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Solemnidad San Francisco de

Asís
4 de octubre de 2013

Monición
Queridos hermanos, celebramos hoy con gran alegría la Solemnidad de San
Francisco de Asís nuestro patrón y guía. El joven Francisco, alegre y lleno de
cualidades, tuvo una experiencia profunda de conversión y decidió seguir a Cristo
con total desprendimiento de sus bienes, cumpliendo radicalmente las
bienaventuranzas. Su visión de la vida fue optimista, positiva, llena de sencillez, pero
a la vez comprometida y entregada al servicio de los demás. Dejo en herencia a toda
la familia franciscana y a la iglesia una espiritualidad que se va apreciando cada vez
más por sus valores evangélicos. Él, que se identificó tanto con Cristo en su Pasión
que mereció llevar los estigmas de sus llagas en el cuerpo, nos enseña a tomar como
clave central de toda la vida cristiana la identificación con Cristo Jesús pobre,
humilde y hermano de todos. Con esta alegría, comencemos nuestra celebración.

Acto Penitencial:
Cristo todavía necesita ser anunciado hoy: ¿Le hacemos nosotros visible en nuestras
vidas? ¿Conduce a Cristo nuestra forma de vivir? Examinémonos ante el Señor.
(Pausa)
Señor, el mundo hoy -y nos incluimos nosotros- necesita todavía convertirse.
Pero nos falta coraje para cambiar a mejor. R/ Señor, ten piedad

Cristo Jesús, necesitamos reflexionar sobre nuestra vocación cristiana,


pero tenemos miedo del silencio que eso requiere para escuchar tu retadora
palabra. R/ Cristo, ten piedad

Señor, necesitamos profetas que hablen en tu nombre, pero nosotros los


silenciamos o los ridiculizamos cuando nos señalan nuestras propias inconsistencias.
R/ Señor, ten piedad

1
Primera Lectura:
Lectura del libro del Eclesiástico (50, 1-3. 7)

Este es aquel que en su tiempo se reparó el templo, en sus días se afianzó el


santuario. En su tiempo cavaron la cisterna y un pozo de agua abundante. Protegió a
su pueblo del saqueo y fortificó a la ciudad para el asedio.

Qué majestuoso cuando salía de la tienda asomando detrás de las cortinas; como
estrella luciente entre nubes, como luna llena en día de fiesta, como sol refulgente
sobre el templo real, así brilló él en el templo de Dios.

Palabra de Dios

Salmo responsorial (Salmo 15, 1-2a.


5. 7-8. 11)
R/. El Señor es el lote de mi heredad.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;

yo digo al Señor: «Tú eres mi bien».

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa. R.

Bendeciré al Señor que me aconseja,

hasta de noche me instruye internamente.

Tengo siempre presente al Señor,

con él a mi derecha no vacilaré. R.

Me enseñarás el sendero de la vida;

me saciarás de gozo en tu presencia,

de alegría perpetua a tu derecha. R.

2
Segunda Lectura:
Lectura de la Carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas (6,14-18)

Hermanos: Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo,


en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. Pues lo que cuenta
no es circuncisión o incircuncisión, sino criatura nueva. La paz y la misericordia de
Dios vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma; también sobre Israel. En
adelante, que nadie me venga con molestias, porque yo, llevo en mi cuerpo las
marcas de Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo está con vuestro espíritu,
hermanos. Amén.

Palabra de Dios

Secuencia:
Ya estás, Francisco, clavado sobre la cruz redentora.
Triunfas del mundo y la carne y es de Cristo tu victoria.
El ideal de tu vida un mundo nuevo jalona, y el árbol del evangelio
florece con nuevas rosas. Una cuerda a tu cintura ciñe tu pureza. Y brotan
las flores por donde pisas con tus plantas milagrosas.
La pobreza fue tu dama, la que era de Cristo esposa.
Viuda del primer marido, de nuevo tú la desposas.
Y en arras cinco rubíes tu cuerpo llagado adornan.
Cinco ventanas abiertas por las que el alma se asoma.
La cruz fue el árbol de vida que te cobijó a su sombra.
Bajo sus ramas abiertas tus hijos trabajan y oran.
Padre bueno, Padre santo, de esta familia que implora
tu espíritu, que da vida, tus virtudes, que dan gloria.
A los que llevan tu nombre dales proseguir tu obra.
La semilla aquí sembrada dará en el cielo sus rosas.

3
Aclamación al Evangelio:
“Aleluya, aleluya.
Francisco, pobre y humilde,

entra rico en el cielo

y es honrado con himnos celestes.


Aleluya”

Evangelio:
+ Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (11,25-30)

En aquel tiempo, Jesús exclamó: Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra,
porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la
gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi
Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y
aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Cargad con mi
yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro
descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.

Palabra del Señor.

4
Reflexión “tres llamadas de Jesús”

Un día Jesús sorprendió a todos dando gracias a Dios por su éxito con la gente
sencilla de Galilea y por su fracaso entre los maestros de la ley, escribas y
sacerdotes. «Te doy gracias, Padre… porque has escondido estas cosas a los sabios y
entendidos y las has revelado a la gente sencilla». A Jesús se le ve contento. «Sí,
Padre, así te ha parecido mejor». Esa es la manera que tiene Dios de revelar sus
«cosas». La gente sencilla e ignorante, los que no tienen acceso a grandes
conocimientos, los que no cuentan en la religión del templo, se están abriendo a
Dios con corazón limpio. Están dispuestos a dejarse enseñar por Jesús. El Padre les
está revelando su amor a través de él. Entienden a Jesús como nadie. Sin embargo,
los «sabios y entendidos» no entienden nada. Tienen su propia visión docta de Dios
y de la religión. Creen saberlo todo. No aprenden nada nuevo de Jesús. Su visión
cerrada y su corazón endurecido les impiden abrirse a la revelación del Padre a
través de su Hijo. Jesús termina su oración, pero sigue pensando en la «gente
sencilla». Viven oprimidos por los poderosos de Séforis y Tiberíades, y no encuentran
alivio en la religión del templo. Su vida es dura, y la doctrina que le ofrecen los
«entendidos» la hacen todavía más dura y difícil. Jesús les hace tres llamadas.
«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados». Es la primera llamada. Está
dirigida a todos los que sienten la religión como un peso, los que viven agobiados
por doctrinas que les impiden captar la alegría de la salvación. Si se encuentran
vitalmente con Jesús, experimentarán un alivio inmediato: «Yo os aliviaré». «Cargad
con mi yugo… porque es llevadero y mi carga ligera». Es la segunda llamada. Hay que
cambiar de yugo.

Abandonar el de los «sabios y entendidos» pues no es llevadero, y cargar con el de


Jesús, que hace la vida más llevadera. No porque Jesús exige menos. Exige más, pero
de otra manera. Exige lo esencial: el amor que libera de lo que hace daño a las
personas. «Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón». Es la tercera
llamada. Hay que aprender a cumplir la ley y vivir la religión con su espíritu. Jesús no
«complica» la vida, la hace más simple y humilde. No oprime, libera para vivir de
manera más digna y humana. Es un «descanso» encontrarse con él.

5
Oración de los fieles:
Con la confianza puesta en Dios nuestro Padre, que en Jesucristo nos dio la
salvación, presentémosle nuestras súplicas.

- Por la Iglesia; para que sea siempre un signo transparente de la Buena Noticia de
Dios. Roguemos al Señor.
- Por los jóvenes, para que no tenga miedo y sigan a Jesucristo, el amigo siempre fiel,
sin regatearle amor, entrega y firmeza. Roguemos al Señor.
- Por los gobernantes de nuestro país y de todos los países; para que tengan como
objetivo hacer posible la paz y una justa distribución de la riqueza. Roguemos al
Señor.
- Por las familias que sufren divisiones y rupturas; para que se esfuercen con buena
voluntad para superar los rencores y los agravios mutuos. Roguemos al Señor.
- Por la Fraternidad Franciscana de la Cruz y por cada uno de los hermanos, para que
siguiendo las huellas de San Francisco, seamos verdaderos testigos del Evangelio de
Jesucristo. Roguemos al Señor.
- Por los que nos hemos reunido en esta Eucaristía; para que abramos nuestros
corazones para recibir el amor y la gracia del Señor. Roguemos al Señor.

Oración:
Oh Dios, que manifestaste tu amor hacia nosotros enviando a tu Hijo unigénito al
mundo para que por Él tuviéramos vida; escucha las oraciones de tu pueblo que
peregrina por este mundo, y haz que con la ayuda de tu gracia podamos amarnos los
unos a los otros como Tú nos amaste. Por Jesucristo nuestro Señor.

Ofrendas:
Con estas manos abiertas queremos expresar, Señor, nuestro deseo de poner al
servicio de los demás todo lo que somos y tenemos. (Unas manos abiertas)

Con estos granos de mostaza (si no los hay se pueden sustituir por trigo, arroz….)
queremos simbolizar nuestro deseo de crecer a la sombra de la Eucaristía, de la
oración y de la Palabra de Dios.

Finalmente, con el pan y el vino, llevamos hasta el altar nuestro deseo de querer
alimentar nuestra vida con la presencia de Jesús muerto y resucitado.

6
Oración para después de la comunión
Gracias, Señor, por quedarte en mí y junto a cada uno de nosotros hecho alimento,
para ayudarnos a recorrer el camino. Gracias por las llamadas que continuamente
nos haces a seguirte, a testimoniar con nuestra vida el Evangelio, a ser cepas que
den buenos y abundantes frutos. Gracias por insistir en las llamadas, pese a que
nuestras respuestas casi siempre son negativas, tibias, faltas de coraje y decisión.
No te canses Señor.

Ayúdanos con la fuerza de esta comunión a dejarnos transformar, a dejarnos podar y


entrecavar, para que seamos cepas renovadas, que cada cosecha dan mejores
frutos.

Despedida
Queridos hermanos, que el Señor nos conceda imitar a San Francisco en su caridad y
en su celo apostólico, para que sintamos los frutos de su amor y nos entreguemos a
la salvación de los hermanos. Con esta alegría, podéis ir en paz.

Oración Año de la Fe
¡Oh alto y glorioso Dios!,
ilumina las tinieblas de mi corazón,
dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta,
sentido y conocimiento,
para que cumpla tu santo y veraz mandamiento.
Amén.

Oración de S. Francisco de Asís ante el Cristo de San


Damián.

Fraternidad Franciscana de la Cruz


San Miguel de Serrezuela y Cabezas del Villar en Ávila
Torrelodones en Madrid
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