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Usos y Funciones de La Musica PDF
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Alan P. M. e r r i am
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/HLMIN r. / V \ C K K I A / V \. Al observar los usos de la música, el investigador intenta
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que lo que parece ser el mismo uso social en dos sociedades, puede
tener distintas funciones [...] En otras palabras, para definir un uso
social, y por tanto para poder validar comparaciones entre usos de
diversas culturas o períodos, es necesario considerar no sólo la for-
ma del uso, sino también su función» (1952: 184).
En etnomusicología estos términos se han intercambiado cons-
tantemente, si bien con un sentido u otro dependiendo del contexto.
Por ejemplo, a menudo se afirma que la música es un aspecto de la
vida cotidiana que impregna las sociedades no alfabetizadas. En nues-
tra sociedad, se dice, tendemos a compartimentalizar las artes, es
decir, hacemos hincapié en las diferencias, o supuestas diferencias,
entre arte «puro» y «aplicado», y entre el «artista» y el «artista co-
mercial» o el «artesano», que se diferencian tanto por su papel como
por su función. También distinguimos claramente entre el «artista»
y su «público»; el primero se supone que pertenece a un reducido gru-
po limitado a individuos con talento, y el segundo, a una masa más
o menos indistinguible, cuyas percepciones frente al arte son de una
calidad variable e indiscriminada. En las sociedades no alfabetiza-
das en general «se puede decir que no se establecen distinciones de
esta categoría. El arte es parte de la vida, no está separado de ella»
(Herskovits, 1948: 379). Esto no significa necesariamente que no exis-
ta una especialización en la música de estas culturas, sino que un
número relativamente grande de personas puede participar en ella.
La música es funcional en el sentido de que surge de un elevado nú-
mero de personas de cualquier sociedad no alfabetizada y que casi to-
do el mundo participa en ella, enfatizando así la carencia de una
distinción básica entre «artista» y «artesano» o entre «artista» y «au-
diencia».
Cuando hablamos de música de esta forma estamos empleando
«función» en el primer sentido descrito por Nadel —es decir, como
sinónimo de «operar», «tomar parte», «estar activo»—. Todavía más
específicamente, estamos diciendo que la música es «más funcional»
en las sociedades no alfabetizadas que en la nuestra. Debemos resal-
tar que Nadel rechaza, este uso de la palabra «función», por consi-
derarlo como un «empleo indiferente y redundante que puede ser pa-
sado por alto», y está claro que de lo que realmente se está hablando
aquí es más de uso que de función. Pero hay en esto un aspecto igual-
mente importante, y es la cuestión de si la música se utiliza más en
las sociedades no alfabetizadas que en la nuestra. Esta cuestión no pa-
rece haberse discutido nunca; simplemente se ha dado por supuesta.
Es cierto que en nuestra sociedad tendemos a distinguir entre ar-
te puro y aplicado; en el caso de la música, nos referimos a la «clási-
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... canciones para alardear, para la guerra y para el saludo, canciones de las
jóvenes casadas cuando se reúnen para recordar a sus amigos ausentes, can-
ciones infantiles, para piropear a una chica, y muchas más. De especial im-
portancia para los tutsi son las que tratan del ganado, y éstas incluyen can-
ciones de fanfarroneo llamadas ibiririmbo, en las que dos hombres cantan
compitiendo entre sí alternando frases musicales; pueden competir en la
alabanza a una vaca o resaltando los méritos de una vaca respecto a otra.
Hay canciones especiales, no ibiririmbo, en alabanza de las vacas, otras pa-
ra poner de manifiesto la importancia de tener vacas; hay canciones para vol-
ver a casa con el ganado al anochecer, otras para el pastor cuando está listo
para llevar el ganado a casa, o para cuando está sacando agua para el gana-
do; o, aun, para cuando anda con otros pastores por la noche. Se cantan ala-
banzas para el ganado del rey, inyambo; los niños cantan canciones especia-
les sobre las vacas, otras son para cuando se muestra el ganado a los visitantes.
Hay canciones especiales con flauta para alejar a los ladrones nocturnos de
ganado, y otras que rememoran acontecimientos históricos en los que el ga-
nado tomó parte (Merriam, 1959: 50).
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cordemos que entre los basongye los músicos son considerados lo más
bajo de la escala social, y tanto músicos como no músicos insisten
enfáticamente en que no les gustaría que sus hijos lo fueran. Al mis-
mo tiempo les resulta inconcebible un pueblo sin música ni músicos,
e incluso puede asegurarse que opinan que una vida sin música no
es vida.
JVLás concretamente, en un funeral importante de los basongye
no pueden faltar ni un músico profesional ni su música. Un funeral
de este tipo dura siete días, produciéndose el entierro el segundo de
ellos. El músico profesional hace su aparición una vez el muerto ha
sido enterrado, y lleva a cabo un número de funciones que sólo él
puede realizar. Ninguna otra persona puede hacer de contrincante
en la agresiva pantomima representada., por las parientes femeninas
del fallecido; esta pantomima sirve para ayudar a establecer la na-
turaleza mágica o no mágica de la muerte, permite la exteriorización
de tensiones internas por parte de las mujeres y muestra su sentida
e inocente implicación emocional en la muerte de su pariente. Sin el
profesional, estas actividades tendría que hacerlas otra persona,
pero tal y como está actualmente estructurado el funeral, es el mú-
sico quien las lleva a cabo. También es él quien ayuda a los dolien-
tes a olvidar la tragedia de la muerte. Desde que hace acto de pre-
sencia, el curso del funeral cambia; la gente empieza a sonreír y a
bromear por primera vez desde la muerte e introduce diversas dan-
zas, cuya función específica es ayudar a la gente a olvidar; hacien-
do el payaso contribuye enormemente a relajar las tensiones, que, en
este punto del funeral, han alcanzado un alto grado de intensidad.
Por supuesto, hay otras personas que podrían llevar a cabo este pa-
pel tan bien como él; la cuestión es que en la sociedad basongye no
lo hacen. El músico es una figura clave en el funeral. También lo es
en otro tipo de actividades como el baile, la caza, ciertos comporta-
mientos religiosos y otros aspectos de la vida basongye. De hecho,
sin el músico, cuyas numerosas funciones apenas se han relatado
aquí, la estructura de muchas actividades cambiaría drásticamente.
La integración del músico dentro de la estructura social es tremen-
damente importante, e ilustra el cuarto uso de la palabra «función»
apuntado por Nadel, esto es: «la eficacia específica de cualquier ele-
mento por la cual éste responde a los requerimientos de la situación,
es decir, responde a un propósito objetivamente definido; ésta es la
ecuación de función con propósito...».
En un momento u otro, los etnomusicólogos han empleado el
concepto de función en tres de los cuatro sentidos descritos por Na-
del, pero en la mayoría de los casos lo han empleado en el primero
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LA F U N C I Ó N DE EXPRESIÓN E M O C I O N A L
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LA F U N C I Ó N DE GOCE ESTÉTICO
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LA FUNCIÓN DE ENTRETENIMIENTO
LA FUNCIÓN DE COMUNICACIÓN
LA F U N C I Ó N DE RESPUESTA FÍSICA
LA F U N C I Ó N DE R E F U E R Z O DE LA C O N F O R M I D A D
A LAS N O R M A S S O C I A L E S
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LA F U N C I Ó N DE R E F U E R Z O DE I N S T I T U C I O N E S SOCIALES
Y RITOS R E L I G I O S O S
LA F U N C I Ó N DE C O N T R I B U C I Ó N A LA C O N T I N U I D A D
Y ESTABILIDAD DE UNA CULTURA
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USOS Y FUNCIONES
LA F U N C I Ó N DE C O N T R I B U C I Ó N A LA I N T E G R A C I Ó N
DE LA SOCIEDAD
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BIBLIOGRAFÍA
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