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N° 108-2011-PCNM

P.D. N° 036-2010-CNM

San Isidro, 14 de febrero de 2011

VISTO;

El proceso disciplinario número 036-2010-CNM, seguido contra el doctor


Wenceslao Jorge Pajuelo Infante por su actuación como Juez del Juzgado
Mixto de la Provincia de Antonio Raimondi - Llamellín de la Corte Superior de
Justicia de Ancash y, el pedido de destitución formulado por el señor
Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la República; y,

CONSIDERANDO:

Primero: Que, por Resolución N° 297-2010-PCNM, de 19 de ago sto de 2010,


el Consejo Nacional de la Magistratura abrió proceso disciplinario al doctor
Wenceslao Jorge Pajuelo Infante, por su actuación como Juez del Juzgado
Mixto de la Provincia de Antonio Raimondi - Llamellín de la Corte Superior de
Justicia de Ancash;

Segundo: Que, se imputa al doctor Wenceslao Jorge Pajuelo Infante el haber


incurrido en irregularidad en la tramitación del proceso de amparo seguido por
la Empresa Corporación Bilbao Santander S.A.C. contra el Ministerio de
Comercio Exterior y Turismo - MINCETUR y Procurador Público encargado de
los asuntos judiciales del citado Ministerio, expediente N° 0067-2006, en los
siguientes términos:

A) Haber concedido la medida cautelar solicitada por la empresa


Corporación Bilbao Santander S.A.C., disponiendo la suspensión de la
aplicación de la Ley N° 27153, modificada por la Le y N° 27796,
ordenando a MINCETUR se abstenga de impedir la explotación de
máquinas tragamonedas e importaciones de las mismas, sin tener en
cuenta los pronunciamientos emitidos por el Tribunal Constitucional en las
sentencias números 9165-2005-PA/TC, 4227-2005-PA/TC y 1436-2006-
PA/TC, contraviniendo lo dispuesto por el artículo VII del Título Preliminar
del Código Procesal Constitucional.

B) Haber admitido a trámite el proceso de amparo y posteriormente


concedido la medida cautelar, no obstante no ser competente para

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hacerlo, con el propósito de favorecer a la parte demandante, vulnerando
el deber de independencia - imparcialidad, así como el artículo 184° inciso
1 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.

C) Haber declarado fundada la excepción de falta de legitimidad para obrar


de la demandante e improcedente la demanda planteada por la Empresa
Corporación Bilbao Santander S.A.C., dejando sin efecto la resolución
que concede la medida cautelar solicitada; sin embargo, esto se habría
dado a raíz de la queja de hecho interpuesta por la Procuradora Pública
del sector, lo que no enerva la gravedad de su conducta.

Tercero: Que, mediante escrito recibido el 06 de setiembre de 2010, el


magistrado procesado dedujo las excepciones de caducidad y prescripción de
la acción en el proceso disciplinario seguido en su contra, alegando que el
noveno considerando de la Resolución N° 25 de 23 de noviembre de 2009,
expedida por la OCMA, establece que según los recaudos del expediente N°
67-2006, por Resolución N° Uno de 29 de noviembre d e 2006 se resolvió
admitir a trámite la demanda que interpuso la Empresa Corporación Bilbao
Santander S.A.C. contra el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo y
Procurador Público encargado de los asuntos judiciales del citado Ministerio;

También refirió que de acuerdo al Informe N° 26-200 8-CODICMA-CSJAN/PJ


de 08 de setiembre de 2008, la medida cautelar que dispuso la suspensión de
la aplicación de la Ley N° 27153, modificada por la Ley N° 27796, y ordenó al
MINCETUR que se abstuviera de impedir la explotación de máquinas
tragamonedas e importación de las mismas a la Empresa Corporación Bilbao
Santander S.A.C., fue admitida a trámite y notificada a la demandante el 05 de
diciembre de 2006, y la Procuraduría Pública a cargo de los asuntos legales del
Ministerio de Comercio Exterior y Turismo absolvió la citada demanda el 26 de
julio de 2007, fecha desde la cual se conoció y produjo la supuesta inconducta
funcional por la que se le investiga; y, según acota el juez procesado, la
referida Procuraduría por escrito de 27 de setiembre de 2007 interpuso una
queja en su contra cuestionando su actuación como juez;

Cuarto: Que, asimismo, agregó que estando a que desde la fecha en que
sucedieron los hechos materia de la presente investigación, 26 de julio de
2007, hasta el 27 de setiembre de 2007 en que se formuló la queja en su
contra, transcurrieron más de 60 días, y se excedió el plazo máximo de 30 días
para interponer la queja administrativa establecido en el artículo 204° de la Ley
Orgánica del Poder Judicial, caducando el referido derecho; lo cual respalda en

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el artículo 108° del ROF de la OCMA y Resolución de l Consejo Nacional de la
Magistratura N° 087-2010-CNM;

Quinto: Que, del mismo modo, señaló que conforme lo establece el artículo
204° de la Ley Orgánica del Poder Judicial, concord antemente con el artículo
61° de la Ley de Carrera Judicial, una vez interpue sta la queja prescribe de
oficio a los dos años; por lo que estando a que hasta la fecha no ha culminado
la presente investigación administrativa, la misma habría prescrito;

Sexto: Que, con relación a las excepciones en materia se debe precisar que a
partir de la disposición que invoca el juez procesado, artículo 204º de la Ley
Orgánica del Poder Judicial, el Reglamento de Organización y Funciones de la
OCMA del Poder Judicial, aprobado por Resolución Administrativa N° 263-96-
SE-TP-CME-PJ, vigente en el contexto de los hechos, reguló en su artículo 63°:
“La prescripción a que se contrae el Artículo 204 del Texto Único Ordenado de la Ley
Orgánica del Poder Judicial, es aquella Institución legal que extingue la acción
administrativa, entendida no como el derecho de petición sino como facultad de la
Administración de perseguir la conducta funcional irregular (…)”, y en su artículo 66°:
“La Caducidad es aquella institución legal por la cual el transcurso del tiempo extingue
la acción y el derecho de la persona, para recurrir ante el Órgano Contralor para
cuestionar una presunta conducta funcional irregular (…)”; asimismo, el artículo 64°
del citado reglamento prevé: “El cómputo del plazo de prescripción se inicia a partir
de la fecha en que el Órgano Contralor toma conocimiento de la presunta conducta
irregular a través de la interposición de la queja. En los casos en que la conducta
irregular denunciada sea continuada, el plazo de computa a partir de la fecha de cese
de la misma”, y en su artículo 65°: “El cómputo del plazo de prescripción se
suspende con el primer pronunciamiento del Órgano Contralor competente”;

Sétimo: Que, respecto a la caducidad deducida, cabe señalar que si bien la


primera resolución cuestionada, de 29 de noviembre de 2006, fue notificada a
la Procuraduría Pública a cargo de los asuntos judiciales del Ministerio de
Comercio Exterior y Turismo el 20 de julio de 2007, y la queja se presentó el 27
de setiembre del mismo año, no es menos cierto que en un extremo de la
misma se denunció la emisión de una segunda resolución, de 5 de diciembre
de 2006, por la cual, según la quejosa, se concedió irregularmente una medida
cautelar, la que no había sido notificada al momento de interponer la queja;

Por lo expuesto, se desprende que las acciones irregulares desplegadas por el


magistrado procesado constituyeron vulneraciones de tipo continuado; por
tanto, la queja se interpuso dentro de los términos establecidos por ley, no
habiendo operado la caducidad, razón por la cual ésta debe declararse
infundada;

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Octavo: Que, en cuanto a la prescripción deducida, debe delimitarse esta
institución jurídica como aquella por cuya virtud el transcurso del tiempo
extingue la facultad persecutoria que tiene la administración respecto de la
infracción administrativa; y, de conformidad con lo establecido en el artículo
233 numeral 233.2 de la Ley N° 27444, Ley de Proced imiento Administrativo
General, el plazo de prescripción sólo se interrumpe con la iniciación del
procedimiento sancionador; por tanto, al haberse iniciado dicho procedimiento
por resolución de 26 de noviembre de 2007, el plazo de prescripción se
interrumpió, razón por la cual la prescripción deducida deviene en infundada;

Noveno: Que, por escrito recibido el 07 de setiembre de 2010, el magistrado


procesado formuló sus descargos afirmando que la demanda de amparo que
interpuso Corporación Bilbao Santander S.A.C, proceso al que se le asignó el
número 0067-2006, fue admitida a trámite por resolución N° 1 de 29 de
noviembre de 2006, y en el cuaderno cautelar se dictó la resolución de 05 de
diciembre de 2006 que dispuso la suspensión de la aplicación de la Ley N°
27153, modificada por la Ley N° 27796, ordenándose al MINCETUR que se
abstuviera de impedir la explotación de máquinas tragamonedas e importación
de las mismas; y, si bien las sentencias del Tribunal Constitucional Nos. 9165-
2005-PA/TC, 4227-2005-PA/TC y 1436-2006-PA/TC fueron emitidas con
anterioridad ratificando la constitucionalidad del artículo 17°, Tercera y Décima
Disposiciones Transitorias de la Ley N° 27796, se d ebe considerar el desarrollo
jurisprudencial en la época respecto a la aplicación del precedente vinculante,
siendo que a pesar de que la Jefatura de la OCMA por resolución N° 021-2006-
J-OCMA/PJ dispuso el cumplimiento de los precedentes vinculantes,
paralelamente el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial mediante un comunicado
puntualizó que los jueces sólo estaban sometidos a la Constitución y a la ley;

Asimismo, agregó que en vista del citado pronunciamiento del órgano de


gobierno del Poder Judicial, no se le puede juzgar por haber concedido medida
cautelar en diciembre de 2006, más aún si recién el 12 de febrero de 2007 se
expidió la sentencia del Pleno Jurisdiccional del Tribunal Constitucional referido
al tema de tragamonedas, expediente N° 006-2006-PC/ TC, con el cual los
Presidentes de las Cortes Superiores del País no estuvieron de acuerdo,
siendo que éstos respaldaban el Acuerdo de la Sala Plena de la Corte
Suprema de 12 de abril de 2007;

Del mismo modo, aseveró que no existen pruebas de que omitió


deliberadamente el precedente con el fin de favorecer al demandante, dado a
que en realidad sucedió que desconocía los alcances de la sentencia del
Tribunal Constitucional en cuestión, porque no se capacitaba por factores de

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distancia y contexto del lugar donde ejercía la función de juez, situación sobre
la cual el Consejo Nacional de la Magistratura a través de la resolución N° 187-
2010-CNM se ha pronunciado reconociendo que un juez puede alegar el
desconocimiento de un precedente, correspondiendo que tal criterio sea
aplicado a su caso;

Décimo: Que, por otro lado, el doctor Pajuelo Infante expresó que no se le
puede sancionar por un acto reprochable a la parte demandante, pues en no
pocos casos los demandantes promueven procesos constitucionales en
provincias creando domicilios inexistentes, frente a lo cual ni la Corte Suprema
ha podido prohibir que las referidas demandas sean admitidas y, atendiendo
que en el presente caso la demandante acreditó su domicilio con un contrato,
debía dar trámite a su demanda en virtud del Principio de Tutela Jurisdiccional
efectiva; finalmente, puntualizó que no es cierto que a consecuencia de haber
sido quejado declaró improcedente la demanda en cuestión, pues cuando por
resolución del mes de abril de 2008 se le corrió traslado de la citada queja, ya
había declarado fundada la excepción de falta de legitimidad para obrar e
improcedente la demanda por resolución del mes de octubre de 2007;

Décimo Primero: Que, del análisis y revisión de los actuados se aprecia


respecto al cargo atribuido al doctor Pajuelo Infante en el literal A), que
conforme el mismo ha reconocido en su descargo, en el trámite de la demanda
de amparo interpuesta por Corporación Bilbao Santander S.A.C contra el
Ministerio de Comercio Exterior y Turismo - MINCETUR, corriente de fojas 82 a
101, proceso constitucional al que se asignó el número 067 - 2006, en su
calidad de Juez del Juzgado Mixto de Antonio Raimondi de la Corte Superior
de Justicia de Ancash, expidió la resolución N° Uno de 29 de noviembre de
2006, a fojas 102 y 103, que declaró: “(…) ADMITIR a trámite judicial la demanda
interpuesta por la EMPRESA CORPORACIÓN BILBAO SANTANDER S.A.C. (…)
contra el MINISTERIO DE COMERCIO EXTERIOR Y TURISMO MINCETUR (…),
sobre inaplicable [Sic] de: a) Artículo 5° de la Ley N° 27153 (modificado por el artículo
1° de la Ley N° 27796); b) Artículo 6° de la Ley N° 27153, modificado por el artículo 2°
de la Ley N° 27796; c) La primera disposición Trans itoria de la Ley 27796; d) Artículo
25 de la Ley N° 27153 modificado por el artículo 12 de la Ley N° 27796 incisos h, i, j, k
y l; e) Artículo 38 y 39 de la Ley 27153 modificado por los artículos 17 y 18 de la Ley
27796; f) Artículo 22° de la Ley N° 27796 que incor pora al artículo 47° de la Ley N°
27153, y otros; (…)”;

Décimo Segundo: Que, asimismo, dentro del proceso constitucional citado en


el considerando precedente, Corporación Bilbao Santander S.A.C. solicitó una
medida cautelar mediante el escrito de fojas 361 a 364, respecto a la cual el
magistrado procesado se pronunció mediante la resolución N° Uno de 05 de

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diciembre de 2006, de fojas 365 a 367, disponiendo: “(…) CONCEDER la
MEDIDA CAUTELAR solicitada por la empresa, CORPORACIÓN BILBAO
SANTANDER S.A.C. (…), disponiendo: A) La Suspensión de la aplicación de la Ley N°
27153, (modificada por la Ley N° 27796), aprobada p or Decreto Supremo N° 009-
2002-MINCETUR y Directivas Complementarias, en relación al objeto social y
desarrollo empresarial de las recurrentes, regulado por la Ley N° 27153 modificada por
la ley N° 27796; B) Así como el Artículo 22° de la Ley N° 27796 que incorpora al
Artículo 47° de la Ley N° 27153, respecto de las so licitantes; C) La suspensión del
Artículo 25° de la Ley N° 27153 modificado por el A rtículo 12° de la Ley N° 27796
incisos h, i, j, k y l; D) La suspensión de la Primera Disposición Transitoria de la Ley N°
27796; E) Debiendo la demandada se abstenga [Sic] de realizar cualquier acto que
signifique impedimento en el desarrollo del objeto social de uso y explotación de
máquinas tragamonedas, e importación de las mismas, así como de piezas de
componentes, derivados de aplicación directa de la normas antes mencionadas y
mientras se dilucide el presente Proceso; (…)”;

Décimo Tercero: Que, los pronunciamientos que se transcriben en los


considerandos precedentes se dieron no obstante que el Tribunal
Constitucional mediante las sentencias de 13, 02 de febrero y 03 de marzo de
2006, recaídas en los procesos constitucionales de amparo Nos. 9165-2005-
PA/TC, 4227-2005-PA/TC y 1436-2006-PA/TC, respectivamente, se pronunció
declarando infundadas las demandas que pretendían que se declarara la
inaplicabilidad de los artículos 17°, 18°, 19° de l a Ley N° 27796, modificados
por los artículos 36°, 38°, 39°, 40°, 41° de la Ley N° 27153, Primera, Tercera,
Décima Disposiciones Finales y Transitorias de la Ley N° 27796, así como de
diversas resoluciones que habían sido expedidas por la SUNAT y el Tribunal
Fiscal; sentencias que también precisaron:

- Expediente N° 9165-2005-PA/TC:
“(…) 32. Por lo demás, y conforme a lo expuesto en la STC N.° 2302-2003-AA/TC, y
en la propia STC N.° 0009-2001-AI/TC, entiende este Tribunal que una exigencia de
tal naturaleza responde a una cuestión de prevención de la salud pública, pues el ocio
que promueve el Estado mediante la cultura, recreación y el deporte es distinto al que
tolera con los juegos de apuesta, que pueden generar adicción –ludopatía– con
efectos económicos y sociales perjudiciales para el jugador y su familia, lo cual resulta
compatible con la preservación y defensa de otros bienes y principios constitucionales,
y en particular, la protección de la moralidad y seguridad públicas (…).
37. Respecto al plazo de adecuación que fuera declarado inconstitucional por este
Colegiado mediante la STC N.° 0009-2001-AI/TC, el c ual fue ampliado hasta el 31 de
diciembre del 2005, queda claro que no podrían aplicarse sanciones hasta el
vencimiento del mismo (STC 1024-2001-AA/TC, 1343-2003-AA/TC, 0964-2003-
AA/TC).

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38. Así, teniendo en cuenta que la Ley N.° 27796 f ue expedida en julio del año 2002,
el Tribunal Constitucional estima que, en las actuales circunstancias, dicho plazo –de
aproximadamente tres años y medio– resultó por demás razonable y proporcional con
la entidad, los costos y la envergadura de las nuevas condiciones impuestas y, por
ende, razonable y válido en la medida que se encuentra acorde con el principio de
seguridad jurídica (…)”;

- Expediente N° 4227-2005-PA/TC:
“(…) 42. El Tribunal Constitucional no puede dejar de expresar su preocupación por el
hecho de que, según se advierte de los recaudos anexados al escrito presentado con
fecha 11 de agosto de 2005 por la propia recurrente, en sede judicial se vienen
dictando sentencias –que han adquirido la calidad de firmes– en materia del impuesto
a la explotación de los juegos de casino y máquinas tragamonedas, que infringen el
segundo párrafo del artículo VI del Código Procesal Constitucional y la Primera
Disposición General de la Ley Orgánica de este Tribunal, en virtud de los cuales los
jueces y tribunales tienen la obligación de interpretar y aplicar las leyes y toda norma
con rango de ley, y los reglamentos respectivos, según los preceptos y principios
constitucionales, conforme a la interpretación de los mismos que resulte de las
resoluciones dictadas por este Colegiado en todo tipo de procesos, bajo
responsabilidad.
43. En tal sentido, y de conformidad con lo establecido por el artículo VII del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional, este Tribunal declara que la presente
sentencia, que adquiere la autoridad de cosa juzgada, constituye precedente
vinculante. En consecuencia, al haberse confirmado la constitucionalidad del artículo
17º, y la Tercera y Décima Disposiciones Transitorias de la Ley N.º 27796; de la
Tercera Disposición Complementaria y Final del Decreto Supremo Nº 009-
2002/MINCETUR; de la Primera, Segunda y Tercera Disposiciones Finales de la
Resolución de Superintendencia N.º 014-2003/SUNAT, y de la Resolución de
Superintendencia N.º 052-2003/SUNAT, en aplicación del primer párrafo del artículo VI
del Código Procesal Constitucional –que resulta también de aplicación en aquellos
casos en los que este Colegiado desestima la solicitud de ejercer el control difuso
contra norma, por no encontrar en ella vicio alguno de inconstitucionalidad–, dichos
preceptos resultan de plena aplicación en todo tipo de procesos, quedando proscrita
su inaplicación por parte de los jueces en ejercicio del control difuso de
constitucionalidad de las normas (…)”;

- Expediente N° 1436-2006-PA/TC:
“(…) 6. En ese sentido y de conformidad con lo establecido por el artículo VII del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional, este Tribunal, mediante STC 04227-
2005-AA/TC, confirmó el razonamiento expuesto supra, estableciendo precedente
vinculante, según el cual
“(...) al haberse confirmado la constitucionalidad del artículo 17º, y la tercera y décima
disposición transitoria de la Ley 27796 (...), dichos preceptos resultan de plena aplicación en

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todo tipo de procesos, quedando proscrita su inaplicación por parte de los jueces en ejercicio
del control difuso de constitucionalidad de las norma” (…)”;

Décimo Cuarto: Que, al respecto, resulta pertinente resaltar que la


Constitución Política, fundamento de todas las normas que integran el
ordenamiento jurídico peruano, en su artículo 201º prescribe que el Tribunal
Constitucional es el órgano de control de la Constitución, por lo que según el
desarrollo legal de tal disposición, como intérprete supremo y guardián de la
vigencia de la Constitución determina la constitucionalidad de las leyes, y por
ende sus criterios deben ser observados por todos los magistrados de la
República, pues de no hacerlo estarían incursos en violación a la Ley
Fundamental y en la responsabilidad que se genere, incluso so pretexto de
aplicar el control difuso de la constitucionalidad de las leyes, debiendo en caso
de no estar de acuerdo con las decisiones del Tribunal Constitucional criticarlas
con fines de enmienda, pero no dejar de acatarlas; lo cual es concordante con
el deber de los jueces de todos los niveles de administrar justicia con arreglo a
la Constitución y la Ley, prescrito en los artículos 138º de la Constitución
Política y 184º numeral 1 de la Ley Orgánica del Poder Judicial; y, también es
proporcional con la disposición del artículo 146º inciso 3 de la Constitución
Política, en el sentido que el Estado garantiza a los magistrados judiciales su
permanencia en el servicio mientras observen conducta e idoneidad propias de
su función;

Décimo Quinto: Que, bajo los mismos parámetros legales, el artículo 82° del
Código Procesal Constitucional prescribe: “Las sentencias del Tribunal
Constitucional en los procesos de inconstitucionalidad y las recaídas en los procesos
de acción popular que queden firmes tienen autoridad de cosa juzgada, por lo que
vinculan a todos los poderes públicos y producen efectos generales desde el día
siguiente a la fecha de su publicación.(…)”; de otro lado, el artículo VI del Título
Preliminar del citado cuerpo legal adjetivo prevé: “(…) Los Jueces no pueden
dejar de aplicar una norma cuya constitucionalidad haya sido confirmada en un
proceso de inconstitucionalidad o en un proceso de acción popular. (…)”; y, la
Primera Disposición Final de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional regula:
“Los Jueces y Tribunales interpretan y aplican las leyes y toda norma con rango de ley
y los reglamentos respectivos según los preceptos y principios constitucionales,
conforme a la interpretación de los mismos que resulte de las resoluciones dictadas
por el Tribunal Constitucional en todo tipo de procesos, bajo responsabilidad”;

Décimo Sexto: Que, frente al análisis de hechos y normas legales efectuado,


los argumentos de descargo del doctor Pajuelo Infante no desvirtúan y menos
atenúan su responsabilidad, ya que las disposiciones que invoca de la Jefatura
de la OCMA y el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial, lejos de mostrar

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contradicciones, corroboran que debió resolver sujetándose a los precedentes
vinculantes dictados por el Tribunal Constitucional, pues esta acción deviene
precisamente del precepto de la sujeción de los jueces a la Constitución y la
ley; asimismo, porque no se puede justificar el tipo de acción que se le
cuestiona por el desconocimiento en el que alega haber incurrido, debido a que
es contrario a la naturaleza y fines de la función del juez;

Décimo Sétimo: Que, en tal sentido, se advierte que el juez procesado, doctor
Pajuelo Infante, mediante la Resolución N° Uno de 0 5 de diciembre de 2006,
detallada en el considerando Décimo Tercero de la presente resolución,
concedió la medida cautelar solicitada por la empresa Corporación Bilbao
Santander S.A.C., disponiendo la suspensión de la aplicación de la Ley N°
27153, modificada por la Ley N° 27796, y ordenando al MINCETUR que se
abstuviera de impedir la explotación de máquinas tragamonedas e
importaciones de las mismas, sin tener en cuenta los precedentes vinculantes
citados por el Tribunal Constitucional en las sentencias números 9165-2005-
PA/TC, 4227-2005-PA/TC y 1436-2006-PA/TC, y contraviniendo de ese modo,
entre otras disposiciones, el artículo VII del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional;

Décimo Octavo: Que, por lo expuesto, se configura por parte del juez
procesado, doctor Pajuelo Infante, la vulneración de las normas legales citadas,
y la infracción de su deber de resolver con sujeción a las garantías
constitucionales del debido proceso previsto en el artículo 184° inciso 1 de la
Ley Orgánica del Poder Judicial; asimismo, que incurrió en la responsabilidad
disciplinaria devenida de tal vulneración e infracción, conforme a lo regulado en
el artículo 201° numeral 1 de la citada ley orgánic a; hecho por el cual es pasible
de sanción disciplinaria;

Décimo Noveno: Que, con relación al cargo que se atribuye al doctor Pajuelo
Infante en el literal B), conforme a lo detallado en los considerandos Décimo
Segundo y Décimo Tercero de la presente resolución, se tiene que el juez
procesado, mediante la Resolución N° Uno de 29 de n oviembre de 2006,
admitió a trámite la demanda de amparo que formuló Corporación Bilbao
Santander S.A.C. contra el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo -
MINCETUR, proceso constitucional que se signó con el número 067 - 2006; y,
sucesivamente, por Resolución N° Uno de 05 de dicie mbre de 2006, concedió
medida cautelar a favor de la demandante;

Vigésimo: Que, como es de verse en el auto admisorio de demanda citado en


el considerando precedente, Resolución N° Uno de 29 de noviembre de 2006,

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el magistrado procesado no efectuó motivación alguna respecto de su
competencia para conocer el proceso, limitándose a señalar en la parte
considerativa del mismo el siguiente fundamento: “CUARTO: que, esta judicatura
resulta competente para conocer la presente acción, en aplicación de la disposición
contenida en el artículo 51° del Código Procesal Co nstitucional”; y, menos aún
realizó motivación al respecto en la Resolución N° Uno de 05 de diciembre de
2006, por la que concedió una medida cautelar dentro del mismo proceso;

Vigésimo Primero: Que, asimismo, fluye del escrito de demanda que


Corporación Bilbao Santander S.A.C., señaló su domicilio real y procesal en el
Jirón Llamellín N° 592, Provincia de Antonio Raimon di, Departamento de
Ancash, acompañando el contrato de alquiler del referido inmueble, suscrito el
23 de noviembre de 2006, de fojas 41 y 42; sin embargo, de otros anexos de la
misma demanda, como es el Testimonio de Constitución de la Sociedad
Anónima Cerrada Corporación Bilbao Santander S.A.C., de fojas 14 a 19, se
agrega que sus otorgantes domiciliaban en Calle Monterrey N° 221,
Departamento 218, Distrito de Santiago de Surco, Provincia y Departamento de
Lima, y fijaron el mismo domicilio para la persona jurídica que constituían;
sumándose a ello que la demandada hizo de conocimiento del juez procesado
mediante el escrito de fojas 245, que según la copia certificada de la
Constatación Policial que adjuntaba, en el Jirón Llamellín no existía la
numeración 592, y que tampoco existía local alguno en el distrito de Llamellín
donde pudiera funcionar un tragamonedas, precisándole también que por ende
no era competente para conocer el proceso;

Vigésimo Segundo: Que, entendida la competencia como la manera en que


los órganos jurisdiccionales ejercen el poder de administrar justicia,
distribuyéndose tal poder en base a criterios de materia, cuantía, territorio y
grado, el artículo 51° del Código Procesal Constitu cional, vigente en el contexto
de los hechos, dispuso: “Es competente para conocer del proceso de amparo, del
proceso de hábeas data y del proceso de cumplimiento el Juez civil o mixto del lugar
donde se afectó el derecho, o donde tiene su domicilio principal el afectado, a elección
del demandante.
En el proceso de amparo, hábeas data y en el de cumplimiento no se admitirá la
prórroga de la competencia territorial, bajo sanción de nulidad de todo lo actuado.
Promovida la excepción de incompetencia, el Juez le dará el trámite a que se refieren
los artículos 10 y 53 de este Código.
(…)”;

Vigésimo Tercero: Que, en ese sentido, surge que Corporación Bilbao


Santander S.A.C., señaló en su demanda como su domicilio real y procesal el
Jirón Llamellín N° 592, Provincia de Antonio Raimon di, sustentando tal

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afirmación sólo con un contrato de alquiler de bien inmueble suscrito un día
antes de la fecha en que presentó la referida demanda; cuestión importante
que el doctor Pajuelo Infante debió advertir para determinar su incompetencia
por razón de territorio, máxime si por expresa disposición del aludido artículo
51° del Código Procesal Constitucional esta compete ncia no era prorrogable; a
lo que se debe agregar que el magistrado no tomó en cuenta que según el
Testimonio de Constitución aludido en el considerando Vigésimo Primero de la
presente resolución, el domicilio de la empresa estaba señalado en la ciudad
de Lima, tal como también se puede apreciar en el formulario de información
registrada de la SUNAT de fojas 36;

Vigésimo Cuarto: Que, lo detallado demuestra que el doctor Pajuelo Infante, a


pesar de las evidencias que tuvo desde un inicio en el expediente del proceso
de amparo signado con el N° 067-2006, que enfocadas con la disposición del
artículo 51° del Código Procesal Constitucional dem ostraba que no era
competente para conocer el mismo, fijó su competencia expidiendo la
Resolución N° Uno de 29 de noviembre de 2006, que a dmitió a trámite la
demanda, así como la Resolución N° Uno de 05 de dic iembre de 2006, que
concedió una medida cautelar derivada; resoluciones que no consignan una
motivación respecto a la competencia que se arrogaba, dejando de lado los
parámetros competenciales pre definidos por la ley, y evidencian una intención
de parcialización con la demandante;

Vigésimo Quinto: Que, de esa manera, queda determinado que el doctor


Pajuelo Infante, en su actuación como Juez del Juzgado Mixto de Antonio
Raimondi, inobservó lo establecido por el artículo 51° del Código Procesal
Constitucional, así como omitió motivar al respecto, con el fin de asumir una
competencia que no le correspondía, vulnerando los principios y derechos de la
función jurisdiccional de independencia - imparcialidad y debido proceso, en lo
correspondiente al juez natural y motivación, previstos en el artículo 139°
incisos 2 y 3 de la Constitución Política, concordantes con los artículos 2° y
184° literal 1 del T.U.O de la Ley Orgánica del Pod er Judicial; asimismo,
incurrió en la responsabilidad disciplinaria devenida de tales vulneraciones e
infracciones, conforme a lo regulado en el artículo 201° numeral 1 de la citada
Ley Orgánica;

Vigésimo Sexto: Que, sobre el cargo que se imputa al doctor Pajuelo Infante
en el literal C), se observa que a consecuencia de las irregularidades en que
incurrió en el trámite del proceso constitucional de amparo signado con el N°
067-2006, y cuyos hechos han configurado los cargos anteriormente
desarrollados, la Procuraduría Pública del Ministerio de Comercio Exterior y

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Turismo por escrito de 27 de setiembre de 2007, de fojas 06 a 08, interpuso
una queja en su contra por inconducta funcional ante el Jefe de la Oficina
Distrital de Control de la Magistratura de la Corte Superior de Justicia de
Ancash; en mérito de la cual se emitió la resolución N° 1 de 28 de setiembre de
2007, de fojas 09, por la que se solicitó al doctor Pajuelo Infante que en el
plazo de cuarenta y ocho horas remitiera copias certificadas de todo el
expediente judicial del proceso de amparo seguido por la Empresa Corporación
Bilbao Santander S.A.C. contra el MINCETUR;

Vigésimo Sétimo: Que, asimismo, el juez procesado proveyendo la excepción


de falta de legitimidad para obrar que había formulado la Procuraduría Pública
del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo por escrito de 26 de julio de
2007, de fojas 219 a 242, emitió la resolución N° 0 5 de 29 de octubre de 2007,
de fojas 255 a 259: “Declarando FUNDADA la excepción de Falta de Legitimidad
para Obrar de la demandante e IMPROCEDENTE la demanda (…); y estando a lo
resuelto, se ordena: DEJAR SIN EFECTO la Resolución número uno de fecha cinco
de diciembre del año 2006, sobre la medida cautelar solicitada (…)”;

Vigésimo Octavo: Que, en tal sentido, si bien la resolución del Jefe de la


Oficina Distrital de Control de la Magistratura de la Corte Superior de Justicia
de Ancash, de fojas 371 a 374, que dispuso abrir investigación contra el doctor
Pajuelo Infante por los hechos en materia, data del 26 de noviembre de 2007,
conforme a lo antes detallado, es con fecha 28 de setiembre de 2007 que el
órgano de control comunicó al mismo de la queja en su contra y le solicitó
copias certificadas del expediente correspondiente; evidenciando ello que el
sentido de la decisión adoptada por el juez procesado en la sentencia que
emitió se dio a raíz de la queja que formuló en su contra la Procuraduría
Pública del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo;

Vigésimo Noveno: Que, en consecuencia, queda acreditado que el juez


procesado, doctor Pajuelo Infante, declaró fundada la excepción de falta de
legitimidad para obrar de la demandante e improcedente la demanda que había
formulado la Empresa Corporación Bilbao Santander S.A.C., dejando sin efecto
la resolución que concedió una medida cautelar a su favor, recién con motivo
de la queja que interpuso en su contra la Procuradora Pública del sector,
vulnerando los principios y derechos de la función jurisdiccional de
independencia - imparcialidad y debido proceso, previstos en el artículo 139°
incisos 2 y 3 de la Constitución Política, concordantes con los artículos 2° y
184° literal 1 del T.U.O de la Ley Orgánica del Pod er Judicial; asimismo,
incurrió en la responsabilidad disciplinaria devenida de tales vulneraciones e
infracciones, y por haber mostrado una notoria conducta irregular que

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menoscaba el decoro y respetabilidad del cargo, conforme a lo regulado en el
artículo 201° numerales 1 y 6 de la citada ley orgá nica; por lo cual es pasible de
la sanción de destitución;

Los argumentos de defensa del magistrado procesado han sido debidamente


analizados, sin embargo, no son atendibles toda vez que no justifican en
absoluto su actuación; debiendo anotarse, respecto a la aseveración referida a
que se debe tener en cuenta el precedente contenido en la resolución N° 187-
2010-CNM de 21 de junio de 2010, que éste no es aplicable a su caso, toda
vez que el supuesto desconocimiento de las sentencias del Tribunal
Constitucional que alega ante el Consejo Nacional de la Magistratura fue
negado en la investigación efectuada por la CODICMA Ancash, tal como puede
apreciarse de su declaración de fojas 388 a 393 realizada el 31 de enero de
2008, en la cual al ser preguntado si admitió a trámite la acción de amparo y
concedió medida cautelar por desconocimiento de las sentencias emitidas por
el Tribunal Constitucional o por amistad con la demandante, contestó: “(…) no
lo he hecho por ninguna de las dos cosas ni por desconocimiento ni por
amistad.”; de lo que se concluye que arguyó desconocimiento de las
sentencias después de tener conocimiento del precedente del Consejo antes
citado;

Trigésimo: Que, por consiguiente, la evaluación de los cargos permite colegir


que el doctor Pajuelo Infante ha incurrido en inconducta funcional dado su
comportamiento indebido, el que sin ser delito resulta contrario a los deberes y
prohibiciones de los magistrados en el ejercicio de su actividad, conforme a lo
señalado en los considerandos precedentes, de manera que su actuación
configura, además, desmerecimiento en el concepto público al proyectar una
imagen negativa de Juez hacia la sociedad, en vez de revalorar la percepción
ciudadana sobre la majestad del cargo que ha venido ocupando, afectando
gravemente la imagen del Poder Judicial, siendo merecedor en consecuencia
de la sanción de destitución;

Trigésimo Primero: Que, los hechos que subyacen a los cargos imputados en
el presente proceso disciplinario se contextualizan además en las disposiciones
del Código Modelo Iberoamericano de Ética Judicial, norma que establece en
su artículo 3º: “El juez, con sus actitudes y comportamientos, debe poner de
manifiesto que no recibe influencias -directas o indirectas- de ningún otro poder
público o privado, bien sea externo o interno al orden judicial”; en su artículo 9º: “La
imparcialidad judicial tiene su fundamento en el derecho de los justiciables a ser
tratados por igual y, por tanto, a no ser discriminados en lo que respecta al desarrollo
de la función jurisdiccional”; en su artículo 18°: “ La obligación de motivar las

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decisiones se orienta a asegurar la legitimidad del juez, el buen funcionamiento de un
sistema de impugnaciones procesales, el adecuado control del poder del que los
jueces son titulares y, en último término, la justicia de las resoluciones judiciales”; en
su artículo 19°: “Motivar supone expresar, de manera ordenada y clara, razones
jurídicamente válidas, aptas para justificar la decisión”; en su artículo 28º: “La
exigencia de conocimiento y de capacitación permanente de los jueces tiene como
fundamento el derecho de los justiciables y de la sociedad en general a obtener un
servicio de calidad en la administración de justicia”; en su artículo 35º: “El fin último
de la actividad judicial es realizar la justicia por medio del Derecho”; en su artículo
43º: “El juez tiene el deber de promover en la sociedad una actitud, racionalmente
fundada, de respeto y confianza hacia la administración de justicia”; y, en su artículo
79º: “La honestidad de la conducta del juez es necesaria para fortalecer la confianza
de los ciudadanos en la justicia y contribuye al prestigio de la misma”; advirtiéndose
que los hechos acreditados conforme a las consideraciones precedentes,
resultan contrarios a las disposiciones anotadas;

Trigésimo Segundo: Que, por otro lado, el Código de Ética del Poder Judicial
aprobado en sesiones de Sala Plena de fechas 9, 11 y 12 de marzo de 2004,
establece en su artículo 2°: “El Juez debe encarnar un modelo de conducta ejemplar
sustentado en los valores de justicia, independencia, imparcialidad, honestidad e
integridad, los cuales deben manifestarse en la transparencia de sus funciones
públicas y privadas. La práctica transparente de estos valores contribuirá a la
conservación y fortalecimiento de un Poder Judicial autónomo e independiente y se
constituirá en garantía del Estado de Derecho y de la justicia en nuestra sociedad”; y
en su artículo 5º: “El Juez debe ser imparcial tanto en sus decisiones como en el
proceso de su adopción. Su imparcialidad fortalece la imagen del Poder Judicial. El
Juez debe respetar la dignidad de toda persona otorgándole un trato adecuado, sin
discriminación por motivos de raza, sexo, origen, cultura, condición o de cualquier otra
índole (...)”; normatividad que también se ha visto afectada negativamente
según se aprecia del análisis de cada uno de los cargos imputados;

Por estos fundamentos, apreciando los hechos y las pruebas con criterio
de conciencia, en uso de las facultades previstas por los artículos 154° inciso 3
de la Constitución Política, 31° numeral 2, 33º, 34 ° de la Ley Nº 26397, Ley
Orgánica del Consejo Nacional de la Magistratura y 35° de la Resolución Nº
030-2003-CNM, Reglamento de Procesos Disciplinarios del Consejo Nacional
de la Magistratura y, estando a lo acordado en sesión de 06 de enero de 2011,
por unanimidad;

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SE RESUELVE:

Artículo Primero.- Declarar infundadas las excepciones de caducidad y


prescripción deducidas por el doctor Wenceslao Jorge Pajuelo Infante.

Artículo Segundo.- Dar por concluido el presente proceso disciplinario y


aceptar el pedido de destitución formulado por el Presidente de la Corte
Suprema de Justicia de la República y, en consecuencia, imponer la sanción de
destitución al doctor Wenceslao Jorge Pajuelo Infante por su actuación como
Juez del Juzgado Mixto de la Provincia de Antonio Raimondi - Llamellín de la
Corte Superior de Justicia de Ancash.

Artículo Tercero.- Disponer la cancelación del título y todo otro nombramiento


que se le hubiere otorgado al magistrado destituido a que se contrae el artículo
Segundo de la presente resolución, inscribiéndose la medida en el registro
personal, debiéndose asimismo cursar oficio al señor Presidente de la Corte
Suprema de Justicia de la República y a la señora Fiscal de la Nación, y
publicarse la presente resolución, una vez que quede firme.

Regístrese y comuníquese.

EDMUNDO PELAEZ BARDALES LUZ MARINA GUZMÁN DÍAZ

CARLOS MANSILLA GARDELLA LUIS MAEZONO YAMASHITA

GASTON SOTO VALLENAS VLADIMIR PAZ DE LA BARRA

GONZALO GARCIA NUÑEZ

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