Las proteínas

Las proteínas son las macromoléculas más abundantes en las células vivas y en nuestro
organismo. Estas están constituidas por aminoácidos, entre los cuales se encuentran los
aminoácidos esenciales. Los aminoácidos esenciales son aquellos que el organismo
humano no puede sintetizar. Esta clase de aminoácidos es fundamental dado que la
digestión de las proteínas depende de ellos.
Las proteínas se dividen en dos tipos, entre las cuales encontramos las de origen vegetal y
las de origen animal.
Las proteínas de origen vegetal comúnmente contienen una menor o nula cantidad de
aminoácidos esenciales, por consiguiente, el organismo humano las digiere con menor
facilidad en comparación a las proteínas animales. Por esta razón, las proteínas de origen
vegetal son consideradas como incompletas. Sin embargo, existen combinaciones de
proteínas vegetales que alcanzan las recomendaciones indicadas que nuestro organismo
necesita consumir.
Por otro lado, su consumo es positivo tanto para la salud, puesto que se asocia con la
disminución de la presión arterial y de los niveles de colesterol, como para el medio
ambiente porque su producción tiene menor impacto negativo en comparación con las
proteínas de origen animal.
Del otro lado, se encuentran las proteínas de origen animal, las cuales se caracterizan por
estar compuestas de una gran cantidad de aminoácidos esenciales, provocando que estas
sean digeridas por el organismo con mayor facilidad en comparación a las de origen
vegetal.
No obstante, el consumo de proteínas animales lamentablemente se asocia con un
incremento en el riesgo de padecer tanto enfermedades cardiovasculares, como otras
enfermedades crónicas, por lo que ingerirlas no trae consecuencias perjudiciales para la
salud de nuestro organismo.
Adicionalmente, la producción de proteínas de origen animal tiene un gran impacto
negativo en el medio ambiente, sumándose este aspecto como otra desventaja de este
tipo de proteínas.
En conclusión, el consumo de proteínas de origen vegetal es una alternativa sana
a las de origen animal y, por lo tanto, la población debería reemplazarlas
adecuadamente (de acuerdo con las combinaciones necesarias y
recomendaciones nutricionales) por las proteínas vegetales de tal forma que se
puedan disminuir los impactos nocivos en el ambiente y en la salud.