Dicen que en la antigüedad la gente vivía sólo de la luz de la luna
porque todavía no existía el sol. Cuentan los aymara que un día alguien vino y les dijo que se presentaría un ser nunca visto por los hombres, con barbas grandes y larga cabellera de fuego y que quemaría a los hombres, animales y plantas. Esta noticia provocó mucha preocupación, desesperación y llanto en la gente, entonces para prevenir desgracias que pueda provocar el sol, la gente construyó casas, chullpas y chozas con diferentes orientaciones, otros vivieron en cavernas con la puerta en orientaciones diferentes, unos en dirección a la salida de la luna, otros hacia la puesta de la luna. Un día menos pensado, cuando la luna acababa de ocultarse en los cerros elevados de la oscuridad, aparecieron las cabelleras tan brillantes del sol que provocaba mucho calor e iluminaba muy fuerte. La gente se asustó, otros lloraban y gritaban, algunos murieron de puro susto y las aves volaban hacia donde se escondía el sol. Entonces la gente que se había escondido en las chozas y cavernas con la puesta hacia la salida del sol murieron quemados por el calor ardiente que despedía el sol. Los otros que se ocultaban en casas, chullpas y chozas con puertas hacia el lado de la sombra lograron sobrevivir. Después al padre sol, le ofrecieron grandes pagos de animales y productos agrícolas. La gente cree que el aymara es descendiente de aquellos hombres que lograron salvarse del castigo del sol. Las casas, las chullpas y chozas fueron dejadas por esos antiguos pobladores del antiplano andino.