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La antropología en el campo de las ciencias sociales: métodos de las y problemas

ciencias sociales: objetivos, definiciones, métodos y problemas.

El hombre ha pensado siempre que el objeto más importante del conocimiento es él y se ha


pasado el tiempo, mejor dicho, la historia, tratando de comprender su propia naturaleza. En su
afán por conocerse a sí mismo se ha aventurado por todos los caminos de la investigación y en
la incansable búsqueda de sus orígenes y de su razón de ser ha tentado todas las posibilidades
del conocimiento, de la imaginación o de la fe. Con el tiempo ha construido diversas disciplinas
dentro de las cuales ha sistematizado sus experiencias y ha encauzado sus formas de
razonamiento. Pero mientras por un lado los filósofos han tratado de comprender la esencia
misma del hombre, buscando respuestas a preguntas primordiales como ¿qué es el hombre? o
¿cuál es su lugar y destino en la naturaleza?, por otro lado los estudiosos de la realidad objetiva
del hombre han ido mostrando sus características fundamentales, lo mismo que las diferencias y
similitudes que existen entre los modos de ser de los distintos pueblos y culturas. Las dos
maneras de entender y explicar la realidad humana se basan en la observación y en el
razonamiento, pero mientras la filosofía es esencialmente un intento de comprender al hombre
como un todo, las generalizaciones de la ciencia empírica se derivan de observaciones y
experiencias concretas sin pretender explicaciones en esferas de elevada abstracción.

En cada una de las disciplinas humanas, especialmente en las llamadas ciencias humanas, se
han perfeccionado los métodos y establecido relaciones verificables; sin embargo, este mismo
hecho y un arraigado academicismo han terminado haciéndonos concebir la idea de que los
diferentes campos de estudio que se ocupan de los problemas humanos son como parcelas
separadas por marcadas divisiones, al extremo de que muchos especialistas las asumen como
si existieran en la realidad. Si bien estas divisiones son útiles como sistemas de conocimiento y
métodos de investigación, e incluso necesarias puesto que el ámbito de lo humano es
prácticamente inabarcable por una sola disciplina, el resultado ha sido de que tal suposición ha
generado el convencimiento común de que las acciones y actitudes humanas se han
desarrollado dentro de compartimientos estancos. Así, la economía se circunscribe a cierto tipo
de fenómenos identificados como “económicos”, la sociología a las relaciones sociales dentro de
los postulados del pensamiento sociológico y la politología a las formas de gobierno o de la
administración del Estado, tal como se los conoce y entiende en Occidente. Pero las cuestiones
humanas son tan complejas que las categorías que asignamos a los diferentes aspectos de la
vida social, por más cuidadosamente que sean formuladas, no pueden contenerlas sin que se
mezclen o se yuxtapongan y confundan. Las acciones calificadas como sociales, psicológicas,
políticas, económicas, etc., guardan en la realidad una profunda e indivisible correspondencia y
se dan en un continuum cuyo dinamismo está determinado, en última instancia, por las
exigencias de las necesidades materiales y espirituales del hombre. Este todo integrado y
continuo es, en esencia, la condición humana misma, cuyo entendimiento y análisis constituyen
la preocupación fundamental de la antropología.

No obstante, con tan amplio objeto de estudio, más que como un cuerpo autónomo de
conocimientos que busca reivindicar su lugar entre las demás especialidades del panorama
científico, la antropología parecería abrigar la pretensión de convertirse en la “súper ciencia del
hombre” —como ya se le ha reprochado— que trata de integrar en su seno todas las materias de
estudio referentes a nuestra especie antes difusas o repartidas en otras disciplinas a las que
pretendería redistribuir bajo sus propios conceptos. Por eso, y ante todo, conviene dejar
establecido que la antropología deriva de una concepción científica del hombre, como de la
sociedad y la cultura, y de una manera específica de observar y plantear los fenómenos humanos,
los cuales no son tan simples como a menudo se tiende a suponer cuando se juzga a las demás
sociedades bajo las premisas del aparato conceptual del observador. Es en relación con las
diferencias que se presentan entre las sociedades humanas cuando se ponen de manifiesto
ciertas propiedades generales de la vida social, que la antropología toma como objeto de estudio.
Y el hecho de que le preocupe de manera especial el conocimiento de las sociedades no
occidentales le confiere un énfasis académico singular.

La definición tradicional más amplia de antropología —de las voces griegas anthropos, hombre,
y logia, ciencia o estudio— establece que es “el estudio del hombre”, pero tan extensa definición
no puede ya abrigar la pretensión de ser el estudio completo de la humanidad, aunque trate de
serlo más que cualquier otra disciplina científica. Como la define Sagrera, “la antropología es la
disciplina que tiene la urgente tarea de explicar al hombre en su multiplicidad fenoménica”.
Teniendo en cuenta, además, el sentido con el que se realizan los estudios antropológicos,
creemos que la antropología también puede definirse como el estudio científico de la naturaleza
humana y de los factores fundamentales de su desarrollo. Y parte del supuesto de que para
comprender la naturaleza del hombre es necesario observarlo a través del tiempo y dondequiera
que se halle, con el fin de comprobar los cambios que ha experimentado en su existencia como
tal y en la trayectoria evolutiva que le dio origen. En este sentido, y teniendo en cuenta la
diversidad con que se presentan las distintas sociedades humanas, Ruth Benedict ha definido la
antropología como “la disciplina que estudia las diferencias entre las tradiciones culturales”.

Tomado de Silva Santisteban, Fernando (1998) Antropología: conceptos y nociones generales. Fondo
de Cultura Económica y Universidad de Lima, páginas 17 – 18 – 19

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