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El Dominical Lima, 7 de octubre del 2007

 Especial Especial 

Blanca Varela:
Óscar roca

tas,/ un lecho ardiente en donde lloro en esa etapa temprana de la poesía de


a solas”, dicen los versos finales del Varela el yo sea gramaticalmente mas-
texto que abre el libro. Planteada ya culino. Décadas más tarde, en “Casa de
la situación existencial del hablante, cuervos”, hogar y maternidad se estre-
Ese puerto existe se ofrece como un chan en la metáfora que apela al hijo y

El filo de la voz
drama compuesto de soliloquios: a la expresa el desamparo de la separación:
vez delirante y ascético, el yo entrega “Así este amor/ uno sólo y el mismo
fragmentos de su iniciación en el ofi- con tantos nombres que a ninguno res-
cio y el misterio de la poesía. “Junto al ponde/ y tú mirándome/como si no me
pozo llegué,/ mi ojo pequeño y triste/ se conocieras/ marchándote/ como se va
hizo hondo, interior”, se lee en “Fuente”. la luz del mundo/ sin promesas/ y otra
Esa transformación de la subjetividad vez este prado/ este prado de negro

Apuntes sobre nuestra poeta mayor trasciende la rutina cotidiana, pero no


la experiencia de lo real. De hecho, en
la encrucijada de lo interno y lo exte-
fuego abandonado/ otra vez esta casa
vacía que es mi cuerpo/ adonde no has
de volver”.
Óscar roca
rior, en la brega por establecer el propio
La próxima Lúcida e intensa, incandescente ser y estar en el mundo, es que se halla EL SILENCIO EXPRESIVO
y enigmática, la obra poética de Blanca el centro de gravedad del poemario. Ni cívica ni sentimental, la poesía de
aparición de tres Varela está entre las más altas y valio- “¿Asumir la realidad? Más bien: asun- Blanca Varela desdeña la grandilo-
sas de la lírica hispanoamericana del ción de la realidad”, escribió Octavio ABlanca Varela al lado de otro gran poeta peruano, Emilo Adolfo Westphalen. cuencia: su estilo no es caudaloso. El
libros dedicados a siglo XX. Compañera de los poetas de Paz, con perspicacia, a propósito de los emblema que ilustra a esta poética no
la generación peruana del 50 y cóm- poemas de Ese puerto existe. Sin duda, es el río, sino la fuente. En el cauce del
la poesía de Blanca plice de los surrealistas en el París de esa “asunción de la realidad” supone la minos no sólo se necesiten recíproca- poeta de la generación del 50, Jorge verso o del poema en prosa, así como
la posguerra, Blanca Varela –y no solo actividad de una conciencia que, con mente, sino que los roles sean –en cierto Eduardo Eielson, o como César Vallejo cuando se condensa en el aforismo o se
Varela nos invitó a por el hecho de ser mujer en medios insistente rigor, encara al mundo y se modo—intercambiables. En los lazos en Trilce, Varela escribe de (y desde) la despliega en la interpelación, el lenguaje
mayoritariamente masculinos– no se examina a sí misma. Uno de los efectos de parentesco, esa mudanza de posicio- descarnada conciencia de un misterio: de Blanca Varela se distingue por la rica
pensar este bloque confundió nunca entre los grupos de de esa operación reflexiva es, inevita- nes cobra un sentido más desgarrado, el de la existencia física, carnal. “Soy nitidez de su textura. “Vuelvo otra vez.
sus interlocutores y sus pares. Desde blemente, el desdoblamiento del pro- más urgente. Así, la hija que apostrofa a un simio, nada más que eso y trepo por Pregunto./Tal vez ese silencio dice algo,/
especial dedicado temprano, la vocación de su escritura pio ser: “Hallaré la señal/ y la caída de la madre, sin rodeos ni falso pudor, en el esta gigantesca flor roja”, declara la voz es una inmensa letra que nos nombra y
se reveló radicalmente contemporánea los astros/ me probará la existencia de extraordinario poema inicial de Valses poética en “Primer baile”, de Ese puerto contiene/ en su aire profundo”, se lee en
a la que, sin duda, y, al mismo tiempo, ajena a cualquier otros caminos/ y que cada movimiento y otras falsas confesiones (1964-1971) existe. El ánima es una criatura del ani- un poema de Luz de vida (1960-1963).
entusiasmo gregario. engendra dos criaturas,/ una abatida y es también la madre que, con amarga mal. Se comprende entonces que Ejer- La conjetura de la voz lírica señala una
es la poeta peruana El libro inaugural de Blanca Varela, otra triunfante/(...)”, dice la voz poética ternura, se dirije a su hijo en “Casa de cicios materiales evoque en su título, forma de entender el ejercicio y el sen-
Ese puerto existe (1959), lleva un pró- en “La lección”. cuervos”, de Ejercicios materiales con acusado contraste, los Ejercicios tido de la poesía. En efecto, la poeta no
más importante. Las logo consagratorio de Octavio Paz (1978-1993). espirituales de San Ignacio de Loyola, busca la proliferación, sino la concen-
y, aunque es la primera entrega de la DOBLES Y PARES La otra cara de la moneda de la iden- de un modo análogo a aquél en que tración. Así, saber decir es aprender a
páginas que siguen poeta, se trata ya de un libro maduro. El El motivo de la dualidad recorre e tidad es el asombro que despierta el Noche oscura del cuerpo, de Eielson, no decir de más:“Nada suena mejor que
trabajo creativo de diez años, denso y inquieta toda la obra de Blanca Varela. propio cuerpo: “Extrañeza de la propia remite a la poesía mística de San Juan el silencio/ nuestro desvelo es nuestro
—y que comienzan decantado, se concentra en un volumen “Cuál es la luz/ cuál la sombra”, pre- mano, la que toco. La ajena mía. Eso de la Cruz. bosque”, afirman dos versos de El falso
cuyo título es, según ilustra una anéc- gunta con lacónica ironía el yo en“Reja”, existe. Zona inexplorada de la carne Radical y visceral, la experiencia de teclado (2000), el último de sus poe-
con este artículo—, dota bastante conocida, hijo de la amis- de Canto Villano (1972-1978). Una íntima. Otra tierra en la tierra. Eso en hallarse en el mundo es la que alimenta marios. Libre de hojarasca, la poesía
tad y el azar. Puerto Supe se iba a llamar reflexión afín se halla en un pasaje de la soledad del cuerpo tendido en la a la imaginación verbal: “Hay una de Varela canta y se decanta. En ella, la
además de dar cuenta el libro, pero Paz –que ignoraba la exis- El libro de barro (1993-1994): “Digo isla noche”, se lee en El libro de barro. La rueda, hay algo que nos obliga a brin- inteligencia de la pasión y la pasión de
tencia de ese pueblo costero en el norte y pienso en mar. Digo mar y pienso en de Blanca Varela es, así, una poesía del car, a buscar un sitio, a perderlo, a lla- la inteligencia tiemplan la materia de un
de estas recientes del Perú– opuso reparos, creyendo que isla ¿Son lo mismo?” Un pacto vincula a re-conocimiento: no se orienta hacia mar “mi casa” al cubil y “mis hijos” a los lenguaje vibrante, que interroga y con-
se trataba de un nombre forzadamente los elementos y los torna indesligables: un trasmundo metafísico o utópico, piojos. Santa palabra”, se lee en la sexta mueve. Desde Este puerto existe hasta
—o inminentes— simbólico. El título definitivo surgió en los dominios de la imaginación, la sino que redescubre esa otra “tierra en estancia de “Primer baile”, de Ese puerto El falso teclado, la travesía de Varela es,
cuando Blanca Varela le aclaró al poeta ley de la contigüidad es la que rige. El la tierra” en la cual se respira, se siente, existe. El cuerpo que habita y es habi- sin duda, una de las más fascinantes en
publicaciones, le mexicano que ese lugar, en efecto, exis- imán de la cercanía hace que los tér- se piensa y se sueña. Como otro gran tado se revela aquí femenino, aunque la lírica de América Latina.  n
tía. Sitio de la imaginación y la expe-
rinden justo tributo. riencia, el ámbito del poemario tiene su
origen en la geografía y la historia, pero
Dpor Peter Elmore la alquimia de la palabra lo transfigura
hasta el punto de transformarlo en un
territorio alucinado e íntimo. La voz
poética no es, por lo demás, una emana-
El Dominical
Suplemento de Actualidad Cultural

ción de la biografía. Así, el yo que habita Año 52, N° 448 domingo 7 de octubre del 2007 Redacción Publicidad
los poemas de Ese puerto existe es mas- Editor: Alonso Rabí do Carmo Jr. Miró Quesada 300, Lima 1 Gerente comercial:
culino. Máscara y doble de la poeta, esa Edición, diseño y diagramación: Dirección de Publicaciones y Multimedios. Portada: Herman Telfs. 311 6500 (anexos 7113, 7114) Augusto Townsend
persona lírica declara tanto su arraigo Schwarz / Archivo El Comercio. Impresión y distribución: Empresa Editora El Comercio, S.A. Fax 311 6360 Las Begonias 409, San Isidro
A"Un lenguaje vibrante, que interroga y conmueve" caracteriza su poesía, según en el litoral como su soledad: “Aquí en Depósito legal 99-2609. Se distribuye gratuitamente cada domingo con El Comercio, sin cuyo E-mail: eldominical@comercio.com.pe Telfs. 311 6500 (anexo 3400)
razona Elmore en estas líneas. la costa tengo raíces,/manos imperfec- permiso los contenidos no pueden ser reproducidos total ni parcialmente. E-mail: atownsend@comercio.com.pe
El Dominical Lima, 7 de octubre del 2007

 Especial Especial 

Viaje infinito
herman schwarz / archivo el comercio

Madrid, descubrió a Varela


mientras estaba de paso por La poesía en el avispero
la Universidad de California,
en Berkeley: “Cuando conocí
su poesía, buscaba a una poeta Edgar O’Hara
que me interesara tanto como Tiene más de avispero la casa / poéticas de Blanca Varela
para dedicarle muchos años de Ediciones Universidad de Salamanca. Salamanca, 2007
investigación, pero también
que me llenara como lectora y
creadora”. El primer encuen- Blanca Varela, por la alerta del ojo crítico y las fue la presencia del mar en Paracas, eso me

Asedios a Blanca Varela tro entre estudiosa y poeta


fue determinante: “Sus versos
realmente me subyugaron. Hay
evaluaciones literarias contemporáneas, va
asumiendo cada vez con mayor intensidad
la estatura que le corresponde en la poesía
gustaba. Era un hermoso día, gran soledad,
toda la naturaleza para mí. El mar, la proxi-
midad al fondo del mar, ¿no? Porque estaba
algo en ellos profundamente en lengua española. Su moderación y reserva sentada en una especie de muelle que avan-
Sigiloso desvelo. La poesía de Blanca Varela es el título del relacionado conmigo, algo que personales, ajena al relumbrón mundano, sin za hacia el mar y veía las piedras del fondo,
me apela desde un lugar que embargo,la ha llevado a trabajar casi en silen- los animales y cosas por el estilo”.
ensayo de la filóloga española Olga Muñoz Carrasco que en los desconozco”, admite. cio, fuera de la estridencia mediática. Por eso Ambos poetas conversan también sobre las
Aquella estrecha relación se resulta valioso este nuevo y atinado libro de vicisitudes del oficio. Blanca llega a decir:
próximos días publicará el Fondo Editorial de la Universidad siente en la obra de Muñoz. Edgar O’Hara, Tiene más de avispero la casa, “Yo no soy una persona que haya estudiado
Sensible y cercana a la estruc- que contiene diez ensayos y artículos críticos cómo hacer su poesía ni que ha reflexionado,
Católica. Se trata de un profundo estudio centrado en el tura poética que observa, dis-
J
Blanca Varela, sobre su obra poética, donde se desgrana con pero indudablemente ya tengo una visión
curre con naturalidad a través "una poderosa sapiencia y perspectiva zahorí las claves ocul- de lo que quiero (…) Una vez que el poema
desarrollo de una voz poética en permanente búsqueda y de ocho poemarios de Varela. voz lírica",
según la
tas de su poesía, apelando al método compa- está en el papel, sé perfectamente qué es lo
Siempre el hilo conductor será española Olga rativo y con una desusada erudición en varias que sobra y aquello que falta”. Más adelan-
transformación. Dpor Carlos Eduardo Vargas Tagle el sujeto poético: “Desde el Muñoz. otras disciplinas. O’Hara y su te, y hablando de la poesía del
primer poemario, el lector es atinada intuición revisan la poe- argentino Juan Gelman, la poe-
fondo editorial pucp testigo del nacimiento de una sía de Blanca en sus principales ta señala: “Me gusta mucho su
Desde sus primeros sone- poderosa voz lírica, y se ve dación de la voz poética lo que tionamiento de la realidad y de libros,desde diferentes entradas. poesía, una poesía muy despo-
tos publicados en La Prensa impelido a rastrear sus apari- se aprecia en la obra de Varela. los elementos compositivos del Así,el crítico ofrece paralelismos jada. Yo estoy (…) por la poesía
en 1946, con tan solo 20 años ciones, para después intentar Existe, además, una posterior discurso poético. Precisamente inéditos entre la obra de Varela y cada vez más esencial, la que
de edad, hasta El falso teclado, dar coherencia a una silueta evolución del yo a medida que así se lo diría Varela al crítico la de, por ejemplo, Gabriela Mis- tiene menos adornos y recurre
último poemario aparecido verbal que va descubriéndose se avanza en su literatura. El español Rafael Vargas: “Creo tral que enriquecen las lecturas menos a la imagen”.
en 2001, la obra de Blanca fragmentaria, lúcida y cruel. La proceso de maduración adopta que comencé a escribir para ver de la obra de la peruana. O con En la notable entrevista, Blan-
Varela (Lima, 1926) supone construcción de esa figura se la forma de una marcha sin si ‘alguien’ contestaba mis más la poderosa imaginería de Jorge ca da pistas de cómo aborda su
un universo literario no solo convierte en uno de los proce- destino concreto. La analogía secretas y obsesivas pregun- Eduardo Eielson en la elabora- trabajo poético: “Yo no tengo
sugestivo y misterioso, sino sos más complejos y persisten- entre proceso creativo y viaje tas (…). No tuve más remedio ción de nombres y calificativos, una manera regular de traba-
en muchos sentidos inabarca- tes. Mi libro es un intento por es inmediata, pues la lírica que aprender a contestarme yo así como con Pablo Neruda. O en jar –confiesa--, no soy una per-
ble. Pero el hecho de ser una seguir muy de cerca al sujeto vareliana es, ante todo, asu- misma”. la forma de nutrirse del lenguaje sona que se sienta a la mesa
obra de complejidad y belleza poético para comprobar cómo mida como tal. El ejercicio de Con la inmersión en los ver- que la acerca a Heidegger. a trabajar. No tengo tiempo
inusuales, que sigue desper- y cuándo la voz se forma, se exploración de la obra no podía sos de Varela, el lector se sume El libro también trae otras físico a veces, no tengo tiempo
tando incertidumbre incluso transforma”. ser menos que equivalente al en un proceso de indagación novedades como el desmenuzamiento de mental en otros momentos, estoy cansa-
entre las principales cáte- Pero no es solo una consoli- de creación: “No se trata tanto planteado desde el principio: ciertos poemas complejos (como“Sin fecha”, da. Pero hago notas y las enfermedades o
dras literarias hispánicas, no de un análisis académico de su “Hay un continuo escrutinio de dedicado a Kafka y que O’Hara viera en las gripes, para mí, son maravillosas. Cada
parece amainar ganas ni inten- obra — explica la filóloga—. la realidad, una perseverancia distintos momentos de su elaboración) y tanto tengo una gripe o tengo un malestar y
tos: varias son ya las recientes Con este ensayo he pretendido en el cuestionamiento que no el relato de circunstancias y anécdotas no tengo que quedarme un par de días en cama,
aproximaciones a su diversa y hacer un viaje, puesto que la desaparece, que persiste hasta conocidas de la poeta, compartidas por el o guardada... Y ese día leo mucho y escribo
desgarradora poesía. poesía de Varela resulta arries- el final”, comenta la española. autor del libro. Uno de las secciones estela- mucho”. Finalmente, proporciona una con-
Como parte de esa eferves- gada, intensa y también, como Viaje y búsqueda —al fin y al res del volumen es una extensa entrevista fidencia deliciosa: “¿Tú sabes que escribí
cencia crítica y literaria, la los viajes, frustrante de vez en cabo, poesía— son comprendi- que O’Hara le hiciera a la poeta en su casa la mayoría de mis poemas —Canto villano,
filóloga española Olga Muñoz cuando”. dos como un río de turbulento de Seattle, en mayo de 1995, a donde Blanca por ejemplo— dentro de un clóset? Era un
Carrasco (Madrid, 1973) ha La noción de viaje sin destino recorrido. Su desembocadura, acudió a fin de participar en un seminario clóset pequeño con una ventanita por la que
realizado un importante estu- (“Esa podría ser mi poesía, un de acuerdo con Muñoz, toma organizado por la Universidad de Was- podía respirar. Y tenía una mesita como esta
dio que recorre los principales riesgoso viaje a ninguna parte, finalmente la forma de un hington. en la que estamos sentados ahora. Puse mi
hitos de la poesía vareliana: para volver y empezar otra vez delta. Pero sabe que las pala- En un momento de la entrevista, por ejem- máquina y escribí allí para que mis hijos no
Sigiloso desvelo. La poesía de y otra vez”, comentaría la propia bras de Varela van más allá: plo, Varela le descubre a O’Hara las condi- me pertubaran”. Inimaginable. El libro trae,
Blanca Varela será publicado Varela en alguna ocasión) no siempre remiten a ese eterno ciones en las que germinó El libro de barro: además, un dossier gráfico de esplendentes
próximamente por el Fondo es, lejos de lo que podría espe- acueducto que es la literatura. “Yo estaba en la playa, en una especie de fotografías de Varela en su casa de Barranco,
Editorial de la Pontificia Uni- rarse, rasgo de una identidad Después de todo, comentará reposo. Estaba sola, tenía todas las condicio- hoy lamentablemente desaparecida, a cargo
versidad Católica del Perú. desconcertada. Al contrario, su la estudiosa, “Nunca estamos nes ideales para pensar un poco, para dejar de Herman Schwarz, y otros documentos de
Muñoz, quien realizó un voz poética goza de una lucidez ante una poesía resignada; nos volar un poco la mente, ¿no? Entonces hice valor singular.
doctorado en Filología en la impresionante. Y esa lucidez situamos frente a una creación las primeras páginas (…) Lo que me fascinó  [Enrique Sánchez Hernani]
Universidad Complutense de ASu primer contacto con la obra de Varela fue un hecho fundamental, hoy convertido en libro. proviene de un perpetuo cues- insurrecta hasta el final”. n

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