
si la unión se ha verificado con o sin el consentimiento del otro due-
ño, sea expreso o tácito; si ha mediado consentimiento, sea expreso o
tácito, no hay accesión sino un contrato que sirve de causa remota
de la adquisición, y el que ha consentido en la unión sólo tendrá de-
recho al valor de la cosa (art. 666). Si no ha mediado consentimiento
es necesario saber si las cosás unidas pueden o nó· separ arse sin de-
terioro; en el primer caso, el dueño de una de las materias unidas que
no pueda reemplazarla por otra de la misma calidad, valor y apti-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 333

tud, tiene derecho a pedir su separación y entrega, a costa del que


hizo uso de ella (art. 664) y, en consecuencia, en este caso, tampoco
hay accesi9n. Téngase presente asimismo que en este caso el dueño
puede pedir que en lugar de la materia que se había unido se le res-
tituya otro tanto de la misma naturaleza, calidad y aptitud, o su va- .
lor en dinero. (Art. 665).
Finalmente, es requisito esencial de estas especies de acc~sión
la buena fe, o sea, una justa causa de error de parte del que hace la
unión, porque si no hay buena fe de parte del que hace la unión, pier-
de en todo caso su materia, queda obligado a pagar los perjuicios
ir:rogados al otro dueño y sujeto además a la acción criminal, cuando
ha procedido a sabiendas. (Art. 667).
Para determinar en el caso de adjunción cuál es la cosa princi-
pal y cuál es la accesoria, da el Código las siguientes reglas: Se mira
como cosa principal la que es de mucho más estimación que la otra,
entendiéndose no s610 la estimación pecuniaria sino también el valor
, de afección. Si no hubiere tanta diferencia en la estimación, se repu-
tará como cosa principal la que subsiste por sí misma sin el concurso
de la otra, y por accesoria la que sirve para el uso, ornato o comple-
mento de la otra; así en una sortija de diamante, no habiendomu-
cha diferencia e!1tre la estimaCión de la sortija y del diamante, se
considerarán como cosa principal la sortij a y como accesoria el dia-
mante, que sirve para el ornato o complemento de la sortija. Si nin-
guna de estas reglas fuere aplicable, se mira como principal la demás
volumen. (Artículos 659, 660 Y 661).
En todo caso, el dueño de lo accesorio tiene derecho a que se
le pague el valor de la cosa.
267. Especificaci6n.-La especificación consiste en formar para
si una nueva especie con materia ajena. En este caso, el dueño no
puede recobrar la materia tal como antes existía, porqué se ha trans-
formado en una obra o especie nueva, y ~ hay que contemplar en
esta nueva situación dos derechos: el del dueño de la materia y el del
autor de la obra o artefacto. Por regla general, se mira la materia
como principal y el dueño de ella reclamará la nueva especie; pa-
gando la hechura; pero si el precio de la nueva especie vale mucho
más que el de la materia, o sea, si lo que da valor a la nueva obra
22
334 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

no es la materia sino el arte o habilidad del autor, entonces la nue-


va especie pertenecerá al especificante, quien deberá indemnizar de
todo perjuicio al dueño de la materia. Si la materia es parte ajena y
parte propia, la especie pertenecerá en común a los dos propietarios;
a uno a prorrata del valor de su materia, y al otro a prorrata del
valor de la suya y de la hechura. (Art. 662).
268. Mezcla.-Es la confusión de materias áridas o líquidas de
distintos dueños; por regla general, en este caso no es posible la se-
paración y el dcminio de la cosa pertenecerá a ambos dueños pro-
indiviso, a prorrata del valor de la materia que a cada uno perte-
nezca, a menos que el valor de la materia fuere considerablemente
superior, pues en tal caso el dueño de ella tendrá derecho para recla-
mar la cosa producida por la mezcla, pagando el precio de la mate-
ria restante.
269. Accesión de cosas muebles a inmuebles.-En ésta cemo en
las otras clases de accesión dcmina el principio de que lo accesorio
sigue a lo principal, entend;éndose en el presente caso por cosa prin-
cipal el bien inmueble y por accesoria el bien mueble que adhiere al
suelo. Superficies solo CiJdit.
Pueden ocurrir dos casos diversos:
a) Que el dueño del suelo edifique en su propiedad con materia-
les ajenos que incorpora a su construcción, o que plante o siembre
vegetales o semillas ajenas que arraiguen en su suelo. Aplicando el
principio antes enunciado, el dueño del suelo, que es cosa princi-
pal, se hace dueño de los materiales incorporados a su edificio o de
los vegetales arraigados, que son las cosas accesorias.
Esta decisión de la ley se funda en una doble razón: los mate-
riales incorporados a un edificio pierden su individualidad para con-
vertirse en partes integrantes de un edificio, o sea, jurídicamente ha-
blando, no existen como materiales y, por tanto, no pueden reivindi-
carse; estinlre rJS vindicari non pOc·sunt. Además hay consideraciones
de equidad que aconsejan impedir la demolición de un edificio, sin
objeto justificado, ya que es fácil para el dueño del suelo devolver
otros materiales semejantes o su valor en dinero.
Téngase presente que: para que haya accesión la ley exige que se
trate de mC!.teriales incorporados o vegetales arraigados, o sea, se re-
ill=ltprf...TO rTVTT. "PRTM"PR AÑO
,,335

fiere al caso de un mueble convertido en inmueble por su naturale-


za y no en inmueble'por destinación.' Si los materiales no están 'in-
corporados o los vegetales no están arraigadqs, el dL!eño del suelo de-
berá devolverlos.
Respecto a las indemnizaciones a que está obligado el dueGo del
suelo, hay que distinguir si hubo o no de su parte justa causa de
error; en el primer caso estará obligado a devolver otro tanto de la
misma naturaleza, calidad y aptitud o su valor en dinero; en el se-
gundo caso, resarcirá además todo perjuicio, quedando también su-
jeto a la i¡lcción criminal competente.
b) Caso de edificio, plantación o siembra hecha por otra perso-
na distinta del dueño del terreno. Lo mismo que en el caso anterior;
se aplica el principio general de que el edificio, plantación o siem-
bra, dada su calidad de cosas accesorias; siguen el dominio del due-
ño del suelo; peto es necesario distinguir si se hizo; el edificio, plan-
tación o siembra sin o con el conocimiento del dueño del terreno. En
el primer caso, éste se hará dueño de las COSf¡.S accesorias mediante
las indemnizaciones prescritas en el título de la reivindicación, de que
trataremos más adelante, o bien podrá obligar al que edificó o plan-
tó a pagarle el justo precio del terreno con los intereses legales por
oda el tiempo que lo haya tenido en su poder, y al que sembró, a
pagarle la renta y a indemnizarle los perjuicios. En el segundo caso,
o sea, cuando el edificio, plantación o siembra se ha hecho con cono-
cimiento del dueño del terreno, existe un verdadero contrato,
y no sería justo ni equitativo privar de su trabajo, y de sus ma-
teriales al qtle ha hecho esas obras a ciencia y paciencia del due-
ño del terreno, el cual para recobrarlo tendrá en todo caso que pagar
el valor del edificio, pl¡;mtación o sementera;
índice
CAPÍTULO XIII
DE LA TRADICION

270. Generalidades.-Entre los modos de adquirir tiene la tra-


dición una importancia especial; ella es el modo adecuado y único
para la transferencia del dominio de las cosas, por acto entre vivos, y
requiere, por tanto, la concurrencia de dos partes, una que transfiere
voluntariamente el dominio y otra que 10 adquiere en .la misma for-
ma. Esta entrega exige aden:ás, que haya una causa que sirva de ante-
cedente o título, y éste es otro de los caracteres especiales de la
tradición, que la distinguen de los demás modos de adquirir.
Según nuestro Código, el consentimiento de las partes, o sea el
contrato, sirve sólo de título o de causa remota de la adquisición,
pero no transfiere por si sólo el dominio; se requiere para ello la tra-
dición o entrega, que es el modo de adquirir indispensable para el
cambio de dominio por acto entre vivos.
Es diverso el sistema que tiene sobre esta materia el Có-
digo Civil francés. Dicho Código, en su arto 711, dice que «la pro-
piedad de los bienes se adquiere y se transmite por herencia, por
donación entre vivos o testamentaria y por el efecto de las obliga-
ciones» .
La frase «por el efecto de las obligaciones» significa que una
vez perfecto el contrato que da nacimiento a la obligacién, se le con-
sidera como un modo de adquirir el dominio, o sea, el solo contrato
transfiere el derecho de propiedad.
Según Dalloz, el Código francés quiso hacer desaparecer los
vestigios del formulismo de los romanos, dando al consentimiento de
las partes la fuerza de acto traslaticio de la propiedad.
DERECHO CIVIL PRIMF.R AÑO 337

Consecuente con este sistema, al tratar de la comprtl-venta, dice


que el comprador' adquiere la propiedad por el solo consentimiento
de la obligación que se ha contraído sobre la cosa y el precio, y que
la tradición no tiene otra importancia que dar al comprador' la pose-
sión de la cosa vendida.
La transcripción de un inmueble, según el Código francés, es el
cumplimiento de una formalidad destinada a procurara los terceros
acreedores o adquirentes, la publicidad material, durabk y fácil de
bw:car, de las mutaciones de la propiedad inmobiliaria y de los des-
membramientos o cargas que puedan alterar su valor. En otros tér-
minos, sólo la considera como un requisito indispensable para que la
traslación de la propiedad tenga efecto respecto de terceros.
Nuestro Cédigo Civif, siguiendo la doctrina romana, establece
que los contratos son actos productivos de derechos y obligaciones
personales para exigir su cumplimiento. Después del contrato, que
sirve de título traslaticio de dominio, v. gr.: la venta, permuta, dona-
ción, y como acto jurídico distinto, viene la tradición, cuyo efecto es
hacer pasar la propiedad del objeto, de una persona a otra; de ma-
nera que la transferencia del dominio, en caso de actos entre vivos,
sólo se realiza por medio de la tradición; y en el caso de un bien
inmueble, la inscripción en el Registro Conservador sirve, no sólo
para hacer público el estado de la propiedad raiz y para garantir
su posesión, sino también como el único medio legal de efectuar su
tradición.
La tradición sirve para transferir el dominio no sólo de. las co-
sas corporales sino también de las cosas incorporales o meros dere-
chos, ya sean reales, ya personales o créditos.
La tradición consiste en la entrega que el dueño hace de una
cosa a otro, habiendo, por una parte, la facultad e intención de trans-
ferir el dominio y, por la otra, la capacidad e intención de adquirirlo.
(Art.670).
Los requisitos o condiciones jurídicas necesarias para que exista
la tradición son: 1. o concurrencia de dos partes que intervienen
en la entrega, una que efectúa la entrega y que se . llama; tradente,
y otra que recibe y que se llama adquirente; 2, o consentimiento de
338 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
- I -

una y otra; y 3. ° existencia previa de un título traslaticio de domi-


nÍo. Estudiaremos separadamente cada uno de estos requisitos.
271. 1.° Tradente y adquirente.-El tradente, o sea, el que efec-
túa la entrega de la cosa con ánimo de transferir el dominio, debe
ser dueño de la cosa; de otra manera no podría transferir el dominio.
N,ma plus jurÍs ad alium transferrc pctcst, quam ipse habet. Si el tra-
dente no es el verdadero dueño de la cosa, el adquirente no adquiri-
rá el dominio, sino los derechos transmisibles que tenía el mismo tra-
dente sobre la cosa entregada (art. 682); pero esta tradición que no
sirve para transferir el dominio, presta gran utilidad al adquirente,
porque, en los casos y del modo que las leyes señalan, le da derecho
de ganar por la prescripción el dominio de que el tradente carecía,
aunque el tradente no haya tenido ese derecho (art. 683). La tradi-
ción, en este caso, no sirve de modo de adquirir, pero puede transmi-
tir al adquirente la posesión regular de que gozaba el tradente, o bien,
servirle de título para una posesión regular con que inicie una pres-
cripción ordinaria. No basta que el tradente sea dueño; debe tener
también la capacidad exigida por la ley para el acto. Si el tradmte
adolece de alguna incapacidad de ejercicio, deberá intervenir su re-
presentante legal, previos los trámites o solemnidades que la ley exige
en interés de las personas incapaces.
También puede efectuar la entrega a nombre de una persona su
mandatario debidamente autorizado. En las ventas fOl'Zadas que se
hacen por decreto judicial a petición de un acreedor, en pública su-
basta, el juez hace las veces de' representante legal del deudor. (Ar-
tículo 671).
En todos los casos anteriormente indicados, el representante le-
gal, el mandatario y el juez desempeñan el papel de simples inter-
mediarios; pero el verdadero tradente es el dueño de la cosa de cuya
tradición se trata. Es él quien, en virtud de la tradición, contrae las
relaciones de derecho consiguientes. (Art. 671, incisos 3.° y 4.°).
El adquirente, o sea, la persona que por la tradición recibe el
dominio de la cosa, debe tener capacidad lega!. A nombre de un inca-
paz puede recibir su representante legal. También puede recibir a
nombre del dueño, su mandatario debidamente autorizado. Lo mismo
que en el caso anterior, la tradición hecha a un representante legal
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 339


o a uh mandatario, se entiende hecha a favor del adquirente. que es .
el que obtiene el dommio por la tradición. (Arts. 670 y 671, inciso 4. o)
272. 2. o . Consentimiento de las partes.-La tradición es un acto
jurídico y como tal, es un acto voluntario de las partes que en él
intervienen; ellas deben prestar su consentimiento, ya compareciendo
personalmente al acto, ya por medio de sus representantes, que de-
sempeñan el papel de intermediarios. Si .la tradición se efectuó sin la
voluntad de las partes, puede validarse posterior y retroactivamente
por la ratificación de ellas o de sus representantes debidamente auto-
rizados (672 y 673). El consentimiento de las partes o de sus manda-
tarios o representantes legales, debe versar sobre la cosa, objeto de la
tradición, sobre la persona a quien se hace la entrega y sobre el tí-
tulo o causa de la entrega. Si hay error sQbre cualquiera de estas
cosas, es inválida la tradición. El error en el título invalida la tradi-
ción, sea cuando una sola de las partes supone un título traslaticio
de dominio, sea cuando por las dos partes se suponen títulos traslati-
cios de dominio, pero diferentes. (Art. 676 y 677).
273. 3. o Título traslaticio ·de dominio.-Toda tradición exige un
título o causa remota de la adquisición y ese título debe ser:
a) Traslaticio de dominio, o sea, de aquellos 'que por su natura-
leza sirven para transferirlo, como son la tompra-venta, la permuta,
la donación entre vivos, el mutuo, la transacción cuando transfiere la
propiedad de un objeto no disputado. No sirven, como antece-
dentes de una tradición, que es modo de adquirir el dominio, los títu-
los de mera tenencia, que por su naturaleza son precarios, porque la
persona a quien se entrega la cosa en virtud de un título de esa es-
pecie reconoce dominio ajeno, como ocurre en el caso del arréndata-
rio, depositario, comodatario, acreedor prendario, secuestre, (etc.)
b) Válido respecto de la persona a quien se confiere. Hay casos
en que la ley prohibe, por razones de in.terés sJeial, la celebración de
un contrato entre ciertas personas. Así, la ley no acepta la donación
irrevocable entre cónyug:;s; con arreglo al artículo 113 7 del Código,
las donaciones que entre ellos se hicieren pueden siempre revocarse.
La ley prohibe también el contrato de venta entre cónyuges no di-
vorciados y entre el padre y el hiio de familia (art. 1796). los con-
340 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ


tratos entre las referidas personas comprendidas en una prohibición
legal no servirían de título válido para una tradición.
Pero, celebrado válidamente el contrato y cumplidas todas las
solemnidades que en ciertos casos exige la ley, dicho contrato sirve de
título o de causa remota de la adquisición y cQnfiere al acreedor un
derecho personal para exigir del deudor la tradición de todo aquello
que se deba, desde que no haya plazo pendiente para su pago; salvo
que intervenga decreto judicial en contrario. (Art. 681).
Así, celebrado el contrato de compra-venta, tiene el vendedor
la obligación de entregar la cosa vendida, inmediatamente después
del contrato o a la época prefijada en él; pero si después del contrato
y antes de la entrega, hubiere menguado considerablemente la for-
tuna del comprador, de modo que el vendedor se halle en pe ligo in-
minente de perder el precio, no 'Se podrá exigir la entrega aunque ~e
haya estipulado plazo para el pago del precio, sino pagando o ase-
gurando el pago. (Art. 1826).
274. Efectos de la tradici6n.-Por la tradición sólo pueden ums-
ferirse al adquirente los derechos transmisibles que tenía el tradente
sobre la cosa; -de manera que para determinar los efectos que pro-
duce la tradición, es menester estudiar los distintos casos que pue-
den presentarse, ya que por • la tradición el adquirente recibe la co~a
con todas sus calidades y vicios.
a) Si el tradente es dueño de la cosa cuya tradición se trata, la
tradicici6n transfiere el dominio y desempeña en este caso su verda-
dero papel de modo de adquirir. Como la regla general es que 103
actos jurídicos sean puros o simples, es decir, exentos de modalida-
des, la adquisición del dominio será pura y simple, sin condición al-
guna, salvo que expresamente se establezca otra cosa (art. 680).
b) Si el tradente no es dueño de la cosa, sino poseedor regu'ar, o
sea, poseedor con justo título y buena fe, la tradición no transfiere
el dominio, pero puede transferir la calidad de poseedor regular. En
este caso, el justo título que regularizaba la posesión del antecesor o
tradente sirve también para que el sucesor o adquirente pueda con-
sumar la prescripción ya iniciada; computando el tiempo poseído por
su antecesor, con arre-glo al artículo 717.
e) Si el tradente no era dueño ni poseedor regular sino un sim-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 34!

pIe poseedor irregula. no puede transmitir ni el dominio ni la po-


sesión regular de que carecía.
En este caso, el adquirente que ha procedido de buena fe queda
sin embargo en mejor condición de la que tenía el tradente. La tra-
dición, que en este caso no sirve de modo de adquirir el dominio ni
para transmitir una posesión regular de que el tradente carecía, sir;.;
ve de títt;{J al adquirente para que adquiera la calidad de poseedor
regular, que no tenía' el tradente, e inicie una prescripción ordina-
ria de que no habría podido aprovecharse el tradente, su antecesor,
por carecer de justo título. (Art. 683).
275. D!versas especies de Tradición.-,Veamos la distinta mane-
ra de efectuar la tradición de los derechos reales, sobre .las cosas cor-
porales, según sean muebles o inmuebles, y la de los derechos perso-
nales o créditos.
276. Tradición de los derechos reales sobre una cosa corporal mue-
ble.-Puede ser real o ficta. Es real la que se efectúa por la trasla-
ción mat~rial de la cosa, que pasa de una mano a otra. Es ficta la
que se verifica por algún medio figurado que signifique la transferen-
cia del dominio, y ha sido introducida por el Derecho, porque no
siempre puede exigirse la traslación !Laterial de mano a mano.
La tradición flcta puede efectuarse por alguno de los medios si-
guientes:
l. o Permitiendo al adquirente la aprehensión material de una
cosa presente;
2. o Mostrándosela; esta forma de tradición es la que el Dere-
cho Roman,o llamaba de larga mano, porque se simulaba la entrega,
por la demostración hecha de una cosa que está a cierta distancia;
3. o Entregándole las llaves del granero, almacén,. cofre o lugar
cualquiera en que está guardada la cosa. Esta clase d~ tradición se
llama :;imtólica, porque se entrega un símbolo o señal de transferen-
cia de dominio;
4. o Encargándose el uno de poner la cosa a disposición del otro
en el lugar convenido;
5. o Por la venta, donación u otro título de enajenación conferi-
do al que tiene la cosa'mueble corno usufructuario, arrendatario, cO-
modatario, depositario, o cualquier otro título no traslaticio de do-
342 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

mInio. Esta es la tradici6n denominada de breve mano, porque es-


tando la cosa a disposición material de la persona que debe aprehen-
derla, ella tiene por objeto evitar un rodeo inutil, mediante la ficcién
de que el que tenía la cosa como mero tenedor la restituye al due-
ño, quien se la devuelve transfiriéndole el dominio;
6. o Por el mero contrato en que el duerlo se constituye usu-
fructuario, comodatario, arrendatario etc. Esta tradición toma el
nombre de cO.-ditu!o posesorio y es una ficción por la cual se supone
que uno que ha enajenado la cosa L pasa al poder del adquirente,
quien la vuelve al enajenante para que la tenga, nc en su nombre
propio sino en nombre del adquirente.
Fuera de los casos anteriormente indicados, hay también verda-
dera tradición, y por consiguiente adquisición de dominio, cuando
con permiso del dueño de un predio se toman en él piedras, frutos
pendientes u otras cosas que forman parte del predio, caso en que la
tradición se verifica en el momento mismo de la separación de estos
objetos. Si una persona tiene derecho a que se le entreguen los fru-
tos de una sementera, viña o plantío, podrá eEtrar a cogerlos, pero
debiendo fijar el día y hora de común acuerdo con el dueño (artícu-
lo 685). .
277. Tradición de los derechos reales sobre una cosa corporal
inmueble .-La tradición del dominio de los bienes raíces, de los de-
rechos de u::ufructo o de uso constituídos en bienes raíces y de los
derechos de habitación, censo e hipoteca, que por su naturaleza dicen
siempre relación a bienes raíces, se efectúa por la inscripción del tí-
tulo en el Registro del Conservador.
Exigiendo la tradición el consentimiento del tradente y del ad-
quirente o de sus respectivos representantes, la inscripción, que hace
las veces de tradición, debe efectuarse concurriendo la voluntad de
ambas partes
En la práctica diaria esta exigencia se llena insertando en la res-
pectiva escritura pública, que sirve de título para la inscripción, una
cláusula por la cual ambas partes facultan a una persona determi-
na6a o al portador de la copia autorizada de la escritura para re-
querir la inscripción correspondiente; si no consta en el título la
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 343

autorización, deben las partes o sus representantes solicitar la ins-


cripción, firmando la anotación respectiva.
La tradición del derecho real de servidumbre se efectúa por una
simple escritura pública en que comparecen el tradente y el adqui-
rente expresando el primero, que constituye la servidumbre, y el se-
gundo, qúe la acepta .. El legislador consideró que las servidumbres
carecían de la importancia suficiente para exigir su inscripción en el
Con~ervador.
278. Registro Conservatorio de Bienes Raíces.-- La institución cel
Registro Conservatorio de Bienes Raíces es una de las más impor-
tantes y felices innovaciones introducidas en nuestra legislación por
e! Código Civil. Antes de su vigencia sólo existía un Registro es¡:e-
cial donde se anotaban las hipotecas y los censos pero no se requería
solemnidad alguna para la tradición del dominio de los bienes· raí-
ces. Dentro de los preceptos de las legislaciones española y romana;
se admitía para la tradición de los bienes raíces no sólo la entrega
material o corporal sino también la ficta o simbólica, la cual era con
frecuencia·causa de incertidumbre acerca del hecho y de la fecha de
la entrega, que no siempre podía comprobarse satisfactoriamente. La
falta de un registro público donde se anotasen 18s traslaciones de
dominio de los bienes raíces y todos sus gravámenes o limitaciones,
impedía también conocer el verdadero estado de la fortuna consis-
tente en posesio:-¡es territoriales. Constituyó, pues, un verdadero pro-
greso para el país la institución del Registro Conservatorio en la
forma implantada por nuestro Código, que se· aproxima a la que ya
existía de tiempo atrás en varios estados de Alemania, según 10 dice
el mepsaje con que fué presentado al ·Congreso· el proyecto de Cédi-
go Civil:
Veamos los fines principales que persiguió el legislador con la
institución de! Registro Conservador: .
L o Establecer una forma única de tradíción ¿el dominio efe los
bienes raíces y de los demás derechos reales constituídos sobre in-
muebles, excepto- las servidumbres; esa forma única es la· inscripción
del título en el Registro del Conservador. Téngase presente que la
tradición es modo de adquirir por acto entre vivos; la transferencia
del d0miclio que ella produce es la traslación del derecho de una
344 ALFREDO lIARROS ERRÁZURIZ

persona viva a otra persona viva, y requiere el consentimiento del


tradente y del adquirente. Hacemos esta observación porque el Có-
digo ordena otras inscripciones en el Registro Conservatorio, que no
desempeñan el pape! de tradición y de las cuales nos ocuparemos
más adelante.
Esta forma especial de tradición respecto de los bienes raíces
presta grandes ventaj as; ella es solemne; pública; constituye una
prueba fácil y segura de la tradición mediante el certificado del mi-
nistro de fe que desempeña las funciones de Conservador; y propor-
ciona el dato de la serie de poseedores de una propiedad, tan im-
portante para establecer la prescripción.
2. o Dar publicidad a la propiedad raíz y a sus limitaciones y
gravámenes, de manera que pueda .:onocerse cOn precisión el verda-
dero estado de la fortuna territorial.
Con este objeto la ley dispone que se inscriban en el Registro
Conservatorio, no sólo las adquisiciones que se hagan por acto entre
vivos, o sea, por medio de la tradición, sino también las adquisicio-
nes que se hagan por los otros modos de adquirir el dominio. En
efecto, hemos visto que estos son: la :)cupación, la accesión, la tra-
dición, la sucesión por causa de muerte y la prescripción adquisiti-
va. La ocupación no tiene lugar respecto de los bienes inmuebles,
porque no hay inmuebles que sean res nullius en el territorio de la
República. de modo que la inscripción no puede efectuarse en lo to-
cante a este modo de adquirir.
La accesión del suelo supone un fundo principal cuya inscrip-
ción cubre 10 adquirido por accesión y, en consecuencia, tampoco
tiene lugar en este caso.
Hemos visto en el número anterior que la inscripción hace las
veces de tradición en 10 tocante a los bienes raíces, lo cual demues-
tra que sin la inscripción no hay tradición de bienes inmuebles; pero
ella también tiene lugar respecto a las adquisiciones que se hagan
por la sucesión por causa de muerte y por la prescripción. Respecto
a la sucesión por causa de muerte, el artículo 688 del Código dis-
pone que el heredero no podrá disponer en manera alguna de un
inmueble mientras no procedan el decreto judicial que da la pose-
sión efectiva de la herencia, debidamente inscrito en el Registro del
DERECHO CIVlL PRIMER AÑO 345

Conservador, y las otras'inscripciones especiales prevenidas por el


artículo 687.
Respecto a la prescripción, el artículo 689 dispone que sÍempre
que por una sentencia ejecutoÍ"iada se reconociere como adquirido
por prescripción el dominio o cualquier otro de los derechos reales
mencionados en el artículo 686, servirá de título esta sentencia y
deberá inscribirse en d respectivo registro.
Como. se ve, la ley ordena terminantemente ,la inscripción de
las adquisiciones del dominio de bienes raíces por medio de la suce-
sión por causa de muerte y de la prescripción.
En estos dos casos, la inscripción no desempeña el papel de tra-
dición, supuesto que se trata de bienes ya adquiridos por otros mo-
dos de adquirir reconocidos por la ley; ella obedece al propósito del
legislador de hacer público el estado de las propiedades raíces, con
sus cambios de dominio, sin perjuicio de las otras ventajas que
también estudiaremos.
Finalmente, dentro de este mismo propósito de hacer público el
estado de la fortuna inmueble y de vigorizar el crédito que en ella
se funda. la ley exige la inscripción de todos los gravámenes, limita-
cioneso prohibiciones que pesen wbre las propiedades raíces, facili-
tando así las transacciones mediante el conocimiento exacto del ver-
dadero estado de esos bienes.
3. o La inscripción es requisito, prueba y garantía de la pose-
sión de los bienes raíces. En efecto: ~) La posesión regular de los
bienes raíces, cuya tradic.ión debe hacerse por inscripción, no puede
adquirirse sino mediante la inscripción, con arreglo a los artículos
702 y 724 del Código Civil; sin ella no puede haber en este caso
posesión regular de los bienes inmuebles; b) La imcripción sirve de
prueba indestructible de la posesi6n de los bienes raíces; el artículo,
924 prescribe que la posesión de los derechos inscritos se prueba ¡:::or
la inscripción, y mientras ésta subsista y con tal que haya durado
un año completo, no es admisible ninguna prueba de posesión con
que se pretenda impugnarla. Nada vale, pues. la ¡;osesi6n material de
una propiedad inEcrita a nombre de otro; ante la ley s610 es posee-
dor de ella aquel a cuyo nombre aparece inscrita: e) La posesión de
los inmuebles subsiste mientras dura la inscripci6n y s610 se pierde
346 A1.FREDO BARROS ERRÁZURIZ

por la cancelación de la inscripción, lo cual puede efectuarse o por


voluntad de las partes, o por una nueva inscri¡:ción en que el po-
seedor inscrito transfiera su derec1~o a otra perwna, o por decreto
judicial; d) El dominio del poseedor inscrito no se pierde por la pres-
cripción, ni aún por la extraordinaria de 30 años, mientras dure la
inscripción, porque el poseedor de la propiedad es aquel a cuyo
nombre aparece inscrita. El artículo 2505 dice que contra un título
imcrito no tendrá lugar la prescripción adquisitiva de bienes raíces
o derechos reales constituídos en éstos, sino en virtud de otro título
inscrito; ni empezará a correr sino desde la inscripción del segundo.
Nadie puede empezar a prescribir una propiedad inscrita, sino me-
diante una nueva inscripción que venga a cancelar la anterior, y
como esta cancelación sólo puede hacerse por voluntad del poseedor
inscrito o por decreto judicial, resulta que la propiedad inscrita es,
en realidad, imprescriptible mientras dura la inscripción, o sea, la
inscripción es una garantía incontrastable de la posesión de los bie-
nes raíces.
4. o También la inscripción, en ciertos casos, sirve de requisito
para la validez de algunos actos. Asi, el usufructo sobre inmuebles
debe otorgarse por instrumento público inscrito (art. 767), de la
misma manera que la hipoteca y el censo. En estos casos la inscrip-
ción es requisito del título mismo.
La inscripción es prueba y garantía de la posesión de los in-
muebles; pero por sí sola no es prueba del dominio. Hemos visto
que la inscripción conservatoria sirve de tradición, en virtud de la
cual el adquirente recibe la posesión de los derechos transmisibles
del tradente, de modo que si éste no era dueño de la cosa entrega-
da. no ha podido transferir al adquirente un dominio que no tenía.
El adquirente podrá hacerse dueño de la cosa por la prescripción,
comprobando la posesión con el hecho de la inscripción, pero la
inscripción no le sirve por sí misma de prueba del dominio; y el ver-
dadero propietario podrá reclamar la cosa si no hubiere alcanzado a
prescribirla el adquirente. Análoga observación hacemos respecto de
la inscripción que tiene lugar en la sucesión por causa de muerte.
En otras legislaciones, la inscripción es prueba del dominio, pe-
ro para ello es necesario exigir al que presenta un título para su
DERl!CHO CIVIL PRIMER AÑO 347

inscripción, que justifique previamente su realidad y valor, o sea,


que compruebe su calidad de duer:o, 10 que demanda largos y engo-
rrosos pro~edimientos judiciales. Con el sistema de nuestro Código,
de inscribir todas las transferencias por acto entre vivos, las trans-
misiones por causa de muerte y las adquisiones del dcminio por
prescripción, las propiedades que tienen largos años de inscripción
se encuentran en realidad absolutamente garantidas. Así, una pro-
piedad cuya inscripción se verificó hace más de 30 años y cuyas
transferencias o transmisiones . se han hecho debidamente, se en-
cuentra en forma tal, que el dominio de la persona a cuyo nombre
aparece inscrita es inamovible, porque, en el peor caso, la habría ad-
quirido por la prescripción extraordinaria de 30 años.
279. Organización del Registro Conservador,-En cumplimiento
de lo dispuesto por el articulo 695 del Código Civil, el Presidente
de la República dictó con fecha 24 de junio de 1857 el Reglamento
del Registro Conservatorio de Bienes Raíces, reglamento debido al
trabajo del distinguido magistrado y jurisconsulto. don José Ale}o
Valenz.ue1a, miembro de la comisión revisora del proyecto del Códi-
go Civil.
Haremos un estudio de las disposiciones más importantes de
dicho Reglamento.
En la capital de cada depart&rr:ento de la República hay una.
oficina del Registro Conservatorio de Bienes Raíces, que tiene por
objeto la in~cripción de los diversos titules que cemprendan o afec-
ten bienes inmuebles y que deban o r-ucdcn inscribirse, según las
disposiciones legales. Esta oficit'.a, en les departamentos más im-
portantes, corre a 'cargo de un funcionario especial dencminado Con-
servador de Bienes Raíces, que tiene el carácter de ministro de fe y
que es designado por el Presidente de la República, a propuesta en
terna de la respectiva Corte de Apelaciones y previo concurso pú-
blic'J. En los demás departamentos el Registro Conservador está a
cargo de un notario, que desemI;leña las funciones de Conservador.
El Conservador deberá llevar un libro denominado Repertorio, y
tres registros: el R,egistro de proPiedad, el Registro de hipotecas y gra-
vámenes y el Registro de interdiccíones y prohibiciones dé enajenar.
Es muy distinto el papel del Repertorio del de los Registros. El
348 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

Repertorio es un libro que tiene por objeto tomar razón de todos los
títulos o documentos que se presehtan al Conservador, sin excepción
alguna, sea que deban o no inscribirse, bajo una serie general de nú-
meros y siguiendo estrictamente el orden en que se presentan los
títulos. La toma de razón en este libro se llama Anotación, y el Con-
servador está obligado a hacerla en todo caso, aunque la inscripción
sea legalmenv.:: inadmisible. Esta anotación es de necesidad absoluta,
para no dej ar en manos del Conservador la suerte de una inscripci6n,
y dura sólo dos meses desde su fecha, si no se convirtiere en inscrip-
ción.
Si se convirtiere en inscripción, ésta surtirá sus efectos desde la
fe~ha de la anotación, lo cual contribuye a demostrar la importancia
de la anotación.
No puede haber inscripción sin anotación previa, pero puede
haber anotación sin que después resulte una inscripción, cuando los
defectos de que adolecía el título no podían subsanarse.
En resumen, el Repertorio es un libro necesario para el meca-
nismo interno de la oficina del Conservador y que presta verdadera
utilidad; pero su importancia no puede comparar2e con la de los Re-
gistros, que son los libros donde se asientan las in::crifJciones destina-
das a surtir los defectos que les atribuye la ley. Estos tres libros
denominados Registros, en los cuales se inscriben los títulos que se
presentan al Conservador, debidamente clasificados, constituyen lo
que la ley llama Registro Conservatorio de Bienes Raíces.
Estudiaremos los títulos que deben, los que pueden inscribirse y
el Registro en que corresponde la inscripción de cada uno de ellos.
280. Títulos que deben inscribirse.-a) Todas las traslaciones
o adquisiciones del dominio de los bienes raíces, comprendiéndose
bajo esas designaciones las transferencias por acto entre vivos, en
que la inscripción des;::mpeña el papel de tradición, las transmisiones
en virtud de la sucesión por causa de muerte que exigen diversas ins-
cripciones y además las adquisiciones por prescripción, en las cuales
sirve de título la sentencia ejecutoriada que declara adquirido el do-
minio por esa causa:
b) Todos los títulos de los derechos reales de usufructo, uso o
habitación que afecten bienes raíces. Si se trata de la constitución
bERECHÓ CIViL PRIMER AÑO 349

de estos derechos por acto entre Vivos, su inscripción es requisito


indispensable, con arreglo al artículo 767; igualmente es necesaria la
inscripción, y hace las veces de 'la tradición, si se trata de la trans-
ferencia por acto entre vivos, de un derecho de usufructo ya consti-
tuído, y aludimos sólo al usufructo, porque el derecho real de uso o
habitación es intransferible l:1ún por acto entre vivos. Debe inscribirse
asimismo la 'constitución de .estos derechos por acto testamentario,
porque aun cuando en este caso se adquieren dichos derechos en vir-
tud de la sucesión por causa de muerte, que es modo de adquirir, no
obstante su inscripción tiende a dar cumplimiento a los otros fines
del legislador, de h~cer pública la propiedad inmueble,. con sus gra-
vámenes, y de garantir la posesión de ellos; y, finalmente, deben
inscribirse los títulos que declaran adquirido por prescripción alguno
de estos derechos reales, con arreglo al artículo 689.
c) Los derechos reales de' censo e hipoteca. Sobre estos derechos

debemos observar que jamás pueden constituirse sin. la inscripción en
el Registro Conservador, aunque podría existir obligación personal
en el caso del censo; la inscripción, en este caso, es requisito esencial
de la constitución de estos derechos reales, con arreglo a los artículos
2Q27 y 2410 dd Código Civil, porque si se 'pudiere dar lugar a la
cohstitución del censo o de la hipoteca sin la inscripción, fallaría el
propósito principal del Registro Conservador. El dominio y. otros de-
rechos reales pueden, en ciertos casos, adquirirse por prescripción,
aún sin la posesión inscrita, y dec{arada la adquisición por sentencia
ejecutoriada, se efectúa la inscripción correspondiente; pero los dere-
chos de censQ e hipoteca no pueden poseerse sin la inscripción, por-
que ésta es requisito esencial de su constitúción, Podrían, en ciertos
casos, adquirirse por prescripción,. cuando el c0!lstituyente no. era
dueño de la cosa, pero mediandp siempre la inscripción, " porque sin
ella no hay posesión de estOs derechos .
. También debe inscribirse la conótitución del censo vitalicio, de-
finido en el arto 2279, al cual nos referimos sobre el particular.
d) La constitución del fideicomiso que comprenda o afecte bienes
raíces, Sea por acto entre vivos, otorgado por instrumento público,
o por acto testamentario. Obsérvese que la ley no exige de una m.a-
nera especial la inscripción de la traslacion de la propiedad fiduciaria,
350 AtFREbo BARROS ERRÁZURIZ

porque ésta, aunque resoluble, es una especie de propiedad o domi-


nio y queda comprendida, por tanto, en las disposiciones generales
que exigen la inscripción de toda adquisición del dominio de bienes
raíces;
e) La renuncia de cualquiera de los derechos enumerados ante-
riormente.
J) Los decretos de interdicción provisoria y definitiva, el de
rehabilitación del disipador y demente, el que confiere la. posesión
definitiva de los bienes del desaparecido y el que concede el beneficio
de separación a favor de los acreedores hereditarios o testamentarios,
según el artículo 1385 del Código Civil.
281. Títulos que pueden inscribirse.-a) Toda condición sus-
pensiva o resolutoria del dominio de bienes inmuebles o de otros
derechos reales constituídos sQbre ellos. Hay casos en que la ins-
cripción de la condición es necesaria para que surta efecto respecto
de terceros. En efecto, el artículo 1491 dispone que si el que debe un
inmueble bajo condición lo enajena o lo grava con hipoteca, censo o
servidumbre, no podrá resolverse la enajenación o gravamen sino
cuando la ~condición constaba en el título respectivo, inscrito u otor-
gado por escritura pública. Como se ve, hay casos en que el título
del acreedor condicional debe estar inscrito, y otros, en que basta
que sea otorgado por escritura pública, para que produzca efecto res-
pecto de terceros.
Respecto a la condición suspensiva, por regla general deberá estar
inscrita para que surta efecto respecto de terceros, porque esta espe-
cie de condición no consta ordinariamente del título en virtud del
cual posee el deudor. Respecto a la condición resolutoria, que no
~uspende la adquisición del derecho, ordinariamente consta del título
en virtud del cual posee el deudor.
b) Todo gravamen impuesto en bienes raíces, que no sea de los
enumerados entre los que deben inscribirse, como las servidumbres.
La tradición de las servidumbres se efectúa, según hemos dicho,
por una simple escritura pública, sin necesidad de inscripción; y
siendo las servidumbres derechos reales, producen efecto contra
terceros una vez otorgada la escritura que hace las veces de tra-
dición. Pero es útil la inscripción de las servidumbres, priricipal~
DERECHO CIVIL PRIMER. AÑO 351

mente respecto de aquellas que pueden adquirirse por prescripción,


sin necesidad de título;
e) El arrendamiento, en el caso del artículo 1962 del Código Ci-
vil. Este artículo exige que el arrendamiento esté inscrito antes de la
mscripción hipotecaria para que sea respetado por los acreedores hi-
potecarios; de modo que en cierto sentido, o sea, para que produzca
el efecto de obligar a los acreedores hipotecarios, la inscripción es ne-
cesaria;
, d) Todo impedimento o prohibición referente a .inmuebles, se~ con-
yertcional, legal o judicial, que embarace o .limite de cualquier modo
el libre. ejercicio del derecho de enajenar. Son de la segunda clase, el
embargo, cesión de bienes, secuestro, litigio, etc. Sobre esta materia
debemos observar que los ,artículos 287, 474 del Código de Procedi-
-miento Civil disponen que las prohibiciones o embargos que recayeren
sobre bienes raíce,s o sobre derechos reales constituídos sobre ellos,'
no producen efecto alguno respecto de terceros sino desde la fecha en
que se.. inscriban en el RegistrO Conservador.
El nombre mismo de cada uno de los Registros indica dónde de-
ben i~cribirse los distintos títulos, según su naturaleza.
Así, todo lo que signifique traslación, cambio o reconocimiento
del dominio de un bien raíz;se inscribirá en el Registr<? de ProPiedades
las limitaciones del dominio, el censo, la hipoteca, las condiciones
susp:nsivas o resolutorias, en una palabra, todo lo que signifique de
alguna manera desmembración o gravamen del dominio de un bien
raíz, en el RegistrO de hipoteca~, y gravámenes finalmente, todo
10 que prive a una persona de la libre disposición de sus 'bienes, en
el Registro de interdicciones y prohibiciones de enajenar.
En cada uno de los mencionados Registros se inscribirán también
las respectivas cancelaciones, subinscripciones y demás concernientes
a la3 inscripciones hechas en ellos.
282. Modo y forma de las inscripciones.-Respecto al modo y
forma de proceder a las inscripciones,-debemosobservar lo siguiente:
1. o Que la inscripción del título de dominio y de cualquier otro
de los derechos reales 'sobre inmuebLes debe efectuarse precisamente
en el Registro Conservatorio del departamento en que esté s ituado el
inmueble si éste por su situación perteneciere a varios departamen-
ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

tos, deberá hacerse la inscripción en el Registro de cada uno de ellos.


La inscripción hecha en un departamento distinto del de la ubicación
del inmueble sería absolutamente nula, pues si se le diera algún va-
lor fallaría por su base la institución del Registro Conservatorio;
2. ° En la adquisición de .bienes raíces por medio de la s.uces ión
por causa de muerte deben efectuarse las siguientes inscripciones:
a) Una vez concedida la posesión efectiva de la herencia ror el
Juzgado correspondiente al último domicilio del fallecido, el decreto
judicial que la concede debe inscribirse en el Registro del departa-
mento en que haya sido pronunciado. Para inscribir ese decreto se
publicará por cinco días en un periódico del departamento y se anun-
ciará además por carteles fijados durante quince días en la oficina
de los Conservadores respectivos.
Si la sucesión es testamentaria, debe inscribirse al mismo tiempo
el testamento. (N.o' 1. o del arto 688 del Código Civil y arto 1059 del
C. de P. C.)
b) Hay que hacer en seguida la inscripción especial de herencia.
Se llama inscripcion especial de herencia la inscripción de cada
uno de los inmuebles que componen la sucesión, en el Registro Con-
servatorio del departamento en que esté situado el inmueble; y si és-
te por su situación pertenece a varios departamentos, deberá hacerse
la inscripción en el Registro de cada uno de ellos.
Si el título es relativo a dos o más inmuebles deberá inscribirse
en el Registro Conservatorio de todos los departamentos a que PO!
su situación pertenecen los inmuebles.
Esta inscripción especial de herencia se hace a nombre de todo~
los herederos en común y pro-indiviso, y en virtud de ella pueden 1m
herederos disponer de consuno de los inmuebles, hereditarios. (Arts,
687 y 688 N.O 2.°).
Si es uno el heredero, la inscripción se hará a su exclusivo nomo
bre, y esa inscripción es bastante para que el heredero goce de todm
las ventaj as del poseedor inscrito.
Para verificar esta inscripción en el Conservador del derarta·
mento donde se inscribió la posesión efectiva, ba~ta presentar los tí·
tulos de propiedad de los inmuebles o indicar los datos de las parti-
das de inscripción correspondientes; pero en los otros departamento~
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 353

hay que exhibir además copia del decreto de posesión ef~ctiva y del
certificado de su inscripción en el departamento donde se pronunció.
c) Verificada la partición de la herencia, hay que inscribir el
acto de partición de cada inmueble o de una parte del inmueble, que
debe constar en una escritura pública de adjudicación, en el depar-
tamento o departamentos a que por su .situación corresponda dicho
inmueble o parte (art. 687, inciso 3.°, y N.O 3 del arto 688). En este
caso, el acto de partición viene a completar o a declarar el modo de
adquirir, que es la s~cesión por causa de muerte; en efecto, el here-
. dero adquiere el dominio el día de la muerte del testador, en que se
le defiere la herencia por el ministerio de la ley; pero si hay varios
herederos, ese dominio que todos tienen proindiviso no queda decla-
rado o precisado hasta el momento en que se efectúa la partie;ión.
Efectuada ésta, queda debidamente declarado el dominio de cada
heredero y se reputará que cada uno ha sucedido inmediata yexclu-
siramente al difunto en todos los efectos que le hubieren cabido, y
que no ha tenido jamás'parte alguna en los otros efectos de la suce-
sión. (Art. 1344).
3. o Los decretos de interdicción, los que prohiben o limitan de
una manera general el derecho de enajenar' y los demás Que no se
contraigan a determinado inmueble, se inscribirán en el departamento
donde tenga su domicilio la persona sobre quien recae el decreto o
prohibición, y en el departamento o departamentos donde estén situa-
dos los inmuebles comprendidos en la prohibición o limitación. Si la
prohibición o limitación recayere sobre un inmueble determinado, la
inscripción deberá hacerse en el departamento donde estuviere situa-
do el inmueble;
4. o Para llevar a efecto la inscripción se exhibirá al Conservador
coPia auténtica del título respéctivo o de~ decreto judicial correspon-
diente, cuando se trate de un embargo, cesión de bienes, secuestro u
otro impedimento legal para enajenar un inmueble. En este último
.caso, el decreto judicial deberá ir acompañado de un certificado del
secretario, que acredite ser ejecutorio;
5. o La inscripción podrá solicitarse por el mismo interesado Q por
su mandatario o representante legal; si la inscripción tiene por 'objeto
transferir el dominio de un inmueble o de un derecho real, el manda~
35·j, ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

tario O representante legal deberá presentar el título de su mandato o


de su representaci6n. Ordinariamente cor.sta en el mismo título la
autorización concedida al portador de la copia autorizada de la escri-
tura, para requerir la inscripci6n. En las inscripciones de otro gér.ero
basta que cualquiera otra persona exhiba la copia auténtica del título
en virtud del cual se requiere la inscrirci6n;
6. o Se reputa título auténtico toda copia autorizada con las so-
lemnidades legales por el ~ompetente funcionario En cuanto a los ins-
trumentos otorgados en país extranjero, hay que distinguir: si son
otorgados por funcionarios extrajeros, se necesita para su inscripción
decreto judicial previo que califique la legalidad de su forma y su au-
tenticidad, pero si los instrumentos son otorgados por un funcionario
chileno, como un Ministro Plenipotenciario de Chile, Secretario de
Legación, Cónsul, etc., y las copias dadas con el sello de e~tos funcio-
narios están debidamente legalizadas por el Ministro de Relaciones
Exteriores, se inscribirán sin necesidad de decreto judicial:
7. o Cualquiera que sea el número de acreedores o c:cuc'crc; si
hay entre aquellos unidad de derechos, o si éstos son solidarios o es
indivisible la obligación, se hará una sola inscripción. Pero si resu~ta
de un título, que se gravan varios inmuebles que pertenecen a distin-
tos dueños, se harán tantas inscripciones cuanto sean los inmuebles.
8. o Si se trata de inscribir el título de dominio o de un derecho
real relativo a inmueble no inscrito es necesario dar previo aviso
detallado l público por un periódico del departamento, si lo hubiere,
y por carteles en tres de los parajes más frecuentados del departamen-
to. Acreditado este hecho, podrá hacerse la inscripción treinta dí2S
<;Iespués de dado el aviso;
9. o Los registros se llevarán en el papel sellado correspondiente
y las inscipciones se harán al centro del papel, dejando dos márgenes,
uno a la izquierda y otro a la derecha. En el márgen de la izquierda
se anotará la naturaleza del título y el número que le correspcnda en
el repertorio.
El márgen de la derecha se destina para anotar las sub-inscripcio-
nes y cancelaciones. Son objeto de sub-inscripción la rectific&ción de
errores, omisiones o cualquLra otra modincación equivalente que el
Conservador tuviere que hacer con relación al título inscrito, siempre
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO

que no se trate de un título l'luevo, porque eiIo sería materia de una


nueva inscripción. Serán siempre materia de sub-inscripción las sen-
. tendas o decretos judiciales ejecutoriados que prescriban alguna mo-
dificación en el título inscrito. Las cancelaciones pueden ser parciales,
convencionales o decretadas por la justicia;
10. 0 Las inscripciones contendrán las indicaciones que exige la
ley, según la naturaleza de los distintos títulos (art. 691). Siempre
que se transfiera un derecho que éstá inscrito, en la 'nueva inscripción
se mencionará la anterior, citándose el Registro, folio y número de
ella; esto tiende a facilitar el conocimiento exacto de la serie de po-
seedores de una propiedad y a establecer la debida correspondencia
entre los distintos títulos referentes a un mismo inmueble;
11. o El Conservadorno podrá rehusar una inscripción salvo qué
ésta sea legalmente inadmisible; 10 cual ocurrirá, por ejemplo, en los
siguientes casos: a) si la copia presentada no es auténtica o no está
otorgada en papel competente; b) si no es inmueble la cosa a que se
refiere el título; c) si el inmueble no está situado en el departamen-
to que corresponde al Registro en que se trata de inscribir; d) si en
el caso de tratarse de un inmueble no inscrito, no se ha dado al pú-
blico el aviso previo exigido por la ley; e) si no contiene el título las
designaciones legales para la inscripción;!) si es visible en el título
algún vicio que produzca su nulidad absoluta, como ocurriría en el
caso de una donación de un bien raíz ,de un menor, que es un acto
prohibido por la ley; g) si un fundo apareciere vendido por persona
que, según el Registro, no es su actual poseedor, deberá el Conserva-
dor rehusar su inscripción hasta que se le haga constar que judicial-
mente se ha puesto la pretensi6n en noticia de los interesados a quie-
nes pueda perjudicar la anotaci6n;
l2'.0 Sí la inscripción se refiere a minutas o documentos que no
. se g¡¿ardan en el reg istro o protocolo de una oficina pública, se guar-
darán dichas minutas o documentos en el archivo del· Conservador,
bajo su custodia y responsabilidad. Así en la venta de sitios de una
pobláción, que comúnmente se hace con arreglo a un plano al cual se
refiere el título, dichos planos se archivan en el Registro al final del
protocolo correspondiente.
283. Definici6n de algunas palabras relacionadas con el mecanis-
356 ALFREDO
i -. 1~ •
nARRaS ERRÁZURIZ

mo del Conservador de Bienes Raíces.~InscrijJción.~Es el registro


de los contratos y demás actos jurídicos que la ley manda inscribir en
el protocolo del Conservador.
Sub-inscrijJción.-Es la anotación hecha al margen de la inscrip-
ción. (Art. 88).
Rectificación.-Es una sub-inscripción, en que se corrige o se al-
tera la inscripción, en virtud de declaración auténtica de las partes;
de orden judicial o de oficio por el Conservador, con la sola presen-
tación del mismo título con que se hizo la inscripción.
Cancelación.-Es una sub-inscri¡xión que sirve para extinguirlas.
Nota de transferencia.-Es una sub-inscripción puesta al margen
del título de dominio del tradente, refiriéndose a la nueva inscrip-
ción hecha a nombre del adquirente.
Nota de transmisión.-Es una sub-inscripción puesta al margen
del título del causante, refiriéndose a la nueva inscripción hecha a
nombre de los causa-habientes.
Estas notas o sub-inscripciones pueden referirse a la traslación
de toda la propiedad o sólo de una parte de ella.
Todas las sub-inscripciones, excepto las notas de transferencia o
de trasmisión, se hacen al margen derecho de la inscripción.
284. Registros que lleva el Conservador de Bienes Raíces de
Santiago.-El Conservador de Bienes Raíces de Santiago, tiene a ~u
cargo los siguientes libros o Registros:
1. o ProjJiedades.-En que se inscriben las transferencias o trans-
misiones de dominio, como ser compra-ventas, donaciones, autos de
posesiones efectivas, testamentos, herencias, adjudicaciones, expro-
piaciones, etc.
2. o H ijJotecas .-En que se inscriben las hipotecas, censos, dere-
chos de usufructo, uso, habitación y otros gravámenes semejantes.
3. o 1nterdicciones, Pr~hibíciones y Embargos,-En que se inscri-
ben las interdicciones, prohibiciones y embargos sobre determinadas
propiedades, etc.
Estos tres primeros instituídos en cumplimiento del arto 695
del Código Civil y organizados por el Reglamento de 24 de Junio
de 1857.
4. o C;omercio.-En que se inscribe la formación, liquidación y
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 357

disolución de las sociedades comerCiales. Iristituído por el Código de



Comercio de 23 de Noviembre de 1865, artos. 20 y 21 y organizado
por el Reglamento de 12 de Agosto de 1866.
5.° Asocíaci6n de Canalistás o RegistfO llamado de Aguas.-En
que se inscriben la venta de regadores, de derechos en ellos, hipote-
cas. y prohibiciones. Instituído por la ley de Asociación de Canalis-
tas de 9 de Noviembre de 1908 y organizado por el Reglamento de
8 de Agosto de 19íO.
6. ° Prenda Agraria.-~n que se inscriben los préstamos sobre
animales, plant~ciones, etc. Instituído por la ley N.O 4097, de Sep-
tiembre de 1926 y modificado por la ley N.O 4163, de Agosto de
1927.
7.° Prenda Industrial.-En que se inscriben los préstamos sobre
maquinarias de industrias, etc. Instituído por la ley N, o 4322 .
El Régistro de Minas lo lleva en Santiago uno de los Notarios.
285. Caso de una ley de excepción para facilitar la inscripción
de ciertas ventas y sobre títulos.-La ley" N.O 4722, de 16 de Di-
ciembre de 1929, que autoriza al Presidente de la República para
comprar terrenos para instalar Aduanas de Fronteras, consulta dis-
posiciones excepcionales para facilitar la inscripción de esas compras.
Dice en su artículo 7. Ó : «En la insciipción de estas escdturas no
será necesario ~encionar la inscripción precedente ni cumplir los trá-
mites que' se exigen' para -inscribir títulos referentes a propiedades que
antes no han sido inscritas».
«El Conservador de Bienes Raíces procederá a inscribir dichas
escrituras sin más trámite».
«Los predios vendidos o expropiados se reputarán, respecto del
Fisco, con título saneado de treinta años, sin perjuicio de lo dis-
puesto en el arto 898 del Código Civil». '
286. Tradición del derecho de herencia.-EI artículo 686 del CÓ~
digo Civil dice que la tradición del dominio y de los derechos de
usufructo ci uso constituídos en bienes raíces, de los derechos de habi-
tC!ci6n o censo y del derecho de hipoteca se efectuará por la inscrip-
ción del' título en el Registro del Conservador; pero nada dice sobre
la tradición del derecho de herencia;
Obsérvese que nos referimos a la enajenación a un tercero de
358 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

un derecho de herencia, ya deferido al heredero o de una cuota de


ese derecho, es decir, a la enajenación o cesión, por acto entre vivos
de un derecho hereditario ya adquirido.
El artículo 1801 del Código dice que la venta de una sucesión
hereditaria no se reputa perfecta ante la ley, mientras no se ha otor-
gado escritura pública; pero respecto a la tradición de esa herencia
vendida, la ley no establece ninguna solemnidad especial.
Esta cuestión ha sido muy discutida y ha prevalecido última-
mente en los tribunales la siguiente doctrina:
«El derecho de herencia no es de aquellos cuya tradición debe
hacerse por la inscripción en el Registro del Conservador, aunque en
la herencia haya bienes raíces; de modo que la donación o cesión de
tales derechos no requiere necesariamente la inscripción para su
perfeccionamiento» .
«La cesión de un derecho de herencia o de una cuota de un de-
recho hereditario en general, sin referirse a bien alguno de la suce-
sión, es diversa de la enajenación de un bien determinado de la
misma; por lo que a tal cesión no le son aplicables las leyes ni las
exigencias referentes a la transferencia de inmuebles, v. gr.: la ins-
cripción en el Registro del Conservador, pues para la entrega de un
derecho hereditario que se cede entre vivos no es necesaria tal ins-
cripción, aunque existan bienes raíces en la sucesión a que tales dere-
chos se refieren».
Distinto es el caso de un heredero que vende su cuota en un in-
mueble ¿eterminado; en este caso, la tradición se verifica por la ins-
cripción en el Registro Conservador, porque aquí se trata de la ena-
jenación de una cuota de un derecho de propiedad sobre una cosa de-
terminada y no de la enajenación de un derecho de herencia, es de-
cir, no se trata de un derecho universal sirio de un derecho singular.
La jurisprudencia ha establecido igualmente que la venta de los
derechos que tiene un comunero en un inmueble determinado de una
sucesión hereditaria, no es una cesión de derechos hereditarios, que
se perfecciona por la mera entrega del título, sino que es una venta
del derecho de propiedad sobre un inmueble, cuya tradición debe efec-
tuarse por la inscripción del título en el, Registro Conservador.
287. Venta de derechos hereditarios hecha por un heredero que
DERECHO CIVIL .. PRIMER AÑO 359

no ha obtenido la posesión efectiva de la ¡herencia.-El artículo 688


del Código Civil dice que la posesión legal de la herencia no habilita
al heredero para disponer en manera alguna de un inmueble, mien-
tras no precedan el decreto que da la posesión efectiva y las inscrip-
ciones en el Registro Conservador; pero nada dice respecto a la
enajenación de los derecho hereditarios.
Los derechos hereditarios los adquiere el heredero en el momen-
to mismo de la muerte del testador, y ninguna disposición legal le
impide enajenarlos, una vez que le han sido deferidos, es decir,
después de Qcurrida la muerte del testador, si se trata de una asig-
nación pura y simpÍe.
Por esta razón, consideramos que «no es menester la posesión
efectiva de la herencia para transferir los derechos hereditarios de
una sucesión mientras permanezca indivisa».
288. Valor legal de una venta de bien raiz hecha por un herede-
ro que no ha obtenido la posesión efectiva de la herencia .-Conviene
. conocer la siguiente
, doctrina que establece una sentencia
.
de la Corte
Suprema:
«Aunque un heredero necesite de la posesión efectiva de la he-
rencia de su causante para transferir el dominio de las propiedades
que de dichá herencia venda, si de hecho vende una propiedad sin
tal posesión efectiva, él o sus cohereperos no pUE;den desconocer la
existencia de tal contrato de venta ni pedir la nulidad de ésta con
tal pretexto, pues el contrato de.venta se perfecciona con la escritu-
ra pública, confor¡ne al artículo 1801 del Cédigo Civil, siendo la ins-
cripción no una formalidad de la venta o requisito indispensable de
ella, sino la manera de efectuar la tradición dé la ¿ósa, independien-
temente de la venta misma. Si después se pide y obtiene la pose-
sión efectiva de la referida herencia y se hacen las inscripciones es-
peciales y se inscribe la venta, queda hecha la tradición y transferi-
do el dominio, de modo que al inciso 1. o del artículo 688 del Código
Civil, que es sólo reglamentario de la posesión e inscripción, no puede
atribuIrse un concepto que no sería propio de la materia del título VI
del libro 11 de este Código. La prohibición de la ley por falta de po-
sesión efectiva, se refiere sólo a que la tradición de los bienes raíces
360 ALFREDO BARRbs ERRÁZURIZ

no se hace sin dicha posesión efectiva, concepto que corrobora el ar-


tículo 696 de este Código>.
«La palabra «disponer» que usa el inciso l. o del artículo 688 es-
tá empleada aquí en el sentido de «enagenar», <transferir:> el domi-
nio a otra persona, lo que no puede hacer un heredero respecto de una
propiedad heredada si no ha obtenido la posesión efectiva de la he-
rencia; pero esto no quiere decir que no pueda el heredero celebrar
el contrato de venta de un bien determinado de la herencia, pues
ese contrato sólo requiere para su validez la escritura pública; 10
que no puede hacer el heredero, sin posesión efectiva, es efectuar la
tradición, que es un acto posterior y aparte de la venta».
«La omisión del requisito de la posesión efectiva no se sanciona
con la nulidad de la venta, sino en la forma establecida en el ar-
tículo 696 de este Código».
«La falta de inscripción de la posesión efectiva de la herencia a
favor del heredero que vende una propiedad de la sucesión no hace
nula esta ver;.ta, sino que impide trasmitir la posesión al comprador,
pues no se opera la tradición sin la inscripción».
289. Transferencia del dominio de las calles y plazas.-Se ha
entendido en la práctica que tratándose de una donación o cesión
de terrenos hecha a la Municipalidad para calles, plazas, etc., en
virtud de una ley de transformación de ciudades, no se necesita de
tradición por medio de su inscripción en el Registro Conservador ni
de insinuación para su validez, en virtud de las leyes de l. o y 6 de
Diciembre de 1842 y 1876, y decreto supremo de 4 de Enero de
1844; pues en estos caSOs la adquisición se efectúa por medio de la
ley y no por tradición.
290.--Formación y estudio de los títulos de dominio de un in-
mueble.--Es fácil para el dueño de una propiedad raíz formar la
documentación comprobatoria de su dominio, o sea, formar lo que
se llama el expediente de los títulos de su propiedad, sobre la base
del certificado de gravámenes y prohibiciones de treinta años, expe-
dido por el respectivo COfl6ervador de Bienes Raíces y con la ayuda
de las indicaciones que arroj an las diversas incripciones, que van ha-
ciendo referencia a las anteriores.
En dicho certificado aparecen todas las personas que se han su-
DÉREcHo CiViL PRIMER A-&O 361

cedido en la posesión de la propiedad, durante los treinta años; y


con los datos que aparecen en las inscripciones de las diversas trans-
ferencias. o transmisiones de dominio habidas durante ese tiempo,
puede pedirse cópia de cada una de las ,diversas escrituras de com-
praventa, permuta, remate o adjudicación, de los' decretos de pose-
sión efectiva, tastamentos, sentencias que dE1claren una prescripción,
u otro título cualquiera, que corresponda a cada una de las personas
que se hari sucedido en la posesión del inmueble, y del certificado de
estar debidamente inscrito cada uno de esos títulos en el Conserva-
dor respectivo.
Es indispensable exigir la serie de transferencias y transmisiones
y las correspondientes inscripciones, durante treinta años, porque es.
el plazo para adquirir el dominio, aún por la prescripci6n extraordi-
naria, y para hacer expirar todas las acciones que los terceros pudie-.
ran intentar.
Formado así el expediente, se debe estudiar cada una .de las
transferencias y trasmisiones habidas, para ver si en ellas se han ob-
servado todas las prescripciones legales de fondo y forma, es decir los
requisitos internos y externos, y si se han cumplido todos los trá-
mites que para cada uno de esos actos exigen las leyes. Si todas las
transferencias y trasmisiones han sido hechas legalmente, quiere decir
que hay posesión de treinta años y puede invocarse la prescripción
adquisitiva del dominio.
Si en alguna de esaS"traslaciones de dominio, aparece precio in-
soluto, hay que exigir la correspondiente escritura de cancelación, «on
el certifkado de estar debidamente inscrita. .
Si en el certificado de gravámenes aparece vigente alguna hipo-
teca, censo, usufructo, contrato de arrendamiento,. prohibición de
enajenar, embargo u otro gravamen cualquiera; hay que exigir la com-
probación de que ese gravamen está cancelado y que su cancelación
está inscrita, salvo que exista algún convenio especial para que el
nuevo poseedor reconozca la deuda qúe origina el grav&men y se obli-
gue a servirla, en parte de pago.
291.-Tradición de los derechos personales o créditos.-La tra-
dición de los derechos personales que un individuo cede a otro se ve-
rifica por la entrega del título, hecha por el cedente al cesionario
índice
CAPITULO XIV
DE LA PRESCRIPCION ADQUISITIVA

292. Concepto de la prescripción y condiciones de existencia.


-Hemos visto que la prescripción desempeña en el Derecho Civil
dos ~ funciones opuestas, que tienen sus reglas peculiares; sirve de
modo de adquirir las cosas ajenas, por la posesión durante cierto
tiempo con los requisitos legales, y de modo de extinguir las obli-
. gaciones, por' el abandono de la acción durante cierto tiempo. La
primera se llama prescriPción adquisitiva o usucapión, y la segunda,
prescriPción extintiva; si bien considerado, hay también en la pri-
mera algo que se extingue. y en la segunda algo que se adquiere. En
esta. parte de nuestro estudio nos corresponde sólo lo relativo a la
prescripci6n adquisitiva, pero previamente estudiaremos las m;>ciones
generales aplicables a ambas clases de prescripción.
En el Derecho Romano, la usu~apión, reconocida por la ley de
las Doce Tablas, era un modo de adquirir propio de los ciudadanos
romanos; la palabra usucapión viene de usu capere, apoderarse de la
cosa por el uso, de donde se formó el verbo usucapir. Las cosas sus-
ceptibles de dominio quiritario eran las únicas capaces de ser adqui-
ridas por este medio.
Este exclusivismo odioso, en pugna con los principios universales
de justicia y equidad, dió origen a la prescripción, que fué introdu-
cida por el pretor para elúdir los rigores de la ley.
La palabra prescripción viene de las voces latinas prae scríptTo,
e$critura delante, y consistía en una advertencia que se anteponía
al juzgamiento, modificándolo en cierto modo. La prescripción fué,
pues, en su princIpiO, una simple excepción que limitaba: el derecho
del demaridante para defender al poseedor. La prescripción como
ALFREDO BARROS ERRÁZURlt

modo de adquirir el dominio, a manera de la usucapión, no se in-


trodujo en el Derecho Romano sino cuando, conferido el derecho de
ciudadanía romana a todos los súbditos del imperio, desapareció la
razón principal de la diferencia primitiva entre usucapión y prescrip-
.,
clOno
293. Nociones generales aplicables a ambas clases de pres-
cripción.-Necesidad de alegarla.-El que quiera aprovecharse de la
prescripción, debe alegarla; el juez no puede declararla de oficio. (Ar-
tículo 2493).
Este es un principio universalmente aceptado en todas las legis-
laciones, porque la prescripción descansa en una presunción que en
algunos casos puede ser contraria a la verdad de los hechos; y la
ley deja a la conciencia de las partes el hacer o no uso de este re-
recurso extremo. De aquÍ, que el juez no puede suplir de oficio el
medio de la prescripción, porque la parte que la opone puede pro-
ceder así cediendo a los dictados de su conciencia.
La prescripción puede oponerse en cualquier estado de la causa,
sin que pueda presumirse renuncia> el silencio observado durante una
parte del juicio, pues ha podido el interesado creer al principio que
los demás medios bastarían para rechazar la acción; y el derecho
basado en la prescripción no dej a por eso de conservar su fuerza.
294. Renuncia de la prescripción.-La renuncia de la prescrip-
ción puede ser expresa o tácita; es renuncia expresa la que se declara
formalmente de un modo claro y terminante; y es tácita, cuando el
que puede alegada manifiesta por un hecho suyo que reconocE' el de-
recho del dueño o del acreedor (art. 2494). La renuncia de la pres-
cripción sólo puede hacerse después de cumplida. En efecto, la pres-
cripción ha sido introducida por causa del interés general, y, por
consiguiente, es de orden público; de manera que no se trata de un
derecho que sólo mire al interés individual del renunciante (art. 12).
Si se permitiera la renuncia anticipada de la prescripción, ella llega-
ría a ser de estilo en todos los contratos, por exigencia de los acreedo-
res, que siempre tendrían interés en ello; y de este modo se burlaría
completamente el fin que persigue el legislador. Pero, después de
cumplida, la prescripción puede renunciarse, porque entonces queda
en juego sólo un simple interés particular y, según la regla general,
DERECHO CIVlL PRIMER AÑO 365

las personas pueden renunciar los derechos que miran a su solo in-
terés privado. .
El que renuncia una prescripción ya cumplida, omite el servirse
de .ll,ll medio que la ley pone a~8U disposición para hacerse propieta-
rio de la cosa; pero como todavía no había hecho valer ese modo de
adquirir, que es indispensable alegar, según 10 diché anteriormente,
resulta que la renuncia de la prescripción, aunque por sus resultados
prácticos se asemeja a la enajenación, no es propiamente uf].a ena-
jenación, porque todavía el renunciante no era dueño de la COSfL
Esta semejanza de la renuncia con la enajenación es el motivo
por el cual la 'ley exige que sólo pueda renunciar la prescripción el
que puede enajenar (Art. 2495). •
La renuncia dE:., la prescripción, hecha por el principal deudor, no
puede, en ningún caso, perjudicar al fiador, (art. 2496), con arreglo
al prÚ1cipio general de que puede renunciarse un bien propio que
mire sólo al interés individual del renunciante,' pero sin que esta
renuncia afecte a un. tercero, a quien no flodría privarse sin su con-
sentimiento de este beneficio establecido por la ley.
295. AplicaciÓn igual de las reglas relativas a la prescripción.-
Las reglas antiguas establecían el privilegio especial de gozar de una
prescripción de largo tiempo, de. cuarenta y hasta de cien años, a
favor de la Iglesia, el Estado y corporaciones, etc., yen contra de los
que prescribían sus bienes. Nuestro Derecho ha suprimido estos pri-
vilegios, estableciendo reglas generales igualmente aplicables a favor
y en contra de! Estado, de las Iglesias, de las Municipalidades, dé
los establecimientos y corporaciones nacionales y de los individuos
particulares que tienen la libre administración de lo suyo (art. 2497),
y ha fij ado el plazo más largo de prescripción en un término de 30
años, que es el fijado para la prescripción extraordinaria.
296. Reglas generales de la prescripción adquisitiva•.-Estu¡:lia-
remos primeramente la prescripción adquisitiva considerada en gene-
ral, para ocuparnos después de las reglas particulares de la ordina-
ria y de la extraordinaria, de las. diferencias que hay entre ellas y
de las reglas especiales de presciipción de algunos derechos reales.
Siendo la prescripción un modo de adquirir las cosas ajenas, sin
!a voluntad del dueño anterior, debemos clasificarla. necesariamente
24
366 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

como originario, y así 10 dice el Código Civil, en el inciso 2. o del


artículo 703. En la prescripción, no hay sucesión de una persona a
otra en el dominio de la cosa, como ocurre en la tradición y en la
sucesión por causa de muerte, en que el tradente y el testa dar o la
ley, transfieren o trasmiten, por acto entre vivos y por causa de
muerte, el dominio de una cosa al adquirente o al asignatario, que
puede ser heredero o legatario; el dominio que adquiere el prescri-
biente lo debe, a la fuerza de la ley, que ha establecido este modo
de adquirir por graves razones de conveniencia general, y al hecho
de la tenencia continuada de la cosa con ánimo de dueño, durante
cierto tiempo, independientemente del dominio del dueño ante-
rior, que ha permanecido en el abandono o inacción. Y este carácter
de originario, lo tiene aún la prescripción ordinaria, que comienza
siempre con un justo título, pues ese título, por muy justo .que sea,
no emana del verdadero dueño de la cosa. Si de él emanara, no
habría necesidad de alegar la prescripción.
Para entender bien esta materia, recuérdese, entre otras cosas,
que la venta de cosa ajena vale, sin perjuicio de los derechos del
dueño de la cosa vendida, mientras no se extingan por el
tiempo (art. 1815); de modo que el título justo que la ley exige
puede ser, entre otros, el de una venta celebrada con todos los re-
quisitos legales, pero emanada de un vendedor, que no era el verda-
dero dueño de la cosa.
La prescripción adquisitiva favorece tanto a las personas capa-
ces como a las incapaces, porque unas y otras pueden poseer. La
definición de la posesión no exige que el dueño o el que se da por
tal, tenga la cosa por sí mismo; puede hacerlo por medio de otra
persona que la tenga en lugar y a nombre de él (art. 700); y la pri-
mera regla relativa a la adquisición de la posesión dice: «si una
persona toma la posesión de una cosa en lugar o a nombre de otra,
de quien es mandatario o representante legal, la posesión del mandan-
te, o representado principia en el mismo acto, aun sin su conocimien-
to. (Art. 721). En estos casos, la voluntad del incapaz se manifiesta
por medio de su represente legal.
Ya dij irnos al tratar de la prescripción en general, que el espí-
ritu de nuestro Código es no hacer distinción de personas, para los
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 367

efectos de la prescripción; de manera que los bienes puedan adqui-


rirse y perderse por la prescripción, aplicándose reglas iguales a to-
da clase de personas.
En materia de prescripción, 'hls únicas diferencias que la ley
establece relacionadas con la capacidad de las personas son:
a) Los incapaces Cíue no sean dementes o infantes, pueden ad-
quirir, sin necesidad de autorizacíón alguna, la posesión de- una co-
sa mueble, con tal que concurran en ello la voluntad y la apren~
sión material o legal; pero no pueden ejercer los derechos de posee-
dores, sino con la autorización que competa, (Inciso 1.0 del arto 723).
Estos incapaces están pues en situación de adquirir la posesión de
una cosa mueble e iniciar su prescripción, personalmente, sin nece-
sidad de autorización alguna y además por medio dc su represen-
tante legal, conforme a los principios generales. Por el contrario, los
dementes y los infantes. que no tienen uso de razón, son incapaces
de adquirir por s,u voluntad, la posesión, sea para sí mismos b para
otros. (InciSO 2. o del arto 723); deberán pues, en todo caso, adquirir
la posesión, por medio de su representante legal, el cual puede ad-
quirirla, a nombre de ellos, aun sin su conocimiento, como dijimos
más arriba.
b) La prescripción adquisitiva ordinaria se suspende en favor de
los incapaces, como estudiarerr¡.os después, y no se suspende en favor
de los capaces. Es este un privilegio especial de que aquellos gozan.
Los requisitos necesarios para toda prescripción adquisitiva, sea
ésta ordinaria o extraordinaria, son: .
l. o Prescriptibilidad de la cosa.
2. o Posesión de la cosa.
3.° Que esa posesión no sea interrumpida.
Estudiaremos por separado cada uno de estos requisitos.
297. l. Prescriptibilidad.-Por regla general son prescriptibles,
o sea, se gana por prescripción el dominio de todos los bienes corpo-
rales, raíces o muebles que están en el comercio humano y los otros
derechos reales que no están especialmente exceptuados (art. 2498),
La presunción general de la ley favorece el carácter prescriptible
de todos los bienes y lo que debe estudiarse son los casos de excep-
ción a: esa regla general. .
368 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

Son imprescriptibles:
a) las cosas propias, cuyo dominio nadie discute, porque la pres-
cripción es un modo especial para adquirir el dominio de las cosas
aj3r¡a~, y no puede ganarse por prescripción un dominio que ya se
tiene adquirido por otros medios y que no ha sido puesto en tela de
juicio. Desde el momento en que otra persona se pretenda dueño, na-
da impide que el poseedor, aunque haya adquirido realmente el do-
minio de la cosa por otros modos de adquirir, alegue también a su
favor, y a mayor abundamiento, la prescripción adquisitiva, que ven-
dría a enervar la demanda del reivindicador, aun en el caso que no
se considerara que tenía adquirido el dominio por otro modo.
b) las cosas ir.determinadas, como un caballo, una casa, porque
el dominio y los derechos reales que se pueden adquirir por la pres-
cripción, sólo existen respecto de cosas individualmente determinadas;
y la posesión, que es e! requisito para ganarla, es la tenencia, con
ánimo de dueño, de una cosa determinada. (Art. 700).
e) los derechos personales o créditos, por9ue ellos nacen solamente
de los contratos, los cuasi-contratos, los delitos, los cuasi-delitos y la
ley. (art. 1437). Aunque una persona se haya considerado durante
muchos años acreedor de otra, no adquirirá por prescripción esa ca-
lidad de acreedor, cualquiera que sea el tiempo transcurrido, si no
acredita la existencia de alguna de las fuentes antes indicadas, únicas
capaces de dar origen a los derechos personales.
d) los derechos reales, que están especialmente exceptuados (art.
2498). La regla general es que los derechos reales son prescriptibles,
pero hay algunos especialmente exceptuados y son los que se refieren
a las servidumbres discontinuas de todas clases y a las servidumbres
continuas in aparentes , que sólo pueden adquirirse por medio de un
título; ni aun el goce inmemorial bastará para constituirlas. (Art. 882).
Considera la ley que la posesión de una servidumbre discontinua,
que se ejerce a intervalos más o menos largos y que supone en cada
caso un hecho del hombre, y la posesión continua, de una servidum-
bre inaparente, que no está permanentemente a la vista y no se
conoce por una señal exterior, no tienen la suficiente fuerza para
dar vida a una prescripción adquiSitiva, pues en el primer caso puede
tratarse de actos de mera tolerancia de parte de! dueño y en el se-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 369

gundo, de actos que se han ocultado deliberadamente al propietario,


que no ha reclamado sólo por falta de conocimiento del hecho.
Hay otrQs derechos reales, como el de herencia, el de censo y las
servidumbres continuas y aparentes que tienen reglas especiales de
prescripción que después estudiaremos.
e) La~ cosas que la naturaleza ha hecho comunes a todos los hombres,
COmo la alta mar, porque no son susceptibles de dominio, y ninguna
nación, corporación o individuo tiene derechó de apropiárselas. (Artí-
culo 585) ..
. f) Las cosas incomerciables, es decir, las que no están en el comer-
cio humano. (Art. 2498). Pertenecen a esta categoría: los bienes na-
cionales de uso públicQ, como las calles, plazas, puentes y caminos, el.
mar adyacente y sus playas, por razón de su destino, porque en vir-
tud de la ley su uso y goce pertenece a todos los habitantes de la na-
ción (art. 589); y las cosas que han sido consagradas para el culto di-
vino, como los vasos' sagrados, porque ellas se rigen por el Derecho
Canónico, el cual las considera fuera del comercio humano. (Art. 586).
g) Finalmente hay ciertos derechos que la ley considera de inte-
rés general y no permite que se extingan por la prescripción, aunque
no se haga uso de ellos durante mucho tiempo. Esta disposición que
parece referirse sólo a la prescripción estintiva, se relaciona directa-
mente con la prescripción adquisitiva que ahora estudiamos, porque
en virtud de ella, nadie puede adquirir por prescripción el derecho de
mantener una situación contraria a esas facultades que la ley declara
imprescriptibles.
Así, la ley concede a los dueños' de los prediOS colindantes con
los caminos públicos el derecho de servirse como quieran de las aguas
~ .
lluvias c;ue corren por ellos y advierte c;ue ({ninguna prescripción pue-
de privarle de este uso» (art. 838). Esto equivale a establecer que
no puede adquirirse por prescripción el derecho de gozar exclusiva-
mente de esas aguas lluvias, privando de ellas al dueño del predio
colindante.
De igual manera, el.art. 937 dice que ({ninguna prescripción se
admitirá contra las obras que corrompan el aire y 10 hagan conoci-
damente dañoso; lo que equivale a decir que un propietario no pue-
I
370 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

de ad:¡uírir por prescripción el derecho de mantener en su terreno


una obra que corrompa el aire y lo haga conocidamente dañoso.
298. 11. Posesión de la cosa.-El segundo requisito de toda
prescripción adquisitiva es la posesión de la cosa, durante cierto pe-
ríodo de tiempo, determinado por la ley, según los distintos casos,
Acerca de la posesión trataremos en título separado; aquí sólo
nos referiremos a lo que se relaciona directamente con la prescrip-
ción.
a) Siendo la posesión un requisito indispensable para toda pres-
cripción adquisitiva, queda excluído de la posibilidad de prescribir el
mero tenedor, porque reconoce el dominio ajeno. La existencia de un
título inicial de mera tenencia vicia la posesión del que se ha alza-
do contra el dueño, hace presumir su mala fe, e impide la prescrip-
ción, salvo los casos excepcionales que contempla el artículo 2510.
b) La posesión requerida para toda prescripción debe mantenerse
hasta el momento mi~m:J, en que se hace valer. De nada valdría haber
poseído una cosa durante treinta años. no interrumpidos, si se pierde
la posesión de la cosa antes de que se alegue y se declare la pres-
cripción.
e) Hay hechos que en concepto de la ley no confieren posesión
ni dan fundamento a prescripción alguna, y éstos son:
l. o La omisión de actos de mera facultad; y 2. o los actos de mera
tolerancia de que no resulta gravamen. (Art. 2499).
Se llaman aeios de mera facultad, los que puede libremente hacer
o no hacer un dueño de la propiedad, sin que su falta de ejercicio le
ocasione perjuicio alguno. Así, es acto de mera facultad el edificar o
no dentro de mi terreno, y la circunstancia de que yo haya omitido
el ejercicio de ese derecho, es decir, que no haya edificado, aunque
esta se prolongue durante treinta años, no crea un derecho en favor
del vecino para que me impida hacer el edificio. No importa que la
construcción que voy a hacer venga a privar a mi vecino de ciertas
ventajas que tuvo, mientras permaneció el terreno sin edificar.
Se llaman actes de mera tolerar.cia, los que importan un goce de
poca importancia, de los cuales no resulta gravamen y que ordinaria-
mente el propietario de un predio acostumbra permitir a otros dentro
de las buenas relaciones de vecindad, como son; permitir el tránsito
DERECHO CIVIL. PRIMER AÑO 371

por su terreno, que beban en sus .aguas los animales de su vecino, O


que saquen agua de sus pozos, etc.
d) La posesión de una persona que ha sucedido a otra, sea que
se suceda a título universal o singular, princiPia en él; de modo que
el plazo de posesión para los efectos de la prescripción se cuenta des-
de el día en que el poseedor que la alega empezó su posesion y tam-
bién termina en él, porque el sucesor no la adquiere sino desde que él
principia.
Esta regla sufre úna modificación de gran importancia práctica
y ella consiste en el derecho que tiene todo poseedor para añadir la
posesión de su antecesor a la suya, y todavía para añadir la de una
serie no interrumpida de antecesores; pero en este caso se apropia de
las posesiones anteriores, con todas sus calidades y vicios. (Art. 717).
Este mismo principio se repite en el artículo 2500, dejándole al
prescribiente la elección de agregar q no las posesiones anteriores.
En el caso de que la posesión propia sea irregular, es evidente la
conveniencia del poseedor de añadir a la suya las posesiones .anterio-
res, aunque sean también irregulares, porque· necesita completar los
treinta años de posesión irregular que exige la ley para adquirir por
la prescripción extraordinaria. Si la posesión propia es regular, ella
sirve al poseedor para iniciar una préscripción ordinaria y puede ocu-
rrir el caso· de que no le convenga entonces unir a la suya la pose-.
sión irregular de sus antecesores.
Hay un caso que tiene regla especial y es el caso de la herencia
yaéent¿. La posesión principiada por una persona difunta continúa en
la herencia yacente, que se entiende poseer a nombre del heredero.
e) Hay reglas especiales para la prescripción de los inmuebles
inscritos en el Conservador de Bienes RaíceoY, que tienden a dar estabi-
lidad a la propiedad inscrita, defendiéndola, en lo vosible, de las pres-
cripciones en su contra.
La posesión es base fundamental para toda prescripción. Ahora
bien, cuando un inmueb1e está inscrito en el Registro C~nservador,
es poseedor de él, solamente la persona a cuyo nombre está inscrita.
Para que cese la posesión inscrita es necesario' que la inscripción
se cancele, sea por voluntad de las partes, o por una nueva inscríp-'
372 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

ción en que el poseedor inscrito transfiere su derecho a otro, o por


de:reto judicial.
Mientras subsista la inscripción, el qur se apodera de la cosa a
que se refiere el título inscrito, no adquiere posesión de ella, ni po-
ne fin a la posesión existente. (Art. 728).
Como la pJsesión es exclusiva, la nueva inscripción debe ser de
tal naturaleza que tenga virtud suficiente para cancelar la inscripción
anterior, por emanar el título del poseedor anteri.or, o por haber decreto
judicial, como lo indica el citado artículo 728. Hecha la nueva inscrip-
ción en virtud de un título, que emane del anterior poseedor inscri-
to, queda cancelada la anterior, aunque el título de transferencia al
nuevo poseedor adolezca de algún vicio de nulidad. En este caso, la
nueva p:Jsesión será irregular, y sólo dará derecho a adquirir la cosa
por la prescripción extraordinaria, contada desde la inscripcién del
segundo título.
Esta doctrina repite el Código, al tratar de la prescripción ad-
quisitiva, en el artículo 2505, que dice: "Contra un título inscrito
no tendrá lugar la prescripción adquisitiva de bienes raíces. o de de-
rechos reales constituídos en éstos, sir.o en viriui. C:e otro título ins-
crito; ni empezará a correr sino desde la inscripción ¿el segundo».
Esta disposición es abwlu.la y se aplica tanto a la prescripción
ordinaria como a la extraordinaria; de modo que el poseedor de he-
cho de un inmueble inscrito a nombre de otro, no adquiere la cosa,
ni aún por la prescripción extraordinaria de treinta años, porque
dentro del si~tema de nuestro Código no ha tenido ni un solo mo-
mento la p::>sesién que la ley exige; la cual posesión no ha salido
legalmente de manos del poseedor inscrito. Para que hubiera tenido
la posesión, debería haberla inscrito a su nombre, con una inscripción
que tuviera fuerza legal para cancelar la anterior, y sólo desde ese
momento la ley lo consideraría como poseedor
Sostenemos esta dcctrina, generalmente aceptada, ¡::orque el ar-
tículo 2505 no distingue entre prescripción, ordinaria y extraordina-
ria; porque dicho artículo guarda armonía perfecta c:::n todas las de-
más disposiciones sobre la materia y es lógico y necesario, dentro del
sistema de defensa de la propiedad inscrita, que fué el propósito ma-
nifiesto del legislador; y finalmente porque siendo una disposición es-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 373

pecial relativa a los inmuebles inscritos, tiene aplicación preferente


sobre las otras reglas generales de la prescripción.
299. 111. Posesión no inierrumpida.-El tercer requisito indis-
pensable para toda prescripción adquisitiva es que la posesión no
haya sido interrumpida. En efecto, el cumplimiento de la prescripción
adquisitiva supone dos requisitos fundamentales, uno positivo, de
parte del poseedor o prescribiente, que consiste en el hecho de la po-
sesión de la cosa durante el tiempo requerido por la ley, y otro nega-
tivo, de parte del dueño, que consiste en que éste permanezca en
inacción, sin reclamar la cosa durante dicho plazo.
Cualquiera de estos dos elementos que falte, la prescripción que-
da interrumpida; en el primer caso, o sea, cuando la prescripción se
interrumpe por la opérdida de la posesión, se dice qUe hay interrup-
ción natural; y en el segundo caso, o sea, cuando se interrumpe por
reclamo judicial del que se pretende verdadero dueño de la cosa, se .
dice que hay iliterrupción civil.
El efecto general de la interrupción, sea natural o civil, salvo el
caso de excepción del número 1. o del artículo 2502, es que hace per~
der todo el tiempo de la posesión anterior, en lo cual se diferencia
substancialmente de la suspensión, que como luego veremos, al tratar
de la prescripción ordinaria, sólo produce el efecto de descontar su
'
duracion. '
La interrupción natural, basada en un hecho material, es de un
carácter absoluto y puede aprovecharse de ella cualquiera persona a
quien perjudique la prescripción y que se crea con derecho a la cosa;
mientras que la interrupción civil, basada en un hecho jurídico, es
relativa, y sólo puede alegarla el que ha intentado el recurso.
Si la propiedad pertenece en ~omún a varias personas, todo lo
que interrumpe la prescripción respecto de una de ellas, la interrum-
pe también respecto de las otras. (Art.2504).
Estudiaremos separadamente estas dos clases de interrupción.
300. Interrupción natura!.-La interrupción natural tiene lugar.
cuando el prescribiente pierde la posesión. .
Esta pérdida de la posesión puede tener lugar en dos casos:
1. o Cuando, sin .haber pasado la posesión a otras manos, se ha
374 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

hecho imposible el ejercicio de actos posesorios, como cuando una


heredad ha sido permanentemente inundada;
2. o Cuando se ha perdido la posesión por haber entrado en ella
otra persona. (Art. 2502).
El primer caso no produce otro efecto que el de descontarse su
duración, en lo cual se 3semej a a la suspensión, que produce igual
efecto; pero se diferencia substancialmente de la suspensión: a) en que
la suspensión es personal y no aprovecha sino a la persona en cuyo
favor la establece la ley, al paso que la interrupción natural no tiene
este carácter; b) en que la suspensión sólo tiene c;abida en la pres-
cripción ordinaria, mientras que la interrupción obra tanto en la
ordinaria como en la extraordinaria.
El segundo caso de pérdida de la posesión por haber entrado en
ella otra persona, puede provenir, o bien de un abandono voluntario
del poseedor, que consiente en restituirla al que se pretende dueño,
en cuyo evento el tiempo anterior queda perdido de una manera de-
finitiva, obrando así la interrupción con toda su fuerza; o bien, por-
que otra persona haya quitado la cosa al poseedor sin la voluntad de
éste, en cuyo caso el poseedor puede entablar la acción posesoria co-
rrespondiente dentro del término de un año, contado desde el día en
que perdió la posesión.
Dependerá entonces del resultado del juicio posesorio la situación
en que queda el prescribiente; si la acción posesoria da resultado fa-
vorable al poseedor anterior y éste recobra legalmente la posesión,
no habrá habido interrupción para el desposeído; pero en el caso con-
trario, el desposeído perderá todo su tiempo de posesión anterior (art.
2502, incíw final).
301. Interrupción Civil.-La interrupción civil tiene lugar cuan-
do el que se pretende verdadero dueño de la cosa la reclama judi-
cialmente del poseedor; esta interrupción es relativa, en el sentido de
que sólo puede alegarla el que ha intentado el recurso.
Pero, ni aún el que intentó el recurso podrá alegada, en los si-
guientes casos;
1. o Si la notificación de la demanda no ha sido hecha en forma
legal;
DERECHO CIVII, PRIMER AÑO 375

2. o Si el recurrente desistió expresamente'de la demanda o cesó


en la persecusión por más de tres años; . _.
3. o Si el demandado obtuvo sentencia de absolución;
En estos treS casos s~ entenderá no haber sido interrumpida la
prescripción por la demanda (art, 2503).
Sobre esto debemos observar que la ley dice que se interrumpe
.la prescripción por todo recurso judicial; pero para que se produzca
la interrupción es indispensable que la demanda o recurso, sea notifi-
cado en forma legal, con arreglo a lo dispuesto en el número l. o del
artículo 2503 del Código Civil y en el artículo 41. del Código de Pro~
cedimiento Civil.
30~. Prescripción adquisitiva ordinaria.-La prescripción adqui-
sitiva es ordinaria o extraordinaria. Trataremos primeramente de la
ordinaria.
Para ganar la prescripción ordinaria se requieren, además de las
condiciones generales ya dichas de prescriptibilidad de la cosa y po-
sesión no interrumpida, dos condiciones especiales que son:
a) Que la posesión sea regular, es decir, que reuna los requisitos
que exige el artículo 702. En el título de la posesión trataremos esta
materia; b) un tiempo de tres años para los muebles y de diez
años para los bie~es raíces. Cada dos días se cuenta entre ausen-
tes por uno solo para el cómputo de los años. Se entienden presentes,
para los efectos de la prescripción, los que viven en el territorio de
la República, y ausentes, los que residen en países extranjeros (artícu-
los 2507 y 2508).
LO'> requisitos que acabamos de enumerar se encuentran expre-.
sados en el si~uiente dístico latino: /J.. ~ "'p~ ,~ .-J ld...k ~
~1!.0..~~) ~~)o... 1
S(t res apta, fides bona, et titulus, quoque justus .

Pos ideas juste, comp.leto tempore legis. _ , p,!-r.I. pl f~


, ,,~CV::> ~~J ~ &>,.~~ c& ~
Acerca de la regla fijada por la ley, de que· cada dos días se . .~~
cuentan entre' ausentes por uno solo para el cómputo de los años, de-
bemos observar quela aplicación de esa regla hace que varíe el plazo
de la prescripción adquisitiva ordinaria entre un mínimum de diez y
un máximum de veinte años; si el propietario ha vivido de fijo en el
376 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

país, el plazo será de sólo diez añ::>s; si ha residido de fijo en el ex-


tranjero, el plazo será d~ veinte años completos, y si ha cambiado de
residencia mientras estaba pendiente el plazo de la prescripción, podrá
éste ser de doce, quince años, etc., según los distintos casos.
Así, si un propietario que vivía en Chile ha dejado transcurrir
la mitad del plazo, o sea cinco ar.os. y después se traslada al ex-
tranjero, necesitará el prescribiente completar un término d~ quince
años. Análoga cuenta se sacaría si el propietario que residía en el
extranjero se trasladaba a Chile.
Obsérvese también que el Código llama presentes a los que
viven en el territorio de la República y que no habla para nada de
domicilio; de modo que no se llamaría presente a una persona aun-
que tuviera su domicilio en Chile, si accidentalmente se encontraba
en el extranjero. La ley ha tenido en vista como fundamento de
esta disposición, que el alejamiento de la persona, del país donde tie-
ne sus intereses, hace difícil la debida vigilancia mientras dure la
ausencia.
Si una cosa perteneciera pro in!.iviw a varios propietarios, de
los cuales W10S habitan en Chile y otros en el extranjero, la pres-
cripción se cumpliría separadamente respecto de cada uno de ellos
por un plazo de diez o de veinte años, según el lugar de su residen-
cia.
303. Suspensión de la prescripción ordinaria.-Se dicc que hay
suspensión de la prescripción ordi:1aría cuando la ley la impide co-
rrer en contra de algunas personas mientras dura la causa que mo-
tiva la suspensión.
La ley ha establecido la suspensión como una medida de equi-
dad en beneficio de algunas personas que, por razón de su estado,
no están en situación de defender sus derechos en debida forma, y
esta suspensión constituye un verdadero privilegio o excepción a los
princios generales.
La suspensién se distingue de la interrupción:
a) En que la interrupción, sea lllatural o civil, supone siempre un
act:J del dueño que toma la cosa quitándola al que la tenía, el cual
pierde la posesión; o bien, que entabla un recurso júdicial contra el
DERECHO CtVIL PRIM:ER AÑÓ 377

poseedor; se exceptúa únicamente el caso de que por obra de la natu-


raleza se haya hecho imposible la posesión. (Arts. 2502 y 2503).
En cambio, la suspensión se produce de pleno d[:recho, por el
sólo ministerio de la ley, en favor de las personas a quienes benefi-
cia. (Art. 2509). '
b) En que cualquier dueño de la cosa puede interrumpir la
prescripción, apoderándose de la cosa o entablando el recurso judi-
cial; mientras que la suspensión se concede por la .ley, como un be-
neficio en favor de determinadas persoñas, que por incapacidad o
relación de parentesco, no pueden obrar con la libertad necesaria.
(Art.2509).
c) En que son diversos los efectos que producen una y otra. La
interrupción, salvo el caso excepcional de imposibilidad por obra de·
la naturaleza, hace perder todo el tiempo de posesión anterior; (arts .
. 2502 y 2503); y la suspensión sólo paraliza el plazo de prescripción,
mientras dura la incapacidad o la relación de parentesco que la ori-
gina; pero no extingue la posesión anterior y una vez que cesa la
causa de la suspensión, se le cuemta al poseedor el tiempo anterior a
ella, si alguno hubo (inciso 1. o del arto 2509).
d) En el ca~o de que la propiedad ¡:::ertenezca en común a varias
personas, todo 10 que interrumpe la prescrir:ción respecto de una de
ellas la interrumpe tamb~én respecto de las otras (art. 2504); mien-
tras que la suspensión sólo se produce res¡::ecto de! comunero, que
por incapacidad o parentesco goza de ese' beneficio, que es de carác-
ter personal. (Art. 2509); y
e) En que la interrupción tiene lugar tanto en la prescripción
ordinaria como en la extraordinaria; mientras que la suspensión tie-
ne lugar sólo en la ordinaria. (Art. 2511).
La suspensión de la prescripción se basa en el principio del De~
recho Antiguo, que decía: Contra non va!entcm agere nO;1 currit pr;;s-
criptiC!.
Este principio que, por su vaguedad, se prestaba a muy latas
interpretaciones, se traduce en nUestra legislación en reglas concretas
que establecen los únicos casos en que se suspen.de la prescripción,
evitando así excusas vagas que pudieran destruir el verdadero hn que
persigue la prescripción, como institución necesaria al orden social.
378 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

La prescripción ordinaria se suspende en favor de las personas


si guientes:
l. o Los meno~es; los dementes; los sordo-mudos; y todos los
que están bajo potestad paterna o marital, o bajo tutela o cura-
duría;
2. o La herencia yacente.
No se suspende la prescripción en favor de la mujer divorciada
o separada de bienes, respecto de aquellos que administra.
La prescripción se suspende siempre entre cónyuges. (Art.2509).
Sobre este artículo observamos:
a) Que, por regla general, gozan del beneficio de suspensión de
la prescripción, aquellas personas que por su condición o estado no
tienen la libre administración de sus bienes, los cuales están a cargo
de otras personas que los administran. Por esta razón, la prescripción
no se suspende en favor de la mujer divorciada o separada de bie-
nes respecto de aquellos que administra;
b) Acerca del inciso final del artículo 2509, que dice que la
prescripción se suspende siempre erttre cónyuges, se ha suscitado una
dificultad y es referente a saber si esa suspensión tiene o no lugar en
la prescripción extraordinaria. Algunos autores sostienen la afirma-
tiva atribuyendo gran fuerza a la palabra siempre de que se vale ese
artículo del Código, y fundados además en que el artículo 2511 sólo
se refiere a las personas enumeradas en el artículo 2509, entre las
cuales, según su opinión, no se cuentan los cónyuges, que no están
incIuídos entre las personas citadas en los números 1. o y 2. o de ese
artículo, sino que están incluídos en un inciso final.
Creemos que la prescripción extraordinaria no se suspende
entre c6nyuges porque la suspensión s6lo tiene lugar en la prescrip-
ci6n ordinaria, única de que trata el artículo 2509, relativa a la ma-
teria; y porque la disposición del artículo 2511, que establece como
regla general la no suspensión en la prescripción extraordinaria, se
refiere en su concepto a todas las personas de que trata el artículo
2509, ya que no es posible dar a la palabra enumeradas un sentido tan
material. La palabra enumeradas equivale a referidas, indicadas o
enunciadas.
304. Prescripci6n adquisitiva extraordinaria.-Esta prescripción
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 379

de largo tiempo tiene lugar en todos aquellos casos en que no haya


una razón especial que justifique la abreviación del plazo, distin-
guiéndose así de la prescripción ordinaria, cuyo término se ha dis-
minuído considerablemente en atención a las circunstancias éspeciales
en que se encuentra el poseedor regular que tiene justo título y ad- .
quiríó la cosa de buena fe; razón por la cual algunos jurisconsultos
llaman prescripción privilegiada a la que llj-lestro Código denomina
prescripción ordinaria.
La prescripción extraordinaria, basada únicamente en la pose-
sión no interrumpida de la cosa, unida a un transcurso de tiempo de
treinta años, no requiere título alguno "yen ella se presume de dere-
cho la buena fe, aunque no .exista título adquisitivo de dominio.
El lapso de tiempo de treinta años, necesario para la prescripción
extraordinaria, corre contra toda persona (art. 2511), sea que viva o
no en el territorio de la República, de manera que no hay en este
caso la distinción entre presentes y ausentes, que es propia sólo de
la prescripción ordinaria:
Tampoco hay en la prescripción extraordinaria sus¡:::ensión de plazo
en favor de las personas que no "tienen la libre administración de sus
bien~s (art. 2511); esa suspensión es propia sólo de la prescripción
ordimiria, única especie de prescripción a que se refiere el arto 2509,
que trata de la materia, según hemos dicho más arriba.
La prescripción extraordinaria no requiere título; la ley viene
por su medio a sancionar y a legalizar una situación de hecho exis-
tente desde largos años atrás, por razones de interés público, que son
fundamento de la prescripción. Pero, la existencia de un título de
mera tenencia, o sea, en virtud del cual se reconoce dominio ajeno,
es un antecedente que impide la prescripción, porque «nadie puede
prescribir contra su título»; y porque, con mucha razón, la ley pre-
sume la continuación del mismo orden de cosas existente en un prin-
cipio; es decir, que el que ha empezado a tener la cosa a nombre
ajeno se presume que la ha seguido teniendo en la misma forma. (Ar-
tículo 719).
De aquí nace la disposición del número 3.° del artículo 2510,
según la cual la existencia de un título de mera 'tenencia hará pre-
380 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

sumir mala fe y no dará lugar a la prescripción, a menos de concurrir


estas dos circunstancias:
1." Que el que se pretende dueño no pueda probar que en los
últimos treinta años se haya reconocido expresa o tácitamente su do-
minio por el que alega la prescripción.
2. a' Que el que alega la prescripción pruebe haber poseído sin
violencia, clandestinida9 ni interrupción por el mismo espacio de
tiempo.
Este caso de excepción, que exige la concurrencia de los dos re-
quisitos antes indicados, no quiere decir que el simple lapso de tiem-
po mude la mera tendencia en posesión, como parece desprenderse
del artículo 716 del Código, que hace referencia al artículo 2510, re-
gla 3, ", sino que se basa en la razón primordial de que el prescri·
biente que en un principio fué -mero te¡:eJor se despojó de ese ca-
rácter para convertirse en verdadero poseedor, por el hecho de no
haber reconocido dominio ajeno y de haber poseído la cosa, o sea, de
haberla tenido con ánimo de señor o dueño, durante los últimos trein-
ta años.
El simple lapso de tiempo no p~ede por sí sólo mudar la mera
tenencia en ¡::osesión (art. 716), ni habililitarenconsecuencia paraad-
quirir la cosa por prescripción; lo que viene a servir de base para la
prescripción, en el caso de excepción que estamos estudiando, es la
concurrencia de los dos requisitos que exige el número 3. o del artí-
culo 25IO y que hacen en realidad desaparecer el carácter de mera
tenencia. En esta forma debe entenderse el artículo 716 del Código
Civil, cuya retlacción, en cierto modo impropia, parece indicar que
en algún caso pudiera la mera tenencia convertirse en posesión por
el simple lapso de tiempo, cosa inaceptable en Derecho.
305. Paralelo entre la prescripción adquisitiva ordinaria y la ex-
traordinaria.-Para la mejor inteligencia de estas dos clases de prt!s-
cripción adquisitiva, vamos a estudiar en que se asemejan y en qué
se diferencian.
Se asemejan, como hemoS dicho antes, en que ambas deben te-
ner los tres requisitos indispensables para toda prescripción adquisi-
tiva, que son: prescriptibilidad de la cosa, posesión; y calidad de no
interrumpida. En ambas clases de prescripción, se cuenta el tiempo
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO

desde que empieza la posesión no interrumpida; yen las dos existe la


facultad· del actual poseedor para agregar a su posesión, la de una
serie no interrumpida de p'osesiones anteriores.
Se diferencian:
a) En que la prescripción ordinaria exige posesión regular y para
la extraordinaria basta)a irregular. En consecuencia, si se trata de
una propiedad raíz no inscrita en el Registro Conservador, ella sólo
puede adquirirse por la prescripción extraordinaria de treinta años,
pues la ordinaria que exige posesión regular, supone la tradición, y
y esta sé opera por la prescripción en el Registro Conservador. ~ -
b) La prescripción ordinaria que, como acabamos de decir, exige
posesión regular, supone necesariamente un título traslaticio de domi-
nio. Para la extraordinaria, no es necesario título alguno (art. 2510)
c) La prescripción ordinaria exige buena fe, y.ésta por lo general,
se presume sólo legalmente (art. 707); en cambio en la extraordinaria,
se presume de derecho la buena fe, sin embargo de la falta de un títu-
lo, excepto el caso de que exista un título de mera tenencia,que hará
presumir mala fe, a menos que concurran las dos circunstancias que
enumera el artículo 2510.
d) En la prescripción extraordinaria no hay que comprobar tradi-
ción, como ocurre en la ordinaria.
e) En cuanto al tiempo de la posesión, se exige en la prescripción
ordinaria, tres años para los muebles y diez años para los bienes
raíces, y en la extraordinaria se exigen siempre treinta años ..
Es diversa también la manera de computar ,el tiempo, pues en la
ordina'ria, cada dos días se cuentan' entre ausentes pCYr uno solo pará'
el cómputo de los años; y en la extraordinaria, el plazo es .invariable
de treinta años y corre contra tóda persona presente o ausente.
Finalmente, en la prescripción ordinaria el plazo se suspende. en
~

favor ·de ciertas personas, y en la extraordinaria, el plazo .no se


suspende. (Artículos 2508, 2509 y 2511). >

306. Prescripción adquisitiva de los derechos reales. Sus re-


glas.-Los derechos reales son prescriptibles por regla general, pero
no siempre en las mismas condiciones y hay algunos que, según 10 he-
mos visto, no pueden adquirirse por prescripción. r;:s necesario, por
tanto, estudiar los distintos derechos re~les para ver cuales pueden
382 At.FREbO BARROS ERRÁZUR1Z

ganarse por prescripción, la forma en que pueden ganarse, y cuales


no pueden ganarse en ningún caso. Tomaremos como base la enume-
ración que hace el artículo 577 del Código Civil, que trata de los
derechos reales. Estos son, además del de dominio, a que nos hemos
referido en el número anterior, el de herencia, los de usufructo, uso
O habitación, los de servidumbres activas el de prenda y el de hipo-
teca. También es real el derecho de censo, con arreglo al artículo
579, en cuanto se persigue la finca acensuada.
a) El derecho real de herencia, que es uno de los derechos rea-
les que están en el caso de excerción a que se refiere el artículo 2498,
se adquiere por la prescripción extraordinaria de treinta años (art.
2512). Por su parte, el artículo 1269, que trata de la acción de pe-
tición de herencia, dice que este derecho expira en treinta años. So-
bre este punto debemos hacer una observación de suma im¡::ortancia
y es que el derecho de herencia puede también adquirirse, como el
de dominio, por la prescripción ordinaria de diez años contados como
para la adquisición del dominio; y esto ocurre en el caso del herede-
ro putativo, a quien ¡::or decreto judicial se haya dado la posesió~
efectiva de la herencia y al cual servirá de justo título el decreto,
(arts. 704 y 1269). Como se ve, el único justo título reconocido ¡::or
la ley para iniciar una prescripción ordinaria, respecto del derecho
de herencia, es el decreto judicial que da la posesién efectiva;
b) Los derechos de usufructo, uso o habitación se adquieren de
la misma manera que el dominio y no hay respecto de ellos, exce¡::-
~ión alguna. Confirman expresamente lo anterior, los artículos 766 y
812 que, entre los modos de constituir estos derechos, enumeran la
adquisición por prescripción, sin ninguna modificación especial;
e) El derecho real de servidumbre activa está sujeto, como di-
j irnos antes, a reglas especiales y es uno de los casos de exce¡::ción de
la regla general, conforme a los artículos 2498 y 2512, el último de
los cuales se refiere a Jo dispuesto en el artículo 882.
Con arreglo al artículo 882, sólo pueden adquirirse por prescrip-
ción las servidumbres continuas y aparentes y esta prescripción será
de diez años contados como para la adquisión del dominio de los fun-
dos. Las servidumbres discontinuas y las continuas inaparentes sólo
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 383

pueden adquirirse por medio de un título; ni aún el goce inmemorial


bastará para constituirlas.
Como se ve, hay, según la distinta naturaleza de las servidum-
bres, unas que pueden adquirirse por prescripción y otras que no lo
pueden. .
Acerca -de la adquisición por prescripción de las servidumbres
continuas y aparentes, ú.nicasque son prescriptibles, debemos obser-
var que esta prescripción es de una naturaleza especial. En efecto,
para esta prescripción no se requiere justo título ni buena fe; sólo
requiere la ley un plazo de diez años contados como jJara la adqui-
sición -del dominio (art. 882). Esta frase de que -se vale la ley se re-
fiere únicamente al modo de contar el tiempo, o sea, a la regla del
incis~ 2. 0 del artículo 2508, según la cual cada dos dfas se cuentan
entre ausentes por uno splo para el cómputo de Jos años;
d) Los derechos de prenda e hipoteca siguen la regla general.
Recuérdese que no hay posesión de un derecho de hi¡::,oteca sino me-
diante la inscripción en el Registro Conservatorio (art. 2410).
e) El derecho real de censo, que es uno de los exceptuados de
la regla general, se adquiere sólo por la prescripción extraordinaria
de 30 afias yen ningún caso por la prescripción ordinaria (art. 2512).
Téngase presente, como en el caso anterior, que no hay posesión de
un derecho real de censo sino mediante la inscripción en el Registro
Conservatorio. (Art. 2027). índice
CAPíTULO XV

DE LA POSESION

307. Generalidades.-Posesión es la tenencia de una cosa deter-


minada con ánimo de señor o dueño, sea que el dueño o el que se
da por tal tenga la cosa por sí mismo, o por otra persona que la
tenga en lugar y a nombre de él. (Art. 700).
La posesión es un hecho y no un derecho, como pretenden al-
gunos autores:
a) Porque como tal la estima el Código Civil al decir que es la
tenencia de una cosa con ánimo de señor o dueño; la tenencia de
una cosa es algo material, exterior, o sea, un hecho y no un derecho
o facultad moral;
b) En ninguna parte el Código la clasifica como derecho; no la
contempla entre los derechos reales taxativamente enumerados por
la ley ni menos entre los derechos personales o créwtos, con cuya
naturaleza no se aviene la posesión;
c) Porque la posesión puede existir con independencia de todo
derecho en la persona del que la tiene; puede una persona en el he-
cho poseer una cosa sin ser dueño ni tener ningún derecho sobre
ella;
d) Tampoco le da el carácter de derecho la circunstancia de que
la poses ion sea origen de las acciones posesorias, porque estas accio-
nes que nacen del hecho de la posesión continuada durante cierto
tiempo no significan el ejercicio de un derecho que puede no existir
en el poseedor, sino que tienen por único objeto amparar un hecho
en el cual la ley ve ciertos caracteres de estabilidad; de aquí que
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 385

en los juicios posesorios sólo se considera un punto de hecho, asa.,.


ber: cuál de los dos litigantes posee la cosa; pero"en esos juicios no
se indaga en virtud de qué derecho es ocupada la cosa. El derecho
de dominio es materia que se discute en e1juicio reivindicatorio.
Siendo la posesión un hecho ~ el dominio un derecho, se deduce
que son dos cosas diversas: no todo dueño es poseedor, ni todo po-
seedor es dueño.
Pero, al mismo tiempo, son dos conceptos íntimamente ligados,
porque de nada serviría el dominio sin la posesión de la cosa; de
aquí que el dueño de una cosa de que no está en posesión tiene para
reclamarla la acción reivindicatoria o de dominio, que se llama así
porque aun cuando por ella se persigue la posesión, sin embargo, en
el juicio se discute ei dominio, o sea, se persIgue la posesión como
una consecuencia del dominio.
Por otra parte, en la prescripción adquisitiva, la posesión de
una cosa, u~ida a cierto transcurso de tiempo, sirve para adquirir el
dominio por el modo de adquirir denominado prescripción; en este
caso la posesión viene a servir de causa del dominio.
308. Importancia y utilidad de la posesión. -La posesión es un
hecho que proporciona ventajas jurídicas de la mayor importancia.
En efecto:
a) El poseedor es reputado dueño mientras otra persona-no jus-
tifique serlo. (Art 700, inciso último) ..
. En concepto de la ley, la posesión es una presunción de dominio,
que permite al poseedor la ventaja inapreciable de tener el papel de
demandado en el juicio de reivindicación; donde hay actos públicos
y reiterados de posesión, la ley cree ver la expresi6n de un derechc
más elevado, que es la ,fuente de ella, o sea, el derecho de propie-
dad. Pero esta es una simple presunción que cede ante la realidad de
la comprobación efectiva del derecho de propiedad, el cual puede
existir en otra persona distinta. del poseedor. Comprobado el dominio,
el dueño obtiene la posesión como una consecuencia de su derecho.
b) La posesión continuada durante Cierto tiempo y con las condi-
ciones legales, constituye el modo de adquirir denominado prescriPción
adqui~itiva, por el cual se plfede ganar el dominio de los bienes corpo-
rales raíces o muebles y los otros derechos reales que no están espe·
386 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

cialmente exceptuados (art. 2498). Sólo el que está actualmente po-


seyendo puede aleggr la prescripción adquisitiva de dominio (art. 2502) ;
c) En ciertos casos la posesión importa la adquisición inmediata
del dominio, como ocurre en el modo de adquirir llamado ocupación,
que consiste en la toma de posesión de las cosas que no pertenecen a
nadie y cuya adquisición no es prohibida por las leyes chilenas, o por
el Derecho Internacional. (Art. 606);
d) La posesión tranquila y no interrumpida durante un año com-
pleto, permite al poseedor el ejercicio de las acciones posesorias para
conservar o recuperar la posesión de los bienes raíces o de derechos
reales constituídos en ellos (art. 916 y 918); y aun antes de un año
puede el poseedor, violentamente despojado, pedir que se restablez-
can las cosas al estado anterior. (Art. 928);
e) El poseedor vencido en el juicio reivindicatorio, aun el de ma-
la fe, conserva el derecho de exigir del dueño de la cosa reivindicada
ciertas prestaciones, contempladas en el párrafo 4. o del título de la
reivindicación, de que trataremos más adelante. El poseedor de bue-
na fe goza del beneficio de hacer suyos los frutos percibidos antes
de la contestación de la demanda. (Art. 907, inciso 3.°);
f) La posesión regulor de la cosa da acción reivindicatoria al <;ue
la ha perdido y se hallaba en el caso de poderla ganar por prescrip-
ción, pero no contra el verdadero dueño, ni contra el que posea con
igualo mejor derecho.
Todo esto justifica el dicho antiguo beati possidentes. Dichosos
los que poseen.
309. Cosas susceptibles de posesión.-Son susceptibles de pose-
sión las cosas determinadas, porque no se concibe que concurran la
tenencia y el ánimo de señor o dueño respecto de una cosa que no sea
determinada en su género y en su especie.
Propiamente hablando, sólo son materia adecuada de la posesión
las cosas corporales, porque sólo ellas son susceptibles de tenerse u
ocuparse materialmente, pero el Derecho hace extensiva la posesión
a las cosas incorporales que, aun cuando son meros derechos, forman
parte del patrimonio de una persona; y esta posesión, que el Derecho
Romano llamaba cuasi-posesión, es susceptible de las mismas calida-
des y vicios que la posesión de una' cosa corporal. (Art. 715)
DERECHO- CIVIL PRIMER AÑO 387

Con relación a los derechos reales, debemos observar que la po-


se$ión oel derecho de dominio sobre - una cosa se confunde con la
posesión -de la cosa misma, porque el dominio comprende todas las
facultades "que pueden ejercerse sobre una cosa: pero no ocurre 10
mismo con los otros derechos reales, como el usufructo, el uso, la
habitación, etc.
" Así, el usufructuario no posee la cosa fructuaria, es decir no
inviste ni real ni ostensiblemente el dominio de ella; posee sólo su
derecho de usufructo; pero respecto de la cosa misma materia del
usufructo tiene el carácter de mero tenedor (art. 714).
También son susceptibles de posesión los derechos fersonales o
créditos, y aunque esta posesión no tiene la importancia de la.po-
sesión de los derechos reales, porque ella no habilita para la pres-
cripción, no obstante tiene. aplicación en ciertos casos ..
-Así, el artículo 1576 del Código Civil, al tratar del pago de las
obligaciones, dice en su inciso 2,°, que el pago hecho de buena fe a
la persona que estaba entonces en posesión del crédito, es válido,
aunque después aparezca que el crédito no le pertenecía. Como se ve
claramente; en este caso se trata de una persona que sin ser acree-
dor, osea, dueño del crédito, pasa en el hecho por serlo y ejerce los
derechos de tal.
Finalmente, debe tenerse presente que siendo -la posesión un
hecho que manifiesta real o aparentemente el dominio. de una cosa,
no pueden ser objeto de posesión las cosas inapropiables, ni aquellas
.cosa~ que no son susceptibles de propiedad priYada por su destino
permanente a un uso público, como son los bienes nacionales de uso
público.
310. Elementos constitutivos de la posesión.-Dos són _los ele-
mentos constitutivos de la posesión, expresados en la fórmulaanti-
gua corpus et animus, o sea, la tenencia de la cosa yel ánimo de
o
. señor dueño.
El primero de estos elementos es corporal; material, externo; el
otro es interno, incorporal, es la intencién de. la persona que posee,
de obrar por su propia cuenta y no' por cuenta ajena.
La tenencia es la aprehensión material o legal de la cosa, o .er
otros términos, el hecho de disponer actualmente de la cosa. No e~
388 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

necesario que los actos materiales de detención o goce de la cosa que


constituyen la tenencia como elemento de la posesión sean realiza-
dos por el mismo poseedor en persona. Se puede tener la posesión de
una cosa corjJore alieno, es decir, aunque otro tenga la tenencia con
tal que éste la tenga en lugar y a nombre del poseedor (art. 700).
Con arreglo al artículo 721, puede una persona tomar la pose-
sión de una cosa por intermedio de un mandatario o represen tante
legal que obre en lugar y a nombre del mandante; y el artículo 725
dispone que el poseedor conserva la posesión aunque transfiera la te-
nencia de la cosa, dándola en arriendo, comodato, prenda, depósito,
usufructo, o a cualquier otro título no traslaticio de dominio.
El ánimo de seFíor o dueí'ío, que es el otro elemento constitutivo
de la posesión, debe existir en la persona misma del poseedor. El ac-
to de un tercero no puede hacernos poseedor contra nuestra volun-
tad; por eso cuando uno toma la posesión a nombre de otra persona
que no es su mandatario ni representante, no poseerá ésta sino en
virtud de su conocimiento y aceptación; pero se retrotraerá su rose-
sión al momento en quefué tomada a su nombre (Art. 721, inciso 2.°).
Lo dicho debe entenderse sin perjuicio de las reglas generales
sobre las personas incapaces, en cuya representación obran sus res-
pectivos representantes legales; pero conviene tener presente la dis-
posición del artículo 723, según la cual los que no pueden adminis-
trar libremente lo suyo, no necesitan de autorización alguna para
adquirir la posesión de una cosa mueble, con tal que concurran en
ello la voluntad y la aprehensión material o legal; pero no pueden
ejercer los derechos de poseedores, sino con la autorización que
competa.
Los dementes y los infantes son incapaces de adquirir por su
voluntad la posesión, sea para sí mismos o para otros. Como se ve,
sólo están privados del ánimo requerido para' adquirir la posesión de
una cosa mueble los que no tienen uso de razón, como los dementes
y los infantes.
311. Adquisición y pérdida de la posesión.-Hemos visto que los
elementos constitutivos de la posesión son la tenencia de una cosa
determinada y el ánimo de señor o dueño; existirá rues la posesión
cuando se reunan estos dos elementos esenciales de su constitución.
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 398

Pero la adquisición de la posesión tiene diversas reglas según se


trate de una cosa universal o singular.
Tratándose de una universalidad. como es la herencia, su pose-
sión se adquiere por el ministerio de la ley, desde el momento en
que es deferida, aunque el heredero lo ignore; pero el que válida.:.
mente repudia una herencia se entiende no haberla poseído jamás
(art. 722). La herencia se refiere en el momento de fallecer la perso-
na de cuya sucesión se trata (art. 956). Esta posesión conferida: por
el ministerio de la ley al heredero se llama posesión legal, pero no lo
habilita para disponer de un inmueble mientras po preceda el decreto
judicial de la posesión efectiva debidamente inscrito en el Conserva-
dor de Bienes Raíces y las demás inscripciones especiales ordenadas
por la ley. (Arts. 687 y 688). •
Tratándose de una cosa singular, ~debemos ctiistinguir si es mueble
o inmueble. La posesión de una cosa singUlar: mueble se adquiere
cuando concurren la voluntad y la aprehensión material o legal, o
sea, los dos elementos constitutivos de la posesión; y debiendo te-
nerse presente que en este caso' pueden adquirir la posesión ~in ne-
cesidad de autorización alguna, aún los que no pueden adquirir libre..;
mente lo suyo exceptuados solamente los dementes y los. infantes
(art, 723), como dijimos anteriormente.
Respecto' a la adquisición de la posesión de una cosa inmueble,
debemos observar:
l. o Que la posesión r~gular de un inmueble, sea o no inscrito en
el Registro Conservador, en el caso de la tradición, aplicable a las
o

transferencias por acto entre vivos, no puede adquirirse sino mediante


la inscripción en el Registro del Conservador (art. 724); y decimos
la posesión regular, aunque el Código no emplee esa palabra, por-
que sólo ella requiere esencialmente la tradición. (Art. 702, inc. 3. o).
2. o Que la posesión irregular de un inmueble 1)0 inscrito puede
adquirirse por el hecho de apoderarse de el con ánimo de hacerlo
suyo, aunque el que se apodere de él obre violenta o clandestina-
mente. (Arts. 726 y 729);
3. o Que la posesión regular o irregular de un inmueble inscrito
no puede en ningún caso adquirirse sino. mediante una nueva inscrip-
ción, y mientras subsista la inscripción anterior el que se apodera
390 . ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

de la cosa a que se refiere el título inscrito, no adquiere la posesión


de ella. (Art. 728).
Como se ve, en lo tocante a la posesión, el Código hace una dis-
tinción perfectamente clara entre los inmuebles inscritos y los no
inscritos en el Registro Conservador. En los primeros, mientras sub-
siste la in3cripción, la posesión no se pierde, y si alguien se apodera
del inmueble inscrito no adquiere la posesión ni pone fin a la pose-
sión anterior. En los otros, el que usurpa un inmueble adquiere su
posesión.
Antes de terminar lo relativo a la adquisición de la posesión,
observaremos que hay un caso en que no se adquiere la posesión de
una cosa aunque concurran los dos elementos, la tenencia y el áni-
mO,ttyes el caso del mero tenedor que usurpa la cosa dándose por
dueño de ella. El art¿culo 730 dispone terminantemente que en este
caso no se pierde por una parte la posesión ni se adquiere por otra,
a menos que el usurpador enajene a su propio nombre la cosa. En
este caso, la persona a quien se enajena adquiere la posesión de la
cosa y pone fin a la posesión anterior, excepto el caso de un inmue-
ble inscrito, para lo cual se requeriría una nueva inscripción.
Debe también tenerse presente que la posesión puede adquirirse,
o tomándola personalmente el poseedor, o por arra persona que la to-
me en su lugar y a su nombre; en este segundo caso es menester ave-
riguar si esa persona es su mandatario o representante legal, en cuyo
caso la posesión del mandante o representado principia en el mismo
acto aun sin su conocimiento; si no es mandatario ni representante,
en este cas:), la persona a cuyo nombre se toma la posesión no posee-
rá sino en virtud de su conocimiento y aceptación; pero se retro-
traerá su posesión al momento en que fué tomada a su nombre.
(Art. 721).

-- La posesión puede perderse, ya sea que falten a la vez los dos


elementos constitutivos de la posesión, o que falte cualquiera de ellos,
aunque subsista el otro.
El caso normal y corriente es que falten simultáneamente los dos
elementos constitutivos, como ocurre en las enajenaciones voluntarias,
en que el p03eedor se desprende voluntariamente de la tenencia y
del ánimo de señor o dueño; y también en el caso de abandono de la
DERECHO CIVIL' PRIMER AÑO 391

cosa, en que el poseedor deja la tenencia de la cosa, renunciando tam-


bién al ánimo de señor o dueño.
Se pierde también la posesión cuando falta sólo el elemento cor-
poral, aunque se conservé el ánimo de dueño.
~sto ocurre cuando otro se apoder:a de la cosa con ánimo de ha-
cerla suya; el poseedor anterior no ha renunciado su calidad de due-
ño, cuya intención conserva; pero esta intención no basta para man-
tener la posesión, porque le faita uno de los elementos constitutivos,
el elemento corporal, que consiste en la tenencia de la cosa por sí o
p::>r otra persona a su nombre y en su lugar. Conviene no olvidar
que tratándose de un inmueble inscrito, la posesión no cesa aunque
otro se apodere de él con ánimo de hacerlo suyo; la posesión inscritá
no cesa sino por la cancelación de la inscripción. Otro caso de pér-
dida de la posesión por faltar el elemento corporal, es el de aquellas
cosas respecto de las cuales el dueño se encuentra en la imposibilidad
de ejercer dominio sobre ellas, como ocurre en el caso de los animales'
bravíos que recobran su libertad natural, que pasan a ser res nullius;
y en el caso de .las cosas perdidas, cuando practicadas las posibles di-
ligencias, no aparece el dueño ni hay esperanzas de que aparezca,
materia de h cual hemos tratado en el título de la ocupación. El
artículo 727 advierte que la posesión de la cosa mueble no se entien-
de perdida mientras se haya bajo el poder del poseedor, aunque éste
ignore accidentalmente su paradero; la ley considera que en este caso
no falta el elemento corporal de la tenencia.
Recuérdese aquí lo dicho anteriormente sobre que el elemento
corporal de la posesión existe, aunque el poseedor no tenga material-
mente la cosa a su disposición, siempre' que la tenga en su lugar y a
su nombre, ya sea como usufructuario, comodatario,etc, (art. 725);
de modo que al decir que falta el elemento corporal, nos referimos al
caso de que el poseedor no tenga la cosa ni por sí ni por otro a su
nombre. .
. Finalmente, se pierde la posesión por la falta del elemento inma-
terial~ el ánimo de señor o dueño, aunque se conserve: la tenencia,
como ocurre en el caso que el Derecho antiguo llamaba constituto po-
sesorio, que es el contemplado en la parte final del número 5. o del ar-
tículo 684, en que por un contrato· el dueño de la cosa se constituye
392 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

usufructuario, comodatario, etc. El dueño pierde su calidad de tal y


al reconocer el dominio ajeno. pasa a ser mero tenedor de la cosa, que
conserva materialmente en su poder en virtud de un título distinto
del que antes tenía; y el nuevo dueño pasa a ser poseedor.
312. Diversas clases de posesión.-EI Derecho Romano dividía
la posesión en civil, natural y mera tenencia, y llamaba posesión civil
a la detención de una cosa con ánimo de señor o dueño; natural, a
la detención de una cosa sin ánimo de señor, pero con derecho in re,
v. gr.: en el caso del usufructuario; y mera tenencia, a la detención
de una cosa sin ánimo de señor y sin derecho in re, v. gr. en el caso
del arrendatario, que sólo tiene derecho personal.
Esta clasificación ambigua y dificil ha sido completamente abo-
lida por nuestra Código Civil, el cual sólo admite los términos opues-
tos de posesión y mera ten.encia, existiendo posesión sólo cuando se
reunen los dos elemennos constitutivos, a saber: tenencia de la cosa
por el mismo poseedor o por otra persona en su lugar y a su nombre,
y ánimo de señor o dueño; y existiendo mera tenencia, cuando se reco-
noce dominio ajeno, o sea, cuando falta el ánimo de señor.
Como se ve, lo que nuestro Código llama posesión es lo que· el
Derecho Romano llamaba posesión civil, corpore et ánimo, o sea, la
reunión de ambos elementos. Si falta el elemento del ánimo, no hay
posesión sino mera tenencia.
La posesión puede ser regular o irregular. (Art. 702).
Además de la clasificación de la posesión en regular e irregular,
que hace el arto 702 del Código Civil, hay que considerar otras no-
menclaturas de la posesión, que emplea también el Código Civil, a
saber:
a) Las posesiones viciosas, que son la violenta y la clandestina,
que define el Código Civil, en sus arts. 719 y 713, Y de las cuales
nos ocuparemos más adelante; b) la posesión tranquila, que exige la
ley comO requisito indispensable para entablar las acciones poseso-
rias (art. 918); e) la posesión no interrumpida, que es la que no ha
sufrido ninguna interrupción natural o civil (art. 2501), y que define
el Código al tratar de la prescripción adquisitiva, de la cual es un
requisito indispensable; d) la pose~ión de buena fe, de que también tr<:-
taremos y que es cosa diversa de la posesión regular, porque se pue-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 393

de ser poseedor regular y de mala fe; como vice-versa, el poseedor


de mala fe puede ser poseedor irregular (art. 702). Esta clasificación
de la posesión tiene gran aplicación al tratar de las prestaciones mu-
tuas que siguen a la sentencia recaída en el juicio de reivindicación;
e) la posesión de mala fe; f) la posesión ¡¡{scríta, que se refiere a los
bienes raíces o derechos reales constituídos sobre ellos, cuyos títulos
están inscritos en el Registro Conservatorio de bienes raíces y que
está especialmente garantida por la ley, porque ella, no cesa sino en
virtud Ge la cancelación de la inscripción, y mientras subsiste la ins-
cripción, el que se apodere de la 'cosa a que se refiere el título ins-
crito, no adquiere la posesión de ella, ni pone fin a la' po~esión existen~
te (art. 728). Esta posesión tiene también reglas especiales para su-
prueba, que establece el artículo 924 del Código Civil, al decir que
la pQsesión de los derechos inscritos se prueba por la inscripción, y
miéntras esta subsista y con tal que haya durado un' año completo,
no es admisible ninguna prueba de posesión con que se pretenda im-
pugnarla» ; tiene además gran importancia en materia de prescripción
adquisitiva, donde figura una disposisión fundamental que dice así:
«Contra un título inscrito no tendrá lugar la prescripción adquisitiva
-de bienes raíces o de derechos reales constituídos en éstos, sino en
virtud de otro título inscrito, ni empezará a correr sino desde la ins-
cripción del segundo» (art, 2505); g) La posesión de un inmueble cu-
yo título no está inscrito, de que trata el Código Civil en el artículo
729, del cual se deprenden los peligros que amenazan a su ¡:-o-
seedor, pues si alguien pretendiéndose dueño se apoderara violenta o
clandestinamente de un inmueble cuyo título no está inscrito, el
que tenía la posesión la pierde; h) la posesión inmemorial, de que
habla el Código Civil al tratar de las servidumbres continuas in a-_
parentes y de las discontinuas, para decir que sólo pueden adqui-
rirse por medio de un título y que ni aún el goce inmemorial bas:-
tará para constituírlas (art. 882); i) laposesión pro indiviso, que es la
que tienen uos o' más personas que poseen una cosa en común, y que
tiene importancia para fijar la sucesi§n de la posesién, porque en
caso de .división cada uno de los partícipes se entenderá haber
poseído exclusivamente la parte que por la división le cupiere, du-
rante todo_el tiempo que duró la división (art. 718); principio este
394 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ •

que tiene aplicación en materia' de herencias, en el que el Código re-


pite la misma regla diciendo: que cada asignatario se reputará haber
sucedido inmediata y exclusivamente al difunto en todos los efectos
que le hubiesen cabido, y no haber tenido jamás~ parte alguna en los
otros efectos de la sucesión (art. 1344). También tiene aplicación en
materia de hipoteca, confome al artículo 2417 del Código Civil, que
dice: «El comunero puede antes de la división de la cosa común, hi-
potecar su cuota; pero verificada la divisi6n la hipoteca afectará so-
lamente los bienes que en razón de dichas cuotas se adjudiquen si
fueren hipotecables»; J) la posesión originada por la existencia de un
título de mera tenencia, que constituye una presunción de mala fe y
que inhabilita aún para la prescripción extraordinaria, a menos que
se reunan los requisitos que enumera la regla tercera del artículo
2510 del Código Civil. k) la ¡:::osesión de las cosas incorporales, que es
susceptible de las mismas calidades y vivíos que la ¡:::osesión de
una cosa corporal (art. 715) ; posesión ésta que tiene importancia con
relación a los derechos reales, porque sirve para adquirirlos por
prescripción (inciso 2 del arto 2498), Y porque cuando esos derechos
versan sobre bienes raíces, hay acción posesoria para conservarla
o recuperarla; 1) la posesión del crédito o derecho personal, que el
Código toma en cuenta en el artículo 1576, inciso 2.°, para decir,
que «es válido el pago hecho de buena fe a la persona que estaba
entonces en posesión del crédito, aunque después aparezca que el cré-
dito n.o le pertenecía».
También hay que considerar la posesión unida al dominio, que
es la forma ordinaria en que se presenta la posesión, cuando se jun-
tan en una misma persona el hecho de la posesión con el derecho de
dominio; la «posesión a nombre proPio», de que habla el Código Ci-
vil en el arto 719 y que es lo .que vulgarmente se llama posesión en
contraposición a la mera tenencia, o «posesión a nombre ajeno».
En materia de sucesión por causa de muerte, usa e! Código las pala-
bras poeesión legal y posesión efectiva -Posesión legal es la que se
confiere al heredero por el ministerio de la ley, en el momento de
deferirse la herencia y que no lo habilita para disponer de los in-
muebles mientras no preceda a la posesión efectiva, que es la que se
da por decreto judicial, después de comprobada la calidad de herede-
DERECHO ClVlL PRIMER AÑO 395
,-

ro yque debe inscribirse en el Rtgistro Conservador de Bienes. (Art.


6688).
En materia de presunción de muerte por dewparecimiento, t¿sa el
Código los términos de poc:esión proviwria, que es la que concede el
juez a los herederos presuntivos des¡::ués de transcurridos diez años
desde la fecha.de las últimas noticias y que les da derecho a. los fru-
tos de los bienes (arts. 81, 84 Y 89) Y posesión definitiva, que se
concede ordinariamente por decreto judicial cuando han transcurridos
treinta años desde la fecha de las últimas noticias, la cual posesión
permite a' los herederos presuntivos disponer de los bienes sin perjui-
cio de la rescisión del decreto en los casos que indica la ley. (Arts. 82,
90 ysiguientes) .
. Al tratar del Reglamento del Registro Conservador, aludiendo el
Código Civil a los títuloscuya inscripción se prescribe, dice que ellos
no darán o transferirán la posesión efectiva del respectivo· derecho,
mientras la inscripción no se efectúe de la manera que se ordena.
(Art~ 696).
y finalmente, al tratar del estado civil de las . personas habla el
Código Civil de posesión notoria del estado civil (arts. 309 y 313), con-
cepto este que se aparta fundamentalmente de lo que aquí tratamos
y al que sólo nos referimos por llevar el nombre de posesión.
313. Posesión regular.-Es la que procede de justo título y ha
sido adquirida de buena fe; aunque la buena fe no subsista después
de adquirida la posesión. Si el título es traslaticio de dominio, es tam-
bién necesaria la tradición (art 702).
Son requisitos de la posesión regular: 1.0, el justo título; 2.°, la
buena fe al tiempp de la adquisición; y 3.°, la tradición; si el título
es traslaticio de dominio. Analicemos estos distintos requisitos.
314. 1.° Iusto titulo.-HemQs visto anteriormente, la diferen-
cia que hay entre título y modo de adquirir; el primero es la causa
remota y el segundo la causa próxima de la adquisición de un de-
recho. Pero al tratar de la posesión regular, y para el efecto de re-
putada tal, el Código incluye en el nombre de títulos a algunos mo-
dos de adquirir, en los cuales, no habiendo necesidad de acto jurídi-
co previo, se confunde el título con ellos. También el Código con-
396 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

sidera como títulos a ciertos actos que son sólo declarativos o com-
plemento de un modo de adquirir anterior, como luego veremos.
El justo título es constitutivo, traslaticio o declaratiyo de do-
minio.
Son constitutivos de dominio y por consiguiente se confunden
con el modo de adquirir, la ocupación, la accesión y la prescripción;
y se llaman constitutivos, porque, o crean un derecho que no existía,
o en los casos en que al parecer lo transfieren, no es por voluntad del
dueño anterior, cuyo derecho caducó, sino por el ministerio de la ley.
En la prescripción ordinaria, por ejemplo, el título o contrato
que sirve de base a la posesión regular, no es título de dominio sino
de simple posesión; el de dominio existiría por el hecho de haber
prescrito, en e! momento mismo de adquirir.
Son traslaticios de dominio los que por su naturaleza sirven para
transferirlo, comJ la venta, la permuta, la donación entre vivos, la
transacci6n en cuanto transfiere la propiedad de un objeto no dispu-
tado y el mutuo
Son declarativos de dominio la sentencias de adjudicación en
juicios divisorios y los actos legales de partición. Estos títulos, que
llamamos declarativos de dominio, no son propiamente títulos en el
sentido de causa de la adquisición de un derecho, porque, si se trata
de la división de una herencia, la causa legal de la adquisición del
heredero adjudicatario es la sucesión por causa de muerte, que es
modo de adquirir el dominio, y si se trata de la división de una C'J-
munidad, la causa de la adquisición de! comunero a quien se le adju-
dica la especie poseída proindiviso será la misma que correspondía a
la comunidad. Como se ve, estos títulos vienen sólo a completar,
precisar o declarar adquisiciones ya hechas por otros modos de adqui-
rir y sirven sólo para determinar los bienes que han correspondido a
cada heredero o comunero, según los casos, y por eso, los llamamos
declarativos de dominio. Confirman expresamente esta doctrina los
artículos 718, 1344,2313 Y 2417 del Código Civil.
Pero debe tenerse presente que los actos de partición producen
entre íos comuneros algunos efectos semejantes a los de los títulos
traslaticbs de dominio. Así, el adjudicatario tiene derecho a reclamar
de sus ca-partícipes el saneamiento por evicción, si hubiere sido pri-
DERECHO CiVIL PRIMER AÑo 397

vado de la cosa; y en caso de que sólo se le moleste en la posesión,


puede exigir de. ellos que concurran a hacer cesar la molestia (ar-
tículo 1345). Además, las particiones pueden anularse y rescindirse
de la misma manera y según las mismas reglas que los contratos, y
el heredero que ha sido perjudicado en más de la mitad de su cuota
puede interponer la demanda de rescisión, por causa de lesión enor-
me. (Art. 1348).
Sobre este punto, relacionado'con la sucesión por causa de muerte,
debemos llamar la atención a la circunstancia de que el Código,
apesar de que para el efecto de' regularizar la posesión comprende
bajo el nombre de títulos a los modos de adquirir, omitió el título del
legatario y del heredero que no tienen sentencia de adjudicación ni
acto legal de partición, como ocurre cuando es único heredero. El in-
ciso 2. o del número 4. o del artículo 704 sólo se refiere al heredero y
al legatario putativos, a quienes sirve de justo títuhel decreto judi-
cial de posesión efectiva y el correspondiente acto testamentario ju-
dicialmente reconocido; pero en ninguna parte habla el Código del
justo título del verdadero heredero qUe no tiene sentencia de adjudica-:
ción o acto legal de partición y del verdadero legatario.
Advierte el artículo 703, incisos 5. 0 y 6.°, que no forman nuevo
título para legitimar la posesión, las sentencias judiciales sobre dere-
chos lítigiosos ni las transacciones en cuanto .se limitan a reconocer o
declarar derecho.s preexistentes; en ambos casos el poseedor conserva
su título anterior, porque la sentencia o transacción en el caso aludi-
do no hace más. que declarar o reconocer un derecho que de antema-
no existía. Diversa cosa ocurre cuando por la transacción se transfie-
re un derecho no disputado; en este caso hay una nueva causa de ad-
quisición, o sea, un título para regularizar la posesión De la persona
a quien Se transfiere el objeto no disputado y sobre el cual antes no
tenía ningún derecho. • '
No es justo título con arreglo al artículo 704:
1. ° El falsificado, esto es, no otorgado realmente por la persona
que se pretende;'
2. o El conferido por una persona en calidad de mandatario o re-
presentante legal de otra sin serlo;
3.° El qúe adolece de un vicio de nulidad, como la enajenaCión
26
398 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

que debiendo ser autorizada por un representante legal o por decreto


judicial, no ha sido. La nulidad a que se refiere este número com-
prende tanto la absoluta como la relativa, pues el ejemplo que cita
es de nulidad relativa; pero como la nulidad relativa se sanea por un
lapso de cuatro años, pasado ese tiempo, se revalida retroactivamente
el título y se reputa válido y justo desde la fecha del otorgamiento.
(Arts. 1682, 1684, 1691 Y 705);
4. o El meramente putativo, como el del heredero aparente que
no es en realidad heredero; el del legatario cuyo legado ha sido revo-
cado por un acto testamentario posterior; etc.
Sin embargo, al heredero putativo' a quien por decreto judicial se
haya dado la posesión efectiva, servirá de justo título el. decreto,
como al legatario putativo el correspondiente acto testamentario que
haya sido judicialmente reconocido.
Téngase presente sobre esta materia una observación fundamen-
tal, yes la de que el Código no califica de título injusto el de aquel
que ha recibido la cosa de quien no era dueño sino simple poseedor;
por el contrario, ese es precisamente el caso en que tiene importancia
el hecho de la posesión regular como antecedente de la prescripción
ordinaria.
315. 2. o Buena fe.-La buena fe es la conciencia de haberse
adquirido el dominio de la cosa por medios legítimos, exentos de
fraude y de todo otro vicio. Así, en los títulos traslaticios de domi-
nio la buena fe supone la persuación de haberse recibido la cosa de
quien tenía la facultad de enajenarla, y de no haber habido fraude
ni otro vicio en el acto o contrato (incs. 1, o y 2.° del arto 706).
El poseedor de buena fe cree adquirir la cosa de quien era ver-
dadero dueño, o sea, incurre en un error de hecho creyendo que
existe el derecho de propiedad en la persona del que le transfiere la
cosa, siendo que en realidad no es' tal dueño.
Este justo error en materia de hecho en que incurre el adqui-
rente no se opone a la buena fe (inc. 3. o del arto 706). En efecto,
la ley, al hablar del jJoseedor de huena fe, se refiere precisamente a la
persona que posee la cosa por haberla adquirido con justa causa de
error, de quien no tenia realmente el dominio de ella; pues si la
hubiese adquirido de manos del dueño, tendría el dominio de ella y
DERECHO CIVIL PlUMER AÑO <;>

la ley lo llamaría dueño; pero sólo tiene la posesi6n, que 10 habilita


para la prescripci6n.
El error en materia de derecho constituye una presunci6n de
mala fe que no admite prueba en contrario (inciso final del art 706).
No puede alegarse un concepto equivocado de la ley, porque ésta se
entiende conocida de todo~ después de vencido el plazo de la pro-
mulgaci6n; ni sirve de excusa la ignoráncia de la ley, salvo el caso de
incomunicación previsto en el artículo 8. del C6digo Civil.
0

La buena f~ requerida para la posesi6n regular debe ser com-


pleta; si el adquirente ha tenido duda sobre la propiedad del autor
debe reputársele de mala fe.
La buena fe requerida para la posesión debe existir tan sólo en
el momento de la adquisición; y la calidad de poseedor regular no se
pierde aunque la buena fe no subsista después de adquirida la posesión.
Mala fides superveniens non impedit usucapionem. Distinta es la dis-
posición de la ley sobre la buena o mala fe del poseedor relativa-
mente a la adquisición de los frutos, pues. en este caso la buena o
Ínala fe se refiere al tiempo de la percepción de los frutos (art. 913),
El fundamento de esta diferencia está en que la posesiónregu-
lar, como base' de la prescripción adquisitiva ordinaria, es un estado
. de cosas permanente, cuyo carácter se determina de una manera in-
variable por las circunstancias que la acompañan en su órigen, mien-
tras que cada ~cto de percepción de frutos es un hecho aislado, inde-
pendiente de los anteriores; de manera que sobreviniendo la mala fe,
no podría razonablemente el poseedor -prevalerse de la buena fe ini-
cial, para hacerse dueño de frutos percibidos en condiciones diversas.
La buena fe se presume, excepto en los casos en que la ley es-
, tablece la presunción contraria. En todos los otros, la mala fe deberá
probarse (art. 707). Corresponderá pues al que litiga con el poseedor
probar que éste conoció la falta de dominio en el autor del título o
los otros vicios de que éste adolecía; y si esos hechos no se estable-
cen, la ley favorece al poseedor.
Finalmente, además de la ventaja que la buena fe proporciona
al poseedor, de dar a su posesión el carácte~ de regular, le sirve tam-
,
400 ALFREDO BARROS ERRAZURIZ

bién, como ya lo hemos insinuado, para la adquisición de los frutos


de la cosa. El artículo 907 establece que el poseedor de buena fe no
es obligado a la restitución de los frutos percibidos antes de la ccn-
testación de la demanda. Una razón de equidad aconseja al legisla-
dor no imponer al poseedor de buena fe una obligación que, en ciertos
casos, podría serle ruinosa, en beneficio de una pClsona que ha sido
negligente en la defensa de sus derechos.
316, 3.° Tradición.- -La posesión regular exige como requisito in-
dispensable la tradición, si el título es traslaticio de dominio (art.
702, inc. 3.°). Hemos visto en otra parte de nuestro estudiQ que el tí-
tulo traslaticio da sólo un derecho personal y que no transfiere ¡:or sí
mismo ni la posesión ni el dominio; sólo el modo de adquirir da un
derecho real. También vimos que la tradición sólo servía de modo de
adquirir cuando el tradente era duéño de la cosa; si el tradente no es
dueño sino simplemente poseedor, por la tradición sólo se transfiere la
posesión que tenía el tradente; pero si la tradición se basa en un jus-
to título y hay buena fe de parte del adquirente, éste obtiene la po-
sesión regular, aunque el tradente fuera un simple poseedor irrégular.
Siendo la tradición requisito necesario para la posesión regular y
efectuándose la tradición de los bienes raíces por la inscripcién en el
Registro Conservador, nadie puede adquirir la ¡:oscsión regular de un
bien raíz, por actos entre vivos, sino mediante la inscripción En el
Registro Conservador (art. 724).
317. Ventajas de la posesión regular .-La posesión regular es
favorecida por la ley. En efecto, ella sirve:
a) Para adquirir el dominio por la prescripción ordinaria, que es
de breve tiempo, mientras que el poseedor irregular sólo puede
hacerlo ¡::or la extraordinaria, de treinta años (arts. 2507 y 2510);
b) el poseedor regular goza del beneficio de la acción reivindica-
toria, equiparándosele en cierto modo al dueño, ccn la limitación de
que no puede hacerla valer ni contra el verdadero dueño ni CO:1tra el
que posea con igualo mejor derecho (art. 894). Esta acción no co-
rresponde en ningún caso al poseedor irregular.
318; Posesión irregular. Posesiones viciosas.-Es posesión irregu-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 401

lar la que carece de uno o más requisitos exigidos por la ley para la
posesión regular (art. 708). Forman una categoría especial las pose-
siones viciosas, que son la violenta y la clandestina, las que estando
en una situación jurídica inferior, comenzarán a ser irregulares cuan-
do cese el vjcio que las ha acompañado.
Se llaman viciosas estas posesiones, porque se tienen mediante
el vicio de la violencia o de la ocultación; y son de peor condición
que la posesión simplemente irregular.
Se diferencian de la simple posesión irregular:
1. o La posesión irregular, cuando se ha tenido sin violencia, clan-
destinidad ni interrupción, por un plazo de 30 años, 'habilita' para
adquirir el dominio de la cosa, por la prescripción extrac:rdinaria, aún
en el caso de que haya existido. un título inicial de mera tenencia,
siempre que durante ese plazo, el usurpador no haya reconocido el
dominio' de la persona a cuyo nombre inició la posesión. La posesión
viciosa, esto es, la que se mantiene con violencia o clandestinidad, en
el caso de que' haya existido un título inicial de mera tenencia, no
habilita al usurpador para adquirir la cosa,porla prescripción extra-
ordinaria de treinta años, y sólo puede invocarse para la prescrip-
ción, contando los treinta' años desde el momento en que hubiere
cesado la violencia o clandestinidad (art. 2510, regla 3.");
2. o El poseedor irregular puede instaurar acción poseSoria, si
tiene un año de posesión tranquila y no interrumpida; mientras que
el poseedor vicioso no puede entablar dicha acción, sino contando el
año desde que cesa la violencia o la clandestinidad.
Igualmente, las aceiones para recuperar ~a posesión.espiran al
cabo de un año' completo contado desde que, el poseedor anteriOr la
ha perdido, o sea, la ley ampare en su posesión al pose,edor irregu-
lar que lleva más de un año en posesión tranquila, mientras que en
el caso del poseedor violento o clandestino, la ley no ampara su po-
sesión, por larga que sea, mientras duren la violencia o la clandestini-
dad, y el plazo de un año de prescripción de la acción posesoria se
cuenta sólo desde el último acto de violencia o desde que haya' cesado
la clandestinidad (arts. 918 y 920).
319. Posesión violenta y cIandestina.-Es la que se adquiere
por la fuerza. La fuerza puede ser actual o inminente (art. 710). El
402 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

que en ausencia del dueño se apodera de la cosa, y volviendo el


dueño le repele, es también poseedor violento (art. 711). Existe vicio
de violencia, sea que se haya empleado contra el verdadero dueño de
la cosa, o contra el que la poseía sin serlo, o contra el que la tenía
en lugar o a nombre de otro. Lo mismo es que la violencia se ejecute
por una persona o por sus agentes, y que se eiecute con su consenti-
miento, o que después de ejecutada se ratifique expresa o tácitamente.
(Artículo 712):
El vicio de la violencia en la posesión es temporal, porque una
vez que cesa la violencia comienza la posesión útil; en efecto cuando
una persona pierde la posesión de un bien raíz por medios violentos,
el poseedor antiguo puede recuperarla por medio de la acción pose-
soria, que dura un año; peró el año debe contarse desde el último
acto de violencia realizado por el nuevo poseedor, de manera que
mientras dura la violencia, no corre el plazo de prescripción en con-
tra del antiguo poseedor; y recíprocamente el nuevo poseedor sólo es
amparado en su posesión una vez que ha transcurrido un año en po-
sesión tranquila de la cosa (arts. 918 y 920).
El vicio de la violencia es relativo, en el sentido de que el posee-
dor violento sólo tiene una posesión viciosa respecto del poseedor
anterior a quien despojó de la posesión. Un tercero, extraño a los
actos de violencia, no podría invocar en su favor el vicio de la violen·
cia, porque respecto de él la posesión no ha tenido tal carácter .
. Posesión clandestina es la que se ejerce ocultándola a los que
tienen derecho para oponerse a ella (art. 713). -
Acabamos de ver que la posesión debe ser tranquila, es decir,
adquirida por medios exentos de toda violencia; también debe ser
pública, o sea, el poseedor debe obrar sin ocultar sus actos, tal como
acostumbran hacerlo las personas que ejercen un derecho.
El vicio de la clandestinidad es relativo, como el de la violencia,
ya que puede la posesión ocultarse respecto de uno y no respecto de
otro; y temporal, porque cuando cesa la clandestinidad comienza la
. posesión útil.
Este vicio de la clandestinidad en la posesión se explica perfec-
tamente tratándose de bienes muebles, pero es muy raro tratándose
de bienes raíces. Es difícil esc::mderse para habitar una casa, para
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO .403

cultivar ,un campo; este vicio, respecto de inmuebles, se explica más


fácilmente en los casos de obras o trabajos subterráneos que invaden
la propiedad colindante y que no tienen ningún signo exterior o
superficial.
320. Posesi6n de buena y de mala fe.-Aunque la buena fe es
un elemento constitutivo indispensable, para iniciar una posesión re-
gular, que conduzca a la prescripción ordinaria, dijimos ya anterior-
mente y volvemos ahora a repetirlo, que son cosa-diversa:' posesión
regular y posesión de buena fe; como también son' cosa diversa: po-
sesión irregular y posesión de mala fe.
La clasificación de la posesión en de buena y mala fe, es impor-
tante, porque es muy diversa la situación jurídica en que se encuen-
tran uno y otro poseedor, para todo lo que se refiere a la acción
reivindicatoria y a las prestaciones mutuas que se s!guen al fallo
judicial. ,
La buena o mala fe del poseedor, que toma en cuenta el Código
para fijar sus derechos y obligaciones en materia de frutos, deterio-
ros, expensas y mejoras, se refiere, relativamente a los frutos, al
tiempo de la percepción y relativamente a las expensas, mejoras y
deterioros, al tiempo en que fueron hechas; pero después de la con-
testación de la demanda, el poseedor de buena fe sigue la misma
::ondición del de mala fe. (Arts. 913 y 907, inciso 3.°).
Analicemos esos diversos efectos.,
a) En materia de frutos, el poseedor de buena fe hace suyos los
frutos naturales. y civiles percibidos antes de la contestación de la
demanda, y por consiguiente no es obligado a su restitución. En
cambio, el poseedor de mala fé es. obligado a restituir los frutos na-
turales y civiles, y no solamente los percibidos, sino los que el dueño
hubiera podido percibir con mediana inteligencia y actividad, te-
niendo la cosa en su poder. Si no existen los frutos, deberá el valor
que tenían o hubieran tenido al tiempo de la percepción; se consi-
derarán como no existentes los que se hayan deteriorado en su
poder.
Repecto a los gastos ordinarios, que se han invertido en produ-
404 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

cirios, uno y otro tienen derecho a que se les abonen por el reivin-
dicador (art. 907).
b) En materia de deterioros, el poseedor de mala fe es respon-
sable de los que por su hecho o culpa ha sufrido la cosa, y el de
buena fe, mientra permanece en ella, no es responsable de estos de-
terioros, sino en cuanto se hubiere aprovechado de ellos (art. 906).
e) En materia de expensas, uno y otro tienen derecho a que se
les abonen las expensas necesarias invertidas cn la conservación de
la cosa, según las reglas del artículo 908.
d) En materia de mejoras, el poseedor de buena fe tiene dere-
cho a que se le abonen las mejoras útiles, hechas antes de contes-
tarse la demanda, y el poseedor de mala fe no tiene ese derecho y
sólo podrá llevarse los materiales de dichas mejoras, siempre que
pueda separarlos sin detrimento de la cosa reivindicada y que el pro-
pietario rehuse pagarle el precio que tendrían dichos materiales des-
pués de separados (arts. 909 y 910). En cuanto a las mejoras volup-
tuarias, uno y otro están en la misma situación y sólo tienen derecho
a llevarse los materiales en el caso y con los requisitos indicados an-
teriormente. (Art.9r1).
321. Posesión proindiviso.-Cada uno de los partícipes de una
cosa que se poseía proindiviso, se entenderá haber poseído exclusi-
vamente la parte que por la división le cupiere, durante todo el
tiempo que duró la indivisión.
Podrá, pues, añadir este tiempo al de su posesión exclusiva, y las
enajenaciones que haya hecho por sí sólo, de la cosa común y los
derechos reales con que la haya gravado, subsistirán sobre dicha par-
te si hubiere sido comprendida en la enajenación o gravamen. Pero
si lo enajenado o gravado se extendiere a más, no subsistirá la ena-
jenación o gravamen contra la voluntad de los respectivos adjudica-
tarios. (Art. 718).
Una disposición análoga contiene el artículo 1344, que al tratar
de la partición de la herencia dice; «Cada asignatario se reputa haber
sucedido inmediata y exclusivamente al difunto en todos los efectos
que le hubieren cabido y no haber tenido jamás parte alguna en los
otros efectos de la sucesión»; y el artículo 2417, sobre la hipoteca,
dice; «El comunero puede, antes de la división de la cosa común, hi-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 405

potecar su cuota; pero verificada la división, la hipoteca afectará so-


lamente los bienes que en razón de dicha cuota se adjudiquen. si
fueren hipotecables. Si no 10 fueren. caducará la hipoteca» .
. Como se ve en los artículos transcritos, el Código establece res-
pecto de la posesión proindiviso una doctrina. clara y precisa, según
la cual, efectuada la partición de los bienes indivisos, cada adjudi-
catario se reputará haber sido exclusivo poseedor de 'la parte que le
tocó en adjudicación y no haber tenido parte alguna en los demás
bienes. La. venta o hipoteca hecha por uno de los comuner~s du-
rante la indivisión, que afecte alguno de los bienes comprendidos en
ellq, queda en una situación mcierta hasta que se efectúe la parti-
ción; si la cosa yendidao hipotecada se adjudica al comunero. Rue
la vendió o hipotecó, queda firme la venta o hipoteca; en caso con-
trario, si se tratare de venta, se procederá como en el caso de venta
de la cosa ajenal Y si se tr<!-tare de hipoteca, esta caducará.
322. Otros caracteres de la posesión.-Cuando se transmite o
transfiere la posesión de una persona a otra, o sea, cuando hay suce-
sión en la posesión, 'la posesión del sucesor principia en él. Esta es la
regla general; pero puede al nuevo poseedor convenirle agregar a su
po~esión, la posesión de sus antecesores, y con este fin la ley 10 auto-
riza para ello, con la condición de que en tal caso se .laápropie con
. sus calidades y vicios, La ley no limita el número de antecesores;
el poseedor 'puede agregarse la de una serie no interrumpida de po-
seedores. (Art. 717).
Estadispbsición tiene una importancia inmensa en materia de
prescripción, pues permite al . poseedor invocar en su favor, al ale-
gar la prescripción, no sólo su propia posesión sino todo el tiempo
de posesión de las personas de quiehes deriva su título, o sea,' de
sus antecesores en la posesión de la cosa .
. Hemos visto ya en otra parte que estas transmisiones de la po-
y
sesión pueden cambiar su calidad convertirla de irregular en re-
gular,cuando se efectúa con justo título y buena. fe la tradición de
una cosa poseída irregularmente; en este caso el nuevO poseedor pa-
406 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

sa a ser poseedor regular, pero sólo desde la fecha en que se efectuó


la tradición a su favor.
El poseedor, según los casos, podrá alegar la posesión regular
como antecedente de la prescripción ordinaria, o la irregular como
antecedente de la extraordinaria de treinta años, según convenga a
su derecho.
Respecto de la prueba de la posesión, la ley fija reglas que la fa-
cilitan por medio de ciertas presunciones.
Si una persona justifica haber empezado a tener la cosa con áni-
mo de señor o dueño, o sea, haberla comenzado a poseer, la ley pre-
sume que esta posesión ha continuado hasta el momento en que se
alega (art. 719); obsérvese que no usamos las palabras «poseer a
nombre propio» y «poseer a nombre ajeno», que impropiamente em-
plea el artículo 719 del Código, porque toda posesión es a nombre
propio; sólo la tenencia es a nombre ajeno.
Si una persona ha empezado como mero tenedor, reconociendo
dominio ajeno, se presume igualmente la continuación del mismo or-
den de cosas.
Si alguien prueba haber poseído anteriormente y posee actual-
mente, se presume la posesión en el tiempo intermedio.
323. Mera tenencia.-Hemos visto que dentro del sistema segui-
do por nuestro Código Civil contrastan las palabras posesi6n JI mera
tenencia. Sabemos en qué consiste la poses~ón; estudiemos ahora la
mera tenencia.
Mera tenencia es la que se ejerce sobre una cosa, no como due-
ño, sino en lugar o a nombre del dueño. Constituye la mera tenencia
una situación jurídica completamente diversa de la posesión; de los
dos elementos constitutivos de la posesión corpus et animus, el mero
tenedor sólo tiene el primero, porque la cosa está materialmente a su
disposición; pero le falta en absoluto el segundo elemento, o sea, el
ánimo de señor o dueño, que es el distintivo característico de la po-
sesión, porque al tener la cosa a nombre de otro reconoce el dominio
ajeno.
La mera tenencia puede traer su origen o de la voluntad de las
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 407

partes, traducida ~n un contrato, o de la ley, o de dispcsición del


juez; pero siempre de un hecho regular, ajustado a derecho; en lo
que se diferencia también de la posesión, que puede ser regular, irre-
gular o viciosa; y precisamente este carácter regular de la mera te-
nencia es 10 que le da la calidad de precaria, porque de su título cons-
titutivo se desprende siempre el reconocimiento del dominio de otro.
El 'mero tenedor no inviste la posesión de la cosa; pero la pose-
sión debe residir en alguna persona mientras la cosa no sea abando-
nada; y esa persona que inviste la' calidad de poseedor es el dueño,
de l,a cosa, el cual conser~a la posesión, aunque esté en manos de
otro la tenencia; o sea, posee corpore alieno.
La mera tenencia no confiere al mero tenedor las ventajas de la
posesión, las cuales son propias solamente de los que reunen los dos
elementos constitutivos de esa situación jurídica; así, únicamente l~s
poseedores pueden entablar las acciones posesorias, y sólo por ex-
cepción, el artículo 928 concede al mero tenedor que ha sido vio-
lentamente despojado de la cosa, acción posesoria especial para ob-
tener el restablecimiento de las cosas al estado en que se hallaban
antes del despojo violento.
El estado, de mera tenencia subsiste indefinidamente mientras
'

se mantiene en vigor el título que le da vida, y el simple tiem-


po no la muda en posesión (art. 716). La mera tenencia de una
cosa se transmite a los herederos del testador, quienes contirtúal1 sien-
do meros tenedores; pero la transferencia a título particular que
efectúa el mero tenedor cuando a su propio nombre enajena indebi-
damente a otra persona la cosa materia de la mera tenencia, hace
cesar el estado de mera tenenci:;l, y el sucesor adquiere la posesión de
la cosa (art. 730.)
Son meros tenedor~s: el usufructuario, el usuario, el que, tiene
derecho de habitación, el arrendatario, el comodatario, el deposita-
ría, el acreedor prendario, el acreedor anticrético, el secuestre y los ad-
ministradores de bienes ajenos, como los mandatarios, curadores,
etcétera.
408 ALFREDO BARROS
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ERRÁZURIZ
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Completando lo dicho anteriormente, podemos anotar las siguien-


res caracteríscas de la mera tenencia:
l. a La mera tenencia equivale a lo que el Derecho Romano lla-
maba jJosesión natural; a la posesión a nombre ajeno, de que habla
el Código Civil en el artículo 719 y a la tenencia de la cosa en lugar
y a nombre de otro, de que habla el artículo 730.
2." La mera tenencia se inicia siempre con un título, que puede
ser un contrato, como ocurre en el caso del arrendamiento, o la ley,
como sucede en el usufructo del oadre de familia, o bien un decreto
del juez, como en el caso del secuestre.
3. a La mera tenencia continúa s iemjJre igual é invariable hasta
su terminación, cualquiera que sea el tiempo que transcurra. El simple
lapso de tiempo no muda la mera tenencia en posesión: salvo el ca-
so del artículo 2510, regla 3," (art. 716). La regla 3. 3 del artículo
2510 dice que la existencia de un título de mera tenencia hará pre-
sumir mala fe en el que se dice poseedor, y no dará lugar a la pres-
cripción a menos que concurtan estas dos circunstancias: a) que el
que se pretende dueño no pueda pI'Obar que en los últimos treinta
años se haya reconocido expresa o tácitamente su dominio por, el
que alega la prescripción; y b) que el que alega la prescripción
pruebe haber poseído sin violencia. c1andestinidád ni .interrupci6n
por el mismo espacio de tiempo.
Esta continuación de la mera tenencia, a pesar del transcurso
del tiempo, es una presunci6n expresa de la ley. Si se ha empezado
a poseer a nombre ajeno, dice el arto 819, inciso 2.°, es decir, si se
ha empezado a tener la cosa con la calidad de méro tenedor, se pre-
sume la continuación del mismo orden de cosas.
Y, por su parte, el artículo 730 dice que la mera tenencia de la
cosa continua, aún en el caso grave de que el merO tenedor la usurpe,
dándose por dueño de ella, a menos que la enajene a otro.
4.° La mera tenencia se cambia en posesión, en el caso de que
el usurpador enajene a su propio nombre la cosa. En este caso, la
persona a quién se enajena adquiere la posesión de la cosa, y pone
fin a la posesión anterior. Pero si el usurpador tenía la cosa en lu-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 409

gar y a nombre de un poseedor inscrito, aunque se dé por dueño de


ella y la enajene a otro, no se pierde por una parte la posesión ni
se adquiere por otra, sin la competente inscripción (art. 730). Tam-
bién se cambia en posesión, como acabamos de ver en el número an-
terior, cuando se reunen los dos requisitos que prescribe 111 regla 3
del artículo 2510.
5. o En caso de que el mero tenedor sufra. turbación o moles-
tia, proveniente de personas que aleguen derecho a la cosa, como
él no es poseedor, sino que tiene la cosa a nombre de otro, es decir,
a nombre del poseedor, su deber es noticiar al poseedor de la turba-
ción o molestia que ha recibido di terceros, por consecuencia de los
derechos que alegan; y si lo omitiere o dilatare culpablemente, abo-
nará los perjuicios que de ello se sigan alposee~or (art. 1931).
En caso de despojo violento, tiene el mero tenedor una acción
especial, que 'el Codiga incluye entre las acciones posesorias, con el
sólo objeto de pedir que se restablezcan las cosas a su estado ante-
rior y se asegure el resarcimiento de los daños. Restablecidas las
cosas, la acción posesoria que corresponda, deberá ser entablada por
el poseedor, y no por el mero tenedor. (Art. 928).
6.,0 Hay dos casos especiales de excepción en que el mero tenedor,
que pierde la tenencia, tiene una acción real para reclamarla contra
toda persona, y son el caso del secuestre (art. 2254) y del acreedor
prendario. (Art: 239J),
7.° En caso de daño causado a la cosa por delito o cuasi delito, el
mero tenedor, que es usufructuario, habitador o usuario, puede pedir la
indemnización correspondiente, si el daño irroga perjuicio a su dere-
cho de usufructo, de habitación o de uso. Puede también pedirla el
JUera tenedor que tiene la cosa. con obligación de responder de ella;
pero sólo en ausencia del dueño. (Art.2315).
8.° Fil1g1mente" hay clase$ muy diversas. de meros tenedore8~
a) Unos tienen sobre la cosa, un derecho personal de uso o goce,
-como el comodatario y el arrendatario, -
b) Otros tienen un derechp real de goce, que puede ser total o li-
mitado sobre la cosa, como ocurre con el usufrur;tuario, el usuario y
410 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

el habitador. Adviértase que éstos son meros tenedores, con relación


a la cosa; pero son verdaderos poseedores de su derecho real de usufruc-
to, uso o habitación y como tales pueden reclamarlos de cualquiera
persona y adquirirlos por prescripción.
c) Otros como el acreedor prendario tienen un derecho real para
la seguridad de su crédito; pero no pueden usar ni gozar de la cosa; y
d) Por último, hay otros meros tenedores, que son simples guar-
dadores de la cosa, como ocurre con el depositario y con el secuestre.
324. Precario.-Hemos visto que en el Código Civil contrastan
siempre las palabras posesión y mera tenencia; la posesión es a nom-
bre propio, la tenencia a nombre ajeno.
Pero hay una palabra que expresa un concepto todavía inferior
al de mera tenencia, y esta es la palabra 'precario.
La palabra precario viene del verbo latino precari, que significa
rogar o suplicar, porque como dice la ley romana, ley 1 De Precario,
el precario es una concesión o merced que se hace a una persona
para usar de una cosa mientras se lo permita el concedente.
Se llama precario la simple tenencia de una cosa ajena, sin
título, es decir, sin previo contrato, por la mera tolerancia del pro-
pietario, y que no da derecho alguno al tenedor, el cual está obli-
gado a devolverla en cualquier momento en que el propietario la exij a.
El precario está definido expresamente en nuestro Código al
tratar del contrato de comodato, en el arto 2195, que dice: <Se en-
tiende precario cuando no se presta la cosa para un servicio parti-
cular ni se fija tiempo para su restitución. ConstItuye también pre-
cario la tenencia de una cosa ajena sin título, es decir, sin previo
contrato y por ignorancia o mera tolerancia del dueño».
Se diferencian el precario y la mera tenencia, en que esta última
emana qe un título, que fija su duración, de manera que el propie-
tario de la cosa no puede repetir la cosa dada en mera tenencia,
sino doopués de acabado el tiempo del contrato; mientras que en el
caso del precario, el propietario, que facilitó la cosa a título de pre-
cario, puede recobrarla en el momento que quiera, porque no ha me-
diado título alguno, sino su mera tolerancia.
índice
CAP1TULO XVI

DE LAS LIMITACIONES DEL DOMINIO Y PRIMERAMENTE


DE LA PROPIEDAD FIDUCIARIA

,825. Idea general-El derecho de dominio, en su situación


normal, es perpetuo y comprende las tres facultades que le son
inherentes, a saber: el uso, el goce yel abuso. Pero, estas facultades
pueden ser limitad¡:¡s por la naturaleza misma de las cosas, o por la
voluntad del hombre, o por la autoridad de .la ley, que, o bien esta-
blecen servicios que un fundo debe prestar' a otro, como ocurre en
el caso de las servidumbres prediales, o dan a un individuo el dere-
cho de usar o gozar de una cosa que no le pertenece, como ocurre
en los derechos de usufructo y uso, o bien hacen incierta durante
algún tiempo la propiedad, poniendo término al dominio, el cual
pasa a otras manos en caso de cumplirse una condición, como ocurre
en la propiedad fiduciaria.
En estos casos hay limitaciones del dominio, de las cuales va-
mos ahora a ocuparnos.
ConfoÍme a lo dicho, el dominío puede ser limitado:
1, o Por haber de pasar a otra persona, en virtud de cumplirse
una condición, lo que constituye la propiedad fiduciaria; ,
2. o Por el gravamen de un usufructo, uso o habitaci6n, a que
una persona tenga derecho en las cosas que pettenecen a otra; y
3. 0 Por las servidumbres. (Art. 732),
412 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

Estudiaremos primero la propiedad fiduciaria; después los dere-


chos reales de usufructo, uso y habitación, y por último, las servi-
dumbres.
PROPIEDAD FIDUCIARIA

326. Definiciones.-Propiedad fiduciaria es la que está sujeta al


gravamen de pasar a· otra persona, por el hecho de cumplirse una
condición.
Fideicomiso es la constitución de la propiedad fiduciaria; y tam-
bién toma este nombre la cosa constituída en propiedad fiduciaria.
Restitución se llama la traslación de la propiedad a la persona
en cuyo favor se ha constituído el fideicomiso. (Art. 733).
Fiduciario o propietario fiduciario es la persona que tiene el do-
minio de una cosa con las restricciones que la ley y la voluntad del
constituyente han impuesto a su ejercicio, y con la obligación de res-
tituirla a un tercero por el hecho de verificarse una condición.
Fideicomisario es la persona a quien debe hacerse la restitución
de la cosa poseída fiduciariamente por otra, en caso de cumplirse la
condición.
Tenedor fiduciario es la persona que administra los bienes, ma-
teria del fideicomiso, mientras pende la condición, con la obligación
de reservar los frutos pura la persona que, en virtud de cumplirse o
de faltar la condición, adquiera la rpropiedad absoluta de ellos. (Ar-
tículo 749).
Fideicomiso de residuo es aquel en que se concede al fiduciario
el derecho de gozar de la propiedad a su arbitrio y, además, la libre
disposición de la propiedad, debiendo sólo entregar al fideicomisario
10 que exista al tiempo de la restitución. (Art. 760).
Substituto es la persona a quien pasan los derechos del fideicomi-
sario, en caso de que éste falte antes de la época de la restitución,
por fallecimiento u otra causa (art. 743), debiendo ser expresamente
designado en el respectivo acto entre vivos o testamento: (Art. 744).
327. Etimología.- Fideicomiso viene de las palabras latinas
fidei commissum, que quiere decir algo encomendado a la buena fe
DEltBcH0" CIVtt. PRIMER AN'O 413
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de una persona, porque, en un principio, entre los romanos, la res-


titución de la herencia fideicomisaria pendía tan sólo de la probidad
y buena fe del heredero instituído.
328. Constitución de la propiedad fiduciaria.-Limitación cons-
titucional y legaJ.-Los fideicomisos no pueden constituirse sino por
acto entre vivos, otorgado en instrumento público, o por acto testa.;
mentaría.
La constitución de todo fideicomiso que comprende o afecte un
inmueble, deberá inscribirse en el competente registro. (Art. 735). .
. Una misma propiedad puede constituirse a la· vez en usufru eto
afavor de una persona yen fideicomiso a favor de otra (art. 736),
v. gr.: Pedro deja a Juan hasta su muerte el usufructo de una casa,
la cual pasará después a Diego, si tiene hijos. Aquí existe un fidei-
comiso para Diego y un usufructo para Juan.
Pero, la constitución de fideicomisos no es ilimitada. Veamos lo
que al respecto dice el Mensaje del Ejecutivo al Congreso, en que
proponía la aprobación del Código Civil.
«Consérvase, pues, la substitución fideicomisaria en este proyecto,
aunque abolida en varios códigos modernos. Se ha reconocido en ella
una emanación del derecho de propiedad, pues todo propietario pa-
rece tenerlo para imponer a sus liberalidades las limitaciones y condi-
ciones que quiera. Pero admitido en toda su extensión este principio,
pugnaría con el interés sociat ya embarazando la' circulaci6n de los
bienes, ya amortiguando aquella solicitud en conservarlos y mejorar-
los, que tiene su más poderoso estímulo en la esperanza de un gozo
perpetuo, sin trabas, sin responsabilidades, y con la facultad de trans- .
ferirIos libremente entre vivos y por causa de muerte; se admite, pues,
el fideicomiso, pero se prohiben las substituciones graduales, aun cuan-
do no sean perpetuas, excepto bajo la forma del censo, en el que se ha
comprendido, por consiguiente, todo lo relativo al orden de, sucesión
en las vinculaciones. .. Es una regla fundamental en este proyecto la
que prohibe dos o más usufructos o fideicomisos sucesivos; porque unos
y .otros embarazan la circulación y entibian el espíritu de conserva-
ción y mejora, que da vida y movimiento a la industria» .
. Conforme con estos propósitos el artículo 745 dispone: «se pro-
hibe constituir dos o más, fideicomisos sucesivos, de manera que res~
27
414 AtF~EDO BARlwS ÉIRÁZURlZ

tituído el fideicomiso a una persona, 10 edquiera ésta con el grava-


men de restituirlo eventualmente a otra. Si de hecho se constituye-
ren, adquirido el fideicomiso por uno de los fideicomisarios ncrnbr~­
dos. se extinguirá para siempre la expectativa de los otros».
Combinando, pues, el Código la libertad de los propietarios con
el interés social, permite los fideicomisos, pero de manera que haya
una sola restitución de propiedad, o sea, un solo fideicomiso.
En el Derecho Antiguo, era crecido el número de inmuebles su-
jetos al gravamen de fideicomisos perpetuos, mayorazgos o vincula-
ciones, instituciones que impedían la enajenación de la rropiedad y
disminuían el interés por su mejoramiento. Para evitar esto, el Códi-
go dispuso que esas vinculaciones se convirtieran en capitales acen-
suados, según la ley o leyes especiales que se hayan dictado o se dic-
ten al efecto. (Art. 747).
Por leyes de 14 de Julio de 1852 y 21 de Julio de 1857 se esta-
bleció la exvinculación de los bienes raíces vinculados o sujetos a
prohibición perpetua de enajenar, de la manera siguiente: se procedía
a la tasación de las propiedades vinculadas y el valor de la ta~ación
se imponía a censo de 4% anual sobre los mismos r:iedios vinculé dos
o sobre otros que asegurasen suficientemente el pago de los cánones.
Exvinculada así la finca, sus poseedores tenían el libre derecho de
enajenarla o transmitirla por causa de muerte; y a las personas lla-
madas al goce de la antigua vinculación, les correspondía en su reem-
plazo el goce de los réditos del censo, debiendo regirse en su suce-
sión por las mismas reglas de la antigua fundación.
Una ley posterior facultó la redención de esos censos en arcas
fiscales. Con anterioridad también la Constitución Política, en su ar-
tículo 153, había dispuesto: «Las vinculaciones de cualquiera cIase
que sean, ta:1to las establecidas hasta aquí como las que en adelante
se establecieren, ne> impiden la libre enajenación de las propiedades
sobre que descansan, asegurándose a los sucesores llamados ]:or la
respectiva institución el valor de las que se enajenaren. Una ley par-
ticular arreglará el modo de hacer efectiva esta disposición».
329. Elementos del fideicomiso.-En todo fideicomiso, además
del constituyente hay un fiduciario y un fideicomicario, r-orque sien-
do la propiedad fiduciaria la que está sujeta al gravamen de pasar a
DEltEcHÚ CiVIL plUMER AÑO 415

otra persona por el hecho de cumplirse una condición, ella no se


comprendería sin que hubiera una persona que fuese dueño de la
cosa mientras la condición estaba pendiente, que es el fiduciario; y
otra que debiese adquirirlo cuando la condición se cumpliese, que
es el fideicomisario.
Decimos lo anterior, sin perjuicio de que en algunos casos sea
el mismo constituyente o sus herederos los que sirvan de fiduciario
o de fideiComisario.
Todo fideicomiso supone también la existencia de una c6sa sobre
que recaiga; no se concibe la propiedad, sea absoluta o fiduciaria, sin
una cosa determinada sobre que pueda estar radicada.
Finalmente, el fideicomiso supone también otro elemento esen-
cial que fija su naturaleza y es la condición; esa incertidumbre sobre
la suerte futura de la propiedad, proveniente de la duda sobre si se
cumplirá o no la condición, es la característica del fideicomiso.
Analizaremos los distjntos elementos, empezando nuestro estudio
por la cosa y condición, para ocuparnos en seguida de las faculta-
des y obligaciones dd fiduciario y del fideicomisario.
330. Cosa materia del ñdeicomiso.--No todas las cosas son sus-
ceptible de servir de materia a un fid~icomiso.
Este no puede constituirse sino sobre la totalidad de una heren-
cia o sobre una cuota determinada de ella, o sobre uno o más cuerpos
ciertos (art. 734).
El Código no ha exceptuado expresamente las . cosas fungibles;
pero un estudio atento dé la naturaleza del fideicomiso indica que no
puede constituirse sobre ellas, porque el fiduciario tiene el gravamen
de restitución y conservación de la cosa (arts. 751, 754 y 758),10 que
es imcompatible con la calidad de cosas fungibles, de las cuales no
puede hacerse el uso conveniente a su naturaleza sin que 'se destru::'
yan. Además, si el Código hubiera querido comprenderlas habría dic-
tado reglas especiales para regir esta clase de fideicomisos, como lo
hace con el usufructo (art, 764).
Pero esto no impide que entre las cosas sobre las que se puede
constituir fideicomiso, v. gr.: en el caso de una herencia:, se enCUEn-
tren algunas fungibles, según el principio general de Derecho que di':
ce que lo accesorio sigue la suerte de 16 principal.
416 ALFltEDO BAltRaS ERRÁZURIZ

331. Condición. Hemos dicho que es de la esencia del fideico-


miso la existencia de una condición que haga incierta la suerte futu-
ra del dominio. Estudiemos las disposiciones que con ella se
relacionan.
a) Hay una condición que va envuelta expresa o tácitamente en
todo fideicomiso y es la de existir el fideiccmiwrio, o su sub::títuto, a
la época de la resllitución (art. 738). Si el fideicomisario no existiese
a la época de la restitución, no podría efectuarse a su favor la tras-
lación de la propiedad, y el fide icomiso caducaría.
b) La condición de existir el fideicomisario o su substituto a la
época de la restitución puede ser la única a que 'ésta esté vincu-
lada.
Veamos un ejemplo: Dejo mi casa a Pedro con cargo de que el
1. ° de enero de 1930 la restituya a Juan. En este caso, se ha fijado
para la restitución una época cierta, y el dominio que como fiducia-
rio tiene Pedro' sobre la casa es un dominio resoluble sólo por la
condición de la existencia de Juan el día 1.0 de enero de 1930, con-
dición que, aunque en el ejemplo propuesto no 2parece expres2da,
no obstante por mandato de la ley' se supcne existente en t~ do fidei-
comiso. con arreglo al artículo 738.
e) A esta condición de existencia pueden agregarse otras copu-
lativa o disyuntivamente (art. 738 inc. 2.°).
Obsérvese que esta agregación debe hacerse requiriéndcse en to-
do ca~o la condición indispensable de la existencia del fideicomisa-
rio el día de la restitución. La agregación puede ser de una o varias
condiciones: de una, v. gr.: Dejo mi fundo a Pedro bajo la condi-
ción de que si se casa antes de los veinticinco añcs, pase a Juan.
En este caso para que se efectúe la restitución del fundo a Juan, es
menester que se cumplan dos condiciones, a saber: qwe se case Pedro
antes de los veinticinco años y que exista Juan el día de; matrimo-
nio de Pedro. En el mismo caso antes indicado pcdría el constitu-
yente haber agregado copulativamente otra condición más y se reu-
nirían así tres condio11es; o bien la agregación de otra condición
podría ser disyuntiva, en cuyo caso se r.ecesitarÍa la realización de
la condición general de existir el fideicomisario y además la de una
d2 las condiciones 'disyuntivas.
DERECHO CIVIL PRIMER A-NO 417

el) Las disposiones a día que no equivalgan a condición, según


De
las reglas del título las 'asignacione~ testamentarias, párrafo 3.°,
no constituyen fideicomiso. (Art. 741).
Para el debido estudio de este artículo debemos recorrer las
distintas clases de asignaciones a día.
1. o La asignación hasta día cierto, sea determinado o no, cons-
títuye usufructo (art. 1087); v. gr.: Dejo a Pedro mi casa hasta el
. día l. o de enero de 1930 (día cierto y determinado), o bien, hasta el
día de su muerte (día cierto e indeterminado).
En estos casos no hay condición, porque el día cierto' necesaria-
mente ha de llegar.
2. o La asignación hasta día incierto per~ 'determinado, unida a
la existencia del asignatario o de otra persona, constituye usufructo,
salvo que consista en prestaciones periódicas (art. 1088), v.gr.: Lego
a Pedro mi casa hasta que cumpla treinta años (día incierto y deter-
minado). En este caso la restitución nc:> está propiamente sujeta a
condición, pues en todo caso tiene ella .lugar aunque muera antes el
asignatario.
3. o La asigm:ción hasta día incierto e indeterminado constituye
fideicomiso, porque importa una condición (art. 1.083): v. gr.: Lego a
Pedro mi casa con cargo de restituirla a Juan cuando éste tenga hi-
jos. Hay aquí un día incierto e indeterminado.
4. o La asignación desde día cierto y determinado confiere al asig-
natario, según el artículo 1084, la propiedad de la cosa asignada y el
derecho de enajenarla y transmitirla, pero no el de reclamarla antes
de que llegue el día. Ejemplo: Dejo mi casa a Pedro desde el 1.0 de
enero del año 1930. Pero en este caso, podría haber propiedad fidu-
ciaria si el constituyente hubiera exigido expresamente la existencia
del asignatario el día prefijado, porque eso importaría una condición
o suceso incierto. (Art. 1.084 mc. 2. o).
5.0 La asignación desde día cierto e indeterminado es condicio-
nal y envuelve la condición de existir el asignatario en ese día. salvo
que la asignación sea a favor de una persona jurídica con existencia
permanente, en cuyo caso ésta adquiere la propiedad desde que se
defiere la asignación. (Art. 1Q85).
6. o La asignación desde un día incierto, sea determinado o no,
418 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

constituye una propiedad fiduciaria, porque esa asignación es siempre


condicional. (Art. 1086).
e) Toda condición de que penda la restitución de un fideicomiw
y que t[ rde más de treinta años en cumplirse, se tendrá por fallida,
a menos que la muerte del fiduciario sea el evento de que penda la
restitución. Estos treinta años se contarán desde la delación de la
propiedad fiduciaria (art. 739). La ley ha querido limitar la duración
de las condiciones para evitar que se prolongue demasiado el estado
de incertidumbre de la propiedad, que embaraza la circulación y en-
tibia el espíritu de conservación y mejora que da vida y movimiento
a la industria. (Mensaje del C. Civil).
/) Si es la muerte del fiduciario la que determina el día de la
restitución, se entenderá su muerte natural; sin perjuicio de lo que el
constituyente haya ordenado a este respecto. (Art. 740). Pero res¡:ecto
del fideicomisario debemos advertir que, para que pueda adquirir la
cosa, es necesario que exista natural y civilmente el día de la restitu-
ción (962).
332. Fiduciario.-Dijimos que era la persona que tenía la pro-
Piedad de la cosa mientras pende la condición; puede haber no sólo
uno sino dos o más fiduciarios (art. 742). Siendo dos o má:,,>, habrá
entre ellos derecho de acrecer (art. 7560); este derecho consiste en que
la parte del que falta se junta a la parte del otro u otros. (Art. 1147).
Cuando el constituyente haya dado la propiedad fiduciaria a dos
o más pers::mas, o cuando los derechos de I fiduciario se transfieran a
dos o más p::>r acto entre vivos o por causa de muerte, podrá el juez
a petición de cualquiera de ellas confiar la administración a aquella
que diere mejores seguridades de conservación (752). Si una persona
reuniere en sí el carácter de fiduciario de una cuota y dueño a!:sG-
luto de otra, ejercerá sobre ambas los derechos de fiduciario mientras
la propiedad permanezca indivisa; pero podrá redil' la división, de-
biendo intervenir en ella, el fideicomisario, si existe, o en su lugar,
los ascendientes legítimos, si su existencia se espera; o los personeros
de las corporaciones y fundaciones interesadas; o el defensor de
obras pías, si el fideicomiso fuere a favor de un establecimient.o de
benefiCencia. (Arts. 753 y 761).
No se concibe un fideicomiso sin propietario f¡duciario; si no se
DERECHO ciVIL PRIMER ANO, 419

ha designado ~xpresamente o si falta por cualquiera causa el fidu-


ciario designado, estando todavía pendiente la condición, gozará
fiduciariamente de la propiedad, el mismo constituyente. si viviere,
o sus herederos. (Art. 748).
La regla anterior sirve para solucionar Ciertas dudas que podrían
presentarse en algunos casos en que falta aparentemente el fiduciario.
Por ejemplo: se deja a Pedro hasta su muerte el usufructo de una
casa y se dispone que pase después a Juan si se ha recibido de
abogado. Pedro es usufructuario y Juan fideicomisario; pero no apa~
rece a primera vista el fiduciario. Aplicando el artículo 748, tenemcs
que el fiduciario, en este caso nudo propietario, no puede ser otro
que' el heredero del testador que constituyó el fideicomiso.
Veamos los derechos y obligaéiones del fiduciario.
a) El fiduciario es propietario de la cosa mientras pende la
condición (art. 733); puede enajenarla entre vivos y transmitirla por
causa de muerte, pero en uno y otro caso con el cargo de mante-
nerla indivisa y sujeta al gravamen de. restitución, bajo las mismas
condiciones que antes.
No será, sin embargo, enajenable entre vivos, cua~do el consti-
tuyente haya prohibido la enajenación; ni transmisible por testa-
mento o ab-intestato, cuando el día prefijado para la restitución el
el de la muerte del fiduciario; y en este segundo caso, si el fiducia-
rio la enajena en vida, será siempre su muerte la que determine el
día de la restitución. (Art. 751).
b) El fiduciario, además de ser dueño de la Gosa con propiedad
resoluble, tiene la espectativa de ser propietario absoluto de la cosa,
si no se cumple la condición impuesta para que tenga lugar la resti-
tución al fideicomisario, o si esta condición tarda más de treinta años
en cumplirse. (Art. 739).
c) El fiduciario tiene la libré administración de las especies
comprendidas en el fideicomiso; podrá mudar su forma, pero conser-
vando su integridad y valor, y será responsable de los menoscabos y
deterio~o1que provengan de su hecho o culpa. (Art. 758).
d) El propietario fiduciario tiene sobre las especies que puede
ser obligado a restituir, los derechos y cargas del usufructuario, con
las modificaciones siguientes. (Art. 754).
420 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

No es obligado a prestar caución de conservación y restitución,


sino en virtud de sentencia de juez que así lo ordene como providen-
cia conservatoria, impetrada en conformidad al artículo 761. (Art. 755).
Es obligado a todas las expensas extraordinarias para la conser-
vación de la cosa, incluso el pago de las deudas y de las hipotecas a
que estuviere afecta; pero llegado el caso de la restitución, tendrá
derecho a que previamente se le reembolsen por el fideicomisario
dichas expensas, reducidas a lo que con mediana inteligencia y cui-
dado debieron costar; y con las rebajas que van a expresarse:
l. o Si se han invertido en obras materiales, como diques, puen-
tes, paredes, no se le reembolsará en razón de estas obras sino lo
que valgan al tiempo de la restitución;
2. o Si se han invertido en objetos inmateriales, como e! pago de
una hipotéca, o las costas de un pleito que no hubiera podido dejar
dé sostenerse sin comprometer los derechos del fideicomisario, se
rebajará de lo que hayan costado estos objét.os una vigésima parte
cada año de los que desde entonces hubieren transcurrido hasta el día
de la restitución; y si hubieren transcurrido más de veinte, nada se
deberá por esta causa. (Art. 756).
Se llaman expensas extraordinarias aquellas obras o refacciones
mayores que ocurren por una vez o a largos intervalos de tiempo,
y que conciernen a la conservación y permanente utilidad de la cosa.
(Art. 798).
e) En cuanto a la imposición de hipotecas, censos, servidumbres
y cualquier otro gravamen, los bienes que fiduciariamente se posean
se asimilarán a los bienes de las personas que viven bajo tutela o
curaduría, y las facultades de! fiduciario a las del tutor o curador.
Impuestos dichos gravámenes sin previa autorización judicial con
conocimiento de causa, y audiencia de los que según e! artículo 761
tengan derecho para impetrar providencias conservatorias, no será
obligado el fideicomisario a reconocerlos. (Art. 757).
1) Respecto a las mejoras útiles y volujJtuarias, el fiduciario no
tendrá derecho a reclamar cosa alguna en razón de ellas, salvo en
cuanto lo haya pactado con el fideicomisario a quien se haga la res-
titución; pero podrá oponer en compensación el aumento de valor
DERECHO CIVIL PRIMER ANO 421

que las mejoras hayan producido en las especies, hasta concurrencia


de la indemnización que debiere. (Art. 759).
g) Por regla. general, el fiduciario debe conservar la integridad y
valor de la cosaI
respondiendo de los menoscabos •
o deterioros que
provengan de su hecho o culpa; pero si por la constitución del fidei-
comiso se le concede.expresamente el derecho de [,ozarde la .bropiedad
a su arbitrio, no será responsable de ningún deterioro.
Si se le concede además la Ubre disposicíón de la proPiedad, el
fideicomisario tendrá sólo el derecho de reclamar lo que existía al
tiempo de la restitución. (Art. 760).
Este segundo caso es el llamado fideicomiso de residuo, porque
el fideicomisario sólo entra al goce de lo que resta de la cosa el día
de la restitución.
Respecto al artículo 760, que acabamos' de transcribir, encon-
tramos la siguiente explicación del señor don Manuel Montt, presi-
dente de la Comisión Revisora del proyecto de C¡)digo Civil:.
«El artÍCulo 760 comprende dos casos bien distintos entre sí. En
estos dos casos no es la misma la voluntad del constituyente: en el
primero' otorga el goce de la propiedad, y en el segundo además la:
libre disposición de ella. Las obligaciones del fiduciario no son tam-
poco idénticas en ambos casos. En el primero, no es responsable de
ningún deterioro, y en el segundo, debe r,estituir únicamente lo que
exista al tiempo de la restitución. Esto sólo es 10 que tiene derecho de
reclamar el fideicomisario. Los derechos del fiduciario en el primer
caso están defin,idos por el artículo 751 ,y el fiduciario no puede hacer
más que lo que en este artículo se le concede. Los derechos del
fiduciario en el segundo caso son más amplios; puede disponer de la
cosa sin más obligación qqe restituir 10 que de ella quede al tiempo
de la restitución. .
«Concedido, en consecuencia, al fiduciario el goce de la propie
. dad a su arbitrio, puede enajenarla entre vivos, y transmitirla por
causa de muerte con las limitaciones y en los términos establecidos
en el artículo 751. '
«Concedida al fiduciario además la libre disposición de la pro-
piedad, puede enajenarla sin otra obligación que la de restituir lo
que exista al tiempo de la restitución.
422 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
~-----,,' -c':-;- -::--:'=---_-':'~----' -,Cr,'w';-,-.--"=c-""---, '-~""'-- '-c:,

Muchos autores, en el caso del segundo inciso del artículo 760,


que corresponde al caso de la ley romana de ea quod supererit, no ven
un fideicomiso común y ordinario, sino una disposición que se ase-
meja a la donación y en que debe consultarse con preferencia a todo
la voluntad del constituyen té» , ,
h) Puede ocurrir, a la inversa del caso anterior, que se limiten
las facultades del fiduciario, "Si se dispusiere que mientras pende
la condición se reserven los frutos para la persona que en virtud de
cumplirse o de faltar la condición, adquiera la propiedad absoluta, el
que haya de administrar los bienes será un tenedor fiduciario, que
sólo tendrá las facultades de los curadores de bienes». (Art. 749).
333. Fideicomisario.-En un fideicomiso puede haber no sólo
uno sino dos o más fideicomisarios (art, 742). También puede el
constituyente dar al fideicomisario los substitutos que quiera para el
caso que deje de existir antes de la restitución, por fallecimiento u
otra causa.
Estas substituciones pueden ser de diferentes grados, substituyén-
dose una persona al fideicomisario nombrado en primer lugar, otra
al primer substituto, otra al segundo, etc. (Art. 743).
No se reconocerán otros substitutos que los designados expresa-
mente en el respectivo acto entre vivos o testamento. (Art. 744),
Téngase presente que los substitutos son reemplazantes del fidei-
comisario sólo para el caso de que éste falte el día de la restitución,
El fideicomisario puede ser persona que al tiempo de deferirse 18
propiedad fiduciaria no existe, pero S"e espera que exista. (Art. 737),
Si se nombran uno o más fideicomisarios de primer grado y cuya
existencia haya de aguardarse en conformidad al artículo 737, se res-
tituirá la totalidad del fideicomiso en el debido tiempo a los fideico-
misarios que existan, y los otros entrarán al goce de él a medida que
se cumpla respecto de cada uno la condición impuesta. Pero expira-
do el plazo prefijado en el artículo 739, no se dará lugar a ningúr
otro fideicomisario. (Art. 746).
En algunas ocasiones puede aparentemente faltar el fideicomisa-
río por no constar su designación en el título; en estos casos se apli-
can las mismas reglas dadas respecto al fiduciario y volverá la pro·
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 423

piedad al constituyente o sus perederos, que vienen a ser los fideico-


misarios.
Veamos el siguiente ejemplo: Dejo mi casa a Pedro, bajo la con-
dición de que la pierde si se va a Europa,
Aquí hay indudablemente un fideicomiso, aunque no aparece in-
dicado el fideicomisario; fiduciario, Pedro; y fideicomisarios los here-
deros del testador.
El fideicomisario, mientras pende la condición, no tiene derecho
ninguno'sobre el fideicomiso, sino la simple expectativa de adquirirlo:
Esta expectativa le da el derecho, sin embargo, de impetrar del
juez la~ providencias conservatorias que le convengan, si la propie-
dad pareciere peligrar o deteriorarse en manos del fiduciario.
Tendrán el mismo derecho los ascendientes legítimos del fidei-
comisario que todavía no existe y cuya existencia se espera; los per-
soneres de las corporaciones y fundaciones interesadas; y el defensor
de obras pías, si el fideicomiso fuere a favor de un establecimiento
de beneficencia. (Art. 761).
El fideicomisario que fallece antes de la restitución, cuando sólo
tenia una simple expectativa y que nada había adquirido, no trans-
mite por testamento o abint';stato derecho alguno sobre el fideicomi-
so, ni a{in la simple expectativa, el que pasa ipso jure al substituto o
substitutos designados por el constituyente, silos hubiere. (Art. 762).
334. Extinción del fideicomiso.-EI fideicomiso se extingue.
1. o Por la restitución, que se efectúa de manos del fiduciario al
fideicomisario, que adquiere desde ese día la propiedad absoluta de
la cosa;
2. o Por la resolución del derecho de su autor, como cuando se
ha constituído el fideicomiso sobre una cosa que se ha comprado con
pacto de retrovendendo; y se verifica la retroventa;
3. o Por la destrucción de la cosa en que está constituído, con-
forme a las reglas dadas para igual caso respecto del usufructo, y en
lo que sean aplicables al fideicomiso;
4. o Por la renuncia del fideicomisarío antes del día de la restitu-
ción; sin perjuicio de los derechos de los substitutos, si los hubiere;
5. o Por faltar la condición o no haberse cumplido en tiempo
hábil, entendiéndose que pasados treinta años se reputa fallida toda
424 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

condición, a menos que la muerte del fiduciario sea el evento de que


penda la restitución; y
6. o Por confundirse la calidad de único fideicomisario con la de
único fiduciario (art. 763), v. gr.: si pendiente la condición, el fidei-
comisario compra al fiduciario la propiedad de la cosa dejada en
fideicomiso.
La propiedad fiduciaria también se adquiere y pierde por la pres-
cripción. (Art. 2498). índice
CAPITULO XVII

DEL USUFRUCTO

335. Idea general.-Ordinariamente °er goce de la cosa sigue al


dominio de ella; pero a veces se encuentra separado y pertenece a
una persona distinta del dueño, la cual 10 tiene a título de derecho
real. En este caso hay desmembración del dominio; porque le falta
uno de sus elementos; el dominio así desmembrado se llama mera o
nuda proPiedad, en contraposición a la proPiedad plena, que es la que
está unida al goce de la cosa.
Entraremos al estudio de. los derechos reales de goce sobre la
cosa ajena, y no nos referiremos aquí al goce que se presenta bajo la
forma de un simple der~cho personal, como en el caso del arrendata-
rio, materia que estudiaremos en el tratado de las obligaciones y de
los contratos (libro 4. 0 ) . Los derechos reales de goce sobre la cosa
ajena son: el usufructo, el uso y la habitación ..
336. Definición del usufructo.-Es un derecho real que consiste
en la facultad de gozar de una cosa con cargo de conservar su forma
y substancia, y de restituirla a su dueño, si la cosa no el? fungible; o
con cargo de volver igual cantidad y calidad del mismo género, o de
pagar su valor, si la cosa es fungible. (Art. 764).
El nombre
\
mismo de usufructo está demostrando la naturaleza
de este derecho; viene de las palabras latinas usus y jructus, signi-
ficando así que él confiere la doble facultad de usar de la cosa y de
percibir sus frutos.
Veamos algunos de los caracteres específicos del usufructo:
a) Es un derecho real de goce, que puede r~cIamarse de cual-
426 ALFREDO BARROS
---,.~.~,~,-~",,~ .. _- ERRÁZURIZ
~-'

quier poseedor de la cosa, en lo cual se diferencia de los simples de


rechos personales de goce, que sólo dan acción contra el deudor ..
b) El usufructo importa dos derecr.os coexistentes, el del nudo
propietario yel del usufructuario (art. 765) ; en esto se distingue del
fideicomiso, en el que hay un solo derecho, que reside en el fiduciario,
y una simple expectativa, en el fideicomisario.
e) Tiene necesariamente duración linfitada, al cabo de la cual pa-
sa al nudo propietario y se conwlida con la propiedad. (Art.765).
También distínguese en esto del fideicomiso, en el cual no se sabe d
la propiedad fiduciaria terminará para pasar a otras manos, o se con-
solidará en el fiduciario; todo depende de la condición, que es la esen-
cia del fideicomiso.
d) Es un derecho de goce comp:eto, o sea, comprende la facultad
de usar y percibir todos los frutos de la cosa (arts. 781, 790), en 10
cual se distingue de los derechos de uso y habitación, que sólo con-
fieren un goce parcial, limitado a las necesidades personales del usua-
rio o del habitador.
e) El usufructo es instransmisible por causa de muerte (art. 773);
en esto distínguese de la generalidad de los bienes y derechos, que
son transmisibles a los herederos.
337. Constitución del usufructo.-Estudiemos las distintas ma-
neras de constituir el usufructo.
a) Por la ley. Los usufructos constituídos por la ley se llaman
usufructos legales, y son el del padre de familia sobre ciertos bienes
del hijo, y el del marido, como administrador de la sociedad conyu-
gal, en los bienes de la mujer; estos usufructos están sujetos a las
reglas espeCiales del título De la patria potestad y del título De la
sociedad conyugal.
Llamamos la atención hacia la peculiaridad de estos usufructos
legales, que son materia de otros estudios y que difieren substancial-
mente del usufructo ordinario de que trata el título que analizamos.
En efecto, estos usufructos son inse/Jara!:;[:;s del estado civil del
padre y marido y llevan consigo el gravamen de atender a los gastos
del hijo y de soportar las cargas del matrimonio según el caso. No
pueden, por tanto, cederse a título alguno. Ellos son il1embargables,
en el sentido de que los acreedores no pueden subrogarse en el usu-
DERECHO CIVIL PRlMER AÑO 427

fructo del marido ni en el del padre de familia, como pueden hacerlo


en el usufructo ordinario (art. 2466); Y la ley establece esa inembar-
gabilidad para asegurar así la satisfacción de las necesidades de la
familia.
Ni el padre de familia ni.el marido están obligados, en razón de
su usufructo legal, a la fianza o caución que generalmente. deben
dar los usufructuarios para la conservación y restitución de la cosa
fructuaria.
b) El usufructo puede cons~ituirse por voluntad del dueño de la
cosa que, al separar el goce de la propiedad, hace uso de la facultad
de libre disposición que le confiere el dominio.
Esta constitución puede hacerse, ya por acto entre vivos como
la donación, venta u otro acto análogo, ya por acto mortis causa,
como el testamento, que es una de las maneras más frecuente~ de
constituirlo.
El acto entre vivos puede ser a título gratuito, como la dona-
ción, o a título oneroso, como en el contrato de compra venta; este
último modo de constituir el usufructo es raro en la práctica, porque
toda venta supone un precio y su determinación es difícil en el usu-
fructo, cuya duración depende de la vida del usufructuario.
La constitución del usufructo que el dueño efectúa separando el
goce de la propiedad, puede realizarse de~ dos maneras distintas: o
creando el usufructo a favor de una persona que no tenía antes el
goce de la cosa; reservándose el propietario la nuda propiedad de la
cosa; o bien desprendiéndose el dueño de .1a nuda propiedaCl de la
cosa, que pasa a otras manos, y reservándose el usufructo, en cuyo
caso el goce de la cosa no cambia de manos, pues lo tiene la misma
persona, con la diferencia que nolo sigue ejerciendo a título de due-
ño sino de usufructuario.
En' ambos casos hay constitución de usufructo, porque se des-
membra la propiedad; en el primero, se efectúa por creación directa
y en el segundo, por retención.
El usufructo que haya de recaer sobre inmuebles por acto entre
vivos, no· va1c!rá si no se otorgare por instrumento público inscrito.
(Art.767).
e) El usufructo puede adquirirse por prescriPción (arts. 766 y
428 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

2498). A primera vista parece extraño que una persona que se apo-
dera de una cosa ajena se limite a prescribir únicamente el usufructo
y no el dominio pleno de la cosa; pero tiene aplicación clara este
modo de adquirir, en la prescripción ordinaria, cuando existe un tí-
tulo constitutivo del usufructo que viene de manos de quien no era
verdaderamente dueño de la cosa.
El que entra a gozar del usufructo en esas condiciones, no lo
adquiere por la transferencia o transmisión del c,ue no era dueño;
pero puede adquirirlo por la prescripción ordinaria, llenando los re-
quisitos legales según los diversos casos.
338. Limitaciones a la constitución del usufructo.-La ley prohi-
be constituir usufructo alguno bajo una condición o a un plazo cual-
quiera que suspenda su ejercicio, so pena de no tener valor alguno;
pero exceptúa el caso en que el usufructo se constituya por testa-
mento, y la condición se hubiese cumplido, o el plazo hubiese expi-
rado antes de la muerte del testador. (Art. 768).
El usufructo podrá constituirse por tiempo determinado, o por
toda la vida del usufructuario. Cuando en la constitución del usu-
fructo no se fija tiempo alguno para su duración, se entenderá cons-
tituído por toda la vida del usufructuario. El usufructo, si se cons-
tituye a favor de una persona natural, termina precisamente con su
muerte natural o civil, aunque ocurra antes del día o condición pre-
fijada para su terminación. Si se constituye a favor de una persona
jurídica, no podrá pasar de treinta aFias. (Arts. 770 y 806).
Al usufructo constituído por tiempo determinado o por toda la
vida del usufructuario, según lo dicho anteriormente, podrá agregarse
una condición, verificada la cual, se consolide con la propiedad. Si
la condición no es cumplida antes de la exPiración de dicho tiempo o
antes de la muerte del usufructuario, según los casos, se mirará como
no escrita. (Art. 771).
339. Se prohibe constituir dos o más usufructos sucesivos o al-
ternativos.-Un ejemplo de dos usufructos sucesivos sería: Dejo a
Pedro el usufructo de mi casa durante su vida, y después de sus
días, pasará a su hijo primogénito. Ejemplo de usufructo alternativo
sería: Dejo el usufructo de mi casa a Pedro y Juan; de manera que
lo tenga el primero por cinco años, y el segundo por otros cinco; y
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 429

concluído este quinquenio vuelve el usufructo a Pedro por otros


cinco años, y al cabo de ellos vuelva a Juan por el mismo tiempo
(etc).
Si de hecho se constituyeren dos o más usufructos sucesivos o
alternativos, los usufructuarios posteriores se considerarán como subs-
titutos, para el caso de faltar los anteriores antes de deferirse el
primer usufructo. El primer usufructo que tenga efecto hará cadu-
car los otros; pero no durará sino por el tiempo que le estuviere de-
.signado (art. 769). Como se ve, esta prohibición de la ley no tiene
la sanción general de la nulidad absoluta del acto, establecida por
el artículo 10, sino que constituye uno de aquellos casos de excep-
ción a que la parte final del mismo artículo 10 se refiere, cuando
dice: «salvo en cuanto designe expresamente otro efecto que el de
nulidad para eÍ caso de contravención».
Con todas estas prohibiciones y limitaciones en la constitución
del usufructo, y las semej antes que estudiamos al tratar del fideico-
miso, el legislador se ha propuesto evitar que la propiedad esté
durante largo o indefinido tiempo en manos de personas que no
tengan interés en conservarla y mejorarla, sino que traten sólo de
sacar el mayor producto de ella, aún con riesgo y menoscabo de la
misma cosa y con perjuicio' del progreso general. Pero en el caso
de excepción a que se refiere el artículo 768, la ley no ve este incon-
veniente, porque en él se trata de que el plazo o la condición se
hubiese cumplido antes de la muerte del testador; entonces equivale
el usufructo a una asignación pura y simple, pues ya no se retarda
la entrega del usufructo al asignatario.
340. Caso de do~s o más usufructuarios.-La ley prohibe consti-
tuír dos o más usufructos sucesivos o alternativos, pero expresa-
mente dice que se puede constituir un usufructo a favor de dos o
más personas, que 10 tengan, simultáneamente, por igual, o según las
cuotas determinadas por el constituyente; y podrán en este caso los
usufructuarios dividir entre sí el usufructo, de cualquier modo que
de común acuerdo les pareciere. (Art. 772).
Siendo dos o más los usufructuarios, habrá entre ellos derecho
de acrecer, y durará la totalidad del usufructo hasta la expiración
del derecho del último de los usufructuarios. Lo cual se entiende si
28
430 ALFREDO nARItOS ERItÁZUlUZ

el constituyente no hubiere dispuesto que terminado un usufructo


parcial se consolide con la propiedad. (Art. 780).
341. Condiciones para la- entrada del usufructuario al goce de
la cosa:
a) El usufructuario no tiene derecho para exigir que el nudo
propietario le entregue la cosa en buen estado; tiene la obligación
de recibirla en el estado en que al tiempo de la delación se encuenlre;
y tendrá derecho para ser indemnizado de todo menoscabo o dete-
rioro que la cosa haya sufrido desde entonces en poder y por culpa
del propietario. (Art. 774).
La delación de una asignación, dice el artículo 956, es el actual
llamamiento de la ley a ceptarla o repudiarla. La herencia o legado
se defiere al heredero o legatario en el momento de fallecer la perso-
na de cuya sucesión se trata (etc).
b) tI usufructuario no podrá tener la cosa fructuaria sin haber
prestado caución suficiente de conservación y restitución. Esta cau-
ción es una garantía para responder al nudo propietario, de cual-
ciuier menoscabo, pérdida o deterioro que pueda sufrir la cosa por
dolo o culpa del usufructuario (arts. 783, 787); y si se trata de co-
sas fungibles, tiene por objeto asegurar el cumplimiento de la obli-
gación que contrae el usufructuario, de restituir otras tantas del mis-
mo género y calidad, o el valor que tuvieren al tiempo de la resti-
tución. (Art. 775).
Cesa la obligación de rendir caución en los siguientes casos:
l. o Cuando el constituyente ha exonerado expresamente de la
caución al usufructuario (775, inc. 2.0);
2'0 En el caso del donante que se reserva el usufructo de la cosa
donada (775, inc. 3. o). En este caso, la ley presume la voluntad del
constituyente, que, al efectuar la donación de la nuda propiedad, no
ha podido menos de establecer esa dispensa a su favor;
3. o En los usufructos legales del padre y del marido sobre los
bienes del hijo y de la mujer. (Art. 245).
Mientras el usufructuario no rinda la caución a que es obliga-
do y se termine el inventario, tendrá el propietario la administra-
ción, con cargo de dar el valor líquido de los frutos al usufructua-
rio. (Art. 776).
DEREcHO CIVIL PRIMER AÑO 431

Si el usufructuario no rinde la cauci6n a que es obligado, den-


tro de un plazo equitativo señalado por el juez a instancia delpró-
pietario, se adjudicará la administración a éste, con cargo de pagar
, al usufructuario el valor líquido de los frutos, deducida la suma que
el juez prefijare por el trabajo y cuidados de la administración; po-
drá en el mismo caso tomar en arriendo la cosa fructuaria, o tomar
prestados a interés los dineros fructuarios, de acuerdo con el usu-
fructuario. Podrá también, de acuerdo con el usufructuario, arrendar
la cosa fructuaria y dar los dineros a interés. Podrá también, de
acuerdo con el usufructuario, comprar o. vender las cosas fungibles,
y tomar o dar prestados a interés los dineros que de ello provengan.
Los muebles comprendidos en el usufructo, que fueren necesario pa-
ra el uso personal del usufructuario y de su familia, le serán entre-
gados bajo juramento de restituir las especies o sus respectivos va-
iores, tomándose en cuenta el deterioro proveniente del tiempo y
del uso legítimo. El usufructuario podrá en todo tiempo reclamar
la administración prestando la caución a que es obligado. (Art. 777).
En lQsartículos que acabamos de transcribir, la ley ha estable-
cido todo un sistema de medidas especiales para resguardar los de-
rechos del nudo propietario y del usufructuario, en los casos en que
a este último no le sea posible rendir cauci6n. No sería justa la ley,
si en ese caso hubiese privado de todo derecho al usufructuario, ya
que la misma imposibilidad de encontrar garantía está demostrando
el estado de necesidad en que se encuentra.
e) Tanto en garantía del nudo propietario a quien debe resti-
tuirse la cosa fructuaria, una vez terminado el usufructo, como del
mismo usufructuario, interesado en hacer constar el número y esta-
do de las especies que recibe, para deslindar su responsabilidad, la
ley establece la obligación del usufructuario dc hacer· inventario so-
lemne, como el de los curadores de bienes. Estudiemos esta obli-
.,
gaclOn:
l. o Inventario solemne es el que se hace, previo decreto judicial,
ante un ministro de fe y dos testigos, CQn los requisitos que previene
el Código de Procedimiento. Debe contener una relación de todos los
bienes comprendidos en el usufructo, particularizándolos uno a uno,
432 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

O señalando colectivamente los que consisten en número, peso o me-


dida, con expresión de la cantidad y calidad. (Art. 382).
2. o Sin este inventario previo «el usufructuario no podrá tener
la cosa fructuaria» (art. 775); Y mientras se termine el inventario,
tendrá el propietario la administración, con cargo de dar el valor
líquido de los frutos al usufructuario. (Art. 776).
3. o Teniendo el usufructuario por ley la obligación de hacer el
inventario, deberá efectuarlo a su cósta. (Art. 775).
4. o El inventario debe hacerse con intervenci6n del propietario,
y si éste no cuida de que se haga debidamente especificado, no podrá
después tacharlo de inexacto o de incompleto (art. 778),
342. Derechos del usufructuario.-EI usufructo confiere al usu-
fructuario un doble derecho: el de usar la cosa (usus) y el de percibir
los frutos (fructus).
1.o El derecho de uso sobre la cosa consiste en servirse de ella
según su naturaleza y destino; y por sí mismo, no confiere derecho
alguno sobre los frutos de la cosa.
Si se trata de cosas muebles que, sin consumirse de pronto, se
van deteriorando y envejeciendo poco a poco con el uso, como
alhajas, muebles de casa, etc., e! usufructuario no está obligado a
restituirlas al fin de! usufructo sino en el e~tado en que s~ hállel1,
respondiendo solamente de aquellas pérdidas o deterioros que pro-
vengan de su dolo o culpa. (Art. 787).
El uso que corresponde al usufructuario sobre la cosa tiene la
misma extensión del uso que sobre ella podría tener el propietario.
Así, el usufructuario de una heredad goza de todas las servi-
dumbres activas constituídas a favor de ella, y está sujeto a todas
las servidumbres pasivas constituídas en ella (art. 782); y se extiende
también el usufructo a los aumentos que ella reciba por aluvión o
por otras accesiones naturales. (Art. 785).
Es de la naturaleza del usufructo la obligación de conservar la
forma y la substancia de la cosa para restituirla a su dueño; pero
esta limitación haría imposible la constitución de usufructo sobre
cosas fungibles, que son aquellas de que no puede hacerse el uso
conveniente a su naturaleza sin que se destruyan (art. 575). Para
salvar esto, la ley ha establecido lo que los jurisconsultos llaman
DERECHO CIVIL PRIMER ANO 43J

cuasi usufructo, que consIste en que el usufructuario se haga dueño


de las cosas dadas en usufructo a fin de que pueda consumirlas, pero
con la obligación de devolver al propietario otras especies de igual
cantidad y calidad, o el valor que éstas tengan al tiempo de termi-
narse el usufructo. (Arts, 764-789).
Como se ve, éste no puede llamarse propiamente usufructo, pues
con el uso no queda salva la substancia de la cosa, y se llama cuasi
usufrucio, o sea, a semejanza del usufructo, porque aunque física-
mente se destruye la cosa, ella subsiste jurídicamente, por la obliga-
ción y caución que se da de restituir otro tanto del mismo género y
calidad.
2. o El usufructo confiere el derecho de percibir todos los frutos.
de la cosa. Al tratar de la accesión de frutos hemos estudiado el
carácter de éstos, su distinción en naturales y civf!es y el distinto
modo de adquirirlos, según su especie.
Entre los provechos que el .usufructuario puede obtener de la
cosa, hay ciertos objetos que no son propiamente frutos, sea porque
les falte la periodicidad, sea porque su percepción disminuye la subs-
tancia de la cosa que los produce; estas cosas asimiladas a los frutos,
que el programa de nuestro curso llama productos, son materia de
reglas especiales. Ellos, en principio, desde que no son propiamente
frutos, no quedan comprendidos en el derecho de goce del usufruc-
tuario; pero como su explotación constituye a menudo una fuente
regular de entradas, se les atribuye un carácter análogo a los frutos,
permitiéndose su goce al usufructuario, bajo ciertas condiciones.
Trataremos de ellos,
a) Bosques y arbolados.-EI goce del usufructuario de una he-
redad se extiende a ellos, pero con el cargo de conservarlos en un ser,
reponiendo los árboles que derribe y respondiendo de su menoscabo,
en cuanto no dependa de causas naturales o accidentes fortuitos.
(Art. 783).
El espíritu de la ley es que el usufructurrio haga las cortas,
conformándose en 10 posible al uso ordinario de los antiguos dueños.
b) Minas y canteras.-Si la cosa fructuaria comprende minas
y canteras en actual laboreo, podrá el usufructuario aprovecharse de
ellas y no será responsable de la disminución de productos que en
434 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

consecuencia sobrevenga, con tal que haya observado las disposicio-


nes de la ordenanza,.respectiva (art. 784). La condición para el goce
de estos productos consiste, pues, en que la mina o cantera esté en
actual laboreo a la fecha en que comience el usufructo; el usufruc-
tuario no tiene derecho de .il1iciar él mismo los trabajos, sino so-
lamente de co¡,tinuar los que tenía iniciados el dueño; y esto pro-
viene de la obligación general del usufructuario, de reglar el goce de
la cosa, en lo posible, segúOJel uso del propietario.
Entre los frutos o productos de la cosa que corresponden al
usufructuario no se cuentan los derechos que la ley concede al pro-
pietario sobre los te[:oros que se descubran en el suelo que usufructúa
(art. 786); pero esto no obsta a que, si el descubridor es el mismo
usufructuario, perciba él la parte que a título de descubridor le
corresponda.
El usufructuario de ganados o rebaños es obligado a reponer los
animales que mueren o se pierden, pero sólo con el incremento na-
tural de los mismos ganados o rebaños; salvo que la muerte o pér-
dida fuere imputable a su hecho o culpa, pues en este caso deberá
indemnizar al propietario.
Si el ganado o rebaño perece del todo o en gran parte, por
efecto de una epidemia u otro caso fortuito, el usufructuario no es-
tará obligado a reponer los animales perdidos, y cumplirá con entregar
los despojos que hayan podido salvarse (art. 788). El fundamento
de esto es que las cosas perecen para su dueño. Res domino suo
p<JrU.
Pero todas estas limitaciones y disposiciones que acabamos de
ver se entienden sin perjuicio de las convenciones que sobre la ma-
teria intervengan entre el nudo propietario y el usufructuario, o de
las ventajas que en la constitución del usufructo se hayan concedido
expresamente al nudo propietario o al usufructuario. (Art. 791).
343. Disposición de la cosa fructuaria.-EI usufructuario puede
dar en arriendo el usufructo y cederlo a quien quiera a título one-
roso o gratuito. Cedido el usufructo a un tercero, el cedente perma-
nece siempre directamente responsable al propietario. Pero no podrá
el usufructuario arrendar ni ceder el usufructo si se 10 hubiese pro
hibido el constituyente, a menos que el propietario le releve de la
DERECHO CIVIL PRIMER ANO 435

prohibición. El usufructuario que contraVinIere a esta disposición,


perderá el derecho de usufructo. (Art. 793).
Este artículo facultaexpresamenfe al usufructuario para ceder
el usufructo, pero en realidad lo que se cede es el ejercicio del derecho
y no el derecho mismo de usufructo, el cual apesar de la cesión conti-
núa residiendo en la persona del cedente, por una doble razón:
l. B, porque apesar de la cesión el cedente permanece siempre directa-
mente responsable al propietario; y 2. ", porque el usufructo se ~xtingue
por la muerte, del usufructuario cedente, en cuyo evento caduca la
cesión (arts. 794 y 806). Y no por la muerte del cesionário, circuns-
tancia que no afecta a la terminación del usufructo ni del goce
cedido.
Respecto de los arriendos de la cosa fructuaria, debemos distin-
guir los arriendos contratados por el propietario, antes de constituirse
el usufructo por acto entre vivos o de fallecer la persona que lo ha
constituído por testamento, y los contratos de arriendo o cesión cele-
brados por el uS,ujrtlcttlario durante el usufructo. '
Los primeros deben ser respetados por el usufructuario, quien
sólo sucederá en la percepción de la renta o pensión, desde que prin-
cipie el usufructo, pues emanan del propietario en uso de su derecho
de libre disposición de la cosa, y el usufructo fué constituído o ad-
quirido después de su celebración; los segundos, que emanan del
usufructuario, que tiene un poder temporal de goce sob~e la cosa, se
resuelven al fin del usufructo. En este caso, el propietario concederá,
sin embargo, al arrendatario o cesionario el tiempo que necesite para
la próxima percépción de frutos; y por ese tiempo quedará substituído
al usufructuario en el contrato. (Arts. 792 y 794).
El ejercicio del derecho de usufructo puede también pasar a
manos de los acreedores del usufructuario, quienes pueden pedir que
se les embargue el usufructo y se les pague con él hasta concurren-
cia de sus créditos, prestando la competente caución de conserva-
ción y restitución a quien corresponda. Podrán, por consiguiente,
-oponerse a toda cesión o renuncia del usufructo hecha en fraude de
sus d~rechos. (Art. 803).
Recuérdese aquí lo dicho al tratar de la inembargabilidad del
usufructo legal del padre de familia y del marido.
436 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
.::.: <"i

344. Derechos y obligaciones del usufructuario y del nudo pro·


pietario.-El usufructuario tiene las siguientes obligaciones:
a) Debe gozar de la cosa como un buen padre de familia, es de-
cir, administrándola con aquella diligencia y cuidado que los hom-
bres emplean ordinariamente en sus negocios propios (art. 44). Esta
o bligación se desprende de la naturaleza misma del usufructo, que
sólo concede la facultad de gozar de la cosa, con cargo de conservar
su forma y substancia (art. 764), para cuyo efecto el usufructuario
debe prestar caución suficiente (art. 775). La conservación de la subs-
tancia implica la obligación de mantener la cosa fructuaria en su in-
tegridad y valor (art. 758), y la conservación de la forma implica la
idea de mantener el destino que tenía la cosa en poder del dueño.
Así, el usufructuario de una casa destinada a habitación, no puede
transformarla en almacenes, porque esto sería cambiar la forma de
la casa.
Consecuencias de esta obligación del usufructuario, son:
l." Que el usufructuario responde de las pérdidas o deterioros de
la cosa que provengan de su dolo o culpa (art. 187) y no sólo de los
que provengan de sus propios hechos u omisiones, sino de los hechos
ajenos a que su negligencia haya dado lugar. Por consiguiente, es
responsable de las servidumbres que por su tolerancia haya dej ado
adquirir sobre el predio fructuario, y del perjuicio que las usurpacio-
nes cometidas en la cosa fructuaria hayan inferido al dueño, si no
las ha denunciado al propietario oportunamente, pudiendo. (Art. 802).
2. a Que corresponden al usufructuario todas las expensas ordil;a-
rias de conservación y cultivo. (Art. 795).
Son expensas ordinarias de conservación aquellas reparaciones
ligeras, de poco valor, que generalmente pueden preverse por ser casi
periódicas, y que se acostumbra atender con las mismas entradas ordi-
narias de la cosa, en contraposición a las obras o reparaciones mayore~,
de que luego trataremos. Las expensas ordinarias corresponden al
usufructuario, porque son verdaderas cargas anexa" al goce de la
cosa, y son condición necc.saria de lá explotación y del uso de ella.
b) Son de cárgo del usufructuario las pensiones, cánones y, en
general, las cargas periódica" con que de antemano haya sido gra-
vada la cosa fructuaria y que durante el usufructo se devenguen. No
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 437

es lícito al nudo propietario imponer nuevas cargas sobre ella en per-


juicio del usufructo. Corresponde asimismo al usufructuario el pago
de los impuestos periódicos fiscales y municipales que la graven du-
rante el usufructo, en cualquier tiempo que se hayan establecido.
Si por no hacer el usufructuario estos pagos los hiciere el pro-
pietario, o se enajenare o embargare la cosa fructuaria, deberá el pri-
mero indemnizar de todo perjuicio al segundo (art. 796). Todos esos
gravámenes anuales o periódicos debe pagarlos el usufructuario, por-
que se reputan como cargas de los frutos, o sea, del goce de la cosa.
e)" Son de cargo del usufructuario los intereses legales de los ca-
.
pitales invertidos por el propietario en las obras o refacciones mayo- .
res de la cosa (art. 797). Es justa esta disposición, pues las obras o
refacciones se ejecutan en interés de la cosa, de cuyos frutos goza el
usufructuario; y ese pago de intereses, aunque disminuye proporcio-
nalmente las entradas del usufructuario, representa la compensación
de los frutos que obtiene en virtud de esos trabajos.
lf) Finalmente, es obligación del usufructuario restituir la cosa
al nudo propietario a la terminación del usufructo. Siendo el usufructo,
por su naturaleza, temporal, la restitución es necesaria en todo caso.
Derechos y obligaciones del nudo propietario.-En el usufructo hay
dos derechos coexistentes: el del usufructuario y el del nudo propíe-
tafia. Estos derechos, aunque versan sobre la misma cosa, son de
distinta ,naturaleza, y tiene cada uno su objeto propio. Veamos los
derechos y obligaciones del nudo propietario.
a) El nudo propietario puede transferír libremente la propiedad
por acto entre vivos y transmitirla por causa de muerte (art. 773);
pero siempre con el gravamen del usufructo, que como derecho real,
sigue a la cosa donde quiera que vaya. El comprador o heredero a
quien pasa la nuda propiedad, tendrá que esperar la terminación del
usufructo para entrar en el goce de la cosa.
b) El nudo propietario puede hipotecar la cosa durante el trans-
curso del usufructo, pero sin que este gravamen perjudique al usu-
fructuario (art. 796), y entendiéndose que la hiJ:oteca se hace con la
limitacion que tiene el dominio. (Art.2416).
e) Corresponde al nudo propietario intervenir en los juicios re-
lativos a la cosa fructuaria, siempre que en ellos se trate de la pose-
438 AI.FREDO BARROS ERRÁZURIZ

sión del dominio de la finca, o de los derechos anexos a él; sin este
requisito, no valdrá la sentencia que se dicte contra el nudo propie-
tario. (Art. 922).
d) Son de cargo del nudo propietario las obras o refacciones
mayores, necesarias para la conservación de la cosa fructuaria, pa-
gándole el usufructuario, mientras dure el usufructo, e! interés legal
de los dineros invertidos en ellas.
El usufructuario hará saber al propietario las obras y refacciones
mayores que exija la conservación de la cosa fructuaria.
Si el propietario rehusa o retarda el desempeño de estas cargas,
podrá el usufructuario, para libertar la cosa fructuaria y conservar su
usufructo, hacerlas a .>u costa, y el propietario se las reembolsará sin
interés. (Art. 797).
Se entiende por obras o refacciones mayores las que ocurren por
una vez o a largos intervalos de tiempo y que conciernen a la con-
servación y permanente utilidad de la cosa fructuaria. (Art. 798).
e) Cuando no se trata de refacciones, sino de que viene a tierra
todo un edificio, por vetustez o por caso fortuito, ni el propietario
ni el usufructuario son obligados a reponerlo. (Art. 799).
f) El nudo propietario entra al goce de la cosa el mismo día
que termina el usufructo; pero, si debe el pago de reembolsos o in-
demnizaciones, según 10 dicho anteriormente, puede en este caso el
usufructuario retener la cosa fructuaria hasta que verifique el pago
de ellos. (Art. 800).
g) El nudo propietario no está obligado al pago de las mejoras
que voluntariamente haya hecho el usufructuario en la cosa fructua-
ria; pero podrá éste a1egarlas en compensación por el valor de los
deterioros que se le pueda imputar, o llevarse los materiales, si pue-
de separarlos sin detrimento de la cosa fructuaria y el propietario no
le abona lo que después de separados valdrían.
Lo cual se entiende sin perjuicio de las convenciones que hayan
intervenido entre el 'usufructuario y el propietario, relativamente a
mejoras, o de lo que sobre esta materia se haya previsto en la consti-
tución de! usufructo. (Art. 801).
345. Extinción del usufructo.-E1 usufructo se extingue:
a) Generalmente por la llegada del día o el evento de la condi-
DERECHO CML PRIMER AÑO 439

cíón prefijados para su terminación. Obsérvese que el Código acepta


la condición para terminar el usufructo, pero no la acepta para sus-
pender su ejercicio. (Art. 768). '
Si el usufructo se ha constituído hasta que una persona distinta
del usufructuario llegue a cierta edad, y esa persona fallece antes,
durará sin embargo el usufructo hasta el día en que esa persona hu-
biera cumplido esa edad si hl1.biese vivido. (Art. 804).
En la duración legal del usufructo se cuenta aún el tiempo en
que el usufructuario no ha gozado de él, por ignorancia, despojo o
cualquiera otra causa. (Art. 805).
b) Por la muerte natural o civil del usufructuario, aunque ocurra
antes del día o condición prefijada para su terminación;
c) Por la resolución del derecho del constituyente, como cuan-
do se ha constituido sobre una propiedad fiduciaria, y llega el caso
de la restitución;
d) Por consolidación del usufructo con la propiedad, como ocurriría
si el usufructuario adquiere la nuda propiedad de la cosa, o vice-versa;
e) Por prescriPción;
f) Por la renuncia del usufructuario. (Art. 806);
g) Por la destrucción completa de 'la cosa fructuaria; si sólo se
destruye una parte, subsiste el usufructo en lo restan,te; .
Si topo el usufructo está reducido a un edificio, cesará para
siempre por la destrucción completa de éste, y el usufructuario no
conservará derecho alguno sobre el suelo. Pero si el edificio destrui-
do pertenece a una heredad, el usufructUario de ésta conservará su
derecho sobre toda ella, (Art. 807).
si' una heredad fructuariaes inundada y se retiran después las
aguas, revivirá el usufructo por el tiempo que falte para su deter-
minación. (Art. 808).
h) Por sentencia judicial que a instancia del propietario lo de-
clare extinguido, por haber faltado el usufructuario a sus obligacio-
nes en materia grave, o por haber causado daños ° deterioros con-
siderables a la cosa fructuaria.
El juez, según la gravedad del caso, podrá ordenar o ,que cese
°
absolutamente el usufructo, que vuelva al propietario la cosa fruc-
tuaria, con cargo de pagar al fructuario una pensión anual determi-
nada, hasta la terminación del usufructo. (Art. 809). índice
CAPtTULO XVIII

DE LOS DERECHOS DE USO Y DE HABITACION

346. Definición.-El derecho de uso es un derecho real que con-


siste generalmente en la facultad de gozar de una parte limitada de
las utilidades y productos de una cosa.
Si se refiere a una casa y a la utilidad de morar en ella, se
llama derecho de habitación. (Art. 811).
En rigor, el derecho de uso, que comprende sólo uno de los ele-
mentos del usufructo, debería consistir únicamente en la facultad de
usar de la cosa, sin derecho a los frutos, nudus usus, id ea sine fruc-
tJ; pero como el simple uso de la cosa procuraba en ciertos casos
al usuario una ventaja insignificante, el Derecho Antiguo, fundado
en razones de equidad, agregó al derecho de usar la cosa, la facul-
tad de percibir los frutos de ella, en cuanto fueren necesarios para
las necesidades personales del usuario y de su familia. De aquí, que
el uso se asemeja al usufructo más de lo que su nombre indica; es
en realidad un pequeño usufructo.
347. Estudio comparativo del usufructo con el uso y la habita-
ción.-a) Convienen estos derechos en que el usufructo, el uso y
habitación se constituyen y pierden de la misma manera (art. 812);
pero el uso y habitación jamás se establecen por la ley, como el usu-
fructo.
b) Convienen asimismo, en que tanto el usufructuario como el
usuario y el habitador deben gozar de la cosa como un buen padre
de familia, pero en cuanto a la obligación de contribuir a las expen-
sas ordinarias de conservación y cultivo, se distinguen en que el
DERECHO' CIVlL PRIMER AÑO 441

usufructuario debe en todo caso soportar íntegras esas cargas y el


usuario y habitador sólo responden de ellas, a prorrata del beneficio
que reportan.
Esta última obligación no sé extiende al uso o habitach5n que
se da caritativamente a personas necesitadas. (Art. 818).
e) Tanto el usufructo como el uso son intransmisibles a los here-
deros. (Arts. 772 y 819).
d) Ni el usuario ni el habitador estarán obligados a prestar
caución, como el usufructuario. Pero el habitador es obligado a in-
ventario; y la misma obligación se extenderá al usuario, si el ~so
se constituye sobre ,cosas que deban restituirse en especie. (Art. 813).
e) Se distingue el usufructo, del uso y habitación, en cuanto a
la extensión del derecho. El usufructuario percibe todos los frutos que
produce la cosa, mientras que el usuario y el habitador tienen un
goce restringido, que se determina por el título constitutivo y, a fal-
ta de esta determinación en el título, por las reglas siguientes:
El uso y la habitación se limitan a las necesidades personales del
usuario o del habitador; en las necesidades personales del usuario o
del habitador se comprenden las de su familia. La familia compren-
de la mujer y los ,hiios legítimos o naturales, tanto los que existen
al momento de la constitución, como los que sobrevienen después, y
esto aun cuando el usuario o habitador no esté casado, ni haya re-
conocido hijo alguno a la fecha de la constitución. Comprende asi-
mismo C1 número de sirvientes necesarios para la familia. Compren-
de además las personas que a la misma fecha vivían con el habita-
dor o usuario y a costa de éstos; y las personas a quienes éstos
deben alimentos. (Arts. 814 y 815).
En las necesidades personales del usuario o del habitador no se
comprenden las de la industria o tráfico en que se ocupa. Así, el
usuario de animales no podrá emplearlos en el acarreo de los obje-
tos en que trafica, ni el habitador, servirse de la casa, para tiendas
o almacenes; a menos que la cosa en que se concede el derecho, por
naturaleza y uso ordinario, y por su relación con la profesión o in-
442 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

dustria del que ha de ejecerlo, aparezca destinada a servirle en ellas.


(Art. 816).
El usuario de una heredad tiene solamente derecho a los obje-
tos comunes de alimentación y combustible; no a los de una calidad
superior: «Ut oleribus, pomis, flloribus, feno, stramentis, lignis, ad
usum cottidianum utatur»; y está obligado a recibirlos del dueño o
a tomarlos con su permiso. (Art. 817).
La percepción debe hacerse en especie y servir directamente al
consumo; así, si la heredad produce trigo o vino, no puede el usua-
rio tomar más de lo que requiere para sus necesidades, con el objeto
de vender el excedente y procurarse otra clase de artículos por este
medio.
f) Bajo ciertas condiciones, el usufructuario puede ceder el usu-
fructo (art. 793); pero los derechos de uso y habitación no pueden
cederse a ningún título, prestarse ni arrendarse. Ni el usuario ni el
habitador pueden arrendar, prestar o enajenar objeto alguno de
aquellos a que se extiende el ejercicio de su derecho; pero pueden
dar los frutos que les es lícito consumir en sus necesidades perso-
nales. (Art. 819).
g) Los derechos de uso y habitación, cuyo ejercicio es entera-
mente personal, son inembargables (arts. 1618 y 2466). No ocurre
lo mismo con el usufructo, que puede ser embargado por los acree-
dores del usufructuario. (Art. 803). índice
CAP1TULO XIX

DE LAS SERVIDUMBRES

348. GeneraJidades.-Las servidumbres tienen gran importan-


cia en la legislación civil, porque afectan en doble sentido el dere-
cho de propiedad, ya lil1litándolo en el predio que sufre la servi-
dumbre, ya aumentándolo con respecto al predio que goza de ella;
prestan grandes servicios a la agricultura dando salida para facilitar
el cultivo, a una heredad rodeada de predios ajenos e incomunicada
con el camino público; reglamentandooel uso de las aguas; demar-
cando las propiedades y obligando a la construcción y reparación de
cercas divisorias comunes (etc); y,' finalmente, previenen y evitan
las enojosas--contiendas entre propietarios contiguos, por medio de
disposiciones que reglamentan los derechos y obligaciones de ambos,
en lo relativo a murallas medianeras, vista de una propiedad a otra
( etcétera)'.
Estas cargas que se imponen a tln predio en beneficio de otro se
llaman servidumbres, nombre que trae su origen del Derecho Antiguo,
por analogía con la esclavitud de las personas; pues así como una
persona se halla en esclavitud cuando debe sus servicios a otra, de
la misma manera un fundo o heredad está en una espeeie de servi-
dumbre cuando debe servicios a otro fundo de distinto dueño. El
Derecho Moderno las llama simplemente servidumbres, o bien, servi-
dumbres prediales, nombre este últiino que índica, que ellas no guar-
dan relación alguna con las antiguas servidumbres feudales.
Trataremos en la primera sección lo referente a las condiciones
444 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
'...:.c-7' _ .•," O:-~_'" "-

jurídicas de las servidumbres, y de éstas las llamadas naturales; en


la sección segunda, las legales; en la tercera, las voluntarias.

SECCI6N 1

Condiciones de existencia de toda servidumbre y primeramente de


las llamadas naturales

349. Definición y condiciún de existencia de las servidumbres.


-Servidumbre es un gravamen impuesto sobre un predio en utilidad
de otro predio de distinto dueño. (Art. 820).
De la definición anterior se desprenden las condiciones de exis-
tencia de las servidumbres, que son:
1. a La existencia de dos heredades, de las cuales una presta el
servicio y la otra 10 recibe. Se llama predio sirviente el que sufre el
gravamen, y predio dominante el que reporta la utilidad. Con res-
pecto al predio dominante la servidumbre se llama activa, y con
respecto al predio sirviente, pasi'ca. (Art. 821).
Nuestro Código define la servidumbre como gravamen, porque
la palabra servidumbre anuncia por sí misma alguna cosa pasiva,
alguna cosa de carga.
2. o La existencia de dos propietarios, dueño el uno del predio do-
minante y el otro del predio sirviente. Sin este requisito no hay
servidumbre, porque si fueran los dos predios del mismo dueño, los
servicios se - impondrían a título de dominio. Nemini enim res sua
servil jure servitutis, sed prodest jure dominii.
3. a La servidumbre debe redundar en utilidad o beneficio del
predio dominante, y esa utilidad, uso o beneficio constituye la causa
o el fin de la servidumbre; de otro modo el derecho sería nominal.
La naturaleza del servicio que presta el fundo dominante puede
variar según los casos, y no hay disposición legal que la limite.
Debemos hacer presente que, aunque ordinariamente la servi-
dumbre indica vecjndad de los dos predios, no es condición esencial
de su existencia el que los predios sean vecinos, ni mucho menos el
que sean contiguos o colindantes.
350. Caracteres jurídicos de las servidumbres.-Cosas incorpo-
DERECHO CM!.. PIUMER AÑO 445

rales inmuebles .-Las servidumbres constit~yen siempre un derecho


por su naturaleza inmueble, porque a diferencia de otros derechos
reales, como el usufructo, que puede versar sobre cosas muebles o
inmuebles, las servidumbres se establecen siempre sobre un inmueble
y en beneficio de otro inmueble.
Las servidumbres pesan sobre las cosas y no sobre las personas.
ProeJium, non persona servil. '
Toda servidumbre es cosa incorporal, pues no es parte de la subs-
tancia del fundo a que se debe, sino derecho inherente a este fundo.
351. Perpetuas.-A diferencia de las otras limitaciones del do-
minio, como el usufructo y el uso, que' son temporales, las servi-
dumbres son naturalmente perpetuas, en su carácter de cesas acce-
sorias e inherentes a la propiedad de un predio, que también es un
derecho perpetuo.
Decimos naturalmente perpetuas, porque este requisito no es
esencial, pues pueden constituirse por cierto plazo, terminado el
cual expiran las servidumbres (art. 885); pero es menester que el
plazo esté expresamente determinado.
352. Indivisibles.-Las servidumbres son indivisibles aunque se.
dividan el predio sirviente y el dominante. Dividido el predio sir-
viente, no varía la servidumbre que estaba constituída en él, y deben
sufrirla aquel o aquellos a quienes toca la parte en que se ejercía.
Dividido el predio dominante, cada uno de los nuevos dueños goza-
rán de la servidumbre, pero sin aumentar el gravamen del predio
sirviente (arts. 826 y 827). Así, si se trata de una servidumbre de
tránsito, tienen derecho de gozar de ella todos los nuevos dueños
de las partes en que se dividió el antiguo predio, pero no pueden
exigir que se altere la dirección, forma, calidad o anchura de la senda
o camino destinado a ella.
Si el predio dominante pertenece a muchos pro indiviso, el goce
de uno de ellos interrumpe la prescripción respecto df: todos, y si
contra uno de ellos no puede correr la prescripción, no puede correr
contra ninguno. (Art. 886).
353. Cosas accesorias de un predio.-Las servidumbres, como
cosas accesorias, son inseparables del predio a que activa o pasiva-
mente pertenecen (art. 825). Prcediis inhcerent. Consecuencia de este
29
446 ALFREDO nARRaS ERRÁZURIZ

carácter es que no pueden ser enajenadas, embargadas ni hipoteca-


das separadamente del predio a que pertenecen; se transmiten con
la propiedad del predio dominante, pasando de mano en mano al
mismo tiempo que él; Y en sentido inverso, como gravamen, deben
ser respetadas por todos los dueños a quienes se transmite el predio
sirviente.
354. Clasificaci6n de las servidumbre s.-La ley establece di-
versas clasificaciones de las servidumbres, atendiendo a su objeto, a
'sus caracteres y a la fuente u origen de ellas.
355. Según su objeto.-Las servidumbres pueden ser positivas
y negativas. Positiva es, en general, la que sólo impone al dueño del
predio sirviente la obligación de dejar hacer, como las servidumbres
de tránsito o acueducto. Negativa la que impone al dueño del predio
sirviente la prohibición de hacer algo que sin la servidumbre le sería
lícito, como la de no poder elevar sus paredes sino a cierta altura.
Hemos visto que las servidumbres pesan sobre las cosas, no
sobre las personas. De aquÍ, que el objeto de ellas puede consistir
en que el propietario del predio sirviente permita hacer algo en su
fundo dej ando gozar al fundo dominante de una parte de las ven-
tajas que confiere la propiedad del predio gravado, o bien, en que se
abstenga de hacer argo que, a no mediar la servidumbre, estaría fa-
cultado para ejecutar; pero por regla general no imponen obligación
de hacer. Servitlltum non ea natura est ut qui a'iquid faciat, sed ut
aUquid patia!ur, aut non faciat.
No obstante, por excepción, hay ciertas servidumbres que im-
ponen a veces al dueño del predio sirviente la ,obligación de hacer
algo, como concurrir a la demarcación. (Arts. 823 y 842).
Esta distinción carece de importancia práctica, pues no produce
consecuencias particulares.
356. Según sus caracteres.-Pueden Ser continuas y discontinuas;
aparentes e inaparentes. Estas clasificacicnes tienen suma impor-
tancia práctica, como lo veremos al tratar de la adquisición de las
servidumbres voluntarias, (Art. 882).
Servidumbre continua es la que se ejerce o se puede ejercer
continuamente, sin necesidad de un hecho actual del hombre, como
la servidumbre de acueducto por un canal artificial que pertenece al
ALFREDO :BARROS ERRÁZURIZ 447

predio dominante; y servidumbre discontinua, ta que se ejerce a in-


tervalos más o menos largos de tiempo y supone un hecho actual del
hombre, como la servidumbre de tránsito. (Art. 822).
El ejercicio de las servidumbres continuas no exige actos sucesi-
vos y repetidos de parte del predio dominante; ellas consisten en
cierto ~stado de cosas permanente, que una vez establecido dura in-
definidamente y procura por sí mismo el beneficio de la servidumbre,
como en el Caso citado de la servidumbre de acuedxto. Por la inver-
sa, las discontinuas consisten esencialmente en la posibilidad para el
propietario del predio dominante, de hacer ciertos actos sobre el pre-
dio sirviente, de manera que si no los ejecuta, la s~rvidumbre no se
ejerce.
No es menester para que la servidumbre sea continua que la
utilidad que ella presta sea también continua; ni debe considerarse
tampoco como discontinua aquella cuyo ejercicio es intermitente.
Así, la servidumbre de recibir las aguas lluvias del vecino es unq
servidumbre continua, y sin embargo, no se ejerce continuamente;
por la inversa, la servidumbre de recibir las aguas de una mina, que
se sacan mediante alguna comba o maquinaria, aunque se trabaje
día y noche sin interrupción, sería discontinua.
Lo esencial en esta distinción es que las continuas no requieren
hecho actual del hombre, y las discontinuas lo requieren.
Servidumbre aparente es la que está continuamente a la vista,
anunciándose por trabajos exteriores, como la de tránsito, cuando
se hace por una senda o por una puerta especialmente destinada a él,
la de acueducto, .etc.; e inaparente, la que no se conoce por una se-
ñal exterior; como la misma de tránsito, cuando carece de estas dos
circunstancias, la servidumbre de no edificar o de edificar solamente
hasta cierta altura determinada (jus non altius tollendi).
El carácter de la apariencia depende de un hecho accidental y
no de la naturaleza de las servidumbres. Así, una servidumbre como
la de tránsito puede ser aparente o inaparente, según la forma como
se presenta.
357. Según su fuente u origen.-Atendiendo a su origen, las ser-
vidumbres se clasifican en naturales legales y voluntarias.
Son naturales las que provienen de la natural situación de los
448 ALFREDO BARRoS ERRÁZURIZ

lugares, legales las que son impuestas por la ley, y voluntarias las qve
son constituídas por un hecho del hombre (art. 831).
En rigor, las servidumbres naturales quedan comprendidas dentro
de la categoría de las legales, desde que ambas son establecidas por
la ley; pero debidamente analizadas unas y otras, no tienen el mis-
mo origen. Las primeras tienen por causa la obra de la naturaleza, y
las legislaciones se han visto en todo tiempo obligadas a reconocerlas;
y las segundas, aunque alguna relación tienen con la natural situa-
ción de los lugares, son establecidas más o menos arbitrariamente por
el legislador.
Como principio general, en las servidumbres natt,Irales no se de-
be indemnización al predio sirviente, desde que son impuestas ¡:or la
naturaleza; en las legales, como impuestas por la autoridad pública,
debe de ordinario indemnizarse equitativamente ai propietario del
predio sirviente.
358. Servidumbres naturales.- Son relativas al escurrimiento
natural de las aguas y consisten en el gravamen que tiene el predio
inferior, de recibir las aguas que descienden del predio superior natu-
ralmente, es decir, sin que la mano del hombre contribuya a ello.
No se puede por consiguiente dirigir un albañal o acequia sobre
el predio vecino, si no se ha constituído esta servidumbre especial
(art. 833); y si de hecho se dirigiere, el dueño del predio inferior no
está obligado a recibirlas, y si éste hace obras para impedir la entra-
da de ellas a su propiedad, no es responsable de los daños que ata-
jadas de esa manera y sin intención de ocasionarlos, puedan causar
en las tierras o edificios ajenos. (Art. 938).
Pero si las aguas descienden naturalmente, el dueño del predio
inferior no sólo está obligado a recibirlas, sino que está obligado tam-
bién a remover el embarazo que sufra el curso ordinario de las aguas
a causa del cieno, piedras, palos, u otras materias que el agua aca-
rrea y deposita, para que las aguas vuelvan a su antiguo curso, o
bien, a permitir que lo hagan los dueños de las heredades en que esta
alteración del curso del agua cause perjuicio, repartiéndose los gastos
de la limpia o desembarazo entre los dueños de los predios a prorra-
ta del beneficio que reporten del agua. (Art. 939).
Además, el dueño del predio inferior tiene prohibición de hacer
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 449

cosa alguna que estorbe la servidumbre natural, y ~i hiciere estaca-


das, paredes u otras labores que tuerzan. la dirección de las aguas
corrientes, de manera que se derramen sobre el suelo ajeno, etc., será
°
obligado a deshacerlas modificarlas, resarciendo los perjuicios a los
interesados. (Art. 936).
Pero esto no significa que el dueño de un predio no pueda eje-
cutar trabajos de defensa, que sin alterar u obstruir el curso ordina-
rio de las aguas, preserven su propiedad de inundaciones o avenidas.
Por su parte, el dueño del predio superior no puede hacer cosa
alguna que agrave la servidumbre.
Esta servidumbre natural es aplicable no sólo a las a~as de
lluvia y a las que manan por infiltración o proceden del derretimien-
to de las nieves, sino también a las aguas que brotan de las fuentes
y corren de las heredades altas a las bajas, por obra de la naturaleza.
Pero no se aplica a las aguas del servicio doméstico, ni a las que se
°
han sacado reunido por medios artificiales, ni a las de lluvia que
caen de los tejados, porque en todas estas ha intervenido la mano
del hombre.
Respecto al derecho que el dueño de una heredad tiene para
usar de las aguas que corren por ella o por un deslinde, lo estUdia-
remos más adelante al tratar del régimen de las aguas.

SECCIÓN JI

Servidumbres legales

359. Servidumbres legales.-Son relativas al uso público o a la


utilidad de los ·particulares.
Las servidumbres legales relativas al uso público son: el uso de
las riberas en cuanto es necesario para la navegación· o flote, y las
demás determinadas por los reglamentos u ordenanzas respectivas.
Estas últimas son materia de otros estudios; nos ocuparemos
primeramente de la servidumbre relativa al uso de las riberas que
establece el Código Civil.
Los dueños de las riberas serán obligados a dej ar libre el espacio
450 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

necesario para la navegación o flote a la sirga, y tolerarán que los


navegantes saquen sus barcas y balsas a tierra, las aseguren a los
árboles, las carenen, sequen sus velas, compren los efectos que libre-
mente quieran vendérseles y vendan a los riberanos los suyos; pero
sin permiso del respectivo riberano y de la autoridad local no podrán
establecer ventas públicas. El propietario riberano no podrá cortar
el árbol a que actualmente estuviere atada una nave, barca o balsa.
(Art. 840).
Las riberas de los ríos navegables o flotables, de que trata esta
disposición, pertenecen a los dueños de las heredades contiguas, pero
están gravadas en interés público con la anterior servidumbre a fa-
vor de un bien nacional de uso público, como lo es el río o corriente
de agua navegable o flotable, en la forma contemplada en la disposi-
ción anteriormente transcrita.
Los árboles existentes en las riberas pertenecen a los dueños de
las heredades inmediatas, y éstos pueden por consiguiente cortarlos
y hacer de ellos lo que quieran; pero si al tiempo de cortar alguno,
estuviese atada en él alguna nave, se debe suspender la corta, porque
ella contrariaría el goce de una servidumbre de uso público, como es
la de que tratamos.
Las servidumbres legales de la segunda especie son asimismo de-
terminadas por las ordenanzas de policía rural. Aquí se trata espe-
cialmente de la de demarcación, cerramiento, tránsito, medianería,
acueducto, luz y vista. (Art. 841).
360. Demarcación.- Se llama demarcación la operación que
tiene por objeto fijar la linea que separa dos predios colindantes de
distintos dueños, señalándola por medio de signos materiales.
Todo dueño de un predio tiene derecho a que se fijen los límites
que lo separan de los predios colindantes, y podrá exigir a los res-
pectivos dueños que concurran a ello, haciéndose la demarcación a
expensas comunes. (Art. 842). .
La demarcadón es una operación cor.tradictoria, es decir, que
necesita el concurso de los dos propietarios contiguos; sin ese con-
curso la operación no tiene valor legal alguno.
Ella es fácil de realizar examinando los títulos de propiedad y
trazando conforme a ellos la línea divisoria, de modo que cada predio
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 451

tenga la superficie que indican los títulos; pero si cada uno de los
propietarios contiguos pretende tener derecho a una faja determinada
de terreno, y hay desacuerdo sobre el lugar por donde ha de pasar
la línea divisoria, en este caso se convierte en una verdadera cuestión
reivindicatoria o de dominio, y no podría re,solverse sumariamente,
sino eh un juicio ordinario o de lato conocimiento.
El derecho de los propietarios de pedir la demarcación es im-
prescriptible, en el sentido de que no expira por el transcurso del
tiempo, aunque no se haya hecho uso de él; pero no podría renovarse
una vez efectuada la demarcación en forma legal.
Una vez hecha la demarcación, deben mantenerse en su lugar
los mojones que fijan el deslinde, y si se quitare de su lugar. alguno
de ellos, el dueño del predio perjudicado tiene derecho para pedir
que el que 10 ha quitado lo reponga a su costa y le indemnice de los
daños que de la remoción se le hubieren originado, sin perjuicio de
las penas con que las leyes castiguen el delito. (Art. 843).
Nuestro Código estudia la demarcación y el cerramiento entre
las servidumbres; pero debemos tener presente que ellas presentan
algunas particularidades; propiamente las servidumbres no obligan
al propietario del predio sirviente sino a una simple absJención,
mientras que en la demarcación y el cerramiento la ley obliga a los
propietarios vecinos a una verdadera prestaci6n, 10 cual motiva la
opinión de algunos tratadistas que critican su clasificación entre las
servidumbres. En concepto de ellos, la vecindad ~ un cuasi con-
trato que da origen a estas obligaciones. .
861. Cerramiento. - Esta servidumbre importa un doble ele-
mento.
a) El derecho que tiene el dueño de un predio para cerrarlo o
cercarlo por todas partes, sin perjuicio de las ~ervidumbres consti-
tuídas a favor de otros predios. El cerramiento podrá consistir en
paredes, fosos, cercas vivas o muertas. (Art. 844).
El derecho de cerramiento de un predio no envuelve la extinción
de las servidumbres que lo ,gravan; todas ellas deben respetarse.
Así, la servidumbre de tránsito sería incompatible con el total cerra-
miento del predio que la soporta, y el dueño del predio dominante
452 DERECHO CIVIL PRIMER AÑO

podría reclamar si no se dejara abierto el espacio necesario para el


ejercicio de la servidumbre.
Si el dueño hace el cerramiento del predio a su costa y en su
proPio terreno, podrá hacerlo de la calidad y dimensiones que quiera;
y el propietario colindante no podrá servirse de la pared, foso o cerca,
para ningún objeto', a no ser que haya adquirido este derecho por
título o por prescripción de diez años contados como para la adqui-
sición del dominio (art. 845).
El Código establece el derecho de los dueños para cerrar sus
predios, pero este cerramiento no siempre es voluntario. Hay casos
en que puede ser obligatorio; la Ley Orgánica de Municipalidades
da a estas corporaciones el derecho de exigir el cerramiento de los
sitios abiertos al costado de los lugares de uso público.
b) Estimando nuestros legisladores que el cierre de las propie-
dades es de gran importancia para el desarrollo de la agricultura y
para la seguridad pública, no sólo reconoce el derecho del dueño de
un predio para cerrarlo, sino que le da la facultad-que no le otor-
gan otras legislaciones-de obligar a los dueños de los predios colin-
dantes a que concurran a la construcción y reparación de cercas di-
visorias comunes, que pueden consistir en paredes, fosos, cercas
vivas o muertas.
Si los propietarios no se ponen de acuerdo sobre el modo y
forma de la concurrencia, el juez la reglará de manera que no se
imponga a ninguno un gravamen ruinoso.
En las ciudades, las ordenanzas de policía exigen que todo cerra-
miento se haga con material sólido.
La cerca divisoria construída a expensas comunes estará sujeta
a la servidumbre de medianería (art. 846), de la cual trataremos
más adelante.
362. Tránsito.-Si un predio se halla destituído de toda comu-
nicación con el camino público por la interposición de otros predios,
el dueño del primero tendrá derecho para imponer a los otros la
servidumbre de tránsito, en cuanto fuere indispensable para el uso y
beneficio de su predio, pagando el valor del terreno necesario para
la servidumbre y resarciendo todo otro perjuicio.
Si las partes no se convienen, se reglará por peritos tanto el
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 453

importe de la indemnización como el ejercici,o de la servidumbre. (Ar-


rículos 847 y 848).
Se desprende de los artículos transcritos, que el procedimiento
para establecer la servidumbre de tránsito consiste en que el propie-
tario del fundo, que no tiene salida al camino, procure previamente
un acuerdo amigable con los propietarios de los predios que van a
sufrir el gravamen; y si este acuerdo no se obtuviere, la parte que
reclama el derecho de servidumbre, debe ocurrir al juez, para que en
vista del informe pericial, determine lo conveniente sobre el monto
de la indemnización y la forma en que debe ejercitarse la servi-
dumbre.
No dice la ley cuáles son las reglas que pueden servir de base
para determinar la forma deJa servidumbre; pero es evidente que
su dirección será ordinariamente por el trayecto más corto que co-
munique el predio dominante con el camino público, salvo que. el
trazado en esa dirección ocasione al predio sirviente o a] dominante
perjuicios muy graves, en cuyo evento el juez tratará de conciliar en
lo posible los intereses de' ambas partes, decidiendo en caso de duda
a favor de las heredades sirvientes, tal como en un caso análogo lo
establece el Código para la servidumbre de acueducto,
Si concedida la servidumbre de tránsito en conformidad a las
reglas anteriores, llega a no ser indispensable' para el predio domi-
nante, por la adquisición de terrenos que le dan un acceso cómodo
al camino o por otro medio, el dueño del prediO sirviente tendrá de-
recho para pedir que se le exonere de la servidumbre, restituyendo
lo que, al establecerse ésta, se le hubiere pagado por el valor del
terreno. (Art. 849),
Si se vende o permuta alguna. parte de un predio, o si es adju-
dicada a cualquiera de los que la poseían pro indiviso, y en conse-
cuencia esta parte viene a quedar separada del camino, se entenderá
concedida a favor de ella una servidumbre de t.ránsito, sin indemni-
zación alguna. (Art. 850).
Esta disposición, generalmente admitida en otras legislaciones,
se funda en consideraciones de derecho y equidad; no sería justo ni
equitativo .que los particulares que dividen una propiedad, hiciesen
recaer sobre sus vecinos el gravamen de la servidumbre de tránsito,
454 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

cuando por un hecho de ellos viene a quedar incomunicada una parte


de la antigua propiedad; el camino que la hijuela incomunicada ne-
cesite para su servicio debe ser dado por los copartícipes del terreno
primitivo.
363. Medianería.-Es una servidumbre legal en virtud de la cual
los dueños de dos predios vecinos que tienen paredes, fosos o cercas
divisorias comunes, están sujetos a las obligaciones recíprocas que
van a expresarse. (Art. 851).
Es éste uno de los casos de indivisión forzada de una cosa que
por su llaturaleza está destinada al servicio común de dos o más
propiedades; la propiedad permanece indivisa indefinidamente mien-
tras subsiste la servidumbre de medianería.
En rigor, el muro medianero debería considerarse dividido por
mitad en dos partes iguales, una para cada propietario; pero sien-
do estas partes, por su naturaleza, inseparables, necesariamente la
muralla se considera indivisa y común a los dos predios en todo su
ancho. ,
Entre los romanos eran poco frecuentes los muros medianeros;
la ley de las Doce Tablas obligaba a los propietarios a dejar un pe-
queño espacio libre entre su construcción y la propiedad de su ve-
cino; pero posteriormente se fué haciendo frecuente la construcción
de muros medianeros, y hoy día constituyen la costumbre general.
Prueba de la medianería. Título.-El derecho de medianería de
la muralla divisoria con el vecino debería regularmente proceder del
título de dominio de la propiedad o de otro posterior, en forma tal,
que pudiera oponerse al propietario vecino, ya por haber éste inter-
venido en el acto, 6 por proceder de un antecesor común a ambos
propietarios; pero no siempre queda constancia del derecho de me-
dianería en los títulos de dominio; o bien, el título no reune las con-
diciones necesarias para oponerlo al propietario vecino, que no ha
intervenido en él, ni directamente ni en la persona de su antecesor;
por 10 cual la ley determina que, a falta del título, puede estable-
cerse el derecho de medianería por otros prccedimientos.
Señales que acreditan la medíanería.-A falta de título, puede
establecerse el derecho por alguna señal que indique que se ha hecho
el cerramiento de acuerdo y a expensas comunes (art. 852) entre
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 455

los propietarios vecinos, Así, el propietario que levanta sin el con-


curso de su vecino una muralla divisoria, la hace de manera que
todas las aguas lluvias caigan del lado de su prcpiedad, desde que
él no tiene derecho para arrojarlas, ni siquiera en parte, al predio
vecino; si hace un foso de separación, por su exclusiva cuenta, toda
la tierra que saque, la arrojará del lado de su propieqad, porque no
puede ocupar el terreno del vecino sin que éste le dé el permiso ne-
cesario. Esas señales indican que en esos casos no hay derecho de
medianería, porque no ha habido concurso de ambos propietarios.
Presunciones dé medianería.-Todavía, a falta de título o de se-
ñales, la ley establece presunciones para facilitar la prueba de la me-
dianería.
Toda pared de separación entre dos edificios se presume media-
nera, pero sólo en la parte en que fuere común a los edificios mis-
mos.
Se presume medianero todo cerramiento entre corrales, jardines,
campos, cuando cada una de las superficies contiguas esté cerrada
por todos lados; si una sola está cerrada de este modo, se presume
que el cerramiento le pertenece exclusivamente. (Art. 853).
Facultad de adquirir la mediánería.-A fin de evitar las pérdi-
das de terreno, de material y de obra de mano que importaríá t11
construcción de un mUro divisorio por . parte de cada propietario
contiguo, la, ley establece el derecho que tiene el dueño de un predio,
en todos los casos, y aun cuando conste que una cerca o pt;1.Téd diviso":
ria pertenece exclusivamente a uno de los predios contiguos, para
hacerla medianera, en todo o en parte, aun sin el consentimiento
de su vecino, pagándole la mitad del valor del terreno en que está
hecho el cerramiento, y la mitad del valor actual de la porción de
cerramiento cuya medianería pretende (art. 854). Esta venta forza-
da que hace a su vecino el que antes era dueño exclusivo de la
muralla, participa de los caracteres jurídicos de la expropiación y
del contrato de venta.
Obsérvese que hay derecho para adquirir la medianería no sólo
de una par-ed sino también de una cerca divisoria; la ley sólo se ol-
vidó de los fosos divisorios.
Derechos y obligaciones de los medianeros. a) .-Cualquiera de
456 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

los dos condueños que quiera servirse de la pared medianera para


edificar sobre ella o hacerla sostener el peso de una construcción
nueva, debe primero solicitar el consentimiento de su vecino, y si
éste 10 rehusa, provocará un juicio práctico en que se dicten las
medidas necesarias para que la nueva construcción no dañe al ve-
cino.
En circunstancias ordinarias se entenderá que cualquiera de los
condueños de una pared medianera puede edificar sobre ella, intro-
duciendo maderos hasta la distancia de un decímetro de la superficie
opuesta; y que si el vecino quisiere por su parte introducir maderos
en el mismo paraje o hacer una chimenea, tendrá derecho de recor-
tar los maderos de su vecino hasta el medio de la pared, sin dislo-
carlos. (Art. 855).
Todo medianero como condueño de la pared, tiene derecho para
apoyar en ella su edificio; pero como la pared no le pertenece ex-
clusivamente, debe solicitar el consentimiento del otro condueño.
Al apoyar su edificio necesita introducir vigas o maderos, lo
que le permite la ley, respetando los derechos del otro dueño, para 10
cual el Código ha recurrido a un arbitrio que consulta todos los inte-
reses.
No siendo las murallas de las construcciones modernas de tanto
espesor como 10 eran antiguamente, permite la ley embutir los ma-
deros hasta la distancia de un decímetro de la superficie opuesta,
calculando así que no se destruya la doble capa de reboque y enlu-
cido que forma el re~stimiento del lado opuesto del muro, pero
siempre que el otro condueño no introdujere maderos en el mismo
paraje, porque entonces cada uno llegará con sus maderos sólo has-
ta la mitad de la pared.
b) Si se trata de pozos, letrinas, caballerizas, chimeneas, hoga-
res, fraguas, hornos u otras obras de que pueda resultar daño a los
edificios o heredades vecinas, deberán observarse las reglas prescri-
tas por las ordenanzas generales o locales, sea medianera o no la
pared divisoria. Lo mismo se aplica a los depósitos de pólvora, de
materias húmedas o infectas, y de todo lo que pueda dañar a la so-
lidez, seguridad y salubridad de los edificios. (Art. 856).
El principio que rige esta disposición no es propio ni especial
DERECHO CIVlL PlUMER. AÑO 457

de la servidumbre de medianería; es una aplicación de la limitación


general del dominio, que autoriza el libre goce de la cosa, no siendo
contra derecho ajeno.
Por lo demás, esta disposición es análoga a la del artículo 941,
y habría tenido mejor cabida en el título de las acciones posesorias
especiales.
c) Cualquiera de los condueños tiene el derecho de. elevar la pared
medianera, en cuanto lo permitan las ordenanzas generales o locales,
sujetándose a las reglas siguientes:
1. a La nueva obra será enteramente a su costa.
2. a Pagará al vecino a título de indemnización por el aumento
de peso que va a cargar sobre la pared medianera, la sexta parte
de lo que valga la obra nueva.
3. a Pagará la misma idemnización todas las veces que se trate
.de reconstruir la pared medianera.
4. a Será obligado a elevar a su costa las chimeneas del vecino
situadas en la pared medianera.
S.a Si la pared medianera no es bastante sqlida para soportar
el aumento de peso, la reconstruirá a su costa. indemnizando al ve-
cino por la remoción y reposición de teda 10 que por el lado de éste
cargaba sobre la pared o estaba pegado a ella.
6. o Si reconstruyendo la pared medianera, fuera necesario au-
mentar su espesor, se tomará este aumento sobre el terreno del que
construya la obra nueva; y
7. o El vecino podrá en todo tiempo adquirir la medianería de la
parte nuevamente levantada, pagando la mitad del costo total de
ésta y el valor de la mitad del terreno sobre que se haya extendido
la pared medianera, según el inciso anterior. (Art. 857).
En el presente caso, la ley faculta a los condueños para hacer
gravitar el peso de una construcción exclusivamente propia sobre la
pared medianera; es ésta una agravación necesaria de la servidumbre
en provecho exclusivo de uno de los medianeros, que la ley creyó
equitativo compensar, estableciendo un sistema de indemnizaciones
que resarzan los perjuicios que sufre el otro medianero. La ley fija
la indemnización por aumento de peso en una sexta parte de lo que
458 ALFREDO BARROS ERRÁzURIZ

valga la obra nueva, evitando así el libre arbitrio del juez en esa
. ./
apreClaClOn.
La indemnización por el peso de la nueva pared deberá pagarse
de nuevo, cada vez que haya necesidad de reconstruir la pared media-
nera, porque la pared reconstruída sufrirá lo mismo que la antigua
las consecuencias del peso que carga sobre ella.
La reconstrucción de la muralla y el ensanche del terreno para
aumentar su espesor, en los casos de los incisos 5. o y 6. o, se hacen a
expensas del dueño de la obra nueva, porque él es quien va a repor-
tar exclusivamente el provecho.
El que reconstruye la pared deberá indemnizar al vecino por la
remoción :Y repos leión de todo lo que por el lado de éste cargaba so-
bre la pared o estaba pegado a ella, pero no pagará otra clase de
perjuicios.
d) Las expensas de construcción, conservación y reparación del
cerramiento serán a cargo de todos los que tengan derecho de pro-
piedad en él, a prorrata de los respectivos derechos.
Sin embargo, podrá cualquiera de ellos exonerarse de este cargo,
abandonando su derecho de medianería, pero sólo cuando el cerra-
miento no consista en· una pared que sostenga un edificio de su per-
tenencia (art. 858).
La parte primera de este artículo es una aplicación de lo que el
Código dispone en el artículo 2309, respecto de los comuneros de una
cosa.
La obligación de los medianeros se refiere a la reparación de los
deterioros causados por la acción del tiempo o fuerza mayor; pero
no a ·los que provengan del hecho o culpa de alguno de ellos, los que
son del exclusivo cargo del medianero que los causó.
e) Los árboles que se encuentran en la cerca medianera son igual-
mente medianeros, y lo mismo se extiende a los árboles cuyo tronco
está en la línea divisoria de dos heredades, aunque no haya cerra-
miento intermedio.
Cualquiera de los dos condueños puede exigir que se derriben
dichos árboles probando que de algún modo le dañan; y si por algún
accidente se destruyen, no se repondrán sin su consentimiento. (Ar-
tículo 859).
1'>
DEILECHO cIViL :PRIMER ANO 459

364. Acueducto.- Disposiciones generales.- Acueducto viene de


, las palabras latinas Aquae ductus y es t.odo canal artificial para con-
ducir aguas.
Con arreglo a los artículos 595, 598 y 603 del Código Civil, los
ríos yaguas que corren por cauces naturales son bienes nacionales
de uso público; su dominio pertenece a la nación toda, pero su uso :Y
goce puede otorgarlo el Estado a los particulares, con arreglo a las
leyes u ordenanzas respectivas.
Pero, obtenida Una merced de aguas, en la generalidad de los
casos de nada serviría al concesionario, si éste no tuviera el derecho
de hacer pasar las aguas por fundos ajenos, cuyos dueños segura-
mente no lo permitirían, si la ley no los obligase a ello.
Con este fin, nuestro Código Civil ha establecido la servidum-
bre legal de acueducto, sirviéndole de modelo el Código Civil de Cer-
deña, único de los conocidos que ha sancionado el mismo principio
que nuestra memorable decreto de 18 de Noviembre de 1819, que
ha avasallado a la agricultura tantos terrenos que la naturaleza pa-
recía haber condenado a una esterilidad perpetua (mensaje del Cé-
digo Civil).
Toda heredad está sujeta a la servidumbre de acueducto en fa-
vor de otra heredad que carezca de las aguas necesarias para el cul-
tivo de sementeras, plantaciones o pastos, o en favor de un pueblo
que las haya menester para el servicio doméstico de los habitantes, o
en favor de un establecimiento industrial que las necesite para él mo-
vi.miento de sus máquinas.
Esta servidumbre consiste en que puedan conducirse las aguas
por la heredad sirviente a expensas del interesado; y está sujeta a
las reglas que van a expresarse. (Art. 861).
En esta servidumbre es predio domir:ante el que necesita las aguas
para su cultivo,' y predio sirvier.te el que soporta el gravamen' de
permitir el paso de las aguas.
La servidumbre de acueducto es continua y aparente.
La ley no exige que el que pretenda la servidumbre sea dueño
del predio dominante ni dueño de las aguas necesarias para su culti-
vo; le basta que las aguas se destinen al prediO que las necesite para
su labranza.
460 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

El agua con que pretende regar el dueño del predio dominante


puede provenir de una corriente natural o de un cauce artificial; na-
da importa su origen.
El hecho de estar gravado un fundo con una o más servidum-
bres de acueducto no 10 exime de soportar otra más, siempre que con-
curran para ello las condiciones legales; la ley no ha limitado el nú-
mero de servidumbres con que puede gravarse un predio.
Sólo están sujetos a la servidumbre de acueducto los predios
rústicos; la propiedad urbana se rige en esta materia por las orde-
nanzas de policía local.
La ley sólo autoriza la constitución de esta servidumbre por ra-
zón de necesidad; de modo que constituída una servidumbre de acue~
dueto, no puede modificarse su forma, gravando otros predios con
el cambio de dirección del acueducto, por razón de simples inconve-
nientes o mayor comodidad en el goce de las aguas.
Hay un caso en que, a pesar de existir verdadera necesidad,
puede el dueño del predio sirviente oponerse a la construcción de un
nuevo acueducto y es el que contempla el artículo 868, que dice así:
El que tiene a beneficio suyo un acueducto en su heredad, puede
oponerse a que se construya otro en ella, ofreciendo pa~o por el suyo
a las aguas de que otra persona quiera servirse; con tal que de ello
no se siga un perjuicio notable al que quiera abrir el nuevo acueducto.
Aceptada esta oferta, se pagará al dueño de la heredad sirviente
el valor del suelo ocupado por el antiguo acueducto (incluso el espa-
cio lateral de que habla el artículo 865), a prorrata del nuevo volu~
men de agua introducido en él, y se le reembolsará además en la
misma proporción 10 que valiere la obra en toda la longitud que
aprovechare al interesado.
Este, en caso necesario, ensanchará el acueducto a su costa, y
pagará el nuevo terreno ocupado por él y por el espacio lateral, y
todo otro perjuicio; pero sin el 10% de recargo. (Art.868).
El derecho que concede este artículo al dueño de la heredad
sirviente, es para el caso que tenga establecido a beneficio suyo un
acueducto, y no para ofrecer uno que existiese en su heredad, perte-
neciente a un tercero.
El perjuicio notable que menciona este artículo tendría lugar,
J)ERECHo ctVl1.. i>RlMER AÑO 461

por ejemplo, si el interesado no encontrase en el acueducto estable-


cido el desnivel necesario para la conducción de las aguas.
, , Finalmente, en este caso, como ya' se encuentra establecido .el
acueducto, no existe el motivo de la indemnización del 10% a .que
se refiere el artículo 865, de que más adelante trataremos.
Las casas y los corrales, patios, huertos y jardines que de ellas
dependan, no están suj etos a la servidumbre de acueducto. (Art. 862).
Esta excepción es absoluta y tiene lugar aún en el caso de que
no sea posible conducir el agua por otra parte. La Comisión de irri-
gación del Congreso de Agricultores que se reunió en 1875, dictami-
nó en' el sentido de que cónvenía. mantener absoluta la excepción
respecto de las casas o edificios de habitación, pero que respecto de
los corrales, patios, huertos y jardines, convenía hacerlo .sólo 'en el
caso de que no fuere posible conducir el agua por otra parte.,
Reglamentación de esta servidumbre.-a) Se hará la conducción
de las aguas por un acueducto que no' permita derrames, en que no
se deje estancar el agua ni acumular basuras, y que tenga de trecho
en trecho los puentes necesarios para la cómoda administración y cul-
tivo de las heredades sirvientes. (Art. 863).
Siempre que las aguas que corren a beneficio de particulares
impidan o dificulten la comunicación con los predios vecinos, o em,..
baracen lbs riegos o desagües, el particular beneficiado deberá cons-
truir los puentes, canales y otras obras necesarias para evitar este
inconveniente. (Art. 872).
Estos dos artículos tienen íntima relación; ellos imponen al dueño
del acueducto la obligación de construir puentes y otras obras, no
sólo en beneficio de las here~ades sirvientes, sino también' de la ex-
pedita comunicación con los predios vecinos y. de los riegos y desa-
gües, de modo que si el nuevo cauce en su trayecto impide o. difi-
culta la comunicación con las heredades vecinas, o se cruza con otros
que sirvBn para el riego ó desagüe, el dueño del acueducto debe
construir los puentes, canales u otras obras necesarias.
Algunos denominan a los puentes para 'el tránsito, puentes via-
ductos; a los canales que cruzan a otros sobre ellos, puentes acueduc-
tos, y a los sifones, acueductos subterráneos.
Como esta servidumbre de acueducto, por su naturaleza, favo-
30
462 ALFREDO !lARRaS nRRÁZUltIZ

rece al que la obtiene en perjuicio de los predios por donde pasan las
aguas, la ley ha creído equitativo conceder al dueño del predio sir-
viente el derecho de exigir los puentes, canales y otras obras nece-
sarias; y este derecho no se limita a la época en que se establece la
servidumbre o se labra el acueducto, sino que subsiste en todo
tiempo y siempre que se hagan necesarias esas obras por el desarrollo
de los trabajos del predio sirviente.
b) El derecho de acueducto comprende el de llevarlo por un
rumbo que permita el libre descenso de las aguas, y que por la na-
turaleza del suelo no haga excesivamente dispendiosa la obra.
Verificadas estas condiciones, se llevará el acueducto por el
rumbo que menos perjuicio ocasione a los terrenos cultivados.
El rumbo más corto se mirará como el menos perjudicial a la he-
redad sirviente y el menos costoso al interesado, si no se probare lo
contrario.
El juez conciliará en lo posible los intereses de las partes, y en los
puntos dudosos decidirá a favor de las heredades sirvientes. (Art. 864).
c) El dueño del predio sirviente tendrá derecho para que se le
pague el precio de todo el terreno ocupado por el acueducto; el de
un espacio a cada uno de los costados, que no bajará de un metro
de anchura en toda la extensión de su curso y que podrá ser mayor
por convenio de las partes o por disposición del juez, cuando las
circunstancias lo exigieren; y un 10 % más sobre la suma total.
Tendrá además derecho para que se le indemnice de todo per-
juicio ocasionado por la construcción del acueducto y por sus filtra-
ciones y derrames que puedan imputarse a defectos de construcción.
(Art. 865).
Como la servidumbre de acueducto beneficia indefinidamente al
dueño del predio dominante, mientras no medie abandono u otra
causa legal de extinción de ella, la ley ha juzgado equitativo obligar
al pago del precio del terreno ocupado por el acueducto y por los
espacios laterales.
La ley fija en un metro el mínimum de anchura del espacio de
terreno que debe dej arse a cado uno de los costados del acueducto
para los desmontes y limpias del canal, pudiendo las partes o el juez
aumentarlo cuando las circunstancias lo exigieren, aun después de la
DEREcHó CIVIL PRIMER AÑO 463

constitución primitiva de la servidpmbre, pero pagándose natural-


mente el valor del nuevo terreno.
EllO % más sobre la suma total que debe pagarse al predio
sirviente representa una especie de indemnización por el perjuicio que
sufre la heredad sirviente.
d) El dpeño del predio sirviente es obligado a permitir la en':'
trada de trabajadores para la limpia y reparación del acueducto, con
tal que se dé aviso previo al administrador del predio.
Es obligado asimismo a permitir, con este aviso previo, la en-
trada de un inspector o cuidador; pero sólo de tiempo en tiempo,
o con la frecuencia que el juez, en caso de discordia y atendidas
las circunstancias, determine. (Art. 866).
e) El dueño del acueducto podrá impedir toda plantación u obra
nueva en el espacio lateral de que habla el artículo 865. (Art. 867).
Esta prohibición se funda en que las plantaciones u obras que
se hicieran en el espacio lateral estorbarían el depósito de los des".
montes y causarían represas ..con las raíces de los árboles.
1) Si el que tiene un acueducto en heredad ajena quisiere in-
troducir mayor volumen de agua en él, podrá hacerlo indemnizando
de todo perjuicio a la heredad sirviente. Y si para ello fueren ne-
cesarias nuevas obras, se observará respecto a éstas lo dispuesto en
el artículo 865. (Art. 869).
Para que tenga aplicación lo que dispone este artículo, es con-
veniente que al establecerse la servidumbre se fije el número de re-
gado.(es de agua de la dotación del canal, a fin de determinar el
aumento de volumen.
g) Abandonado un acueducto, vuelve el terreno a la proPiedad
y uso exclusivo del dueño de la heredad sirviente, que sólo será 'obli-
gaqo a restituir lo que se le pagó por el valor del suelo. (Art. 871).
En concepto d~ algunos: está m<itl empleada en este artículo la
palabra proPiedad, porque eí que 'obtiene la servidumbre sólo ad-
quiere el uso jndefinido del terreno.
Debemos advertir que la ley no impone la obligación de devol-
ver el terreno ocupado en el mismo estado que antes estaba, o sea,
no obliga a borrar el cauce.
No mediando la restitución del valor del terreno, es evidente
,
464 ALFREDO BARRoS ERRAZURIZ
=====================================
que el dueño de la servidumbre podría volver a ocupar el rasgo de
terreno dentro de los veinte años antes de que se extinguiese la ser-
vidumbre.
Las reglas establecidas para la servidumbre de acueducto se
extienden a los que se construyan para dar salida y dirección a las
aguas sobrantes, y para desecar pantanos y filtraciones naturales por
medio de zanjas y canales de desagüe. (Art. 870),
Al hablar de aguas sobrantes, este artículo no se refiere al so-
brante que el dueño de una heredad está obligado a hacer volver
al acostumbrado cauce, cuando hace uso de aguas de uso público,
con arreglo al artículo 834; aquÍ se refiere a los acueductos que se
construyan para dar salida a aguas sobrantes de dominio privado.
Es raro el caso de que el que riega un predio con aguas de su
dominio privado solicite esta servidumbre, porque los dueños de los
predios inferiores las necesitan comúnmente para regar sus terrenos;
y por el contrario, ha habido numerosos juicios para reclamar aguas
sobrantes; pero se ha establecido como jurisprudencia uniforme que
el uso de esas aguas no confiere derecho, ni puede alegarse prescrip-
ción respecto de ellas. Es un goce que importa una simple toleran-
cia del dueño del predio de donde salen.
La servidumbre de desagüe para los pantanos y filtraciones na-
turales se ha estable.cido para beneficio de la agricultura mediante
la desecación de terrenos; la ley no la ha establecido para las
lagunas.
365. Luz.-Esta servidumbre tiene por objeto dar luz a un
espacio cualquiera cerrado y techado; pero no se dirige a darle vista
sobre el predio vecino, esté cerrado o no, y consiste en el derecho
que tiene el dueño de una pared divisoria no medianera para abrir
ventanas o troneras en el número y de las dimensiones que quiera,
aunque la pared sea contigua al predio vecino, con tal que esté toda
edificada en terreno propio y se observen las condiciones legales. En
pared medianera no hay servidumbre legal de luz, o sea, no hay
derecho de abrir en ella ventanas o troneras sin consentimiento del
otro dueño, a quien también pertenece la muralla medianera.
El derecho que tiene un propietario para abrir ventanas o
troneras en los muros divisorios no medianeros, está limitado por
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 465

ciertas prescripciones legales que resguardan el derecho del vecino,


en obsequio a su seguridad y tranquilidad, y que son:
l.a La ventana estará guarnecida de rejas de hierro y' de una
red de alambre, cuyas mallas tengan tres centímetros de abertura
o menos. Las rej as impiden el paso de personas, y las mallas evitan
el que puedan arrojarse objetos por la ventana, molestando al
vecino.
2. a La parte inferior de la ventana distará del suelo de la vi-
vienda a que da luz, tres metros a lo menos. Como esta servidum-
bre sólo tiene por objeto dar luz y no vista. la ley ha fijado esa al-
tura para evitar el que pueda mirarse al predio veCino desde eUas.
(Art. 873 a 877).
Esta servidumbre presenta ciertas peculiaridades, que, a juicio
de algunos autores, le quitan su carácter de verdadera servidumbre.
En toda servidumbre, el predio sirviente sufre un gravamen que
está obligado a soportar; en esta no, porque el propietario del pre-
dio sirviente puede hacerla cesar cuando quiera, ya adquiriendo la
medianería de la muralla, ya elevando otra en su suelo que le quite
la luz al predio dominante, para lo cual lo faculta expresamente la
ley.
Esta servidumbre importa más bien una limitación impuesta
por la ley al ~ropietario del predio dominante en beneficio del pre-
dio sirviente.
366. Vista.-' Iguales observaciones debemos hacer respecto de la
servidumbre de vista, que consiste en la prohibición que tiene un
propietario, de tener balcones, ventanas, miradores o azoteas' que
den vista a las habitaciones, patios o corrales de un . predio vecino,
. cerrado o no, a menos que intervenga una distancia de tres metros.
La distancia se medirá entre el plano 'vertical de la línea más
sobresaliente de la ventana, balcón, etc., y el plano vertical de la
línea divisoria de Jos dos predios, síendo ambos 'planos paralelos.
No siendo paralelos los dos planos, se aplicará la misma medi-
da a la menor distancia entre ellos. (Artículo 878).
367. Servidumbres a favor del Estado para los servicios de
Correos, Telégrafos y Teléfonos.-El decreto-ley N.O 749, publica-
do en el «Diario Oficial» de 9 de Enero de 1926, que organiza los
466 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

servicios de Correos y telégrafos establece las siguientes servi-


dumbres:
Artículo 142.-EI Estado se reserva el derecho de servidumbre
para la construcción, colocación y mantenimiento de sus líneas telegráfi-
cas y telr:jónicas, pudiendo ocupar predios municipales o particulares
o sitios y lugares de uso público.
Art. 143. El Estado se reserva también el derecho de servi-
dumbre sobre Jos predios y lugares mencicnados en el artículo ante-
rior, para la colocación:y mantenimiento de tubos neumáticos suspendi-
dos o colocados enel subsuelo, destinados al transporte rápido de co-
rrespondencia dentro de las grandes ciudades. Al efecto tendrá de-
recho a disponer también de espacios suficientes en los túneles de
los ferrocarriles subterráneos y en los tubos de alcantarillado cuya
estructura y capacidad lo permitan.
Art. 147. Las casas quedan sujetas a la servidumbre de sopor-
tar la colocaci6n de rosetas y estructuras para líneas telegráficas o
telefónicas del Estado, lo mismo que a la colocación de buzones en'
sus muros exteriores, sin derecho a indemnización alguna. Los corra-
les, huertos o jardines que de ellas dependan quedan sujetas a la ser-
vidumbre de ser cruzados por líneas aéreas, pero están exentas de
las demas servidumbres que establece la presente ley.
La indemnización a que haya lugar, se fijará según el procedi-
miento señalado en el artículo 144.
368. Servidumbres en favor de los caminos públicos.-La ley
N.O 4851, de 11 de Marzo de 1930, sobre caminos públicos, establece
algunas servidumbres legales, en favor de los caminos.
a) En el artículo 14 establece que las aguas provenientes de
las lluvias o filtraciones que se recojan en los fosos de los caminos
públicos tendrán su salida a los predios vecinos, los cuales quedan
gravados con la servidumbre de recibirlas. Para construir el cauce
de salida de esas aguas, se oirá al propietario del predio a quien
hubie,e de imponerse la servidumbre de recibirlas, cuidando de que
dicha salida sea la más adecuada a la topografía del terreno.
b) En el artículo 15 grava a los predio<; rústicos con la servi-
dumbre de permitir la extracci6n de tierra, arena, piedras y demás
materiales análogos que fueren necesarios para la construcción y
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO' 467

conservación de los caminos y que existienm dentro. de sus propie-


dades. Para determinar el punto de donde deben extraerse esos ma-
teriales, se oirá al propietario respectivo. Dice que quedarán tam-
bién sometidos a la servidumbre de tránsito, para el efecto de-I aca-
rreo de dichos materiales y de los que puedan existir en el lecho de
los ríos. Quedan exceptuados de esta disposición, los terrenos ocupa-
dos por edificios y sus dependencias, jardines, huertos, parques y
viñedos. Se indemnizará al propietario por el v210r de los materia-
les y los daños que sufra. Igualmente quedan sometidos a la'servi-
dumbre de proporcionar el agua que se necesite para la construc-
ción de los caminos, con derecho a indemnización cuando se les oca-
sionare perjuicio.
369. Servidumbres relacionadas con las vías férreas.-El Decre-
to-Ley sobre Ferrocarriles, de i7 de Marzo de 1925, reglamenta en
su título tercero todo lo relativo a las servidumbres originadas por
las vías férreas. Haremos un breve resumen de esas disposiciones.
a) Expropiaciones. Otorgada una concesión de vía férrea u or-
denada su construcción por el Estado, pueden ser expropiados, con-
forme a los planos que apruebe el Presidente de la República, los
terrenos municipales y particulares que sean necesarios para la cons-'
trucción del ferrocarril, sus dependencias,' caminos de acceso a las
estaciones, ampliaciones, variantes, obras de defensa, puentes, esta-
blecimientos de aguadas, pozos de lastre, etc... (art. 30) .
. b) Servidumbre de ocupaci6n temporal para la construcci6n.-El
Presidente de la República puede imponer, en favor de la empresa
de ferrocarriles, la servidumbre de ocupación temporal de los terre-
nos municipales o particulares para el establecimiento de caminos
provisórios, talleres, depósitos y otros servicios nec~sarios para asegu-
rar la expedita construcción del ferrocarril y para el establecimiénto
de vías u obras auxiliares para mantener la continuidad del tránsito,
en el caso de que" la línea existente se encuentre inutilizada o necesite
trabajos que puedan interrumpir la circulación de los trenes. (Art. 31),
e) Servidumbres activas de que gozan las líneas férreas.-Las vías
férreas, como vía~ públicas, gozan de las servidumbres establecidas
por la ley sobre los predios colindantes, para las obras de construc-
ción reparación o conservación de la vía y sus dependencias, para
468 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

mantener expedito el tránsito y para la extracción de materiales para


la construcción y conservación. (Art. 33).
d) Prohibiciones imjJuestas a los jJredios colindantes.-La ley es-
tablece una serie de prohibiciones a los predios colindantes, que no
pueden construir obras que perjudiquen la vía férrea. (Arts. 35, 36,
37, 38 Y 39).
370. Servidumbres para construcción y explotación de instala-
ciones hidro-eléctricas y líneas de transporte y distribución de ener-
gía eléctricá.-EI Decreto-Ley N.o 252, de 25 de Abril de 1925,
sobre los servicios eléctricos. contiene un título especial, el título
tercero, destinado a establecer y reglamentar las servidumbres a
que están sujetas las propiedades, para la construcción y explota-
ción de instalaciones hidro-eléctricas, para el establecimiento y ser-
vicio de líneas aéreas y subterráneas de transporte y distribución
de energía eléctrica, y para el establecimiento y servicio de lineas te-
lefónicas y telegráficas aéreas y subterráneas.

SECCIÓN III

Servidumbres voluntarias

371. Servidumbres voluntarias.-Hemos estudiado las servidum-


bres naturales y legales; ambas son impuestas al propietario, ya por
la naturaleza misma de las cosas, que la ley no puede menos de reco-
nocer, ya por el arbitrio del legislador.
Trataremos ahora de las voluntarias, que son las constituídas
libremente por un hecho de hombre. •
El principio general en esta materia es la libertad que tienen
los propietarios para sujetar a su predio a las servidumbres que quie-
ran y para adquirirlas sobre los predios vecinos con la voluntad de
sus dueños, con tal que no se dañe con ellas al orden público ni se
contravenga a las leyes. (Art. 880).
La ley no ha intentado fijar siquiera el nún;ero de sen i¿urrtrs
voluntarias que los propietarios pueden establecer en sus predios;
sólo hace una designación respecto de las naturales y de las legales.
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 469

Esta multiplicidad ilimitada de aplicaciones de la servidumbre hace


imposible definirla por la "indiCación de su objeto, como ocurre con los
demás derechos reales. Por eso el Código dice: es un gravamen (etc),
sin indicar de qué naturaleza.
372. Modo de establecer estas servidumbres.-l.o Por título.-
La palabra título, que el Código emplea al tratar de la . adquisición
de las servidumbres voluntarias, es una expresión genérica, que com-
prende todos los actos jurídicos por los cuales puede constituirse una
servidumbre, ya sea un acto entre vivos, como 'un contrato de ven-
ta o donación, ya sea un teStamento.
El titulo es el más comprensivo de los modos de establecer las
servidumbres, porque sirve para constituir toda clase de ellas, sean
continuas o discontinuas, aparentes o inaparentes. Los otros medios,
como la prescripción y la destinación del padre de familia, sirven
sólo para E!dquirir determinadas clases de sérvidumbres.
Recordaremos aquí que la tradición de un derecho de servidum-
bre se efectúa por escritura pública en' que el tradente expresa cons-
tituirla, y el adquirente aceptarla, escritura que puede ser la misma
del acto o contrato (art. 698); y que es facultativo inscribir esta
clase de títulos en el Registro Conservador (art. 53, N. o 2 del Re-
glamento).
El título constitutivo de servidumbre puede suplirse por el re-
conocimiento expreso del dueño del predio sirviente. (Art. 883).
No siendo el título otra cosa que la declaración de voluntad de
los constituyentes de la servidumbre, puede suplirse por un recono-
cimiento expreso, que importa la confesión de la existencia del gra-
vamen por parte del dueño del predio sirviente
Este reconocimiento expreso puede aplicarse tanto a las servi-
dumbres prescriptibles como a las" imprescriptibles; no hay limita-
ción alguna en el Código sobre el particular.
La destinación anterior del padre de fan1i1ia que, según el ar-
tículo 881, es un modo de establecer las servidumbres,dél que lue-
go trataremos, puede también servir de título (art. 883), y como
tal, determinará los derechos del predio dominante y las obligaciones
del predio sirviente. (Art. 884) .
.373. 2. Por la destinación del padre de tamiJia.-Según el
0
ar~
470 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

tículo 881: «Si el dueño de un predio establece un servicio continuo


y aparente a favor de otro predio que también le pertenece, yenaje-
na después uno de ellos, o pasan a ser de diversos dueños por par-
tición, subsistirá el mismo servicio con el carácter de servidumbre
entre los dos predios, a menos que en el título constitutivo de la
enajenación o de la partición se haya establecido expresamente otra
cosa».
Este modo de establecer las servidumbres, llamado por destina-
ción del padre de familia, es el acto por el cual una persona es-
tablece entre dos heredades que le pertenecen o entre dos partes de
una misma heredad, una situación de hecho que importaría una ser-
vidumbre si se tratase de heredades de distintos dueños.
Mientras los inmuebles pertenecen al mismo propietario, no hay
servidumbre. «Nemini res sua servit». Pero, desde el momento en
que pasan a ser de distintos dueños por enajenación o partición, na-
ce la servidumbre, sin título ni prescripción.
La misma destinación anterior sirve de título. Son requisitos
para este modo de establecer la servidumbre:
a) Que los dos predios, actualmente de distintos dueños, hayan
pertenecido antes a un mismo dueño que estableció entre ellos el
servicio;
b) Que el servicio sea continuo y aparente, porque descansando
este modo de adquirir en una presunción de la voluntad del dueño
anterior, que por hechos inequívocos demuestra su intención de man-
tener el servicio, la ley quiere que ella sea manifiesta y sin lugar a
duda, 10 que sólo puede ocurrir respecto de un servicio continuo y
aparente;
e) Que en el título constitutivo de la enajenación o partición no
se haya establecido expresamente otra cosa, porque entonces desapa-
rece por completo el fundamento en que se basa este modo de esta-
blecer la servidumbre.
374. 3.°. Por prescripción.-El artículo 2512, del título de la
prescripción, dice que el derecho de servidumbre se adquiere por
prescripción, según el artículo 882.
Por su parte, el artículo 882 dice: «Las servidumbres disconti-
nuas de toda clase y las servidumbres continuas inaparentes sólo
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 471

pueden aquirirse por medio de un título; ni aún el goce inmemorial


bastará para constituirlas. Las servidumbres contint!as y aparentes
pueden adquirirse por título o por prescriPción de diez años, contados
como para la adquicícíón del dominio de los fundos-».
Se deduce de aquí que la prescripci6n del derecho de servidum-
bre se rige por reglas especiales de excepci6n, contempladas en el
artículo 882; que no son necesarios ni el título ni la buena fe para
la prescripci6n del derecho de servidumbre, bastando sólo la posesión
de diez años; y que la frase contados como para la adquisisión del
dominio, que se encuentra también en los artículos 835 y 845, a pro-
pósito de aguas y de cerramiento, significa que el Código ha queri-
do referirse al tiempo y al modo de contarlo, sin exigir título ni
buena fe para esta prescripción.
Según el artículo 2498. se ganan por prescripción los derechos
reales que no están especialmente exceptuados. Constituyen excep-
o ci6n las servidumbres, entre las cuales hay clases que son impres-
criptibles.
Pueden adquirirse por pre~cripción sólo las continuas y aparen-
tes; las que no reunan ese doble requisito son imprescriptibles, por-
que su p03esión es equívoca u oculta y de ella no podría precaver-
se un propietario: lo que no ocurre con las continuas y aparentes,
cuya posesión natural y permanente se revela por obras hechas pa-
ra el ej ercicio de la servidumbre, que está a la vista del propietario
del predio sirviente; y
375. 4. 0 Por sentencia de juez en los casos previstos por las
leyes (art. 880).-Podemos citar como un caso previsto por la ley el
del artículo 1337, que, tratando de la partición de bienes, fija como
obligación del partidor en la distribución de la herencia la siguiente:
«5." En la divisi6n de fundos se establecerán las servidumbres nece-
sarias para la cómoda administraci6n y goce».
376. Determinación de los derechos del predio dominante y de
las obligaciones del predio sirviente. Manera de ejercer la servi-
dumbre.-En las servidumbres naturales y legales es la ley la que
fija la extensi6n del derecho y del gravamen recíproco y la manera
según la cual debe ej ercerse; en las servidumbres voluntarias, esta-
blecidas por un título, es ~l mismo título el que determina los dere-
472 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

chos y obligaciones (art. 884); si son establecidas por destinación


del padre de familia, el estado de hecho de que ellas nacendeter-
mina su naturaleza y su extensión, o sea, sirve de título (art. 8q 3);
Y si son adquiridas por prescripción, la forma de posesión será la
que determine su extensión. Tantum proescriptum, quantum posses-
sumo Se puede adquirir y perder por la prescripción un modo par-
ticular de ejercer la servidumbre, de la misma manera que ' podría
adquirirse o perderse la servidumbre misma. (Art. 888).
377. De la extinción de las servidumbres.-Las servidumbres
se extinguen:
1. o Por la resolución del derecho del que las ha consti tuído;
aplicación pura y simple de la máxima: Resoluto jure dantis, resol-
vítur jus accípientis. Tiene lugar, V. gr.: en el caso de la propiedad
sujeta a condición resolutoria.
2. 0 Por la llegada del día o de la condición, si se ha establecido
de uno de estos modos.
3. o Por la confusión, o sea, la reunión perfecta e irrevocable de
ambos predios en manos de un mismo dueño.
Así, cuando el dueño de uno de ellos compra el otro, perece la
servidumbre, y si por una nueva venta se separan, no revive, salvo
el caso del artículo 881; por el contrario, si la sociedad conyugal
adquiere una heredad que debe servidumbre a otra heredad de uno
de los dos cónyuges, no habrá confusión, sino cuando disuelta la so-
ciedad se adjudiquen ambas heredades a una misma persona.
La confusión es pata las servidumbres lo que la consolidación es
para el usufructo, una aplicación del principio: Nemini' res sua
servit.
4. o Por renuncia del dueño del predio dominante.
5. o Por haberse dejado de gozar durante veinte años.
En las servidumbres discontinuas corre el tiempo desde que han
dejado de gozarse, o sea, la prescripción corre a contar desde el día
en que se ha realizado el último acto de ejercicio de la servidumbre;,
en las continuas, que se ejercen por medio de un estado de hecho,
desde que se haya ejecutado un acto contrario a la servidumbre,
(Art. 885). índice
CAPITULO XX

DE LAS, ACCIONES POSESORIAS

, Termin8do el estudio de los derechos reales ya vistos, se hace


preciso examinar de qué manera podremos estar garantidos de que se
nos respetará en su goce y ejercicio, Todo derecho puede deducirse
en juicio cuando de alguna manera ha sido violado, y quien 10 tenga
puede entablar una acción, que se define: la potestad de pedir a la
jbsticia que se nos ampare en un hecho o nos confirme en un dere-
cho, que nos ha sido desconocido o perturbado._
Las . acciones serán reales o personales, muebles o inmuebles,
según sea la naturaleza del derecho que representan, advirtiendo que
la última clasificación es de,suma importancia para determinar qué
juez será competente para cónocer en ellas.', (Arts .213 y sigo de la
L¡;:y Orgánica de Tribunales),
De. las acciones' reales, estudiaremos, en primer término las po-
sesorias, . y después la reivindicatoria o de dQminio.
, 378. Características de la acción posesoria.- Hemos vistoan-
teriormehte que una de las ventajas de que goza el poseedor de bie-
nes raÍGes 0, de, derechos reales cpnstituídos en ellos, que cumple con
ciertos requisitos legales, es la facultad de entablar las acciones po-
sesorias.
Las acciones posesorias han sido establecidas por el Derecho
Civil, atendida ,la necesidad que existe de hacer uso de un medio
rápido para fijar la persona del poseedor, evitando los disturbios que
pocIría producir la inclinación de los hombres a hacerse justicia por
474 ALFREDO BARROS ERRÁzURIZ

sí mismos en materia de posesión, y por razón de las ventajas que


ésta lleva consigo en los litigios sobre propiedad.
Los juicios posesorios, por su naturaleza sumarios, se llaman
también interdictos. Esta denominación tomada del Derecho Antiguo
deriva, según unos, de la calidad de interina de la resolución que
en ella se dicta: edictum interin dictum. Justiniano dice que se lla-
man así: quia inter duos dictitur, por tratarse de un edicto particular,
para diferenciarlo de los edictos generales; y finalmente, otros la
hacen derivar del verbo latino interdicere, prohibir, porque todos los
interdictos contienen prohibición expresa o tácita.
Las acciones posesorias nacen de la posesi6n y es menester no
confundirlas con la acción reivindicatoria o de dominio.
Para el debido estudio de esta materia haremos un paralelo
entre ambas acciones.
a) Siendo la posesión un hecho y el dominio un derecho, las
acciones posesorias que nacen de la posesión tienen por objeto am-
parar un hecho 'que reviste ciertos caracteres de estabilidad a los
ojos de la ley, mientras que la acción reivindicatoria, que nace del
dominio, tiene por objeto hacer efectivo ese derecho para que, una
vez declarado por la justicia, sea respetado por quien corresponda;
b) La acción posesoria reside en el poseedor que ha estado un
año en posesión tranquila y no interrumpida de la cosa (art. 918), y
la acción reivindicatoria corresponde al dueño de una cosa singular
de que no está en posesión (art. 889). Fundándose la acción pose-
soria en la calidad de poseedor que hace valer el que la entabla, y
la acción reivindicatoria en la calidad de dueño alegada por el que la
deduce, resulta que en el juicio posesorio se discute la calidad de
poseedor, o sea, el hecho de la posesión, y en el juicio reivindicato-
rio la calidad de dueño, o sea, la existencia del derecho de dominio.
Se discuten pues cosas completamente diversas en uno y otro
juicio; en el primero, el hecho de la posesión, sin tomarse para nada
en cuenta el dominio que por una u otra parte se alegue (art. 923.
inc. 1.0). y en el segundo, la existencia del derecho de dominio que
cree tener el reivindicador.
c) Tanto por la acción posesoria como por la reivindicatoria se
persigue la posesión de la cosa, pero en el primer caso se persigue la
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 475

posesión considerada en sí misma, es decir, como un mero hecho, inde-


pendiente de todo derecho, el cual, según los casos, puede o no existir
en la persona del que la reclama, mientras que en la acción reivin-
dicatoria s{persigue la posesión como una consecuencia obligada de
la declaración de dominio que hace el juez al reconocer el derecho
del reivindicador, yá que de nada serviría la declaración de dominio
sin el complemento de la posesión;
d) La ación posesoria, en la cual sólo se discute el hecho de la
posesión, .es materia de un juicio breve y sumario, al paso que la
acción reivindicatoria, en la que se discute la existenci,¡, de un dere-
cho, el más importante de todos, el derecho de dominio, es materia
de un juicio ordinario, o sea, de lato conocimiento.
e) La resolución que se dicta por el juez en el juicio posesorio,
aunque definitiva en cuanto resuelve la cuestión actual sobre la po-
sesión, es interina, en el sentido de que no obsta para que el que
resulta vencido inicie juicio ordinario reivindicatorio para discutir
latamente su derecho; por el contrario, la que se dicta en el juicio
reivindicatorio termina para siempre toda discusión entre las partes
que han intervenido en él.
1) La acción posesoria prescribe en un año y la acción reivindi-
catoria se extingue por la prescripción adquisitiva del mismo dere-
cho. (Arts. 920 y 517).
g) La acción posesoria sólo tiene lugar respecto de los bienes
raíces o de derechos reales constituídos en ellos, y la reivindicatoria
sirve tanto para los bienes inmuebles como para los muebles.
El Código Civil destina dos títulos para tratar de las acciones
encaminadas a garantir la posesión, a saber: el título 13, <De las
acciones posesorias», y el título 14, «De algunas acciones posesorias
especiales». El título 13 trata de las acciones dirigidas a conservar
o recuperar la posesión misma de los bienes raíces o de derechos
reales ~onstiú.lÍdas en ellos, cuando otra persona se apodera de la
cosa que uno posee, o perturba o embaraza nuestra posesión. Pero,
como sin ser turbados o privados completamente del goce de la po-
sesión en que estamos, podemos ser molestados o amenazados en ella,
la ley ha establecido las acciones posesorias especiales de que trata
el titulo 14, las que se refieren casi todas a obras que ejecutadas en
476 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

propiedad ajena dañan la nuestra, estableciendo el Código en ese


título disposiciones tendientes a deslindar los derechos de los propie-
tarios de dos predios, en materias que por su naturaleza afectan a
ambos dueños. Nos ocuparemos primeramente del título 13: «De las
acciones posesorias».
379. Condiciones comunes a las acciones posesorias.-Al estu-
diar las condiciones comunes a las acciones posesorias de que trata
el título 13 del Código Civil, y que tiene por objeto conservar o re-
cuperar la posesión de bienes raíces o de derechos reales constituídos
en ellos, debemos apartar la acción extraordinaria que para los casos
dé despojo violento concede el artículo 928 del Código Civil, pues
esta acción tiene sus reglas peculiares, de que trataremos por
separado.
Para el debido orden dividiremos el estudio de las acciones po-
sesorias de la manera siguiente: l." ¿A quién competen estas accio-
nes? 2." Cosas susceptibles de acciones posesorias. 3." Requisitos que
debe llenar el poseedor. 4." Prueba de la posesión. 5." Prescripción
de estas acciones. 6." Reglas especiales de las acciones para conser-
var la posesión y de las acciones para recuperarla.
380. ¿A quién competen estas acciones?-Las acciones posesorias,
como derivadas de una posesión anterior, sólo residen en el poseedor.
Nuestro Código Civil no reconoce el interdicto para adquirir la po-
sesión que el Derecho Romano llamaba Adispiscendae possesionis,
por el cual se pedía la posesión de una cosa que jamás se había te-
nido. Dentro de nuestra legislación sólo el que ha poseído puede en-
tablar las acciones posesorias.
Pero no sólo el poseedor del dominio de un inmueble puede ejer-
cer las acciones posesorias; también competen al poseedor de un de-
recho real constituído sobre inmueble (art. 916).
Las cosas incorporales, que consisten en derechos, son suscepti-
bles de posesión como las cosas corporales (art, 715). El que no es
poseedor del dominio de una cosa puede serlo de un derecho de usu-
fructo, de uso, etc.; el usufructuario y el usuario, en su caso, no po-
seen la cosa dada en usufructo o uso, pero son poseedores de su de-
recho real de usufructo o uso.
Por eso el artÍCulo 922 establece que el usufructuario, el usuario
f)ERÉcHo C!Vt1, PRIMER AÑo 477
y el que tiene el derecho de habitación, son hábiles para ejercer por
sí las acciones y excepciones posesorias, dirigidas a conservar o recu-
perar el goce de sus respectivos derechos, aún contra el propietario
mismo. El propietario es obligado a auxiliarlos contra todo turbador
o usurpador extraño, siendo requerido al efecto.
Agrega el mismo artículo que las sentencias obtenidas contra el
usufructuario, el usuario o el que tiene derecho de habitación, obli-
gan al propietario, menos si se tratare de la posesión del dominio de
la finca o derechos anexos a él; en este caso no valdrá la sentencia
contra el propietario que no ha intervenido en el juicio. Es claro el
fundamento de esta disposición; porque al propietario no podría afec-
tar una sentencia pronunciada en juicio en que no hubiese sido parte.
E! heredero de! poseedor, como continuador de la persona de
éste, tiene también y está sujeto a las mismas acciones posesorias
que tendría y a que estaría sujeto su autor, si viviese. (Art. 9 19).
381. Cosas susceptibles de acciones posesorias.-EI artículo 9!6
limita e! objeto de las acciones posesorias.a la posesión de los bie-
nes raíces o de .derechos reales constituídos en ellos. No hay pues
acción posesoria respecto de los bienes muekles; para obtener la resti-
tución de una cosa mueble sólo existe la acción reivindicatoria, en la
cual se discute el dominio. La ley establece la acción posesoria res-
pecto de los derechos reales constituídos sobre inmuebles, pero a con·
dición de que sean susceptibles de ganarse por prescripción; y por
este motivo, quedan exceptuadas las servidumbres inaparentes o dis-
y
continuas, las cuales no pueden ganarse por prescripción sólo pwi-
den adquirirse por medio de un título (art. 882 y 917). El funda-
mento de esta disposición es que el goce que se tiene sin título en
una servidumbre inaparente o discontinua es un goce de pura tole-
rancia, que el dueño de! predio sobre el cual se ejerce puede hacer
cesar a su arbitrio.
382. Requisitos que debe llenar el poseedor.-·-No podrá instau-
rar una acción posesoria sino el que ha estado en posesión tranqui-
la y no interrumpida un. año completo (art. 918). Tratándose de dis-
. cutir sobre la posesión, la ley no investiga si existe o no el derecho
de dominio en la persona del poseedor; no obstante, sólo presta su
protección a un estado de hecho, que cuenta con ciertos caracteres
;1
478 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

de estabilidad que le den siquiera la apariencia del dominio; y por


eso exige por 10 menos un año de posesi6n tranquila y no interrum-
pida, como antecedente necesario para entablar las acciones po~eso­
rias.
Nada dice la ley sobre la calidad de la posesión requerida; de
aquí que sirva al efecto tanto la regular como la irregular, siempre
que no sea violenta ni clandestina.
Para el c6mputo del año de posesi6n se aplican las mism2s re-
glas dadas en el título «De la posesión» ; no es menestar, pues, que el
año de posesión sea propio del que va a entablar la acción; puede el
poseedor agregar a su posesi6n propia la de una serie no interrumpi-
da de antecesores. (Art. 920, inc, 4. o).
383. Prueba de la posesión.-Hemos dicho que la acción pose-
soria la entabla el poseedor y que lo que se discute en estos juicios
es el hecho de la posesión. Debe, pues, probarse la posesi6n, que es
el antecedente obligado de la acción posesoria, sin tomar en cuenta
el dominio que por una u otra parte se alegue. Pero esto no obsta a
que se acompañen títulos de dominio para comprobar la posesión, pe-
ro sólo aquellos cuya existencia pueda probarse sumariamente; ni
valdrá objetar contra ellos otros vicios o defectos, que los que pue-
dan probarse de la misma manera. (Art. 923).
Al tratar de la posesión de los bienes raíces hicimos notar la di-
ferencia entre los que están inscritos en el Registro Conservador y los
que no lo están. Esta misma distinción es aplicable a la prueba de la
posesión. La posesión de los derechos inscritos se prueba por la ins·,
cripci6n, y mientras ésta subsista y con tal que haya durado un año
completo, no es admisible ninguna prueba de posesión con que se
pretenda impugnarla. (Art. 924).
La posesión de los bienes raíces no inscritos debe probarse por
hechos positivos, de aquellos a que s610 da derecho el dominio, como
el corte de maderas, la construcción de edificios, la de cerramientos,
las plantaciones o sementeras, y otros de igual significación ejecuta-
dos sin el consentimiento del que disputa la posesi6n. (Art. 925).
384. Prescripción de las acciones posesorias.-Dada su calidad
de sumarias, estas acciones expiran en corto tiempo; prescriben en un
año completo, contado desde el acto de molestia o embarazo inferido
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 479
:...

a la posesión, si las acciones tienen por objeto conservarla; y contado
desde que el poseedor anterior perdió la posesión, respecto de las ac-
ciones que tienen por objeto recuperarla.
Si la nueva posesión ha sido violenta o clandestina, se contará
este año desde el último acto de violencia, o desde que haya cesado
la clandestinidad (art. 920). En caso de violencia o clandestinidad,
la posesión útil sólo empieza desde que cesa la violencia o clansiesti-
nidad, y decimos la posesión~ útil, porque mientras dura la violencia
o clandestinidad no corre el plazo de prescripción contra el anterior
poseedor, el cual tiene su acción expedita para recobrarla; y el nuevo
poseedor violento o clandestino no es amparado por la ley; sólo se-
ría amparado cuando hubiese transcurrido más de un un año desde
la cesación de la violencia o clandestinidad, plazo en el cual habría
prescrito también la acción del poseedor anterior.
385. Acciones para conservar la posesión; querella de amparo.-
La acción para conservar la posesión toma el nombre de querella
de amparo. El que entable la querella de amparo deberá expresar que
personalmente o agregando la de sus antecesores, ha estado en pose-
sión tranquila y no interrumpida, durante un año completo, del de-
recho en que pretende ser amparado, y que se le ha tratado de tur-
bar o molestar su posesión, o que el"! el hecho se le ha turbado o
molestado por medro de actos que expresará circunstanciadamente.
(Art. 703 del Código de Procedimiento).
Tiene derecho para pedir: 1. o que no se le turbe o embarace su
posesión o se le despoJe de ella; 2. o que se le indemnice del daño que
ha recibido; y 3. o que se le dé seguridad contra el que fundadamente
teme, debiendo especificar las medidas o garantías que solicite contra
el perturbador. (Arts. 921 del Código Civil y 703 del C. de P.).
Cualquiera que sea la sentencia, queda siempre a salvo al que
resulte condenado, el ejercio de la acción ordidaria que corresponda
con arreglo a derecho, pudiendo comprenderse en dicha acción el
resarcimiento de las costas y perjuicios que hubiere pagado o que
se le hubiere causado con la querella.
No será admisible ninguna otra demanda que tienda a enervar
lo resuelto en el interdicto. (Art. 715 del C. de P.).
386. Acciones para recuperar la posesión.-QuereIIa de resti-
480 AtFln:bó 13AftRÓS ERRÁZU~
.. t" - c ......... - ..

tUcÍón.-EI interdicto para recuperar la posesión toma en nuestra


legislación actual el nombre de querella de restit~cíón; antes era de-
signado con el nombre de querella de despojo. Esta acción nos corres-
ponde para reclamar, con indemnización de perjuicios o sin ella, según
los casos, la posesión de bienes raíces o de derechos reales consti-
tuídos en ellos, de que hemos sido privados injustamente, esto es,
sin mandato de juez legítimo.
La querella para la restitución con indemnización de perjuicios
puede dirigirse contra e{ usurpador mismo o contra cualquiera otra
persona cuya posesión se derive de la del usupador, por cualquier
título, si está de mala fe. Por usurpador se entiende no sólo el que
personalmente toma por la fuerza la posesión ajena, sino también el
que la adquiere por medio de sus agentes, sea que él ratifique des-
pués expresa o tácitamente lo hecho.
La querella para la simple restitución sin indemnización de per-
Juicios puede dirigirse contra toda persona que tenga la cosa y cuya
posesión derive de la del usurpador, por cualquier título, aunque
esté de buena fe. (Arts. 712 y 927).
Por lo demás, en su tramitación y efectos, la querella de resti-
tución sigue las mismas reglas de la querella de amparo.
387. Querella de restablecimiento.-EI Código de Procedimiento
Civil llama querella de restablecimiento a la acción posesoria ex-
traordinaria que establece el artículo 928 del Código Civil para los
casos de despojo violento. Esta acción corresponde a todo el que
violentamente ha sido despojado, sea de la posesión, sea de la mera
°
tenencia, y que por poseer a nombre de otro, por no haber poseído
°
bastante tiempo, por otra causa cualquiera, no pudiere instaurar
acción posesoria; el cual tendrá derecho para que se restablezcan las
cosas al estado en que antes se hallaban, sin que para esto necesite
probar más c¡ue el despojo violento, ni se pueda objetar clandesti-
nidad o despojo anterior. Este derecho prescribe en seis meses.
Restablecidas las cosas y asegurado el resarcimiento de daños,
podrán intentarse por una u otra parte las acciones posesorias que
correspondan. (Art. 928).
Acerca de esta disposición, debemos observar:
l. o Que apesar de las palabras tan generales y absolutas que
tll:.RECHO CIV1l. PRIMER AÑO 481

emplea este artículo, no obstante, la acción que él concede no puede


versar sobre bienes muebles, porque con trrreglo al artículo 916, las
acciones posesorias sólo se refieren a la posesión de bienes raíces o
de derechos reales constituidos en ellos. En este sentido se han
pronunciado los Tribunales de Justicia en diferentes ocasiones;
2. o Es un puntó que ha merecido estudio de algunos au tares el
determinar si procede esta acción respecto de las cosas que no pue~
den ganarse por prescripción, como las servidumbres inaparentes o
discontinuas, porque si bien los términos generales y absolutos que
emplea el artículo 917 parecen excluir respecto de esas cosas toda clase
de acción posesoria, y la querella de restablecimiento de que trata-
mos es considerada por ei Código como acción posesoria, supuesto
que la incluye en el título correspondiente; por otra parte, los tér-
minos del artículo 928 son igualmente absolutos, cuando cOncede la
acción de que tratamos a todo el que por otra causa cualquiera no
pudiere instaurar acción posesoria, correspondiendo esta acción al
mero tenedor, que no puede en su calidad de tal ganar el dominio
de la cosa por prescripción;
3. o Que compete esta acción de restablecimiento aún al que ad-
quirió la cosa como despojador violento, o poseedor o tenedor clan-
destino, no siendo admisible la objeción que se haga al querellante
fundada en esas consideraciones; y
4.° Que restablecidas las cosas, pueden intentarse las acciones
posesorias correspondientes, y terminadas éstas, la acción ordinaria
que proceda; de manera que puede llegar el caso de que sucesiva-
mente se entablen tres acciones: 1."', la de restablecimiento; 2.", la
acción posesoria de amparo o de restitución; y 3. a, la acción ordina-
ria, para ventilar el asunto eh juicio de lato conocimiento.
388. De algunas acciones posesorias especiales.-Dividiremog
el estudio del título 14 del Código Civil, en la misma forma que lo
hace el Código de Procedimiento Civil al tratar de estas acciones, a
saber: 1.0, denuncia de obra nueva; 2.°, denuncia de obra ruinooa;
y 3. o, interdictos especiales.
389. Denuncia de obra nueva.-La denuncia de obra nueva
tiene por .objeto impedir toda obra nueva de que nos resulta o puede
482 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

resultamos menoscabo o perjuici(en el goce .de la posesión en que


nos hallamos.
Son denunciables con este fin las obras siguientes:
l. a Toda obra nueva que se trate de coñstruir sobre el suelo
de que otro está en posesión, excepto las necesarias para precaver
la ruina de un edificio, acueducto, canal, puente, acequia, etc., (con
tal que en lo que puedan incomodar al poseedor se reduzcan a lo
estrictamente necesario, y que tetminadas, se restituyan las cosas al
estado anterior, a costa del dueño de las obras) y las que se hagan
para mantener la debida limpieza en los caminos, acequias, cañe-
rías, etc. (Art. 930);
2." Las que construídas en el predio sirviente embarazan el goce
de una servidumbre constituída en él;
3. a Las construcciones que se tratan de sustentar en edificio
ajeno que no esté sujeto a tal servidumbre; y
4. a Toda obra voladiza que atraviesa el plan vertical de la línea
divisoria de dos predios, aunque no se apoye sobre el predio ajeno
ni dé vista, ni vierta aguas lluvias sobre éL (Art. 931).
Pueden entablar esta acción:
l. o Los poseedores qe los edificios o heredades inmediatamente
perjudicados con la obra nueva. (Art. 930);
2. o Los que tengan en esos edificios o heredades los derechos de
usufructo, uso o habitación. (Art. 922) y
3. o La Municipalidad y cualquiera persona del pueblo, si con la
obra nueva se irrogare perjuicio a loo caminos, plazas u otros lugares
de uso público, pero bien entendido que esta acción es sin perjuicio
de las que competan a los inmediatos interesádos: (Arts. 948-949).
El efecto inmediato de la denuncia de obra nueva es la suspen-
sión de los trabajos, que el juez decreta provisionalmente a la sola
presentación de la querella. El juicio, que es breve cOmO todos los
posesorios, termina por la resolución del juez que ratifica la suspen-
sión provisional o la manda alzar, pero dejando a salvo, en todo
caso, al vencido, el ejercicio de las acciones ordinarias que le com-
petan, para que se declare el derecho de continuar la obra o hacerla
demoler.
Cuando son muchos los dueños de la obra, puede intentarse la
DERECHO CTI'lL PRIME:ll AÑO 483

denuncia o querella contra todos juntos o contra cualquiera de ellos;


pero la indemnización a que por daños recibidos hubiere lugar, se
repartirá entre todos por igual, sin perjuicio de que los gravados con
esta indemnización la dividan entre sí a prorrata de la parte que
tenga cada uno en la obra. Y si el daño sufrido o temido pertene-
ciere a muchos, cada uno tendrá derecho para intentar la denuncia
o querella por si solo, en cuanto se dirij a a la prohibición, destruc-
ción o enmienda de la obra; pero ninguno podrá pedir indemnización
sino por el daño que él mismo haya sufrido, a menos que legitime
su personería relativamente a los otros. (Art. 946).
Téngase presente que también dispone la ley que, si a conse-
cuencia de una acción popular, hubiere de demolerse o enmendarse
una construcción, o de resarcirse un daño sufrido, se recompensará
al actor a costa del querellado, con una suma que no baje de la déci-
ma, ni exceda de la tercera parte de 10 que cueste la demolición o
enmienda, o el resarcimiento del daño; sin perjuicio de que si se cas-
tiga el delito o negligencia con una pena pecuniaria, se adjudique al
actor la miÚld. (Art. 948).
La acción posesoria sumaria para pedir la suspensión de la obra
nueva prescribe en un año; si no se instaurare dentro del año no se
suspende la obra nueva, siendo amparados los denunciados o quere-
llados en el juicio posesorio; pero puede ventilarse en juicio contra-
dictorio u ordinario el derecho de hacerla demoler y la' indemnización
de perjuicios. (Art. 950). .
Pero ni aun la acción ordinaria tendrá lugar cuando, según las
reglas dadas para las servidumbres, haya prescrito el derecho. (Art.
950, inciso final).
390. Denuneia de obra ruinosa.-La acción posesoria denomina-
da denuncia de obra ruinosa tiene por objeto la destrucción o repa-
ración de un edificio vecino ruinoso o de cualesquiera construcciones,
o de árboles mal arraigados o expuestos a ser derribados por casos
de ordinaria ocurrencia. Veamos los diversos casos:
1. o Si una persona teme que la ruina de un edificio vecino le
pare perjuicio, tiene derecho de querellarse al juez para -que se man-
de al dueño de tal edificio, derribarlo, si estuviere tan deteriorado
que no admita reparación, o para que si la admite, se le ordene ha-
484 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

ceda inmediatamente; si 'el querellado no procediere a cumplir el fallo


judicial, se derribará el edificio o se hará la reparación a su costa.
Si el daño que se teme del edificio no fuere grave, bastará que
el querellado rinda caución de resarcir todo perjuicio que por el mal
estado del edificio sobrevenga (art. 932).
En el.caso de hacerse por otro que el querellado la reparación
de que habla el artículo precedente, el que se encargue de hacerla
conservará la forma y dimensiones del antiguo edificio, en todas sus
partes, salvo si fuere necesario alterarlas para precaver el peligro.
Las alteraciones se ajustarán a la voluntad del dueño del edifi-
cio, en cuánto ésta sea compatible con el objeto de la querella. (Ar-
tículo 933).
Si notificada la querella, cayere el edificio por efecto de su mala
condición, se indemnizará de todo perjuicio a los vecinos; pero si ca-
yere por caso fortuito, como avenida, rayo o terremoto, no habrá lu-
gar a indemnización, a menos de probarse que el caso fortuito, sin
el mal estado del edificio, no lo hubiera derribado.
No habrá lugar a indemnización, si no hubiere precedido notifica-
ción de la querella. (Art. 934).
Estas disposiciones se extenderán al peligro que se tema de cua-
lesquiera construcciones. (Art. 935).
2.° También tiene lugar la denuncia de obra ru\nosa en el caso
de árboles mal arraigados o expuestos a ser derribados por casos de
ordinaria ocurrencia. Este caso se rige por las reglas del anterior, en
lo que sean aplicables.
Por su naturaleza especial, la acción o denuncia de obra ruinosa
que va dirigida a precaver un daño, no prescribe mientras haya jus-
to motivo de temerlo. Otra cosa ocurre con la acción que en este
caso puede entablarse para la indemnización de un daño sufrido, la
cual prescribe para siempre al cabo de un año completo (art. 950).
Las palabras «para siempre:. están indicando que en este caso no
puede tampoco entablarse acción ordinaria; pasado el año caduca to-
do derecho.
Siendo la denuncia de obra ruinosa un juicio práctico, en que,
para el mejor acierto del fallo, el camino más adecuado es el que el
juez se imponga personalmente de la obra ruinosa, la ley ordena que
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 485

en esta clase de juicios el juez practique, asociado de un perito, una


inspección personal de la construcción o árboles denunciados como
ruinosos. (Art. 724 del Código de Procedimiento).
391. Interdictos especiales.-Aquí vamos a tratar de aquellas
acciones posesorias enumeradas en el Título 14 del Libro 2. <> del Có-
digo Civil que no tienen un nombre característico que las distinga,
como las que acabamos de. estudiar anteriormente.
Estas acciones, a que el Código de Procedimiento Civil da el
nombre genérico de interdictos especiales, tienen lugar en los si-
guientes casos:
1. o Si se hicieren estacadas, paredes u otras labores que tuerzan
la dirección de las aguas corrientes, de manera que se derramen so-
bre el suelo ajeno o estancándose lo humedezcan, o priven de su
beneficio a los predios que tienen derecho de aprovecharse de ellas,
los int~resados podrán ocurrir al juez, formulando un interdicto es-
pecial para que las tales obras se deshagan o modifiquen' y se resar-
zan los perjuicios. (Art. 936).
Esta acción posesoria especial tiene la particularidad de que no
sólo puede entablarse respecto de las obras nuevas, dentro del año si-
guiente a su construcción, sino que también procede respecto de las
obras ya hechas, pudiendo entablarse mientras no haya transcurrido
tiempo bastante para constituir un derecho de servidumbre, el cual
se adquiere por la prescripción de diez años, contados como para la
adquisición del dominio de los fundos. (Arts. 937 y 882).
Pero ninguna prescripción se admitirá contra las obras que co-
rrompanl
el aire y lo hagan conocidamente .
dañoso. (Art. 937).
2.° Si corriendCiel agua por una heredad se estancare o torciere
su curso, embarazada por el cieno, piedras, palos u otras materias
que acarrea y deposita, los dueños de las heredades en que esta alte-
raCión del curso del agua cause perjuicio, tendrán derecho para obli-
gar al dueño de' la heredad en que ha sobrevenido el embarazo" a re-
moverlo, o les permita a ellos hacerlo, de manera que se restituyan
las cosas al estado anterior.
El costo de la limpia o desembarazo se repartirá entre los due-
ños de todos los predios, a prorrata del beneficio que reporten del
agua. (Art. 939).
436 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

3." Siempre que las aguas de que se sirve un predio, por negli-
gencia del dueño en darle salida sin daño de sus vecinos, se derramen.
sobre otro predio, el dueño de éste tendrá derecho para que se le re-
sarza el perjuicio sufrido y para que en caso de reincidencia se le
pague el doble de lo que el perjuicio importare. (Art. 940).
4. o El dueño de una casa tiene derecho para impedir que cerca
de sus paredes haya depósitos o corrientes de agua, o materias húme-
das que puedan dañarla.
Tiene asimismo derecho para impedir que se planten árboles a
menos d~stancia que la de 15 decímetros, ni hortalizas o flores a me-
nos distancia que la de 5 decímetros.
Si los árboles fueren de aquellos que extienden a gran distancia
sus raíces, podrá el juez ordenar que se planten a la que convenga
para que no dañen a los edificios vecinos; el máximum de la distan-
cia señalada por el juez será de 5 metros.
Los derechos concedidos en este artículo subsistirán contra los
árboles, flores u hortalizas plantadas, a menos que la plantación ha·
ya precedido a la construcción de las paredes. (Art. 941).
5. o Si un árbol extiende sus ramas sobre suelo ajeno o penetra
en él con sus raíces, podrá el dueño del suelo exigir que se corte la
parte excedente de las ramas, y cortar él mismo las raíces.
Lo cual se entiende aún cuando el árbol esté plantado a la dis-
tancia debida. (Art. 942).
6. o Los frutos que den las ramas tendidas sobre terreno ajeno
pertenecen al dueño del árbol; el cual sin embargo no podrá entrar
a cogerlos sino con permIso del dueño del suelo, estando cerrado el
terreno.
El dueño del terreno será cbligado a conceder este permiso;
pero sólo en días y.horas oportunas, de que no resulte daño. (Art. 943).
7 . 0 El que quisiere construir un ingenio o molino o una obra
cualquiera, aprovechándose de las aguas que van a otras heredades o
a otro ingenio, molino o establecimiento industrial, y que no corren por
un cauce artificial construído a expensa ajena, podrá hacerlo en su pro-
pio suelo, o en suelo ajeno con permiso del dueño; con tal que no
tuerza o menoscabe las aguas en perjuicios de aquellos que ya han
levantado obras aparentes con el objeto de servirse de dichas aguas,
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 487

.o que de cualquier otro modo hayan adquirido el derecho de apro-


vecharse de ellas. (Art. 944).
La palabra ingenio, que emplea ese artículo, quiere decir el mo-
lino en que se exprime el zumo de las cañas dulces para sacar el
azúcar.
De la disposición del artículo 944 se deduce que hay acción
posesoria para impedir; a) cualquiera obra que se haga o que se
pretenda hacer con el objeto de aprovecharse de las aguas que co-
rren por un cauce artificial construído a expensa ajena; y b) cual-
quiera obra dirigida al aprovechamiento de las aguas que van a aje-·
nas heredades, ingenios, molinos o establecimientos industriales, aun-
gue corran por un cauce natural, si tuercen o menoscaban las aguas
en perjuicio de aquellos que ya han levantado ocras aparentes con
el objeto de servirse de dichas aguas, o que de cualquier otro modo
han adquirido el derecho de aprovecharse de ellas.
8. o Cualquiera puede cavar en suelo propio un pozo, aunque de
ello resulte menoscabarse el agua de que se alimenta otro. pozo; pe-
ro si de ello no reportare utilidad alguna, o no tanta que pueda com-
pararse con el perjuicio ajeno, será obligado a cegarlo. (Artículo
945).
Como se ve, este artículo concede acción en ciertos casos para
hacer cegar el pozo que otro ha hecho en su propiedad. Debemos
advertir que, en virtud del artículo 737 del Código de Procedimiento
Civil, la acción de que tratamos es materia de un juicio ordinario, o
de lato conocimiento, lo cual constituye una verdadera excepción,
porque todas las acciones posesorias son de tramitación breve y
sumaria.
392. Acción posesoria especial para obtener la neutralización y
depuración de los residuos de los establecimientos industriales.. -La
ley N. o 313 3, de 4 de Septiembre de 1916 establece en su artículo
l. o «ql:e los. establecimientos industriales, sean mineros. metalúrgi-
cos, fabriles o de cualquiera otra especie, na podrán vaciar en los
acueductos, cauces artificiales o naturales que conduzcan aguas o
en vertientes; lagos, lagunas o depÓSitos de aguas, los residuos líqui-
dos de su funcionamiento, que contengan substancias nocivas a la
488 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

bebida o al riego, sin previa neutralización o depuración de tales re-


siduos por medio de un sistema adecuado y permanente.
En ningún caso se podrán arrojar a dichos cauces o depósitos
de agua, las materias sólidas que puedan provenir de esos estableci-
mientos ni las semillas perjudiciales a la agricultura».
El artículo 5. 0 de la misma ley dice que el ejercicio de las ac-.
ciones a que diere lugar su infracción corresponderá a las Municipa-
lidades respectivas y a los parÚculares interesados; y el artículo 6. o
dice que son obras denunciables con arreglo a ias respectivas dispo-
siciones del título XIV, libro II del Código Civil y del título V, li-
bro 111 del Código de Procedimiento Civil, las que se mantuvieren
o realizaren en contravención a esta ley. Ninguna prescripción se
admitirá a favor de las obras que corrompan las aguas o las hagan
conocidamente dañosas.
393. Aguas de desagües o alcantarillados.-El CéJdigo Sanitario,
publicado el 20 de Octubre de 1925 dispone lo siguiente:
«Artículo 219. Prohíbese descargar los desagües o alcantarilla-
dos en ríos, esteros, lagos o lagunas, o en cualquiera otra parte que
sirva para proporcionar agua potable a alguna población, sin que
antes se proceda a depurar convenientemente las aguas que dichos
desagües o alcantarillados arrastren, con aprobación del Director Ge-
neral de Sanidad.
Prohíb'ese de igual modo utilizar las aguas de que se trata, en
el regadío de huertas, chacras destinadas al cultivo de verduras,
hortalizas, legumbres y frutas que crecen a flor de tierra y que
suelen ser consumidas sin cocep. índice
CAPITULO XXI

DE LA REIVINDICACION

394. Generalidades.-Hemos estudiado las acciones posesorias,·


que tienen por objeto conservar o recuperar la posesión de bienes
raíces o de derechos reales constituídos en ellos; nos corresponde
ahora tratar de la reivindicación o acción de dominio, que es la que
tiene el dueño de una cosa singular de que no está en posesión para
que el poseedor de elIa sea condenado a restituÍrsela (art. 889). La
palabra re iv ind icación viene de las voces latinas fe i, vind icatio: reí
quiere decir cosa y vindicatio el acto de cobrar con justicia aque-
llo de que se ha desposeído a alguno.
Analizaremos los caracteres especiales de la acción reivindica-
toria.
395. Quien puede reivindicar.-La acción reivindicatoria corres·
ponde al dueño; en efecto, nadie puede pedir la restitución de una
cosa si no es propietario de ella. Al hablar de dominio, se comprende
el dominio pleno o el nudo, absoluto o fiduciario, porque el domi-
nio nudo y el fiduciario, aunque limitados, son verdaderas especies
de dominio.
Para poder entablar esta acción es menester que el dueño no
posea la cosa, porque precisamente el objeto de la acción es obtener
la restitución de una cosa, y no puede reclamarse lo que ya se tie-
ne: por esto la definición del Código dice que la acción de dom inlo
490 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

«es la que tiene el dueño de una cosa singular de que no está en jJo-
sesión» .
El que entabla la acción de dominio debe probar que él es el
dueño de la cosa, y sólo una vez que haya justificado su dominio,
se dará lugar a la acción, ordenando el juez al poseedor que le res-
tituya la cosa materia de la demanda. Mientras el reivindicador no
justifique su dominio, el poseedor es reputado dueño. (Art. 700),
Aunque no es necesario que el actor exprese la causa o razón
porque se pide el dcminio, bastando decir que le pertenece la cosa
que se trata de reivindicar, sin embargo, siempre es útil expresarla,
porque si en mérito de la causa deducida no se declarase el dominio
en su favor, podría posteriormente, en otro juicio, reclamarlo por
otra causa que no se hubiese expresado en la anterior demanda, ya
que la excepción de cosa juzgada requiere, como uno de sus requi-
sitos substanciales, que la nueva demanda tenga de común con la
primera la «identidad de la causa de pedir».
Conviene no confundir la acción reivindicatoria, que es una ac-
ción real, supuesto que no es otra cosa que el derecho real de do-
minio deducido en juicio, con las acciones jJersonales que el d:.teño
de tina cosa puede hacer valer contra el que la detiene, a fin de que
cumpla la obligación de restituírsela; como sería, por ejemplo, la
acción personal que podría entablar el arrendador de una casa con-
tra el arrendatario que se resistiese a entregarla yencido el término
del arrendamiento; en este último caso se trata de una simple ac-
ción personal.
Hemos visto que la acción reivindicatoria corresponde al que
prueba dominio sobre la cosa; pero como no siempre es posible la
justificación del dominio, la ley concede también la acción reivindi-
catoria al que ha perdido la posesión regular de la cesa y se halla-
ba en el caso de poderla ganar por prescripción, pero con la limita-
ción de que no valdrá ni contra el verdadero dueño, ni contra el
que posea con igualo mejor derecho. (Art. 894).
Esta es la acción publiciana del Derecho Romano y que se daba
al que tenía justo título y buena fe, contra el poseedor que tenía
un derecho más débil.
Los requisitos para entablar en este caso la acción reivindica-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 491

toria son: a) que el que la intente, jJru ebe haber jJoseído la cosa re-
gularmente, o sea, con justo título y buena fe; y b) que se intente
Ia acción contra un poseedor que tenga un derecho más débil, por-
que ella no procede contra el verdadero dueño, a quien le bastaría
oponer la excepclón de su dominio; ni contra el que posee con igual
derecho: in parí causa possessor potior haberi debet; ni contra el que
posee con mejor derecho, pues su mejor título prevalece.
Al estudiar la posesión regular dij irnos que aquella era una de
las grandes ventajas del poseedor regular, pues el justo título y la
buena fe conque posee la cosa le dan las apariencias s]el dominio; el
poseedor irregular sólo puede entablar Jas acciones posesorias, cuya
prescripción es de breve plazo.
En resumen, pueden entablar la acción reivindicatoria: el due-
ño de la cosa contra cualquier poseedor; y el poseedor regular con-
tra el que posee con un dÉ:recho más débil.
396. Qué cosas pueden reivindicarse..-Las cosas son corporales
o incorporales; las cosas corporales se dividen en muebles e inmue-
bles y las incorporales en derechos reales y personales (arts. 565.
566 y 576).
Veamos cuáles de estas cosas pueden,ser materia de una reivin-
dicación:
Pueden reivindicarse todas las cosas corporales, sean raíces o
muebles. Exceptúanse las cosas muebles cuyo poseedor las haya
comprado en una feria, tienda, almacén u otro establecimiento indus-
trial en que se vendan cosas muebles de la misma clase. Justificada
esta circunstancia, no estará el poseedor obligado a re~tituir la cosa,
si no se le reembolsa lo que haya dado por ella y lo que haya gasta-
do en repararla y mejorarla (Art. 890).
En e~te caso de excepción, la ley presume de derecho la buena
fe del comprador, una vez justificadada su adquisición en las condi-
ciones dichas; y ha tenido el propósito de dar confianza al comercio,
evitando que esos objetos quedaran bajo la amenaza de una acción
reivindicatoria.
Respecto de las cosas incorporales, ellas propiamente no debe-
rían ser materia de una acción reivindicatoria; pero como existe so-
bre ellas una especie de proPiedad (art. 583), el Código establece que
492 ALFREDO nARROS ERRÁZUIUZ

pueden reivindicarse como el dominio los otros derechos reales, excep-


to el derecho de herencia, que produce la acción especial de petición
de herencia, de que se trata en el Libro III (art. 891). Los derechos
personales, que por su naturaleza no dicen relación directa a una
cosa determinada, no son susceptibles de la acción reivindicatoria.
La reivindicación tiene lugar a favor del dueño de una cosa
singular; queda, pues, exceptuada la herencia, que es cosa universal,
porque comprende todo el patrimonio de una persona o una parte
alícuota de él. Para reclamar una cosa universal, o sea, una heren-
cia, dijimos que existía la acción de petición de herencia, que es la
que tiene aquel que probare su calidad de heredero, para que se le
adjudique una herencia ocupada por otra persona en calidad de he-
redero (art. 1264). En el juicio de petición de herencia se discute
entre ambas partes la calidad de heredero; en el juicio reivindicatorio
se discute la calidad de dueño, que puede tenerse por cualquiera de
los modos de adquirir.
El heredero podrá también hacer uso de la acción reivindicato-
ria, pero sobre cosas hereditarias reivindicables que hayan pasado a
terceros y no hayan sido prescritas por ellos (art. 1268).
La acción de petición de herencia expira en treinta años. (Ar-
tículo 1269).
397. Contra quién se puede reivindicar.-La acción de domi-
nio es una acción real y, por tanto, va directamente tras de la cosa
sin respecto a determinada persona. Cualquiera que la posea está
obligado a restituirla a su dueño, y éste a su vez puede reclamarla
de la persona que la posea; esta es la ventaja de los derechos reales,
entre los cuales el de dominio ocupa el primer lugar.
Pero, la mala fe de los poseedores o la circunstancia de la ena-
jenación de las cosas a otras personas, de cuyas manos no es fácil su
reivindicación. obliga al Código a hacer extensiva la acción de do-
minio no sólo contra el poseedor actual, sino también contra los que
han dejado de poseer, cambiando en esos casos tan sólo el objeto que
persigue la acción. Nos ocuparemos de estos distintos casos:
a) El caso corriente es que la acción de dominio se dirija contra
el actual poseedor (art. 895). Pero a menudo ocurre que el poseedor
no goza de la tenencia material de la cosa que se trata de reivindi-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 493

car, la cual está en manos de un mero tenedor, que ejerce la tenencia


de la cosa, no como dueño, sino en lugar o a nombre del poseedor,
como ocurre con el usufructuario, arrendatario, depositario, etc. En
estos casos la acción de dominio debe dirigirse siempre contra el po-
seedor y no contra el- mero tenedor, ya que sólo el primero se pre-
tende dueño de la cosa.
Con este objeto dispone la ley que el mero tenedor de la cosa
que se reivindica es obligado a declarar el nombre y residencia de la
persona a cuyo nombre la tiene (art. 896), para hacer así posible la
notificación de la demands reivindicatoria al actual poseedor, a cuyo
nombre tiene la cosa el mero tenedor.
. y si este último, de mala fe, acepta la notificación de la deman-
da, a sabiendas que no es el poseedor, atribuyéndose tal carácter sin
serIo, será condenado a la indemnización de todo perjuicio que de
este engaño haya resultado al actor (art. 897). Esos perjuicios con-
sistirán en lbs gastos que obligó a hacer al actor siguiendo un juicio
absolutamente inútil, pues la sentencia que en él recayere no puede
obligar al poseedor que no tuvo noticias de él.
b) La acción reivindicatoria también puede entablarse contra
el que poseía de buena fe y dejó de poseer, siempre que por la ena-
j enación se -haya hecho imposible o difícil la persecución de la cosa.
La regla' general, en este caso, es que el poseedor que enajenó la
cosa a un tercero está obligado a restituir al \-erdadero dueño úni-
camente el precio que recibió por ella, salvo el caso de que al ena-
jenarla hubiese procedido ya a sabiendas de que era ajena, pues en-
tonces indemnizq.rá de todo perjuicio al dueño.
Dirigida en este caso la acción contra una persona que dejó de
poseer la cosa, cambia el objeto de la acción, pues ya no se persigue
la cosa misma, sino la restitución del precio recibido por el poseedor
que la enajenó, o el valor de todo perjuicio, según sea el caso, como
acabamos de verlo.
La leyes perfectamente justa al establecer mayor responsabili-
dad para el poseedor de buena fe, cuando vende a sabiendas de
que la cosa era ajena, obligándolo a responder de todo perjuicio,y
no a la simple devolución del precio recibido, como exige al que
vendió sin ese consentimiento.
32
494 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
======================================
Recibido por el reivindicador el precio de manos del que dejó
de poseer por haber enajenado la cosa, por el mismo hecho ratifica
y confirma la enajenación al actual poseedor de la cosa, el cual queda
de dueño absoluto de ella. (Art. 898).
e) La acción reivindic8toria también puede dirigirse contra el
que poseía de mala fe y por hecho o culpa suya ha dejado de poseer;
y se intent'ará la acción en su contra como si actualmente poseyese.
En este caso cambia también el objeto de la acción, desde que
no se persigue la cosa, ya que la persona contra quien se dirige la
acción dejó de poseerla, sino su valor y el valor de todas las demás
prestaciones a que está obligado el poseedor de mala fe.
Puede ocurrir que convenga al reivindicador reclamar del actual
poseedor la, cosa misma, y cobrar al poseedor de mala fe que dejó
de poseer, todas las prestacioncs a que está obligado en razón de
frutos, deterioros y expensas respecto del tiempo que estuvo la cosa
en su poder. La ley lo autoriza expresamente para ello.
Estas accion'ó:s también pueden dirigirse contra el poseedor de
bu::na fe que durante el juicio se ha puesto en la imposibilidad de
restituir la cosa por su culpa (art. 900), porque el poseedor de buen<:l
fe, una vez trabada la litis, está en aptitud de conocer al verdadero
dueño de la cosa y desde ese momento le afectan 12s responsabili-
dades de los poseedores de mala fe.
Si el que dejó de poseer paga al reivindicador el valor de la
cosa y éste lo acepta, sucederá en los derechos del reivindicador
sobre ella, efectuándose esa sucesión de derechos en la misma forma
que existían en poder del reivindicador, el cual no queda obligado
al saneamiento, o sea, no está obligado a ampararlo en el dominio,
ni a responder de los defectos ocultos de la cosa (art. 1837). El pago
que en este caso hace el ex-poseedor de mala fe al rtÍvindic2dor no
im¡::orta un precio de compra-venta sino una indEmnización a que la
ley le obliga como poseedor de mala fe.
398. Medidas precautorias durante el juicio de reivindicaci6n.
-Durante el juicio de reivindicación, la ley autoriza al ;'e:vindica-
dor para pedir que se adopten medidas precautorias para aSé'gurar
el resultado de su acción cuando hay justo motivo de temor de que
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 495

la cosa, materia de la reivindicación, se pierda o deteriore en manos


del poseedor.
Quedaría burlado el reivindicador que hubiere probado su do-
minio y obtenido sentencia favorable, si llegado el caso· ésta no pu-
diere cumplirse por no existir o estar deteriorada la cosa.
Son diversas las medidas que pueden impetrarse cuando se trata
de la reivindicación de una cosa corporal mueble, o del dominio u
otro derecho real constituído sobre un inmueble.
Cuando se reivindica una cosa corporal mueble y hubiere motivo
de temer que se pierda o deteriore .en manos del poseedor, podrá el
actor o demandante pedir el secuestro de la cosa, Se llama secuestro
él depósito que se hace de la cosa litigiosa en poder de un ter:cero
hasta que se decida a quien pertenece. El poseedor será obligado a
consentir en el secuestro, o a dar seguridad suficiente de restitución,
para el caso de ser condenado a restituir (art. 901).
Si se demanda el dominio u otro derecho real constituído sobre
un inmueble, el poseedor seguirá gozando de él hasta la sentencia
definitiva pasada en autoridad de cosa juzgada. Pero el actor tendrá
derecho de provocar las providencias necesarias para evitar todo
deterioro de la cosa, de los muebles y semovientes anexos a ella y
comprendidos en la reivindicación, si hubiere justo motivo de te-
merlo o las facultades del demandado no ofrecieren suficiente garantía.
(Art. 902).
La medida precautoria que procede en ,este caso, tratándose de
un inmueble, es el nombramiento de uno o más interventores. judi-
ciales, que se limitan a llevar cuenta de las entradas y gastos y a
noticiar al interesado o al tribunal de toda malversación o abuso
que notaren en los bienes sujetos'a intervención, (Art. 284 del C. de P).
Sea que se trate de bienes muebles o inmuebles, la ley también
autoriza como medida precautoria la· prohibición que el juez hace al
demandado de celebrar actos o contratos relativos a la cosa materia
de la reivindicacipn, y aún respecto de 'otros bienes determinados,.
cuando sus facultades no ofrecieren suficiente garantía para asegurar
el resultado del juicio. Cuando esta prohibición recae sobre bienes
raíces, t;t0 produce efecto respecto de terceros si no se inscribe en el
Registro Conservatorio; cuando recae sobre bienes muebles no pro-
ALFREDO 13ARROS ERRÁZURIZ

duce efecto sino respecto de los terceros que tuvieren conocimiento


de ella al tiempo del contrato. (Arts. 286 y 287 del C de P.)
Esta prohibición es necesaria para que las cosas afectadas pcr
ellas queden comprendidas en la regla del número 4 del artículo
1464, que dice que hay un objeto ilícito en la enajenación «de espe ..
cies cuya propiedad se litiga, sin permiso del juez que conoce en el
litigio» .
Toca al juez apreciar si las circunstancias dan mérito para dic-
tar estas medidas precautorias, para lo cual el reivindicador deberá
también acompañar comprobantes que constituyan al menos presun-
ción grave del derecho que se reclama. Estas medidas son de carác-
ter provisional, y deberá el juez hacerlas cesar cuando desaparece el
peligro que se ha prccurado evita!'" o cuando se han otorgado caucio-
nes suficientes.
399. Prestaciones mutuas.-La acción reivindicatoria no importa
solamente la restitución de la cosa que deh efectuar el poseedor ven-
cido al dueño; ella lleva consigo una E:erie de abonos recíprocos entre
ambas partes, que pueden versar sobre los deterioros, frutos, mejoras
y gastos de custodia o comervación de la cosa; y estos derechos y
obligaciones recíprocas toman el nombre de prestaciones mutuas, cen
que el Código e.1cabeza el párrafo 4. o del título de la reivindicación,
y que contiene las reglas generales aplicables a los cas:Js de restitu-
ciones que deben hacerse las partes, ya en el juicio reivindicatorio,
ya en otros casos análogos.
Para el debido orden en este estudio, analizaremos' primeramen-
te las prestaciones que debe el poseedor vencido al reivindicador,
para ocuparnos en seguida de las prestaciones del reivindicador al
poseedor.
400. Prestaciones del poseedor vencido al reivindicador:
a) Vencido el p:::seedor, su primera obligación es la de restituir
la cosa al dueño; pero como no sería posible exigir la devolución in-
mediata de la cosa, corresponderá al juez fijar el plazo en ql:e ella
debe efectuarse (art. 904). Este es uno de aquellos caso~ especiales
en que sólo ,¡::or excepción puede el juez señalar plazo parQ el cum-
plimiento de una obligación (art. 1494). La restitución debe ser com-
pleta, es decir, debe comprender todo aquello que forma ::Jarte de la
DERECHO CIVIL PRL."\1ER AÑO 497

cosa reivindicada; si se trata de un inmueble, la restitución compren-


derá todos aquellos objetos que se reputan como inmuebles por su
conexión con él, según lo dicho en el título «De las varias clases de
bienes». En la restitución de un edificio se comprende la de sus lla-
ves. En la restitución de toda cosa se comprende la de los títulos
que conciernen a ella, si se hallan en manos del poseedor.
La restitución debe guardar conformidad con la demanda y sen~
tencia; es decir, deben comprenderse en la restitución todas aquellas
cosas que lo hubiesen sido en la demanda y sentencia; las cosas que
no hubieren sido comprendidas en ellas tampoco 10 serán en la res-
titución; pero pueden reivindicarse separadamente por medi() de nue-
vas acciones. (Art. 905).
b) Otra de las prestaciones que el poseedor vencido debe al rei-
vindicador es la relativa a los deterioro.$., o sea, a los daños o menos-
cabos que ha sufrido la cosa. En éste, como en los demás casos de
que luego trataremos, es indispensable distinguir si el poseedor es de
buena o mala fe, para el efecto de fijar sus responsabilidades.
El poseedor de mala fe responde de todos los deterioros que por
su hecho o culpa ha sufrido la cosa.
El poseedor de buena fe, mientras permanece en ella, no es res-
ponsable de estos deterioros, sino en cuanto se hubiere aprovechado
de ellos, por ejemplo, destruyendo un bosque o arbolado, y vendien-
do la madera o leña, o empleándola en bene(icío suyo. (Art.906).
Llamamos la atención a las palabras que emplea el Código alu-
diendo al p:>ssedor de buena fe, mientras permanece en ella, porque
la buena fe que en este caso exige la ley (como también veremos al
tratar de los frutos, expensas y mejoras) debe ser actu.al, es decir, de-
be mantenerse la buena fe en el momento de efectuarse los deterio-
ros, al tiempo de la percepción de los frutos, o al tiempo en que fue-
ron hechas las mejoras (art. 913). Distinta es la buena fe que exige
la ley como elemento constitutivo de la posesión regular, pues sólo
debe existir al tiempo de la adquisición de la posesión; y la posesión
conserva el carácter de regular, aunque la bu'ena fe no subsist;a des-
pués de, adquirida la posesión. (Art. 702).
La idea de deterioro importa daño o menoscabo de la rosa; por eso,
en el caso que pone el Código por vía de ejemplo, hablando de la
498 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

responsabilidad del poseedor de buena fe, dice: destruyendo un bos-


que o arbolado y vendiendo (etc). No se refiere, pues, la ley, al goce
legítimo de los frutos de una heredad, que se extiende a los bosques
y arbolados, con el cargo de conservarlos en un ser., etc. (art. 783);
la ley aquí se refiere a la destrucción del bosque en beneficio proPio
del poseedor, lo que excluye también el caso de destrucción en bene-
ficio de la heredad misma.
e) Frutos. Una de las prestaciones más importantes es la que se
refiere a los frutos producidos por la cosa reivindicada. Para ello
debemos distinguir, como en el caso anterior, la responsabilidad del
poseedor de mala fe de la del poseedor de buena fe.
Responsabi(ídad del po~eedor de mala fe. El poseedor de mala
fe es obligado a restituir los frutos naturales y civiles de la cosa, y
no solamente los percibidos, sino los que el dueño hubiera podido per-
cibir con mediana inteligencia y actividad, teniendo la cosa en su
poder (inc. l. o, atto 907), como por ejemplo, si el poseedor dejó las
tierras sin cultivo o las casas sin arrendar, porque no sería justo que
por descuido del poseedor quedase el dueño privado de las utilida-
des que habría obtenido si hubiese podido disfrutar libremente de
sus cosas. Si no existen los frutos, deberá el valor que tenían o hu-
bieran tenido al tiempo de la percepción; se considerarán como no
existentes los que se hayan deteriorado en su poder.
Pero, como no es justo que el dueño se haga más rico con daño
del poseedor, tiene que abonar a éste, aunque sea de mala fe, los gas-
tos ordinarios que invirtió en la prcducción de los frutos que resti-
tuye (art. 907, ir;c final); porque no hay frutos, sino deducidas las
expensas. Nulli sunt fructus nisi impensis dcductis.
El poseedor de buena fe se hace poseedor de mala fe desde la
contestaci6n de la demanda, porque en vista de los comprobantes
presentados por la parte contraria en apoyo de su derecho, debe cc-
nocer que no le pertenecen los bienes de que se trata, y cesa ¿e ga-
nar los frutos, que sólo corresponden al poseedor de buena fe. De
aquí el axioma que dice: Post litem contestatam omncs possesores sunt
pares. Respecto de los frutos percibidos después de la contestación
de la demanda, queda, pues, el poseedor de buena fe sujeto a las
mismas re.e;las dadas anteriormente para el poseedor de mala fe.
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 499

Responsabilidad del poseedor de buena fe. Hemos visto en otra


parte de nuestro estudio que una de las ventaj as del poseedor de bue-
na fe es la de hacer suyos los frutos de la cosa. En efecto, aunque en
rigor de derecho la facultad de percibir los frutos corresponde al que
tiene el dominio de }a cosa, no obstante, la ley, por razones de equi-
dad y de conveniencia general, dispone que el poseedor de buena fe
no está obligado a restituir los frutos percibidos antes de la contes-
tación de la demanda (art. 907, inc. 3.°), o sea, los hace suyos. Esta
disposición está confirmada también en los artículos 646 y 648.
Decimos por razones de equidad, porque habiendo el poseedor
con su cuidado y trabajo hecho producir ,la cosa, .sería injusto que
el propietar'o que la descuidó viniese a arrebatarle los frutos que él
había hecho producir; y por razones de conveniencia general, porque
la ley quiere que de este modo los poseedores se interesen en el cui-
dado y mejora de 'las cosas, lográndose además disminuir los pleitos
por medio de esta disposición. .
Tenemos, pues, que el poseedor de buena fe no responde de
los frutos percibidos antes de la contestación de la demanda. Res-
pecto a los percibidos después, ya vimos que seguía las reglas del
poseedor de mala fe, o sea, que responde de ellos.
d) Gastos de custodia y conservación de la cosa secuestrada.
Hemos visto anteriormente que en caSo de que hubiere motivo de
temer que se pierda o deteriore la cosa en manos del poseedor, pue-
de el actor pedir su secuestro. Corresponde al actor pagar al secues-
tre los gastos de custodia y conservación, pero tendrá derecho para
que el poseedor de mala fe se los. reembolse (art. 904).
De manera que en el caso del poseedor de mala fe, tiene éste una
obligación más, respecto del reivindicador, que es: la de abonarle o
reef!1bolsarle los gastos. de custodia y conservación que el actor pagó
al secuestre.
401. Prestaciones del reivindicador al poseedor.-Las prestacio-
nes que el reivindicador debe al poseedor pueden referirse al abono
de los gastos de producción de los frutos o . al abono de las expensas
o mejoras. Trataremos separamente de cada una de elJas.
a) Gastos de produccíón de los frutos. Ya hemos visto la regla
500 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

que rige sobre esta materia, a saber: que no hay frutos, sino una
vez deducidos [os gastos de producción.
Siempre que haya restitución de frutos deberá el reivindicador
abcmar al poseedor los gastos ordinarios que ha invertido en produ-
cirlos, sea que se trate de un poseedor de buena o mala fe. La pa-
labra ordinarios quiere decir que el reivindicador deberá pagar sólo
los gastos comunes i regulares en producciones análogas y no los
gastos excesivos que se hubieran efectuado por ignorancia o negligen-
cia del poseedor.
b) Expensas, mejoras. Se llama mejora todo lo que se ha obrado
por el poseedor en el edificio, heredad o cosa reivindicada, para po-
nerla en mejor estado. Hay tres especies de mejoras, a saber: necesa-
rias, útiles y voluptuarias.
Son mejoras necesarias las invertidas en la conservación de la
cosa para impedir su pérdida o deterioro, como las reparaciones que
se hacen en un edificio que amenaza ruina.
So~ mejoras útiles aquellas que no estando destinadas a conser-
var la cosa, aumentan sin embargo su valor y renta, como el plantío
de árboles o viña.
Son mejoras voluptuarias las que no contribuyen a la conser-
vación de la cosa ni aumentan su valor o renta, o sólo lo aumentan
en una proporción insignificante, y que consisten en objetos de lujo
y recreo, como jardines, miradores, fuentes, cascadas artificiales.
Estudiemos separadamente las distintas clases de mejoras.
;Hejaras o expmws necesarias. Todo pooeedor ve.ncido, sea de
buena o mala fe, tiene derecho a que se le abonen las expensas nece-
sarias, por tratarse de trabajos que el propietario se habría visto
obligado a ejecutar si hubiese tenido la cosa en su poder.
Para la forma de la indemnización hay que distinguir si se tra-
ta de obras materiales permanentes, como una cerca para impedir las
depredaciones o un dique para atajar las avenidas, o las reparacio-
nes de un edificio arruinado por un terremoto, en cuyo caso se abo-
narán al poseedor dichas expensas, en cuanto hubieren sido realmen-
te necesarias; pero reducidas a lo que valgan las obras al tiempo de
la restitución.
Si se trata de cosas que por su naturaleza no dejan un resultado
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 501

material permanente, como la defensa judicial de la finca, serán abo-


nadas al poseedor, en cuanto aprovecharen al reivindicador y se hu-
bieren ejecutado con mediana intelegencia y economía .
.Meíoras útiles. Es distinta la regla que se aplica a las mejoras
útiles, por tratarse de obras que, aunque aumentan el valor venal de.
la' cosa, no eran indispensables, y el propietario podría haberse aho-
rrado el efectuarlas. Para su abono hay que distinguir el caso del po-
seedor de buena y mala fe.
El poseedor de buena fe, vencido, tiene derecho a que se le abo-
nen las mejoras útiles, hechas antes de contestarse la demanda. Pa-
ra efectuar su pago, el reivindicador puede elegir entre' el pago de 10
que valgan al tiempo de la restitución las obras en que consIsten las
mejoras, u el pago de lo que en virtud de dichas mejoras valiere
más la cosa en dicho tiempo.
En cuanto a las obras hechas después de contestada la deman-
da, el poseedor de buena fe tendrá solamente los derechos que la
ley concede al poseedor de mala fe. (Art. 909).
El poseedor de mala fe no tiene cJ.erecho a que se le abonen las
mejoras útiles. Pero podrá llevarse los materiales de dichas t;nejoras,
siempre que pueda separarlas sin detrimento de la cosa reivindicada
y que el propietario rehuse pagarle el precio que tendrían dichos ma-
teriales después de separados. (Art. 910). ti>

/Viejoras 1loluptuarias. Las mejoras voluptuarias hechas para sa-


tisfacer los gustos personales del poseedor, sin ningún provecho apre-
ciable para la cosa, no dan lugar a restitución alguna. El propietario
no será obligado a pagarlas al poseedor de mala ni de buena fe, que
sólo tedrán el derecho de llevarse los materiales de dichas mejoras,
en la misma forma y condiciones del caso anterior. (Art. 911).
Se entenderá que la separación de los materiales permitida en
los casos indicados, es en detrimento de la cosa vindicada, cuandc
hubiere de dejarla en peor estado que antes de ejecutarse las mejo-
ras; salvo en cuanto el poseedor vencido pudiere reponerla inmedia-
tamente en su estado anterior y se allanare a ello. (Art. 912).
402. Buena o mala fe del poseedor.-Ya hemcs dicho anterior-
mente que la buena o mala fe del poseedor debe existir relativamentE
a lo~ frutos, al tiempo de la percepción, y relativamente aJas ex-
índice
CAPITULO XXII

DEL REG IMEN DE LAS. AGUAS

405. Generalidades. - No creemos necesario demostrar la


importancia que tiene el régimen jurídico a que se encuentran some-
tidas las aguas, porque es muy sabida la influencia que ellas ejercen
en la riqueza agrícola e industrial del país, ya consideradas como
agentes naturales, ya como generadoras de fuerza motriz.
Los más de los países tienen legislación especial sobre aguas;
pero, en el nuestro, desgraciadamente, no hayal respecto una legis-
lación ordenada y general. Sólo existen algunas disposiciones disemi-
nadas en los Códigos y algunos decretos y reglamentos, cuya consulta
en la práctica se hace muy difícil. De .estas disposiciones, unas son
de carácter substantivo, o sea, que fijan los derechos y obligaciones
de los propietarios de las tierras y dé los dueños de las aguas, como
son; por ejemplo, las disposiciones que existen en el Código Civil y
en la ley sobre ~provechamiento de las aguas como fuerza motriz.
Otras son de carácter administrativo, que señalan la intervención que
corresponde a las diversas autoridades, v. gr., en lo que se refiere
a la concesión de las mercedes de agua a los particulares; finalmente,
hay disposiciones de carácter procesal, .que establecen los procedi-
mientos que se han de seguir en los juicios sobre aguas, como son
las contenidas en el Título XI del Libro III del Código de Proce-
dimiento Civil.
Es innegable la dificultad de someter las aguas en Chile a un
régimen de Derecho mejor y más ,completo que el de 'otros países,
porque nuestro territorio se compone de zonas hidrológicas muy
504 ALFREDO BARROS ERRÁZ URIZ

distintas. No queriendo el legislador imponer teorías contrarias a la


naturaleza de las cosas, ni trasplantar instituciones de otros países,
que no se avienen a las condiciones especiales de nuestro territorio,
prefirió recibir lecciones de la experiencia y esperar que los hechos
se produjeran en toda su variedad para reglarlos convenientemente.
Por esta razón, el mensaje con que se acompañó al Congreso el
proyecto de Código Civil, dice: cEn todo lo que concierne al uso y
goce de las aguas, el proyecto, como el Código que le ha servido de
guía, (el francés), se ha ceñido a poco más que sentar las bases,
reservando los pormenores a ordenanzas especiales, que probable-
mente no podrán ser unas mismas para las diferentes localidades».
Actualmente el Gobierno se preocupa de estudiar un proyecto
completo de Código de Aguas, que muy pronto se someterá a la
aprobación del Congreso.
406. Naturaleza jurídicá de las aguas.--Exceptuada el alta
mar, que por su naturaleza es inapropiable, por ser común a todos
los hombres, las aguas pueden ser objeto de un derecho de propiedad
real y efectivo, como las demás cosas apropiables. El derecho de
propiedad puede ejercerse no sólo sobre las aguas estancadas, sino
también sobre las aguas corrientes, a pesar que dada su movilidad
ellas desaparecen de nuestra vista para no volver. Esta última con~
dición, si bien da un carácter especial al derecho de propiedad de
las oguas corrientes, no se opone a éste, porque la propiedad de las
aguas corrientes consiste principalmente en su aprovechamiento para
el regadío de los campos o para los menesteres domésticos de un
pueblo o para dar movimiento a las máquinas de un establecimiento
industrial, y obtenido el or,jeto del derecho, nada importa que, obe-
deciendo a una ley física, las aguas sigan su curso, llevando a las
heredades inferiores los mismos beneficios que han dado a las supe-
riores.
Las aguas son cosas corporales, porque tienen un ser real tan-
gible, y son muebles por su naturaleza, porque son esencialmente
transportables de un lugar a otro; pero, legalmente, pueden ser in-
muebles por destinación, cuando se hallan permanentemente destina-
das al uso, cultivo y beneficio de un inmueble, en conformidad al
artículo 570 del Código Civil.
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 505

El problema del carácter mueble e inmueble de las aguas es


complejo; de manera que sin atender a las circunstancias especiales
de cada caso particular, sin hacer una distinción muy completa
entre las diferentes especies de aguas y entre los diversos derechos
de que ellas pueden ser objeto, no se puede decir en absoluto si el
agua es cosa mueble o inmueble.
Así, se han considerado generalmente como cosa mueble, para
los efectos de su venta, los regadores de agua que se separan de un
fundo y se venden al propietario de otro predio para aumentar la
dotación de éste; y por el contrario, se han considerado como cosa
inmueble por destinación y van incluídos en la venta de un fundo,
los derechos de agua que éste tenía en los momentos de otorgarse
la compra-venta, aunque se trate de acciones o regadores de canales
que se poseen en comunidad.
Una misma agua puede ser mueble o inmueble según el aspecto
bajo el cual se la considere. Así, si un propietario que tiene dentro
de su fundo una laguna de dominio privado vende su heredad, es
indudable que la laguna y el manantial que la originan están com-
prendidos en la enajenación, como parte del inmueble, aunque no se
haga mención de ella en el contrato. Pero, si e! mismo propietario
en lugar de vender su fundo, contrata con un comerciante la venta
de cierto número de litros de agua de! .manantial, es innegable el
carácter mueble del agua vendida. Todavía, si ese propietario con-
viene con un vecino en la construcción de una obra para extraer de
la laguna y conducir ciuto cau,dal de agua necesario al regadío del
otro predio, en este caso no se +trata de la enajenación de un in-
mueble ni de la venta de una cosa mueble, sino de la constitución
de una servidumbre predial.
Estos ejemplos indican la dificultad de dar reglas absolutas y
generales para precisar 10 relativo a la condición jurídica de las
aguas.
407. Clasificación de las aguas, atendiendo o su origen.-Aten-
diendo a su origen, las aguas son pluviales, terrestres y marítimas.
408. A) Aguas pluviales.--Son las que emanan directamente de las
lluvias y que no han alcanzado a confundirse con otras agua::, co-
mo las de un río, lago o corriente subterráneas; en otros términos"
506 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

no pueden considerarse como aguas pluviales sino aquellas que con-


servan los caracteres de su origen y que necesitan ser reglamentadas
de un modo especial, por no series aplicables las disposiciones co-
munes.
Son escasas las disposicioues en nuestras leyes, referentes al
dominio de las aguas lluvias, y son pocas las cuestiones, tan comu-
nes en otros países, que se han llevado a nuestros Tribunales de
justicia relativas a tal derecho, debido a la circunstancia de que en
Chile solamente llueve en el invierno, cuando la tierra no necesita
riegos artificiales ..
Las escasas disposiciones de nuestras leyes permiten sin embargo
resolver en lo relativo al dominio de las aguas lluvias.
La suerte que ellas corren depende en gran parte del sitio don-
de caen, y al efecto debemos distinguir tres casos: 1.0) Aguas llu-
vias que caen en una corriente o en un lago de uso público; 2.°)
Aguas lluvias que caen sobre un camino público; y 3.°) Aguas Hu-
vias que caen sobre una heredad o corriente de dominio privado.
Examinaremos separadamente estos tres casos.
Primer caso.-Las aguas lluvias que caen sobre corrientes o lagos
de uso público siguen en lo tocante al dominio, la misma suerte de
las aguas donde caen, ya que se confunden con ellas incrementando
su caudal; por 10 tanto, les son aplicables todas las disposiciones le-
gales que se refieran a las aguas de dominio público:
Segundo caso.-Las aguas lluvias que caen en los caminos públi-
cos son consideradas por nuestro Código Civil como res nullius. So-
bre ellas establece el arto 838: c:El dueño de un predio puede servirse
como quiera de las aguas lluvias que corren por un camino público
y torcer su curso para servirse de ellas. Ninguna prescripción pue-
de privarle de este uso» ..
Esta disposición parece haberse dictado más en beneficio de las
vías públicas que del cultivo de las tierras; ella establece un dere-
cho a favor del dueño del predio que primero las ocupa, sin distin-
guir si el predio colinda con el camino público o está distante de él;
no regla su uso entre varios que puedan concurrir a ejercer el mis-
mo derecho; y rechaza toda prescripción, no sólo la extintiva de ser-
vidumbre a fin de que los propietarios vecihos puedan servirse de
DEREél-to. ClVlL PRIMER AÑO 507

las aguas lluvias que corren por un camino, aunque hayan transcu-
rrido muchos años sin que se haya ejercido esta facultad, sino que
también rechaza la prescripción adquisitiva, de manera que un pro-
pietario puede verse privado del uso de las aguas lluvias de un ca~
mino, de las cuales se ha servido durante mucho tiempo, si el dueño
del predio superior se resuelve a hacer uso de las mismas aguas.
La ley N.O 4841, de 11 de Marzo de 1930, impone a los pro-
pietarios vecinos al camino la servidumbre de acueducto de desagües,
con las indemnizaciones consiguientes, en caso ,de ser necesario dar
salida a las aguas que se recogen en los fosos de los camin0s públi-
cos.
Tercer caso.-Para establecer: el dominio de las aguas lluvias
que caen sobre una heredad o corriente de dominio privado, es
menester contemplar dos situaciones diversas, a saber: a) Aguas
lluvias que al caer en la heredad o corriente de dominio priva-
do se' detienen o circulan solamente dentro de la misma heredad;
y b)Aguas lluvias que al caer a una heredad constituyen una
corriente que pasa los límites de la heredad donde han caído.
Si sucede lo primero, las aguas lluvias pertenecen al dueño
del suelo donde caen, como un atributo de su cosa, es decir, por
accesión. Este principio de considerar las aguas lluvias como una
accesión de la propiedad a que descienden ha sido consagrado por
las diversas· legislaciones, entre otras, por la ley española de aguas
de 13 de Junio de 1879 y por la ley francesa de 8 cl,e Abril de
1898, la que establece que las aguas lluvias pertenecen al propieta-
rio del predio donde caen mientras discurran por éL
Conforme a estos principios, el propietario de un predio pue-
de libremente aprovecharse de las aguas lluvias que caen en él,
recogerlas en lagunas· o estanques, o bien, abandonarlas a su in-
clinación natur,:l1; y este derecho tiene bastante' aplicaci6n en
Chile, donde las aguas lluvias se aprovechan por muches agri-
cultores en· forma de lagunas artificiales, en las que durante la
época de las lluvias se almacenan aguas que han de servir para
el riego en la temporada de verano.
Ninguna dificultad se presenta para el ejerCICIO de este de-
recho cuando toda la hoya· hidrográfica que alimenta la Laguna
508 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

pertenece a un solo dueño y cuando las obras que hay que ejecu-
tar no interceptan el curso de aguas corrientes sobre las cuales
puedan tener derecho los predios inferiores; pero, frecuentemente
ocurre (lo que puede originar graves conflictos) que en una laguna
de esta naturaleza se recogen, no sólo las aguas lluvias que caen en
el predio en que se ejecuta la obra, sino también las aguas lluvias
que vienen de los fundos superiores, las corrientes de dominio priva-
do y nacionales de uso público y aun las venas de agua subterráneas
que pueden ser alimento de lejanos manantiales.
Nuestra ley no ha previsto esta situación y no consulta reglas
para proveer a la necesidad en que puede verse el propietario de un
predio que quiere construir una laguna artificial, de expropiar, en
cierto modo, aguas ajenas para la realización de su empresa.
Cuando se trata de aguas lluvias que forman corriente y pasan
los límites de la heredad donde han caído, ellas siguen, en lo to-
cante a su dominio, la condición de las aguas corrientes y pasan a
ser bienes nacionales de uso público, en conformidad al artículo 595
del Código Civil, que establece «que todas las aguas que corren por
cauces naturales son bienes nacionales de uso público, exceptuando
solamente las vertientes que nacen y mueren dentro de una misma
heredad»: y como esta regla es general, tiene que aplicarse también
a las aguas lluvias que corren por cauces que pasan por dos o más
propiedades.
Son aplicables a las aguas lluvias de esta especie, los artículos
833, 834, 835 y 836 del Código Civil, que establecen la servidumbre
que tiene el predio inferior, de recibir las aguas que descienden na-
turalmente del predio superior, y el derecho del dueño de una here-
dad para hacer uso de las que corren naturalmente por ella.
Hemos visto que la servidumbre natural del artículo 833 es apli-
cable a las aguas lluvias que descienden naturalmente del predio su-
perior; pero no hay servidumbre legal de aguas lluvias.
El arto 879 dice a la letra «No hay servidumbre legal· de aguas
lluvias. Los techos de todo edificio deben verter sus aguas lluvias
sobre el predio a que pertenecen o mbre la calle o camino público o
vecinal, y no sobre otro predio, sino con la voluntad de sus dueños».
Esta prohibición guarda perfecta consonancia con la regla gene-
DEREcHO CiVIL PRIMER AÑO 509

fal del arto 833 sobre servidumbres naturales, porque las aguas lIu~
vias que vierten los edificios, no son aguas que descienden nQtural~
mente sobre el predio del vecino. La mano del hombre que ha hecho
las construcciones es la que las dirige . a su voluntad en uno u otro
sentido.
El art 879 hace referencia a los caminos públicos o vecinales;
de manera que es indudable que esta ley se aplica a toda clase de
edificios, no sólo a los levantados en una ciudad al 'costado de las ca-
lles, sino también a los construídos en el campo.
El derecho de verter las aguas pluviales a las callés o caminos
está modificado por la ley de Municipalidades, según la cual, co-
rresponde a esta corporación: '< impedir que las aguas lluvias caigan
sobre las vías públicas desde los edificios~. Con arreglo a esta dis-
posición, el propietario que necesita llevar a la calle pública el agua
'que arrojen sus techos, deberá bajarla por medio de .canales hasta
el nivel del suelo y arrojarla a la cuneta de la vía pública, pasán-
dola por la vereda en conformidad a las condiciones fijadas por la
ordenanza respectiva:..
La regla del arto 879 no importa una prohibición de establecer la
servidumbre voluntaria de aguas lluvias ,sobre el predio del vecino.
Así 10 establece la ley en el mismo artículo 879, el cual habla de po-
derla establecer ccon voluntad de sú dueño>, como asimismo en el
artículo 880, en el cual, tratándose de las servidumbres voluntarias,
dice: «que cada cual podrá sujetar su predio a las servidumbres que-
quiera y adquirirlas sobre los predios vecinos con la voluntad de sus
dueños, con tal que no dañe con ellas al orden público ni contra-
venga a las leyes~. Finalmente, no hay disposición alguna del Código
Civil que impida ganar por prescripción la servidumbre de aguas
lluvias; y por el contrario, numerosas sentencias de nuestros Tribu-
nales han reconocido este modo de adquirirla.
Lo que no puede adquirirse por prescripción es la servidumbre
de arrojar directamente las aguas lluvias desde los edificios sobre la
calle pública, porque el precepto de la ley de Municipalidades que
antes citamos, es de orden público, envuelve una prohibición para los
particulares y tiene el carácter de una medida de policía, contra [a
cual no hay prescripción ni posesión posible.
33
510 ALFREDo :SARROS ERRAZUltIt

409. Aguas terrestres.-Bajo esta denominación comprende-


mos todas las aguas continentales, sea que se detengan en la super~
ficie de la tierra o circulen por ella; sea que penetren en sus entra
ñas y sigan caminos ocultos y subterráneos, o surjan a la luz del sol.
Se dividen, pues las aguas terrestres en superficiales y subterrá-
neas.
Las superficiales, a su vez, pueden ser corrientes o detenidas. Las
aguas corrientes pueden correr por cauces naturales o artificiales. Las
primeras pueden ser aguas que naciendo de una heredad salen de
ella para correr por otras heredades, o bien aguas que nacen y
mueren dentro de una misma heredad.
Las aguas detenidas comprenden los lagos y lagunas naturales,
pantanos, charcas, aguadas, vegas, ciénagas, y los lagos y lagunas ar-
tificiales, y demás almacenamientos construídos por el hombre.
Estudiemos separadamente estas diversas clases de aguas.
410. Aguas subterráneas.--- Poco se ocupa el Código de estas
aguas, porque en la época de su promulgación era desconocida la im-
portancia de las corrientes subterráneas que cruzan el desierto, y no
se previó tampoco la necesidad de captar filtraciones subterráneas,
aún en zonas irrigadas, para buscar aguas que pueden no existir ·::n
la superficie.
Las aguas subterráneas pertenecen al dueño del predio en que
se enwentran, como consecuel~cja del dominio ilimitado que el De-
recho Civil reconcce al propietario dent.ro de sus respective s deslin-
des, prolongados tanto para lo alto como para lo profundo, hasta
las entrañas de la tierra. con excepcIón de las minas metG.líferas que
son propiedad del Estado.
El artículo 945 del Código Civil, dispone: <Cualquiera puede
cavar un po:o en ~uelo propio, aunque de ello resulte ffienoscabarse
el agua de que se alimenta otro pozo; pero si de ello no reportare
utilidad alguna, o no tanta que pueda compararse con el perjuicio
aj eno, será obligado a cegarlo».
Como se ve, el derecho a las aguas subterráneas tiene restric-
ciones en nuestra legislación, aconsejadas por razones de eqL:idad.
Otra restricción encontramos en el artículo 9. o del Código de
Minería, que dispone que las aguas procede:'ites de los trabajos sub-
b:<:RECHO CIVIL PRIMER AÑO 511

terráneos de las minas pertenecen a éstas y no al dueño de la. here-


dad en que está sitlfada la mina.
411. Aguas superficiales.-Se dividen en aguas detenidas y co-
rrientes. Esta división corresponde a caracteres verdaderamente jurí~
dicos, porque las detenidas tienen condiciones de apropiabilidad
mayores que las corrientes, y el Código, sin decirlo, ha hecho esta
clasificación, pues legisla de una manera especial sobre las aguas
corrientes.
412. Aguas detenidas.-Entre las detenidas, a que se aplican a
veces los nombres de aguas muertas, aguas dormidas, podemos se-
ñalar: los lagos, los pantanos naturales, las represas, los manantiales
que no alcanzan a constituir una fuente de un arroyo o vertiente, las
vegas, charcos, etc.
413. Lagos.-El Código Civil ha tomado esta palabra en su
acepción genérica, que comprende los lagos propiamente tales y las
lagunas o lagos pequeños. Respecto al dominio de los lagos, hay que
distinguir: los grandes lagos navegables por buques de más de cien
toneladas, que son bienes nacionales de uso público; y lo~ lagos no
navegables por buques de más de cien toneladas, cuya propiedad,
uso y gocé pertenece a los propietarios riberanos. (Art. 596).
Esta clasificación ha tenido por objeto segregar del dominio pri-
vado aquellos lagos que por su magnitud y profundidad pueden
prestar al público servicios como los de la navegación y pesca.
El artículo 596 no habla de la navegación útil o cómoda; de modo
que, según el tenor literal de ese artículo, basta la posibilidad rna~
terial de que pueda navegarse un lago. por un buque de la capacidad
dicha, para que sea bien nacional de uso público.
No ha contemplado expresamente nuestra ley los distintos casos
o situaciones que pueden presentarse respecto de los lagos, para
determinar su dominio, a saber: si el lago es origen de una co-
rriente, si es sólo un ensanchamiento de la misma, o si el lago se
manifiesta completamente aislado, caso en que con toda propiedad
se le puede aplicar la denominación de tal.
Aplicando los principios generales, los lagos que son origen o
. ensanchamiento de una corriente forman parte integrante de la
misma. y siguen su suerte en cuanto al dominio; v. gr.: si la co~
,12 ALFREDO nÁRROS ERRÁZURIZ
.~-_:"-

rriente es de uso público, también lo será el lago, aunque no sea


navegable por buques de más de cien toneladas.
Los otros lagos propiamente tales se rigen, en cuanto a su do-
minio, por las reglas que acabamos de dar.
Las lagunas secas o s2.lar¿s de las provincias del norte, aL'nque
en época remota hayan sido verdaderos lagos, no conservan d~ tales
más que el nombre, y son por consiguiente propiedad del Estado,
cualquiera que sea su dimensión, lo mismo que el desierto que los
circunda.
Debe tenerse presente respecto al dominio de los lagos, lo dis-
puesto en el artÍCulo 605, que dice: .:No obstante lo prevenido en
este título y en el día de la accesión relativamente al dominio de la
nación, sobre ríos, lagos e islas, subsistirán en ellos los derechos ad-
quiridos por particulares antes de la promulgación de este Código».
Es aplicable a los lagos la adquisición de dominio en favor de
los predios riberanos, por aluvión, a que se refiere el arto 649, y la
servidumbre que respecto de las riberas de los predios arcifinios
establece el arto 840 para la navegación o flote a la sirga.
Si una propiedad deslinda con un lago nacicnal de uso público
hay que distinguir; l. o la parte ocupada por el agua, que es bien
nacional de uso público; 2. o la sección que las aguas ocupan y de-
socupan alternativamente, que forma parte de la ribera del lago y
que también es propiedad nacional de uso público (art. 650): y 3. 0
la ribera del predio colindante, aumentada o no con terrenos de
aluvión, que es de dominio privado, pero gravada con la servidum-
bre del arto 840.
414. Pantanos-Pantanos, veg8s, ciénagas, charcos, formados
con frecuencia en los terrenos bajos, por sobrantes o filtraciones de
aguas de regadío, wn depósitos de agua que pertenecen al dueño
del suelo; la ley los considera más bien bajo el punto de vista de
los perjuicios que ocasionan y de la necesidad de hacerlos desapa-
recer.
Según el arto 870, las reglas estublecida para las servidumbres
de acueducto se extienden a los que se construyan para desecar pan-
tanos y filtraciones naturales por medio de zanj as y canales de de-
sagüe; de modo que la ley facilita su desecación.
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 513

Como según el arto 837 las aguas conducidas por cauces artifi-
ciales pertenecen exclusivamente al que con los requisitos legales ha,
construído el cauce; le permite también conservar el dominio de sus
aguas sobrantes o estancadas, y utilizarlas en el regadío de otros
campos de su dominio, o de terceros con quienes las negocie.
La ley de Municipalidades encarga a éstas procurar la deseca-
ción de pantanos o ,lagunas.
Pertenecen también a la clase de aguas detenidas las represas
o pantanos artificiales para aglomerar las aguas lluvias y los ma-
nantiales que no originan corriente.
Su dominio corresponde al dueño del suelo.
Hemos hablado de manantiales que no originan corrientes, o
sea, que son tan exiguos que no alcanzan a derramarse en el predio
y que siguen la condición jurídica de los lagos. Si el manantial da
origen a una corriente, sigue la regla de las aguas corrientes.
415. Aguas corrientes.-Por su, gran importancia y por la difi-
cultad de apropiación que ofrecen, han merecido mayor reglamenta-
ción del legislador.
Los arts. 595 y 837 del Código nos dan una clasificación jurí-
dica y fundamental a saber:
Aguas que corren por cauces naturales; yaguas que corren por
un cauce artificial.
416. Aguas que eorren por un cauce artificial.-Las aguas con-
ducidas por un cauce artificial construído a expensa ajena, pertene-
cen exclusivamente al que con los requisitos legales, haya construído
el cauce. (Art. 837).
Es de toda justicia que el que ha invertido sus capitales en la
construcción de estos cauces se aproveche de las aguas que por ellos
corran, con exclusión de los que no .han contribuído al trabajo. Este
dominio es absoluto y arbitrario, no siendo contra la ley o el derecho
ajeno; puede su dueño enajenarlas o destinarlas a cualquier objeto
lícito, y su prescripción, a falta de disposición especial, Se rige por
las reglas generales de prescripción; pues el arto 835 se refiere sólo
a las aguas que corren por cauces naturales. El artículo 944 exceptúa
estas aguas de la servidumbre de permitir su uso en favor de la pro-
oucción oe fl,.lt:r:z:a motriz; pero la ley de 30 de Diyiembre Oe 1907/
514 ALFREDO BARROS ERR.~ZURIZ

sobre aprovechamiento de las aguas de regadío como fuerza motriz,


permite utilizar con dicho objeto las que corren por cauces artificia-
les, mediante el pago de una indemnización al propietario.
417. Aguas que corren por cauces naturales.-Los ríos y todas
las aguas que corren por cauces naturales, son bienes nacionales de
uso público.
Exceptúanse las vertientes que nacen y mueren dentro de una
misma heredad: su propiedad, uso y goce, pertenecen a los dueños
de las riberas, y pasan con estas a los herederos y demás sucesores
de los dueños. (Art. 595).
Graves consideraciones de necesidad y de utilidad pública legi-
timan y autorizan esta disposición; no sería justo dejar el dominio de
las corrientes naturales en favor de unos pocos, con perjuicio de la
generalidad de los habitantes, de la agricultura, de la industria y del
progreso del país.
Por eso la ley Jas declara bienes' nacionales de uso público, o
sea, su deminio pertenece a la nación toda y su uso a todos los
habitantes, pero este derecho de uso y goce no es absoluto; debe
sujetarse a las disposiciones del Código y a las leyes y ordenazas
respectivas. (Arts. 599, 603).
Para fijar el dominio de las aguas que corren por cauces natu-
rales, nuestro Código no distingue entre corrientes grandes o peque-
ñas, navegables o no; su clasificación es muy sencilla. pues s610 dis-
tingue entre las corrientes que traspasan los límites de una heredad,
que son bienes nacionales de uso público; y las corrientes que nacen
y mueren en una misma heredad, que son de dominio privado.
418. Aguas que nacen '1 mueren en una misma heredad.-Son
del dominio exclusivo y absoluto del dueño de la heredad. como
cosas accesorias de ella. Ninguna razón de justicia o conveniencia
pública podría invocarse para atribuir su dominio al Estado. No
obstante, la ley mira por su mantenimiento, prohibiendo en sus cer
canÍas la corta de bosques (ley de 13 de Julio de 1872), y la aper-
tura de labores mineras (Código de Minería). Sin embargo. el domi-
nio del todo o parte de estas aguas puede adquirirse por los dueños
. de los predios inferiores, por prescripción de diez años, contados como
U.t;K.t;CtlO Cl V lL !'.tUM.t;K AN U )1)

para la adquisición del dominio, desde que se hayan construído obras


aparentes destinadas a facilitar o dirigir el curso de las' aguas.
No son de dominio privado las af,'Uas que sin pasar por otra .
heredad mueren en una corriente natural de uso público, pues ya no
mueren en: la misma heredad, sino en un bien nacional de uso pú-
blico, de dominio de la nación.
Dispone el inciso 2. o del artículo 595, que la propiedad de estas
aguas de dominio privado pasa a los herederos y demás sucesores
de los dueños; de modo que un cauce natural puede correr por va-
rios predios y ser siempre de dominio privado, si antes esos predios
formaban parte de uno solo, dentro de cuyos límites nacía y moría
el cauce.
419. Aguas que traspasan los límites de una heredad.-Hemos
visto que son bienes nacionales de uso público, cuyo dominio reside
en la nación y cuyo uso y goce corresponde a todos los habitantes; pero
de un modo ordenado, es decir, con arreglo a la ley y ordenanzas
que establecen los medios y requisitos que deben llenarse para hacer
práctico ese uso y goce, evitando los conflictos que en otra forma se
producirían.
~ V camas los medios que la ley reconoce y que constituyen título
legítimo para el uso y goce de las aguas que corren por cauces na-
turales, y que constituyen bienes nacionales de uso público.
A) En primer lugar, el Código Civil declara expresamente, en
su artículo 605, que subsisten los derechos de agua adquiridos por
particulares, antes de la promulgación de este Código, y repite este
mismo concepto en su artículo 860; de manera que dan título legí-
timo y preferente todos los derechos adquiridos antes de la promul-
gación del Código.
B) La ley ha establecido la concesión de mercedes de aguas hecha
por la autoridad competente a favor de los particulares que la soli-
citen, como el medio de hacer práctico el uso y goce que corresponde
a los habitantes en los ríos y demá9 corrientes, que son bienes na-
cionales de uso público, Esa merced o concesi?n sirve de título para
dicho uso.
La merced de agua puede concederse a cualquiera que la soli-
cite, aunque no sea propietario riberano, y en este caso el concesio~
516 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

nario, para conducir el agua, necesitará gravar con la servidumbre


de acueducto a los fundos intermedios.
e) La merced de agua puede reemplazarse por la prescriPción
adquisitiva del derecho de usar preferentemente cierto caudal de
aguas de una corriente de uso público, que se ha gozado durante
cierto tiempo con los requisitos legales. Para los propietarios ribera-
nos, dueños de las heredades inferiores, esta prescripción será de diez
años de posesión, contados como para la adquisición del dominio, y
correrá desde que se hayan construido obras aparentes destinadas
a facilitar o dirigir el descenso de las aguas en la heredad inferior
(art. 835. N.o!. o). La ley sólo exige para el dueño de la heredad
inferior un transcurso de diez años, tenga o no justo título o buena
fe, o sea, establece para ellos una sola clase de prescripción.
Para los demás adquirentes, que no sean dueños de heredades
inferiores, la prescripción sigue las reglas generales, desde que no
hay &,posición alguna especial.
D) Calidad de riberano.-Corresponde también }:or derecho pro-
pio, reconocido expresamente por la ley, la facultad de usar conve-
nientEmente de las aguas de dominio público que corren naturalmente
por una heredad, sin necesidad de permiso ni otro título, al dueño
de ella, para los menesteres domésticos, para el riego de la misma,
para dar movimiento a sus molinos u otras máquinas y abrevar sus
animales; pero deberá hacer volver el sobrante al acostumbrado cauce
a la salida del fundo.
Este derecho tiene las siguientes limitaciones:
1. a) En cuanto el dueño de la heredad inferior haya adquirido
por prescripción u otro título el derecho de servirse de las mismas
aguas;
2. a) En cuanto contraviniere a las leyes y ordenanzas que pro-
vean el beneficio de la navegación o flote a la sirga, limitación que
tiende a conciliar los intereses de la navegación con los de la agricul-
tura e industria;
3. a) En cuanto contraviniere a las reglas para la distribución de
las aguas entre los propietarios riberanos. Desde que todos los ribe-
ranos tienen derecho a servirse de las mismas aguas, el derecho de
los unos limita el c;le 19S otrQs, y en igualdad de condiciones, o sea,
· DEl<.ECHO CIVIL PRIMER AÑO 517

no habiendo alguno que tenga título anterior de merced o una pres-


cripción que invocar a su favor, deben dividirse las aguas. entre
ellos, siempre que el caudal no alcance a satisfacer las necesidades de
todos;
4."') CUfu'1do las aguas fueren necesarias para los menesteres
domésticos de los habitantes de un pueblo vecino; pero en este caso
se dej arÁ. una parte a la heredad, y se la indemnizará de todo per-
juicio inmediato.
Si la indemnización no se ajusta de común acuerdo, podrá el
pueblo pedir la exprcpiación del uso de las aguas, en la parte que
corresponda, y en conformidad a la Constitución Política.
Si las aguas corren por entre dos heredades, el uso corresponde
en común a los riberanos de ameos lados, con las mismas limita-
ciones, y será reglado, en caso de disputa, por la autoridad compe~­
tente, tomándcse en consideración los derechos adquiridos por pres-
cripción u otro título, como en el caso anterior. (ArL 836).
420. Mercedes de agua.-Se llama merced de agua el permiso
concedido por la autoridad competente para extraer de los ríos y
derrás corrientes naturales consideradas como bienes nacionales de
um público, las aguas necesarias para usos agrícolas, industriales o
de ¡::roducción de energía eléctrica.
Las mercedes son permanentes o eventuales. Las primeras dan de-
recho a concurrir en el reparto, 8;unque el agua no sea suficiente para
aeastE'cer en su integridad todos los derechos constituídos sobre ella;
en cuyo ca::o se someterá a rateo o turno, conforme a la ordenanza
resfectiva.
Las segundas, solamente dan derecho a extraer aguas en las épo-
cas en que haya sobrante, después de abastecidas las mercedes per-
manentes con toda su dotación.
421. Concesión de mercedes de agua.-·Contribución. Su transfe-
rencia. Inscripción en el Rol de Mercedes de Agua. Caducidad de las
110 inscritas..-EI Decreto-Ley N o 160, de 16 de Enero de 1925, re-
glamenta lo relativo a las concesiones de mercedes de agua y dispone
que las concesiones de mercedes para regadío, fuerza motriz o usos
industriales, estarán sometidas en cuanto a su otorgamiento, respec-
tivanwnte¡ ? los trámites señalad.os en los decretos reglamentarios de
518 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

25 de Abril de 1916, de 8 de Febrero de 1907, de 23 de Enero de


1924 y 26 de Marzo de 1920 del Ministerio de Industria y Obras
Públicas y a lo dispuesto en el presente reglamento.
Dispone además:
a) Que todas estas concesiones deben otorgarse por el Presidente
de la República. (Art. 20).
b) Que las solicitudes deben presentarse al gobernador del
departamento donde haya de ubicarse la captación o bocatoma.
(Art. 21).
e) Que antes de obtenerse la concesión debe pagarse la contri-
bución que el mismo Decreto-ley establece, excepto las concesiones
de mercedes destinadas exclusivamente a la bebida o menesteres do-
mésticos, que no pagarán derecho alguno. (Arts. 24, 25, 26 y 27).
d) Que el concesionario no podrá transferir ni ceder a ningún
título su derecho, sin autorizaci6n del Gobierno, y si éste aprobare
la cesión o transferencia, deberá pagarse un derecho igual a la mitad
del señalado al otorgarse la concesión. (Art. 29).
e) Que todos los propietarios de derechos, concesiones o mercedes
de agua para regadío, fuerza motriz o usos industriales, que existen en
la actualidad en el país y los directorios de las asociaciones de cana-
listas, deben anotar sus derechos, exhibiendo sus documentos, en el
Rol de Mercedes de Agua que existe en la Inspección de Regadío, den-
tro del plazo de un año contado des~e la fecha del Decreto-Ley.
Transcurridos cinco años desde la fecha de este Decreto-ley, sin
que el interesado haya procedido a la inscripción, podrá el Gobierno
declarar caducadas las concesiones que no se hayan inscrito. (Arts.
30 y 31).
La concesión de mercedes de agua en lagos, ríos y esteros de uso
público, destinadas a la producción de energía eléctrica, así como
también las instalaciones que se ejecuten en conformidad con la ley
2068, de 30 de Diciembre de 1907, se rigen por el Decreto-Ley N.O
252, publicado en el Diario Oficial de 25 de Abril de 1925, que re-
glamenta todo lo que se refiere a los servicios eléctricos.
422. Limitación de las mercedes.-Su concesión sin peljuicio de
derechos anteriormente adquiridos..-EI arto 860 del Código Civil dis-
pone, que las mercedes de agua que se conceden por autoridad com-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 519

peten te, se entenderán «sin perjuicio de derechos anteriormente adqui-


ridos en, ellas».
Esta limitación establecida por la ley para la concesión de las
mercedes de agua, es muy importante y debe estudiarse cuidadosa-
mente. A primera vista, parece que esta frase quisiera decir, según su
interpretación estricta, que los nuevos concesionarios de mercedes de
agua sólo gozan de su derecho una vez que los concesionarios ante-
riores hayan obtenido todo el uso y goce que por su merced les co-
rresponda; en otros términos, pudiera creerse que en caso de escasez
de agua, debe hacerse la distribución, dal1do a Jos canalistas la pre-
ferencia, según la fecha de sus respectivas mercedes.
Sin embergo, esto no puede entenderse así, porque ello haría en
mucha parte ilusorio el <derecho al uso y goce que tienen los habitan-
tes sobre los bienes nacionales de uso público, como son los ríos y
principales corrientes de aguas naturales.
La disposición del artículo 860 del Código Civil, fué restringida
en su sentido, por la Ordenanza sobre distribución de aguas, de 3 de
Enero de 1872. Esta ü'rdenanza, en su arto 1.", establece que cuando
sobrevenga
I
escasez de agua en los ríos que dividen departamentos o
provincias, de manera que sea necesario someterlos a turno, se pro-
cederá a hacer la distribución de sus aguas entre los canales de una
y otra ribera, haciéndose el repartimiento de la manera más equita-
tiva posible y en proporción a la cantidad de agua que ordinaria-
mente haya llevado el canal; y dice que tendrán parte en esta dis-
tribución <todos aquellos canales que tengan título o merced concedida
por autoridad competente, aquellos cuyos derechos hubieren sido de-
clarados por los tribunales de justicia o se· encontrasen reconocidos
sin contradicción, y los que tengan en su favor el título de la pose-
sión, todos con las lil'nitaciones que se indicarán más adelante.
La misma ordenanza, en su artículo 10, estableció que las mer-
cedes de agua que se concediesen posteriormente a la promulgación
de la misma, en los rfosque en ciertas épocas del año se sujetan
a turno, a causa de que sus aguas no alcanzan a satisfacer las ne-
cesidades de las tomas existentes, darán derecho a sacar agua sólo.
en las épocas en que dichos ríos no están sujetos a turno: pero
mientras lo estén, no tendrán parte en la distribución de sus agUas,
520 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

Se desprende de lo dispuesto en dicha Ordenanza que la frase


<~sin peljuicio de terceros" no puede tomarse en sentido absoluto, y
que cuando sobrevienen épocas de escasez de agua, no gozan de la
totalidad de su derecho los concesionarios más antiguos, sino que se
establece un turno o prorrateo para el equitativo reparto de las
aguas entre los concesionarios: pero, no todas las mercedes de agua
quedan en la misma condición para los efectos del turno, porque
las mercedes de agua concedidas después del 3 de enero de 1872, en
los ríos que en ciertas épocas del año se sujetan a tal reparto, que-
dan en condición inferior y sólo dan derecho a sacar agua, cuando
dichos ríos no están sujetos a turno.
Otras leyes han establecido también el prorrateo y el turno de
las aguas. Así, la Ley de Municipalidades, entre las facultades que
da a éstas, habla del nombramiento de un inspector que distribuya
las aguas provisionalmente, según los títulos que presenten los intere-
sados; y habla también del establecimiento o suspensión del turno.
El Código de Procedimiento Civil, en el arto 829, título XI,
Libro I I 1, que trata de los juicios sobre distribución de aguas, ha-
blando de las medidas que pueden adoptarse en los comparendos,
cuando se trata de aguas que corren por cauces naturales, incluye
entre ellas «la fijación de la época en que deba someterse la distri-
bución a rateo proporcional o a turno».
Además de la Ordenanza general de 3 de Enero de 1872, se han
dictado muchas ordenanzas locales que reglamentan el uso del agua
de ciertos ríos y que son necesarias, porque no todos los ríos se su-
jetan a un mismo régimen. Estas ordenanzas han sido derogadas,
en lo relativo a la fij ación de turnos, por las disposiciones del Códi-
go de Procedimiento Civil, que en el Titulo antes indicado, estable-
ce que el juez letrado es el llamado a intervenir en la distribución
de las aguas pertenecientes a varios dueños y conducidas por un
mismo cauce.
423. Unidad de medida de las aguas: el regador.--Unidad de
medida o aforo dé; las aguas es el volumen que ellas producen co-
rriendo uns. unidad de tiempo determinada. La determinación de la
unidad apropiada para la medida de las aguas de regadío toma entre
nosotros el nombre de rezador.
D~ltECHO CIVIL pRIMER AÑO 521
\
La medida legal de agua que rige en nuestra legislación es la
establecida en el Senado Consulto de 18 de Noviembre de 1819, que
en su parte pertinente dice así: «Conformándome con lo acordado
'por el Excmo. Senado con fecha 5 del corriente, vengo en declarar
por regla general: que el regador, bien sea, del Canal de Maipo o de
cualquier otro río, se compondrá en adelante de una sesma de, alto y
cuarta de ancho con el desnivel de 15 pulgadas».
Este Senado Consulto lleva la firma de don Bernardo O'Higgins
y se considera vigente sólo en la parte que hemos transcrito, que
tiene por objeto definir lo que es un regador de agua; en lo de-
más se le considera derogado.
Esta disposición legal ha sido muy criticada y se la ha tachado
de incompleta, porque no fija de un modo preciso la cantidad de
agua que corresponde a un regador en una unidad de tiempo. Se
ha dicho que la mayor o menor cantidad de agua que pasa por
una sección determinada depende de la velocidad que lleve el agua,
y que son factores de esa velocidad, el desnivel del canal, la natu-
raleza de las paredes de éste, como asimismo la longitud o exten-
sión de la parte del canal en que este desnivel debe aplicarse. Se
agrega que el Senado Consulto fijó el desnivel de 15 pulgadas, pero
que no fijó la extensión en que debía aplicarse este desnivel, ni los
otros factores que en la velocidad influyen.
Se ha discutido también la capacidad que corresponde a un re-
gador de agua, en conformidad al Senado Consulto del año 1819,
estimando algunos que la cabida de un regador es igual a un volu-
men de agua de 15 litros por segtJndo, y diciendo otros, que esa
capacidad llega hasta 25 litros.
Para ilustrar esta materia, que es una cuestión técnica ajena 8
la profeSión de abogado, hemos creído que era nuestro deber con·
sultar la opinión de los ingenieros que han hecho estudios especiale:
sobre este punto, y al efecto, hemos encontrado publicada en l~
Anales del Instituto de Ingenieros de Chile, correspondiente al mes dE
Octubre de 1912, una memoria muy interesante sobre el regador d~
agua, del ingeniero don Daniel Risopatrón Moreira, basada, segúr
él mismo 10 dice, en un informe que el reputado ingeniero señor La·
522 ALfll1EDo BARROS ERRÁZUtúZ

garrigue presentó a la Sociedad del Canal de Santa Rita el 24 de


Marzo de 1904.
El señor Risopatrón, en su estudio, dice lo siguiente, que en
verdad explica el alcance del Senado Consulto de 18 de Noviembre
de 1819:
«Este decreto no fija la longitud del canal en que debe darse
el desnivel de 15 pulgadas, ni menos la cantidad de agua que el
regador representa, lo que ha dado origen a falsas interpreta-
ciones».
La publicación más o menos reciente de la obra «Los Cuerpos
Legislativos», ha proporcionado una fuente de información que ha
venido a revelar cuál fué el espíritu del Decreto de O'Higgins, o
mejor dicho, cuáles fueron los términos del acuerdo del Senado a
que el Decreto se refiere.
Este acuerdo es el siguiente:
En sesión de 5 de Noviembre el Senado acuerda: ..
. . 2. o Mantener la fijación de las líneas dimensiones de todo re-
gador, en los términos acordados, a saber: una sesma de alto, una
cuarta de ancho y 15 pulgadas de desnivel en una cuadra. (Cuer-
pos Legislativos, Tomo IIl, pág. 345).
La comunicación pasada por el Senado al Supremo Director,
con fecha 9 de Julio de 1819, dice: «Con 103 informes que ha reci-
bido el Senado, del Cabildo y del comisionado de las obras del Ca-
nal de Maipo, que se acompañan, instruído de la diferencia que hay
en que se gradúen los regadores de sesma o cuarta en cuadro, por"
que se rebaj a su precio en más de la mitad, se ha tomado el tem-
peramento de que se mida cada regador de agua con una cuarta de
ancho y una sesma de alto. De este modo, cada vara cúbica dará
24 regadores, en veZ de 16 que produce midiendo la cuarta en cua-
dro; calculándose así, y con el desnivel de 1'5 pulgadas en cuadra,
se hace un regador proporcionado». (Cuerpos Legislativos, Tomo II 1,
pág. 76).
En otra comunicación, el Senado insiste en la medida de cuarta
por sesma, diciendo: ~La sesma en cuadro no basta para un regador
sin darle mucho desniveb.. (Cuerpos Legislativos, Tomo II 1, pág.
296).
DERECHo CIVIl.. plUMER AÑO 523

Este considerando demuestra que el Senado Consulto no se re~


fiere sólo a la sección del cauce en que se escurre el regador, como
se ha creído hasta aquí, sino que consideraba principalmente el volu~
men, o cantidad de agua, puesto que dice: «que siendo de sesma en
cuadro el regador, debe dársele al caucé mayor pendiente que las
15 pulgadas por cuadra, que es lo que corresponde al de cuarta por
sesma para obtener el regador proporcionado».
La proporción que se tuvo en vista es, sin duda, la que se
consigna en el acuerdo de 9 de Marzo de 1819, en que se dice: <que
se dividirá el Llano de Maipo en hijuelas de 40 a 50 cuadras y se
enajenarán con la obligación de comprar dos regadores para cada
una, y que una comisión arregle la cantidad de agua necesaria y
el nivel:>. (Cuerpos Legislativos, Tomo III, pág. 335).
Se trataba, por lo tanto, de fijar el regador como la canti
. dad de agua necesaria para regar hasta 25 cuadras del Llano de
Maipo.
Los Cuerpos Legislativos han eliminado además la incertidum-
bre desi se trataba de una sección de cuarta por sesma en un canal
abierto, o en un orificio, porque entre los antecedentes del referido
acuerdo se encuentra un informe de don Domingo Eyzaguirre, pasa-
do al Senado el2 de Julio de 1819, que dice que el regador debe
ser: <en desnivel de 15 pulgadas por cuadra, al salir del canal o cerca
del lugar donde se lleve. haciéndose de todos modos donde se midan
los regadores, un piso de fábrica para que conserve el canal este
nivel»: lo que indica que se trataba de un cauce abierto y no de
un orificio.
Estos antecedentes son más que bastantes para fijar el regador
de agua, que. pasa por cauce ab,ierto de una cuarta de ancho por
una sesma de alto con un desnivel de 15 pulgadas por cuadra, y
que rinde 24, 34 litros por segundo, puesto que 24. regadores rinden
una vara cúbica, que son unos 584 litros. .
No se indica en los antecedentes del Senado Consulto citado
cuál es la unidad de tiempo en que se escurre _l_de vara cúbica, pa-
24
ra formar un regador; pero se deduce que es el segundo, unidad
usual, porque se trataba de regar con él hasta 25 cuadras, lo que
524 ALFREDO :SARROS ERRÁZulUZ

correspondería a un litro por segundo y por cuadra, dotación muy


concordante con las necesidades del valle de Maipo.
La velocidad de escurrimiento no ha pasado inadvertida, como se
creía hasta aquí, sino que por e! contrario, todo indica que se con-
sideró implícitamente que esa velocidad sería una vara por segundo,
. do una secclOn
puesto que sIen ., transversa l-I de vara cu'b'lca, 1a ve-
24
locidad debía ser necesariamente la unidad, una vara.
Más adelante, en lo tocante a la misma materia, el señor Riso-
patrón dice lo siguiente:
«La medida adoptada por e! Senado Consulto, fué, pues, mucho
más sabia de lo que se ha creído más tarde; y las dificultades ha
que ha dado origen, como el menosprecio que de ella se ha hecho,
se deben más bien a una errada interpretación de su espíritu, qw
no a la idea que tuvo el legisladOr».
Lo anterior se refiere al regador legal o de volumen fijo, es de-
cir, al regador que proporciona un volumen determinado de agua en
un cierto tiempo.
Además de! regador legal existen en Chile otras medida.:; de
agua, a saber: a) El regador de! Canal de Maipo. Según el regla-
mento de la Sociedad, los marcos partidores deten tener una vsra
de alto y una y cuarto pulgada de ancho por cada regador, fuera de
ciertas condiciones de pendiente y forma de los cauces, antes y des-
pués del punto de partición de las aguas. Estos marcos son abiertos
por arriba y no está fijada la altura que debe tomar el agua, pues
son construídos en canales de caudal variable.
El regador del Canal de Maipo no representa una unidad de
volumen fijo y, como los caudales de agua del Maipo son muy va-
riables. el regador da en efectivo menos de diez litros en algunas
épocas y más de treinta litros en otras. Comúnmente se estiman es-
tos regadores, como promedio, de una cantidad equivalente a 15
litros por segundo, y el ingeniero don Luis Lagarrigue cree que el
valor de 15 litros, en que se estima ordinariamente el regador, pro-
viene de la consideración teórica de asignar un regador para cada
diez cuadras del valle de Maipo, con dotación de un litro y medio
por cuadra.
continuar
ir atrás
bER:Ec1lo ClV1L piUMER AÑO

b) El regador establecido por la Ley de Asociaciones- de Cana-


listas, de 9 de Noviembre de 1908. El régimen excesivamente varia-
ble de nuestros ríos no sometidos a regularización, ha inducido a
los canalistas a preferir una repartición de las aguas de sus canales,
en partes proporcionales a determinados derechos, sobre la base de
la superficie de terreno que cada uno riega, que es la más corriente,
u otra base distinta.
Así el procedimiento más usado hoy día es suponer dividido el
caudal total de agua de los canales en un número ciado de acciones
o partes alícuotas, a fin de que cada interesado disponga de una
parte proporcional del caudal total, representado por un número
determinado de acciones, a las cuales se llama comúnmente rega-
dores.
En épocas de abundancia, cada acción proporciona una canti:.
dad de agua doble o triple de la que proporciona en tiempo de es-
casez, porque nuestros ríos, que corren de la cordillera al mar, con'
longitudes reducidas y con gran pendiente, sufren las alternativas a
que los someten el mayor o menor derretimiento de las nieves que
le dan origen y las lluvias de las hoyas hidrográficas más o menos
extensas, cuyas aguas ellos reciben para llevarlas al mar. Por esta
razón se nota en nuestros ríos aumento notable de caudal en el ve-
rano, por los deshielos, y en invierno, por las lluvias; pero, en otoño
y primavera suele haber gran escasez Por falta de obras de regula-
rización se pierden en el invierno y en el verano grandes cantidades
de agua que podrían aprovecharse en las otras estaciones.
Fundada en estas consideraciones, la ley de Asociaciones de Ca-
nalistas, de 9 de Noviembre de 1908, no adoptó una -medida fija e
invariable para las aguas, sino que respetando la práctica de los ca-
nalistas, estableció en.su artículo 4.° lo siguiente:
«El derecho de los asociados se determinará en los estatutos por
unidades que se denominarán regadores y QUE CONSISTIRÁN EN UNA
PARTE ALÍCUOTA DE LAS AGUAS DEL ACUEDUCTO O EN CUALQUIERA
OTRA UNIDAD DE MEDIDA QUE ADOPTEN LOS INTERESADOS».
Hay, pues, diferencia substancial entre el regador definido por
el Senado Consulto de 1819 y el definido por la ley de Asociaciones
de Canalistas~ el primero pretende establecer una unidad fija no su-
526 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

jeta a fluctuaciones; el segundo es, por su naturaleza, esencialmente


variable, porque es una parte alícuota de un todo sujeto a fluctua-
ciones, las cuales a veces pueden ser ,de mucha consideración.
Finalmente, en el lenguaje vulgar, se entiende por regador la
masa de agua que conduce un hombre para el regadío de un terreno.
424. Aprovechamiento de las aguas corrientes como fuerza mo-
triz.-Entre los usos del agua corriente y después del regadío del sue-
lo para el cultivo agrícola, ocupa un lugar importante su aprovecha-
miento como fuerza motriz.
Con las innumerables aplicaciones de la electricidad en todos
los campos de la actividad industrial, la fuerza hidráulica adquiere
una importancia cada día mayor, porque ella es elemento que puede
generar, con menos costo y en mayor cantidad, la fuerza eléctrica ne-
cesaria para fines industriales.
Durante muchos años no se ha hecho en Chile otro empleo im-
portante de la fuerza hidráulica que el que ocasiona el movimiento
de los molinos; y sólo ahora comienza su aplicación en grande escala
a la industria en general.
La fuerza hidráulica se obtiene aprovechando las aguas en caÍ-
das naturales o artificiales; también su sola corriente puede generar
la fuerza, pero en menor cantidad.
La configuración de nuestro territorio es sumamente favorable
para conseguir grandes caídas de aguas; y los ríos, que en la región
del centro corren con tanto desnivel de la Cordillera al mar, se pue-
den utilizar en todo su curso, principalmente en la región montañosa,
en donde existen las grandes fuerzas hidráulicas.
Si se considera que 75 litros de agua que caen por segundo desde
un metro de altura equivalen a un caballo de vapor, se puede com-
prender la abundancia de fuerza hidráulica que existe en el país y lo
importante que es el estudio de esta parte de nuestra legislación.
Además de lo ordenado por el Código Civil, se relacionan de un
modo especial con el aprovechamiento de las aguas como fuerza mo-
triz las siguientes disposiciones: 1. a El reglamento para concesión de
mercedes de agua para usos industriales, de 8 de Febrero de 1907, de
que acabamos de ocuparnos anteriormente; 2. a la ley especial de
aprovechamiento de las aguas corrientes como fuerza motriz, de 30
DERECHO CIVI!. PRIMER AÑO 527

de Diciembre de 1907; Y 3. B la ley de Asociaciones de Canalistas, de


9 de Noviembre de 1908, que establece reglas eSpeciales para la cons~
titución del derecho al uso del agua como fuerza motriz.
Veamos ahora las diversas personas que tienen el derecho de usar
de las aguas corrientes como fuerza motriz.
1. El dueño de las aguas; 1r. El queño del predio; II 1. El ribera-
no; IV. Por declaración de la autoridad, tiene también este derecho
el concesionario de la merced de agua para fuerza motriz. Estudiare-
mos por orden estos diversos derechos. .
l. Derecho del dueño de las aguas.-El que tiene el dominio de
Una corriente de agua, puede, según los principios generales, gozar
y disponer de ella arbitrariamente, no siendo contra la ley o contra
derecho ajeno, y, en consecuencia, puede destinarlas a la generaci(m
de fuerza motriz y también disponer de ella, a título oneroso o gratui-
to, para que otra persona haga este mismo uso. Aq,-:i no cabe dificul-
tad ni complicación posible.
n. Derecho del dueño del jJredio.-El principio que a este respec-
to domina en la ley de 30 de Diciembre de 1907, es el establecido
en el artículo 1.0, que dice que el dueño de un predio puede emplear
como fuerza motriz las aguas que corren por él, sea por cauces natu-
rales o artificiales, sin perturbar el goce del dueño de las aguas.
Esta facultad se confiere no sólo sobre los ríos, esteros y demás
corrientes naturales que pasan por la heredad, sino también sobre las
aguas de los cauces artificiales que asimismo la atraviesan, y respecto
de las cuales soporta la servidumbre de acueducto.
Estudiaremos primeramente ese derecho en lo relativo a las co-
rrientes naturales, y después, en lo que se refiere a las artificiales.
Con respecto a las corrientes naturales. esta ley no ha introdu-
cido innovación alguna, porque el Código Civil, en el artículo 834,
reconocía al dueño de una heredad el derecho para hacer de las aguas
que corren naturalmente por ella y aún cuando no sean de su domi-
nio, el uso conveniente para dar movimiento a sus molinos u otras
máquinas; y en el arto 944 dice que el que quisiere construir un in-
genio o molino, o una obra cualquiera, aprovechándose de las aguas
que van a otras heredades o a otro ingenio, rpolLno o establecimiento
industrial, podrá hacerlo siempre que corran por un cauce natural en
ALFttEOb :aARROS ~RRÁtURlt

su propio suelo, o en el ajeno, con permiso del dueño, con tal que no
tuerza o menoscabe las aguas en perjuicio de aquellos que ya han le-
vantado obras aparentes con el objeto de servirse de dichas aguas,
o de los que de cualquier otro modo hayan adquirido derecho sobre
ellas.
El dueño del predio atravesado por una corriente natural que
ejercita el derecho de emplearla como fuerza motriz, puede hacerlo
de dos maneras: a) construyendo un cauce de desvío, e! cual no podrá
sacarse en ningún caso a menos de 200 metros de distancia de la
bocatoma del cauce principal, ni podrá tener su origen en los pre-
dios superiores, ni prolongarse a los inferiores sino con el consenti-
miento del dueño de estos predios, y el declive o desnivel de! cauce
de desvío sólo se reducirá en lo estrictamente necesario para que el
agua sea utilizada como fuerza motriz. Quien lo construya deberá
hacer en él y en la parte del antiguo comprendida entre sus extre-
mos, las limpias y demás trabajos necesarios para mantenerlos en
buen estado; deberá evitar que haya filtraciones o derrames; se abs-
tendrá de represar las aguas; construirá y mantendrá corriente en el
arranque del desvío una compuerta. para el caso de que se deteriore
alguno de los cauces o puedan variar de curso las aguas que no se
usan; y finalmente perderá, en la parte del antiguo cauce, compren-
dida entre los extremos del cauce de desvío, los derechos que le con-
fieren los artículos 863 y 872 del Código Civil; b) también puede
hacerlo instalando motores sobre el cauce principal, pero manteniendo
sin alteración los niveles y haciendo la limpia de dicho cauce en toda
la extensión necesaria. Deberá en este caso devolver al dueño de las
aguas, a justa tasaci6n, el valor de los puentes y demás obras que
éste hubiere ejecutado, con arreglo a lo dispuesto en los artículos 863
y 872 del Código Civil, en la parte afectada directamente por la ins-
talación.
Entrando a contemplar el caso segundo, o sea, el derecho del
dueño del. suelo a usar. de las aguas que corren por cauces artifi-
ciales, nos encontramos con una innovación importante, introducida
por la ley de 1907, en el derecho concedido al propietario del pre-
dio, para emplear como fuerza motriz las aguas que, corriendo por
cauces artificiales, no son suyas, pues respecto de ellas, sólo está
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 529

soportando la servidumbre de acueducto. La innovación consiste en


permitir a una persona que no es el dueño de las aguas. apropiarse
de la fuerza hidráulica que ellas producen y que, según los princi-
pios generales, debía pertenecer al dueño de aquellas.
Por esta razón y en resguardo de la justicia, la ley establece
que el propietario del predio podrá hacer uso de las aguas ajenas que
corren por un cauce artificial, sólo mediante el pago al dueño de
éstas de una indemnizaci6n pecuniaria, que consistirá en una renta
anual por cada caballo de fuer?a efectiva, que no podrá bajar de
$ 4 ni exceder de $ 8. El número de caballos de fuerza se. fijará por
el término medio de la fuerza efectiva que se obtenga del motor, y
el valor de cada caballo de fuerza se fijará tomando en consideración
el valor de las aguas.
Pero este derecho del dueño del predio sobre los cauces artifi-
ciales tiene algunas limitaciones: a) En canales construídos con fines
exclusivamente industriales, sólo podrá hacerse uso del derecho para
establecer motores destinados a una industria distinta de aquella a
que se aplica el canal, y además, en este caso, se aumenta la indem-
nización pecuniaria, la cual no podrá bajar de $ 8 ni exceder de $ 16;
b) El dueño del predio que construya motores, no podrá impedir,
alegando prescripción, que el dueño de las aguas las venda o cambie
su destino o cierre la bocatoma, aunque estos actos impidan el fun-
cionamiento del motor; e) Para la instalación del motor, el dueño
del predio procurará ponerse de acuerdo con el dueño de las aguas, y
si este acuerdo no se produjere, necesita ocurrir al juez en demanda
de la autorización correspondiente para hacer uso de su derecho,
presentando con su solicitud un plano en el cual indique la clase de
motor que va a instalar, el lugar donde se construirá, los puntos de
empalme del cauce de desvío en el canal principal y, en fin, los de-
más antecedentes que permitan al juez conceder la autorizaci6n con
entero conocimiento de causa; d) El dueño del predio podrá ceder
los derechos que se le confieren por esta ley; pero, los dueños de las
aguas, no obstante esta cesión, podrán hacer efectivos todos los de-
rechos civiles que ella confiere, contra los dueños de los predios donde
se usan las aguas.
I ¡¡o Derecho de los propietwiQS riberanQs.-Se entiende por
530 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

riberano el dueño de un predio que deslinda con corrientes naturales


o artificiales.
La ley de 30 de Diciembre de 1907 también confiere a los ribe-
ranos el derecho de usar las aguas como fuerza motriz, en el inciso
2. o del artículo 1. o, que a la letra dice: «Igual derecho podrán ejer-
citar los dueños de los predios que deslindan con cauces naturales o
artificiales» .
Por lo que respecta a las corrientes naturales, la disposición an-
terior es una confirmación del principio establecido por el arto 836
del Código Civil, que dice que el uso de las aguas que corren por
entre dos heredades corresponde en común a los dos riberanos, con
las mismas limitadones, y será reglado, en caso de disputa, por la
autoridad competente, tomándose en consideración los derechos ad-
quiridos por prescripción u otro título.
Por lo demás, el riberano, al usar de las corrientes naturales,
tiene las mismas limitaciones que se imponen al dueño de la he-
redad.
La innovación introducida por la ley, lo mismo que dijimos en
el caso anterior, es conceder el uso de las aguas como fuerza motriz
a los riberanos que deslindan con cauces artificiales.
Como el ejercicio de este derecho por los riberanos de uno y otro
lado puede dar lugar a cuestiones entre ellos, la ley establece que
será preferido en el uso, en el caso que éste no pueda hacerse por
todos los colindantes que lo pretendan, el que fuese comunero en el
cauce o tuviese derecho a una parte de las aguas. Si ambos ribera-
nos se hallaren en el mismo caso, o no fueren partícipes en las aguas,
el que primero hubiese pedido será preferido, siempre que haya hecho
uso de su derecho antes de que expire un año contado desde la fecha
de su petición.
IV. Derecho del concesionario de merced de agua.-Hemos visto
que por ministerio de la ley pueden usar de las aguas corrientes
para fuerza motriz, además del dueño de las aguas, el dueño del
predio atravesado por la corriente natural o artificial y los propieta-
rios riberanos que deslindan con esa corriente.
El que no teniendo estas calidades desee usar de las aguas que
corren por cauces naturales, siempre que sean bienes nacionales de
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 531

USO público, podrá también hacerlo solicitando de la autoridad com-


petente una merced para usar de las aguas como fuerza motriz, mer-
cedes que se rigen, como dijimos en un párrafo anterior, por el de-
creto reglamentario dictado por el Ministerio de Industria y Obras
Públicas el 8 de Febrero de 1907.
425. De las asociaCiones de canalistas.-En un mismo caudal
de aguas pueden tener participación diversos propietarios; y esta
circunstancia daba vida a numerosas comunidades organizadas con
el fin de conservar y mejorar los acueductos, de restablecer las bo-
catomas destruidas en el invierno y atender al reparto de las aguas
entre los asociados, en proporción a sus derechos.
Estas comunidades revestían un. carácter meramente adminis-
trativo y carecían de una organización legal conveniente, porque no
podían amoldarse al tipo de las personas jurídicas creadas con arre-
glo al título final del Libro 1 del Código Civil, ni al tipo de las so-
ciedades industriales de que trata el título XXVIII del Libro IV
del mismo Código. En efecto, ellas no están destinadas al reparto
de beneficios pecuniarios, en lo que se apartan de las sociedades
civiles y comerciales de que trata el Libro IV; Y se diferencian subs-
tancialmente de las corporaciones o fundaciones a que da vida civil
un decreto del Presidente de la República, en que estas últimas tie-
nen un fin moral, ajeno al derecho de propiedad, y no ligan a sus
miembros más allá de sus días o del tiempo durante el cual desean
quedar adheridos a la institución.
Excepción hecha de la Sociedad del Canal de Maipo, reconocida
como persona jurídica por nuestros Tribunales, por tener como tal
un origen anterior a la vigencia del Código Civil, era dudoso que
las demás comunidades de canalistas tuviesen el carácter de. perso-
nas jurídicas. No había seguridad de que los estatutos por que ellas
se regían obligasen a los sucesores de los dueños de las aguas; las re-
glas fijadas para la transferencia entre vivos y para la transmisión
hereditaria violaban muchas veces los preceptos del Código Civil;
los intereses penales estipulados como sanción para el caso de falta de
pago de las cuotas acordadas para los gastos, eran a veces superio-
res al máximum que la ley permite estipular; la jurisdicción que se
arrogaban los directores de sociedades de canalistas no guardaba ar.,.
532 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

monía con la Ley Orgánica de Tribunales; y finalmente, faltaban


los medios legales para compeler a los accionistas a concurrir a las
sesiones de las Juntas.
La ley de 8 de Agosto de 1887, sobre citación de canalistas, y
el Código de Procedimiento Civil, en el título de los juicios sobre'
distribución de aguas, dictaron reglas para facilitar su reparto en
épocas de escasez. Vino a completar esta parte de nuestra legislación
la ley N. o 3,139 de 9 de Noviembre de 1908, sobre las asociaciones
de canalistas, ley de mucha importancia y que insertamos íntegra
más adelante, pero de la cual daremos una breve idea para explicar
sus principales disposiciones:
a) Personalidad jurídica.-La ley concede personalidad juddica
y el beneficio de ser re'gidas por los disposiciones de esta ley a las
asociaciones de canalistas que se constituyan por escritura pública,
estableciendo en ella su domicilio, y que presenten sus estatutos a la
aprobación del Presidente de la República.
Autoriza a las comunidades de agua establecidas antes de la
vigencia de la ley, para que puedan modificar sus estatutos, por
acuerdo tomado por simple mayoría de votos de los socios, a fin de
que reducidos a escritura pública o presentados a la aprobación del
Presidente de la República, con acuerdo del Consejo de Estado, ob-
tengan la concesión de la personalidad jurídica y puedan acogerse a
los beneficios de esta ley. Debe tenerse presente que ésta sólo rige
respecto de las Asociaciones de Canalistas establecidas en conformi-
dad a sus disposiciones; y que el legislador ha confiado que con arre-
glo a ellas se organizarán en tiempo no remoto casi todas las comu-
nidades de agua.
b) Patrímonio.-Establece la ley que forman el patrimonio de
las asociaciones de canalistas las cuotas con que contribuyen los due-
flas de los canales y los bienes que las asociaciones adquieran por
cualquier título; pero establece expresamente que el agua del canal no
pertenece a lo asociación, sino que continúa siendo del dominio de los
accionistas.
c) Miembros de la asociación.-Son miembros de la asociación
no sólo los dueños de aguas que actualmente la constituyan, sino
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 533

también los que, a título universal o singular, le sucedan en sus dere-


chos, sin que valga estipulaci6n alguna en contrario.
d) Determinación de los los derechos de agua de los asociados.-
Siendo miembros de la asociaci6n los propietarios de las aguas de
los canales, la ley obliga a determinar en cada asociación los dere-
chos de agua de cada uno de los socios, por unidades que se deno-
minarán REGADORES y que consisten en una parte alícuota de las
aguas del acueducto, o en "cualquiera otra unidad de medida que
adopten los interesados.
e) Traslación de dominio de los regadores.-Derechos reales so-
bre los regadores.-PmPiedad inscrita.-Estando los derechos de agua
vinculados de un modo tan inmediato a la riqueza agrícola e indus-
trial del país, la ley procura asegurar la publicidad y estabilidad
de esos derechos, del mismo modo que la de los bienes raíces, y al
efecto ordena que los actos y contratos traslaticios de dominio de re-
gadores de agua, en los canales de dominio particular sometidos a
los beneficios de esta ley, se perfeccionarán por escritura pública, y
la tradición no se operará sino por la inscripción del acto o con-
trato en un registro especial, análogo al del Conservador de Bienes
Raíces, que se llevará en las oficinas de éste y por el mismo funcio-
nario. Igualmente establece la ley que los derechos reales sobre rega-
dores de agua se constituirán por escritura pública inscrita en el
mismo registro.
Siendo tan notorias las ventajas de la propiedad inscrita, la cual
hace imposible la prescripción basada en una simple posesión mate-
rial, que muchas veces no ha sido en su origen otra cosa que una in-
justa usurpación, la ley ordena aplicar'a los regadores de agua esta-
blecidos conforme a esta ley, todas las disposiciones que rigen yam-
paran la propiedad inscrita.
1) Obligaciones de los asociados.-La ley cuida de asegurar la
efectividad de los recursos de estas asociaciones, estableciendo fuer-
tes sanciones y garantías en favor de los créditos de la asociación y
contra sus miembros, por las cuotas acordadas para los gastos ordi-
narios o extraordinarios de los acueductos.
Esos créditos pueden servir también a las asociaciones, para
garanti¡:ar a su ve;, el servicio de deudas a largo plazo que contrai~
534 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

gan para acometer obras de gran aliento, como la construída por


la Sociedad del Canal de Maipo para captar las aguas de este río.
También se da a la Caja Hipotecaria y demás instituciones regidas
por la ley de 29 de Agosto de 1855, la facultad de emitir bonos en
cambios de las obligaciones de las asociaciones de que se trata, ga-
rantidas con prenda de los créditos que estas tengan contra los ac-
cionistas.
g) Administración de los canales de regadío.-Como la adminis-
tración de los canales de agua requiere unidad, energía y prontitud
de acción. la ley da a sus directorios amplias facultades administrati-
vas, moderadas solamente por las atribuciones que reserva a la jun-
ta general de socios; y les da también una jurisdicción de efectos
inmediatos, generalizando así el régimen que tan buenos resultados
ha dado en tres cuartos de siglos en la Sociedad del Canal de Maipo;
pero, para no dejar a los dueños de agua bajo el peso de una auto-
ridad tan omnímoda, la ley establece que, sin perjuicio de la eje-
cución inmediata de las órdenes y resoluciones del Directorio, ten-
gan los socios que se sintieren perjudicados el derecho de ocurrir, en
vía ordinaria, ante los Tribunales de justicia, pidiendo que se mo-
difiquen con arreglo a la ley y a los contratos, las resoluciones del
directorio que consideren contrarias a su derecho.
Insertamos a continuación la ley por la que se rigen las aso-
ciaciones de canalistas y el reglamento dictado por el Presidente de
la República, para la inscripción de los actos y contratos traslati-
cíos de dominio de los regadores de agua, con fecha 8 de Agosto de
1910.
426. Ley de asociaciones de canalistas, de 9 de Noviembre de
1908.-ArtÍculo primero. Serán personas jurídicas y se regirán por
las di3 posiciones de esta ley, las asociaciones formadas por los due-
ños de canales, que se constituyan en conformidad al artículo 20, con
el objeto de tomar el agua de la corriente matriz, repartirla entre
los accionistas y conservar y mejorar los acueductos.
Art. 2. 0 Formarán el patrimonio de estas asociaciones los recur-
sos pecuniarios o de otra naturaleza con que contribuyan los due-
ños de los canales para los fines de la institución, y los bi~nes que
adquieran por cualquier título.
DERECHO CIVIL PRThIER AÑO 535

El agua del canal no pertenece a la asociación. Es del dominio


de los accionistas.
Art. 3. 0 Son miembros de la asociación los dueños de agua
que la constituyen y los que, a título universal o singular, sucedan
en sus derechos, sin que valga estipulación en contrario ..
Art. 4. El derecho de agua de los asociados se determinará
0

en los estatutos por unidades que se denominarán regadores, y que


consistirán en una parte alícuota de las aguas del acueducto, o en
cualquiera otra unidad de medida que adopten los interesados.
Art. 5. o Los actos y contratos traslaticios de dominio de regado-
res de agua, se perfeccionarán por escritura pública y la tradición
no se operará sino por la inscripción del respectivo acto o contrato
en un libro especial que se abrirá en cada oficina departamental del
Conservador de Bienes Raíces y que se llevará conforme al regla-
mento que dictará el Presidente de la República.
Sin perjuicio de las inscripciones prescritas en el artículo 687
del Código Civil, los derechos de agua se inscribirán también, en
todo caso, en el Registro Conservador del departamento en que se
encuentre ubicada la bocatoma del canal matriz.
Art 6. 0 Los derechos reales sobre regadores de agua se constitui-
rán por escritura pública, inscrita en el mismo registro. En igual
forma se constituirá el derecho al uso del agua como fuerza motriz.
La disposición del artículo 5. o precedente es aplicable a los de-
rechos expresados en el inciso· anterior.
Hay hipoteca de regadores cuando se hipoteca un predio con el
agua que le pertenece.
Si en la escritura de hipoteca de un predio no se especifica su
derecho de agua, se entenderán hipotecados los regadores que apa-
rezcan inscritos como dotación del fundo gravado.
Un regador se entiende dado en prenda cuando garantiza una
obligación independientemente del inmueble a cuyo riego o fin in-
dustrial está destinado.
Art. 7. o Son aplicables a los regadores de agua establecidos con-
forme a esta ley, todas las disposiciones que rigen la propiedad ins-
crita y especialmente la de los títulos VI y VII del libro JI del Có~
digo CiviL
536 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

Art. 8. o Las asociaciones de canalistas deberán llevar un registro


en que se anoten todas las inscripciones referentes a regadores he-
chas en el Conservador de Bienes Raíces.
Art. 9. o Los créditos prendarios o hipotecarios de regadores
preferirán indistintamente unos a otros según las fechas de las
inscripciones.
Art. 10. Las asociaciones de que trata esta ley serán adminis-
tradas por directorios nombrados por las juntas de socios en la for-
ma prevenida en los Estatutos, y estos Directorios tendrán los de-
beres y atribuciones que les encomiende esta ley, y todos los que
los mismos Estatutos determinen.
Art. 11. Los directorios propondrán a la junta el presupuesto de
entradas y gastos ordinarios y extraordinarios, fij ando separadamen-
te la cuota que en unos y otros corresponda por regador.
Los acuerdos de las juntas sobre estas materias serán obligato-
rios para todos los socios y una copia de ellos, debidamente autori-
zada por el 3ecretario del directorio, tendrá mérito ejecutivo contra
el poseedor de regadores inscritos, morosos en concurrir a los gastos.
Art. 12. Se pueden establecer Gn los Estatutos, como sandones
para la falta de pago de las cuotas, intereses penales hasta de dos
por ciento mensual y la privación del agua durante la mora, sin
perjuicio de la vía ejecutiva y del embargo y enajenación de los re-
gadores u otros bienes del deudor.
Las juntas generales celebrarán sus sesiones con la concurrencia
de la mayoría absoluta de los accionistas, pero si después de la pri-
mera citación no se completare esa mayoría, formarán quorum en la
sesión para la cual se haya citado segunda vez, los socios que con-
curran a ella.
También se puede establecer en los Estatutos, o por acuerdo de
la mayoría de los socios, a beneficio de la comunidad y contra los
accionistas que no concurran a las sesiones de la junta, multas que
no excedan de diez pesos por cada infracción, cuando por dicha cau-
sa la sesión no hubiere tenido lugar.
Estas sanciones y multas pasan contra terceros.
Art. 13. Los regadores de agua quedan ipso jure gravados con
preferencia a toda prenda, hipoteca u otro derecho constituídos sobre
DEREcHO CIVIL PRIMER AÑO 537

ellos con posterioridad a esta ley, en garantía de las cllotas de con-


tribución para los gastos que fijen las juntas. .
Los cesionarios de regadores responderán solidariamente con los
cedentes de las cuotas insolutas. al tiempo de la sesión.
Art. 14. Los créditos contra Jos accionistas 'procedentes de cuo-
tas para trabajos extraordinarios, como bocatomas permanentes,
marcos, .construcción de nuevos acueductos y otras obras de esa im-
portancia, podrán ser dados en prenda, en garantía de préstamos a
corto o largo plazo que obtengan los asociados, o de bonos que emi-
tan ellas mismas para proporcionarse el capital necesario para tales
trabajos.
Para que se entienda perfeccionado el contrato será necesaria
la publi~ación de un aviso, durante cinco días, en un diario del de-
partamento en que tuviere su domicilio la Sociedad y que, además,
se comunique ese aviso al deudor en carta certificada.
A falta de periódico en el departamento, la publicación se hará
en el Diario Oficíal.
ART. 15. Los créditos dados en prenda con arreglo al artÍCulo
anterior no podrán ser modificados, en perjuicio de terceros, por nin-
gún acuerdo de la junta ni del directorio.
ART. 16. Las instituciones regidas por la ley de 29 de Agosto
de 1855, podrán emitir bonos en cambio de obligaciones de las aso-
ciaciones de cana listas , garantidas con prenda. de los créditos de' que
trata. el artículo 14.
ART. 17 El Directorio de cada Asociación resolverá, con el ca-
rácter de árbitro arbitrador, todas las cuestiones que se susciten entre
los accionistas sobre derechos o repartición de aguas, y las que sut-
jan entre los accionistas y la Asociación. No habrá lugar a implican-
das ni recusaciones, nía recursos de apelación o de casación.
Las resoluciones del Directorio se cumplirán en la forma deter-
minada en el Código de Procedimiento Civil para el cumplimiento de
las sentencias arbitrales.
Los que se sintieren perjudicados con ellas podrán. ocurrir, en
vía ordinaria, ante los Tribunales de Justicia, pidiendo se modifiquen
con arreglo a la ley y a los contratos, pero este recurso no obstari~
a que las resoluciones del Directorio se cumplan y surtan efectos,
5'38 ALFREDO BARROS ERRÁZUR1Z

durante el juicio, salvo que sean suspendidas por auto ejecutoriado


del juez de la causa.
ART. 18. Son aplicables a las asociaciones de canalistas regidas
por esta ley, las disposiciones del título XXXII I del libro I del
Código Civil, con excepción del inciso final del artículo 549, de los
artículos 556, 557, 558, inciso 2. 0 del 559, 560, 562, 563 y 564.
ART. 19. Las disposiciones de esta ley no se aplican a las socie-
dades industriales que se formen con el objeto de sacar canales para
aprovechar el agua en terrenos propios o para venderla. Tales socie-
dades se regirán por el título XXVIII del libro 4. 0 del Código Civil.
Sin embargo, desde el momento en que por enajenaciones de rega-
dores exista entre los adquirentes entre sí, o entre éstos y la sociedad
empresaria del canal, una comunidad de agua, se podrá organizar
entre los comuneros una asociación para los fines de esta ley.
ART. 20. Las asociaciones de canalistas que quisieren gozar de
los benrficios de esta ley, deberán constituirse por escritura pública,
estableciendo en ella su domicilio, y presentar sus estatutos a la
aprobación del Presidente de la República, quien deberá proceder de
acuerdo con el Consejo de Estado.
ART. 21. Las comunidades de agua actualmente organizadas,
podrán modificar sus estatutos para los efectos del artículo anterior
por acuerdo de la junta de socios, tomado por mayoría de votos,
aunque aquéllos establezcan otra mayoría para la reforma.
Las comunidades de agua que no se rijan por estatutos formados
por los comuneros, podrán organizarse y formarlos con arreglo a esta
ley por mayoría de votos de los interesados, que presente más de la
mitad de los derechos de agua, en reunión ante el juez del departa-
mento en que está ubicada la bocatoma del canal principal, provo-
cada por cualquiera de los dueños de agua, debiendo hacerse las ci-
taciones conforme al artículo 823 del Código de Procedimiento Civil.
427. Reglamento para la inscripción de los actos y contratos
trasIaticios de dominio de regadores de agua.-ArtÍculo primero. El
Conservador de Bienes Raíces. además de los libros a que ~e refiere
el Reglamento de 24 de Junio de 1857, llevará un Registro de Re-
gadores de Agua, en que se inscribirán:
l. o Los derechos de agua, expresados en regadores, de los due-
DERECHo CIVIL PRIMER AÑO

ños de canales constituídos en asociaciones, con arreglo a la ley de


9 de Noviembre de 1908.
2. o Los actos y contratos traslaticios de dominio de estos rega-
dores de agua;
3. ° La constitución de derechos reales, la prenda inclusive. so-
bre ellos;
4.° La tradición de estos derechos reales:
5. {} La constitución y tradición del derecho c;le uso de los rega-
dores de agua como fuerza motriz.
6. o Las interdicciones y prohibiciones de enajenar y los impe-
dimentos referentes a regadores de agua.
Será facultativa para los interesados Ja inscripción en los demás
casos de que trata el artículo 53 del Reglamento de 24 de Junio de 1857.
Art. 2. 0 La inscripción originaria prescrita en el número 1.0 del
artículo anterior debe contener:
1.o Lo~ nombres de los dueños de regadores, el nombre del canal de
que se extraen y el del fundo o establecimiento industrial a que estén
respectivamente destinados;
2. o El nombre de la asociación a que están sometidos los rega-
dores, la fecha de la escritura constitutiva de ésta, el nombre del
notario ante quien se otorgó y la fecha del decreto aprobatorio del
Presidente de la República;
3.° El derecho de agua que corresponda en la corriente nadonal
de uso público al canal de que proceden los regadores y la forma en
que aparece dividido ese derecho en los estatutos, según la prescrip-
ción del artículo 4. o de la ley.
Art. 3. o Las demás inscripciones ordenadas en el artículo 1. o se
harán en la forma prescrita para los diferentes casos por el reglamen-
to de 1857.
Art. 4. 0 Los Índices del registro de regadores de agua se lleva-
rán a la vez por el nombre del dueño de éstos, por el de la Asocia-
ción a que correspondan y por el del fundo o establecimiento indus-
trial a que están destinados.
Art. 5,0 Las inscripciones a que se refieren los artículos prece-
cedentes se- harán en la oficina del conservador del departamento en
que se encuel)tre la bocatoma del canal matriz .
.'
540 ALFREDo BARROS ERRÁZUlUZ

Art. 6. ° Sin perjuicio de las inscripciones de que trata este regla.


mento, siempre que se presente al conservador para su inscripción
un título traslaticio de dominio o bien constitutivo o traslaticio
de gravámenes, de un fundo o establecimiento industrial al cual apa-
rezcan destinados regadores de agua de los sometidos a la ley de 9
de Noviembre de 1908, el conservador dejará constancia de la ins-
crispción de los regadores de agua afectados por el respectivo acto
o contrato y transcribirá inmediatamente, con cargo al interesado, la
inscripción que haga, al conservador del departamento en que estu-
viere la bocatoma del canal matriz, a fin de que este funcionario
la anote al margen de la última inscripción de dominio de los mis-
mos regadores, con la frase «vendidos como parte del inmueble».
«hipotecados como parte del inmueble» u otra semejante, según sea
el acto de que se trata.
Art. 7.° El conservador deberá remitir por correo, certificada y
con cargo al interesado, una copia autorizada de las inscripciones
referentes a regadores de agua, al presidente del directorio de la re-
ferida asociación de canalistas, a fin de que cumpla el artículo 8. 0
de la ley de 9 de Noviembre de 1908.
Art. 8. ° En lo que no estuviere especialmente previsto en el
presente reglamento, regirán respecto a los regadores de agua las
prescripciones del de 24 de Junio de 1857.
428. Fondo general de regadlo.-Regadío obligalorio.-El de-
creto ley N.o 445, de 6 de Abril de 1925, crea un fondo general de
regadío, cuya administración corresponde al Presidente la República,
por intermedio del Ministerio de Obras Públicas (art. 1.0).
Solicitud. Estudios prelíminares.-Los propietarios interesados
en una obra de regadío, que permita regar una extensión no inferior
a quinientas hectáreas y que representen el sesenta y seis por ciento
del dominio del terreno que se proyecta regar, pueden solicitar de
la Dirección de Obras Públicas que practique los estudios prelimi·
nares y ejecute los planos de las obras, siempre que tengan merce-
des de agua suficientes para regar de un modo permanente y que
se comprometan a transferirlas a la Asociación de Canalistas que
deberán formar. (Art. 3.°).
Estudios y planos definitivos.-Los estudios y planos prelímina-
DEi1:tcHO CIVIl. :PRIMER AÑO $'41

res se darán a conocer a los interesados y si estos los aprobaren,


se procederá a hacer los estudios definitivos, que serán sometidos a
la aprobación del Gobierno y a la aceptaci6n de los interesados que
representen a los menos el sesenta y seis por ciento de la superficie
del terreno que puede regarse. (Art. 5. o).
Zona de regadío obligatorio.-Otorgada la escritura pública de
aceptación de los propietarios, el Presidente de la República fijará
la zona de regadío obligatorio, especificando nominativamente las
propiedades incluídas en dicha zona. Los afectados podrán reclamar
dentro del plazo de treinta días y el Presidente de la República se
pronunciará sobre las reclamaciones. (Art. 7. o).
Asociación de canali~tas.-Los propietarios de la zona de regadío
obligatorio constituirán Asociación de Canalistas, en conformidad a
la ley respectiva y esta Asociación será obligatoria para todos los
dueños de terrenos de secano, auque no hayan concurrido a la acep-
tación de las obras.
Préstamos hipotecarios.-Las Asociaciones de Canalistas así
constituídas podrán solicitar de las instituciones hipotecarias prés-.
tamos hipotecarios, con garantía de los terrenos, estimados por el
mayor valor que alcanzaren con la ejecución de las obras. Adetnás
garantizarán los prést~mos con hipoteca de las mercedes de agua
y con prenda de los créditos que posean contra. los asociados con-
forme a la ley.
El valor nominal de los bonos será superior a 10 menos en diez
por ciento al monto del presupuesto aprobado.
Para la constitución de estas hipotecas que hará la Asociación,
por cuenta y en representación de cada uno de los Asociados, no
será necesaria autorización especial alguna, aunque se trate de in-
muebles de personas que no tengan l~ libre adminis~ración de sus
bienes.
La hipoteca gravará a cada. inmueble sólo en la parte del prés-
tamo que le corresponda a prorrata de sus derechos y cada obliga-
ción hipotecaria constituirá un contrato especial entre la institución
de crédito y el deudor a quien se otorga, independiente de los demás
contratos que la Asociación celebre en representación de los otros.
(Arts. 10 y 11).
35
541 A1.FREDO BARROS :ERRÁZURIZ

Construcci6n de las obras.-El Estado ejecutará las obras con el


dinero del fondo del regadío, y los bonos, correspondientes a los
préstamos contraídos por la Asociación, quedarán en depósito en la
institución acreedora, hasta el día 1. o de Enero del año siguiente a
aquel en que el Presidente decrete la entrega del acueducto y de
su dotación de agua a los canalistas. A contar desde esa fecha, los
bonos serán entregados al Estado y devengarán los intereses, amor-
tización y comisión para fondos de reserva y gastos de administra-
ción correspondientes a las anualidades del servicio de la deuda. El
Presidente realizará esos valores, y de su producido reintegrará al
fondo de regadío 10 invertido en las obras y el saldo, si lo hubiere,
se restituirá a la Asociación. •
Si el producto líquido de los bonos no bastare para pagar el
costo de obra, los canalistas cubrirán el saldo. (Arts. 14 y 16).
Servidumbres.-Las servidumbres necesarias para la ejecución
de estas se constituirán en conformidad a las disposiciones del Có-
digo Civil sobre servidumbre de acueducto y con arreglo a los pla-
nos aprobados. Comprenderán las expropiaciones necesarias para la
construcción de tranques, embalses y otras obras complementarias,
incluídas las que se requieran para habitaciones de empleados.
Las aguas del canal podrán ser vaciadas en cauces nacionales
de uso público, para ser extraídas más abajo. (Art. 20).
429. C) Aguas marftimas.-El alta mar, que la naturaleza ha
hecho común a todos los hombres, no es susceptible de dominio, y
ninguna nación, corporación o individuo tiene derecho de apropiár-
sela.
Su uso y goce es determinado entre individuos de una nación
por las leyes de ésta, y entre distintas naciones por el Derecho In-
ternacional. (Art. 585).
El mar territorial es un bien nacional de uso púbiico.
Se llama mar territorial el mar adyacente hasta la distancia de
una legua marina, medida desde la línea de más baja marea; pero
el derecho de policía para objetos concernientes a la seguridad del
país y a la observancia de las leyes fiscales, se extiende hasta la dis-
tancia de 4 leguas marinas, medidas de la misma manera. (Art. 593),
Manifestación del derecho de dominio de la nación sobre el
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 543

mar territorial es el artículo 611, que prohibe la pesca a los ex.,.


tranjeros no domiciliados, y el artículo 604, sobre prohibición de! ac-
ceso a cualquier paraje de la playa, excepto a los puertos, a las naves
nacionales Q extranjeras.
430. IV. Clasificación de las aguas en cuanto a su dominio.-
En lo que se refiere a su dominio, podemos clasificar las aguas en:
a) aguas inapropiables; b) aguas que son bienes nacionales de uso
público; e) aguas de dominio privado; y d) aguas de libre aprove-
chamiento.
431. A) Aguas mapropiables.-Estas son las que la naturaleza
ha hecho comunes a todos los hombres, como la alta mar; que no son

susceptibles de dominio, y ninguna nación, corporación o individuo
tiene derécho de apropiárselas. Su uso y goce son determinados entre
individuos de una nación por las .leyes de ésta, y entre distintas na-
ciones por el Derecho Internacional. (Art. 585).
El Código Cívil reconoce el derecho que tienen de pescar libre-
mente en el alta mar todos los individuos, sin distinción de nacio-
nalidad. (Art. 611).
Se llama alta mar, e! que queda a continuación del mar adya-
cente o mar territorial, o sea, e! que dista más de una legua marina,
medida desde la línea de más baja marea.
432. B) Aguas que son bienes nacionales de uso ptiblico.-
Pertenecen a esta categoría:
1. o El mar adyacente, hasta la distancia de una legua marina,
medido desde la línea de más baja marea, el cual es mar territorial
y de dominio nacional (art. 593). En él, s610 pueden pescar los chi-
lenos y los extranjeros domiciliados. (Art. 611).
2. o Las aguas pluviales,. que caen en bienes nacionales de uso
público, mientras conserven el carácter de tales y no se confunden
con aguas de dominio particular, participan de la calidad de las
propiedades donde caen, cerno cosa accesoria a ellas, o sea, son tam-
bién bienes nacionales de uso público. Se exceptúan las aguas llu-
vias que corren por un camino público, las cuales son de libre apro-
vechamiento.
3. o Los ríos y todas las aguas que c?rren por cauces naturales,
y que atraviesan más de una heredad.
544 ALFltEbO BARROS ERltÁZURIZ

El uso y goce que para el riego, navegación u otros objetos !fci-


tos corresponden a los particulares en estos bienes, están sujetos a
las disposiciones del Código Civil y a las ordenanzas generales o
locales. (Art. 598).
Conforme al Código Civil, pueden hacer uso de estas aguas para
los menesteres domésticos, para el riego de la heredad, para dar mo-
vimiento a sus molinos y otras máquinas y abrevar sus animales, los
dueños de la heredad atravesada por las aguas o conlindante con ellas.
Si las aguas corren por entre dos heredades corresponde en común
ese uso a los dos riberanos y será reglado en caso de disputa por la
autoridad competente (arts. 834 y 836). Al hacer uso de las aguas
cuidarán de no torcer su dirección, para no privar de su beneficio a
los otros prediOS que tienen derecho a aprovecharse de ellas. (Art. 936).
Este derecho de los propietarios riberanos está limitado por el
de los propietarios de la heredad inferior que hayan adquirido por
prescripción, u otro título como el de merced concedida por la auto-
ridad competente, el derecho de servirse de las mismas aguas (ar-
tículos 603 y 835). Entre esos títulos hay que contar, en primer lugar,
los derechos que habían adquirido los particulares antes de la pro-
mulgación del Código Civil, los cuales subsisten en la forma que
tenían. (Arts. 605 y 860).
En otros términos, tienen derecho al uso de las aguas de los
ríos y otras que corren por cauces naturales:
a) Los que habían adquirido derechos antes de la vigencia del
Código Civil;
b) Los que tienen merced concedida por la autoridad compe-
tente;
e) Los riberanos o dueños de la heredad atravesada por las
aguas; y
d) Los que hayan adquirido igual derecho por prescripción.
Esta enumeración no excluye el goce de los que ejercitan un de-
recho reconocido por los otros comuneros o amparado por los Tribu-
nales de Justicia.
4. o Los manantiales que originan una corriente natural que atra-
viesa más de una heredad, y los lago~ que son origen o ensancha-
miento de una corriente de la misma ckse, forman parte integrante
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 545
'" -,;...'

de la corriente y siguen su misma suerte, en cuanto al dominio, o


sea, son también bienes. nacionales de uso público.
5. o Los wandes lagos, que pueden navegarse por buques de más
de cien toneladas son bienes nacionales de uso público. (Art. 596),
El uso y goce que corresponde a los particulares en estos lagos, está
sujeto a las disposiciones del Código Civil y a las ordenanzas genc~
rales y locales. (Art. 598).
433. C) Aguas de dominio privado.-De esta categoría son:
l. o Las aguas lluvias que caen en terrenos de propiedad parti-
cular, mientras permanecen en ellos. Al efecto, el dueño de un predio
puede construir estanques o represas pa.ra recoger las aguas lluvias
que caen dentro de su predio y conservarlas o emplearlas en su be~
neficio, siempre que no cauce perjuicio a terceros.
Siguen la misma suerte las aguas lluvias que caen en corrientes
de propiedad particular.
En ambos casos el dominio se adquiere por accesión.
1.° Las aguas que corren por cauces naturales, y que nacen y
mueren dentro de una misma ,heredad. Su propiedad, uso y goce
pertenecen exclusivamente a los dueños de las riberas. Si por acto de
particíén u' otra causa se divide el predio y p'asan las aguas a reco~
rrer dos o más fundos de distintos dueños, no pierden por eso el ca~
rácter que tenían de aguas de dominio privado, y pasan junto con la
parte del prediO donde corrían, a los herederos y demás sucesores de
los dueños. (Art. 595),
3. o Las aguas que corren por un cauce artificial construído a
expensa ajena, pertenecen exclusivamente al que con los requisitos
legales haya construfdo el cauce. (Art. 837).
4, o Los lagos que no son navegables por buques de más de cien
toneladas. Su propiedad uso y goce pertenecen a los propietarios
riberanos. (Inciso 2." del Art. 596).
Son igualmente de dominio privado los tranques, represas y la-
gos o lagunas artificiales construídas por particulares dentro de sus
predios y los manantiales que existen deJ;1tro de una propiedad par-
ticular y que no alcanzan a originar corriente.
5. o Pertenecen al dueño del predio las aguas subterráneas que por
cualquier medio haya extraído dentro de su predio. Para hacer efec-
546 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
•• u '-. ~~ .,. _ as:..;

tivo este derecho cualquiera puede cavar en"'suelo propio un pozo,


aunque de ello resulte menoscabarse el agua de que se alimenta otro
pozo; pero si ello no reportare utilidad alguna, o no tanta que pueda
compararse con el perjuicio ajeno, será obligado a cegarlo, (Art. 945).
434. D) Aguas de libre aprovechamiento.-Son de libre aprove-
chamiento las aguas lluvias que corren por un camino público. El
dueño de un predio puede servirse como quiera de ellas y torcer su
curso, sin que ninguna prescripción pueda privarle de este uso. (Ar-
tículo 838).
índice
INDICE Págs.

Bibliografía del Código Civil Chileno.................... 7


CAPÍTULO l. o .-Del derecho en general. . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 15
1. Etimología de la palabra derecho.-2: Diversos senti-
dos de la palabra derecho.-3. Derecho objetivo y subje-
tivo.-4. Preceptos primordiales.-5. Relación del Dere-
cho con otras ciencias.-6. jurisprudencia.-l. Divisiones·
del Derecho.-8. Derecho Civil.
CAPÍTULO 2. o .-Derecho antiguo. Intermediario y Moderno.. 21
9. Historia del Derecho Civil anterior al de España.-lO.
Derecho españolo Derecho antiguo.-l1. Primer grupo.
-12. Segundo grupo.-13. El Fuero Juzgo o Libro de los
jueces.-·· 14. Legislación foral. El Fuero Viejo. El Fuero
Real.-15. Leyes de Estilo.-16. Las siete Partidas.-
17. El Ordenamiento de Alcalá.-18. Leyes de Toro.-19.
Nueva Recopilación. Novísima Recopilación.-20. Orden
de preferencia para la aplicación en Chile de las leyes
españolas.-21. Derecho Intermediario.-22. DerechoMo-
derno.-·23. Comisión de Legislación del Congreso Nacio-
na1.-24. junta Revisora.-25. Fusión de un solo cuerpo, .
de la Comisión y de la junta.-26. Trabajos de don An-
drés Bello.-21. Comisión Revisora del proyectos del se-
fíor BelIo.-28. El proyecto ante el Congreso. Leyapro-
batoria.-29. Premio acordado a Don Andrés Be-
548 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

Págs.

Uo. Elogios de nuestro Código Civil.-30. Fuentes del Có-


digo Civil.-3l. Plán del Código Civil.
CAPÍTULO 3. o-De la Ley y sus efectos.................... 52
32, Definición de la ley.-33. Numeración de las leyes.
34. Condiciones de existencia de la ley .-35. Caracteres
de las leyes de Derecho privado.-36. Constitucionalidad
de la ley.-37. Diferencia entre la Ley y el Decreto del
Presidente de la República.-38. Diferencias entre la ley
y la sentencia judicial.-39. Fuerza obligatoria de las
sentenciasjudiciales.-40. Cosa juzgada.-41. La Costum-
bre.-42. Formación y discusión de la ley.-43. Promul-
gación de la ley.-44. Fecha de la ley.-45. Equidad na-
tural.-46. Orden público.-47. Buenas costumbres.-48.
Clasificación de las leyes.-49. Leyes prohibitivas.-50.
Leyes imperativas.-51. Leyes permisivas.-52. Renuncia
de los derechos conferidos por las leyes.-53. Interpreta-
ción de la tey.-54. Interpretación judiciaL-55. Interpre-
tación auténtica.-56. Derogación de las leyes.-57. De-
rogación expresa. 58. Derogación tácita.-59. Efectos de
la ley en cuanto al tiempo.-60. Explicación de la ley
entre su promulgación y su derogación.-61. Aplicación
de la ley a los hechos anteriores a su promulgación.-62.
Leyes políticas.-63. Leyes penales.-64. Leyes sobre el
estado civil de las personas.-65. Leyes sobre la capa-
cidad' de las personas naturaJes.-66. Leyes sobre la pa-
tria potestad.-67. Leyes sobre las personas jurídicas.-
68. Privilegio de la restitución in integrum.-69. Leyes
sobre los guardadores.-70. Leyes sobre los derechos rea-
les.-7I. Leyes sobre la posesión.-72. Derechos deferidos
bajo condición.-73. Prohibición de usufructos sucesivos.
-74. Leyes sobre Servidumbres.-75. Leyes sobre Suce-
sión por causa de muerte, testada e intestada.-76. Le-
yes relativas a los contratos.-77. Leyes relativas a la
prueba de los actos o contratos.-78. Leyes de procedi~
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 549

Págs.

miento ,-79. Leyes sobre prescrición.-SO. Aplicación de


la ley a los hechos posteriores a su derogación.-Sl. Efec-
tos de la ley en cuanto el territorio.-S2. Teoría del Es-
tatuto real y personal -83. Leyes reales, personales y
relativas a los actos.--84. Leyes relativas a los actos.
CAPÍTULO 4. o .-Nociones generales sobre algunas materias de
' .,. f recuente en ,as
a pl ¡cacwn I l eyes .......................
~
. 92
85. Sentido en que se toman varias palabras.-F6. La
edad.-87, Vida intra-uterina.-88. Nacimiento.-89.- Im-
pubertad.-90. Infancia.-91. Puericia.-92. Menores
adultos.-·93. Mayor de edad.-94. El parentesco.-95.
Parentesco de consanguinidad.-96. Efectos civiles de la
consanguinidad legítima.-97. Parentesco de afinidad.-
98. De los Hijos.-99. Hijos legítimos.--100. Hijos ilegÍ-
timos,-101. Hijos naturales.-102. Hijos adulterinos.--
103. Hijos incestuosos.-104. Hijos sacrílegos.-l05. Hi-
jos simplemente ilegítimos.-106. De loshermanos.-107.
Audiencia de los parientes.-108. Fuerza mayor o caso
fortuito.-109. Plazos, Manera de computarlos.-llO. Me-
dida del tiempo.-lll. Actos que deben ejecutarse en o
dentro de cierto plazo.-II2. Caso de que se exija que
haya transcurrido un espacio de tiempo para que nazcan o
expiren ciertos derechos.-113. Días útiles y días feriados.
-114. Medidas de extensión y peso.
CAPÍTCLO 5, o.-De los actos jurfdicos ....... ............ . 121
115. Noción del acto jurídico.-116. Libertad de los in-
dividuos para la celebración de los ¡letos jurídicos.-1l7.
-Actos a título gratuito y oneroso; por causa de muer-
te y entre vivos.-118. Condiciones de existencia y vali-
dez.-119. Capacidad.-120. Del consentimiento o volun-
tad de las partes.-121. Caracteres necesarios para la
eficacia jurídica de la voluntad.-l22. Vicios de la volun-
tad.-123.0bjeto.-124. Causa.-125. Forma de los actos
jurídicos. Actos consensuales y actos solemnes.-126,
550 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

Págs.

-Consecuencias de la ausencia de una de las condicio-


nes de existencia o validez. Nociones someras sobre la
teoría de las nulidades.-127. Modalidades de los actos
jurídicos. Actos puros y simples.-128. Condición.-129.
Plazo.-130. Modo.-131. De la representación en los
actos jurídicos.-l32. De los actos ilícitos. Noción de
cu1pa.-133. De la influencia del tiempo en los actos
jurídicos.-134. Noción de la prescripción adquisitiva y
extintiva.-13 5. Noción y clasificación de los derechos
civiles.-136. Derechos rea1es.-137. Derechos personales
o créditos.-138. Comparación entre el derecho real y
el derecho personal.-139. Derechos personalís.imos.-140.
Derechos de familia.-141. Nociones generales sobre la
teoría de las pruebas.
CAPÍTULO 6. o-De las personas naturales............ . . . . . . . 169
142. Definición de personas y sus clases.-143. Personas
naturales.-144. Principio de existencia de las personas.
-145. Existencia Iegal.-146. Viabilidad.-147. Existencia
natural.-148. Epoca de la concepción.-149. Partos do-
bles.--150. Fin de la personalidad naturaI.-151. Muerte
natural.-152. Deber de dar sepultación -153. Muerte
presunta.-154. Período de mera ausencia o de simple ad-
ministración.-l 55. Período de posesión provisoria. aná-
loga al usufructo.-156. Período de posesión definítiva.-
157. Muerte civil.-158. Efectos de la muerte civil.-159.
Nulidad y relajación de la profesión religiosa solemne.-
160. Nacionalidad.-161. Disposición constitucional sobre
la nacionalídad.-162. Opción facultativa que tienen los
hijos de extranj eros a que se refiere el N." 1 del arto 5, o
de la Constitución.-163. Carta de nacionalización.-l64.
Adquisición de la nacionalidad.-165. Pérdida de la nacio-
nalidad.-166. Influencia de la nacionalidad en la adqui-
sición y goce de los derechos civiles.-167. Domicilio.
Generalidades.-168. Objeto '1 utilidad del domicilio vivil.
DERECHO
-l
CIVIL PRIMER AÑO 551

Págs.

-169. Divisiones del domicilio.-170. Domicilio natural


o de origen.-171. Domicilio de derecho o impuesto por
• la ley.-In. Domicilio voluntario o de hecho.-l73. Es-
tado civil.-174. De la familia.-175. De las pruebas del
estado civil.-176. El Registro CiviI.-177. Libro de los
nacimientos.-178. Libro de los matrimonios.-179. Libro
de las defunciones.-180. Declaración de los interesados que
solicitan una inscripción -181. Representación para las
inscripciones.-182. Necesidad de la inscripción de la sen-
tencia y otros instrumentos.-183. Rectificación de las
inscripciones.-184. Copia Íntegra de las inscripciones.-
185. Inscripciones fuera de plazos.-186. Otros Registros
públicos que llevan los Oficiales del Registro Civil.-· 187.
Medidas que favorecen la constituci6n legal de la familia.
-188. Conservador del Registro Civil.-189. Funciones de
los Cónsules en lo relativo a los actos del estado civil.-
190. Partidas del Registro CiviL-191. Medios supletorios
de . prueba.- 192. Otros Documentes auténticos.-193.
Declaración de testigos.-194. Poseqión notoria.- 195.
Consecuencias del estado civil.-196. Especialidad de los
fallos sobre estado civil.-197. Del nombre y apellidos de
las personas.-198. Identificación personal obligatoria.
r'p'ITULO
\...i\. /,.., . o- D e l as Pcrsonas Jun
. 'd'teas .................. . 224
199. Noción de la personalidad jurÍdica.-200. Clasifica-
ción de las personas jurídicas.-201. Personas jurídicas
de derecho público y de derecho privado.- 202, Cons-
titución de las personas jurídicas de Derecho privado
regidas por el título, 33 del Código Cívil.- 203. Perso-
nas jurídicas extranjeras.-204. Domicilio de las personas
jurídicas.-205. Capacidad de las personas jurídicas.-Re-
presentaci6n.- Administrací6n.- Sala.-Estatutos.-206.
Disolución y renovación de las personas jurídicas.-207.
Asociaciones que no tienen personalidad jurídica.
CAPÍTULO 8. o-De los objetos del Derecho o bienes .. ...••.... 244
552 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ

Págs.

208. Del patrimonio.- 209. División de los bienes.-De


los bienes corporales.-210. Muebles e inmuebles.-211.
Bienes muebles.-21 2. Muebles por su naturaleza -213.
Muebles por anticipación.-214. Calidad mueble de las
aeronaves.-215. División de los bienes muebles en fun-
gibles y no fugibles.-216. Bienes inmuebles.-217. In-
muebles por naturaleza.-218. Inmuebles por destinación.
-219. Bienes incorporales o derechos. Derechos reales y
personales.-220. Derechos muebles e inmuebles·-221.
Acciones.
CAPÍTULO 9. o-De la ProPiedad o Dominio................ 259
222. Generalidades.-223. La Constitución Política de 1925
y el derecho de propiedad.-224. Facultades inherentes al
dominio.-225. Restricciones del derecho de propiedad.-
226. Limitaciones especiales impuestas al dominio por al-
gunas leyes.-227. Obligación que tienen los propietarios
de permitir gratuitamente ciertos servicios en sus casas.-
228. Prohibición de ciertas construcciones.-229. Terre-
nos declarados forestales.-230. Monumentos históricos.
231. Excavaciones de carácter arqueológico.-232. Excava-
ciones para construcciones o trabajos mineros.-233. Co-
sas susceptibles de propiedad.-234. Diversas clases de
propiedad.-235. De la propiedad Iriinera. 236. De la pro-
piedad petrolífera.-237. De la propiedad salitrera.-'
238 De la propiedad Literaria y Artística, hoy llamada
Propiedad intelectual.-239. De la propiedad industrial.
-240. De la propiedad Austral.-241. De la propiedad in-
dígena.-242. Distinción de las cosas relativamente al
derecho de propiedad.-243. Cosas comerciables e inco-
merciables.-244. Derecho Canónico.
CAPÍTULO 10. o-De los Bienes Nacionales. ................ . 305
245. Bienes nacionales.-246. Uso y goce de los bienes na-
cionales de uso público.-247. Inspección de Bienes na-
cionales,-248. Caminos públicos y caminos particulares.
DEREcHO CtV1L PRIMER AÑO

Págs.

249. Policía de caminos.-250. Aguas y canales en los ca-


minos públicos.-251. Ocupación de los bienes nacionales
con líneas e1éctricas.-252. Obras voladizas.
CAPÍTULO 11.-De los modos de adquirir el dominio y primera-
merde de la Ocupación......... .. .. . . .. . .. .. .. . .. . .. .. 313
253. Modos de adquitir.-254. TÍtulo.-Clasificación de
los modos de adquirir.-255. De la ocupación.-256. Di-
versas clases de ocupación. Ocupación de cosas animadas.
Caza y Pesca.-257. Ocupación de cosas inanimadas.-258,
Captura bélica. .
CAPÍTULO I2.-De la Accesión .... 0.0.. ...... .... .... .. .. ••• 3M
259. Definición y diversas clases de accesión.-260. Ac-
cesión de frutos.-261. Accesión por unión de una cos¡;¡. a
otra.-Accesión de una cosa 'inmueble a otra inmueble o
accesiones del suelo.-262. Avulsión.-263. Variación de.!
curso de un río.-264. Nueva Isla.-,265. Accesión de una
cosa mueble a otra cosa mueble.-'266. Adjunción.-267.
Especificación.- 268. Mezcla.- 269. AccesiÓn de cosas
muebles a inmuebles.
CAPÍTULO l3.-De la Tradición. . . .. . .. . . ... . .. . . . . . .. . . . . 336
270. Generalidades.- 271. 1.0, Tradente y adquirente.-
272. 2.° Consentimiento de las ,partes.-273. 3.° Título
traslaticio de dominio.-;-274. Efectos de la tradición.
275. Diversas especies de tradición.-276. Tradición de
los derechos reales sobre una cosa corporal mueble.-277.
Tradición de los derechos reales sobre una cosa corporal
inmueble.-278. Registro Conservatorio de Bienes Raíces.
279. Organización del Registro Conservador.-280. Títu-
los que deben inscribirse.-281. Títulos que pueden ins-
cribirse.-282. Modo: y f~rma de las inscripciones:-283.
Definición de algunas palabras relacionadas con el meca-
nismo del Conservador de Bienes RaÍces.-284. Registros
que lleva el Conservador de Bienes Raíces de Santiago.
-285. Caso de una ley de excepción para facilitar la ins-
554 ALFREDO nARRas ERRÁZURtz
=========================
Págs.

cripción de ciertas ventas y sobre títulos.-286. Tradición


del derecho de herencia.-287. Venta de derechos heredi-
tarios hecha por un heredero que no ha obtenido la pose-
sión efectiva de la herencia.-288. Valor legal de una ven-
ta de bien raíz hecha por un heredero que no ha obtenido
la posesión efectiva de la herencia.-289. Transferencia
del dominio de las calles y plazas.-290. Formación y es-
tudio de los títulos de dominio de un inmueble.-291.
Tradición de los derechos personales o créditos.
CAPÍTuLO 14.-De la PrescriPción Adquisitiva. . . . . . . . . . . . . . 363
292. Concepto de la prescripción y condiciones de exis-
tencia.-293. Nccionesgenerales aplicables a ambas cla-
ses de prescripción.-294. Renuncia de la prescripción.-
295. Aplicación igual de las reglas relativas a la prescrip-
ción.-296, Reglas generales de la prescripción adquisiti-
va.-297. I. Prescriptibilidad.-298. Ir. Posesión de la
cosa.-· 299. IIl. Posesión no interrumpida.-300. Inte-
rruIcción naturaJ..---301. Interrupción civil.-302. Pres-
cripción adquisitiva ordinaria.-303. Suspensión de la
prescripción ordinaria.-304. Prescripción adquisitiva ex-
traordinaria.-305. Paralelo entre la prescripción adqui-
sitiva ordinaria y la extraordinaria. - 306. Prescripción ad-
quisitiva de los derechos reales. Sus reglas.
CAPÍTULO 15.-De la Poses-Íón........ . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . 384
307. Generalidades.-308. Importancia y utilidad de la
posesión.-309. Cosas susceptibles ce posesi6n.-310. Ele-
mentos constitutivos de la posesión.-31 1. Adquisición y
pérdida de la posesión.-312. Dive."sas clases de pose-
sión.-313. Posesión regular.-314. 1.0 Justo título.-
315. 2.° Buena fe.-316. 3.° Tradicién.-317. Ventajas
de la posesión regular .-318. Posesión i:regular.-Posesio-
nes viciosas.-310. Posesión violenta y clandestina.- 320.
Posesión de buena y de mala fe.-nI. Posesión pro-indí-
,.
ANO

Págs.

viso.-322. Otros caracteres de laposesión.-323. Mera te-


nencia.-324. Precarid.
CAPÍTULO 16.-De las limitaciones del dominio y primeramente
de la proPiedad fiduciaria.......................... 41 t
325. Idea general.-326. Definiciones.-327. Etimología.
328. Constitución dc la propiedad fiduciaria.-Limitaci6n
constitucional y legal.-329. Elementos del fideicomiso.-
330. Cosa materia del fideicomíso.-331. Condición.-
332. Fiduciario.-33 3. Fideicomisario' -334.. Extinción
del fideicomiso.
CAPÍTuLO 17.-Del Usufructo ... ......... , . ... ... .. . .. . .... 425
335. Idea genera1.-336. Definición del usufructo.-337.
Constitución del usufructo.-338. Limitaciones a la cons-
titución del usufructo.-339. Se prohibe constituir dos o
más usufructos sucesivos o alternativos.-340. Caso de
dos o más usufructuarios.-341. Condiciones para la en-
trada del usufructuario al goce de la cosa.-342. Dere-
chos del usufructuario.-343. Disposición de la cosa fruc-
tuaria.-344. Derechos yobligaciones del usufructuario
y de! nudo propietario.-345. Extinción dd usufructo.
CAPÍTULO IS.-De los derecnos de uso y habitación.. . . . . . . . .. 440
346. Definición.-347. Estudio comparativo del usufruc-
to con el uso y la habitación.
CAPÍTULO 19.-De las Servidumbres . . , ................. " . . 443
348. Generalidades.-349. Definición y condición de exis-
tencia de las servídumbres.-350. Caracteres jurídicos de
las servidumbres.- 351. Perpetuas.-352. Indivisibles.-
353. ,Cosas accesorias de un predio.-354. Clasificación de
las servidumbres.-355, Según su objeto.-356. Según sus
caracteres -357. Según su fuente u origen.-358. Servi-
dumbres naturales.--359. Servidumbres legales.-360. De-
marcacÍón.-361. Cerramiento.-362. Tránsito.-363. Me-
dianerÍa.-364. Acueducto.-365'. Luz.-366. Vista.-· 367.
Servidumbres a favor del Estado para los servicios de
556 ALFREDO :l3ARlwS ERRÁZUIUZ

Págs.

Correos, Telégrafos y Teléfonos.-. 368. Servidumbres en


favor de los caminos públicos.-369. Servidumbres rela-
cionadas con las líneas férreas.-370. Servidumbres para
construcción y explotación de instalaciones hidro-eléctri-
cas y líneas de transporte y distribución de energía eléc-
trica.-371. Servidumbres voluntarias.--372. Modo de es-
tablecer estas servidumbres. l. o Por título.-373. 2. o Por
la destinación del padre de familia.-374. 3. 0 Por o
pres-
cripción.-375 4, o Por sentencia de juez en los casos pre-
vistos por las leyes.-- 376. Determinación de los derechos
del predio dominante y de las obligaciones del predio sir-
viente. Manera de ejercer la servidumbre,-377. De la
extinción de la servidumbre.
CAPÍTULO 20.-De las Acciones posesorias. . . . . . . . . . . . . . . . . . 473
378. Características de la acción posesoria.-379. Condi-
ciones comunes a las acciones posesorias.- 380. ¿A quién
competen estas acciones? -- 381. Cosas susceptibles de ac-
ciones posesorias.-382. Requisitos que debe llenar el PO-
seedor. -383. Prueba de la posesión. - 384. Prescripción
de las acciones posesorias.-385. Acciones para conservar
la posesión. -Querella de amparo.-386. Acciones para
recuperar la posesión.-387. Querella de restablecimiento.
-388. De algunas acciones posesorias especiales.-389.
Denuncia de obra nueva.-390. Denuncia de obra ruino-
sa. - 391. Interdictos especiales.-392. Acción posesoria
especial para obtener la neutralización y depuración de
los residuos de los establecimientos industriales.-393.
Aguas de desagües o alcantarillados.
CAPÍTULO 21.-De la Reivindicación . ..........•....... ~ .... 489
394. Generalidades, -'-395. Quién puede reivindicar.-396.
Qué cosas pueden reivindicarse.-397. Contra quién se
puede reivindicar.--- 398. Medidas precautonas durante el
juicio de reivindicación.-399. Prestaciones mutuas.-400.
-Prestaciones del poseedor vencido al reivindicador.-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 557

Págs.

401. Prestaciones del reivindicador al poseedór.-402.


Buena o mala fe del poseedor.-403. Derecho de retención
del poseedor vencido.-404. Injusto detentador.
CAPÍTULo 22.-Del régimen. de las aguas.................. 503
405. Generalidades.-406. Naturaleza jurídica de las aguas.
-407. Clasificación de las aguas atendiendo a su erigen.
408. A) Aguas pluviales.-409. B) Aguas terrestres.-
410. Aguas subterráneas.-411. Aguas superficiaJes.-412.
Aguas deten:das.-413. Lagos. - 414. Fantanos.-415.
Aguas corrientes.-416. Aguasqueccrren ror uncauce ar-
tificial. - 417. Aguas que corren ¡:: or cauces ns tura les .-418.
Aguas que nEleen y mueren en 1.:n3 misma heredad.-
419. Aguas que traspasan les lín~ites de una heredad.-"
420. Mercedes de aguas.-421. Ccn~csión de mercedes
de agua.-422. Limitéción de las mercedes.-423. Unida-
des de medida de las aguas; el re¡;ador.-424. Aprove-
chamiento de las aguas corrientes como fuerza rr.otriz.
-425. D,e las Asociaciones de canalistas.-426. Ley de
Asociaciones de Canalistas, de 9 de Noviembre de 1908,.
-427. Reglamento para la inscripción de los actos y con-
tratos translaticios de dominio de regadores de agua.-
428. Fondo general de res:adfo.-·-429. C) Af,uas maríti-
mas.-430. IV) Clasif.c2cién de lES aguas en cuanto a su
dominio.-431. A) Af,uas inaprepi<Jb:es<-432< B) Afuas
que son bienes m:cionales de wo pÚbJico-433. C) A[uc.s
de dominio privado. -434. D) Azuas dc libre aprovecha-
miento.

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