Está en la página 1de 14

¿CÓMO TENER UNA VIDA SEXUAL SALUDABLE PARA

NUESTROS HIJOS?. GÉNESIS 3:9-11.


INTRODUCCIÓN:
 Antes de que Adán y Eva comieran del fruto -Y estaban ambos desnudos,
el hombre y su mujer, y no se avergonzaban y no tenían sentimiento de
culpa. GENESIS 3:9-11
 La sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos,
psicológicos, sociales, económicos, politicos, culturales, históricos,
religiosos, espirituales, etc.
Comprende aquellos aspectos que desde el punto de vista físico y orgánico tienen
que ver con la expresión sexual. Se integran en ella, por tanto, distintos aparatos y
órganos regidos por el cerebro que, tras recibir información desde los órganos de
los sentidos, elabora la respuesta sexual humana. Los órganos de los sentidos
(vista, oído, olfato, gusto y tacto) son parte esencial de esta dimensión así como la
piel, que en su totalidad constituye el mayor órgano sensorial sexual y es
considerada, junto con las mucosas, un agente erógeno de importancia capital.
Los órganos genitales, que se integran en esta dimensión, a menudo han
monopolizado todos los aspectos placenteros de la sexualidad en detrimento del
placer proveniente de otras zonas corporales como la piel. Esto, que es muy
evidente en el hombre, no lo ha sido tanto para la mujer, en quien se reconoce una
gran sensibilidad de las zonas no genitales (piel y mucosas sobre todo), lo que la
hace más sensible a estímulos táctiles como besos y caricias.

La piel, en su totalidad, constituye el mayor órgano sensorial sexual y es


considerada un agente erógeno de gran importancia. Cuando el encuentro
amoroso avanza y se llega a la fase de excitación, las sensaciones provenientes
de los órganos de los sentidos influyen de manera distinta en cada uno de los
sexos. Los estímulos auditivos favorecen la excitación sexual de la mujer
sutilmente más que en el hombre, mientras que en éste juegan mayor papel los
visuales.

También se integran en esta dimensión biológica las cuestiones relacionadas con


el desarrollo sexual y sus diferentes etapas, que comprenden toda la vida. Desde
el nacimiento, la infancia, la pubertad, el tiempo en el que se inicia la capacidad de
procreación y hasta cuando ésta se pierde se sigue viviendo como ser sexuado.
Integra también los distintos aspectos relacionados con la respuesta sexual
humana, que es posible gracias a la implicación de diferentes sistemas de nuestro
organismo (nervioso, endocrino y vascular).

Cada persona va perfilando a lo largo del tiempo una actitud propia sobre la
sexualidad, que será facilitadora o inhibidora de su expresión según sus propias
experiencias, las referidas por otras de su entorno, el ambiente social y cultural en
el que está inmersa, su formación y su información, sus creencias religiosas, etc.
A la vez, y de forma inevitable, transmite a su entorno una imagen basada en su
conducta y en sus opiniones, que pueden ser coincidentes o no con su íntima
realidad. Desde la infancia, las primeras actitudes hacia el sexo, que a menudo
permanecen inalteradas, se basan en lo que oímos y percibimos de nuestros
padres, madres, educadores y educadoras, así como de compañeros y
compañeras. En definitiva, es indudable que el entorno social mediatiza de
manera importante tanto nuestra actitud como nuestra conducta hacia la
sexualidad propia y ajena. Cuando surgen problemas sexuales, por leves que
sean, generan en el individuo reacciones de ansiedad, inseguridad, miedo al
fracaso, etc. y repercuten en la pareja, que puede responder adoptando diversas
actitudes -comprensiva, de colaboración o de rechazo o irritación- pero que en
general no suelen dejarla indiferente.

Así pues, la dimensión psicosocial de la sexualidad conjuga factores psicológicos


(emociones, ideas, actitudes personales) con factores sociales (influencia del
entorno social) y su evaluación es muy importante porque con ella se puede
explicar el origen de numerosos trastornos sexuales.

Es importante hacernos estas preguntas para poder reflexionar si estamos


prestando atención en la realidad que estamos viviendo como:

¿Por qué hay conductas sexuales anormales?.


¿Cómo estoy instruyendo o educando a mi hijo en su sexualidad?
Para Freud, la sexualidad humana es una de las principales vertientes de la
energía vital que mueve el comportamiento del ser humano. Esta energía, a
la que se le puso el nombre de libido, es la fuente de los impulsos que
para el padre del psicoanálisis hacen que tendamos hacia ciertos
objetivos a corto plazo y, a la vez, obligan a otras instancias de nuestra
psique a reprimir estas tendencias para no ponernos en peligro o no
entrar en conflicto con el entorno en el que vivimos.
La energía vital que se expresa a través de la sexualidad, según Freud,
está presente ya desde las primeras semanas de nuestra vida, lo cual
significa que nuestra vertiente sexual no nace en la adolescencia, tal y
como muchos investigadores de su época sostenían.
Pero las repercusiones de esto no tienen que ver simplemente con
localizar el inicio de nuestro desarrollo sexual en uno u otro punto de
nuestro calendario vital. Tiene implicaciones profundas en el modo en el
que freud relacionaba nuestra personalidad con nuestra vertiente íntima,
afectiva y basada en impulsos.
Una de las ideas esenciales detrás de la teoría del desarrollo psicosexual
de Freud es que el modo en el que gestiona la satisfacción de la libido
durante la infancia deja unas huellas en nuestro inconsciente que se
harán notar durante la vida adulta.
Así, si los factores externos a un niño hacen que no pueda satisfacer
estas tendencias tal y como se desearía (por ejemplo, a causa de las
reprimendas de sus padres), esta angustia se traduce en una fijación que
tiene que ver con ideas relacionadas a una zona erógena en concreto
(que no tiene por qué estar en el área genital). Para Freud, por tanto,
en el desarrollo psicosexual interviene tanto la biología como la
crianza.
Otros seguidores de la corriente psicodinámica terminaron rechazando la
visión determinista de Freud, según la cual la parte inconsciente de
nosotros mismos nos manipula constantemente sin que podamos
hacer demasiado al respecto. Sin embargo, esta forma de pensar hizo
que Freud crease la teoría del desarrollo psicosexual, una de mas más
recordadas en la historia de la psicología.

Por tanto, será indispensable recordar que la sexualidad es una parte natural de la
vida, y que, como tal, implica mucho más que un determinado comportamiento
sexual.

¿QUE ES UNA SEXUALIDAD SALUDABLE?


La American Sexual Health Association (ASHA) define la salud sexual como la
capacidad de aceptar y disfrutar de nuestra sexualidad a lo largo de nuestras
vidas y la considera como una parte importante de nuestra salud física y
emocional.

La sexualidad humana, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, se define como:


Un aspecto central del ser humano, a lo largo de su vida. Abarca al sexo, las identidades y los
papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual.
Se vive y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes,
valores, conductas, prácticas, papeles y relaciones interpersonales. La sexualidad puede
incluir todas estas dimensiones, no obstante, no todas ellas se viven o se expresan siempre.
La sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales,
económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales.

Desde el punto de vista psicológico, la sexualidad es la manera de vivir la propia situación. Es


un concepto amplio que abarca todo lo relacionado con la realidad sexual. Cada persona tiene
su propio modo de vivir el hecho de ser mujer u hombre, su propia manera de situarse en el
mundo, mostrándose tal y como es. La sexualidad incluye la identidad sexual y de género que
constituyen la conciencia de ser una persona sexuada, con el significado que cada persona dé
a este hecho.Tener una buena salud sexual significa que usted está bien
informado, es cuidadoso y respetuoso con usted mismo y con los demás.
También significa disfrutar sexualmente de una manera que se sienta
cómodo.

Las etapas del desarrollo y sus fijaciones:


A partir de los diferentes modos en los que la etapa de crecimiento de los
menores condiciona la aparición de uno u otro tipo de fijación, Sigmund
Freud formuló la teoría que uniría la sexualidad con el desarrollo del
inconsciente freudiano.
En ella, se propone que en los primeros años de nuestras vidas
atravesamos distintas etapas de desarrollo vinculadas a la sexualidad y a
distintas fijaciones, y que lo que ocurra durante ellas influirá en el modo
en el que el inconsciente condicione a la persona una vez haya llegado a
la adultez. Es decir, que cada una de las etapas del desarrollo
psicosexual marcarían los tempos que delimitan qué tipo de acciones son
necesarias para expresar la líbido de manera satisfactoria y cuáles
pueden llegar a crear conflictos que queden enquistados en nosotros de
manera inconsciente
Desde la teoría psicosexual del desarrollo de la personalidad se entiende
que la historia pasada de cada persona determina el modo en el que es
modelada la relación de poder entre las estructuras inconscientes del
individuo, por un lado, y las estructuras que luchan por no expresar
estos elementos que pertenecen fuera de la consciencia, por el otro.
Así, la manera de comportarse de una persona dependerá del modo en
el que haya afrontado las diferentes etapas de desarrollo psicosexual y
los retos característicos de cada fase.
El padre del psicoanálisis la libido es asumida como el principal tipo
de energía que mueve a las personas, estos retos y conflictos de cada
fase de maduración tendrán una vinculación más o menos velada con su
manera de experimentar la sexualidad (entendida en un sentido muy
amplio en el que participan todo tipo de simbolismos).
Según la teoría freudiana, las Etapas de Desarrollo Psicosexual y sus
características son las siguientes:
ETAPA ORAL:
Primera fase de la evolución de la libido se da de los 0 a 18 meses
de edad. Aparecen los primeros intentos por satisfacer las demandas
promovidas por la libido. En ella, la boca es la principal zona en la que se
busca el placer. También es la boca una de las principales zonas del
cuerpo a la hora de explorar el entorno y sus elementos, y esto explicaría
la propensión de los más pequeños a intentar "morderlo" todo.

Al inicio el niño(a) pasa la mayor parte del tiempo durmiendo. Los períodos de atención
consciente quedan limitados a experiencias de nutrición como hambre, lactancia, saciedad, ruidos
internos. Cuando no se satisface alguna necesidad surgen emociones desagradables, lo que
provoca las primeras experiencias de ansiedad en el bebé. Ansiedad por la falta de provisiones
vitales.

Al nacer el niño(a) es privado de la simbiosis que mantenía con el cuerpo de su madre, esto hace
que se ponga en funcionamiento la capacidad y la intención del pecho, de la madre y de la
sociedad de alimentarlo. En esta fase el niño(a) vive y ama a través de la boca y la madre lo
transmite por medio de los senos.

De esta coordinación entre madre e hijo(a) resulta una alta recompensa en términos de placer
libidinal. A través de la boca y el pezón se genera una atmósfera de calor y mutualidad que ambos,
madre e hijo(a), disfrutan plenamente y responden con la relajación. El modo de acercamiento o de
relación con el otro es la incorporación, pues el recién "nacido" depende de la entrega de
sustancias directamente en la boca.

La sexualidad infantil es un proceso que se desarrolla gradual y paulatinamente y no tiene las


características que le damos los adultos.

El bebé, que no ha configurado todavía la respuesta sexual, experimenta


la sexualidad simplemente al azar de sus descubrimientos sensoriales, y
de forma incompleta. Por los cuidados de la higiene, el roce de la ropa, el
ritmo, sus exploraciones corporales... No domina todo el proceso que
conduce al orgasmo, en primer lugar por inmadurez de sus órganos y
porque tampoco en el resto de acciones sensorio-motrices sucede algo
demasiado diferente (no controla tampoco totalmente las posibilidades de
su cerebro y los movimientos de su cuerpo).

Es importante tener presente que la sexualidad infantil se diferencia de la sexualidad adolescente y


el adulto en que la primera tiene múltiples metas sexuales y zonas erógenas que le sirven de
soporte, sin que se instaure en modo alguno la primacía de una de ellas o una elección de objeto,
mientras que la sexualidad adolescente y adulta se organiza bajo la primacía genital.

Para Freud en esta primera fase la libido está vinculada con la necesidad de mantenerse vivo
mediante la succión de líquidos y la masticación de sólidos. Pero no solo la ingestión de alimentos
satisface la necesidad de respirar y crecer por medio de la absorción. Estas formas de erotismo
oral permiten el desarrollo de formas de relación social: la capacidad de obtener y tomar. Estas son
formas de auto conservación necesaria para el ser humano en esta etapa de la vida.

Entonces al principio, la pulsión sexual se satisface por medio de una


función vital, la alimentación, pero posteriormente adquiere autonomía y
a través del chupeteo se satisface en forma auto erótica.
Si se impide tajantemente que los bebés utilicen su boca para
satisfacerse, esto podría producir un bloqueo que haría que ciertos
problemas quedasen fijados en el inconsciente como un fumador
compulsivo, un alcoholico, o problemas alimenticios.
La experiencia clave en esta fase es el destete, durante el cual el niño pierde mucho del
contacto íntimo con su madre y esto da lugar al primer sentimiento de pérdida.
En ésta época el Yo está en formación, el niño reconoce que su cuerpo se diferencia del
mundo exterior.
Por ejemplo, comenzará a darse cuenta que uno siente dolor solamente cuando éste se
aplica al propio cuerpo. También, el infante gradualmente se da cuenta de que la
satisfacción no es inmediata y que tiene que producir determinados comportamientos
para iniciar acciones que conduzcan a esa satisfacción.

En esta etapa, la satisfacción de las necesidades conduce a la formación de la


independencia y la confianza. Por otro lado, la fijación puede llevar a la pasividad,
credulidad, inmadurez y un optimismo no realista, y también la formación de una
personalidad fácil de manipular debido a la formación inadecuada del yo. Esto puede
ser el resultado tanto de la excesiva como de la insuficiente satisfacción. En el caso
de demasiada satisfacción, el niño no aprende que no todo está bajo su control y
que la satisfacción no siempre es inmediata (los cuales son resultado del destete),
dando lugar a una personalidad inmadura.

2. Etapa anal
Esta etapa se produciría desde el fin de la etapa oral y hasta los 3 años de
edad.

En esta fase la libido se organiza al alrededor de la zona erógena anal, el objeto de satisfacción
está ligado con la función de defecación (expulsión – retención) y al valor simbólicos de las heces y
el control del esfinter.

Para el niño(a) eliminar orines o heces es algo normal, natural y placentero, lo considera incluso
como una especie de "regalo" que dan al adulto, esto porque para él (ella) es como desprenderse
de parte de su cuerpo y entregarlo a mamá y a papá. Para el niño(a), las heces representan su
creación y le agrada su olor, textura y color.

El niño(a) debe aprender a cooperar con una persona más poderosa lo que provoca experiencia
nuevas de satisfacción y ansiedad. La satisfacción viene de cumplir los deseo de sus padres,
avisar y controlar. La ansiedad proviene de la vergüenza y la desaprobación de los demás.
La función autoconservadora del erotismo anal está dada por el proceso de evacuación de los
intestinos y la vejiga y por el placer que provoca el haberlo hecho bien. Este sentimiento de
bienestar compensa, al inicio de esta fase, los frecuentes malestar y tensiones padecidos por el
niño(a), mientras sus intestinos aprenden a realizar su función diaria.

Esta face se inicia, porque en el niño(a) aparecen excrementos mejor formados, el sistema
muscular, se ha desarrollado y el medio social le demanda control de sus evacuaciones,
introduciéndose así la dimensión de que él o ella pueden descargar voluntariamente y que tienen la
capacidad de alternar a voluntad los actos de retener y expulsar.

El niño(a) obedece en esta fase a impulso contradictorios que van a caracterizar su forma de
comportarse y de relacionarse con los demás. Estos son la retención y la eliminación. Su aparición
va a alternarse. El desarrollo del sistema muscular le da mayor poder al niño(a) sobre el medio
ambiente que le rodea, pues adquiere la capacidad para alcanzar y asir, para arrojar y empujar,
para apropiarse de cosas y para mantenerlas a cierta distancia. Esta etapa se caracteriza por la
lucha del niño(a) por su autonomía, empieza a ver el mundo como yo – tú, mí, mío. Es un niño(a)
fácil de convencer si él (ella) ha decidido hacer lo que se espera de él (ella), pero es difícil de
encontrar la forma de que desee precisamente eso. El niño(a) al mismo tiempo quiere acercarse y
soltarse, acumular y descartar, aferrarse y arrojar. Por lo tanto, las relaciones sociales están
marcadas por la antítesis soltar – aferrarse.

Las fijaciones relacionadas con esta fase del desarrollo psicosexual


tienen que ver con la acumulación y con el gasto, vinculadas con el
espíritu ahorrador y la disciplina en el primer caso, y con la
desorganización y el derroche de recursos en el segundo.
Estas dos primeras fases de la sexualidad infantil se centran en el autoerotismo, en las fases
siguientes aparece ya un objeto sexual externo al individuo. Para Freud el acceso al objeto libidinal
se da en forma sucesiva que va desde el autoerotismo, el narcisismo, la elección homosexual y la
elección heterosexual.

3. Etapa fálica
Esta fase pulsional duraría entre los 3 y los 7 años de edad.
La zona erógena asociada a los genitales. De este modo, la principal
sensación placentera sería la de orinar, pero también se originaría en
esta fase el inicio de la curiosidad por las diferencias entre hombres y
mujeres, niños y niñas, empezando por las evidentes disimilitudes en la
forma de los genitales y terminando en intereses, modos de ser y de
vestir, etc.
Además, Freud relacionó esta fase con la aparición del "complejo de
Edipo", en el que los niños varones sienten atracción hacia la persona
que ejerce el rol de madre y sienten celos y miedo hacia la persona que
ejerce el rol de padre. Este Complejo desempeña un papel fundamental en la
estructuración de la personalidad y en la orientación del deseo sexual.

El Complejo de Edipo es el "conjunto organizado de deseos amorosos y hostiles que el niño


experimenta respecto a sus padres. En su forma llamada positiva, el complejo se presenta como
en la histórica de Edipo Rey: deseo de muerte del rival que es el personaje del mismo sexo
opuesto. En su forma negativa, se presenta a la inversa: amor hacia el progenitor del sexo y odio y
celos hacia el progenitor del sexo opuesto.

El niño se enamora de su madre y abriga deseos de muerte hacia el padre a quien ve como rival y
teme ser castigado con la castración por querer que éste desaparezca. La niña se enamora del
padre y quiere que la madre se valla y se considera castigada por no poseer pene. Ambos desean
excluir a todos los demás de la relación que tienen con el padre que es objeto de su amor. Estos
deseos de muerte o desaparición del padre del sexo opuesto provocan un profundo sentimiento de
culpa. Culpa por haber cometido un crimen que no ocurrió y que biológicamente es imposible de
realizar. Esta culpa inconsciente y la prohibición del incesto hacen que el individuo desplace su
iniciativa y curiosidad hacia ideales deseables y metas prácticas e inmediatas, hacia la realización
de cosas. Así se olvida el Complejo de Edipo y el niño(a) entra en la latencia. El individuo
experimenta una reviviscencia del Complejo de Edipo durante la pubertad y es superado, con
mayor o menor éxito con la elección de un objeto sexual.

Freud le asigna al Complejo de Edipo tres funciones fundamentales que son:

 La elección del objeto de amor, la cual está condicionada, después de la pubertad, por
la libido depositada en el objeto y las identificaciones realizadas durante el Complejo de
Edipo y las prohibición del incesto.
 El acceso a la genitalidad que es dada por la resolución del Complejo de Edipo a través
de la identificación.
 Efectos sobre la estructuración de la personalidad.
Freud considera que en esta fase hay una organización muy parecida a la del adulto, por lo que la
ubica como genital. El niño(a) elige un objeto sexual externo y dirige hacia este objeto sus
tendencias sexuales. Lo que la diferencia de la organización sexual madura es que sólo reconoce
como órgano genital el masculino.

A esta edad los niños(as) inician una actividad masturbatoria. Pasan mucho rato tocando sus
genitales, no solo por el placer que les proporciona, sino porque lo han descubierto y quieren
explorarlo y conocerlo.

Otra de las características importantes de esta etapa es el descubrimiento de que existen


diferencias sexuales entre las personas y que el niño(a) pertenece a un sexo determinado. Este
descubrimiento pudo haberse gestado en la relación que el niño(a) tenía con sus padres y se
profundiza ahora que se relaciona más con niños(as) de diferentes sexos y de su misma edad.

A esta edad, la sexualidad infantil hace referencia a cómo descubren su pertenencia a determinado
sexo, cómo adquieren características, conductas y comportamientos que son distintivos de su sexo
y de cómo reaccionan ante las sensaciones de placer que brotan de su cuerpo.

El niño(a) descubre que pertenece a un sexo porque ha logrado un dominio suficiente sobre su
cuerpo, que le permite explorar aspectos de la vida que involucran a los otros, ya no se le limita
sólo a él. Además, porque la utilización del lenguaje le permite preguntar, observar y pensar. El
lenguaje le permite un diálogo interno que le lleva a investigar y explorar.

Por otro lado, el desarrollo de su inteligencia le posibilita hacer comparaciones entre las cosas y
clasificarlas. Puede diferenciar entre un genital y otro y agrupar en una misma categoría a todos los
que tienen pene y diferenciarlos de los que tienen vagina. Empieza a clasificar a hombres y
mujeres y él (ella) se incluye en uno u otro por comparación. El descubrimiento del sexo lleva al
niño(a) a explorar y conocer más. Esto lo hace mediante dos formas:

 PREGUNTAR: El niño(a) pregunta porque desea conocer más. Esto puede causar
ansiedad en los padres. De las respuestas que los adultos le den al niño(a) depende que
éste se forme una idea correcta o incorrecta de la sexualidad.

Los niños(as) buscan respuestas que no sean complicadas, solo un poco de información,
pues volverán sobre el tema una y otra vez.

 MANIPULAR: Es en esta etapa cuando el niño(a) empieza a tocar sus genitales por el
placer que resulta de esto y con una forma de conocer más. Esta idea de que el niño(a) se
masturba puede causar sensaciones incómodas en algunos adultos.
En esta edad, el niño también puede dar muestra de exhibicionismo (exhibición de los genitales),
de voyerismo (mirar los genitales de otros) y de una curiosidad persistente por la anatomía de los
individuos del sexo opuesto o del mismo. Estas conductas son normales y no tienen la
connotaciones que le da el adulto.

Al descubrir el niño(a) que pertenece a un sexo determinado, empieza a imitar al progenitor de su


mismo sexo. El niño se fija en el modelo masculino que tiene más próximo, el padre y la niña en el
femenino, la madre. Ellos quieren parecerse a sus papás. Esta capacidad para imitar es adquirida
por el niño y la niña no solo porque descubren que pertenecen a un sexo sino porque es una forma
de acceder al padre del sexo opuesto. En su elaboración del Complejo de Edipo el niño y la niña
"se dan cuenta" de que pareciéndoseles al padre del mismo sexo pueden lograr que el padre del
sexo opuesto se "enamore" de él o ella. Cuando aparece la prohibición del incesto en la relación
padre – hija o madre – hijo y la castración como castigo, el (la) reprime su deseo que el progenitor,
para ya las características culturales y comportamentales que caracterizan a cada sexo han sido
adquiridas por el infante a través de la imitación.

Entonces, el niño(a) aprende a comportarse según su sexo, porque la imitación le permite entender
esas conductas. El (ella) necesitan imitar las actividades que realizan los padres porque debe
probar los diferentes comportamientos para aprender normas de conducta adecuados para su
sexo.

Algunos niños tienen inhibida la exploración sexual porque de muy pequeños han
aprendido a descartar ese tipo de sensaciones. Algunos padres son muy pudorosos
con las exploraciones sexuales infantiles espontáneas y las reprimen, con lo que el
niño deja de investigar en ese sentido como podría suceder con la exploración de
llevarse cosas a la boca, o el aprendizaje de lo peligroso o de lo que no se hace.
Este tipo de niños, si no son inducidos por otros compañeros, pueden descubrir la
sexualidad bastante tarde.
Otra problemática es la que deriva de la información sexual. No hay porqué suponer
que un niño descubre la realidad por sí mismo sin ningún tipo de explicaciones de
cómo es esa realidad. Este es el sentido de las preguntas típicas de porqué esto y lo
otro. Si no le explicamos al niño que la lluvia cae de las nubes, puede estar convencido
de que alguien está tirando agua desde arriba: es lo que creían los hombres primitivos
y tardamos bastantes siglos en descubrir que no sucedían así las cosas.

Las teorías de los niños mal informados de cómo nacen los niños pueden ser bastante
extravagantes: nacen por las orejas, por el ombligo, por el ano o los trae la cigüeña
(esta última hipótesis no les suele resultar demasiado creíble y optan en secreto por
alguna de las anteriores). Sólo les falta creer que uno coge un trozo de barro, sopla y
aparece un niño. También suelen tener bastante confuso lo que es el órgano sexual:
será el trasero? será el pie? las niñas no tienen nada? eso de la sexualidad será subirse
a un caballo? será pintarse la cara y ponerse colonia? será ponerse ropa de mujer?
será apretarse la ropa contra las piernas?. La lista de ideas equivocadas es abundante
y variada. Lo que tenemos que aclarar en seguida es que el niño no es perverso por
naturaleza, sino por ignorancia: si le explicamos con ideas a su alcance cómo son las
cosas atinará a comprender lo que es la sexualidad, cómo son los órganos sexuales
masculinos y femeninos (no lo que falta sino el órgano que tiene la mujer), y cómo es
el proceso de fecundación. El niño tendrá más sentido de la realidad si los educadores
no le inducen a irrealizar las cosas.

4. Etapa de latencia
Esta fase empieza hacia los 7 años y se extiende hasta el inicio de la
pubertad.
La etapa de latencia se caracteriza por no tener una zona erógena
concreta asociada y, en general, por representar una congelación de las
experimentaciones en materia de sexualidad por parte de los niños, en
parte a causa de todos los castigos y amonestaciones recibidas. Es por
eso que Freud describía esta fase como una en la que la sexualidad
queda más camuflada que en las anteriores.
La etapa de latencia ha estado asociada a la aparición del pudor y la
vergüenza relacionada con la sexualidad.
Es un considerado como una etapa en la que se detiene la evolución de la sexualidad, ya que hay
una disminución de las actividades sexuales, se desexualizan las relaciones de objeto y de los
sentimientos (predomina la ternura sobre los deseos sexuales), aparecen sentimientos como pudor
y asco y aspiraciones morales y estéticas, se intensifica la represión, lo que provoca una amnesia
al inicio del período, se transforma la libido hacia los objetos en identificación con los padres y se
dirige la energía sexual hacia otras actividades no sexuales como el estudio, el deporte, etc.
Esta canalización de la energía sexual le permite adquirir nuevos conocimientos y habilidades. A
pesar de que hay una disminución de la actividad sexual siempre los(as) niños(as) hablan de tener
novio o novia y expresan sus preferencias al respecto.

5. Etapa genital
La etapa genital aparece con la pubertad (12 años) y se prolonga en
adelante.
Está relacionada con los cambios físicos que acompañan a la
adolescencia. Además, en esta fase del desarrollo psicosexual el deseo
relacionado con lo sexual se vuelve tan intenso que no se puede reprimir
con la misma eficacia que en etapas anteriores.
La zona erógena relacionada con este momento vital vuelve a ser la de
los genitales, pero a diferencia de lo que ocurre en la fase fálica, aquí ya
se han desarrollado las competencias necesarias para expresar la
sexualidad a través de vínculos de unión de carácter más abstracto y
simbólico que tienen que ver con el consenso y el apego con otras
personas. Es el nacimiento de la sexualidad adulta, en contraposición a
otra ligada solo a las simples gratificaciones instantáneas y obtenidas
mediante actividades estereotípicas.

Con la organización genital, la modalidades de satisfacción libidinales de las fases anteriores se


unifican y jerarquizan definitivamente, en los órganos genitales y el placer inherente a las zonas
erógenas pregenitales se vuelven preliminar al orgasmo. Esta integración de las tres fases
pregenitales llega a tal punto que después de la pubertad permite la reconciliación de:

 El orgasmo genital y las necesidades sexuales extragenitales.


 El amor y la sexualidad.
 De los patrones sexuales, los procreadores y los productivos (sublimación).
 Nos vamos a centrar en el segundo tiempo de la fase genital, principalmente en lo que se
refiere a la sexualidad del adolescente. En esta fase se elabora la identidad sexual del
individuo.

La identidad sexual se refiere a la diferenciación y ubicación sexual que cada uno de nosotros hace
según seamos hombre o mujer. Durante la adolescencia se configuran los sentimientos que el y la
joven tienen en relación con el sexo al que pertenecen. Se van a ensayar una serie de conductas
tanto hacia el mismo sexo como hacia el sexo opuesto.

"La identidad sexual es producto de un largo proceso de elaboración que se produce desde la
niñez. En este período influyen cuáles han sido las relaciones con los padres del mismo sexo, cuál
ha sido la interacción de la pareja parental, cuáles normas culturales le tocó vivir, que se aprobó o
desaprobó en los comportamientos del niño".
En la adolescencia temprana los contactos son predominantes con jóvenes del mismo sexo como
una forma de reafirmar su identidad. Forman grupos del mismo sexo que les permite compartir
vivencias, ensayar y comentar conductas en relación con el sexo opuesto y calmar sus temores e
inseguridades en relación con estos contactos. Algunas conductas presentadas por los
adolescentes en esta etapa pueden aparecer de corte homosexual, pero en realidad no lo son.

Las relaciones amorosas se inician con interés en el sexo opuesto, que será seguido por un interés
inconsciente o conciente de serle atractivo(a) a éste. "Posteriormente el adolescente se enamora,
primero de personas mayores a ellos y no disponibles..." Si los adultos se encargan de hacer que
estos objetos amados se tornen accesibles, pueden ocurrir una serie de importantes problemas
psicológicos.

Al llegar al adolescencia media, el y la joven comienzan a sentirse más confortables con personas
del sexo opuesto y de su edad. Aquí las relaciones amorosas son, por lo general, de corta duración
y es el inicio de la exploración sexual. Con el tiempo el y la adolescente se liga a una persona
específica en relaciones más duraderas, donde aparece una mayor preocupación por los
sentimientos y deseos del otro, así como por una relación sexual genital.

Como parte de la sexualidad adolescente la masturbación es una actividad normal, que es


practicada sobre todo por los varones. Esta preponderancia en los varones se debe a que, tanto
hombre como mujeres, aprenden una respuesta diferente hacia sus impulsos sexuales impuesta
por la cultura, donde la mujer debe guardar sus genitales puros e intactos, mientras que el hombre
debe ser experimentado en lo sexual.

A esta diferencia también contribuye la distinta conformación de los genitales masculinos y


femeninos. El hombre está familiarizado con su pene y se siente orgulloso de el, experimenta
orgasmos completos con eyaculación. La mujer no conoce bien sus genitales y son las
características secundarias sexuales las que les muestra que ha iniciado un nuevo período, el
orgasmo está usualmente ausente por mucho tiempo pero la joven siente un erotismo difuso en
todo el cuerpo.

Se dice que la masturbación permite que el y la adolescente conozcan la anatomía y


funcionamiento de sus genitales, que liberen las tensiones sexuales acumuladas, pero realmente la
masturbación puede convertirse en un problema sí hace que él o la adolescente se aísle, que no
establezca relaciones íntimas con otro(a), cuando su práctica no se haga a nivel privado, cuando
sea una práctica excesiva o se abstenga totalmente de ella.

Para concluir el psicoanálisis a comprobado que las personas, aún las sanas mentalmente, están
trabadas en sus ciclos sexuales. En su intimidad, en sus relaciones de pareja y en el coito se
evidencias las huellas que ha dejado su paso por las fases pregenitales. Sin embargo estas huellas
no siempre son concientes y se dan en mayor o menor grado en cada persona.
El papel de los padres en la educación sexual:

Todos los padres y madres están capacitados para hacer educación sexual
de calidad.

Claves para hacerlo bien:

 Acompáñales durante todo su desarrollo: los padres ya educan a sus


hijos antes incluso de que surjan las primeras preguntas, cuando se
les coge en brazos, besa y acaricia les están enseñando a querer y
ser queridos, a tener seguridad en los demás, a expresar emociones
y reconocer las emociones de otros. Es muy bueno que con los años
no se eliminen esas muestras de afecto en el hogar. Es importante
hablar de todo lo que a los chicos les interesa, pero también de todo
aquello que necesitan saber en cada momento y no siempre
preguntan, atendiendo, claro está, a su momento evolutivo y sus
capacidades. No dudes en sacar tú el tema.
 Muéstrate accesible a sus preguntas: “las diferencias entre papá y
mamá, por dónde salen los bebés y lo más complicado: por dónde
entran”. Son las primeras preguntas. Responde con naturalidad,
mostrándole como realmente eres con soltura o con pudores, es lo de
menos. Presta atención a todas sus preguntas. Sólo así te convertirás
en un referente de confianza y será más probable que te sigan
preguntando y exponiendo dudas y temores. También es muy
importante que los padres acepten que los jóvenes tengan secretos o
que busque a otras personas para hablar de sexualidad. Aún así hay
que tratar de hablarles de aquellas cosas que los padres crean que
son importantes.
 Responde con sinceridad: es mejor no mentir si no quieres que te
mientan. Si no sabes la respuesta la podéis buscar juntos. Es
importante crear una atmósfera positiva, de confianza, para que los
adolescentes, al no sentirse juzgados, se atrevan a hablar con
franqueza. Y aún así, en ocasiones los adolescentes no preguntan, es
entonces cuando el adulto debe aprovechar las oportunidades que la
radio o la televisión le da para expresar sus opiniones de forma
razonada. Así el padre o la madre además de transmitir información y
valores enseña que con ellos se puede hablar de sexualidad porque
ellos hablan de sexualidad. Si siguen sin preguntar es importante
respetar sus silencios, sin obligarles a participar. Se les muestra una
puerta abierta, pero no se les empuja a entrar, tiempo al tiempo, lo
importante es sembrar.
 Comparte tus valores: la mejor manera de enseñar valores es
mostrarlos a través de la propia conducta. Se aprende lo que se ve
que se hace, no lo que se dice que se hace. Es preciso que los
padres sean tolerantes y respetuosos con las ideas y opiniones de
sus hijos, y no juzgarlos por ellas, a pesar de que puedan mantener
puntos de vista distintos. Aunque la imposición siempre es una
tentación, lo mejor es hacer todo lo posible para no caer en ella.
 Busca, infórmate, actualízate: No es necesario ser experto para
educar, basta con tener una buena información básica sobre los
aspectos más relevantes y no dejarlos llevar por miedos, mitos,
tabúes.

Enséñales a enfrentarse a la presión del entorno: los chicos chicas deben


aprender a decidir sobre las cosas que les afectan, los padres deben ayudar
a sus hijos a que comprendan que tendrán que tomar decisiones importantes,
que sólo dependerán de ellos, los amigos o los medios de comunicación no
deben suplantar sus decisiones. Los padres deben depositar toda la
confianza en sus hijos y poner en ellos y ellas el grado de responsabilidad
que corresponda a su edad, sólo así madurarán. Es importante dejarles claro
que siempre tendrán la ayuda de sus padres y que el amor de los padres a
los hijos es incondicional, sin condiciones. Para cumplir el principal objetivo
de la educación sexual no se trata solamente de dotar a los chicos y chicas
de información, hay que trabajar actitudes.

También podría gustarte