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Jesús Salvador Aquinez Cázares

Profesor David Martínez

Literatura del s. XX

25 de septiembre de 2019

Franz Kafka y la literatura del absurdo

Introducción

Durante la primera mitad del siglo XX, surge la denominada literatura del absurdo,
estrechamente relacionada con la filosofía existencialista, este tipo de literatura surge como
medio de expresión para denotar la angustia del hombre inmerso en un mundo sin sentido,
donde el tiempo y la muerte carecen de significación. Se abordan temáticas como la nada, la
soledad y la incomunicación entre los seres humanos. Lo “ilógico” de los acontecimientos
socioculturales del siglo XX –guerras principalmente– detonan la búsqueda de nuevos
sistemas estéticos capaces de expresar la situación del hombre en el mundo durante esta
época.

La obra del escritor checo Franz Kafka se inscribe dentro de este período histórico, si
bien su trabajo es considerado como “ambivalente” o polisémico por su vinculación a
diversos géneros y a las diferentes lecturas que pueden hacerse de su literatura, existen
diversos elementos narrativos y de contenido que permiten relacionar su producción artística
con la literatura del absurdo. Mediante el análisis de su obra La Metamorfosis, se pretende
vincular los diversos componentes en ambas estéticas, con la finalidad de mostrar el papel de
la producción kafkiana como pionera o precursora en los diferentes elementos narrativos del
absurdismo en las letras, partiendo de los trabajos de Albert Camus, José Enrique Pérez
Téllez, Gerard Torres Rabassa y Virginia Caamaño principalmente.

Elementos absurdos en La Metamorfosis

El pujante progreso industrial, los acontecimientos bélicos, entre otros factores


sociohistóricos y geopolíticos, conllevaron a que el individuo se cuestionara su lugar en el
mundo, comienza a surgir en el arte la concepción del hombre como ente deshumanizado,
sin identidad. En la literatura del absurdo frecuentemente se critica esta nueva condición del
ser humano, estos “relatos no pretenden provocar una duda, inquietud o angustia en el lector,
sino simplemente revelar la imposibilidad del sujeto de seguir concibiéndose y existiendo
como tal” (Rabassa 194). Esto es claramente perceptible en los personajes de las obras de
Beckett y Ionesco, referentes indiscutibles de la estética absurda, de quienes “solo restan los
despojos: no hay rastro de forma alguna de voluntad, no hay identidad, no quedan atisbos de
razón o de estados anímicos” (193). De los diálogos incoherentes entre Vladimir y Estragón
en Esperando a Godot o los Smith en La Cantante Calva, es imposible determinar
sentimiento alguno, el lector se encuentra frente a la total pérdida de la identidad. En Kafka
por otro lado, somos testigos de ese proceso mediante el cual el protagonista es sometido a
la desaparición de su condición humana. La narración es progresiva en este sentido, en un
inicio muestra los diferentes rasgos constituyentes de la personalidad de Gregorio Samsa,
comprometido en ayudar a su familia, aislado socialmente e incluso poseedor de un profundo
sentido del honor, para posteriormente ofrecer simples alusiones a su estado de ánimo
“Ahora, la entrada de la hermana era para él algo terrible” (Kafka 60). Conforme se acerca
el final del relato, Gregorio ya no posee importancia discursiva sino que se convierte en un
elemento del entorno, un mero símbolo. Esta pérdida de la identidad es reforzada por medio
de la narración: “¿Es que él deseaba de verdad se cambiase aquella su muelle habitación,
confortable y dispuesta con muebles de familia, en un desierto… en el cual se hubiera al
mismo tiempo olvidado, rápida y completamente, de su pasada condición humana? Ya estaba
él ahora muy cerca de olvidarse de ésta” (65).

Otra característica de la literatura del absurdo cuyos indicios se pueden rastrear en la obra de
Kafka es la desaparición del lenguaje. Los escritores del absurdo estaban conscientes de la
incomunicación del ser humano para con sus semejantes, bajo este principio, los diálogos
dentro de esta estética se caracterizan por su carencia de sentido y su incoherencia referente
al tiempo y al espacio, “¿Por qué pones cara de asombro? Lo sabías muy bien. Murió hace
dos años. Recuerda que asistimos a su entierro hace año y medio” (Ionesco 15). Gregorio
también es partícipe de este fenómeno, pero tratado de manera análoga a su degradación
humana, su articulación fonética sufre de una transformación consecuente con su
metamorfosis, “A través de la puerta de madera, la mutación de la voz de Gregorio no debió
notarse, pues la madre se tranquilizó con esta respuesta y se retiró” (Kafka 30), sin embargo,
conforme avanza el relato, Samsa pierde gradualmente la posibilidad de comunicarse
verbalmente, “Gregorio, empero, hallábase ya mucho más tranquilo. Cierto es que sus
palabras resultaban ininteligibles aunque a él le parecían muy claras, más claras que antes,
sin duda porque ya se le iba acostumbrando el oído” (40).

A estos dos elementos constitutivos de la obra absurda se aúna un tercero, el cual


consiste en la confrontación de lo imposible con la realidad. En esta literatura, tal choque es
utilizado como recurso narrativo para la revelación del elemento absurdo, el cual consiste en
la falta de sorpresa o naturalidad con que los personajes aceptan el elemento extraño. Esta
característica fue abordada por Camus afirmando que el hombre absurdo no evade esta
confrontación sino que admite lo irracional sin desechar la razón (54). Para Camus el efecto
absurdo se logra por medio de la comparación entre una acción y el mundo que la supera
(47), siendo la falta de sorpresa ante tal evento irracional su resultado. Virginia Caamaño en
su análisis del cuento Color de otoño lo describe de la siguiente manera, “los personajes no
se asombran ni inquietan ante los hechos narrados, lo cual lleva a lectores y lectoras a
confrontar la realidad de los relatos con lo que consideran su propia realidad” (148). Esta
naturalización de lo imposible la desempeña Gregorio quien parece importunarse más por los
inconvenientes que pueda provocar su inasistencia al almacén que por su reciente
transformación, “Bueno, me visto al momento, recojo el muestrario y salgo de viaje” (43).
Incluso planea sin inmutarse su futuro en esta nueva condición, “tenía tiempo sobrado para
pensar, sin temor a ser importunado, acerca de cómo le convenía ordenar en adelante su vida”
(51). Este tono humorístico es un rasgo característico del absurdo, en Kafka está
constantemente en contraposición con un trasfondo trágico.

El mito de Sísifo. Albert Camus

El escritor y periodista francés Albert Camus elaboró en su obra El mito de Sísifo un análisis
detallado del concepto del absurdo, profundizando en ideas como el suicidio, el sinsentido
de la vida, las acciones inútiles del hombre, así como su evasión ante lo irracional del mundo.
Diversos elementos presentes en la obra de Camus pueden rastrearse dentro de La
Metamorfosis. Cabe señalar que no todos ellos cumplen al pie de la letra lo postulado por
Camus, sin embargo, mantienen la divagación entre el absurdo producido por esa
confrontación de lo real con lo irreal.
Uno de los temas abordados en El mito de Sísifo, es el suicidio, cuestionando el valor
de la vida y la elección al decidir si merece o no la pena de vivirla ante la confrontación con
el sinsentido de la misma. Camus rechaza el suicidio como medio de evasión, este
enfrentamiento debe ser encarado sin esperanzas, con el único propósito de agregar la mayor
cantidad de experiencias personales. La justificación que propone el autor consiste en el
apego natural del hombre a la vida, “el juicio del cuerpo vale tanto como el del espíritu y el
cuerpo retrocede ante la aniquilación. Cogemos la costumbre de vivir antes de adquirir la de
pensar” (22). Gregorio Samsa enfrenta su destino por irracional que parezca, pretende
continuar con su vida sin importar su nula pertenencia a ningún ámbito del mundo, “hallóse
de nuevo en la misma posición y tornó a ver sus patas presas de una excitación mayor que
antes, si era posible, comprendió que no disponía de medio alguno para remediar tamaño
absurdo y volvió a pensar que no debía seguir en la cama y que lo más cuerdo era arriesgarlo
todo” (32).

El protagonista rehúsa rendirse hasta que por fin es superado por las circunstancias y
opta por el suicidio matándose de hambre. De esta manera el relato de Kafka no se
circunscribe plenamente en el género del absurdo sino que se encuentra en un constante
vaivén coqueteando e insinuando ciertas características que lo acercan a él. Bajo este
principio se le puede adjudicar características propias de este género mientras mantenga esa
confrontación con lo irracional, de manera semejante a la vacilación entre lo real y lo
sobrenatural en la literatura fantástica tradicional.

En cuanto a la referencia a lo monótono, inútil y repetitivo de las acciones humanas


a las que alude Camus –emparentándolas con el castigo de Sísifo–, se puede hacer una
referencia a La metamorfosis tomando en cuenta una de las lecturas de la misma, según Juan
Ramón Cervera la transformación de Gregorio es consecuencia de la degradación de una
sociedad explotadora que sólo da valor a lo utilitario despreciando a cualquier individuo que
no sea lo bastante eficiente, “En estos últimos tiempos, su trabajo ha dejado mucho que
desear” (38). A Gregorio se le trataba como a un insecto y esa termina siendo su
transformación. Si adoptamos esta lectura alegórica, la actitud que el protagonista muestra
en el relato coincide con lo expuesto por Camus en referencia a Sísifo y su singular castigo,
“Hay que imaginarse a Sísifo feliz” (156). No obstante su condición, Samsa disfruta de
diversos episodios que nos insinúan cierto grado de felicidad: “Pese a lo apurado de su
situación, no pudo por menos de sonreírse” (34), “Lo notó con singular alegría, y vio que se
esforzaban en llevarle allí a donde él deseaba ir, dándole la sensación de haber llegado al
cabo de sus sufrimientos” (46), “Pero aconteció que Gregorio, casi feliz, y al tiempo
divertido, desprendiose del techo” (63).

Formas del absurdo y del sinsentido en La Metamorfosis

Según el estudio Las formas del absurdo y el sinsentido en la literatura de José Enrique Pérez
Téllez existen cuatro formas de romper con el sentido de la obra literaria, entre ellos está el
absurdo, concebido en este trabajo como una “falta de coherencia y de correspondencia, [que]
va en contra de la razón y la manera en que ésta percibe la realidad” (867) y del cual se
pueden establecer cuatro tipos: el absurdo de cantidad, el de cualidad, el de la modalidad y
el de la relación. En la obra de Kafka se distinguen los primeros tres.

Absurdo de cantidad. Aparece cuando se altera la dimensión de un ser, objeto o acción


de manera que no existe concordancia en sus distintas apariciones durante el relato. Esta
indeterminación en cuanto a las proporciones se encuentra plenamente identificable en la
percepción del tamaño del bicho en que Samsa se convierte, el cual mantiene dimensiones
irregulares, a veces refiriéndose en el texto con un gran tamaño, “Por fin logró verse frente
a la puerta. Pero entonces comprendió que su cuerpo era demasiado ancho para poder
franquearla” (49); o bien mediano “precipitóse debajo del sofá, en donde no obstante sentirse
algo estrujado, por no poder levantar la cabeza, se encontró en seguida muy bien” (51) o
pequeño, “Él mismo no sabía lo que iba a hacer; mas levantó los pies a una altura desusada,
y Gregorio quedó asombrado de las gigantescas proporciones de sus suelas” (72).

Absurdo de cualidad. Se refiere a la variación en cuanto a las características


intrínsecas a un objeto, individuo, lugar, etcétera, el cual puede estar representado con unas
u otras sin que se pierda su identidad. En este caso el absurdo surge mediante la confrontación
con la esencia del ser, en el caso de La Metamorfosis, durante el proceso de transformación,
a Gregorio llegan a adjudicársele cualidades tanto humanas como animales al mismo tiempo,
produciendo una “suspensión del principio de identidad” (Téllez 893). Pues bien, aunque el
bicho disfruta de los alimentos putrefactos, mantiene cierta sensibilidad ante lo desagradable
que podría resultar dicho espectáculo para su hermana, “sabía que Gregorio no comería
estando ella presente” (Kafka 53).

El tercer tipo es el denominado de la modalidad o la función de los seres y


acontecimientos, “algo que tenía una función determinada de pronto tendrá una utilidad fuera
de lo común hasta el punto de llegar a la contradicción” (Téllez 873). Por ejemplo, en el
siguiente fragmento:

Quería efectivamente abrir la puerta, dejarse ver del principal, hablar con él.
Sentía curiosidad por saber qué dirían cuando le viesen los que tan
insistentemente le llamaban. Si se asustaban, Gregorio encontrábase
desligado de toda responsabilidad y no tenía por qué temer. Si, por el
contrario, se quedaban tan tranquilos, tampoco él tenía por qué excitarse, y
podía, dándose prisa, estar realmente a las ocho en la estación (Kafka 39).

En este caso la función descriptiva de los acontecimientos originalmente serviría a la


verificación del choque con lo irracional por parte del principal, pero al tratarse de un hecho
de esta magnitud, cumple una función distinta, la de mostrar la naturalidad con la que
Gregorio hace frente a este fenómeno. Lo mismo sucede al dejarse ver por el principal, la
acción debería mostrar el impacto en el bicho por su misma condición al ser descubierto, en
cambio lo que se percibe es la nula importancia que este le da, reparando más en su futura
posición en el almacén que en su estado actual, “se percataba de que era indispensable retener
al principal, apaciguarle, convencerle, conquistarle. De ello dependía el porvenir de Gregorio
y de los suyos” (45).

Conclusiones

La literatura del absurdo surge como un nuevo sistema estético para expresar ideas de
angustia e incertidumbre de las que era objeto el hombre de primera mitad del siglo XX, el
posterior desarrollo de este tipo de literatura debe en gran medida a la narrativa de Frank
Kafka, dentro de la cual se observan determinados elementos que posteriormente serían
utilizados por los autores del absurdo. Si bien la obra de Kafka no puede ser catalogada dentro
de un género específico, se pueden identificar los diversos elementos que lo relacionan a
distintas corrientes estéticas de la literatura moderna, el absurdo entre ellas.
Bibliografía

Caamaño Morúa, Virginia. La literatura fantástica y su reescritura en América Latina: un


estudio sobre “Color de otoño” de Claudia Hernández. Revista de Lenguas
Modernas 2015: 143 -158. Digital.

Camus, Albert. El mito de Sísifo. Madrid: Alianza editorial, 2018. Impreso.

Cervera, Juan. “Interpretaciones de la transformación de Gregorio Samsa en escarabajo de


La Metamorfosis”. Ciervalengua. Web. 25 de septiembre de 2019.
<https://ciervalengua.files.wordpress.com/2011/03/interpretaciones-de-la-
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Kafka, Franz. La Metamorfosis. México: Editorial Era, 2008. Digital.

Ionesco, Eugene. La cantante calva. México: Alianza editorial, 1990. Impreso.

Pérez Téllez, José Enrique. Las formas del absurdo y el sinsentido en la literatura. Revista
signa. 2016: 865-877. Digital.

Torres Rabassa, Gerard. «Otra manera de mirar». Género fantástico y literatura del
absurdo: género fantástico y literatura del absurdo: hacia una impugnación del
orden de lo real. Revista de Investigación sobre lo Fantástico. 2015: 185-205. Digital.

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