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Podemos decir que tenemos fundamentos de esperanza, en un caso donde a pesar de que no
puedo ver aquello por lo que estoy luchando, a lo largo del camino voy recibiendo pequeñas o
grandes pruebas de que la lucha tiene sentido, de que no se trata sólo de un esfuerzo de fe
«ciega», sino que poseo «indicios» de que tiene sentido esperar.
Realizamos un sacrificio y nos damos cuenta que este tiene una recompensa, tenemos una
señal de que tiene sentido realizar este sacrificio.
Tenemos un encuentro con otra persona, nos damos cuenta del valor que tiene la persona y la
relación establecida.
Miramos lo que ha pasado en nuestra vida y nos damos cuenta que las circunstancias difíciles se
pueden superar y seguir avanzando.
Recibimos el perdón de alguien que ofendimos o cuando sentimos tranquilidad al perdonar a
quien nos ha ofendido.
Escuchamos el testimonio de personas que conocemos y que al morir entregan su alma en paz
porque han vivido correctamente, de acuerdo con sus creencias.
Comprendemos grandes inquietudes que poseíamos, y que representaban importantes
cuestionamientos personales.
La historia es importante porque es una de las pruebas que fundamenta la esperanza del
creyente. En el caso del monoteísmo, la esperanza se apoya en la historia completa de la
humanidad, que es historia de la salvación: el recuento permanente de que Dios ha liberado una
y otra vez a su pueblo. En el caso del judaísmo, encontramos, entre muchos otros, dos ejemplos
de hechos históricos, la salida de Egipto y el regreso del destierro de Babilonia.
4. Desde la perspectiva del islam, ¿cuál es la razón para la esperanza que propone la lectura?