Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Tomo I - Parte General PDF
Tomo I - Parte General PDF
D ERECH O CIVIL
PRIMER AÑO
SEGÚN EL PROGRAMA APROBADO POR LA FACULTAD
DE DERECHO DE LA UNIVERSIDAD DEL ESTADO
EL AUTOR.
Índice
BIBLIOGRAFIA DEL CODIGO CIVIL CHILENO
REVISTAS
CAPITULO PRIMERO
DEL DERECHO EN GENERAL
NOCIONES PRELIMINARES
11
señalan a los maestros J acabo Ruiz, Reguera Val del amar , Bernardo
de Compostela, Fernando Martínez, Roldán y GarcÍa de Sevilla.
Son estas, simples conjeturas, porque no consta de documento alguno
fehaciente que éstos tuvieran o no parte en la empresa.
Se comenzó a redactar este Código el año 1256 y se publicó el
año 1265, pero no tuvo autoridad legal durante el reinado de don
Alfonso el Sabio, ni en el de sus inmediatos sucesores, porque se
oponía a ello el apego de los pueblos a sus fueros municipales y a sus
antiguas costumbres, muchas de las cuales eran por el mismo Códi-
go, derogadas. El mérito indiscutible de este cuerpo de leyes, el es-
tudio que de ellas se hacía en las Universidades y la estima en que
las tenían los jurisconsultos, contribuyeron a que alegadas en los tri-
bunales, fuesen paulatinamente entrando en las costumbres, fallán-
dose a veces los pleitos con arreglo a ellas. Por fm Alfonso XI, en
su Ordenamiento de Alcalá, el año 1348, declaró en pleno vigor le-
gal las leyes de Partidas, en defecto de los fueros y de las demás
leyes del mismo Ordenamiento, y desde esa época tuvieron las Parti-
das valor de Código general de carácter supletorio, destinado a llenar
los vacíos de las demás leyes.
Se llamó primeramente este Código Libro de las Leyes o Fuero
de las Leyes; pero, por estar dividido en siete partes o partidas,
las que se subdividen en títulos, y estos en leyes, los jurisconsultos
del siglo XIV comenzaron a llamarlo las Partidas o las Leyes de
Partidas, nombre que se generalizó desde el Ordenamiento de Alcalá.
La Partida Primera trata de la ley, del uso, de la costumbre y
del Derecho eclesiástico; la Segunda, del Derecho político o público
y de las Universidades y colegios; la Tercera, del Derecho procesal,
organización de los tribunales y modos de adquirir, conservar y per-
der la propiedad; la Cuarta, de los desposorios y casamientos; la
Quinta, de las obligaciones y contratos y mucha parte del Derecho
comercial, especialmente marítimo: la Sexta, de la sucesión por causa
de muerte; y la Séptima, del Derecho penal.
Este Código es una síntesis de lo mejor que existía en la legisla-
ción de la época. Para su formación se valió el rey, principalmente,
de las Pandectas, con sus comentadores italianos de los siglos XII Y
XIII, del Decreto de Graciano, de las Decretales de los Papas y de
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 31
~-:~--:.
ley, supone que los ciudadanos, obran constreñidos por una autori-
dad superior, a la simple vol~untad indiyidual. . .
3. ) Debe ser una norma gel] eral y permanente.-D~be per g~.ne
s
,
a) Los Tribt.m,a1es de Justicia, 'llamados a aplicar o interpretar
la ley en los casos' _concretos ,sometidos a su conocimiento, no pue-
den hacer en sus fallos declaraciones abstractas de carácter u orden ge-
neral, sino sobre los hechos o situaciones determinadas referentes a
las cuéstiones que ventilan los litigantes, pues las declaraciones de
carácter general sólo' corresponden al 'legislador.
b)' Es tal el alcance de este principio, en el sentido de que un
fallo judicial sólo produce efecto en la causa en que se pronuncia,
que los Tribunales superiores han eliminado de los fundamentos de
una sentencia de primera instancia la referencia o cilaquedicha sen-
tencia hacía de los considerandos dottrmarioscontenfdüs en una sen-
tenciaexpedida por la Corte Suprema, en un recurso dé casación.
En otros términos, la sentencia dictada en un juicio no tiene influen-
cia en otro," por: mucha que sea la analogía que haya entre ambos
Juicios, y aunque emane de un Tribunal de Casación. Su 'rriérito sólo
será ilustrativo para formar la conciencia del tribunal; pero no le
impone obligación alguna, y 'aun el mismo tribunal que dictó la
anterior sentencia puede modificar su opinión y fallar en sentido di-
verso, si lo estima más -ajustadO' a derecho.
c) La sentencia judicial sólo. tiene' fuerza obligatoria respecto
de las persónas que fueron partes en el juicio; pero no es ~enester
que la parte haya intervenido personalmente, bastando al efecto el
hecho de que haya intervenido por medio de su mandatario o re-
presentante legal.
Así, afecta a una persona el fallo dictado en 'un juicio en que
él figuró representado por su curador ad-litem; afecta también a
un heredero el fallo dictado en un juicio seguido y terminado en vida
del testador.,
Pero, el fallo dictado contra uno de varios deudores como he~
rederos del primitivo deudor, causante de aquéllos, no afecta a los
demás "herederos de éste, que no han sido partes en el juicio~
d) Por excefJCi6n, el fallo judieial qt.¡"e declara verdadera o falsa
la legitimidad del hijo, no sólo vale respecto de las persohas que han
iritervenida en' el juicio, sino respecto de todos relativamente a los
efeCtos que, dicha legitimfdad acarrea, y la misma' regla se aplica
al fano que declara verdadera. o falsa una maternidad que ~e impug-
64 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
'*
* *
Siguiendo la tendencia.dé los códigos modernos, el Código Ci,-:il
chileno ha quitado a la costumbre la fuerza de ley. La costumbre,.
dice el arto 2.° no constituye derecho, es decir, ley, sino en .los casos
en que la ley se remite a ella.
5
66 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
=======================================
En esos CRoaS excepcionales, la costumbre viene a tener fuerza
de ley, e.l virtud del mandato expreso del legislador.
La ley se remite a la costumbre en los siguientes casos: en
el artículo 1198, que dice que no se tomarán en cuenta para imputar-
los a la legítima los presentes hechos a un descendiente con ocasión
de su matrimonio, ni otros regalos de costumbre; en el arto 1546 que
dice que los contratos' obligan no sólo a lo que en ellos se expresa si-
no a las cosas que por la costumbre pertenecen a la naturaleza de
esos contratos; en el artículo 1563 que, al tratar de la interpretación
de los contratos, dice que las cláusulas de uso com(ín se presumen,
aunque no se expresen; en el artículo 1823, que al tratar de los
efectos del contrato de compraventa, dice que sin necesidad de esti-
pulación expresa se entiende hacerse a pruebá la venta de todas las
cosas que se acostumbra vender de ese modo; er, el articulo 1940, que
al tratar de la obligación que tiene el arrendatario de hacer las repa-
raciones locativas, dice que se entienden por tales las que según la
costumbre del país son de cargo de los arrendatarios; en el artículo
1944, que al tratar de la obligación del arrendatario de pagar el precio
o renta, dice que a falta de estipulación debe hacerlo conforme a la
costumbre del país; en el artículo ·1951, que al tratar de la espiración
del arrendamiento, dice que si no se ha fijado tiempo para la dura-
ción del arriendo o si no es determinado por el servicio especial a que
se destina la cosa o por la costumbre, ninguna de las partes podrá
hacerlo cesar, sino desahuciando a la otra; en el artículo 1954, que
repite un concepto análogo al antes citado; en el artículo 1986 que
al tratar sobre el tiempo del pago de la renta de arrendamiento de los
prediOS rústicos, .dice que si nada se ha estipulado, se observará la
costumbre del departamento; en el artículo 1987, que al tratar del ser-
vicio de los criados demésticos, se refiere a los términos del con-
trato o a lo establecido p:Jr la cJ0tumbre del país; y en el artículo
1997, que al tratar de los contratos para la confección de una obra
material, dice que si no se ha fijado precio, se presumirá que las par-
tes han convenido en (el· que ordinariamente se paga por la misma
especie de obra.
En materia comercial las costumbres mercantiles tienen mayor
DERECHO _ CIVIL PRIMER
--.11' '
AÑO
-.--
01
continuar
ir atrás
72 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
>1< **
Por regla genera!, no se puede dej ar de aplicar una ley de orden
públicó, o sea, es prohibida su renuncia, porque no mira al solo in-
terés individual del renunciante; ni pueden renunciarse los. derechos
de familia, porque las leyes que otorgan esos derechos son de' orden
público y miran al interés social. Un padre de familia no puede,
pues, renunciar los derechos que como a tal le corresponden.
-No es permitido tampaso.renunciar derechos cuando la renun-
cia puede perjudicar a terceros, v. gr.: a la tasación de la propiedad
embargada en una ejecución, si además del acreedor ejecutante hay
otros acreedores .
.-También carece de valor la renuncia que una'persona haga en
vi9a de 'otra respecto de, la herencia de ésta, porque el derecho de
suceder por causa de muerte a una persona viva, no puede ser ob-
jeto de una donación o contrato, aun cuando intel'vengaél consen-
timiento de 'la misma persona (art. 1463).
53. Interpretación de la ley.-Interpretación, en general, es la
explicación o declaración del sentido de alguna cosa que parece obs-.
cura o dudosa.,
- . Puede haber duda u obscuridad en las leyes, en las
sentencias judiciales, en los contratos, en los testamentos y en los
hechos; 'y así es que tenemos que recurrír con mucha frecuencia a
la interpretación. '
Interpretación de la leyes la determinación de su verdadero sen-
tido o alcance ; o sea, la verdadera y recta inteligencia de la ley,
según la letra y la raz,óD. .
La ley necesita muy a menudo del auxilio de la interpretación,
por la natural imperfección de las obras humanas. Saber la ley, dice
el legislador de las Partidas, 'no es tan solamente' aprender . las letras
de ella, sino su verdadero entendimiento.
La interpretación puede ser por vía de dQctrina, que es la ema-
nada de los jurisconsultos, o por vía de autoridad, que es la emanada
74 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
dencia y armonía; esto es, para penetrar~e bien del espíritu de una
ley, hay que estudiarla toda entera y conocer la trabazón de sus
disposicione~s, porque -el soíoestudio de ¡.lOa parte de .1a ley puede
jnducir fácilmente a error; el histórico,eh el inciso .2._° del artículo
19, que sé refiere a la historiaficledigna" del establecimiento de la
ley;· y el si~~temático.j en el artícul9 22, índiso·2 ..'>" que dice que los pa-
saje:!~obseuros de una ley pueden ilustrar~e por medio de otras leyes,
particularmente si versan sobre el.mismo:asunto, y en el artículo 24,
que nos hace recurrir al espíritu general :de la legislación. ELQrden
de precedencia entre estos elementos es ~l siguiente: 1.0, el RrarrÍa-
tical;- 2.~, eliógíco y el histórico conjuntamente considerados,.a fin
de precisar el verdadero espíritu de la-ley;: y en último lugar el siSte-
mático. Finalmente, a falt~ de todos estos elementos, se recurre a
la equidad natural (art. 24).
EQ4.idad natural es lo mismo que pereeho o justicia natural,
o sea, la-j7tsÚcia según los dictámenes d¿ [a razón natural. En este
sentido, la equidad es el origen y la r~gIa c)e1 derecho escrito.
Otro sentido suele dársele, según lel cual equivale en cierto
modo a la epiqueya y significa la interpr~tación benigna del derecho
escrito, qu.e busca la intención del legisl~dor, en aquellos casos ex-
traordinarios en que la aplicación literal d~ la ley sería contraria a la
equidad natural. En este caso se dice qu~ el juez procede ex IXquo el
¡bono, Nuestro Código ~l1o acepta esta elise ele interpretaciones con-
trarias a la letra de la ley, principalmente cuando el sentido literal
es claro; y §ólQrecurre a la equidad nattiral, a falta.de ley escrita ..
El Código _!}O éiceptª- atrás .reglas de interpretación que las anre-
riores, y los demás principios de interpret~ción no comprendidos en
esas reglas se aplÍ(~arán_ S91.o_ eD cuanto' terigan . cabida dentro de las
Y.~L dichas, rechazándose expressmente el. principi9 de ampllar la ley
favorable y restringir la odiosa (art. 23) ..
La interpretación judicial de las leyes puede consultarse en la Ju-
risprudencia de los tribunaús, es decir, e& l.os fallos expedidos· por
los tribunales de justicia, sobre las dificultades producidas en la
aplicación de las leyes.
-"~ El rol de la Jurispruc1encia es muy importante, p.orque las re-
soluciones que dictan ~ los tribunales, en lit~igios en qu e se discuten la
,
7~ ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
ción inglesa, a esta última edad son mayores. los ingleses y capaces
para ejecutar actos y contratos y obligarse personalmente.
Por el contrario, celebrado en el extranjero un contrato. de
compra-venta de una propiedad raíz ubicada en Chile, para determi-
nar si· hayo no lesión enorme, debe estudiarse el asunto en conformi-
dad a la ley chilena.
Además debe tenerse presente que la capacidad de los chilenos
en el extranjero para ejecutar ciertos actos que hayan de tener efecto
en Chile se rige en todo caso por la ley chilena, como también en 10
relativo al estado de las personas y a las obligaoiones y derechos que
nacen de las relaciones de familia respecto de sus cónyuges y pa-
rientes chilenos. índice
CAPITULO IV
NOCIONES GENERALES SOBRE ALGUNAS MATERIAS DE
7
98 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
~
__ -d-
.
"'.*":'::'.~~-'-:~"'-':-~
, -- --, --
',""'-:"';~ -
l
Oe legitimidad nativa. '
8 ¡eo,ncebidos
antes del matrimo-
~ nio y nacidos en él.
......
t: { )ILegitimados ipso-J'ure Reconocidos
.
como naturales de
&:l Legitimados por ma ambos.
-l . trimonio posterior Legitimados por la inscripción del matrimonio, en el
~ de sus padres. registro civil, o por instrumento público otorga-
do a la fecha del matrimonio o en los treinta
días siguientes.
~ (ReconOCidos por uno solo de sus padres.
8 ~ (Recono~ido~ por ambos padres (éstos quedan legitimados ipso-jure si
...Z l los padres se casan).
ADULTERINOS De hombre casado y mujer soltera, (Simple adulte-
rio civil).
No pueden ser re- De mujer casada y varón soltero, (adulterio civil y
conocidos como delito).
naturales ni le- De hombre casado y mujer casada, (doble adul-
gitimad03. terio civil y delito).
taba casada con otra, salvo que dichas dos personas hayan con-
traído matrimonio putativo que respecto de ellos produzca efectos
civiles (art, 37).
Cometen adulterio civil tanto el hombre casado como la mujer
casada, que tienen relación carnal con otra persona que no es su
mujer o marido: y decimos adulterío civil, porque en materia penal
existe una regla diversa, como luego veremos.
El adulterio civil hace incurrir en graves sanciones al cónyuge
culpable; a) es causal de divorcio perpetuo (art, 21 de la ley de ma-
trimonio civil); b) 'el cónyuge que por su culpa dió motivo al di-
vorcio, pierde el derecho a la herencia intestada del cónyuge inocen-
té y si la sucesión es testamentaria, pierde el derecho a la porción
conyúgal (arts. 994 y 1174); c) el cónyuge inocente podrá revocar
las donaciones que hubiere hecho al culpable, siempre que éste hu-
biere dado causa al divorcio por adulterio, (art. 1n; d} la mujer que
hubiere dado causa al divorcio por adulterio pierde el derecho a los
gananciales, salvo que el juez por razones atenuantes especiales mo-
dere esta pena (arts. 171 y 177), Y pierde también el derecho de nom-
. brar tutor o curador testamentario a sus hijos (art. 358), y queda
inhabilitada para toda tutela o curaduría (art. 497).
Por lo expuesto anteriormente, se ve que la ley sanciona con
más rigor el adulterio de la mujer qúe el del marido. La mujer que
viola la fe conyugal, introduce o se expone a introducir hijos ex-
traños, en casa de su marido y la· violación del pudor supone en
ella la ausencia de otras virtudes,
El adulterio considerado como· aelito, castigado por el código
penal tiene reglas distintas del adulterio civil. El delito de adulte-
rio 10 c.omete la mujer casada que ya.:e con varón que no sea su
marido, y el que yace con ella sabiendo que es casada, aunque des-
pués se declare nulo el matrimonio. El marido no comete delito de
adulterio, sino cuando tuviere manceba dentro de la casa conyugal,
o fuera de ella, con escándalo (arts, 375 y 381 del C. Penal. El deH-
.to oe adulterio es un ir:npedimento para el matrimonio de la mujer
con su co-reo (art, 7 de la ley de matrlmonio civil).
Además el que hubiere sido condenado judicialmente por el de-
lito de adulterio se hace incapaz de suceder como heredero o legatario
110 ALFREDO
_~_-.:-_ _ _
,"- -
BARROS
. .. --- -.
ERRÁZURIZ
...-._"'""""_-'----"'-:~---
--~.-
P_., •• _;='" o
los naturales del mismo padre o madre . .Obsérvese que los hijos le-
gítimos son hermanos naturales de los hijos naturales del mismo
padre o madre. (Art.41).
Veamos algunas aplicaciones que tiene el parentesco entre her-
manos:
a) El hermano legítimo está obligado a dar alimentos a su her-
mano pobre, que no tuviere ascendientes ni descendientes que se ha-
llen con facultades para dárselos. (Arts. 321 y 326).
b) Los hermanos legítimos son llamados a la herencia intestada,
en unión con el cónyuge y los hijos naturales, cuando el difunto np
hubiere dej ado descendientes ni ascendientes legítimos. (Art. 990).
c) Los hermanos naturales son llamados. a la herencia ii1te.<:tada
de un hijo natural, en unión del cónyuge, cuando el difunto no hu~
biere dejado hijos naturales ni padres naturales. (Art. 993).
d) Los hermanos varones del pupilo son llamados a la tutela o
wraduría legítima, en cuarto lugar, a falta de padre, madre y ascen-
dientes. (Art. 367).
8
114 A1.FREbO, BARROS ERRÁZURIZ
-'o n--;--- ..-._.-,,- .-x-..alI"~':-;-: -. t, l' .
dice que e! objeto debe ser no sólo física sino moralmente posible y
que es moralmente imposible el prohibido por las leyes o contrario a
las buenas costumbres o al orden público (art. 1461).
La libertad de las partes para los actos jurídicos tiene, pues, tres
limitaciones importantes:
a) No pueden celebrar un acto contra la prohibición expresa de
la ley.
La sanción de esta limitación de la libertad de las partes está
contemplada en e! arto 10 de! Código Civil, que dice:
«Los actos que prohibe la ley son nulos y de ningún valor; salvo
en cuanto designe expresamente otro efecto que e! de nulidad para
el caso de contravención».
Para que haya prohibición expresa de la ley, no es menester que
el legislador emplee las palabras sacramentales: «~e prohíte»; basta
que aparezca de un modo claro la prohibición. Así, el arto 1796, que
dice: «Es nulo el contrato de venta entre cónyuges no divorciados,
y entre el padre y e! hijo de ~ familia» «importa una probibición ex-
presa y es lo mismo que si dijera: «se prohibe el contrato etc.»,
b) Otra limitación es la, de no celebrar un acto contrario a las
buenas costumbres. Se entiende' que es contrario a las buenas cos-
tumbres un acto que es contrario a la moral cristiana, que es la que
determina cuáles son las buenas y las malas costumbres en los países
civilizados.
Un acto jurídico, que contenga estipulaciones contrarias a la mo-
ral, es doblemente nulo, según nuestra legislación, porque la estipu-
lación inmoral importa un objeto ilícito, (art. 1461) y una causa
ilícita (art. 1467).
c) La otra limitación de la voluntad de las partes consiste en que
no pueden derogar las leyes que interesan al orden público, es decir,
al bienestar social, a la organización necesaria para el funcionamiento
del Estado.
Son muchas las disposiciones legales, que contienen reglas indis-
pensables para la seguridad, moralidad pública, bienestar de las
personas y comodidad de las relaciones económicas y éstas interesan
al orden público, porque miran más al interés general de! Estado, que
al interés particular de los contratantes.
DERECHO CIVIL PRIMER' AÑO 125
Son de orden público todas las leyes del Derecho Público, in-
cluíd~ entre ellas las leyes del Derecho Penal; las leyes relativas a la
organización y buen régimen de la familia, como son, las relativas
al matrimonio, a la sociedad conyugal, a los derechos y deberes de
los cónyuges, de los padres, de los hijos, a la filiación etc.
Por lo que respecta a las leyes que miran al patrimonio, la ma-
yoría de ellas no son de orden público porque sólo miran al interés
privado; pero las que se refieren al régimen de la propiedad raíz, a
la publicidad de las transacciones, al crédito hipotecario y otras aná-
logas, son de orden público, porque son dictadas en atención al interés
general y para resguardar los derechos de terceros.
En materia de contratos, donde las partes tienen amplia liber-
tad, hay sin embargo algunas disposiciones que interesan al orden
público y que no pueden derogarse pore1 convenio de las partes,
como son aquellas que tienden a impedir que un contr.atante abuse
de su superioridad económica en perjuicio del otro para imponerle
condiciones leoninas. Así, no podrían derogar las disposiciones sobre
lesión enorme en la venta de bienes raíces.
Finalmente, los particulares, en sus convenciones, no pueden
derogar las leyes dc protección a los incapaces, porque quedaría bur-
lado el fin que el legislador se propuso al establecerlas.
117. Actos a título gratuito y oneroso; por causa de muerte y
entre vivos.-Los actos a título gratuito' son aquellos que procuran
ventaja auna sola de las partes y que tienen un fin benéfico, por
ejemplo, la donación, el testamento, el préstamo sin interés.
Los actos a título oneroso son aquellos que tienen por objeto la
utilidad de ambos contratantes, gravándose cada uno a beneficio del
otro ..
Los actos por causa de muerte son aquellos por ~ los cuales una
persona dispone de sus bienes para que tal resoluci6n tenga efecto
después de su muerte, y que son revocables hasta ese momento,
v. gr., el testamento, la donación mortis causa.
Los demás actos son entre vivos y producen sus efectos en vida
de sus autores '
118. Condiciones de existencia y validez.-Hay elementos esen-
ciales que deben concurrir en todo acto jurídico y son: 1. Capacidad
126 ALFREDO BARRO~ ERRÁZURIZ
,
Sin embargo, como cada una de!las partes del acto se presenta
aisladamente y se gobierna por reglas ~que le son propias, puede con-
siderarse cada una de esas partes como un acto jurídico aislado, eje-
cutado por una sola voluntad.
No basta que exista la voluntad de celebrar un acto jurídico; es
menester que esa voluntad se declare, es decir, que se manifieste ex-
teriormente.
Esta declaración se hace de ordinario expresamente, esto oes, mani-
festándose verbalmente o por escrito; pero tambien se puede produ-
cir tácitamente, cuando.el interesado obra de tal manera que aparece
cierta su intención jurídica Así la aceptación de una herencia es tá-
cita cuando el heredero ejecuta un acto ,que supone necesariamente
su intención de aceptar y que no hubiera tenido derecho de, ejecutar
siRO en su calidad de heredero (Art, 1241).
121. Caracteres necesarios para la eficacia jurídica de la volun-
tad.-Puede suceder que un actojuridico se haya ejecutado material-
mente y que falte, no obstante, la voluntad de su a~tor, porque ha
procedido inconscientemente. En tal caso, el acto no existe más que
en apariencia: existe en el hecho, pero no en él derecho.
Las causas que' suprimen la voluntad son dos; a) la demencia
. o falta de razón en el autor del acto; b) un error esencial del mismo,
Demencia o privación de razón.-Una persona que es falta de
juicio, por efecto de una causa fisiológica, carece de voluntad jurídi-
camente eficaz. En est;e caso se encuentran los impúberes, los de-
mentes y los sordo-mudos que no puedcn darse a entender por escrito.
Estas personas son incapaces de comprender lo que hacen o de dar a
'conocer claramente su voluntad.
Error esencial.-Puede suceder que una persona en su sano juicio
ejecuta un acto jurídico bajo la influencia de un error tal, que la
voluntad desaparezca. Este error, que impide la formación del acto
jurídico, tiene lugar en dos casos:
1, o El error que recae sobre la especie del acto o contrato que
se ejecuta o celebra, como si una de las partes entendiese empréstito
y la otra donación; y 2. o El error que recae sobre la identidad de la
cosa específica de que se trata, como si en el contrato de venta, el
132 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
" ,
I
el artículo 1698 del Código Civil y 330 del Código de Procedimiento
Civil y son:
mujer que se halle en cinta, hasta pasado cuarenta días después del
alumbramiento.
También castiga el Código Penal al que maliciosamente causare
un aborto (art. 342 y siguientes).
El decreto-ley N. ° 442·, de 6 de abril de 1925, establece diversas
reglas para proteger ampliamente la maternidad obrera, disponien~
do, entre otras cosas, que las obreras durante el período del em,.;
barazo tendrán derecho a un descanso que comprenderá cuarenta
días antes de! alumbramiento y veinte días después y que durante
este tiempo tendrán e! cincuenta por ciento del salario (art. 1.°);
que el estado de embarazo no es causa justa para despedir a una
obrera (art. 2.°); que toda fábrica que ocupe más de veinte obre-
ras tendrá una sala especial para recibir a los hijos de las obreras
durant~ e! primer año de edad (art. 3. o); que las madres dispondrán
de dos porciones de tiempo que en conjunto no excedan de una hora
al día para amamantar a sus hijos (art 4.°) y que toda persona
legalmente capaz puede denunciar a la Dirección de! Trabajo las in-
fracciones de esta ley (art. 8. o).
b) La ley protege los derechos del que está por nacer. El ar-
tículo 77 dice: "Los derechos que se diferirían a la criatura que
está en el vientre materno, si hubiese nacido y viviese, estarán en
suspenso hasta que el nacimiento se efectúe. Y si el nacimiento
constituye un principio de existencia, entrará el recién nacido en
el goce de dichos derechos, como si hubiese existido al tiempo en
que se difirieron. En el caso del articulo 74, inciso segundo (este
inciso se refiere a las criaturas que no han sobrevivido un momen-
to siquiera a la separación), pasarán estos derechos a otras personas,
como si la criatura no hubiese jamás existido».
Este artículo consagra una ficción legal, que hace considerar co-
mo existente a la criatura que está en el vientre materno para el
efecto de dej ar en suspenso los derechos que puedan corresponderle,
hasta saber si se verifica o no el nacimiento con vida. Si se verifi-
ca, la criatura adquirirá y podrá transmitir los derechos que estaban
en suspenso: si no se verifica, nada adquiere y nada puede transmitir,
porque se reputa no haber existido jamás. Es importante tener pre-
sente que es condición esencial para que pueda tener lugar la fic-
DERECHO CIY1L PRIMER A.J.~.O 173
un modo preciso la fecha' que debe: fijar el juez comó día presuntivo
de la muerté; ese día' será el último del primer bienio, contado desde
las últimas noticias,o bien, el día de la acción' de guerra, naufragio
o peligro, si no se ha sabido más de ella después de haberse encon-
trado 'en un accidente de esa especie; y si el 'día del accidente no
fuera enteramente determinado, el juez adoptará un término medio
entre el principio y el fin' de la época ~n que pudo ocurrir el suceso:
5." Que la ley sobre aeronavegaci6n consulta reglas especiales
para el cascrde los tripulantes y pasajeros de aeronaves.
Dice que se reputará flerdida cualquiera aeronave que no apare-
ciere a los 16:s meses de la fecha de las últimas noticias que de ella
se tengan: Expirado ,eSte plazo,. podrá declararse por sentencia el fa-
llecimiento de las personas que se encontraren en la' aeronave.
Corresponderá a la Dirección General de Aeronáutica, declarar
la presunci6n de muerte por desapar~cÍlniento y dirigir a! tribunal
competente los antecedentes del caso. (art. 51 clel Decreto-Ley Sobre
aeronavegaci6n) .
Durante todo este primer período y aún después de pron.unciada
por el juez la declaración, de muerte presunta, el desaparecimiénto
se mirará, como mera ausencia, y cuidarán de los intereses del des-
aparecido sus apoderados o sus representantes' legales. Como se\i"e,
la posesión de los bienes del desaparecido no se altera por este de-
creto y la ley sólo se preocupa de la administracióntle sus'intereses,
raZón por la cual hemos llamado· tahlbién a este primer período, pe-
ríodo de administración.
Hemos. 'dicho que se harán cargo de esta administración los' apo-
derados o representantes legales del desaparecido; por tanto si 'el
ausente era mujer casada, continuará el marido 'en la administraci6n
de sus' intereses; si' era hijo· de familia-o pupilo, -continuará su padre
o su guardador, y si tenía apoderado, tomará éste la administración;
y conviene tener presente que este -es un caso eje excepción delar-
tfculo 2163 del C6digo Civil, que dice que termina el mand~to por
la muerte del mandante. En este caso, aUn después de de'clarada la
muerte presuhta, subsiste el mandato por disposición particular de
la ley. , , ...
Este período de mera ausencia' pu-ede durar ,/: o ~o' añOs, -
180 AlFREDO BARROS ERRÁZURIZ
tinta. Según el artículo 955 del Código Civil, la sucesión de una per-
sona se abre al momento. de su muerte en su último domicilio, yen
eonsecuencia, en caso d,e desaparecimiento, se toma como base para
detennínar los derephos de los herederos, la fecha fijada por el juez
como día presuntivo de la mu~rte, lo cual está también expresa":
mente confirmado en el artículo 85 del Código.
3." Con arreglo al número ,. o del artículo 266 del Código Civil,
se efectúa la emancipación legal del hijo de familia, por el decreto
que da la posesión de los bienes del padre desaparecido. En conse-
cuencia, los herederos presuntivos no podrán gozar del usufructo de
los bienes del hijo que tenía el padre desaparecido.
4.° Finalmente, 'y este es el efecto más importante, el decreto
de que tratamos 'concede a los herederos presuntivos la posesión pro-
visoria de los bienes del desaparecido y hace expirar la'3 funciones
del curador de los derechos del ausente, con arreglo al artículo 491
del. Código Civil, y la de cualquier apoderado o representante legal
que' tenga a su cargo la representación de los bienes.
Hemos dicho que la posesión provisoria es semejante al usufruc-
to. En efecto, los poseedores provisorios son verdaderos usufructua-
rios de los bienes del desaparecido y están sujetos a las mismas obli-
gaciones y limitaciones de éstos, El artículo 89 dice que harán suyos
los respectivos frutos e intereses; en una palabra, les da el usufructo
de los bienes; y los artículos 86 y 89 los obligan a formar inventario
solemne de los bienes o a revisar y rectificar el que exist$, y a pres-
tar caución de conservación y restitución, obligacioneS ambas, im-
puestas también a los usufructuarios por el artículo 775 del Código
Civil.
Debe entenderse lo anterior sin perjuicio de las diferencias que
resultan de la distinta naturaleza de ambas situaciones jurídicas; así
por ejemplo, el usufructo termina necesariamente con la muerte del
usufructuario, en tanto que la posesión provisoria es transmisible a
los herederos del poseedor.
Además del usufructo, los poseedores provisorios tienen la admi-
nistración de todos los bienes del desaparecido y les está encargada
de una manera especial la representación de la sucesión en las accio-
nes y defensas contra terceros (art. 87).
182 ALFREDO BARROS ERRÁZURlZ
personas a que se refiere el nÚmero 2." del artículo 94, corre La pres-
cripción según las' reglas generales, porque siendo su derecho deriva-
do- del desaparecido ya no militan en su favor las razones tan gra-
ves que obran en el caso anterior;
4. a Que en virtud de la rescisión, el desaparecido,
, sus legitirna-
rios habidos durante el desaparecimiento, o el cónyuge, por matri-
monio contraído en la misma época, sólo tienen derecho a recobrar
los bienes en el estado en que se hallaren, subsistiendo las enajenacio-
nes, "hipotecas, etc., de locual se deduce que permitiendo la ley a
los poseedores definitivos gozar como dueños, no responden ni si-
quiera de la culpa lata ni están obligados a devolver el precio que
hubieren percibido de los bienes del desaparecido que hubieren ven-
dido, lo cual es contrario a la equidad y a los preceptos de la gene-
ralidad de los Códigos extranjeros. . .
5. Que los poseedores definitivos, como poseedores de buena fe,
Q
civil para todo lo relativo a los efectos civiles que dicha declara-
ción puede surtir.
Sobre este punto debemos· hacer notar que la historia del esta-
blecimiento del artículo 97 del Código Civil confirma de una ma-
nera expresa lo dicho anteriormente. En efecto, la Comisión Revi-
sora del Código Civil, suprimió del proyecto de Código la frase final
del artículo 97, que daba intervención a la judicatura civil en las
cuestiones sobre la validez o nulidad de la profesión religiosa, p8;ra
dejar su conocimiento en manos de la autoridad eclesiástica por
ser asunto de su única competencia.
Caracteres de la personalidad
Domicilio
173.-Estado Civil
¿-- --
esa declaración produce los efectos señalados en el arto 208 del Códi-
go Civil. Esta calidad se prueba con la partida de la ~nscripción
del matrimonio de los padres en la que conste la referida declara-
ción de legitimación.
El estado civil de padre, madre o hijo natural deberá probarse
por el instrumento' de reconocimiento que al. efecto hayan otorgado
ambos padres o uno de ellos debidamente inscrito en el Registro
Civil, conforme a la ley N.O 4808 Cinc. 2.° del arto 305. La frase «de-
berá probarse» indica que el Código excluye otras pruebas tratán-
dose del estado civil de hijo natural.
El estado civil de hijo ilegítimo
- reconocido espontáneamente por,
una escritura pública se prueba por la copia de la respectiva escri-
tura y el certificado de su inscripción en el Registro Civil (art. 6 de
la ley N.O 4808).
Si el reconocimiento de hijo ilegítimo se hizo espontáneamente
por el padre, por la madre, o por ambos, al efectuar la inscripción
del nacimiento, se prueba con la copia de la correspondiente partida
de inscripción, que contenga la referida declaración; la cual declara-
ci6n sirve de suficiente reconocimiento de hijo ilegitimo, para los
e'rectos del título XIV del libro 1 del Código Civil (arto 32 de la ley
N." 4808)
El estado civil de hijo ilegítimo no reconocido voluntariamente,
que el C6digo permite establecer con el sólo objeto de exigir ali-
mentos (art. 280), se juStifica por medio de las diligencias judiciales
que detalladamente reglamenta el tHulo 14 del libro primero del Có-
digo Civil y la inscripción de la sentencia en el Registro Civil.
Finalmente, hay algunos estados o situaciones especiales, como
las del, emancipado voluntariamente, que se comprueba por medio
del instrU11}ento público de emancipación unido al decreto del juez
que la autoriza, debidamente inscrito en el Registro Civil (art. 265);
y la del habilitado de edad, que, se justifica por la copia del decreto
judicial que la concede, excepto el caso 'del var6n cásado que ha
cumplido 21 años, el cual queda habilitado por el ministerio de la ley,
y que puede.justif1car su condición de habilitado por medio de las
partidas de nacimiento y de matrimonio.
191. Medios supletorios de prueba.-A falta de las partidas o
216 ALFREDO BARROS ERR.ÁZURJZ
eiado sobre estas materias reuna las garantías necesarias, las cuales,
por lo tocante a las personas que deben intervenir en el juicio, se
llenan cuando en la cuestión de paternidad son contradictores el pa-
dre y el hijo y en la cuestión de maternidad el hijo y la madre.
3. ° Que no haya habido colusión en el juicio. Colusión es la
ccnnivencia o arreglo privado de las partes para litigar aparentemente
con el objeto de obtener una declaración judiCial en un sentido falso.
Finalmente, debe tenerse presente la disposicióridel artículo 320,
según la cual «ni prescripción ni fallo alguno, entre cualesquiera
otras personas que se hayan pronunciado, podrá oponerse a quien
se presente como verdadero padre o madr,e del que pasa por hijo de
otros, o como verdadero hijo del padre o madre que le desconoce:>.
Esta disposición prevé el caso posible de que se haya pronunciado un
[a11o judicial que declare como verdadero padre o madre a quien no
lo sea en realidad; y para que ella tenga lugar no importa que el
fallo se haya dictado entre legítimos contradictores, porque precisa-
mente ese es el caso de aplicaCión de este artículo; pues si no se hu-
biese pronunciado entre legítimos contradictores, según las reglas
generales. el fallo dado en esas condiciones no sería inconveniente
para que se entablara un nuevo juicio y resultaría innecesaria la dis-
posicIón que comentamos.
Termina el artículo 320 diciendo que esta reglase entenderá sin
perjuicio de 10 dispuesto en el artículo 284, que dispone que la pater-
nidad sólo puede indagarse por la confesión expresa o tácita del pa-
dre, y en el artículo 288, ineisó 2.°, que añade que no puede intentarse
acción para indagar la maternidad contra ninguna mujer casada:
197. Del nombre y apellido de las personas.-La personalidad
de cada individuo se distingue de las demás por medio del nombre,
el cual se forma por dos elementos: l.0 el apellido de familia o nom-
bre patronímico; y 2.° el nombre propiamente tal, que es el que sir-
ve para individualizar a cada miembro de la familia.
Durante mucho tiempb, entre los pueblos primitivos, el nombre
se compuso de una denominación única e individual para cada per-
sona y así, entre los griegos, hebreos y fenicios, cada individuo
llevaba un solo nombre que se le daba en su nacimiento y que era
diverso del nombre de su padre.
220 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
Fueron los romanes los que establecieron el uso del nombre pa·
tronÍmico. Los miembros de la gens se designaban bajo un mismo
apellido (nomen o gentilitium) y se distinguían unos de otros agre·
gando diver~os apelativos (praenomen: propio a cada individuo). Es-
te sistema prese:1taba la ventaja de hacer a la vez del apellido el sig-
no distintivo ¿el individuo y de la familia, pero, como a In larga
result6 que dentro de una misma familia se alcanzaban los nombres
(praenomen), los romanos agregaron lo que 8e llama el cognomen, o
óea, un calificativo que se basaba en hechos, circunstancias o cuali-
dades peculiares de cada ir.dividuo, con lo que se evitaba la confu-
sión de ¡cersonas. Por ej: Escipicin Emiliano; Escipion Africano,
etc.
El uso del nombre individual y único, reapareció con los bárba-
ros, después de la disolución del Imperio romano de Occidente y se
mantuvo así durante largo tiem¡::o; pero por la fuerza misma de las
cosas y como consecuencia de la limitación de las palabras empleadas
para la designación de las personas, fué necesario precisar la identi-
dad de 103 individuos, indicando su filiaciónn con lo que se volvió
definitiv8mente 81 empleo del apellido hereditario precedido del nom-
bre y en el siglo XI I ya estaba completamente generalizado este
uso.
El hijo de dos personas casadas toma el apellido de su padre.
En la inscripci6n de su nacimiento ante el oficial del Registro Civil,
5e le designa por el nombre y apellido que indique la persona que
requiere la inscripción, la cual ordinariamente es el padre del recién
nacido, la madre o la persona encargada por éstos. Si transcurren
treinta días sin que el padre o madre requieran la inscripci6n, debe-
rán requerirla el pariente más proximo que viviere en la casa, el mé-
dico o partera, el jefe del establecimiento en que haya nacido, la
persona que le h'lya recogido o el administrador de la casa de expó-
sitos, y esas personas indicarán el ncmbre del recién nacido.
El hijo nacido fuera de matrimonio lleva también el apellido de
su padre, siempre que este lo haya reconocido o bien, el apellido de
su madre si sólo esta lo ha reconocido. Si no es reconocido por nin-
guno de sus padres, recibe entonces un nombre y apellido que son
bEREc1-IO CIVIL PRIMER AÑO 221
zón de utilidad pública, calificada por una ley y' en ·este caso previo
pago de la indemnización correspondiente. •.
Estas disposiciones constitúcionales nó' 'se ar'monizarl con los pre-
ceptos del Código Civil, que establecen· para la adquisición, reten-
ción y pérdida de los bienes de las asociaciones, cdndicibnes o reglas
onerosas y muy distintas de las que rigen para los simpleS' particu-
lares, y, principalmente,t con el artículo 556, qué establece que' cae'"
rán en comiso los bienes raíces de las perSonas juddicas', ·cuando pa-
sados cinco años, Gontadosdesde' la fecha en que hubieren adqui-
rido la posesión de ellos, no obtuvÍeren permiso especiai de la legls..
latura para conservarlos ni los hubiesen enajenado,
15
226 ALFREÚO BARROS ERRÁZURIZ
idea, un fin que realizar. Pero este fin no puede llevarse a cabo sino
mediante la existencia de un patrimonio destinado al sostenimiento
de la fundación; si ese patrimonio, debido a la generosidad del fun-
dador, perece, de hecho perece también la fundación, que no podr.ía
mantenerse sin los recursos necesarios (art. 564).
207. Asociaciones que no tienen personalidad jurídica.-Para
que una corporación o fundación que no persigue un fin de lucro si-
no un fin de interés general, tenga personalidad jurídica, es indis-
pensable que se establezca por ley o con la aprobación del Presiden-
te de la República con acuerdo del Consejo de Estado.
Sin estos requisitos, la corporación carece de existencia legal.
Pero como a pesar de carecer de existencia legal esas asociaciones
pueden existir en el hecho, el legislador ha creído necesario contem-
plar esa situación y fijar las reglas aplicables a este caso.
Los efectos que produce la falta de personalidad jurídica de una
asociación son los siguientes:
a) Esa asociacion no existe como persona ante la ley civil, y
en consecuencia carece en absoluto de capacidad para adquirir bie-
nes. El artículo 963 lo establece terminantemente. «Son incapaces
de toda herencia o legado las cofradías, gremios o establecimientos
cualquiera que no sean personas jurídicas». Sólo un caso de excepción
contempla el mismo artículo 963 y es el caso de que la asignación
tuviere por objeto la fundación de una nueva corporación o estable-
cimiento, en cuyo evento podría solicitarse la aprobación legal, y ob-
tenida esta, valdría la asignacion.
b) Faltando la personalidad jurídica exigida por la ley, ésta no
le reconoce el carácter de corporacion sino de una simple comunidad
existente de hecho entre sus miembros.
De aquí se deduce que esa comunidad de hecho no goza de las
ventaj as ni sigue las reglas que respecto de las corporaciones esta-
blece el título 33 del Codigo Civil. sino que se gobierna por las re-
glas del cuasi contrato de comunidad. Los bienes de esa comunidad
pertenecen a sus miembros a prorrata de su interés en ellq, lo que
las distingue esencialmente de las corporaciones.
e) Los actos colectivos de estas asociaciones de hecho obligan a
todos y a cada uno de sus miembros solidariamente; es decir, que ca-
DERECHO cIVIL PRIMER AÑO 243
da uno responde del total (art. 549). Se llaman actos colectivos los
que se ejecutan conforme a los estatutos o ac~erdos de la mayoría
numérica de los socios, sin que dejen de ser colectivos los acto, por~
que algunos miembros no los hayan acordado.
En las corporaciones con personalidad jurídica ocurre lo contra-
rio: las deudas contraídas~por la corporaci6n, en forma legal, no dan
a nadie derecho para demandar, en todo o parte, a ninguno de los
individuos que componen la corporación, ni dan acción sobre los bie-
nes propios de ellos, sino sobre los bienes de la misma. índice
CAP1TULO VIII
DE LOS OBJETOS DEL DERECHO O BIENES
Del patrimonio
SECCIÓN II
Con este fin, el artículo 1830 del Código Civil dispone que en la
venta de una finca se comprenden naturalmente (o sea, aunque no
se exprese) todos los accesorios que, según los artículos 570 y siguien-
tes, se reputan inmuebles.
Hemos dicho que los inmuebles por destinación no lo son por su
naturaleza, sino que se reputan tales por una ficción de derecho;
para distinguir, pues, v. gr., en un edificio, los objetos que son in-
muebles por naturaleza de los que sólo lo son por destinación, basta
aplicar las reglas generales que presiden esta materia. Indudablemen-
te deberán considerarse como inmuebles por naturaleza todos aque-
. Uos objetos que fqrman parte integrante y constitutiva del edificio,
de tal manera que ·sin ellos, el edificio se reputaría incompleto; e in-
muebles por destinación aquellos objetos que, sin formar parte inte-
grante y constitutiva del edificio, reunen las condiciones exigidas
. para la inniovilización.
Esta distinción entre los inmuebles por naturaleza y los inmue-
bles por destinación no carece de importancia práctica. Ambas clases
pertenecen a la categoría de los inmuebles y se rigen, en consecuen-
cia,· por las reglas correspondientes a esta especie de bienes; pero los
inmuebles por destinación no pierden su individualidad, como los in-
muebles por naturaleza, y de aquí que pueda presentarse el caso
de distintos efectos jurídicos según los bienes sean de una u otra es-
pecie. Así, el vendedor que ha entregado materiales de construcción
que se han incorporado al edificio (inmuebles por naturaleza), está
en distinta condición del vendedor que ha entregado animales para el
cultivo de un fundo (inmuebles por destinación), en el caso de resolu-
ción del contrato de venta por falta pe pago del precio. Los materia-
les una vez incorporados al edificio pierden su individualidad y no
podría perseguirse su devolución; en cambio, en el caso de los ani-
males, estos manti"enen su individualidad y podría exigirse su devolv-
ción una vez resuelta la venta.
Para que un objeto mueble pase a ser inmueble por destinación,
es necesario que concurran las siguientes circunstancias:
Lo Existencia de dos objetos, uno mueble y el otro inmueble,
porque el bien mueble sólo puede adqUirir el carácter de inmueble
256 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
L _" ~_ ..... _~ ... <.
SECCIÓN III
-
. rés en ellas a Gobiernos o soberanos extranjeros. Pero ~ esta autori-
zaci6n ha sido suspendida por la ley 42Sf, la cual en cambio facul-
t6 al Presidente de la República para invertir hasta la suma de diez
millones de pesos en efectuar operaciones para comprobar la existen-
cia de petróleo en el país.
Con la dictaCión de la ley 4796, aprobatoria. del nuevo Código
de Minería, que entró en vigencia el 25 de Abril de 1930, el
petróleo ha continuado regido por el sistema de regalía absoluta,
pues el art.. 4. 0 de dicho Código establece ; «No obstante lo dispues~
to en el artículo anterior, el Estado se reserva la explotación de los
depósitos de guano, y de petróleo én estado líquido y gaseoso, ubica-
dos en terrenos ~t: cualquier dominio, y los de nitratos y s.ales análo-
gas y los de yodo y compuestos químicos de estos productos, que se
encuentren en terrenos' del Estado, o nacionales de uso público, o de las
Municipalidades, siempre que sobre ellos en conformidad a las leyes
anteriores, no se hubiere constituído propiedad minera de particu-
lares que estuviere vigente».
237. De la própiedad salitrera.-La propiedad salitrera descansa
sobre bases legales muy diferentes, según la· ubicación de los yaci-
mientos, pues la guerra del Pacífico nos hizo propietarios de los ri-
cos yacimientos de Tarapacá, que pertenecían al Perú; y de los del
Toco y Antofagasta, que formaban parte del territorio boliviano. Hay
pues propiedades de origen peruano; propiedades de origen bolivia-
no; y las hay también de origen chiieno.
1. o Salitreras peruana~ .-Las salitreras peruanas se regían por
las antiguas disposiciones de Minería de Nueva España, que habían
sido dictadas por Carlos I11 en 1783, a pedido de los virreyes del
Perú y México. Ellas concedían el derecho de descubrir y solicitar los
minerales que incompletamente enumeraba y cualesquiera otros fósiles.
que no pertenecían al dueño del suelo, sino que eran objeto de adju-
dicaci6n por parte del Estado. Disponían que la extensi6n que se die-
274 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
plazo para sus sucesores se contará desde la muerte del último. Cuan-
do el autor ~ fuere un cuerpo colegiado, conservará la propiedad de
ella, por el término de cuarenta años, contados desde la fecha de la.
inscripción (Art. 7.°).
La propiedad intelectual de la obra póstuma corresponde a los
herederos del ~utor; pero si a la época del fallecimiento no fuere éste
dueño del original, la propiedad intelectual de la obra, salvo estipula-
ción el1 contrario, corresponderá por mitad al dueño del original y a
los herederos del autor. Lo cual se entiende, sin perjuicio del derecho
del autor o de sus sucesores para disponer entre vivos o por testamen-
to la parte que le corresPonde en la obra inédita (Art.~8. e).
Transcurridos los plazos de duración de la propiedad intelectual,
la obra pasará a ser de propiedad común. (Art. 13).
d) Transmisión y transferencia: La propiedad intelectual pued<:;
transmitirse por testamento' o ab-intestato en conformidad a las reglas
generales; péro transmitida, expira a los veinte años desde el falleci-
miento, como acabamos de verlo anteriormente.
Puede transferirse por acto entre vivos y la transferencia puede
referirse a uno a más de los derechos que ella confiere según el ar-
tículo 1. o de la ley. La transferencia se efectúa por escritura pública
inscrita en el Regis.tro de Propiedad Intelectual, y no conferirá de-
rechos por más tiempo que el que hubiere 'correspondido ál cedente.
La resolución del contráto de transferencia d~berá inscribirse en el
Registro antes citado. (Art. 9.°).
El autor puede también autorizar transitoriamente' a otra per-
sona para usar de una obra de su producción para alguno de los fines
que enumera el artículo 1.0 de la ley, y esa aut,orización deberá
constar por escrito. (Art. 10).
e) Comunidad en la proPiedad intelectual: Hay varios casos de
propiedad intelectual en común, y son:
1.° Tratándose de una obra destinada al canto, la propiedad in-
telectual corresponde en común a los autores de la letra y de la mú-
sica; pero si el autor de la letra no ha hecho constitución previa
de su propiedad o reserva expresa de sus dereqhos, se presume legal-
mente propietario exClusivo al autor de la música. (Art. 3.°).
2. o Cuando dos personas han creado. una obra en común, en
continuar
ir atrás
282 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
precio de tasación, hasta dos mil o hasta cuatro mil hectáreas, según
se encuentren en algunos de los tres casos contemplados más ade-
lante. (Art. 8.°).
El mismo derecho podrán hacer valer, en el plazo de dos años,
contados desde la vigencia de la ley N.O 4510, de 28 de Diciembre
de 1928, los que teniendo títulos de dominio no se consideraron con
derecho para solicitar del Gobierno el reconocimiento de su validez,
(Inciso 2.° del arto 4.°),
II I. Los que ocupen y cultiven tierras fiscales de las cuales han
entrado en tenencia directa antes del 1, o de Enero de 1921, podrán
solicitar, dentro de los dos primeros años de vigencia de la citada ley
N. o 4510, título gratuito de dominio hasta de ci",n hectáreas por
cada ocupante mayor de 20 años y hasta veinte hectáreas más por
cada hijo vivo, (Arts, 12, 13 Y 14),
IV, Los que ocupen materialmente, desde diez años por lo me-
nos, cualquiera extensión de terreno fiscal, acrediten haber pagado
la contribución correspondiente durante ese tiempo y hayan efectuado
trabajos en la forma que determine el Reglamento, tendrán derecho
para pedir, dentro del mismo plazo del número anterior y siempre
que el predio hubiere figurado en el Rol de Avalúos, que el Estado
les venda las tierras que ocupan, hasta la cantidad máxima de dos
mil hectáreas, Dentro de esta cabida el ocupante sólo podrá tener
derecho a que el Estado le venda hasta mil hectáreas de terreno
clasificado como agrícola por el Departamento de Tierras y Coloni-
zación.
Podrá agregarse a la ocupación del solicitante la de las personas
de quienes éste la haya adquirido por acto entre vivos o por sucesión
por causa de muerte, (Art. 16).
V. Las personas que además de los requisitos del número ante-
rior, tienen título inscrito por más de diez años, tendrán derecho a
qUe el Estado les venda las tierras que ocupen hasta la extensión
máxima de cuatro mil hectáreas, sin limitación respecto a la calidad
de los suelos. (Art, 18),
El precio de venta será fijado en cada caso particular tomando
como base la tasación que practique el Departamento de Tierras y
Colonización, los años de ocupación del interesado, la antigüedad y
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 293'
* **
Conviene también tomar nota de las siguientes disposiciones
generales que tienen gran impClrtancia;
Los derechos que confiere esta ley no sólo pueden ser ejercita-
dos por los que tengan títulos exclusivos de dominio, sinJ también por
por un comunero que tenga una cuota determinada o' acciones y de-
rechos sobre un inmueble con deslindes determinados. (Art. 24).
Los títulos originarios de acciones y derechos sobre inmuebles con
deslindes determinados serán reconocidos por el Presidente de la Re-
pública como válidos, cuando dichos títulos se encuentren ~ compren'
didos en algunos de los casos indicados en los números 1. ~... 2. o y). o
del artículo 7. 0 de la ley, y siempre que el que los invoque acredi-
te que el terreno a cuyo domipio se cree con derecho, en virtud de
aquel título originario, lo posee materialmente desde diez años a lo
294 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
de una náción por las leyes de ésta, y entre distintas naciones, por
el Derecho Internacional. (Art. 585).
Con el desarrollo que ha adquirido la aeronavegación, tiene mu-
. cha importancia: lo relativo a la soberanía del espacio atmosférico y
a su reglamentación.
El decreto ley N. o 675, de Noviembre de 1925, dispone éntre
otras cosas:
Soberanía del esjJacio atmosférico.-El Estado ejercerá plena y
exclusiva soberanía sobre el espacio atmosférico existente sobre su
territorio y sus aguas jurisdiccionales (Convención Internacional,
de 1;3 de Octubre de 1919, ce'lebrada en París. (Art. 17).
Návegación de aeronave~:-La navegación de las aeronaves chile-
nas será libre, pero. quedará sometida a las disposiciones de la pre-
sente ley 'y a los reglamentos correspondientes.
, La navegación de las aeronaves extranjeras, tanto públicas como
.privadas, se ceñirá, además, a las normas establecidas en los conve-
nios internacionales.
Ninguna aeronave que no jJos.ea nacionalidad determinada, podrá
circular sobre el territorio o aguas jurisdiccionales de la República,
sin autorización. (Ar~s. 18 y 19).
Aeronavegación Comercial.-No podrán dedicarse a la aeronave-
gación comercial; 1.° Las aer:maves que no h~yan sido matricula-
das; 2." Las que no sean visitadas, reconocidas y declaradas en
buen estado para la navegación por peritos nombrados por la au-
toridad competente; y 3',0 Cuando el personal que las tripule no es-
300 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
casos determinados por la' ley, y todos aquellos que las leyes decla-
ran como de propiedad del Fisco, materia sobre la c\.lalnos referi-
mos al Derecho Administrativo. .
Las minas, cuyo dominio 'atribuye la ley al Estado, se encuentran
en una condición especial, que no permité clasificarlas ni como bienes
nacionales de uso público, ya que su uso no corresponde ~ todos, ni
como bienes fiscales, porque e! Estado que 'carece de ,la facultad de
explotarlas o enajenarlas, no tiene el dominio útil de ellas, como su-
cede en los demás bienes fiscales que forman la propiedad privada
del Estado: :
246. Uso y goce de los bienes nacionales de uso públieo.-.Los
particulares tienen la libre ~isposíción de los bienes de su dominio
privado; su uso y goce es arbitrario y no está suj eto a restricción
alguna, salvo casos excepcionales en que su interés esté· en pugna
con las conveniencias sociales o el derecho ajeno; pero, no ocurre lo
mismo con el uso y goce que tienen los particulares en los bietles na-
cionales de uso público. El orden' social exige, en garantía del in-_
terés mismo de los individuos, que ese uso y goce sean reglamentados
por la ley o por las ordenanzas. En rigor, esa reglamentación no co-
rresponde al Derecho Civil qt,lé, siendo ,una rama del Derecho Pri-
vado, sólo estudia la propiedad en cuanto sujet~ al dominio par:"
ticular; ese" estudio ts más propio del Derecho Público o Ad-
ministrativo. No obstante, el Código contiene algunos preceptos fun-
damentales que' reglamentan ese uso y goce, pero 'cuida de refeiirsé,
en esta parte, de un modo especial, a ,las ordenanzas generales o lo-
cales que sobre la materia se .promulguen. Se llaman ordenanzas ge-
nerales lasque dicta e! Presidente de la República en uso de la fa-
cultad que le confiere la Constitución Política y que tienen aplica-
ción en todo el territorio del país. Ordenanzas locales son las que
dicta cada Municipalidad dentro de su respectivo territorio con arre'"
glo a la ley orgánica de! ramo; entendiéndose por ordenanzas locales
únicamente aquellas de general aplicación que impongl:tn la pena
hasta de doscientos pesos de multa (N.O 2 del arto 49 del Decreto
Ley N.O 740 de 15 de Diciembre de 1925). (1)
( 1) La nueva Constituci6n contempla en su artículo' i 00 las Ordenanzas pro-
vinciales dictadas por la Asamblea provincial. ',
308 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
Esta' disposición tiene por objeto evitar los contrabandos, pues sería
imposible hacer efectiva una vigilancia sobre todos los parajes de la
playa;
e) Las personas que hubieren 'adquirido un derecho sobre ríos,
lagos o islas, antes de la promulgación de este Cóqigo, lo conserya-
rán, no obstante las disposiciones anteriores, pues la ley no tiene
efecto retroactivo y respeta, en todo caso, los derechos adquiridos.
247. Inspección de Bienes Nacionales.-Patrimonio del Estado.
El Decreto-Ley N. o 315, de 11 de Marzo de 1925, creó la oficina
denominada Inspección de Bienes Nacionales, que tiene a su cargo la
conservación y supervigilancia de todos los bienes muebles o inmue-
bles que forman el patrimonip del Estado.
El mismo Decreto-Ley dispone que toda solicitud en que se pi;..
da el arrendamiento o el uso de .algunos terrenos baldíos' de
propiedad del Estado, playa, muelle, aguada o merced de agua,
será presentada al Góbernador del Departamento en que se encuentre '
ubicado el predio y dirigida al Inspector de Bienes Nacionales, el
que estudiará la solicitud y la elevl'lrá informada al Ministerio corres-
pondiente. (Arts. 7.° y 8. 0 ) .
kas concesiones, usos o arrendamientos se otorgarán por un pla-
zo G),ue no exceda de cinco años, si se tratare de bienes urbanos y de
nueve años, si se refieren a bienes rurales, pudiendo renovarse unas
y otras en favor del mismo usuario o. arrendatario; pero el Gobierno
podrá fijar otro plazo, si se tratare de empresas o usos industriales,
que por su naturaleza exijan mayor duración. La concesión no será
válida si no se inscribiere en el respectivo registro de la Inspección
de Bienes Nacionales. (Arts. 10, 11 y 12). La renta de arrendamien-
to no será inferior al 8% anual del valor de tasación de los bienes.
(Art. 17). Toda concesión pagará un impuesto especial.
El denuncio de bienes que corresponden al Estado, deberá ha-
cerse ante la Inspección de Bienes Nacionales, acompañando todos
los antecedentes del caso que permitan al Fisco entablar la demanda.
El Gobierno podrá conceder una remuneración que' no exceda
del veinticinco por ciento del valor de dichos bienes, y que se pagará
una vez recuperados, a los que suministren datos o antecedentes que
310 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
sean útiles para que el Fisco adquiera o recupere esos bienes. (Arts.
13 y 14).
248. Caminos públicos y cáminos particulares.-La ley N. o 4851,
de 11 de Marzo de 1930, dice que son caminos particulares los que
declara tales el artículo 592 del Código Civil, es decir, los construí-
dos a expensas de personas particulares en tierras que les pertenecen,
aunque los dueños permitan su uso y goce a todos.
Los demás son caminos públicos, los cuales se dividen en: a) ca-
minos internacionales; b) caminos nacionales, y c) caminos regionales.
Los caminos nacionales se subdividen en dos clases, a saber:
1. o Los que unen directamente entre sí las capitales de provin-
cia y las vías fluviales navegables por embarcaciones de más de cin-
cuenta toneladas; y
2. o Los que comunican las capitales de provincia a los puertos
de navegación y a los habilitados de .cordillera de primera clase y las
demás vías fluviales no comprendidas en el número anterior.
Se llaman caminos regionales los que no son ni internacionales ni
nacionales.
También se consideran como caminos públicos las vías señala-
das como tales en los planos oficiales de los terrenos transferidos por
el Estado a particulares, incluídos 10& concedidos a indígenas; y las
calles designadas por la Junta Departamental, que se utilicen para
atravesar las ciudades situadas sobre los caminos públicos. (Arts. l. °
y 2.°).
Todo camino que esté o hubiera estado en uso público, se presu-
mirá público en todo el ancho que tenga o haya tenido, y la autori-
dad administrativa ordenará su reapertura o ensanche en caso de ha-
ber sido cerrado o modificado, cualquiera que sea el tiempo durante
el cual el camino haya permanecido total o parcialmente substraído
al uso público. Esta disposición no excluye el derecho del particular
para reclamar judicialmente su dominio. (Art. 5. o).
249. Policía de caminos.-Cruc~s de los nu~vos caminos y la vía fé-
rrea.-Servidumbres. Corresponde al Presidente de la República regla-
mentar el tránsito por los caminos públicos, la concesión de permisos
para ocuparlos con vías férreas y la plantación de árboles en los es-
pacios laterales o en los terrenos adyacentes hasta una distancia de
DERECHO CIVIl. PRIMER AÑO 311
rra es una situación de lucha entre dos estados y que, por 10 tanto,
la propiedad de los particulares debe, en general, ser respetada.
La declaración de París, de 16 de Abril de 1856, a la cual han
adherido la mayor parte de los países, proclamó la abolición del cor-
so, o se!;!, suprimió la intervención de los particulares que auxiliaban
al Estado en la_xealización de la guerra marítima. Las naciones civi-
lizadas han conservado el derecho de presa, que es la facultad que
tienen los Estados beligerantes de capturar por medio de S1JS escua,..
dras los navíos de comercio que llevan pabellón enemigo.
Nuestro Código considera la captura bélica como un caso -de ocu-
pación; pero es menester tener presente que, jurídicamente hablando,
no es un caso de verdadera ocupación, tanto por tratarse de cosas
que tienen dueño, corno porque la toma de posesión se efectúa por
la fuerza, 10 que es contrario a la noción de derecho. Dijimos ante-
riormente que esto proviene de una ficción reconocida desde antiguo
. por el Derecho de Gentes, que· considera como res nulltus la propie-
dad del enemigo en tiempo de guerra ..
o
todavía a la cosa que los produce; percibidos cuando han sido sepa-
rados de la cosa productiva; y consumidos cuando se han consumi-
do verdaderamente o se han enajenado.
Los frutos civiles se llaman pendientes mientra se deben; y per-
cibidos, desde que se cobran, debiendo tenerse presente que la pala-
bra cobran que emplea el Código en este caso, equivale a pago o per-
cepción y no, como pudiera erróneamente creerse, a la simple de-
manda de pago.
Esta clasificación de los frutos tiene suma importancia para fijar
el momento en que se efectúa la adquisición de ellos; la adquisición
de los frutos naturales se opera por la percepción que de ellos hace
el dueño o usufructuario o poseedor, según el caso; y las frutos civi-
les se adquieren día a día. Así, constituído usufructo sobre un fundo,
e! propietario puede retener para sí todos los frutos naturales perci-
bidos, o sea, recogidos antes de! momento en que comienza e! usu-
fructo, aunque no estén consumidos; pero no tiene derecho alguno
sobre los frutos pendientes al tiempo de deferirse e! usufructo, los
cuales corresponden al usufructuario. Así también, si e! fundo, obje-
to del usufructo, estaba arrendado, la renta que, como ya hemos di-
cho, es un fruto civil del fundo, pertenecerá al propietario hasta el
mismo día en que se defiera el usufruc,to, y desde ese día en adelante
corresponderá al usufructuario, etc.
Tanto los frutos naturales como los civiles pertenecen al dueño
de la cosa; en su percepción consiste el goce, q1,le es una de las fa-
cultades inherent-es al dominio.
Este principio sufre excepción cuando por la ley o por un hecho
del hombre se ha constituído derecho sobre los frutos a favor de otra
persona que el dueño. En efecto, siendo la libre disposición de la
cosa un atributo esencial del dominio, puede su dueño constituir a
favor de otra persona un derecho de goce, sea bajo la forma de un
derecho real, como ocurre en el usufructo, sea bajo la forma de un
simple derecho personal, como ocurre en el arrendamiento. Constituí-
do el derecho de goce, los frutos corresponderán al usufructuario o al
arrendatario, según los casos, y sin perjuicio de sus obligaciones a
favor del propietario, que en el caso del arrendamiento, es acreecor
de la renta convenida, que es un fruto civil de la cosa.
DERECHO 'CIVIL PRIMER AÑO 327
•
o a uh mandatario, se entiende hecha a favor del adquirente. que es .
el que obtiene el dommio por la tradición. (Arts. 670 y 671, inciso 4. o)
272. 2. o . Consentimiento de las partes.-La tradición es un acto
jurídico y como tal, es un acto voluntario de las partes que en él
intervienen; ellas deben prestar su consentimiento, ya compareciendo
personalmente al acto, ya por medio de sus representantes, que de-
sempeñan el papel de intermediarios. Si .la tradición se efectuó sin la
voluntad de las partes, puede validarse posterior y retroactivamente
por la ratificación de ellas o de sus representantes debidamente auto-
rizados (672 y 673). El consentimiento de las partes o de sus manda-
tarios o representantes legales, debe versar sobre la cosa, objeto de la
tradición, sobre la persona a quien se hace la entrega y sobre el tí-
tulo o causa de la entrega. Si hay error sQbre cualquiera de estas
cosas, es inválida la tradición. El error en el título invalida la tradi-
ción, sea cuando una sola de las partes supone un título traslaticio
de dominio, sea cuando por las dos partes se suponen títulos traslati-
cios de dominio, pero diferentes. (Art. 676 y 677).
273. 3. o Título traslaticio ·de dominio.-Toda tradición exige un
título o causa remota de la adquisición y ese título debe ser:
a) Traslaticio de dominio, o sea, de aquellos 'que por su natura-
leza sirven para transferirlo, como son la tompra-venta, la permuta,
la donación entre vivos, el mutuo, la transacción cuando transfiere la
propiedad de un objeto no disputado. No sirven, como antece-
dentes de una tradición, que es modo de adquirir el dominio, los títu-
los de mera tenencia, que por su naturaleza son precarios, porque la
persona a quien se entrega la cosa en virtud de un título de esa es-
pecie reconoce dominio ajeno, como ocurre en el caso del arréndata-
rio, depositario, comodatario, acreedor prendario, secuestre, (etc.)
b) Válido respecto de la persona a quien se confiere. Hay casos
en que la ley prohibe, por razones de in.terés sJeial, la celebración de
un contrato entre ciertas personas. Así, la ley no acepta la donación
irrevocable entre cónyug:;s; con arreglo al artículo 113 7 del Código,
las donaciones que entre ellos se hicieren pueden siempre revocarse.
La ley prohibe también el contrato de venta entre cónyuges no di-
vorciados y entre el padre y el hiio de familia (art. 1796). los con-
340 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
•
tratos entre las referidas personas comprendidas en una prohibición
legal no servirían de título válido para una tradición.
Pero, celebrado válidamente el contrato y cumplidas todas las
solemnidades que en ciertos casos exige la ley, dicho contrato sirve de
título o de causa remota de la adquisición y cQnfiere al acreedor un
derecho personal para exigir del deudor la tradición de todo aquello
que se deba, desde que no haya plazo pendiente para su pago; salvo
que intervenga decreto judicial en contrario. (Art. 681).
Así, celebrado el contrato de compra-venta, tiene el vendedor
la obligación de entregar la cosa vendida, inmediatamente después
del contrato o a la época prefijada en él; pero si después del contrato
y antes de la entrega, hubiere menguado considerablemente la for-
tuna del comprador, de modo que el vendedor se halle en pe ligo in-
minente de perder el precio, no 'Se podrá exigir la entrega aunque ~e
haya estipulado plazo para el pago del precio, sino pagando o ase-
gurando el pago. (Art. 1826).
274. Efectos de la tradici6n.-Por la tradición sólo pueden ums-
ferirse al adquirente los derechos transmisibles que tenía el tradente
sobre la cosa; -de manera que para determinar los efectos que pro-
duce la tradición, es menester estudiar los distintos casos que pue-
den presentarse, ya que por • la tradición el adquirente recibe la co~a
con todas sus calidades y vicios.
a) Si el tradente es dueño de la cosa cuya tradición se trata, la
tradicici6n transfiere el dominio y desempeña en este caso su verda-
dero papel de modo de adquirir. Como la regla general es que 103
actos jurídicos sean puros o simples, es decir, exentos de modalida-
des, la adquisición del dominio será pura y simple, sin condición al-
guna, salvo que expresamente se establezca otra cosa (art. 680).
b) Si el tradente no es dueño de la cosa, sino poseedor regu'ar, o
sea, poseedor con justo título y buena fe, la tradición no transfiere
el dominio, pero puede transferir la calidad de poseedor regular. En
este caso, el justo título que regularizaba la posesión del antecesor o
tradente sirve también para que el sucesor o adquirente pueda con-
sumar la prescripción ya iniciada; computando el tiempo poseído por
su antecesor, con arre-glo al artículo 717.
e) Si el tradente no era dueño ni poseedor regular sino un sim-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 34!
Repertorio es un libro que tiene por objeto tomar razón de todos los
títulos o documentos que se presehtan al Conservador, sin excepción
alguna, sea que deban o no inscribirse, bajo una serie general de nú-
meros y siguiendo estrictamente el orden en que se presentan los
títulos. La toma de razón en este libro se llama Anotación, y el Con-
servador está obligado a hacerla en todo caso, aunque la inscripción
sea legalmenv.:: inadmisible. Esta anotación es de necesidad absoluta,
para no dej ar en manos del Conservador la suerte de una inscripci6n,
y dura sólo dos meses desde su fecha, si no se convirtiere en inscrip-
ción.
Si se convirtiere en inscripción, ésta surtirá sus efectos desde la
fe~ha de la anotación, lo cual contribuye a demostrar la importancia
de la anotación.
No puede haber inscripción sin anotación previa, pero puede
haber anotación sin que después resulte una inscripción, cuando los
defectos de que adolecía el título no podían subsanarse.
En resumen, el Repertorio es un libro necesario para el meca-
nismo interno de la oficina del Conservador y que presta verdadera
utilidad; pero su importancia no puede comparar2e con la de los Re-
gistros, que son los libros donde se asientan las in::crifJciones destina-
das a surtir los defectos que les atribuye la ley. Estos tres libros
denominados Registros, en los cuales se inscriben los títulos que se
presentan al Conservador, debidamente clasificados, constituyen lo
que la ley llama Registro Conservatorio de Bienes Raíces.
Estudiaremos los títulos que deben, los que pueden inscribirse y
el Registro en que corresponde la inscripción de cada uno de ellos.
280. Títulos que deben inscribirse.-a) Todas las traslaciones
o adquisiciones del dominio de los bienes raíces, comprendiéndose
bajo esas designaciones las transferencias por acto entre vivos, en
que la inscripción des;::mpeña el papel de tradición, las transmisiones
en virtud de la sucesión por causa de muerte que exigen diversas ins-
cripciones y además las adquisiciones por prescripción, en las cuales
sirve de título la sentencia ejecutoriada que declara adquirido el do-
minio por esa causa:
b) Todos los títulos de los derechos reales de usufructo, uso o
habitación que afecten bienes raíces. Si se trata de la constitución
bERECHÓ CIViL PRIMER AÑO 349
hay que exhibir además copia del decreto de posesión ef~ctiva y del
certificado de su inscripción en el departamento donde se pronunció.
c) Verificada la partición de la herencia, hay que inscribir el
acto de partición de cada inmueble o de una parte del inmueble, que
debe constar en una escritura pública de adjudicación, en el depar-
tamento o departamentos a que por su .situación corresponda dicho
inmueble o parte (art. 687, inciso 3.°, y N.O 3 del arto 688). En este
caso, el acto de partición viene a completar o a declarar el modo de
adquirir, que es la s~cesión por causa de muerte; en efecto, el here-
. dero adquiere el dominio el día de la muerte del testador, en que se
le defiere la herencia por el ministerio de la ley; pero si hay varios
herederos, ese dominio que todos tienen proindiviso no queda decla-
rado o precisado hasta el momento en que se efectúa la partie;ión.
Efectuada ésta, queda debidamente declarado el dominio de cada
heredero y se reputará que cada uno ha sucedido inmediata yexclu-
siramente al difunto en todos los efectos que le hubieren cabido, y
que no ha tenido jamás'parte alguna en los otros efectos de la suce-
sión. (Art. 1344).
3. o Los decretos de interdicción, los que prohiben o limitan de
una manera general el derecho de enajenar' y los demás Que no se
contraigan a determinado inmueble, se inscribirán en el departamento
donde tenga su domicilio la persona sobre quien recae el decreto o
prohibición, y en el departamento o departamentos donde estén situa-
dos los inmuebles comprendidos en la prohibición o limitación. Si la
prohibición o limitación recayere sobre un inmueble determinado, la
inscripción deberá hacerse en el departamento donde estuviere situa-
do el inmueble;
4. o Para llevar a efecto la inscripción se exhibirá al Conservador
coPia auténtica del título respéctivo o de~ decreto judicial correspon-
diente, cuando se trate de un embargo, cesión de bienes, secuestro u
otro impedimento legal para enajenar un inmueble. En este último
.caso, el decreto judicial deberá ir acompañado de un certificado del
secretario, que acredite ser ejecutorio;
5. o La inscripción podrá solicitarse por el mismo interesado Q por
su mandatario o representante legal; si la inscripción tiene por 'objeto
transferir el dominio de un inmueble o de un derecho real, el manda~
35·j, ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
las personas pueden renunciar los derechos que miran a su solo in-
terés privado. .
El que renuncia una prescripción ya cumplida, omite el servirse
de .ll,ll medio que la ley pone a~8U disposición para hacerse propieta-
rio de la cosa; pero como todavía no había hecho valer ese modo de
adquirir, que es indispensable alegar, según 10 diché anteriormente,
resulta que la renuncia de la prescripción, aunque por sus resultados
prácticos se asemeja a la enajenación, no es propiamente uf].a ena-
jenación, porque todavía el renunciante no era dueño de la COSfL
Esta semejanza de la renuncia con la enajenación es el motivo
por el cual la 'ley exige que sólo pueda renunciar la prescripción el
que puede enajenar (Art. 2495). •
La renuncia dE:., la prescripción, hecha por el principal deudor, no
puede, en ningún caso, perjudicar al fiador, (art. 2496), con arreglo
al prÚ1cipio general de que puede renunciarse un bien propio que
mire sólo al interés individual del renunciante,' pero sin que esta
renuncia afecte a un. tercero, a quien no flodría privarse sin su con-
sentimiento de este beneficio establecido por la ley.
295. AplicaciÓn igual de las reglas relativas a la prescripción.-
Las reglas antiguas establecían el privilegio especial de gozar de una
prescripción de largo tiempo, de. cuarenta y hasta de cien años, a
favor de la Iglesia, el Estado y corporaciones, etc., yen contra de los
que prescribían sus bienes. Nuestro Derecho ha suprimido estos pri-
vilegios, estableciendo reglas generales igualmente aplicables a favor
y en contra de! Estado, de las Iglesias, de las Municipalidades, dé
los establecimientos y corporaciones nacionales y de los individuos
particulares que tienen la libre administración de lo suyo (art. 2497),
y ha fij ado el plazo más largo de prescripción en un término de 30
años, que es el fijado para la prescripción extraordinaria.
296. Reglas generales de la prescripción adquisitiva•.-Estu¡:lia-
remos primeramente la prescripción adquisitiva considerada en gene-
ral, para ocuparnos después de las reglas particulares de la ordina-
ria y de la extraordinaria, de las. diferencias que hay entre ellas y
de las reglas especiales de presciipción de algunos derechos reales.
Siendo la prescripción un modo de adquirir las cosas ajenas, sin
!a voluntad del dueño anterior, debemos clasificarla. necesariamente
24
366 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
Son imprescriptibles:
a) las cosas propias, cuyo dominio nadie discute, porque la pres-
cripción es un modo especial para adquirir el dominio de las cosas
aj3r¡a~, y no puede ganarse por prescripción un dominio que ya se
tiene adquirido por otros medios y que no ha sido puesto en tela de
juicio. Desde el momento en que otra persona se pretenda dueño, na-
da impide que el poseedor, aunque haya adquirido realmente el do-
minio de la cosa por otros modos de adquirir, alegue también a su
favor, y a mayor abundamiento, la prescripción adquisitiva, que ven-
dría a enervar la demanda del reivindicador, aun en el caso que no
se considerara que tenía adquirido el dominio por otro modo.
b) las cosas ir.determinadas, como un caballo, una casa, porque
el dominio y los derechos reales que se pueden adquirir por la pres-
cripción, sólo existen respecto de cosas individualmente determinadas;
y la posesión, que es e! requisito para ganarla, es la tenencia, con
ánimo de dueño, de una cosa determinada. (Art. 700).
e) los derechos personales o créditos, por9ue ellos nacen solamente
de los contratos, los cuasi-contratos, los delitos, los cuasi-delitos y la
ley. (art. 1437). Aunque una persona se haya considerado durante
muchos años acreedor de otra, no adquirirá por prescripción esa ca-
lidad de acreedor, cualquiera que sea el tiempo transcurrido, si no
acredita la existencia de alguna de las fuentes antes indicadas, únicas
capaces de dar origen a los derechos personales.
d) los derechos reales, que están especialmente exceptuados (art.
2498). La regla general es que los derechos reales son prescriptibles,
pero hay algunos especialmente exceptuados y son los que se refieren
a las servidumbres discontinuas de todas clases y a las servidumbres
continuas in aparentes , que sólo pueden adquirirse por medio de un
título; ni aun el goce inmemorial bastará para constituirlas. (Art. 882).
Considera la ley que la posesión de una servidumbre discontinua,
que se ejerce a intervalos más o menos largos y que supone en cada
caso un hecho del hombre, y la posesión continua, de una servidum-
bre inaparente, que no está permanentemente a la vista y no se
conoce por una señal exterior, no tienen la suficiente fuerza para
dar vida a una prescripción adquiSitiva, pues en el primer caso puede
tratarse de actos de mera tolerancia de parte de! dueño y en el se-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 369
DE LA POSESION
sidera como títulos a ciertos actos que son sólo declarativos o com-
plemento de un modo de adquirir anterior, como luego veremos.
El justo título es constitutivo, traslaticio o declaratiyo de do-
minio.
Son constitutivos de dominio y por consiguiente se confunden
con el modo de adquirir, la ocupación, la accesión y la prescripción;
y se llaman constitutivos, porque, o crean un derecho que no existía,
o en los casos en que al parecer lo transfieren, no es por voluntad del
dueño anterior, cuyo derecho caducó, sino por el ministerio de la ley.
En la prescripción ordinaria, por ejemplo, el título o contrato
que sirve de base a la posesión regular, no es título de dominio sino
de simple posesión; el de dominio existiría por el hecho de haber
prescrito, en e! momento mismo de adquirir.
Son traslaticios de dominio los que por su naturaleza sirven para
transferirlo, comJ la venta, la permuta, la donación entre vivos, la
transacci6n en cuanto transfiere la propiedad de un objeto no dispu-
tado y el mutuo
Son declarativos de dominio la sentencias de adjudicación en
juicios divisorios y los actos legales de partición. Estos títulos, que
llamamos declarativos de dominio, no son propiamente títulos en el
sentido de causa de la adquisición de un derecho, porque, si se trata
de la división de una herencia, la causa legal de la adquisición del
heredero adjudicatario es la sucesión por causa de muerte, que es
modo de adquirir el dominio, y si se trata de la división de una C'J-
munidad, la causa de la adquisición de! comunero a quien se le adju-
dica la especie poseída proindiviso será la misma que correspondía a
la comunidad. Como se ve, estos títulos vienen sólo a completar,
precisar o declarar adquisiciones ya hechas por otros modos de adqui-
rir y sirven sólo para determinar los bienes que han correspondido a
cada heredero o comunero, según los casos, y por eso, los llamamos
declarativos de dominio. Confirman expresamente esta doctrina los
artículos 718, 1344,2313 Y 2417 del Código Civil.
Pero debe tenerse presente que los actos de partición producen
entre íos comuneros algunos efectos semejantes a los de los títulos
traslaticbs de dominio. Así, el adjudicatario tiene derecho a reclamar
de sus ca-partícipes el saneamiento por evicción, si hubiere sido pri-
DERECHO CiVIL PRIMER AÑo 397
lar la que carece de uno o más requisitos exigidos por la ley para la
posesión regular (art. 708). Forman una categoría especial las pose-
siones viciosas, que son la violenta y la clandestina, las que estando
en una situación jurídica inferior, comenzarán a ser irregulares cuan-
do cese el vjcio que las ha acompañado.
Se llaman viciosas estas posesiones, porque se tienen mediante
el vicio de la violencia o de la ocultación; y son de peor condición
que la posesión simplemente irregular.
Se diferencian de la simple posesión irregular:
1. o La posesión irregular, cuando se ha tenido sin violencia, clan-
destinidad ni interrupción, por un plazo de 30 años, 'habilita' para
adquirir el dominio de la cosa, por la prescripción extrac:rdinaria, aún
en el caso de que haya existido. un título inicial de mera tenencia,
siempre que durante ese plazo, el usurpador no haya reconocido el
dominio' de la persona a cuyo nombre inició la posesión. La posesión
viciosa, esto es, la que se mantiene con violencia o clandestinidad, en
el caso de que' haya existido un título inicial de mera tenencia, no
habilita al usurpador para adquirir la cosa,porla prescripción extra-
ordinaria de treinta años, y sólo puede invocarse para la prescrip-
ción, contando los treinta' años desde el momento en que hubiere
cesado la violencia o clandestinidad (art. 2510, regla 3.");
2. o El poseedor irregular puede instaurar acción poseSoria, si
tiene un año de posesión tranquila y no interrumpida; mientras que
el poseedor vicioso no puede entablar dicha acción, sino contando el
año desde que cesa la violencia o la clandestinidad.
Igualmente, las aceiones para recuperar ~a posesión.espiran al
cabo de un año' completo contado desde que, el poseedor anteriOr la
ha perdido, o sea, la ley ampare en su posesión al pose,edor irregu-
lar que lleva más de un año en posesión tranquila, mientras que en
el caso del poseedor violento o clandestino, la ley no ampara su po-
sesión, por larga que sea, mientras duren la violencia o la clandestini-
dad, y el plazo de un año de prescripción de la acción posesoria se
cuenta sólo desde el último acto de violencia o desde que haya' cesado
la clandestinidad (arts. 918 y 920).
319. Posesión violenta y cIandestina.-Es la que se adquiere
por la fuerza. La fuerza puede ser actual o inminente (art. 710). El
402 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
cirios, uno y otro tienen derecho a que se les abonen por el reivin-
dicador (art. 907).
b) En materia de deterioros, el poseedor de mala fe es respon-
sable de los que por su hecho o culpa ha sufrido la cosa, y el de
buena fe, mientra permanece en ella, no es responsable de estos de-
terioros, sino en cuanto se hubiere aprovechado de ellos (art. 906).
e) En materia de expensas, uno y otro tienen derecho a que se
les abonen las expensas necesarias invertidas cn la conservación de
la cosa, según las reglas del artículo 908.
d) En materia de mejoras, el poseedor de buena fe tiene dere-
cho a que se le abonen las mejoras útiles, hechas antes de contes-
tarse la demanda, y el poseedor de mala fe no tiene ese derecho y
sólo podrá llevarse los materiales de dichas mejoras, siempre que
pueda separarlos sin detrimento de la cosa reivindicada y que el pro-
pietario rehuse pagarle el precio que tendrían dichos materiales des-
pués de separados (arts. 909 y 910). En cuanto a las mejoras volup-
tuarias, uno y otro están en la misma situación y sólo tienen derecho
a llevarse los materiales en el caso y con los requisitos indicados an-
teriormente. (Art.9r1).
321. Posesión proindiviso.-Cada uno de los partícipes de una
cosa que se poseía proindiviso, se entenderá haber poseído exclusi-
vamente la parte que por la división le cupiere, durante todo el
tiempo que duró la indivisión.
Podrá, pues, añadir este tiempo al de su posesión exclusiva, y las
enajenaciones que haya hecho por sí sólo, de la cosa común y los
derechos reales con que la haya gravado, subsistirán sobre dicha par-
te si hubiere sido comprendida en la enajenación o gravamen. Pero
si lo enajenado o gravado se extendiere a más, no subsistirá la ena-
jenación o gravamen contra la voluntad de los respectivos adjudica-
tarios. (Art. 718).
Una disposición análoga contiene el artículo 1344, que al tratar
de la partición de la herencia dice; «Cada asignatario se reputa haber
sucedido inmediata y exclusivamente al difunto en todos los efectos
que le hubieren cabido y no haber tenido jamás parte alguna en los
otros efectos de la sucesión»; y el artículo 2417, sobre la hipoteca,
dice; «El comunero puede, antes de la división de la cosa común, hi-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 405
.~
~ -'.
~
ERRÁZURIZ
,~~ -F"
DEL USUFRUCTO
2498). A primera vista parece extraño que una persona que se apo-
dera de una cosa ajena se limite a prescribir únicamente el usufructo
y no el dominio pleno de la cosa; pero tiene aplicación clara este
modo de adquirir, en la prescripción ordinaria, cuando existe un tí-
tulo constitutivo del usufructo que viene de manos de quien no era
verdaderamente dueño de la cosa.
El que entra a gozar del usufructo en esas condiciones, no lo
adquiere por la transferencia o transmisión del c,ue no era dueño;
pero puede adquirirlo por la prescripción ordinaria, llenando los re-
quisitos legales según los diversos casos.
338. Limitaciones a la constitución del usufructo.-La ley prohi-
be constituir usufructo alguno bajo una condición o a un plazo cual-
quiera que suspenda su ejercicio, so pena de no tener valor alguno;
pero exceptúa el caso en que el usufructo se constituya por testa-
mento, y la condición se hubiese cumplido, o el plazo hubiese expi-
rado antes de la muerte del testador. (Art. 768).
El usufructo podrá constituirse por tiempo determinado, o por
toda la vida del usufructuario. Cuando en la constitución del usu-
fructo no se fija tiempo alguno para su duración, se entenderá cons-
tituído por toda la vida del usufructuario. El usufructo, si se cons-
tituye a favor de una persona natural, termina precisamente con su
muerte natural o civil, aunque ocurra antes del día o condición pre-
fijada para su terminación. Si se constituye a favor de una persona
jurídica, no podrá pasar de treinta aFias. (Arts. 770 y 806).
Al usufructo constituído por tiempo determinado o por toda la
vida del usufructuario, según lo dicho anteriormente, podrá agregarse
una condición, verificada la cual, se consolide con la propiedad. Si
la condición no es cumplida antes de la exPiración de dicho tiempo o
antes de la muerte del usufructuario, según los casos, se mirará como
no escrita. (Art. 771).
339. Se prohibe constituir dos o más usufructos sucesivos o al-
ternativos.-Un ejemplo de dos usufructos sucesivos sería: Dejo a
Pedro el usufructo de mi casa durante su vida, y después de sus
días, pasará a su hijo primogénito. Ejemplo de usufructo alternativo
sería: Dejo el usufructo de mi casa a Pedro y Juan; de manera que
lo tenga el primero por cinco años, y el segundo por otros cinco; y
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 429
sión del dominio de la finca, o de los derechos anexos a él; sin este
requisito, no valdrá la sentencia que se dicte contra el nudo propie-
tario. (Art. 922).
d) Son de cargo del nudo propietario las obras o refacciones
mayores, necesarias para la conservación de la cosa fructuaria, pa-
gándole el usufructuario, mientras dure el usufructo, e! interés legal
de los dineros invertidos en ellas.
El usufructuario hará saber al propietario las obras y refacciones
mayores que exija la conservación de la cosa fructuaria.
Si el propietario rehusa o retarda el desempeño de estas cargas,
podrá el usufructuario, para libertar la cosa fructuaria y conservar su
usufructo, hacerlas a .>u costa, y el propietario se las reembolsará sin
interés. (Art. 797).
Se entiende por obras o refacciones mayores las que ocurren por
una vez o a largos intervalos de tiempo y que conciernen a la con-
servación y permanente utilidad de la cosa fructuaria. (Art. 798).
e) Cuando no se trata de refacciones, sino de que viene a tierra
todo un edificio, por vetustez o por caso fortuito, ni el propietario
ni el usufructuario son obligados a reponerlo. (Art. 799).
f) El nudo propietario entra al goce de la cosa el mismo día
que termina el usufructo; pero, si debe el pago de reembolsos o in-
demnizaciones, según 10 dicho anteriormente, puede en este caso el
usufructuario retener la cosa fructuaria hasta que verifique el pago
de ellos. (Art. 800).
g) El nudo propietario no está obligado al pago de las mejoras
que voluntariamente haya hecho el usufructuario en la cosa fructua-
ria; pero podrá éste a1egarlas en compensación por el valor de los
deterioros que se le pueda imputar, o llevarse los materiales, si pue-
de separarlos sin detrimento de la cosa fructuaria y el propietario no
le abona lo que después de separados valdrían.
Lo cual se entiende sin perjuicio de las convenciones que hayan
intervenido entre el 'usufructuario y el propietario, relativamente a
mejoras, o de lo que sobre esta materia se haya previsto en la consti-
tución de! usufructo. (Art. 801).
345. Extinción del usufructo.-E1 usufructo se extingue:
a) Generalmente por la llegada del día o el evento de la condi-
DERECHO CML PRIMER AÑO 439
DE LAS SERVIDUMBRES
SECCI6N 1
lugares, legales las que son impuestas por la ley, y voluntarias las qve
son constituídas por un hecho del hombre (art. 831).
En rigor, las servidumbres naturales quedan comprendidas dentro
de la categoría de las legales, desde que ambas son establecidas por
la ley; pero debidamente analizadas unas y otras, no tienen el mis-
mo origen. Las primeras tienen por causa la obra de la naturaleza, y
las legislaciones se han visto en todo tiempo obligadas a reconocerlas;
y las segundas, aunque alguna relación tienen con la natural situa-
ción de los lugares, son establecidas más o menos arbitrariamente por
el legislador.
Como principio general, en las servidumbres natt,Irales no se de-
be indemnización al predio sirviente, desde que son impuestas ¡:or la
naturaleza; en las legales, como impuestas por la autoridad pública,
debe de ordinario indemnizarse equitativamente ai propietario del
predio sirviente.
358. Servidumbres naturales.- Son relativas al escurrimiento
natural de las aguas y consisten en el gravamen que tiene el predio
inferior, de recibir las aguas que descienden del predio superior natu-
ralmente, es decir, sin que la mano del hombre contribuya a ello.
No se puede por consiguiente dirigir un albañal o acequia sobre
el predio vecino, si no se ha constituído esta servidumbre especial
(art. 833); y si de hecho se dirigiere, el dueño del predio inferior no
está obligado a recibirlas, y si éste hace obras para impedir la entra-
da de ellas a su propiedad, no es responsable de los daños que ata-
jadas de esa manera y sin intención de ocasionarlos, puedan causar
en las tierras o edificios ajenos. (Art. 938).
Pero si las aguas descienden naturalmente, el dueño del predio
inferior no sólo está obligado a recibirlas, sino que está obligado tam-
bién a remover el embarazo que sufra el curso ordinario de las aguas
a causa del cieno, piedras, palos, u otras materias que el agua aca-
rrea y deposita, para que las aguas vuelvan a su antiguo curso, o
bien, a permitir que lo hagan los dueños de las heredades en que esta
alteración del curso del agua cause perjuicio, repartiéndose los gastos
de la limpia o desembarazo entre los dueños de los predios a prorra-
ta del beneficio que reporten del agua. (Art. 939).
Además, el dueño del predio inferior tiene prohibición de hacer
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 449
SECCIÓN JI
Servidumbres legales
tenga la superficie que indican los títulos; pero si cada uno de los
propietarios contiguos pretende tener derecho a una faja determinada
de terreno, y hay desacuerdo sobre el lugar por donde ha de pasar
la línea divisoria, en este caso se convierte en una verdadera cuestión
reivindicatoria o de dominio, y no podría re,solverse sumariamente,
sino eh un juicio ordinario o de lato conocimiento.
El derecho de los propietarios de pedir la demarcación es im-
prescriptible, en el sentido de que no expira por el transcurso del
tiempo, aunque no se haya hecho uso de él; pero no podría renovarse
una vez efectuada la demarcación en forma legal.
Una vez hecha la demarcación, deben mantenerse en su lugar
los mojones que fijan el deslinde, y si se quitare de su lugar. alguno
de ellos, el dueño del predio perjudicado tiene derecho para pedir
que el que 10 ha quitado lo reponga a su costa y le indemnice de los
daños que de la remoción se le hubieren originado, sin perjuicio de
las penas con que las leyes castiguen el delito. (Art. 843).
Nuestro Código estudia la demarcación y el cerramiento entre
las servidumbres; pero debemos tener presente que ellas presentan
algunas particularidades; propiamente las servidumbres no obligan
al propietario del predio sirviente sino a una simple absJención,
mientras que en la demarcación y el cerramiento la ley obliga a los
propietarios vecinos a una verdadera prestaci6n, 10 cual motiva la
opinión de algunos tratadistas que critican su clasificación entre las
servidumbres. En concepto de ellos, la vecindad ~ un cuasi con-
trato que da origen a estas obligaciones. .
861. Cerramiento. - Esta servidumbre importa un doble ele-
mento.
a) El derecho que tiene el dueño de un predio para cerrarlo o
cercarlo por todas partes, sin perjuicio de las ~ervidumbres consti-
tuídas a favor de otros predios. El cerramiento podrá consistir en
paredes, fosos, cercas vivas o muertas. (Art. 844).
El derecho de cerramiento de un predio no envuelve la extinción
de las servidumbres que lo ,gravan; todas ellas deben respetarse.
Así, la servidumbre de tránsito sería incompatible con el total cerra-
miento del predio que la soporta, y el dueño del predio dominante
452 DERECHO CIVIL PRIMER AÑO
valga la obra nueva, evitando así el libre arbitrio del juez en esa
. ./
apreClaClOn.
La indemnización por el peso de la nueva pared deberá pagarse
de nuevo, cada vez que haya necesidad de reconstruir la pared media-
nera, porque la pared reconstruída sufrirá lo mismo que la antigua
las consecuencias del peso que carga sobre ella.
La reconstrucción de la muralla y el ensanche del terreno para
aumentar su espesor, en los casos de los incisos 5. o y 6. o, se hacen a
expensas del dueño de la obra nueva, porque él es quien va a repor-
tar exclusivamente el provecho.
El que reconstruye la pared deberá indemnizar al vecino por la
remoción :Y repos leión de todo lo que por el lado de éste cargaba so-
bre la pared o estaba pegado a ella, pero no pagará otra clase de
perjuicios.
d) Las expensas de construcción, conservación y reparación del
cerramiento serán a cargo de todos los que tengan derecho de pro-
piedad en él, a prorrata de los respectivos derechos.
Sin embargo, podrá cualquiera de ellos exonerarse de este cargo,
abandonando su derecho de medianería, pero sólo cuando el cerra-
miento no consista en· una pared que sostenga un edificio de su per-
tenencia (art. 858).
La parte primera de este artículo es una aplicación de lo que el
Código dispone en el artículo 2309, respecto de los comuneros de una
cosa.
La obligación de los medianeros se refiere a la reparación de los
deterioros causados por la acción del tiempo o fuerza mayor; pero
no a ·los que provengan del hecho o culpa de alguno de ellos, los que
son del exclusivo cargo del medianero que los causó.
e) Los árboles que se encuentran en la cerca medianera son igual-
mente medianeros, y lo mismo se extiende a los árboles cuyo tronco
está en la línea divisoria de dos heredades, aunque no haya cerra-
miento intermedio.
Cualquiera de los dos condueños puede exigir que se derriben
dichos árboles probando que de algún modo le dañan; y si por algún
accidente se destruyen, no se repondrán sin su consentimiento. (Ar-
tículo 859).
1'>
DEILECHO cIViL :PRIMER ANO 459
rece al que la obtiene en perjuicio de los predios por donde pasan las
aguas, la ley ha creído equitativo conceder al dueño del predio sir-
viente el derecho de exigir los puentes, canales y otras obras nece-
sarias; y este derecho no se limita a la época en que se establece la
servidumbre o se labra el acueducto, sino que subsiste en todo
tiempo y siempre que se hagan necesarias esas obras por el desarrollo
de los trabajos del predio sirviente.
b) El derecho de acueducto comprende el de llevarlo por un
rumbo que permita el libre descenso de las aguas, y que por la na-
turaleza del suelo no haga excesivamente dispendiosa la obra.
Verificadas estas condiciones, se llevará el acueducto por el
rumbo que menos perjuicio ocasione a los terrenos cultivados.
El rumbo más corto se mirará como el menos perjudicial a la he-
redad sirviente y el menos costoso al interesado, si no se probare lo
contrario.
El juez conciliará en lo posible los intereses de las partes, y en los
puntos dudosos decidirá a favor de las heredades sirvientes. (Art. 864).
c) El dueño del predio sirviente tendrá derecho para que se le
pague el precio de todo el terreno ocupado por el acueducto; el de
un espacio a cada uno de los costados, que no bajará de un metro
de anchura en toda la extensión de su curso y que podrá ser mayor
por convenio de las partes o por disposición del juez, cuando las
circunstancias lo exigieren; y un 10 % más sobre la suma total.
Tendrá además derecho para que se le indemnice de todo per-
juicio ocasionado por la construcción del acueducto y por sus filtra-
ciones y derrames que puedan imputarse a defectos de construcción.
(Art. 865).
Como la servidumbre de acueducto beneficia indefinidamente al
dueño del predio dominante, mientras no medie abandono u otra
causa legal de extinción de ella, la ley ha juzgado equitativo obligar
al pago del precio del terreno ocupado por el acueducto y por los
espacios laterales.
La ley fija en un metro el mínimum de anchura del espacio de
terreno que debe dej arse a cado uno de los costados del acueducto
para los desmontes y limpias del canal, pudiendo las partes o el juez
aumentarlo cuando las circunstancias lo exigieren, aun después de la
DEREcHó CIVIL PRIMER AÑO 463
SECCIÓN III
Servidumbres voluntarias
3." Siempre que las aguas de que se sirve un predio, por negli-
gencia del dueño en darle salida sin daño de sus vecinos, se derramen.
sobre otro predio, el dueño de éste tendrá derecho para que se le re-
sarza el perjuicio sufrido y para que en caso de reincidencia se le
pague el doble de lo que el perjuicio importare. (Art. 940).
4. o El dueño de una casa tiene derecho para impedir que cerca
de sus paredes haya depósitos o corrientes de agua, o materias húme-
das que puedan dañarla.
Tiene asimismo derecho para impedir que se planten árboles a
menos d~stancia que la de 15 decímetros, ni hortalizas o flores a me-
nos distancia que la de 5 decímetros.
Si los árboles fueren de aquellos que extienden a gran distancia
sus raíces, podrá el juez ordenar que se planten a la que convenga
para que no dañen a los edificios vecinos; el máximum de la distan-
cia señalada por el juez será de 5 metros.
Los derechos concedidos en este artículo subsistirán contra los
árboles, flores u hortalizas plantadas, a menos que la plantación ha·
ya precedido a la construcción de las paredes. (Art. 941).
5. o Si un árbol extiende sus ramas sobre suelo ajeno o penetra
en él con sus raíces, podrá el dueño del suelo exigir que se corte la
parte excedente de las ramas, y cortar él mismo las raíces.
Lo cual se entiende aún cuando el árbol esté plantado a la dis-
tancia debida. (Art. 942).
6. o Los frutos que den las ramas tendidas sobre terreno ajeno
pertenecen al dueño del árbol; el cual sin embargo no podrá entrar
a cogerlos sino con permIso del dueño del suelo, estando cerrado el
terreno.
El dueño del terreno será cbligado a conceder este permiso;
pero sólo en días y.horas oportunas, de que no resulte daño. (Art. 943).
7 . 0 El que quisiere construir un ingenio o molino o una obra
cualquiera, aprovechándose de las aguas que van a otras heredades o
a otro ingenio, molino o establecimiento industrial, y que no corren por
un cauce artificial construído a expensa ajena, podrá hacerlo en su pro-
pio suelo, o en suelo ajeno con permiso del dueño; con tal que no
tuerza o menoscabe las aguas en perjuicios de aquellos que ya han
levantado obras aparentes con el objeto de servirse de dichas aguas,
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 487
DE LA REIVINDICACION
«es la que tiene el dueño de una cosa singular de que no está en jJo-
sesión» .
El que entabla la acción de dominio debe probar que él es el
dueño de la cosa, y sólo una vez que haya justificado su dominio,
se dará lugar a la acción, ordenando el juez al poseedor que le res-
tituya la cosa materia de la demanda. Mientras el reivindicador no
justifique su dominio, el poseedor es reputado dueño. (Art. 700),
Aunque no es necesario que el actor exprese la causa o razón
porque se pide el dcminio, bastando decir que le pertenece la cosa
que se trata de reivindicar, sin embargo, siempre es útil expresarla,
porque si en mérito de la causa deducida no se declarase el dominio
en su favor, podría posteriormente, en otro juicio, reclamarlo por
otra causa que no se hubiese expresado en la anterior demanda, ya
que la excepción de cosa juzgada requiere, como uno de sus requi-
sitos substanciales, que la nueva demanda tenga de común con la
primera la «identidad de la causa de pedir».
Conviene no confundir la acción reivindicatoria, que es una ac-
ción real, supuesto que no es otra cosa que el derecho real de do-
minio deducido en juicio, con las acciones jJersonales que el d:.teño
de tina cosa puede hacer valer contra el que la detiene, a fin de que
cumpla la obligación de restituírsela; como sería, por ejemplo, la
acción personal que podría entablar el arrendador de una casa con-
tra el arrendatario que se resistiese a entregarla yencido el término
del arrendamiento; en este último caso se trata de una simple ac-
ción personal.
Hemos visto que la acción reivindicatoria corresponde al que
prueba dominio sobre la cosa; pero como no siempre es posible la
justificación del dominio, la ley concede también la acción reivindi-
catoria al que ha perdido la posesión regular de la cesa y se halla-
ba en el caso de poderla ganar por prescripción, pero con la limita-
ción de que no valdrá ni contra el verdadero dueño, ni contra el
que posea con igualo mejor derecho. (Art. 894).
Esta es la acción publiciana del Derecho Romano y que se daba
al que tenía justo título y buena fe, contra el poseedor que tenía
un derecho más débil.
Los requisitos para entablar en este caso la acción reivindica-
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 491
toria son: a) que el que la intente, jJru ebe haber jJoseído la cosa re-
gularmente, o sea, con justo título y buena fe; y b) que se intente
Ia acción contra un poseedor que tenga un derecho más débil, por-
que ella no procede contra el verdadero dueño, a quien le bastaría
oponer la excepclón de su dominio; ni contra el que posee con igual
derecho: in parí causa possessor potior haberi debet; ni contra el que
posee con mejor derecho, pues su mejor título prevalece.
Al estudiar la posesión regular dij irnos que aquella era una de
las grandes ventajas del poseedor regular, pues el justo título y la
buena fe conque posee la cosa le dan las apariencias s]el dominio; el
poseedor irregular sólo puede entablar Jas acciones posesorias, cuya
prescripción es de breve plazo.
En resumen, pueden entablar la acción reivindicatoria: el due-
ño de la cosa contra cualquier poseedor; y el poseedor regular con-
tra el que posee con un dÉ:recho más débil.
396. Qué cosas pueden reivindicarse..-Las cosas son corporales
o incorporales; las cosas corporales se dividen en muebles e inmue-
bles y las incorporales en derechos reales y personales (arts. 565.
566 y 576).
Veamos cuáles de estas cosas pueden,ser materia de una reivin-
dicación:
Pueden reivindicarse todas las cosas corporales, sean raíces o
muebles. Exceptúanse las cosas muebles cuyo poseedor las haya
comprado en una feria, tienda, almacén u otro establecimiento indus-
trial en que se vendan cosas muebles de la misma clase. Justificada
esta circunstancia, no estará el poseedor obligado a re~tituir la cosa,
si no se le reembolsa lo que haya dado por ella y lo que haya gasta-
do en repararla y mejorarla (Art. 890).
En e~te caso de excepción, la ley presume de derecho la buena
fe del comprador, una vez justificadada su adquisición en las condi-
ciones dichas; y ha tenido el propósito de dar confianza al comercio,
evitando que esos objetos quedaran bajo la amenaza de una acción
reivindicatoria.
Respecto de las cosas incorporales, ellas propiamente no debe-
rían ser materia de una acción reivindicatoria; pero como existe so-
bre ellas una especie de proPiedad (art. 583), el Código establece que
492 ALFREDO nARROS ERRÁZUIUZ
que rige sobre esta materia, a saber: que no hay frutos, sino una
vez deducidos [os gastos de producción.
Siempre que haya restitución de frutos deberá el reivindicador
abcmar al poseedor los gastos ordinarios que ha invertido en produ-
cirlos, sea que se trate de un poseedor de buena o mala fe. La pa-
labra ordinarios quiere decir que el reivindicador deberá pagar sólo
los gastos comunes i regulares en producciones análogas y no los
gastos excesivos que se hubieran efectuado por ignorancia o negligen-
cia del poseedor.
b) Expensas, mejoras. Se llama mejora todo lo que se ha obrado
por el poseedor en el edificio, heredad o cosa reivindicada, para po-
nerla en mejor estado. Hay tres especies de mejoras, a saber: necesa-
rias, útiles y voluptuarias.
Son mejoras necesarias las invertidas en la conservación de la
cosa para impedir su pérdida o deterioro, como las reparaciones que
se hacen en un edificio que amenaza ruina.
So~ mejoras útiles aquellas que no estando destinadas a conser-
var la cosa, aumentan sin embargo su valor y renta, como el plantío
de árboles o viña.
Son mejoras voluptuarias las que no contribuyen a la conser-
vación de la cosa ni aumentan su valor o renta, o sólo lo aumentan
en una proporción insignificante, y que consisten en objetos de lujo
y recreo, como jardines, miradores, fuentes, cascadas artificiales.
Estudiemos separadamente las distintas clases de mejoras.
;Hejaras o expmws necesarias. Todo pooeedor ve.ncido, sea de
buena o mala fe, tiene derecho a que se le abonen las expensas nece-
sarias, por tratarse de trabajos que el propietario se habría visto
obligado a ejecutar si hubiese tenido la cosa en su poder.
Para la forma de la indemnización hay que distinguir si se tra-
ta de obras materiales permanentes, como una cerca para impedir las
depredaciones o un dique para atajar las avenidas, o las reparacio-
nes de un edificio arruinado por un terremoto, en cuyo caso se abo-
narán al poseedor dichas expensas, en cuanto hubieren sido realmen-
te necesarias; pero reducidas a lo que valgan las obras al tiempo de
la restitución.
Si se trata de cosas que por su naturaleza no dejan un resultado
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 501
las aguas lluvias que corren por un camino, aunque hayan transcu-
rrido muchos años sin que se haya ejercido esta facultad, sino que
también rechaza la prescripción adquisitiva, de manera que un pro-
pietario puede verse privado del uso de las aguas lluvias de un ca~
mino, de las cuales se ha servido durante mucho tiempo, si el dueño
del predio superior se resuelve a hacer uso de las mismas aguas.
La ley N.O 4841, de 11 de Marzo de 1930, impone a los pro-
pietarios vecinos al camino la servidumbre de acueducto de desagües,
con las indemnizaciones consiguientes, en caso ,de ser necesario dar
salida a las aguas que se recogen en los fosos de los camin0s públi-
cos.
Tercer caso.-Para establecer: el dominio de las aguas lluvias
que caen sobre una heredad o corriente de dominio privado, es
menester contemplar dos situaciones diversas, a saber: a) Aguas
lluvias que al caer en la heredad o corriente de dominio priva-
do se' detienen o circulan solamente dentro de la misma heredad;
y b)Aguas lluvias que al caer a una heredad constituyen una
corriente que pasa los límites de la heredad donde han caído.
Si sucede lo primero, las aguas lluvias pertenecen al dueño
del suelo donde caen, como un atributo de su cosa, es decir, por
accesión. Este principio de considerar las aguas lluvias como una
accesión de la propiedad a que descienden ha sido consagrado por
las diversas· legislaciones, entre otras, por la ley española de aguas
de 13 de Junio de 1879 y por la ley francesa de 8 cl,e Abril de
1898, la que establece que las aguas lluvias pertenecen al propieta-
rio del predio donde caen mientras discurran por éL
Conforme a estos principios, el propietario de un predio pue-
de libremente aprovecharse de las aguas lluvias que caen en él,
recogerlas en lagunas· o estanques, o bien, abandonarlas a su in-
clinación natur,:l1; y este derecho tiene bastante' aplicaci6n en
Chile, donde las aguas lluvias se aprovechan por muches agri-
cultores en· forma de lagunas artificiales, en las que durante la
época de las lluvias se almacenan aguas que han de servir para
el riego en la temporada de verano.
Ninguna dificultad se presenta para el ejerCICIO de este de-
recho cuando toda la hoya· hidrográfica que alimenta la Laguna
508 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
pertenece a un solo dueño y cuando las obras que hay que ejecu-
tar no interceptan el curso de aguas corrientes sobre las cuales
puedan tener derecho los predios inferiores; pero, frecuentemente
ocurre (lo que puede originar graves conflictos) que en una laguna
de esta naturaleza se recogen, no sólo las aguas lluvias que caen en
el predio en que se ejecuta la obra, sino también las aguas lluvias
que vienen de los fundos superiores, las corrientes de dominio priva-
do y nacionales de uso público y aun las venas de agua subterráneas
que pueden ser alimento de lejanos manantiales.
Nuestra ley no ha previsto esta situación y no consulta reglas
para proveer a la necesidad en que puede verse el propietario de un
predio que quiere construir una laguna artificial, de expropiar, en
cierto modo, aguas ajenas para la realización de su empresa.
Cuando se trata de aguas lluvias que forman corriente y pasan
los límites de la heredad donde han caído, ellas siguen, en lo to-
cante a su dominio, la condición de las aguas corrientes y pasan a
ser bienes nacionales de uso público, en conformidad al artículo 595
del Código Civil, que establece «que todas las aguas que corren por
cauces naturales son bienes nacionales de uso público, exceptuando
solamente las vertientes que nacen y mueren dentro de una misma
heredad»: y como esta regla es general, tiene que aplicarse también
a las aguas lluvias que corren por cauces que pasan por dos o más
propiedades.
Son aplicables a las aguas lluvias de esta especie, los artículos
833, 834, 835 y 836 del Código Civil, que establecen la servidumbre
que tiene el predio inferior, de recibir las aguas que descienden na-
turalmente del predio superior, y el derecho del dueño de una here-
dad para hacer uso de las que corren naturalmente por ella.
Hemos visto que la servidumbre natural del artículo 833 es apli-
cable a las aguas lluvias que descienden naturalmente del predio su-
perior; pero no hay servidumbre legal de aguas lluvias.
El arto 879 dice a la letra «No hay servidumbre legal· de aguas
lluvias. Los techos de todo edificio deben verter sus aguas lluvias
sobre el predio a que pertenecen o mbre la calle o camino público o
vecinal, y no sobre otro predio, sino con la voluntad de sus dueños».
Esta prohibición guarda perfecta consonancia con la regla gene-
DEREcHO CiVIL PRIMER AÑO 509
fal del arto 833 sobre servidumbres naturales, porque las aguas lIu~
vias que vierten los edificios, no son aguas que descienden nQtural~
mente sobre el predio del vecino. La mano del hombre que ha hecho
las construcciones es la que las dirige . a su voluntad en uno u otro
sentido.
El art 879 hace referencia a los caminos públicos o vecinales;
de manera que es indudable que esta ley se aplica a toda clase de
edificios, no sólo a los levantados en una ciudad al 'costado de las ca-
lles, sino también a los construídos en el campo.
El derecho de verter las aguas pluviales a las callés o caminos
está modificado por la ley de Municipalidades, según la cual, co-
rresponde a esta corporación: '< impedir que las aguas lluvias caigan
sobre las vías públicas desde los edificios~. Con arreglo a esta dis-
posición, el propietario que necesita llevar a la calle pública el agua
'que arrojen sus techos, deberá bajarla por medio de .canales hasta
el nivel del suelo y arrojarla a la cuneta de la vía pública, pasán-
dola por la vereda en conformidad a las condiciones fijadas por la
ordenanza respectiva:..
La regla del arto 879 no importa una prohibición de establecer la
servidumbre voluntaria de aguas lluvias ,sobre el predio del vecino.
Así 10 establece la ley en el mismo artículo 879, el cual habla de po-
derla establecer ccon voluntad de sú dueño>, como asimismo en el
artículo 880, en el cual, tratándose de las servidumbres voluntarias,
dice: «que cada cual podrá sujetar su predio a las servidumbres que-
quiera y adquirirlas sobre los predios vecinos con la voluntad de sus
dueños, con tal que no dañe con ellas al orden público ni contra-
venga a las leyes~. Finalmente, no hay disposición alguna del Código
Civil que impida ganar por prescripción la servidumbre de aguas
lluvias; y por el contrario, numerosas sentencias de nuestros Tribu-
nales han reconocido este modo de adquirirla.
Lo que no puede adquirirse por prescripción es la servidumbre
de arrojar directamente las aguas lluvias desde los edificios sobre la
calle pública, porque el precepto de la ley de Municipalidades que
antes citamos, es de orden público, envuelve una prohibición para los
particulares y tiene el carácter de una medida de policía, contra [a
cual no hay prescripción ni posesión posible.
33
510 ALFREDo :SARROS ERRAZUltIt
Como según el arto 837 las aguas conducidas por cauces artifi-
ciales pertenecen exclusivamente al que con los requisitos legales ha,
construído el cauce; le permite también conservar el dominio de sus
aguas sobrantes o estancadas, y utilizarlas en el regadío de otros
campos de su dominio, o de terceros con quienes las negocie.
La ley de Municipalidades encarga a éstas procurar la deseca-
ción de pantanos o ,lagunas.
Pertenecen también a la clase de aguas detenidas las represas
o pantanos artificiales para aglomerar las aguas lluvias y los ma-
nantiales que no originan corriente.
Su dominio corresponde al dueño del suelo.
Hemos hablado de manantiales que no originan corrientes, o
sea, que son tan exiguos que no alcanzan a derramarse en el predio
y que siguen la condición jurídica de los lagos. Si el manantial da
origen a una corriente, sigue la regla de las aguas corrientes.
415. Aguas corrientes.-Por su, gran importancia y por la difi-
cultad de apropiación que ofrecen, han merecido mayor reglamenta-
ción del legislador.
Los arts. 595 y 837 del Código nos dan una clasificación jurí-
dica y fundamental a saber:
Aguas que corren por cauces naturales; yaguas que corren por
un cauce artificial.
416. Aguas que eorren por un cauce artificial.-Las aguas con-
ducidas por un cauce artificial construído a expensa ajena, pertene-
cen exclusivamente al que con los requisitos legales, haya construído
el cauce. (Art. 837).
Es de toda justicia que el que ha invertido sus capitales en la
construcción de estos cauces se aproveche de las aguas que por ellos
corran, con exclusión de los que no .han contribuído al trabajo. Este
dominio es absoluto y arbitrario, no siendo contra la ley o el derecho
ajeno; puede su dueño enajenarlas o destinarlas a cualquier objeto
lícito, y su prescripción, a falta de disposición especial, Se rige por
las reglas generales de prescripción; pues el arto 835 se refiere sólo
a las aguas que corren por cauces naturales. El artículo 944 exceptúa
estas aguas de la servidumbre de permitir su uso en favor de la pro-
oucción oe fl,.lt:r:z:a motriz; pero la ley de 30 de Diyiembre Oe 1907/
514 ALFREDO BARROS ERR.~ZURIZ
su propio suelo, o en el ajeno, con permiso del dueño, con tal que no
tuerza o menoscabe las aguas en perjuicio de aquellos que ya han le-
vantado obras aparentes con el objeto de servirse de dichas aguas,
o de los que de cualquier otro modo hayan adquirido derecho sobre
ellas.
El dueño del predio atravesado por una corriente natural que
ejercita el derecho de emplearla como fuerza motriz, puede hacerlo
de dos maneras: a) construyendo un cauce de desvío, e! cual no podrá
sacarse en ningún caso a menos de 200 metros de distancia de la
bocatoma del cauce principal, ni podrá tener su origen en los pre-
dios superiores, ni prolongarse a los inferiores sino con el consenti-
miento del dueño de estos predios, y el declive o desnivel de! cauce
de desvío sólo se reducirá en lo estrictamente necesario para que el
agua sea utilizada como fuerza motriz. Quien lo construya deberá
hacer en él y en la parte del antiguo comprendida entre sus extre-
mos, las limpias y demás trabajos necesarios para mantenerlos en
buen estado; deberá evitar que haya filtraciones o derrames; se abs-
tendrá de represar las aguas; construirá y mantendrá corriente en el
arranque del desvío una compuerta. para el caso de que se deteriore
alguno de los cauces o puedan variar de curso las aguas que no se
usan; y finalmente perderá, en la parte del antiguo cauce, compren-
dida entre los extremos del cauce de desvío, los derechos que le con-
fieren los artículos 863 y 872 del Código Civil; b) también puede
hacerlo instalando motores sobre el cauce principal, pero manteniendo
sin alteración los niveles y haciendo la limpia de dicho cauce en toda
la extensión necesaria. Deberá en este caso devolver al dueño de las
aguas, a justa tasaci6n, el valor de los puentes y demás obras que
éste hubiere ejecutado, con arreglo a lo dispuesto en los artículos 863
y 872 del Código Civil, en la parte afectada directamente por la ins-
talación.
Entrando a contemplar el caso segundo, o sea, el derecho del
dueño del. suelo a usar. de las aguas que corren por cauces artifi-
ciales, nos encontramos con una innovación importante, introducida
por la ley de 1907, en el derecho concedido al propietario del pre-
dio, para emplear como fuerza motriz las aguas que, corriendo por
cauces artificiales, no son suyas, pues respecto de ellas, sólo está
DERECHO CIVIL PRIMER AÑO 529
Págs.
Págs.
Págs.
Págs.
Págs.
Págs.
Págs.
Págs.
Págs.