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Tras la muerte de Héctor, príncipe y el más valeroso guerrero de los troyanos, a manos de

Aquiles, los dárdanos quedaron desmoralizados y dieron la guerra por perdida. Pero entonces,
del extranjero, llegaron 3 feroces y poderosos guerreros que por diversas circunstancias se
aliaron con Troya en su lucha contra los aqueos. Uno de estos invaluables aliados habia llegado
desde Tracia, donde se situaba el país de las Amazonas. Precisamente, esa guerrera era la reina
de aquel pueblo femenino en ese entonces, la belicosa Pentesilea.

Pentesilea era, como toda amazona, hija del dios Ares; su madre fue Otrere, anterior monarca
de las mujeres guerreras. Según varias tradiciones, era hermana de Hipolita, otra famosa reina
amazona, a quien había matado accidentalmente con su lanza mientras cazaba a una cierva. Lo
anterior, sin embargo, entra en contradicción con tradiciones más conocidas, donde es Heracles
o Teseo quien da muerte a Hipolita, un par de generaciones antes del nacimiento de Pentesilea.
De cualquier forma es el asesinat0 de Hipolita, o de algún familiar muy cercano, lo que causa
que Pentesilea acuda a Troya en busca de la purificación del rey Príamo para así expiar su
crimen y poder regresar honorablemente a su patria. Sin embargo, otras leyendas cuentan que
simplemente Pentesilea deseaba llenarse de gloria, o que la necesitaba, pues según las
costumbres amazonas sólo el demostrar ferocidad y valentía en la guerra permitía a las
amazonas unirse a los hombres para procrear.

Según las Posthoméricas, Pentesilea llegó a Troya acompañada por otras doce amazonas. La
reina guerrera se mostró tan imponente, fuerte y valiente que inmediatamente maravilló a
todos los troyanos e incluso a Príamo, quien aún afligido por la muerte de sus hijos, sobre todo
de Héctor, sintió alegría al ver a Pentesilea, la llenó de tesoros, hizo un banquete en su honor y
la trató como si fuera su propia hija, purificándola de su crimen.

Pentesilea, al ser recibida de tan excelsa manera, hizo un juramento a Príamo: mataría a
Aquiles, destruiría al ejército griego por completo y quemaría sus naves. Todos los presentes se
regocijaron ante tales palabras, menos Andrómaca, la viuda de Hector, quien reclamó a la
amazona que ni siquiera su esposo, quien era mucho más hábil que Pentesilea, había podido
derrotar a Aquiles. Empero, la hija de Ares no le dio mucha importancia a los reclamos de
Andrómaca. De hecho, la confianza de Pentesilea se incrementó, pues esa noche mientras
dormía, se apareció su padre en sueños, quien la animó a combatir cara a cara con Aquiles,
diciendo además que Pentesilea llevaría a cabo una gran hazaña ese día. El corazón de la reina
se llenó de emoción, de sed de guerra y bravura desquiciada al escuchar aquellas palabras,
estremeciéndose por el éxtasis infundido. Sin embargo, ese "Ares" era en realidad la entidad
llamada Oniro, que había sido enviado por Atenea para engañar a la amazona y así causar su
derrota.

A la mañana siguiente, Pentesilea tomó sus armas y atuendo de guerra, y acompañada por el
resto de las amazonas que habían llegado con ella, instó a los troyanos a salir de las murallas de
la ciudad y luchar contra el enemigo. Los soldados troyanos se contagiaron con el ánimo y
confianza de la reina, y no dudaron en seguirla. Al encontrarse con el ejército aqueo, Pentesilea
se lanzó contra él como una fiera salvaje y encolerizada, seguida por sus huestes.

Pentesilea venció a muchos hombres importantes del bando griego, al igual que el resto de
amazonas y soldados de Troya. Todos peleaban encarnizadamente, con una bravura que los
griegos no pensaron volver a ver en sus enemigos. La balanza parecía inclinarse al lado troyano,
haciendo retroceder a los griegos.
Sin embargo, las noticias de aquella feroz batalla no tardaron en llegar a oídos de Áyax y
Aquiles, que aún no se habían unido al combate. Temeroso de la victoria troyana, Áyax
convence a su primo de tomar las armas y dirigirse a luchar. Aquiles le da la razón a Áyax y
marchan a la batalla.

Ambos guerreros no tardan en vencer a muchos soldados enemigos. Cuando Pentesilea se


percata de la presencia de Aquiles, se abalanza contra él como una bestia enfurecida. Al
principio, la amazona lucha simultáneamente tanto contra Aquiles como contra Áyax, sin
embargo, Pentesilea pierde sus dos lanzas, y Áyax, al notar que ya no representa ninguna
amenaza, deja a Pentesilea en manos de su primo, y se va a combatir a otros guerreros
troyanos.

Aquiles, al quedarse solo con Pentesilea, se burla de ella, diciéndole que él era mejor, y que
incluso había logrado derrotar a Hector, recordándole a la amazona que también el príncipe
troyano era mejor que ella.

Las palabras de Aquiles encolerizaron aun más a la fémina, que se lanzó contra el Pelión con
toda su furia. No obstante, el guerrero, en un hábil movimiento, clavó su lanza en el pecho de
Pentesilea, perforando tanto a ella como al caballo que la amazona montaba. Al sentir el arma
en su cuerpo, Pentesilea trata de zafarse, pero sus esfuerzos sólo causan la furia de Aquiles,
quien perfora más la anatomía de la mujer y la tumba con todo y el equino.

Pentesilea ya no tiene escapatoria; mientras se convulsionaba, escuchaba, ya casi inconsciente,


los reclamos de Aquiles. Los troyanos, al ver abatida a la feroz mujer, se desmoralizan de nuevo
y huyen de regreso a la ciudad. El resto de amazonas ya habían sido derrotadas también.

Finalmente, Pentesilea muere. Al retirar su pica de los cuerpos, Aquiles le quita el casco a la
mujer, y queda sorprendido y altamente afligido por haber dado muerte a tan hermosa dama. El
aqueo se arrepiente de no haber conocido a Pentesilea antes, pues en vez de haber combatido
contra ella, la habría hecho su mujer.

Al demostrar Aquiles su dolor, Tersites, uno de los más despreciables guerreros del bando
griego, ve con desagrado el sentir de Aquiles, así que con su lanza saca los ojos del cadáver de
Pentesilea y se burla del pélida por haberse enamorado de una muerta. Aquella acción causa la
furia de Aquiles, y mata a Tersites de un violento puñetazo

Finalmente no hay certeza de que pasó con el cuerpo de Pentesilea. Unos mitos cuentan que fue
arrojado al río Escadrón, otros cuentan que Aquiles lo enterró a las orillas del mismo, y unos más
que fue entregado a los troyanos y éstos le sepultaron. De cualquier manera, la historia de
Pentesilea, la aguerrida y temeraria amazona, culmina con su muerte a manos de uno de los
mayores héroes griegos de la mitología.

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