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MITOS Y LEYENDAS DE

ANTIOQUIA
Leyendas, mitos, tradiciones y Supersticiones, son cuatro entidades sociológicas, que no
ofrecen a veces, una completa distinción. Son leyendas, aquellos sucesos verosímiles o
verídicos, y de importancia, que se van comunicando más por tradición hablada del pueblo, que
por documentos escritos., pero que, o no se consideran ciertos en un núcleo básico al que se
van agregando paulatinamente, fabulaciones y adornos. Es el mito, una ficción de hechos
religiosos o alegóricos de los aconteceres humanos; encarnan episodios de importancia social
o tribal que se presentan con efectos sobrenaturales por la intervención de algún ser
sobrehumano, o del mismo Dios. Tradición o Relato Tradicional, es aquel que pasa de pueblo
en pueblo y de generación en generación, normalmente en forma oral, constituyéndose para el
núcleo familiar o social que lo posee, en un archivo de sus ancestros.

La superstición es una creencia en señales producidas por acontecimientos meramente


fortuitos, que anuncian o indican, o a veces simplemente preceden a algún suceso, bien sea
favorable o bien, adverso.

Comúnmente a las supersticiones se les llama agüeros.

El mito florece preferencialmente en las religiones politeístas. El cristianismo, paradójicamente,


ha causado a la vez, la decadencia del mito, pero el florecimiento de una religiosidad mítica
muy especial. El mito, no tiene una directa relación de florecimiento o decadencia, con el
fenómeno: Menor o mayor cultura de un pueblo y épocas dados. Conviene repetirnos que:
superstición es toda desviación del sentimiento religioso que nos hace creer en cosas falsas, o
temer cosas que no pueden hacernos daño, o por último, poner nuestra confianza en otras que
ninguna efectividad tienen.
LA MADRE MONTE

La Madre Monte, es la deidad


tutelar de los ríos. La Madre
Monte se baña, y como no
quiere que nadie se bañe con
ella, emponzoña las aguas
para causar daño a quienes
contravienen su mandato.
Pero si los ríos tienen su
leyenda, también la tienen las
montañas, las sierras y las
mismas faldas de las
cordilleras. En los montes y
montículos vive la madre
monte. El de la Madre Monte
es un mito o leyenda
Universal que se encuentra
presente en varias regiones
de Europa con algunas
variantes. Para la leyenda
campesina nuestra, ella es
una mujer corpulenta, de
rostro medio humano y medio
animal, y con afilados y grandes colmillos. Es de carácter vengativo y cruel. Cubre usualmente
su cuerpo con ramas, hojas, musgos y con su larga y desordenada cabellera. La imaginería
popular la pretende como agente moralizador, que castiga a los vagabundos, a los perjuros, y
en particular a quienes hacen mal uso de la naturaleza, destruyen sus recursos o son
perversos con sus semejantes. Se le teme en las noches de tempestad, por sus aterradores
bramidos o rugidos. En la Madre Monte es tutelar; imaginémosla, o hagámosla ecológica, y en
relación con la conducta humana, hagámosla moralizadora y atemorizadora solamente, que no
dañina. Para otros por nuestros caminos aparece de improviso, pero se esconde rápido por las
espesuras y los matorrales, una visión o espanto. Es una fea mujer recubierta de
escamosidades o lamosidades verdes, aulladora y que mete espanto a quienes la ven. Va
usualmente acompañada de una bandada de pájaros de diferente plumaje que hacen gran
algarabía. Es frecuente encontrar en su rastro, peligrosas serpientes así éstas no sean muy
frecuentes en la región Encontrársela, da inicialmente un gran miedo; pero es frecuente que
éste desaparezca al poco rato y que más bien en quien la vio, quede una sensación de
tranquila curiosidad, pues es un espanto o visión que muestra ser manso y da la impresión de
ser algo que forma parte de la misma naturaleza, de su fauna, y que nunca ataca al hombre o
al ganado y si más bien como que sus costumbres se avienen con todos. En las espesuras de
los montes, selvas, montañas y cordilleras del Tolima, el Viejo Caldas, el Huila, los Llanos, el
Amazonas y el Vaupés, siguiendo los pasos del sol y los rumbos del viento, la Madre Monte
está presente en el pensamiento mítico del campesino Para ellos la Madre Monte es una
mujercita de pelo largo, mitad persona, mitad monte como paja. A veces la sorprenden en los
ríos y quebradas bañándose tranquila. Los hombres corren apenas la ven venir Esta misteriosa
mujer es la madre naturaleza, que se lanza contra la acción del hombre, de destrucción y
muerte.

LA MADRE DE AGUA
Hay en todas las culturas, personajes de las aguas. El elemento agua tiene para todo contexto
cultural, una preponderante significación; ora como un elemento purificador, como componente
genético o bien como ingrediente o elemento de castigo. También hay otra mujer, la Madre del
Agua, que en diferentes culturas es personificación de la naturaleza en su elemento líquido, el
agua. este es el único ser mítico que entre nosotros, que se nos presenta por completo
desprovisto de fealdad, de suciedad y de maldad. Lo describen como un hermoso fantasma
femenino en forma de niña que moraba en una cueva en el fondo de las rocas. Otros dicen que
se aparece en forma de una mujer alta y esbelta con sus brazos gruesos, caderas y piernas;
muy finos los dedos, los cabellos y los labios. Para nuestros campesinos Antioqueños, este
personaje mitológico, nos habla de una hermosa una niña de cabellos áureos y fulgurantes,
casi blancos; sus ojos son grises, claros como dos gotas de agua del más puro manantial. Pero
en el fuego de sus ojos hay hipnotismo, una fuerza de atracción que es imposible resistir; el
único defecto de esta angelical figura es que tiene la característica de tener los piecitos
volteados hacia atrás, más conocido en nuestro medio como Chapín. Cuando camina deja sus
huellas en forma invertida, lo cual confunde a sus víctimas, quienes creyendo alejarse del
peligro siempre las conduce hacia ella. La particularidad de la Madre de Agua es que sólo
persigue únicamente a los niños, sobre los cuales ejerce una influencia maligna. Cuando un
niño nace con los pies chapines, es decir volteados hacia atrás, se atribuye esta malformación
a la influencia que pudo haber tenido por la Madre de Agua, sobre la madre cuando esta era
niña. Cuando el niño es acosado o perseguido, habla siempre de una niña muy linda que lo
llama, sueña con ella, se despierta asustado y vive predispuesto siempre a ausentarse sin la
compañía de nadie, porque se siente atraído por algo extraño, es decir; la fascinación que
ejerce sobre él es incontrolable. Si es llevado a las orillas de los ríos, se ve intranquilo, cree ver
flores hermosas y bellos pajaritos. No puede contenerse y se abalanza sobre lo que cree ver
flotando sobre el agua, pero no agarra nada, sólo era un espejismo creado por la madre de
agua. El niño insiste en que tiene que irse, pues una niña lo llama con sus blancas manecitas.
Luego comienza a subirle fiebre, su organismo se congestiona y le da diarrea, su carita se le
brota de pústulas malignas, tan graves que a veces puede morir. Es por eso que los
campesinos nunca dejan que sus niños vayan solos a las fuentes o quebradas, porque pueden
ser raptados por la Madre de Agua. Es tanta la influencia que este personaje mitológico ha
ejercido sobre nuestros campesinos, que todo nacimiento de agua que tengan dentro de sus
fincas, siempre lo llaman madre de agua y cuando un río se desborda se dice que se salió de
su madre. En la cultura popular se cree que para liberar al niño de esa fuerza maléfica hay que
rezarlo, llevárselo al cura para que lo bendiga, colgarle del cuello escapularios, medallitas,
abalorios o candongas indígenas. Frotarlo con ajo, o yerbas como la ruda y la albahaca.
Además es necesario ofrecerlo en presentación a las ánimas Benditas y procurar no llevarlo a
la orilla de las aguas, por lo menos mientras crece y ya no es perseguido por el espíritu
maligno.
LA FOMAGATA
Fomagata es descrito como un ser, feo, zoomorfo, con un solo ojo, cuatro orejas y rabo, con
funciones de demonio, malgeniado y cruel. Dicen que había sido castrado y por eso tenía una
fuerza hercúlea. Estuvo gobernando por el terror cien años, y al morir exhaló una nube
hedionda que cubrió toda la tierra, marchitó las flores y apestó a las mismas fieras. Este dios
borrachín se divertía escondiendo los ríos debajo de la tierra, y cierto día devoró tres luceros,
por lo que los dioses se enojaron. Se ascondió en las nubes, pero Quemuenchatocha, el dios
del aire, lo derribó de una bofetada, y no pudo escapar al castigo de los dioses.

LA PATASOLA…LA PATETARRO…LA MANCARITA


He aquí otra trilogía de mitos que ofrecen verdadera y sorprendente similitud.
Algunos autores pretenden inclusive reducirlos a una sola entidad. Son tantas sus similitudes,
que puede llegar a cundir el engaño, pero son realmente, si nos atenemos al aspecto
geográfico, mitos completamente diferentes.

LA PATASOLA
Algunos campesinos la describen como una hermosa mujer, con sobrero de paja y vestida de
verde.
Aparece caminando con
su única pata. La rapidez
de su marcha es tal, que
los hombres tiemblan
apenas oyen sus gritos,
perdidos en los bosques,
montes espesos,
matorrales, selvas y
páramos de las cumbres
de las cordilleras.
Algunos dicen que la
bellísima mujer paraliza a
los hombres con su
mirada fija, hasta que en
carcajadas, termina
transformándose en un
espanto con ojos de fuego
y largos colmillos de tigre.
El pelo enredado le cubre
la cara. Existen versiones
de hombres que vivía
solos fueron devorados
por la Patasola.

Otros dicen que es una


gran atrapadora de niños,
a los que se los lleva al monte donde los devora dejando solo los huesitos.
Quién de niño, no sintió mucho miedo cuando la Abuela nos narraba historias de la Patasola.
Otra versión del mito de la Patasola más común en toda América, es la de un ser feroz y
sanguinario como unos vampiros, roba a los niños y les chupa la sangre. Es amiga y defensora
de los animales de monte, los defiende de los cazadores. Algunas versiones de la Patasola la
describen como una mujer hermosa que atrae a los hombres para enamorarlos, y poco a poco
los va entrando en la espesura del bosque, en donde se transforma en una mujer horrible con
ojos que lanzan fuego, boca grande con dientes afilados, un solo seno, y cabellera larga que la
cubre para tapar su fuera. No falta quien afirme que es una mujer extraviada, que grita pidiendo
auxilio; los quejidos que lanza se van tomando más lastimeros a medida que avanza sobre su
víctima, y cuando está bien cerca se les echa encima y les chupa la sangre. Como vampiresa
hurta a los niños pequeños o los va sonsacando hasta llevarlos al monte; a los cazadores los
embolata o los empuja por los precipicios. Hay gente que asegura haberla visto saltando con
su sola pata, por caminos, sierras, cordilleras y montes, chorreando sangre de la pata mocha,
lanzando lastimeros gritos. Dicen que es el alma en pena de una mujer infiel, que vaga por los
montes, valles y llanuras; mujer que deshonró a sus hijos y no respetó a sus esposo. Hay tres
palabras que no puede oír: El hacha, el machete y el fuego. Odia el hacha por que su marido
con esta herramienta de un solo tajo le cortó la pierna por infiel. La hoguera o el fuego porque
en ella se quemaban a las brujas. Le temen los colonos, los mineros, los cazadores, los
caminantes, los leñadores y los agricultores.

LA PATETARRO
En Antioquia es el mito quizás
más socorrido, sobre todo en
las regiones mineras, Nechí,
bajo Cauca y en sus pueblos
ribereños como Remedios,
Segovia, Zaragoza, el Bagre
y Caucasia.

Puede ser como una versión


adaptada de la Patasola,
pues esta última, en casi
todas las versiones, sólo
posee una sola pata,
extremidad deforme y muy
aumentada, aunque no tiene
la circunstancia de carecer de
la otra por corte o
traumatismo, sino por
deformación natural
La patetarro en cambio, se
coloca un muñón de la
extremidad que le falta, un
tarro de guadua “Pedazo de
guadua comprendido entre
dos nudos del cañuto”. Suele ser representada en una horrible criatura, de rostro entre
feminoide y bestial, cubierta con hojarascas, de desordenada cabellera, puntiagudos colmillos y
deformes uñas. Tiene el hábito de bajar de las montañas a los poblados de las zonas mineras
a altas horas de la noche, para espantar con sus descompasados gritos y carcajadas, a los
mineros a quienes sorprende por las desiertas calles de sus poblados, o de improviso en sus
humildes habitaciones, o en los socavones de las minas. Los mineros creen que ella es la
guardiana del oro que hay en el interior de la tierra y por eso vive enojada con ellos.

LA MANCARITA
Según la descripción que en nuestra infancia oímos a los campesinos de nuestras veredas, la
Mancarita es una especie de mujer salvaje de cabello largo y desgreñado, de una sola mano
en la mitad del pecho, el cuerpo peludo como el de los animales salvajes y los pies vueltos
hacia atrás. Habita en las selvas; por las noches se le oye gritar en tono lúgubre y prolongado.
A veces se acerca a las viviendas de los humanos. Otros afirman que es tímida y huye apenas
percibe algún ruido de gente o perros. Otros dicen que se roba a los niños y aún a los hombres.
También dicen que es un salvaje que imita la voz del hombre, los gritos de la mujer, y el llanto
de los niños para engañar y atraer a la gente y llevársela donde nadie pueda saberlo, porque
regularmente anda de noche y en la espesura de los bosques. Es la fusión de dos palabras:
Manca y Rita, que según una versión, una mujer manca llamada Rita, que llegó a una vereda y
se dio a chismear y a enredar vidas, por lo que fue abandonada por los campesinos. La Manca
Rita, quedó convertida en la Mancarita. No teniendo en dónde recogerse ni con quien tratar, se
dio a vagar sola por los montes como un salvaje; creciéndole el cabello y las uñas de un modo
extraordinario, comía raíces y frutas silvestres y huía velozmente a la vista de la gente. Tan
solo de lejos se percibía sus alaridos, extraña mezcla de llanto de mujer y aullido de perro en
pena.

LA LLORONA
Cuentan que la Llorona es el alma en pena de una mujer despojada de sus hijos, por eso su
llanto errabundo. En algunos relatos aparece una mujer enloquecida quien no aguantó la
miseria, acabando con ella y sus hijos. Entonces el alma quedó vagando por los pueblos,
preguntando por sus hijos y lamentando su tragedia. La Llorona es pues, independientemente
de las
circunstancias y
variantes que
cada región le dé
a su identidad, un
mito genérico de
los que
personifican a un
espíritu de una
madre en pena.

La llorona, no ya
como el Ánima
Sola, que anda errabunda para purgar sus propias culpas debido a la santidad y perfección
necesarias a un estado final de gloria en el más allá, sino y es el caso de la llorona que busca
el reposo y aquietamiento del espíritu que permita disfrutar de un estado de retribución en
ultratumba. En qué vereda de Antioquia no se habla de la llorona….? Algunos afirman que es
una mujer que ahogó a uno de sus hijos y por la noche lo busca a lo largo de los riachuelos o
quebradas, exhalando prolongados lamentos. Un campesino hace la siguiente narración: En la
vereda Cimarronas con frecuencia aparecía de repente en las noches de tormentas, en medio
de truenos y relámpagos, la figura de una mujer que de tanto en tanto, desaparecía de súbito,
sumiendo en el mayor terror a cuanto desprevenido campesino se cruzaba por la oscura noche
de la montaña. Otra versión es la de una mujer muy hermosa y de apariencia angelical, siente
los ardores deseos de mujer; recorre por muchas de estas montañas y poblados del Oriente
antioqueño.
Gusta y enamora por ser tan bella, pero se la ve tan andariega por todas estas veredas, que
despierta recelo entre los hombres, y todos, a poco del requiebro inicial, se alejan pensativos.
Dice la leyenda, que fue con Serafín, el animero, o con el bueno de Matías o tal vez con alguno
de esos mineros que pasaron por ahí en busca de oro, con quien tuvo un hijo, pero Ella tan
andariega y coqueta y poco maternal, descuidó el crío, y éste se le ahogó en el río.
Hoy en ultratumba, ánima en pena, reconoce, llora y pregona su tragedia.
Otra descripción de la llorona es la siguiente: Mujer de figura desagradable, alta y
desmelenada, de vestido largo y rostro cadavérico. Con sus largos brazos sostiene a un niño
muerto. Pasa la noche llorando, sembrando con sus sollozos lastimeros, el terror en los
campos, aldeas, y aún en las ciudades. Se dice que la llorona deja sentir su tristeza en el Bajo
Cauca, en las riveras del río Porce, San Juan, el Magdalena medio y en el Penderisco de
Urrao. La llorona a pesar de ser un mito universal, nosotros los Antioqueños lo hemos tomado
como propio, y en nuestra fe cristiana ha servido como control moral del comportamiento del
hombre y la mujer en su vida sexual. Se hace referencia a este personaje acorde con la
tradición oral, donde se le define como una madre soltera que decidió no tener a su hijo y por
eso aborta, acarreándole esto el castigo de escuchar permanentemente el llanto de su niño.
Este castigo la desesperó y la obligó a deambular por el mundo sin encontrar sosiego, llorando,
gimiendo e indagando por el paradero de su malogrado hijo. Simboliza el castigo al proceder
de algunos padres que de forma irresponsable y sin medir las consecuencias de sus actos,
conciben los hijos para luego evadir sus obligaciones, recurriendo al aborto, como si la criatura
por venir fuese la culpable de sus errores. Esta leyenda surgió para evitar la proliferación de los
abortos provocados, especialmente, en las madres solteras. Cabe resaltar que los pintores
ante la dificultad que conlleva representar en forma no grotesca un aborto, suelen hacer
aparecer en sus obras a la Llorona como una mujer embarazada con lágrimas sobre su rostro
dolorido. Representación que, sin embargo, no se adecua cabalmente al relato. El ser humano
siempre le ha temido pánico a los fenómenos naturales, ya sean tempestades, rayos,
huracanes, sismos o erupción de volcanes. El paisa en su ignorancia y su fe católica cree que
esto sucede porque Dios o los Demonios están enojados y reclaman su parte por el mal
comportamiento de los hombres sobre la tierra. Es más, la oscuridad y el fuego se asocian con
la maldad y el castigo allá en el otro mundo. Crean sus fantasías, las narran cada cual a su
manera y así se van transmitiendo de generación en Generación, dando origen a estos Mitos y
leyendas. No creo que esto sea realidad, es parte de la fantasía del ser humano, pero que de
una forma u otra este mito permanecerá en la mente de nuestros campesinos, y a más de uno
los ha hecho correr, caer privados del conocimiento, y por qué no orinarse en sus ropas, pues
al miedo nadie ha sido capaz de ponerle calzones.

LA CANDILEJA
Teje el pueblo crédulo o creyente, y con ropajes legendarios diversos, más y más mitos
emparentados con la temática de los seres que han pasado a “La otra vida”, esas ánimas que
penan todavía, se manifiestan para advertir su pena; escarmentar a los vivos, o dar cuenta de
asuntos que dejaron pendientes antes de partir, como es el caso de la riquísima gama de
leyendas de “entierros o Guacas” que todos hemos oído algunas vez Es el caso del mito La
Candileja, que es una censura bondadosa a la violencia…Que ha convertido a la mujer en una
alma en pena, un alma que busca su propia identidad. La candileja es una mujer muy linda que
a altas horas de la noche sigue al vaquero y se monta en su caballo. Después, esta misma
imagen briosa de mujer, se convierte en bola de fuego incandescente que de todas direcciones
embiste a la bestia, que salta y relincha enloquecida. En los Llanos orientales se dice que La
Candileja es el alma en pena de una mujer que ardió viva en su propio rancho…sin que nadie
la auxiliara.

En algunas veredas, caseríos y


valles, se dice que la gran bola de
fuego asusta a los hombres
trasnochadores.
No falta quien diga, que fue una
mujer que se enredó en asuntos
amorosos con sus dos sobrinos, y
que cuando éstos murieron, sus
huesos se juntaron, y en una bola
en llamas, anda penando por las
noches brincando de árbol en
árbol.
Pretenden otras leyendas, que es
la Candileja un espanto con figura
de mujer, con tres brazos muy
largos, que al entrecruzarse y
frotarse, producen un ruido raro y
característico como de
chisporroteo, acompañado de una
luminosidad especial
Con su sono-visual, asusta a los
hombres pero no a los niños.
Es muy popular por las riveras del
Río Magdalena, inclusive por los
Departamentos de la Costa
Atlántica.
Para Antioquia, es una antigua
leyenda campesina, la cual cuenta que una anciana mujer, fue condenada a vagar por los
montes solariegos y tenebrosos, por caudalosos ríos y quebradas, oscuras trochas y caminos.
Cuenta la leyenda que aparece cuando el gallo no ha empezado a cantar, provista de una tea
de madera encendida echando chispa y produciendo un ruido infernal.
Se dice que era una señora muy complaciente con sus nietecitos que les alcahueteaba todos
sus caprichos y maldades. Nunca les reprochó nada y por eso cuando colgó los guayos, ya
muy anciana, y fue a rendirle cuentas a Dios. Éste muy enojado la increpó severamente por la
falta de disciplina en la crianza de los hijos, ya que ella como abuela debía dar ejemplo de buen
comportamiento. Como pena no se le mandó para los infiernos, pero si fue condenada a vagar
por lugares tenebrosos para que purgara su pena. Los campesinos la llaman vieja alcahuete y
cómplice de los muchachos malcriados y groseros. Los hombres que viajan a caballo cuentan
que en las trochas y caminos montañosos se les aparece, y sin mediar palabra o pedir permiso
se les sube a la grupa para pellizcarlos y chuzar el anca de la bestia con el fin que esta
corcovee y los tumbe al suelo. Persigue borrachos irresponsables y mal maridos, novios
faltones y mentirosos. Padres que no llevan el mercado de la semana por quedarse bebiendo,
jugando a los dados, cartas, billar o apostando a los gallos. El campesino le gusta mucho
caminar por la noche con el fin de aprovechar la fresca y en algunas veces para hacer sus
perrerías amorosas. La candileja no admite que le disputen sus terrenos nocturnos.
Si alguien quiere conocer y atraer la candileja se debe rezar muchos rosarios y padrenuestros
de esos que manda el curita cuando se comete un pecadillo, pero para ahuyentarla basta con
insultarla diciéndole: Vieja farulera, alcahueta, cómplice y otras cosas afines.
Se le grita a todo pulmón, el demonio te ha de tener en la profundidad de la paila mocha o sea
más allá de los infiernos. Que no te falte candela por delante y por detrás.
Cuando la candileja escucha esto, sale despedida echando chispas y dando alaridos quebrada
abajo.
Otros campesinos cuentan que cuando cae una gran tormenta de agua, la candileja cabalga
sobre la cresta de de las crecientes. Otros dicen haberla visto echando chispas en la punta de
los cerros y maldiciendo a Dios. En las casas abandonadas le ha pegado el susto más
tremendo aquellos campesinos que buscan guarida de un chubasco o buscan donde pasar la
noche.
Cada cual tiene una historia diferente de encontrarla, pero su comportamiento es el mismo.
En las playas solitarias, a veces se distinguen tres hachones: el de la anciana y los dos de sus
nietos, y a la vislumbre se ven los tres bultarajos que avanzan en fila. Algunos han confundido
su lumbre con la llama de alguna guaca, pero los grandes conocedores campesinos la
distinguen inmediatamente pues la luz de una guaca que arde es blanca o azulita, según sea
de oro o plata, “es mansa y de un bello matiz”, aseguran. Mientras que la Candileja es rojiza
que echa chispas como si fuera un tizón azotado por la brisa; es además inquieta y se mueve
como un fantasma, se aparece de repente y desaparece de la misma forma.

LA BOLA DE FUEGO
Es otra versión del mito La Candileja por muy diferenciado. Muchos lo distinguen, pero a
nuestro entender es solo una variante, porque se da en la misma zona geográfica de los Llanos
Orientales, consiste en un efecto lumínico, y no posee ningún otro aspecto distintivo.
Se dice simplemente que es el alma de una mujer que pecó. Ella regresa convertida en una
bola de fuego, que espanta y jugarreta con los hombres en las inmensas llanuras iluminadas
por la luna. Es un mito de todos los Llanos Orientales. Hay versiones similares en la Amazonía
del Perú y del Brasil. Usualmente no presenta figura humana ninguna, solamente la de una
bola de fuego danzarina y aterradora.

LA VIUDITA O DAMA VERDE


También alumbra o sea que produce luz, y con esto damos a entender que con su presencia
produce algún maleficio Se le confunde con La dama Verde, pues en ambas versiones se
representa igualmente como una dama anciana vestido de negro, con una mantilla verde o con
un sayal verde y cubierta la cara con un largo velo también verde.
En ambas versiones: Viudita-dama Verdad, se le describe como un ser manso, doliente, en
actitud devota, portando entre sus manos un rosario cuyas cuentas pasan rápido y
nerviosamente.
Es un espanto urbano de casas derruidas, desvanes, callejuelas, y se pretende que su
presencia significa para quien la ve, un pronto duelo de la familia. Otros dicen haberla visto
como un cuerpo de mujer, de estatura regular, cubierto con una sábana blanca, desde la
cabeza hasta los pies, dejando ver la frente, el rostro, las manos y los pies de un esqueleto
disecado. En Antioquia se le conoce mas como Dama verde y se le describe como una anciana
de estatura más bien alta, de porte y compostura distinguidos, vestida con un largo sayal verde.
Siempre lleva en sus manos un rosario, y algunas versiones agregan que este rosario es
fosforescente y de ahí la luz que desprende. Siempre se le ha asociado con el encuentro de
entierros y guacas, pues por último punto por donde desaparece su lumínica figura, debe
empezar a cavarse y allí cerca está el entierro. La personifica la leyenda con ser una antigua
dama de alcurnia, que por un pecado oculto de infanticidio, “Después de matar a su hijo lo
escondió en una tapia que volvió a recabar”, debe vagar eternamente purgando y sirviendo de
guía para encontrar objetos preciosos ocultos por los muertos, y con cuyo desenterramiento,
ellos descansarán en paz.

EL GUANGO…LA BARBACOA….LA MATRACA


Trilogía que compone los mitos y leyendas del sonido Tal vez el asunto que más preocupa y
trasciende la humana y diaria fatiga, es la suerte en el más allá, con todo su trasfondo de pena
o gloria, castigo o premio, y el nunca desmentido u olvidado sentimiento de eternidad que lo
informa y que lo hace sobrecogedor y misterioso. A explicarlo apuntan pues buena parte de los
mitos que tienen como protagonistas a una o varias ánimas, con su carga a cuestas de faltas y
pecados, que una moral universal y primigenia les encaran.
El caso del Guango, La Barbacoa o la Matraca, se dicen que son las almas de personas que en
vida incumplieron de una u otra forma una promesa a sus dioses o santos de su emoción. El
Guango y La barbacoa en nuestro departamento de Antioquia, no son que más armazones
Hechos con dos varas de guadua o madera con travesaños amarrados con bejucos o cuerdas
de cuero de novillo y que se emplean para transportar enfermos o difuntos de los campos a la
ciudad, cargados por dos o cuatro personas. Tiene una característica muy especial, y es el
ruido o chirrido que produce, las cuerdas y el roce de la madera con el vaivén del cuerpo que
se carga. Este medio de transporte rústico, en Antioquia también se conoce como, Camillas,
Angarillas, Andas o Parihuelas. La Matraca es una caja de percusión, hecha de madera,
provista de unos batientes y con huecos que al batirlos produce un sonido característico, usado
en tiempos de Semana santa para llamar a los actos religiosos, pues las campanas estaban de
luto por la muerte de Jesús, y no podía tañer el viernes santo. Qué es lo que tanto llena de
pavor a los campesinos estos tres mitos, a pesar que por lo regular nunca se presentan con
alguna figura definida…? Sus chirridos que lleva el mensaje de la muerte, del alma en pena.
De aquella ánima o ánimas de aquellas personas que no han podido purificar su alma para
alcanza el descanso eterno. En la oscuridad de las noches llenas de presagios, cuando se
oyen aquellos ruidos de ultratumba, el campesino comienza a ver entre sombras no muy
definidas, las figuras de cuatro hombres sin cabeza cargando un muerto sobre una Barbacoa o
Guango.
Cuando se oye el aleteo o traqueo de la Matraca, los pelos se erizan y se ven volar fantasmas
infundados, o veces se ven cuatro chivos negros con cachos, arrastrando un ataúd que al rosar
producen el sonido de la Matraca.

EL CURA SIN CABEZA


Este es uno de los Mitos de
más trascendencia entre
nuestros campesinos
antioqueños, quizás por las
consecuencias que causaba
su encuentro. Espanto
terriblemente horroroso,
pues le faltaba la cabeza
dándole un aspecto
sepulcral y maléfico

Se teje la historia que fue un


curita de alguna parroquia
pueblerina, y en una de sus
correrías por los campos
evangelizando indiecitos,
éstos lo asesinaron por
robarse los vasos sagrados
con que oficiaba los santos
sacramentos.
Otras versiones dicen que
este curita se robó los vasos
sagrados, en una noche de
Navidad mientras celebraba
la Misa de Gallo, pues el
párroco principal,
aprovechando la presencia del nuevo cura, sacó una disculpa argumentada que tenía una
confesión en el campo, pero solo era una artimaña para visitar una mujer joven y rica recién
llegada a la parroquia. Dicen las malas lenguas que el curita superior, pasó la noche con esta
mujer, y por causa de ello se robaron los vasos sagrados, por lo tanto, el cura sin cabeza no es
quien cometió la falta de sacrilegio, si no el acto de lujuria. Desde entonces deambula por los
caminos pidiendo justicia y reclamando que le sean devueltos sus ornamentos y custodias
sagradas. Las víctimas más frecuentes eran los arrieros. En sus largas travesías con sus
recuas de mulas se lo encontraban en cualquier recodo del camino. Veían venir un fraile o
cura, de sotana negra y estola blanca, de estatura alta, pero le faltaba la cabeza El arriero
detenía el paso. El espanto se iba acercando y cuando estaba a unos diez metros de distancia
desaparecía. El arriero sentía un frío helado tratando de paralizarse. Luego continuaba su
marcha y unos pasos más adelante miraba hacia atrás y esto lo dejaba perplejo, pues el cura
había pasado y continuaba caminando. Otros dicen que el cura llevaba la cabeza debajo del
brazo envuelta en unas hojas sanguinolentas y amarradas con bejucos recogidos en el bosque.
En algunos pueblos llega hasta sus calles al amanecer cuando no hay luna, las recorre y luego
desaparece, pero hay de aquella persona que se lo encontrara, quedaba mudo, se paralizaba
por mucho tiempo.

EL DUENDE
Hoy son muchas las
personas que aseguran y
certifican la existencia de El
Duende en varios pueblos.
Afirman que suele aparecer
como un niño encantador
que les ofrece de hermosos
colores a las jovencitas que
deambulan solitarias por el
camino y cuando éstas las
van a recibir, las atrapa y las
rapta para poseerlas

Otros campesinos dicen que


es la figura de un joven de
mirada penetrante, atractivo,
con sombrero grande y
jugando con flores en medio
de los bosques siempre
buscando engañar a las
mujeres enamoradisas, las
chicas y a los niños lo que motiva que nunca o permanezcan solos y apartados de sus
familiares o conocidos. Versiones más atrevidas lo describen como un hombre corpulento,
cabezón y vestido de taparrabo, el cuerpo seco como las zarzas de los montes, se dice que es
capaz de remontar cumbres y lomas sin cansarse, vadear ríos tormentosos y luchar con las
tempestades, mover peñascos y resistir como las bestias. Al entrar en acción, crece de súbito
como los espinazos de los gatos. Acompañado de un bastón de oro que le sirve de apoyo en
los transes difíciles, como cruzar puentes, peñascos. Se dice que toma agua en una concha de
caracol,
Duerme en las puntas de las agujas, en los huecos de las tinajas, en los rincones oscuros.
Para seguir su elegida, vela en los pajonales, en los aleros de los ranchos, en el filo de las
sementeras.
Puede permanecer en los tejados, en la mugre de los gallineros, encima o detrás, abajo o
distante de los árboles desde donde vigila las mujeres que le gusta. Una mujer tocada por el
duende se torna irritable, sin sueño, inapetente. Comienza a perder peso. En ocasiones habla y
canta, reza y maldice. Llora por causa irreales o ríe ante sucesos funestos. Falta de memoria y
con la voluntad debilitada, olvida sus obligaciones, juega a la imitación, para terminar huyendo
a las serranías más altas, donde danza desnuda. En esta soledad acontece la posesión, entre
alaridos que estremecen. Las costumbres tradicionales afirman que si se quiere aplacar tantas
maldades hay que poner la contra, en ensalmo que lo destierre. Para ello basta con vestir la
escogida con un trapo rojo o colocar en el lugar de los acontecimientos un instrumento
melódico. Bautizar de nuevo a la que sufre, conjurar la vivienda; además puede también
ahuyentarlo el casamiento de la infeliz, lo mismo que pasarla bajo un anillo que haya llevado un
sacerdote, o darle tres tomas de agua bendita cuando corren las estrellas.

EL MOHAN O MUAN
Es mucho lo que la
imaginación popular haya
urdido sobre un personaje
monstruoso que para
diversas culturas o
subculturas se presenta de
tantas formas como
espectadores dicen
haberlo visto.
Se le describe como un ser
androide, muy corpulento,
con una abundante y
descuidada cabellera que
utiliza para cubrir gran
parte de su cuerpo. Su
cara es tosca y de miedoso
aspecto, sus frecuentes
griterías y risotadas han
sido el terror de los
hombres que trabajan en el
agua, como pescadores,
bogas y las lavanderas de ríos.

Los pescadores lo describen como un ser travieso, andariego, buscador de aventuras, maligno,
enredador y busca pleito con ellos, pues les desaparece sus pertenencias y les juega malas
pasadas y jugadas. A las mujeres se les presenta como un Sátiro engañador, enamorado y
sucio.
Este mito no es exclusivo de Antioquia, pues en otros departamentos se le conoce con otras
variantes como: Mohán de Yarumal, El Tigre Mono o Mohán del Tolima.
Uno de los mitos más tradicionales de Antioquia, y por eso no es gratis que se emplee esta
comparación para definir aquella persona grotesca y mal vestida con esta figura mitológica.
Los antioqueños no le decimos mohan sino el Muan de los infiernos. Se cree que son hombres
que viven en las cavernas a orillas de los ríos donde fumaban tabaco y se robaban a las
mujeres que más les gustaban cuando éstas iban a lavar la ropa a la quebrada razón por la
cual las debía de acompañar un hombre. Al Mohan se le define como un n ser de aspecto
monstruoso sin dientes y mirada horripilante, corpulento, una larga cabellera que le cubre la
mayor parte de su cuerpo, cara tosca y de miedoso aspecto repugnante.
Otras personas, sobre todo los pescadores de los ríos lo definen como necio, andariego,
buscador de pleitos y aventuras, maligno, enredador y busca pleito con ellos, mientras que a
las mujeres se les presenta como un sátiro, engañador enamorado y sucio.
Las mujeres le tienen el pánico, porque el decir de la gente sobre este personaje es que, es un
violador, un sátiro incorregible, persigue a las jovencitas que apenas están saliendo de la
pubertad, se las lleva para sus cavernas para acariciarlas y decirles cosas horribles, maliciosas
y obcenas. Algunos cuentan que en sus cavernas posee tesoros y guacas de oro pero que es
imposible llegar a ellas. Algunos cuentan que realmente no es mueco, que por el contrario,
tiene una dentadura en puro oro, que cuando abre la boca se ilumina la montaña.
Que su sed de niños es insaciable y que en su costal, caben todos los que él quiera llevar.

El GRITON
Es uno de los mitos
lúdicos, denominados así,
por su origen, su temática
y su función dentro del
marco cultural de la
sociedad. Se les dice
mitos lúdicos dado su
aspecto cómico,
chispeante, que los hace
propios de una finalidad
didáctica y moralizadora,
como las fábulas.

Del gritón, muchos relatos


dicen los que lo oyen, con
estentóreos y prolongados
gritos relacionados con los
sonidos onomatopéyicos
del oficio de la arriería.
Gritando, este duendecillo,
persigue por largos trechos a la recua; “Cantidad de mulas cargadas” a veces la adelanta, y de
repente vuelve a oírseles detrás, desorientando y metiendo miedo a los arrieros y despistando
sus voces de mando, que confunde la voz del arriero guía, con la voz del espanto. Otros
afirman haber visto su sombra, la de un hombre alto y delgado, cruzando a prisa de un lado a
otro del camino, para desaparecer luego entre los matorrales. No falta quien quiera hacerle otra
descripción: lo imaginan o lo ven, como un arriero cansado, que sentado en un altico, o
promontorio del monte a la vera del camino, se pone a gritar. Suele decirse que es el alma en
pena de un arriero, que deshace los pasos por todos los caminos que en la vida frecuentó, por
eso su presencia era frecuente en el mes de las ánimas del purgatorio. Mito lúdico o no, o de
naturaleza trascendente como encarnación de algún ánima en pena, es también para muchos,
paradigma de esa otra función mítica emparentada con el cuidado de la naturaleza, Mito-
Ecológico.
Así pues, muchos lo describen como el mensajero, con sus gritos, de borrascas, tempestades
e inundaciones. Los aullidos de los animales de la selva, el fragor y el restallar de truenos y
rayos en nuestras tempestades, el atemorizante rumor de un huracán, son efectos sónicos que
la imaginación de nuestras gentes tienden a identificar con la presencia de este mítico y
bochinchero ser. Por eso es muy frecuente oír a nuestros campesinos decirles a los niños:

-“No grite… No sea desobediente…Que se le aparece el Gritón.

El COSTALON…EL CHUCHO…EL COCO…EL CHUPASANGRE

Este es mito lúdico, se destaca por la gran mochila que porta, y que es su rasgo distintivo, nos
lo particulariza y hasta sugiere como un cansado y manso ser, ocupado únicamente de llenar
su costal y transportarlo.

El pueblo lo quiere imaginar, como un indeterminado personaje, cuyo único oficio o función
“ecología humana…?” es robarse para siempre y meter a sus costal a los niños malcriados o
groseros, a quienes transporta sin regreso a muy distantes comarcas.
En Antioquia cada región tiene su modo de identificarlo y como tal lo nombra, ya sea: El
Costalón, El Chucho, El Coco o El Chupasangre, siempre su fin es asustar, moralizar y
enseñar.
Hay de este simpático personaje tejidas y largas historias: se les dice a los niños, que de
repente aparece, los mete en su costal, los mete y se los lleva para la selva o para otros
lugares.
Quedan pues los nombres de: El Costalón, El Chucho, El Coco y el Chupasangre, como
sinónimos de un ser, o fuerza moralizante de la que todos hemos oído alguna pequeña historia
cuando éramos niños y que de alguna manera enrutó nuestras vidas por el buen camino.

El HOJARASQUIN DEL MONTE


Este selvático ser, como lo quieren representar nuestro pueblo, tiene su origen más
desconocido aún que los otros mitos. Para algunos es un ser mitad hombre, mitad caballo
como los clásicos centauros; otros lo quieren como un hipogrífo. Quienes más lo imaginan
androide o simiesco, con extremidades enormes y velludas. Algunos dicen que es un ser
musgoso del que
salen ramas y
hojarascas, de
patas velludas,
grandes y de pies
planos que
semejan
intrincadas raíces.

Se le supone de
comportamiento
raro y huidizo, y
más es
espantapájaros o
coco para asustar
a niños malcriados,
que ser con alguna
dosis de
malignidad.
Sus apariciones
son episódicas y
cortas sin ninguna
trama. Algunos
campesinos le
ponen algo de
jocoso al
Hojarasquín del
Monte, y por
ejemplo decían: ”
El Hojarasquín
depende de la borrachera que tengas, o de los árboles vistos a la luz de la luna”
Algunos le atribuyen a este simpático duendecillo, condiciones ecológicas y protectoras. Dicen
que deja huellas para guiar a quienes se pierden en el monte y poder encontrar el camino. Por
eso no dudamos en considerarlo como mito ecológico o naturista.

LAS BRUJAS
Las brujas son unas viejas horribles que visten trajes largos y destrozados; tienen ojos muy
rojos, cabellos desgreñados, nariz prolongada y puntiaguda y caminan encorvadas, como
dobladas por el peso de los años, acostumbran cambiar sus ojos por los de un gato o por los
de la lechuza con el fin de poder ver mejor; viajan de noche, principalmente los martes y los
viernes; nunca comen sal para poder volar.

Son muy amigas de Satanás y les place la hechicería, los filtros de amor y la magia negra;
gustan mucho de los hombres ya que son muy lujuriosas; hacen sus reuniones o asambleas
cerca de los lagos o en parajes solitarios, principalmente en aquellos donde abundan los
árboles cuyas ramas penden gran cantidad de melenas; su principal congreso lo realizan en la
noche del 31 de octubre, víspera del día de todos los santos, nunca se reúnen los domingos
porque es el día del Señor.

Las brujas suelen transformarse en aves nocturnas y pasan volando por los corredores y
techos de las casas, dando fuertes aletazos, riendo estruendosamente y lanzando gritos
agudos a manera de chillidos prolongados, y por lo general se anuncian con mucho ruido;
gustan de los niños recién nacidos y los roban para dejarlos en los montes; borran las señales
de los caminos, envolatan a los viajeros nocturnos, los pellizcan y cuando visitan a su hombre,
lo abrazan fuertemente, impiden su respiración y le hacen toda clase de maldades y
travesuras.

Las mujeres para volverse brujas compran una escoba negra en una tienda, la forran de negro,
la llevan a las doce de la noche en un punto del cementerio y en una bóveda vacía se mete en
ella con la escoba, por el término de dos o tres horas, después de ese tiempo la arropa con
género blanco, entra a la iglesia y con la escoba santiguan a Cristo nuestro Señor, se va para
la casa, arregla la cama con una sábana blanca y un almohadón con hilo de seda verde.
Se despoja de sus vestiduras, quedando desnuda completamente, prende una vela de la
Candelaria, que es la que nos ponen a tiempo de morir, enciende el pabilo de la vela y dice:
Asedrón, asedrín, príncipe del infierno, achendrán, gobernador dice ella y se tira el cabello,
oculto mi rostro para unirme con ustedes sin Dios y sin santa María.
Se tira en la cama, tiene un tabaco de la planta del Quereme, se liga con siete perfumes,
entonces se prende el tabaco del lado del revés, se fuma y desaparece.

Dicen que cuando las brujas van a emprender el primer vuelo se suben en el techo de una
casa, se montan en la escoba y pronuncian las siguientes palabras: No creo en Dios ni en
María Santísima, sólo creo en Satanás que es mi confidente. Le daban un talonazo a la escoba
y salen volando. “amiga navegante…si usted es aspirante a bruja, no vaya a hacer esto porque
se quiebra hasta las tetas”., consígase más bien una cometa con motor.

Las brujas o hechiceras no pueden morir hasta que haya otra mujer que las reemplace y
poderles dejar el cargo o sea la piedra de los siete lados que la bruja mantiene escondida
porque es la que le dice lo que tiene que hacer. Cuando mueren les chilla un lagarto o un zapo
en le estómago.

Para coger las brujas es de lo más fácil. Se coge un puñado de mostaza y riega por todo el
cuarto; por la noche viene la vagamunda y se hecha pañar y pañar frutas de mostaza, y cuando
está bien agachada se le tira el cinturón de San Agustín, y ahí mismito queda agarrada de
patas y manos. Cuando la tengas cogida, con el mismo cinto la amarras de la pata de una
cama, pero eso si; no le vayas darle un huevo con cáscara, porque lo rompe, se mete dentro
de él y se escapa.

Son muchas y muy variadas las contras para alejar las brujas como por ejemplo:
Colocar una escoba detrás de la puerta, poner las chancletas boca abajo y debajo de la cama,
mantener una flor de ruda en un bolsillo, hacer cuatro cruces en el suelo frente a la puerta,
poner debajo de la almohada ajos o flor de ruda, colocar los machetes en cruz y rezar el credo
al revés, colocar agujas en las puertas con las puntas hacia fuera, colocar un terrón de sal,
regar granos de mostaza, avena o arroz, colocar una pierna al revés, o cuando se le sienta,
lanzar una de las siguientes exclamaciones: “Domingo siete” “venga mañana por sal” 0
“Sábado María”.

Las brujas son tan maldadosas que como un virus se entran a los computadores para
enamorar a los navegantes. Es posible que cuando navegues leyendo esta página, veas una
bruja volando por toda la pantalla. Si esta noche sientes un peso sobre el pecho y crees que no
puedes respirar…¡Amárrese los calzones papá! Porque ya tienes novia pa’un buen rato.
Para liberarte de ella tienes que agarrarla y con un corcho taparle el respiradero al motor de la
escoba, así logras que la coja el día bregando a desvararse, de lo contrario….Felices
nocheeeees, mi Don.

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