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EJEMPLO DE REDACCIÓN PARA LA TAREA 2

Si bien en el marco legislativo peruano no existe una ley que rechace abiertamente el
alquiler de vientres, una interpretación de esta realidad permite que exista esta figura
en el país. Ante ello, un grupo conservador, liderado por la Iglesia católica, ha levantado
su voz para rechazar este tipo de prácticas. Por otro lado, grupos feministas y de la
comunidad LTBI apoyan esta práctica. En mi opinión, no debería permitirse que el
vientre subrogado se legalice en el Perú.

En principio, pienso que no debería permitirse esta práctica, ya que supone


mercantilizar el cuerpo de la mujer. El cuerpo de la mujer pasa a ser una “vasija” que
entra en una lógica comercial y de producción industrial. No solo porque hay una idea
de línea de producción que empieza en la fertilización de los óvulos en laboratorios y
luego pasa al vientre receptor, sino porque, además, en el proceso se puede ir
determinando diversos aspectos esperados en el nuevo ser, como el sexo, el color de
ojos, incluso el color de piel. Al respecto, López comenta lo siguiente: “los óvulos pueden
obtenerse de las mujeres blancas en la República de Georgia o de Sudáfrica si los padres
desean tener hijos racialmente blancos, los espermatozoides pueden ser enviados
desde los Estados Unidos, y los embriones producidos se implantan en las madres de
alquiler de la India que representan los más bajos costos para futuros padres en
cualquier lugar en el mundo”(2017, p. 208). Por esta razón, este tipo de forma de lograr
una familia ingresa en una lógica de mercado con el cuerpo humano.

Además de ello, esta medida debe rechazarse, puesto que es una práctica que mantiene
las relaciones de desigualdad social. La maternidad subrogada no es económica en lo
absoluto. Es una práctica casi exclusiva para las clases socioeconómicas mejor
establecidas sobre las que no tienen poder económico: es una práctica vertical entre
quienes pueden pagarlo por sobre quienes no tienen más que su cuerpo. Para entender
mejor esta relación piramidal, Martin Acosta comenta que un alquiler de vientre cuesta
en promedio entre 40 y 70 mil soles, además de una pensión mensual por el tiempo de
embarazo de S/. 1 200, los exámenes de control de toda gestión y el costo del
tratamiento de fertilización que oscila entre los 4 y los 5 mil soles(El Comercio, 2014).
Por esta razón, me opongo a que el Estado legitime una práctica social que hunde aún
más las raíces de la desigualdad social del país.

Referencias
Acosta, M.(22 de junio de 2014). “Peruanas ofrecen alquiler su vientre a S/. 70 mil soles”.
El Comercio. Recuperado de https://elcomercio.pe/lima/peruanas-ofrecen-alquilar-vientre-s-
70-mil-internet-332746
López, J.(2017). <<Dimensión económica de la maternidad subrogada(“habitaciones en
alquiler”)>>. Cuadernos de Bioética, XXVIII(2), 199-218. Recuperado de
http://www.redalyc.org/pdf/875/87551223005.pdf
Rudrappa, S., Collins, C.(2015) «Altruistic agencies and compassionate consumers:
moral framing of transnational surrogacy». Gender & Society, 29 (6), 937-59.
Recuperado de
https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/0891243215602922?journalCode=gasa

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