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CANTAMISA

«YO ESTARÉ CON USTEDES TODOS LOS DÍAS


HASTA EL FIN DEL MUNDO»
(MT 28, 20)
PBRO. DIEGO FRANCISCO TEJEDA ZAVALA
PARROQUIA SAN FRANCISCO DE ASÍS, TALA, JAL.
30 DE OCTUBRE DE 2020
RITOS INICIALES
CANTO DE ENTRADA

En el nombre del Padre,


y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R. Amén.
La gracia, la paz y el amor,
de Jesucristo Nuestro Señor
que nos amó hasta dar su vida por nosotros,
esté con todos ustedes.
R. Y con tu espíritu.

INTRODUCCIÓN A LA CELEBRACIÓN

Q ueridos hermanos:

La misión de Jesucristo como Sumo y Eterno Sacerdote es la de ser


mediador entre Dios y los hombres, en lo que respecta a la
santificación del género humano, nosotros los que participamos del
orden sagrado, de algún modo misterioso participamos de esta misión
de nuestro Señor.
Hoy nos reunimos como la gran familia de bautizados a los pies de
Jesús de la Divina Misericordia, que con sus brazos abiertos nos recibe
en esta Su Casa, hasta donde acudimos para recibir el consuelo, la paz
y su amor. Los invito a unirnos a la acción de gracias por el don del
sacerdocio que Dios ha derramado sobre mí, indigno siervo suyo.
Por la imposición de manos de mi Obispo el Emmo. Sr. Cardenal Don
José Francisco Robles Ortega, entré a participar de la misión salvadora
de Cristo sacerdote, les pido que rogaremos a Dios para que nos
ilumine a mis compañeros y a mí en el inicio de nuestro ministerio

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sacerdotal y podamos ser ese nuevo Rostro de Cristo en nuestro
tiempo.

ACTO PENITENCIAL

El sacerdote invita a los fieles al arrepentimiento:

El Señor Jesús, hoy nos invita a la mesa de la Palabra y de la


Eucaristía, pero también en su misericordia nos llama a la conversión.
Reconozcámonos pecadores y pidamos perdón.
Se hace una breve pausa en silencio.
Después, hacen todos en común la confesión de sus pecados:

Yo confieso ante Dios todopoderoso


y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Golpeándose el pecho, dicen:

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.


Luego prosiguen:

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,


a los ángeles, a los santos y a ustedes,
hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:

Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
El coro canta SEÑOR TEN PIEDAD.

El coro prosigue con el canto del himno: GLORIA A DIOS EN EL CIELO.

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ORACIÓN COLECTA

P adre Dios todopoderoso, escucha mi oración


e ilumíname con la gracia del Espíritu Santo,
para que, pueda celebrar dignamente tus misterios,
servir con fidelidad a tu Iglesia y gozar de tu
amor eternamente.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo,
en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios.
Por los siglos de los siglos.
R. Amén

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LITURGIA DE LA PALABRA

Desde antes de formarte en el seno materno, te conozco

Lectura de libro del profeta Jeremías 1, 4-10

En tiempos de Josías, el Señor me dirigió estas palabras:


“Desde antes de formarte en el seno materno, te conozco; desde antes
de que nacieras te consagré profeta para las naciones”.
Yo le contesté: “Pero, Señor mío, yo no sé expresarme porque apenas
soy un muchacho”.
El Señor me dijo:
“No digas que eres un muchacho, pues irás a donde yo te envíe y dirás
lo que yo te mande, no tengas miedo, porque yo estoy contigo para
protegerte”, palabra del Señor.
El Señor extendió entonces su brazo, con su mano me tocó la boca y
me dijo: “Desde hoy pongo mis palabras en tu boca y te doy autoridad
sobre pueblos y reyes, para que arranques y derribes, para que
destruyas y deshagas, para que edifiques y plantes”.

Palabra de Dios
R. Te alabamos, Señor.

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SALMO RESPONSORIAL Del salmo 23

R. Tu Eres Sacerdote, para siempre.

Oráculo del Señor a mi Señor


siéntate a mi derecha
y hare de tus enemigos
estrado de tus pies. R.

Desde Siòn extenderá el Señor,


el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
Eres príncipe desde el día de tu nacimiento
entre esplendores sagrados
yo mismo te engendré , como rocío
antes de la aurora. R.

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente


« Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha el día de su ira
quebrantara a los reyes.

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En su camino beberá del torrente
por eso levantará la cabeza. R.

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SEGUNDA LECTURA
De la carta primera carta a los Corintios 1, 17-31

H ermanos, porque Cristo no me envió a bautizar, sino a predicar


el evangelio, y no con palabras sabias, para no desvirtuar la cruz de
Cristo. Pues la predicación de la cruz es una locura para los que se
pierden; màs para los que se salvan –para nosotros—es fuerza de
Dios. Porque dice la escritura : Destruire la sabiduría de los sabios e
inutilizare la inteligencia de los inteligentes. ¿Dónde esta el sabio?
¿Dónde el docto? ¿Dónde el intelectual que se ciñe a simples criterios
humanos? ¿ Acaso no entontecio Dios la sabiduría del mundo? De
Hecho, como el mundo , mediante su propia sabiduría, no conoció a
Dios en su divina sabiduría, quiso Dios salvar a los creyentes
mediante la locura de la predicación.
Asi, mientras los judíos piden señales y los griegos buscan
sabiduría, nosotros predicamos un Cristo crucificado: escandalo para
los judíos, locura para los paganos, más para los llamados, lo mismo
judíos que griegos, un Cristo que es fuerza de Dios y sabiduría de
Dios.
Porque la locura divina es más sabia que las personas, y la debilidad
divina, más fuerte que las personas.
¡Mirad , hermanos, quienes habéis sido llamados! No hay muchos
sabios según el carne, ni muchos poderosos ni muchos de la nobleza.
Dios ha escogido màs bien a los que el mundo tiene por necios para
confundir a los sabios; y ha elegido a los débiles del mundo para
confundir a los fuertes. Dios ha escogido lo plebeyo y despreciable
del mundo; lo que no es, para reducir a la nada lo que es.
De este modo, ningún mortal podrá alardear de nada ante Dios. De èl
os viene que estéis en Cristo Jesús , al cual hizo Dios para nosotros
sabiduría de Dios, justicia , santificación y redención, a fin de que ,
como dice la Escritura: el que se gloríe, gloríese en el Señor.

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Palabra de Dios.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn. 10,12

R. Aleluya, Aleluya

“El que permanece en mí y yo en el ese dará mucho fruto”

R. Aleluya, Aleluya

EVANGELIO

El buen pastor da la vida por las ovejas.

+ Del santo Evangelio según san Juan 15,1-17


En aquel tiempo, dijo Jesús:

«Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador, el corta todo


sarmiento que en mí no da fruto, y limpia todo el que da fruto, para
que de mas fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a la palabra que os
he dicho. Permaneced en mí. como yo en vosotros. Lo mismo que el
sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, sino permanece en la vid,
tampoco vosotros podréis sino permanecéis en mí. Yo soy la vid,
vosotros sois los sarmientos. El que permanece en mí y yo en el dará
mucho fruto; porque separados de mi nada podéis hacer. La gloria de
mi padre está en que deis mucho fruto y seáis mis discípulos.

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Como el Padre me amo, yo también os he amado, permaneced en mi
amor, si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor. Os
he dicho esto para que mi gozo este en vosotros y vuestro gozo sea
perfecto. Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus
amigos, Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. No os
llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo, a
vosotros los he llamado amigos, porque todo lo que he iodo a mi padre
os lo he dado a conocer.

No me habéis elegido a vosotros a mí; más bien os he elegido yo a


vosotros y os he destinado para que vayáis y deis fruto y que vuestro
fruto sea duradero, de modo que todo lo que pidáis al padre en mi
nombre os lo conceda. Lo que os mando es que os améis los unos a los
otros.

Palabra del Señor.

A continuación, el sacerdote designado hace la HOMILÍA, que partiendo de los textos sagrados se
expone al pueblo el mensaje de la Palabra de Dios.

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PROFESIÓN DE FE
Una vez terminada la homilía el celebrante introduce a la profesión de fe.

Reunidos en torno de la mesa de la Eucaristía, fuente, centro y culmen


de la misión de la Iglesia, con un corazón sincero profesemos nuestra
fe, en Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, Hijo eterno de Dios
Misericordioso en comunión con Espíritu Santo, fuerza de todo
ministerio en la Iglesia.

Celebrante:

¿Creen en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?


R. Sí Creo

Celebrante:

¿Creen en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de Santa


María Virgen, murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y
está sentado a la derecha del Padre?
R. Sí Creo

Celebrante:

¿Creen en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la


comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección
de los muertos y en la vida eterna?
R. Sí Creo

Celebrante:

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Ésta es nuestra fe, ésta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de
profesar, en Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN DE LOS FIELES

Oremos, hermanos, al Señor, que es rico en misericordia y ha hecho


maravillas en favor nuestro, y pidámosle que continúe bendiciendo al
mundo con sus dones.

A cada intención diremos: Padre bueno, escúchanos

1. Por nosotros los bautizados; para que, con nuestro testimonio


seamos ejemplo de vida para los hombres de nuestro tiempo.
Roguemos al Señor.

2. Por los pastores del pueblo de Dios, el Santo Padre Francisco,


nuestro Obispo el Cardenal José Francisco Robles Ortega, sus obispos
auxiliares, presbíteros y diáconos; para que, con sus palabras y
ejemplo el Pueblo Santo de Dios encuentre a Jesús buen pastor.
Roguemos al Señor.

3. Por nuestro hermano sacerdote Diego, que en este día eleva su


acción de gracias por el don del sacerdocio recibido; para que, Dios
sea su esperanza a lo largo de su ministerio que hoy comienza.
Roguemos al Señor.

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4. Por nuestra parroquia de San Francisco de Asís para que el
Señor le siga bendiciendo con abundantes vocaciones para el servicio
de la Iglesia. Roguemos al Señor.

5. Por todos los seminaristas de nuestro Seminario Diocesano de


Guadalajara, que se preparan para el sacerdocio y aquellos que se
disponen a hacer votos en la vida religiosa; para que, cada día vayan
respondiendo con generosidad a la llamada que Dios les hace en el
servicio de la Iglesia. Roguemos al Señor.

6. Por los familiares y amigos del Presbítero Diego Tejeda


Zavala , que ya han dejado este mundo; para que, el Señor les conceda
gozar de su presencia en la morada eterna. Roguemos al Señor.

Terminadas las preces el que preside, con las manos extendidas hace la siguiente oración:

D ios nuestro,
lleno de bondad y rico en misericordia,
que nos has concedido
abundantemente los bienes que deseamos,
escucha nuestra oración
y continúa protegiendo con tu ayuda
a los que has alegrado con tus dones.

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Por Jesucristo, Nuestro Señor.
R. Amén.

Terminada la Oración universal, los fieles designados llevan el cáliz y patena que usará el neo-
sacerdote.

LITURGIA EUCARÍSTICA

Terminado lo anterior, el diácono purifica y prepara los vasos recién bendecidos. Simultáneamente
comienza el canto para el ofertorio y la procesión de ofrendas. Mientras tanto, los ministros colocan
sobre el altar corporal, el purificador, el cáliz, la palia y el misal.

El sacerdote, de pie, junto al altar, toma la patena con el pan y, teniéndola con ambas manos un poco
elevada sobre el altar, dice en voz baja:

Bendito seas, Señor,


Dios del universo,
por este pan, fruto de la tierra
y del trabajo del hombre,
que recibimos de tu generosidad
y ahora te presentamos;
él será para nosotros pan de vida.

Después, deja sobre el corporal la patena con el pan.

Después, el sacerdote toma el cáliz y, teniéndolo con ambas manos un poco elevado sobre el altar, dice
en voz baja:

Bendito seas, Señor,


Dios del universo,
por este vino, fruto de la vid
y del trabajo del hombre,

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que recibimos de tu generosidad
y ahora te presentamos;
él será para nosotros bebida de salvación.

Después, deja sobre el corporal el cáliz.

Acepta, Señor, nuestro corazón


contrito y nuestro espíritu humilde;
que este sea hoy nuestro sacrificio
y que sea agradable en tu presencia,
Señor, Dios nuestro.

Luego, inciensa las ofrendas, la cruz y el altar. Después el diácono inciensa al celebrante, a los
concelebrantes y al pueblo.
Luego el sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos, diciendo en secreto:

Lava del todo mi delito, Señor,


y limpia mi pecado.

Después, de pie en el centro del altar, de cara al pueblo, extendiendo y juntando las manos, dice:

Oren, hermanos,
para que, trayendo al altar
los gozos y las fatigas de cada día,
nos dispongamos a ofrecer el sacrificio
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
El pueblo responde:

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El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su
nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
Luego el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración sobre las ofrendas.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

A cepta, Señor, estos dones


que te presentamos y, mirando a tu Cristo,
sacerdote y víctima, concédeme a mí,
que participo de su sacerdocio,
ofrecerme siempre como oblación espiritual
agradable a tus ojos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

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PLEGARIA EUCARÍSTICA

V. El Señor esté con ustedes. R. Y con tu espíritu.


V. Levantemos el corazón. R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario.

PREFACIO
El sacerdocio de Cristo y el ministerio de los sacerdotes.

E n verdad es justo y necesario,


es nuestro deber y fuente de salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Ya que, por la unción del Espíritu Santo,
constituiste a tu Hijo unigénito,
Pontífice de la alianza nueva y eterna,
y has querido que su sacerdocio único
se perpetuará en la Iglesia.
Porque Cristo no sólo comunica

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la dignidad del sacerdocio real
a todo el pueblo redimido, sino que,
con especial predilección
y mediante la imposición de las manos,
elige a algunos de entre los hermanos,
y los hace partícipes de su ministerio de salvación,
a fin de que renueven, en su nombre,
el sacrificio redentor,
preparen para tus hijos el banquete pascual,
fomenten la caridad en tu pueblo santo,
lo alimenten con la palabra,
lo fortifiquen con los sacramentos y,
consagrando su vida a ti
y a la salvación de sus hermanos,
se esfuercen por reproducir en sí la imagen de Cristo
y te den un constante testimonio de fidelidad y de amor.
Por eso, Señor, con todos los ángeles y santos,
te alabamos, cantando llenos de alegría:
Santo, Santo, Santo…

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PLEGARIA EUCARÍSTICA I
Canon Romano

El celebrante principal, con las manos extendidas, dice:

P adre misericordioso,
te pedimos humildemente
por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor,

Junta las manos y dice:

que aceptes y bendigas


Traza, una sola vez, el signo de la cruz sobre el pan y el vino conjuntamente, diciendo:

estos + dones,
este sacrificio santo y puro que te ofrecemos,

Con las manos extendidas, prosigue:

ante todo, por tu Iglesia santa y católica,


para que le concedas la paz, la protejas,
la congregues en la unidad
y la gobiernes en el mundo entero,
con tu servidor el Papa Francisco,
con nuestro Obispo José Francisco, y sus obispos auxiliares:
Engelberto, Héctor y Juan Manuel,
y todos los demás Obispos que, fieles a la verdad,
promueven la fe católica y apostólica.

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Conmemoración de los Vivos. Memento Domine

C1

A cuérdate, Señor, de tus hijos


(Familia Tejeda Zavala, Tejeda Ibarra
y Zavala Gutiérrez ,)
y de todos los aquí reunidos,
cuya fe y entrega bien conoces;
por ellos y todos los suyos,
por el perdón de sus pecados
y la salvación que esperan,
te ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen,
este sacrificio de alabanza,
a ti, eterno Dios, vivo y verdadero.

Conmemoración de los Santos. Infra Actionem

C2

R eunidos en comunión con toda la Iglesia,


veneramos la memoria, ante todo,
de la gloriosa siempre Virgen María,
Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor;

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la de su esposo, san José;
la de los santos apóstoles y mártires
Pedro y Pablo, Andrés,
Santiago y Juan,
Tomás, Santiago, Felipe,
Bartolomé, Mateo, Simón y Tadeo;
Lino, Cleto, Clemente,
Sixto, Cornelio, Cipriano,
Lorenzo, Crisógono,
Juan y Pablo,
Cosme y Damián,
y la de todos los santos;
por sus méritos y oraciones
concédenos en todo tu protección.
[Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]

Con las manos extendidas, prosigue el Celebrante Principal:

A cepta, Señor, en tu bondad,


esta ofrenda de tus siervos
y de toda tu familia santa;
ordena en tu paz nuestros días,
líbranos de la condenación eterna

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y cuéntanos entre tus elegidos.

Junta las manos.

[Por Cristo, nuestro Señor. Amén].


Extendiendo las manos sobre las ofrendas, dice:

B endice y santifica, oh Padre, esta ofrenda,

haciéndola perfecta, espiritual y digna de ti;


que se convierta para nosotros
en el Cuerpo y Sangre de tu Hijo amado,
Jesucristo, nuestro Señor.

Junta las manos.


En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor han de pronunciarse con claridad, como lo requiere
la naturaleza de éstas.

El cual, la víspera de su Pasión,


Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:

tomó pan en sus santas y venerables manos,


Eleva los ojos,

y, elevando los ojos al cielo,


hacia ti, Dios, Padre suyo todopoderoso,
dando gracias te bendijo,
lo partió, y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Se inclina un poco.

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T OMEN Y COMAN TODOS DE ÉL,
PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.

Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora haciendo
genuflexión.

Después prosigue:

Del mismo modo, acabada la cena,


Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, dice:

tomó este cáliz glorioso


en sus santas y venerables manos,
dando gracias te bendijo,
y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Se inclina un poco.

T OMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL,

PORQUE ESTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,


SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA,
POR USTEDES Y POR MUCHOS

PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.

HAGAN ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.

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Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo genuflexión.

Luego dice cantando:

Éste es el Sacramento de la fe.


Y el pueblo prosigue, aclamando:

Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección.


¡Ven, Señor Jesús!
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dicen Celebrante y Concelebrantes:

P or eso, Padre,
nosotros tus siervos, y todo tu pueblo santo,
al celebrar este memorial de la muerte gloriosa
de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor;
de su santa resurrección del lugar de los muertos
y de su admirable ascensión a los cielos,
te ofrecemos, Dios de gloria y majestad,
de los mismos bienes que nos has dado,
el sacrificio puro, inmaculado y santo:
pan de vida eterna
y cáliz de eterna salvación.
Mira con ojos de bondad esta ofrenda y acéptala,
como aceptaste los dones del justo Abel,
el sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe,
y la oblación pura

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de tu sumo sacerdote Melquisedec.

Inclinado, con las manos juntas, prosigue:

T e pedimos humildemente,
Dios todopoderoso,
que esta ofrenda sea llevada a tu presencia
hasta el altar del cielo,
por manos de tu ángel,
para que cuantos recibimos
el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo
al participar aquí de este altar,

Se endereza y se signa, diciendo:

+ seamos colmados de gracia y bendición.


[Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]

Conmemoración de los Difuntos. Memento etiam

A
C3

cuérdate también, Señor,


de tus hijos:
(familiares difuntos …)

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que nos han precedido con el signo de la fe
y duermen ya el sueño de la paz.

Junta las manos y ora unos momentos por los difuntos por quienes tiene intención de orar. Después,
con las manos extendidas, prosigue:

A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo,


concédeles el lugar del consuelo,
de la luz y de la paz.
Junta las manos.

[Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]

Conmemoración de los santos. Nobis Quoque

Con la mano derecha se golpea el pecho, diciendo:

C4
Y nosotros, pecadores, siervos tuyos,
que confiamos en tu infinita misericordia,
admítenos en la asamblea
de los santos apóstoles y mártires
Juan el Bautista, Esteban,
Matías y Bernabé,
Ignacio, Alejandro,
Marcelino y Pedro,
Felicidad y Perpetua,
Águeda, Lucía,
Inés, Cecilia, Anastasia,

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Francisco de Asís y de todos los santos;
y acéptanos en su compañía,
no por nuestros méritos,
sino conforme a tu bondad.
Junta las manos

Por Cristo, Señor nuestro,


y prosigue el Celebrante Principal diciendo:

por quien sigues creando todos los bienes,


los santificas, los llenas de vida,
los bendices y los repartes entre nosotros.

Toma la patena, con el pan consagrado, y el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice cantando:

P or Cristo, con Él y en Él,


a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.

El pueblo aclama:

R. Amén.

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RITO DE LA COMUNIÓN

PADRE NUESTRO
Una vez que ha dejado el cáliz y la patena, el sacerdote, con las manos juntas, dice:

El amor de Dios ha sido derramado


en nuestros corazones
con el Espíritu Santo que se nos ha dado;
cantemos con fe y esperanza:

Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:

Padre nuestro que estás en el cielo,


santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo,
danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
El celebrante, con las manos extendidas, prosigue él solo:

Líbranos de todos los males, Señor,


y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,

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vivamos siempre libre de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.

Junta las manos.

El pueblo concluye la oración, aclamando:

Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.


Después, con las manos extendidas, dice en voz alta:

Señor Jesucristo,
que dijiste a tus apóstoles:
La paz les dejo, mi paz les doy,
no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia
y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.

Junta las manos.

Tú que vives y reinas


por los siglos de los siglos.

El pueblo responde:

R. Amén.
El celebrante, extendiendo y juntando las manos, añade:

La paz del Señor esté siempre con ustedes.

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El pueblo responde:

R. Y con tu espíritu.
Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o un concelebrante, o el mismo celebrante, añade:

Dense fraternalmente la paz.


Y todos, según la costumbre del lugar, se dan la paz.

Después toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena, y deja caer una parte del mismo en el cáliz,
diciendo en secreto:

El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este


cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna.

Durante la fracción del pan se canta el CORDERO DE DIOS, mientras tanto el celebrante dice en
secreto.

Señor Jesucristo,
la comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre
no sea para mí un motivo de juicio y condenación,
sino que, por tu piedad,
me aproveche para defensa de alma y cuerpo
y como remedio saludable.

El celebrante hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la
patena, lo muestra al pueblo, diciendo:

Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos


los invitados a la cena del Señor.

Y, juntamente con el pueblo, añade:

Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra


tuya bastará para sanarme.

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El celebrante comulga bajo las dos especies, enseguida comulgan los ministrantes y el pueblo. Se
entona el canto para la comunión y si se cree conveniente se canta una postcomunión.

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ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

P adre santo,
que me has fortalecido con el pan del cielo
y me has dado a gustar el cáliz de la nueva alianza,
concédeme servirte con dedicación constante
y gastar mi vida en la salvación de mis hermanos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

Entrega de los lienzos sacerdotales (estola y paños de la unción) a los padres de familia del neo -

presbítero.
Palabras de agradecimiento por parte del Neo-Presbítero
Para concluir el celebrante bendice al pueblo.

31
RITO DE CONCLUSIÓN

V. El Señor esté con ustedes.


R. Y con tu espíritu.

BENDICIÓN SOLEMNE
Inclinen su cabeza para recibir la bendición.

Que el Señor los bendiga y los guarde.


R. Amén.

Que haga resplandecer su rostro sobre ustedes y les muestre su


misericordia.
R. Amén.

Que vuelva su mirada hacia ustedes y les conceda su paz.


R. Amén.

Y la bendición de Dios todopoderoso,


Padre, + Hijo, y Espíritu Santo descienda sobre ustedes.
R. Amén.

El diácono despide a la asamblea diciendo:

La alegría del Señor sea nuestra fuerza. Pueden ir en paz.


R. Demos gracias a Dios.

Los sacerdotes comienzan el besamanos y se vuelven procesionalmente a la sacristía.

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