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El poema Lo Esencial, escrito por el poeta hondureño Alfonso Guillén Zelaya, enfatiza que lo verdaderamente importante en la vida no es la profesión u oficio de una persona, sino tener dignidad en el trabajo, orgullo por hacer las cosas bien y entusiasmo por sentirse satisfecho. Todas las labores, sean manuales o intelectuales, son igualmente valiosas cuando se realizan con afecto y entusiasmo.
El poema Lo Esencial, escrito por el poeta hondureño Alfonso Guillén Zelaya, enfatiza que lo verdaderamente importante en la vida no es la profesión u oficio de una persona, sino tener dignidad en el trabajo, orgullo por hacer las cosas bien y entusiasmo por sentirse satisfecho. Todas las labores, sean manuales o intelectuales, son igualmente valiosas cuando se realizan con afecto y entusiasmo.
El poema Lo Esencial, escrito por el poeta hondureño Alfonso Guillén Zelaya, enfatiza que lo verdaderamente importante en la vida no es la profesión u oficio de una persona, sino tener dignidad en el trabajo, orgullo por hacer las cosas bien y entusiasmo por sentirse satisfecho. Todas las labores, sean manuales o intelectuales, son igualmente valiosas cuando se realizan con afecto y entusiasmo.
Lo esencial es una magnífica obra poética escrita por el Poeta, Escritor y
Periodista Hondureño Alfonso Guillén Zelaya, considerado uno de los mejores poetas de la historia de Honduras y el que más se destacó por su auténtica, singular y profunda manera de expresar sus sentimientos y pensamientos a través de la poesía. Y, como una pequeña muestra de ello les traemos Lo Esencial, poema que al leerlo podemos percibir el profundo sentimiento con el que fué escrito, como si el Autor quisiera con sus palabras tocar el alma de los hondureños e infundirles el verdadero amor, valor y orgullo por las cosas realmente esenciales de la vida, las que, cegados por la rutina, la ignorancia, el desánimo o quizás por la vergüenza de nuestros origenes no nos damos cuenta que tenemos. El Poeta Alfonso Guillén Zelaya nació en la ciudad de Juticalpa, Olancho el 27 de Junio de 1887 y murió en la ciudad de Mexico el 4 de Septiembre de 1947. Lo Esencial Lo esencial no está en ser poeta, ni artista, ni filósofo, Lo Esencial Alfonso Guillen Zelaya Lo esencial es que cada uno tenga la dignidad de su trabajo, la conciencia de su trabajo el orgullo de hacer las cosas bien, el entusiasmo de sentirse satisfecho de querer lo suyo. Es la sana recompensa de los fuertes, de los que tienen el corazón robusto y el espíritu límpido Dentro de los sagrados números de la naturaleza, ninguna labor bien hecha vale menos ninguna vale más todos somos algo necesario y valioso en la marcha del mundo. El que construye la torre y el que construye la cabaña, el que teje los mantos imperiales y el que cose el traje humilde del obrero, el que fabrica las sandalias de seda imponderables y el que teje la ruda suela que defiende en la heredad el pie del trabajador. Todos somos algo, representamos algo, hacemos vivir algo, en la siembra del grano que sustenta nuestro cuerpo vale tanto como el que siembra la semilla que nutre nuestro espíritu, como que en ambas labores hay envuelto algo trascendental noble y humano: dilatar la vida. Tallar una estatua, pulir una joya, aprisionar un ritmo, animar un lienzo son cosas admirables, hacer fecunda la heredad estéril y poblarla de florestas y manantiales, tener un hijo inteligente y bello y luego pulirle y amarle; enseñarle a desnudarse el corazón y a vivir a tono con la armonía del mundo, esas son cosas eternas. Nadie se avergüence de su labor, nadie repudie su obra, si en ella a puesto el afecto diligente y el entusiasmo fecundo, nadie envidie a nadie, que ninguno podrá regalarle el don ajeno, ni restarle el propio, la envidia es una carcoma de las maderas podridas, nunca de los árboles lozanos, ensanche y eleve cada uno lo suyo, defiéndase y escúdese contra toda mala tentación. Que si en la palabra religiosa de Dios nos da el pan nuestro de cada día, en la satisfacción del esfuerzo legitimo nos brinda la actividad y el sosiego, lo triste, lo malo, lo dañino es el enjuto del alma, el que lo niega todo, el incapaz de admirar y de querer, lo nocivo el es necio, el inmodesto, el que nunca ha hecho nada y lo censura todo, el que jamás ha sido amado y repudia el amor; pero el que trabaja, el que gana su pan y nutre su alegría, el justo, el noble, el bueno, para ese sacudirá el porvenir sus ramajes cuajados de flores y rocíos, ya tale montes o cincelé poemas. Nadie se sienta menos, nadie maldiga a nadie, nadie desdeñe a nadie, la cumbre espiritual del hombre ha sido el retornar al abrazo de las cosas humildes. Lo Esencial, escrito por: Alfonso Guillen Zelaya Ensayo de la oración del hondureño La Oración del Hondureño fue escrita por el Poeta, periodista, narrador y editor José Froylán de Jesús Turcios, más conocido como Froylán Turcios. Don Froylán Turcios nació en la ciudad de Juticalpa el 7 de Junio de 1874. En el campo político, fue Diputado del Congreso Nacional, Ministro de Gobernación y delegado de Honduras ante la Sociedad de Naciones de Ginebra, Suiza. Fue un destacado periodista que dirigió el diario El Tiempo de Tegucigalpa y fue el fundador de las revistas El Tiempo, El Pensamiento (1984) Revista Nueva (1902) Arte y Letras (1903) y Esfinge (1905). Entre las obras más famosas de este influyente Poeta Hondureño estan las siguientes: El Vampiro (1910) y El Fantasma Blanco (1911). Entre los mejores volúmenes de poesía y cuento podemos mencionar: Mariposas (1895), Renglones (1899), Hojas de Otoño (1905), Prosas Nuevas (1914), Flores Sonora (1915), Cuentos del amor y de la Muerte (1930), Paginas del Ayer (1932), Cuentos Completos (1995). La Oración del Hondureño que don Froylán Turcios escribió la hizo inspirado en la gente noble y los bellos paisajes de Honduras. Froylán Turcios murió el 19 de Noviembre de 1943 en San José, Costa Rica. Óscar Acosta varios ensayo (Tegucigalpa, 1933) Poeta, narrador, periodista y editor hondureño perteneciente a la llamada Generación del 50, caracterizada por el deseo de renovación del lenguaje y la cuidada elaboración metafórica. Diplomático de carrera, fundó en Tegucigalpa, en compañía de otros intelectuales, la Editorial Nuevo Continente y las revistas Extra y Presente, y posteriormente la Editorial Iberoamericana. En la década de 1960 fue director de la Editorial Universitaria y de la revista literaria Universidad de Honduras. Mientras realizaba estudios de Derecho, organizó con otros estudiantes el Círculo Literario Universitario. Entre otros galardones, recibió en 1960 el Premio de Poesía Rubén Darío, en Nicaragua; el de Ensayo Rafael Heliodoro Valle, por la UNAH, en 1979; el Nacional de Literatura Ramón Rosa y el de los Juegos Florales Centroamericanos de Quetzaltenango, Guatemala. Como diplomático representó a Honduras en Perú, España, Italia y El Vaticano; actualmente es como asesor en la Cancillería Hondureña. Miembro de número de la Academia Hondureña de la Lengua, preside además la Asociación de Prensa. Entre sus libros de poesía hay que mencionar Responso al cuerpo presente de José Trinidad Reyes (1953), Poesía Menor (1957), Tiempo detenido (1962), Antología personal (1965 y 1971), Mi país (1971). Su poesía es profunda y serena, de tono intimista. El arca (1956) es una colección de relatos que abrió un nuevo camino a la literatura hondureña, rompiendo con la tradición costumbrista de la narrativa del su país. Recopiló también poemas de otros autores en obras como Antología de la nueva poesía hondureña (1967) y Poesía hondureña de hoy ( 1971). Entre sus estudios destaca Rafael Heliodoro Valle, vida y obra (1964).