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Miguel Grau
Pese a ello, uno de los navíos peruanos, el Huáscar, protagonizó uno de los
episodios más heroicos de la contienda. Comandado por el almirante
Miguel Grau, el Huáscar llevó a cabo una auténtica guerra de guerrillas
marítima contra las naves chilenas en 1879. Mediante temerarias acciones
sorpresa en las que hundió diversas embarcaciones enemigas y
bombardeó puertos en poder de Chile, el almirante Grau mantuvo a raya
durante meses a los navíos enemigos, impidiendo con ello el desembarco
de las tropas chilenas en territorio peruano.
Al interferir el transporte de tropas y provisiones que se dirigían hacia el
norte, el Huáscar se convirtió en la pesadilla de los chilenos. Imposibilitado
de continuar la campaña de forma regular, el mando chileno dio la orden
de destruir o capturar el buque. Dos blindados y tres corbetas de la
armada chilena lo esperaron en la mañana del 8 de octubre de 1879 en
Punta Angamos, cerca de la localidad de Mejillones. En los primeros
intercambios de artillería el Huáscar quedó inmovilizado y Miguel Grau
perdió la vida. El resto de la tripulación fue capturada y la embarcación
arrastrada hasta el puerto de Valparaíso. El impacto psicológico de esta
derrota fue muy negativo para la moral de las tropas aliadas peruano-
bolivianas.
Biografía
Contaba once años cuando doña Luisa, su madre, aceptó que volviera a
cruzar los océanos. Recorrió entonces todos los mares y durante nueve
años (según el historiador Alberto Tauro del Pino) el joven Grau "surca
mares de Asia, Europa y América en diversos transportes y aun en buques
balleneros". Al regresar al Perú (1853) se radicó en Lima, donde fue
alumno del poeta español Velarde y estudió para ingresar en la Marina.
En 1879 estalló la Guerra del Pacífico, también llamada Guerra del Salitre.
En aquella contienda Perú y Bolivia se enfrentaron contra Chile por el
control de la región situada al norte del desierto de Atacama, muy rica en
salitre. El primer gran escenario del conflicto fue el mar, el único medio a
través del cual podían desplazarse los ejércitos. Chile contaba con una
escuadra superior a la del Perú, y la flota de Bolivia era inexistente.
Cuando Chile declaró la guerra al Perú, Grau aceptó dirigir la primera
división naval aun a sabiendas de la superioridad que tenía la escuadra
chilena en tonelaje, número de barcos, cañones y espesor de blindaje,
frente a la debilidad y mal estado de las unidades peruanas.
Durante seis meses Miguel Grau, al mando del monitor Huáscar, lograría
impedir el desembarco de las tropas chilenas en el territorio peruano.
Inició su campaña en mayo del mismo año y en su primera acción, el
combate naval de Iquique, hundió la corbeta chilena Esmeralda,
capitaneada por Arturo Prat, que resistió heroicamente. Miguel Grau salvó
a los náufragos, lo que hizo que uno de ellos, al llegar a la cubierta
del Huáscar, gritara agradecido: "Viva el Perú generoso".
El Huáscar realizó en los meses siguientes una serie de acciones
sorprendentes frente a una escuadra tan poderosa como la chilena.
Apresó transportes enemigos, requisó carbón de puertos chilenos y
despistó constantemente a los buques enemigos que recorrían la costa en
su busca. El congreso ascendió a Grau al grado de contralmirante el 26
de agosto de 1879.
La batalla de Angamos
El primero de octubre de 1879, en la que iba a ser su última partida,
el Huáscar zarpó del puerto de Iquique, donde el transporte Rímac había
desembarcado tropas bajo su protección. Apresó una goleta al sur de
Huasco y el día 5 se hallaba ya en la costa de Coquimbo, territorio chileno.
La marina chilena había renovado los mandos y ordenado su flota en dos
divisiones para cazar al ya célebre navío. Su plan tuvo éxito el 8 de octubre
de 1879, cuando descubrieron al Huáscar en alta mar, frente a Punta
Angamos, acompañado de la Unión, en viaje hacia el norte.