Está en la página 1de 10

Albert Bandura

(Mundara, Canadá, 1925) Psicólogo y pedagogo canadiense. Graduado en 1949 en la Universidad de


Columbia Británica, estudió posteriormente psicología clínica en la Universidad de Iowa y prosiguió luego
su formación en Wichita y Stanford.

1. Las creencias condicionan

Las creencias de la gente acerca de sus habilidades tienen un gran efecto en esas capacidades».

2. La psicología ayuda, no dicta

La psicología no puede decirle a la gente cómo deben vivir sus vidas. Sin embargo, puede proporcionarles
los medios para efectuar el cambio personal y social».

3. El aprendizaje es bidireccional:

nosotros aprendemos del entorno y el entorno aprende y se modifica gracias a nuestras acciones».

4. La trampa de depender de los demás

El logro es socialmente juzgado por criterios mal definidos, de manera que uno tiende a depender de otros
para averiguar cómo lo está haciendo».

5. La autoineficacia conduce al abandono

«La autoineficacia percibida predice el abandono académico».


Aprendizaje social, la interesante teoría de Albert Bandura

21 octubre, 2018

Valeria Sabater

Los comportamientos agresivos en los niños, tienen a menudo su origen en el aprendizaje social. Fue Albert
Bandura quien introdujo esta teoría, demostrándonos la importancia de la observación y la imitación.

¿Cómo aprendemos las personas? Comprender qué mecanismos, engranajes y complejas sutilezas ponen en
marcha un comportamiento o habilidad ha sido siempre uno de los objetivos de la psicología. Albert
Bandura fue quien introdujo la teoría del aprendizaje social en este campo, dando así un salto cualitativo para
hablarnos por primera vez de esa interacción entre la mente del aprendiz y su entorno.

Hemos de admitirlo, a la mayoría de nosotros se nos escapa cómo y de qué manera aprenden nuestros niños
determinadas cosas. Hay quien sigue viendo la enseñanza o la adquisición de una determinada habilidad
como el resultado del clásico enfoque conductista, algo a base imitaciones, de condicionamientos y refuerzos
positivos o negativos que asientan o corrigen un concepto o una conducta.

«El aprendizaje es bidireccional: nosotros aprendemos del entorno, y el entorno aprende y se modifica gracias
a nuestras acciones»

-Albert Bandura-

Sin embargo, nada es tan intrincado, complejo y a la vez fascinante que la mente de un aprendiz, que
el cerebro de un niño o la propia disposición de un adulto a la hora de generar un comportamiento o de
adquirir un aprendizaje determinado. Porque ninguno de nosotros somos una simple caja vacía que llenar a
base de presiones externas y condicionamientos.

Las personas observamos, imitamos, nos desenvolvemos en un medio social concreto y a su vez disponemos
de determinados estados mentales que propician o dificultan el aprendizaje. Albert Bandura, psicólogo
canadiense y profesor de la Universidad Stanford, abordó todas estas cuestiones para formular la que hoy
conocemos como Teoría del Aprendizaje Social.

Se trata de un enfoque donde lo conductual y lo cognitivo encuentran también su punto de perfecta


confluencia para poder comprender en profundidad nuestro propio comportamiento.

¿Qué nos dice la Teoría del Aprendizaje social?

La teoría del aprendizaje social de Bandura se la conoce también como aprendizaje por observación o
modelado. Para ponernos un poco más en contexto cabe recordar que estamos en los años 60.

 En esta época, el peso del conductismo seguía teniendo su especial relevancia, ahí donde el
aprendizaje se concebía más bien como un simple envío de paquetes de información entre un
experto y un aprendiz. Uno enviaba y el otro recibía, el experto era el núcleo activo y el aprendiz el
núcleo pasivo.

 Albert Bandura, por su parte, centraba el foco de su interés y de sus estudios más allá de ese
reduccionismo conductista. Fue él una de las primeras figuras en poner su atención en el campo de
lo social, al igual que lo hizo el propio Lev Vygotsky con su teoría Sociocultural.

Así, algo que el reputado psicólogo canadiense tenía muy claro es que había niños que asumían determinados
aprendizajes de forma rápida sin pasar por la clásica etapa de ensayo-error. Si esto era así era por algo muy
sencillo y evidente: por la observación y su entorno social.
De hecho, algo que demostró en Bandura en estudios como el publicado en el Journal of communication, es
que la propia agresividad y la violencia también tienen un claro componente social e incluso imitativo.

El muñeco Bodo

El experimento del muñeco Bodo es uno de los más conocidos en el campo de la psicología. A lo largo de
1961 y 1963 Bandura y su equipo buscaron demostrar la importancia del aprendizaje observacional en
los niños.

Así, y dentro de este enfoque, se evidenció además cómo la imitación de un modelo -un adulto-, tiene en los
pequeños mucha más relevancia que el simple hecho de ofrecer o quitar un refuerzo para asentar una
conducta, un aprendizaje.

 En el experimento participaron niños de entre 3 y 6 años que asistían a la guardería de la Universidad


de Stanford. La escena en sí no podía ser más impactante. En una sala repleta de juguetes, un adulto
golpeaba con un mazo a un muñeco de grandes dimensiones ante la mirada de un grupo de niños.
En otro grupo experimental, el adulto representaba a un modelo no agresivo y para un tercer grupo
la agresividad iba acompañada también con insultos hacia el muñeco Bodo.

 Los resultados no pudieron ser más claros: la mayoría de los pequeños expuestos al modelo agresivo
eran más propensos a actuar de manera físicamente agresiva que aquellos que no estaban expuestos
a dicho modelo.

Por otro lado, algo que también pudo demostrar Albert Bandura con este experimento es que existen 3
formas básicas de aprendizaje observacional:

 A través de un modelo en vivo, como es el caso de una persona real que realiza un comportamiento.

 A través de una instrucción verbal, la cual implica contar detalles y descripciones de un


comportamiento.

 El tercero hace referencia a un modo simbólico, como pueden ser los personajes ficticios de un libro,
un cómic, de una película o incluso de una persona real cuyo comportamiento trasciende a través
de los medios.

Procesos que median en el Aprendizaje Social

La Teoría del Aprendizaje social se describe a menudo como un «puente» entre la teoría del aprendizaje
tradicional (es decir, el conductismo) y el enfoque cognitivo.

Bandura, a diferencia de Skinner, siempre dio una importancia clave a los factores mentales (cognitivos) en el
aprendizaje, definiendo a los «aprendices “como sujetos activos a la hora de procesar la información y de
valorar la relación entre su comportamiento y las posibles consecuencias.

«Las personas que tienen una baja autoconfianza piensan que sus logros son debidos a factores externos, más
que en sus propias competencias o habilidades»

-Albert Bandura-

Por tanto, no debemos caer en el error de pensar que las personas imitamos todo aquello que vemos, y que
absolutamente todos los niños van a llevar a cabo conductas agresivas por el simple hecho de ver escenas
violentas en casa o en la televisión.

Hay pensamientos antes de la imitación y hay mediadores que propiciarán la propia imitación o una respuesta
determinada alternativa. Estos serían algunos de esos mediadores:
El ambiente

Nuestra sociedad no es semejante, ni igualitaria ni homogénea, sino que está construida y produce a su vez
los más variados ambientes y escenarios. Los hay más propicios, más favorecedores y los hay más opresivos.
Pongamos un ejemplo. Carlos tiene 11 años y este año tiene un nuevo profesor de música que les está
enseñando a tocar el violín.

Durante los primeros días se sentía fascinado por ese instrumento, quería tener uno, aprender mucho más…
Sin embargo, cuando llegó a casa, a su hogar desestructurado y poco facilitador, su padre le quitó
rápidamente la idea de la cabeza. «Eso son tonterías», le gritó. Desde entonces, Carlos ha dejado de tener
interés por el violín.

Atención o aprendizaje vicario

Para que un comportamiento sea imitado tiene que captar nuestra atención, despertar de alguna manera
nuestro interés y el de nuestras neuronas espejo. En nuestro día a día todos observamos muchos
comportamientos, sin embargo, no son dignos de nuestro interés…

Asimismo, cabe destacar que, dentro del aprendizaje social, Bandura dio especial importancia al aprendizaje
vicario, es decir, la capacidad que tenemos las personas de obtener enseñanzas a partir de la observación
de aquello que hacen otros.

Motivación y autoeficacia

La motivación es el motor, es la voluntad de realizar un comportamiento determinado que vemos en otros.

 Ahora bien, en este punto tenemos que hablar también del aprendizaje vicario. Porque según
Bandura, no basta solo con «observar» lo que otros hacen, sino ver también qué recompensas o
qué consecuencias obtienen los demás por ese comportamiento determinado.

 Si las recompensas percibidas compensan los costos percibidos (si los hay) entonces el
comportamiento será imitado por el observador. En cambio, si el refuerzo vicario no es visto como
suficientemente importante para el observador, entonces no imitará ese comportamiento.

 Asimismo, y dentro de la motivación también es clave la propia autoeficacia. Tal y como demostró el
propio Bandura en un estudio, a la hora de realizar algo las personas valoramos si somos capaces
de llevar a cabo esa tarea con éxito. Si no hemos sufrido experiencias aversivas previas y si nos
sentimos competentes, la motivación será mayor.

Para concluir, la Teoría del Aprendizaje Social fue uno de los saltos cualitativos más interesantes en el campo
de la psicología. Tanto es así, que no nos equivocamos al decir que Albert Bandura sigue siendo a sus 91 años,
una de las personalidades de este campo más apreciadas, valoradas y condecoradas.

Gracias a él, entendemos un poco más la manera en que adquirimos conocimientos y generamos
determinadas conductas, ahí donde lo externo, lo social, se relaciona con nuestros procesos internos, lo
cognitivo, y donde a su vez, también nosotros servimos de modelo para otras personas de nuestro entorno,
muchas veces sin darnos cuenta.
Albert Bandura 1925 – presente Dr. C. George Boeree Traducción al castellano: Dr. Rafael Gautier

Biografía

Albert Bandura nació el 4 de diciembre de 1925 en la pequeña localidad de Mundare en Alberta del Norte,
Canadá. Fue educado en una pequeña escuela elemental y colegio en un solo edificio, con recursos mínimos,
aunque con un porcentaje de éxitos importante. Al finalizar el bachillerato, trabajó durante un verano
rellenando agujeros en la autopista de Alaska en el Yukon.

Completó su licenciatura en Psicología de la Universidad de Columbia Británica en 1949. Luego se trasladó a


la Universidad de Iowa, donde conoció a Virginia Varns, una instructora de la escuela de enfermería. Se
casaron y más tarde tuvieron dos hijas. Después de su graduación, asumió una candidatura para ocupar el
postdoctorado en el Wichita Guidance Center en Wichita, Kansas.

En 1953, empezó a enseñar en la Universidad de Stanford. Mientras estuvo allí, colaboró con su primer
estudiante graduado, Richard Walters, resultando un primer libro titulado Agresión Adolescente en 1959.

Bandura fue presidente de la APA en 1973 y recibió el Premio para las Contribuciones Científicas Distinguidas
en 1980. Se mantiene en activo hasta el momento en la Universidad de Stanford.

Teoría

El conductismo, con su énfasis sobre los métodos experimentales, se focaliza sobre variables que pueden
observarse, medirse y manipular y rechaza todo aquello que sea subjetivo, interno y no disponible (p.e. lo
mental). En el método experimental, el procedimiento estándar es manipular una variable y luego medir sus
efectos sobre otra. Todo esto conlleva a una teoría de la personalidad que dice que el entorno de uno causa
nuestro comportamiento.

Bandura consideró que esto era un poquito simple para el fenómeno que observaba (agresión en
adolescentes) y por tanto decidió añadir un poco más a la fórmula: sugirió que el ambiente causa el
comportamiento; cierto, pero que el comportamiento causa el ambiente también. Definió este concepto con
el nombre de determinismo recíproco: el mundo y el comportamiento de una persona se causan
mutuamente.

Más tarde, fue un paso más allá. Empezó a considerar a la personalidad como una interacción entre tres
“cosas”: el ambiente, el comportamiento y los procesos psicológicos de la persona. Estos procesos consisten
en nuestra habilidad para abrigar imágenes en nuestra mente y en el lenguaje. Desde el momento en que
introduce la imaginación en particular, deja de ser un conductista estricto y empieza a acercarse a los
cognitivistas. De hecho, usualmente es considerado el padre del movimiento cognitivo.

El añadido de imaginación y lenguaje a la mezcla permite a Bandura teorizar mucho más efectivamente que,
digamos, por ejemplo, B.F. Skinner con respecto a dos cosas que muchas personas considerar “el núcleo
fuerte” de la especie humana: el aprendizaje por la observación (modelado) y la autorregulación.

Aprendizaje por la observación o modelado

De los cientos de estudios de Bandura, un grupo se alza por encima de los demás, los estudios del muñeco
bobo. Lo hizo a partir de una película de uno de sus estudiantes, donde una joven estudiante solo pegaba a
un muñeco bobo. En caso de que no lo sepan, un muñeco bobo es una criatura hinchable en forma de huevo
con cierto peso en su base que hace que se tambalee cuando le pegamos. Actualmente llevan pintadas a Darth
Vader, pero en aquella época llevaba al payaso “Bobo” de protagonista.

La joven pegaba al muñeco, gritando ¡“estúpidooooo”! Le pegaba, se sentaba encima de él, le daba con un
martillo y demás acciones gritando varias frases agresivas. Bandura les enseñó la película a un grupo de niños
de guardería que, como podrán suponer ustedes, saltaron de alegría al verla. Posteriormente se les dejó jugar.
En el salón de juegos, por supuesto, había varios observadores con bolígrafos y carpetas, un muñeco bobo
nuevo y algunos pequeños martillos.

Y ustedes podrán predecir lo que los observadores anotaron: un gran coro de niños golpeando a descaro al
muñeco bobo. Le pegaban gritando ¡” estúpidooooo!”, se sentaron sobre él, le pegaron con martillos y demás.
En otras palabras, imitaron a la joven de la película y de una manera bastante precisa.

Esto podría parecer un experimento con poco de aportación en principio, pero consideremos un momento:
estos niños cambiaron su comportamiento ¡sin que hubiese inicialmente un refuerzo dirigido a explotar dicho
comportamiento! Y aunque esto no parezca extraordinario para cualquier padre, maestro o un observador
casual de niños, no encajaba muy bien con las teorías de aprendizaje conductuales estándares. Bandura llamó
al fenómeno aprendizaje por la observación o modelado, y su teoría usualmente se conoce como la teoría
social del aprendizaje.

Bandura llevó a cabo un largo número de variaciones sobre el estudio en cuestión: el modelo era
recompensado o castigado de diversas formas de diferentes maneras; los niños eran recompensados por sus
imitaciones; el modelo se cambiaba por otro menos atractivo o menos prestigioso y así sucesivamente. En
respuesta a la crítica de que el muñeco bobo estaba hecho para ser “pegado”, Bandura incluso rodó una
película donde una chica pegaba a un payaso de verdad. Cuando los niños fueron conducidos al otro cuarto
de juegos, encontraron lo que andaban buscando… ¡un payaso real! Procedieron a darle patadas, golpearle,
darle con un martillo, etc.

Todas estas variantes permitieron a Bandura a establecer que existen ciertos pasos envueltos en el proceso
de modelado:

1. Atención. Si vas a aprender algo, necesitas estar prestando atención. De la misma manera, todo aquello
que suponga un freno a la atención, resultará en un detrimento del aprendizaje, incluyendo el aprendizaje por
observación. Si, por ejemplo, estás adormilado, drogado, enfermo, nervioso o incluso “hiper”, aprenderás
menos bien. Igualmente ocurre si estás distraído por un estímulo competitivo.

Alguna de las cosas que influye sobre la atención tiene que ver con las propiedades del modelo. Si el modelo
es colorido y dramático, por ejemplo, prestamos más atención. Si el modelo es atractivo o prestigioso o parece
ser particularmente competente, prestaremos más atención. Y si el modelo se parece más a nosotros,
prestaremos más atención. Este tipo de variables encaminó a Bandura hacia el examen de la televisión y sus
efectos sobre los niños.

2. Retención. Segundo, debemos ser capaces de retener (recordar) aquello a lo que le hemos prestado
atención. Aquí es donde la imaginación y el lenguaje entran en juego: guardamos lo que hemos visto hacer al
modelo en forma de imágenes mentales o descripciones verbales. Una vez “archivados”, podemos hacer
resurgir la imagen o descripción de manera que podamos reproducirlas con nuestro propio comportamiento.

3. Reproducción. En este punto, estamos ahí soñando despiertos. Debemos traducir las imágenes o
descripciones al comportamiento actual. Por tanto, lo primero de lo que debemos ser capaces es de
reproducir el comportamiento. Puedo pasarme todo un día viendo a un patinador olímpico haciendo su
trabajo y no poder ser capaz de reproducir sus saltos, ya que ¡no sé nada patinar! Por otra parte, si pudiera
patinar, mi demostración de hecho mejoraría si observo a patinadores mejores que yo.
Otra cuestión importante con respecto a la reproducción es que nuestra habilidad para imitar mejora con la
práctica de los comportamientos envueltos en la tarea. Y otra cosa más: nuestras habilidades mejoran ¡aún
con el solo hecho de imaginarnos haciendo el comportamiento! Muchos atletas, por ejemplo, se imaginan el
acto que van a hacer antes de llevarlo a cabo.

4. Motivación. Aún con todo esto, todavía no haremos nada a menos que estemos motivados a imitar; es
decir, a menos que tengamos buenas razones para hacerlo. Bandura menciona un número de motivos:

1. Refuerzo pasado, como el conductismo tradicional o clásico.

b. Refuerzos prometidos, (incentivos) que podamos imaginar.

c. Refuerzo vicario, la posibilidad de percibir y recuperar el modelo como reforzador.

Nótese que estos motivos han sido tradicionalmente considerados como aquellas cosas que “causan” el
aprendizaje. Bandura nos dice que éstos no son tan causantes como muestras de lo que hemos aprendido. Es
decir, él los considera más como motivos.

Por supuesto que las motivaciones negativas también existen, dándonos motivos para no imitar:

a. Castigo pasado.

b. Castigo prometido (amenazas)

c. Castigo vicario.

Como la mayoría de los conductistas clásicos, Bandura dice que el castigo en sus diferentes formas no funciona
tan bien como el refuerzo y, de hecho, tiene la tendencia a volverse contra nosotros.

Autorregulación

La autorregulación (controlar nuestro propio comportamiento) es la otra piedra angular de la personalidad


humana. En este caso, Bandura sugiere tres pasos:

1. Auto observación. Nos vemos a nosotros mismos, nuestro comportamiento y cogemos pistas de ello.

2. Juicio. Comparamos lo que vemos con un estándar. Por ejemplo, podemos comparar nuestros actos con
otros tradicionalmente establecidos, tales como “reglas de etiqueta”. O podemos crear algunos nuevos, como
“leeré un libro a la semana”. O podemos competir con otros, o con nosotros mismos.

3. Auto respuesta. Si hemos salido bien en la comparación con nuestro estándar, nos damos respuestas de
recompensa a nosotros mismos. Si no salimos bien parados, nos daremos auto respuestas de castigo. Estas
auto respuestas pueden ir desde el extremo más obvio (decirnos algo malo o trabajar hasta tarde), hasta el
otro más encubierto (sentimientos de orgullo o vergüenza).

Un concepto muy importante en psicología que podría entenderse bien con la autorregulación es el
autoconcepto (mejor conocido como autoestima). Si a través de los años, vemos que hemos actuado más o
menos de acuerdo con nuestros estándares y hemos tenido una vida llena de recompensas y alabanzas
personales, tendremos un autoconcepto agradable (autoestima alta). Si, de lo contrario, nos hemos visto
siempre como incapaces de alcanzar nuestros estándares y castigándonos por ello, tendremos un pobre
autoconcepto (autoestima baja)
Notemos que los conductistas generalmente consideran el refuerzo como efectivo y al castigo como algo lleno
de problemas. Lo mismo ocurre con el autocastigo. Bandura ve tres resultados posibles del excesivo
autocastigo:

Compensación. Por ejemplo, un complejo de superioridad y delirios de grandeza.

Inactividad. Apatía, aburrimiento, depresión.

Escape. Drogas y alcohol, fantasías televisivas o incluso el escape más radical, el suicidio.

Lo anterior tiene cierta semejanza con las personalidades insanas de las que hablaban Adler y Horney; el tipo
agresivo, el tipo sumiso y el tipo evitativo respectivamente.

Las recomendaciones de Bandura para las personas que sufren de autoconceptos pobres surgen directamente
de los tres pasos de la autorregulación:

Concernientes a la auto observación. ¡conócete a ti mismo! Asegúrate de que tienes una imagen precisa de
tu comportamiento.

Concernientes a los estándares. Asegúrate de que tus estándares no están situados demasiado alto. No nos
embarquemos en una ruta hacia el fracaso. Sin embargo, los estándares demasiado bajos carecen de sentido.

Concernientes a la auto respuesta. Utiliza recompensas personales, no autocastigos. Celebra tus victorias, no
lidies con tus fallos.

Terapia

Terapia de autocontrol

Las ideas en las que se basa la autorregulación han sido incorporadas a una técnica terapéutica llamada terapia
de autocontrol. Ha sido bastante exitosa con problemas relativamente simples de hábitos como fumar, comer
en exceso y hábitos de estudio.

1. Tablas (registros) de conducta. La auto observación requiere que anotemos tipos de comportamiento,
tanto antes de empezar como después. Este acto comprende cosas tan simples como contar cuántos
cigarrillos fumamos en un día hasta diarios de conducta más complejos. Al utilizar diarios, tomamos nota de
los detalles; el cuándo y dónde del hábito. Esto nos permitirá tener una visión más concreta de aquellas
situaciones asociadas a nuestro hábito: ¿fumo más después de las comidas, con el café, con ciertos amigos,
en ciertos lugares…?

2. Planning ambiental. Tener un registro y diarios nos facilitará la tarea de dar el siguiente paso: alterar
nuestro ambiente. Por ejemplo, podemos remover o evitar aquellas situaciones que nos conducen al mal
comportamiento: retirar los ceniceros, beber té en vez de café, divorciarnos de nuestra pareja
fumadora…Podemos buscar el tiempo y lugar que sean mejores para adquirir comportamientos alternativos
mejores: ¿dónde y cuándo nos damos cuenta que estudiamos mejor? Y así sucesivamente.

3. Autocontratos. Finalmente, nos comprometemos a compensarnos cuando nos adherimos a nuestro plan
y a castigarnos si no lo hacemos. Estos contratos deben escribirse delante de testigos (por nuestro terapeuta,
por ejemplo) y los detalles deben estar muy bien especificados: “Iré de cena el sábado en la noche si fumo
menos cigarrillos esta semana que la anterior. Si no lo hago, me quedaré en casa trabajando”.

También podríamos invitar a otras personas a que controlen nuestras recompensas y castigos si sabemos que
no seremos demasiado estrictos con nosotros mismos. Pero, cuidado: ¡esto puede llevar a la finalización de
nuestras relaciones de pareja cuando intentemos lavarle el cerebro a ésta en un intento de que hagan las
cosas como nos gustaría!

Terapia de Modelado

Sin embargo, la terapia por la que Bandura es más conocido es la del modelado. Esta teoría sugiere que si uno
escoge a alguien con algún trastorno psicológico y le ponemos a observar a otro que está intentando lidiar
con problemas similares de manera más productiva, el primero aprenderá por imitación del segundo.

La investigación original de Bandura sobre el particular envuelve el trabajo con herpe fóbicos (personas con
miedos neuróticos a las serpientes) El cliente es conducido a observar a través de un cristal que da a un
laboratorio. En este espacio, no hay nada más que una silla, una mesa, una caja encima de la mesa con un
candado y una serpiente claramente visible en su interior. Luego, la persona en cuestión ve cómo se acerca
otra (un actor) que se dirige lenta y temerosamente hacia la caja. Al principio actúa de forma muy aterradora;
se sacude varias veces, se dice a sí mismo que se relaje y que respire con tranquilidad y da un paso a la vez
hacia la serpiente. Puede detenerse en el camino un par de veces; retraerse en pánico, y vuelve a empezar. Al
final, llega al punto de abrir la caja, coge a la serpiente, se sienta en la silla y la agarra por el cuello; todo estop
al tiempo que se relaja y se da instrucciones de calma.

Después que el cliente ha visto todo esto (sin duda, con su boca abierta durante toda la observación), se le
invita a que él mismo lo intente. Imagínense, él sabe que la otra persona es un actor (¡no hay decepción aquí;
solo modelado!) Y, aun así, muchas personas, fóbicos crónicos, se embarcan en la rutina completa desde el
primer intento, incluso cuando han visto la escena solo una vez. Esta desde luego, es una terapia poderosa.

Una pega de la terapia era que no es tan fácil conseguir las habitaciones, las serpientes, los actores, etc., todos
juntos. De manera que Bandura y sus estudiantes probaron diferentes versiones de la terapia utilizando
grabaciones de actores e incluso apelaron a la imaginación de la escena bajo la tutela de terapeutas. Estos
métodos funcionaron casi tan bien como el original.

Discusión

Albert Bandura tuvo un enorme impacto en las teorías de la personalidad y en la terapia. Su estilo lanzado y
parecido al de los conductistas les pareció bastante lógico a la mayoría de las personas. Su acercamiento
orientado a la acción y a la solución de problemas era bienvenido por aquellos que les gustaba la acción más
que filosofar sobre el ello, arquetipos, actualización, libertad y todos los otros constructos mentalistas que los
personó logos tienden a estudiar.

Dentro de los psicólogos académicos, la investigación es crucial y el conductismo ha sido su acercamiento


preferido. Desde los últimos años de los 60, el conductismo ha dado paso a la “revolución cognitiva”, de la
cual Bandura es considerado parte. La psicología cognitiva retiene el sabor de la orientación experimental del
conductismo, sin retener artificialmente al investigador de comportamientos externos, cuando precisamente
la vida mental de los clientes y sujetos es tan obviamente importante.

Este es un movimiento poderoso, y sus contribuyentes incluyen a algunas de las personas más destacadas en
la psicología actual: Julian Rotter, Walter Mischel, Michael Mahoney y David Meichenbaum son algunos de
los que me vienen a la mente. También hay otros dedicados a la terapia como Beck (terapia cognitiva) y Ellis
(terapia racional-emotiva) Los seguidores y posteriores a George Kelly también se encuentran en este campo.
Y las muchas otras personas que se están ocupando del estudio de la personalidad desde el punto de vista de
los rasgos, como Buss y Plomin (teoría del temperamento) y McCrae y Costa (teoría de los cinco factores) son
esencialmente conductistas cognitivos como Bandura.
Mi sensación es que el campo de competidores en la teoría de la personalidad eventualmente derivará en
cognitivos por un lado y por otro los existencialistas. Mantengámonos en alerta.

La teoría de Bandura podemos hallar en Social Foundations of Thought and Action (1986) Si creemos que es
muy denso para nosotros, podemos ir a su trabajo anterior Social Learning Theory (1977), o incluso Social
Learning and Personality Development (1963), donde escribe con Walters. Si estamos interesados en la
agresión, veamos Aggression: A Social Learning Analysis (1973).

También podría gustarte